Como cada tarde al iniciar su jornada de trabajo
Setsuna se preparaba para dirigirse hacia el observatorio. Antes de salir Haruka
y Michiru la despidieron con una pregunta sobre el paradero de Lornd.
-¿Has tenido noticias suyas?,- le inquirió Michiru
con un tono amable y muy cuidadoso. -
- No, ninguna desde que nos despedimos hace una
semana. Me dijo que volvería pronto, que quería aprender una técnica nueva pero
que era difícil, así que le costaría tiempo dominarla.- Repuso su compañera con
un tono resignado. -
- Chica, con lo complicadas que son esas técnicas, ¡no
sé ni cómo puede dominarlas! - Intervino Haruka para aliviar ese momento añadiendo
en un tono más animoso. - Pero seguro que pronto regresará.
- De todas maneras, no sé cómo es capaz de dejarte
sola. - Comentó la joven de melena verdemar que se encontraba junto a ellas,
con un ligero tono de reprobación. -
- Michiru...- la cortó Haruka al advertir el gesto
alicaído de Setsuna que ésta trató enseguida de borrar en su expresión. -
- Lo siento,- repuso Neptuno dirigiéndose hacia su
amiga. - Es que estos guerreros del espacio son tan activos,… pero no creo que
él se haya olvidado de ti. Será que ha encontrado alguna batalla importante a
la que atender. Volverá en cuanto termine con quién sea. - Añadió tratando de
arreglar esa embarazosa situación. –
Sin
embargo su compañera y pareja Urano la miró moviendo la cabeza. Eso lejos de
solucionar nada ¡casi que lo empeoraba! La propia Michiru pareció percatarse de
ello cuando musitó algo apurada.
- Lo siento, no quería decir…
- No te preocupes.- Le dijo Setsuna sonriendo
trémulamente. - Sé que él no se ha olvidado de mí, pero tengo que aceptar que
es un guerrero y que la lucha es algo muy importante para él. Nosotras también
lo somos.
-Es verdad, pero no nos encanta serlo.- Matizó
Haruka.-
- Pues yo que tú haría lo mismo que Bertie con su
hermano Roy, le tendría bien atado - respondió Neptuno sonriendo ahora con
expresión divertida. -
- Lo cierto es que él no se ha metido nunca con mi cometido
de Guerrera de la Justicia, ni con mi trabajo. Lo respeta y lo valora. Yo
tampoco debo hacerlo con sus ocupaciones.- Argumentó su compañera. -
-¡Pues chica, si él fuera mi novio le vigilaría más
de cerca!- Declaró Haruka con cierta despreocupación. -
- No es mi novio. - Se defendió Plutón ruborizándose
de forma evidente. –
- ¿Ah no?- se sonrió su interlocutora con una pícara
expresión.- Entonces, ¿debo entender que está libre de compromiso?…
-¡Oye, Haruka! ¿qué quieres decir con eso?,- le interrogó
Michiru frunciendo ligeramente el ceño. -
-¿Con qué?- Preguntó la aludida pretendiendo no
terminar de comprender. -
- Ya lo sabes,- replicó su pareja con un tono
ligeramente entre molesto y susceptible. -
- Me refería a que si estuviese en el lugar de
Setsuna yo estaría más cerca de Lornd, eso es todo. Pero como dice que no es su
novio. ¿Pues quién sabe? A lo mejor me interesa… ¿es que estás celosa? - Inquirió
Urano con gesto divertido. -
- Podría ser…- sonrió Michiru de forma ladina,
remachando. – En una cosa coincido contigo. Lornd es un hombre que podría hacer
variar de gustos a cualquiera. Es tan... varonil, tan fuerte, ya sabes a lo que
me refiero.
-¿Qué insinúas?,- le inquirió Haruka entornando los
ojos. -
- Ahora eres tú la que está celosa ¿eh?- Repuso su
interlocutora sonriendo con malicia. -
-¡Qué tontería!,- negó Urano con premiosidad para
agregar con evidente curiosidad. – Yo solamente tengo ganas de saber a que te
has querido referir con eso.
- A nada, sólo era un comentario, nada más.- Añadió
Michiru sin darle mayor importancia. – No sé por qué te interesa tanto…
Setsuna
se limitaba a escuchar y a sonreír, sus amigas se deleitaban en mantener ese
tipo de conversaciones rozando siempre la mutua provocación pero derivando
invariablemente hacia el terreno de la broma. Les daba igual comenzar a discutir
sobre lo que fuera, un jarrón, una casa, una nube o el mismo Lornd. Aunque
nunca decían nada de eso en serio. Ellas se amaban muy profundamente y
compartían además un vínculo como guerreras de la justicia.
-Las envidio, son amantes y compañeras. Siempre
juntas para todo, bueno y malo.- Reflexionó.-
Y aunque ella era también compañera suya su relación
evidentemente no era igual con ninguna de las dos. Eran sus amigas y sus
colegas sailors, pero nada más. Pensaba en como estuvieron de unidas en
aquellos días en los que cuidaban a la pequeña Hotaru. Las cuatro en total
formaron una familia. Se sonrió a espaldas de esas dos.
-Hasta luego.- Musitó.-
Haruka y Michiru agitaron
descuidadamente la mano en tanto proseguían con sus intercambios de chanzas. De
modo que casi pasando Setsuna se marchó. No obstante nada más salir ella de la
casa sus dos amigas dejaron de lanzarse aquellas pullas amistosas. De hecho,
ahora Haruka mostró una expresión seria al decir.
-No sé. Me preocupa. Por más que ella insista en que
está bien no me lo parece.
-Sí, es cierto. – Convino su compañera alegando sin
embargo.- Pero no podemos hacer más. Es su vida privada después de todo.
-En cierto modo me inquieta, no sé cómo exponerlo.– Le desveló
Haruka quien ante la atenta mirada de su contertulia quiso explicarse.- Por una parte le deseo que sea feliz, pero de
otra tengo la impresión de que si su relación con Lornd prospera podría tener
problemas. Ya me comprendes.
Su compañera asintió para suspirar, declarando acto
seguido.
-Sé a qué te refieres. Tenemos una obligación que
está por encima de todo. Incluso de nosotras y nuestros sentimientos personales.
Pero no te preocupes, confío plenamente en que Setsuna sabe cuál es su deber.
-Tienes razón. – Admitió su compañera para sonreír
más relajada, volviendo a la carga una vez más para añadir entre risas ahora.-
Pero cuando está con ese hombretón entiendo que pueda olvidarse de todo lo
demás.
-¿Cómo que lo entiendes?- Replicó Michiru
obsequiándola con una acusatoria mirada.- ¿Desde cuándo te parece a ti
atractiva la idea de estar con un hombre?
Haruka se levantó ambas manos mostrando las palmas
hacia arriba y luego se encogió de hombros para tratar de explicarse de un modo
informal.
-Bueno, pues por ejemplo, con Roy lo paso muy bien.-
Afirmó la rubia sailor enumerando divertida para pasmo de su oyente.- Es un
tipo divertido, sabe de coches, le gusta el deporte…
-¿Y le has pedido en matrimonio ya?- Inquirió Michiru
con los ojos entornados, añadiendo con fina ironía.- No te olvides de
consultarlo con Bertie. Lo mismo no le hace gracia…
Haruka
observó a su pareja con gesto atónito y luego rio. Moviendo la cabeza comentó.
-Desde luego. ¿Cómo te pones? Deberías verte la cara…tonta.
¿Es que tengo que recordarte que solamente me gustas tú?-Pues no te viene nada
mal hacerlo, si es que no quieres dormir en el sofá esta noche.- Se sonrió malévolamente
su novia.-
-Tocada.- Admitió Haruka, matizando.- En el caso de
Lornd sabes perfectamente que me refiero al punto de vista de Setsuna. Únicamente
tienes que fijarte en su cara cuando habla de él. ¡Se pone colorada! Por mucho
que lo quiera ocultar. Se ha dado cuenta hasta Hotaru.
-¿Hasta Hotaru?- Fue el turno de reírse de Michiru
para sentenciar.- Ella se dio cuenta incluso antes que nosotras.
-Tienes razón.- Convino jovialmente Haruka que
agregó ya más seria.- Y me alegro mucho por Setsuna. Se merece a alguien con
quien compartir su vida en ese sentido. ¿No crees?
-Sí, es verdad. - Tuvo que conceder su amiga para
reírse, sentenciando.- La pobre ha estado sola durante mucho tiempo.
-Lo que más gracia me hace y al mismo tiempo más ternura
me inspira, es que nuestra amiga cree que lo disimula bien. – Sonrió Haruka
moviendo levemente la cabeza.-
-Sí, es una chica realmente bondadosa, pero que ha
tenido siempre una existencia muy sacrificada. Me alegra ver que, al menos
ahora, se siente feliz y hasta enamorada de alguien que sí la puede
corresponder…Ya me comprendes…
Y
con el asentimiento de Urano fue suficiente. Ambas sabían perfectamente a qué
se refería aquella declaración. Tras esas palabras las dos dejaron ese tema y se
dedicaron a preparar sus cosas. Tenían mucho que hacer en lo relativo a sus
vidas civiles. Poner a punto la moto una y afinar y ensayar con el violín la
otra. Era lo bueno de la paz. Había pasado por muchas batallas y ahora gracias
al cielo las cosas estaban tranquilas. Y tenían muchos aspiraciones que colmar
en su día a día.
-Me voy al garaje.- Le comentó Haruka a su pareja.-
Te dejo para que emules a Paganini…
-¿Vas a preparar la moto para el gran premio?-
Inquirió Michiru.-
-Voy a intentarlo, hacía un ruido en la transmisión que
no me gustaba nada.- Le contó Haruka.- veré si puedo solucionarlo.
Y cada una se puso manos a la obra en
sus respectivas tareas. Por su parte y ajena a esas conversaciones Setsuna
conducía sumida en sus propias reflexiones.
Dirigió su coche hacia el observatorio.
-Al menos podré disfrutar mirando las estrellas.-
Pensaba.-
Recordó
aquella batalla y la destrucción de ese enorme cometa que casi acabó con la
vida en la Tierra. Gracias a que Lornd les ayudó superaron esa terrible prueba.
Esperaba que tras aquello las cosas se tranquilizasen. De momento así había
sido. Aunque a veces, y aunque le costase admitirlo, la paz se le hacía algo
tediosa. Sobre todo tras la marcha de Hotaru que se había ido a vivir con el
profesor Tomoe.
-No era justo para ella, se merece estar con su
padre. Tuve que apartarla de su lado cuando comenzó esa crisis que la hizo
renacer como guerrera. Pero ahora, debe disfrutar en lo posible de su infancia.-
Meditaba.-
Y viendo a Haruka y Michiru tan compenetradas y dedicándose
también a sus dos pasiones, el deporte y el arte, ella quedaba bastante al
margen. ¡Menos mal que tenía su trabajo como astrónoma!
-Bueno, esa es una de mis pasiones.- Pensó
animándose en tanto iba reduciendo la velocidad.-
Ya podía ver la gran bóveda del telescopio. Enseguida
aparcó y entró. Al llegar sus compañeros le pasaron el turno, le tocaba estar
de guardia casi toda la noche. Por fortuna era previsora y se había llevado una
bolsa con bocadillos y un termo de café.
En esa época del año cercana a su cumpleaños ya refrescaba y la muchacha
detestaba el café aguado de la máquina.
-Y las cucarachas.- Recordó con un rictus de asco.-
Recuerdo en verano cuando vi alguna, casi me da un infarto…
Por suerte en esa época ya no había, o ella no las
veía. ¡Tanto mejor! Siendo una guerrera como era, dispuesta a luchar contra
cualquier cosa que amenazase el sistema solar, gritaba como una cría al ver un
asqueroso bichejo de esos.
-Es superior a mis fuerzas, no lo puedo soportar.-
Se admitía no sin algo de apuro.-
Dejó de lado
ese tema tan desagradable y una vez
instalada en su puesto dedicó las horas siguientes para hacer cálculos y
observar por el telescopio. La noche estaba apacible, el cielo despejado y
podía verse bastante de la región norte. La constelación de Aquila y su
estrella Altaír eran bien visibles. También pudo contemplar durante un rato Delta
Cephei. Aunque su mente volvía una y otra vez al mismo pensamiento. ¡Quién sabe
dónde estaría Lornd! En estos últimos días no había sentido ni rastro de él. Aunque
la semana anterior si que pudieron emplearla en conocerse mejor, ¡vaya si lo
hicieron!, de forma tan profunda que si sus dos compañeras llegaran a enterarse
de seguro que esas bromitas suyas quedarían en nada. Aunque teniendo en cuenta lo
mal pensadas que eran Setsuna no se molestaría en tratar de convencerlas de que
todo fue, en su mayor parte, algo muy
platónico e incluso espiritual. Lornd desmentía aquella imagen de
hombretón rudo cuando se decidía a pensar en voz alta junto a ella y bajo un
cielo nocturno cuajado de estrellas. Era cuando el saiyajin recordaba su
pasado, su familia y a su pueblo con autentica nostalgia y ella le escuchaba
muy interesada, interviniendo poco pero siempre de forma intuitivamente
acertada, como si ambos convergieran en sus puntos en común. La sailor pensaba
en esto y también, porque no, en sus diferencias. Cuando Lornd daba rienda
suelta a su parte de guerrero más violenta era en verdad una fuerza desatada de
la naturaleza y llegaba a parecer que disfrutaba en los combates. La propia
Setsuna se quedó impresionada cuando le vio por primera vez desintegrando sin
piedad a esos aliens que la atacasen a ella, y al resto de las guerreras del
sistema solar exterior, en el polo norte. Él no quiso pelear contra ellas y
dijo estar de su lado, pero la muchacha tuvo entonces más miedo a su repentino
aliado que a sus enemigos. No obstante, debía admitirse a sí misma que ella
también era capaz de luchar con todas sus consecuencias y de emplear la
violencia más extrema si fuera necesario. Como guardiana del sistema solar
exterior había peleado sin tener tampoco
asomo de clemencia, caso de que el adversario o la situación lo requirieran,
pero jamás disfrutaría o ni tan siquiera se sentiría cómoda. A su memoria
llegaba ahora, como si de un resucitado remordimiento se tratara, la vez en la
que estuvo buscando a Hotaru. Cuando la niña estaba poseída por las fuerzas del
mal y aun no había renacido como sailor Saturno, para matarla antes de que lo
hiciera. Ni tan siquiera las súplicas de la pequeña Dama pudieron apartarla de
ese camino, y eso que se le rompía el corazón cuando Chibiusa la culpó de la
desaparición de la que creía su amiga.
-¡Te odio! – Rememoró con amargura que le dijo esa
obre niña, pensando en la mirada de ella por entonces.- Pequeña Dama, Chibiusa,
entonces me rompiste el corazón.- Suspiró.- Menos mal que luego todo se
arregló. Y ahora Hotaru es una persona muy querida para mí. Como lo sois todas…
En efecto, pocas veces unas palabras
le habían hecho tanto daño, venían de una de las pocas personas a las que
quería con toda su alma. Realmente esa cría era muy importante para ella. No
solamente por el deber de protegerla sino, porque desde que nació, fue una
compañía y un consuelo constante cuando la visitaba en la puerta del espacio -
tiempo, desde el día en el que sus padres el rey Endimión y la reina Serenity, la
condujeron allí para presentársela como la futura heredera del reino. ¡Qué
difícil y penoso le resultó tener que apartarla de Hotaru! Pero lo volvería a
hacer cien veces aunque, de resultas de ello, esa niña la hubiese odiado para
siempre.
-Mi deber está por encima de todo, incluso de mi
misma y de mis deseos.- Se dijo.-
Afortunadamente todo terminó bien, no hubo necesidad
de elegir. La propia Hotaru era ahora una compañera más. De hecho, la guerrera
Saturno y ella se apreciaban muchísimo. Hablaban a menudo y se contaban sus
mutuas aspiraciones. Plutón sentía que incluso podía hacerle confidencias. A
pesar de su edad, bastante menor que la suya propia o la del resto de sus
compañeras del espacio solar exterior. Aunque esto era al menos en apariencia,
puesto que muchas veces la miraba a los ojos y podía percibir una profunda
sabiduría encerrada en ellos. Pero con Haruka y Michiru era más difícil. No es
que no fuesen a escucharla pero veía que esas dos tenían una complicidad y un
tipo de relación muy absorbente. Tendían a estar bastante apartadas del resto.
Por ello Setsuna había congeniado muy bien con Hotaru desde el principio. La
echaba mucho de menos.
