domingo, 26 de octubre de 2014

GWHC13 La fusión de los guerreros


Como cada tarde al iniciar su jornada de trabajo Setsuna se preparaba para dirigirse hacia el observatorio. Antes de salir Haruka y Michiru la despidieron con una pregunta sobre el paradero de Lornd.

-¿Has tenido noticias suyas?,- le inquirió Michiru con un tono amable y muy cuidadoso. -
- No, ninguna desde que nos despedimos hace una semana. Me dijo que volvería pronto, que quería aprender una técnica nueva pero que era difícil, así que le costaría tiempo dominarla.- Repuso su compañera con un tono resignado. -
- Chica, con lo complicadas que son esas técnicas, ¡no sé ni cómo puede dominarlas! - Intervino Haruka para aliviar ese momento añadiendo en un tono más animoso. - Pero seguro que pronto regresará.
- De todas maneras, no sé cómo es capaz de dejarte sola. - Comentó la joven de melena verdemar que se encontraba junto a ellas, con un ligero tono de reprobación. -
- Michiru...- la cortó Haruka al advertir el gesto alicaído de Setsuna que ésta trató enseguida de borrar en su expresión. -
- Lo siento,- repuso Neptuno dirigiéndose hacia su amiga. - Es que estos guerreros del espacio son tan activos,… pero no creo que él se haya olvidado de ti. Será que ha encontrado alguna batalla importante a la que atender. Volverá en cuanto termine con quién sea. - Añadió tratando de arreglar esa embarazosa situación. –

            Sin embargo su compañera y pareja Urano la miró moviendo la cabeza. Eso lejos de solucionar nada ¡casi que lo empeoraba! La propia Michiru pareció percatarse de ello cuando musitó algo apurada.

- Lo siento, no quería decir…
- No te preocupes.- Le dijo Setsuna sonriendo trémulamente. - Sé que él no se ha olvidado de mí, pero tengo que aceptar que es un guerrero y que la lucha es algo muy importante para él. Nosotras también lo somos.
-Es verdad, pero no nos encanta serlo.- Matizó Haruka.-
- Pues yo que tú haría lo mismo que Bertie con su hermano Roy, le tendría bien atado - respondió Neptuno sonriendo ahora con expresión divertida. -
- Lo cierto es que él no se ha metido nunca con mi cometido de Guerrera de la Justicia, ni con mi trabajo. Lo respeta y lo valora. Yo tampoco debo hacerlo con sus ocupaciones.- Argumentó su compañera. -
-¡Pues chica, si él fuera mi novio le vigilaría más de cerca!- Declaró Haruka con cierta despreocupación. -
- No es mi novio. - Se defendió Plutón ruborizándose de forma evidente. –
- ¿Ah no?- se sonrió su interlocutora con una pícara expresión.- Entonces, ¿debo entender que está libre de compromiso?…
-¡Oye, Haruka! ¿qué quieres decir con eso?,- le interrogó Michiru frunciendo ligeramente el ceño. -
-¿Con qué?- Preguntó la aludida pretendiendo no terminar de comprender. -
- Ya lo sabes,- replicó su pareja con un tono ligeramente entre molesto y susceptible. -
- Me refería a que si estuviese en el lugar de Setsuna yo estaría más cerca de Lornd, eso es todo. Pero como dice que no es su novio. ¿Pues quién sabe? A lo mejor me interesa… ¿es que estás celosa? - Inquirió Urano con gesto divertido. -
- Podría ser…- sonrió Michiru de forma ladina, remachando. – En una cosa coincido contigo. Lornd es un hombre que podría hacer variar de gustos a cualquiera. Es tan... varonil, tan fuerte, ya sabes a lo que me refiero.
-¿Qué insinúas?,- le inquirió Haruka entornando los ojos. -
- Ahora eres tú la que está celosa ¿eh?- Repuso su interlocutora sonriendo con malicia. -
-¡Qué tontería!,- negó Urano con premiosidad para agregar con evidente curiosidad. – Yo solamente tengo ganas de saber a que te has querido referir con eso.
- A nada, sólo era un comentario, nada más.- Añadió Michiru sin darle mayor importancia. – No sé por qué te interesa tanto…

            Setsuna se limitaba a escuchar y a sonreír, sus amigas se deleitaban en mantener ese tipo de conversaciones rozando siempre la mutua provocación pero derivando invariablemente hacia el terreno de la broma. Les daba igual comenzar a discutir sobre lo que fuera, un jarrón, una casa, una nube o el mismo Lornd. Aunque nunca decían nada de eso en serio. Ellas se amaban muy profundamente y compartían además un vínculo como guerreras de la justicia.

-Las envidio, son amantes y compañeras. Siempre juntas para todo, bueno y malo.- Reflexionó.-

Y aunque ella era también compañera suya su relación evidentemente no era igual con ninguna de las dos. Eran sus amigas y sus colegas sailors, pero nada más. Pensaba en como estuvieron de unidas en aquellos días en los que cuidaban a la pequeña Hotaru. Las cuatro en total formaron una familia. Se sonrió a espaldas de esas dos.

-Hasta luego.- Musitó.-

            Haruka y Michiru agitaron descuidadamente la mano en tanto proseguían con sus intercambios de chanzas. De modo que casi pasando Setsuna se marchó. No obstante nada más salir ella de la casa sus dos amigas dejaron de lanzarse aquellas pullas amistosas. De hecho, ahora Haruka mostró una expresión seria al decir.

-No sé. Me preocupa. Por más que ella insista en que está bien no me lo parece.
-Sí, es cierto. – Convino su compañera alegando sin embargo.- Pero no podemos hacer más. Es su vida privada después de todo.
-En cierto modo me  inquieta, no sé cómo exponerlo.– Le desveló Haruka quien ante la atenta mirada de su contertulia quiso explicarse.-  Por una parte le deseo que sea feliz, pero de otra tengo la impresión de que si su relación con Lornd prospera podría tener problemas. Ya me comprendes.

Su compañera asintió para suspirar, declarando acto seguido.

-Sé a qué te refieres. Tenemos una obligación que está por encima de todo. Incluso de nosotras y nuestros sentimientos personales. Pero no te preocupes, confío plenamente en que Setsuna sabe cuál es su deber.
-Tienes razón. – Admitió su compañera para sonreír más relajada, volviendo a la carga una vez más para añadir entre risas ahora.- Pero cuando está con ese hombretón entiendo que pueda olvidarse de todo lo demás.
-¿Cómo que lo entiendes?- Replicó Michiru obsequiándola con una acusatoria mirada.- ¿Desde cuándo te parece a ti atractiva la idea de estar con un hombre?

Haruka se levantó ambas manos mostrando las palmas hacia arriba y luego se encogió de hombros para tratar de explicarse de un modo informal.

-Bueno, pues por ejemplo, con Roy lo paso muy bien.- Afirmó la rubia sailor enumerando divertida para pasmo de su oyente.- Es un tipo divertido, sabe de coches, le gusta el deporte…
-¿Y le has pedido en matrimonio ya?- Inquirió Michiru con los ojos entornados, añadiendo con fina ironía.- No te olvides de consultarlo con Bertie. Lo mismo no le hace gracia…

            Haruka observó a su pareja con gesto atónito y luego rio. Moviendo la cabeza comentó.

-Desde luego. ¿Cómo te pones? Deberías verte la cara…tonta. ¿Es que tengo que recordarte que solamente me gustas tú?-Pues no te viene nada mal hacerlo, si es que no quieres dormir en el sofá esta noche.- Se sonrió malévolamente su novia.-
-Tocada.- Admitió Haruka, matizando.- En el caso de Lornd sabes perfectamente que me refiero al punto de vista de Setsuna. Únicamente tienes que fijarte en su cara cuando habla de él. ¡Se pone colorada! Por mucho que lo quiera ocultar. Se ha dado cuenta hasta Hotaru.
-¿Hasta Hotaru?- Fue el turno de reírse de Michiru para sentenciar.- Ella se dio cuenta incluso antes que nosotras.
-Tienes razón.- Convino jovialmente Haruka que agregó ya más seria.- Y me alegro mucho por Setsuna. Se merece a alguien con quien compartir su vida en ese sentido. ¿No crees?
-Sí, es verdad. - Tuvo que conceder su amiga para reírse, sentenciando.- La pobre ha estado sola durante mucho tiempo.
-Lo que más gracia me hace y al mismo tiempo más ternura me inspira, es que nuestra amiga cree que lo disimula bien. – Sonrió Haruka moviendo levemente la cabeza.-
-Sí, es una chica realmente bondadosa, pero que ha tenido siempre una existencia muy sacrificada. Me alegra ver que, al menos ahora, se siente feliz y hasta enamorada de alguien que sí la puede corresponder…Ya me comprendes…

            Y con el asentimiento de Urano fue suficiente. Ambas sabían perfectamente a qué se refería aquella declaración. Tras esas palabras las dos dejaron ese tema y se dedicaron a preparar sus cosas. Tenían mucho que hacer en lo relativo a sus vidas civiles. Poner a punto la moto una y afinar y ensayar con el violín la otra. Era lo bueno de la paz. Había pasado por muchas batallas y ahora gracias al cielo las cosas estaban tranquilas. Y tenían muchos aspiraciones que colmar en su día a día.

-Me voy al garaje.- Le comentó Haruka a su pareja.- Te dejo para que emules a Paganini…
-¿Vas a preparar la moto para el gran premio?- Inquirió Michiru.-
-Voy a intentarlo, hacía un ruido en la transmisión que no me gustaba nada.- Le contó Haruka.- veré si puedo solucionarlo.

            Y cada una se puso manos a la obra en sus respectivas tareas. Por su parte y ajena a esas conversaciones Setsuna conducía sumida en sus propias reflexiones.  Dirigió su coche hacia el observatorio.

-Al menos podré disfrutar mirando las estrellas.- Pensaba.-

            Recordó aquella batalla y la destrucción de ese enorme cometa que casi acabó con la vida en la Tierra. Gracias a que Lornd les ayudó superaron esa terrible prueba. Esperaba que tras aquello las cosas se tranquilizasen. De momento así había sido. Aunque a veces, y aunque le costase admitirlo, la paz se le hacía algo tediosa. Sobre todo tras la marcha de Hotaru que se había ido a vivir con el profesor Tomoe.

-No era justo para ella, se merece estar con su padre. Tuve que apartarla de su lado cuando comenzó esa crisis que la hizo renacer como guerrera. Pero ahora, debe disfrutar en lo posible de su infancia.- Meditaba.-

Y viendo a Haruka y Michiru tan compenetradas y dedicándose también a sus dos pasiones, el deporte y el arte, ella quedaba bastante al margen. ¡Menos mal que tenía su trabajo como astrónoma!

-Bueno, esa es una de mis pasiones.- Pensó animándose en tanto iba reduciendo la velocidad.-

Ya podía ver la gran bóveda del telescopio. Enseguida aparcó y entró. Al llegar sus compañeros le pasaron el turno, le tocaba estar de guardia casi toda la noche. Por fortuna era previsora y se había llevado una bolsa con bocadillos y un  termo de café. En esa época del año cercana a su cumpleaños ya refrescaba y la muchacha detestaba el café aguado de la máquina.

-Y las cucarachas.- Recordó con un rictus de asco.- Recuerdo en verano cuando vi alguna, casi me da un infarto…

Por suerte en esa época ya no había, o ella no las veía. ¡Tanto mejor! Siendo una guerrera como era, dispuesta a luchar contra cualquier cosa que amenazase el sistema solar, gritaba como una cría al ver un asqueroso bichejo de esos.

-Es superior a mis fuerzas, no lo puedo soportar.- Se admitía no sin algo de apuro.-

 Dejó de lado ese tema tan desagradable y  una vez instalada en su puesto dedicó las horas siguientes para hacer cálculos y observar por el telescopio. La noche estaba apacible, el cielo despejado y podía verse bastante de la región norte. La constelación de Aquila y su estrella Altaír eran bien visibles. También pudo contemplar durante un rato Delta Cephei. Aunque su mente volvía una y otra vez al mismo pensamiento. ¡Quién sabe dónde estaría Lornd! En estos últimos días no había sentido ni rastro de él. Aunque la semana anterior si que pudieron emplearla en conocerse mejor, ¡vaya si lo hicieron!, de forma tan profunda que si sus dos compañeras llegaran a enterarse de seguro que esas bromitas suyas quedarían en nada. Aunque teniendo en cuenta lo mal pensadas que eran Setsuna no se molestaría en tratar de convencerlas de que todo fue, en su mayor parte, algo muy  platónico e incluso espiritual. Lornd desmentía aquella imagen de hombretón rudo cuando se decidía a pensar en voz alta junto a ella y bajo un cielo nocturno cuajado de estrellas. Era cuando el saiyajin recordaba su pasado, su familia y a su pueblo con autentica nostalgia y ella le escuchaba muy interesada, interviniendo poco pero siempre de forma intuitivamente acertada, como si ambos convergieran en sus puntos en común. La sailor pensaba en esto y también, porque no, en sus diferencias. Cuando Lornd daba rienda suelta a su parte de guerrero más violenta era en verdad una fuerza desatada de la naturaleza y llegaba a parecer que disfrutaba en los combates. La propia Setsuna se quedó impresionada cuando le vio por primera vez desintegrando sin piedad a esos aliens que la atacasen a ella, y al resto de las guerreras del sistema solar exterior, en el polo norte. Él no quiso pelear contra ellas y dijo estar de su lado, pero la muchacha tuvo entonces más miedo a su repentino aliado que a sus enemigos. No obstante, debía admitirse a sí misma que ella también era capaz de luchar con todas sus consecuencias y de emplear la violencia más extrema si fuera necesario. Como guardiana del sistema solar exterior  había peleado sin tener tampoco asomo de clemencia, caso de que el adversario o la situación lo requirieran, pero jamás disfrutaría o ni tan siquiera se sentiría cómoda. A su memoria llegaba ahora, como si de un resucitado remordimiento se tratara, la vez en la que estuvo buscando a Hotaru. Cuando la niña estaba poseída por las fuerzas del mal y aun no había renacido como sailor Saturno, para matarla antes de que lo hiciera. Ni tan siquiera las súplicas de la pequeña Dama pudieron apartarla de ese camino, y eso que se le rompía el corazón cuando Chibiusa la culpó de la desaparición de la que creía su amiga.

-¡Te odio! – Rememoró con amargura que le dijo esa obre niña, pensando en la mirada de ella por entonces.- Pequeña Dama, Chibiusa, entonces me rompiste el corazón.- Suspiró.- Menos mal que luego todo se arregló. Y ahora Hotaru es una persona muy querida para mí. Como lo sois todas…

            En efecto, pocas veces unas palabras le habían hecho tanto daño, venían de una de las pocas personas a las que quería con toda su alma. Realmente esa cría era muy importante para ella. No solamente por el deber de protegerla sino, porque desde que nació, fue una compañía y un consuelo constante cuando la visitaba en la puerta del espacio - tiempo, desde el día en el que sus padres el rey Endimión y la reina Serenity, la condujeron allí para presentársela como la futura heredera del reino. ¡Qué difícil y penoso le resultó tener que apartarla de Hotaru! Pero lo volvería a hacer cien veces aunque, de resultas de ello, esa niña la hubiese odiado para siempre.

-Mi deber está por encima de todo, incluso de mi misma y de mis deseos.- Se dijo.-

Afortunadamente todo terminó bien, no hubo necesidad de elegir. La propia Hotaru era ahora una compañera más. De hecho, la guerrera Saturno y ella se apreciaban muchísimo. Hablaban a menudo y se contaban sus mutuas aspiraciones. Plutón sentía que incluso podía hacerle confidencias. A pesar de su edad, bastante menor que la suya propia o la del resto de sus compañeras del espacio solar exterior. Aunque esto era al menos en apariencia, puesto que muchas veces la miraba a los ojos y podía percibir una profunda sabiduría encerrada en ellos. Pero con Haruka y Michiru era más difícil. No es que no fuesen a escucharla pero veía que esas dos tenían una complicidad y un tipo de relación muy absorbente. Tendían a estar bastante apartadas del resto. Por ello Setsuna había congeniado muy bien con Hotaru desde el principio. La echaba mucho de menos.

-Sé que a veces lo pasa mal, por las nuevas circunstancias de su familia. Es muy duro para ella, pero debe aprender a dejar eso atrás.- Meditaba.-

A veces Hotaru sí que iba a visitarlas y pasaba días con ellas.  Y aunque  Setsuna, Haruka y Michiru estaban encantadas de tenerla de nuevo en casa y  muchas veces hicieran las veces de madres y padre, al final ese no era el camino.

-Sé que nos necesita, como nosotras a ella. Pero también debe aprender a vivir su vida y aceptar a otros.

Y es que Plutón comprendía que su compañera Saturno, pese a sus poderes y su espíritu antiguo no dejaba asimismo de ser también muy joven. Que su padre, el doctor Tomoe se hubiese vuelto a casar, y encima con Kaori, era algo que la niña no asimilaba todavía. Pero ahí era poco lo que podía hacer, salvo charlar con ella y tratar de hacerle entender que los adultos tenían esas cosas. Pese a todo Setsuna sabía que siempre podría contar con esa pequeña y con sus amigas. Todas habían hecho un juramento igual. Algo que estaba por encima de cualquier otra cosa. Ante todo proteger a los reyes y a la Pequeña Dama y sobre todo, defender el Sistema Solar y la Tierra a cualquier costa. Pasando por encima de otros sentimientos y consideraciones. Ella misma sabía bien que quizás algún día una situación similar a la de entonces, cuando lucharon contra el Mesías del Silencio o contra Galaxia, se presentase y tuviera que hacerlo. Sacrificar amigos, e incluso amor, por su deber. Quizás por eso sabía en el fondo el dolor que Lornd ocultaba a veces en su gesto y sus miradas, cuando ella le preguntaba sobre el porqué arremetía con tanta saña contra los secuaces de ese Gralas. Esa vida errante, sin un lugar fijo al que regresar, toda esa carga del deber, ella la había compartido igualmente.

-Cuando me contó lo que le sucedió, en esa otra era. Al ser atacado y perder a su preceptora a la que tanto amaba.- Suspiró.- Entiendo que odie a ese individuo. Y ha sido muy difícil para él no sucumbir a ese odio.

Pero ahora era distinto, ese guerrero podía retornar a la Tierra y ella estaría allí, aguardando. Por el momento las cosas estaban tranquilas y la reina le había dado permiso para vivir en el siglo veinte, incluso, ¡porqué no!, para crear una familia si así lo deseara. Usagi, bueno Serenity en realidad, siempre fue muy dulce y comprensiva. Sobre todo cuando tuvo con ella esa conversación. Casi exhortándola a ganarse como fuera a ese poderoso guerrero del espacio. Pero Setsuna era realista y analítica, su carácter serio y prudente no le permitía bajar la guardia. La soberana se mostró muy interesada en que pusiera de su lado a ese recio guerrero por todos los medios a su alcance. ¡Y dijo todos!... En un principio ella no estaba demasiado dispuesta. Sobre todo porque aun guardaba algunos sentimientos hacia sus reyes, más bien mantenía esa sensación entre la admiración y el cariño hacia su reina Serenity, y ese sentimiento con respecto al rey Endimión que se manifestaba con aquella calidez que inundaba su pecho poco a poco y la hacía enrojecer muy a su pesar cuando cruzaban las miradas.

-No debo seguir pensando en eso.- Se amonestaba sin dejar de repetirse.-  Tengo un deber que cumplir y un sitio del que no debo moverme. ¡Eso no es posible! ¡Nunca fue posible!

            Y no se refería a esas largas estancias en soledad custodiando la puerta del Tiempo- Espacio que pudo finalmente abandonar, dado que fue sellada. Era el lugar que ocupaba en cuanto a su estatus. Ella misma era una princesa de pleno derecho. Pero nominalmente vasalla de los soberanos de la Luna y de neo Cristal Tokio. Durante muchísimo tiempo no tuvo contacto con nadie. Siendo descendiente del linaje de Cronos, aunque de una rama menor respecto de su compañera Saturno, sus ancestros fueron elevados a la dignidad de príncipes de Plutón y encargados del cometido de guardar ese acceso. Cuando le tocó el turno a ella su sentido del deber  la hizo cumplir con su misión de modo abnegado. Incluso resistiendo la tentación de cambiar el cruel destino del Milenario de Plata. Después, en el futuro, el rey y la Pequeña Dama la visitaron con cierta frecuencia. Y si bien no sucedió nada de lo que debiera avergonzarse tampoco se atrevía a tentar más a la suerte.

-Hay cosas que no se pueden tocar. Y personas que deben estar juntas porque así es su destino y es fundamental para el bien de todos.- Insistía en tratar de auto convencerse.-

            Y aquello la llevaba a Lornd. Quizás al principio no vio en él más que a un patán muy musculado. Impulsivo y amante de la lucha. No obstante, fue el irle conociendo y percatarse de que no era así en absoluto. Ese hombre era una fuerza de la naturaleza pero también poseía un gran sentido del honor y del deber. Como todo buen saiyajin, según le reveló la soberana cierto día que ambas daban un corto paseo.

-Ese guerrero del espacio es muy poderoso. Debemos hacerle nuestro amigo a toda costa.- Le dijo Serenity estando a solas.-
-Haré lo que pueda por convencerle.- Aseguró Setsuna.-

            Y su reina se detuvo entonces, la miró directamente a los ojos y con un brillo intenso en sus azules pupilas, sentenció con gravedad.

