domingo, 17 de agosto de 2014

GWHC02 La Amenaza del Cometa


A gran velocidad una cápsula circular  se adentraba en el espacio de un sistema solar de ocho planetas y una sola estrella amarilla. Su ocupante viajaba raudo en dirección al tercer planeta. Acorde con sus datos ese era el objetivo. Entre tanto, descansaba reclinado en su asiento y recibía por medio del sistema informático de su nave información acerca de aquel interesante mundo. Estaba bastante poblado y con mucha cantidad de recursos, era el planeta ideal para la conquista. Desde luego iba de camino al lugar apropiado. Y por lo que podía detectar en la distancia sus habitantes no parecía representar una grave amenaza. Al menos no todos.  De no ser así, ¿por qué habían fracasado en sus intentos de conquista al menos dos veces? Por si acaso convenía ser cauto, buscaría una zona poco poblada. Acorde a sus datos los sectores polares ofrecían mucho más abrigo a ser detectado. Comenzaría por allí. De todas formas se le habían adelantado demasiado y posiblemente aquellos tipos tuvieran la misma información que él en sus respectivas cápsulas. Lo mejor sería seguir sus rastros y estos se desviaban algo más hacia latitudes un poco más templadas. Pasó entonces cerca de un gran planeta con una enorme mancha roja. Debía de ser el mayor de este sistema. Después, tras dejar atrás una ancha banda de meteoritos, un planeta pequeño y rocoso de tenue tonalidad rojiza le hizo ver que se encontraba muy cerca. Poco tiempo más tarde se aproximaba a otro mundo. Éste parecía de color blanquecino y orbitaba  la meta del viaje, un hermoso planeta de color azul rodeado de nubes. La capsula entró en la densa atmósfera de ese planeta, la fricción calentó el exterior unos miles de grados pero aquello era lo normal. Enseguida atravesó esa fase y la temperatura decreció. Ahora los motores de la nave se encendieron para aminorar el aterrizaje. Éste se produjo con un gran estruendo cuando la cápsula chocó contra el suelo. En este caso una gruesa capa de hielo y algo de roca. Tras el impacto todos los sistemas parecían funcionar bien. Entonces la nave se giró para poder abrir la compuerta de acceso. El ocupante esperó pacientemente a que terminase la secuencia de apertura. Cuando por fin las luces del panel se encendieron en tonos verdes supo que era la hora. Con cierto esfuerzo, debido a aquel  largo tiempo enclaustrado, el individuo salió despacio de aquel pequeño habitáculo esférico. Era un placer poder estirar sus poderosos miembros, sus dos musculados brazos y  sus dos poderosas piernas y pisar tierra firme. Aunque tuviera hielo. La temperatura parecía ser muy baja para la media del planeta, aunque eso no le preocupaba. Había estado en sitios bastante peores. Una vez se hubo estirado y hecho algún ejercicio de calentamiento se colocó su monóculo visor y escaneó los alrededores. Enseguida los valores de aquel aparato se dispararon. Pudo detectar una serie de fuerzas bastante notables en las proximidades.

-Ya están aquí. Detecto sus energías. - Comentó como si alguien estuviese escuchándole.-

Él mantuvo la suya baja para evitar ser asimismo detectado. De todos modos le daba la impresión de que los habitantes de este mundo poseían una tecnología muy primitiva. Enseguida iba a averiguarlo. Empuñó su gran espada y se la colgó a la espalda, después se elevó perezosamente en la atmósfera de ese planeta, aunque densa, bastante menos que aquellas en las que él solía moverse. Eso le daba aún más ventaja.

-Esto será muy fácil.- Sonrió aquel tipo enorme, de largo pelo castaño oscuro. – No me llevará demasiado tiempo.

La alarma de la Masters Corporation se disparó. La joven empleada al cargo corrió a avisar a su jefe. Tocando a la puerta de su despacho, éste salió a su encuentro y ella le informó.

-Perdone doctor, pero la alarma de Hokkaido se ha activado. Ha detectado varias colisiones de lo que podrían ser fragmentos de meteoros.
-Que interesante, Mimette, - pudo responder aquel hombre, alto y de pelo albino, con gafas redondas en tanto que ambos se acercaba al despacho donde trabajaba su subalterna y él le preguntaba. -¿Puedes concretar su posición?
-Creo que en la isla de Rebun, cerca del estrecho de La Pérouse. - Replicó ella consultando sus datos en una pantalla de ordenador. -
-Transmite en cuanto puedas esa información a Masters, supongo que él querrá saberlo en Nueva York. ¡Ah! y notifícalo también a las sailors.  Ellas seguro que enviarán a alguien.
-Sí, doctor.- Asintió aquella  muchacha de pelo color entre naranja y oro añejo, ajustándose también sus gafas, tan redondas como las de su jefe, para acto seguido preguntar con amabilidad.- Por cierto. ¿Le apetecería un café? Voy a la máquina ahora.
-¡Oh, sí! gracias,- convino él que ya volvía a su despacho, a centrarse en algunos cálculos. -

La muchacha fue a la máquina de expresos en tanto usaba un teléfono cercano. Tras aguardar un par de tonos alguien descolgó.

-¿Dany?- Sí cariño, soy yo. No, nada, tienes que enviar un mensaje al grupo de las guerreras. Sí, ya sabes, la clave de siempre. No...No sé. Algo que deben comprobar. Sí, me lo ha dicho el doctor Tomoe. ¿Qué si es importante? Pues, ni idea. Bueno, debo dejarte, cielo. Ya nos vemos luego. Sí… tengo muchas ganas de ir al karaoke. ¡Adiós guuapoo!

Colgó el teléfono y una  vez provista de un par de vasos de humeante café regresó al despacho de su jefe…Nada más pasar le ofreció y el doctor, tomando uno de esos vasos, le dio un corto sobro.

-¡Vaya! Todavía está un poco caliente.- Comentó él, tras haberse quemado un poco.-
-Mire que es usted impaciente.-Sonrió Mimette reprobándole casi con afecto maternal.- ¡Cuántas veces le tendrá que pasar para que sople un poco antes de beber!
-Sí, soy un caso. Lo reconozco. Kaori siempre me lo dice.  - Admitió el aludido.-

            Eso le recordó algo a Mimette. Sabía que su jefe llevaba unos meses casado con su ayudante, la enigmática Kaori Night. A decir verdad, ella sabía perfectamente quien era esa mujer, pero como se había reformado (igual que la propia Mimette) lo mejor era dejar las cosas tal y como estaban. El doctor Tomoe no tenía ni idea de aquello dado que perdió su memoria. Pero su hija sí. Y hasta para la alocada ayudante saltaba a la vista que esa niña no podía ni ver a su ahora madrastra. Por ello y tratando de ocultar su preocupación, preguntó con jovialidad.

-¿Qué tal Hotaru?¿Va a venir a visitarle, doctor?...
-No lo sé. Andaba por ahí con sus amigas Setsuna, Haruka y Michiru. Ya sabes que se pasa mucho tiempo con ellas. Apenas sí la veo. Creo que se había ido a esquiar con ellas a Sapporo. - Se lamentó ahora, si bien no directamente sí en su tono.-
-Usted sabe que ella le quiere mucho. Siempre que puede viene.- Trató de animarle Mimette, dándose cuenta de aquello.- Seguro que no tardará.
-Te confesaré que para mí a veces es difícil.- Declaró Tomoe confesándole lo que ella ya sabía.- Después del accidente y la muerte de mi esposa. Bueno, de mi primera mujer, pues perdí gran parte de mi memoria. Apenas sí recuerdo más que retazos de los últimos diez años. A veces siento que me he perdido toda la infancia de mi hija, por no ser capaz de estar con ella. Y en que cierta manera, me lo reprocha.
-No piense eso. Hotaru le adora.- Le dijo su ayudante visiblemente entristecida para tratar de levantarle la moral con un tono más jovial.-  Y ese accidente no fue culpa de usted. Quédese con la parte buena. Ahora ella aprecia todos los momentos que pasan juntos…
-Si tan solo se llevase un poco mejor con Kaori.- Suspiró el profesor.- Aunque tratan de ocultármelo noto que entre las dos hay tirantez, pero no comprendo el porqué.
-Bueno, quizás sea debido a que Hotaru puede pensar que, de algún modo, ella está sustituyendo a su madre.- Especuló Mimette.-

            Aunque ella de sobra sabía el motivo, claro que no podía decírselo al doctor. De todos modos éste sonrió ahora. Cambió de tema para preguntar a su vez.

-¿Y cómo os va a Daniel y a ti?
-¡Oh! Estupendamente, gracias por preguntar. En cuanto acabemos el turno nos iremos por ahí.- Afirmó la alegre muchacha.-
-Eso está muy bien. Los jóvenes tenéis que divertiros. –Convino su interlocutor quien una vez pudo tomarse al fin la bebida, dejó esa conversación informal volviendo a centrarse en los asuntos del trabajo e indicándole a su ayudante.- ¿Pasaste el mensaje a las guerreras?..
-Sí, doctor.- Asintió la muchacha que, tras beber a su vez su café retornó a su puesto directa a comprobar sus cálculos.-

Las noticias en efecto llegaron al cuartel general de las sailors donde estaba Artemis quien de inmediato informó a las chicas. Las sailors del espacio interior estaban en Tokio en tanto que sus compañeras se ubicaban bastante más al norte, exactamente donde le dijeron al profesor Tomoe, en la ciudad de Sapporo. En efecto estaban esquiando allí durante unos días de vacaciones que se habían tomado. Aunque gracias a sus transmisores pudieron recibir la comunicación lo mismo que sus compañeras y charlar todas en línea. Gracias al visor de Ami y a una pantalla de plasma que tenían en el santuario Hikawa, pudieron ver a sus amigas las sailors del sistema solar exterior. La Guerrera Urano, una muchacha alta de corto pelo rubio ceniza y la Guerrera Neptuno, una elegante chica de media melena verdemar. La Guerrera Plutón, una joven alta y de tez algo morena, con un oscuro pelo de reflejos verdosos y la Guerrera Saturno, una chica menuda que no aparentaba más de trece años, de pelo moreno y ojos violetas

-Será interesante comprobar si esto tiene que ver con esas intrusiones que sufrimos anteriormente.- Comentó Usagi.-
-Quizás sean más de esos androides de los que Leval vino a advertirnos. ¿No creéis? - Inquirió Makoto con tinte inquieto.-
-Acorde a la información el radar no ha detectado objetos de gran tamaño, ni un número abundante de ellos.- Repuso Artemis.- Quizás tres o cuatro a lo sumo. Eso nos han notificado.
-Debemos ir a comprobarlo.- Afirmó Rei.-
-No creo que sea necesario que vayamos todas.- Declaró Usagi.-
-¿Estás segura?- Le preguntó Minako con evidente desconfianza para alegar.- No sabemos a qué podríamos enfrentarnos.
-Es verdad. Si es un enemigo poderoso deberíamos ir el grupo al completo para enfrentarnos a ellos.- Convino Ami.-
-¿Y si fuera una treta o una maniobra de distracción para alejaros de Tokio?- Preguntó una meditabunda Setsuna.-

            Las demás guardaron silencio ahora. Aquello era otra posibilidad. Fue su compañera Haruka quien inquirió.

-¿Has sentido algo en la corriente espacio- temporal?
-Esta vez no.- Negó aquella esbelta joven que parecía más adulta en apariencia que el resto, añadiendo.- No tiene nada que ver a cuando llegó ese Leval del futuro.
-Tampoco yo he notado que los mares se agiten.- Intervino Michiru.- El enemigo, caso de que lo sea, no parece demasiado importante.
-Bueno, pese a todo tengo curiosidad. – Comentó Haruka dirigiéndose ahora a Usagi para solicitarle.- Las exteriores podríamos ir a echar un vistazo.  Estamos mucho más cerca que vosotras de la zona y no creo que sea algo con lo que no podamos tratar.
-Y en caso de que lo fuera, siempre podríais venir las demás a reforzarnos.- Añadió Hotaru.-
-Espera, no creo que debas ir.- Comentó Makoto algo preocupada por ella.-
-Soy una guerrera más.- Sentenció aquella jovencita.-
-¿No ibas a ver a tu padre cuando volvierais ?- Preguntó Ami.-

            Hotaru suspiró, asintió admitiendo aquello, aunque enseguida respondió.

-Primero está mi deber como sailor guardiana. Y técnicamente hablando esta es una amenaza del espacio exterior, de modo que tengo que ir con mis compañeras. Si es una falsa alarma o el enemigo no es peligroso, nos dará tiempo de sobra para regresar en unas horas. Seguro que podré ver a mi padre…Y también a esa bruja.- Suspiró ahora con tono más débil y al tiempo lleno de desagrado.-

            Las otras no quisieron comentar nada acerca de eso otro. Era tema muy personal para su compañera. Fue Haruka quien propuso al resto para dejar aquello aparcado.

-Iremos nosotras primero. Para reconocer el terreno. Setsuna y tú podéis ir un poco después. Para hacer de enlaces. Si no hay amenaza real no será necesario que recorráis todo el camino.
-Será más prudente que vayamos todas a la vez.- Opinó Setsuna.-
-Eso estaría mejor. Los datos sobre la caída de ese objeto no son demasiado precisos. Entre cuatro podréis encontrarlo antes.- Convino Artemis.-
-Muy bien.- Asintió Michiru con el acuerdo tácito de su compañera Haruka.-
-Id con cuidado. Pese a todo no podemos confiarnos.- Les aconsejó Ami.-
-Informad tan pronto localicéis lo que sea.- Añadió Rei.- Estaremos listas para ir en vuestra ayuda.

Y así lo acordaron. De modo que, con gruesos abrigos y equipo para el frío, las exteriores dejaron el hotel alberge en donde se hospedaban y, tras alquilar un vehículo especial para moverse por la nieve, partieron de inmediato a un helipuerto cercano. Haruka pilotaría.

-Muy bien, siempre me encanta dar una vuelta en helicóptero. Suerte que masters nos proporcionase uno.- Comentó la joven.-
-Por suerte ahora no hace mucho viento, ni nieva. Cualquiera se sube a ese cacharro habiendo tormenta.- Afirmó Michiru.-

Al menos en eso, la climatología les acompañó. El cielo estaba despejado y apenas se movía el aire. Así pues el trayecto fue rápido y sin contratiempos. Al llegar, Haruka aterrizó en una zona nevada pero estable. Ella y Michiru se adelantaron. Irían hacia la fuente de ese impacto.

-Según las lecturas que hemos recibido debe de haber caído algo al norte.- Estimó Michiru.-
-Vosotras, por si acaso, id a reconocer la parte sur de la isla Rebun.- Les indicó Haruka a sus otras compañeras.-
-Antes de nada, transformémonos. Aquí no hay nadie que pueda vernos y de ese modo estaremos preparadas para actuar con rapidez.- Les sugirió Hotaru.-

            Así lo hicieron, y tras una coreografía de giros sobre sí mismas y luces de colores reaparecieron con sus uniformes de Sailors. Pese a esas minifaldas y esos corpiños que lucían ahora, no sentían apenas la gelidez ambiental.

-Recuerdo que las chicas nos contaron el frio que pasaron cuando tuvieron que ir a combatir a Metalia al polo norte.- Se sonrió Michiru.-
-¡Son muy delicadas, las pobres!- Rio Haruka.-

Sus compañeras se rieron también. Les gustaba hacer bromas con sus compañeras las guerreras del sistema solar interior. Aunque no estuvieran presentes.

-Bueno, manos a la obra.- Les indicó Setsuna.-

Las otras asintieron y se separaron para reconocer el terreno por parejas. Plutón y Saturno permanecerían por esa zona o se dirigirían al sur. Tras tomar direcciones opuestas a sus compañeras, Urano y Neptuno recorrieron la zona septentrional a conciencia pero no  encontraron nada anormal. A punto estaban de irse cuando la joven de verdosa melena sí captó algo en la lejanía.

-Mira Haruka. - Le indicó a su compañera señalando con su brazo acabado en un dedo índice extendido hacia la lejanía. - Parece humo.
-Vayamos a ver de qué se trata. - Replicó ésta -

Cuando ambas se acercaron lo suficiente tras caminar unos cuantos minutos pudieron descubrir un cráter abierto en el terreno, su profundidad era de al menos unos cinco metros y su diámetro de al menos veinte.

-Algo muy grande ha tenido que estrellarse aquí, y a mucha velocidad, para provocar esto.- Estimo Haruka.-

La Guerrera Urano decidió bajar a investigarlo aunque tuvo que escuchar la juiciosa advertencia de su compañera.

-Ten cuidado, podría haber algo ahí abajo.
-No te preocupes, Michiru, lo tendré. – Aseguró en tanto se aprestaba a descender despacio por las lindes de aquella hondonada. – Pásame un piolet y una cuerda.

Su acompañante así lo hizo. Tras perforar con la herramienta en el duro hielo, insertar unos clavos y pasar la cuerda por ellos, Haruka descendió despacio y entre tanto iba escrutando bien los alrededores. Al parecer, a poca distancia había una forma circular semienterrada en la tierra y el hielo. En cuanto llegó hasta ella pudo percibir que estaba caliente. Aquella cosa había debido de caer desde una gran altura. Tenía toda la pinta de haber atravesado la atmósfera. A buen seguro provenía del espacio exterior.

-¿Pero qué demonios es esto?- Se sorprendió la muchacha golpeando el casco de aquel aparato que produjo una clara reverberación metálica.
-¿Qué ocurre ahí abajo?- Se interesó su compañera con cierta prevención, para insistir.- ¿Va todo bien?
-Sí, no te preocupes.- Replicó Urano que ahora trataba de ver si aquello podía abrirse de algún modo. -

Pese a sus esfuerzos no parecía tener acceso al interior de lo que fuese aquello, de modo que juzgando que ya había visto bastante quiso subir. No le fue fácil pero finalmente ayudada por los tirones de la cuerda que dio su compañera llegó a la parte de arriba de aquel cráter y tras salir le contó a Sailor Neptuno.

-Parece una especie de nave de algún tipo. Ha debido de ser lo que se estrelló hace poco. Me recuerda al aparato del intruso contra el que tuvimos que luchar hará algunos meses, pero este da la impresión de ser un poco más grande.

            Su compañera lo recordaba perfectamente. En esa ocasión se trató de una especie de cápsula de unos tres metros de diámetro que se había  estrellado justo cuando ellas llegaron. Lo cierto es que eso no sucedió lejos de su presente posición, era como si aquel lugar atrajese ese tipo de visitantes no deseados. Aquella vez les sorprendió una especie de humanoide que portaba en su brazo algo similar a un fusil láser. Les atacó con él conminándolas a rendirse en nombre de alguien, un nombre que ahora Neptuno no recordaba, quizás el mismo que ese chico, el hijo del futuro de Bertie y Roy, les contase que había invadido la Tierra en su línea temporal. No obstante, ellas pudieron esquivar esas mortíferas ráfagas y con su contraataque, unido al de Plutón, acabaron ese individuo. Quizás ese tipo no esperase que fueran tan poderosas. Ahora bien pudieran haber llegado refuerzos. Deberían andarse con cuidado.

-¿Cómo se llamaba ese enemigo? – Le preguntó a su pareja.-
-No me acuerdo.- Afirmó asimismo Haruka, quien, pese a todo, añadió con más prudencia.-Deberíamos advertir a nuestras compañeras.
-Llamaré a Setsuna y a Hotaru. - Replicó su interlocutora. - Ya que hemos encontrado este objeto, no tiene razón de ser que sigan buscando en otra parte.
-No sé - Le cortó Haruka con gesto pensativo. - Una cosa es que hayamos localizado este aparato, pero lo que realmente me inquieta es saber si algo o alguien iba dentro. Y pudieran haberse estrellado más. El informe que nos envió Mimette hablaba de varios objetos detectados.
-Esta vez podrían ser una simples sondas de reconocimiento. – Contestó Michiru aunque de forma insegura. -
-No me lo parece, esta desde luego tiene una especie de ventana y por dentro aparenta ser espaciosa, al menos para que una forma de vida grande quepa en el interior. Es demasiado parecida a la otra vez.- Le rebatió su compañera. – No me da buena espina.

Pero ésta no parecía prestarle atención, en lugar de eso miraba al cielo sin moverse, cuando Haruka hizo ademán de imitarla también quedó paralizada por la sorpresa. Flotando a varios metros sobre ellas aparecían tres criaturas humanoides que asimismo las observaban.  Sailor Urano le susurró a su compañera.

-Al parecer ya hemos aclarado las dudas. Lo mismo que la otra vez.
-Pero estos son tres – Le recordó Michiru que, por si acaso se puso en guardia, gesto que su compañera imitó al punto. -

Aquel trío de seres descendieron suavemente hasta posarse en el suelo. No parecían preocupados ante la vista de esas dos humanas. Incluso parecieron conversar entre ellos en un lenguaje que a las muchachas les resultó desconocido. Uno  las apuntó con un extraño aparato que parecía una especie de tubo hueco. Ambas se tensaron a la espera de un ataque y Haruka pudo entonces exclamar.

-¿Quiénes sois? ¿Qué queréis?

Aunque para sorpresa de las sailors ninguno de esos seres replicó pero su aparato sí que emitió un extraño parpadeo verdoso. Esperándose lo peor retrocedieron unos pasos, previendo la descarga de algún tipo de energía y listas para invocar sus propios contrataques.

-Espera.- Le pidió Michiru a su compañera al percatarse de que no parecía que esos seres fuesen a atacarlas.-

 Haruka no las tenía todas consigo, y replicó.

-Mejor adelantémonos. Antes de que nos lancen algún tipo de proyectil o de energía con eso.

No obstante, nada de eso sucedió. Al cabo de unos segundos sin que nadie se moviera, aquellos individuos se aproximaron. Al acercarse más ofrecieron una mejor perspectiva. Dos de ellos eran muy altos, quizás sobrepasaban los dos metros. Tenían una gran cabeza en forma de pera, con unas bocas diminutas y ojos grandes y saltones, sin ningún rasgo de expresividad, con un par de brazos más alargados de lo normal y piernas robustas. El otro era algo más bajo, muy fornido, de un tono tirando a rosado y bastante ancho de hombros. Su cabeza era más pequeña, su boca algo mayor y sus ojos de un tamaño más parecido al humano. Estaba claro que eran alienígenas, aunque de lo que las chicas dudaban era de sus intenciones.

-No me gusta nada. Ese atuendo que llevan me es muy familiar.- Recordó Haruka a su compañera que ahora sí que asintió.-

Y es que los tres vestían una especie de peto blanco con hombreras alargadas y terminadas en pico y un protector que les cubría el abdomen y baja hasta su cintura, donde llevaban un curioso faldellín, que podía parecerse incluso a la falda del uniforme de las sailors, pero quizás estando compuesto por un material más rígido. Ambas chicas se miraron con expresión interrogativa en sus ojos y mantuvieron su posición de combate. Lo que quizás no esperaban era que el tipo más bajo se dirigiese a ellas hablando en su idioma.

-De modo que esto es el planeta llamado Tierra. Bien, bien. Espero que el traductor universal haya funcionado correctamente. -Remachó para sorpresa de sus oyentes, queriendo saber.- ¿Me habéis comprendido, criaturas?

Ninguna respondió y entre tanto ese alienígena extrajo una especie de monóculo de algún lugar del interior de su extraño peto. Ceremoniosamente se lo colocó ajustado contra su sien izquierda y pareció activarlo dado que inmediatamente emitió una especie de pitido y algunos extraños signos comenzaron a materializarse en su pantalla translúcida.

-Vamos a ver. - Añadió aquel ser ante los gestos de extrañeza de ambas mujeres, más cuando observó a Haruka, diciendo. - Fuerza de combate mil doscientas treinta unidades, no está mal. Veamos la otra criatura. - Giró su cabeza observando a una atónita Michiru. – Mil trescientas sesenta unidades. Su nivel supera con mucho la media de la especie humana. Deben de ser una especie de soldados.-Aseveró.-

 Y tras unos instantes de silencio acompañó ese último comentario de lo que pareció una sonrisa dado que hasta ahora las chicas jurarían que no había movido los labios, incluso que carecía de ellos.

-¿Quiénes sois?- Quiso saber ahora Michiru, a la que aquello, lo mismo que a su compañera, cada vez le gustaba menos. -
- Solamente somos una patrulla. - Replicó aquel ser que parecía divertido, cuando quiso saber.- ¿Acaso protegéis este planeta?
- Así es – replicó Haruka sin arredrase para añadir. - Somos las Guerreras de la Justicia. Otro de vosotros ya estuvo por aquí y le dimos su merecido. Os lo advierto. Si no os largáis sufriréis la misma suerte que vuestro amigo.

Pero ese individuo, lejos de contrariarse pareció complacerse aún más con la respuesta. Cuando se aproximó unos cuantos pasos moviendo su cabeza para sentenciar.

-Y seguro que os costó trabajo derrotarlo. Pues tengo malas noticias para vosotros, terrestres. Ese otro era un simple soldado. Nosotros no. Este planeta nos pertenece desde ahora y no tenéis el suficiente poder como para detenernos.
-Eso ya lo veremos. – Replicó Michiru que iba a invocar su ataque cuando aquellos otros dos aliens desaparecieron repentinamente de su vista. - ¿Dónde están?- Pudo preguntar realmente desconcertada. -
-¡Detrás nuestra! – Replicó Haruka que lanzándose contra su compañera la apartó a tiempo de la descarga de sendos rayos de energía que habían hecho esas criaturas contra cada una de ellas. -

Por suerte la guerrera de Urano reaccionó por pura intuición e instinto. De lo contrario la velocidad de esos individuos las habría tomado totalmente por sorpresa. Las dos Sailors rodaron por el suelo y se apartaron observando incrédulas como esos rayos provocaban una tremenda explosión al impactar contra los árboles y las rocas que alcanzaron. La devastación que produjeron era evidente. Ahora ambas se miraron y asintieron, no estaban precisamente indefensas y les tocaba el turno de demostrarlo.

-¡World shaking attack! – Invocó Urano.-
-¡Deep submerge attack! – Gritó a la vez su compañera. –

Al instante, dos portentosas bolas de energía, dorada una y verde mar otra, partieron rumbo a sus enemigos.  Estos asimismo se apartaron de sus trayectorias dejando que explotasen a su vez, arrasando parte del paisaje circundante.

-¡Vaya! Esto es muy interesante. - Exclamó el otro alíen quien ajeno a ese combate seguía consultando su visor, al parecer con gesto de incredulidad. - Sus ataques han subido por encima de las diez mil unidades de fuerza cada uno. No son tan débiles como parecían. Ya comprendo cómo debieron de acabar con ese explorador. Aun así, sigue sin ser bastante para vencernos. Incluso mis subalternos podrán fácilmente con vosotras. – Rio él, que no parecía tener intención de luchar. -
-Haruka, ¡debemos avisar a las otras! ¡Necesitaremos sus fuerzas! - Le urgió Michiru a su compañera. -

Sailor Urano convino en ello activando un transmisor que llevaba oculto, después espalda contra espalda, se dispusieron a prepararse para un nuevo ataque de sus enemigos…

-Solamente espero que no tarden mucho. Ya sabes cómo son cuando se ponen a hablar de sus cosas. No miran el intercomunicador. - Sonrió Haruka con rictus de preocupación pese a su pretendido sarcasmo.-

Entre tanto. A varios kilómetros de allí, las dos sailor estaban precisamente charlando. Setsuna estaba preguntándole con Hotaru.

-¿Qué tal con tu padre?
-Muy bien…es una suerte que esté trabajando para la Masters Corporation. Le dan bastantes días libres y podemos vernos más a menudo. Recuerdo que antes cuando investigaba apenas sí teníamos ocasión de ello. En fin, ahora la que está más atareada curiosamente soy yo.

            Su contertulia la observó solidariamente y esbozó una tenue sonrisa.

-Es bueno saber que tu padre está ahí, para ti. Me alegro.- Declaró Setsuna.-
-¡Ojalá todo fuera perfecto!. Pero está esa insidiosa de Kaori.- Repuso ahora con evidente disgusto la muchacha.-
-Vamos… ya no es esa persona, tienes que darle una oportunidad.-Le pidió su compañera con tinte conciliador.-
- Y se la estoy dando por ahora. Sigue viva, ¿no?- Contestó su interlocutora y era difícil precisar si de modo irónico o casi sentido cuando añadió.- No se podrá quejar, le hago ese regalo cada día que pasa.

            Setsuna movió la cabeza, sonrió ligeramente. Su compañera, a pesar de su corta edad, era bastante inflexible en ocasiones. Comprendía el porqué de sus recelos en este caso, pero aquello no podía ser bueno. Y eso que ya lo había hablado antes con Hotaru. La misma Kaori le pidió que tratase de mediar con la que ahora era su hijastra. Setsuna le prometió que haría cuanto pudiera. Pero esa cría no daba fácilmente su brazo a torcer. Lo cierto es que era difícil para ella, su padre, el doctor Tomoe, había rehecho su vida con otra mujer tras años de estar viudo. Quizás la niña hubiese podido encajarlo de haberse tratado de cualquier otra, ¡pero precisamente Kaori!, su antigua enemiga. La que tan malos ratos la hizo pasar. En fin, suspiró e iba a decirle algo a Hotaru al hilo de aquello  cuando recibió una llamada. Rápidamente reaccionó aparcando ese otro tema e indicándoselo a su compañera.

-Urano y Neptuno deben de tener problemas.
-Yo me encargaré. – Repuso la niña con expresión concentrada. -
-Iremos las dos. – Agregó Plutón. -

Aunque Hotaru negó con la cabeza. Declarando.

-Me basto yo sola. Debes ir a buscar a las otras sailors. No te preocupes, estaré bien.
-No sabemos cuántos enemigos podrán ser. - Insistió su interlocutora. - Voy contigo. No conviene  que nos separemos.

Comprendiendo que su compañera tenía razón Saturno cedió a ello y las dos se dispusieron a darse prisa para recortar la distancia que las separaba de sus amigas. Por el camino captaban los ecos de la lucha. Al parecer Urano y Neptuno se las estaban viendo con poderosos enemigos. Sus compañeras en efecto ya jadeaban por el esfuerzo. Aquellos dos tipos eran duros y esquivaban bien sus ataques. Hasta el momento ellas habían podido hacer lo propio. De todos modos esos extraños seres no daban la impresión de agotarse.

-Si no vienen pronto Hotaru y Setsuna lo pasaremos mal. - Pudo decir Michiru que trataba de respirar de forma profunda y  rápida, para tratar de oxigenar sus pulmones lo más deprisa posible.-
-¿Es que esto te parecía un picnic hasta ahora?- Se sonrió adustamente su compañera en tanto dedicaba su atención al adversario. Tratando a su vez de recobrar el resuello. – ¡Pasarlo mal, dices!…
-Me refiero a mal de verdad. - Jadeó la aludida, tampoco sin apartar la vista de sus rivales para admitir.- Me da la impresión de que, hasta ahora, esos tipos han estado jugando con nosotras. Puede que quieran comprobar hasta donde llegan nuestras fuerzas.
-En eso tienes razón. Y por desgracia, enseguida van a saberlo. No podremos resistir mucho más. - Convino Haruka ya más en serio.-

            Y justo entonces el que parecía el jefe intervino deteniendo el combate por unos instantes para declarar con suficiencia y algo de condescendiente sorna.

-Bueno, bueno. No ha estado nada mal. Debo reconocer que habéis luchado bien, para ser humanos, claro. Pero por desgracia debemos acabar con vosotros ya. No tenemos tiempo que perder.
-Por si no te has dado cuenta. - Le corrigió Michiru con tono algo reivindicativo e incluso admonitorio que a la vez buscaba ganar algo de tiempo. - Somos mujeres. Humanas sería el término más apropiado.-
-¿Mujeres?- Se sorprendió aquel extraterrestre que al poco añadió de forma burlesca. -¿Qué significa eso?- Y tras unos instantes en los que apreció consultar algo en su visor, añadió con tintes despectivos.- ¡Ah!, claro. Disculpad, olvidaba que vuestra especie es tan primitiva que aún tiene reproducción sexual.
-¿Pero qué dice ese idiota?- Replicó Haruka con toda la intención de que su adversario la escuchara. -
-Pues viene a decir que él no tiene sexo. - Le explicó Michiru. –
-No me extraña nada con esa cara. - Sonrió más ampliamente Urano. –
-No seas tan dura, para uno que no nos discrimina por eso.- Se sonrió a su vez Michiru, haciendo gala una vez más de bastante dosis de ironía en tanto intentaba recobrarse un poco del cansancio que ya la atenazaba.- No ha dicho nada de que seamos débiles mujercitas…o alguna estupidez así. Únicamente nos considera débiles humanos, punto.
-Sí, es un alivio. Está visto que a éste efectivamente no le podremos llamar machista. Solamente quiere matarnos, no discriminarnos. ¡Algo bueno tenía que tener!- Convino sarcásticamente su compañera que también luchaba por recuperar el resuello.-

No había terminado casi de decir aquello cuando los dos compañeros de su rival comenzaron a  acumular energía. Las sailors se temieron lo peor, se prepararon para cubrirse sin muchas esperanzas de que eso fuese a servirles de mucho. Aunque de pronto aquel tipo que parecía dirigir al grupo les hizo un gesto a sus secuaces para que se detuvieran indicando con algo de prevención, en tanto consultaba nuevamente su visor.

-Capto tres energías más, cerca de aquí. Una de ellas es bastante poderosa. Están muy cerca y se aproximan. Dos de ellas están a ciento veinte grados sureste de nuestra posición. Son las más próximas.
-¿Ha dicho tres energías?- Jadeó una agotada Michiru.-
-No me salen las cuentas.- Asintió la asimismo exhausta Haruka preguntándose entre respiraciones agitadas.- ¿Habrá venido alguien más?

Los otros dos aliens se giraron también, consultando sus respectivos monóculos hacia la dirección en la que estos les señalaban. No tardaron en ver aparecer dos siluetas similares a las de las terrícolas. Por fortuna para las sailors eran sus compañeras que llegaban en actitud de lucha. Tanto Setsuna como Hotaru exhibieron respectivamente su Cetro Granate, un báculo alargado terminado en un orbe cuyo color daba nombre al arma y su Lanza del Silencio, una vara rematada por dos poderosas cuchillas con forma de pinza de cangrejo, apuntando a esos extraterrestres.

-Fuerza de combate mil doscientas cincuenta unidades. – Leyó aquel tipo consultando su visor mientras observaba a Setsuna. - ¡Tres mil cuatrocientas treinta unidades! Exclamó ahora al dedicar su atención a Hotaru. ¿Cómo es posible?, ¡es una hembra más pequeña!
-No deberías dejarte engañar por las apariencias. - Terció Haruka algo más recuperada y añadiendo con patente alivio para dirigirse a las recién llegadas. - Ya os estábamos echando de menos chicas. Hemos tenido una tarde movidita. Estos tíos son como los ligones de bar baratos, no aceptan un no como respuesta.

Sus compañeras tampoco tuvieron tiempo de replicar a ese comentario, se vieron atacadas de inmediato por sendos rayos de energía de aquellas otras dos mudas criaturas. Al igual que habían hecho sus colegas, tanto Setsuna como Hotaru pudieron esquivar los rayos. Más bien hicieron girar sobre sí mismos respectivamente al Cetro Granate y a la Lanza del Silencio creando un movimiento de hélice con el que los desviaron. La sorpresa de aquellos aliens debió ser grande aunque por su ausencia de expresiones faciales no la demostraron.

-¡Dead Scream! – Replicó Setsuna pronunciando el nombre de su ataque con voz grave, para lanzar una enorme bola de energía. -
-¡Veinte y dos mil doscientas cincuenta unidades!, ¡cuidado!- Advirtió el líder a sus subordinados que esquivaron la gran bola.-

Aunque al parecer eso era lo que las sailors esperaban, sonriendo con cierta malicia fue Hotaru la  que ahora atacó con…

-¡Death Revolution!
-¿Quéee?- Pudo exclamar el líder extraterrestre consultando horrorizado su visor. – ¡Supera las  cuarenta y cinco mil unidades! ¡No puede ser!

Una tremenda bola de energía dio de lleno esta vez a los aliens que fueron arrojados contra el suelo, quedando al parecer en un pésimo estado. Aquellos dos no estaban ya en condiciones de seguir combatiendo. Así se lo hicieron notar las sailors a su jefe, más cuando fue la propia Hotaru la que le conmino sin contemplaciones apuntándole con su lanza.

-¡Ríndete o serás destruido!
-¡Ja!, ¡ja!- Pudo reír éste por toda contestación. - No te será tan fácil conmigo. Yo soy mucho más fuerte que esos dos inútiles. Soy el capitán de la patrulla exploradora del gran Gralas. No podréis vencerme.
-¿Gralas?- Se dijo Michiru en voz alta mirando a Setsuna y a Haruka, para añadir. - Juraría que escuché ese nombre antes.
-Sí, yo también lo creo. Pero ¿Cuándo? - Coincidió Plutón que, sin embargo, tampoco era capaz de recordarlo. -
-Aquel explorador. ¡Ahora me acuerdo! Citó ese nombre.- Les comentó Haruka con gesto atónito.- Lo que el hijo del futuro de Roy y de Bertie nos contó…era ese el nombre que no recordaba.
-¡Morid!- Exclamó entre tanto aquel tipo concentrando energía y lanzando un poderoso chorro contra las chicas.-
-¡Cuidado! - Advirtió Hotaru que apartó con celeridad a Setsuna de la trayectoria de aquel ataque, aunque ambas no pudieron evitar ser afectadas por parte de la ráfaga.-

Haruka y Michiru apenas sí pudieron echarse al suelo para eludir el resto de aquella energía que se estrelló a varios centenares de metros tras de ellas produciendo una explosión tal que hizo vibrar el suelo circundante, incluido el que las sailors ocupaban.

-Chicas… ¿Estáis bien?- Preguntó Michiru a sus compañeras sin recibir respuesta.-

Aquel extraterrestre reía ahora  apoyando sus manos en sus caderas en señal de triunfo.  Dos de sus enemigas estaban heridas, sobre todo Hotaru que, pese a proyectar su Escudo del Silencio no pudo frenar toda la potencia de aquella ráfaga que de otro modo hubiera sido mortal. La joven sailor se sujetaba el brazo derecho con el izquierdo, parecía sangrar profusamente y trató de levantarse a duras penas. Setsuna por su parte tenía bastantes moratones y sangraba a su vez por alguna herida superficial, pero parecía estar más entera.

-¡Maldito! – Espetó Haruka contraatacando de inmediato con casi todas las fuerzas que le quedaban.- ¡World Shaking!

            Pero he ahí que su rival no esquivó su bola energética, se limitó a pararla con ambas manos y a desviarla hacia arriba, hasta que ésta estalló inofensivamente en la atmósfera, iluminando el terreno circundante por unos instantes.

-¡Bah!, ridículo - Declaró aquel tipo con desdén.-

Setsuna mientras había alzado en brazos a Hotaru que parecía próxima a desmayarse y la dejó en una hondonada, protegida al menos de un ataque frontal. Su compañera tenía aspecto de estar grave. Deseaba atenderla de sus heridas aunque primero debían derrotar a su enemigo antes que pensar en otra cosa. Miró a Michiru y le hizo un gesto, la otra sailor pareció entenderla sin hablar. Plutón entonces elevó su báculo gritando.

-¡Ahora Neptuno! -

            Su compañera estaba a punto de lanzar su ataque contra el enemigo. Pero cuando éste iba a hacer amago de pararlo Setsuna gritó a su vez. Invocando su poder.

-¡Detente tiempo!

Todo quedó entonces inmóvil, salvo Plutón y su compañera. Michiru pudo avanzar hasta distancia de escasos metros de su oponente y allí descargar su ataque. Ella tuvo tiempo de apartarse rodando por el suelo y entonces  Setsuna reanudó la corriente temporal. Para aquel alíen las cosas fueron muy distintas. Sin darse cuenta de cómo, ni cuándo fue arrollado por el ataque de su enemiga y quedó herido de consideración al recibirlo a aquella corta distancia y con la guardia baja. Ahora fue Haruka la que llena de rabia se aproximó en un intento de rematarle cuando aquel ser, pese a todo le escupió.

-¿Creéis acaso que habéis ganado?- ¡Pobres ingenuas! Por desgracia para vosotras no estamos solos. Otro guerrero más llegó y no tardará en volver en cuanto perciba lo que está sucediendo.
-Acabaremos con él de la misma manera. - Replicó Urano sin arredrarse.- Ahora te va a tocar el turno a ti.

La guerrera era poco dada a esperar más. Por si un nuevo enemigo se presentaba. Ya estaba preparando su ataque otra vez cuando su oponente replicó casi divertido.

-Él es mucho más fuerte que yo. Idiotas. 
-¡Mirad!- Señaló al cielo Michiru, en tanto ayudaba a incorporarse a Setsuna, visiblemente debilitada por su esfuerzo anterior para detener el tiempo. -
-¡Oh, no!- Se estremeció Haruka dirigir la vista en esa misma dirección. -

Efectivamente, aquel guerrero había llegado, vestía una armadura similar a la de los otros pero tenía una apariencia totalmente humana de un individuo normal. Bueno, si se descartaba aquella enorme estatura, cercana a los dos metros y ese pelo castaño oscuro que se elevaba desafiando la gravedad como si quisiera agruparse formando extremidades lanceoladas. Sus dos piernas y brazos estaban extremadamente musculados y su piel tenía un tono moreno, como si hubiera recibido una buena sesión de bronceado. Otro detalle que no escapó a las chicas fue que parecía llevar enrollado una especie de cinturón de la misma tonalidad a la de su cabello. Aquel tipo se posó en el suelo a pocos metros de ellas y las sailors podían apreciar que parecía incluso atractivo, de mentón cuadrado, ojos castaños y expresión severa. Hasta jurarían haber visto esa cara antes, en alguna parte.

-Ahora estáis perdidas. – Sonrió con regocijo el alíen señalando a su compañero. – Su fuerza de combate es incalculable hasta para mi dispositivo.
-No puedo ni alejarme a reconocer el terreno sin que os den una buena paliza. - Sonrió el recién llegado con gesto despreocupado. Hablaba el idioma de las chicas sin dificultad en tanto analizaba con su visor a sus enemigas para decir.  - ¿Y por esta pequeñez me has obligado a regresar? Entre todas no suman ni nueve mil unidades.
-No te fíes, pueden modificar su fuerza de combate. Y no sé hasta qué extremos serían capaces de llegar.- Le advirtió su ahora inquieto colega.-
-¡Vaya una cosa! Lo mismo que yo.- Afirmó ese tipo con desdén.-
- A pesar de eso, casi habíamos acabado con ellas. - Pudo replicar su compañero, que trataba de arrastrarse hasta él para pedirle. - Ayúdame y entre los dos las barreremos del planeta. Luego será sencillo conquistarlo.
-¿Entre los dos?- Inquirió aquel guerrero con sorna para sentenciar. -¡No me hagas reír! Ya he averiguado lo que quería y no os necesito para nada.  ¡Adiós pandilla de inútiles!

Y ante la sorpresa y el horror de las sailors aquel tipo lanzó un rayo de energía contra su propio compañero reduciéndolo a cenizas. Extendiendo ambos brazos a los lados hizo lo mismo con los otros dos que estaban en el suelo. Las explosiones resultantes fueron tremendas. Dos enormes bolas de fuego iluminaron el lugar durante unos largos instantes. Todo el suelo tembló y el estruendo fue considerable. Y eso que aquel guerrero no dio la impresión de haberse esforzado en absoluto. Las chicas terminaron todas cuerpo a tierra, afortunadamente sin sufrir los efectos de esas descargas de energía. La Guerrera Urano fue la primera en recobrarse de aquello, dado que aquel rayo primero pasó muy cerca de ella y tuvo que arrojarse al suelo y dar varias volteretas para esquivar la explosión.

-¡Ha destruido a sus propios camaradas sin pestañear!- Exclamó sin poderlo creer. –
-Imagina lo que hará con nosotras si le damos la oportunidad. - Terció Michiru atacando de seguido a aquel nuevo y terrible adversario. - ¡Vamos al ataque!