-Sé que a veces lo pasa mal, por las nuevas
circunstancias de su familia. Es muy duro para ella, pero debe aprender a dejar
eso atrás.- Meditaba.-
A veces Hotaru sí que iba a visitarlas y pasaba días
con ellas. Y aunque Setsuna, Haruka y Michiru estaban encantadas
de tenerla de nuevo en casa y muchas
veces hicieran las veces de madres y padre, al final ese no era el camino.
-Sé que nos necesita, como nosotras a ella. Pero
también debe aprender a vivir su vida y aceptar a otros.
Y es que Plutón comprendía que su compañera Saturno,
pese a sus poderes y su espíritu antiguo no dejaba asimismo de ser también muy
joven. Que su padre, el doctor Tomoe se hubiese vuelto a casar, y encima con Kaori,
era algo que la niña no asimilaba todavía. Pero ahí era poco lo que podía
hacer, salvo charlar con ella y tratar de hacerle entender que los adultos
tenían esas cosas. Pese a todo Setsuna sabía que siempre podría contar con esa
pequeña y con sus amigas. Todas habían hecho un juramento igual. Algo que
estaba por encima de cualquier otra cosa. Ante todo proteger a los reyes y a la
Pequeña Dama y sobre todo, defender el Sistema Solar y la Tierra a cualquier
costa. Pasando por encima de otros sentimientos y consideraciones. Ella misma sabía
bien que quizás algún día una situación similar a la de entonces, cuando
lucharon contra el Mesías del Silencio o contra Galaxia, se presentase y
tuviera que hacerlo. Sacrificar amigos, e incluso amor, por su deber. Quizás
por eso sabía en el fondo el dolor que Lornd ocultaba a veces en su gesto y sus
miradas, cuando ella le preguntaba sobre el porqué arremetía con tanta saña
contra los secuaces de ese Gralas. Esa vida errante, sin un lugar fijo al que
regresar, toda esa carga del deber, ella la había compartido igualmente.
-Cuando me contó lo que le sucedió, en esa otra era.
Al ser atacado y perder a su preceptora a la que tanto amaba.- Suspiró.-
Entiendo que odie a ese individuo. Y ha sido muy difícil para él no sucumbir a
ese odio.
Pero ahora era distinto, ese guerrero podía retornar
a la Tierra y ella estaría allí, aguardando. Por el momento las cosas estaban
tranquilas y la reina le había dado permiso para vivir en el siglo veinte,
incluso, ¡porqué no!, para crear una familia si así lo deseara. Usagi, bueno
Serenity en realidad, siempre fue muy dulce y comprensiva. Sobre todo cuando
tuvo con ella esa conversación. Casi exhortándola a ganarse como fuera a ese
poderoso guerrero del espacio. Pero Setsuna era realista y analítica, su
carácter serio y prudente no le permitía bajar la guardia. La soberana se
mostró muy interesada en que pusiera de su lado a ese recio guerrero por todos
los medios a su alcance. ¡Y dijo todos!... En un principio ella no estaba
demasiado dispuesta. Sobre todo porque aun guardaba algunos sentimientos hacia
sus reyes, más bien mantenía esa sensación entre la admiración y el cariño
hacia su reina Serenity, y ese sentimiento con respecto al rey Endimión que se
manifestaba con aquella calidez que inundaba su pecho poco a poco y la hacía
enrojecer muy a su pesar cuando cruzaban las miradas.
-No debo seguir pensando en eso.- Se amonestaba sin
dejar de repetirse.- Tengo un deber que
cumplir y un sitio del que no debo moverme. ¡Eso no es posible! ¡Nunca fue
posible!
Y
no se refería a esas largas estancias en soledad custodiando la puerta del
Tiempo- Espacio que pudo finalmente abandonar, dado que fue sellada. Era el lugar
que ocupaba en cuanto a su estatus. Ella misma era una princesa de pleno
derecho. Pero nominalmente vasalla de los soberanos de la Luna y de neo Cristal
Tokio. Durante muchísimo tiempo no tuvo contacto con nadie. Siendo descendiente
del linaje de Cronos, aunque de una rama menor respecto de su compañera Saturno,
sus ancestros fueron elevados a la dignidad de príncipes de Plutón y encargados
del cometido de guardar ese acceso. Cuando le tocó el turno a ella su sentido
del deber la hizo cumplir con su misión
de modo abnegado. Incluso resistiendo la tentación de cambiar el cruel destino
del Milenario de Plata. Después, en el futuro, el rey y la Pequeña Dama la
visitaron con cierta frecuencia. Y si bien no sucedió nada de lo que debiera
avergonzarse tampoco se atrevía a tentar más a la suerte.
-Hay cosas que no se pueden tocar. Y personas que
deben estar juntas porque así es su destino y es fundamental para el bien de
todos.- Insistía en tratar de auto convencerse.-
Y
aquello la llevaba a Lornd. Quizás al principio no vio en él más que a un patán
muy musculado. Impulsivo y amante de la lucha. No obstante, fue el irle
conociendo y percatarse de que no era así en absoluto. Ese hombre era una
fuerza de la naturaleza pero también poseía un gran sentido del honor y del
deber. Como todo buen saiyajin, según le reveló la soberana cierto día que
ambas daban un corto paseo.
-Ese guerrero del espacio es muy poderoso. Debemos
hacerle nuestro amigo a toda costa.- Le dijo Serenity estando a solas.-
-Haré lo que pueda por convencerle.- Aseguró
Setsuna.-
Y
su reina se detuvo entonces, la miró directamente a los ojos y con un brillo
intenso en sus azules pupilas, sentenció con gravedad.
-Haz todo, absolutamente todo, cuanto sea preciso.
Tienes nuestro permiso para que así sea. Pero no olvides esto. De cara a las
demás no sabremos nada. Ninguna excepción puede ser hecha por ti respecto a las
otras. Al menos ante sus ojos. ¿Lo comprendes, verdad?
-Sí, Majestad.- Pudo decir algo aturdida e
impresionada por esa mirada, para finalmente ser capaz de remachar con más
seguridad.- Podéis confiar en mí.
-Lo sé. Por esa razón te elegimos.- Declaró más
afablemente su interlocutora.-
Tras
aquello continuaron caminando hasta volver a unirse al resto del grupo con el
que estaban. Ahora la joven se sentía muy desconcertada. No estaba del todo
segura de sus sentimientos, o quizás si lo estuviera, y eso la asustaba. No
obstante, eso no solamente dependía de su propia disposición, habría que ver
cuáles serían los sentimientos de Lornd. La chica creía que los mismos que ella
tenía. No obstante, se preguntaba. ¿Podrían vivir realmente juntos, al margen
de batallas y peligros? Tanto para ella como para el guerrero del espacio siempre
podría existir algo que les impidiera cumplir ese deseo. Hablando por ella
misma desde luego que temía esa posibilidad, y suponía que aquel solitario saiyajin
opinaría de igual modo. ¿Y en donde podrían vivir? Por eso le preocupaba que él
tardase en regresar. ¿Y si había estado pensando al igual que la propia Plutón,
en los posibles peligros que traería si se instalaba en la Tierra? En alguna
ocasión, cuando ambos charlaron acerca de temas más íntimos, él le había
llegado a decir una frase que se clavó en el corazón de Setsuna como un
anzuelo. “Mi amor es peligroso, y te hará llorar”, fueron las palabras. Pero
ella sabía en su interior, aunque muchas veces lo negase ante sus compañeras,
que estaba más que dispuesta a correr el riesgo, la cuestión que la inquietaba
era, ¿lo estaría él?
-¡Ojalá pudiera saber qué es lo que debo hacer! – Se
decía la joven.- O quizás sí que lo sé pero tengo miedo de llevarlo a cabo por
todo lo que implicaría.
Pensando en todo aquello recordó una de las
conversaciones que ambos mantuvieron, poco antes de que él se fuese.
Contemplaban un cielo nocturno, al igual que hacía ella en su puesto de
trabajo. Sin embargo, estaban en un descampado alumbrados solamente por las
llamas de una hoguera que el saiyajin había prendido en unos maderos utilizando
un leve destello de su energía. Con sus ojos bermellón dilatados de entusiasmo
y también por la escasa luz de las llamas, la chica observaba las estrellas y
le decía.
-Las conozco casi todas. Llevo mucho tiempo
observándolas.
-Sí, puedo decir lo mismo.- Convino él pasándola un
brazo tras los hombros en ademán protector.-
Pese a que no estaba acostumbrada a ello, a Setsuna
no le era desagradable. Pocos hombres podrían decirse capaces de haberla podido
acoger de esa manera. La muchacha dedicó ahora su atención al saiyajin y le
comentó.
-Durante mucho, mucho tiempo. Una de las pocas
distracciones que tuve fue el de mirar al cielo. Y preguntarme quién más
estaría allí. Quizás observándome a mí…
Su interlocutor
asintió. Ella le había contado muchas cosas en esos días. El tipo de relación
que mantenía con sus amigas y compañeras, sus deberes como guerrera. El
profundo cariño que sentía por todas las demás. Al hilo de aquello, él le
preguntó.
-¿La Pequeña Dama, como tú la llamas, es muy
importante para ti, no es cierto? Igual que Hotaru.
Ella
se tomó unos instantes para responder. Casi la traicionaba la emoción, sin
embargo pudo controlarse para responder con tono sosegado y suave.
-Las considero como si fueran las hijas que no podré
nunca tener.
-¿Nunca?- Le preguntó el guerrero observándola ahora
con perplejidad.-
Su
contertulia se separó de su abrazo para poder enfrentar su mirada a la de él. Y
tras unos segundos inspiró profundamente y soltó el aire para explicar.
-Has de saber que, como guardianas de los soberanos
del Milenario de Plata y del Reino de Neo Cristal Tokio, no se nos permite
desposarnos con varón alguno, ni tener descendencia. Es un sagrado voto que no
podemos conculcar.
Aquello
pareció descolocar a su contertulio que no dejaba de mirarla con gesto de
sorpresa. Aunque al poco tiempo pareció rehacerse y preguntó.
-Quizás el desposarse con alguien o tener hijos no
es el único modo de mostrar amor.
-No, no lo es.- Convino la joven, afirmando con voz
queda.- A veces, velar por quien amas desde la distancia es la mayor prueba de
amor que pueda existir. Pues conlleva mucho sacrificio.
Y
ese hombre la tomó de los hombros con ambas manos y apenas sí pudo decir,
tratando a su vez de dominar sus propias emociones.
-No puedo creer que una persona como tú no pueda
expresar lo que sienta. Es una carga muy pesada. Solo con mirarte a los ojos
puedo darme cuenta. Tú no naciste para vivir sin amor. ¿Qué clase de soberanos
obligarían a alguien a un sacrificio tan cruel?
-Podría decir lo mismo de ti.- Respondió ella
alegando a su vez.- Vagas de un lado a otro del universo a la búsqueda de un
fantasma.
-De un fantasma que no me deja dormir. Sabiendo que
fue en gran parte responsable de separarme de mi pueblo.- Contestó él de modo
sombrío.- Y más ahora que sabe que estoy
aquí dispuesto a atraparle. Es cuestión de tiempo que intente atacar otra vez.
Y seré su blanco pues no ignora que entre los dos las cosas solamente pueden
acabar cuando uno de nosotros destruya al otro. No quisiera poner este mundo en
peligro. Por eso, debo irme…
Al
pronunciar esas palabras se alejó unos pasos dándola la espalda. La joven le
miró entre atónita y consternada. Pero él enseguida se giró nuevamente para
esbozar una leve sonrisa y agregar de modo más optimista.
-Será por poco tiempo. Quiero ser yo quién le
sorprenda. Tras el recorrido que hicimos por este sistema solar sé que sus
espías nos detectaron y que a buen seguro esa sabandija ya estará tramando
algo. Debo anticiparme cuando menos se lo espere.
-Podremos derrotarle de nuevo.- Afirmó ella.- Deja
que te ayudemos.
-No quiero poner vuestra seguridad, ni la de nadie
de este mundo en peligro.- Declinó el guerrero.- Ya te lo dije una vez. Mi amor
es peligroso.
Y
ahora fue la muchacha quién le sonrió cálidamente pasando sus brazos tras el
cuello de él, para ponerse de puntillas y susurrarle.
-Creo que puedo correr el riesgo. Estoy habituada al
peligro.
No
tardaron en besarse a la luz de la hoguera. Aunque no pasaron a más. Setsuna
sabía que él lo deseaba pero las palabras que le dijera sobre sus votos obraban
el efecto de lograr disuadirle. Al menos de momento. Ella misma debía luchar
contra sus propias emociones y deseos. Todavía no era el momento. Ahora volvía
de esos pensamientos, suspirando y pensando…
-He tenido miedo a pocas cosas en mi larga vida. Pero ésta es una de ellas…no sé
qué es lo que tengo que hacer…o quizás sí que lo sé, y eso es lo que más me
asusta. Una vez más, el sacrificio. Haga lo que haga tendré que renunciar a
personas a las que quiero.
Y trató de apartar esa cuestión de su mente. Durante
un buen rato dirigió el telescopio hacia una zona donde últimamente se habían avistado
numerosas estrellas fugaces. Después de la amenaza de aquel enorme meteorito
que casi destruye la Tierra siempre estaba vigilante y escrutaba los cielos con
mucho interés. Y si volvía a localizar otro gran asteroide podría contar con
Lornd para destruirlo. Al pensar en él nuevamente suspiró. Ahora otra cuestión
a su juicio no menos relevante, acudía a su cabeza. En el caso de que, pese a
todo lo que había pensado antes ambos pudieran vivir juntos, ¿a dónde les
llevaría eso? Su relación había comenzado hacía relativamente poco tiempo. Setsuna
sabía que él la quería, o al menos creía estar convencida de ello, pero
desconocía hasta qué punto podrían llevar una existencia en común. Los dos
tenían sus vidas organizadas y eran muy independientes. Ella no se había
planteado nunca hasta entonces la posibilidad de casarse. Bueno, quizás con
alguien al que amó, aunque solo en sus sueños, más allá de cualquier esperanza
de ser correspondida. Y pese a lo que le explicase al saiyajin, algo le decía
que sus soberanos le darían carta blanca si llegado el momento ella se
decantase por esa opción. Serenity fue muy clara en lo concerniente a eso. Al
menos en aquella conversación. De cara a las demás sería otra historia.
Posiblemente tendría que renunciar a algo muy preciado para ella. Sin embargo,
antes de pensar en esa posibilidad, debía tener en cuenta a ese guerrero. Ella
tampoco conocía las costumbres de Lornd a ese respecto. Dejó volar su mente
sopesando esa posibilidad, no se imaginaba como esposa y madre, al menos no
todavía. Sonrió al recordar las bromas de sus compañeras cuando se ofrecía
siempre a cuidar de la Pequeña Dama o de Hotaru. Frases tales como." Qué
madraza eres Setsuna" o, "ya vas teniendo edad para encontrar novio,
muchacha". Así como otras parecidas, las había tenido que escuchar
siempre. A fin de cuentas era la guerrera más solitaria y la más adulta de
todas. Su puesto al frente de la puerta de tiempo espacio era muy sacrificado y
sólo le dejó tiempo para entretenerse estudiando y pensando. Por fortuna cuando
tuvo que ir al pasado para afrontar la amenaza del Mesías de la Destrucción,
pudo ser relevada de su cargo. Una vez aquí ya le fue imposible marcharse. La
compañía de Haruka, Michiru y Hotaru le ayudó a dejar de ser tan solitaria. Claro
que, Hotaru era muy niña y como en ese mismo momento iba y venía, entre las
sailors y su padre, las otras adultas formaban un dúo aparte. Pero a Setsuna no
le importaba la clase de relación que pudieran mantener entre ellas, eran sus
amigas y se respetaban y apreciaban mutuamente, ¡aunque a ella le tocase siempre
trabajar mucho en casa! Sus compañeras tenían la costumbre de escurrir el bulto
a menudo tratándose de faenas domésticas. ¡Eso la hizo reír! No habría lucha en
la que no se atrevieran a meterse, ni rival que las achantase. Pero era decirle
por ejemplo a Haruka que tocaba pasar la aspiradora y ya se estaba escapando
con alguna que otra excusa. ¡O cualquiera
le recordaba a Michiru que tenía que fregar los platos! De inmediato alegaba
tener que afinar el violín de cara a su próximo recital. ¡De mencionarles el cocinar
a cualquiera de esas dos ni hablar, claro! Setsuna suspiró, esbozando una
sonrisa.
-¡Son un par de cara
duras, pero las quiero muchísimo!...
Y entretenida de este modo el tiempo le pasó volando.