-Haz todo, absolutamente todo, cuanto sea preciso. Tienes nuestro permiso para que así sea. Pero no olvides esto. De cara a las demás no sabremos nada. Ninguna excepción puede ser hecha por ti respecto a las otras. Al menos ante sus ojos. ¿Lo comprendes, verdad?
-Sí, Majestad.- Pudo decir algo aturdida e impresionada por esa mirada, para finalmente ser capaz de remachar con más seguridad.- Podéis confiar en mí.
-Lo sé. Por esa razón te elegimos.- Declaró más afablemente su interlocutora.-

            Tras aquello continuaron caminando hasta volver a unirse al resto del grupo con el que estaban. Ahora la joven se sentía muy desconcertada. No estaba del todo segura de sus sentimientos, o quizás si lo estuviera, y eso la asustaba. No obstante, eso no solamente dependía de su propia disposición, habría que ver cuáles serían los sentimientos de Lornd. La chica creía que los mismos que ella tenía. No obstante, se preguntaba. ¿Podrían vivir realmente juntos, al margen de batallas y peligros? Tanto para ella como para el guerrero del espacio siempre podría existir algo que les impidiera cumplir ese deseo. Hablando por ella misma desde luego que temía esa posibilidad, y suponía que aquel solitario saiyajin opinaría de igual modo. ¿Y en donde podrían vivir? Por eso le preocupaba que él tardase en regresar. ¿Y si había estado pensando al igual que la propia Plutón, en los posibles peligros que traería si se instalaba en la Tierra? En alguna ocasión, cuando ambos charlaron acerca de temas más íntimos, él le había llegado a decir una frase que se clavó en el corazón de Setsuna como un anzuelo. “Mi amor es peligroso, y te hará llorar”, fueron las palabras. Pero ella sabía en su interior, aunque muchas veces lo negase ante sus compañeras, que estaba más que dispuesta a correr el riesgo, la cuestión que la inquietaba era, ¿lo estaría él?

-¡Ojalá pudiera saber qué es lo que debo hacer! – Se decía la joven.- O quizás sí que lo sé pero tengo miedo de llevarlo a cabo por todo lo que implicaría.

Pensando en todo aquello recordó una de las conversaciones que ambos mantuvieron, poco antes de que él se fuese. Contemplaban un cielo nocturno, al igual que hacía ella en su puesto de trabajo. Sin embargo, estaban en un descampado alumbrados solamente por las llamas de una hoguera que el saiyajin había prendido en unos maderos utilizando un leve destello de su energía. Con sus ojos bermellón dilatados de entusiasmo y también por la escasa luz de las llamas, la chica observaba las estrellas y le decía.

-Las conozco casi todas. Llevo mucho tiempo observándolas.
-Sí, puedo decir lo mismo.- Convino él pasándola un brazo tras los hombros en ademán protector.-

Pese a que no estaba acostumbrada a ello, a Setsuna no le era desagradable. Pocos hombres podrían decirse capaces de haberla podido acoger de esa manera. La muchacha dedicó ahora su atención al saiyajin y le comentó.

-Durante mucho, mucho tiempo. Una de las pocas distracciones que tuve fue el de mirar al cielo. Y preguntarme quién más estaría allí. Quizás observándome a mí…

            Su interlocutor asintió. Ella le había contado muchas cosas en esos días. El tipo de relación que mantenía con sus amigas y compañeras, sus deberes como guerrera. El profundo cariño que sentía por todas las demás. Al hilo de aquello, él le preguntó.

-¿La Pequeña Dama, como tú la llamas, es muy importante para ti, no es cierto? Igual que Hotaru.

            Ella se tomó unos instantes para responder. Casi la traicionaba la emoción, sin embargo pudo controlarse para responder con tono sosegado y suave.

-Las considero como si fueran las hijas que no podré nunca tener.
-¿Nunca?- Le preguntó el guerrero observándola ahora con perplejidad.-

            Su contertulia se separó de su abrazo para poder enfrentar su mirada a la de él. Y tras unos segundos inspiró profundamente y soltó el aire para explicar.

-Has de saber que, como guardianas de los soberanos del Milenario de Plata y del Reino de Neo Cristal Tokio, no se nos permite desposarnos con varón alguno, ni tener descendencia. Es un sagrado voto que no podemos conculcar.

            Aquello pareció descolocar a su contertulio que no dejaba de mirarla con gesto de sorpresa. Aunque al poco tiempo pareció rehacerse y preguntó.

-Quizás el desposarse con alguien o tener hijos no es el único modo de mostrar amor.
-No, no lo es.- Convino la joven, afirmando con voz queda.- A veces, velar por quien amas desde la distancia es la mayor prueba de amor que pueda existir. Pues conlleva mucho sacrificio.

            Y ese hombre la tomó de los hombros con ambas manos y apenas sí pudo decir, tratando a su vez de dominar sus propias emociones.

-No puedo creer que una persona como tú no pueda expresar lo que sienta. Es una carga muy pesada. Solo con mirarte a los ojos puedo darme cuenta. Tú no naciste para vivir sin amor. ¿Qué clase de soberanos obligarían a alguien a un sacrificio tan cruel?
-Podría decir lo mismo de ti.- Respondió ella alegando a su vez.- Vagas de un lado a otro del universo a la búsqueda de un fantasma.
-De un fantasma que no me deja dormir. Sabiendo que fue en gran parte responsable de separarme de mi pueblo.- Contestó él de modo sombrío.-  Y más ahora que sabe que estoy aquí dispuesto a atraparle. Es cuestión de tiempo que intente atacar otra vez. Y seré su blanco pues no ignora que entre los dos las cosas solamente pueden acabar cuando uno de nosotros destruya al otro. No quisiera poner este mundo en peligro. Por eso, debo irme…

            Al pronunciar esas palabras se alejó unos pasos dándola la espalda. La joven le miró entre atónita y consternada. Pero él enseguida se giró nuevamente para esbozar una leve sonrisa y agregar de modo más optimista.

-Será por poco tiempo. Quiero ser yo quién le sorprenda. Tras el recorrido que hicimos por este sistema solar sé que sus espías nos detectaron y que a buen seguro esa sabandija ya estará tramando algo. Debo anticiparme cuando menos se lo espere.
-Podremos derrotarle de nuevo.- Afirmó ella.- Deja que te ayudemos.
-No quiero poner vuestra seguridad, ni la de nadie de este mundo en peligro.- Declinó el guerrero.- Ya te lo dije una vez. Mi amor es peligroso.

            Y ahora fue la muchacha quién le sonrió cálidamente pasando sus brazos tras el cuello de él, para ponerse de puntillas y susurrarle.

-Creo que puedo correr el riesgo. Estoy habituada al peligro.

            No tardaron en besarse a la luz de la hoguera. Aunque no pasaron a más. Setsuna sabía que él lo deseaba pero las palabras que le dijera sobre sus votos obraban el efecto de lograr disuadirle. Al menos de momento. Ella misma debía luchar contra sus propias emociones y deseos. Todavía no era el momento. Ahora volvía de esos pensamientos, suspirando y pensando…

-He tenido miedo a pocas cosas en mi  larga vida. Pero ésta es una de ellas…no sé qué es lo que tengo que hacer…o quizás sí que lo sé, y eso es lo que más me asusta. Una vez más, el sacrificio. Haga lo que haga tendré que renunciar a personas a las que quiero.
 
Y trató de apartar esa cuestión de su mente. Durante un buen rato dirigió el telescopio hacia una zona donde últimamente se habían avistado numerosas estrellas fugaces. Después de la amenaza de aquel enorme meteorito que casi destruye la Tierra siempre estaba vigilante y escrutaba los cielos con mucho interés. Y si volvía a localizar otro gran asteroide podría contar con Lornd para destruirlo. Al pensar en él nuevamente suspiró. Ahora otra cuestión a su juicio no menos relevante, acudía a su cabeza. En el caso de que, pese a todo lo que había pensado antes ambos pudieran vivir juntos, ¿a dónde les llevaría eso? Su relación había comenzado hacía relativamente poco tiempo. Setsuna sabía que él la quería, o al menos creía estar convencida de ello, pero desconocía hasta qué punto podrían llevar una existencia en común. Los dos tenían sus vidas organizadas y eran muy independientes. Ella no se había planteado nunca hasta entonces la posibilidad de casarse. Bueno, quizás con alguien al que amó, aunque solo en sus sueños, más allá de cualquier esperanza de ser correspondida. Y pese a lo que le explicase al saiyajin, algo le decía que sus soberanos le darían carta blanca si llegado el momento ella se decantase por esa opción. Serenity fue muy clara en lo concerniente a eso. Al menos en aquella conversación. De cara a las demás sería otra historia. Posiblemente tendría que renunciar a algo muy preciado para ella. Sin embargo, antes de pensar en esa posibilidad, debía tener en cuenta a ese guerrero. Ella tampoco conocía las costumbres de Lornd a ese respecto. Dejó volar su mente sopesando esa posibilidad, no se imaginaba como esposa y madre, al menos no todavía. Sonrió al recordar las bromas de sus compañeras cuando se ofrecía siempre a cuidar de la Pequeña Dama o de Hotaru. Frases tales como." Qué madraza eres Setsuna" o, "ya vas teniendo edad para encontrar novio, muchacha". Así como otras parecidas, las había tenido que escuchar siempre. A fin de cuentas era la guerrera más solitaria y la más adulta de todas. Su puesto al frente de la puerta de tiempo espacio era muy sacrificado y sólo le dejó tiempo para entretenerse estudiando y pensando. Por fortuna cuando tuvo que ir al pasado para afrontar la amenaza del Mesías de la Destrucción, pudo ser relevada de su cargo. Una vez aquí ya le fue imposible marcharse. La compañía de Haruka, Michiru y Hotaru le ayudó a dejar de ser tan solitaria. Claro que, Hotaru era muy niña y como en ese mismo momento iba y venía, entre las sailors y su padre, las otras adultas formaban un dúo aparte. Pero a Setsuna no le importaba la clase de relación que pudieran mantener entre ellas, eran sus amigas y se respetaban y apreciaban mutuamente, ¡aunque a ella le tocase siempre trabajar mucho en casa! Sus compañeras tenían la costumbre de escurrir el bulto a menudo tratándose de faenas domésticas. ¡Eso la hizo reír! No habría lucha en la que no se atrevieran a meterse, ni rival que las achantase. Pero era decirle por ejemplo a Haruka que tocaba pasar la aspiradora y ya se estaba escapando con alguna que otra excusa.  ¡O cualquiera le recordaba a Michiru que tenía que fregar los platos! De inmediato alegaba tener que afinar el violín de cara a su próximo recital. ¡De mencionarles el cocinar a cualquiera de esas dos ni hablar, claro! Setsuna suspiró, esbozando una sonrisa.

-¡Son un par de cara duras, pero las quiero muchísimo!...

 Y entretenida de este modo el tiempo le pasó volando. Casi sin darse cuenta la oscuridad cedía su lugar al preludio del alba y terminó su turno sin novedad. Cerró la cúpula de observación y salió del recinto para subir al coche. Arrancó trabajosamente, la batería se resistía a marchar, seguramente por el frío acumulado durante toda la noche. Por fin, se puso en movimiento rumbo a casa. Condujo algunos kilómetros sin novedad y tomó la desviación hacia la carretera de servicio que llevaba a su urbanización cuando escuchó un ruido sobre ella. Le pareció ver una sombra que la sobrevoló. Extrañada, aminoró para tratar de averiguar de qué podría tratarse pero no logró distinguir nada. Aceleraba de nuevo cuando de improviso sintió el contacto de una fría mano sobre su boca y nariz. Trató de resistirse y mantener el control del coche pero pronto se vio sumida en una densa oscuridad…

-¡Ja, ja!  Ha sido muy fácil.- Se escuchó decir a una voz masculina.-

            Al día siguiente Haruka fue despertada por un insistente ruido de nudillos en la puerta. Se llegó hasta ella y miró por la rendija ¡Casi no pudo creerlo, era Lornd que traía un gran ramo de flores! Seguía el consejo que ella misma le dio para cuando viniera a ver a la princesa de Plutón después de un largo viaje. Pero, entonces, ¿dónde estaba Setsuna? Haruka había creído que ella y el guerrero del espacio seguramente se habían encontrado ayer noche y por eso ella no había regresado, pero al estar Lornd allí... pensó que quizás su compañera llegó muy tarde y ellas ya estuviesen dormidas. El continuado repiqueteo de los nudillos la sacó de esas conjeturas.

- Sí, ya voy. - Le dijo al saiyajin a través de la puerta. Había caído en la cuenta de que estaba medio desnuda y corrió a ponerse un batín de seda roja que tenía en la habitación. Michiru seguía dormida, decidió no despertarla y salió por fin a abrir la puerta. - Hola Lornd - le saludó dejándole pasar con un ademán. - Ya iba siendo hora de que te dejases ver por aquí. Aunque no nos hubiera venido mal que te retrasases unos minutos.
- Lo siento,- se disculpó éste explicándose. - He vuelto hace poco y no quise llegar con la transmisión instantánea por no molestaros.
-Me gustan esas flores, es un detalle.- Comentó la chica con humor.-
- Si te gustan puedes comerte alguna si quieres. Habrá de sobra para Setsuna. - Declaró el saiyajin como si tal cosa.-

            Ahora fue la joven quien le miró perpleja. El mismo Lornd mantenía un gesto adusto hasta que finalmente una leve sonrisa asomó a la comisura de sus labios y afirmó divertido.

-Era broma. Dime. ¿No está despierta Setsuna?..
- No, no creo que esté despierta. Trabajó en el turno de noche del observatorio ayer. – Le informó Haruka  que añadió. - Pero cuando lo haga se alegrará de verte. Aguarda, que voy a avisarla…
- No te preocupes ya iré yo.- Repuso despreocupadamente el guerrero. -

Pero su interlocutora sonrió moviendo la cabeza con suavidad para rebatirle de modo condescendiente.

- Tienes poca idea de la coquetería femenina. Deberías saber que a las mujeres no les gusta que los hombres las vean recién levantadas. Tú espera en el salón, ¿quieres tomar un café mientras?.
- No gracias - contestó educadamente él sin comprender aquello, puesto que ya había visto despertarse a Setsuna en ocasiones, pero si su amiga lo decía… - esperaré aquí.
-Por cierto, habrás pensando en algún buen regalo para su cumpleaños.- Le comentó la sailor.-
-¿Regalo? ¿Cumpleaños?- Repitió el saiyajin que no parecía entender.
-Su cumpleaños es el veintinueve de octubre. Quedan muy pocos días.- Le desveló Haruka.-
-No lo sabía, no me dijo nada sobre eso.- Afirmó Lornd.-
-¿De veras que ni te molestaste en averiguarlo? - Inquirió irónicamente su interlocutora-.
-¿Y por qué se supone que debía de hacerlo?- Preguntó él encogiéndose de hombros.-

            Haruka  suspiró moviendo la cabeza.

-¿Es alguna falta grave en vuestro protocolo?- Quiso saber el saiyajin ahora con más inquietud.-
-Podrías definirlo así.- Musitó la sailor, eso sí, con un leve tinte de sorna que su oyente no captó.-
-Muy bien. Entonces dime que tengo que hacer para solucionarlo.- La interrogó el guerrero con gesto serio.-
-Para empezar espérate aquí hasta que ella esté lista.- Se sonrió Haruka visiblemente divertida con la cara que ponía su contertulio.-
-De acuerdo…- Repuso sumisamente él.-

Todavía tratando de no reírse Haruka se alejó hacia el cuarto de su compañera, tocó y la llamó pero no obtuvo respuesta. Aguardó unos instantes, repitió la llamada con el mismo resultado. Abrió despacio y echó un vistazo descubriendo sorprendida que la cama estaba perfectamente hecha y la habitación vacía. Volvió para decírselo a Lornd.

-¡Que no está aquí!- repuso atónito. - ¿Y dónde puede estar?
- Quizás se quedase dormida en el observatorio. - Conjeturó Urano añadiendo con más calma y conocimiento de causa. - No sería la primera vez que le ocurriera, le encanta su trabajo. De todas maneras voy a despertar a Michiru y llamaremos allí.
- No, no te molestes, - replicó el saiyajin - yo mismo iré, me concentraré en su energía y… - efectivamente se concentró pero no lograba detectar nada. Probó de nuevo y dedicó una mirada de extrañeza a su interlocutora. - ¡Qué raro, no siento su fuerza, debería notarla sin problemas, si es que sigue allí!
- Me estás preocupando. - Pudo decir Haruka que ahora si que comenzaba a inquietarse. –
-Puede que si está dormida se mantenga al mínimo de su energía vital y no pueda rastrearla.- Elucubró él.-
-Esperemos que sea eso. De todos modos llamaré al observatorio.- Respondió su contertulia.-
-Iré a ver a mi hermano, ojalá que él pueda ayudarme a localizarla. A él sí que le detecto con facilidad. - Repuso Lornd desapareciendo de allí. -

            Urano a su vez fue a despertar a su compañera, zarandeándola suavemente en un hombro hasta que Michiru abrió los ojos.

-¿Qué pasa, para que me despiertes a estas horas?- Musitó tratando de incorporarse. -
- Es Setsuna, no está aquí, y Lornd no consigue dar con ella. Ni siquiera utilizando su técnica de translación.
-¿Lornd está aquí? ya era hora de que apareciera, y Setsuna supongo que estará con él…- susurró Michiru entre bostezos, como si no se hubiese enterado de nada. -
-¿Es que no has oído lo que te he dicho?- Replicó una inquieta Haruka levantando por los hombros a su amiga para enfatizar  con tintes de preocupación. - ¡Setsuna ha desaparecido!

            Michiru se dio cuenta al fin de lo que sucedía, dirigiéndose al cuarto de baño se despabiló lo suficiente como para preguntarse en voz alta.

-¿Dónde podrá estar? ¿No habrá vuelto al futuro?.
- No, no lo creo, no tendría ningún sentido. - Respondió Haruka a la que se le ocurrió una idea. -Vamos a llamar a Usagi y su grupo, quizás ellas sepan algo.

            Una vez vestidas las dos se disponían  a salir cuando escucharon un ruido de cristales rotos proveniente de su habitación. Corrieron hacia allí y nada más abrir la puerta ambas se toparon con un individuo alto y moreno, vestido con una armadura de combate, que les sonreía maliciosamente.

-¿Quién eres tú?, ¿qué quieres? - Quiso saber Haruka entre sorprendida y llena de desconfianza. -
- Me llamo Zaedon. – Se presentó aquel tipo cruzándose de brazos para añadir -y soy miembro de la guardia especial del Gran Gralas. ¿Sois vosotras las compañeras de una tal Guerrera de Plutón?..
-¿Qué sabes tú de ella?,- le inquirió Michiru poniéndose en guardia. -
- Está en nuestro poder.- Sonrió malévolamente éste para sentenciar - y si queréis recuperarla tendréis que hacer lo que os digamos.

            Por toda respuesta Haruka y Michiru se transformaron en sailors. De forma amenazante Urano le preguntó.

-¿Dónde está? ¿Por qué la habéis secuestrado? ¡Habla o será peor para ti!
-¡Ja, ja, ja, no me hagáis reír!- Repuso él, ignorando su amenaza con abierto desdén. -
-¡Lo vas a lamentar!- Sentenció Haruka lanzándose al ataque secundada por Michiru. -

            Lornd entre tanto apareció en casa de Roy y Beruche cuando ambos desayunaban. Tras ofrecer sus disculpas por presentarse de improviso y después de los saludos de rigor, él les preguntó si sabían algo sobre el paradero de Setsuna.

- No, yo creía que estaba con Haruka y Michiru. O si no, contigo.- Comentó su sorprendido hermano menor. -
-¿Es que ha ocurrido algo malo?,- le preguntó Bertie con preocupación. -
- Todavía no lo sé, pero voy a averiguarlo. - Contestó Lornd con talante meditabundo - gracias por todo chicos. No quería molestaros.
- Nada de eso, lo único que siento es no saber nada. - Le respondió Roy que enseguida se ofreció solícitamente. - Si podemos hacer algo por ti, no dudes en avisarnos ¿Quieres que te acompañe a buscarla? Puedo tratar de concentrarme en su energía vital.
-Ya lo probé yo. Pero no logro localizarla.- Le informó su hermano no sin un tono que delataba su inquietud.-

            Roy se percató enseguida de ello y tratando de sonar más animado le comentó lo que el mismo Lornd había conjeturado.

-Eso no quiere decir nada. Puede que esté durmiendo o que se encuentre en algún  lugar aislado. Estoy convencido de que, si recorremos el planeta los dos…
- No, gracias, creo que podré encontrarla yo mismo. Ahora voy a volver a casa de Setsuna, quizás sus compañeras hayan averiguado algo.- Le cortó su hermano.-

Y dicho esto se concentró en las energías de Haruka y Michiru, pero algo no iba bien, las notaba demasiado débiles. Posiblemente a esas horas de la mañana estaban aún poco activas tras acabarse de levantar, por fin logró captarlas lo bastante y desapareció. Reapareció junto a ellas quedándose atónito, el apartamento estaba destrozado y ambas tendidas en el suelo y malheridas, con síntomas de haber encajado una brutal paliza. Lornd se apresuró a darle una alubia a cada una. Mientras ambas las masticaban trabajosamente él ayudó a Michiru, la que parecía estar peor, a incorporarse queriendo saber.