Haruka se unió a ella y ambas bolas de energía convergieron en su rival, que no parecía hacer ni amago de apartarse. Al contrario, las miró fijamente y esbozó una amplia sonrisa. Para asombro de las guerreras detuvo ambas bolas con cada una de sus manos y las hizo estallar, recibiendo el impacto directo de ellas. La potencia de la explosión fue tal que todas salieron despedidas excepto Hotaru que se mantenía a cubierto donde Plutón la dejó. Pero tanto Michiru como Haruka, extenuadas ya y que  además recibieron parte de esta explosión como la propia Setsuna, debilitada todavía, apenas eran capaces de levantarse. Fue Plutón la que, algo mejor parada, apuntó a aquel lugar con su propio ataque y descargó el mismo contra el objetivo, cuando aún no se había disipado el polvo y los restos de cascotes de la explosión. De nuevo otro estallido de fuerza considerable resonó en aquel paraje, la joven cayó de rodillas apoyándose en su centro para tratar de levantarse.

-Espero que lo hayamos detenido con eso.- Susurró.-

Aunque para su horror, una vez disipados los efectos de esta última explosión, observó a aquel individuo que, incólume, las contemplaba sin alterar la expresión de su semblante, entre divertido y escrutador. Setsuna miró a su alrededor, sus dos compañeras más próximas eran incapaces de levantarse ya. Hotaru parecía estar también cada vez más débil. No había tiempo que perder. No tuvo más remedio que ser ella la que, incorporándose trabajosamente, elevase su cetro y volviera a gritar entrecortadamente por el agotamiento.

-¡Dead… Scream!

Otra esfera de luz escarlata partió rauda hacia aquel guerrero quien una vez más la recibió sujetándola ahora con ambas manos. Setsuna, ya doblando una rodilla en tierra por el agotamiento, pudo observar aquello, incrédula de lo que veía. Aunque para su asombro Hotaru pese a todo se había levantado y lanzó una nueva andanada con su ataque especial. Aquello sin embargo no pareció pillar  de sorpresa a ese tipo que al ver acercarse la otra bola de energía se limitó a arrojar la de Setsuna a su encuentro haciendo que ambas explotasen al encontrarse en el aire. Ahora fueron las sailors quienes resultaron más afectadas, todas cayeron nuevamente al suelo. La guerrera Plutón sin embargo seguía consciente. Apenas sí podía mirar impotente al resto de sus amigas que estaban tendidas, aparentemente sin sentido o pudiera ser que algo peor. Pero no tuvo mucho tiempo de lamentarse por ellas. Aquel guerrero caminaba hacia su posición con pasos amplios y seguros.

-No…no puede…ser.- Pudo musitar totalmente agotada. – No le dejaré…

      En un esfuerzo supremo de coraje y orgullo la muchacha se levantó una vez más usando su cetro y estaba a punto de invocar su poder especial de detener el tiempo. Aquello probablemente le costaría la vida en su estado, pero si alguna de sus compañeras pudiera atacar, al menos tendrían una oportunidad. O bien morirían luchando. Empero, aquel hombre fue más rápido que ella. Antes de que la sailor pudiera reaccionar su rival se limitó a agarrar el cetro de Setsuna y a arrebatárselo de sus debilitadas manos cuando con su voz grave y poderosa, ahora teñida de cierta preocupación e incluso diríase que respeto, la exhortó.

-¡Ya basta! Deja de jugar y cómete esto. Te ayudará.

La sailor no pudo ni replicar, notaba como la vista se le nublaba, perdía más sangre ahora por alguna herida que se le había abierto de resultas de las anteriores explosiones y estaba muy débil. No fue capaz de impedir que ese individuo la tomara en brazos y la depositase encima de un peñasco. Impotente, ella notó como el tipo aquel sujetaba su boca con una mano y le introducía algo con la otra. Quizás quería drogarla, o bien envenenarla. Intentó escupir aquello pero ese individuo le cerró los labios obligándola a mover la mandíbula en tanto la instaba con cierto tono entre resignado y algo molesto por su actitud.

-Mastica esto, no seas tan testaruda ¡maldita sea!

Setsuna no tuvo más remedio que hacerlo, masticó aquello, aunque ese sabor le era familiar. Para su propio asombro notó al momento una plácida sensación, una nueva fuerza invadía su cuerpo y la vigorizaba, de repente se sentía totalmente recobrada y pudo levantarse aún incrédula. Pero incluso entonces su instinto defensivo y su carácter de guerrera la impulsaron a recoger su cetro con ambas manos y a ponerse en guardia frente a su enemigo. Aquel hombre le dedicó entonces una mirada que incluso parecía inquisitiva. Podía ver a aquella mujer, totalmente despeinada, con el uniforme ensangrentado y hecho jirones enfrentar sus ojos a los de él. Sus labios carmesí se curvaban en una expresión severa y desafiante y en esos ojos granates que ella tenía dirigidos directamente a los de él, brillaban la determinación y el espíritu de lucha a partes iguales. Al mismo tiempo el pecho de la chica se elevaba y descendía rápidamente con respiraciones profundas preparando a aquel cuerpo femenino con una buena dosis de adrenalina para otro inminente combate. Aquel tipo sonrió con manifiesta satisfacción, eso le gustaba. Aquella mujer y el resto desde luego no eran lo que le habían dicho.  A él incluso le recordaban a las de su propio pueblo. Orgullosas guerreras que antes morirían que dar un paso atrás en una batalla o ser humilladas. Acorde con sus datos los humanos no eran así de valientes ni poseían ese espíritu combativo. Fue en aquel instante cuando un flash le vino a su cabeza, contemplando los ojos de esa guerrera, su rostro y su determinación le recordaban… Movió la cabeza como queriendo salir de aquella especie de trance. Pudo recobrarse y asintió con respeto, pudiendo decir a su adversaria.

-No quiero luchar contra vosotras. No he venido para eso.
-¡Eres uno de ellos! – Le acusó Plutón que no parecía creer en las palabras de su interlocutor.- ¿A qué has venido sino?
-Será mejor que les des esto a tus amigas o morirán. - Replicó él ahora con mayor sequedad. – Y yo en tu lugar me daría prisa…por lo que percibo en sus auras de energía no les queda mucho tiempo.

Dicho esto, extrajo una pequeña bolsa de un material similar al cuero de entre los pliegues de su armadura y se la arrojó a Setsuna. Ésta la agarró al vuelo. Ahora la muchacha estaba desconcertada. Plutón tuvo que admitir que aquel hombre la había salvado, de haber querido matarla lo hubiera tenido muy fácil. Asintió entonces despacio, estaba claro que no pretendía acabar con ellas. Así pues, con total seguridad y portando su cetro ahora en una mano se encaminó hasta Hotaru. La chiquilla estaba muy mal, apenas semiinconsciente. Setsuna se las apañó para arrodillarse a su lado y elevarle amorosamente la cabeza con una mano, abrirle la boca con la otra e introducir dentro una alubia. Luego,  tal y como hiciera ese hombre con ella, la ayudó a masticar aunque de forma más gentil. Después la dejó tendida lo más cómodamente que pudo y repitió la operación con Haruka y Michiru. Aquel tipo se mantenía algo alejado, la observaba con visible interés cruzando sus poderosos brazos a la altura del pecho y con un pie sobre una peña. Parecía no poder creer el cambio que se había operado en esa mujer, de adoptar una pose tan combativa y rezumar fuerza y agresividad a ese modo tan dulce, maternal incluso, de tratar a sus compañeras caídas.

-Eres muy valiente. ¿Cómo te llamas?- Quiso saber él. –
-Soy la guardiana del Portal del espacio- tiempo y protectora del Sistema Solar exterior, guerrera y princesa de Plutón. - Replicó serenamente ella que dedicaba más su atención a la recuperación de sus compañeras que a la charla con ese extraño. -

Afortunadamente aquellas alubias hicieron su deseado efecto, tanto Saturno, como Urano y Neptuno, recobraron la consciencia y se levantaron. Al principio lo hicieron despacio, pero luego con más celeridad según se percataron de que estaban totalmente recuperadas. Al momento descubrieron a su enemigo y se dispusieron a ponerse en guardia, pero fue la propia Setsuna quién las disuadió con un gesto de su mano derecha, en tanto empuñaba su cetro con la izquierda.

-¿Quién eres?- Le inquirió Haruka a aquel extraño, no con precisamente buenos modos. -¿Qué quieres?
-De nada… – sonrió adustamente él tiñendo su respuesta con evidente sarcasmo. -
-Por lo que a nosotras respecta sigues siendo un enemigo. – Declaró tajantemente Michiru uniéndose a su compañera. –

Aquel gigante pareció suspirar largamente como si tratase de reunir una buena dosis de paciencia para al fin replicar.

-Si fuera vuestro enemigo estaríais reducidas a polvo en lugar de lanzando bravatas.
-¿Quieres apostar? - Replicó Haruka esbozando una media sonrisa.-

Y Urano se puso de nuevo en guardia, secundada por Michiru y Hotaru que incluso apuntó a aquel tipo con su recobrada Lanza del Silencio.

-¡Ya basta! - Terció enérgicamente Setsuna para sorpresa de sus propias compañeras. -

Aunque el grito de Plutón no llegó a tiempo para detener a Hotaru  que ya se había abalanzado sobre ese individuo esgrimiendo su lanza. Eso sucedió a velocidad vertiginosa. Apenas sí pudieron seguirlo con la vista. Sin embargo, para asombro de todas, él la dejó llegar y con una velocidad inaudita desenfundó una gran espada que llevaba a su espalda para detener esa acometida. Cuando ambas armas chocaron se escuchó una especie de tañer y saltaron chispas. Hotaru se replegó dando una voltereta sobre sí misma para caer de pie a un par de metros apuntándole con la lanza y su oponente cruzó la espada que portaba sobre  su pecho en posición defensiva en tanto sentenciaba.

-Ten cuidado con eso niña, o te harás daño.  He dicho que no quiero pelear contra vosotras. – Y para subrayar aquello  volvió a envainar su espada. -
-Soy la guerrera de la destrucción y del cambio, Sailor Saturno. - Replicó altivamente ella, enfrentando sin pudor sus ojos violetas a los de él. -

Sin embargo, Hotaru relajó su guardia y pasó a usar su lanza como báculo. Tanto Haruka como Michiru también desistieron de su actitud ofensiva y se dieron a conocer a su vez, en tanto Setsuna se encaraba con aquel hombre preguntando.

-¿Y quién eres tú? Nosotras ya nos hemos presentado.  Y seas amigo o enemigo, no es de buena educación no hacerlo.

Aquel hombre pareció convenir en ello asintiendo para responder.

-Soy un guerrero del espacio. Me llamo Lornd, de la estirpe Deveget y soy el rey del planeta Nuevo Vegeta.

Las sailors se miraron asombradas. ¡Ahora recordaban! Más, cuando ese hombre añadió.

-Vine con esos tipejos de Gralas porque estoy en una misión, pero no en la de conquistar este planeta, lo que deseo es encontrar a alguien.
-¿A quién? – Quiso saber Michiru. -
-A otro saiyajin, que, según mis averiguaciones debe de estar en este mundo. Si vosotras sois las protectoras de este planeta es casi imposible que no sepáis de su existencia.
-¿Y quién no nos dice que vienes aquí para matar a ese otro guerrero y nos has perdonado la vida para que confiemos en ti y te digamos dónde está?- Argumentó Haruka con patente desconfianza. -
-Es cierto. Nadie os puede decir lo contrario.- Concedió Lornd, que sin embargo, rebatió. – Aunque para mí no sería difícil sentir su fuerza. Tarde o temprano le localizaría, con o sin vuestra ayuda. Si lo conocéis sabréis que debe de tener una energía inmensa.
-Posiblemente, de existir un guerrero así en este mundo, su energía podría ser incluso mayor que la tuya. - Intervino Michiru casi a modo de pulla. -
-Posiblemente sí. - Asintió su interlocutor sin verse afectado por ello. - Pero me gustará comprobarlo, igual que hice antes con vosotras.

Eso provocó las miradas de asombro e incluso desaprobación de las guerreras.

-De modo que estabas pasando el rato con nosotras, por decirlo así.- Le recriminó Setsuna.-

 Lornd sostuvo su mirada sin amilanarse y pacientemente explicó.

-Quería saber si realmente en este mundo había guerreros poderosos. Eso explicaría el por qué Gralas está tan obsesionado con destruir este planeta.
-¿Quién es ese tal Gralas? Creemos haber escuchado ya ese nombre. - Quiso saber Plutón, ahora con visible curiosidad, al igual que sus compañeras. -
-Supongo que hace poco debisteis de destruir una especie de fuerza expedicionaria suya.- Conjeturó el guerrero, que les dio una pista decisiva cuando agregó. - Una lluvia de meteoritos.
-Roy y los demás nos contaron algo similar. - Concedió Haruka en tono reflexivo para añadir sorprendida, como si encajase las piezas. - Entonces, aquello fue un intento de invasión.
-Y antes de eso acabamos con otro de esos tipos. Uno que dijo ser un explorador de ese Gralas.- Le contó Michiru.-
-Sí, efectivamente. - Le confirmó Lornd que pasó a explicar, con toda la atención de las chicas puesta ahora en él. -  Su plan era lanzar un grupo expedicionario dirigiendo a unas poderosas máquinas de guerra, todo ello transportado por naves que parecieran asteroides, una vez aquí desembarcarían y se apoderarían de este mundo. Según los informes que manejaba ese tirano la resistencia sería mínima, pero sorprendentemente sus tropas fueron derrotadas. Eso le enfadó bastante. Decidió enviar una avanzada, pero esta desapareció sin dejar rastro. -Y entonces se señaló a sí mismo para reivindicar.- Desaparecieron por cortesía de quien os habla. Así que ese desgraciado quiso mandar a esos tres tipos contra los que luchasteis y a mí. – Aclaró para remachar. - Debíamos de informarle para preparar el terreno, y quizás pedir refuerzos, ya no estoy al corriente de más.
- Parece que el tal Gralas no te inspira mucha simpatía.- Comentó agudamente Haruka.-
-¿Y cómo se explica que tú vinieras con ellos y luego les destruyeras?- Le inquirió  a renglón seguido Setsuna ahora con cierta severidad en el tono. -
-Logré infiltrarme en sus filas haciéndome pasar por un mercenario de los muchos que esa sabandija contrata. Creedme, tengo muchas cuentas pendientes que saldar con él. Pero no sé exactamente dónde está. Hace sus operaciones recurriendo siempre a intermediarios. Además, al saber de la derrota de sus tropas, supuse que sólo unos guerreros muy poderosos podrían haberles vencido. Por ello quise ver como luchabais. Podría tratarse de vosotras o bien de alguien más. Y dado que las fuerzas que envió Gralas eran mucho más poderosas que esos tres con los que habéis combatido ahora debo deducir que existen guerreros más fuertes que vosotras en este mundo. ¿Me equivoco?
-No, no te equivocas. - Tuvo que admitir Setsuna que ahora parecía satisfecha con aquella explicación. -
-Entonces  confiad en mí si os digo que es muy importante que localice a esos otros guerreros. Lo que tengo que decirles no puede esperar. – Remachó él.-

Tanto la guardiana del Tiempo como el resto se miraron sin saber qué hacer. Pese a tanta explicación sus recelos persistían. Todo podría ser parte de algún elaborado plan. ¿Y si le desvelaban a aquel tipo el paradero de Roy y era una trampa? Pero, ¿y si les había dicho la verdad y la suerte de la Tierra dependía de que ese saiyajin estableciera contacto con ellos? Aunque Haruka y Michiru no las tenían todas consigo. La propia Setsuna dudaba tratando de decidirse, estaba pensando en una conversación que mantuvo con Usagi, mejor dicho, con la propia reina Serenity, pues en calidad de ella le habló. Aun así no sabía si su soberana se refería a esa situación. Tanto ella como las otras se miraban confusas, aunque sorprendentemente fue Hotaru la que clavando sus ojos en los de aquel hombre, que le sostuvo la mirada sin vacilar, sonrió débilmente y declaró.

-Creo que podemos confiar en él.
-¿Estás segura de eso, Hotaru? – La interrogó Urano con visible resquemor. -
-Nunca se puede estar del todo segura. – Opuso enigmáticamente su interlocutora, aunque añadió. - Pero no pienso que sus ojos me engañen.

Lornd inclinó levemente la cabeza en señal de gratitud. De tal modo que aún les reveló algo más.

-Lo único que sé es que, si fracasaba ésta avanzada, Gralas había dado órdenes de una acción más contundente contra este planeta.  Cuando estos individuos no le informen en el plazo acordado supondrá que han sido eliminados y pondrá en marcha esa fase de su plan. Por eso es fundamental que pueda localizar a esos guerreros protectores de este mundo lo antes posible.
-¿Qué plan? - Se interesó Michiru. -
-No lo sé. Ese es el problema, hubiera querido que estos tipos me lo hubieran dicho.- Se lamentó Lornd pensando que quizás actuó de forma muy impulsiva al liquidarlos. – Debí sonsacarles…
-Y quizás no matarles cuando no podían defenderse. Eso no parece muy honorable que digamos.- Le acusó Haruka.-

            Su interlocutor no dijo nada, durante unos instantes guardó silencio. Aquella situación parecía tensarse por momentos. Aunque al fin, él admitió.

-No, no fue honorable. Tienes toda la razón. Pero créeme cuando te digo que esos miserables no merecían ser tratados con honor. Les he visto hacer demasiadas cosas terribles como para ser ajusticiados.
-En eso seguro que estamos de acuerdo.- Concedió la guerrera Urano.-
-Y en cuanto a mi pregunta. ¿Qué podríais decirme?- Insistió él.-
-Nosotras podemos regresar a nuestra base, pero los que tú buscas viven mucho más lejos de aquí. - Le dijo Setsuna al fin. -
-¿Podrías llevarme ante ellos?- Le inquirió el guerrero. -
-Sí- replicó ella, objetando. - Aunque tardaríamos bastante.
-No lo creo si usamos mi cápsula - Dijo él metiendo una de sus manos y activando algo oculto bajo su armadura. -

Al instante aquella gran bola que Haruka había visto semienterrada vibró y se elevó de la hondonada hasta acercarse flotando a unos pocos metros del suelo. Entre tanto aquel guerrero parecía estar ajustándose su cinturón.

-Disculpadme un momento, llevo muchas jornadas entumecido.- Les pidió él. -

Para sorpresa de las chicas lo que antes habían tomado por un cinturón se desató solo y se elevó en el aire yendo a colocarse en la parte trasera de la espalda de aquel tipo. Fue Hotaru la primera en advertir con cierto asombro.

-¡Vaya, que cola tan grande!

La expresión de sus compañeras fue digna de verse, mirando a Saturno entre el rubor, la sorpresa y la incredulidad. La guerrera Urano como siempre hizo alarde de sus cáusticos comentarios sobre según qué materias cuando declaró divertida.

-Pensaba que cuando se hablaba de cola en los hombres la gente se refería a otra cosa.
-¡Oh, cállate Haruka!, siempre estás con lo mismo. – La cortó Michiru que no parecía muy propensa a continuar por ahí. -
-A mí me parece bonita. – Rio ésta, satisfecha del efecto de sus palabras.  -

El saiyajin las miró con extrañeza para preguntar a su vez.

-Veo que los humanos no tenéis cola. Al menos las hembras. ¿Me equivoco?
-Bueno, los varones sí que tienen, pero no creo que las de ellos sean como la tuya.- Añadió Urano a la que todo esto le parecía campo abonado para continuar con su chanza. -

Lo que la dejó pasmada fue la réplica de aquel hombre, que contestó de modo indiferente.

-En mi mundo tanto varones como hembras tenemos cola. Es una parte muy importante. La usamos a menudo.
-Eso sí que me gustaría verlo. – Susurró Haruka a Michiru que ahora sí se sonrió divertida. -
-Es más – sonrió el saiyajin, desvelando. - Antiguamente era nuestro punto débil. Si a un guerrero del espacio le agarraban la cola perdía toda su fuerza.
-¡Pues en eso sois igualitos a los hombres de aquí! – Rio Michiru. –

            Haruka se tapó la boca para no estallar en carcajadas, aunque Setsuna no alteró su expresión de seriedad. Hotaru por su parte sonreía sin saber muy bien de que iba todo aquello. Y por si fuera poco, ese guerrero tomó la palabra para añadir.

-Ya superamos eso hace tiempo. – Afirmó orgullosamente Lornd que incluso les ofreció con total naturalidad para mayor rubor de todas. - Podéis agarrarme la mía y veréis como no pasa nada.
-Mejor no, pero gracias. – Pudo replicar Haruka dándose la vuelta para no troncharse de risa allí mismo. -
-Yo sí que quiero probar. – Intervino inocentemente Hotaru quién por mor de su edad no seguía aquella conversación del mismo modo que sus compañeras o  quizás el mismo saiyajin. -

Aunque fue Setsuna la que cortó el paso a la chiquilla para decir con un tono más serio, tratando de superar el rubor que ahora la embargaba.

-Ya basta de tonterías. Tenemos una misión urgente que cumplir. Ya te he dicho que yo iré contigo, pero dime, saiyajin, ¿Podremos irnos en esa bola? - Quiso saber ella apuntando a aquel artefacto que, para asombro de las chicas se había colocado sobre sus cabezas a pocos metros de altura.

Lornd, observando los gestos de sorpresa de sus interlocutoras, les explicó en tanto volvía a enroscar su cola alrededor de la cintura.

-Esa bola, como tú la llamas, es una cápsula Inter espacial. Tiene capacidad de sobra para un ocupante, aunque en casos de emergencia pueden caber dos.
-¿Y cómo?- Se interesó Haruka.-

Y Urano esbozó una sonrisa que parecía algo pícara, más cuando el saiyajin replicó dirigiéndose en este caso a Plutón con tono resignado.

-Deberé llevarte sobre mis rodillas.
-¡Oye!, ¡esa sí que es buena! – Rio de nuevo Haruka agregando divertida. - Me gustaría ver como Setsuna se sube en las rodillas de un hombre. Sobre todo de uno con esa gran...cola.
-¡Soy una guardiana del portal espacio temporal, de sus altezas el Rey Endimión, la Reina Serenity y la Pequeña Dama! ¡Soy la princesa Plutón! ¡No una niña pequeña!- Replicó envaradamente la interpelada que no parecía nada interesada en aquella forma de viajar. Aunque dirigiéndose hacia Saturno rebajó aquel cortante tono que había empleado por otro más suave al añadir.  - Te suplico que no lo tomes por una ofensa, Hotaru.

Ésta negó con la cabeza de modo imperturbable no dándose por aludida, mientras Lornd replicaba también con tono orgulloso.

-¡Y yo soy el rey de los saiyajin!, ¡descendiente directo del gran rey Vegeta! No sirvo de sillón para cualquiera. De todos modos, el viaje será breve, este planeta es pequeño. Y lo que está en juego es más importante que tus reticencias o las mías.

Aquello pareció convencer a Plutón que asintió. Lornd entonces sacó una especie de mando a distancia de su armadura y oprimiendo un botón hizo que una portezuela de la cápsula, hasta entonces oculta a la vista de todos, se abriera. Él levitó hasta arriba y antes de entrar le ofreció a su compañera de viaje.

-¿Necesitas que te suba hasta aquí?

Por toda réplica la aludida dio un salto tan elegante como felino y ascendió justo hasta la apertura. Quedando en equilibrio con un pie sobre  el marco de la entrada y apoyando su cetro en el interior de aquella cápsula. El saiyajin asintió con aprobación en tanto la sailor se dirigía ahora a sus compañeras.

-Volved  a la base e informad de esto a las otras. Deben saberlo. En cuanto podáis reuniros con nosotros.

Las demás asintieron y comenzaron a alejarse de allí sin mirar atrás. Lornd mientras le pidió a la guerrera.

-Con tu permiso. Debo entrar.

Setsuna pudo apartarse lo justo para que su compañero se introdujese en la pequeña nave y cuando él se sentó ella tuvo que hacer lo propio sobre sus rodillas. Al tomar contacto la muchacha sintió que aquellos muslos desde luego parecían de acero. Su peso no debía de significar para aquel guerrero lo más mínimo. Lornd desde luego la sentía ligera y suave al tacto y notaba asimismo el tibio calor que ella desprendía. Sin turbarse lo más mínimo por ello cerró la puerta de la cápsula y preguntó.

-¿Preparada? Vamos a acelerar.

Por toda respuesta, ella asintió y él puso en marcha aquella nave que, en escasos segundos aceleró a una enorme velocidad. De ese modo sería cuestión de pocos minutos el atravesar el océano rumbo a su destino. Ambos eso sí, iban guardando un incómodo silencio. Setsuna recordaba ahora las conversaciones que mantuvo con Usagi. Una de ellas fue en la fiesta de bodas de sus amigos…Ella charlaba con Haruka, Michiru y Hotaru, así como con el padre de ésta última, el doctor Tomoe. En ese momento Usagi las saludó de forma jovial. Tras alegrarse por ver al doctor se dirigió a Plutón y le pidió.

-¿Tienes un momento, Setsuna? Me gustaría hablar contigo…
-Claro.- Concedió ésta.-

            Las dos se alejaron un poco del bullicio, fue Usagi la que comentó desenfadadamente.

-¡Esta fiesta es estupenda! Y me alegro mucho por nuestros amigos. Van a formar nuevas familias. Eso siempre es muy bonito.
-Bueno, ya os debe de quedar poco a Mamoru y a ti para hacer lo propio.- Se sonrió Setsuna.-
-No sé.- Pudo replicar su interlocutora poniéndose algo colorada.- Depende todavía de muchas cosas. Pero sí que nos hace mucha ilusión. Por cierto, ¿Has hablado con Chibiusa?
-Sí, hace un rato. Me alegré mucho de verla, ha crecido bastante.- Afirmó Plutón.-
           
            Usagi miró detenidamente a su contertulia y su rostro se puso algo más serio para comentar.

-¿Y tú? ¿Nunca te has planteado la posibilidad de formar una familia?

            Aquello tomó por sorpresa a Setsuna. Usagi sabía de sobra el cometido que ella tenía como guardiana del sistema solar y del portal Espacio- temporal. Aunque no estaba segura de sí su futura soberana llegó a sospechar alguna vez lo que sentía… Solamente esperaba que no. Aun así negó con la cabeza y contestó con tranquilidad.

-Mis funciones como guerrera no me dan la posibilidad de estar con nadie.
-Pero algún chico te habrá gustado. Bueno, quiero decir…supongo que te gustan los hombres, ¿verdad?- Inquirió su contertulia con cierta prevención.- Si te lo puedo preguntar…

            La guerrera Plutón se sentía algo violenta. No sabía el porqué de esa especie de interrogatorio. Quizás Usagi se hubiera pasado con el champán. No obstante, al oír hablar a su interlocutora percibía que no lo hacía de manera frívola. Desde luego que ese no era el tono que aquella muchacha emplearía para cotillear sobe chicos guapos ni nada parecido. Ahí tenía que haber algo más. Fijó la vista en su rubia contertulia y sus ojos se encontraron con los de ella. Entonces, de modo más grave y respetuoso, Setsuna preguntó.

-¿A dónde quieres ir a parar, Majestad? Te aseguro que nada de eso se ha interpuesto o se interpondrá jamás en mi misión.
-¿Y cuál es tu misión?- Le preguntó la aludida como si la ignorase.

            Aquello daba la impresión de ser una especie de prueba. ¿Acaso su interlocutora estaba esperando una determinada respuesta? En cualquier caso únicamente podía darle una.

-Lo sabes muy bien. – Contestó la interpelada con evidente malestar, a medida que explicaba.- Protegerte a ti, al rey Endimión y a la pequeña Dama vigilando el portal del espacio- tiempo. Aunque ahora esté sellado por el poder del padre Cronos, no se puede perder de vista.

            Su contertulia suspiró, parecía que tuviera que decirle algo muy importante y que estuviera reuniendo valor para hacerlo. De ese modo finalmente Usagi declaró.

-Su Majestad el rey Endimión, y yo, como reina Serenity, tenemos que pedirte un gran favor. Un grandísimo servicio si así lo prefieres. Es algo muy sacrificado, y que tampoco podrás comentar con absolutamente nadie, salvo con el rey y conmigo. Y nadie más. -Remachó con énfasis para luego matizar.- Al menos hasta que cumplas el encargo que tenemos que asignarte. Y será algo que te llevará mucho, mucho tiempo.
-El tiempo es algo que nunca me ha preocupado.- Sonrió débilmente la interpelada.- Y si es por el bien del futuro del Reino de neo Cristal Tokio, de la Tierra y del sistema solar, haré cuanto me pidáis. Mi propia vida está a vuestra disposición, si de eso se trata. - Aseveró con rotundidad.-

            Aunque para su sorpresa, aquella muchacha parecía volver a hablar como Usagi ahora, puesto que se rio llevándose una mano al cogote y exclamó.

-Bueno mujer… ¡No es para tanto! Te aseguro que no será ningún drama…

            La guardiana del tiempo la miraba con la boca abierta, estaba realmente muy desconcertada. No tenía ni la más remota idea de lo que sus soberanos pudieran pretender que hiciese. En eso que Mamoru se las unió. El joven saludó educadamente y una vez fue puesto al corriente de la conversación que las dos estaban manteniendo, declaró.

-Verás Setsuna,  lo hemos meditado largamente y en nuestra opinión eres la única cualificada para llevar a cabo esta misión con éxito.
- Como le he dicho a su Majestad la reina. Estoy a vuestra entera disposición.- Respondió categóricamente la sailor.- Mandad y os obedeceré.- Sentenció haciendo un amago de reverencia.-

            Enseguida sus contertulios la disuadieron de ello, Usagi incluso llegó a sujetarla de un brazo para que no se arrodillase…

-Eso no es necesario aquí. Estamos en la celebración de unos amigos.- Afirmó con voz baja.-
 -No te preocupes, Setsuna. Agradecemos como siempre la fidelidad y la entrega que demuestras en todo lo que haces por nosotros. Sin embargo, ahora no es el momento para informarte más sobre ello, ni darte detalles. Más adelante lo haremos. Solamente queremos que estés preparada.- Añadió Mamoru.-
-Siempre estoy lista a cumplir cualquier misión que me encomendéis.- Aseguró ella que enseguida quiso saber.- ¿Y cuándo deberé recibir instrucciones?
-Lo sabrás amiga mía, no te quepa duda. A su debido tiempo…como a ti te gusta decir. - Le sonrió Usagi posando ahora una mano en el hombro derecho de su contertulia con patente afecto.- Y como dice el rey. Muchas gracias por tu lealtad. Te aseguro que te apreciamos muchísimo.

            Setsuna asintió agradecida a su vez por aquellas palabras. No tenía idea de qué clase de misión podría ser la que quisieran encomendarle sus soberanos. En cualquier caso la desempeñaría lo mejor que supiera e iría hasta donde tuviera que llegar para cumplirla. Después de aquello, efectivamente se reunieron de nuevo. Y esta vez Usagi lucía como la reina del futuro, adoptando aquellas galas del Milenario de Plata. Mamoru a su vez vestía como su encarnación pasada de Endimión. La hicieron sentarse en un sillón, dentro de una estancia de inmaculadas paredes y suelo en aquel extraño espacio del Cielo que ese mago blanco les dejaba usar. Una vez reunidos, fue Usagi, o mejor dicho, Serenity, la que habló.

-Sabemos que dentro de poco un poderoso guerrero llegará a este planeta. La fuente de esa información es altamente confidencial. Aunque eso no te atañe. Solamente deberás creer en lo que te decimos.
-¿Es amigo o enemigo?- Quiso saber Plutón.-

            Entonces fue cuando sus contertulios intercambiaron unas miradas bastante significativas y fue Endimión quién le respondió.

-Bueno, eso en gran parte va a depender de ti. Serás la encargada de tomar contacto con él.
-Debo iniciar relaciones diplomáticas entonces. ¿Es eso?- Preguntó la joven tratando de comprender aquello.-
-Deberás hacer cualquier cosa que esté a tu alcance para asegurarnos su amistad. Es alguien de la máxima jerarquía. Nuestro igual.- Replicó Serenity haciendo extensivo el gesto a su pareja.- Y quisiéramos que tú estuvieras en disposición de garantizarnos una alianza con él y con su pueblo.
-Pero, mi reina. - Pudo replicar la atónita guerrera.- Lo mío no es la diplomacia. Mi misión es…
-Tu misión es proteger la vida y garantizar la paz en este sistema solar. – La cortó Endimión añadiendo con tono hasta solemne.- Consigue ganarte a ese hombre y habrás dado un gran paso para lograr cumplir tu cometido.
-De hecho, cuando ese momento llegue, te eximiremos de cualquier otra responsabilidad y labor que no sea esa. Contarás con absoluta libertad. Te damos toda nuestra confianza, Setsuna. Eres la única capaz de conseguirlo. Y créenos cuando te decimos que nos jugamos mucho. Tu misión será crucial para el devenir de las cosas y podría garantizar un futuro de paz para muchos mundos…

            Plutón se levantó entonces con la boca abierta. ¡No esperaba que su tarea llegase a ser tan trascendental! Asintió despacio y pudo musitar.

-Haré todo lo que esté en mi mano para no defraudaros. Tenéis mi palabra de Guardiana y de princesa Plutón…Aunque esto me resulte muy extraño.
- Lo comprendemos y agradecemos tu lealtad. Ten en cuenta que, de ahora en adelante, de cara a las demás guerreras y al resto de la gente, esta conversación jamás se ha producido. De hecho, oficialmente no tienes ninguna misión encomendada por nosotros y negaremos ante cualquiera el encargo que te hemos hecho. Lo mismo que tú deberás hacer. Solamente podrás hablar de esto con libertad cuando estemos a solas los tres. O cuando estés con uno de nosotros sin ningún testigo. Tendrás que ser muy discreta y controlar cualquier atisbo de emoción que pudiera traicionar tu cometido. ¿Lo comprendes?
-Sí, Majestades.- Afirmó ella con rotundidad.-

 Después de eso se separaron y no habían vuelto a hablar sobre el tema. Ahora comprendía a quién se habían referido sus soberanos. Meditaba sobre ello cuando se percató de que, quizás, no habían comenzado demasiado bien.

-Pese a que no me guste demasiado la idea. Tendré que ser más amable con este individuo.- Se dijo con resignación.-

Así pues decidió romper el hielo con una pregunta que parecía hecha o bien con ánimo de obtener información o bien por pura cortesía.

-¿De modo que esos visores que lleváis sirven para calcular la energía de un oponente?
-Sí, aunque no puedes fiarte a ciencia cierta.- Objetó él para explicar. - Hay seres, como por ejemplo, vosotras mismas o yo, que podemos regular a voluntad nuestra fuerza de combate o bien concentrarla. Eso es lo que esos idiotas desconocían.  Por ejemplo. – Explicó en tanto ajustaba el visor. - Ahora estoy comenzando a detectar varias fuerzas importantes en la dirección en la que vamos.

Setsuna no pudo dejar de pensar en que debían de tratarse de Roy y los otros. Eran tan fuertes que aun estando en posición de descanso deberían emitir una potencia considerable. Y si ese aparato era capaz de captar la de ella y sus compañeras sailors, ¡qué no haría con la de aquellos guerreros! La muchacha entonces se atrevió a solicitar.

-Me dejas echar un vistazo.
-Por supuesto.  - Concedió el saiyajin que le pasó el dispositivo instruyéndola a continuación. - Debes ajustarlo en tu sien, apóyalo con cuidado y cuando tengas el ojo en la parte central de la lente tocar el botón rojo que hay en el soporte. Así lo pondrás en modo escáner.  Hará un barrido automático de cualquier fuerza destacable. Yo lo tengo programado para que detecte fuerzas por encima de las mil unidades. Aunque, si te digo la verdad, no creí que las hubiera superiores en este planeta. No en tal abundancia, desde luego.
-No debes subestimar a los habitantes de la Tierra. – Replicó ella con patente satisfacción siguiendo mientras sus indicaciones. –
-Seguiré tu consejo.- Repuso él.-

La joven se colocó aquel aparato y para su asombro, una vez hizo lo que Lornd le decía, en un modo tridimensional aparecieron unos extraños caracteres en la pantalla de aquel extraño visor con forma de monóculo rectangular que bailaban a gran velocidad hasta quedar inmóviles. Después estos se empequeñecieron y otros caracteres similares repitieron la misma operación reduciendo su tamaño a su vez y colocándose encima de los anteriores. Ambos grupos de extrañas formas, similares a runas, tenían sendos triángulos apuntando al frente  con su vértice más alargado. Ella informó al guerrero de lo que había visto, él le pidió el aparato de vuelta. Setsuna se lo dio y Lornd, tras leerlo, le tradujo.

-Ha detectados dos grandes fuerzas. Veinte tres mil quinientas y treinta y dos mil setecientas unidades. ¡Vaya!. ¡Esto promete! Espera, otras tres más que superan las quince mil unidades han aparecido. No hay duda, deben de ser los que busco. Al menos mi objetivo debe de contarse entre ellos.

La cápsula recortaba los cientos de kilómetros de océano a gran velocidad, pronto éste quedó atrás y divisaron el continente americano. Viajando de oeste a este se aproximaban raudos hacia el objetivo. De pronto la nave se detuvo bruscamente cuando las fuentes del poder que les guiaba parecieron desaparecer.

-¡Qué extraño! – Se dijo el guerrero consultando su visor sin resultado. - Es como si se hubieran volatilizado.
-Lo más seguro es que estén distendidos y sus fuerzas hayan bajado. – Apuntó Setsuna que aprovechó para pedirle a su interlocutor. - Cuando les localicemos espero que no quieras montar una batalla campal para ver si son tan fuertes como te imaginas. Recuerda que vamos hacia una ciudad con millones de habitantes, no a una estepa desierta.
-No será necesario desplegar demasiado poder. – Fue la única y esquiva respuesta que recibió, aunque enseguida el visor se reactivó indicando un par de fuerzas que sobrepasaban las treinta mil unidades. - Las tengo – sonrió adustamente el saiyajin para de inmediato reemprender la marcha de su cápsula hacia aquella señal.- Marco rumbo de intercepción…

A cientos de kilómetros de allí, e ignorantes de la llegada de aquel guerrero, el grupo de Diamante, Zafiro, Nephrite, Ail, Tom y Roy jugaban entre ellos lo más parecido a un partidillo de baloncesto dentro del jardín de la casa de Roy y Beruche. Las chicas estaban sentadas cómodamente en unas sillas bebiendo refrescos y charlando animadamente. Entre tanto disfrutaban del espectáculo de ver a sus respectivas parejas, desnudos de torso para arriba, con pantalones cortos y luchando por la posesión de un balón. Era Cooan la que conversaba con su hermana Petz.

-Veo que Zafiro está muy cambiado, no sé, le veo jugar con su hermano y parece divertirse mucho, recuerdo que en Némesis era muy serio y apenas socializaba.
-¡Pues si vieras a Diamante ahora! – Terció Esmeralda con una gran sonrisa que traslucía lo feliz que parecía la muchacha. - Nunca le había escuchado hacer tantas bromas. Debió de pegárselo Roy.
-Sí, - convino Petz asintiendo con la misma expresión risueña. – Ahora parecen totalmente distintos, lo cierto es que todo el grupo está muy unido. - Remachó observando a los muchachos.- ¡Parecen unos críos!

Más concretamente observaron a Ail y Nephrite que, comportándose efectivamente  como si de niños se trataran, intentaban  quitarle el balón al príncipe de Némesis quién, riendo, se había puesto a emitir energía.

-¡Oye Diamante! – Le amonestó Nephrite simulando contrariedad. – ¡No puedes usar la técnica “Kaio Ken” para evitar que te quitemos la pelota!
-¿Y en qué parte del reglamento está prohibido usar esa técnica? – Quiso saber éste con expresión divertida.
-En la misma en la que no dice nada de no poder convertirse en súper guerrero y yo no lo hago, ¡carota! – Le replicó Roy con la misma chanza. - Con tal de no pagar la cena, no puede ser que seas tan miserias.
-¡Eh! Mi hermano no está haciendo trampas. - Terció Zafiro para tratar de explicar. - Le está dando a este juego un enfoque diferente.
-Más como un entrenamiento. ¿Verdad?- Le secundó Tom que iba en el mismo equipo de los hermanos. –
-Ahí está. Parecido a cuando entrenábamos allí arriba. – Sonrió Diamante que ahora brillaba con un tono más rojizo cuando intentaba librarse del acoso de Ail que a su vez emitía una tenue aura entre azulada y verdosa. – Esto es lo que se llama un ejercicio de concentración y habilidad…
-¡Pues espero que no sea tan complicado como atrapar a Bubbles! - Se rio el alien.-
-Eso no fue tan difícil.- Rebatió Zafiro, alegando divertido.- Lo complicado fue golpear a Gregory con ese enorme mazo.
-¡Qué va, que va!- Se rio Nephrite afirmando a su vez.- Lo que más trabajo nos costó con diferencia fue reírnos de las bromas de Kaio.

            El resto asintió, tronchándose de risa al recordarlo. Aunque Roy, con tinte divertido en su voz, apuntó no sin sarcástico humor.

-Pues a mí me parecieron graciosas.

Los demás volvieron a celebrar esas palabras con más hilaridad. Las chicas por su parte atendían a esa conversación sin poder dejar de reír, pese a que no comprendieran del todo el alcance de esas bromas.

-Se pasan la vida hablando de sus entrenamientos en ese Rincón.- Comentó una risueña Petz.-
-Es cierto.- Convino Beruche añadiendo con jovialidad.- Roy no deja de contarme anécdotas de ese sitio. Tiene que ser muy divertido.
-No sé yo. Por lo que Nephrite me ha dicho de su maestro Piccolo, aquellas entrenamientos no lo eran tanto.- Matizó Amanda.-

Al oír eso, Ann acunando a su bebé debió de susurrarle algo a la pareja de Nephrite, porque ésta se rio con ganas. Esmeralda iba a decirle también algo a Bertie, aunque sonó el teléfono del interior de la casa y la anfitriona se levantó a contestar.

-Disculpadme un momento.- Pidió a sus amigas yendo a por el aparato.-

Cuando la muchacha descolgó se alegró al reconocer la voz de Ami.

-Ami-chan. ¿Cómo estáis?...nosotros…

 Sin embargo, su amiga la interrumpió con brusquedad, cosa muy poco habitual en ella. Y la sonrisa de Beruche pronto se apagó cuando la sailor le comunicó el motivo de su llamada. Desde el porche, Esmeralda fue la única en percatarse del súbito cambio de su expresión, cuando la vio colgar fue hacia ella.

-¿Va todo bien, Bertie?- Quiso saber con gesto extrañado. -
-¡Rápido! Tenemos que decir a los chicos que dejen de jugar y se preparen. – La urgió su interlocutora para asombro de Esmeralda. -

Pero aquello ya no iba a ser necesario. El mismo Roy pasó de sonreír a quedarse quieto y con gesto serio. El resto de los muchachos también. Habían sentido algo. Como un solo hombre el grupo miró al cielo, allí vieron pararse una especie de esfera metalizada. No tardó en abrirse una portezuela de la misma y pudieron observar dos siluetas, sobre todo una, apreciablemente más grande, descender hacia su posición.  Constataron que era un tipo enorme, tan alto como Diamante y más fornido que el propio Roy, con una larga melena de color castaño oscuro y una espada atada a su espalda. Descendió rápidamente en posición vertical, aterrizando con los brazos cruzados y observándoles sin pestañear apenas. A unos pocos metros de ellos.

-¿Quién eres?- Quiso saber Roy poniéndose en guardia, lo mismo que el resto de sus atónitos compañeros. –

Aquel tipo no respondió. Fue Diamante el que insistió aproximándose hacia ese extraño con tono entre prevenido y algo irónico.

-Oye amigo, estábamos disputando un partido. ¿Acaso quieres jugar con nosotros?

Aunque la respuesta le llegó de un alarmado Roy que le advirtió.

-Diamante, ¡Cuidado!

Antes de que éste pudiera reaccionar ese extraño ya le había propinado un manotazo que lanzó al príncipe contra los setos más próximos. Para horror de todos los presentes el agredido no daba muestras de reaccionar. Su hermano Zafiro y Esmeralda corrieron hacia él, en tanto Nephrite y Ail se prepararon aumentando rápidamente sus energías para responder a ese injustificado ataque. Entonces Lornd sí que declaró con una media sonrisa.

-Poseéis fuerzas de combate de más de doscientas mil unidades. Esto parece interesante.

Los dos amigos se arrojaron contra ese guerrero obsequiándole con sus mejores golpes, uno por cada lado. Para asombro de todos los presentes su enemigo les bloqueó con un brazo a cada uno y a mayor velocidad de lo que pudieran seguir les agarró haciéndoles chocar entre sí. El golpe fue tan fuerte que los dos cayeron al suelo sin sentido. Ahora era Roy el que, atónito y furioso, concentraba sus energías. Aunque Tom estaba también dispuesto a ayudarle, pero su amigo le gritó.