Casi sin darse cuenta la oscuridad cedía su lugar al preludio del alba y
terminó su turno sin novedad. Cerró la cúpula de observación y salió del
recinto para subir al coche. Arrancó trabajosamente, la batería se resistía a
marchar, seguramente por el frío acumulado durante toda la noche. Por fin, se
puso en movimiento rumbo a casa. Condujo algunos kilómetros sin novedad y tomó
la desviación hacia la carretera de servicio que llevaba a su urbanización cuando
escuchó un ruido sobre ella. Le pareció ver una sombra que la sobrevoló.
Extrañada, aminoró para tratar de averiguar de qué podría tratarse pero no
logró distinguir nada. Aceleraba de nuevo cuando de improviso sintió el contacto
de una fría mano sobre su boca y nariz. Trató de resistirse y mantener el
control del coche pero pronto se vio sumida en una densa oscuridad…
-¡Ja, ja! Ha sido
muy fácil.- Se escuchó decir a una voz masculina.-
Al
día siguiente Haruka fue despertada por un insistente ruido de nudillos en la puerta.
Se llegó hasta ella y miró por la rendija ¡Casi no pudo creerlo, era Lornd que
traía un gran ramo de flores! Seguía el consejo que ella misma le dio para cuando
viniera a ver a la princesa de Plutón después de un largo viaje. Pero,
entonces, ¿dónde estaba Setsuna? Haruka había creído que ella y el guerrero del
espacio seguramente se habían encontrado ayer noche y por eso ella no había
regresado, pero al estar Lornd allí... pensó que quizás su compañera llegó muy
tarde y ellas ya estuviesen dormidas. El continuado repiqueteo de los nudillos
la sacó de esas conjeturas.
- Sí, ya voy. - Le dijo al saiyajin a través de la
puerta. Había caído en la cuenta de que estaba medio desnuda y corrió a ponerse
un batín de seda roja que tenía en la habitación. Michiru seguía dormida,
decidió no despertarla y salió por fin a abrir la puerta. - Hola Lornd - le
saludó dejándole pasar con un ademán. - Ya iba siendo hora de que te dejases
ver por aquí. Aunque no nos hubiera venido mal que te retrasases unos minutos.
- Lo siento,- se disculpó éste explicándose. - He
vuelto hace poco y no quise llegar con la transmisión instantánea por no
molestaros.
-Me gustan esas flores, es un detalle.- Comentó la chica
con humor.-
- Si te gustan puedes comerte alguna si quieres.
Habrá de sobra para Setsuna. - Declaró el saiyajin como si tal cosa.-
Ahora
fue la joven quien le miró perpleja. El mismo Lornd mantenía un gesto adusto
hasta que finalmente una leve sonrisa asomó a la comisura de sus labios y afirmó
divertido.
-Era broma. Dime. ¿No está despierta Setsuna?..
- No, no creo que esté despierta. Trabajó en el
turno de noche del observatorio ayer. – Le informó Haruka que añadió. - Pero cuando lo haga se alegrará
de verte. Aguarda, que voy a avisarla…
- No te preocupes ya iré yo.- Repuso
despreocupadamente el guerrero. -
Pero su interlocutora sonrió moviendo la cabeza con
suavidad para rebatirle de modo condescendiente.
- Tienes poca idea de la coquetería femenina.
Deberías saber que a las mujeres no les gusta que los hombres las vean recién
levantadas. Tú espera en el salón, ¿quieres tomar un café mientras?.
- No gracias - contestó educadamente él sin
comprender aquello, puesto que ya había visto despertarse a Setsuna en
ocasiones, pero si su amiga lo decía… - esperaré aquí.
-Por cierto, habrás pensando en algún buen regalo
para su cumpleaños.- Le comentó la sailor.-
-¿Regalo? ¿Cumpleaños?- Repitió el saiyajin que no
parecía entender.
-Su cumpleaños es el veintinueve de octubre. Quedan
muy pocos días.- Le desveló Haruka.-
-No lo sabía, no me dijo nada sobre eso.- Afirmó
Lornd.-
-¿De veras que ni te molestaste en averiguarlo? -
Inquirió irónicamente su interlocutora-.
-¿Y por qué se supone que debía de hacerlo?-
Preguntó él encogiéndose de hombros.-
Haruka
suspiró moviendo la cabeza.
-¿Es alguna falta grave en vuestro protocolo?- Quiso
saber el saiyajin ahora con más inquietud.-
-Podrías definirlo así.- Musitó la sailor, eso sí,
con un leve tinte de sorna que su oyente no captó.-
-Muy bien. Entonces dime que tengo que hacer para
solucionarlo.- La interrogó el guerrero con gesto serio.-
-Para empezar espérate aquí hasta que ella esté
lista.- Se sonrió Haruka visiblemente divertida con la cara que ponía su
contertulio.-
-De acuerdo…- Repuso sumisamente él.-
Todavía tratando de no reírse Haruka se alejó hacia
el cuarto de su compañera, tocó y la llamó pero no obtuvo respuesta. Aguardó
unos instantes, repitió la llamada con el mismo resultado. Abrió despacio y
echó un vistazo descubriendo sorprendida que la cama estaba perfectamente hecha
y la habitación vacía. Volvió para decírselo a Lornd.
-¡Que no está aquí!- repuso atónito. - ¿Y dónde
puede estar?
- Quizás se quedase dormida en el observatorio. - Conjeturó
Urano añadiendo con más calma y conocimiento de causa. - No sería la primera
vez que le ocurriera, le encanta su trabajo. De todas maneras voy a despertar a
Michiru y llamaremos allí.
- No, no te molestes, - replicó el saiyajin - yo
mismo iré, me concentraré en su energía y… - efectivamente se concentró pero no
lograba detectar nada. Probó de nuevo y dedicó una mirada de extrañeza a su
interlocutora. - ¡Qué raro, no siento su fuerza, debería notarla sin problemas,
si es que sigue allí!
- Me estás preocupando. - Pudo decir Haruka que ahora
si que comenzaba a inquietarse. –
-Puede que si está dormida se mantenga al mínimo de
su energía vital y no pueda rastrearla.- Elucubró él.-
-Esperemos que sea eso. De todos modos llamaré al
observatorio.- Respondió su contertulia.-
-Iré a ver a mi hermano, ojalá que él pueda ayudarme
a localizarla. A él sí que le detecto con facilidad. - Repuso Lornd
desapareciendo de allí. -
Urano
a su vez fue a despertar a su compañera, zarandeándola suavemente en un hombro
hasta que Michiru abrió los ojos.
-¿Qué pasa, para que me despiertes a estas horas?- Musitó
tratando de incorporarse. -
- Es Setsuna, no está aquí, y Lornd no consigue dar
con ella. Ni siquiera utilizando su técnica de translación.
-¿Lornd está aquí? ya era hora de que apareciera, y
Setsuna supongo que estará con él…- susurró Michiru entre bostezos, como si no
se hubiese enterado de nada. -
-¿Es que no has oído lo que te he dicho?- Replicó una
inquieta Haruka levantando por los hombros a su amiga para enfatizar con tintes de preocupación. - ¡Setsuna ha
desaparecido!
Michiru
se dio cuenta al fin de lo que sucedía, dirigiéndose al cuarto de baño se
despabiló lo suficiente como para preguntarse en voz alta.
-¿Dónde podrá estar? ¿No habrá vuelto al futuro?.
- No, no lo creo, no tendría ningún sentido. - Respondió
Haruka a la que se le ocurrió una idea. -Vamos a llamar a Usagi y su grupo,
quizás ellas sepan algo.
Una
vez vestidas las dos se disponían a salir
cuando escucharon un ruido de cristales rotos proveniente de su habitación. Corrieron
hacia allí y nada más abrir la puerta ambas se toparon con un individuo alto y
moreno, vestido con una armadura de combate, que les sonreía maliciosamente.
-¿Quién eres tú?, ¿qué quieres? - Quiso saber Haruka
entre sorprendida y llena de desconfianza. -
- Me llamo Zaedon. – Se presentó aquel tipo
cruzándose de brazos para añadir -y soy miembro de la guardia especial del Gran
Gralas. ¿Sois vosotras las compañeras de una tal Guerrera de Plutón?..
-¿Qué sabes tú de ella?,- le inquirió Michiru
poniéndose en guardia. -
- Está en nuestro poder.- Sonrió malévolamente éste para
sentenciar - y si queréis recuperarla tendréis que hacer lo que os digamos.
Por
toda respuesta Haruka y Michiru se transformaron en sailors. De forma
amenazante Urano le preguntó.
-¿Dónde está? ¿Por qué la habéis secuestrado? ¡Habla
o será peor para ti!
-¡Ja, ja, ja, no me hagáis reír!- Repuso él,
ignorando su amenaza con abierto desdén. -
-¡Lo vas a lamentar!- Sentenció Haruka lanzándose al
ataque secundada por Michiru. -
Lornd
entre tanto apareció en casa de Roy y Beruche cuando ambos desayunaban. Tras ofrecer
sus disculpas por presentarse de improviso y después de los saludos de rigor,
él les preguntó si sabían algo sobre el paradero de Setsuna.
- No, yo creía que estaba con Haruka y Michiru. O si
no, contigo.- Comentó su sorprendido hermano menor. -
-¿Es que ha ocurrido algo malo?,- le preguntó Bertie
con preocupación. -
- Todavía no lo sé, pero voy a averiguarlo. - Contestó
Lornd con talante meditabundo - gracias por todo chicos. No quería molestaros.
- Nada de eso, lo único que siento es no saber nada.
- Le respondió Roy que enseguida se ofreció solícitamente. - Si podemos hacer
algo por ti, no dudes en avisarnos ¿Quieres que te acompañe a buscarla? Puedo
tratar de concentrarme en su energía vital.
-Ya lo probé yo. Pero no logro localizarla.- Le
informó su hermano no sin un tono que delataba su inquietud.-
Roy
se percató enseguida de ello y tratando de sonar más animado le comentó lo que
el mismo Lornd había conjeturado.
-Eso no quiere decir nada. Puede que esté durmiendo
o que se encuentre en algún lugar
aislado. Estoy convencido de que, si recorremos el planeta los dos…
- No, gracias, creo que podré encontrarla yo mismo.
Ahora voy a volver a casa de Setsuna, quizás sus compañeras hayan averiguado
algo.- Le cortó su hermano.-
Y dicho esto se concentró en las energías de Haruka
y Michiru, pero algo no iba bien, las notaba demasiado débiles. Posiblemente a
esas horas de la mañana estaban aún poco activas tras acabarse de levantar, por
fin logró captarlas lo bastante y desapareció. Reapareció junto a ellas
quedándose atónito, el apartamento estaba destrozado y ambas tendidas en el
suelo y malheridas, con síntomas de haber encajado una brutal paliza. Lornd se
apresuró a darle una alubia a cada una. Mientras ambas las masticaban
trabajosamente él ayudó a Michiru, la que parecía estar peor, a incorporarse
queriendo saber.
-¿Qué ha pasado aquí? ¿Quién os ha hecho esto?
- Un tal Zaedon,- respondió entre tanto Haruka
recobrándose por fin. - Nos dijo que la tenían en su poder.
-¿Quiénes? - inquirió Lornd con tono apremiante. -
- Dijo ser de la guardia personal de un tipo llamado
Gralas. - Susurró Michiru agregando con visible inquietud. - Era muy fuerte, casi
ni pudimos tocarle y él a nosotras, ya lo ves.
-¡Gralas!- repitió el saiyajin enfureciéndose por
momentos para escupir. - ¡Maldito bastardo! ¡No podía ser otro más que él!
- Setsuna nos ha comentado algo de ese individuo
alguna vez, pero no ha sido muy explícita ¿Quién es ese tal Gralas?- Preguntó
Michiru. -
- Un maldito loco que aspira a dominar la galaxia. -
Repuso el irritado Lornd - me he cruzado en sus planes muchas veces y ahora
querrá vengarse. Pero si se atreve a tocar a Setsuna le destrozaré con mis
propias manos. Y ese maldito Zaedon es
uno de sus guerreros mercenarios de elite.
- Nos dejó esto. Comentó que no quería matarnos para
que te diéramos el mensaje. - Le indicó Haruka pasándole una especie de
pergamino, - está en un idioma extraño.
Lornd
lo leyó, era el idioma ínter especies usado a nivel galáctico. Contenía unas
coordenadas y un mensaje del tirano Gralas que instaba al guerrero del espacio
a acudir hasta allí si deseaba volver a ver a esa humana con vida. De modo que,
sin pensarlo dos veces y reuniendo energía, salió disparado por la ventana pese
a los gritos de Haruka.
-¡Espera!- le pidió ella, pero él ya se había
perdido en el cielo. -
-¡Tenemos que avisar a las demás! - Urgió Michiru a
su compañera - creo que van a necesitar ayuda.
- Eso me huele a
trampa,- añadió su compañera visiblemente preocupada. - Ese tipo debe
odiar a Lornd a juzgar por lo que ha hecho para atraerle.
-¿Has visto la cara de él cuando le dije el nombre
de ese Gralas? Nunca le había visto tan furioso. - Comentó Michiru con evidente
temor. – Ha llegado a asustarme.
- A mí también, esto no puede ser nada bueno.-
Sentenció Haruka.-
Su
compañera asintió y llamó a Usagi y a las otras guerreras por su comunicador,
después telefoneó a Roy para ponerle al corriente de lo sucedido. Lornd por su
parte llegó raudo al punto que se indicaba. Allí le esperaba Zaedon y otro guerrero
de apariencia alienígena que conectaba una pantalla gigante de televisión. Según
aterrizó el saiyajin les increpó furioso, apenas conteniendo sus deseos de
aplastar a esos dos tipos.
-¿Dónde está Setsuna? ¡Perros! ¡Si le habéis hecho
algo os voy a destrozar!
Pero
los esbirros de Gralas no parecían en absoluto preocupados, por el contrario
sonrieron con aires de suficiencia.
- Tranquilo, no debes enfadarte todavía, espera y
verás. - Le indicó Zaedon al tiempo que la pantalla se iluminaba con imágenes y
él afirmaba incluso con tintes divertidos en su tono… -Te lo explicaremos…
Algún
tiempo atrás, Setsuna se había despertado en una pequeña habitación, sobre un
incómodo camastro. Una puerta de grueso acero, a juzgar por su resonancia en
cuanto se levantó a tantearla, la encerraba. A su alrededor todo era blanco
luminoso. No tenía ventanas ni nada que le diese idea de cuanto tiempo llevaba
allí o de donde estaba. Permanecía sumida en el pensamiento de escapar cuando
la puerta se abrió. Una criatura alienígena alta, de color azulado y con gran
cabeza en forma de pera, entró conminándola a levantarse de forma ruda.
-¡Vamos, andando humana, el gran Gralas te está
esperando!
-¡No voy a ir a ninguna parte hasta que no me expliquen
por qué me han secuestrado! - Le espetó Setsuna en tono desafiante. -
- Si no vienes por las buenas te llevaré a rastras,-
le respondió aquel ser con indiferente brusquedad. -
- Eso ya lo veremos, ¡Planeta Plutón dame el poder!-
Invocó ella transformándose en guerrera. -
- Eso no te va a servir de nada.- Declaró desapasionadamente
el alien acercándose a la muchacha sin mostrarse en absoluto preocupado. -
- ¡Quieto o te arrepentirás! - Le advirtió Setsuna
exhibiendo su cetro. -
- Vamos, deja
de hacer tonterías, no hay tiempo que perder. - Contestó aquel tipo. -
Plutón
atacó con su Dead Scream a unos pocos metros. Pero el alien encajó el ataque
sin inmutarse siquiera. Aquella bola de energía estalló retumbando en esa sala,
de tal forma que incluso ella misma tuvo que lanzarse al suelo parapetándose
tras la cama, a fin de esquivar la onda de choque. Al levantarse tras aquello
observó a su enemigo, mirarla incólume.
-¡No puede ser - Exclamó ella agregando atónita - a
esa distancia nadie podría!...
-¡Basta ya de trucos estúpidos!- Espetó el alienígena
aferrándola de un brazo y arrebatándola el cetro de un manotazo para después,
de forma indiferente cargársela al hombro pese a los pataleos y protestas de
ella. – Ahora acudirás a presencia de nuestro señor.
El
alien la transportó por un largo y estrecho pasillo que desembocaba en la
puerta abierta de otra estancia. Allí la dejó sobre una especie de sillón con correas.
Pese a la resistencia de la mujer la ató enseguida de las muñecas y de los
tobillos. Aun estaba tratando de soltarse cuando Setsuna escuchó una extraña
voz a su espalda.
- Espero que hayas disfrutado de tu estancia aquí,
terrícola...
-¿Quién eres?, ¿qué quieres de mí?- Le preguntó la
muchacha que no era capaz ni de volverse a mirar hacia la fuente de aquellas
palabras. -
Aunque
no le hizo falta, fue el extraño quién se dio a ver, era un ser verdoso y no
muy grande, con una abultada cabeza nudosa, dos pares de malignos ojillos y
varios brazos.