-¿Qué ha pasado aquí? ¿Quién os ha hecho esto?
- Un tal Zaedon,- respondió entre tanto Haruka recobrándose por fin. - Nos dijo que la tenían en su poder.
-¿Quiénes? - inquirió Lornd con tono apremiante.  -
- Dijo ser de la guardia personal de un tipo llamado Gralas. - Susurró Michiru agregando con visible inquietud. - Era muy fuerte, casi ni pudimos tocarle y él a nosotras, ya lo ves.
-¡Gralas!- repitió el saiyajin enfureciéndose por momentos para escupir. - ¡Maldito bastardo! ¡No podía ser otro más que él!
- Setsuna nos ha comentado algo de ese individuo alguna vez, pero no ha sido muy explícita ¿Quién es ese tal Gralas?- Preguntó Michiru. -
- Un maldito loco que aspira a dominar la galaxia. - Repuso el irritado Lornd - me he cruzado en sus planes muchas veces y ahora querrá vengarse. Pero si se atreve a tocar a Setsuna le destrozaré con mis propias manos. Y ese maldito Zaedon es  uno de sus guerreros mercenarios de elite.
- Nos dejó esto. Comentó que no quería matarnos para que te diéramos el mensaje. - Le indicó Haruka pasándole una especie de pergamino, - está en un idioma extraño.

            Lornd lo leyó, era el idioma ínter especies usado a nivel galáctico. Contenía unas coordenadas y un mensaje del tirano Gralas que instaba al guerrero del espacio a acudir hasta allí si deseaba volver a ver a esa humana con vida. De modo que, sin pensarlo dos veces y reuniendo energía, salió disparado por la ventana pese a los gritos de Haruka.

-¡Espera!- le pidió ella, pero él ya se había perdido en el cielo. -
-¡Tenemos que avisar a las demás! - Urgió Michiru a su compañera - creo que van a necesitar ayuda.
- Eso me huele a  trampa,- añadió su compañera visiblemente preocupada. - Ese tipo debe odiar a Lornd a juzgar por lo que ha hecho para atraerle.
-¿Has visto la cara de él cuando le dije el nombre de ese Gralas? Nunca le había visto tan furioso. - Comentó Michiru con evidente temor. – Ha llegado a asustarme.
- A mí también, esto no puede ser nada bueno.- Sentenció Haruka.-

            Su compañera asintió y llamó a Usagi y a las otras guerreras por su comunicador, después telefoneó a Roy para ponerle al corriente de lo sucedido. Lornd por su parte llegó raudo al punto que se indicaba. Allí le esperaba Zaedon y otro guerrero de apariencia alienígena que conectaba una pantalla gigante de televisión. Según aterrizó el saiyajin les increpó furioso, apenas conteniendo sus deseos de aplastar a esos dos tipos.

-¿Dónde está Setsuna? ¡Perros! ¡Si le habéis hecho algo os voy a destrozar!

            Pero los esbirros de Gralas no parecían en absoluto preocupados, por el contrario sonrieron con aires de suficiencia.

- Tranquilo, no debes enfadarte todavía, espera y verás. - Le indicó Zaedon al tiempo que la pantalla se iluminaba con imágenes y él afirmaba incluso con tintes divertidos en su tono… -Te lo explicaremos…

            Algún tiempo atrás, Setsuna se había despertado en una pequeña habitación, sobre un incómodo camastro. Una puerta de grueso acero, a juzgar por su resonancia en cuanto se levantó a tantearla, la encerraba. A su alrededor todo era blanco luminoso. No tenía ventanas ni nada que le diese idea de cuanto tiempo llevaba allí o de donde estaba. Permanecía sumida en el pensamiento de escapar cuando la puerta se abrió. Una criatura alienígena alta, de color azulado y con gran cabeza en forma de pera, entró conminándola a levantarse de forma ruda.

-¡Vamos, andando humana, el gran Gralas te está esperando!
-¡No voy a ir a ninguna parte hasta que no me expliquen por qué me han secuestrado! - Le espetó Setsuna en tono desafiante. -
- Si no vienes por las buenas te llevaré a rastras,- le respondió aquel ser con indiferente brusquedad. -
- Eso ya lo veremos, ¡Planeta Plutón dame el poder!- Invocó ella transformándose en guerrera. -
- Eso no te va a servir de nada.- Declaró desapasionadamente el alien acercándose a la muchacha sin mostrarse en absoluto preocupado. -
- ¡Quieto o te arrepentirás! - Le advirtió Setsuna exhibiendo su cetro. -
- Vamos,  deja de hacer tonterías, no hay tiempo que perder. - Contestó aquel tipo. -


            Plutón atacó con su Dead Scream a unos pocos metros. Pero el alien encajó el ataque sin inmutarse siquiera. Aquella bola de energía estalló retumbando en esa sala, de tal forma que incluso ella misma tuvo que lanzarse al suelo parapetándose tras la cama, a fin de esquivar la onda de choque. Al levantarse tras aquello observó a su enemigo, mirarla incólume.

-¡No puede ser - Exclamó ella agregando atónita - a esa distancia nadie podría!...
-¡Basta ya de trucos estúpidos!- Espetó el alienígena aferrándola de un brazo y arrebatándola el cetro de un manotazo para después, de forma indiferente cargársela al hombro pese a los pataleos y protestas de ella. – Ahora acudirás a presencia de nuestro señor.

            El alien la transportó por un largo y estrecho pasillo que desembocaba en la puerta abierta de otra estancia. Allí la dejó sobre una especie de sillón con correas. Pese a la resistencia de la mujer la ató enseguida de las muñecas y de los tobillos. Aun estaba tratando de soltarse cuando Setsuna escuchó una extraña voz a su espalda.

- Espero que hayas disfrutado de tu estancia aquí, terrícola...
-¿Quién eres?, ¿qué quieres de mí?- Le preguntó la muchacha que no era capaz ni de volverse a mirar hacia la fuente de aquellas palabras. -

            Aunque no le hizo falta, fue el extraño quién se dio a ver, era un ser verdoso y no muy grande, con una abultada cabeza nudosa, dos pares de malignos ojillos y varios brazos.

- Me llamo Gralas y soy el amo de la galaxia.- Se presentó éste para añadir. - Sólo quiero que me traigas hasta aquí a tu. ¿Le llamas pareja?, supongo que sí. Pero para eso, él tiene que verte.- Y a la par que concluía la frase conectó una pantalla frente a Setsuna y en ella apareció Lornd, flanqueado por dos individuos más. – Dile hola…

            El saiyajin pudo ver los rasgos de Gralas que le eran desagradablemente familiares. Éste hizo una mueca semejando una sonrisa.

-¡Me alegro de volver a verte, Lornd! - Exclamó el extraterrestre con una fingida cortesía. - Hacía mucho que me privabas de ese placer.
- No puedo decir lo mismo. ¿Qué has hecho con Setsuna?- Le inquirió hoscamente su interlocutor dejando de lado todo tipo de fingida amabilidad. -

            Como respuesta la cámara enfocó a la sailor atada al sillón. Lornd se afanaba en descubrir el rastro de su energía pero no era capaz de hacerlo. Como si leyese su pensamiento, Gralas rio y le dijo con patente regocijo.

-¡No trates de localizar su aura, no podrás hacerlo, estamos en un lugar especial!

            En efecto, para desgracia del guerrero su interlocutor no mentía. Al menos en eso. No importaba cuantas veces lo intentase, le era imposible detectarla.

-¡Mira que eres testarudo! ¿Te has cansado ya?- repuso  burlónamente Gralas exhibiendo un gesto de superioridad. - Bien ahora pasemos a cosas más serias. Verás, no hace falta que te tomes tantas molestias, esta hembra humana que tanto te interesa está en mi poder, pero solamente hasta que te avengas a realizar por mí cierta tarea.
-¡Estás loco si crees que voy a hacer algo por ti, salvo mandarte al infierno!- Espetó Lornd. -
- Lamento oír eso, - repuso Gralas con una mueca de disgusto, añadiendo con irónica sorna. - Pero creo que tu hembra lo va a lamentar todavía muchísimo más.

            El tirano hizo una señal a uno de sus esbirros que abofeteó  a Setsuna haciéndola sangrar por el labio.

-¡Maldito cobarde! - Gritó Lornd furioso e impotente amenazando a su interlocutor - ¡Si vuelves a tocarla te destrozaré!
- Eso no sería buena idea.- Rebatió Gralas sin ningún tipo de emoción para sentenciar después con tono de regodeo apenas encubierto - y cuanto más te niegues a colaborar, más sufrirá ella.
-¡Di lo quieres de una vez!- Espetó Lornd tratando de contenerse. -
- Ante todo, que me demuestres el respeto que merezco,- sonrió el alienígena. -
- Eso es fácil, sabandija.- Declaró despectivamente su interlocutor que, a modo de contestación, escupió al suelo. -
- Mal, muy mal.- Canturreó Gralas que meneó la cabeza. A una señal suya Setsuna se llevó otro golpe que casi la dejó inconsciente, a lo que el tirano, sonriendo divertido, agregó con fingida cordialidad - ¿Quieres que le den otra? Solamente tienes que pedirlo o cometer alguna otra imprudencia.
- No, ya  basta...no vuelvas a pegarla más,- gritó Lornd visiblemente preocupado. - Ella es humana, no resistirá esos golpes.
-¡Pues haberlo pensado antes de desafiarme, estúpido saiyajin!- rio Gralas. - Ahora, ponte de rodillas, ¿o quieres probar hasta que punto resistirá tu amiga el precio de tu terquedad?

            A regañadientes el interpelado se arrodilló, para él esa era una de las mayores humillaciones posibles pero no quería arriesgar más la vida de Setsuna. Su antagonista prorrumpió en una sonora carcajada y para rematar aquello Zaedon dio un puntapié a Lornd haciéndole caer.

- Eso te pasa por contrariar al amo Gralas, ¡cretino!, y quédate en el suelo que es donde debes estar.

            Lornd se levantó deprisa, dispuesto a destrozar a ese bastardo, pero Zaedon sin inmutarse le señaló la pantalla y le aconsejó con suficiencia.

- Yo que tú lo pensaría.

            El saiyajin no tuvo más remedio que contenerse, pese a que no le era nada fácil. Temblaba de ira y deseoso de hacérselo pagar a ese individuo. Pero observaba a la semiinconsciente Setsuna sangrando por el labio y a merced de esos malnacidos, que no dudarían en golpearla de nuevo si él les daba una excusa…

- ¡Maldito canalla!, ya te ajustaré las cuentas. - Le amenazó Lornd apretando los dientes y los puños con manifiesta frustración. -
- Bueno Zaedon. Vayamos al grano. - Intervino Gralas visiblemente divertido con aquella situación. - Deja de distraerte ya con él y explícale la segunda de mis peticiones.
- Sí, mi señor. - Convino éste con una reverencia. -Verás esclavo,- añadió con un tono de fanfarronería mirando al enfurecido guerrero. – Es sencillo, únicamente queremos que conquistes este ridículo planeta para nosotros y que mates a todo el que se interponga. ¿Es fácil, no?...Hasta un idiota como tú, miembro de una especie de bárbaros, puede comprender eso. De hecho, a eso se dedicaba tu raza de monos, ¿no? A conquistar planetas y venderlos al mejor postor.

            La sailor entre tanto se había ido recobrando a duras penas. Pudo llegar a escuchar aquello y no se arredró.

- No, no lo hagas. - Intervino Setsuna tratando de elevar su voz hasta que fue acallada con un nuevo golpe que la dejó aturdida una vez más. –
- ¡Cállate, perra humana!- Le ordenó Gralas al tiempo que insistía. - Ya sabes saiyajin, espero que cumplas mis órdenes.
- Eso nunca.- Repuso Lornd apretando de nuevo los puños. - Jamás haré algo así.
- Entonces y sintiéndolo mucho.- Terció el tirano en tanto que uno de sus soldados asía a la prisionera por el cuello impidiéndola respirar. –

            La sailor se debatía impotente, tratando de hinchar sus pulmones pero era inútil y el saiyajin asistía a ello con horror y total frustración.

-Mira qué curioso, ¡se está poniendo azul!- Rio Gralas.-
-¡Espera!- gritó Lornd apresurándose a afirmar. - Lo haré, pero no le hagas daño.
- Bien, bien,- repuso su antagonista satisfecho mientras su soldado soltaba a Setsuna que ahora tosía y jadeaba tratando de recobrar la respiración. - Celebro que seas tan comprensivo. ¿Quién ha dicho que los guerreros del espacio no entienden razones? ¡Ja, ja, ja, ja!
-¿Empezamos con el plan, señor? - Terció Zaedon obteniendo el asentimiento de aprobación de su amo - ¡Entonces vamos!  Le ordenó bruscamente al saiyajin recordándole.  – Te estaremos observando continuamente y al menor movimiento sospechoso por tu parte esa humana morirá.

            Muy a su pesar éste tuvo que acompañar a Zaedon y al otro guerrero que no tardaron en sembrar el pánico por diversas ciudades de la Tierra. En el cuartel del tirano éste se reía a carcajadas ante la impotencia de la apenas consciente Setsuna.

-¡Ja, ja, ja! Vaya un idiota. Con un cuerpo tan fuerte y un espíritu tan débil.
-¿Qué sabrás tú?- Balbuceó la guerrera tratando de erguir su cabeza para enfrentar la mirada de aquel inicuo ser.- ¡Maldito cobarde!…

            Recibió otra bofetada de uno de los secuaces de ese individuo como recompensa a sus palabras. Setsuna sentía un dolor lacerante en el labio, que le sangraba y en el pómulo derecho que estaba comenzando a hinchársele. Pese a ello no lo evidenció. No le daría a ese cerdo la satisfacción de quejarse. Pese a todo, su enemigo la observó con regocijo y replicó con taimada sorna.

-Será eso que los humanos llamáis amor…ese payaso siempre tan sentimental. Así nunca podrá vencerme.
-No te confundas. Si le provocas demasiado te arrepentirás.- Contestó ella sin arredrarse.-
-¡Oh!, puede ser.- Admitió Gralas para espetar ahora con sádico tono de burla.- Pero te aseguro que tú ibas a arrepentirte más todavía, humana.
-Estoy dispuesta a dar mi vida por mi mundo y por los míos.- Le desafió ella.- Es más de lo que puede decir tú, gusano repugnante.

            Su antagonista no respondió a eso, simplemente hizo un gesto con su cabeza bulbosa. Al instante Setsuna sintió una terrible descarga eléctrica que la hizo gritar. Aquello sacudió todo su cuerpo inundándola de dolor. Sus músculos se tensaron y sus extremidades parecía que iban a arder. Apenas sí duró unos pocos segundos, pero a ella se le hicieron siglos. Sin poder evitarlo le caía saliva por las comisuras de los labios y trataba de respirar profundamente para calmar esa agitación. Cuando pudo rehacerse mínimamente su captor la sujetó del mentón elevando su caída cabeza con brusquedad para decir, ahora con un falso tono meloso.

-Querida mía. No voy a matarte, eres mi instrumento de control. Si sigues viva  eso garantiza que ese idiota no se vuelva en mi contra. Aunque, ya ves. Puedo hacerte otras muchas cosas que no te van a gustar nada. Esto solamente fue una pequeña caricia. Lo he calculado cuidadosamente para una criatura humana. Y no estaba ni mucho menos en el máximo umbral del dolor…pero si continuas siendo tan insolente te aseguro que podría hacer que suplicases por morir…

Ante eso la joven no se atrevió a  contestar. Creía a ese monstruo perfectamente capaz de cumplir con su amenaza. Debía reservar fuerzas.

-¿Qué sucede? ¿Te has quedado sin lengua?... Espero que no te la hayas mordido, ¡je, je!…- Rio cínicamente aquel tipejo.- No queremos que pierdas esa belleza que, según Lornd, te adorna. Aunque personalmente considero que los humanos sois realmente repugnantes.


            Y Setsuna se permitió el lujo de sonreír levemente para declarar con tono sarcástico y desafiante una vez más…

-Recuérdame que te regale un espejo algún día…

            Eso fue un error, la recompensa no tardó en llegar en forma de nuevo calambre. La chica gritaba y se retorcía entre espasmos de dolor. Esas descargas eran como cuchillas que la reventasen las venas. Tras aullar realmente fuera de sí, gracias al cielo eso remitió. Ahora Setsuna solamente era capaz de emitir gemidos y su cabeza estaba caída, pegada a su pecho.

-Debes guardarme respeto…- La amonestó el alíen con fingido paternalismo en su voz.-  No te lo volveré a repetir. Desde ahora me llamarás Majestad. O Señor, si lo prefieres. Tienes que ir ensayando…

            Su prisionera pugnaba por poder hablar, pero su mandíbula apenas sí respondía. Tantos voltios se la habían adormecido…Quizás fue mejor así. Porque la réplica que estaba pensando dar a ese cerdo no le iba a gustar demasiado. Finalmente el propio Gralas pareció cansarse de ese juego y ordenó a uno de los suyos que llevasen a la humana de vuelta a su celda.

-No nos servirá si muere. Que se recobre un poco.- Dictaminó.-

Así que dos de sus esbirros, entre ellos el mismo que antes la sacase de aquella celda, la devolvieron a ella sin muchas cortesías. Se limitaron a  elevarla sujeta de los brazos y a arrastrarla por el camino. Setsuna llevaba dobladas las piernas y apenas era capaz de mantener sus rodillas elevadas del suelo merced a las punteras de sus botas. Finalmente sus guardianes la arrojaron dentro de ese calabozo. Por fortuna cayó sobre el camastro.

-No… tenéis… ni idea de… como… tratar….a…una dama…- Fue capaz de musitar antes de perder el sentido.-

 Por su parte el guerrero del espacio seguía sumisamente a sus guardianes. Éstos se reían a su costa. Aunque entre burlas le explicaron que sólo intervendría en el caso de ser atacados por rivales más fuertes que la fútil resistencia que les oponía cualquier ejército terrestre.

-El placer de destruir a esos patéticos  humanos será todo nuestro. Aunque no te inquietes, tú podrás mirar. Tendrás la mejor localidad, ¡ja, ja, ja!.- Se regocijaba Zaedon.-
-Es verdad.- Convino el otro individuo del mismo modo.- Sin embargo, seguro que cuando tus amigos hagan acto de presencia podrás divertirte un poco.

El saiyajin no dijo nada aunque deseaba no tener que llegar a eso. No obstante y desgraciadamente se temía que su hermano y el resto no se iban a quedar de brazos cruzados.

-Son los defensores de este planeta. En su lugar yo también actuaría.- Pensaba consternado.-

Así pues, pronto le llegaría el turno. Los hechos le dieron la razón al poco tiempo ya que Roy y los demás fueron alertados de esa situación y se dirigieron a interceptar a los invasores. Su sorpresa fue enorme al descubrir que Lornd estaba con ellos.

-¡No puede ser!- Exclamó Roy preguntándose en voz alta con visible incredulidad. - ¿Qué hace mi hermano con semejante basura?...
-¿Qué vamos a hacer?- Le preguntó Diamante visiblemente preocupado. - Yo no quiero atacarle y además es mucho más fuerte que nosotros.
- No podríamos derrotarlo ni todos juntos. - Sentenció Zafiro. -
- Dejádmelo a mí. Tendré que hablar con él, seguro que me escuchará - dijo Roy convencido de ello. -


            Pero en cuanto se acercó hacia Lornd éste reaccionó atacándole con una ráfaga de violentos rayos que el atónito agredido esquivó con dificultades.

- Pero, ¿cómo es posible que tú?,- le gritó su hermano menor mientras se zafaba de aquellos rayos de energía - ¿Qué te ocurre?
-¡Cállate y pelea!- Le contestó el interpelado lanzándose contra él. -

            Con una enorme rapidez, Lornd estrelló a su hermano contra el suelo entre las carcajadas de Zaedon y de Luas, que era el otro guerrero que les acompañaba. Aunque no tuvieron mucho tiempo para seguir disfrutando del espectáculo al ser atacados al unísono por Diamante, Nephrite, Zafiro y Ail.

-¡Ahora veréis lo que es bueno! - Espetó el príncipe de Némesis.-
-¡Bah!, solo sois escoria humana. Ningún problema.- Se rio Zaedon.-
-Ya veremos quienes quedan reducidos a escoria cuando terminemos con vosotros.- Replicó Nephrite.-

            Y sin más cumplidos se enzarzaron en una disputada pelea. Entre tanto Roy, pese a estar sorprendido por la reacción de su hermano, se dio cuenta de que los golpes de éste no llevaban demasiada fuerza. También los rayos de energía que le lanzaba eran enviados sin sentido explotando antes de hacer blanco, y provocando tanto ruido y caos que los dejaba al margen de ser vistos y oídos por el resto de los combatientes. Lornd aprovechó la circunstancia de que ambos salieron del campo de visión de los guerreros de Gralas, centrados ahora en su propia batalla, para contarle lo que sucedía.

- Esos tipos tienen a Setsuna y la matarán sin dudarlo de no hacer lo que me ordenan.
- Pero por mucho que la quieras eso no justifica la destrucción del planeta entero. Y ella misma lo reprobaría. - Le objetó su contertulio en tanto le lanzaba un rayo para disimular. – No creo que pudiera soportar eso sobre su conciencia…
- Ya lo sé, yo no quiero destruir la Tierra, ni hacer daño a personas inocentes, y tengo un plan para evitarlo, pero debes confiar en mí y hacer lo que yo te diga,...
- Te escucho. - Le susurró Roy esquivando ahora otra ráfaga de energía de su fingido oponente. -

            Entre tanto los demás continuaban la lucha, estaban bastante igualados contra los guerreros de Gralas pese a ser dos contra cuatro. De pronto se escuchó un estruendo tras ellos que les hizo mirar a todos. Lornd había golpeado a su hermano sepultándole entre un montón de rocas, acto seguido concentró energías para rematarlo con un potente rayo.