-¡Ni se te ocurra! Tú no puedes hacer nada.

El saiyajin ni se inmutó cuando aquel humano más bajo, de cabello moreno y sensiblemente menos poderoso, se puso a unos pocos metros en actitud de lucha. Aunque esas palabras de aviso le disuadieron de intentar nada.

-Es cierto. ¡Maldita sea!- Masculló Tom con impotencia.-

De alguna forma presentía que ese extraño era tremendamente poderoso, y no únicamente por lo que acababa de hacerles a sus amigos. Y perplejo, oyó a ese enorme individuo dedicarle unas palabras que casi estaban teñidas de aprobación.

-Sabia decisión, humano. Esto no te corresponde.

  Sin nada que poder hacer Tom se apartó de allí, reuniéndose con sus amigos heridos. Lornd se sonrió pero su visor sí que detectó a unos pocos metros otra energía que subía imparablemente. Era Zafiro que estaba preparando un ataque en tanto Esmeralda intentaba reanimar a Diamante.

-¡A ver qué te parece la técnica del “Kame ha me ha” del maestro Son Goku!- Sentenció colocando ambas manos giradas hacia su cadera derecha y produciendo una bola de energía azulada.-
-Muy interesante. – Replicó aquel tipo que seguía observando bailar las cifras de su dispositivo en tanto las entonaba en voz alta. – Fuerza de combate de trescientas mil… cuatrocientas mil unidades y aumentando…
-¡Ya basta! – Le gritó un preocupado Roy a su compañero.- No puedes atacar con eso aquí.

Entre tanto la misma Petz había corrido hacia su novio gritándole con temor mientras posaba ambas manos sobre un hombro del chico.

-Zafiro. ¡No! Puedes destruir toda la manzana.

El muchacho, visiblemente furioso, tuvo sin embargo la contención necesaria para calmarse. Su novia y Roy tenían razón. No podía usar ese ataque allí. Demasiada gente inocente podría verse afectada. Aquel enorme individuo sonrió entonces dedicándole una mirada que parecía burlona, para acto seguido encararse con Roy que le miraba estupefacto y exigirle.

-¡A ver, tú!, enséñame que eres capaz de hacer.

Por toda réplica Roy se convirtió en súper guerrero. Aunque aquello no parecía intimidar a su rival que leyó una vez más los datos que obtenía de su visor.

-No está mal. Tu fuerza ha aumentado hasta los dos millones de unidades.
-¡Si quieres luchar, luchemos! - Le espetó  el aludido levantando un amenazador puño. - Pero aquí no.

En ese momento llegó la otra silueta que había tardado en bajar de aquella cápsula, todos la reconocieron como Setsuna.

-¿Qué está pasando aquí? - La abordó Cooan, que fue la primera en llegarse hasta ella. -
-Es muy largo de explicar, pero no temáis. - Pudo decir la interpelada, aunque ni ella misma parecía ahora muy convencida. -

Y es que la sailor había quedado realmente impresionada, aquel tipo había puesto fuera de combate y sin esfuerzo aparente a tres de los muchachos más fuertes del grupo que luchara y venciera a aquellos terribles demonios y a los androides invasores. Aunque antes de que ella misma o Roy pudieran hacer o decir nada, Zafiro se abalanzó contra aquel individuo y le golpeó en la cara con todas fuerzas. Pese a ese fenomenal puñetazo, su rival no se movió del suelo ni un milímetro, ni dejó de mantener su pose hierática, con los brazos cruzados sobre su pecho. La única concesión que hizo a ese ataque fue ladear ligeramente la cara en la dirección contraria a la del impacto. Zafiro estaba anonadado.

-¿Cómo es posible?- Exclamó el muchacho con la boca abierta.-

Al instante, ese tipo emitió una cantidad enorme de energía que lanzó a su atacante como si de un pelele se tratase a varios metros. El atónito chico aterrizó en el suelo, siendo socorrido de inmediato por su asustada novia.

-Estoy bien, - pudo decir pese a la agitación que le dominaba, miró a la preocupada Petz y declaró atónito e impresionado. - ¡Ese tipo es tremendamente fuerte! Le di con todas mis ganas y ni se ha inmutado. ¡Ni siquiera Roy es capaz de encajar un golpe como ese así!

Petz no dijo nada, ayudó a su pareja a levantarse mirando con temor reverencial a aquella especie de monstruo que seguía plantado allí, como si el ataque de su novio no hubiera significado para él nada más que el zumbido de un mosquito. Por fortuna también Diamante, ayudado por Esmeralda, parecía recobrarse lo bastante como para ponerse en pie. Mirando a ese tipo con el mismo gesto de incredulidad. Asimismo Ail y Nephrite volvieron en sí, apartándose de allí, siendo atendidos por sus respectivas e inquietadas parejas. Ahora fue Beruche la que, aproximándose a Setsuna, le comentó.

-Ami ha llamado, tus compañeras llegaron a la base y le han contado todo, y ella me lo ha explicado a mí.- ¿Es cierto que ese hombre es quién dice ser?

Plutón dirigió una mirada de circunstancias a su interlocutora para replicar con voz queda.

-No estoy segura. Pero a juzgar por lo que he visto hasta ahora, bien pudiera serlo.

Ajeno a esa conversación fue Roy ahora el que aumentó su potencia pasando al segundo estado de súper guerrero, pese a ello se preocupó de no expandir su energía para no dañar su casa ni los alrededores. Aun así, el suelo comenzaba a resquebrajarse y su antagonista a todo eso sonreía con las cifras de su visor.

-Vaya, ¡muy bien! Más de cinco millones de unidades. –Declaró con aprobación.- Esto es cada vez más interesante.
-¿Se puede saber qué es lo que pretendes al venir aquí y atacarnos?- Le demandó Roy que estaba visiblemente furioso. -

Por toda réplica ese tipo sonrió con amplitud diciendo divertido.

-Déjame que te enseñe como se hace.

Y al instante una poderosa oleada de energía que agrietó aún más el suelo, resquebrajó los cristales e hizo tambalearse la estructura de la casa, salió de aquel hombre. Éste repentinamente  hizo que sus cabellos comenzasen a brillar del mismo color dorado que los de Roy, con sus ojos adoptando también un tono esmeralda refulgente. Fue Tom el que, junto con Cooan y tan asombrado como el resto, pudo exclamar.

-¡También es un súper guerrero!
-¡Lo vais a destruir todo!- Clamó una atónita Beruche que, de forma increíblemente valerosa se plantó entre ambos y les gritó ahora con enfado, brazos en jarras. - Creo que este estúpido duelo de testosterona machista ha durado ya bastante.

Observando a su enojada esposa el atónito Roy obedeció al punto volviendo a su estado normal, entonces aquel otro tipo hizo lo mismo. Lornd miró divertido a aquella chica. Había en ella algo que le resultada familiar. Más cuando, obsequiándole con una furibunda mirada, Bertie le exigió con tono severo.

-Las sailors me han llamado y me lo han contado todo. Sé lo que sucedió en Hokkaido. ¿Nos quieres explicar de una vez  a qué juegas y cuál es el motivo de todo esto?

Y con las expectantes miradas de todos en torno a sí, el saiyajin hizo lo que menos podían esperar ninguno de ellos.  Brazos en jarras, se echó a reír. Para proclamar al momento para mayor asombro del grupo, y más aún del propio Roy.

-¡Ha sido divertido! ¿No crees, hermanito?
-¿Qué?- Pudo responder éste visiblemente sorprendido, al igual que el resto. –

            Y tras recrearse durante unos instantes en las estupefactas miradas de los que le rodeaban el saiyajin tomó la palabra para declarar.

-Os lo explicaré. Mi nombre es Lornd Deveget, hijo de Dronaos y Alisan.– Comentó con un talante más relajado, aunque mirando aun de reojo las expresiones agresivas de aquellos otros tipos a los que desde luego no podía culpar, para dirigirse al perplejo Roy y desvelar.- Verás. Tú eres mi hermano menor, Asthel Deveget, príncipe de Nuevo Vegeta. El planeta de los guerreros del espacio.
-Yo soy Asthel, sí. - Convino Roy, aunque agregando con visible confusión en su semblante. – Pero era príncipe del planeta Alliance.
-Eso fue después. – Le cortó Lornd que parecía tener prisa por seguir su explicación más cuando añadió señalando a la sorprendida Beruche. - Y por lo que veo ella debe de ser Lorein, la señora del invierno y guardiana protectora de la región boreal de la Tierra. Tu mujer.
-¿Cómo puedes saber eso?- Preguntó Bertie con expresión sorprendida, encarándose ahora con aquel titán. -
-Estuve en la ceremonia de vuestros esponsales. – Replicó él con total naturalidad. -

Roy y su esposa se miraron sin saber que decir. Ahora fue el extraño guerrero quién le dijo a sailor Plutón.

-Te di mi palabra y la he cumplido, no he matado a nadie ni destruido nada, como verás. Bueno, casi nada.- Admitió al ver las grietas y algún que otro desperfecto en la zona producto de su emisión de energía.-

Ella asintió reconociendo aquello. Recordaba Setsuna como justo antes de bajar le hizo prometer al saiyajin.

-Acuérdate de lo que hablamos. Sean cuales sean tus motivaciones, aquí vive gente inocente y mi deber es el de asegurarme de que no sufran daños.
-Creía que eras la guardiana de tu reina de la Luna, o lo que fuera. ¿Qué más te da este planeta?  – Sonrió adustamente el guerrero. -
-También he jurado protegerlo y aunque no hubiera sido así, eso no significa que no tenga una responsabilidad moral con la gente de este mundo.- Replicó Setsuna añadiendo con severidad.- Supongo que los guerreros del espacio no podéis comprender esas cosas.
-Nosotros comprendemos quién es el más fuerte y que el que nos desafíe lo pagará. Solamente accedemos a pactar con quien nos inspira respeto. – Sentenció Lornd, aunque también se avino con tono más razonable. - Sin embargo, tú y tus compañeras os habéis ganado el mío y créeme, eso no es fácil. De modo que te doy mi palabra como rey de los saiyajin. No causaré daños graves ni mataré a nadie. Además, no es ese mi objetivo. Este mundo no me ha hecho nada.

Y a Setsuna le bastó con eso, tuvo que servirle puesto que no podría haberlo impedido de todos modos. Se daba cuenta del profundo significado de las palabras de sus soberanos. Aquel individuo poseía un poder tremendo que podría usar para el bien o para el mal. Era mejor no tenerle por enemigo y desde luego muy recomendable contarle como aliado. Respiraba aliviada de que aquel hombre al menos tuviera palabra, y tras lo que había revelado ahora podía comprender el porqué de su interés. Pensaba en esto mientras vio aproximarse al príncipe de Némesis y a Esmeralda, él aún se frotaba el hombro que tenía dolorido por la caída.

-Sí, es un consuelo, lástima que nosotros no lo supiéramos. - Replicó sarcásticamente Diamante acercándose con prevención hasta el saiyajin. –
-Podría habernos matado a todos en un instante si de veras lo hubiese deseado.- Admitió Ail. -
-Sin rencores, amigos. Debía conocer vuestro auténtico potencial. Sois muy fuertes para ser humanos. Eso debo reconocerlo. Sin embargo, no podéis compararos a un guerrero del espacio. Creed que he sido muy gentil. – Declaró Lornd.-
-Pues no me gustaría verte enfadado.- Suspiró Nephrite con un toque de ese humor inglés que había adquirido en su tiempo de estancia en Londres.-
- Y sobre todo, me alegra ver que podéis ayudarme. Voy a necesitar toda vuestra cooperación. Si es que queréis salvar este mundo vuestro.- Afirmó el saiyajin.-
-¿Otra vez?- Exclamó Zafiro.-
-No lo puedo creer.- Suspiró Roy moviendo la cabeza.-

            Y es que habían salvado el planeta haría apenas unos meses.  Y casi sin tiempo a disfrutar de sus vidas aparecía ese individuo anunciándoles otra amenaza.

-¿Qué es lo que ocurre ahora?- Quiso saber un molesto y resignado al tiempo Nephrite. -

Lornd les refirió lo mismo que a las guerreras y los chicos no parecieron preocupados. Le contaron que habían destruido hacía poco un ataque de ese tal Gralas. Incluso Ail intervino informando al rey de los saiyajin.

-Los secuaces de ese tipo me mataron a mí y casi lo hicieron con mi mujer y mi hijo. Por supuesto que te ayudaré. Yo también tengo cuentas que arreglar con él.
-Entonces, si lo he comprendido bien, ese Gralas fue el responsable de la llegada de aquellos meteoros con esos androides. Lo que vuestro hijo del futuro vino a advertirnos.- Terció Zafiro –
-Eso parece. – Replicó Roy cruzado de brazos ahora en actitud reflexiva. -
-Un momento. – Intervino Lornd, quién era el sorprendido ahora. - ¿Tu hijo del futuro? ¿Insinúas que un hijo tuyo viajó a través del continuo espacio- temporal para alterar los acontecimientos?
-Vaya, no eres tan bruto como pareces – Sonrió Bertie tomándose así una ligera revancha por lo sucedido hasta el momento. -
-Lo tomaré por un cumplido, cuñada. – Aseveró el saiyajin con una leve sonrisa aunque a renglón seguido explicó. - Entonces todo lo ocurrido en las últimas semanas ha podido verse afectado por esa alteración. Si ese muchacho vino y os advirtió sería sin duda para cambiar lo sucedido.
-En ese otro futuro, al parecer, nosotros habían sido aniquilados por esos seres y ellos dominaban este planeta.- Le comentó Diamante. -
-Eso lo explicaría. – Musitó enigmáticamente Lornd que, de seguido, se giró a Setsuna dedicándole toda su atención a la muchacha para preguntar con visible interés. - ¿No dijiste que eras la guardiana de algo, además de proteger a esa reina tuya?
-Soy la guardiana del portal espacio – tiempo. - Le recordó ella. -
-¿Y no te diste cuenta de que mi futuro sobrino pasó por allí?- Le preguntó el saiyajin con algo de retintín. - ¿O estabas muy ocupada jugando con tus compañeras en minifaldas?

Aquellos comentarios desde luego que no cayeron muy bien a Plutón que categóricamente replicó enfrentando su mirada a la de aquel tipo.

-Por allí no pasó nadie.

Aunque el saiyajin sí que continuó, en una forma más sarcástica aun si cabía, agregando.

-Trata de recordar, porque debía de parecerse a mi hermano o a mí. Alto, fuerte, brillando en un tono dorado.
-¿Quieres burlarte de mí?- Espetó Setsuna con visible contrariedad. – ¿Qué te has…?
-¡Nunca me tomaría a broma algo que ha podido afectar el destino de mi planeta! – La cortó él con más dureza en el tono de la que había utilizado hasta entonces, cosa que sorprendió a todos, sobre todo a Plutón, al preguntar con enojo. -¿Cómo es posible que no te dieras cuenta de algo así?...

            La sailor no respondió, pero le miró con verdadera irritación y enfado apenas contenidos. Tenía que controlarse por el bien de su misión.

-Escucha, - le pidió Tom tratando de serenar los ánimos. - ¿Lornd, verdad?- Su interlocutor asintió y el joven prosiguió su explicación con tono conciliador. -Por lo que aquel muchacho me contó, fue mi yo futuro el que aprendió un conjuro para enviarle al pasado y un primo suyo quién lo hizo posible con su energía. Pero no habló de cruzar ninguna puerta y menos de encontrarse con Sailor Plutón.
-Hay muchas formas de atravesar el espacio – tiempo.- Explicó ella agradecida de la defensa de Tom. - Mi portal solamente es una de ellas. Ahora además está sellado.
-Entonces qué sentido tiene que te dediques a protegerlo. De hecho ahora mismo no estás allí. Por muy sellado que esté alguien lo suficientemente poderoso podría forzar ese sello. - Opuso Lornd que parecía seguir bastante enfadado.- ¿Se puede saber qué clase de guardianes sois?

Setsuna también se encontraba molesta. No le gustaba nada recibir aquella reprimenda. Además, ¿quién era ese idiota para amonestarla de esa manera? No iba a tolerarlo por muy rey de los saiyajin que fuera. Por supuesto, que detectó una alteración extraña en el flujo del espacio- temporal e informó a los reyes de eso. Sin embargo, ellos le dijeron que las cosas debían seguir su curso. Aunque no podía revelar aquello. Empero, a su pesar y en el fondo pensaba que aquel guerrero del espacio tenía parte de razón. Pero ella jamás había descuidado su puesto sin una causa justificada y por si fuera poco, el peso de su misión y lo secreto de la misma le impedía defenderse. Por ello no respondió. Por fortuna fue Roy el que intervino ahora para serenar del todo los ánimos.

-Vamos a calmarnos. Esto ha sido muy repentino para todos.  Sea como sea, aunque no hayamos comenzado bien, si hay otra amenaza para la Tierra nuestro deber es enfrentarnos a ella. Ya habrá tiempo para que aclaremos todo esto, hermano. De momento se bienvenido a este mundo. O al menos a nuestra casa.

Lornd hizo un amplio asentimiento agradeciendo aquellas palabras. Los demás parecieron pensar que aquello ya no les concernía, al menos por esa tarde. El sol había comenzado a ponerse y lo que iba a ser una divertida reunión de amigos se había tornado en el preludio de quizás otra dura y trascendental batalla.

-Nosotros nos vamos. – Terció Nephrite dándole la mano a Amanda.- Creo que nos conviene descansar un poco para estar frescos. Mañana podemos quedar y evaluar este asunto con mejor disposición

El resto del grupo secundó aquello. Aunque fue Tom quien de modo perspicaz les comentó.

-Lo que no comprendo es que nadie se haya asomado. Ningún vecino ha salido siquiera de sus casas a ver lo que sucedía.
-Ahora que lo mencionas.- Convino Diamante mirando en derredor.- Es verdad.

            Así era. Las cosas daban la impresión de no haberse alterado más allá del jardín de los Malden. A pesar de la gran cantidad de energía desatada. Fue Zafiro quien agregó mirando hacia el cielo.

-Me suena a la intervención de alguien que conocemos.
-Pudiera ser. En cuanto pueda le preguntaré. – Afirmó Roy.-
-Bueno, sea como fuere, no haremos mucho más aquí.- Sentenció Nephrite que cruzó una cómplice mirada con Amanda.- Con vuestro permiso, nos vamos. Tenemos que descansar.
-Sí, eso es lo más adecuado.- Convino Ail, dedicándole otra mirada a su esposa.-

Annie asimismo asintió. Siguiendo su ejemplo y el de Nephrite y Amanda, todos se fueron marchando a sus respectivos hoteles, dado que ninguno vivía cerca precisamente de Nueva York. De modo que el grupo se dirigió a sus residencias provisionales. Excepto obviamente Lornd y Setsuna que habían llegado en esa cápsula, aunque sailor Plutón, sintiéndose algo envarada, les comentó.

-Yo también debería irme ya. Mis compañeras se estarán preguntando qué ha sucedido.
-Llámalas desde aquí. – Dijo Roy sorprendiendo a todos para agregar. - Si no te es muy urgente me gustaría que te quedases con nosotros, Setsuna. Te ruego que aceptes. Desearía que tú, mi hermano, Bertie y yo, hablásemos de esto con calma. Mientras tanto, Lornd, no creo que lleves ropa de repuesto, puedo dejarte algo mío que me está grande. Si quieres ducharte un poco y cambiarte estarás más cómodo.
-Yo no tengo nada de tu talla. – Se excusó Bertie con Plutón, añadiendo con su mejor voluntad. - Pero podemos ir a mirar algo a alguna tienda…todavía estarán abiertas…
-No es necesario que te molestes. – Le sonrió ella, más relajada ahora. - Cuando revierta mi transformación tendré mi ropa civil.

Ahora fue el saiyajin quién la observó con expresión extraña.

-¿Acaso no vestís siempre con vuestro uniforme?
-Solamente cuando estamos de servicio.- Replicó secamente ella, no se había olvidado desde luego del modo en que él la había acusado de no cumplir con su cometido en la puerta espacio – temporal. Añadiendo con sarcasmo. – Y nos dedicamos a jugar con los intrusos en minifaldas…

El saiyajin se encogió de hombros y para sorpresa de todos se quitó su peto y una especie de camiseta que llevaba debajo, de color azul oscuro. Al dejarla caer ésta lo hizo con estruendo. Debía pesar bastante, su peto también daba esa impresión. Roy, más por no estropear el suelo que otra cosa, le pidió a su hermano que se lo prestase en vez de dejarlo caer. Éste se lo acercó descuidadamente con una mano pero cuando el muchacho trató de agarrarlo se vio sorprendido y tuvo que hacer un esfuerzo para que no se le cayese.

-¡Te mueves con esto durante todo el día! – Exclamó anonadado. –
-Sí, claro. ¿Acaso nunca te has entrenado con pesos?- Le comentó su hermano sin darle importancia. -
-Con pesos, sí. ¡Pero esto es inhumano! – Pudo decir Roy que con sumo cuidado dejó aquella armadura en el suelo. –
-Bueno, no soy humano.- Repuso su contertulio como si tal cosa.-
-Es una forma de hablar.- Le explicó su hermano para preguntar perplejo.- ¿De qué demonios está hecho esto?
-Una aleación especial ultra resistente y pesada. Lo quise así para poder ejercitarme.- Comentó su contertulio sin darle importancia. -

La misma Beruche estaba pasmada cuando intentó examinar aquella especie de camiseta. ¡Era incapaz de levantarla del suelo! Y si incluso a su marido aquello le parecía increíble. ¡Qué podía pensar ella! Aunque enseguida olvidó eso cuando incrédula observó como aquel individuo poseía una larga cola peluda que ahora estaba desenroscada y elevada en el aire.

-¿Pero qué?- Pudo decir Roy, agregando atónito. - ¿Tienes cola?
-Por supuesto, como todos los saiyajin. – Replicó Lornd que ahora advertía a su vez sorprendido. - ¿Qué pasó con la tuya? ¿Acaso la perdiste?
-Que yo sepa no he tenido nunca. – Replicó su hermano, quien recordando alguna cosa que Goku le contase en el cielo, añadió. - Creo que nuestros antepasados tenían pero la perdieron en algún momento.
-Sí, supongo, - comentó Lornd descuidadamente aunque añadiendo ahora con más inquietud. – Por cierto. ¿Cuándo será Luna llena?
-Ni idea – repuso Roy sin dar importante al asunto, aunque tras unos instantes en los que pareció recordar algo su expresión se tornó bastante preocupada para balbucear. - No será por aquello… de…
-¿Qué pasa?- Quiso saber Beruche a quién toda esa extraña y críptica charla comenzaba ya a preocupar. -
-No, nada cariño, - sonrió estúpidamente su esposo dando toda la impresión de que mentía descaradamente. – Tonterías mías…
-¡Robert Malden! – Le apremió ella, brazos en jarras, con severidad. - No trates de engañarme.

            Y es que su esposo se había quedado lívido al oír eso. Y si tenía esa expresión de temor, la cosa debería ser muy seria.

-No temas Lorein, puedo controlar el cambio a Ozaru. – Intervino Lornd, restándole importancia.-
-¿Oza, qué?- Repitió Bertie sin entender.-
-No te preocupes, cariño.- Sonrió trémulamente Roy insistiendo. – Son cosas nuestras. De verdad…

Desde luego las dos mujeres se miraron sin creer que aquello fuera algo trivial.  Pero como  vieron que ni Roy, ni el otro saiyajin iban a decir nada más, Beruche decidió aparcar ese tema. Además, el guerrero del espacio ya estaba tratando de quitarse su faldellín y no parecía llevar gran cosa debajo…

-Oye, ¿no pensarás quitártelo todo aquí?- Le interrogó Bertie visiblemente azorada. -
-Sí, claro.- Repuso él mirándola sin comprender. -¿Qué hay de malo?... no te preocupes, no lo dejaré caer al suelo.
-No, no es eso. Mira hermano, – pudo decirle Roy con el mayor tacto del que fue capaz. - Aquí no es costumbre desnudarse delante de otros. Bueno, depende de quienes. Al menos no se hace entre extraños…
-¿Acaso no somos familia? – Opuso Lornd dedicándole una mirada de extrañeza. -
-No todos. – Pudo susurrar Roy haciendo un leve gesto con la cabeza que aludía a Setsuna.-

La guerrera estaba tan atónita como el resto y ya miraba hacia otro lado con cara de circunstancias, temiendo que aquel tipo fuera a desnudarse realmente allí. Además todavía  se sentía ofendida por esos irrespetuosos comentarios de aquel bruto. Tentada estaba de marcharse pero recordó una vez más las instrucciones de sus soberanos, suspiró resignadamente y se limitó a quedarse vuelta de espaldas para no ver nada indecoroso.

- Si no te parece mal, te vienes conmigo a otra habitación, te llevo al baño, allí te refrescas un poco y te doy ropa para que te cambies.-Propuso Roy a su hermano.-
-Si es la costumbre que tenéis aquí. - Repuso dócilmente aquel coloso encogiéndose de hombros a la par que recogía su peto y su camisa especial como si realmente no pesaran nada y sentenció. – Tú casa, tus reglas, así que tú dirás…

Y sin más siguió a su apurado anfitrión al cuarto de baño de invitados. Las mujeres entraron a su vez en el salón. Setsuna, una vez los hombres se hubieron marchado, revirtió su transformación.  Al hacerlo, durante un par de segundos su cuerpo apareció desnudo, cosa que a Bertie no le preocupaba. Aunque la mujer de Roy  le comentó de forma solícita una vez la vio en atuendo de calle.

-Tenemos otro servicio con bañera en esta planta, si quieres ducharte te daré toallas limpias y al menos podrás descansar. O mejor, puedes darte un buen baño.
-Muchas gracias. – Sonrió agradecidamente Plutón que, desde luego, tras ese largo día era una cosa con la que ya soñaba admitiéndoselo a su interlocutora.- Después de pelear y de venir hasta aquí te confieso que me vendría de maravilla.

Bertie sonrió acompañando a su invitada al baño, allí le dejó todo dispuesto. Al poco Roy salió de la habitación de ambos, había dejado a su hermano bajo la ducha. Lornd también pareció tomarse un buen rato para lavarse y descansar.

-¡Vaya un panorama! – Suspiró el chico llegándose hasta su mujer. -
-Y yo que pensaba que tú eras un caso. ¡Y resulta que eres el formal de la familia! – Rio ahora Beruche sin poderlo evitar, añadiendo aún más divertida si cabe-. ¿Pues no quería desnudarse en medio de la calle?

Su pareja tuvo que asentir no sin esbozar otra sonrisa. Luego ambos no pudieron evitar el echarse a reír. Tras calmarse esperaron a que sus invitados aparecieran. Entre tanto charlaron un poco.

-No puedo creer que no le recordase.- Comentó Roy.- Es mi hermano mayor.
-Puede que, pese a todo, aun tengamos algunas cosas bloqueadas en nuestra memoria.- Especuló Bertie.-
-Sí, así debe de ser.- Convino su esposo añadiendo.- Ha sido verle y escuchar que era mi hermano para que muchos recuerdos hayan salido a la luz en mi mente.

Beruche le escuchaba con atención y parecía que iba a decir algo aunque no tuvo ocasión de hacerlo. Lornd había entrado en el salón. Fue el primero en salir tras ducharse y cambiarse y ahora casi parecía irreconocible. Iba ataviado con una camisa que a Roy le quedaba grande, pero que a él se le ajustaba de forma perfecta y unos pantalones deportivos también algo apretados a su cintura, donde también enroscaba su cola, podía pasar por un atleta o un jugador de cualquier deporte. Su pelo ahora iba recogido en una coleta.

-¿Tienes hambre? - Le preguntó su hermano menor.-
-No mucha, me tomé una alubia de camino. – Replicó el interpelado, cosa que sorprendió a su anfitrión, no pensaba que Lornd conociera la existencia de las mismas. Se llevó una sorpresa considerable al escuchar a éste contarle. - Se cultivaban en nuestro mundo natal. También en otros planetas. Yo tenía una buena provisión pero ya me van quedando pocas.

Su hermano asintió, pese a todo fue a la cocina a ver que podían tener para la cena. Menos mal que habían hecho compra para esa semana. Beruche por su parte se sentó junto a Lornd para tratar de darle un poco de conversación, aunque también estaba intrigada por conocer algo más sobre él. Le invitó a sentarse en una cómoda silla junto a la mesa del comedor. El saiyajin aceptó y ella le dijo.

-Ese mundo vuestro. Bueno, el planeta de los saiyajin…
-Nuevo Vegeta – Le apuntó su interlocutor. -
-Sí, ¿está muy lejos de aquí?
-A bastante de vuestros años luz terrestres. – Afirmó él, que suspiró añadiendo. - Pero eso no sería problema de no ser porque desapareció hace ya tiempo.

Beruche quedó impactada. ¿Qué quería decir con eso? ¿Acaso había sido destruido? Y así se lo preguntó.

-No, al menos no lo creo. – Respondió él cariacontecido cuando la muchacha le comentó esos pensamientos. - Fue absorbido por una especie de discontinuidad. Alguien debió de manipular el continuo espacio-tiempo y desapareció en otra dimensión. El problema es que no sé en cual ni cómo poder regresar hasta él. Yo no estaba, había acudido a una llamada de auxilio de vuestro planeta Alliance. Desde entonces he viajado por el universo en busca de un camino para poder volver.
-Debe ser duro estar viajando durante tanto tiempo. Sobre todo si has hecho el camino solo. - Aseveró solidariamente Bertie. -
-Sí, lo ha sido. – Admitió el guerrero que no obstante agregó con mejor moral. - Pero he tenido la  oportunidad de divertirme a veces. Me topé con las avanzadas del tirano Gralas en más de una ocasión. No me gustó su estilo y liquidé a más de una.
-¿Y cómo terminaste uniéndote a ellas?
-No me uní a ellas, al menos no verdaderamente. – Replicó el saiyajin. – Me di cuenta de que ese tipo y sus esbirros sabían muchas cosas y a juzgar por algunas de las que me enteré, bien pudieron tener que ver con la desaparición de mi mundo. Es más. También supe que habían intentado conquistar este planeta pero que algunos guerreros y sobre todo uno muy poderoso, que brillaba con tonos dorados, se lo habían impedido. Entonces pensé si acaso no podía ser otro saiyajin, incluso mi propio hermano. Quizás él pudo escapar del desastre que asoló su mundo y el mío como yo.
-¿Por qué estabais en planetas separados? ¿Acaso no sois del mismo?- Quiso saber su contertulia.-
-Es largo de contar.- Repuso el saiyajin.- Para resumirlo, puedo decirte que mi padre era rey de Nuevo Vegeta, y mi madre la guardiana planetaria de Alliance y su princesa heredera. Los dos se enamoraron y se casaron. Al poco nací yo, y luego Asthel. Años más tarde, mi hermano te conoció, los dos os comprometisteis en matrimonio y fuiste con él a ese planeta para ser sus soberanos. Yo sucedí a nuestro padre en Nuevo Vegeta. Eso pasó en vuestras anteriores reencarnaciones.
-Pero, ¿cómo es posible que supieras eso? ¿Os es que lo recordabas? - Inquirió Beruche, aclarando ante la mirada inquisitiva de su interlocutor. - Bueno, nosotros habíamos perdido la memoria y descubrimos lo de nuestras antiguas vidas tras derrotar a los demonios.
-¿Qué demonios?- Quiso saber Lornd con verdadero interés. -

Beruche le resumió las peripecias que ella, Roy y el resto, tuvieron que pasar. Hizo más hincapié en la ayuda que Setsuna y las demás guerreras les prestaron. Aun así, se las arregló para  explicarlo de la forma más concisa que pudo para remachar.

-Fue entonces cuando Landar nos dijo quienes habíamos sido en realidad.
-Landar, ¿el mago blanco?- Preguntó el guerrero con un tono palpablemente excitado. –

Su contertulia asintió. También sorprendida de que lo conociera. Aunque ni se molestó ya en preguntarle por eso.

-Entonces tengo una oportunidad de encontrar mi planeta. – Sonrió el saiyajin ahora de forma amplia. Para declarar esperanzado. - Si él pudiera ayudarme con sus poderes.
- Seguro que podrá. – Le animó Bertie posando una mano sobre las de él. – Debes tener esperanza.

            El semblante del guerrero parecía resplandecer ahora, su gesto había adquirido una mayor jovialidad. Justo en ese momento apareció Roy con algo de comer. Había calentado un par de pizzas familiares y hecho un poco de ensalada. Su hermano acogió aquello con evidente alegría.

-¡Vaya Asthel!, te has molestado en hacer un aperitivo, es todo un detalle.
-¿Aperitivo? - se sorprendió este. -

Casi ni había terminado la palabra cuando Lornd ya había agarrado una de esas pizzas y la había devorado dejando a la pareja con la boca abierta.

-Perdonad si he empezado, pero ya tenía algo de hambre. En nuestro planeta comemos sin cumplidos.
-No, no… - pudo decir el atónito Roy. - Como si estuvieras en tu casa.

El saiyajin sonrió reconocido y ya iba a empezar la segunda. Bertie se rio de esa manera suya tan cantarina y declaró  no sin algo de divertida sorna.

-Mientras tomáis el “aperitivo” voy a ver qué tal está nuestra otra invitada.

 Los chicos asintieron y ella se fue rumbo al cuarto de huéspedes, tocando a la puerta se anunció y escuchó un “adelante”. Bertie pasó y se encontró con que Setsuna había terminado con su baño y ya estaba vestida y peinando su larga cabellera. También se había puesto en contacto con las otras sailors vía comunicador. Tras informarlas de lo sucedido convino con ellas en que sus presencias no serían necesarias, al menos hasta el día siguiente. Beruche llegó a tiempo de saludarlas antes de que se cortase la comunicación. Tras desconectar su transmisor la guerrera Plutón sonrió reconocidamente a su anfitriona y le dijo.

-Muchas gracias por tu amabilidad.
-No las merecen. – Replicó Bertie que puso al corriente a la sailor de la conversación que había mantenido con el guerrero del espacio en tanto remachaba con tinte conciliador. – No parece mala persona.

Setsuna pareció quedarse callada reflexionando sobre aquello. Su contertulia entonces la sacó de sus pensamientos para preguntarle.

-¿Qué opinas tú de Lornd?
-Es un guerrero muy fuerte. – Repuso ella que parecía algo incómoda con la cuestión y añadió como si quisiera ser diplomática. – Me alegro de que esté de nuestro lado.
-No es tan bruto como parece. – Le dijo Beruche que añadió como si quisiera defender al saiyajin. - Por lo que me ha comentado, ha debido de estar solo mucho tiempo.

Setsuna sonrió con cierto poso de tristeza y afirmó casi musitando sus palabras, teñidas de ironía.

-No puede enseñarme el significado de estar sola. Lo conozco demasiado bien. Igual que el del sacrificio.
-¿Eh?- Inquirió Bertie que no había captado aquello. -¿Decías?
-Nada. - Sonrió más ampliamente  su interlocutora – Disculpa, únicamente pensaba en voz alta.

Beruche no se molestó en absoluto por ello. Es más le dedicó otra animosa sonrisa a su invitada a la par que le proponía.

-¿Vienes a cenar? Hace rato que nos esperan. ¡Bueno, ji, ji! - rio a su estilo cantarín. - Al menos es un privilegio que tenemos las damas. Pero conviene no abusar demasiado de él o el hermano de mi marido nos dejará sin cena. ¡Ji, ji, ji!

Plutón convino en ello sonriendo ahora de forma más genuina. Ambas se dirigieron hacia el comedor. Al parecer los dos muchachos charlaban sobre algunos temas más intrascendentes. Pudieron oír a Roy decir algo así como.

-Mañana si nos da tiempo te enseño como se juega…

 Cuando los hombres escucharon el ruido de la puerta al abrirse guardaron silencio. Al girar sus cabezas hacia aquella dirección junto a Beruche vieron a Setsuna. Al menos eso pensó Lornd. La sailor desde luego iba ahora irreconocible para el saiyajin. Su pelo, antes sucio de estar polvoriento y ensangrentado en el combate lucía ahora sedoso, peinado en forma de una larga y lisa melena y con más volumen. Su cara estaba ahora limpia y sus labios con un tono rojo más intenso. Vestía un elegante traje color lila con solapas blancas y con un lazo rojo sobre el pecho, combinado con una falda violeta a juego y zapatos de tacón. Lornd se sorprendió al verla. Ahora podría pasar por una mujer normal de la Tierra, aunque sumamente atractiva. Al menos aún más de lo que ya le había parecido.  Aunque la mirada de esa chica seguía rezumando dignidad y energía, combinadas con un poso de sabiduría e incluso cierta dosis de dulzura. Sobre todo cuando miró con agradecimiento a su anfitriona. Aquella sensación volvía otra vez, era tan parecida a… Con un súbito impulso dejó lo que quedaba de aquella pizza en la mesa y al igual que Roy se levantó al verla.  Pero para asombro de todos el saiyajin incluso apartó una silla y ofreció a la recién llegada sentarse. Ella aceptó sin cumplidos al tiempo que el guerrero afirmaba tras inclinar la cabeza.

-Guerrera Plutón, creo que te debo una disculpa.  Eres una princesa y no te he tratado como tal. Lamento mi rudeza y lo injusto de mis comentarios anteriores.

Ella le miró francamente sorprendida aunque no esbozó la más mínima sonrisa. Solamente cuando Bertie intervino el talante de la sailor mejoró, puesto que su interlocutora le comentó a Roy que también tomó asiento visiblemente interesado.

-Lornd me ha contado que su mundo desapareció tras una especie de discontinuidad dimensional. Lo lleva buscando desde entonces.

Cuando entre ella y el saiyajin le relataron al chico lo que ya antes Lornd le había contado a Bertie y ésta hacía unos momentos a la propia Setsuna, la sailor comprendió al mirar a ese  hombre a los ojos. Más cuando el guerrero del espacio aseveró.

-Tú has jurado defender a tu reina y proteger este mundo. Yo juré proteger el mío y a mis súbditos.  Uno de los dos no ha mantenido su palabra y no has sido tú. – Remató con tono decaído. – Perdona lo que dije antes. No pretendía ofenderte.
-No te lo tomes así. – Le animó su hermano añadiendo con más optimismo. - Si es como dices, creo que no vas desencaminado. Podemos ver a Landar y pedirle ayuda.  Además, tú mismo crees que Nuevo Vegeta no fue destruido.

Setsuna había estado escuchando todo aquello sin pronunciar palabra. No era lo mismo que cuando Beruche la puso al corriente. Ahora veía por sí misma en los ojos de aquel guerrero del espacio un sentimiento de culpa y responsabilidad por la suerte de los suyos. Quizás le había juzgado demasiado duramente.  Al parecer era hombre de honor. De hecho, le dio su palabra y la había cumplido, cuando prometió no destruir nada ni matar a nadie, y fuerzas le sobraban para vencer a cualquiera en este planeta. Veía con claridad el tipo de persona que podría llegar a ser si se le encaminaba por la senda adecuada. Así, finalmente la sailor habló con un tono más suave y amable para dirigirse a aquel hombre.

-Yo tampoco te mostré el respeto que merece un soberano. Lo lamento. Ni te he dado las gracias por salvarnos a mis amigas y a mí…

Lornd la miró atónito pero no dijo nada, se limitó a sonreír débilmente y Plutón ahora sí, le devolvió la sonrisa. Los Malden se miraron de forma cómplice y sin que sus dos acompañantes lo advirtieran Roy le guiñó un ojo a su pareja. Pero al momento el chico retomó la conversación.

-Mañana será otro día, al menos yo estoy cansado. ¿Verdad, Bertie?
-Sí- convino ella agregando.- De día y descansados podréis reuniros con los demás y empezar a prepararos por si esos aliens se presentan de nuevo.
-Ya les hemos tomado la medida a esos canallas. Les daremos una buena paliza si se atreven a volver. – Afirmó Roy que bostezaba ahora de forma algo exagerada para añadir. - Setsuna, tenemos la habitación de invitados, puedes dormir allí. Y tú, hermano, aquí tenemos un sofá…
-No te preocupes, dormiré en mi cápsula, estoy acostumbrado. – Replicó él. -
-Como tú quieras. - Acordó su contertulio que se levantó de su silla. – Nosotros nos vamos a la cama…

Beruche hizo lo propio y dejando que su esposo pasara un brazo sobre sus hombros le siguió hacia el dormitorio. No sin dar antes las oportunas buenas noches a sus huéspedes que correspondieron a su vez deseándoles un buen descanso. Una vez en su habitación, Bertie le preguntó a Roy.

-¿Has sentido lo mismo que yo? Juraría que entre esos dos parece que pueda haber algo.
-¡Por la forma en que se miraban, creo que ellos comienzan a intuirlo también! – Rio el chico que afirmó con pretendida pompa. - Como ya sabes soy un experto en estos temas y desde luego que Setsuna no le es indiferente a mi hermano. ¡Aunque claro, eso no me extraña, hay que reconocer que está como un tren la chica!
-¡Oye!- Le espetó Beruche de forma que no se sabía si lo hacía en serio o en broma. -¿Se puede saber qué dices?
-Bueno, cubito, no te pongas  así. Tienes que reconocer que es una mujer muy atractiva. 
-Que lo reconozca yo no significa que puedas hacerlo tú, ¡zoquete! – Le espetó ella dándole un capón en la cabeza. -
-¡Ay!, - protestó el chico de forma algo teatral. – Bueno, perdona. Pero no te preocupes – sonrió ahora tomándola de los hombros. -  Para mí solo hay una chica y ya sabes quién es.
-¿Quién?- preguntó ella con fingida candidez. -
-¡Ahora verás quién! – Exclamó él levantándola en vilo y colocándosela sin esfuerzo sobre un hombro. –

Bertie rio divertida y pataleó algo también, al parecer su esposo tenía hoy una de esas noches juguetonas, únicamente esperó que ambos no hicieran demasiado ruido…Pero eso no era tan sencillo. Para empezar, fuera, en el salón, tanto Lornd como Setsuna captaron las risas y algunos gritos de Beruche. Aquello resultaba algo embarazoso, pero el saiyajin lo zanjó dando las buenas noches y levantándose para salir al jardín y subir a su cápsula que seguía en el aire a unas decenas de metros de altura.

-Espero que descanses, guerrera princesa de Plutón. – Le deseó él dándose la vuelta para marcharse.-
-Puedes llamarme Setsuna. Es mi auténtico nombre. – Le dijo ella ahora con mayor dosis de amabilidad. –
- Pues yo me llamo Lornd. – Le recordó explicando acto seguido con orgullo. - Que en el lenguaje de los saiyajin significa gran señor. ¿Tiene algún significado tu nombre aquí en la Tierra? - Se interesó él. –
-Tristeza - sentenció simplemente ella con un tono que hacía honor a su nombre, clavando sus ojos en los de su interlocutor. -

El muchacho la observó con los ojos muy abiertos, pareció querer decir algo, pero solamente le salió un tono suave para decir en tanto hacía una leve inclinación de cabeza.

-Buenas noches, Setsuna.

Ella le devolvió el saludo con otra leve inclinación que hizo balancearse grácilmente su melena verde botella y se dirigió hacia su habitación. El saiyajin salió de la casa elevándose en el aire con dirección a su cápsula. No podía dejar de pensar en esa mujer. Se sentía agitado como no lo había estado quizás en toda esta vida.

-No entiendo qué me sucede cuando la miro. Es como si la viese a ella.- Meditó.-

            Sus peripecias habían sido muchas. De forma confusa recordaba ese ataque traicionero a su planeta, poco después de que él y su acompañante salieran en socorro de Alliance. Aquel agujero negro se lo tragó. Y esos perros sirvientes de Gralas les atacaron. Su protectora pagó con la vida la oportunidad que él tuvo para escapar.

-Yo era joven y débil. Y también un ingenuo.- Suspiró lamentándose de aquello.-
           
            De hecho, su huida no duró mucho. Se topó con más adversarios y tuvo que luchar a muerte. Perdió, pero cuando creyó que su vida terminaba no fue así. Al menos, tras quedarse sin fuerza y perder el conocimiento despertó sobre esa blanca superficie. Estaba indemne. O eso pensó. A su lado aquel mago que conocía de los tiempos de su padre.