- Me llamo Gralas y soy el amo de la galaxia.- Se
presentó éste para añadir. - Sólo quiero que me traigas hasta aquí a tu. ¿Le
llamas pareja?, supongo que sí. Pero para eso, él tiene que verte.- Y a la par
que concluía la frase conectó una pantalla frente a Setsuna y en ella apareció Lornd,
flanqueado por dos individuos más. – Dile hola…
El
saiyajin pudo ver los rasgos de Gralas que le eran desagradablemente familiares.
Éste hizo una mueca semejando una sonrisa.
-¡Me alegro de volver a verte, Lornd! - Exclamó el
extraterrestre con una fingida cortesía. - Hacía mucho que me privabas de ese
placer.
- No puedo decir lo mismo. ¿Qué has hecho con Setsuna?-
Le inquirió hoscamente su interlocutor dejando de lado todo tipo de fingida
amabilidad. -
Como
respuesta la cámara enfocó a la sailor atada al sillón. Lornd se afanaba en
descubrir el rastro de su energía pero no era capaz de hacerlo. Como si leyese
su pensamiento, Gralas rio y le dijo con patente regocijo.
-¡No trates de localizar su aura, no podrás hacerlo,
estamos en un lugar especial!
En
efecto, para desgracia del guerrero su interlocutor no mentía. Al menos en eso.
No importaba cuantas veces lo intentase, le era imposible detectarla.
-¡Mira que eres testarudo! ¿Te has cansado ya?-
repuso burlónamente Gralas exhibiendo un
gesto de superioridad. - Bien ahora pasemos a cosas más serias. Verás, no hace
falta que te tomes tantas molestias, esta hembra humana que tanto te interesa
está en mi poder, pero solamente hasta que te avengas a realizar por mí cierta
tarea.
-¡Estás loco si crees que voy a hacer algo por ti,
salvo mandarte al infierno!- Espetó Lornd. -
- Lamento oír eso, - repuso Gralas con una mueca de
disgusto, añadiendo con irónica sorna. - Pero creo que tu hembra lo va a
lamentar todavía muchísimo más.
El
tirano hizo una señal a uno de sus esbirros que abofeteó a Setsuna haciéndola sangrar por el labio.
-¡Maldito cobarde! - Gritó Lornd furioso e impotente
amenazando a su interlocutor - ¡Si vuelves a tocarla te destrozaré!
- Eso no sería buena idea.- Rebatió Gralas sin
ningún tipo de emoción para sentenciar después con tono de regodeo apenas
encubierto - y cuanto más te niegues a colaborar, más sufrirá ella.
-¡Di lo quieres de una vez!- Espetó Lornd tratando
de contenerse. -
- Ante todo, que me demuestres el respeto que merezco,-
sonrió el alienígena. -
- Eso es fácil, sabandija.- Declaró despectivamente su
interlocutor que, a modo de contestación, escupió al suelo. -
- Mal, muy mal.- Canturreó Gralas que meneó la
cabeza. A una señal suya Setsuna se llevó otro golpe que casi la dejó
inconsciente, a lo que el tirano, sonriendo divertido, agregó con fingida
cordialidad - ¿Quieres que le den otra? Solamente tienes que pedirlo o cometer
alguna otra imprudencia.
- No, ya
basta...no vuelvas a pegarla más,- gritó Lornd visiblemente preocupado.
- Ella es humana, no resistirá esos golpes.
-¡Pues haberlo pensado antes de desafiarme, estúpido
saiyajin!- rio Gralas. - Ahora, ponte de rodillas, ¿o quieres probar hasta que
punto resistirá tu amiga el precio de tu terquedad?
A
regañadientes el interpelado se arrodilló, para él esa era una de las mayores
humillaciones posibles pero no quería arriesgar más la vida de Setsuna. Su
antagonista prorrumpió en una sonora carcajada y para rematar aquello Zaedon
dio un puntapié a Lornd haciéndole caer.
- Eso te pasa por contrariar al amo Gralas, ¡cretino!,
y quédate en el suelo que es donde debes estar.
Lornd
se levantó deprisa, dispuesto a destrozar a ese bastardo, pero Zaedon sin
inmutarse le señaló la pantalla y le aconsejó con suficiencia.
- Yo que tú lo pensaría.
El saiyajin
no tuvo más remedio que contenerse, pese a que no le era nada fácil. Temblaba
de ira y deseoso de hacérselo pagar a ese individuo. Pero observaba a la
semiinconsciente Setsuna sangrando por el labio y a merced de esos malnacidos,
que no dudarían en golpearla de nuevo si él les daba una excusa…
- ¡Maldito canalla!, ya te ajustaré las cuentas. - Le
amenazó Lornd apretando los dientes y los puños con manifiesta frustración. -
- Bueno Zaedon. Vayamos al grano. - Intervino Gralas
visiblemente divertido con aquella situación. - Deja de distraerte ya con él y
explícale la segunda de mis peticiones.
- Sí, mi señor. - Convino éste con una reverencia. -Verás
esclavo,- añadió con un tono de fanfarronería mirando al enfurecido guerrero. –
Es sencillo, únicamente queremos que conquistes este ridículo planeta para
nosotros y que mates a todo el que se interponga. ¿Es fácil, no?...Hasta un
idiota como tú, miembro de una especie de bárbaros, puede comprender eso. De
hecho, a eso se dedicaba tu raza de monos, ¿no? A conquistar planetas y
venderlos al mejor postor.
La
sailor entre tanto se había ido recobrando a duras penas. Pudo llegar a
escuchar aquello y no se arredró.
- No, no lo hagas. - Intervino Setsuna tratando de
elevar su voz hasta que fue acallada con un nuevo golpe que la dejó aturdida
una vez más. –
- ¡Cállate, perra humana!- Le ordenó Gralas al
tiempo que insistía. - Ya sabes saiyajin, espero que cumplas mis órdenes.
- Eso nunca.- Repuso Lornd apretando de nuevo los
puños. - Jamás haré algo así.
- Entonces y sintiéndolo mucho.- Terció el tirano en
tanto que uno de sus soldados asía a la prisionera por el cuello impidiéndola
respirar. –
La
sailor se debatía impotente, tratando de hinchar sus pulmones pero era inútil y
el saiyajin asistía a ello con horror y total frustración.
-Mira qué curioso, ¡se está poniendo azul!- Rio
Gralas.-
-¡Espera!- gritó Lornd apresurándose a afirmar. - Lo
haré, pero no le hagas daño.
- Bien, bien,- repuso su antagonista satisfecho
mientras su soldado soltaba a Setsuna que ahora tosía y jadeaba tratando de
recobrar la respiración. - Celebro que seas tan comprensivo. ¿Quién ha dicho
que los guerreros del espacio no entienden razones? ¡Ja, ja, ja, ja!
-¿Empezamos con el plan, señor? - Terció Zaedon
obteniendo el asentimiento de aprobación de su amo - ¡Entonces vamos! Le ordenó bruscamente al saiyajin recordándole.
– Te estaremos observando continuamente
y al menor movimiento sospechoso por tu parte esa humana morirá.
Muy
a su pesar éste tuvo que acompañar a Zaedon y al otro guerrero que no tardaron
en sembrar el pánico por diversas ciudades de la Tierra. En el cuartel del
tirano éste se reía a carcajadas ante la impotencia de la apenas consciente
Setsuna.
-¡Ja, ja, ja! Vaya un idiota. Con un cuerpo tan
fuerte y un espíritu tan débil.
-¿Qué sabrás tú?- Balbuceó la guerrera tratando de
erguir su cabeza para enfrentar la mirada de aquel inicuo ser.- ¡Maldito
cobarde!…
Recibió
otra bofetada de uno de los secuaces de ese individuo como recompensa a sus
palabras. Setsuna sentía un dolor lacerante en el labio, que le sangraba y en
el pómulo derecho que estaba comenzando a hinchársele. Pese a ello no lo
evidenció. No le daría a ese cerdo la satisfacción de quejarse. Pese a todo, su
enemigo la observó con regocijo y replicó con taimada sorna.
-Será eso que los humanos llamáis amor…ese payaso
siempre tan sentimental. Así nunca podrá vencerme.
-No te confundas. Si le provocas demasiado te
arrepentirás.- Contestó ella sin arredrarse.-
-¡Oh!, puede ser.- Admitió Gralas para espetar ahora
con sádico tono de burla.- Pero te aseguro que tú ibas a arrepentirte más
todavía, humana.
-Estoy dispuesta a dar mi vida por mi mundo y por
los míos.- Le desafió ella.- Es más de lo que puede decir tú, gusano
repugnante.
Su
antagonista no respondió a eso, simplemente hizo un gesto con su cabeza
bulbosa. Al instante Setsuna sintió una terrible descarga eléctrica que la hizo
gritar. Aquello sacudió todo su cuerpo inundándola de dolor. Sus músculos se
tensaron y sus extremidades parecía que iban a arder. Apenas sí duró unos pocos
segundos, pero a ella se le hicieron siglos. Sin poder evitarlo le caía saliva
por las comisuras de los labios y trataba de respirar profundamente para calmar
esa agitación. Cuando pudo rehacerse mínimamente su captor la sujetó del mentón
elevando su caída cabeza con brusquedad para decir, ahora con un falso tono
meloso.
-Querida mía. No voy a matarte, eres mi instrumento
de control. Si sigues viva eso garantiza
que ese idiota no se vuelva en mi contra. Aunque, ya ves. Puedo hacerte otras
muchas cosas que no te van a gustar nada. Esto solamente fue una pequeña
caricia. Lo he calculado cuidadosamente para una criatura humana. Y no estaba
ni mucho menos en el máximo umbral del dolor…pero si continuas siendo tan
insolente te aseguro que podría hacer que suplicases por morir…
Ante eso la joven no se atrevió a contestar. Creía a ese monstruo perfectamente
capaz de cumplir con su amenaza. Debía reservar fuerzas.
-¿Qué sucede? ¿Te has quedado sin lengua?... Espero
que no te la hayas mordido, ¡je, je!…- Rio cínicamente aquel tipejo.- No
queremos que pierdas esa belleza que, según Lornd, te adorna. Aunque
personalmente considero que los humanos sois realmente repugnantes.
Y
Setsuna se permitió el lujo de sonreír levemente para declarar con tono sarcástico
y desafiante una vez más…
-Recuérdame que te regale un espejo algún día…
Eso
fue un error, la recompensa no tardó en llegar en forma de nuevo calambre. La
chica gritaba y se retorcía entre espasmos de dolor. Esas descargas eran como
cuchillas que la reventasen las venas. Tras aullar realmente fuera de sí,
gracias al cielo eso remitió. Ahora Setsuna solamente era capaz de emitir
gemidos y su cabeza estaba caída, pegada a su pecho.
-Debes guardarme respeto…- La amonestó el alíen con
fingido paternalismo en su voz.- No te
lo volveré a repetir. Desde ahora me llamarás Majestad. O Señor, si lo
prefieres. Tienes que ir ensayando…
Su
prisionera pugnaba por poder hablar, pero su mandíbula apenas sí respondía.
Tantos voltios se la habían adormecido…Quizás fue mejor así. Porque la réplica
que estaba pensando dar a ese cerdo no le iba a gustar demasiado. Finalmente el
propio Gralas pareció cansarse de ese juego y ordenó a uno de los suyos que
llevasen a la humana de vuelta a su celda.
-No nos servirá si muere. Que se recobre un poco.-
Dictaminó.-
Así que dos de sus esbirros, entre ellos el mismo
que antes la sacase de aquella celda, la devolvieron a ella sin muchas
cortesías. Se limitaron a elevarla
sujeta de los brazos y a arrastrarla por el camino. Setsuna llevaba dobladas
las piernas y apenas era capaz de mantener sus rodillas elevadas del suelo
merced a las punteras de sus botas. Finalmente sus guardianes la arrojaron
dentro de ese calabozo. Por fortuna cayó sobre el camastro.
-No… tenéis… ni idea de… como… tratar….a…una dama…-
Fue capaz de musitar antes de perder el sentido.-
Por su parte
el guerrero del espacio seguía sumisamente a sus guardianes. Éstos se reían a
su costa. Aunque entre burlas le explicaron que sólo intervendría en el caso de
ser atacados por rivales más fuertes que la fútil resistencia que les oponía cualquier
ejército terrestre.
-El placer de destruir a esos patéticos humanos será todo nuestro. Aunque no te inquietes,
tú podrás mirar. Tendrás la mejor localidad, ¡ja, ja, ja!.- Se regocijaba Zaedon.-
-Es verdad.- Convino el otro individuo del mismo
modo.- Sin embargo, seguro que cuando tus amigos hagan acto de presencia podrás
divertirte un poco.
El saiyajin no dijo nada aunque deseaba no tener que
llegar a eso. No obstante y desgraciadamente se temía que su hermano y el resto
no se iban a quedar de brazos cruzados.
-Son los defensores de este planeta. En su lugar yo
también actuaría.- Pensaba consternado.-
Así pues, pronto le llegaría el turno. Los hechos le
dieron la razón al poco tiempo ya que Roy y los demás fueron alertados de esa
situación y se dirigieron a interceptar a los invasores. Su sorpresa fue enorme
al descubrir que Lornd estaba con ellos.
-¡No puede ser!- Exclamó Roy preguntándose en voz alta
con visible incredulidad. - ¿Qué hace mi hermano con semejante basura?...
-¿Qué vamos a hacer?- Le preguntó Diamante visiblemente
preocupado. - Yo no quiero atacarle y además es mucho más fuerte que nosotros.
- No podríamos derrotarlo ni todos juntos. - Sentenció
Zafiro. -
- Dejádmelo a mí. Tendré que hablar con él, seguro
que me escuchará - dijo Roy convencido de ello. -
Pero
en cuanto se acercó hacia Lornd éste reaccionó atacándole con una ráfaga de
violentos rayos que el atónito agredido esquivó con dificultades.
- Pero, ¿cómo es posible que tú?,- le gritó su
hermano menor mientras se zafaba de aquellos rayos de energía - ¿Qué te ocurre?
-¡Cállate y pelea!- Le contestó el interpelado
lanzándose contra él. -
Con
una enorme rapidez, Lornd estrelló a su hermano contra el suelo entre las carcajadas
de Zaedon y de Luas, que era el otro guerrero que les acompañaba. Aunque no
tuvieron mucho tiempo para seguir disfrutando del espectáculo al ser atacados
al unísono por Diamante, Nephrite, Zafiro y Ail.
-¡Ahora veréis lo que es bueno! - Espetó el príncipe
de Némesis.-
-¡Bah!, solo sois escoria humana. Ningún problema.-
Se rio Zaedon.-
-Ya veremos quienes quedan reducidos a escoria
cuando terminemos con vosotros.- Replicó Nephrite.-
Y
sin más cumplidos se enzarzaron en una disputada pelea. Entre tanto Roy, pese a
estar sorprendido por la reacción de su hermano, se dio cuenta de que los
golpes de éste no llevaban demasiada fuerza. También los rayos de energía que le
lanzaba eran enviados sin sentido explotando antes de hacer blanco, y
provocando tanto ruido y caos que los dejaba al margen de ser vistos y oídos por
el resto de los combatientes. Lornd aprovechó la circunstancia de que ambos salieron
del campo de visión de los guerreros de Gralas, centrados ahora en su propia
batalla, para contarle lo que sucedía.
- Esos tipos tienen a Setsuna y la matarán sin
dudarlo de no hacer lo que me ordenan.
- Pero por mucho que la quieras eso no justifica la
destrucción del planeta entero. Y ella misma lo reprobaría. - Le objetó su
contertulio en tanto le lanzaba un rayo para disimular. – No creo que pudiera
soportar eso sobre su conciencia…
- Ya lo sé, yo no quiero destruir la Tierra, ni
hacer daño a personas inocentes, y tengo un plan para evitarlo, pero debes confiar
en mí y hacer lo que yo te diga,...
- Te escucho. - Le susurró Roy esquivando ahora otra
ráfaga de energía de su fingido oponente. -
Entre
tanto los demás continuaban la lucha, estaban bastante igualados contra los
guerreros de Gralas pese a ser dos contra cuatro. De pronto se escuchó un
estruendo tras ellos que les hizo mirar a todos. Lornd había golpeado a su
hermano sepultándole entre un montón de rocas, acto seguido concentró energías
para rematarlo con un potente rayo.
-¡Oh no! - Gritó Nephrite alarmado - ¿Qué va a
hacer?...
- Tenemos que impedírselo- intervino Zafiro. -
-¿Pero cómo?- Aulló Ail - ni entre los cuatro tenemos fuerza como para
hacerle frente.