-¡Oh no! - Gritó Nephrite alarmado - ¿Qué va a hacer?...
- Tenemos que impedírselo- intervino Zafiro. -
-¿Pero cómo?- Aulló Ail -  ni entre los cuatro tenemos fuerza como para hacerle frente.
- Pues yo voy a intentarlo. ¡Kaio ken triple intensidad! - Exclamó Diamante que sin dudar se lanzó contra el rayo de energía que Lornd había disparado contra Roy usando aquella técnica para multiplicar sus fuerzas. – ¡Vamos!

            El príncipe logró desviarlo e hizo que se estrellase a varios kilómetros de allí produciendo una terrible explosión. Lornd se colocó junto a él en menos de un segundo gritándole.

-¿Qué es lo que has hecho, imbécil?..
- No iba a dejar que matases a tu propio hermano. - Le respondió su interlocutor enfrentando su mirada con un tono de desafío. -

            El rey de los saiyajin le agradeció en silencio que fuera tan buen amigo, tanto de su hermano como de él mismo. Pero no podía entretenerse con cortesías. Antes de que Diamante reaccionase ya le había lanzado al suelo de un golpe, aunque tuvo cuidado de hacerlo lejos de donde había caído Roy. Después, lanzó otro rayo sobre su propio hermano provocando idéntica explosión a la anterior.

-¡Tenemos que ayudarles!- Terció Nephrite a Zafiro y Ail que volaron hacia sus camaradas caídos aunque Lornd seguía allí mirando hacia el suelo. -
-¿Cómo te has atrevido a hacer esto?, ¡lo vas a pagar!- Gritó Zafiro furioso, lanzándole una gran andanada de rayos. -

            Nephrite y Ail se sumaron al ataque bombardeando a Lornd que ni siquiera hizo amago de defenderse, tras unos segundos de intenso ataque, el humo provocado por las explosiones se disipó pero el saiyajin seguía allí indemne.

-¡No puede ser!- Balbuceó Ail. -

            Su rival contraatacó sin darles tiempo siquiera a pensar en nada más, golpeó uno tras otro a sus contendientes haciéndoles caer al suelo sin sentido. Al poco, de vencerles a todos Luas se acercó a Lornd preguntándole divertido.

-¿Porqué no acabas con ellos de una vez?
- No me preocupan,- respondió con tono monocorde. - No están a mi nivel, vosotros podréis con ellos así que no perderé el tiempo. Lo mejor será dirigirnos a las capitales de los países más poderosos para que se rindan  sin demorarnos más por tonterías. Quiero acabar con esto cuanto antes y que liberéis a la prisionera.
- Por una vez tienes razón.- Convino Zaedon añadiendo con confiado regocijo - a esos payasos ya los mataremos más tarde, primero que sufran viendo impotentes como acabamos con la civilización de su planeta.
           
            Los tres se alejaron volando. En cuanto se perdieron por el horizonte, Diamante y Zafiro, junto con sus compañeros que ya estaban recuperados, buscaban desesperadamente a Roy excavando entre las piedras. Entonces su amigo salió de entre ellas, algo magullado pero en buenas condiciones.

-¡Menos mal!- suspiró Ail al verle. - Creíamos que tu hermano te había matado a juzgar por la fuerza de sus ataques.
- No os preocupéis por eso, solo era comedia, mi hermano me ha pegado más fuerte cuando entrenamos.- Todos pusieron cara de asombro, Roy advirtiéndolo les contó lo que ocurría. -Debemos buscar a Setsuna, yo me encargaré de hacerlo pues les hemos hecho creer que he muerto, vosotros advertid a los demás.

            Todos convinieron en ponerse en marcha, se desplegaron en busca de las Guerreras de la Luna y las Justicieras para avisarlas de la situación. Roy por su parte fue al cielo en busca del mago Landar, para conseguir alguna pista sobre el paradero de Plutón. Los demás se habían reunido con carácter de urgencia en la isla de Ian Masters y tras ser puestos al corriente de lo ocurrido debatían sobre lo que se debía hacer.

- No podemos hacer nada por detenerles. - Intervino Haruka añadiendo con irritación y pesar  - si opusiéramos resistencia pondríamos a Lornd en un aprieto. Le obligarían a atacarnos y se darían cuenta cuando fingiera.
- Sí, es cierto- corroboró Michiru visiblemente preocupada - si se tratase de Roy y los demás sería más fácil para él lanzar un ataque más convincente. Además, la mínima sospecha haría que matasen a Setsuna.
- Es verdad. Ha fingido pelear contra nosotros y por ahora logró engañar a quienes lo acompañan. - Intervino Diamante - pero necesitamos ganar tiempo hasta que Roy encuentre a vuestra compañera.
- Desde luego si intentásemos intervenir acabarían con nosotras con un simple rayito, será mejor no meterse. - Suspiró Minako mirando impotente a sus compañeras. Pese a que enseguida matizó. – Al menos de forma directa.
- Espero que Masters tenga alguna solución de esas suyas que cuestan una millonada. - Terció Tom especulando más con el deseo de que así fuera que con la certeza. - Quizás con su tecnología podamos localizar a Setsuna.
- Yo puedo intentarlo con mi fuego sagrado,- se ofreció Rei - ¿Podéis darme algo suyo?,- les preguntó a Haruka y Michiru. -
- Uno de sus bolsos.- Repuso Neptuno - espero que te sirva.
- Me valdrá, ahora no hay tiempo que perder, vamos a por él.- Afirmó su compañera.-
- Yo pondré a todos mis científicos a trabajar,- terció Masters convocando a dos de ellos. - Mimette Daniel, ¿podéis venir un momento, por favor?
- Enseguida jefe.- Contestó el chico levantándose de una consola de ordenador. -
- Ya estamos aquí,- anunció Mimette agarrada del brazo de ese muchacho. -
- Mirad si podéis conseguir alguna pista que nos permita localizar el rastro de Setsuna.- Les pidió el millonario. -
- Haremos lo posible.- Respondió Daniel llevándose a Mimette de la mano. -
- ¡Que parejita más graciosa!- Sonrió Haruka permitiéndose un ligero interludio de humor. -
- Sí, tienen su encanto, los dos no se separan ni a sol ni a sombra.- Aseveró Michiru. -
- Bueno, tenemos que ocuparnos de cosas más importantes, – dijo su compañera recobrando su semblante serio. -
- Me temo que ahora lo único que podemos hacer es esperar. - Intervino Tom logrando el asentimiento del resto. -

El millonario por su parte recibió la llamada de otra persona  a la que se refirió en voz alta.

- Jenny por favor, ahora estoy algo liado ¿puedes venir un momento?

Al cabo de unos minutos una jovencita ataviada con una blusa y falda hasta la rodillas, de pelo castaño claro y que llevaba unas gafas parecidas a las de Mimette, compareció en la sala. Portaba una agenda y saludó educadamente a todos los presentes para informar a su jefe.

-Señor Masters, tiene una cita con los inversores en quince minutos.
-¡Anúlala!. – Espetó él con patente énfasis. –
-Pero señor. ¿Qué les digo?- Le inquirió la muchacha que parecía estar desconcertada. –
-Confío en ti. Invéntate cualquier cosa, estamos en medio de una crisis.
-Pues eso me parece un motivo perfecto. – Sonrió la muchacha, que percatándose de la presencia de alguien que le era conocido enseguida saludó. – Hola Esmeralda. ¡Cuánto me alegro de verte!
-Hola Jenny. - Sonrió la aludida, ante las sorprendidas miradas del resto, agregando. – Una pena que sea en estas circunstancias.

Ante la mirada atónita de aquella muchacha, fue Nephrite el que pasó a referir con su refinado sarcasmo habitual.

-Tenemos una invasión extraterrestre que no estaba programada. Como a tu jefe, nos han trastocado a todos la agenda. Y debo decir que me viene muy mal. Tenía otros planes para el fin de semana.
-Entonces, si la cosa puede ir para largo – replicó la chica que parecía no arredrarse al escuchar aquello, más cuando preguntó.  - ¿Quiere que anule todas sus citas para hoy, señor Masters?
-Buena idea, Jenny.- Lo dejo en tus manos. – Replicó el millonario con total convicción. –

La muchacha asintió y tras despedirse del grupo se marchó, seguramente a hacer algunas llamadas para cancelar cualquier tipo de compromiso de su jefe. Los demás esperaron por lo menos dos horas tratando de concebir algún plan, hasta que escucharon el gritito de Mimette que se levantaba eufórica tras haber completado una serie de cálculos.

-¡Ya está! ¡Mimette lo ha conseguido! Juraría que esa frase ya la he dicho antes, – musitó algo pensativa - pero no importa.

            Todos la miraban ansiosos, esperando a ver a qué se refería esa estrafalaria muchacha.

-¿Y bien? ¿Qué es lo que has conseguido?,- le inquirió Esmeralda con una no disimulada impaciencia. -
- He localizado el rastro de esos guerreros. Lornd va con ellos, pero además he descubierto algo muy interesante.
-¿El qué?- Preguntó Beruche. -
- Ya lo veo, mi mujer ha detectado el rastro de una comunicación hacia el espacio exterior.- Añadió Daniel consultando su pantalla. – No ha sido fácil pero creo que hemos desencriptado su señal.
- Se estarán comunicando con su base, allí deben tener a Setsuna.- Conjeturó Diamante. –

En eso que Ami intervino también, había estado recibiendo información de su visor y les comentó.

-Nos han llegado informes de un gran objeto estacionario en la órbita de…
           
            Pero no pudo concluir la frase, Roy apareció en ese momento preguntando...

- Landar me ha dicho que vosotros habéis localizado su base. ¿Es eso cierto?..
- ¡Juhu guapetón he sido yo!- Le reclamó Mimette  que le indicó que se aproximase junto con los demás. -Acercaros todos y mirad aquí.

            Todos se arremolinaron en torno a la pantalla que señalaba la muchacha, incluso el profesor Tomoe, Kaori y el señor Masters se acercaron para ver de qué se trataba.

- Vaya Mimette, has encontrado una buena pista, te felicito - Declaró Tomoe. -
- Gracias doctor- sonrió esta con las mejillas coloradas. -

La alocada muchacha tecleó algo en su consola y Daniel procedió a explicar de que se trataba señalando un rastro de color escarlata.

- Como podéis ver Mimette ha conseguido filtrar las ondas de comunicación y hacer un espectro visible con ellas.
- Sí, pero ¿hacia dónde van esas ondas?- Quiso saber Zafiro que era de los pocos que comprendía toda aquella parafernalia técnica. -
- Esos tipos deben de estar bastante cerca - conjeturó Ail, preguntándose en voz alta. – Sino, ¿cómo llega la comunicación tan rápido?
- Es verdad- corroboró Roy - mi hermano me dijo que casi era instantáneo. No más de tres segundos.
- Lo que implica. – Terció Beruche que parecía estar calculando algo de memoria - que a la velocidad de la luz su radio de alcance debe de estar en…
- La Luna, – completó Ami que finalmente pudo añadir el resto de lo que quería haber dicho justo cuando Roy apareció. – Eso concordaría. Nuestras estaciones en la cara oculta acaban de informar que han detectado un gran ovni orbitando allí.
- Claro- convino Masters. - Nuestros ordenadores han detectado la fuente de emisión. Por eso la comunicación es casi instantánea.
- Debéis ir para allá inmediatamente.- Le indicó Daniel a Roy añadiendo confiadamente - con la translación instantánea te será fácil.
- No es tan sencillo, - le rebatió éste explicándole. - Debo detectar una energía conocida, de lo contrario no puedo utilizarla.
- Además, no podrías soportar las condiciones del espacio exterior ¿verdad? - Le dijo Cooan. -
- Eso es un serio problema - Opinó Tomoe desvelando con mayor optimismo - pero quizás no insoluble. Verás, tenemos un cohete espacial casi a punto.


- Sí, ya hicimos las pruebas y está en condiciones de volar. - Añadió Zafiro.- Incluso hasta Marte.
- Espera un momento, hermano - Le cortó Diamante con preocupación. - No es tan sencillo, aún necesita algunos ajustes. No tiene capacidad de regreso.
- Eso no es problema. - Contestó Roy, por el contrario  despreocupadamente - conozco vuestra energía y puedo volver desde allí con Setsuna.
- Entonces no hay tiempo que perder. - Intervino Nephrite, que parecía mantener una conversación con alguien por un comunicador en tanto preguntaba. – Aunque la cuestión es. ¿Cuánto tardará en llegar?
- Con la velocidad que logra alcanzar ese cohete, un sólo día.- Respondió Masters. - Pero su empuje gravitatorio es de varios Ges en el despegue.
- Eso no es ningún problema para mí tras pasar una temporadita en el Rincón del Alma y del Tiempo. - Repuso Roy instando con visible impaciencia. - ¡Adelante! Preparadlo lo antes posible.
- ¿Qué hacemos mientras con esos tipos que van con Lornd? - Quiso saber Ail –
- Tratemos de distraerles si es posible. - Intervino Tom –
- No sería buena idea. – Le rebatió Petz, recordándole a su amigo. – Pondríamos en un aprieto al hermano de Roy.
- ¡Maldita sea!, es cierto. – Masculló éste apretando los puños. -
- Por lo que respecta a las autoridades, Amanda me dice que han caído varios países y que las tropas nada pueden hacer. – Les informó Nephrite pues era esa muchacha con la que estaba en comunicación, la que le daba cuenta puntualmente de la marcha de los acontecimientos. –
- Será mejor que sigan la corriente a esos tipos y se rindan. Al menos por ahora. – Comentó Diamante ante el asentimiento del resto. – Hemos de ganar tiempo.
- Y eso quiere decir que tengo que irme y rápido. – Urgió Roy. Cada segundo cuenta.-
-Vamos contigo.- Se ofreció Zafiro.-
-Sí. - Convino su hermano.- Por si tienes resistencia…te vendrá bien ayuda.

            Pero su amigo se negó alegando que él sólo tendría menores posibilidades de ser descubierto. Así que tras despedirse de todo el grupo que le deseó suerte y de besar prolongadamente a Beruche, montó en el cohete que pudo despegar al cabo de un par de horas, tras las comprobaciones y el inicio de la cuenta atrás.

- Ya solamente nos queda confiar en la suerte. - Reflexionó Kaori en voz alta, con el asentimiento de los demás. -

            Entre tanto los guerreros de Gralas continuaban su paseo triunfal por la Tierra derrotando a cualquier ejército que trataba de oponérseles. Ya tenían dominados la mayor parte de los países. Lornd no podía ocultar su disgusto y deseaba que su hermano tuviera éxito y lograse encontrar a Setsuna. Por fortuna él no había tenido que intervenir.

-¡Ja, ja! Estos terrestres son realmente patéticos. Apenas tiene energía propia. Y sus armas son de chiste.- Se reía Luas.-
-Sin el grupo de las guerreras y de esos idiotas para protegerles no valen nada.- Desdeñó Zaedon quien dirigiéndose a su “aliado” le comentó con sorna.- Lamento mucho que te hayamos hecho venir en balde. Seguro que hubieras preferido algo mucho más emocionante.
-No deberíais menospreciar a los terrestres.- Les sugirió Lornd con un tono neutro que se esforzaba por mantener.- Podrían daros alguna sorpresa.
-¿Acaso poseen algún arma secreta que no hayan usado hasta ahora?- Le interrogó Luas.-
-No que yo sepa, salvo misiles nucleares.- Comentó su interlocutor.-
-¡Bah!- No pueden usar eso contra nosotros. Somos demasiado rápidos y los destruiríamos nada más verlos aproximarse.- Se burló su interlocutor, sentenciando.- ¡Vaya planeta tan primitivo y miserable! No comprendo el porqué del interés de nuestro señor.
-Supongo que habrás tenido que ofenderle bastante, no suele tomarse tantas molestias por nadie.- Declaró Zaedon, dirigiéndose ahora al saiyajin con un tono más considerado que anteriormente.-
-Es un honor para mí el haber sido capaz de provocar esa clase de reacción en él.- Pudo decir Lornd ahora, siendo sincero, al menos en parte.- De modo que Gralas está molesto conmigo. Eso me llena de orgullo y satisfacción
-Será mejor que no te oiga decir eso. No tolera interrupciones, ni le gustan los insolentes.- Replicó Luas que parecía más dado a  hablar.- De modo que lo lamento mucho por tu planeta.
-No es mi planeta.- Afirmó el saiyajin de modo categórico, agregando casi con tinte despreocupado.- Lo único que me importa es que la Guerrera Plutón no sufra daño. Por lo demás, si Gralas quiere este pedazo de roca, que se lo quede.

            Ante aquellas palabras sus acompañantes se miraron con sorpresa. Fue Zaedon quién dijo con tono entre reflexivo y más conciliatorio.

-Vaya, eso podría interesarle a nuestro jefe. Aunque, ¿qué pasa con tu hermano y los demás?
-Si consiguiera que tanto él como los otros dejasen de ser un problema. ¿Estaría Gralas dispuesto a llegar a un acuerdo? Después de todo, podríamos llegar a entendernos. - Quiso saber Lornd.-

            Una vez más los alien intercambiaron sendas miradas entre atónitas y reflexivas.

-Eso es algo que podría discutirse.- Asintió Zaedon.- Contactaré con el amo Gralas tan pronto tenga oportunidad.

            Su interlocutor asintió cruzándose de brazos. Ahora adoptaba una postura hierática y casi impenetrable. Eso sorprendió a sus enemigos. Por su parte Plutón despertó aun con dolor en las sienes y casi en todo el resto de su cuerpo. La mejilla izquierda estaba inflamada, su ojo derecho también.  Se notaba bastante débil pero ese sueño le había hecho bien pese a todo.

-No sé cuánto tiempo habrá pasado.- Se decía aun aturdida.- Si al menos tuviera mi cetro…

            Y es que esos tipos se lo habían confiscado. Ignoraba dónde podrían haberlo guardado. Al menos ella podría sentirlo cuando invocase su poder, de momento era mejor no jugar esa carta. En cuanto pudo hacer acopio de fuerzas se levantó para explorar su entorno. Seguía encerrada en su calabozo, trataba de encontrar algo que sirviese para ser localizada. Pero ese cuarto parecía no tener fisuras. Plutón sólo podía dar vueltas y rezar porque la encontraran...recordaba otra conversación que mantuviera con sus soberanos, poco después de separarse de Lornd. La muchacha se había reunido con ellos en la casa de Mamoru. De modo informal, al menos aparentemente, dado que el tema era algo de lo más serio. Estando sentados en un sofá del salón, ella escuchaba atentamente a sus soberanos.

-Entonces, Setsuna. ¿Sabes el alcance de lo que te estamos pidiendo, no es cierto?- La inquirió Mamoru.-
-Sí...Majestad.- Pudo replicar ella.-
-No es necesario que me llames Majestad aquí. Deja eso para la etiqueta de palacio.- Replicó él de modo más jovial, aunque enseguida volvió a la seriedad en su expresión y agregó.- No te elegimos al azar. De todas nuestras guardianas, solamente tú podrás ser capaz de tener éxito en esta misión.
-Nos jugamos mucho en esto.- Terció Usagi observándola a su vez con gravedad, incluso diríase que con algo de pesar. Sobre todo al añadir - Cree que no te lo habríamos pedido de no ser estrictamente necesario y fundamental.
-Comprendo perfectamente la importancia de lo que hay en juego.- Asintió la interpelada.- Y no os mentiré. Al principio me invadió una sensación de angustia por tener que renunciar a tanto y por desconocer qué me iba a encontrar. Pero tras unos días las cosas han sido muchísimo mejores de como pude haberlas imaginado.

            Eso hizo sonreír a sus interlocutores. Usagi posó una mano sobre las de su compañera y amiga para afirmar más aliviada.

-No sabes lo que eso nos alegra. Aunque, aun así, no ignoras que vendrán momentos muy difíciles. ¿No es cierto?
- Sí…- musitó Plutón.-
-Y no podrás hacer nada por evitarlos. Tendrá que ser así.- Afirmó Mamoru.-
-Lo sé. Y estoy dispuesta porque el bienestar de todos está por encima del mío propio. Estoy aquí para serviros y para hacer lo necesario a fin de mantener la paz.- Sentenció la joven con decisión.- Incluso mentir si hace falta… aunque espero que eso no sea necesario.- Suspiró ahora elevando la vista hacia el techo.-
-Ojalá que no precises del engaño o de la ocultación.- Convino Usagi que, no obstante matizó.- Pero a veces nos vemos obligados a llevar a cabo cosas que no nos gustan en absoluto… todo por el bien superior…

            Su oyente asintió despacio, ahora volvía de sus pensamientos sentada en ese camastro, en aquella celda que la mantenía prisionera…

-Bueno, las cosas están en marcha.- Pensaba.- Espero que todo salga bien…

            Por su parte, Usagi y Mamoru estaban aparte del resto. Intercambiaban miradas y asimismo observaban a alguna de sus amigas. Fue la muchacha quién le dijo a su novio.