-¡Landar!- Exclamó según se incorporaba.-
-Celebro que estés repuesto, Lornd.- Asintió el interpelado, de larga barba blanca y vestiduras inmaculadas.-
-¿Qué ha pasado?- Quiso saber entre desconcertado y alarmado.-
-El mal ha golpeado por sorpresa y contundentemente. El Milenio de Plata, Alliance y otros muchos mundos han caído bajo su acometida. Pocos lugares han podido resistir o escapar de sus largos tentáculos.
-¿Y mi planeta?
-Sumido en otra dimensión.- Fue la sombría réplica.-
¿Puedo ir allí?- Inquirió el joven.-
-No es posible, todavía. Para eso tendrás que fortalecerte y entrenar. Y cumplir con una dura y difícil tarea.
-¡Haré cualquier cosa! - Aseguró el chico enarbolando un puño.-
-Empieza por no resultar tan patético.- Le interrumpió una cortante voz.-

            El joven guerrero se giró en dirección a la misma. Pudo observar a un individuo de corta estatura y largo pelo moreno encrespado hacia arriba. Tenía dos prominentes entradas y lucía un traje azul oscuro sobre el que portaba un peto blanco de entrenamiento.

-¿Quién eres? ¿Cómo te atreves a hablarme así?- Le espetó Lornd.-
-Si no te gusta lo que te he dicho, hazme callar, ¡insecto! Si es que te atreves.- Se sonrió su interlocutor.-

            Aquella provocación fue más de lo que pudo soportar. Inflamándose como un super saiyajin atacó a ese enano miserable. No obstante y para su asombro, no era capaz de tocarle. Ese hombre, convertido a su vez en un super guerrero, se apartaba a desgana sin que Lornd fuera capaz de rozarle siquiera.

-¡Ridículo! - Valoró desapasionadamente aquel tipo, inquiriendo con una mezcla de desprecio y sorna.- ¿Y tú te haces llamar saiyajin?
-¡Soy el rey de los saiyajin! - Exclamó Lornd acumulando energía.- ¡Y ahora lo comprobarás!

            Y lanzó contra aquel individuo una potente ráfaga que explotó al alcanzarle, atronando todo el lugar. Pero al disiparse la luz de ese ataque, su enemigo seguía igual. Es más, no tenía ni un rasguño.

-¿Y tú eres el rey? ¡Qué decepcionante!- Escupió ese hombre, sentenciando con patente desagrado.- ¡Cómo ha decaído mi raza!
-¿Quién eres?- Pudo preguntar el joven Lornd, anonadado ante aquello.-

            La respuesta la obtuvo en forma de puñetazo en el estómago. Su atacante fue tan rápido que no pudo percatarse hasta caer redondo al suelo, sin ser apenas capaz de respirar. Y para colmo aquel individuo se regodeó pisándole la cara y removiendo su pie encima de la mejilla del chico que luchaba por jadear en busca de oxígeno. Fue cuando, en medio de aquellos agónicos esfuerzo, Lornd escuchó a Landar.

-Ya es suficiente, Vegeta.- Pidió el mago con voz templada.-
-¿Vegeta?- Fue al fin capaz de repetir el chico entre susurros. -
-Así es, insecto. Yo soy el rey de los saiyajin.- Se anunció su oponente.- El auténtico. Y que tú seas mi sucesor me produce ganas de vomitar.
-Recuerda cual es tu propósito.- Intervino el mago una vez más amonestando a ese individuo.-

            El interpelado no respondió, pero levantó su pie al fin del rostro de Lornd y el chico pudo ponerse de rodillas. Esa era sin duda una postura humillante para un guerrero del espacio, aunque existían excepciones. Como, por ejemplo, estar en presencia de mítico rey fundador de su dinastía.

-Os pido perdón, Mi rey.- Suspiró entonces admitiendo su inferioridad.-
-¿Rey?- Se sonrió Vegeta quien entonces sentenció.- Eso se me ha quedado pequeño. Desde ahora más bien llámame dios.

            Y su cabello comenzó a brillar de un tono azulado, desprendiendo un aura de ese mismo color. Lornd estaba petrificado por el temor reverencial. Aquel poder debía de ser increíble. Aunque lo más terrorífico de todo era que no podía sentir absolutamente nada del ki de su interlocutor.

-Tendrás que entrenar muy duro para acercarse siquiera a este nivel.- Le indicó Vegeta con tono severo.- Y no lloriquear como un bebé.

            Y Lornd lo hizo, pasó años en ese lugar, creciendo y fortaleciéndose a todos los niveles. Con la ayuda de otros míticos guerreros de tiempos remotos. Incluido su ilustre antecesor quien, además de entrenarle algunas veces, le dio valiosos consejos, desvelándole también ciertas cosas, eso sí, fiel a su estilo orgulloso y perdonavidas. Al fin, Landar le consideró preparado y le despidió diciéndole.

-Partirás en una cápsula, esa en la que viajabas. Fue recuperada y reparada. Busca en los confines del universo.
-Dijiste que mi mundo estaba en otra dimensión. ¿Cómo podré llegar a él?- Quiso saber el saiyajin.-
-No es tu mundo lo que debes buscar, sino a una poderosa aliada.- Le contestó su interlocutor.- ella te ayudará. Pero tú debes corresponder de la misma manera.
-¿De quién me hablas?- Preguntó Lornd.-
-Cuando la encuentres, lo sabrás.- Le aseguró el mago.- Solamente puedo decirte una cosa. Encuentra primero el planeta azul en donde ahora reside.
-Pero antes deseo saber quienes fueron los responsables de la desaparición de mi propio planeta.- Dijo él.-

            Landar se limitó a caminar durante un corto trecho y suspiró, declarando con tono reflexivo.

-Ante ti tienes dos caminos, uno conduce a la venganza, otro al renacer de la esperanza. Serás tú quien, a su debido tiempo, opte por uno u otro. Y la decisión que tomes tendrá unas consecuencias de proporciones cósmicas.

            Y no quiso aclararle más. Con esas enigmáticas palabras Lornd partió en su cápsula e hizo averiguaciones. Se topó con esas patrullas de Gralas. Al principio les tomó por meros bandidos espaciales a lo que le fue fácil derrotar. No obstante, a medida que reunía información, todo le señalaba a que fue precisamente ese tirano quien tuvo mucho que ver con la desaparición de su mundo y la muerte de su preceptora.

-Elegí el camino de la venganza. Pero ese maldito cobarde nunca se mostró ante mí para que pudiera reducirle a cenizas. Únicamente pude tratar con él por mediación de sus esbirros. Y por eso, fue mejor hacerme pasar por un vagabundo mercenario. De este modo me permitió entrar en su ejército y fui capaz de ir averiguando más cosas. Dentro de poco, seré capaz de encontrarle.

            Sobre todo cuando, por vía de algunos de los comandantes de Gralas, se enteró de la ofensiva que este iba a lanzar contra ese planeta llamado Tierra. Al parecer, exploradores de ese individuo habían desaparecido allí sin informar. Quizás uno pudiera haber sufrido un accidente. Sin embargo, la pérdida de dos no podría ser casualidad. Y menos cuando en ese mundo se detectaron fuerzas de combate realmente poderosas. Por ello, se enviaron androides muy avanzados para eliminar cualquier tipo de resistencia. Con una fuente de energía prácticamente inagotable. Lornd no pudo descubrir mucho sobre eso, ni tampoco impedirlo. Aunque para asombro de todos, incluso esas avanzadísimas máquinas de matar fueron derrotadas.

-Ahí fue cuando llegó mi turno. Presentí que podría ser mi hermano quien viviera en ese planeta llamado Tierra. Y recordé ese mundo del pasado lejano. Aquel que fuera aliado de Nuevo Vegeta en tiempos de mi padre. Cuando firmó un pacto con el rey Apolo y la reina Serenity.- Pensó ahora el guerrero.- Me las arreglé para que Gralas me asignase esta misión. Acompañar a esos idiotas de sus tropas de choque, como refuerzo. Esperaba que Asthel apareciera enseguida en cuanto les detectase. Pero fueron ellas, esas guerreras, las que les interceptaron. Son valientes, he de admitirlo…y por lo que he ido averiguando, quizás esa misteriosa aliada esté entre ellas. ¿Quién sabe? Podría ser Setsuna…ella dijo que era guardiana de los monarcas de la Tierra. Aunque supongo que no serán los mismos que mi padre conoció.

Tenía todavía muchas preguntas, pero su mente estaba agotada tras tantas vivencias. Decidió dejar esas cuestiones para otro momento y finalmente entró en su nave y trató de descansar. Pudo dormir poco pero lo bastante como para recuperarse hasta que amaneció. Entre tanto, en la mente de Setsuna resonaban las palabras de sus soberanos. Musitaba diciéndose.

-Debo hacer todo lo que esté en mis manos para tenerle de nuestro lado… ¡ya comprendo! Pero no sé si podré…perdonadme Majestades. No deseo decepcionaros. Esta misión no va a depender tan solo de mí y de mi voluntad…sino de mis sentimientos…

Y sin dejar de darle vueltas a aquello, decidió acostarse puesto que estaba realmente agotada. Al día siguiente Lornd salió de la cápsula y la envió a otras coordenadas más remotas, donde nadie pudiera verla. Él descendió del cielo volviendo a la casa de su hermano y de Bertie.

-Es cierto que es muy extraño. Los humanos no saben volar por sí mismos y son muy débiles. Nuestra exhibición de poder de ayer debió de haberles alarmado cuando menos. Y sin embargo, no he visto a ninguno salir a mirarme. Ni siquiera ahora que he descendido volando.

            Y su mente enseguida comenzó a buscar una explicación lógica. Al no hallarla únicamente le quedó una conclusión posible. Se sonrió levemente y musitó.

-Ha debido de ser él. Es otra de las cosas que quisiera preguntarle cuando le vuelva a ver.

Empero, ahora no tenía tiempo para eso. Otras cosas mucho más importantes y sobre todo urgentes, le preocupaban. Al menos su aspecto lucía inmejorable.

-Me presentaré haciendo honor a mi rango.-  Fue su idea, en cuanto despertó aquella mañana.-

Y es que se había cambiado y llevaba otra armadura de combate, pero más elegante que la anterior. El peto y el faldellín eran blancos. En el peto, hacia el pectoral izquierdo, lucía el grabado de una corona en color granate y bajo éste una especie de camiseta del mismo color. Su pelo volvía a estar suelto ahora recogido por una coleta. Cuando llegó a la morada de su hermano se encontró con sorpresa que éste y Bertie estaban hablando con un grupo de chicas. Entre ellas reconoció a Haruka, Michiru y Hotaru que parecían estar haciendo un aparte con Setsuna e intercambiando impresiones. Aunque se sorprendió cuando otra chica bajita  de larga cabellera rubia peinada con dos coletas y un par de bolas sobre su cabeza, que llevaba una gata negra en su hombro, llegó corriendo ante el grupo. Tan apresurada iba que pasó, aparentemente sin verlo a él, dirigiéndose a hablar con Lorein y Asthel.

-¡Siento llegar tarde!- Anunció Usagi puesto que de ella se trataba. Justificándose azorada. - Es que llamé a Mamoru-chan y nos entretuvimos hablando un poco.
-¿Un poco?- La abroncó una muchacha de largo pelo moreno. - ¡Si llegamos con el sailor teleport hará ya más de una hora y nos dijiste que ibas a tardar cinco minutos!
-Bueno… Rei, no hace falta que seas tan quisquillosa. – Se defendió la aludida. – Además, eso no importa ahora, tenemos que avisar a nuestros amigos

Lornd vio como otra chica de pelo castaño algo más alta que el resto iba a decir algo pero Usagi se la adelantó. Llegándose directamente ante los objetos de su advertencia para decir casi sin detenerse a respirar.

- ¡Bertie, tu marido y tú estáis en peligro!, bueno quizá no, pero nunca se sabe. Escuchad, al parecer ha llegado un tipo enorme y muy fuerte que está buscando a Roy – y sin que Usagi lo advirtiera, tras de ella, Lornd se señalaba a sí mismo con una leve sonrisa mientras oía a esa chiquilla hablar de él.  -Si le veis seguro que le reconoceréis. Por las descripciones que tenemos es un guerrero del espacio muy poderoso y cruel. - Lo describió tal y le habían comentado para aseverar. - Debe ser inconfundible, seguro que lo reconocería a kilómetros en cuanto le viese.

Lornd se puso entonces justo detrás de ella mientras Roy se reía al igual que las otras guerreras en tanto que Usagi estaba soltando su perorata, habían sido tranquilizadas por Setsuna acerca de ese misterioso individuo.

- Dis…discúlpame un momento, - pudo decir Roy que casi se caía de la risa. - Voy a avisar a Tom y al resto… para informarles de esto.

            Usagi ajena a ello asintió y se concentró ahora en explicarle la situación a Beruche, ésta también debía hacer esfuerzos ímprobos para no reír en tanto la miraba con una gran sonrisa.

 - Bueno, debe de ser un tipo terrible pues acabó con unos seres muy fuertes en un momento. ¿Verdad?- Terció con sorna esa chica de cabellera azabache, más que dispuesta a pasarlo bien a costa de su amiga. –
-Sí, es cierto, Rei.- Convino su interlocutora afirmando con alivio.- Menos mal que por esta vez me haces caso en algo.
-Claro, ¿cómo no iba  a hacértelo? Es más. Debemos tener cuidado con él porque estará a punto de llegar.- Remachó Marte conteniendo una carcajada a duras penas, en tanto Makoto tenía que esconderse tras su compañera Minako para poder reír. – No podemos descuidarnos…
- Sí, eso, habrá que estar atentos. Pero seguro que con ese poder que tiene notaremos que se aproxima desde mucha distancia. – Afirmó categóricamente Usagi.-

Mientras detrás de ella, Lornd volvía a señalarse, enseñaba teatralmente los dientes y exhibía sus dos brazos sacando sus grandes bíceps para deleite de las chicas que ya no sabían dónde mirar para no troncharse.

- Carita de luna, escucha… – Quiso terciar Haruka quien a duras penas también, se dominaba para no llorar de risa. -
- Usagi… – trató de intervenir Luna que había visto a aquel tipo justo tras de ellas. -
- ¡Espera, no me interrumpáis ahora!- Las cortó inflexiblemente la interpelada insistiendo una vez más, para deleite del auditorio. – No entiendo como os lo tomáis de esta manera, esto es importante, ese tipo es muy peligroso.
-¿De verdad?- inquirió Lornd a sus espaldas queriendo saber con una voz teñida de fingido escepticismo. ¿Tan peligroso es?...
- Sí, de verdad y ten cuidado. - Le advirtió la muchacha tomándole por Roy. -Puede que sea más fuerte que tú ¡Ah y parece ser que también se convierte en un súper guerrero!
-¿No me digas?- Contestó su interlocutor divertido para preguntar. -¿Como yo? –

Al instante se transformó en súper guerrero y ahora parecía casi idéntico a su hermano menor. Usagi al notar una oleada de energía a sus espaldas se volvió y le dijo.

- Sí, es verdad Roy. Pero ahora que te veo te noto más fuerte, quizás puedas vencerle. - Comentó mientras levantaba su mano para medir al que tomaba por su amigo. - Además, creo que hasta has crecido y todo...será por tus entrenamientos.
- Gracias. - Terció el auténtico que regresó tras hablar con sus amigos y se había colocado a un lado para seguir con la broma.

Sin embargo, cuando Usagi reparó en él comenzó a temblar.

-¡Ay!, si el tipo que está ahí no eres tú, ¿quién es?- Preguntó poniéndose pálida por momentos en tanto que Lornd dejó de ser un súper guerrero. -
- Hola, supongo que soy el saiyajin peligroso y cruel del que hablabas.- Dijo con un bien entonado tono adusto. -

            Usagi se quedó petrificada, con la boca abierta y los ojos de platos, tardó en poder gesticular y articular palabra. Miraba hacia arriba y sólo veía una montaña de músculos y un rostro que era poco visible pues el sol brillaba tras él y la deslumbraba. Pegó un bote y saltó a los brazos de Makoto en tanto trataba de excusarse a toda prisa.

- Bu...bueno, lo decía en broma, claro, si ahora que te veo pareces un buen chico. Cruel, cruel, no creo que seas. Quizás un poco bruto... ¡Ay! ¿He dicho bruto? Quise decir fuerte. Pero no lo tomes a mal. - Adornó su expresión con una sonrisita estúpida mientras el saiyajin la miraba de arriba a abajo y asentía con los brazos cruzados. - ¡Mamaíta, es enorme!,- le cuchicheó a Makoto que asintió con una sonrisita de circunstancias. -
-¿Qué haré contigo?, ¿desintegrarte o pulverizarte? - Inquirió Lornd aún con más seriedad. -
-¡Ay!, soy demasiado bonita para morir joven. - Opuso Usagi inquiriendo esperanzada. -¿Verdad señor guerrero que no atacas a mujeres?
-¡Rey de los saiyajin! - Puntualizó Lornd fingiendo  brusquedad, lo que no le costaba mucho. -
- Bueno, pues Majestad, Señor, rey de como sea que te llames...- tartamudeó la muchacha. -

Sin poder resistir la sensación de vergüenza ajena y en parte, deseando también pinchar a su compañera, Rei la abroncó.

- ¿No ves que te está tomando el pelo, estúpida?, ¿cómo puedes ser tan miedosa?
-¡Claro, tú no tienes frente a ti a la gran muralla china con cara de enfado!- Contestó la aludida entre molesta y aun asustada. -
           
            La expresión de Usagi era un poema. Estaba además roja como un tomate, no se sabía si en mayor medida debido al miedo hacia el saiyajin o a su enfado con Rei. Lornd por su parte, lo mismo que el resto,  no pudo aguantar más. Las carcajadas de todos atronaron el lugar. Su interlocutora estaba perpleja y una vez que Makoto la dejó bajar de sus brazos el poderoso guerrero la tranquilizó, ahora amablemente.

- Perdona si te he asustado, soy Lornd, el hermano mayor de Asthel. Bueno, Roy, como le llamáis aquí. No te preocupes, no voy a haceros ningún daño, al contrario, os considero mis amigas, sobre todo a algunas. – Y miró de soslayo a Setsuna que apartó la vista algo avergonzada en tanto aquel hombre afirmaba con tono distendido. - Vosotras sois las guerreras de la justicia, ¿no? Encantado de conoceros a todas, hasta ahora únicamente conocía a la guerrera Plutón y su grupo. Supongo que estas son Urano, Neptuno y Saturno. - Explicó señalando respectivamente a Haruka, Michiru y Hotaru. -
-¿Cómo nos has reconocido?- quiso saber Hotaru incrédula para oponer. - Ahora no venimos como guerreros, sino con nuestra identidad normal.
- ¡No me tomes el pelo! - río Lornd asegurando - ¡cualquiera se da cuenta de que sois las mismas con otros trajes, es que salta a la vista! Ja, ja, ja...
-No, no es tan fácil de ver.- Rebatió Minako con un tinte de asombro en su voz.- Te lo aseguro.
-Solamente es posible para quienes conocen nuestras identidades.- Apuntó Makoto con tono lleno de sospecha.-

            Y así era dado que para quienes ignoraban sus verdaderas personalidades las chicas tenían rasgos claramente orientales y sus colores de cabello distaban mucho de ser como en sus versiones de guerreras. Entonces. ¿Cómo es que ese saiyajin había podido reconocerlas de un modo tan rápido? Pudiera ser que tras su combate contra las exteriores éstas le hubieran desvelado sus identidades. Así lo consideraron…

- ¿Entonces ya os conocíais todos? - Inquirió Usagi saliendo de su estupor. -
- Desde luego, ¡cómo eres! – La reprobó Ami, suspirando. -
- Pues no sé de qué te extrañas, es la misma de siempre. – Indicó Rei con cierta malevolencia en el tono. -
- ¡Oye! ¿Se puede saber que os pasa conmigo?- Quiso saber la aludida con visible irritación.-
- Pues que ayer, cuando Setsuna contactó con nosotras, nos lo contó todo. – Suspiró pacientemente Ami para añadir. -  Y tú estabas más pendiente de echar una partida con los videojuegos que de la llamada y no prestaste atención.
- Sí, es cierto. - Convino Makoto con idéntico tono admonitorio. - Y mira que te avisamos de que vinieras a escuchar.
- Hasta yo dejé la partida de coches de carreras para enterarme y eso que te iba ganando - intervino Minako con retintín. -
- Bueno, tampoco es para ponerse así. – Replicó Usagi siéndose algo avergonzada, pese a lo cual no se recató en matizar.- Y además, íbamos empatadas Mina-chan…

            Aunque su aludida amiga movió la cabeza para negar eso. Usagi estaba colorada y aún lo estuvo más cuando ese gigante se acercó a ella y tras hacer una leve inclinación le tomó una mano besándose con suavidad para declarar.

-Es un honor conocer a la Soberana del Milenario de Plata.- Y añadió dirigiéndose al grupo de Setsuna y las sailor del sistema solar exterior. - De modo que ella es la reina Serenity.
-Sí. ¿Pero cómo lo sabes?- Le preguntó a su vez Michiru con la sorpresa reflejada en sus facciones. -
-Puedo sentirlo. Tiene una gran fuerza interior. – Sonrió lacónicamente él, en tanto la aludida le devolvió una mirada de aprobación que rezumaba majestad. Fue solamente un destello pero el guerrero quedó realmente impresionado. – Sí, puede percibirse…aunque te esfuerces por aparentar lo contrario.- Le susurró a la atónita aludida.-

            Desde luego que Lornd no se había dejado embaucar por aquella especie de representación. Sentía en esa chica un poder realmente grande. Seguramente era ella, esa aliada que tenía que encontrar. Cuando habló con el mago blanco, éste le dijo que buscase en la Tierra. Allí moraba una poderosa reina. Y él era muy veterano como para dejarse engañar por las apariencias. No era la Serenity que él conoció pero a buen seguro se trataría de su heredera. Lo que le sorprendía era esa forma de comportarse, tan alejada de la majestad que se supone debería mostrar. Aunque eso no era de su incumbencia. Posiblemente esa chica actuase así por algún motivo. Quizás sería el mismo que el suyo. Desde luego que estaba muy claro que no era tan despistada y tonta como quería pretender. No obstante, no sería él quien dijese nada sobre eso.

-Así es.- Terció Rei entonces con otra de sus dosis de ácido humor para volver a replicar. – Esa fuerza, ¡ja! Tan interior la tiene que casi nunca es capaz de sacarla. Y menos para atender a sus obligaciones en lugar de jugar a las maquinitas. Ahora, para atiborrarse de comida su poder es incalculable.
-¿Pero, cómo te atreves? ¡Ya lo has oído listilla, más respeto que soy la reina!- La increpó Usagi a su vez-
- Pues como continúes así de despistada solamente serás reina por un día. - Se burló Rei. -
-Eres odiosa. Además de una envidiosa, como a ti no te ha besado la mano. – Contratacó su polemista. -  Pero ¡qué le vamos a hacer! Con clase se nace…y algunas no habéis tenido esa suerte.
-Tienes razón, por eso creo que deberías reencarnarte de nuevo a ver si por fin eres afortunada y logras parecerte a mí.- Replicó Marte con retintín.-

Por su puesto su compañera respondió a eso a su vez y como de costumbre entre réplicas y contrarréplicas ambas acabaron en el consabido duelo de sacarse la lengua a ver quién aguantaba más. Lornd y el resto observaron divertidos la escena. Al poco terminaron con aquel concurso de burlas. Tras serenar los ánimos hicieron varios corrillos para charlar. Fue el guerrero quién se acercó a esa chica rubia tan estrafalaria y la abordó con cortesía para solicitar.

-Si tienes un momento, quisiera hablar contigo. Majestad.

            En esta ocasión Usagi le miró con los ojos muy abiertos, pero lejos de hacerse la sorprendida, asintió despacio. Ambos se alejaron caminando un trecho. Setsuna les observó con atención. Una de sus compañeras, Haruka, comentó entonces a su lado.

-No sé cómo lo hace pero esta carita de Luna siempre sabe cómo ganarse el afecto de la gente.
-Y no solo eso.- Replicó Plutón de modo enigmático.-
-¿Qué quieres decir?- Intervino Michiru, visiblemente intrigada al igual que su pareja la guerrera Urano.-
-Quiero decir que Lornd no debe de ser fácil de impresionar.- Aseveró Setsuna.- Y que ella lo ha conseguido.
-Pues creo que tú también lo has logrado.- Se sonrió Haruka, comentando.- Una de dos, o es más impresionable de lo que piensas o es que las dos sois realmente impresionantes.

            Sin embargo, su compañera no rio aquel comentario, más bien mostró un gesto reflexivo y replicó.

-No sé a qué te refieres, pero  veo que él no se ha dejado engañar por la primera impresión. Os aseguro que no es tan bruto como quiere hacer creer, quizás juega a lo mismo que nuestra soberana.

            Sus amigas asintieron, ya con el gesto más serio. Por su parte, Lornd caminaba junto a  Usagi por la calle que estaba paralela a la casa de su hermano en tanto le decía.

-Me sorprende que una reina como tú actúe de este modo.
-Bueno.- Sonrió ella con tono divertido para contestar.- Mis amigas esperan que haga esa clase de cosas.
-¿Amigas? ¿Acaso no son vasallas tuyas?- Inquirió el guerrero.-
-Podríamos decir que son ambas cosas. –Afirmó la interpelada.-
-No es sencillo lograr eso. Debo felicitarte.- Admitió él.-
-Hemos tenido mucho tiempo y pasado por muchas cosas juntas.- Le desveló su interlocutora hablando ya más seriamente al agregar.-Pero una cosa debo decirte, no siempre represento este papel, muchas veces soy realmente así. Al menos lo fui en otro tiempo. Y una parte de mí todavía lo es. La que se resiste a madurar y dejar de vivir sin responsabilidades.
-Ya veo. - Sonrió débilmente el saiyajin.- Ésta es otra vida diferente, pero al tiempo estás anclada en tu deber de otro tiempo. Como hija y heredera de la reina Serenity, ¿me equivoco?.
-Así es.- Admitió su contertulia, añadiendo con solemnidad.- Al igual que te sucede a ti. Hijo y heredero de Dronaos y Alisán.

            El saiyajin la observó ahora con gesto de sorpresa. Apenas sí pudo decir.

-¿Sabes quién soy?...Realmente…
-Lo sé. Y no ignoro qué es lo que tratas de encontrar. - Afirmó ella.- Y a su debido tiempo tendremos que hablar.
-¿Podrías ayudarme?- Quiso saber el guerrero con visible interés.-
-Quizás sí. Pero no depende únicamente de mí.- Dijo la muchacha que agregó con un tinte algo misterioso.- La cuestión es, ¿podrás ayudaros tú a nosotros?
-Eso espero. Aunque depende de para qué solicites mi ayuda.- Repuso él.-
-No tardarás en saberlo. A cambio, estoy segura de que podremos corresponder a tu amabilidad.- Afirmó la joven que añadió.- Mis guerreras me han contado tus proezas. Y estaban impresionadas. Confía en mí cuando te digo que no es fácil que eso suceda. Han visto muchas cosas y han luchado contra enemigos muy poderosos.
-Me bastó con mirarlas a los ojos para darme cuenta.- Convino él, que añadió con tono lleno de respeto.- Sobre todo a los ojos de tu guardiana del Tiempo, la guerrera Plutón.
-Setsuna es una leal amiga y guardiana. Tiene sobre sus hombros una carga muy pesada. Y en el futuro seguramente que ésta aumentará…- Declaró la muchacha, suspirando para agregar.- Únicamente espero que no sea demasiado para ella.
-Me gustaría poder hacer algo por ayudarla, si es que eso es posible.- Se ofreció el guerrero.-

            Usagi sonrió y tras mirarle durante unos instantes con tintes de complicidad, pronunció unas, al menos para su contertulio, enigmáticas palabras.

-Quizás eso podría ser factible. En cierta manera tú mismo has contestado a tu pregunta.
-¿Qué pregunta?- Inquirió el saiyajin, con expresión desconcertada.-
-Deseabas saber cómo podrías ayudarnos.- Sonrió levemente su interlocutora.-
-Si puedo hacerlo, ayudando a tu noble guardiana la princesa Plutón, solamente tienes que decirme qué debo hacer.- Se ofreció de inmediato él.-
-Agradezco tus palabras. No obstante, es un poco pronto todavía para eso. Habrá que darle tiempo al tiempo, y en el caso de Setsuna nunca mejor dicho…bueno, ya se verá…pero una cosa es segura. En un futuro no demasiado lejano te necesitaremos, lo mismo que a todos los campeones que podamos reunir para defender la causa del bien.

            El aludido escuchaba con atención. Al observar a su contertulia fue como si una repentina inspiración le sacudiese y pudo exclamar clavando sus marrones ojos en los azul celeste de ella.

-¡Entonces tú… tú eres!...Vos…Señora…sois…
-Soy tu amiga. Con eso es suficiente.- Le cortó la muchacha para sentenciar con tono enigmático.- No es necesario decir más. De momento…

Lornd quedó tan callado como atónito. No añadió nada más. Recordaba ahora, uno de esos entrenamientos con su antepasado. El legendario rey Vegeta le había vuelto a propinar otra paliza sin apenas esforzarse.

-¡Levántate! -Le ordenó adustamente al joven saiyajin.-
-Es imposible acercarme a ti.- Admitió Lornd, tras ponerse trabajosamente en pie.- Debes ser el más poderoso del Universo.
-Me gustaría, créeme. Pero no es tan sencillo.- Declaró sinceramente su maestro. -Hay muchos seres ahí fuera que son increíblemente poderosos. Y a su debido tiempo deberás buscar la ayuda de algunos de ellos.
-Landar me dijo que hay una poderosa aliada a la que debo encontrar. Pero no quiso decirme quién era.- Suspiró el chico.-

            Vegeta movió su cabeza con reprobación, afirmando con una mezcla de incredulidad y crítica.

-Ese viejo chiflado. Siempre con su manía de hacer las cosas misteriosas sin necesidad ninguna. Se estaba refiriendo a la reina Serenity.- Le desveló a su pupilo.-
-¿La reina Serenity?- Repitió incrédulamente Lornd, recordando.- Ella era aliada y amiga de mis padres. Su guardiana Lorein se desposó con mi hermano Asthel. Aunque únicamente era la soberana de la Luna terrestre. ¿De verdad es tan poderosa?
-No me interesan tus cotilleos familiares.- Contestó desabridamente Vegeta para agregar, ahora sí con más consideración en su voz.- Pero ella es mucho más de lo que tú crees. Su Majestad la reina Serenity es de los pocos seres en el universo a los que yo no desafiaría. Hasta el dios de la destrucción la respetaba.

Lornd recordó eso. Tampoco su antepasado y mentor quiso desvelarle más. Aunque dio la impresión de guardarse bastantes cosas para sí. Por ello se le hacía difícil de creer, viendo a esa aparentemente frágil chiquilla, que fuera esa poderosa reina. Y no obstante, su propio instinto y sus percepciones así se lo indicaban. Había mucho más ahí de lo que podía descubrirse a simple vista. Por su lado, la joven también guardó silencio durante unos instantes. Los dos habían girado para volver sobre sus pasos y reunirse con el resto. Ahora, al acercarse, Usagi se reía, dado que la conversación entre ellos varió al terreno culinario. Ella no dejaba de exclamar visiblemente divertida, cuando inopinadamente comentó, siendo ya audible para el grupo.

-¿Así que te comiste dos pizzas familiares como si tal cosa?... Eso no puedo hacerlo ni yo. ¡Pero dame buñuelos y copas de helado y habría que ver si eres capaz de ganarme!, ¡ja, ja!
-Para un  saiyajin eso no es nada. - Replicó Lornd con tono desenfadado también, entrando de lleno en ese nuevo tema.- De hecho, ayer no estaba demasiado hambriento…

Aunque esa conversación terminó antes de que nadie más pudiera unirse a ella. Ocurrió en cuanto el saiyajin detectó las energías de los cuatro amigos de su hermano. Estos llegaron volando y se posaron cerca del grupo, pero no traían un semblante feliz sino bastante preocupado. Fue Roy el que les interrogó en voz alta.

-¿Qué ocurre, chicos?- Traéis alguna noticia. Por vuestras caras no parece que vengáis muy contentos.
-No, no lo estamos, - tuvo que admitir Diamante que, haciendo una cortés inclinación con la cabeza, primero saludó al resto de los allí congregados añadiendo después. – Venimos de la Masters Corporation. Mi hermano y yo fuimos avisados por Ian Masters.
-Por lo que nos han contado allí, tenemos serios problemas. – Terció Nephrite –
-Al parecer han descubierto un gran meteorito.- Completó Ail. -
-¿Y qué quiere decir eso? Esas noticias suelen ser comunes. – Les preguntó Roy como si no lo relacionase en absoluto con su situación. -
-Pues la verdad es que estas noticias no son nada halagüeñas,- afirmó Zafiro en plan poco optimista. - Acorde con los cálculos del doctor Tomoe y su equipo, el meteoro se dirige directamente hacia la Tierra y a una gran velocidad...

            Antes de que nadie pudiera decir más, tanto Tom  como Cooan y las chicas hicieron acto de presencia bajándose de un par de taxis. Una vez allí, fueron también puestos al corriente.

-¿Pero qué podemos hacer nosotros frente a eso?- intervino Tom con visible inquietud. -
- Únicamente veo la posibilidad de desviarlo - propuso Diamante que, sin embargo, objetó.  - Pero no sé si tendremos la energía necesaria.
-¿De qué tamaño es?, - preguntó Lornd bastante interesado. -
- Calculan que debe de tener casi dos veces el tamaño del meteorito que extinguió a los dinosaurios.- Repuso Zafiro – Más de quince kilómetros.
-¡Qué horror!- exclamó Cooan preguntando alarmada.  -¿Cómo vamos a poder pararlo?
- ¡Luego ese era el plan del maldito Gralas! - Escupió el guerrero con visible enfado. - Si sus tropas no podían vencer la resistencia de este mundo aniquilaría casi cualquier vestigio de vida para quedarse luego el planeta. O simplemente como venganza. ¡Cobarde miserable!
- Pero, ¿qué podemos hacer contra eso? – Intervino una angustiada Petz. -
-Algo tendrá Ian en sus empresas que pueda frenarlo, ¿verdad cariño?- Le preguntó esperanzadamente Esmeralda a su pareja. -
- No, desgraciadamente no tenemos nada lo suficientemente potente como para pararlo. - Admitió Diamante a su pesar –

            Todos bajaron la mirada, no se atrevían a observarse unos a otros, tal era el grado de desolación. Aquello significaría el fin de la especie humana y otros millones de ellas. La faz de la Tierra sería totalmente barrida. Aunque fue precisamente el saiyajin quien esbozando una leve  sonrisa, afirmó.

- Pararlo quizás no...pero destruirlo sí... De hecho, no sería problema. Nosotros podemos liquidar un planeta mucho más grande que éste.
- Pero ¿cómo? ¿Tú sabes la energía que se necesitaría para hacer eso?- Terció Roy con gesto y tono incrédulo. -
- Y los cálculos tan complejos - añadió Beruche con escéptica resignación. - No se podrá hacer así como así o podría provocar casi tantos daños como si impactase.
- Es verdad,- confirmó Zafiro -, lo comenté con Kaori y ella me dijo que si se intentaba destruir el asteroide demasiado cerca la Tierra podríamos sufrir un cataclismo  de igual modo y si se hacía demasiado lejos quizás la energía enviada se disipase antes de alcanzarlo.
- Yo podría intentarlo. - Se ofreció Lornd  matizando. - Si alguien hiciera los cálculos necesarios. Creo que tendría la fuerza suficiente. Porque si conozco a ese bastardo de Gralas él sabrá que un asteroide normal no es nada complicado para mí o para otro súper saiyajin. Y sabiendo de antemano que aquí ya había guerreros muy poderosos me juego cualquier cosa a que habrá hecho algo para protegerlo. Y tenéis razón, no puedo disparar sin calcular correctamente o podría destruir también la Tierra. Tendré que reunir toda mi fuerza y debería concentrarla toda para controlarla bien, eso requeriría tiempo.
- ¿Estás seguro de eso?- Le inquirió Setsuna con visible asombro. -
- Hasta que no lo pruebe, no - Respondió Lornd aunque añadió con un tinte de total confianza en sí mismo. - Pero un rey de los saiyajin debe enfrentarse a cualquier reto, por difícil y peligroso que este sea. Además, vuestro planeta no tiene otra opción.

            Todos se quedaron en silencio, aquello era cierto. ¿Qué otra cosa se podía hacer sino? Al fin fue Haruka la que rompió el mutismo de todos, tomando la palabra con más optimismo y decisión.

- Se lo diremos inmediatamente a Kaori y Tomoe. ¡Que empiecen con los cálculos!
-Yo les ayudaré en lo que pueda.- Añadió inmediatamente Ami.-
- Avisaremos a toda la Master Corporation. - Apuntó Diamante- su ayuda nos será de seguro necesaria.
- ¡Entonces pongámonos ya a trabajar! Hermano debemos entrenar juntos, y vosotros también.  - Les arengó Lornd  a los muchachos con tono verdaderamente regio. – Necesitaremos a todos los guerreros disponibles.
-Eso es, no vamos a sentarnos a esperar a que un pedrusco nos destruya.- Remachó Roy. -

            Todos asintieron con entusiasmo, alegres al menos de poder hacer algo, y se pusieron manos a la obra. Tanto el doctor Tomoe como su equipo comenzaron los cálculos. El impacto del meteorito se estimó para dentro de tres semanas. Tiempo suficiente para que los chicos se entrenasen. Ellos se fueron a una zona apartada para poder practicar. Entre las chicas decidieron que Setsuna se quedase como enlace para coordinar las operaciones con las guerreras, el laboratorio de Masters y los chicos. Al principio dio la impresión de que no estaba muy por la labor pero se dejó convencer, junto con Hotaru que así podría visitar de paso a su padre. Tom fue por allí también acompañando a las guerreras Plutón y Saturno. Una vez en los laboratorios de la Master Corporation comprobaron cómo los científicos y técnicos se afanaban con los cálculos. Los tres se reunieron con el profesor Tomoe que estaba al frente.

-Debo decir que, según todos los informes éste es un asunto muy serio. - Objetaba el científico  con gesto grave al explicar. – La potencia de fuego que haría falta para desviar eso sería de muchos miles de megatones. No tenemos capacidad de lanzar tantos misiles.
-Y además, tendríamos el problema de la radiación. – Intervino perspicazmente Hotaru. –
-Sí hija, así es. – Convino aprobatoriamente su padre. -
-Tenemos otro sistema, creemos que puede funcionar. - Le explicó Setsuna poniéndole al corriente de la fuerza del recién llegado. - ¿Qué opina?
-Esa sí podría ser una solución, si tiene la asombrosa fuerza que decís, siempre y cuando hagamos los cálculos correctamente. Pero no creo que con un solo guerrero nos baste.- Valoró Tomoe.-
- No sólo tenemos a uno. – Intervino entonces Tom.- Nuestro grupo puede hacer un ataque combinado de varios guerreros a la vez.

Eso pareció hacer que el rostro del doctor se iluminase, cuando añadió.

-En ese caso podría ser más factible. Nos tendríamos que poner ya a hacer los cálculos. Creo que Mimette estaba con los preliminares. La avisaré.
-Podemos ir a verla, no es necesario que la interrumpamos, supongo que estará trabajando.- Replicó Tom, que añadió a renglón seguido con palpable interés.  - De paso también veré a mi hermano. Hace tiempo que no sé nada de él. Bueno, en realidad de ninguno de los dos.
-¡Estos jóvenes!, se les va el santo al cielo enseguida. – Suspiró Tomoe moviendo ligeramente la cabeza para indicar al grupo. – Seguidme por favor, vamos a la sala de ordenadores, supongo que estarán allí.

El grupo siguió al doctor y entraron a través de varias puertas. Se detuvieron ante una en la que aparecía un cartel dibujado a mano y con lápiz a blanco y negro, con un gracioso rostro femenino de pelo ondulado y gafitas redondas con un ojo guiñado, en el que rezaba una inscripción “ Mimette´s disco room, do not disturb “.

-A ver lo que estará haciendo esa loca. – Musitó Hotaru con tono divertido, que solamente pareció ser oía por Setsuna que le dedicó una mirada reconviniendo a su compañera, aunque de seguido no pudo evitar sonreírse, en tanto su interlocutora remachaba con jovialidad eso sí.- No me mires así. Está como una regadera. ¡Pero me cae genial!

Nada más abrir se vieron sorprendidos por música disco a un nivel más que considerable, unido a la voz aguda  y casi infantil de una chica de alrededor de veinte años, con ese pelo ondulado de color miel que se combinaba muy bien con sus grandes ojos tono melocotón tras aquellas gafitas redondas. Al parecer según cantaba y se movía bailando por el despacho iba supervisando cálculos matemáticos en varias pantallas de ordenadores. Ante este pintoresco cuadro Hotaru giró la cabeza sin poder evitar reírse. Setsuna sonrió más ampliamente tratando de que no se la viera demasiado y Tom se quedó con los ojos como platos moviendo incrédulamente la cabeza. El único que al parecer no experimentó reacción alguna, fruto probablemente de la costumbre, fue Tomoe quien se dirigió a la muchacha.

-Hola Mimette. ¿Qué tal llevas los cálculos que te encargué?
-¡Hoola doctoor! – Exclamó altisonante y melosamente ella sin dejar de bailar. - ¡Hola chicas, hola Tommy!- Agregó divertida mirando a los demás. - ¡Ya verás lo contento que se va a poner Dany cuando te vea! ¿Qué tal están Connie y los suegros? ¿Vais  a hacer más sesiones de karaoke?- Le ametralló a preguntas la muchacha, en tanto no paraba de moverse y comprobar consolas. -

Antes de que un  rebasado Tom pudiera ni articular palabra, Tomoe le insistió gentilmente a su ayudante.

-Necesitamos que nos des un informe preliminar de la situación del asteroide si eres tan amable.
-Sí, claro doctor – sonrió ella consultando una de sus pantallas y tecleando una serie de códigos para informar. - Es un tipo C, albedo menor de 0,04, concretamente  tiene 0,0332. Su diámetro es de 17,3 kilómetros y su masa estimada de 34.500 millones de toneladas métricas. Mayormente compuesto por carbono, hielo y algo de hierro y níquel. Es un asteroide cercano de la categoría amor. ¡No es romántico!, ¡llamarlo amor! – Exclamó inopinadamente ella para continuar después con su anterior tono analítico. - Es curioso porque no debería de ser un PHA. No, al menos según los cálculos que hicimos con la escala de Palermo.
-¿PHA? – Inquirió Tom que no estaba nada familiarizado con aquella jerga. –
-“Potential hazardous asteorid”, Tommy. – Le explicó Mimette  con su más que buena pronunciación del inglés, para continuar. - Viaja a una velocidad estimada de setenta mil kilómetros por hora. Como decís en tu país. ¡Va a ser difícil de batear!
-Esperemos poder hacer un “home – run” o nos va a eliminar a todos. - Sonrió el chico continuando la ocurrencia. -

Tanto Setsuna como Hotaru cruzaron sendas miradas de sospecha. Más cuando Plutón comentó.

-¿Por qué dices que no debería ser peligroso?
-Porque no habíamos detectado nada en ese cuadrante que supusiera ninguna amenaza seria, al menos a corto o medio plazo. – Replicó Mimette –
-Lo que puede indicar una cosa. – Intervino Hotaru con un reflexivo tono de voz. - Que alguien lo haya desviado intencionadamente hacia aquí.
-¡Cooorrecto! Chica. Has acertado. Y lo que es más. Ese asteroide lleva a su alrededor una especie de campo de fuerza que parece protegerlo. ¡Jamás vi nada igual! – Exclamó Mimette.-

Aquella histriónica jovencita tomaba por sorpresa con esas reacciones tanto a  su interlocutora que suspiró armándose de paciencia como al resto que la miraban atónitos. Solamente el doctor parecía no extrañarse cuando se limitó a decir con aprobación, dirigiéndose a su hija.

-Muy bien, Hotaru, veo que eres muy perspicaz. Eso te ayudará en tus estudios.

Al fin parecía que la muchacha sonreía más ampliamente y que estaba dispuesta a decir algo más con mayor entusiasmo. Aunque de repente su expresión risueña se borró al ver abrirse la puerta por la que había pasado anteriormente y acercarse una mujer de larga melena pelirroja, ataviada con una bata de laboratorio. Venía sonriente y saludó a todo el grupo. Setsuna le hizo una leve y educada inclinación de cabeza y Tom le ofreció una mano que esa mujer estrechó. Tomoe en tanto les recordó.