- Pues yo voy a intentarlo. ¡Kaio ken triple intensidad!
- Exclamó Diamante que sin dudar se lanzó contra el rayo de energía que Lornd
había disparado contra Roy usando aquella técnica para multiplicar sus fuerzas.
– ¡Vamos!
El
príncipe logró desviarlo e hizo que se estrellase a varios kilómetros de allí
produciendo una terrible explosión. Lornd se colocó junto a él en menos de un
segundo gritándole.
-¿Qué es lo que has hecho, imbécil?..
- No iba a dejar que matases a tu propio hermano. - Le
respondió su interlocutor enfrentando su mirada con un tono de desafío. -
El
rey de los saiyajin le agradeció en silencio que fuera tan buen amigo, tanto de
su hermano como de él mismo. Pero no podía entretenerse con cortesías. Antes de
que Diamante reaccionase ya le había lanzado al suelo de un golpe, aunque tuvo cuidado
de hacerlo lejos de donde había caído Roy. Después, lanzó otro rayo sobre su propio
hermano provocando idéntica explosión a la anterior.
-¡Tenemos que ayudarles!- Terció Nephrite a Zafiro y
Ail que volaron hacia sus camaradas caídos aunque Lornd seguía allí mirando
hacia el suelo. -
-¿Cómo te has atrevido a hacer esto?, ¡lo vas a
pagar!- Gritó Zafiro furioso, lanzándole una gran andanada de rayos. -
Nephrite
y Ail se sumaron al ataque bombardeando a Lornd que ni siquiera hizo amago de defenderse,
tras unos segundos de intenso ataque, el humo provocado por las explosiones se
disipó pero el saiyajin seguía allí indemne.
-¡No puede ser!- Balbuceó Ail. -
Su
rival contraatacó sin darles tiempo siquiera a pensar en nada más, golpeó uno
tras otro a sus contendientes haciéndoles caer al suelo sin sentido. Al poco,
de vencerles a todos Luas se acercó a Lornd preguntándole divertido.
-¿Porqué no acabas con ellos de una vez?
- No me preocupan,- respondió con tono monocorde. - No
están a mi nivel, vosotros podréis con ellos así que no perderé el tiempo. Lo mejor
será dirigirnos a las capitales de los países más poderosos para que se rindan sin demorarnos más por tonterías. Quiero
acabar con esto cuanto antes y que liberéis a la prisionera.
- Por una vez tienes razón.- Convino Zaedon
añadiendo con confiado regocijo - a esos payasos ya los mataremos más tarde,
primero que sufran viendo impotentes como acabamos con la civilización de su
planeta.
Los
tres se alejaron volando. En cuanto se perdieron por el horizonte, Diamante y
Zafiro, junto con sus compañeros que ya estaban recuperados, buscaban
desesperadamente a Roy excavando entre las piedras. Entonces su amigo salió de
entre ellas, algo magullado pero en buenas condiciones.
-¡Menos mal!- suspiró Ail al verle. - Creíamos que
tu hermano te había matado a juzgar por la fuerza de sus ataques.
- No os preocupéis por eso, solo era comedia, mi
hermano me ha pegado más fuerte cuando entrenamos.- Todos pusieron cara de
asombro, Roy advirtiéndolo les contó lo que ocurría. -Debemos buscar a Setsuna,
yo me encargaré de hacerlo pues les hemos hecho creer que he muerto, vosotros
advertid a los demás.
Todos
convinieron en ponerse en marcha, se desplegaron en busca de las Guerreras de
la Luna y las Justicieras para avisarlas de la situación. Roy por su parte fue
al cielo en busca del mago Landar, para conseguir alguna pista sobre el
paradero de Plutón. Los demás se habían reunido con carácter de urgencia en la
isla de Ian Masters y tras ser puestos al corriente de lo ocurrido debatían
sobre lo que se debía hacer.
- No podemos hacer nada por detenerles. - Intervino
Haruka añadiendo con irritación y pesar
- si opusiéramos resistencia pondríamos a Lornd en un aprieto. Le
obligarían a atacarnos y se darían cuenta cuando fingiera.
- Sí, es cierto- corroboró Michiru visiblemente
preocupada - si se tratase de Roy y los demás sería más fácil para él lanzar un
ataque más convincente. Además, la mínima sospecha haría que matasen a Setsuna.
- Es verdad. Ha fingido pelear contra nosotros y por
ahora logró engañar a quienes lo acompañan. - Intervino Diamante - pero
necesitamos ganar tiempo hasta que Roy encuentre a vuestra compañera.
- Desde luego si intentásemos intervenir acabarían
con nosotras con un simple rayito, será mejor no meterse. - Suspiró Minako mirando
impotente a sus compañeras. Pese a que enseguida matizó. – Al menos de forma
directa.
- Espero que Masters tenga alguna solución de esas
suyas que cuestan una millonada. - Terció Tom especulando más con el deseo de
que así fuera que con la certeza. - Quizás con su tecnología podamos localizar
a Setsuna.
- Yo puedo intentarlo con mi fuego sagrado,- se
ofreció Rei - ¿Podéis darme algo suyo?,- les preguntó a Haruka y Michiru. -
- Uno de sus bolsos.- Repuso Neptuno - espero que te
sirva.
- Me valdrá, ahora no hay tiempo que perder, vamos a
por él.- Afirmó su compañera.-
- Yo pondré a todos mis científicos a trabajar,-
terció Masters convocando a dos de ellos. - Mimette Daniel, ¿podéis venir un
momento, por favor?
- Enseguida jefe.- Contestó el chico levantándose de
una consola de ordenador. -
- Ya estamos aquí,- anunció Mimette agarrada del
brazo de ese muchacho. -
- Mirad si podéis conseguir alguna pista que nos
permita localizar el rastro de Setsuna.- Les pidió el millonario. -
- Haremos lo posible.- Respondió Daniel llevándose a
Mimette de la mano. -
- ¡Que parejita más graciosa!- Sonrió Haruka permitiéndose
un ligero interludio de humor. -
- Sí, tienen su encanto, los dos no se separan ni a
sol ni a sombra.- Aseveró Michiru. -
- Bueno, tenemos que ocuparnos de cosas más
importantes, – dijo su compañera recobrando su semblante serio. -
- Me temo que ahora lo único que podemos hacer es
esperar. - Intervino Tom logrando el asentimiento del resto. -
El millonario por su parte recibió la llamada de
otra persona a la que se refirió en voz
alta.
- Jenny por favor, ahora estoy algo liado ¿puedes
venir un momento?
Al cabo de unos minutos una jovencita ataviada con
una blusa y falda hasta la rodillas, de pelo castaño claro y que llevaba unas
gafas parecidas a las de Mimette, compareció en la sala. Portaba una agenda y
saludó educadamente a todos los presentes para informar a su jefe.
-Señor Masters, tiene una cita con los inversores en
quince minutos.
-¡Anúlala!. – Espetó él con patente énfasis. –
-Pero señor. ¿Qué les digo?- Le inquirió la muchacha
que parecía estar desconcertada. –
-Confío en ti. Invéntate cualquier cosa, estamos en
medio de una crisis.
-Pues eso me parece un motivo perfecto. – Sonrió la
muchacha, que percatándose de la presencia de alguien que le era conocido
enseguida saludó. – Hola Esmeralda. ¡Cuánto me alegro de verte!
-Hola Jenny. - Sonrió la aludida, ante las sorprendidas
miradas del resto, agregando. – Una pena que sea en estas circunstancias.
Ante la mirada atónita de aquella muchacha, fue
Nephrite el que pasó a referir con su refinado sarcasmo habitual.
-Tenemos una invasión extraterrestre que no estaba
programada. Como a tu jefe, nos han trastocado a todos la agenda. Y debo decir
que me viene muy mal. Tenía otros planes para el fin de semana.
-Entonces, si la cosa puede ir para largo – replicó
la chica que parecía no arredrarse al escuchar aquello, más cuando preguntó. - ¿Quiere que anule todas sus citas para hoy,
señor Masters?
-Buena idea, Jenny.- Lo dejo en tus manos. – Replicó
el millonario con total convicción. –
La muchacha asintió y tras despedirse del grupo se
marchó, seguramente a hacer algunas llamadas para cancelar cualquier tipo de
compromiso de su jefe. Los demás esperaron por lo menos dos horas tratando de
concebir algún plan, hasta que escucharon el gritito de Mimette que se
levantaba eufórica tras haber completado una serie de cálculos.
-¡Ya está! ¡Mimette lo ha conseguido! Juraría que
esa frase ya la he dicho antes, – musitó algo pensativa - pero no importa.
Todos
la miraban ansiosos, esperando a ver a qué se refería esa estrafalaria muchacha.
-¿Y bien? ¿Qué es lo que has conseguido?,- le
inquirió Esmeralda con una no disimulada impaciencia. -
- He localizado el rastro de esos guerreros. Lornd
va con ellos, pero además he descubierto algo muy interesante.
-¿El qué?- Preguntó Beruche. -
- Ya lo veo, mi mujer ha detectado el rastro de una
comunicación hacia el espacio exterior.- Añadió Daniel consultando su pantalla.
– No ha sido fácil pero creo que hemos desencriptado su señal.
- Se estarán comunicando con su base, allí deben
tener a Setsuna.- Conjeturó Diamante. –
En eso que Ami intervino también, había estado
recibiendo información de su visor y les comentó.
-Nos han llegado informes de un gran objeto
estacionario en la órbita de…
Pero
no pudo concluir la frase, Roy apareció en ese momento preguntando...
- Landar me ha dicho que vosotros habéis localizado
su base. ¿Es eso cierto?..
- ¡Juhu guapetón he sido yo!- Le reclamó Mimette que le indicó que se aproximase junto con los
demás. -Acercaros todos y mirad aquí.
Todos
se arremolinaron en torno a la pantalla que señalaba la muchacha, incluso el
profesor Tomoe, Kaori y el señor Masters se acercaron para ver de qué se
trataba.
- Vaya Mimette, has encontrado una buena pista, te
felicito - Declaró Tomoe. -
- Gracias doctor- sonrió esta con las mejillas
coloradas. -
La alocada muchacha tecleó algo en su consola y
Daniel procedió a explicar de que se trataba señalando un rastro de color escarlata.
- Como podéis ver Mimette ha conseguido filtrar las
ondas de comunicación y hacer un espectro visible con ellas.
- Sí, pero ¿hacia dónde van esas ondas?- Quiso saber
Zafiro que era de los pocos que comprendía toda aquella parafernalia técnica. -
- Esos tipos deben de estar bastante cerca -
conjeturó Ail, preguntándose en voz alta. – Sino, ¿cómo llega la comunicación
tan rápido?
- Es verdad- corroboró Roy - mi hermano me dijo que
casi era instantáneo. No más de tres segundos.
- Lo que implica. – Terció Beruche que parecía estar
calculando algo de memoria - que a la velocidad de la luz su radio de alcance
debe de estar en…
- La Luna, – completó Ami que finalmente pudo añadir
el resto de lo que quería haber dicho justo cuando Roy apareció. – Eso concordaría.
Nuestras estaciones en la cara oculta acaban de informar que han detectado un
gran ovni orbitando allí.
- Claro- convino Masters. - Nuestros ordenadores han
detectado la fuente de emisión. Por eso la comunicación es casi instantánea.
- Debéis ir para allá inmediatamente.- Le indicó
Daniel a Roy añadiendo confiadamente - con la translación instantánea te será
fácil.
- No es tan sencillo, - le rebatió éste
explicándole. - Debo detectar una energía conocida, de lo contrario no puedo
utilizarla.
- Además, no podrías soportar las condiciones del
espacio exterior ¿verdad? - Le dijo Cooan. -
- Eso es un serio problema - Opinó Tomoe desvelando
con mayor optimismo - pero quizás no insoluble. Verás, tenemos un cohete
espacial casi a punto.
- Sí, ya hicimos las pruebas y está en condiciones
de volar. - Añadió Zafiro.- Incluso hasta Marte.
- Espera un momento, hermano - Le cortó Diamante con
preocupación. - No es tan sencillo, aún necesita algunos ajustes. No tiene
capacidad de regreso.
- Eso no es problema. - Contestó Roy, por el
contrario despreocupadamente - conozco
vuestra energía y puedo volver desde allí con Setsuna.
- Entonces no hay tiempo que perder. - Intervino
Nephrite, que parecía mantener una conversación con alguien por un comunicador
en tanto preguntaba. – Aunque la cuestión es. ¿Cuánto tardará en llegar?
- Con la velocidad que logra alcanzar ese cohete, un
sólo día.- Respondió Masters. - Pero su empuje gravitatorio es de varios Ges en
el despegue.
- Eso no es ningún problema para mí tras pasar una
temporadita en el Rincón del Alma y del Tiempo. - Repuso Roy instando con
visible impaciencia. - ¡Adelante! Preparadlo lo antes posible.
- ¿Qué hacemos mientras con esos tipos que van con
Lornd? - Quiso saber Ail –
- Tratemos de distraerles si es posible. - Intervino
Tom –
- No sería buena idea. – Le rebatió Petz,
recordándole a su amigo. – Pondríamos en un aprieto al hermano de Roy.
- ¡Maldita sea!, es cierto. – Masculló éste
apretando los puños. -
- Por lo que respecta a las autoridades, Amanda me
dice que han caído varios países y que las tropas nada pueden hacer. – Les
informó Nephrite pues era esa muchacha con la que estaba en comunicación, la
que le daba cuenta puntualmente de la marcha de los acontecimientos. –
- Será mejor que sigan la corriente a esos tipos y
se rindan. Al menos por ahora. – Comentó Diamante ante el asentimiento del
resto. – Hemos de ganar tiempo.
- Y eso quiere decir que tengo que irme y rápido. –
Urgió Roy. Cada segundo cuenta.-
-Vamos contigo.- Se ofreció Zafiro.-
-Sí. - Convino su hermano.- Por si tienes
resistencia…te vendrá bien ayuda.
Pero
su amigo se negó alegando que él sólo tendría menores posibilidades de ser
descubierto. Así que tras despedirse de todo el grupo que le deseó suerte y de
besar prolongadamente a Beruche, montó en el cohete que pudo despegar al cabo
de un par de horas, tras las comprobaciones y el inicio de la cuenta atrás.
- Ya solamente nos queda confiar en la suerte. - Reflexionó
Kaori en voz alta, con el asentimiento de los demás. -
Entre
tanto los guerreros de Gralas continuaban su paseo triunfal por la Tierra
derrotando a cualquier ejército que trataba de oponérseles. Ya tenían dominados
la mayor parte de los países. Lornd no podía ocultar su disgusto y deseaba que
su hermano tuviera éxito y lograse encontrar a Setsuna. Por fortuna él no había
tenido que intervenir.
-¡Ja, ja! Estos terrestres son realmente patéticos.
Apenas tiene energía propia. Y sus armas son de chiste.- Se reía Luas.-
-Sin el grupo de las guerreras y de esos idiotas
para protegerles no valen nada.- Desdeñó Zaedon quien dirigiéndose a su
“aliado” le comentó con sorna.- Lamento mucho que te hayamos hecho venir en
balde. Seguro que hubieras preferido algo mucho más emocionante.
-No deberíais menospreciar a los terrestres.- Les
sugirió Lornd con un tono neutro que se esforzaba por mantener.- Podrían daros
alguna sorpresa.
-¿Acaso poseen algún arma secreta que no hayan usado
hasta ahora?- Le interrogó Luas.-
-No que yo sepa, salvo misiles nucleares.- Comentó
su interlocutor.-
-¡Bah!- No pueden usar eso contra nosotros. Somos
demasiado rápidos y los destruiríamos nada más verlos aproximarse.- Se burló su
interlocutor, sentenciando.- ¡Vaya planeta tan primitivo y miserable! No
comprendo el porqué del interés de nuestro señor.
-Supongo que habrás tenido que ofenderle bastante,
no suele tomarse tantas molestias por nadie.- Declaró Zaedon, dirigiéndose
ahora al saiyajin con un tono más considerado que anteriormente.-
-Es un honor para mí el haber sido capaz de provocar
esa clase de reacción en él.- Pudo decir Lornd ahora, siendo sincero, al menos
en parte.- De modo que Gralas está molesto conmigo. Eso me llena de orgullo y
satisfacción
-Será mejor que no te oiga decir eso. No tolera
interrupciones, ni le gustan los insolentes.- Replicó Luas que parecía más dado
a hablar.- De modo que lo lamento mucho
por tu planeta.
-No es mi planeta.- Afirmó el saiyajin de modo
categórico, agregando casi con tinte despreocupado.- Lo único que me importa es
que la Guerrera Plutón no sufra daño. Por lo demás, si Gralas quiere este
pedazo de roca, que se lo quede.