-Todavía es demasiado pronto. No podemos arriesgar nuestro operativo en la Cara Oculta de la Luna.
-No, no están preparados aun.- Convino él.- Espero que Roy tenga éxito y pueda liberar a Setsuna sin descubrir aquello.
-Estarán ocultos.- Le comentó Usagi.- Les advertimos antes de que nuestro amigo partiera. No se darán a conocer. Salvo en caso de extrema necesidad.
-Esperemos que eso no suceda. Ella no está lista.- Sentenció Mamoru con el cómplice y preocupado asentimiento de su contertulia.- Le falta demasiado aún para estarlo.

            Pasaron las horas y transcurrió un día entero,  por fin Roy visualizó la Luna. Pertrechado con un traje espacial desembarcó y usando un radar de seguimiento localizó el foco de transmisión de las ondas, una gran cúpula. El muchacho descubrió una puerta de acceso y a vehículos entrando. Gracias a su velocidad entró raudo antes de que las grandes compuertas se cerraran. Una vez se aseguró de que había presión y atmósferas adecuadas, se quitó el traje y lo escondió. Deambuló por la base haciéndose pasar por un mercenario más. Logró enterarse de donde estaban los calabozos escuchando algunas conversaciones merced al traductor que le facilitaron en la Masters Corporation, y se dirigió hacia allí. Entre tanto, Gralas, sentado sobre una especie de trono, escuchaba a uno de sus lugartenientes.

- Mi señor, la Tierra ya está bajo nuestro control. ¿Nos desharemos ya de la mujer humana y del saiyajin?
-¡No seas tan impaciente!…- rio el tirano - Para ese fin he solicitado la presencia del poderoso Trihar. Para que se encargue de él. Pero primero le haré sufrir matando a esa hembra delante de sus narices sin que pueda evitarlo.
-¿El poderoso Trihar?,- balbuceó aquel oficial poniéndose blanco por  momentos. - ¿Está usted seguro, amo Gralas?
- Déjalo todo de mi cuenta.- Repuso éste con tono confiado para indicarle. - Ahora ve a por la prisionera, ya es la hora de empezar la diversión.
- Pero si la matamos el guerrero del espacio destrozará a Lúas y Zaedon.
-¿Y qué importa? - Replicó el tirano sin ningún rastro de preocupación. - Son reemplazables. ¡Vamos!, ve de una vez.
- Sí, amo - repuso el esbirro inclinándose para después alejarse de allí rumbo a los cuartos de prisioneros. -

            Justamente entonces Zaedon se comunicó con su amo. Gralas le dio paso en su pantalla con extrañeza.

-¿Qué te sucede? ¿Algo va mal?
-No, amo Gralas. Al contrario. Diríase que tengo unas interesantes noticias.- Comentó ese tipo.-
-¿Qué noticias son esas?- Quiso saber su jefe.- ¡Habla!

            El guerrero le explicó esa conversación que mantuviera con el saiyajin. Al principio Gralas se mostró escéptico aunque luego pareció interesarse y habló con tono pensativo.

-Así que te ha dicho eso. Quizás no sea una mala idea después de todo.
-Según él, si perdonamos a su hermano y al resto de sus amigos, la Tierra podría ser nuestra sin luchar. Solamente le preocupan ellos y la guerrera Plutón.- Le repitió su subordinado.-
-Muy bien, dile que lo pensaré.- Repuso Gralas, que de seguido ordenó a su enviado.- Ahora terminad ya de conquistar ese ridículo planeta. Luego ya veremos.

            Zaedon hizo una inclinación justo antes de que su imagen desapareciera de la pantalla. Gralas entonces esbozó lo que podría parecer una cínica sonrisa moviendo su bulbosa cabeza y sentenciando.

-¡Será idiota! Se ha creído las patrañas de ese saiyajin. Enseguida comprobarás Zaedon cuál es la realidad. Aunque si ese memo de Lornd piensa poder engañarme por un instante se equivoca. Enseguida llegará el poderoso Trihar para ajustarle las cuentas.- Y entonces repitió en voz más alta a sus esbirros más cercanos.- Traed a esa miserable humana.

Entre tanto Roy se llegó a su vez hasta la zona de los calabozos, ocultándose tras unas escaleras. El sitio era muy grande y no tenía idea de donde podría estar Setsuna, no lograba detectar su aura ni con su técnica de translación. Decidió esperar y al cabo de media hora la paciencia le dio fruto. Un guerrero apareció allí y llamó a los guardianes.

- Traedme a la prisionera, Gralas desea que la lleve a su presencia.

            Los  vigilantes obedecieron y al cabo de unos momentos reaparecieron con Setsuna encadenada.

-¿Qué queréis ahora?,- les espetó ella con un tono hostil. -
- Es el momento de que te reúnas con tu amiguito.- Rio el oficial. -

            Entonces salió Roy, de dos rapidísimos puñetazos eliminó a los guardias en tanto que el lugarteniente de Gralas se encaraba contra él.

- ¡Un intruso!- gritó - ¡alarma general!..
- No seas tan bocazas - le respondió el chico lanzándole una serie de golpes que dieron con ese tipo en el suelo completamente fuera de combate. -
- ¡Roy, gracias a Dios!- Exclamó Setsuna jubilosa. –
-Malditos cabrones, ¡cómo te han dejado!- Pudo decir él visiblemente furioso al constatar el estado de la joven.-
-No te preocupes por eso, estoy bien.- Fue capaz de decir ella.-
- Es hora de volver a casa. - Declaró éste agarrando a la chica y desapareciendo con ella concentrándose en la energía de sus amigos. - ¡Sujétate!

            Reaparecieron en la isla de Masters donde todos les recibieron con júbilo. Roy destrozó las cadenas que la aprisionaban y después añadió con una sonrisa tras darle una alubia a la sailor.

- Ahora avisaré a mi hermano, seguro que querrá saber esto.

            Setsuna la comió al principio trabajosamente luego enseguida sintió aquel cosquilleo reparador notándose como nueva en apenas unos instantes.

-Me alegra mucho ver que estás bien.- La sonrió Usagi dándole un sentido abrazo.-
-Muchas gracias.- Replicó la aludida.-


            Después el resto de sus amigas la saludaron efusivamente también. Roy sonrió guiñándole un ojo a Usagi que asintió. Entonces y sin perder ni un segundo se transportó concentrándose en la energía de Lornd. Justo apareció junto a él vio que había conectada una gran pantalla. Los sicarios de Gralas reían, obviamente no sabían que Setsuna había sido rescatada pero, en cuanto Lornd sintió la energía de su hermano y le vio lo supuso. Roy asintió elevando un pulgar para confirmárselo. Zaedon y Luas también le vieron aunque evidentemente ajenos a las nuevas que traía.

-¿Todavía estás vivo?,- gritó Zaedon contrariado ordenando al rey de los saiyajin. – Lornd, mátale.
- Me temo que ya no vas a poder darme más órdenes, payaso. Lo siento mucho por ti - Replicó éste haciendo crujir sus nudillos con deleite. –
-Pero ¿qué dices? Estabas hablando de hacer un trato hace un momento.- Se sorprendió Luas.-
-Mucho me temo que ya no me interesa.- Se sonrió pérfidamente el saiyajin.- Las condiciones han cambiado.
-¿Me dejarás uno a mí?- Le pidió Roy con tono divertido.  -
- No, esta vez no. ¡Son míos, todos míos!,- rechinó Lornd que en un visto y no visto desintegró a Luas de una descarga de energía. -
-¿Qué es lo que has hecho, insensato? - Le grito Zaedon alarmado para amenazar cada vez con mayor expresión de terror. - Tu hembra morirá.
- Yo no lo creo. - Canturreó Roy cruzado de brazos. -
-¡Ahora te ajustaré las cuentas!,- tronó Lornd atacando a ese alien que no pudo ni reaccionar cuando el saiyajin desenvainó su espada y le dividió en varios cachos que desintegró acto seguido con un potente rayo de energía para remachar complacido. – ¡Hasta nunca, bastardo!

            La imagen de Gralas que había presenciado todo lo ocurrido les llamó desde la pantalla. Aunque no parecía en absoluto preocupado, ni tan siquiera contrariado cuando comentó.

- Muy bien, sabía que eras un mentiroso, Saiyajin. Como todos los de tu miserable raza.
- Tenía que decir algo para ganar tiempo con tus esbirros.- Replicó el aludido esbozando una sonrisa de triunfo, más al añadir.- Ahora te va a tocar a ti el turno de ser suprimido.

            Sin embargo, su interlocutor le observaba con una siniestra mirada en aquellos ojillos. Parecía regocijarse al oír aquello y replicó entre divertido y sarcástico.

-Ha sido un buen espectáculo, os servirá de calentamiento para enfrentaros con mi próximo enviado.
- Ahora que Setsuna es libre puedes mandarme a todos los payasos que quieras, les haré lo mismo que a estos y cuando te ponga las manos encima ya no te hará tanta gracia. - Amenazó Lornd. -
- Bueno, no seas tan egoísta, déjanos alguno a los demás. - Le pidió Roy con divertida sorna. -
- Reíros ahora que podéis, dentro de poco se os quitarán las ganas. – Contestó Gralas sin alterar su cruel y cínico semblante. -
-¿Ah sí?- contestó Lornd desafiantemente al asegurar. - Ya verás cómo nos reímos cuando te aplaste con mis propias manos mientras me supliques piedad.
- No lo creo, - rebatió el tirano que le desveló no sin satisfacción - no lo vas a tener tan fácil pues antes tendrás que enfrentarte a Trihar.
-¿Trihar?- Repitió Lornd palideciendo, cosa que sorprendió a su hermano. – No puedes hablar en serio.
- Ya no estás tan convencido, ¿verdad?- rio Gralas. - Veremos si puedes vencerle, cosa que dudo mucho.
-¿Quién es ese Trihar?,- inquirió Roy que estaba desconcertado ante la cara de temor que su hermano exhibía. -
- Es uno de los guerreros más poderosos de la galaxia.- Respondió Lornd. - Su fuerza, según he oído, es prodigiosa, ni con mi tercer nivel de superguerrero estoy seguro de poder vencerlo.
-¿Pero qué estás diciendo?,- sonrió su interlocutor incrédulamente. - Eso no puede ser. Además, los otros y yo estamos aquí.
-¡Eso es! - Se burló Gralas - idos preparando. Trihar llegará en el plazo de dos días terrestres. Aprovechad para despediros de vuestros amigos y de vuestro miserable mundo, no creo que tras su paso quede mucho planeta para estar de pie sobre él. ¡Ja, ja, ja!
- ¡Cállate, maldito bicho asqueroso! - Espetó Roy destrozando la pantalla con un rayo. - Cambio y cierro, capullo. - Remachó irónicamente. -
- Si quieres ayudar en algo tendrás que entrenarte en el Rincón del Alma y el Tiempo conmigo,- le sugirió su contertulio. - Para que alcances el tercer nivel y puedas aprender una técnica nueva de lucha.
- No hay tiempo que perder,- repuso su hermano. - Avisaré a los demás, cuantos más seamos mejor, si ese tipo es tan duro como dices. Pero no creo que sea para tanto.
- Tú no conoces su reputación.- Aseveró un preocupado Lornd. -

            Su contertulio le dedicó una inquieta mirada. Si su hermano aseveraba aquello desde luego que no sería para menos. El rey de los saiyajin no se achantaba con facilidad. De modo que volvieron rápidamente para contarles a los demás lo ocurrido. Lo primero fue que todos se alegraron al saber que el ataque contra la Tierra había sido repelido y que Setsuna estaba libre y a salvo. Lornd le dio un significativo abrazo que hizo que el resto hasta mirase para otro lado entre divertidos y algo azorados. No obstante, al conocer las noticias de ese formidable guerrero que enviaba Gralas, la preocupación se extendió nuevamente entre ellos.

-¿Y tan fuerte es ese tal Trihar?,- preguntó Diamante llevándose una mano a la barbilla. -
- Según mi hermano sí,- respondió Roy agregando decidido. - Por eso vamos a entrenar duro. Así que acompañadnos, toda la ayuda puede ser poca.
- Vale, al cuarto de entrenamiento, ¿no?- Supuso Nephrite. -
- No podríamos entrenar lo suficiente fuera, sólo restan dos días para que llegue. - Les recordó Lornd. -
- Tened mucho cuidado. - Les pidió Petz - esos tipos no se andan con bromas.
- Y llamadnos cuando terminéis, - añadió Esmeralda. -

            Todos convinieron en ello y entre Roy y Lornd los transportaron al Cielo, allí pidieron permiso para utilizar el lugar. Landar apareció y les autorizó a ello, aunque no por un día entero.

- Ya os queda poco tiempo de uso.- Les recordó. - Y creo que con tan sólo tres horas os sobrará.
-¿No están por aquí los maestros Son Goku, o Piccolo?- Quiso saber Diamante.- ¿O quizás el maestro Trunks o el maestro Son  Gohan?
-No, mucho me temo que compromisos propios les reclaman.- Replicó el mago.-
-Sea como sea, tendremos que apañárnoslas sin ellos.- Afirmó Nephrite.-
-Sí, y el tiempo apremia.- Les recordó Ail.-
- Estoy de acuerdo,- asintió Lornd. - Vamos muchachos, tenemos trabajo. - Les arengó abriendo la puerta del cuarto. -

            Entrenaron duramente y el rey de los saiyajin les enseñó la técnica que dijo que había aprendido en sus últimos viajes. Agotados salieron a las tres horas terrestres que para ellos habían sido un mes y medio.

-¿Y ahora qué hacemos?,- inquirió Zafiro. -
- Pues descansar.- Repuso Ail afirmando convencido. - Ya hemos entrenado bastante.
-Día de descanso - Declaró Roy plenamente de acuerdo con esa idea para proponer. -  Vamos a llamar a nuestras mujeres.

La idea fue acogida con general aprobación y entusiasmo. Aunque volviendo un poco a la próxima lucha Diamante comentó con visible confianza.

- Esa técnica es impresionante, estoy convencido de que venceréis a ese tipo sin ayuda de nadie.
- Eso espero,- contestó Lornd. - Ahora vámonos de vuelta.

            Regresaron a la isla de Masters ya que las chicas no se habían movido de allí. Fueron recibidos con curiosidad por conocer el tipo de técnica que habían estado aprendiendo, pero, para los muchachos y después de mes y medio sin verlas solamente contaba una cosa.

-¡Vamos a la cama y después te lo explico! - Fue el ansioso tono general. -

            Y las muchachas convinieron en ello, no sin satisfacción, deseando que sus parejas fueran a entrenar en más ocasiones. Así pasó ese día y al siguiente, ninguno se marchó de la isla, ya que era el cuartel general de operaciones. Mucho más relajados tras pasar el tiempo con sus compañeras sentimentales, repasaron la técnica para conseguir que todo saliera a la perfección. Se fueron a la cama, (esta vez para dormir) con el convencimiento de que así sería. Y amanecieron despertados por Daniel y Mimette que informaron de un gran punto de energía que se aproximaba con enorme rapidez a la Tierra.

- Estará aquí dentro de unos cinco minutos.- Avisó la científica añadiendo impresionada. – ¡Lleva una velocidad increíble!
- Ya tenemos visualización en pantalla.- Intervino su pareja al cabo de ese tiempo. -

            En el gran monitor central, las cámaras recogieron levitando a gran altura sobre ellos a poderoso alien que Lornd reconoció como Trihar. De color cobalto, con seis brazos y un gran tamaño, tenía un rostro humanoide que parecía esculpido en aristas y sus ojos oblicuos y amarillos reflejaban una gran crueldad. Parecía comunicarse con alguien con una especie de transmisor que llevaba en su cabeza.

- Bueno- dijo Trihar con una voz semejante a un reverberante zumbido. - ¿Dónde están esos insectos que debo despedazar?  Espero que esas patéticas criaturas me duren lo suficiente como para divertirme un poco. No me gustaría haber malgastado mi tiempo en este largo viaje para nada.
- Descuida, eso te lo aseguro - fue la respuesta de Gralas, obviamente complacido por los deseos de su aliado por lo que añadió.  - Después eres libre de destruir este planeta si te place hacerlo.
- Por supuesto que soy libre de hacer lo que quiera. – Respondió su interlocutor con brusquedad. -Recuerda que no estoy a tu servicio. Sólo he aceptado venir hasta este mísero mundo porque me prometiste una lucha interesante. Alguien capaz de medirse conmigo.
- Y lo tendrás, lo tendrás. Poderoso Trihar. - Convino Gralas muy conciliatoriamente dándose cuenta de su desliz anterior. - No te he mentido, lo podrás comprobar cuando aparezcan, si es que se atreven, claro.
- Deben de haber huido al saber que vendría yo,- se ufanó el alienígena. - No debiste decirles de quien se trataba, mi reputación es bien conocida en toda la galaxia.

            No obstante, los hermanos que junto a los otros habían escuchado las palabras de Trihar se transportaron cerca de él.

- Eso es lo que tú te crees.- Le interpeló Lornd asegurando. - Nos enfrentaremos a ti y te derrotaremos.
-¡Vaya!- Exclamó el alienígena mirándoles divertido para escupir con desdén. – No me irás a decir que solamente son dos miserables saiyajin. ¿Y a esto le llamas una pelea interesante, Gralas?

            No obtuvo respuesta de su interlocutor, pero sí de Roy.

- Tú no sabes quienes somos nosotros, payaso. Pero te lo vamos a demostrar inmediatamente.-  Y dicho esto se transformó en superguerrero de tercer nivel, y Lornd le secundó. - Además somos dos contra uno.- Añadió bastante confiadamente. -
- Podemos luchar por separado, - le propuso Lornd. - Para que veas que somos justos.
- ¡Ja, ja, ja, ja! Eso ha tenido gracia - respondió Trihar  sentenciando con suficiencia. - Ni cien de vosotros juntos me haríais ni cosquillas. Os lo demostraré.

            Apareció y reapareció junto a ellos golpeándoles en un visto y no visto. Tanto Roy como Lornd cayeron desde gran altura hasta que lograron recuperarse. Volvieron nuevamente hacia su adversario atacándole conjuntamente con una lluvia de golpes. Pero Trihar los paraba y esquivaba sin dificultad aparente. Desde el centro de comunicaciones de la isla, el combate era seguido por los demás. Diamante entre tanto les comentó a las guerreros en que había consistido el entrenamiento.

- Lornd nos enseño una técnica llamada fusión. Él la aprendió hace tiempo de sus antepasados saiyajin en el Cielo.
-¿En qué consiste esa técnica?, - se interesó Ami. -
- En que dos personas se unan en una sola que tiene muchísima más fuerza que la simple suma de ambas. - Explicó Diamante. -
-¡Eso es fantástico!- Exclamó Usagi aunque enseguida objetó. - Pero no veo que lo hayan probado todavía.
- Deben tener cuidado. -  Le aclaró Nephrite - se deben igualar las energías de los que se fusionan, así que sus fuerzas potenciales deben ser lo más parecidas posibles. Además, únicamente se puede estar así media hora. Luego se tarda otra media en volver a hacerla.
- Así es, primero querían ver si eran capaces de vencer a ese monstruo por separado, ya sabéis como son de orgullosos los guerreros de su estirpe. Si pueden hacerlo de forma convencional desean un combate interesante antes que una victoria fácil. - añadió Ail. –
- Pues deberían dejarse de pensar en esas tonterías. Más cuando el destino de la Tierra está en juego. – Declaró una molesta Bertie cruzándose de brazos para añadir.- Ya hablaré con Roy sobre las prioridades  cuando venzan al bicho ese.
- ¡Es inútil! – Suspiró Setsuna afirmando con resignación.- Los guerreros del espacio son así.
- Pero me temo que en este caso no es que ganen de manera fácil o difícil. Es que no lo están logrando,- comentó  un preocupado Tom mientras todos seguían la batalla por la pantalla. -
- Iremos nosotros.- Intervino Zafiro - les ayudaremos a derrotarlo.
- A nosotras también nos gustará intervenir,- añadió Urano. -
- No es un enemigo al que os podáis enfrentar. No quiero ofenderlos pero no estáis a su altura,- le indicó Diamante para señalar incluso con inquietud. - Fíjate como están luchando Roy y Lornd, a su máximo nivel y no son capaces de dominarlo entre los dos juntos.
-¡Maldita sea!- Escupió Haruka apretando los puños.-

Pero aunque no le gustase tuvo que reconocer que las palabras de Diamante eran ciertas. Lo mismo que sus compañeras que atónitas presenciaban aquella pelea de proporciones colosales. Las auras de los contendientes chocaban al igual que sus puñetazos y patadas. Lo súper saiyajin estaban peleando con toda la fuerza y destreza que poseían no obstante su adversario se mantenía firme sin perder terreno.

- Lo mejor será que vayáis a refugiaros a un sitio seguro.- Intervino Ail al ver aquello. -
- Por la potencia que tiene ese monstruo, no creo que lo haya en todo el planeta.- Objetó Zafiro. -
- Tienes razón, cariño - Asintió Petz agarrándose a un brazo de su novio. -

            En las alturas la lucha continuaba pero ni Roy, ni Lornd conseguían superar al terrible Trihar. Pese a luchar los dos a la vez contra él. Le bombardearon con rayos de energía cuya onda expansiva llegó al suelo haciendo tambalear la isla y obligando a todos a sujetarse a donde pudieron para no caer. Pero en cuanto la explosión se disipó su enemigo seguía incólume, se reía burlonamente mientras los dos súper guerreros jadeaban por el esfuerzo.

-¿Y esto ha sido todo? ¿No sabéis hacer nada más?,- les espetó el alien con desprecio. – Esto es muy aburrido.


            Y sin que sus rivales casi pudieran ni reaccionar golpeó a Roy tan rápido y fuerte que lo lanzó contra el suelo. Éste dejó de ser un súper guerrero quedando inconsciente.