-Es Kaori, mi esposa. También es mi asistente.
-Perdonad si os interrumpo, Souichi. – Comentó educadamente ella dirigiéndose al doctor por su nombre de pila.- Pero Masters quiere hablar contigo. Necesita que le informes de la situación. ¡Hola Hotaru! – Sonrió de nuevo al percatarse de la presencia de la chiquilla que se había casi escondido tras Setsuna. – Me alegra verte…

La muchacha le dedicó una mirada fría pero no contestó. Kaori extinguió su sonrisa, una atmosfera algo envarada flotaba en el ambiente cuando Tom oportunamente fue a romperla preguntando a la recién llegada.

-¿Sabe usted si Masters ha hablado ya con Roy y su grupo?
-No sabría decirlo. - Contestó ella – Creo que Diamante estuvo en contacto con él. Mimette – Inquirió ahora Kaori a la activa muchacha que seguía yendo de acá para allá con sus cálculos. - ¿Tienes las estimaciones de la zona de impacto? Masters estaba interesado en ellas.
-Sí, deben de estar por ahí, en mi mesa. – Replicó descuidadamente la interpelada en tanto escrutaba otra pantalla. -

Kaori se acercó a la mesa de la chica, allí apenas sí podía distinguir nada entre un maremágnum de revistas con fotos de actores y cantantes famosos, algún que otro muñequito cabezón, una taza de café… Al fin dio con unos sobres y papeles sobre los que descansaban un plato con los restos de algunas pastas y un trozo de tarta. Tras armarse de paciencia y rebuscar encontró varios folios. La mujer movió la cabeza con visible gesto de reprobación en tanto pensaba.

-Será más fácil destruir este asteroide que conseguir que Mimette sea capaz de tener su mesa ordenada.

Finalmente pudo constatar que en esos folios estaba la información que precisaba, aunque con visible contrariedad Kaori hasta tuvo que limpiar de restos pegajosos de tarta alguna que otra hoja de papel. Hotaru la observó, esta vez incapaz de contener su gesto de regocijo. Cualquier cosa que molestase a esa estúpida contaba con su total aprobación. Mimette no era tan mala después de todo, al menos tenía una virtud que la muchacha adoraba, sacar de quicio a su madrastra.

-Parece ser que Lornd no estaba errado.- Afirmó Hotaru, dejando ya de sonreír mientras Kaori se limpiaba las manos con una servilleta.- Acertó en lo de la protección de ese asteroide.
-Sí, conoce bien los trucos de ese tal Gralas.- Admitió Tom. -
-Bueno- intervino Setsuna terminando con ese momento tan embarazoso. – Yo debería ir a ver al grupo, debemos permanecer en contacto.
-En cuanto completemos los cálculos te los enviaré. – Repuso Souichi que ahora, en plan más familiar, le comentó a su hija. - ¿Te quedarás a cenar con nosotros? Al enterarnos de que venías Kaori ha preparado tu plato favorito. Fideos al estilo taiwanés.
-¡Cuánto lo lamento, papá! Me gustaría pero debo ir con Setsuna, tengo que asistirla como enlace para ver a ese saiyajin recién llegado. – Replicó la chica esforzándose por parecer jovial.-

 Aunque su compañera no pudo evitar dedicarle una mirada atónita que expresaba claramente que no tenía ni idea de lo que estaba hablando. Hotaru lo solucionó dándole un, para los demás, imperceptible codazo en la cadera.

-Sí, claro. Lo olvidaba. - Pudo añadir Setsuna visiblemente apurada. -
-Es una pena. - Espero que en otra ocasión pues. - Suspiró su padre encogiéndose de hombros. - Bueno, yo debo seguir aquí. Para completar las observaciones. Mimette, creo que hace un buen rato que ya se ha terminado tu turno. No sería justo robarte más tiempo. Puedes irte si lo deseas.
-No se preocupe doctor, trabajar con usted siempre es un placer. - Sonrió ella agregando entusiasmada. - ¡Aunque tengo ganas de reunirme con la familia!, - y agarrándose de un brazo de Tom que esbozaba una sonrisita algo tonta, ella añadió. – ¡Hala, futuro cuñado! Vamos a buscar a Danny, él habrá terminado ya. Casi siempre quedamos fuera, en la cafetería.

Su interlocutor asintió aunque de camino pareció notar una mirada triste en los ojos de Kaori en tanto les acompañaba a la salida. Una vez fuera de la zona de laboratorios la asistente y esposa del doctor se despidió amablemente de ellos retornando a sus obligaciones. La única que no le devolvió el saludo fue Hotaru, que en cambio sí que sonrió al ver a Daniel. Éste se acercó y tras darle un beso a su novia y abrazar a su hermano, saludó a ambas sailors con una gran sonrisa.

-¿Tommy? ¿Qué tal todo? Hace mucho que no nos vemos.- Quiso saber ese afable y atractivo joven. -
-Sí- convino su hermano mayor para apuntillar con un poco de reprobación. - No será que no os hemos llamado veces.
-Lo siento, hemos estado muy liados. Pero créeme, tenemos pensado tomarnos vacaciones pronto y viajar a casa de nuestros padres. Allí podríamos reunirnos si Connie y tú podéis. Ya sabes que mamá y papá estarán encantados.
-Tus padres son un cielo, Tom. – Terció su cuñada en ciernes para decir a modo de confidencia a una ahora divertida Hotaru. - La tarta de manzana que hace la madre de Tommy es la mejor del mundo.  ¡Me encanta!  Tengo ganas de que me dé la receta.
-¿Tú también haces tartas?- Se interesó ahora la chiquilla, todavía recordando con deleite las contrariada expresión de Kaori al rebuscar entre la anárquica mesa de Mimette. -
-Tendrías que ver las que hacía para mis ídolos cuando era más jovencita. - Suspiró su interlocutora que le ofreció con simpatía. - Un día haré una y nos la comeremos, ¿vale? ¡Quedada de chicas!

Hotaru asintió entusiasmada con la idea. De alguna vez que pudo probarla la tarta que Mimette traía  a veces la encantaba. Y si podía ser en algún lugar que molestase a Kaori, como en medio del laboratorio, mejor que mejor…

-Estaré encantada, muchas gracias.- Afirmó la niña sonriendo con amplitud.-

El grupo continuó charlando de temas más intrascendentes, no parecían con muchas ganas de abordar el urgente problema que tenían entre manos. Pese a todo, siendo algo de tal importancia lo hicieron. Tras tomar un café y algunos dulces acordaron las líneas de actuación a seguir y terminaron por despedirse. Tom, Setsuna y Hotaru debían volver al lugar donde habían quedado los chicos para entrenar. Daniel y Mimette aún tenían trabajo que hacer allí, aunque esa tarde noche la dedicarían a  velada de karaoke o a partida de video juegos, según les apeteciera, desvelaron.  Así pues, las dos guerreras y Tom partieron en un vuelo chárter de la Masters Corporation que, en cuestión de pocas horas, les llevó a su destino. Durante el trayecto aprovecharon para dormir y descansar un poco. Tenían que paliar en lo posible las consecuencias del Jet-lag.

-¡He sido un idiota! No me acordé. - Se reprochó Tom, comentando a ambas guerreras cuando ya estaban a punto de tomar tierra.- Podría haber llamado a Roy, con su traslación instantánea nos hubiera llevado allí de inmediato.
-No pasa nada. Así hemos disfrutado de un vuelo muy agradable…- Declaró Setsuna, añadiendo.- Y es mejor que les hayamos dejado tiempo para entrenar.
-Sí, a mí me ha gustado pasar tiempo con vosotros.- Convino Hotaru, dirigiéndose a ese joven tan atractivo y simpático.- Sobre todo contigo, Tom. Tenía ganas de conocerte un poco, tu hermano Daniel habla mucho y muy bien de ti.
-Eso es porque me quiere, como yo a él, somos hermanos.- Declaró el agradecido aludido.-

            Setsuna sonrió, ese chico era realmente un encanto. Siempre amable y dispuesto a ayudar. No tenía grandes poderes comparado con el resto, pero lo suplía con su actitud y su apoyo.

-Y se parece bastante al rey Endimión.- Pensó incluso algo ruborizada de hacer semejante comparación.-

Enseguida apartó eso de su mente. Debía centrarse en su cometido. Así, hablaron un poco más hasta aterrizar. Una vez llegaron y se asearon algo se dirigieron a un gran páramo en medio de la zona centro  de Estados Unidos. Allí pudieron asistir anonadados a uno de los combates. Setsuna en particular miraba asombrada. Eran Lornd y Roy que parecían pelear ahora uno contra uno en tanto el resto descansaba. ¡No podía seguir la lucha con la vista hasta que no se detenían! Después, cuando paraban un momento para observarse, diríase que con expresiones divertidas en sus semblantes y a recolocarse sus ropas hechas jirones, les veía intercambiarse golpes y potentísimas ondas de energía.

-No está nada mal, hermanito.- Sonrió el rey de los saiyajin con aprobación.-
-Y eso que no he utilizado música como en mis entrenamientos del Rincón.- Replicó Roy con satisfacción tras recibir ese cumplido.- Entonces me motivo más.
-¿Me vas a decir que el maestro Son Goku te dejaba entrenar con música?- Inquirió el atónito saiyajin.-
-Claro, y hasta el maestro Piccolo sama.- Replicó su contertulio despreocupadamente.-
-Pues eso quiero verlo.- Afirmó Lornd.-
-Entonces bajemos y que nos pongan el estéreo.- Sonrió su hermano menor.-

            Así lo hicieron y pese a lo raro de la petición las autoridades que dirigían aquel sitio accedieron. Fue Roy quién les indicó la canción. Alegando divertido.

-Este título es muy apropiado para ti, hermano…

            Y la música comenzó a sonar, lo mismo que la letra, cantada a pleno pulmón por un gran artista, viejo conocido de Roy… al menos en su etapa del Más Allá…

-¡Tiloriroreeee! - Exclamó el chico acompañando aquello, en tanto se transformaba en súper saiyajin de segundo nivel.- Tiroriroriroreooooo…

            Y acometió a su rival con renovado entusiasmo. El propio Lornd se sorprendió. Su hermanito parecía haber mejorado bastante. Enseguida estaba blocando sus golpes y devolviéndoselos transformándose a su vez a ese mismo nivel de súper saiyajin…y entre tanto aparecían y reaparecían a velocidades increíbles, con ataques y contrataques realmente poderosos, la canción les marcaba un ritmo trepidante para deleite de los demás que observaban a distancia…

A veces siento que voy a quebrarme y llorar (tan solo) 
ningún sitio a donde ir, nada en que ocupar mi tiempo 
me siento solo tan solo, viviendo por mí mismo 

¡Vamos chico!

A veces siento que siempre camino demasiado rápido 
y todo se me viene encima, se me viene encima 
me vuelvo loco, ¡oh, tan loco!, viviendo por mí mismo 

De do de, de, de do de, de 
no tengo tiempo para tonterías 
de do de, de, de do de, de 
de do de, de, de do de, de 
estoy tan solo, solo, solo, solo, ¡yeah! 
Tienen que haber buenos momentos por delante 

-Son increíbles.- Valoró Hotaru, que estaba usando unos binoculares para poder seguirles desde tanta distancia. Aunque enseguida admitió.- Apenas puedo ver más que dos manchas borrosas.
-Pues no te preocupes.- La animó Tom.- A todos nos sucede lo mismo.

Y la canción proseguía…

A veces siento que nadie me avisa 
encuentro mi cabeza siempre arriba en las nubes en 
un mundo de sueños 
no es fácil
vivir por mí mismo 

De do de, de, de do de, de 
no tengo tiempo para tonterías 
de do de, de, de do de, de 
me siento tan solo, solo, solo, solo, yeah 
tiene que haber buenos momentos por delante 

Roy atacaba con ganas, bombardeando a su hermano con innumerables bolas de energía que iban estallando a su alrededor hasta cegar todo el campo visual. Aunque Lornd salía al poco indemne por completo y ambos volvían a un intercambio de golpes y blocajes mucho más rápido de lo que los perplejos espectadores eran capaces de seguir.

de do de, de, de do de, de 
no tengo tiempo para tonterías 
de do de de, de, do de, de 
me siento tan solo, solo, solo, solo, yeah 
tiene que haber buenos momentos por delante

(Living on my Own, Freddie Mercury, crédito al autor)

Así, al terminar la música los dos cesaron de descargarse rayos de energía y golpes variados. Aterrizando en el suelo para descansar Lornd volvía con el torso descubierto comentando a su hermano.

-Debo admitir que tu método de entrenamiento me gusta. Y que esa canción es perfecta para mí…- Sentenció tras reflexionar sobre la letra.-
-Ya te lo dije. Y tengo muchas más. Ya te iré poniendo al día.- Le prometió un jadeante y extenuado, aunque muy contento Roy.- Te van a encantar.
-¿Y dices que conoces al intérprete?...
-Bueno sí, le conocí…ya sabes. Allí arriba.- Comentó Roy señalando hacia el cielo.- Y hasta me hizo el honor de cantar una de sus canciones a dúo conmigo.
-Pues es realmente un magnífico cantante. Lástima habérmelo perdido, Asthel.- Sonrió ahora su contertulio pasándole un amistoso brazo tras los hombros a su hermano.- Te tomo la palabra, ya me pondrás más de sus canciones…

 Y en tanto los dos se aproximaban charlando de esa manera tan distendida, Plutón, al igual que el resto les observaba asombrada, no podía dejar de maravillarse de su forma física. Pero, pese al poder de esos dos saiyajin tenía sus dudas, ¿bastaría eso para destruir un meteorito tan grande?...

-Hola. - Saludó Lornd dirigiéndose hacia los recién llegados. -
-Parece que vais muy bien. – Le saludó Tom con gesto visiblemente impresionado. -
-Progresamos bastante. – Intervino Roy que se había acercado a su vez. - Mi hermano es tremendamente fuerte. Entrenando con él yo también puedo avanzar. Y cuanta más fuerza acumulemos entre los dos, mayores probabilidades de éxito.
-Masters ha pedido informes a Tomoe y su grupo. – Les indicó Tom que les contó someramente su reunión con el doctor y su equipo, para preguntarles. - ¿Ha hablado con vosotros?
-Sí, yo estoy en contacto con él. La cosa está en coordinarnos para ver si, entre todos, podemos destruir ese cometa, asteroide o lo que sea. - Terció Diamante, que junto con su hermano, Nephrite y Ail, se aproximó a ellos. -
-Ya lo hemos estado ensayando, creo que podremos hacerlo bien. – Secundó Nephrite. –
-¿Qué habéis estado ensayando?- Quiso saber Tom. -
-Hemos estado calculando que deberemos atacar a ese asteroide desde diversos puntos de la Tierra y lanzar contra él al unísono nuestra energía. Tomoe y su grupo se ocupan de los cálculos y están obteniendo las coordenadas definitivas, pero debemos esperar a que esté más cerca para reducir el margen de error en lo posible, ya que ese cuerpo celeste tiene un movimiento irregular. – Le explicó Zafiro. -
-Yo iré al espacio cuando queden unos días para observar desde allí y aportar datos para la telemetría. – Agregó Ail. -

Tom asintió, en tanto Lornd, aproximándose a Setsuna y Hotaru les decía.

-He ofrecido a Zafiro llevarse mi visor para que puedan copiar su sistema de conteo de energía y el de intercomunicación. Como veréis su tecnología es mucho más avanzada que la terrestre. Incluso nos permitió aprender el idioma en cuestión de segundos.
-Yo creía que usabais una especie de tubo verde, como esos tipos que nos atacaron. - Le comentó Hotaru, dado que eso les contaron a ella y a Setsuna sus compañeras. -
-Sí, cuando el modelo del visor era el antiguo. Pero yo conseguí que me dieran uno más moderno, cuando pensaron que venía a ocuparme de este planeta. - Se sonrió el saiyajin. -
-En cualquier caso será mejor que descansemos un poco.- Intervino Roy que ofreció al grupo de forma cordial. -¿Queréis tomar alguna cosa? –
-¡La mejor idea que has tenido en lo que va de mañana! – Sonrió Nephrite con el asentimiento cómplice de los demás muchachos que estaban visiblemente fatigados de entrenar.-

Menos mal que a su disposición tenían un buen catering. Lo cierto es que ahora, tanto Setsuna como Hotaru se percataron de que había militares norteamericanos por casi todas partes. Una vez caminaron alejándose de la zona de entrenamiento, las chicas y el propio Tom pudieron constatar la existencia de perímetros vallados. Aquello era fácil de explicar y Diamante les comentó mientras tomaban algún tentempié, que en el caso de los saiyajin venía a estar compuesto de una docena de platos.

-El gobierno de este país nos permite usar su campo de tiro y de pruebas de armamento. Es lo bastante grande como para que podamos luchar con mucha energía y no dañar a nadie.
-Y pasar desapercibidos también, hermano. – Le recordó Zafiro. –
-Sí, es fundamental que los habitantes de este planeta no entren en pánico. Si esto se supiera podría ser el caos. - Convino el aludido. -
-Podremos resolver la situación como hemos hecho antes. – Afirmó Roy con seguridad según terminaba de devorar otra bandeja de Nuggets de pollo.- No os preocupéis, amigos…

Setsuna y Hotaru se miraban atónitas. Aquellos dos comían como un ejército. Lornd se percató y sonriente les explicó.

-Lo saiyajin tenemos un metabolismo altísimo. Producimos mucha energía pero debemos reponerla. No siempre tenemos que comer así, pero nunca viene mal aumentar nuestras reservas.
-Espero que no tenga que invitaros a comer. – Pudo sonreír ahora Setsuna que parecía divertida por aquello dado que ella apenas sí había tocado una bebida. – Saldríais más caros que la propia Usagi.
-Lo de Roy en el Rincón del Alma y el tiempo era un caso. - Les contó Zafiro riéndose para aseverar. - ¡Creíamos que no podía haber nadie más tragón hasta que hemos conocido a su hermano!
-Cierto. – Convino Ail que en forma humana mostraba también un buen apetito, aunque nada comparable a lo de esos dos. -
-Es verdad. ¡Cómo se juntasen con Usagi, la cosa sería digna de verse! – Completó Hotaru esbozando también una divertida sonrisa. -

Una vez que terminaron ese almuerzo Roy les propuso que se transportasen a su casa. Por hoy el entrenamiento se daba por finalizado. Sus amigos Zafiro, Diamante, Ail  y Nephrite declinaron la oferta comentando que preferían reunirse con sus respectivas parejas. Últimamente las veían poco. De modo que se despidieron y cada uno salió volando hacia la salida del complejo militar. Desde allí vehículos de incognito les llevarían a sus correspondientes domicilios. Aunque Tom sí que iría con ellos puesto que Connie había ido a ver a su hermana Bertie. No obstante, antes de irse, dos personas que rondarían la treintena se aproximaron. Un hombre de cabellos castaños, que vestía traje y corbata, y una mujer no muy alta, de corto pelo pelirrojo, que lucía un traje blazer con zapatos bajos.

-Son esos federales.- Comentó Bertie.- Los que nos vinieron a ver.

            Aquellos agentes en efecto saludaron con amables inclinaciones de sus cabezas y les ofrecieron la mano que, tanto Beruche como Roy estrecharon.

-Nos alegra volver a verles. Parece que progresan ustedes.- Comentó ese tipo.-
-Por la cuenta que a todos nos tiene.- Repuso Roy, queriendo saber.- ¿Han hecho averiguaciones?
-La seguridad nacional, en coordinación con naciones Unidas y otros organismos de defensa de la Tierra, han confirmado sus informes sobre ese asteroide.- Repuso aquella mujer.-
-Eso está muy bien.- Opinó Roy, agregando con su característico sarcasmo pleno de humor.- Pero hubiéramos preferido equivocarnos y que ese asteroide fuera una piedrecita en el salpicadero del coche.
-Por desgracia la amenaza es bien real. Pero afortunadamente contamos con ustedes.- Repuso ese hombre.-
-Mire, agente, Muller.- Suspiró Roy.-
-Mulder.- Le corrigió aquel tipo.-
-Sí, eso. Apreciaríamos algo más de ayuda.
-No te preocupes, Asthel. Esto va más allá de la capacidad humana.- Intervino Lornd.- Ellos no pueden hacer nada. Eso es cosa nuestra.

            Esos dos federales se miraron y el hombre se dirigió ahora a Lornd comentando con una mezcla de fascinación y hasta entusiasmo.

-Durante muchos años de mi vida he estado buscando evidencias de vida inteligente extraterrestre. Me parece increíble estar hablando con alguien que ha nacido y vivido en otro mundo.
-No has debido de viajar mucho entonces.- Sonrió Lornd.-

            Eso hizo reír a sus amigos. Aquel tipo se quedó perplejo, pero hasta su compañera se rio por esa respuesta.

-Bueno, no mucho comparado con usted. – Tuvo que admitir el agente Mulder, añadiendo de forma jocosa a su vez.- Pero por este planeta sí que me he movido.
-Lo lamento entonces, porque eso no nos aporta gran cosa.- Comentó Roy.-
-Con su permiso. Sí tenemos algo que aportarles.- Intervino su compañera.-Nuestro gobierno y otros muchos de casi todos los países del mundo, van a ocuparse de proveerles con todo lo que puedan precisar. Sabemos que, hasta ahora, ha sido el señor Masters quien se ha ocupado de eso. Pero además de usar estas bases restringidas del ejército para sus entrenamientos, la marina o las fuerzas aéreas les transportarán a donde necesiten.
-Por eso no se preocupen.- Contestó Roy.- Somos mucho más rápidos que cualquier avión que tengan ustedes.
-Pero sería estupendo que evitasen que cundiera el pánico.- Intervino Tom, alegando.- Millones de personas podrían sufrir tengamos éxito o no.
-Se está trabajando en ello.- Le aseguró esa mujer, que dijo ser la agente Scully. –
-Sí, por favor. Y si les es posible. Si pudieran velar porque a nuestra hermana Karaberasu no le sucediera nada malo.- Les pidió Cooan con visible inquietud y emotividad.-
-Se lo rogamos. No sabemos nada de ella.- Añadió Bertie.-

            Todos guardaron silencio ahora, y fue la agente Scully quien, sonriendo débilmente, quiso animar a las chicas.

-No teman. Por lo que sabemos está perfectamente. Y puedo prometerles que haremos todo cuanto sea necesario para garantizar su seguridad.

            Las chicas sonrieron esperanzadas. Eso las aliviaba. ¡Ojalá que todo saliera bien y que pudieran superar esa nueva amenaza!. Y quizás hasta volver a ver a su hermana. Si es que la voluntad de Kalie fuera esa.

-Sé que es demasiado pedir.- Intervino Cooan, solicitando sin embargo con emotividad.- Pero si pudieran transmitirle a nuestra hermana qué la echamos de menos y la queremos. Sería maravilloso que volviera.

            Ambos agentes se miraron con cara de circunstancias, y fue Scully quien, con tono considerado y prudente, respondió.

-Todo depende de la voluntad de su hermana. No podemos revelar nada de ella, es clasificado. Aunque trataremos de hacerle llegar su mensaje.
-Gracias.- Musitó Cooan, siendo abrazada por Tom de inmediato.-
-No comprendo la razón.- Intervino Bertie, con un tinte más calmado aunque igualmente consternado que su hermana menor.- ¿Qué le impide volver a reunirse con nosotras?

            Los agentes no contestaron a eso, fue Roy quien se les adelantó para decir con tinte afable.

-Quizás las cosas deban de ser así. Puede que Kalie tenga alguna razón que desconozcamos. Ya sabes cómo son este tipo de cosas. Muchas veces parecen inexplicables, pero tiene un porqué.
-Es que no llego a entender cuál es ese porqué.- Suspiró Beruche.-

            Hubo un breve momento de silencio y al fin, el agente Mulder tomó la palabra.

-No queremos robarles más tiempo.
-Sí, se merecen pasar un rato en familia.- Convino Scully.-
            Y tras despedirse, ambos agentes federales se alejaron. La pelirroja le comentó a su compañero.

-Vaya, parece que al fin, has encontrado algo más interesante que los expedientes X
-¿Bromeas?- Se sonrió él, replicando incluso con entusiasmo.- ¡No he visto unos expedientes X mejores que estos!

Y charlando sobre eso, se perdieron por aquella base. El grupo les observó marcharse durante uno segundos. Después, Roy ofreció transportarles a todos aunque, para su sorpresa su hermano le comentó.

-Vaya Asthel. ¿También tú dominas la técnica de la translación instantánea?
-¿También?- Se sorprendió su interlocutor.- ¿Acaso tú la conoces?
-Sí, es una lástima que no pudiera recordar tu energía cuando llegué. Hubiese ido a tu encuentro de inmediato.- Declaró Lornd.-

       Aunque hizo un significativo silencio y tras mirar de reojo a la guerrera Plutón, que estaba charlando en ese instante con su compañera, el saiyajin rectificó con una leve sonrisa.

-De todos modos, ha sido mucho mejor así. Transportaros tú y los demás y me concentraré en vuestra energía. Yo llevaré a Hotaru y Setsuna.

Roy  le miró sorprendido pero aceptó.

-Chicos.- Les indicó a Bertie, Cooan y Tom.- Daros la mano.-

 Los demás enseguida obedecieron esa indicación. Tras concentrarse  Roy en la energía de Diamante, desaparecieron. Él podía sentir el aura de sus amigos incluso a esa distancia. Su hermano entonces les dijo a ambas sailors.

- Dadme la mano y no os preocupéis, vamos a estar allí enseguida.

Con  Hotaru de enlace entre Setsuna y el saiyajin los tres de la mano esperaron a que Lornd, que se colocó dos dedos sobre su frente, percibiera la energía de su hermano. En ese instante desaparecieron, reapareciendo en la habitación de un hotel.

-¿Se puede saber qué demonios?- Exclamó un atónito y avergonzado Diamante en tanto él y Esmeralda se cubrían con una sábana?

      Y es que ambos estaban desnudos en la cama. Y no era muy difícil imaginar lo que estaban haciendo. Tanto Bertie como Cooan enrojecieron hasta las orejas mirando hacia otro lado, lo mismo hizo Tom. Roy por su parte se llevó una mano al cogote y sonrió estúpidamente para decir.

-¡Upps!, lo siento, principito. Es que tu energía era la más clara que podía sentir.
- ¡Adivina porqué! Botarate.- Le replicó su interlocutor con visible envaramiento y disgusto.-
-No os molestamos más, vale.- Repuso Roy dándose la vuelta a su vez.-

Esmeralda no dijo nada. Bastante trabajo tenía cubriéndose totalmente con esa sábana. Tanto Bertie como Cooan ya habían salido de la habitación seguidas por Tom.

-Hasta luego.- Le dijo irónicamente Diamante a Roy.-
-Sí, claro, ya nos veremos, ¿eh?. Hasta otra, Esmy…- Agregó el interpelado tapándose la boca para no reír.-

      Una vez salieron de la habitación, el príncipe de Némesis y su novia suspiraron. Al fin ella pudo decir.

-¡Qué vergüenza!...
-Solamente a ese bobo se le podría ocurrir usar la translación instantánea sin preguntar antes.- Comentó un todavía irritado Diamante.-

            Aunque enseguida abrazó a Esmeralda y ambos se besaron repetidas veces cada vez con más pasión. Fue ella quien comentó entre jadeos, sonriendo una vez más.

-Podemos seguir donde lo dejamos. Aunque no recuerdo exactamente dónde estábamos.
-Bueno pues, no te preocupes por eso,  yo te refrescaré la memoria.- Sonrió él tumbándose sobre la chica.-
           
            Y ya se estaban colocando en posición cuando, de pronto, otra oleada de energía se hizo presente. La pareja no podía creerlo. Ante ellos estaban ahora, Lornd, Setsuna y Hotaru. Aunque la guerrera de Plutón enseguida tapó los ojos de su joven compañera con una mano en tanto enrojecía a su vez tapándose ella la cara con la otra. Fue el saiyajin quien, sin parecer preocupado a la vista de aquella escena, preguntó.

-¿Habéis visto a mi hermano por aquí? Me dijo que me trasladase siguiendo su energía.

            El perplejo Diamante señaló con una mano a la salida. Esmeralda estaba tan avergonzada que solamente podía taparse la cara con ambas manos, aliviada al menos de que su novio la cubriera con su propio cuerpo. Al fin, los nuevos visitantes se marcharon y ella musitó todavía agitada.

-¡No me lo puedo creer!

            Diamante asintió, una vez se separaron sentándose sobre la cama. Él comentó con resignación.

-Mejor lo dejamos para otro momento. ¿No te parece?

            Y ella asintió, ¡qué remedio les quedaba! Todavía podría aparecer alguien más y mejor no darle ese tipo de espectáculo. Esmeralda añadió incluso con humor

-Quizás sería más apropiado encargar algo para tomar. Así si aparecen más visitantes podríamos invitarles a algo, ¿no crees?

Su novio suspiró moviendo la cabeza despacio, ¡vaya con Roy y su hermanito! En cuanto al resto, Lornd y las sailor se reunieron al fin con Roy y el resto que estaban en el hall del hotel. Bertie, brazos en jarras, le estaba echando la bronca a su marido con una mezcla de reprobación y vergüenza.

-¿Cómo se te ocurrió transportarnos a la habitación de Diamante y Esmeralda?
-Bueno, no pensé que ellos estuvieran… quiero decir, ocupados..- Pudo pretextar él.-
-Por eso no es aconsejable que uses esa técnica.- Intervino conciliatoriamente Tom, afirmando de seguido con tono más optimista.- Pero bueno, no se volverá a repetir. ¿verdad?
-Bueno.- Intervino entonces Lornd.- Me temo que sí se ha repetido.

            Y fue cuando Bertie, Cooan, Roy y Tom vieron a sus amigos allí. Las hermanas se llevaron las manos a la cabeza y Tom se quedó boquiabierto. Aunque Roy sonrió, y después no pudo evitar las carcajadas.

-Ya basta, no tiene gracia.- Pudo decir Bertie.-

            Aunque, tanto Tom como su propia hermana estaban ahora riendo a mandíbula batiente. Las propias Setsuna y Hotaru se tronchaban y Roy, entre risas a su vez, declaró.

-Pues creo que la mayoría no está de acuerdo contigo, cubito.
-Mira que eres…-trató de replicar esta sin reír.- ¿Cómo se te ocurrió llevarnos justo al lado de su cama mientras estaban?…

            Y ahí Bertie no pudo evitar echarse a reír a su vez, en tanto intentaba repetir infructuosamente…

-¡Pobrecillos!, no es nada gracioso, se morían de vergüenza…¡Cada vez que los veo!, ¡Ji, ji, ji!

            Hasta el rey de los saiyajin esbozó una amplia sonrisa. ¡Esos terrestres se reían por cada cosa! ¡Total, por ver a dos de ellos desnudos! Al fin todos se calmaron un poco y en esta ocasión fue Cooan, risueña todavía, quien les recomendó.

-Será mejor que llamemos a unos taxis.

            Y nadie se opuso a esa sabia decisión. Finalmente, en varios vehículos llegaron a casa de los Malden. Lornd, Setsuna y Hotaru fueron con Bertie para que ella les indicase el camino, en tanto Roy, Tom y Cooan viajaron en el otro taxi. Todavía se rieron un poco más a cuenta de aquella anécdota en el hotel donde Diamante y Esmeralda estaban hospedados. Al fin llegaron a casa, y tras entrar y descansar un poco, Roy le pidió a Lornd que salieron a practicar algo de su deporte favorito.

-Bueno, veamos en qué consiste eso.- Dijo Lornd sin mucha curiosidad en realidad.-
-Venga, hermanito. – Alabó Roy que le propuso con entusiasmo.- ¿Recuerdas que te dije que iba a enseñarte a jugar al baloncesto? ¿Te apetece que probemos ahora?

Su hermano se encogió de hombros, tampoco tenía mucho interés pero al parecer a Asthel le hacía ilusión explicarle a qué se dedicaba en la Tierra de modo que aceptó. Junto al resto, deseoso de presenciar aquel “partido” Roy  condujo al saiyajin a la pequeña cancha de baloncesto que tenía instalada en su gimnasio exterior. Y con toda su mejor voluntad quiso enseñarle a jugar. Lornd sostenía algo pensativo un balón entre las manos y le preguntó a su hermano algo extrañado.

- Así que a ti te pagan por jugar con esto y dices que les gusta mucho a los terrestres. ¿Qué tienes que hacer?
- Pues en esencia, se trata de usar ese balón que tienes en la mano y meterlo en ese aro que ves ahí.- Le explicó señalando a la canasta. -

            Lornd se elevó hacia ella colocándose encima y dejó caer el balón dentro, después descendió junto a su hermano.

- Pues no me parece tan difícil. - Repuso  encogiéndose de hombros. -¿Qué tiene esto de divertido?
- No, no es así. Bueno, los terrestres no pueden hacer eso. – Rebatió su interlocutor meneando la cabeza según le explicaba. – Presta atención, debes hacer esto. – Le explicó en tanto comenzaba a botar el balón  - mira, ¿ves?- Lanzó entonces encestando limpiamente. -

            Roy tomó de nuevo el balón y lo botó, diciéndole a su hermano a manera de confiado desafío.

- ¡Vamos, intenta quitarme la pelota!

            Lornd no se hizo de rogar, desapareció y reapareció junto a  él empujándole contra la otra punta de la cancha y quitándole el balón sin ninguna dificultad.

- Ya está, no tiene nada de particular.- Aseveró sonriendo con los brazos en jarras en medio de las risas de los espectadores. -
- No, ¡así no!, hombre. - Negó Roy volviendo hacia él explicándole. - Eso es falta, no me puedes tocar, tienes que defenderme así. – Indicó y se puso a brincar sobre sus piernas semiflexionadas y los brazos estirados. -
-Oye. ¿Pero qué haces?- Le preguntó Lornd sorprendido, en tanto seguía a su hermano con la vista. -
- Esta es la posición correcta para la defensa. - Le informó el aludido de forma algo pedante. -
- Pues mira, hermanito, donde esté una buena pelea que se quite esta tontería.- Se sonrió Lornd moviendo la cabeza para regocijo de Beruche que afirmó entre risas dirigiéndose a su esposo. -
- ¡Cada vez me está cayendo mejor tu hermano! Parece que  comparte mi opinión.
- Bueno, venga, vámonos para casa. - Suspiró Roy sintiéndose incomprendido -...
- No seas así, hermanita. – Le pidió Cooan también con tono divertido para recordarle a Bertie. – Yo he sido animadora en la Golden. El baloncesto es un deporte muy bonito.- Y añadió al notar como su novio la miraba con cierto retintín. – ¡Ja, ja!, bueno, y el kárate también, claro. Todos los deportes están muy bien.
- Creo que el único deporte que los saiyajin conocen es el de luchar. – Opinó Setsuna, aunque ahora no de forma tan desenfadada como el resto. -
- Lo cierto es que está en nuestra naturaleza. – Le contó Lornd  que añadió casi de forma reflexiva. -Y por lo que veo también en la de muchos humanos.

            A eso no hubo nada más que oponer. Al cabo de un rato más charlando se dirigieron para la casa. Tom y Cooan se despidieron, deseaban salir juntos y tener algo de tiempo para ellos, cosa que sus amigos entendieron. El resto se encontró ante la perspectiva de pasar aquella noche y fue Beruche la que propuso.

-¿Por qué no vamos a cenar por ahí? Así de paso os enseñamos la ciudad. Creo que ninguno de vosotros la conoce. - Indicó obviamente refiriéndose a Lornd y a las chicas. -
-No queremos ser una molestia. – Opuso Setsuna.-

Aunque fue Roy quien, apoyando a su esposa, las animó.

-Tenemos muchas ganas de salir y de dar una vuelta. De modo que no podéis decir que no. Además, hermano. – Añadió ahora dirigiéndose al saiyajin. - Quiero que veas bien el mundo que vas a ayudar a salvar.
-Me parece una buena idea. – Convino él. – Y ya tengo hambre. - Sonrió ahora de forma más amplia. -
-Pues me tomé la libertad de encargar ropa de tu talla, ven conmigo  a ver cómo te queda. - Sonrió Roy que, posando una mano sobre la espalda de su hermano mayor, se lo llevó de camino a la habitación, animándole. – Anda, vamos allá…

Lornd le siguió con docilidad. Setsuna se excusó un momento, debía conectar con sus compañeras e informarles de todo. También deseaba ver si había alguna noticia nueva al respecto de ese meteorito. Hotaru iba a ir con ella pero Bertie la llamó. La chica se acercó y algo sorprendida vio como ésta le hizo un gesto para alejarla de Plutón quien en ese preciso instante, estaba estableciendo comunicación.

-Escucha, Hotaru. – Le preguntó Bertie en voz baja. - ¿Qué opinas tú? ¿Crees que Setsuna y Lornd podrían congeniar?
-¿Congeniar?- Repitió la jovencita sin parecer entender.-
-Sí, ya sabes… ella y él… los dos juntos.- Le susurró su contertulia no sin cierta sensación de apuro.-

La atónita chica se la quedó mirando algo sorprendida, e incluso cohibida para poder replicar algo avergonzada.

-Es que yo…, no tengo todavía edad para saber mucho de esas cosas. Creo que te has equivocado de guerrera. Esto es mejor que se lo hubieras preguntado a Minako. Ella es la guerrera del Amor, yo soy la guerrera de la Destrucción.
-Ya, ya lo sé. – Replicó sin embargo su interlocutora inasequible al desaliento cuando insistió. - Pero para esto no hace falta ser tan mayor, ni ser la guerrera del Amor. - Sentenció sin casi poder evitar reírse aunque luego, algo más seria añadió. - Roy y yo creemos que los dos tienen muchas cosas en común. Para empezar son dos solitarios.

Hotaru no supo que decir a eso, aunque Bertie le comentó, ahora más seriamente.

-Yo diría que Lornd siente algo por ella. No sé si Setsuna pensará igual. Y si tú pudieras enterarte, como pasáis mucho tiempo juntas. Seguro que confía en ti para hablar de esos temas.
-No lo sé. No mantenemos ese tipo de conversaciones. Quizás fuera mejor que hablases con nuestras otras dos compañeras del sistema solar exterior. Ellas saben de estas cosas mucho más que yo. Si estuvieran aquí…- Pudo responder la apurada niña.-

La guerrera Saturno realmente estaba perdida en esos asuntos. Eso no era lo suyo. Ya había sido bastante embarazoso haber invadido la intimidad de Diamante y Esmeralda. ¡Y ahora Bertie la ponía en ese brete!. Sin embargo, debía admitir que algo de razón llevaba. Ella había notado también que su compañera miraba a aquel saiyajin de una manera algo extraña. Pero no era capaz de discernir el motivo.

-¡Pues avísalas! De todos modos trataré de que vengan mis hermanas y las chicas. Eso nos dará más perspectiva. – Se sonrió Beruche ante la expresión desconcertada de Hotaru. -

La charla entre ambas terminó en seco puesto que Setsuna se aproximó hacia donde estaban. Plutón había estado poniendo al corriente a sus compañeras acerca de todo lo que había visto y ellas a su vez le dieron nuevos datos. Se dispuso a compartirlos con Bertie y Hotaru a la espera de que salieran los chicos. Cuando estos al fin estuvieron listos aparecieron bastante elegantes al encuentro de ellas. A Lornd le habían comprado ropas de sport de su talla y con su tremenda percha le sentaban bastante bien. Setsuna y las otras se quedaron mirándole de una forma bastante evidente, parecía desde luego un humano más. Sobre todo porque había escondido la cola. Al menos eso le preguntó Hotaru.

-¿Cómo la has podido meter ahí?- Quiso saber no sin curiosidad algo infantil, para sonrojo de Setsuna y sonrisa divertida de Beruche. -

Pero la réplica del guerrero las dejó heladas cuando repuso despreocupadamente.

-Me la he cortado, ahora no me hace ninguna falta.
-¿Tu cola?- Pudo decir Setsuna realmente atónita. - ¿Cortado?¿Puedes hacer eso sin que te duela?
-No te preocupes, no duele casi nada. - Sonrió él desdramatizando aquello en tanto aseguraba. - En poco tiempo volverá a crecer. Realmente ahora no la necesito.

Y entre tanto Roy, como si el último comentario fuera lo más normal del mundo, les dijo a las chicas.

-Cuando quieran, señoritas.
- ¡Ya podemos irnos! – Replicó Beruche que añadió con animación. - He llamado a las chicas, así nos reuniremos todos.
- Cuando te pones así te temo, cubito. – Le susurró Roy que recibió un capón como respuesta y la instrucción siguiente de su mujer. -
- Anda, transpórtate y vete a buscarles. ¡Estas al menos te estarán esperando! – Rio Bertie que recordaba un poco a su época más lianta como hermana maligna  cuando iba a hacer alguna de sus travesuras sobre todo al remachar. – Y no tardes…

             En realidad Roy solamente tuvo que ir a buscar a los hermanos de Némesis y sus parejas. ¡Eso sí, tras llamarles en esta ocasión antes! Nephrite y Amanda tenían cosas que hacer en Londres. Ail y Annie se disculparon sentidamente porque tenían que estar con su hijo. Lo cierto es que habían pasado bastante tiempo sin estar junto a él. Tampoco quisieron ir Cooan y Tom que dijeron estar ocupados en otros menesteres, aunque Bertie no quiso preguntar cuáles. Pero se los imaginó, de esos que mejor sería no molestarles de improviso. De todos modos cuando Beruche puso al corriente a Petz y Esmeralda de la operación cupido que se estaba fraguando ellas sí que no se lo quisieron perder, arrastrando por supuesto a sus parejas que habían tenido otros planes en mente. La excusa oficial para esa improvisada reunión era que ambos trabajaban en la Masters Corporation y que podrían comentar en la cena los planes para la destrucción del asteroide. De modo que Roy se transportó a por ellos. Cuando él les trajo los demás les saludaron de modo muy efusivo, (Diamante y Esmeralda corriendo un tupido velo sobre lo anteriormente acecido en su hotel) pero desde luego no tanto como lo hizo Lornd. El saiyajin parecía estar de muy buen talante. Recibió a los recién llegados agarrando a Diamante y Zafiro y apretándoles el cuello a ambos con cada uno de sus brazos, la situación era cómica. Al menos para los que no sufrían aquel saludo. Los dos afectados, por su parte, trataban de respirar poniéndose morados por momentos, mientras Lornd les decía risueño.

- ¡Hola chicos!, cuanto me alegro de volver a veros.
- Nos…, nosotros también. - Contestó Diamante con la voz afónica -…pero.
-¿Te importaría dejarnos respirar?- Añadió Zafiro con la misma voz. -

            Lornd les observó percatándose de la situación y algo azorado les soltó inmediatamente.

- Perdonadme, es que soy un poco bruto a veces.
- Menos mal que es sólo a veces. - Jadeó Diamante tratando de recuperarse. -
-¿Qué?- preguntó Lornd que no le había escuchado bien. -
- No nada,- se apresuró a intervenir Zafiro que pensaba que a un tipo así no se le debía hacer enfadar. - Que se alegra mucho de verte, eso.
- Sí, eso - añadió el príncipe de Némesis con una estúpida sonrisita que no le pegaba nada. -
-¡Sois muy divertidos! - Exclamó su interlocutor que de una palmada lanzó a Zafiro contra las sillas de una terraza cercana, derribándolas con estrépito ante la sorprendida mirada de los transeúntes. - Perdona, no sé qué decir, se me ha escapado. –  Se disculpó.-

El saiyajin se encogió de hombros mientras Petz, anonadada, trataba de ayudar a su pareja a ponerse en pie dirigiéndose mientras a aquel tipo de modo condescendiente.

- Procura no hacerle eso más veces, es mi novio y quiero que me dure.
- Sí, lo siento. - Volvió a disculparse Lornd bajando su cabeza avergonzado. -
- ¡Tu hermano tiene una fuerza inmensa! - Le susurró Diamante a Roy añadiendo con alivio - menos mal que está de nuestro lado.
- Y que lo digas - Le contestó éste recordando aun el  combate de entrenamiento de esa misma tarde. -
- Venga, que no ha sido nada. - Dijo más animadamente Zafiro aunque otra llevaba por dentro. - Vamos a tomarnos algo.

            Se sentaron en las terrazas de un bar, allí pidieron unas bebidas. Estaban charlando de temas triviales cuando Setsuna vio llegar a sus dos compañeras, Haruka y Michiru, que se unieron a ellos. No sabía de dónde podrían haber salido hasta que Hotaru, enrojeciendo a ojos vistas, tuvo que admitir que las llamó. Sentadas junto a las demás chicas, se dedicaron a cuchichear de la materia que más les interesaba. Todas excepto Setsuna y Haruka que estaban más atentas a las historias que contaban Roy y los demás. Desde luego que la sailor Urano no pudo evitar la risa cuando Roy le cuchicheó lo sucedido en el hotel de Diamante y Esmeralda.