Ante
aquellas palabras sus acompañantes se miraron con sorpresa. Fue Zaedon quién
dijo con tono entre reflexivo y más conciliatorio.
-Vaya, eso podría interesarle a nuestro jefe.
Aunque, ¿qué pasa con tu hermano y los demás?
-Si consiguiera que tanto él como los otros dejasen de
ser un problema. ¿Estaría Gralas dispuesto a llegar a un acuerdo? Después de
todo, podríamos llegar a entendernos. - Quiso saber Lornd.-
Una
vez más los alien intercambiaron sendas miradas entre atónitas y reflexivas.
-Eso es algo que podría discutirse.- Asintió Zaedon.-
Contactaré con el amo Gralas tan pronto tenga oportunidad.
Su
interlocutor asintió cruzándose de brazos. Ahora adoptaba una postura hierática
y casi impenetrable. Eso sorprendió a sus enemigos. Por su parte Plutón
despertó aun con dolor en las sienes y casi en todo el resto de su cuerpo. La
mejilla izquierda estaba inflamada, su ojo derecho también. Se notaba bastante débil pero ese sueño le
había hecho bien pese a todo.
-No sé cuánto tiempo habrá pasado.- Se decía aun
aturdida.- Si al menos tuviera mi cetro…
Y
es que esos tipos se lo habían confiscado. Ignoraba dónde podrían haberlo
guardado. Al menos ella podría sentirlo cuando invocase su poder, de momento
era mejor no jugar esa carta. En cuanto pudo hacer acopio de fuerzas se levantó
para explorar su entorno. Seguía encerrada en su calabozo, trataba de encontrar
algo que sirviese para ser localizada. Pero ese cuarto parecía no tener
fisuras. Plutón sólo podía dar vueltas y rezar porque la encontraran...recordaba
otra conversación que mantuviera con sus soberanos, poco después de separarse
de Lornd. La muchacha se había reunido con ellos en la casa de Mamoru. De modo
informal, al menos aparentemente, dado que el tema era algo de lo más serio.
Estando sentados en un sofá del salón, ella escuchaba atentamente a sus
soberanos.
-Entonces, Setsuna. ¿Sabes el alcance de lo que te
estamos pidiendo, no es cierto?- La inquirió Mamoru.-
-Sí...Majestad.- Pudo replicar ella.-
-No es necesario que me llames Majestad aquí. Deja
eso para la etiqueta de palacio.- Replicó él de modo más jovial, aunque
enseguida volvió a la seriedad en su expresión y agregó.- No te elegimos al
azar. De todas nuestras guardianas, solamente tú podrás ser capaz de tener
éxito en esta misión.
-Nos jugamos mucho en esto.- Terció Usagi
observándola a su vez con gravedad, incluso diríase que con algo de pesar.
Sobre todo al añadir - Cree que no te lo habríamos pedido de no ser
estrictamente necesario y fundamental.
-Comprendo perfectamente la importancia de lo que
hay en juego.- Asintió la interpelada.- Y no os mentiré. Al principio me invadió
una sensación de angustia por tener que renunciar a tanto y por desconocer qué
me iba a encontrar. Pero tras unos días las cosas han sido muchísimo mejores de
como pude haberlas imaginado.
Eso
hizo sonreír a sus interlocutores. Usagi posó una mano sobre las de su
compañera y amiga para afirmar más aliviada.
-No sabes lo que eso nos alegra. Aunque, aun así, no
ignoras que vendrán momentos muy difíciles. ¿No es cierto?
- Sí…- musitó Plutón.-
-Y no podrás hacer nada por evitarlos. Tendrá que
ser así.- Afirmó Mamoru.-
-Lo sé. Y estoy dispuesta porque el bienestar de
todos está por encima del mío propio. Estoy aquí para serviros y para hacer lo
necesario a fin de mantener la paz.- Sentenció la joven con decisión.- Incluso
mentir si hace falta… aunque espero que eso no sea necesario.- Suspiró ahora
elevando la vista hacia el techo.-
-Ojalá que no precises del engaño o de la
ocultación.- Convino Usagi que, no obstante matizó.- Pero a veces nos vemos
obligados a llevar a cabo cosas que no nos gustan en absoluto… todo por el bien
superior…
Su
oyente asintió despacio, ahora volvía de sus pensamientos sentada en ese
camastro, en aquella celda que la mantenía prisionera…
-Bueno, las cosas están en marcha.- Pensaba.- Espero
que todo salga bien…
Por
su parte, Usagi y Mamoru estaban aparte del resto. Intercambiaban miradas y
asimismo observaban a alguna de sus amigas. Fue la muchacha quién le dijo a su
novio.
-Todavía es demasiado pronto. No podemos arriesgar
nuestro operativo en la Cara Oculta de la Luna.
-No, no están preparados aun.- Convino él.- Espero
que Roy tenga éxito y pueda liberar a Setsuna sin descubrir aquello.
-Estarán ocultos.- Le comentó Usagi.- Les advertimos
antes de que nuestro amigo partiera. No se darán a conocer. Salvo en caso de
extrema necesidad.
-Esperemos que eso no suceda. Ella no está lista.-
Sentenció Mamoru con el cómplice y preocupado asentimiento de su contertulia.-
Le falta demasiado aún para estarlo.
Pasaron
las horas y transcurrió un día entero,
por fin Roy visualizó la Luna. Pertrechado con un traje espacial
desembarcó y usando un radar de seguimiento localizó el foco de transmisión de
las ondas, una gran cúpula. El muchacho descubrió una puerta de acceso y a vehículos
entrando. Gracias a su velocidad entró raudo antes de que las grandes
compuertas se cerraran. Una vez se aseguró de que había presión y atmósferas
adecuadas, se quitó el traje y lo escondió. Deambuló por la base haciéndose
pasar por un mercenario más. Logró enterarse de donde estaban los calabozos
escuchando algunas conversaciones merced al traductor que le facilitaron en la
Masters Corporation, y se dirigió hacia allí. Entre tanto, Gralas, sentado
sobre una especie de trono, escuchaba a uno de sus lugartenientes.
- Mi señor, la Tierra ya está bajo nuestro control. ¿Nos
desharemos ya de la mujer humana y del saiyajin?
-¡No seas tan impaciente!…- rio el tirano - Para ese
fin he solicitado la presencia del poderoso Trihar. Para que se encargue de él.
Pero primero le haré sufrir matando a esa hembra delante de sus narices sin que
pueda evitarlo.
-¿El poderoso Trihar?,- balbuceó aquel oficial poniéndose
blanco por momentos. - ¿Está usted
seguro, amo Gralas?
- Déjalo todo de mi cuenta.- Repuso éste con tono
confiado para indicarle. - Ahora ve a por la prisionera, ya es la hora de
empezar la diversión.
- Pero si la matamos el guerrero del espacio
destrozará a Lúas y Zaedon.
-¿Y qué importa? - Replicó el tirano sin ningún
rastro de preocupación. - Son reemplazables. ¡Vamos!, ve de una vez.
- Sí, amo - repuso el esbirro inclinándose para
después alejarse de allí rumbo a los cuartos de prisioneros. -
Justamente
entonces Zaedon se comunicó con su amo. Gralas le dio paso en su pantalla con
extrañeza.
-¿Qué te sucede? ¿Algo va mal?
-No, amo Gralas. Al contrario. Diríase que tengo
unas interesantes noticias.- Comentó ese tipo.-
-¿Qué noticias son esas?- Quiso saber su jefe.-
¡Habla!
El
guerrero le explicó esa conversación que mantuviera con el saiyajin. Al principio
Gralas se mostró escéptico aunque luego pareció interesarse y habló con tono
pensativo.
-Así que te ha dicho eso. Quizás no sea una mala
idea después de todo.
-Según él, si perdonamos a su hermano y al resto de
sus amigos, la Tierra podría ser nuestra sin luchar. Solamente le preocupan
ellos y la guerrera Plutón.- Le repitió su subordinado.-
-Muy bien, dile que lo pensaré.- Repuso Gralas, que
de seguido ordenó a su enviado.- Ahora terminad ya de conquistar ese ridículo
planeta. Luego ya veremos.
Zaedon
hizo una inclinación justo antes de que su imagen desapareciera de la pantalla.
Gralas entonces esbozó lo que podría parecer una cínica sonrisa moviendo su
bulbosa cabeza y sentenciando.
-¡Será idiota! Se ha creído las patrañas de ese
saiyajin. Enseguida comprobarás Zaedon cuál es la realidad. Aunque si ese memo
de Lornd piensa poder engañarme por un instante se equivoca. Enseguida llegará
el poderoso Trihar para ajustarle las cuentas.- Y entonces repitió en voz más
alta a sus esbirros más cercanos.- Traed a esa miserable humana.
Entre tanto Roy se llegó a su vez hasta la zona de
los calabozos, ocultándose tras unas escaleras. El sitio era muy grande y no
tenía idea de donde podría estar Setsuna, no lograba detectar su aura ni con su
técnica de translación. Decidió esperar y al cabo de media hora la paciencia le
dio fruto. Un guerrero apareció allí y llamó a los guardianes.
- Traedme a la prisionera, Gralas desea que la lleve
a su presencia.
Los vigilantes obedecieron y al cabo de unos
momentos reaparecieron con Setsuna encadenada.
-¿Qué queréis ahora?,- les espetó ella con un tono
hostil. -
- Es el momento de que te reúnas con tu amiguito.-
Rio el oficial. -
Entonces
salió Roy, de dos rapidísimos puñetazos eliminó a los guardias en tanto que el
lugarteniente de Gralas se encaraba contra él.
- ¡Un intruso!- gritó - ¡alarma general!..
- No seas tan bocazas - le respondió el chico lanzándole
una serie de golpes que dieron con ese tipo en el suelo completamente fuera de
combate. -
- ¡Roy, gracias a Dios!- Exclamó Setsuna jubilosa. –
-Malditos cabrones, ¡cómo te han dejado!- Pudo decir
él visiblemente furioso al constatar el estado de la joven.-
-No te preocupes por eso, estoy bien.- Fue capaz de
decir ella.-
- Es hora de volver a casa. - Declaró éste agarrando
a la chica y desapareciendo con ella concentrándose en la energía de sus
amigos. - ¡Sujétate!
Reaparecieron
en la isla de Masters donde todos les recibieron con júbilo. Roy destrozó las
cadenas que la aprisionaban y después añadió con una sonrisa tras darle una
alubia a la sailor.
- Ahora avisaré a mi hermano, seguro que querrá
saber esto.
Setsuna
la comió al principio trabajosamente luego enseguida sintió aquel cosquilleo
reparador notándose como nueva en apenas unos instantes.
-Me alegra mucho ver que estás bien.- La sonrió
Usagi dándole un sentido abrazo.-
-Muchas gracias.- Replicó la aludida.-
Después
el resto de sus amigas la saludaron efusivamente también. Roy sonrió guiñándole
un ojo a Usagi que asintió. Entonces y sin perder ni un segundo se transportó
concentrándose en la energía de Lornd. Justo apareció junto a él vio que había
conectada una gran pantalla. Los sicarios de Gralas reían, obviamente no sabían
que Setsuna había sido rescatada pero, en cuanto Lornd sintió la energía de su
hermano y le vio lo supuso. Roy asintió elevando un pulgar para confirmárselo. Zaedon
y Luas también le vieron aunque evidentemente ajenos a las nuevas que traía.
-¿Todavía estás vivo?,- gritó Zaedon contrariado
ordenando al rey de los saiyajin. – Lornd, mátale.
- Me temo que ya no vas a poder darme más órdenes,
payaso. Lo siento mucho por ti - Replicó éste haciendo crujir sus nudillos con
deleite. –
-Pero ¿qué dices? Estabas hablando de hacer un trato
hace un momento.- Se sorprendió Luas.-
-Mucho me temo que ya no me interesa.- Se sonrió
pérfidamente el saiyajin.- Las condiciones han cambiado.
-¿Me dejarás uno a mí?- Le pidió Roy con tono
divertido. -
- No, esta vez no. ¡Son míos, todos míos!,- rechinó
Lornd que en un visto y no visto desintegró a Luas de una descarga de energía.
-
-¿Qué es lo que has hecho, insensato? - Le grito Zaedon
alarmado para amenazar cada vez con mayor expresión de terror. - Tu hembra
morirá.
- Yo no lo creo. - Canturreó Roy cruzado de brazos.
-
-¡Ahora te ajustaré las cuentas!,- tronó Lornd
atacando a ese alien que no pudo ni reaccionar cuando el saiyajin desenvainó su
espada y le dividió en varios cachos que desintegró acto seguido con un potente
rayo de energía para remachar complacido. – ¡Hasta nunca, bastardo!
La
imagen de Gralas que había presenciado todo lo ocurrido les llamó desde la
pantalla. Aunque no parecía en absoluto preocupado, ni tan siquiera contrariado
cuando comentó.
- Muy bien, sabía que eras un mentiroso, Saiyajin.
Como todos los de tu miserable raza.
- Tenía que decir algo para ganar tiempo con tus
esbirros.- Replicó el aludido esbozando una sonrisa de triunfo, más al añadir.-
Ahora te va a tocar a ti el turno de ser suprimido.
Sin
embargo, su interlocutor le observaba con una siniestra mirada en aquellos
ojillos. Parecía regocijarse al oír aquello y replicó entre divertido y
sarcástico.
-Ha sido un buen espectáculo, os servirá de
calentamiento para enfrentaros con mi próximo enviado.
- Ahora que Setsuna es libre puedes mandarme a todos
los payasos que quieras, les haré lo mismo que a estos y cuando te ponga las
manos encima ya no te hará tanta gracia. - Amenazó Lornd. -
- Bueno, no seas tan egoísta, déjanos alguno a los
demás. - Le pidió Roy con divertida sorna. -
- Reíros ahora que podéis, dentro de poco se os
quitarán las ganas. – Contestó Gralas sin alterar su cruel y cínico semblante.
-
-¿Ah sí?- contestó Lornd desafiantemente al
asegurar. - Ya verás cómo nos reímos cuando te aplaste con mis propias manos
mientras me supliques piedad.
- No lo creo, - rebatió el tirano que le desveló no
sin satisfacción - no lo vas a tener tan fácil pues antes tendrás que
enfrentarte a Trihar.
-¿Trihar?- Repitió Lornd palideciendo, cosa que
sorprendió a su hermano. – No puedes hablar en serio.
- Ya no estás tan convencido, ¿verdad?- rio Gralas.
- Veremos si puedes vencerle, cosa que dudo mucho.
-¿Quién es ese Trihar?,- inquirió Roy que estaba
desconcertado ante la cara de temor que su hermano exhibía. -
- Es uno de los guerreros más poderosos de la
galaxia.- Respondió Lornd. - Su fuerza, según he oído, es prodigiosa, ni con mi
tercer nivel de superguerrero estoy seguro de poder vencerlo.
-¿Pero qué estás diciendo?,- sonrió su interlocutor
incrédulamente. - Eso no puede ser. Además, los otros y yo estamos aquí.
-¡Eso es! - Se burló Gralas - idos preparando. Trihar
llegará en el plazo de dos días terrestres. Aprovechad para despediros de
vuestros amigos y de vuestro miserable mundo, no creo que tras su paso quede
mucho planeta para estar de pie sobre él. ¡Ja, ja, ja!
- ¡Cállate, maldito bicho asqueroso! - Espetó Roy
destrozando la pantalla con un rayo. - Cambio y cierro, capullo. - Remachó irónicamente.
-
- Si quieres ayudar en algo tendrás que entrenarte
en el Rincón del Alma y el Tiempo conmigo,- le sugirió su contertulio. - Para
que alcances el tercer nivel y puedas aprender una técnica nueva de lucha.
- No hay tiempo que perder,- repuso su hermano. - Avisaré
a los demás, cuantos más seamos mejor, si ese tipo es tan duro como dices. Pero
no creo que sea para tanto.
- Tú no conoces su reputación.- Aseveró un
preocupado Lornd. -
Su
contertulio le dedicó una inquieta mirada. Si su hermano aseveraba aquello
desde luego que no sería para menos. El rey de los saiyajin no se achantaba con
facilidad. De modo que volvieron rápidamente para contarles a los demás lo
ocurrido. Lo primero fue que todos se alegraron al saber que el ataque contra
la Tierra había sido repelido y que Setsuna estaba libre y a salvo. Lornd le
dio un significativo abrazo que hizo que el resto hasta mirase para otro lado
entre divertidos y algo azorados. No obstante, al conocer las noticias de ese
formidable guerrero que enviaba Gralas, la preocupación se extendió nuevamente
entre ellos.