- ¡Habéis visto eso!- Exclamó Diamante desde la isla urgiendo a los demás. - Tenemos que ir a ayudarles, ¡ya!..

            Todos salieron como un resorte para auxiliar a Roy, Beruche iba muy preocupada, pero Tom la tranquilizó. En cuanto llegaron junto a su amigo lo reanimaron y le dieron una alubia que  recuperó al muchacho inmediatamente.

- Lo tenemos muy mal. Es demasiado fuerte para nosotros. - Les informó éste con gesto inquieto levantándose del suelo aun tambaleándose. - Habrá que intentar la fusión.

            En el Cielo Landar seguía la pelea con inquietud. A su lado dos viejos conocidos comentaban aquello.

-Esos idiotas. ¡Se están dejando vencer por un bicho de pacotilla! - Espetó el más bajo, de pelo moreno elevado en punta.-
-No seas así Vegeta. Ese tipo es fuerte.- Argumentó su compañero, de cabello similar y más estatura.-
-Y tú no seas ridículo, Kakaroto. Cualquiera de nosotros acabaría con ese cretino en un segundo. Hasta mi hijo Trunks y tu hijo Goten cuando eran pequeños habrían podido con él. - Sentenció cruzándose de brazos para añadir con tintes de decepción.- ¿Y esos dos son nuestros descendientes y los príncipes de los saiyajin?...
-Dales tiempo. Tiene que progresar. - Insistió su contertulio con más paciencia.-
-De un plumazo barrería a ese mequetrefe.- Insistió Vegeta.-
-Sabes muy bien que vuestro tiempo se ha terminado. Al menos en ese universo.- Les recordó Landar.-
-Es cierto. No podemos intervenir directamente, pero tranquilo. Le enseñamos la fusión muy bien a Lornd… y alguna que otra cosa más que hemos ido perfeccionando.- Afirmó Goku fiel a su talente optimista.-

            Su irritado interlocutor movió la cabeza aunque siguió viendo ese combate de modo imperturbable. Las cosas no iban demasiado bien. Lornd por su parte atacaba al alien sin lograr hacerle mella. Trihar en cambio se divertía golpeándole con sus seis brazos a placer, hasta que lo mandó al suelo también tras propinarle un duro castigo. El rey de los saiyajin pudo resistir para pedir una alubia, en cuanto se la dieron y se recobró Diamante declaró.

- Ahora nos toca atacar a nosotros.
- Ni se te ocurra, no es un enemigo al que os podáis enfrentar. - Le frenó Lornd. -
- ¡Maldición! - Repuso el príncipe de Némesis contrariado. - ¿Cómo no vamos a poder luchar contra él?
- Me temo que tiene razón, hermano. Si Roy y Lornd no han podido con él, nosotros no tenemos ninguna posibilidad. – Tuvo que admitir Zafiro, con el asentimiento de los otros. -
-¿A que fastidia mucho?- Le inquirió Haruka con un marcado retintín agregando ya más seriamente. - Ahora comprenderás lo que sentimos nosotras cuando nos dices eso de que no podemos intervenir.
- Me la tenías guardada,- sonrió Diamante admitiéndolo con deportividad. - Tienes razón, lo siento.
- No pasa nada. - Sonrió la sailor a su vez. -
- Pero nosotros también podemos fusionarnos. - Intervino Nephrite. -
- Esperad a que lo hagamos nosotros. Si fallásemos seríais la única esperanza. - Repuso Roy dirigiéndose a su hermano. - ¿Listo Lornd?


            Éste asintió, los dos se colocaron a un par de metros y procedieron a ejecutar unos extraños pasos parecidos a un baile, acabaron inclinándose hacia un lado hasta unir sus dedos a la par que gritaban a la vez.

-¡Fusión!

            Hubo un resplandor entre dorado y blanquecino que cegó momentáneamente a todos. Cuando recobraron la visión, ante ellos se erguía un sólo individuo, convertido en superguerrero de nivel tres. Era vagamente parecido a ambos.

-¡Oh, cielos!- Exclamó la atónita Beruche. - No sé distinguir cuál de los dos es…
-¿Quien eres?- Le preguntó Setsuna con el mismo gesto de sorpresa. -
- Me llamo Loroy.- Respondió el guerrero con una extraña voz resonante para afirmar casi a modo de jactancia. - Y soy el guerrero más potente de la galaxia.

            Para refrendar sus palabras en un instante se elevó hasta la posición de Trihar que había estado contemplando la escena con curiosidad. Loroy le asestó un potentísimo golpe que lanzó a su enemigo contra una lejana montaña que se desintegró con el impacto.

- ¡Ahora sí que le va a machacar!- Exclamó Ail elevando un puño y afirmando convencido. - Su fuerza es increíble. No nos hará ninguna falta intervenir.
- Por un lado es una lástima.- Suspiró Nephrite agregando con su inconfundible toque irónico.  -  Tanto entrenamiento para nada y yo que tenía cita con mi asesor de finanzas y la cancelé por ir al Rincón...

            Pero las cosas no estaban ni mucho menos decididas. Su enemigo se recuperó con bastante rapidez y contraatacó golpeando a Loroy que nuevamente se fue a parar al suelo, aunque esta vez se frenó en la caída aterrizando bien. El alien descendió hasta solamente unas decenas de metros por encima de él.

-¡Parece que sabes pelear mejor ahora! - Exclamó Trihar esbozando lo que parecía una sonrisa, pues no poseía dientes, sentenciando después. - Pero de nada te servirá.
- Bueno, quizás sea el segundo mejor luchador de la galaxia. - Repuso Loroy encogiéndose de hombros, dejando a sus amigos de piedra. -
- ¡Pero qué estás diciendo jod…!- Le gritó Diamante esforzándose, pese a lo tenso del momento, por ser políticamente correcto y no terminar aquella palabra. - ¡Lo que nos faltaba!

            Loroy se elevó nuevamente a la par que respondía sonriendo.

- Era una broma, ahora voy a luchar en serio.

            Los de abajo suspiraron aliviados.

- Menos mal.- Comentó Minako quien suspiró aliviada para añadir. - ¡Vaya susto me había dado!
- Si, yo lo veía bastante negro, – confesó Rei. –
- Y es que si él no puede… -Añadió Makoto resoplando con inquietud. –
- Sí, imagínate nosotros. – Completó Usagi cuyo gesto acusaba también la preocupación. –
-Calculando la fuerza desplegada por los dos, matemáticamente creo que nuestros amigos tienen posibilidades.- Declaró Ami.-

            La Guerrera de la Luna miraba hacia el Cielo como si de esta forma quisiera dar algo a entender. En las alturas Landar asintió despacio musitando.

-Ten paciencia, Serenity…deben hacerlo ellos.


            Loroy volvió a la carga y atacó a su adversario. Ambos se enzarzaron en una espiral de golpes cada vez más violentos en los que la fusión de los saiyajin parecía llevar ventaja.

-¡Es estupendo, seguro que Loroy va a ganar! - Exclamó Rei que añadió más pausadamente y con algo de fastidio. - Me siento un poco inútil, ni he tenido oportunidad de localizar a Setsuna, ni tampoco voy a tener que luchar.
- Pues chica, yo me alegro. Mejor dejarle ese bicho tan feo a la fusión de Lornd y Roy. - Terció Usagi suspirando con alivio. -
- Eso lo dices porque eres una cobardica. - Sonrió su compañera con clara mala intención. -
-¿Pero de qué hablas?- Le recriminó su interlocutora asegurando de seguido. - Yo puedo enfrentarme a quien haga falta.
- Ya, ya...- respondió Guerrero Marte irónicamente. -
-¿Quieres que te de en la nariz para que lo compruebes?,- le preguntó Usagi picándose por momentos. -
- Eso me gustaría verlo.- Respondió su interlocutora sacándole la lengua. -
- Te la vas a buscar, Rei.- Amenazó la guerrero de la Luna poniéndose colorada de enfado. –
- ¡Vale ya! - medió Ami colocándose entre ellas  y amonestándolas. - Debería daros vergüenza, la única pelea que nos debe preocupar está ahí arriba.

            Señaló al cielo y todos se quedaron mirando la suerte de la batalla, lo que calmó los ánimos entre Usagi y Rei que de mirar hacia otro lado avergonzadas pasaron a quedarse achantadas por la fuerza de los golpes entre ambos contendientes. Entre tanto Loroy había herido a Trihar haciéndole manar una especie de fluido añil parecido a la sangre. El alien, lejos de su condescendencia inicial, estaba ahora muy furioso.

-¿Te has atrevido a herirme, maldito insecto?...- gritó fuera de sí. - ¡Ahora vas a ver!
-¿Qué pasa?- Se burló Loroy parafraseando ahora a su rival. -¿Ya estás cansado? ¿O es que no sabes hacer nada más?
- ¡Ahora te demostraré de lo que soy capaz!- Tronó su enemigo que aumentó sensiblemente su potencia. - Me has obligado a transformarme, es algo que me molesta pero una vez que lo haga te arrepentirás.
-¿Transformarte?,- inquirió Loroy atónito. -

            Por toda respuesta su enemigo emitió una gran luz añil brillante. Envuelto por un aura de ese tono Trihar sacó dos brazos más y un par de cuernos en su cabeza, en tanto que el color de su cuerpo pasó a ser beige claro.

- Ahora, terminaré contigo y con esos insectos de ahí abajo.- Sentenció con clara intención de cumplir su amenaza. -

            Y materializó una enorme bola de energía que lanzó contra el planeta ante las caras de horror de todos. Loroy reaccionó con rapidez concentrando sus fuerzas…

-Kamehamehaaa…- Gritó atacando a aquella esfera.-

Logró impulsarla lejos del planeta a una gran velocidad, aunque pese a ello, Mimette realizó unos rápidos cálculos informando al resto.

-La potencia de esa bola se estima en millones de giga tones. ¡Podría pulverizar el planeta entero si estallase aquí!
-Y si lo hace a poca distancia, las consecuencias tampoco serían muy buenas, ¿verdad que no?- Inquirió una asustada Cooan.-
-Me temo que no, cuñada.- Convino la asimismo muy inquietada Mimette.-
- Esperemos que puedan alejarla lo bastante.- Terció Masters.-



            Al cabo de unos segundos enseguida tuvieron la respuesta. Aquello estalló iluminando por completo el Cielo. El grupo tuvo que taparse los ojos. La atónita Ami enseguida hizo algunos cálculos preliminares, auxiliada por Daniel y Mimette.

-La explosión ha tenido lugar a una distancia de más de dos millones de kilómetros. Aun así, el resplandor ha sido cegador.- Afirmó la sailor.- A juzgar por la cantidad de energía, Mimette tenía razón, eso podría haber destruido varias veces la Tierra.
-Sí, esa bola y la onda vital de Loroy eran más potentes que todo el arsenal nuclear de nuestro planeta multiplicado por diez.- Añadió la perpleja interpelada.-
-Son tremendamente fuertes. A excepción de nuestros maestros del Rincón,  jamás vi nada igual.- Admitió Diamante.-

            Sus compañeros asintieron. Un sudor frío recorría los cuerpos de todos los oyentes. La misma Setsuna calibraba ahora hasta qué punto su tarea era vital, no solamente para la Tierra, sino quizás para la Galaxia entera. Sus soberanos no habían exagerado lo más mínimo.

-Y todo esto en parte ha ocurrido por mi causa.- Se decía.- Él estaba dispuesto a cualquier cosa por mí…

            Entre tanto el alien atacó a Loroy con una lluvia de puñetazos que éste acusó. Trihar era ahora mucho más rápido y potente que antes. La fusión de los guerreros, herido de gravedad, tuvo que aterrizar en el suelo, en tanto que los demás se aprestaron a intervenir.

-¡Mirad!- Exclamó Zafiro  entre atónito y horrorizado. – Ese tipo se ha vuelto mucho más fuerte todavía.
- Toma Loroy. - Terció Tom lanzándole una alubia que éste se comió en el acto, aunque no pareció ayudarle mucho. -
-¿Por qué no le hace efecto? - Preguntó Ail tan sorprendido como el resto. -
- Al parecer el efecto de las alubias es proporcional.- Respondió Nephrite de forma perspicaz. - Ahora son dos personas en una. Y necesitan mucha más energía para recuperarse.
- Por poco tiempo,- terció Diamante consultando su reloj con visible inquietud. - Solamente les quedan diez minutos de fusión. ¿Qué vamos a hacer si pasa el plazo y no han logrado vencerle?
- Entonces lo tendremos muy negro,- respondió Ail con un marcado tono pesimista. -
- Fusionémonos nosotros.- Propuso Zafiro. - No somos tan poderosos como ellos pero si luchamos a su lado algo conseguiremos.

            Los demás estuvieron de acuerdo con la idea y procedieron a fusionarse. Nephrite con Diamante y Ail con Zafiro. Formaron dos guerreros llamados respectivamente Zafil y Diaphrite, las chicas las miraban incrédulas.

- Vaya, ahora no podremos amarles por separado.- Pudo decir Esmeralda. -
- Es cierto-, sonrió Petz maliciosamente para proponer. - Habrá que compartirlos.
- Pues como su vigor se acreciente también creo que podrían darnos muchas satisfacciones ¿Verdad, Amanda? - Le inquirió Esmeralda divertida a la muchacha que acababa de llegar de Europa. -
- Bueno,- sonrió tímidamente la interpelada que añadió atónita. - La verdad es que a mí no me van los tríos. Aunque, si fueran dos hombres por separado….- remató con tono entre meloso y burlón. -
- Pero vamos ¿cómo podéis poneos a hablar de eso ahora? - Les recriminó Bertie observándolas atónita e incluso escandalizada al constatar. - En un momento como éste y os da por dedicaros a pensar en esas cosas.

            Todas convinieron en eso no sin cierta vergüenza, con un gran gotón de sudor perlando sus cabezas.

-Tienes razón. Lo lamento.- Se disculpó la periodista.-
-Es por rebajar la tensión.- Arguyó la también azorada Esmeralda.-
-Esperemos que nuestros chicos tengan más suerte.- Suspiró Petz.-

            Mientras, los dos guerreros se elevaron atacando a la vez, pero resultó inútil. Trihar golpeó a Zafil separándoles de la fuerza del impacto. Pero como quiera que se habían fusionado sólo por unos momentos pudieron volver a hacerlo enseguida. Diaprhite bajó en su ayuda en tanto que los fusionados saiyajin trataban de contener a Trihar con poco éxito.

- ¡No aguantaré mucho más!- Gritó Loroy duramente castigado por su enemigo. -Tenéis que ayudarme.
- Así no nos servirá de nada, debemos dar el siguiente paso. – Indicó Zafil. -
-¿Intentar la polifusión?..- repuso Diaprhite alegando, - durará menos y nos llevará algunos minutos hacerla, pero es la única solución que tenemos.

            Ambos asintieron y se concentraron, cuando elevaron sus fuerzas al unísono gritaron.

-¡Fusión!....

            Todos se quedaron impresionados. Tom dijo anonadado.

- ¡Ahora se han unido los cuatro!
- Yo no entiendo nada. - Musitó Usagi con los ojos de puntitos. -
- Está muy claro, tonta. Ahora los cuatro forman un sólo guerrero. - Le contestó Rei. -
- Pero eso hará que su tiempo de unión disminuya de forma exponencial.- Dedujo Ami - su estructura molecular se hará más inestable.- Como se percató de que todos la miraban extrañados de sus palabras repuso en un modo más coloquial. - Quiero decir que permanecerán menos tiempo todos juntos.
- Pues el de los demás no sé, pero el tiempo de  Loroy se acaba. - Señaló Mamoru alarmado. -

            Efectivamente, el tiempo concluyó y repentinamente ese fabuloso guerrero se separó en sus dos componentes originales. Trihar se rió sentenciando.

-¡Ahora si que no me duraréis ni dos segundos, este combate ha perdido todo el interés!

            Se disponía a rematarles cuando sufrió un golpe por parte del nuevo guerrero Diazafitel. Que lanzando al alien a varios cientos de metros lo bombardeó a continuación con potentísimos rayos de energía.

- Si tuviéramos una hora más acabaríamos con él. - Repuso Lornd intentando recobrarse del agotamiento que la había producido la fusión. -

            Pero Trihar había salido de la nube de explosiones provocadas por los rayos de Diazafitel. Y le contestó a Lornd en tono de burla.

- ¡Mira lo que dices imbécil, el miedo te hace delirar! Pero me gustaría que me dieseis un combate más interesante.- Según terminaba de decir la frase la emprendía a golpes con Diazafitel que, pese a tener un poder muy elevado apenas podía defenderse.

El tiempo de fusión además era muy corto, como había pronosticado Ami y en mitad de la lucha se dividió en dos Diaprhite y Zafil

- ¡Oh no! – exclamó Tom con el mismo gesto alarmado del resto. –

Aunque fue Trihar quién parecía divertirse al comentar.


-No habéis aguantado mucho que digamos, ¡ja, ja, ja, ja!

Agarró a ambos con dos de sus brazos y los estrelló contra el suelo. Dejándolos fuera de combate.

- Esto está ya terminado... ¿no tenéis más truquitos en la manga para que me pueda divertir?,- rio el alien suspirando con tono cansino. - Lo cierto es que debo concederos esto, por lo menos he debido esforzarme algo. Hacía diez mil años terrestres que no me veía obligado a transformarme.

            Y en tanto el extraterrestre soltaba su perorata, desde abajo Mimette había pensado en echarles una mano a sus amigos. No se le ocurrió otra cosa que hacerse con un lanzador de cohetes portátil y apuntar contra Trihar disparándole un proyectil. Éste se estrelló contra el alien que no pareció advertirlo. Pero el humo de la explosión le cubrió por completo y la muchacha chilló dando saltos de alegría y haciendo una uve con los dedos de su mano derecha.

-¡Mimette lo ha conseguido, Mimette lo ha conseguido! - Gritaba eufórica. - ¡Lo he vuelto a conseguir!

            Pero en cuanto el humo se disipó Trihar permanecía suspendido en el aire sin acusar para nada el impacto. La chica al verle nuevamente se acurrucó tras de Guerrero Júpiter.

- Glup, ¡qué bruto es ese tipo! - Musitó con la voz entrecortada por el miedo. -
- Quítate de ahí, Mimette. - Le pidió Makoto casi más envarada que asustada. - Que nos va a ver.

            Pero Trihar no hacía el menor caso de los humanos que le miraban desde el suelo.

-¿De qué estabamos hablando antes de que nos interrumpieran?...- hubo un denso silencio y el alien se respondió a sí mismo. -Ya lo recuerdo,- se dirigió a Lornd y agregó incluso con un tinte de voz que parecía cordial. -¿Decías que necesitabais una hora? Pues bien, esperaré una hora terrestre para ver el patético intento que deseáis preparar contra mí y luego os mataré a todos. ¡Ja, ja, ja! -  Y dicho esto se elevó en el aire perdiéndose entre las nubes. -
- Me parece justo,- sonrió Lornd diciéndoles a sus compañeros. - Al menos nos ha dejado tiempo para descansar y prepararnos.
- Pues vamos a darnos prisa - añadió Roy. - Hay que despabilar a esos.

            Se dirigieron hacia los dos guerreros fusionados que estaban aun sin sentido, en cuanto les reanimaron  esperaron veinte minutos para que terminasen la fusión de ambos. Transcurrido el tiempo debían de esperar otra media hora todavía para pasar a la siguiente fase del plan. Aprovechando esos minutos Lornd les explicó a todos su idea.

- No es nada sencillo,- advirtió el saiyajin - se trata de hacer una fusión de todos los guerreros. Lograríamos un guerrero de fuerza increíble y podríamos vencerle.
- Pero lo malo es que el tiempo de fusión será cortísimo. - Objetó Diamante. - Somos demasiados y si fallamos...

Todos asintieron con gesto grave, estaba muy claro que no tendrían otra oportunidad. Se lo jugarían todo a una carta.

- Eso será mejor que luchar por separado y es lo único que tenemos,- replicó Roy. - Así por lo menos habrá una oportunidad de vencerle.
-¿Y si manipulo el Espacio Tiempo?, quizás podría daros algo más de plazo.- Propuso Setsuna. -
-¡Eso sería estupendo!- Exclamó Michiru.-
- Si, podrías darles una ventaja, pero tú podrías morir. – Comentó Haruka con preocupación.-


Eso hizo que todo mirase a Setsuna con temor. Lornd incluso le dijo tomándola de los hombros.