-La próxima vez avísame y me llevas a ver a Esmeralda. -Le susurró ella a su vez a su interlocutor.-
-¡Si me dejáis mirar, cuenta con ello! - Se rio éste también hablando en voz baja. -

 El resto les observó a su vez. Incluso Michiru estaba perpleja. ¡ Esos dos se llevaban muy bien, quizás demasiado! ¡Menos mal que no escucharon lo que había dicho! Eso pensaba también Bertie, aunque ella misma se censuró.

-Roy me quiere, y yo a él. No puedo estar celosa cada vez que una chica se le acerque, además Haruka…¡pues es Haruka!.. a todos los efectos es como si fuera Tom o Diamante, o Jack, Ozzie ,u otro de sus amigos…bueno, no sé, eso tampoco me tranquiliza mucho, la verdad. Se pasaban la vida hablando de mujeres.

Pero, la guerrera del viento tampoco era tan despistada. Se dio cuenta de la mirada de Michiru e incluso de las que Beruche les dedicaba. De modo que enseguida se separó un poco de Roy y tras reírse un poco más de alguna de sus bromas, al oír del posible interés que tenía su colega y amiga por Lornd, decidió unirse a la conversación del grupo femenino y preguntó.

-¿De veras creéis que podría ser?
-Cosas más raras se han visto.- Replicó secamente Michiru mirándola con reprobación.-
-Solamente me hizo gracia lo que Roy me contó.- Aunque viendo allí al lado a la propia Esmeralda, optó por fingir una sonrisa y agregar.- Cosas de sus amigos y compañeros de equipo. ¡Tiene cada ocurrencia!
-Y que lo digas.- Suspiró entonces Esmeralda haciendo que las otras mirasen para otro sitio.-
-Bueno.- Quiso saber Petz, cambiando de asunto para volver al que las había estado ocupando.-¿Qué opináis vosotras, chicas?. Sois sus compañeras más próximas. Las que mejor la conocéis.
-No te creas.- Dijo entonces Haruka con tinte más serio.- Setsuna no es fácil de conocer. Es muy solitaria.
-Así es.- Convino ahora Michiru.- No es nada accesible en según qué cosas.
-Quizás es que, hasta ahora, no había aparecido nadie en su vida capaz de interesarla.- Conjeturó Esmeralda.-
-Puede ser.- Asintió Bertie.- Y me da la impresión de que a Lornd le ha sucedido lo mismo. Por eso pensé en que los dos juntos…
-Pues no es mala idea.- Declaró Petz.-

La protagonista de esa conversación se unió a ellas tras reír un poco, lo mismo que el resto de los muchachos, con las cosas que Roy les contaba. El resto de sus amigas guardaron un repentino y envarado silencio. Ninguna se atrevía a comentarle nada. La propia Setsuna no estaba al corriente de lo allí conversado. Al fin, fue Haruka quien llamó la atención de Plutón que se giró hacia ella, para escuchar sorprendida.

- Ante todo. - Le dijo a su compañera en tono de consejo - que no se te note demasiado. Aunque la verdad es que él no da la impresión de estar muy familiarizado con estas situaciones.
- ¿Qué no se me note, el qué?- Pudo preguntar Setsuna que realmente no sabía a qué podían referirse sus amigas. -
- Sí, parece algo ingenuo y bastante rudo, pero la verdad es que está como un tren, ¡qué músculos! y encima es guapo.- Añadió Michiru con una voz teñida en fingida libidinosidad. -
-¿De verdad lo piensas?- Le inquirió Haruka con retintín. -
-¿Es que estás celosa?- Le contestó Michiru con el mismo tono. -

     Setsuna se llevaba las manos a la cabeza entre la cara de pasmo de las otras que asistían a esta peculiar y repetitiva conversación.

- Podría ser- replicaba en tanto Haruka con una sonrisa. -
-¡Oh venga! ¡No empecéis con lo mismo de siempre otra vez! Sabéis que es muy embarazoso. – Protestó su compañera Plutón visiblemente avergonzada. -
- ¡Es una broma, tonta! - Replicó Michiru echándose a reír. - ¡No te preocupes! Lornd está a salvo de nosotras.
-¿Qué quieres decir?- Inquirió la guardiana del Tiempo- espacio sin saber exactamente como tomarse eso -
- Creo que deberías hacer alguna cosa - intervino Esmeralda dirigiéndose a Setsuna. -
-¿Hacer el qué?- quiso saber ésta extrañada. -
- Atacar ya, tienes que quedarte a solas con él.- Le explicó su contertulia afirmando con un gran poso de sabiduría en estos menesteres. – Aunque este no es el mejor momento, ni el mejor sitio.
- Oye, ¿pero se puede saber de qué estáis hablando?- Objetó la aludida bastante azorada.  -
- Ya sabes. – Le dijo la modelo con una amplia sonrisa, para añadir. – Se nota que a ti, ese Lornd no te es indiferente.
- Creo que habéis interpretado mal las cosas. – Replicó Plutón que se notaba cada vez más envarada. – Mi cometido es simplemente el de servir de enlace…

      Y tuvo que guardar silencio, no podía decir más aunque le pesara, de todos modos las otras no cejaron en su empeño.

- Y yo creo que estarías mejor sola, querida. – Se sonrió pícaramente Esmeralda.-
-¿Sola?- Repitió Setsuna sin comprender, o al menos fingiendo no hacerlo.-
- Claro.- Repuso su interlocutora, haciendo corro con las demás para exponerles su idea. -Me refiero a que tanta compañía te va a estorbar
- De eso nos encargaremos nosotras. - Terció Petz con una cómplice sonrisa. -

            Los chicos entre tanto se contaban sus peripecias, informaron a Lornd de todas sus batallas mientras éste les escuchaba con mucho interés. Él también les contó cosas acerca de sus encuentros con las tropas del villano Gralas, un extraterrestre que aspiraba a dominar el universo.

-Así que esos ciborgs o lo que fuera del futuro vinieron aquí enviados por él.- Dedujo Zafiro.- Eso confirma lo que Leval nos contó.
-Correcto.- Sentenció el saiyajin pasando a aclararles.- Su plan era destruir la resistencia de este planeta y agregarlo a su vasto imperio. Pero gracias a vosotros eso se frustró.
-Gracias a mi hijo del futuro.- Matizó Roy añadiendo con orgullo.- Era un gran chico, ¡Si le hubieras visto! llegó incluso a  superarme en fuerza.
-Ese es un gran orgullo para un padre saiyajin.- Convino Lornd.- Que sus hijos sean todavía más poderosos que él y llenen de honor a la familia.
-¿Tú estás casado?- Quiso saber Diamante que de inmediato se apresuró a matizar.- Si no juzgas la pregunta como una intromisión.

            Lornd le miró sin comprender.

-¿A qué te refieres con casado?
-Me refiero a emparejado con alguien para siempre. Con una chica.- Le explicó su contertulio.-

El saiyajin le miró con gesto reflexivo. Un recuerdo volvía a aflorar en su mente, tardó unos segundos en contestar y finalmente declaró con un poso de tristeza.

-No, no lo estoy… hubo un tiempo en el que quizás me habría gustado. Pero no tuve la oportunidad.

           Eso sorprendió a sus interlocutores. Fue su hermano quién agudamente observó.

-Tuviste a alguien especial, ¿verdad?
-Sí, pero la perdí.- Afirmó el interpelado con pesar.-
-No debes desanimarte, amigo.- Quiso alentarle Zafiro.- Nosotros también perdimos el amor y después pudimos recuperarlo. Un día te contaré mi propia historia.
-Y yo la mía. Y si yo fui capaz de recobrar a Esmeralda, seguro que también tú podrás reencontrarte con tu amor perdido. - Añadió Diamante tratando de animarle.-

            Percatándose de las intenciones de sus contertulios para hacerle sentir mejor, Lornd sonrió asintiendo.

-Gracias amigos. Sois buena gente. Y hombres de honor. Pero disculparme ahora. Prefiero dejar de lado ese tema. Al menos por el momento. Tenemos algo más urgente y trascendental de lo que ocuparnos.

      El resto tuvo que convenir en eso. Aunque fuera Roy quién tratara de animarle una vez más al remachar.

-Pues cuando esto termine, ya iremos por ahí… y podrás conocer a un montón de atractivas terrícolas. Ya verás. Te va a merecer la pena ayudar a salvar este mundo. Pero ni una palabra a Bertie o me fulmina, ¡Y sin convertirse en super saiyajin!

Todos se rieron ahora, incluso el adusto guerrero. Al cabo de un rato Petz interrumpió la conversación llamando a su novio. Éste se acercó y ella susurró algo en su oído. Zafiro se levantó inmediatamente y les dijo al grupo.

- Bueno chicos, creo que ya es hora de irnos, la verdad es que dejamos unas cosas a medio hacer...
- ¡Ya me imagino yo que cosas! - Dijo su hermano riéndose. -
- Cariño,- llamó Esmeralda a Diamante. - Nosotros también deberíamos ir a terminar de hacer ciertas cosas...- la verdad es que su voz no podía ser más insinuante. –
-Sí, algunas que alguien interrumpió.- Añadió el príncipe comentando deportivamente.- ¿Creéis que no nos hemos dado cuenta del cachondeo que os traéis?

            Los otros miraron para otro lado. Aunque fue Roy quien finalmente admitió.

- Bueno principito. Admite que algo de gracia ha tenido. ¡En fin! - Se carcajeó Roy añadiendo con gesto divertido. - Bueno, me pregunto quién será el siguiente.
- Creo que seremos nosotras. - Declaró Haruka tomando de la mano a Michiru. -
- Sintiéndolo mucho os tenemos que dejar, ciertos compromisos nos reclaman. - Añadió Neptuno también con acento pícaro. – Y son ineludibles…

            El saiyajin miraba sin comprender, su hermano y la esposa de éste se sonreían, y Setsuna ni se atrevía a mirar siquiera, roja de vergüenza. Finalmente entre Roy y Beruche también acordaron hacer mutis de forma discreta. El muchacho se acercó a su hermano y le dijo en voz baja.

- Verás Lornd, hace mucho tiempo que tú y yo entrenamos con intensidad y apenas he tenido tiempo de estar a solas con Bertie,  ya me entiendes.- Se sonrió mirando hacia otro lado cuando las chicas les observaban. -
- No, no te entiendo - respondió Lornd dejándole de piedra. - ¿A qué te refieres? - Roy se volvió hacia su novia echándose las manos a la cabeza pero su interlocutor sonrió y le dijo. - ¡Que es broma, claro que te comprendo!, pero ¿qué quieres que haga yo?
- Pues, verás, sólo quedan aquí Setsuna y Hotaru, si fueras tan amable de llevarlas a dar una vuelta...
- Eso no será problema, estaré encantado. - Repuso Lornd sonriente. -
- Pero proponlo tú - le aconsejó Roy, - si lo digo yo quedará mal.
- No sé por qué, pero si te quedas más tranquilo, por mí de acuerdo.- Le replicó amablemente su hermano. -
- Pero antes deja que se lo diga a Bertie. - Le pidió su interlocutor. -

            Lornd asintió cruzado de brazos y su hermano habló con las chicas, le susurró algo a su mujer que sonrió y asintió.

- Perdonad un momento, Hotaru, Setsuna – Les comentó el chico excusándose, tengo que hablar con Bertie. -
- Claro,- asintió Plutón. –
- Sí, no te preocupes. – Convino Hotaru que se sonreía sin que su compañera lo percibiese. -
- Cubito, - le susurró su contertulio de forma cómplice. - Creo que es hora de que los dejemos solos, todo va según el plan.
- Muy bien. Vamos allá. - Concedió ella.-

 Roy entonces hizo una seña a  Lornd que enseguida se adelantó y propuso dar un paseo a lo que su hermano respondió.

- Veréis, es que Bertie y yo estamos cansados, disculpadnos por favor y dar ese paseo vosotros si queréis.
- Podríamos charlar un poco, - propuso el saiyajin a Plutón que asintió, dirigiéndole una mirada a Hotaru para que les acompañase. -
- Si no os importa. – Terció entonces la niña que había sido convenientemente aleccionada por Bertie. – Yo también tengo sueño. Roy. ¿Podrías transportarme junto a mi padre?
- Claro, - sonrió éste dejando a Setsuna de piedra.- Será un placer.

Ahora la sailor pareció entrever una encerrona en toda regla, pensó en que sobre todo Haruka y Michiru, a las que suponía en parte responsables, pagarían por ello a su debido tiempo. Sin embargo, de ellas no le extrañaba nada. Pero ¡que estuviese implicada hasta Hotaru! No obstante, ya no podía volverse atrás una vez había aceptado. Sería algo muy descortés, además. ¿Por qué iba a hacerlo? Se suponía que iban a hablar sobre la amenaza que pendía sobre el planeta. Y aquello podría ayudarla también a cumplir con su cometido. Era una estupenda oportunidad para sondear a ese hombre y cimentar su alianza con él.

- Eso es una buena idea.- Añadió Beruche con aprobatoria jovialidad dirigiéndose ahora hacia Lornd y Plutón. - Hace una buena noche, podréis dar un paseo muy agradable.
- A mí me parece bien. - Asintió el saiyajin que le preguntó a Setsuna con un menos convencido – ¿Seguro que te apetece?
- Sí, gracias, de todas formas, al apartamento no puedo volver ahora. Haruka y Michiru querrán estar a solas.- Pudo replicar con la boca pequeña, volviéndose a acordar de sus “compañeras” y su jugarreta. – Al menos durante un buen rato…
-¿Qué las tendrá tan ocupadas?, apenas las vemos, supongo que será algún entrenamiento.- Elucubró Lornd.-

Obtuvo el solidario asentimiento de Hotaru, a lo que todos miraban hacia otro lado con una mezcla de envaramiento y pícaras sonrisitas.

- Sí, es algo de eso. - Se apresuró a apostillar Roy con una sonrisita ciertamente estúpida. –Ya me gustaría a mí apuntarme a ese entrenamiento…

            Aunque viendo la mirada asesina que le dedicó su esposa enseguida se rio llevándose una mano al cogote y apurado se apresuró a matizar.

-¡Es broma, es broma, ja, ja!
- Bueno, es igual - dijo  el saiyajin con algo de desinterés. - No las molestaremos. Ya nos veremos luego –

Y junto con Setsuna se despidió de su hermano, de Beruche y Hotaru, que llamaron un taxi, el vehículo les dejó a pocas calles de su casa. Roy aprovechó una zona desierta para transportar a la niña, que efectivamente si quería ir a ver a su padre que estaba en Japón, aprovechando la diferencia horaria. Al reaparecer cerca de la casa de Tomoe lucía el sol en una agradable mañana.

-Bueno, aquí te dejo, si necesitas que retorne a buscarte, llámame.- Le dijo él.- Saluda a tu padre de mi parte.
-Muchas gracias.- Sonrió la muchacha.- Pero ahora estará en el trabajo. No creo que haya nadie en casa.

     Aunque antes de irse su contertulio la miró con expresión de afecto y solidaridad y le dijo.

-Espero que todo vaya bien. Es bonito tener a un padre que te quiere y se preocupa por ti, y a una madre también.
-Yo perdí a mi madre cuando era muy pequeña. - Replicó Hotaru con expresión más seria.-

      Roy se aproximó agachándose para estar a la altura de la chica y le dijo con tono conciliador e incluso comprensivo.

-Sabes a lo que refiero. Yo perdí a los míos hace unos pocos años y ojalá pudiera dar marchar atrás en el tiempo y recuperarlos. No eran mis padres biológicos pero me quisieron y me criaron como si así hubiera sido. Hotaru…eres una guerrera, valiente y decidida. Y buena chica. Tienes muchos y estupendos amigos. Y un corazón lo bastante grande como para perdonar y dar una oportunidad a alguien que de veras se arrepiente del mal que hizo y ahora quiere hacer bien las cosas. Sé que me comprendes, a todos nos ha sucedido. Y hemos tenido a alguien que creyó en nosotros y nos ayudó. Incluso nos salvó de lo que nos habíamos llegado a convertir.

            La chica no replicó, aunque bajó la mirada y parecía estar meditando aquellas palabras. Su interlocutor la sujetó cariñosamente de los hombros y le dio un beso en la frente. Ahora la niña sí que le miró sorprendida y algo ruborizada. Él la sonrió afectuosamente, giñó un ojo y desapareció tras decir.

-¡Cuídate!

La muchacha se quedó allí, quieta durante unos instantes. Tras pensar en aquello se decidió a entrar en su  morada. Tenía sus llaves. Quizás esperaría a su padre y a la mujer de éste cuando retornasen del trabajo.

-Ojalá me resultase tan sencillo.- Suspiró Hotaru, cerrando la puerta de su casa tras de sí.-

Por su parte Roy, al volver, se reunió con Bertie tras rastrear la energía de ésta. Ella había estado esperando en una pequeña bocacalle desierta. Al reaparecer él los dos salieron y caminaron despacio hacia su casa.

-Has tardado.- Le reprochó ella añadiendo preocupada.- No quiero arriesgarme a que te vean hacer esto.
-Aproveché para decirle a Hotaru un par de cosas.- Comentó él explicándole en qué habían consistido estas.-
-Has hecho bien.- Sonrió aprobatoriamente Bertie, para agregar.- Como ya te dije eso preocupa mucho a sus compañeras. Setsuna me contó hace unos días que estuvieron visitando al doctor en la Masters y que la niña y  Kaori no parece que se lleven demasiado bien.
-Lo que le dije no lo solucionará, pero quizás le haga reflexionar. Es una chica muy lista.- Valoró su contertulio.- Y es buena persona además.
- Lo es. Pero aquí son los sentimientos los que mandan.- Suspiró Bertie.- Y la comprendo. Ella quiere evitar que estos la dominen, pero no es nada fácil. En el fondo, por muy guerrera que sea no deja de ser una chiquilla y Setsuna me ha dicho que está asustada. Teme que las cosas con su padre no sean iguales ahora.
-Bueno.- Suspiró Roy a su vez pasándole un brazo por los hombros a su pareja.- Eso es algo que no nos concierne. Espero que pueda solucionarlo ella. Ahora vamos a desear que nuestra idea de resultado.
- Creo que hacen muy buena pareja los dos - valoró Beruche añadiendo esperanzada. - Me gustaría que la cosa saliera bien.
- Mi hermano es algo bruto pero sabrá comportarse. - Aseguró Roy que rio añadiendo divertido.- Me recuerda a una canción de mi grupo favorito. “¡When a red hot man, meets a white hot lady!” Ja, ja, ja...- Cantó esa pequeña estrofa sentenciando.- ¡Vaya una pareja que pueden llegar a hacer esos dos!

            Su novia se rio a su vez de aquello. El chico tenía toda la razón. Aquellos dos juntos podrían ser como una bomba de relojería. Quizás eran demasiado parecidos en muchas cosas. Pero ¿Quién sabe? Al menos a ella le había sorprendido la galantería demostrada por el saiyajin.

- No me puedo creer que propusiera él dar un paseo,- sonrió Bertie queriendo saber - ¿Qué le dijiste?..
- Bueno.- Replicó incitadoramente Roy. - Le dije que hacía mucho que no podíamos estar solos tú y yo y...
-¿Y? – Preguntó su interlocutora con voz melosa. -
-¡Ya te lo explicaré en casa! - rio el chico. -
-¿Tus progresos en los entrenamientos?- sonrió también Bertie. -
- ¡Ahora verás de lo que es capaz un súper guerrero de nivel dos!, nena.- Sonrió pícaramente el joven y ambos se besuquearon sumergiéndose en los preparativos preliminares para aquella interesante noche con una última sentencia del chico.  – ¡Ja, ja!…voy a concentrar energía donde yo me sé… ¡Ya verás cómo me crece!...la energía, claro…

             Y Bertie no pudo evitar reírse a carcajadas. Entre tanto, ajenos a las celebraciones de sus amigos, el saiyajin y Plutón caminaban despacio por un parque cercano. Hacía rato que el sol se había puesto y solamente la luz de la Luna en cuarto creciente iluminaba aquel paraje en unión a unas pocas farolas. Soplaba una fresca brisa de verano. Setsuna no pudo evitar respirar profundamente en tanto cerraba los ojos para suspirar después. Lornd la observó curioso. La muchacha se percató de ello y le dijo.

-Tengo pocos momentos en los que pueda estar tranquila, simplemente disfrutando de la paz. Sin obligaciones.
-Lo comprendo. – Afirmó él para sorpresa de su interlocutora. – La mayor parte de la gente no lo entiende, pero lo que todo guerrero ansía es lograr la armonía. Por ello es por lo que luchamos.
-Creía que los guerreros del espacio únicamente os ocupabais de la lucha en sí. – Replicó ella mirándole ahora perpleja. –
-No de la forma en la que crees. – Pudo decirle él, explicando. - Es cierto, nos encanta pelear pero es porque nuestra misma naturaleza nos exige una mejora continua. La lucha es para nosotros una forma de progresar y el encontrar rivales cada vez más fuertes, un desafío. Pero eso no es lo mismo a tener que combatir a muerte o para salvar tu planeta. Disfrutamos un buen combate como los humanos un buen partido de ese deporte que quería enseñarme Asthel. – Hizo una leve pausa, parecía meditar lo siguiente que iba a decir, ella estaba ahora muy pendiente de sus palabras y finalmente él añadió. – Cuando veo a mi hermano y lo feliz que es en este planeta con Lorein, bueno, quiero decir Bertie.- Sonrió corrigiéndose enseguida y continuando con tono introspectivo. - Entiendo que quiera y deba luchar por protegerlo. Irónicamente yo vine aquí para buscarle pensando que se encontraría perdido en un mundo extraño. Ahora veo que es su mundo.
-Tu hermano y tú hacía mucho que no os veíais, ¿verdad? - Le preguntó ella. –
-Lo cierto es que desde por lo menos otra vida - respondió Lornd contándole. - Nuestro padre reinaba sobre dos mundos. A mí, por ser el mayor, me dejó el planeta más poderoso, el de los saiyajin, de donde éramos originarios. Sus habitantes eran bastante más difíciles de gobernar y había que imponerse muchas veces con la fuerza.
- ¿Y qué sucedió para que te fueras de allí? - Inquirió Setsuna con visible interés. -
-Nosotros también fuimos atacados por los poderes de la oscuridad, pero la raza de los guerreros del espacio es tan fuerte que pudimos derrotarlos. Aunque pagamos un precio muy alto. – Pudo decir ahora con un tono bastante más entristecido, pero se rehízo lo suficiente como para continuar. - Luego acudí en ayuda del planeta de mi hermano y su esposa. Pero me fue imposible llegar. Cuando la vi ahora, la  reconocí enseguida. - Sonrió afirmando complacido. - Ella es Lorein, tiene su misma elegancia y clase. – Carraspeó volviendo al tema y agregó. – Bueno, la cosa es que yo me perdí en el cosmos. Esos tipos manipularon el tejido dimensional del tiempo y el espacio y quedé aislado, separado por completo de mi mundo. No pude hallarlo y vagué a la deriva por el universo. Pero Landar me encontró y me encargó luchar contra las fuerzas del mal por todo el cosmos y eso hago. Aunque durante más tiempo del que pude recordar he debido hacerlo solo.

Setsuna le miró ahora con los ojos muy abiertos. Ahora comprendía el enfado de él cuando supo lo de su sobrino del futuro. En ese momento podía ver a aquel hombre con mayor simpatía. Más allá de su enorme fuerza se notaba que sufría por la suerte de los suyos. Quizás esa coraza de rudo guerrero fuera precisamente eso. Una mera apariencia para proteger sus sentimientos. Solidariamente ella pudo añadir.

- Eso es duro, lo sé bien, yo también he estado sola mucho tiempo. - Le confesó la muchacha.- Y conozco bien la frustración y el dolor que supone el ver como destruyen algo que amas y no ser capaz de protegerlo.

            Ahora fue el saiyajin quién la miró sorprendido. Ella sonrió trémulamente para relatarle.

-Cuando era la guardiana de la puerta del tiempo - espacio, hace tantos eones, no me estaba permitido ausentarme de mi puesto. Pero sí podía ver lo que sucedía. Al otro lado de la puerta estaba el reino del Milenario de Plata. Donde gobernaba la poderosa reina Serenity.
-¿Quieres decir esa muchachita?... Usagi. ¿Ya era reina entonces? - Creyó recordar él que se llamaba.-

            El creyó acordarse de ese nombre. En efecto, su padre Dronaos fue aliado de esa soberana. Aunque no pensaba que fuera la misma. Pensaba a ciencia cierta que debía de ser su descendiente. Y su propia contertulia le sacó de dudas confirmando aquello.

-No, no era ella. Sino su madre. La reina Serenity primera de la Luna. Una mujer tan poderosa como bondadosa y llena de Majestad, y no por ser la soberana. Su sola presencia irradiaba un aura de amor y de dignidad como jamás he sentido de nuevo.
-Eso es mucho decir viniendo de ti.- Comentó él.- Eres toda una princesa.
-Gracias.- Suspiró Setsuna para agregar con modestia.- Sin embargo, no soy nada comparada con la reina, ni con la Serenity de entonces, ni con la de ahora.
-Sentí el aura que tiene vuestra soberana.- Le confió Lornd.- Te comprendo bien…aunque creo que eres demasiado modesta. Tú eres una magnifica guerrera y princesa por derecho propio.
-Gracias.- Pudo musitar Setsuna, que llegó hasta a ruborizarse ligeramente por tales elogios.-
-Y dime. ¿Qué sucedió? ¿Qué le pasó al reino del Milenario de Plata?- Se interesó su interlocutor.-

            La princesa de Plutón bajó la vista, estaba claro que esos recuerdos despertaban en ella sentimientos muy dolorosos. Apenas sí pudo musitar.

-El mal, manifestándose en forma de un demonio llamado Metalia, poseyó a los habitantes de la Tierra y atacó por sorpresa el reino de la Luna. La soberana no pudo hacer nada más que sellarlo. Liberó todo su poder a costa de su vida. Y yo tuve que presenciarlo sin poder intervenir.- Musitó ahora dejando rodar un par de lágrimas para sentenciar con voz quebrada.- ¿Sabes lo que se siente cuando ves morir a tus seres queridos así, sin poder hacer absolutamente nada?...son esa clase de dolor y de impotencia los que te matan por dentro. No los ataques del enemigo.

           El aludido no respondió, bajó la vista a su vez y apenas asintió. Aunque enseguida tomó de una mano a su interlocutora y  pudo decir.

- Ambos sabemos lo que es la soledad. Y lo mucho que duele a veces. - Convino Lornd agregando con tono más animado -, yo me alegro de haber vuelto a encontrar a mi hermano. También le buscaba pues Landar me dijo que se había reencarnado en un planeta lejano y que había vencido un ataque de las fuerzas del mal. Gracias a eso tuve la pista para llegar hasta aquí. Después, cuando trabé contacto con las fuerzas de Gralas y supe que tenían este mundo como objetivo, fingí unirme a ellos.
- Yo también me alegré mucho de reunirme con mis compañeras. Al serme encomendada la misión de defender el portal espacio temporal sabía que debía renunciar a tener una vida. Pero afortunadamente he podido unirme otra vez a ellas. Cuando el flujo del tiempo cambió, y se selló el portal.
-Es difícil…te ves obligado a tener que renunciar a querer a nadie, cuando estás solo y alejado de los tuyos. - Convino él.- Y no puedes abrazarles, ni tan siquiera verles.
-Hay muchas maneras de mostrar el amor. Y una de ellas es velar precisamente por los que amas desde la distancia.- Le respondió la muchacha.- Y yo siempre estuve dispuesta a hacer cualquier sacrificio por ellos.

            El saiyajin la miró sorprendido, aparte de ser valerosa esa mujer tenía un corazón noble y seguramente que lleno de amor por sus amigos. Quizá incluso tuviese a alguien aguardándola en algún lugar. Pero en cierto modo era como él mismo. Debía ocultar todas esas emociones para cumplir con su tarea y pudiera ser que hasta renunciar a ellas.

- Quizás nunca es tarde para empezar de nuevo. - Le contestó Lornd mientras, saliendo de aquel parque, paseaban a la altura del muelle del puerto. -

Lo cierto es que en ese instante ambos se miraron comprendiéndose muy bien, eran dos solitarios, siempre lo habían sido, cada uno confinado en la defensa de sus propios ideales, deberes e incluso sueños. El saiyajin sentía que, por fin, había conocido a alguien a quién poder contarle realmente como se sentía. Más allá de esa comedia que interpretaba a veces de bruto poco perspicaz. Pero ese no era el verdadero Lornd, él en realidad era un príncipe de alto linaje que sabía comportarse como correspondía a alguien que tuvo una esmerada educación fruto mayormente de su parte más humana. Su contertulia por su parte podía ver en el fondo de los ojos de aquel guerrero un poso de tristeza y soledad, similar al que ella misma poseía. La guerrera de siempre fue una abnegada defensora de la puerta del tiempo, pero al precio de vivir sola y sin apenas contacto con el exterior. Setsuna también tuvo un riguroso adiestramiento y era de familia real, como todas las guardianas de la reina Serenity. Su familia era la segunda en el linaje de Cronos. Y por derecho el gobierno del reino le correspondió a la estirpe de Hotaru. Sin embargo, ella y sus ancestros fueron elegidos para morar en Plutón, elevando ese mundo a la categoría de reino. Y para evitar disputas internas se les concedió la muy noble, pero onerosa tarea, de salvaguardar la puerta del tiempo- espacio. Así fue para ella. Desde que podía recordar se preparó para cumplir con su cometido y apenas sí pensó alguna vez en otro tipo de vida, una vida compartida con alguien. Setsuna también profesó un amor imposible, puesto que el objeto de sus sentimientos no estaba a su alcance. Tuvo también que renunciar a eso por el deber. Más aún tras la tarea que la habían encomendado.  Ahora, tras escuchar las palabras de Lornd, le miró con gesto desconcertado. Ambos llegaron al final de aquel embarcadero y regresaron. Entonces el saiyajin le dijo.

-Hotaru, mi hermano y Bertie han querido que pudiéramos charlar a solas.
-Lo sé, - se sonrió la chica asintiendo.- Me he dado cuenta, no han sido demasiado sutiles. Sobre todo Hotaru.
-Esa chiquilla te quiere mucho.- Aseveró él.- Solamente hay que ver cómo te mira y como se preocupa por ti. Igual que tú la quieres a ella. No sé si quizás te importune con esta pregunta, pero. ¿Sois familia?
-Lo somos.- Asintió la joven.- Aunque ella y yo estuvimos remotamente emparentadas en el pasado. Ahora somos una familia, pero no por sangre. La quiero mucho, sí.  A Hotaru y a todas mis compañeras. Y a la Pequeña Dama, a la que echo muchísimo de menos.
-¿La Pequeña Dama?- Inquirió Lornd sin comprender.-
-La hija de la reina Serenity. La que tú conoces por Usagi.- Le aclaró su contertulia.- Recuerdo que, durante mucho tiempo, era la única que venía a visitarme en mi puesto de guardiana y me hacía compañía. Eso fue en el futuro. Durante el advenimiento del reino de Cristal- Tokio, en el siglo treinta terrestre.
-¿El siglo treinta?- Se sorprendió para querer saber.- Entonces, ¿cómo es posible que estéis ahora aquí?
-Es una larga historia. Un día cuando tengamos más tiempo, te la contaré.- Le prometió ella, esbozando una débil sonrisa llena de misterio.-

     El saiyajin se quedó pensativo. Algo en todo aquello le era familiar, pero no sabía a ciencia cierta el qué. Quizás se daba cuenta de hasta donde llegaba la abnegación de esa mujer, tanto era así que con un tono pleno de respeto, declaró.

-Veo que eres una persona de corazón noble. Del tipo de las que está presta a darlo todo sin esperar nada a cambio. De las que siempre se ponen detrás, guardando las espaldas y huye de reconocimientos o protagonismo. Realmente te admiro. Guerrera Plutón. Cree lo que te digo. Un rey de los saiyajin no le dice esto a cualquiera. No sé si yo mismo sería capaz de sacrificarme tanto por una causa como has hecho tú.
-Mi causa es la defensa de mis reyes y de mis amigos. Y del mundo en el que ellos y otras muchas personas viven.- Replicó serenamente ella.- Por eso merece la pena dar la vida.
-Por alguien como ellos y por alguien como tú, daría sin duda la mía.- Afirmó él mirándola con intensidad.- Ahora sé que he venido hasta aquí por una buena razón.  Y ha sido el poder conocerte…

Ella le contestó algo azorada pero sobre todo reflexiva, desviando aquella embarazosa situación.

- En este momento, no sé, lo principal es tener éxito y librar a la Tierra de esta amenaza...entre tanto nosotros no contamos…
- Lo tendremos, venceremos. - Le aseguró Lornd mientras  quizás por descuido iba  rozando al caminar una mano de Setsuna con otra suya. Afirmando con un tinte anhelante.- Y después quizás tengamos más libertad para pensar un poco en nuestros propios deseos.

A ella, sin saber a ciencia cierta por qué, le recorrió un escalofrío y se ruborizó hasta las mejillas. El corazón le latía más deprisa. Tratando de serenarse anduvo un poco más al lado de su interlocutor observándole de reojo. Al poco se sentaron en un banco cercano.  Entonces se produjo un instante de silencio mientras se miraban, como si cada uno quisiera penetrar en el interior de los secretos del otro cuando un gritito infantil les sacó de esa especie de trance bruscamente.

-¡Eh señor, señora, por favor! ¿Me podrían ayudar? - Ambos miraron hacia la dirección de esa voz que pertenecía a una niña de escasamente siete años que junto a sus padres miraba impotente a lo alto de un robusto árbol, iluminado por las luces del parque. - Por favor- repitió compungida acercándose hasta ellos. - Mi globo se me ha soltado y se ha enganchado en ese árbol. - Les informó la desconsolada cría que apuntó hacia arriba con su manita derecha preguntando con expresión suplicante. – Señor, usted es muy grande. ¿Me lo puede alcanzar?
- Cariño, por favor. – Terció un hombre de mediana edad y estatura normal, visiblemente envarado. – No molestes a estos señores. El globo está muy alto para que nadie pueda alcanzarlo.

         La cría estaba compungida y a punto de llorar. Eso para ella era una gran tragedia. Sin embargo, al verla de ese modo Lornd se levantó enseguida. La niña, impresionada por su enorme estatura, le miraba de abajo hacia arriba con la boca abierta, pero él le sonrió jovialmente animándola.

- ¡Tranquila, ahora mismo te lo bajo! - Iba a levitar pero no quiso hacerlo por no llamar la atención entre los humanos corrientes. Eso era un consejo de su hermano y decidió seguirlo para no crear problemas. Pareció pensar otra cosa y le dijo a Setsuna. –Espera un momento, por favor. Enseguida vuelvo.

   Ella sonrió con aprobación. El globo estaría a unos seis metros o más, pero Lornd no tuvo ningún problema en trepar hasta allí. Para asombro de los padres de la cría y de otros transeúntes, subió en apenas unos instantes impulsándose sólo con sus brazos, agarró el globo y bajó con él devolviéndoselo a la niña que saltaba de contenta.

-¡Muchas gracias!- repetía encantada, lo mismo que sus padres visiblemente agradecidos. -
- De nada, señorita. - Sonreía el guerrero del espacio. -
- Por favor, agáchese, es usted muy alto. - Le pidió la niña. -

       Lornd lo hizo enseguida doblando una rodilla y la sonriente pequeña le dio un sonoro beso en la mejilla. Tras volver a darle las gracias  se alejó con su globo atado al brazo y junto a sus padres, despidiéndose con la mano del saiyajin que, sonriente, le devolvió el saludo. Setsuna se acercó hasta él con gesto de simpatía y le alabó.

- Has sido muy amable con esa niña, parece mentira que luego seas tan buen luchador....
- Una cosa no tiene que ver con la otra - respondió él. -
- Me refiero a ese ardor que pones en la batalla, no das cuartel. - Se explicó ella con un tinte de admiración y también de algo de temor. -
- Lo mismo podría decir de ti. Observé como ayudaste a tus compañeras, en especial a Hotaru.  Y creo que tanto tú como yo sentimos lo mismo.
- ¿El qué?- quiso saber ella, que ahora le escuchaba visiblemente interesada. -
- Cuanto más amor tienes por la gente, más encarnizadamente eres capaz de luchar, - le respondió su interlocutor. - Si amas a alguien tienes mucha más capacidad para luchar por él. No es una contradicción, es algo natural. Al menos para nosotros los Guerreros del Espacio.- Sentenció no sin orgullo añadiendo con perspicacia y cierta inquietud. - Sé que quizás mi forma de luchar y eliminar a esos tipos te pareció excesivamente cruel, pero créeme. Podré ser brutal cuando la ocasión lo requiere, pero jamás abusaría de los débiles. Eso no es honorable ni justo. Al menos así me educaron mis padres. En cambio, ese canalla de Gralas y sus secuaces no tienen ningún tipo de escrúpulos. Matarían sin pestañear por ejemplo a esa niña y a sus padres. Lo han hecho en muchos mundos y mientras yo tenga un ápice de fuerza no permitiré que lo hagan de nuevo. Si eso me obliga a ser un monstruo para combatir a esa clase de canallas, así sea. Es parte de nuestro sacrificio.

  Ella le miró fijamente y asintió despacio para responder tomando por sorpresa a su interlocutor.

- Yo también soy una guerrera y he tenido que luchar por mi vida y acabar con muchos de mis enemigos, y no me detendría ante nada para salvar este planeta o a mis soberanos. He estado a punto de hacer cosas realmente imperdonables. Sé al igual que tú que eso a veces es inevitable. Pretender lo contrario es síntoma de no saber de lo que se está hablando.
- Así lo creo también. Y cómo te dije antes, a pesar de ser un guerrero del espacio, no me gusta la violencia tanto como crees. Quizás en el pasado mi raza fuese más cruel y animal, pero evolucionamos, nos mezclamos con otros linajes y no todos compartimos ese anhelo por destruir. Mi madre me inculcó eso también. Y mi padre me enseñó que la batalla es algo honorable, que se debe respetar a un buen adversario. Pero eso no quita que no deba tener que matar para no morir. O acabar con sanguijuelas que, de otro modo, únicamente buscarían venganza. - Replicó éste agregando con determinación. -
- Sí, tienes toda la razón - convino Setsuna muy impresionada por las palabras de aquel orgulloso guerrero y de la forma en que se había mostrado ahora, dulce y solícito con aquella niña y así lo comentó. -¿Sabes? Me ha hecho gracia como esa pequeña te decía que te agacharas y como lo has hecho inmediatamente, doblando tu rodilla ante ella.- Apuntó ella divertida. – Debe de ser la única que ha conseguido doblegarte así…¡ja, ja!...
- Sí, es curioso - repuso Lornd con una sonrisa  llena sin embargo de reflexión cuando agregó - y sin embargo muchos me lo han exigido por la fuerza y por otros motivos y no han vivido para contarlo. Nunca me humillé ante nadie, en cambio con esa pequeña...cuando vi esa expresión de pena en su carita. Sólo tuvo que pedirlo, porque lo pedía inocentemente, de corazón y con buenos sentimientos. Y ante alguien puro y bondadoso hasta un rey de los saiyajin debe inclinarse. Eso no es humillación, sino muestra de respeto.
- Tú también tienes buen corazón, pese a tu apariencia y tus dotes de guerrero. - Le alabó Setsuna, para añadir esbozando una sonrisa divertida. – Puedo acusarte de eso, igual que lo has hecho tú conmigo.
- Sí, pero no se lo digas a nadie o sino mi reputación se vendría abajo. - Le susurró él con pretendida complicidad como si estuviera escuchándoles alguien y los dos se rieron. -

          Setsuna le miró con una sonrisa incluso más amplia, desde luego su primera impresión no pudo estar más equivocada. Ahora comenzaba a comprender a sus soberanos. Alguien como ese saiyajin debía permanecer del lado de las fuerzas del bien. Por fortuna era noble de por sí. Eso facilitaría las cosas. Es más, ahora aquella misión no parecía tan sacrificada después de todo. Quizás al principio los fuertes caracteres de ambos en la defensa de sus ideales y deberes habían chocado. Empero, una vez serenados los ánimos y tras esa conversación, se daba cuenta de que Serenity y Endimión, como de costumbre, se habían anticipado al resto en sus intuiciones cuando la designaron para este cometido.  La cuestión era. ¿Sería ella capaz de cumplirlo hasta el final?

-Se hace tarde.- Suspiró la joven, añadiendo.- Debo regresar…
-Sí.- Convino él.- Te acompañaré.

            Así lo hicieron. Tras unos minutos decidieron volverse a casa. Lornd paseó con la joven hasta la puerta de la suya, el apartamento que habían tomado sus compañeras para esa noche y la despidió con un beso en la mano, de forma muy caballeresca. Ella se quedó como hipnotizada  viéndole alejarse, únicamente salió de su ensimismamiento cuando Haruka, vestida con un batín, se llegó hasta ella saliendo de la casa.

-¿Qué tal te fue? Bueno, por tu cara creo que muy bien. - Se sonrió la guerrera de Urano añadiendo con tono cordial. -¡Anda mujer entra y cuéntanos!
- No es en absoluto como yo creía. – Pudo decir la muchacha en tono reflexivo. -

              Sin más pasó con Haruka, la puerta se cerró tras ellas.

-Bueno, pues cuenta, cuenta.- Le insistió su compañera que, haciendo un gesto con una mano, la detuvo antes de que comenzara para decir.- Llamo a Michiru y somos todas oídos.

            Su compañera sonrió, esas dos nunca cambiarían. Siempre tan pendientes de esos temas. Cuando de cotillear se trataba podían ser incluso peores que las otras sailors. Desde luego que Neptuno salió al rato siguiendo a su pareja, ataviada con un camisón de gasa realmente elegante. Las tres tomaron asiento alrededor de una mesa y Haruka, ofreciendo un café a la recién llegada, la interrogó.

-¿Qué tal se ha portado ese guerrero del espacio?...
-Solamente dimos un paseo.- Replicó francamente Setsuna.-
-¿Y de qué hablasteis? – Quiso saber Michiru.-
-Un poco de todo, pero fue interesante…- Declaró sin querer ahondar mucho en detalles.-
-Me sorprende que ese tipo tenga temas de conversación variados.- Sonrió Haruka afirmando divertida.- ¿Te ha contado como entrena o como liquida a sus enemigos?...

      Su interlocutora se limitó a sonreír moviendo levemente la cabeza. Michiru enseguida se dio cuenta del brillo en los ojos de su compañera. Incluso del leve rubor que la invadía de modo inconsciente. Entonces, para sorpresa de la guerrera Urano, comentó con tono más suave y considerado…

-Al parecer, ese saiyajin debe de guardar muchas sorpresas. No creo que sea en absoluto lo que parece.
-No.- Admitió Plutón con voz queda.- No lo es…

      Ahora fue Haruka la que pareció comprender…asintió despacio y tras posar una mano sobre las de Setsuna se despidió.

-Me alegra que pasarais una velada agradable. Hasta mañana y que descanses.

            Dicho esto se retiró a su habitación esperando a su pareja. Ésta se levantó para seguirla aunque cuando estaba ya dispuesta a alejarse la voz de Plutón la detuvo con una dubitativa pregunta.

-Michiru. Dime una cosa, por favor… ¿Cuándo supiste que tú y Haruka?, bueno…cómo te diste cuenta de lo que sentías…

            Su amiga se giró observándola con cierta sorpresa, aunque enseguida sonrió. Tras unos segundos repuso.

-Mi corazón lo supo…mucho antes que mi mente. Quizás podría decirte que desde el primer momento que nos vimos, pero eso no sería real. ¡Al principio me daban más ganas de abofetearla que de besarla! Bueno, eso me sucede incluso ahora en no pocas ocasiones. - Rio y su compañera con ella. Al cabo de unos momentos la joven añadió con tono afectuoso.- Y tu corazón también lo sabe…solamente debes dejarle hablar…y te lo dirá.

      Su interlocutora asintió con una leve sonrisa, en tanto Michiru asentía a su vez y se giraba nuevamente dirigiéndose a su habitación…Ahora Setsuna meditaba sobre aquello, sentada en el comedor, a solas. Pero en esta ocasión no era una soledad teñida de tristeza, quizás, por primera vez en muchos años, unos sentimientos que creyó enterrados para siempre tras su desengaño y su renuncia volvían a brotar.