-¿Y tan fuerte es ese tal Trihar?,- preguntó
Diamante llevándose una mano a la barbilla. -
- Según mi hermano sí,- respondió Roy agregando
decidido. - Por eso vamos a entrenar duro. Así que acompañadnos, toda la ayuda
puede ser poca.
- Vale, al cuarto de entrenamiento, ¿no?- Supuso
Nephrite. -
- No podríamos entrenar lo suficiente fuera, sólo
restan dos días para que llegue. - Les recordó Lornd. -
- Tened mucho cuidado. - Les pidió Petz - esos tipos
no se andan con bromas.
- Y llamadnos cuando terminéis, - añadió Esmeralda.
-
Todos
convinieron en ello y entre Roy y Lornd los transportaron al Cielo, allí
pidieron permiso para utilizar el lugar. Landar apareció y les autorizó a ello,
aunque no por un día entero.
- Ya os queda poco tiempo de uso.- Les recordó. - Y
creo que con tan sólo tres horas os sobrará.
-¿No están por aquí los maestros Son Goku, o
Piccolo?- Quiso saber Diamante.- ¿O quizás el maestro Trunks o el maestro
Son Gohan?
-No, mucho me temo que compromisos propios les
reclaman.- Replicó el mago.-
-Sea como sea, tendremos que apañárnoslas sin
ellos.- Afirmó Nephrite.-
-Sí, y el tiempo apremia.- Les recordó Ail.-
- Estoy de acuerdo,- asintió Lornd. - Vamos
muchachos, tenemos trabajo. - Les arengó abriendo la puerta del cuarto. -
Entrenaron
duramente y el rey de los saiyajin les enseñó la técnica que dijo que había aprendido
en sus últimos viajes. Agotados salieron a las tres horas terrestres que para
ellos habían sido un mes y medio.
-¿Y ahora qué hacemos?,- inquirió Zafiro. -
- Pues descansar.- Repuso Ail afirmando convencido.
- Ya hemos entrenado bastante.
-Día de descanso - Declaró Roy plenamente de acuerdo
con esa idea para proponer. - Vamos a
llamar a nuestras mujeres.
La idea fue acogida con general aprobación y
entusiasmo. Aunque volviendo un poco a la próxima lucha Diamante comentó con
visible confianza.
- Esa técnica es impresionante, estoy convencido de
que venceréis a ese tipo sin ayuda de nadie.
- Eso espero,- contestó Lornd. - Ahora vámonos de
vuelta.
Regresaron
a la isla de Masters ya que las chicas no se habían movido de allí. Fueron
recibidos con curiosidad por conocer el tipo de técnica que habían estado aprendiendo,
pero, para los muchachos y después de mes y medio sin verlas solamente contaba
una cosa.
-¡Vamos a la cama y después te lo explico! - Fue el
ansioso tono general. -
Y
las muchachas convinieron en ello, no sin satisfacción, deseando que sus
parejas fueran a entrenar en más ocasiones. Así pasó ese día y al siguiente,
ninguno se marchó de la isla, ya que era el cuartel general de operaciones. Mucho
más relajados tras pasar el tiempo con sus compañeras sentimentales, repasaron
la técnica para conseguir que todo saliera a la perfección. Se fueron a la cama,
(esta vez para dormir) con el convencimiento de que así sería. Y amanecieron
despertados por Daniel y Mimette que informaron de un gran punto de energía que
se aproximaba con enorme rapidez a la Tierra.
- Estará aquí dentro de unos cinco minutos.- Avisó
la científica añadiendo impresionada. – ¡Lleva una velocidad increíble!
- Ya tenemos visualización en pantalla.- Intervino
su pareja al cabo de ese tiempo. -
En
el gran monitor central, las cámaras recogieron levitando a gran altura sobre
ellos a poderoso alien que Lornd reconoció como Trihar. De color cobalto, con
seis brazos y un gran tamaño, tenía un rostro humanoide que parecía esculpido
en aristas y sus ojos oblicuos y amarillos reflejaban una gran crueldad.
Parecía comunicarse con alguien con una especie de transmisor que llevaba en su
cabeza.
- Bueno- dijo Trihar con una voz semejante a un
reverberante zumbido. - ¿Dónde están esos insectos que debo despedazar? Espero que esas patéticas criaturas me duren
lo suficiente como para divertirme un poco. No me gustaría haber malgastado mi
tiempo en este largo viaje para nada.
- Descuida, eso te lo aseguro - fue la respuesta de
Gralas, obviamente complacido por los deseos de su aliado por lo que
añadió. - Después eres libre de destruir
este planeta si te place hacerlo.
- Por supuesto que soy libre de hacer lo que quiera.
– Respondió su interlocutor con brusquedad. -Recuerda que no estoy a tu
servicio. Sólo he aceptado venir hasta este mísero mundo porque me prometiste
una lucha interesante. Alguien capaz de medirse conmigo.
- Y lo tendrás, lo tendrás. Poderoso Trihar. - Convino
Gralas muy conciliatoriamente dándose cuenta de su desliz anterior. - No te he mentido,
lo podrás comprobar cuando aparezcan, si es que se atreven, claro.
- Deben de haber huido al saber que vendría yo,- se
ufanó el alienígena. - No debiste decirles de quien se trataba, mi reputación
es bien conocida en toda la galaxia.
No
obstante, los hermanos que junto a los otros habían escuchado las palabras de
Trihar se transportaron cerca de él.
- Eso es lo que tú te crees.- Le interpeló Lornd
asegurando. - Nos enfrentaremos a ti y te derrotaremos.
-¡Vaya!- Exclamó el alienígena mirándoles divertido
para escupir con desdén. – No me irás a decir que solamente son dos miserables
saiyajin. ¿Y a esto le llamas una pelea interesante, Gralas?
No
obtuvo respuesta de su interlocutor, pero sí de Roy.
- Tú no sabes quienes somos nosotros, payaso. Pero
te lo vamos a demostrar inmediatamente.-
Y dicho esto se transformó en superguerrero de tercer nivel, y Lornd le
secundó. - Además somos dos contra uno.- Añadió bastante confiadamente. -
- Podemos luchar por separado, - le propuso Lornd. -
Para que veas que somos justos.
- ¡Ja, ja, ja, ja! Eso ha tenido gracia - respondió
Trihar sentenciando con suficiencia. - Ni
cien de vosotros juntos me haríais ni cosquillas. Os lo demostraré.
Apareció
y reapareció junto a ellos golpeándoles en un visto y no visto. Tanto Roy como
Lornd cayeron desde gran altura hasta que lograron recuperarse. Volvieron
nuevamente hacia su adversario atacándole conjuntamente con una lluvia de
golpes. Pero Trihar los paraba y esquivaba sin dificultad aparente. Desde el
centro de comunicaciones de la isla, el combate era seguido por los demás. Diamante
entre tanto les comentó a las guerreros en que había consistido el
entrenamiento.
- Lornd nos enseño una técnica llamada fusión. Él la
aprendió hace tiempo de sus antepasados saiyajin en el Cielo.
-¿En qué consiste esa técnica?, - se interesó Ami. -
- En que dos personas se unan en una sola que tiene
muchísima más fuerza que la simple suma de ambas. - Explicó Diamante. -
-¡Eso es fantástico!- Exclamó Usagi aunque enseguida
objetó. - Pero no veo que lo hayan probado todavía.
- Deben tener cuidado. - Le aclaró Nephrite - se deben igualar las
energías de los que se fusionan, así que sus fuerzas potenciales deben ser lo
más parecidas posibles. Además, únicamente se puede estar así media hora. Luego
se tarda otra media en volver a hacerla.
- Así es, primero querían ver si eran capaces de
vencer a ese monstruo por separado, ya sabéis como son de orgullosos los
guerreros de su estirpe. Si pueden hacerlo de forma convencional desean un
combate interesante antes que una victoria fácil. - añadió Ail. –
- Pues deberían dejarse de pensar en esas tonterías.
Más cuando el destino de la Tierra está en juego. – Declaró una molesta Bertie
cruzándose de brazos para añadir.- Ya hablaré con Roy sobre las prioridades cuando venzan al bicho ese.
- ¡Es inútil! – Suspiró Setsuna afirmando con
resignación.- Los guerreros del espacio son así.
- Pero me temo que en este caso no es que ganen de
manera fácil o difícil. Es que no lo están logrando,- comentó un preocupado Tom mientras todos seguían la batalla
por la pantalla. -
- Iremos nosotros.- Intervino Zafiro - les
ayudaremos a derrotarlo.
- A nosotras también nos gustará intervenir,- añadió
Urano. -
- No es un enemigo al que os podáis enfrentar. No
quiero ofenderlos pero no estáis a su altura,- le indicó Diamante para señalar
incluso con inquietud. - Fíjate como están luchando Roy y Lornd, a su máximo
nivel y no son capaces de dominarlo entre los dos juntos.
-¡Maldita sea!- Escupió Haruka apretando los puños.-
Pero aunque no le gustase tuvo que reconocer que las
palabras de Diamante eran ciertas. Lo mismo que sus compañeras que atónitas
presenciaban aquella pelea de proporciones colosales. Las auras de los
contendientes chocaban al igual que sus puñetazos y patadas. Lo súper saiyajin
estaban peleando con toda la fuerza y destreza que poseían no obstante su
adversario se mantenía firme sin perder terreno.
- Lo mejor será que vayáis a refugiaros a un sitio
seguro.- Intervino Ail al ver aquello. -
- Por la potencia que tiene ese monstruo, no creo
que lo haya en todo el planeta.- Objetó Zafiro. -
- Tienes razón, cariño - Asintió Petz agarrándose a
un brazo de su novio. -
En
las alturas la lucha continuaba pero ni Roy, ni Lornd conseguían superar al
terrible Trihar. Pese a luchar los dos a la vez contra él. Le bombardearon con
rayos de energía cuya onda expansiva llegó al suelo haciendo tambalear la isla
y obligando a todos a sujetarse a donde pudieron para no caer. Pero en cuanto
la explosión se disipó su enemigo seguía incólume, se reía burlonamente
mientras los dos súper guerreros jadeaban por el esfuerzo.
-¿Y esto ha sido todo? ¿No sabéis hacer nada más?,-
les espetó el alien con desprecio. – Esto es muy aburrido.
Y
sin que sus rivales casi pudieran ni reaccionar golpeó a Roy tan rápido y fuerte
que lo lanzó contra el suelo. Éste dejó de ser un súper guerrero quedando
inconsciente.
- ¡Habéis visto eso!- Exclamó Diamante desde la isla
urgiendo a los demás. - Tenemos que ir a ayudarles, ¡ya!..
Todos
salieron como un resorte para auxiliar a Roy, Beruche iba muy preocupada, pero
Tom la tranquilizó. En cuanto llegaron junto a su amigo lo reanimaron y le
dieron una alubia que recuperó al
muchacho inmediatamente.
- Lo tenemos muy mal. Es demasiado fuerte para
nosotros. - Les informó éste con gesto inquieto levantándose del suelo aun
tambaleándose. - Habrá que intentar la fusión.
En
el Cielo Landar seguía la pelea con inquietud. A su lado dos viejos conocidos
comentaban aquello.
-Esos idiotas. ¡Se están dejando vencer por un bicho
de pacotilla! - Espetó el más bajo, de pelo moreno elevado en punta.-
-No seas así Vegeta. Ese tipo es fuerte.- Argumentó
su compañero, de cabello similar y más estatura.-
-Y tú no seas ridículo, Kakaroto. Cualquiera de
nosotros acabaría con ese cretino en un segundo. Hasta mi hijo Trunks y tu hijo
Goten cuando eran pequeños habrían podido con él. - Sentenció cruzándose de
brazos para añadir con tintes de decepción.- ¿Y esos dos son nuestros
descendientes y los príncipes de los saiyajin?...
-Dales tiempo. Tiene que progresar. - Insistió su
contertulio con más paciencia.-
-De un plumazo barrería a ese mequetrefe.- Insistió
Vegeta.-
-Sabes muy bien que vuestro tiempo se ha terminado.
Al menos en ese universo.- Les recordó Landar.-
-Es cierto. No podemos intervenir directamente, pero
tranquilo. Le enseñamos la fusión muy bien a Lornd… y alguna que otra cosa más
que hemos ido perfeccionando.- Afirmó Goku fiel a su talente optimista.-
Su
irritado interlocutor movió la cabeza aunque siguió viendo ese combate de modo
imperturbable. Las cosas no iban demasiado bien. Lornd por su parte atacaba al
alien sin lograr hacerle mella. Trihar en cambio se divertía golpeándole con
sus seis brazos a placer, hasta que lo mandó al suelo también tras propinarle
un duro castigo. El rey de los saiyajin pudo resistir para pedir una alubia, en
cuanto se la dieron y se recobró Diamante declaró.
- Ahora nos toca atacar a nosotros.
- Ni se te ocurra, no es un enemigo al que os podáis
enfrentar. - Le frenó Lornd. -
- ¡Maldición! - Repuso el príncipe de Némesis
contrariado. - ¿Cómo no vamos a poder luchar contra él?
- Me temo que tiene razón, hermano. Si Roy y Lornd
no han podido con él, nosotros no tenemos ninguna posibilidad. – Tuvo que
admitir Zafiro, con el asentimiento de los otros. -
-¿A que fastidia mucho?- Le inquirió Haruka con un
marcado retintín agregando ya más seriamente. - Ahora comprenderás lo que
sentimos nosotras cuando nos dices eso de que no podemos intervenir.
- Me la tenías guardada,- sonrió Diamante
admitiéndolo con deportividad. - Tienes razón, lo siento.
- No pasa nada. - Sonrió la sailor a su vez. -
- Pero nosotros también podemos fusionarnos. - Intervino
Nephrite. -
- Esperad a que lo hagamos nosotros. Si fallásemos
seríais la única esperanza. - Repuso Roy dirigiéndose a su hermano. - ¿Listo
Lornd?
Éste
asintió, los dos se colocaron a un par de metros y procedieron a ejecutar unos
extraños pasos parecidos a un baile, acabaron inclinándose hacia un lado hasta
unir sus dedos a la par que gritaban a la vez.
-¡Fusión!
Hubo
un resplandor entre dorado y blanquecino que cegó momentáneamente a todos.
Cuando recobraron la visión, ante ellos se erguía un sólo individuo, convertido
en superguerrero de nivel tres. Era vagamente parecido a ambos.
-¡Oh, cielos!- Exclamó la atónita Beruche. - No sé
distinguir cuál de los dos es…
-¿Quien eres?- Le preguntó Setsuna con el mismo
gesto de sorpresa. -
- Me llamo Loroy.- Respondió el guerrero con una
extraña voz resonante para afirmar casi a modo de jactancia. - Y soy el
guerrero más potente de la galaxia.
Para
refrendar sus palabras en un instante se elevó hasta la posición de Trihar que
había estado contemplando la escena con curiosidad. Loroy le asestó un
potentísimo golpe que lanzó a su enemigo contra una lejana montaña que se
desintegró con el impacto.
- ¡Ahora sí que le va a machacar!- Exclamó Ail elevando
un puño y afirmando convencido. - Su fuerza es increíble. No nos hará ninguna
falta intervenir.
- Por un lado es una lástima.- Suspiró Nephrite
agregando con su inconfundible toque irónico.
- Tanto entrenamiento para nada y
yo que tenía cita con mi asesor de finanzas y la cancelé por ir al Rincón...
Pero
las cosas no estaban ni mucho menos decididas. Su enemigo se recuperó con
bastante rapidez y contraatacó golpeando a Loroy que nuevamente se fue a parar
al suelo, aunque esta vez se frenó en la caída aterrizando bien. El alien
descendió hasta solamente unas decenas de metros por encima de él.
-¡Parece que sabes pelear mejor ahora! - Exclamó
Trihar esbozando lo que parecía una sonrisa, pues no poseía dientes,
sentenciando después. - Pero de nada te servirá.
- Bueno, quizás sea el segundo mejor luchador de la
galaxia. - Repuso Loroy encogiéndose de hombros, dejando a sus amigos de piedra.
-
- ¡Pero qué estás diciendo jod…!- Le gritó Diamante
esforzándose, pese a lo tenso del momento, por ser políticamente correcto y no
terminar aquella palabra. - ¡Lo que nos faltaba!
Loroy
se elevó nuevamente a la par que respondía sonriendo.
- Era una broma, ahora voy a luchar en serio.
Los
de abajo suspiraron aliviados.
- Menos mal.- Comentó Minako quien suspiró aliviada
para añadir. - ¡Vaya susto me había dado!