-¡Ni se te ocurra hacerlo! Encontraremos otra manera de vencerle.
-Escucha.- Replicó serenamente Plutón.- Si debo sacrificarme por todo este planeta y vosotros, sea. Soy una Guerrera. Es mi deber.- Aunque viendo el rostro preocupado de su interlocutor enseguida sonrió y dijo matizando aquello.- Además, si detengo el tiempo solamente unos instantes no estaré en peligro. Lo malo es que tan sólo serán unos segundos. No sé si eso os bastaría.
- Cualquier ayuda en esta batalla nos vendrá bien, por pequeña que sea. Tú tienes un gran poder. Pero mejor reserva esa posibilidad en caso de que nos hiciera falta. Como último recurso. - Le sugirió prudentemente el rey de los saiyajin. -
- Ya nos queda poco tiempo ¿de veras que podréis hacerlo?- Preguntó Minako visiblemente nerviosa como el resto. -
- Sí, no os preocupéis- la tranquilizó Zafiro. -
- Nosotras le entretendremos si hace falta.- Se ofreció valerosamente Makoto. -
- Si, si no hay otro remedio. – Suspiró Minako colocándose bien el lazo que sujetaba sus largos cabellos rubios. -
- Espero que no haga falta.- Musitó Rei visiblemente acongojada. -
- Ahora sí que estoy de acuerdo contigo. Porque como no le cantemos alguna canción o le contemos un chiste, no veo cómo le íbamos a entretener. - Susurró Usagi  a su compañera y amiga, no tan convencida como en su anterior afirmación. -

            Y volvió a mirar hacia lo alto. Allí arriba el mago suspiró comentando con voz queda…

-Las cosas se están poniendo difíciles allí abajo…Ojalá que todo salga bien…
-¿Acaso no sabes lo que pasará?- Inquirió Son Goku, afirmando sorprendido.- Siempre pareces tan tranquilo que pensaba que todo estaba controlado.
-No amigo, al menos no por mi parte. - Le contestó enigmáticamente el anciano.-

            Vegeta apretaba los dientes y los puños musitando con impotencia.

-Mira que no poder bajar ahí a darle su merecido a ese gusano…
-Te honra preocuparte por los muchachos de esa manera.- Comentó Goku.-
-¿Preocuparme? Lo que me molesta es que dejen el nombre de los saiyajin por los suelos.- Espetó Vegeta.-
-Bueno, son chicos de recursos, esto todavía no se ha terminado. Ten confianza en ellos.- Le animó su interlocutor.-

            Su contertulio ya no dijo nada, limitándose a observar. Mientras tanto, Roy y Lornd por un lado y los demás por el otro, se dispusieron a fusionarse. Formados Loroy y Diazafitel ambos se unieron en la fusión definitiva, formando un guerrero de imponente aspecto. Era poderosísimo, y su energía impresionante.

-¿Cómo te llamas?,- le inquirió la asombrada Beruche pensando en un larguísimo nombre impronunciable. -

            Todos especularon con el posible nombre que tendría, a cual más extraño y largo. Fueron interrumpidos por el guerrero que dijo con una voz que parecía rebotar en un eco sin fin.

-Unir los nombres de todos lo que me forman sería muy complicado. Así que me llamaré solamente Fusión. Ahora debo ir a luchar pues mi tiempo termina muy pronto.

            Y sin dilatarlo más se elevó en el aire y emitió un poderosísimo vendaval de energía, Trihar apareció atraído por ello.

- Aun te quedan unos minutos de plazo - dijo el alien que preguntó con tono de chanza. - ¿No quieres vivir un poco más?..
-No me preocupa eso, voy a vencerte ahora mismo. - Replicó su interlocutor golpeando a Trihar que acusó el golpe doblándose por la fuerza del impacto. - 

Fusión le remató con varios rayos de enorme poder energético que le dejaron muy tocado. Su enemigo contraatacó con violencia golpeando a su rival que también resultó afectado. Comenzó una pelea de golpes muy nivelada. Trihar se apartó y aumentó nuevamente su energía creciendo de tamaño. Sus brazos tan sólo se redujeron a dos pero su cuerpo se recubrió de púas.

- ¡Ahora estoy en mi máximo nivel de fuerza!- Exclamó el alienígena,- ¡te aniquilaré!  - Tronó agarrando a su enemigo y tratando de aplastarlo entre sus brazos contra su espinoso cuerpo. - Es inútil que te resistas, ¡te voy a machacar!

            Fusión recurrió a todas sus energías para conseguir soltarse. Les gritó a sus compañeros.

- Debéis atacarle con todas vuestras fuerzas y todos a la vez. ¡Setsuna, prepara una pausa temporal, no hay otra salida!...

            Todas las guerreras y las justicieras con los demás se concentraron, el tiempo de Fusión se estaba agotando.

- ¡Ahora te reduciré a moléculas!- Exclamó Trihar.-

El monstruo golpeó varias veces a su enemigo lanzándole al suelo. Éste se levantó rápidamente lanzando un potentísimo chorro de energía contra su rival. Trihar estaba cegado y fue empujado contra una pared de rocas.

-¡No voy a dejar que me venzas! - aulló el extraterrestre. -
-¡Ahora Setsuna!- Gritó Fusión. -
-¡Detente tiempo, yo te invoco!- Ordenó ella a su vez en voz alta, agitando su cetro. -

            El tiempo se detuvo, únicamente podían moverse Fusión y los compañeros de la Guerrera Plutón que parecía hacer un gran esfuerzo. El guerrero poli fusionado aprovechó para concentrar todas sus energías en un ataque final. El tiempo volvió a correr y Setsuna se unió a las guerreras a Tom, Mamoru y a las justicieras que lanzaron todas sus energías contra el alien. Fusión hizo lo propio y los dos rayos convergieron rumbo a su enemigo en tanto el grupo los observaba con expresiones entre suplicantes y esperanzadas.

-¡Tiene que resultar! – Exclamó Michiru. –
-¡Vamos compañeras!, con todo lo que tenemos. – Las animaba Makoto usando toda su energía para lanzar su ataque. –
-Es ahora o nunca. – Sentenció Marte tras hacer lo propio. –
-Hemos dado todo nuestro poder. – Afirmó Mercurio que consultaba la medición del mismo en su aparato escáner. -
-Todo a una carta. – Declaró Venus que también jadeaba por el esfuerzo. –
-Lo lograremos. – Terció Urano agotada también, como el resto. –
-No lo dudes.- Afirmó Saturno.-
-¡Claro que sí! – Convino Usagi que se sujetaba  a Mamoru que tampoco estaba mucho mejor. –
-Por el futuro de este mundo más nos vale no fallar. – Afirmó Esmeralda.-
-No fallaremos,- replicó una convencida Cooan.-
-Así se habla hermanita. – La apoyó Petz.-
-Vamos, tenemos que conseguirlo.- Deseó Bertie entrelazando sus manos como si rezara.-


            Hubo entonces una potente explosión que lanzó a Trihar al espacio mientras éste gritaba enloquecido al comprobar que estaba resquebrajándose ¡Había sido vencido!, cuando quiso reaccionar para devolver el ataque estalló. La tremenda onda expansiva lanzó a todos contra el suelo. Hubo un enorme caos que derrumbó algunas colinas circundantes aplastando bajo las rocas a la suma de todos los guerreros. En ese momento el tiempo de Fusión se agotó. El resto entre tanto se levantaba tratando de recobrarse a duras penas. Tras tomar algunas alubias. La que más acusaba el agotamiento era la propia Setsuna que fue inmediatamente auxiliada por sus compañeras.

-¿Te encuentras bien?- Quiso saber Haruka con patente inquietud en el semblante.-

            Su amiga asintió, esbozando una leve sonrisa. Entonces fue Usagi la que se acercó, con un gesto más serio del suyo habitual.

-Ha sido un encomiable esfuerzo. Pero no vuelvas a repetirlo.- Le susurró con preocupación, para sentenciar.- Hay mucho en juego y depende en gran parte de ti.
-Descuida.- Fue capaz de musitar su interlocutora.- No lo haré.
-¿Qué pasa, de qué estáis hablando?- Inquirió Haruka sin comprender.-
-¡Oh, de nada!- Exclamó Sailor Moon recobrando un tono más despreocupado.- Que tendremos que pasar por la peluquería. El cabello se nos ha quedado horrible con tanto polvo.

            Urano se limitó a encogerse de hombros. Junto a Neptuno y Saturno ayudaron a  su amiga y compañera a ponerse en pie. Aunque enseguida se percataron del caos de cascotes y piedras desmenuzadas.

-¿Dónde están?- Quiso saber Petz mirando en todas direcciones.-
-No veo nada.- Añadió una también preocupada Bertie.-
-Han debido de ser enterrados por todo eso.- Conjeturó Cooan con palpable temor.-
-Les encontraremos aunque haya que apartar cada piedra con las manos.- Afirmó Tom decidido ya a hacerlo.-

            Y Fue entonces cuando Daniel y Mimette aparecieron con sendos sonares…parecían esos aparatos que se usan para detectar metales. La rubita comentó ante la incredulidad del resto.

-Con esto les encontraremos de inmediato…

            Por fortuna no hizo falta. Algunas de esas piedras comenzaron a salir volando y poco a poco los chicos fueron emergiendo…Estaban agotados, no podían ni moverse, tumbados en el suelo los chicos solamente pudieron suspirar aliviados.

-¡Lo hemos conseguido!- Exclamó Roy pese a todo, con la voz entrecortada por el cansancio. -
- Lo difícil ahora será levantarse - musitó Zafiro. -
- No tengo fuerzas ni para respirar. – Pudo apenas musitar la Dama del Fuego. –
- Ni yo, – convino la Dama del Viento. –
- Lo hicimos, – sonrió la Dama del Rayo, también tumbada en el suelo, sin ser capaz casi ni de moverse. –
- Una vez más. - Afirmó la Dama del Hielo, tan exhausta como el resto. –
- Que nos las apunten en la cuenta. – Sonrió débilmente Nephrite, que como el resto, estaba tumbado en el suelo con los brazos y las piernas extendidos.-

            Las sailors tampoco estaban mucho mejor y los muchachos, que habían protagonizado esa intrincada fusión, junto a Tom y Mamoru estaban agotados. Únicamente Daniel y Mimette permanecían frescos aun. Ella se acercó bailando y canturreando con una bolsa repleta.

-¡A la rica alubia!- Proclamaba la muchacha agitando la bolsa cual vendedora de palomitas en un cine preguntando, ¿quién quiere una alubia?..
- ¡Dame una y cállate ya! - le pidió Lornd de forma seca, pues no estaba para bromas. -
- Tendrías que ser un poco más amable, grandullón,- repuso Mimette torciendo el morro. - Pero bueno…-añadió esbozando una traviesa sonrisa.- Por esta vez te la has ganado.

Y dicho eso le metió una en la boca al saiyajin que la masticó recuperándose casi enseguida, se tomó otra más para recobrarse del todo. Daniel por su parte había ido dando alubias a casi todos y Mimette repartió a los que faltaban. Enseguida además, puso una de esas canciones que tanto él como su pareja escuchaban en el trabajo. Cuando todos estuvieron recuperados al fin, comenzaron los gritos y los vítores de júbilo.

-¡Por fin hemos acabado con él!- Sentenció Tom exultante. –
-Sí, y tenéis buen gusto para la música. Esta canción nos viene que ni pintada - Comentó un divertido Roy que junto a su amigo de Kansas, comenzó a  cantar acompañando la letra.- ¡Vivos y coleando!…

Tú me has girado, tú me has despertado
Y como la taza más dulce, quiero compartirla contigo
Me has despertado, no me dejes nunca, estoy aquí contigo

Ahora es todo o nada
porque dices que me seguirás
Tú me sigues, y yo te sigo a ti. 

Y mientras las recuperaciones se extendían y los chicos abrazaban a sus respectivas parejas escucharon aquella canción con creciente buen ánimo…

¿Qué harían si las cosas van mal?
¿Qué harían si te vas hundiendo?
¿Qué harían si el amor despierta?
¿Qué harían cuando las llamas te consumen?

¿Quién corregirá la situación?
¿Qué harían para que la ilusión de la vida sobreviva?
¿Quién traerá calma a mi tormenta?
¿Quién te salvará?

Vivo y coleando.

Al final, todos los muchachos del Rincón, unidos a Tom, se pasaban los brazos tras los hombros y bailaban levantando alternativamente una pierna y otra.

Permanece junto al amor, vivo y apasionado
Permanece junto al amor, tu amor verdadero, vivo

Tú me llevas hasta la cima y me has hecho ver,
Tú me despertaste, los sentimientos llegan
Y las luces se encienden
Pero es difícil de creer

Como si algo tan maravilloso no pudiese durar
Me llevas al hogar de la magia
Y allí estaremos juntos los dos.

Las chicas se reían en tanto Usagi miraba hacia el Cielo una vez más, pero ahora con expresión aliviada y sonriente…

-Esta vez fue por poco, amigo. Nuestros planes han estado pendiendo de un hilo. Pero ahora toca olvidarse de eso y celebrar. – Pensaba reflexionando divertida.- Y Daniel y Mimette no podrían haber estado más acertados con esta canción…

¿Qué harían si las cosas van mal?
¿Qué harían si te vas hundiendo?
¿Qué harían si el amor despierta?
¿Qué harían cuando las llamas te consumen?

¿Quién corregirá la situación?
¿Qué harían para que la ilusión de la vida sobreviva?
¿Quién traerá calma a mi tormenta?

No digas adiós
No digas adiós
¿En los últimos instantes, quién te salvará?

¡Oh!, vivo y coleando
Permanece junto al amor, tu amor verdadero, vivo y coleando
¡Oh!, vivo y coleando
Permanece junto al amor, tu amor verdadero, vivo y coleando

(Alive and Kicking. Simple Minds. Crédito al autor)


            Al acabar la canción todos se fundieron en un abrazo y chocaron las manos, para reunirse luego con sus respectivas parejas. No obstante, había uno que no se unía a la celebración. El rey de los saiyajin permanecía estático mirando hacia el Cielo, pero con gesto de frustración.

-Vamos.- Le quiso animar Mamoru.- Todo ha salido bien. La amenaza ha sido destruida. Una vez más, gracias entre otros a ti…
- Aun no he terminado, debo ajustar cuantas con ese maldito Gralas. ¡Le voy a machacar con mis propias manos!- Espetó Lornd.-
- Dudo que lo encuentres ahora.- Opuso Roy cuando terminaron esa improvisada celebración. - Debe de haberse largado. Ese tipo será un tirano asqueroso pero no es tonto. Déjalo estar por esta vez y celebra la victoria con nosotros, hermano.

            Lornd asintió, sabía que su hermano llevaba razón.

-Siempre fuiste más juicioso que yo para eso, Asthel. – Admitió.-
-¡Roy, juicioso!- Exclamó Diamante uniéndose a aquella conversación para sentenciar divertido.- Esas dos palabras no pueden ir juntas en la misma frase.
-¡Ya salió el principito!.- Se rio Roy a su vez.-
-Ya le conoces.- Terció Nephrite.-
-¡Tú a callar!- Se rio Diamante a su vez.-
-Anda, venid a por la comida u os vais a quedar sin ella.- Les llamó Zafiro.-

            Los chicos asintieron, se reunieron junto con Ail y Ann que estaba acunando a su pequeño hijo Giaal. Por suerte el niño dormía ahora, ajeno a todo ese jolgorio.

-Es monísimo.- Afirmaba Mimette al verlo.-
-Pues ya sabes, decídete a tener uno pronto.- Sonrió una divertida Minako, haciendo que su amiga se pusiera colorada.-

            Lornd se dejó guiar entre tanto por sus amigos y quiso contagiarse del buen ambiente que allí había, aunque no podía dejar de pensar en su enemigo.

-Ese canalla habrá huido, mi hermano tiene razón. Paciencia, la próxima vez…

            Efectivamente, en cuanto Gralas escuchó a través de su transmisor con Trihar que éste estaba derrotado ordenó a sus soldados que pusieran rumbo al espacio exterior. Jurando que volvería a vengarse se alejó rápidamente del sistema solar. Dentro de su nave, sin embargo, penetró en su cuarto privado. Allí comentó con un inédito tono lleno de pesar y humildad en él, como si se dirigiera a alguien.

-Otra vez han vuelto a desbaratar mis planes. Lamento este nuevo fracaso.
-No te inquietes.  - Le respondió una voz grave, salida de ninguna parte que sentenció. – Todo va exactamente como debe ser.
-Pero. No lo comprendo. Incluso han podido derrotar a Trihar. Pese a ser el mejor luchador de la galaxia. – Pudo replicar el atónito extraterrestre que añadió con tintes incluso de sorpresa y admiración. – ¡Todavía no sé cómo pudiste hacer que viniera!
-Eso no es ningún problema para mí. Y la pérdida de Trihar no tiene importancia.  El propósito de esta historia no era el que tú creías, Gralas. Ahora espera acontecimientos. Cuando debas volver ya lo sabrás.

El extraterrestre replicó entonces.

-Lo que digáis, mi Señor.

Hizo una leve inclinación de su bulbosa cabeza y todo quedó en silencio en tanto él pensaba…

-La próxima vez, saiyajin, será la definitiva.

            En la Tierra no tardaron en concluir los preparativos y montar una fiesta de las típicas del grupo. Esas que Roy denominaba fiestas de la victoria. Con karaoke, comida y diversión aseguradas. Lornd dejó finalmente de pensar en vengarse de ese maldito tirano y se relajó disfrutando con su hermano y el resto de sus amigos. Incluso se permitió tener unos momentos de mayor intimidad con Setsuna, apartados los dos un poco del resto.

-Bueno,- suspiraba ella. – Una vez más lo logramos. Gracias al esfuerzo de todos.

Y en tanto remataba la frase contemplaba divertida como Haruka al piano y Michiru al violín, tocaban en tanto que Tom y Roy cantaban alguna de sus canciones, para solaz del resto que aplaudía o bailoteaba con gran animación. Su contertulio sonreía también al verlos y pudo decir.

-Es difícil no tomar afecto a este mundo cuando veo a mi hermano y al resto. Merece la pena luchar por salvarlo.
-Así es, y no únicamente por ellos. También por los miles de millones de personas  y los incontables eres vivos que lo habitan. - Añadió la muchacha en tanto dirigía ahora su atención al saiyajin para querer saber.- ¿Qué piensas hacer?
-De momento descansar un par de días. Luego seguramente volveré al espacio. Tengo que estar en guardia por si a ese miserable se le ocurre un nuevo plan.
-Escucha- comentó ella ahora con voz queda.- Sé que ese individuo te ha hecho mucho daño, pero créeme. No es bueno que vivas únicamente para vengarte de él.
-Y no lo hago. – Le aseguró Lornd que a su vez declaró.- Pero por desgracia es él quien está empeñado en atacarme a mí y a todos aquellos a los que quiero. Hasta que no acabe con la amenaza que representa nunca tendré paz. Ni podré dedicarme a buscar mi mundo. Por ahora quisiera reflexionar un poco a solas. Lejos de todo y pensar…
-¿Y cuándo lo hayas hecho?- Inquirió la muchacha.- ¿Desearás seguir estando solo?
-¿Lo desearías tú?- Le preguntó el guerrero a su vez, clavando en ella su mirada para sentenciar.- Sabes perfectamente lo que deseo. Quizás eres la única que realmente me puede comprender…y cuando regrese de mi retiro serás la primera en conocer mi decisión.

Setsuna asintió con una sonrisa. Después derivaron su conversación hacia temas menos serios y al fin se unieron al resto. Al cabo de un rato Usagi y Mamoru se aproximaron con jovial gesto hacia la guerrera Plutón. Sin embargo, sus expresiones se tornaron serias cuando se aseguraron de que ninguno de sus amigos les prestaba atención.

-¿Qué tal ha ido?- Quiso saber Mamoru.-
-No sabría deciros, Majestad.- Suspiró Setsuna con voz queda.-
-Sabemos cuán difícil es esto para ti.- Afirmó Usagi con tinte de preocupación y algo de pesar, combinados con un tono más determinado cuando sentenció.- Pero es de vital importancia para el futuro de millones de personas.

            Su contertulia la miró a  los ojos y se dio cuenta de que estaba hablando con la soberana del futuro Cristal Tokio. Esa muchacha no era ahora la atolondrada Usagi Tsukino sino la reina Serenity. De la misma forma que aquel apuesto hombre moreno que las escuchaba en lugar de Mamoru representaba en ese instante al rey Endimión. De modo que, con tono humilde y sincero les contestó.

-Me ha pedido algo de tiempo. Es curioso. –Sonrió ella ahora.- Siendo la Sailor guardiana de eso mismo me cuesta la sola idea de poder otorgárselo. Porque yo misma lo necesito y no puedo concedérmelo.

            La reina posó una de sus manos en un brazo de Setsuna y observándola ahora con preocupación le preguntó.

-¿Qué es lo que sientes por él exactamente? Si es que te lo puedo preguntar.
-Ni yo misma lo sé, Majestad.- Contestó la aludida.-

            Pareció que Endimión iba a decir algo, pero la cercanía de Hotaru y las otras exteriores le disuadieron de eso. La muchacha se aproximó junto a las otras saludando.

-¡Cuanto me alegra que estés sana y salva con nosotras otra vez!

            Plutón abrazó sentidamente a esa chica a la que tanto quería.

-Creía que estabas con tu padre.
-Lo estaba sí, pero me las arreglé para venir a verte. En cuanto supe que te habían secuestrado.- Dijo la emocionada muchacha.-
-No debes preocuparte por mí, soy una guerrera. Sé que corro riesgos, igual que tú, y que el resto de nuestras compañeras.
-Eso no quita para que no estuviera asustada. Eres mi amiga y te quiero mucho.- Sollozó Hotaru.-

            Las dos volvieron a abrazarse. Setsuna estaba emocionada a su vez. Aquello le hacía todavía más difícil el cumplir con su cometido. Entre tanto Michiru y Haruka estaban con sus comentarios sarcásticos y traviesos habituales.

-Parece que Lornd y nuestra amiga Setsuna están realmente muy unidos.- Declaró Haruka.-
-Espero que no tanto como Lornd y su hermano al hacer esa fusión. ¿Qué te crees que se sentirá? - Comentó Michiru.-
-No lo sé. Podríamos pedirles que nos enseñasen esa técnica para averiguarlo.- Le propuso su compañera con su ironía habitual.-
-No estoy segura de querer unirme a ti hasta tal punto, ¡ja, ja! - Se rio Neptuno.-

            Aunque pronto dejaron de lado esas bromas para centrarse en sus dos amigas y compañeras del sistema solar exterior. Viendo el gesto de Setsuna casi parecía que las cosas hubieran ido mal en lugar de haber resultado victoriosos una vez más contra aquellos invasores. Fue Michiru la que le susurró a su pareja.