-Ahora más que nunca tengo que ser muy cuidadosa.- Se decía tratando de controlar aquello.- Ante todo hay un deber que cumplir…No me debo a mí misma sino a otros. Y nos acucian otros problemas más graves que mis propias tribulaciones.

     Y de este modo decidió que debía irse a dormir. La muchacha estaba cansada y al día siguiente a buen seguro habría muchas cosas que hacer. Lornd por su parte llegó a la casa de su hermano y Beruche, pero decidió que esa noche les dejaría solos. Se dirigió a un paraje solitario para dormir y esa noche no pensó en su entrenamiento, sólo la imagen de Setsuna le llenaba el pensamiento. Ahora sí que no podía evitar que sus recuerdos afluyesen. Estaba claro que aquella mujer era como si Ayaina se hubiera reencarnado. Quizás no en su rostro, ni apariencia, pero sí en el fuego de su mirada, ese brillo en los ojos, esa serenidad y dulzura mezclada con determinación y coraje. Al tiempo capaz de ser infinitamente paciente y amorosa con sus seres queridos como implacable y llena de furia desatada contra sus enemigos. Suspiró moviendo la cabeza. Aquello no era buena idea. No quería revivir todo eso otra vez.

-Mi amor es peligroso. No debo dejarlo fluir. La puedo hacer sufrir. – Se dijo a sí mismo para tratar de zanjar ese tema, finalmente pudo dormir. – No quiero que sangre más por mí. Y yo también sufriré. ¡Maldita sea! Es una debilidad intolerable para un saiyajin. Es como una de esas canciones que puso Asthel.

            Por suerte su cápsula tenía un dispositivo informático muy avanzado, y en cuanto susurró el nombre de esa canción, esta se activó comenzando a sonar.

Mi amor es peligroso, peligroso, mi amor es peligroso.
Siempre te hace sangrar siempre te hace sangrar
Siempre te hace sangrar, el amor es peligroso

No sigas mis pasos, no me perteneces
Solo cometes un error, no intentes entenderme
No trates de entenderme, todo lo que intento decir

Mi amor es peligroso, peligroso, el amor es peligroso.
Haz que todos lloren, todos lloren
Todos lloran, el amor es peligroso

No pierdas tu tiempo con amor, el amor no funciona para mí
No intentes mostrar tus sentimientos, da un paso con cuidado
Paso con cuidado, todo lo que intento decir

Mi amor es peligroso porque soy tu enemigo
Mire su paso cuidadosamente
Porque sé, que sé, que sé, que sé, que me conozco
Peligroso, no puedo darte garantía, soy tu éxtasis de un día
Al día siguiente no, oye

-Debería cantarle eso mismo a ella.- Se dijo. -

Peligroso, ¡oooh!, el amor peligroso es peligroso
El amor es peligroso si
Todo lo que realmente estoy tratando de decirte es que el amor es peligroso

Y animado por esa canción salió de su cápsula a entrarse, conectando la música a su visor. No tardó en evolucionar a una enorme velocidad lanzando puñetazos y patadas e incluso bolas de energía a la estratosfera para subir raudo hacia ellas y destruirlas antes de que cayesen.

No vayas a jugar fuego conmigo, bailar en el fuego para mí
No puedes tomar un pisstake
No vayas a criticarme, no vayas a analizarme
Todo lo que intento decir

Mi amor es peligroso porque soy tu enemigo
Mire su paso cuidadosamente
Porque sé que sé que sé que sé que me conozco
Peligroso, no puedo darte garantía, soy tu éxtasis de un día
Al día siguiente no..

            Después con su espada se ejercitó en una serie de molinetes y estocadas sin fin contra el aire, al ritmo de aquella canción…

Peligroso, peligroso, mi amor es peligroso, sí
Siempre te hace sangrar, siempre te hace sangrar
Siempre te hace sangrar, el amor es ...

Peligroso, peligroso, peligroso
Mi amor es peligroso…

            Cuando la canción concluyó ya estaba empapado en sudor y jadeaba, aun así sonrió mirando hacia las estrellas y declarando.

-Gracias amigo. Mi hermano tuvo mucha suerte al disfrutar de tus canciones ahí arriba.

(My love is dangerous. Freddie Mercury. Crédito al artista.)

      
¡Ojalá tuviera tiempo para poder aclarar sus sentimientos y acercarse a ella. Pero no pudo dedicarse a pensar demasiado en eso dado que el principal problema de todos era el cometa, y éste seguía ahí acercándose a cada minuto.

-Debo enfocarme en eso, en esa maldita piedra y en nada más. Al menos hasta que podamos destruirla o desviarla sin peligro para este planeta. - Se juramentó.-

De este modo pasaron los días. Lornd volvió a centrarse en sus duros entrenamientos con su hermano, el gran meteorito era ya visible en el cielo como una gran luz suspendida en el horizonte, creciendo a cada hora. El rey de los saiyajin, junto con Roy y los demás, fueron convocados por Masters a una reunión en la isla que éste poseía en el Pacífico. Allí tenían la intención de ultimar los detalles pero un descubrimiento del grupo de Tomoe, que había estaba coordinándose con las guerreras, les hizo alterar de forma sustancial todos los planes. Fue Ami, quien había hecho de enlace entre sus compañeras y el grupo de científicos, la que les puso al corriente.

- Hemos descubierto que dos asteroides más de reducidas dimensiones se han estrellado en dos puntos del océano Pacífico. Podrían ser cápsulas de combate.
-¡Maldición!- exclamó Lornd sorprendiendo a todos - ¡Seguro que son ellos, han venido para asegurarse de cumplir con su objetivo!
-¿A qué te refieres?- le inquirió Petz.  -
- Ami - respondió el saiyajin mirando a la sailor que estaba en los controles. -¿Podrías comprobar si la frecuencia que emitían al caer era igual a ésta? – Y prestó de entre su peto de combate sacó una especie de aparato emisor que dejó a la chica. –

    Tras activar éste durante unos instantes para grabar las frecuencias y compararlos durante unos momentos, ella respondió afirmativamente.

- Sí, concuerdan,- corroboró también sorprendida para preguntar. - Pero, ¿cómo lo sabías?
- Son los secuaces de Gralas, esa es la secuencia de sus naves de asalto.- Repuso Lornd visiblemente contrariado cuando tuvo que admitir. -Yo no podré encargarme de ellos, tengo que reservar todas mis energías y concentración para el meteorito.
- Déjanoslos a nosotros. -  Se ofreció Roy animosamente, deseoso de ayudar  - yo me encargo del que tenga una fuerza potencial mayor, vosotros ocuparos del otro. - Les indicó a sus compañeros que acogieron de buena gana aquella idea. –

            No obstante, su hermano le recordó para inquietud del resto.

- Tú tampoco podrás.- Tienes que ayudarme con el asteroide.
-¡Maldita sea! Ni había pensado en eso.- Espetó Roy. –

            Se hizo el silencio de nuevo, aunque fue el príncipe de Némesis quien lo rompió alegando con tono animado.

- Vale, suena bien, dejádnoslos a nosotros, hacía tiempo que estábamos inactivos.
- Vamos a darles una buena paliza y así podremos resultaros útiles.- Añadió Nephrite, deseoso como el resto de colaborar más activamente en aquello. – Para eso hemos entrenado.
- Yo también lo estoy deseando,- intervino Ail que quiso saber. -Pero, ¿hacia dónde debemos ir?
- Ahora nos darán las coordenadas.- Le contestó Zafiro.-

            Así fue. Ami les dio las últimas posiciones conocidas de cada uno de esos meteoritos, Mimette había trabajado casi un turno extra, entre canción y canción, para hacer los últimos retoques en los cálculos de trayectoria. Ya tenían las coordenadas que Roy y Lornd deberían ocupar. Después intervino Tomoe para explicarles el plan de forma más concreta

- Como sabéis, en tanto Diamante, Zafiro, Ail y Nephrite se ocupan del enemigo, vosotros deberéis colocaros en posiciones estratégicas del planeta para destruir el asteroide. Las guerreras tendrán que apoyaros y destruir los posibles fragmentos del gran meteorito cuando éste se haga pedazos.- Les entregó a cada uno un mapa con su posición, añadiendo - aquí tenéis, espero que no os de mucho trabajo...
- Gracias.- Le contestó Roy mientras arengaba al resto. -¡Vamos chicos, no tenemos tiempo que perder!

     Todos se alejaron volando hacia sus respectivos destinos, Lornd  consultó la ubicación desde la que debería intentar el ataque contra el gran meteoro. Se trataba de una remota isla a cientos de kilómetros de su posición actual. Salió volando sin perder más tiempo.

- Allá van. - Suspiró Rei al ver marchar al saiyajin, - espero que tengan éxito.
- Deben tenerlo, la Tierra entera depende de ello.- Contestó Beruche. -
- Lo conseguirán- terció Cooan con tinte optimista. - Ellos son capaces de eso y mucho más.
-¡Qué rabia me da no poder ayudarles!- se lamentó Tom apretando los puños. -
- A todos nos ocurre eso. - Le respondió Haruka tratando de consolarle, - pero sólo podemos esperar a que nos toque el turno de hacer bien nuestra parte.
- Lornd y Roy son los que tienen la tarea más importante, - declaró Michiru. - Es una misión casi imposible pero viendo sus fuerzas estoy convencida de que lo conseguirán.
- Pero además de fuerza. - Intervino Esmeralda  no sin inquietud, - tendrán que lanzar su ataque en el momento justo para coordinarse de forma adecuada.
- ¡Oh, no! ¡El tiempo! - saltó Ami visiblemente agitada. - Lo he olvidado... ¡qué estúpida he sido!

     Todas las caras entre sorprendidas y alarmadas se volvieron hacia ella en tanto Makoto preguntaba con temor.

-¿El qué, qué has olvidado?
- ¡El indicador del tiempo!, el cronómetro especial de seguimiento, deben atacar cuando llegue a cero y no se lo he dado. Al menos a Lornd, a Roy se lo di nada más verle. - Respondió la muchacha con un tono realmente apurado.-
- Tranquila Ami. Lornd tiene su visor. – Recordó Beruche con alivio.–
- Me temo que no podrá utilizarlo. – Intervino entonces Tomoe, anunciando para sorpresa y preocupación del resto. - Hemos rastreado interferencias, son de una señal que proviene del espacio exterior. -
- Sí.- Convino Daniel en tanto programaba algo en su ordenador. - Al parecer esos tipos le han estado vigilando a través de su visor desde que llegó  a la Tierra. -
- ¿Pudiera ser que nos haya estado engañando todo este tiempo? – Quiso saber Mamoru, que, junto a los gatos había llegado recientemente. -
- No lo creo. Al menos eso espero. Ahora no tenemos más elección que continuar con el plan.- Comentó Ami con el asentimiento de Tomoe. -
- No todo está perdido aun, - dijo Usagi dándoles ánimos para apremiar a sus compañeras. – Yo confío en él. Nosotras nos tele transportaremos y le daremos el indicador de tiempo.
- No es tan sencillo, una tendrá que quedarse con él para llevar la cuenta. El resto deberemos replegarnos para destruir los fragmentos. Lornd debe concentrarse al máximo. Cualquier despiste  podría reducir su nivel de energía.. - Explicó Minako - sino podría no tener la fuerza suficiente...
-Sí, la más leve falta de concentración por su parte podría ser fatal para el planeta.- Secundó Tomoe añadiendo consternado.- Incluso en el mejor de los casos, destruyendo el asteroide, habrá consecuencias inevitables y nefastas.

            Ninguno quiso preguntar en qué consistirían esas consecuencias. La que tomó la palabra fue Rei para incidir en lo anterior.

- En eso tampoco habíamos pensado, ¿cómo lo haremos? ¿Quién se ocupará de hacerle la cuenta regresiva a Lornd?...
- Yo lo haré. - Se ofreció Setsuna decidida para indicar al resto. - Tele portémonos y yo me quedaré a su lado para seguir la cuenta...
- Eso  es muy peligroso. El doctor tiene razón, tanto si falla como si tiene éxito habrá cataclismos a escala planetaria. Estarás en serio peligro.  - Le advirtió Ami con patente temor. -
- Entonces me da igual el sitio en donde esté,- contestó la aludida  que no pudo evitar añadir con determinación. – Es mi deber al igual que el vuestro proteger este mundo y con Lornd me siento segura...
- Está bien, ¡hay que hacerlo rápido! - Las arengó Rei - no nos queda mucho tiempo, el medidor marca ya apenas quince minutos para el momento crítico.

         Todas las sailors del sistema solar interior convinieron en ello. Se dieron las manos formando un círculo, invocaron al sailor teleport y desaparecieron del lugar.

- Ruego a Dios que tengamos suerte. - Declaró Petz pensativa entre el tenso silencio de todos los demás que solamente asintieron con expresión grave. -

       Por su parte, Diamante, Zafiro, Ail y Nephrite, llegaron a su punto de destino. No tardaron mucho en ser interceptados por un ser anaranjado de dos metros y otro de casi tres de altura con una extraña cara entre rugosa y aristada, ambos parecían tener mucha fuerza y mostrar satisfacción.

- Vaya- dijo el anaranjado de cabeza alargada y tres ojos dispuestos en triangulo, analizándoles a todos. - Unos humanos con fuerzas de combates excepcionalmente altas. Esta es la ocasión adecuada para entretenernos un poco.
- ¡Qué te lo crees tú eso! - Le contestó Nephrite  con tono desafiante. – No hemos venido precisamente a amenizaros la estancia.
- Seremos nosotros los que nos divirtamos machacándoos. - Añadió Zafiro con el mismo aire. -
- Sois unos ingenuos. - Terció aquel ser enorme y de tono acerado mientras sentenciaba. - Conocemos bien vuestros ridículos planes. Os aniquilaremos sin pérdida de tiempo y podremos alejarnos antes de que este mundo reciba el impacto del asteroide.
-¿A sí? - Terció Ail-¿A qué esperamos chicos?-  ¡a por ellos!...

     Sin hacérselo repetir los cuatro se lanzaron contra aquellos aliens, el naranja se batía contra Nephrite y Zafiro y el otro, contra Diamante y Ail.  El ser anaranjado paraba sus ataques de una forma bastante eficaz, se defendía con mucha tenacidad hiriendo incluso a Ail y Diamante. Estos se reagruparon para planear un nuevo ataque.

-¿Crees que podrías intentar el ataque que te enseñó el maestro Piccolo, Ail?- Le preguntó Diamante que parecía estar pensando en algo, en tanto su enemigo se les acercaba brillando ahora con un tono más intenso. – Era muy potente.
-Sí, por eso mismo necesitaré tiempo para concentrar la energía. - Replicó su compañero. -
-Muy bien, te daré todo el que pueda. – Afirmó el príncipe de Némesis que, a su vez, concentró su fuerza lanzándose contra su rival. -

Éste le recibió parando su ataque una vez más y aquello dio paso a una reñida lucha de puñetazos que finalmente el alien pareció ganar golpeando a Diamante que perdió altura. Su enemigo le obsequió con unas bolas de fuego que él tuvo que esquivar a duras penas, las mismas se estrellaron en el océano produciendo gigantescas explosiones y haciendo que chorros de agua y nubes de vapor ascendieran hasta la posición en la que estaban. El príncipe de Némesis entonces se  sonrió.

-Ahora – Se dijo a sí mismo según exclamaba. – ¡Triple Kaio ken!

El muchacho brilló con un tono rojizo en tanto aumentaba enormemente su fuerza y su velocidad. Su enemigo, con la visión velada por aquella enorme cantidad de vapor que él mismo había provocado no le vio llegar hasta que Diamante se plantó a su lado y le propinó un tremendo gancho que le hizo elevarse centenares de metros. El príncipe, no satisfecho con esto, volvió a acelerar golpeando de nuevo a ese ser en el abdomen. Aprovechando la ocasión propinó a su adversario una buena cantidad de golpes. Aunque al precio de quedar agotado. Había gastado mucha energía en eso y su rival parecía empezar a recobrarse cuando le espetó.

-No ha estado mal, pero no te servirá de nada. Ahora es mi turno

Pero sin apenas acabar la frase un aumento enorme de energía le sorprendió desde su derecha. Ail había terminado de concentrar la energía en uno de sus dedos que apoyaba contra su frente. Cuando ese alienígena quiso reaccionar, descuidando por un instante a Diamante, éste le propinó otro puñetazo y gritó.

-¡Ail! ¡Ahora!.
-¡Técnica “Makankōsappo” va por ti Piccolo Sama! – Gritó Ail que separó su dedo de la frente apuntando a su rival y un potente rayo en espiral surgió atravesando a éste por el pecho. -

Su enemigo escupió una especie de líquido también anaranjado, parecía herido de muerte y Diamante le remató lanzando contra él un buen chorro de energía que le hizo explotar. Jadeando, agotados, tanto él como Ail se reunieron. Éste último comentó pese al derroche de energía que habían sido obligados a hacer.

-El tipo este ya está listo, vamos a ayudar a nuestros compañeros.

Y ambos se dirigieron en busca de Zafiro y Nephrite que también tenían un duro combate. Los dos se turnaban golpeando a ese enorme ser de tono acerado que parecía detener sus ataques y contragolpear bien. Nephrite atacó de nuevo, a bocajarro lanzó una bola de energía que su rival desvió con una especie de mano. Aquella potente descarga estalló en el cielo iluminando gran parte del mismo.  Ahora fue ese extraño individuo el que, abriendo la boca, lanzó un chorro de energía azulada que Zafiro pudo esquivar por poco. Tras unos segundos de espera en los que los contendientes parecieron retomar fuerzas, todo volvió a empezar. Atacándose otra vez se enzarzaron en una gran y pareja pelea. Aumentaban su energía cada vez más y trataban de agotar al otro o de forzar un error que pudiera ser decisivo para la suerte del combate...

- ¡Acabaré con vosotros, humanos miserables!,- pudo exclamar aquel ser con una especie de eco reverberante  atacando ahora a Nephrite con una especie de misiles de luz. -

            Éste esquivó varios de esos proyectiles energéticos pero fue finalmente alcanzado por uno, que explotó sobre él provocando una gran nube de humo, para regocijo de su enemigo que proclamó.

-¡Todos los que tratan de oponerse al gran Gralas acaban así!

     Pero antes de que pudiera añadir nada más Nephrite había aparecido ante él y  golpeado su estómago con un puñetazo al que completó con una descarga de energía mientras replicaba.

- ¡Di más bien que todos los cretinos que tratan de destruir mi planeta terminan como tú! ¡Es tu turno, Zafiro!

El aludido entre tanto había concentrado energía sus manos dispuestas en forma de cuenco y apoyadas en su cadera derecha y esta vez sí que pudo lanzar su ataque favorito.

-Kame ha me ha… en tu honor Son Goku sensei - ¡Yaaa!

La tremenda onda de energía alcanzó de lleno a ese ser que estalló en múltiples pedazos, dejando a Zafiro y Nephrite jadeantes y con algunas heridas de consideración, pero satisfechos por su victoria. Al poco Diamante y Ail llegaron a reunirse con ellos.

-¿Qué tal vais?- Les preguntó el extraterrestre. –
-Necesitáis una mano. – Completo Diamante. -
-No os preocupéis amigos, la cosa está resuelta. – Pudo decir Nephrite aun recobrando la respiración. -
-Ha sido duro de pelar. - Jadeó Zafiro tomándose una alubia mientras sus compañeros hacían lo propio. -
-El nuestro también. Debían de ser guerreros de élite, como Lornd dijo. – Aseveró Ail. -
-¡No perdamos más el tiempo, chicos! - Les arengó Diamante indicando al resto. - Cada uno tiene que ir a su puesto y esperar a que caigan los fragmentos.

Y tras tomarse unas alubias partieron hacia las posiciones que les habían calculado. Roy estaba ya en la suya, tenía junto a él a Haruka y Michiru. Ambas sailors decidieron acudir allí puesto que se habían detectado más pequeños aerolitos. Estos en realidad eran naves y algunas de las tropas de Gralas habían desembarcado con la misión de atacarles. Por lo que parecía, ese tirano debía de estar enterado de la estrategia que iban a llevar a cabo. Y lo que era aún más sorprendente, conocía las posiciones exactas de los saiyajin.

-Al parecer las cosas han ido bien para los nuestros.- Les informó Daniel desde su consola.- Esas grandes energías desconocidas han desaparecido, pero las de nuestros amigos, aunque debilitadas, se mantienen.

     Tanto Petz como Esmeralda se abrazaron con visible alivio reflejado en sus caras, lo propio hicieron Amanda y Annie. Aquella tensa espera sin saber lo que podría pasarles a sus parejas era algo para volverse locas. Pero gracias al Cielo todo había salido bien. Sin embargo, fue Mimette la que les comentó a todos, con un tinte más serio de lo habitual en su voz.

-El meteorito se está acercando, velocidad de treinta y cinco mil kilómetros por hora. Tiempo estimado de impacto, doce minutos y cuarenta segundos…Coordenadas, cincuenta grados, catorce minutos, tres segundos, latitud norte. Noventa y cinco grados, siete minutos, doce segundos, longitud oeste.  Va a caer en medio del océano Pacífico.
-Menos mal. Será en el agua.- Suspiró la aliviada Petz.-
-No es ningún alivio.- Las corrigió Kaori que se aproximó hasta ellas, para comentar con relatar sombrío.- Con ese enorme tamaño alcanzará el lecho marino en décimas de segundo. Provocará una explosión equivalente a millones de bombas H. Billones de toneladas de fragmentos de roca vaporizada serán expulsadas a la atmósfera cubriendo toda la Tierra. Otras más grandes caerán rápidamente incendiando y arrasando todo a su paso. Y posteriormente, un Tsunami de cientos de metros de altura, se extenderá en todas direcciones anegando cuantas islas y costas encuentre a su paso.
-¡Dios mío!- Exclamó Esmeralda. –
-Eso será si Roy y Lornd no pueden destruir el asteroide, claro.- Opinó Bertie afirmando convencida.- Y yo tengo fe en que lo harán.
-Bueno.- Le comentó tímidamente Mimette.- Incluso si lo lograsen, algunas de las cosas que Kaori ha comentado que se producirían, tendrán lugar,  aunque con una menor potencia.
-Así es. Por desgracia me temo que, pase lo que pase, y aun en el mejor escenario posible,  estamos a punto de asistir a un cataclismo sin parangón en la Tierra en los últimos sesenta y cinco millones de años.- Susurró la propia Kaori bajando la mirada.-

     Nadie fue capaz de replicar nada, se limitaron a mirar a la pantalla principal de la sala en donde se veía esa enorme luminaria aproximándose de modo inexorable… Entre tanto Lornd había llegado por fin a la isla, situándose sobre una loma que dominaba una interminable extensión del océano. Sin perder ni un instante se dispuso a comenzar su tarea de concentración de energía. Las chicas aparecieron entonces en la base de aquella montaña, Setsuna se despidió de sus compañeras las sailors del sistema solar interior.

-¿Estás totalmente segura de esto?- Quiso saber Júpiter con preocupación.-
-Podemos quedarnos alguna más para ayudarte.- Ofreció Marte.-
-Gracias chicas, pero yo sola puedo ocuparme. Y a vosotras podrían necesitaros en otro sitio.- Repuso la interpelada.- ¿Y quién mejor que yo? Soy la guardiana del tiempo. ¿Recordáis?- Pudo pese a todo comentar con tono jovial…
-Mucha suerte.- Le deseó Minako, junto con los asentimientos del resto. -

Y las interiores se dieron la mano, volviendo a la Isla de Masters con su teleport. Una vez sola comenzó la ascensión de aquella pendiente dirigiéndose hacia el guerrero del espacio.

- ¡Lornd, soy yo, Setsuna!- Gritó ella haciendo bocina con las manos cuando estuvo más cerca - te traigo el cronómetro, a Ami se le olvidó dártelo.
-¿Qué haces aquí?- le respondió él entre sorprendido y preocupado. -
- Ya te lo he dicho… he venido. - Setsuna iba a explicárselo de nuevo pero él la interrumpió ordenándole de forma tajante.  -
- ¡Es demasiado peligroso, vete de aquí ahora mismo! -Le ordenó él sin resultado.-
- Pero sin este controlador no sabrás cuando lanzar el ataque. - Le objetó ella que replicó sin perder su aplomo ni su objetividad. - Necesitas a alguien que te cante la cuenta atrás.
-¿Y no ha podido venir mi hermano, ni ninguno de sus amigos?- Respondió Lornd que parecía irritado por eso -
- Sabes que ellos ya tienen sus posiciones previstas y no pueden dejarlas. Sólo yo podía venir. - Le explicó ella  de forma tan contundente como las palabras de él. -
- No me hace falta. Tengo mi visor, está sincronizado con… - Pero en ese momento se percató de que había perdido la señal con el cuartel general. - ¿Qué demonios sucede aquí?

         Entonces de entre aquella interferencia pudo escuchar una voz. Sonaba como un tono distorsionado y agudo que parecía hablarle de forma burlona.

-Bueno, bueno, será digno de ver como tratas de parar mi regalito.
-¿Quién está ahí?- Quiso saber Lornd realmente sorprendido ahora. -
-Soy tu amo y señor, el Gran Gralas, conquistador de esta galaxia. Espero que te haya gustado la sorpresa. Verás, no creí ni por un instante que un miserable guerrero del espacio como tú se hubiera unido a nosotros. Y sabiendo quién eras y de dónde venías no te iba a dejar sin vigilancia. De modo que, cuando ordené que te dieran este visor último modelo, le mandé también hacer algunos añadidos. He estado al corriente de todo lo que has hecho y de a dónde has ido.  Te creíste muy listo ¿verdad? Pensando que eras capaz de engañarme. ¡Sólo eres un iluso y ahora lo pagarás!
-¡Maldito!- Pudo escupir su interlocutor cada vez más enfadado. -
-¡No te preocupes! – rio ahora aquella voz. - Vas a terminar tus días de forma muy parecida a tus antepasados saiyajin del planeta Vegeta. ¡Será un honor para ti! Deberías agradecérmelo. Por cierto, el asteroide, como seguramente habréis descubierto ya, va protegido por un campo de fuerza para que no os sea tan fácil destruirlo. Y para asegurarme de que no estés sin espectadores en el intento mandé a algunos de mis mejores guerreros y un batallón de androides a hacerte compañía. Deben de estar al llegar.
-¡Te juro que cuando destruya el asteroide y salve este planeta iré a por ti! No tendrás sitio en todo el universo para esconderte, ¡sabandija! Replicó con tono realmente amenazador que hizo que Setsuna le mirase atónita. -

Aunque eso únicamente produjo una especie de carcajada en el otro lado de la comunicación. Y su interlocutor añadió con tinte entre incrédulo y divertido.

-¡Eso sí que me gustaría verlo! Por ahora disfrutaré del espectáculo de como la raza humana y algún que otro saiyajin idiota son borrados de la faz de ese ridículo mundo. Ya venderé lo que quede de él, si es que alguien sigue interesado, ¡ja, ja, ja!

Lornd ya no pudo escuchar más. Furioso se quitó el visor y lo estrujó en una de sus poderosas manos haciéndolo estallar. Setsuna se llegó hasta él. El saiyajin bajó el tono de voz para, bastante preocupado, informar a la Sailor.

- Ese maldito me ha estado espiando desde que llegué. Conocía nuestros planes. 
- Lo sabemos. – Le desveló serenamente ella ante el asombro de su interlocutor. –
- Te juro por mi honor que no he tenido nada que ver. – Se apresuró a asegurar él enfrentando sus ojos a los de la muchacha.-

  Setsuna le sostuvo la mirada con seriedad, casi de forma amenazadora. El saiyajin ya pensaba que ella le consideraría una especie de traidor y no podía soportar esa idea. Pero entonces la sailor dulcificó sus facciones con una leve sonrisa para lacónicamente añadir.

-Eso también lo sé.

Y lo curioso fue que, en esta ocasión, no usó el plural. Su contertulio suspiró aliviado entonces y la relató todo lo que Gralas le había dicho para añadir visiblemente preocupado.

- Tendré que reunir toda mi energía y quizás no pueda protegerte después, incluso yo mismo estaré en peligro.
- Seré yo la que te proteja si esos androides llegan hasta aquí. Lo importante es que te centres en tu misión. Si tú fallas moriremos todos. - Le respondió ella bastante serena para sentenciar  - y fallarás a menos que yo te indique cuando lanzar tu energía con precisión. Recuérdalo, ahora no somos tú y yo. Es la Tierra entera la que depende de nosotros y no nos podemos permitir el lujo de olvidarlo.


       Lornd guardó silencio quedándose pensativo unos instantes pero, al fin, siguiendo un impulso que no pudo refrenar, tomó la cara de ella entre sus manos y la besó de forma cálida en los labios. Para alegría del saiyajin, Setsuna no rehuyó aquello. Al separarse, eso sí, ella le interrogó con la mirada, mezcla de sorpresa y  desconcierto. Él se limitó a sonreír, susurrando.

-Quizás no tenga otra oportunidad…
-Eso ahora no viene al caso. –Pudo decir la guerrera de forma queda para añadir. – Los deseos o sentimientos que pudiéramos tener no importan. Solamente cuenta nuestra misión.

Él reconoció que su interlocutora tenía razón y le explicó más formalmente.

- Ahora empezaré a acumular energía, será algo peligroso para ti estar tan cerca. Tendré que rodearte de un escudo protector.
 - No te preocupes más por mí. Sé cuidarme sola. Estoy más que habituada a hacerlo.  - Le contestó ella con determinación. – Y sobre todo confío en ti, haz lo que debas hacer. Te lo repito, no debes refrenarte, ni pensar en mí supervivencia. Hay otras siete mil millones de vidas que dependen de tu éxito.
- En ese caso toma esto y guárdalo bien. Mi última alubia está ahí. – Le pidió él entregándole a la chica una pequeña bolsita de cuero. –

Ella la reconoció, en efecto era la misma en la que el saiyajin guardaba aquellas alubias mágicas. Parecía totalmente vacía aunque Setsuna pudo palpar que realmente quedaba una en su interior.

- Te la guardaré, para después. – Asintió la muchacha que pudo remachar con decisión. - Ahora, pongámonos a trabajar.

       Lornd asintió y sonrió, el valor y la seguridad de Setsuna le daban nuevas fuerzas, no podía fallar de ninguna manera. No estando junto a ella. Pero mientras ellos hablaban el enorme meteoro ya era bien visible en el cielo, casi ocupaba una tercera parte de él, las aguas se agitaban y la tierra cercana  comenzaba a temblar debido a su influencia gravitatoria, el mar lo acusaba también embraveciéndose por momentos y un viento cada vez más poderoso arreciaba. La guerrero de Plutón miró su cronometro y le dijo a Lornd.

- Solamente faltan siete minutos, debes darte prisa...
- Allá voy - replicó éste  dándole la espalda en actitud de concentración. -

Entonces en el cielo se avistaron varias figuras que volaban hacia ellos, en rumbo de interceptación. La sailor se dispuso a recibirles preparando su báculo y llamando a la base en petición de refuerzos…

-Aquí Setsuna… ya vienen, necesitamos apoyo, chicas…

        Aunque nadie respondió, quizás la proximidad de ese enorme asteroide estaba creando interferencias. La joven únicamente pudo desear que su llamada hubiera sido recibida…A miles de kilómetros de allí, en ese  mismo instante Roy estaba también acumulando poder lo más rápidamente que podía. Haruka y Michiru otearon al horizonte y descubrieron que tenían compañía, una serie de figuras se dirigían volando hacia ellas.

-Son demasiadas, me temo que no podremos contenerlas nosotras dos solas durante mucho tiempo. – Declaró Neptuno.-
-Comuniquemos con las chicas. – Le instó su compañera. -

       En el refugio de la isla de Masters, los demás seguían con ansiedad los acontecimientos mirando el cronometro situado en la pantalla gigante del ordenador que estaba sincronizado con el que llevaba Setsuna.

- Sólo faltan seis minutos para el momento del disparo coordinado. - Informó Makoto. -
- Esperemos que Lornd y Roy reúnan la suficiente energía, - añadió Minako. -
- ¡Pues claro que lo harán! - Respondió Usagi de forma optimista. -
- Por una vez y sin que sirva de precedente,- sonrió Rei posando una mano sobre el hombro izquierdo de su amiga y compañera para declarar. - Estoy de acuerdo contigo y deseo que tengas razón.
- Todo depende de ellos. - Terció Cooan tratado de contener sus nervios. –
-Bueno, si tengo que poner mi vida y la de todo el planeta en manos de alguien, aparte de Sailor Moon y las demás guerreras, no se me ocurre nadie mejor.- Declaró Bertie.-
-Gracias.- Sonrió la propia Usagi, alegando.- Podéis confiar en ellos, de eso no me cabe ninguna duda.

    El resto suscribió aquello. En ese instante les llegó la llamada de auxilio de Michiru, las chicas se miraron con decisión, era momento de transportarse hasta allí a reforzar a sus compañeras. Pero apenas sí convinieron esto, otra llamaba en espera apareció en el visor de Ami, era Setsuna que les pedía lo mismo.

-¡Oh Dios mío, qué hacemos! No somos suficientes para cubrir los dos frentes a un tiempo – Exclamó Mercurio. -
-Con nosotras, sí. – Intervino Beruche con el asentimiento de sus compañeras. - Las Justicieras  iremos a apoyaros si sois capaces de llevarnos en el teleport. Podemos quedarnos con Roy y vosotras dejarnos y acudir a ayudar a Lornd y a Setsuna.
-Es una buena idea.- Apoyó Minako.-
-La única factible para poder dar apoyo a ambos.- Asintió Rei. -
-No será fácil, pero haremos lo posible. – Afirmó Makoto con poca convicción, dado que eran muchas a transportar. -
-Emitiremos nuestras energías para ayudaros. – Ofreció Cooan. –
-Sí, a ver si un día nos enseñáis ese truco vuestro de la tele transportación. – Terció Esmeralda con una sonrisa. – Nos sería de lo más útil…

Las sailors asintieron devolviéndosela, pero ahora no había tiempo ya ni para comentarios que suavizaran la tensión. De modo que, sin perder ni un instante, Cooan, Beruche, Petz y Esmeralda se transformaron en Justicieras. Tom quiso acompañarlas pero las guerreras lamentándolo mucho le dijeron que no era posible. Sería demasiado peso. De modo que, pese a las protestas del chico y el posterior beso de éste a su mujer, ellas se dieron las manos dentro del círculo que crearon las  sailors y tras unos segundos para sincronizar sus respectivos poderes desaparecieron. Al reaparecer junto a Haruka y Michiru observaron cómo éstas lanzaban sus ataques contra un grupo de androides que aterrizaban allí. Las Justicieras rápidamente tomaron el relevo cubriendo a las sailors que explicaron lo sucedido a Urano y Neptuno.

-Será mejor que nos llevéis a nosotras hasta Lornd, por el camino recogemos a Hotaru y luego vosotras volvéis aquí.- Les indicó Haruka, añadiendo con preocupación.- Sé que es un gran esfuerzo…
-Pero no nos queda otra.- Completó Rei, dirigiéndose a su amiga y líder.- ¿Verdad, Sailor Moon?

Usagi asintió. Preguntando a Beruche que acababa de congelar a dos de esos androides.

-¿Podréis aguantar y proteger a Roy hasta que regresemos?
-Sí, no te preocupes, pero no tardéis mucho si es posible. – Replicó la interpelada.-

Bertie cubría a su hermana Petz mientras ésta ensartaba con su jabalina a uno de aquellos engendros que se habían acercado demasiado al súper guerrero. Otros más iban aproximándose y fue el turno de Cooan para decir a sus amigas en tanto lanzaba una andanada de saetas de fuego a sus enemigos.

– Por favor…daos toda la prisa que podáis…
-Un momento.- Les pidió Roy.- Cuando retornéis llevadle a mi hermano un transmisor. Estuvimos ensayando por si los cronos fallaban. Seguiremos una canción al unísono para lanzar el ataque…
-Solamente a ti se te podría haber ocurrido algo tan absurdo.- Le reprobó Bertie pese a todo, con una leve sonrisa de alivio.-
-Ya sabes como soy, cubito.- Sonrió él.- Pero te aseguro que funciona.
-No te preocupes por eso. Se lo llevaremos.- Le aseguró Ami.-

Las sailors, ahora con Haruka y Michiru entre ellas, asintieron y de inmediato volvieron a la Masters Corporation, allí se las unió Hotaru. Con celebridad la recogieron, sin olvidarse del transmisor para Lornd y viajaron hacia la posición del saiyajin y Setsuna. Su compañera ya estaba lanzando su “Dead Scream” para desbaratar la primera oleada de atacantes, pero no era ni mucho menos suficiente. Haruka y Michiru ya preparaban sus ataques y Hotaru fue la única que, tras apartarse de sus colegas las sailor del sistema solar interior, que ya se daban las manos para ir de vuelta hacia la posición de Roy, les deseó en tanto le entregaba ese aparato al guerrero.

-Toma, de parte de tu hermano. ¡Buena suerte, chicas!

Sus  compañeras  replicaron deseándoles lo mismo y desaparecieron. Mientras Lornd se colocaba ese dispositivo Hotaru exhibió su larga lanza del silencio y golpeó a un androide que amenazaba la retaguardia de Plutón.

-Vamos, formemos un perímetro defensivo.- Les indicó a las otras.-
-¿Habéis oído que bien habla?- Se sonrió Urano que, incluso entonces quiso bromear un poco.- La hemos educado muy bien.
-Sí, está claro que por eso saca tan buenas notas.- Replicó Neptuno, también tratando de mantener alta la moral.- Eso es por leer tanto…
-Pues empleémonos a fondo para que todo salga bien. Todavía tengo muchos cursos que superar.- Aseveró Saturno provocando la sonrisa de sus compañeras. En tanto activaba su “Muro del Silencio” para repeler los ataques adversarios. -  ¡Vamos, que no nos desborden!- Las arengó.-

       Y las otras convinieron en eso, ya enfocando su atención por completo al enemigo. Lornd entre tanto concentraba energía de forma inusitadamente rápida. Estaba rabioso por no poder ayudar a las chicas pero no podía desconcentrarse.

-Son realmente admirables.- Pensaba él con reconocimiento.- Nada tienen que envidiar en valor a un saiyajin. No pude encontrar mejores aliadas.

Setsuna también llevaba un medidor de energía que estaba igualmente sincronizado al ordenador central de la isla. Marcaba varios baremos de poder, el primero, nivel bajo, ya había sido sobrepasado con creces, rayando ya el medio.

- Cuatro minutos y medio,- cantó Plutón en un momento que pudo liberarse de la presión de aquellas máquinas que ahora lanzaban rayos de energía que se estrellaban de momento en el escudo del silencio de la guerrera Saturno.- Cuatro…

     Lornd añadió más poder transformándose en súper guerrero. Podía oír con claridad aquella canción con la que había practicado con su hermano para coordinar el nivel de energía que debían de alcanzar y hacerlo al mismo tiempo.

-Este cantante era un tipo genial… Espero que nos ayudes, amigo.- Deseó mientras escuchaba.-

Uno, dos, tres cuatro…
Mientras el sol esté en el cielo
y el desierto tenga arena 

Mientras las olas rompan en el mar
y se encuentren con la tierra
Mientras haya viento y las estrellas y el arco iris
Hasta que las montañas se desmoronen en la llanura…

Estaba en el primer nivel y el marcador avanzó hasta más allá del grado medio, el aire comenzó a azotarles pero pese a ello permanecían impasibles, las olas se levantaban furiosas sobre un mar cada vez más embravecido la Tierra temblaba con una cadencia mayor y más frecuentemente. De modo inexorable el meteorito seguía su aproximación mostrando más y más a cada segundo su verdadero y aterrador tamaño...

- Tres minutos - anunció Setsuna. -

¡Oh sí!, nos mantendremos intentando
Pisar esa fina línea
¡Oh nos mantendremos intentando! sí
Simplemente pasando nuestro tiempo 
Uuh, uuh…

Mientras vivamos de acuerdo a la raza,
color o creencia 

      El rey de los saiyajin ya había sobrepasado el nivel de los súper guerreros ordinarios y estaba ya cerca del segundo nivel, el marcador se situó en la zona alta. En el cuartel general de la isla de Masters todos contenían casi la respiración, siguiendo esas evoluciones. Lo mismo que en la otra posición prevista para atacar al meteorito.

-¿Qué ocurrirá cuando destruyan al meteorito?- Preguntó Esmeralda esquivando un rayo de energía. -
- Entonces, tal y como Mimette y Kaori os comentaron, la onda expansiva de la explosión afectará al planeta, eso es inevitable. - Respondió Ami cariacontecida  según relataba disparando contra otro androide su Rapsodia Acuática. - Habrá cataclismos equivalentes a una grandísima explosión nuclear, maremotos y terremotos a gran escala. Morirá mucha gente, por desgracia. Siendo ese el mal menor.
- Espero que aguantemos hasta entonces. –Terció la Dama del Viento exclamando para contratacar.- ¡Que vuele el boomerang!

Y al instante arrojó su arma que fue a golpear a otros dos ingenios mecánicos para apartarlos de su trayectoria hacia Roy, que ya brillaba como súper guerrero, concentrando más y más poder mientras oía asimismo esa canción…

Mientras nos gobernemos
por la locura ciega y pura codicia
Nuestras vidas dictadas por tradición,
superstición, falsa religión
A través de la eternidad una y otra vez…

- Tranquilo cariño, yo te cubro – Le aseguraba Bertie arrojando una y otra vez su ataque de cristales de hielo contra aquellos robots que parecían no tener fin. -
- ¡Entre las dos! – Agregó Cooan uniéndose a ellos tras disparar un par de saetas de fuego a otros dos androides. -
- Esto es duro. - Admitió Petz que lanzaba ahora un chorro de energía contra dos enemigos más – Se me van acabando las fuerzas.
- ¡Aguanta! – La animó Júpiter usando su revolución de hojas de Roble para sentenciar. - Ya falta poco.
- Solamente unos minutos más.- Convino Rei disparando su saeta de fuego al unísono con las ígneas flechas de Cooan. -
- Lo principal - completó Bertie con determinación, - es que podamos destruir ese maldito meteorito antes de que él acabe con la Tierra.
- Así es. ¡Venus Love me Chain! – Exclamó Guerrero Venus destrozando a otros dos androides con su ataque. –
- ¡Animo chicas! Hay que darle tiempo a Roy para que concentre todo su poder. – Las arengó Guerrero Luna, lanzando su Rainbow Attack, para destruir a una nueva oleada de enemigos. -

        El aludido ya estaba en el escalón para pasar al segundo nivel de súper guerrero. Sus cabellos se elevaban y él mismo refulgía de un tono dorado muy intenso. Había un ruido ensordecedor  en medio de aquella batalla y la aproximación cada vez más rápida de aquel enorme meteorito.

¡Oh sí!, nos mantendremos intentando
Pisaremos esa fina línea
¡Oh, oh!, nos mantendremos intentando
Hasta el fin del tiempo
Hasta el fin del tiempo 

Entre tanto, en el laboratorio fue, Kaori la que dijo con tono entre grave e inquieto.

-Ha llegado la hora de la verdad. El impacto es inminente, deben irse preparando para descargar su energía.
-Aun así se van a producir cataclismos tremendos en la superficie de la Tierra. ¡Dios nos ayude!  – Auguró Mimette, y esta vez sin su tono jovial de costumbre. -
- Se ha hecho todo lo humanamente posible por evacuar todas las zonas costeras en un radio de más de dos mil kilómetros del punto previsto de impacto.- Les indicó Ian Masters, que estaba en ese momento aproximándose hacia ellas.- Espero que eso minimizará en lo posible las pérdidas de vidas humanas.

Todos asintieron en silencio conformes con sus palabras y mirando al cronometro y al medidor como si estos tuvieran la respuesta a sus plegarias. En el enclave que ocupaba Lornd, Haruka, Michiru y Hotaru seguían repeliendo los ataques enemigos como podían, sus fuerzas también estaban ya muy mermadas, su compañera Plutón había sido liberada momentáneamente de esa tarea dado que iba informando al saiyajin sobre el tiempo que quedaba.