-¿No la notas algo extraña?
-Ha pasado por mucho. Es normal. Tendremos que darle tiempo.- Comentó su interlocutora.-
-No sé, no me parece que se trate únicamente de eso.- Dudó Neptuno con gesto y tono reflexivo.- Me parece que aquí está pasando algo más. Algo que no nos cuenta. Es como si estuviera soportando una carga muy pesada y quisiera hacerlo sola.

            Haruka asintió, comenzaba a percatarse de eso a su vez. Sin embargo, ninguna dijo nada dejando que Setsuna y Hotaru pudieran saludarse. Finalmente la fiesta terminó y se despidieron. Todos volvieron a sus ocupaciones habituales tras celebrar la victoria. Lornd esperó un par de días en los que se retiró a meditar. Volvió entonces para ver a Plutón. Llegándose hasta su casa llamó a la puerta y Haruka abrió.

- Hola Lornd, me alegro mucho de verte. Llegas a tiempo. - Sonrió ella preguntando - ¿Vienes a ver a Setsuna, verdad?..
- Sí. - Admitió él que traía un ramo de flores mayor aun que el de la otra vez. - Espero que ahora sí que esté.
- ¡Pues claro! - Se rio Haruka  que le invitó con un ademán. – Pasa por favor.
-¿No está Hotaru?- Se interesó él.-
-No, tras la lucha volvió de nuevo a ver a su padre. Ahora pasa mucho tiempo con él.- Le contó su interlocutora.-

            Entre tanto Michiru le vio entrar en el comedor y le invitó a sentarse. Lornd aceptó aguardando expectante.

-Hoy es un día muy especial.- Le susurró Michiru al recién llegado.-
-Por eso he venido.- Afirmó él.- Al menos entre otras cosas.
-¿No has localizado a ese tal Gralas?- Se interesó Neptuno.-
-No.- Suspiró el saiyajin que pareció ensombrecer su semblante solo con pensar en ello, aunque  enseguida quiso sonreír para declarar con más desenfado.- Pero hoy no dejaré que ese bastardo me estropee el día.
-Esa es una sabia decisión.- Convino Haruka.- Nosotras también hemos planeado algo…

Aunque no pudo ser más concisa dado que al fin salió Setsuna, estaba preciosa luciendo un vestido azul celeste bordado con encajes. El saiyajin se levantó y fue hacia ella, ambos se besaron ligeramente en los labios ante las sonrientes, pícaras y cómplices miradas de Haruka y Michiru.

- Ya tenía ganas de estar contigo sin ningún enemigo interestelar por en medio,- dijo el saiyajin mirando a Plutón que sonrió ligeramente para replicar. -
- Es estupendo, hoy es mi día libre y he preparado mucha comida. ¿Te apetecería hacer un picnic?
- Realmente me encantaría. - Sonrió él que por supuesto tras su retiro, ya tenía hambre y deseos de compañía. -
- Y vosotras.- Añadió Setsuna dirigiéndose jovialmente a sus amigas. - ¿Os apuntáis?..
- No gracias - rehusó Haruka replicando con humor, - no creo que Lornd nos deje mucho que comer. De todas maneras tendréis ganas de estar solos y Michiru y yo ya teníamos planes para la tarde y la noche...
- Es verdad,- corroboró su compañera tomando también a Haruka del brazo y por la cintura para sentenciar con voz melosa - y me lo has prometido...
- ¡Ya lo sé, tonta!- Rio la aludida agregando con el mismo tono en tanto acariciaba la barbilla de su pareja - y yo siempre cumplo mi palabra.
-¿Qué le habrá prometido para Michiru la mire así?- Preguntó Lornd a Setsuna en voz baja. -

            Plutón se sonrojó y sonrió disimuladamente para responder.

- Será mejor no tratar de saberlo. Bueno, pues entonces nos vamos. Adiós chicas.

            Setsuna y Lornd se despidieron saludando con la mano. Él cargó con las cestas del picnic y Plutón le indicó que las metiese en el coche. El saiyajin objetó.

- Pero yo podría llevarte a ti y a las cestas volando, llegaríamos antes.
- Lo sé, pero me gustaría que fuéramos para allá como personas normales. Sin llamar la atención. - Le pidió ella. -
- Bueno, vale.- Concedió Lornd que subió al coche. – Si es tu gusto…

 Aunque a él en el fondo también le resultaba una idea divertida. Actuar como lo haría cualquier humano normal. Pasar desapercibidos. Eso les daría mucha más sensación de intimidad y tranquilidad. Así pues, Setsuna arrancó y condujo hasta llegar a un alto desde el que se divisaba toda la ciudad. Allí descendieron y caminaron durante unos instantes con Lornd cargando con todo.

-No quieres que te ayude?- Se interesó ella.-
-No pasa nada. Esto no pesa.- Afirmó él.-

Prosiguieron su marcha contemplando aquel lugar. El paraje no podía ser más hermoso, la colina verde y frondosa, con bellos árboles y una amplia visión del atardecer.

-¿Sabes una cosa? - Le confesó el saiyajin a la joven.- Cuando estaba con los secuaces de Gralas llegué a decirles que este mundo no me importaba, que podían hacer lo que quisiera con él.

            Ella le dedicó una atónita mirada, aunque enseguida su interlocutor sonrió para añadir.

-No era cierto. Bueno, no del todo. Solamente con admirar toda la belleza que alberga me dan ganas de protegerlo.
-Era normal, intentabas ganar tiempo.- Le justificó ella.-
-Si te soy sincero, lo principal para mí era que tú no sufrieras daño. Y si realmente hubiese tenido que escoger entre tu vida…
-¡Por favor! – Le rogó la muchacha con visible envaramiento en tanto posaba una mano sobre los labios de él.- No lo digas. No quiero escucharlo.

En esta ocasión fue el saiyajin quién la miró perplejo. Sonrió entonces de modo más marcado y finalmente fue capaz de remachar.

-Iba a decir que habría conseguido engañarles. Les hubiese dicho que nadie merecía la pena por un planeta y que si te tocaban les destrozaría a todos. Créeme. Eres muy importante para mí, pero sé de sobra que no aceptarías un sacrificio tan grande en tu nombre.

Ahora fue ella quien sonrió más ampliamente. Aquel hombre desde luego no era ningún bruto ignorante. Al contrario, era muy consciente de todo lo que significaba para ella su labor como guerrera guardiana. Se sentaron entonces en un prado verde con unas magníficas vistas y el saiyajin añadió, ahora de un modo más reflexivo.

-Y eso me hace pensar a veces, si te estarás sacrificando en demasía.
-Es mi labor. Nunca renunciaré a proteger a los míos.- Aseveró la muchacha.-
-Ya lo veo.- Convino él que tomando una mano de la chica le susurró.- Harías cualquier cosa por tus soberanos y por tu planeta, ¿no es así?...


            Setsuna enrojeció, en ese momento se sintió aturdida y sin palabras. ¿Acaso Lornd era mucho más inteligente y perceptivo de lo que ella había pensado?

-Debí suponer que él no es ningún tonto. Me lo ha demostrado ya varias veces.

Meditó eso observando esos ojos castaños y profundos del saiyajin que le devolvían una inquisitiva mirada. Así, tras unos momentos en silencio, fue él quien añadió con voz queda…

-Realmente te admiro por eso. Tu determinación y tu valor son dignos de un guerrero del espacio. Y ahora… espero que tu talento en la cocina lo sea también.- Cambió radicalmente de tono empleando otro mucho más jovial, según sentenciaba.- ¡Me muero de hambre!

            Setsuna soltó una carcajada tan espontánea como inesperada. Aquel tipo era único elevando la tensión para luego rebajarla de golpe. Quizás estuviera jugando con ella o pudiera ser que no. Los soberanos tenían razón. Era todo un reto en más de un sentido. Y merecía mucho la pena llegar a conocerle mejor. Quizás, pese a no pretenderlo en un principio e incluso llegar a juzgar descabellada la idea, empezaba a sentir algo muy especial cuando estaban los dos juntos. Por primera vez Setsuna parecía ser el centro de atención y el bien más preciado para alguien. No es que pensara que no la quisieran. Al contrario, sabía que contaba con el cariño y la amistad de sus compañeras, de la Pequeña Dama y de sus demás amigos. Empero, esto era muy distinto. No estaba acostumbrada a ser la prioridad, sino una sacrificada guardiana que debía proteger algo más valioso que ella misma. No obstante, junto a Lornd esa concepción de ella misma variaba por completo. Y aquello se acrecentó cuando ese tipo la miró divertido y sacó un pequeño paquete para desearla con afectuoso tono de voz.

-Por cierto. Feliz cumpleaños.-
-Ni me acordaba.- Sonrió ella.-

            No era cierto, su día terrestre asociado a su nacimiento era precisamente aquel. Sin embargo, sus compañeras podían haberlo olvidado… no deseaba hacérselo notar. Aquellas cosas no iban con su carácter y se había pasado eones sin que nadie la felicitase. Excepción hecha de los soberanos de Neo Cristal Tokio y la Pequeña Dama. Pero hubo un tiempo en el que ni tan siquiera ellos estaban allí para hacerlo.  Y ahora era este saiyajin tan bruto en apariencia, quién tenía ese hermoso detalle. Estaba conmovida y atónita a partes iguales…

-¿No vas a abrirlo?- Se interesó Lornd al verla tan ensimismada, afirmando.- Tus amigas me dijeron que esta es la costumbre de la Tierra.-
-¡Estas chicas!- Suspiró Setsuna moviendo la cabeza con una gran sonrisa.- Las muy sinvergüenzas fingieron haberse olvidado.
-Nadie que te conozca podría olvidarte.- Aseguró él.-

La guerrera escuchó esas palabras tan directas y sinceras y sus mejillas se encendieron con un súbito calor. Al fin, tratando de eludir ese envarado momento abrió ese paquete…vio un collar de oro con algo engarzado en él de color granate.

-¡Esto es!
-Una piedra semipreciosa de tu mundo. Plutón.- Me pasé por allí a recogerla.- Le contó Lornd observándola con algo más que amabilidad.- Ahora póntela…si me permites.

Y puestos en píe él apartó con delicadeza esa larga y sedosa cabellera de ella y la rodeó el cuello con sus manos para colocarla el colgante. Pese al gran cuidado que puso Lornd, sus manos rozaron el cuello y los hombros de la chica. La joven reaccionó ruborizándose. No podía evitarlo cuando aquel hombre la  tocaba de esa manera. Y aquello solamente le había pasado antes con otra persona. Hacía mucho tiempo…Ese sentimiento que creyó olvidado volvía a aparecer en su vida. Incluso llegó a desviar un poco la mirada notándose turbada.

-Muchas gracias. De verdad…- Musitó ella con un matiz de emoción tiñendo su voz que casi se entrecortaba.- No lo esperaba.
-Bueno. Esa es la esencia de una sorpresa. - Declaró él, quien ya con un tinte más desenfadado, arengó.- Ahora ¡a comer! Seguro que eres una gran cocinera…

 Setsuna, nuevamente tomada por sorpresa tras ese cambio de tono no pudo evitar reírse divertida, al cabo de unos segundos fue capaz de responder.

-Eso espero. Mis compañeras al menos no han tenido queja de mi forma de cocinar. Claro que con tal no tener que hacerlo ellas a veces pienso que se comerían una piedra. Ahora vamos a ver qué opinas tú…

Y decidida la muchacha colocó la manta y las cestas y sacó la comida. No se hicieron de rogar y enseguida empezaron a dar buena cuenta de ella. Lornd con su apetito habitual hacía desaparecer las viandas a una velocidad vertiginosa.

-¡Qué bueno está todo!- La alabó él en tanto devoraba aquello.-

Setsuna reía una vez más comiendo con tranquilidad al ver ese espectáculo y declaró contando los platos vacíos con la mirada.

-¡Es increíble, nunca me acostumbraré a ver comer a un guerrero del espacio!
- Todavía tengo hambre del combate del otro día. - Comentó Lornd engullendo un plato entero de macarrones de una vez. – Ese tipo nos hizo esforzarnos de verdad…y debo reconocer que en esto eres igualmente excepcional, tan buena guerrera como cocinera. En las artes culinarias eres sin duda mejor que yo…

            Su interlocutora volvió a ponerse colorada. Quizás los saiyajin fueran capaces de comerse hasta un saco de piedras y pudieran opinar que eran deliciosas, sin embargo, Lornd parecía hablar con total sinceridad. Esa era una de las cualidades de él que más le gustaban a la joven. Realmente estaba pasando un rato muy agradable y se sentía feliz a su lado. Pero la dicha duró poco. En ese instante gotas de agua comenzaron a caer sobre el mantel. Densos nubarrones cubrían rápidamente el cielo.

-¡Oh, vaya chasco!- Se lamentó Setsuna - con la ilusión que me hacía que viéramos la puesta de sol los dos juntos. Desde aquí es un espectáculo maravilloso.
- Si es sólo eso está hecho, ven conmigo. La verás, te doy mi palabra. - Le respondió animosamente él levantándose a la par que observaba el cielo.  – Ese será mi segundo regalo de cumpleaños para ti.

             Ella se levantó sin comprender, había comenzado un auténtico diluvio que los empapó rápidamente pero Lornd emitió energía creando una barrera que actuaba como paraguas. Se elevó tomando a Setsuna en brazos y utilizando más intensidad de poder se transformó en súper guerrero abriendo un gran hueco entre las nubes. La muchacha contemplaba maravillada los rayos del rojo sol del atardecer filtrarse entre aquellos huecos y el arco iris surgiendo en infinidad de espejos formados por el agua que caía y en la lluvia que chocaba contra ellos. En aquel instante deseaba que ese momento de cercanía entre los dos, ajenos a todo lo demás, durase para siempre.

-Mira la belleza de esto. ¡ Está hecho en el Cielo! - Proclamó Lornd, sonriendo a la chica para rematar.- Como tú.

            Y sin pensarlo cantó una de las tonadas que su hermano le había enseñado durante sus entrenamientos. Era de un cantante al que había admirado mucho y que tuvo la deferencia de amenizarles esas horas de combates en el Rincón del Alma y del tiempo con su música y sus canciones. Y ésta era efectivamente muy apropiada para ese momento. Quizás muchísimo más de lo que el propio saiyajin pudiera imaginar. Al menos así lo pensó su acompañante que escuchó realmente encantada.

Me voy de paseo con el destino, 
Preparado para hacer mi parte, 
Viviendo con recuerdos dolorosos, 
Amando con todo mi corazón. 

Hecho en el cielo, hecho en el cielo. 
Todo fue destinado para eso, sí. 
Hecho en el cielo, hecho en el cielo. 

Eso es lo que dicen, 
¿No puedes ver? 
Eso es lo que todos me dicen. 
¿No puedes ver? 
Es lo que todos dicen que es…
¿No lo puedes ver?

¡Oh, lo sé, lo sé, sé que es verdad!. 
Sí, realmente fue para ser 
Dentro de mi corazón. 

Estoy teniendo que aprender a pagar el precio. 
Me están dando la vuelta, 
Esperando posibilidades. 
No veo muchas por aquí. 

Hecho en el cielo, hecho en el cielo. 
Es para que todos vean. 
Hecho en el cielo, hecho en el cielo. 

Eso es lo que todos dicen. 
Todos me lo dicen. 
Realmente fue destinado para eso, sí. 

¿Oh, no puedes ver?
Sí, todos, todos dicen 
Sí, fue destinado para eso. 
¡Sí, sí!

Y aunque algunas gotas del aguacero que caía les empapaban a ninguno le importaba. Es más Lornd se sentía eufórico al cantar la siguiente estrofa en tanto emitía más poder para ensanchar ese agujero que les daba acceso hacia la puesta del sol…

Cuando el clima tormentoso se acerca 
Fue hecho en el Cielo. 
Cuando el cielo con sol se asoma detrás de las nubes, 
Deseo que pudiera durar para siempre, sí. 
Deseo que pudiera durar para siempre, para siempre. 

Estoy cumpliendo mi rol en la historia, 
Esperando cumplir mi objetivo, 
Absorbiendo todo este desconsuelo, 
Pero dándole toda mi alma. 

Ella le miraba sin poder apartar la vista. Si había tenido dudas en ese momento estas se había disipado.

-Para mí será un placer cumplir con mi cometido.- Pensó apretando más su abrazo.-

Hecho en el cielo, hecho en el cielo. 
Todo fue destinado para eso. 
Hecho en el cielo, hecho en el cielo. 

Eso es lo que todos dicen. 
Espera y verás, realmente fue para eso, 
Tan simple de ver. 

Sí, todos, todos, todos me lo dicen. 
Sí, fue simple de ver, sí, fue para estar 
Escrito en las estrellas... 
Escrito en las estrellas...

(Made in Heaven, QUEEN, crédito al autor)

            Poco a poco las nubes fueron cerrándose pero Lornd se elevó sin problemas sobre ellas. Abrazó con fuerza a Setsuna pues hacía frío. Y tal y como él le prometió, vieron el atardecer y al sol  ponerse tras las colinas y más tarde asistieron a la salida de las primeras estrellas que titilando acompañaron con su débil brillo  la luz de la Luna llena que les iluminaba.

-Es maravilloso.- Suspiró ella.-
-Nada comparable a ti.- Le respondió él.- ¡Ojalá pudiera encontrar Nuevo Vegeta y mostrarte algún día su capital, la ciudad del Atardecer.
-Me gustaría mucho.- Afirmó Setsuna.-
           
            Y así quedaron los dos durante un buen rato, contemplando extasiados el titilar de las estrellas. En otro lugar, mucho más elevado aun  de la posición de aquella pareja, Serenity y Endimión se reunían con Landar, Goku y Vegeta. El mago blanco les permitía ver aquellas escenas en su mágica bola. Ambos monarcas sonrieron reconfortados por aquello.

-Gracias a Dios que todo va según lo previsto.- Dijo Endimión.-
-Es más que eso.- Añadió su pareja la reina.- Setsuna está empezando a enamorarse. Al menos eso creo.
-No sueles equivocarte en tus apreciaciones.- Afirmó su interlocutor.- Y debo decir que me agrada y me alivia sobremanera que así sea.
- Y a mí también. Dado que es una misión que exigirá lo mejor de ella y el sacrificio de su propia vida.- Remachó la futura soberana de Cristal Tokio.-
-¿Un sacrificio unirse a un rey de los saiyajin?- Intervino Vegeta con escepticismo, para matizar.- Más bien es un honor para vuestra guardiana.
-No hay honor que valga lo que el amor verdadero.- Respondió Serenity con tinte grave e incluso algo apenado.- Eso lo sabemos bien.
- Lo que digáis, Señora.- Concedió a desgana el legendario rey de los guerreros del espacio.-
-Sí, es verdad, Vegeta.- Intervino Goku con más jovialidad.- Si hasta tú estás coladito por tu mujer. Solo había que ver cómo te ponías cuando algo la amenazaba...recuerdo esa vez con el Dios de la destrucción…
-¡Cierra la boca, Kakaroto, nadie ha pedido tu opinión! - Le instó su contertulio que se ruborizó a su pesar.-

            Éste se rio para cuchichearle a una ahora risueña Serenity.


-Se las da de tipo duro pero en el fondo es una buena persona…
-¿Qué andas susurrando?- Exclamó Vegeta con irritación.-

            El interpelado hizo un espacio con ambas manos y se limitó a sonreír, quitándole importancia al asunto.

-¡Nada!, que espero que todo esto salga bien… es una unión muy importante…
-Lo mejor de nuestros dos mundos.- Valoró Endimión ya con más seriedad.-
-Esa unión será invencible. -Valoró Vegeta.-
-Aunque todavía le falta un objetivo muy importante a Lornd.- Afirmó Endimión.-
-Sí, encontrar su planeta.- Añadió Son Goku.-
-Todo a su debido tiempo.- Declaró enigmáticamente el mago.-
-Si pudiera reencontrarse con nuestros remotos descendientes entonces sí que serían capaces de hacer frente a cualquier amenaza.- Aseveró Vegeta.-

            Aunque Serenity le observó, retornando a una expresión grave y tomó la palabra para afirmar con voz queda.

-No estoy segura de eso. Pese a que todo saliera como deseamos en ese aspecto quizás no sea suficiente en el futuro para afrontar lo que nos aguarda. ¿Verdad Landar?
           
            El aludido no dijo nada, miró a los demás y asintió.

-Sí, creo que sé lo que quieres decir.- Afirmó Son Goku, serio a su vez.- Lástima no poder ser de más ayuda.
-Las cosas en este universo deben seguir su curso sin nuestra intervención.- Sentenció Vegeta cruzándose de brazos ahora.-
-Así es.- Convino Landar quien volvió a conjurar imágenes de aquella pareja en su bola.-
-Por lo menos, ellos parecen felices.- Valoró Endimión.-
-¡Ojalá que puedan serlo durante mucho tiempo! Antes de tener que arrostrar las duras pruebas que les aguardan.- Deseó Serenity.-


Antes esas palabras el resto permaneció en silencio esta vez observando la bola del mago. En ella todavía podían verse las imágenes de aquella pareja flotando entre las nubes y admirando aquel resplandor de la Luna…

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