A través de la pena y a través de nuestro esplendor
No tomes ofensa de mi insinuación 

-¡Dos minutos! - Gritó Setsuna entre el ya ensordecedor mare magnum de ruidos producidos por el mar, el viento y los temblores que se sucedían. -

            Entre los acordes de guitarra que escuchaba a través de su transmisor el rey de los saiyajin estaba emitiendo un aura dorada que casi le eclipsaba, sus cabellos ondeaban erguidos en el aire, centelleando del mismo color. Sus ojos ya eran dos verdes esmeraldas  y sus ropas estaban hechas jirones al sufrir el aumento de volumen de su cuerpo. Además, el sonido reverberante que producía al avanzar en su estado de súper saiyajin era claramente audible pese el ruido ambiental. Por su parte el meteoro estaba cada vez más cerca y el medidor había alcanzado y sobrepasado el grado de “sensacional”, en su cantidad de energía, entonces súbitamente pareció estancarse y hubo un momento de tranquilidad…

Puedes ser todo lo que quieras ser
Simplemente vuélvete tú mismo
cualquier cosa que pienses
Tú siempre podrías ser 

Ser libre con tu tiempo, ser libre, ser libre
Rinde tu ego, se libre, se libre tú mismo 

      Desde remotas zonas del mundo, tanto Roy que también elevaba su poder a una cota tremenda, como los otros, habían seguido ese portentoso aumento de poder en Lornd. Ahora permanecían en silencio, asombrados y deseando que fuera suficiente. Roy estaba impresionado, el poder de su hermano hacía tiempo que había rebasado el límite del suyo propio. Diamante, al sentir esa gran fuerza y ese repentino parón, musitó reflexivamente para sí mismo con el atento asombro de sus compañeros.

- Es la calma que precede a la tormenta…

      Entonces ocurrió, con un atronador grito que retumbó desafiando los ruidos que le rodeaban, Lornd brilló con gran intensidad. Setsuna, deslumbrada tuvo que taparse los ojos por unos instantes, cuando el cronómetro marcaba tan sólo un minuto para el ataque. La onda de energía del saiyajin se multiplicó entonces haciendo estallar los medidores. Todos se quedaron anonadados por aquel increíble poder, incluso los firmes cimientos del laboratorio temblaron…

-Tiempo estimado de impacto, tres minutos.- Cantó Mimette en tanto todos se sujetaban a algo.-

Y en la zona cero, las sailors del espacio exterior quedaron alucinadas…

-¡Dios mío!- Pudo musitar Haruka observando aquello.-
-¡Es increíble! – Convino Michiru con el asombro reflejado en su semblante también.-

¡Oooh, ooh! -
Si hay un Dios o cualquier clase de justicia
bajo el cielo 

Si hay un punto,
si hay una razón para vivir o morir

Si hay una respuesta a las preguntas
hemos nacido para preguntar… 

            Ante los atónitos ojos de Setsuna y sus compañeras, que le contemplaban con la boca abierta, aparecía un Lornd completamente distinto. Una vez acumulada toda su energía se mostraba con el pelo largo hasta el final de la espalda. Su cara también había cambiado, se había achatado su frente, su mentón estaba más cuadrado y prominente, las cejas habían casi desaparecido, emitía relámpagos de energía y ese extraño zumbido a incluso mayor cadencia. Parecía una especie de hombre de Neandertal que clavaba la vista fijamente en ese enorme meteorito que ocupaba ya más de la mitad del espacio celeste. Su ropa se había desintegrado casi totalmente y ahora podía verse el enorme volumen que habían adquirido todas las partes de su cuerpo. ¡Había roto la barrera del tercer nivel de Súper guerrero!

¡Muéstrate a ti mismo!
¡destruye nuestros miedos!
¡libera tu máscara!

En ese instante Haruka y Michiru fueron derribadas por un ataque de los androides que quedaban, Hotaru se aprestó a cubrirlas. Setsuna sobreponiéndose a la sorpresa inicial y debiendo refrenarse para ir en ayuda de sus amigas, desgranó los últimos segundos de la cuenta.

- Diez, nueve, ocho...

¡Oh! nos mantendremos intentando
¡Hey!, prueba esa elegante línea
Sí, nos mantendremos sonrientes, sí… 

Roy se preparaba juntando sus manos y tensando sus músculos al máximo. Los robots enemigos lanzaban una gran cantidad de rayos de energía contra su oposición, las sailors y las justicieras tuvieron que unirse y formar un escudo de energía que solamente las protegía a ellas. Ahora eran impotentes para cubrir a su compañero. Sin embargo, el muchacho no precisaba ya de su ayuda, con la sola energía que podía emitir era capaz de frenar cualquier descarga enemiga que se estrellaba inofensivamente contra el campo de fuerza que se había formado a su alrededor. Además, ahora estaba en un estado de suma concentración y parecía por completo insensible a cualquier otra cosa que no fuera prepararse para liberar todo su poder.

Y lo que sea que pase, pasará
Simplemente nos mantendremos intentando
Simplemente nos mantendremos intentando
Hasta el fin del tiempo…. 

-¡Ooondaa viiitaaal.- Comenzó a exclamar juntando sus manos.-
           
Entre tanto Lornd apuntó las suyas hacia el meteorito, las llevó hacia la izquierda de su cadera y apuntó mientras decía con voz gutural y reverberante.

- ¡Kaaaa, meeee aaaaaa!..
- Siete, seis, cinco, cuatro… - escuchaba la voz aun serena de Setsuna como fondo -...
- Meeee......- una gran bola de luz  blanca apareció entre sus manos -...

Hasta el fin del tiempo
Hasta el fin del tiempo…

(Innuendo. Queen. Crédito al autor)

-Tres, dos, uno. ¡Ahora Roy! – Le indicó Ami chillando a pleno pulmón en tanto consultaba su dispositivo. -

En ese mismo instante el aludido disparaba una enorme onda vital contra el asteroide. Las guerreras y las Justicieras salieron despedidas por el retroceso de semejante poder y los pocos androides que quedaban fueron desintegrados por la poderosa energía producida. De manera sincronizada a la par, en la otra parte del mundo, Setsuna había desgranado a su vez la cuenta final.

- Tres, dos, uno.... ¡ahora!- Gritó Plutón con todas sus fuerzas -...

     La potencia contenida hasta ese instante por Lornd se disparó entonces cuando él gritó por fin. Las piedras que le rodeaban saltaron en pedazos elevándose hacia el cielo por efecto de las inconmensurables fuerzas desatadas.

-¡Aaaaaaah!- de sus manos impulsadas hacia el cielo brotó un enorme chorro de energía que en una fracción de segundo alcanzó el meteoro. -

            Ambos chorros de energía convergieron sobre el objetivo. Durante unos instantes éste no pareció verse afectado por ellos. Era como si ambas ráfagas fueran rechazadas por ese campo de fuerza. No obstante, el meteorito comenzó a frenar su vertiginosa caída hacia la Tierra. Lornd y Roy emitían más energía recurriendo a todas sus reservas y, poco a poco, fueron impulsando la gran roca hacia arriba entre una enorme descarga de relámpagos y truenos que ensordecían el aire. En la base de la isla todo temblaba y cada cual se aferraba a lo que podía para no caer, grietas cada vez más grandes se abrían incluso en el sólido hormigón armado de la pared.

-¡Qué Dios nos asista!- Chillaba Tom entre la conmoción general. -

            En ese instante uno de los pocos androides que quedaban alcanzó a Guerrero Plutón con un rayo hiriendo a la muchacha que  salió despedida a pocos metros. Pese a que Lornd se percató de ello no podía moverse de su sitio. Nada más pudo gritar impotente, pero a la vez incapaz de dejar de emitir su poder contra el meteorito.

-¡SETSUNAAAA!

      Tan solo Haruka y Michiru junto con Hotaru fueron capaces de auxiliarla, pero ellas tuvieron que centrarse en destruir a los últimos androides. El meteoro por su parte comenzaba a acusar la fuerza del ataque. El campo de fuerza cedió finalmente y en la gran roca iban apareciendo grandes grietas que rezumaban magma. En la Tierra también se producían colosales erupciones volcánicas, enormes brechas se abrían surcando el suelo de todos los continentes. Lornd y Roy se vaciaban en mantener la fuerza de sus rayos. La montaña que sostenía a Lornd se derrumbaba a sus pies, Setsuna cayó rodando por ella aparentemente inconsciente, en tanto sus amigas corrían a su lado para auxiliarla…

-¡Vamos, sujetadla! – Les indicó Haruka  entre gritos para hacerse oír, a sus compañeras.-
-Tenemos que ponernos a cubierto.- Gritó a su vez Michiru sosteniendo la cabeza de su compañera caída sobre su regazo.-
-Ya es tarde para eso.- Sentenció Hotaru aproximándose hacia sus compañeras para resguardarlas.-

      En otra parte del planeta Roy lanzó toda la energía que tenía, a su alrededor la tierra se agrietaba y todo se movía. Las sailors y las justicieras pudieron reagruparse y unirse a su alrededor ahora desplegando una especie de campana de energía para proteger aquellos escasos metros cuadrados en los que estaban.

-Depende de mi hermano ahora. – Pudo jadear Roy tumbado en el suelo y al borde del agotamiento, en tanto Bertie era capaz de dejar el escudo para recostar la cabeza de su novio en su regazo y acariciarle la cara con suavidad. – Espero que pueda mantener esa intensidad…
-Lo conseguirá. - Afirmó ella en tanto, junto a su chico y al resto miraban al cielo, observando como aquella enorme roca parecía estar desintegrándose. – Tiene que conseguirlo…

Con un último esfuerzo del saiyajin finalmente su rayo de energía agrietó el meteorito de forma decisiva haciéndolo estallar. Entonces una gigantesca explosión sacudió la Tierra, hasta la atmósfera pareció temblar. Lornd  pudo avanzar a duras penas hacia las chicas, y viendo el estado de Plutón, que parecía muy malherida, reaccionó elevando su rostro al cielo y lanzando un grito tal que aún podía escucharse en medio de todo aquel caos. Ante las caras atónitas  del resto de las chicas él levantó una de sus manos y arrojó una esfera de energía de color azul intenso. Al poco todas le vieron congestionarse, por increíble que pareciera Hotaru fue la primera en observar, exclamando atónita.

-Su cola. ¡Ha vuelto a crecerle!
-Esta vez ¡NOOOOOOO! ¿Me oyes? ¡No volveréis a quitármela!- Aulló él mirando desafiante hacia el cielo, desde donde llegaba una tremenda onda de choque. – No lo haréis…

Lo siguiente que presenciaron ni Hotaru, ni Haruka, ni Michiru serían capaces de olvidarlo nunca. Aquel hombre comenzó a aullar de una forma cada vez más animal. Su rostro se desencajó a medida que su mandíbula aumentaba de tamaño y se alargaba. Todo su cuerpo crecía sin parar y se llenaba de un pelo marrón y denso, del mismo tipo que su cola. En pocos segundos Lornd se había convertido en una especie de simio gigantesco que se aporreaba el pecho y rugía contra aquel cataclismo que se les venía encima. De pronto se giró ante ellas que ahora estaban petrificadas de espanto y con dos poderosas manos, más grandes que automóviles, las envolvió a las cuatro. Las tres que permanecían conscientes comprendieron entonces sus intenciones y no se movieron, eso sí, manteniendo a Setsuna en la postura más confortable que pudieron. Después, aquel enorme simio puso sus manos juntas y contra su gigantesco pecho, girándose de espaldas para enfrentarse a lo que se avecinaba…

-¡Dios mío!- Musitó una anonadada Michiru.- Es el poder del océano liberado. Ni yo misma podría controlarlo…

        Y es que la onda de choque de la destrucción del meteorito alcanzó la Tierra provocando tremendas olas y hundimientos en su corteza. Enormes maremotos sepultaron ciudades enteras, una gigantesca ola arrasó la posición de Lornd que pese a ello aguantó firme estrechando a Setsuna, Hotaru, Haruka y Michiru entre sus manos y protegiéndolas con su propio cuerpo. Por su lado, Roy y las demás  guerreras resistieron como pudieron en su territorio los temblores de tierra, protegiéndose con sus energías. Una vez pasado este envite, Zafiro, Ail, Diamante y Nephrite entraron en acción y se centraron en destruir todos los fragmentos de meteoritos que caían, lanzando contra ellos innumerables rayos de energía. Poco a poco la gran onda de choque fue menguando en poder hasta que una calma total se adueñó de todo el mundo, dejando ver, eso sí en muchos lugares, una faz totalmente cambiada y remodelada por las enormes fuerzas que se habían desatado. En el enclave del rey de los saiyajin apenas si quedaba una lengua de tierra tras aquel enorme tsunami. El mono gigante, visiblemente agotado, se sacudió su pelaje de la humedad del agua. Después, mirando con unos enormes ojos que centelleaban de un tono rojo intenso, descubrió un promontorio que parecía estar a una altura y distancia seguras. Se aprestó a dirigirse hacia allí con sus últimas fuerzas. Aquella bola azul intensa que lanzara se estaba extinguiendo ya. Cuando finalmente desapareció, aquel enorme animal fue poco a poco reduciendo su tamaño. Justo a un par de metros de altura de la seguridad de ese promontorio las sailors saltaron agarrando a Setsuna y tomaron tierra en tanto Lornd volvía a estar en su forma humana normal, inconsciente sobre el suelo…

-Si no lo veo, no lo creo.- Musitó Michiru.-
-Ahora no tenemos tiempo ni para asombrarnos.- Recordó Haruka indicándoles a sus compañeras.- Vamos, hay que asegurar a Setsuna.

       Y junto con Hotaru se dispusieron a  ello. En el refugio, una vez pasó el peligro, todos se fueron reponiendo y celebraron el éxito con gritos de júbilo y abrazos entre ellos. En su zona de operaciones, el otro saiyajin y las chicas jadeaban agotados también pero estaban exultantes de júbilo.

-¡Alabado sea Dios, mi hermano lo ha logrado!- Gritó Roy a los cuatro vientos convertido en súper guerrero, aunque enseguida retornó a su estado normal, incapaz de prolongar su transformación durante más tiempo. Bertie corrió solícitamente para servirle de apoyo ante de que se cayera. – Gracias cubito. Creo que debo tomar una alubia. Aunque no sé si me quedará alguna. – Pudo decir el exhausto chico.-
-La buscaremos, cariño.- Le sonrió dulcemente ella acariciándole el pelo en tanto le sostenía la cabeza sobre su regazo.- Seguro que alguna quedará.

    Las sailor del sistema solar exterior mientras atendían a su compañera. Afortunadamente Hotaru pudo aplicar su poder curativo a su amiga Plutón y ella pareció mejorar, pero no lo suficiente. Había perdido mucha sangre por sus heridas. Lornd también recobró momentáneamente el conocimiento. Apenas pudo musitar a Haruka que corrió a interesarse por su estado.

-Dadle una alubia. En mi bolsa, ella la guarda…

La sailor miró descubriendo el saquito que el saiyajin le diera a Setsuna antes de que todo comenzara. Efectivamente había una sola alubia, Urano dudaba, también aquel tipo parecía estar en un estado muy precario. Al límite de sus propias fuerzas. Pero él la miró con una expresión inequívoca, antes de perder nuevamente el sentido. La guerrera entonces se dirigió con rapidez a Hotaru, entregándole aquello. Saturno no perdió ni un segundo y puso aquella judía en la boca de su compañera, que, si bien muy débil había recobrado el conocimiento lo suficiente como para masticarla y tragarla. Aquello fue, como de costumbre, milagroso. La muchacha se repuso enseguida. Ahora, aunque con sus uniformes de guerreras desgarrados, las cuatro estaban bien. Pero Setsuna se percató de inmediato de que el saiyajin estaba tendido en el suelo boca abajo e inconsciente. Antes de que Haruka pudiera decirle nada corrió hacia él y trató de reanimarle girándole con gran esfuerzo y levantando su cabeza para colocarla entre sus rodillas.
           
-¡Vamos aguanta!, lo hemos logrado. ¡Vamos! – Le pedía Plutón con visible preocupación en el rostro en tanto rebuscaba en aquella vacía bolsita con premura. – ¡Aguanta!….
-Me pidió que te diera su última alubia. Pensaba en ti más que en él mismo. – Le desveló Haruka entre consternada y llena de admiración en tanto miraba al saiyajin caído. -

Tanto Urano, como Michiru que llegaba ahora también recobrada de aquellos avatares, e incluso Hotaru, que se aproximó despacio hasta ellos, jurarían que los ojos de Plutón se habían humedecido. De inmediato Saturno puso en práctica sus poderes curativos con aquel formidable guerrero. Por suerte éste solamente sufría un agotamiento extremo y la energía de la muchacha contribuyó a mejorar su estado. Pese a ello no lograron reanimarle. Fue Hotaru sin embargo la que, sonriendo animosamente, puso una mano sobre las de su amiga  y le aseguró.

-Va a estar bien, lo único que tiene que hacer que descansar, el esfuerzo al que se ha sometido ha sido excesivo, incluso para él.

Y para sorpresa de sus amigas dos lágrimas cayeron de las mejillas de Setsuna, aunque ella sonrió ahora pese a todo de forma luminosa. Aquello fue emotivo para todas aunque, en esta ocasión fue Michiru la que, mirando  a aquel saiyajin, rompió aquel dramático momento y exclamó llevándose las manos a la boca.

-¡Oh Dios mío! , ¡Vaya cosa tan larga!
-Sí, es increíble que volviera a crecerle tan rápido. - Convino Hotaru que miraba abrazaba ahora a Setsuna dándole la espalda al guerrero. -
-No, creo que en esta ocasión Michiru no se refiere a esa cola. – Pudo puntualizar Haruka que también había mirado en aquella dirección y ahora parecía estar visiblemente colorada, al igual que Neptuno. - Es algo realmente…No sé…como calificarlo.

Aunque fue Setsuna la que, levantándose con celeridad, recogió unas grandes ramas de palmeras caídas que tenían a unos metros y las depositó encima de aquellas partes comprometedoras, suspirando, en tanto se dirigió a sus compañeras para declarar con severidad y cierta reprobación.

-Creo que se ha ganado al menos un poco de dignidad.
-Es cierto, perdona. – Admitió Haruka dejando de lado las bromas. –No es el momento, ni el lugar.
-¿Qué sucede?- Quiso saber Hotaru, que apenas se dio cuenta de todo aquello.-
-Nada, nada. – Le sonrió Michiru distrayendo la atención de la chiquilla para pedirle. - Espero que puedas comunicarte con las chicas para que vengan a sacarnos de aquí.

Por suerte a Roy sí que le quedaba una alubia. Una vez recuperadas sus fuerzas no le fue difícil transportarse con todas las sailors y las chicas de la mano al laboratorio. Allí se aprovisionó de una bolsita con alguna más que Tom previsoramente había llevado. Luego rastreó la posición de su hermano, pero estaba visiblemente preocupado puesto que no sentía su energía con claridad. Al fin, la voz de Hotaru vía transmisor les tranquilizó. Pidió a sus compañeras que se transportasen hasta donde estaban ellas y, que a ser posible, aparte de alubias llevasen un pantalón y alguna camisa talla extra grande. En cuanto éstas usaron el teleport, Roy a su vez fue hacia las chicas con aquellas prendas. No le tomó mucho tiempo descubrir para que las querían.

-¿Se puede saber que ha hecho? ¿Se tuvo que desnudar para emitir toda su energía?- Inquirió Roy sin comprender.-
-¿Desnudarse?- Exclamó Minako intentando echar una miradita.-
-¡Oye, que eso no está bien! - Le susurró Ami.-
-Pues yo creo que está divinamente.- Afirmó Makoto, bastante colorada para afirmar- Me recuerda a un antiguo novio que tuve…
-¡Que más hubieras querido!- Se rio Rei preguntando a las exteriores. - ¿Qué ha pasado para que se quedase sin ropa?
-Mejor os lo contamos en otro momento.- Suspiró Michiru.-
-¿Podrías vestirle, Roy? Si no es mucha molestia.- Añadió Haruka ladeando la cabeza para no mirar directamente al inconsciente saiyajin.-
-Pues claro.- Sonrió su interlocutor.-

Por supuesto que se ocupó de vestir algo a su hermano en tanto Setsuna, y Hotaru, Cetro Granate y Lanza del Silencio en mano, se interponían entre ambos y las más que curiosas Usagi, Minako, Makoto y Rei que clavaban unos ojos como platos en aquella escena.

-¡Chicas, por favor! – Les pidió Ami visiblemente colorada, tapándose la cara con una de sus manos. - No está bien espiar así.
-Sí, claro, por eso tú tienes los dedos de la mano entreabiertos. ¿Verdad, rica?- Replicó Minako con cierta sorna. -

Mercurio aun enrojeció más esbozando una sonrisita de circunstancias. Finalmente Roy pudo acabar de vestir a su hermano para que aquella embarazosa situación terminase. Aunque por supuesto, una vez superada la crisis, Haruka no iba a dejarlo estar tan fácilmente.

-No sabéis lo que os habéis perdido, chicas. – Les pudo decir con un tono entre confidencial y hasta meloso cuando agregó. - Si hasta a mí me ha llamado la atención.
-Lo cierto es que, con algo así. – Sonrió ampliamente Michiru para continuar la broma. - Te podrían  dar ganas de cambiar de gustos. ¿Eh?
-Podría ser. – Se sonrió a su vez su amiga, para sentenciar como era su costumbre. - ¿Es que estás celosa?-
-¡Hummm!- Replicó ésta visiblemente divertida para convenir. – Podría ser. Pero creo que habría suficiente para las dos.
-¡Oh chicas!, por favor, ¡dejadlo ya! – Exclamó Setsuna cuyo rostro estaba visiblemente enrojecido por el pudor.-

        Entre tanto las demás estaban tan coloradas que ni se atrevían a cruzar las miradas entre ellas. Hasta Hotaru, pese a su menor edad, parecía sentirse violenta con aquel tema. Fue Roy el que, cargando a su hermano sobre uno de sus hombros, les dijo tras sonreír divertido al presenciar aquellas escenas.

-Volvamos a la base, tenéis que contarles a todos lo ocurrido.

Aunque evidentemente el chico no se refería a esto último, ya se ocuparon, Usagi y Minako sobre todo, en propagar la noticia. Esmeralda  que. al igual que las demás chicas escuchaba con ojos como platos, le dijo a Diamante, quien junto con los otros luchadores habían vuelto y también estaban atónitos.

- Cariño, espero y deseo que al menos, podrás igualar eso...
- Se hará lo que se pueda. - Repuso él entre la  broma y el asombro -...

 Tras estas palabras todos se rieron a carcajadas, Lornd por fin recobró el sentido. Su hermano le dio una alubia que rápidamente comió recuperándose de inmediato. No fue consciente de aquella chanza que se había montado a su costa, aunque le extrañó que las mujeres le mirasen de reojo y se ruborizaran apartando enseguida la vista. No obstante, Masters, el millonario propietario de aquello, un tipo de mediana estatura y edad, pelo castaño claro y con gafas, distrajo pronto la atención de todos de aquel escabroso asunto para contribuir a la seriedad e incluso el pesar general, al traer las cifras de daños.

- Por lo que hemos podido recibir muchas ciudades han quedado destruidas y a pesar de las medidas de evacuación han muerto millones de personas. Sin embargo, siendo como son lamentables noticias, lo bueno es que la Tierra se ha salvado y eso es lo que cuenta. Habéis hecho un buen trabajo.
- Ojalá pudiese haberlo destruido sin provocar víctimas inocentes.- Se lamentó Lornd. -
- Lo hiciste de la única forma en que te era posible, estamos vivos gracias a ti. - Se apresuró a consolarle Setsuna con el asentimiento del resto. -

            Agradecido, el guerrero le sonrió mirándola a los ojos y ella le devolvió la mirada visiblemente ruborizada. Por su parte, Usagi asintió de un modo casi imperceptible. Mamoru que había llegado a reunirse con ellos desde japón, tan pronto se pudo establecer un mínimo control de daños en la zona, le comentó en un aparte.

-Todo ha ido bien. Veo que el saiyajin ha cumplido.
-Así es, igual que Setsuna.- Repuso su interlocutora, valorando complacida.- Los dos de forma sobresaliente.
-Ahora habrá que darles algo más de tiempo a ambos para que las cosas se encaucen por sí solas.- Sentenció Mamoru.

Y su contertulia asintió. Luego se reunieron con el resto y se pusieron al corriente de lo sucedido.

-En Japón tuvimos mucha suerte. Pudo evacuarse a tiempo y las defensas costeras aguantaron minimizando la destrucción, aunque, aun así, los daños han sido muy cuantiosos.- Les reveló Mamoru.-
-Naciones Unidas va a acometer un programa mundial de reconstrucción. Muchas fortunas han sido llamadas a prestar su ayuda. Incluyendo la mía.- Añadió Masters.-

            Tentado estuvo Diamante de preguntarle si iba a hacer negocio con eso, pero no quiso enrarecer el ambiente. Tenía que admitir que ese tipo había hecho todo lo posible para echar una mano. Y que su isla les había proporcionado cobijo y una excelente base de operaciones. Y pese a sufrir también las consecuencias de ese gran Tsunami, todo había aguantado a la perfección.

-El refugio subterráneo blindado que este tipo  construyó está muy bien aislado.- Pensó.-

            Y justamente eso comentó su hermano Zafiro.

-Esta isla es estupenda. Gracias a que estábamos muchos pisos bajo el lecho marino, rodeados por una apreciable masa de Tierra y un promontorio muy elevado, el agua de esa enorme ola no nos ha afectado en lo más mínimo.
-Elegí cuidadosamente este emplazamiento.- Afirmó el multi millonario.-

            Todos recordaron al Leval del futuro contándoles que los supervivientes vivían precisamente en aquella isla. Protegidos de esos androides que conquistaron la Tierra en su línea temporal. En tanto comentaban algo de aquello, Mamoru le preguntó a Masters en voz baja.

-¿Sabe algo del señor Cardigan?
-Mi colega millonario y yo no nos hemos comunicado recientemente.- Le respondió su interlocutor.- Lou suele ser muy esquivo cuando quiere. Aunque me consta que, junto con otras grandes fortunas, ayudará a sufragar algunos costes de las reconstrucciones.
-¿A cambio de qué?- Quiso saber Mamoru.-
-Ya te lo puedes imaginar. Aunque tal y como están las cosas, no creo que por ahora se atreva a nada. - Replicó éste, sin querer ser más explícito en tanto preguntaba por su parte.- ¿Habéis hablado ya con ese saiyajin?
-No de lo que tú estás pensando.- Le contestó su interlocutor.-

            Y no añadió más dado que el doctor Tomoe se acercó hasta ellos. El científico traía más informes.

-Por fortuna, no se han detectado más cuerpos celestes en rumbo de colisión hacia la Tierra. Por ese lado podemos estar tranquilos.
-Gracias profesor.- Repuso Masters.-
-Sí, muchas gracias, Souichi, habéis hecho un trabajo excelente.- Añadió Mamoru.-
-Las Hadas Cinco, están comenzando a dar sus frutos.- Remachó el multimillonario.-
-Y esperemos que, comprobando su gran utilidad. Puedas ayudarlas más a crecer, Ian.- Sonrió el científico.-
-Cuenta con eso. Jenny se ocupará de coordinar cualquier cosa que necesitéis.- Le aseguró el multi millonario.-

El profesor se alejó visiblemente contento, reuniéndose con su staff, en tanto Mamoru le comentó a Masters.

-Esa es una muy buena decisión. Vamos a necesitar muchas más científicas destacadas para el futuro.
-Así es, hay muchos proyectos que requerirán de excelentes investigadores y científicos, y las Fairy Five serán una de las divisiones centrales…- Afirmó el multi millonario.-

      Su contertulio asintió, y siguieron charlando de sus asuntos. Los demás también intercambiaron conversaciones interesantes, finalmente se separaron regresando todos a sus casas. Pasaron varios días y Setsuna no tuvo noticias de Lornd, parecía que hubiese desaparecido del Planeta. Un día, paseando con sus compañeras del sistema solar exterior, camino de una reunión con el resto del grupo, ellas la notaron bastante decaída.

-¿Qué te pasa, mujer?- le inquirió Michiru preocupada - no eres la misma desde hace días.
- Estás muy apagada, y  eso no es nada bueno. - Añadió Haruka inquieta también. -
- Nada. - Replicó ella con voz apagada, casi musitando para sí. – No ha sido capaz de despedirse.
-Es un guerrero del espacio. - Le contestó inocentemente Hotaru que si captó estas últimas palabras. – Habrá tenido que ir a luchar contra algún otro enemigo.
- No te preocupes.- Le sonrió débilmente su amiga sentenciando.- Lo comprendo, es como yo. Una persona acostumbrada a la soledad. A quien no le gustan las despedidas. Quizás sea mejor así.

          Aunque por más que dijera eso la joven no podía dejar de pensar en ello. Quizás a pesar de todo había fracasado en su misión. Esa que Serenity la encomendase. O pudiera ser que no. La idea era que aquel prodigioso guerrero defendiese la Tierra, en lugar de ser una amenaza para la misma. Y eso se había logrado. Pero la veterana sailor podría haber jurado que las intenciones de su futura soberana habrían ido más allá. Puede que ya nunca averiguase hasta qué punto. Incluso ella misma no sabía que pensar, ni tan siquiera estaba segura de lo que sentía. Por su parte, tanto Michiru como Haruka, cruzaron sendas miradas de pesar por su amiga, pero no dijeron nada. Aunque cuando al fin llegaron junto a las otras sailors se encontraron con que el grupo de las justicieras y sus parejas, Tomoe y su equipo e incluso el propio Lornd estaban allí. Para sorpresa de las recién llegadas el punto de encuentro era un gran local con karaoke incorporado y bastantes sillas, así como una mesa con comida y bebida. Ante la expresión atónita y alegre de la guerra de Plutón, Haruka y Michiru sonrieron. Aquello por supuesto se lo aclaró Usagi cuando las informó con su habitual tono despreocupado.

-Bueno, se nos ocurrió hacer una fiesta sorpresa para celebrar el éxito. Aunque si os lo llegamos a decir quizás no hubieseis venido. Por eso os dijimos que era una reunión para discutir estrategias. Y avisamos también a Lornd, antes de que se marchase.

Haruka y Michiru optaron por encogerse de hombros. ¡Esta Usagi!, aunque debieron reconocer que la fiesta fue muy animada, casi todos cantaron en el karaoke liderados por Tom y Roy. Éste último dedicó a su complacido hermano y a la azorada Setsuna una canción muy especial. Esa que comentase con Bertie.

“Y te apresuras precipitadamente,
Tienes un nuevo objetivo,
Y te apresuras precipitadamente fuera de control,
Piensas que eres muy fuerte,

Pero no existe ninguna parada,
Y no hay nada que puedas hacer al respecto.
Nada que puedas hacer, no hay nada que puedas hacer al respecto.
No hay nada que puedas, nada que puedas, nada que puedas hacer al respecto.

Y te apresuras precipitadamente,
Tienes un nuevo objetivo,
Y te apresuras precipitadamente fuera de control,

Piensas que eres muy fuerte,
Pero no existe ninguna parada,
Y no hay nada que puedas hacer al respecto.
(Sí!)

Eh, él solía ser un hombre con un palo en su mano,
Hoop diddy diddy - hoop diddy do.
Ella solía ser una mujer con un puesto de perritos calientes,
Hoop diddy diddy - hoop diddy do.

Ahora tienes sopa en el cesto de la ropa sucia,
Ahora tienes cuerdas, vas a perder tus trapos.

Te estas metiendo en una pelea,
Luego no es tan maravilloso cuando estas gritando en la noche,
Déjame salir de esta película B barata.

De cabeza por la carretera,
Te apresuras precipitadamente fuera de control,
Piensas que eres muy fuerte,
Pero no existe ninguna parada y tú no puedes dejar de rockear,
Y no hay nada que puedas, nada que puedas, nada que puedas hacer al respecto.

Cuando un hombre al rojo vivo conoce a una ardiente dama blanca,
Hoop diddy diddy - hoop diddy do.
Pronto el fuego que comienza furioso te lleva medio a la locura,
Hoop diddy diddy - hoop diddy do.

Ahora empiezan enloqueciendo dondequiera que vayas,
No pudiste comenzar a caminar porque tus pies se quemaron,
No hay tiempo para pensar mal de lo correcto,
Porque la razón está fuera de la ventana, mejor agárrate fuerte.

Te apresuras precipitadamente,
De cabeza, fuera de control, (Sí)
Y piensas que eres muy fuerte,
Pero no existe ninguna parada,
Y no hay nada, nada, nada, que puedas hacer al respecto, en absoluto.

Sí, sí,
Está bien - allá vamos.

Y te apresuras precipitadamente por la carretera,
Te apresuras de cabeza, fuera de control,

Y tú piensas que eres muy fuerte,
Pero no existe ninguna parada,
No hay nada nada nada que puedas hacer al respecto.

Ah ha
De cabeza.
Sí, sí, sí.

De cabeza.
De cabeza.

De cabeza”

(Headlong QUEEN, crédito al autor)

 También Mimette y Samantha junto a Daniel hicieron grandes aportaciones, incluso el doctor Tomoe se arrancó con algunas. Aunque no era lo suyo. Las chicas se rieron aplaudiendo su valor, pero Hotaru, colorada, miraba hacia otra parte mientras Haruka comentada divertida.

-Bueno, lo importante es participar. ¿No?
-Claro. - Convino Michiru de igual modo, matizando eso sí.- Pero me temo que el doctor está más dotado para la ciencia que para el canto.

De eso nadie tenía ninguna duda, sin embargo lo importante ahí era pasarlo bien. Por ello, tras comer y beber, algunos jugaron al twister y era gracioso ver a la alocada Mimette dando las instrucciones.

-Pie derecho, tres azul.- Le indicaba a un inspirado Nephrite que se colocaba en la postura requerida. – Mano izquierda, rojo cuatro y pie izquierdo, verde seis.- Le indicó a Zafiro que, visiblemente divertido fue a colocarse, aunque se trastabilló, pero cuando el equipo de Mimette iba a cantar victoria éste se mantuvo levitando. - ¡Eso no vale!- Protestó la muchacha. - No es justo usar tus poderes.
-Habló Mimette, la que nunca hacía trampas en Brujas Cinco. – Le susurró Kaori que estaba por ahí cerca, con una media sonrisa. -
-Bueno, - se sonrojó ésta, oponiendo a aquello. - Al menos nunca hice trampas al twister.
-¡Porque no podías! ¡No te quitábamos el ojo de encima! - Rio su interlocutora y la aludida, lo cierto es que terminó reconociéndolo y riendo con ella. -
-¡Ahí me has pillado!- Declaró la muchacha, que, una vez adoptó una de aquellas rocambolescas posturas y aguantó, pudo exclamar.- ¡Mimette lo ha conseguido!

Entre esas y otras celebraciones en medio de un muy buen ambiente pasó la tarde. Al final Lornd les comunicó su deseo de marcharse en unas horas. Tenía pendientes otros asuntos, según pudo decir. Le desearon buena suerte y se dividieron en corrillos, poco a poco los otros se fueron despidiendo, para retornar a sus países de residencia. Finalmente solo quedaron Roy, Beruche, Lornd y las guerreras del espacio exterior.

-Espero que te vaya bien por ahí fuera.- Le deseó Haruka. -
-Sí, cuídate amigo. – Añadió Michiru. –
-Vaya, celebro que ya no me consideréis enemigo vuestro. – Se sonrió adustamente él haciendo que las otras le imitasen. -
-¡Claro que no! Al contrario, ven a vernos pronto. – Pudo añadir Hotaru con un tono incluso afectuoso. –

El rey de los saiyajin sonrió, ahora más ampliamente, acariciando el pelo de la niña con suavidad. Era algo sorprendente lo que cambiaba aquella cría cuando no estaba en su papel de guerrera, aunque lo mismo podía aplicársele a él y al resto de las personas que le rodeaban.

-Son muy buena gente y luchan, no únicamente por ellos sino, para proteger a todos los habitantes de este planeta. La Tierra es muy hermosa y no me sorprende que un canalla como Gralas deseé apoderarse de ella. Pero jamás lo logrará en tanto yo pueda impedirlo y tenga a estos valerosos defensores. Me gustaría estar cerca para echar una mano a mi hermano y a los demás en esa tarea de salvaguardarla.

Quizás hubiera sido hermoso quedarse a vivir en ese mundo, aunque sabía perfectamente que no era eso lo que le deparaba su destino. Miró de soslayo a Setsuna que parecía estar charlando ahora con Roy, aunque la muchacha debió de notarlo. También Haruka pareció verlo y le susurró algo a Michiru y a Hotaru, éstas se alejaron en dirección a Beruche y al hermano de Lornd. Una vez a su lado entablaron conversación. Roy parecía reírse ahora con Haruka de alguna especie de broma o comentario. Lo cierto es que el chico hacía como si estuviera acelerando los manillares de una moto invisible provocando a su vez las carcajadas de las sailors. El saiyajin no les escuchaba aunque tampoco le interesaba demasiado, lo que sí vio es a Plutón despidiéndose del grupo y acercándose hasta él.

-¿Te marcharás enseguida?- Le preguntó la muchacha entablando así conversación. -
-Lo antes que pueda. Todavía debo recorrer mucho universo hasta ponerle las manos encima a ese tirano. Le juré que me ocuparía de él y yo…
-Sí - sonrió ella. - Mantienes tu palabra. Lo sé.
-Ojalá que las cosas fueran distintas… - Pudo decir él mirando de soslayo al grupo de su hermano, Bertie y las guerreras que ahora parecían mantener una charla muy animada. – De veras que me gustaría no volver a vagar por ahí, en soledad…muchas veces es una dura carga…
-No tienes que enseñarme el significado de estar sola. – Le dijo ella a Lornd, que antes de que pudiera replicar se vio sorprendido por aquella chica. – Lo conozco muy bien.

Setsuna tomó su rostro entre sus manos y lo acercó hacia sí. Pese a ser una mujer alta y llevar tacones tuvo que ponerse de puntillas para darle un suave beso en los labios. Él la observó sorprendido y ella simplemente sonrió sentenciando.

-Bueno, puede que no tenga otra ocasión después…

       Ahora fue él quien la tomó por los hombros y la besó, esta vez aquel beso fue mucho más largo. Para proponerla con pasión apenas contenida.

-Sé que mi capsula es pequeña, pero quién sabe. Para casos de emergencia caben dos personas. Y me gustaría contar con el apoyo de una experta en los confines de este sistema solar.

        Ella le miró con los ojos muy abiertos y un brillo de ilusión pareció relucir en ellos, aunque de inmediato se extinguió para dejar paso a una mirada melancólica.

-Ya te dije una vez, los deseos y sentimientos personales en nuestro caso no son lo más importante.

      Y él asintió con lentitud comprendiendo aquello demasiado bien. No obstante, su beso no había pasado desapercibido. El grupo de sus amigos había cesado en sus comentarios y miraba anonadado hacia la pareja. Y fue Hotaru la que esbozó una sonrisa más amplia para comentar.

-Creo que tardaremos en volver a ver a Setsuna - mamá.

Las mismas Haruka y Michiru la interrogaron con la mirada. ¿Había algo que esa mocosa sabía y de lo que ellas no tenían ni la menor idea? Aunque todos callaron cuando Lornd y Setsuna se acercaron para reunirse con ellos. Hotaru entonces, quizás adivinando lo que sucedía, sacó una carta de un bolsillo de su blusa y se la entregó a Plutón. Ésta le dedicó una mirada sorprendida aunque su compañera le hizo un ademán para que abriera la misiva. Setsuna lo hizo. Era una carta escrita por la mismísima soberana del Milenario de Plata. Aunque llevase la firma de Usagi y una cabecita de conejo mal dibujada al final. En ella la guerrera Plutón pudo leer y lo hizo en voz alta ante las curiosas miradas del resto del grupo.

-“Dado que esta crisis ha sido superada, espero que ahora tengamos un tiempo de paz y estabilidad. Así que no creo necesitar a todas mis guerreras en la Tierra. Por el contrario, sería muy conveniente que alguien patrullase los límites de nuestro sistema solar. Elegid de entre vosotras una “voluntaria”. ¿Qué significa esto?- Inquirió a la pequeña quien, sin reprimir una sonrisita algo pícara, le respondió. -
-La reina Serenity quiso tener unas palabras conmigo tras la destrucción del asteroide. Quedó gratamente impresionada con Lornd y me pidió que hiciéramos lo posible para consolidar una alianza con el rey de los Guerreros del Espacio.
-Puedes decirle a tu reina que siempre contará con mi amistad, y eso es extensible a todas vosotras. – Terció agradecidamente él llevándose el puño derecho a su pecho. -
-La amistad es algo muy importante.- Convino Haruka que pudo decir ahora simulando desgana. - Pero para semejante excursión no contéis conmigo. Aunque mi planeta guardián sea Urano, no tengo ganas de irme tan lejos. Y el campeonato de motociclismo está a la vuelta de la esquina.
-A mí no me mires. – Añadió Michiru que, con cierta sorna, sentenció. - ¡Yo, ni loca! La temporada de conciertos comienza en pocos días. Y tengo muchos compromisos.
-Yo soy muy joven y debo estudiar. – Intervino Hotaru que agregó también. - Y espero que Chibiusa venga a visitarme desde el futuro. Creo que estaba haciendo un equipo nuevo de sailors con el cuarteto de las amazonas. En su última carta me comentó que deseaba venir aquí con ellas para que practicásemos.

Setsuna suspiró sin poder evitar sonreír. ¡Vaya amigas que tenía! Aunque ahora, tratando de parecer solemne sin conseguirlo demasiado, declaró.

-Tratándose de una petición de la reina, gustosamente me ofreceré voluntaria.
-Que tengáis un buen viaje. Al menos no tendréis que temer a la soledad. - Les deseó Beruche guiñándoles un cómplice ojo. -
-Buena suerte, hermano. – Le dijo Roy a Lornd tras estrecharle la mano y darle un abrazo para luego corregir mirando a la guerrera Plutón. - Os deseo buena suerte a los dos. Y en cuanto os sea posible, espero que vengáis de visita.

Lornd le agradeció el gesto y asintió. Después, usando su mando a distancia hizo venir a su cápsula. Esta vez el aparato descendió sin estruendo, suavemente se posó en el suelo y abrió la portezuela. En tanto el saiyajin y Setsuna conversaban para regocijo del grupo.

-En esta ocasión el viaje durará un poco más, pero creo que sé dónde dejaron alguna que otra cápsula los esbirros de Gralas. No te será difícil aprender a manejarla.- Apuntó él.-
-No te preocupes. No hace falta. De todos modos, la última vez no me pareció algo tan incómodo. – Replicó ella con tono divertido. -

Y ahora sí que ambos se dirigieron a sus amigos y se despidieron. Lornd entró en la nave y Setsuna lo hizo tras él. Sentándose sobre sus rodillas como la otra vez, pero ahora con mayor proximidad. Ambos saludaron con la mano. Sus amigos devolvieron el saludo y la cápsula se elevó rauda, tomando cada vez más velocidad, para desaparecer en la atmósfera, rumbo al espacio exterior a la búsqueda de más aventuras…

-¡Allá vamos!- Dijo él.- A ver que nos depara el destino.
-Cualquier cosa menos tranquilidad.- Sonrió Setsuna.-

            Por su parte, Bertie, Roy y las sailors, observaron como aquella pequeña nave espacial se perdía hasta ser un punto diminuto y después desvanecerse.

-¡Ojalá que todo les vaya muy bien!- Deseó Haruka.-
-Sí, ambos lo merecen.- Convino su pareja.-
-En el fondo, se veía claro que se gustaban.- Comentó Roy. – Aunque mi hermano mantiene muy bien las distancias.
-¡Pues Setsuna ni te cuento!- Afirmó Hotaru.-
-Bueno.- Suspiró entonces Haruka.- Tenemos que irnos ya, es tarde.
-Sí, gracias por todo.- Sonrió Michiru dirigiéndose a los anfitriones de aquella velada.-
-Pasad a vernos cuando queráis.- Repuso afablemente Bertie.-

            Y las sailors se despidieron. Al montar en el deportivo amarillo de Haruka y salir de la propiedad de los Malden, la guerrera de Neptuno comentó.

-Tendremos que contarles a sus Majestades lo que ha ocurrido.
-Lo haremos, aunque sospecho que ya deben de estar al tanto.- Afirmó Haruka.-
-Únicamente espero que Setsuna-mamá sea feliz.- Suspiró Hotaru.-

Sus compañeras asintieron, deseando eso mismo y  aquel flamante deportivo color limón se perdió a toda velocidad por la carretera. Aunque sin que ninguna lo percibiera cerca, a unas decenas de metros, elevada en el aire, una extraña figura oscura que portaba un libro de color burdeos, las vio alejarse, asintió con aprobación, cerró ese tomo dejando marcada una página con un separador y desapareció.
           



           


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