- Si, yo lo veía bastante negro, – confesó Rei. –
- Y es que si él no puede… -Añadió Makoto resoplando
con inquietud. –
- Sí, imagínate nosotros. – Completó Usagi cuyo
gesto acusaba también la preocupación. –
-Calculando la fuerza desplegada por los dos,
matemáticamente creo que nuestros amigos tienen posibilidades.- Declaró Ami.-
La
Guerrera de la Luna miraba hacia el Cielo como si de esta forma quisiera dar
algo a entender. En las alturas Landar asintió despacio musitando.
-Ten paciencia, Serenity…deben hacerlo ellos.
Loroy
volvió a la carga y atacó a su adversario. Ambos se enzarzaron en una espiral
de golpes cada vez más violentos en los que la fusión de los saiyajin parecía
llevar ventaja.
-¡Es estupendo, seguro que Loroy va a ganar! -
Exclamó Rei que añadió más pausadamente y con algo de fastidio. - Me siento un
poco inútil, ni he tenido oportunidad de localizar a Setsuna, ni tampoco voy a
tener que luchar.
- Pues chica, yo me alegro. Mejor dejarle ese bicho tan
feo a la fusión de Lornd y Roy. - Terció Usagi suspirando con alivio. -
- Eso lo dices porque eres una cobardica. - Sonrió
su compañera con clara mala intención. -
-¿Pero de qué hablas?- Le recriminó su interlocutora
asegurando de seguido. - Yo puedo enfrentarme a quien haga falta.
- Ya, ya...- respondió Guerrero Marte irónicamente.
-
-¿Quieres que te de en la nariz para que lo compruebes?,-
le preguntó Usagi picándose por momentos. -
- Eso me gustaría verlo.- Respondió su interlocutora
sacándole la lengua. -
- Te la vas a buscar, Rei.- Amenazó la guerrero de
la Luna poniéndose colorada de enfado. –
- ¡Vale ya! - medió Ami colocándose entre ellas y amonestándolas. - Debería daros vergüenza,
la única pelea que nos debe preocupar está ahí arriba.
Señaló
al cielo y todos se quedaron mirando la suerte de la batalla, lo que calmó los
ánimos entre Usagi y Rei que de mirar hacia otro lado avergonzadas pasaron a
quedarse achantadas por la fuerza de los golpes entre ambos contendientes. Entre
tanto Loroy había herido a Trihar haciéndole manar una especie de fluido añil
parecido a la sangre. El alien, lejos de su condescendencia inicial, estaba ahora
muy furioso.
-¿Te has atrevido a herirme, maldito insecto?...-
gritó fuera de sí. - ¡Ahora vas a ver!
-¿Qué pasa?- Se burló Loroy parafraseando ahora a su
rival. -¿Ya estás cansado? ¿O es que no sabes hacer nada más?
- ¡Ahora te demostraré de lo que soy capaz!- Tronó
su enemigo que aumentó sensiblemente su potencia. - Me has obligado a transformarme,
es algo que me molesta pero una vez que lo haga te arrepentirás.
-¿Transformarte?,- inquirió Loroy atónito. -
Por
toda respuesta su enemigo emitió una gran luz añil brillante. Envuelto por un
aura de ese tono Trihar sacó dos brazos más y un par de cuernos en su cabeza,
en tanto que el color de su cuerpo pasó a ser beige claro.
- Ahora, terminaré contigo y con esos insectos de
ahí abajo.- Sentenció con clara intención de cumplir su amenaza. -
Y
materializó una enorme bola de energía que lanzó contra el planeta ante las
caras de horror de todos. Loroy reaccionó con rapidez concentrando sus fuerzas…
-Kamehamehaaa…- Gritó atacando a aquella esfera.-
Logró impulsarla lejos del planeta a una gran
velocidad, aunque pese a ello, Mimette realizó unos rápidos cálculos informando
al resto.
-La potencia de esa bola se estima en millones de giga
tones. ¡Podría pulverizar el planeta entero si estallase aquí!
-Y si lo hace a poca distancia, las consecuencias
tampoco serían muy buenas, ¿verdad que no?- Inquirió una asustada Cooan.-
-Me temo que no, cuñada.- Convino la asimismo muy
inquietada Mimette.-
- Esperemos que puedan alejarla lo bastante.- Terció
Masters.-
Al
cabo de unos segundos enseguida tuvieron la respuesta. Aquello estalló
iluminando por completo el Cielo. El grupo tuvo que taparse los ojos. La
atónita Ami enseguida hizo algunos cálculos preliminares, auxiliada por Daniel
y Mimette.
-La explosión ha tenido lugar a una distancia de más
de dos millones de kilómetros. Aun así, el resplandor ha sido cegador.- Afirmó
la sailor.- A juzgar por la cantidad de energía, Mimette tenía razón, eso
podría haber destruido varias veces la Tierra.
-Sí, esa bola y la onda vital de Loroy eran más
potentes que todo el arsenal nuclear de nuestro planeta multiplicado por diez.-
Añadió la perpleja interpelada.-
-Son tremendamente fuertes. A excepción de nuestros maestros
del Rincón, jamás vi nada igual.-
Admitió Diamante.-
Sus
compañeros asintieron. Un sudor frío recorría los cuerpos de todos los oyentes.
La misma Setsuna calibraba ahora hasta qué punto su tarea era vital, no solamente
para la Tierra, sino quizás para la Galaxia entera. Sus soberanos no habían
exagerado lo más mínimo.
-Y todo esto en parte ha ocurrido por mi causa.- Se
decía.- Él estaba dispuesto a cualquier cosa por mí…
Entre
tanto el alien atacó a Loroy con una lluvia de puñetazos que éste acusó. Trihar
era ahora mucho más rápido y potente que antes. La fusión de los guerreros, herido
de gravedad, tuvo que aterrizar en el suelo, en tanto que los demás se
aprestaron a intervenir.
-¡Mirad!- Exclamó Zafiro entre atónito y horrorizado. – Ese tipo se ha
vuelto mucho más fuerte todavía.
- Toma Loroy. - Terció Tom lanzándole una alubia que
éste se comió en el acto, aunque no pareció ayudarle mucho. -
-¿Por qué no le hace efecto? - Preguntó Ail tan
sorprendido como el resto. -
- Al parecer el efecto de las alubias es
proporcional.- Respondió Nephrite de forma perspicaz. - Ahora son dos personas
en una. Y necesitan mucha más energía para recuperarse.
- Por poco tiempo,- terció Diamante consultando su
reloj con visible inquietud. - Solamente les quedan diez minutos de fusión.
¿Qué vamos a hacer si pasa el plazo y no han logrado vencerle?
- Entonces lo tendremos muy negro,- respondió Ail con
un marcado tono pesimista. -
- Fusionémonos nosotros.- Propuso Zafiro. - No somos
tan poderosos como ellos pero si luchamos a su lado algo conseguiremos.
Los
demás estuvieron de acuerdo con la idea y procedieron a fusionarse. Nephrite
con Diamante y Ail con Zafiro. Formaron dos guerreros llamados respectivamente
Zafil y Diaphrite, las chicas las miraban incrédulas.
- Vaya, ahora no podremos amarles por separado.-
Pudo decir Esmeralda. -
- Es cierto-, sonrió Petz maliciosamente para
proponer. - Habrá que compartirlos.
- Pues como su vigor se acreciente también creo que
podrían darnos muchas satisfacciones ¿Verdad, Amanda? - Le inquirió Esmeralda
divertida a la muchacha que acababa de llegar de Europa. -
- Bueno,- sonrió tímidamente la interpelada que
añadió atónita. - La verdad es que a mí no me van los tríos. Aunque, si fueran
dos hombres por separado….- remató con tono entre meloso y burlón. -
- Pero vamos ¿cómo podéis poneos a hablar de eso
ahora? - Les recriminó Bertie observándolas atónita e incluso escandalizada al
constatar. - En un momento como éste y os da por dedicaros a pensar en esas
cosas.
Todas
convinieron en eso no sin cierta vergüenza, con un gran gotón de sudor perlando
sus cabezas.
-Tienes razón. Lo lamento.- Se disculpó la
periodista.-
-Es por rebajar la tensión.- Arguyó la también
azorada Esmeralda.-
-Esperemos que nuestros chicos tengan más suerte.-
Suspiró Petz.-
Mientras,
los dos guerreros se elevaron atacando a la vez, pero resultó inútil. Trihar
golpeó a Zafil separándoles de la fuerza del impacto. Pero como quiera que se
habían fusionado sólo por unos momentos pudieron volver a hacerlo enseguida.
Diaprhite bajó en su ayuda en tanto que los fusionados saiyajin trataban de
contener a Trihar con poco éxito.
- ¡No aguantaré mucho más!- Gritó Loroy duramente
castigado por su enemigo. -Tenéis que ayudarme.
- Así no nos servirá de nada, debemos dar el
siguiente paso. – Indicó Zafil. -
-¿Intentar la polifusión?..- repuso Diaprhite
alegando, - durará menos y nos llevará algunos minutos hacerla, pero es la
única solución que tenemos.
Ambos
asintieron y se concentraron, cuando elevaron sus fuerzas al unísono gritaron.
-¡Fusión!....
Todos
se quedaron impresionados. Tom dijo anonadado.
- ¡Ahora se han unido los cuatro!
- Yo no entiendo nada. - Musitó Usagi con los ojos
de puntitos. -
- Está muy claro, tonta. Ahora los cuatro forman un
sólo guerrero. - Le contestó Rei. -
- Pero eso hará que su tiempo de unión disminuya de
forma exponencial.- Dedujo Ami - su estructura molecular se hará más
inestable.- Como se percató de que todos la miraban extrañados de sus palabras
repuso en un modo más coloquial. - Quiero decir que permanecerán menos tiempo todos
juntos.
- Pues el de los demás no sé, pero el tiempo de Loroy se acaba. - Señaló Mamoru alarmado. -
Efectivamente,
el tiempo concluyó y repentinamente ese fabuloso guerrero se separó en sus dos
componentes originales. Trihar se rió sentenciando.
-¡Ahora si que no me duraréis ni dos segundos, este
combate ha perdido todo el interés!
Se
disponía a rematarles cuando sufrió un golpe por parte del nuevo guerrero
Diazafitel. Que lanzando al alien a varios cientos de metros lo bombardeó a
continuación con potentísimos rayos de energía.
- Si tuviéramos una hora más acabaríamos con él. - Repuso
Lornd intentando recobrarse del agotamiento que la había producido la fusión. -
Pero
Trihar había salido de la nube de explosiones provocadas por los rayos de Diazafitel.
Y le contestó a Lornd en tono de burla.
- ¡Mira lo que dices imbécil, el miedo te hace
delirar! Pero me gustaría que me dieseis un combate más interesante.- Según
terminaba de decir la frase la emprendía a golpes con Diazafitel que, pese a
tener un poder muy elevado apenas podía defenderse.
El tiempo de fusión además era muy corto, como había
pronosticado Ami y en mitad de la lucha se dividió en dos Diaprhite y Zafil
- ¡Oh no! – exclamó Tom con el mismo gesto alarmado
del resto. –
Aunque fue Trihar quién parecía divertirse al
comentar.
-No habéis aguantado mucho que digamos, ¡ja, ja, ja,
ja!
Ahora es todo o nada
porque dices que me seguirás
Tú me sigues, y yo te sigo a ti.
¿Qué harían si las cosas van mal?
¿Qué harían si te vas hundiendo?
¿Qué harían si el amor despierta?
¿Qué harían cuando las llamas te consumen?
¿Quién corregirá la situación?
¿Qué harían para que la ilusión de la vida sobreviva?
¿Quién traerá calma a mi tormenta?
¿Quién te salvará?
Vivo y coleando.
Permanece junto al amor, vivo y apasionado
Permanece junto al amor, tu amor verdadero, vivo
Tú me llevas hasta la cima y me has hecho ver,
Tú me despertaste, los sentimientos llegan
Y las luces se encienden
Pero es difícil de creer
Como si algo tan maravilloso no pudiese durar
Me llevas al hogar de la magia
Y allí estaremos juntos los dos.
¿Qué harían si las cosas van mal?
¿Qué harían si te vas hundiendo?
¿Qué harían si el amor despierta?
¿Qué harían cuando las llamas te consumen?
¿Quién corregirá la situación?
¿Qué harían para que la ilusión de la vida sobreviva?
¿Quién traerá calma a mi tormenta?
No digas adiós
No digas adiós
¿En los últimos instantes, quién te salvará?
¡Oh!, vivo y coleando
Permanece junto al amor, tu amor verdadero, vivo y coleando
¡Oh!, vivo y coleando
Permanece junto al amor, tu amor verdadero, vivo y coleando
Eso es lo que dicen,
¿No puedes ver?
Eso es lo que todos me dicen.
¿No puedes ver?
Eso es lo que todos dicen.
Todos me lo dicen.
Realmente fue destinado para eso, sí.
¿Oh, no puedes ver?
Sí, todos, todos dicen
Sí, fue destinado para eso.
¡Sí, sí!
Hecho en el cielo, hecho en el cielo.
Todo fue destinado para eso.
Hecho en el cielo, hecho en el cielo.
Eso es lo que todos dicen.
Espera y verás, realmente fue para eso,
Tan simple de ver.
Sí, todos, todos, todos me lo dicen.
Sí, fue simple de ver, sí, fue para estar
Escrito en las estrellas...
Escrito en las estrellas...
Agarró a ambos con dos de sus brazos y los estrelló
contra el suelo. Dejándolos fuera de combate.
- Esto está ya terminado... ¿no tenéis más truquitos
en la manga para que me pueda divertir?,- rio el alien suspirando con tono
cansino. - Lo cierto es que debo concederos esto, por lo menos he debido
esforzarme algo. Hacía diez mil años terrestres que no me veía obligado a
transformarme.
Y
en tanto el extraterrestre soltaba su perorata, desde abajo Mimette había
pensado en echarles una mano a sus amigos. No se le ocurrió otra cosa que
hacerse con un lanzador de cohetes portátil y apuntar contra Trihar
disparándole un proyectil. Éste se estrelló contra el alien que no pareció
advertirlo. Pero el humo de la explosión le cubrió por completo y la muchacha
chilló dando saltos de alegría y haciendo una uve con los dedos de su mano
derecha.
-¡Mimette lo ha conseguido, Mimette lo ha
conseguido! - Gritaba eufórica. - ¡Lo he vuelto a conseguir!
Pero
en cuanto el humo se disipó Trihar permanecía suspendido en el aire sin acusar
para nada el impacto. La chica al verle nuevamente se acurrucó tras de Guerrero
Júpiter.
- Glup, ¡qué bruto es ese tipo! - Musitó con la voz
entrecortada por el miedo. -
- Quítate de ahí, Mimette. - Le pidió Makoto casi
más envarada que asustada. - Que nos va a ver.
Pero
Trihar no hacía el menor caso de los humanos que le miraban desde el suelo.
-¿De qué estabamos hablando antes de que nos
interrumpieran?...- hubo un denso silencio y el alien se respondió a sí mismo.
-Ya lo recuerdo,- se dirigió a Lornd y agregó incluso con un tinte de voz que
parecía cordial. -¿Decías que necesitabais una hora? Pues bien, esperaré una
hora terrestre para ver el patético intento que deseáis preparar contra mí y
luego os mataré a todos. ¡Ja, ja, ja! -
Y dicho esto se elevó en el aire perdiéndose entre las nubes. -
- Me parece justo,- sonrió Lornd diciéndoles a sus
compañeros. - Al menos nos ha dejado tiempo para descansar y prepararnos.
- Pues vamos a darnos prisa - añadió Roy. - Hay que
despabilar a esos.
Se
dirigieron hacia los dos guerreros fusionados que estaban aun sin sentido, en
cuanto les reanimaron esperaron veinte
minutos para que terminasen la fusión de ambos. Transcurrido el tiempo debían
de esperar otra media hora todavía para pasar a la siguiente fase del plan. Aprovechando
esos minutos Lornd les explicó a todos su idea.
- No es nada sencillo,- advirtió el saiyajin - se
trata de hacer una fusión de todos los guerreros. Lograríamos un guerrero de
fuerza increíble y podríamos vencerle.
- Pero lo malo es que el tiempo de fusión será
cortísimo. - Objetó Diamante. - Somos demasiados y si fallamos...
Todos asintieron con gesto grave, estaba muy claro
que no tendrían otra oportunidad. Se lo jugarían todo a una carta.
- Eso será mejor que luchar por separado y es lo único
que tenemos,- replicó Roy. - Así por lo menos habrá una oportunidad de
vencerle.
-¿Y si manipulo el Espacio Tiempo?, quizás podría
daros algo más de plazo.- Propuso Setsuna. -
-¡Eso sería estupendo!- Exclamó Michiru.-
- Si, podrías darles una ventaja, pero tú podrías
morir. – Comentó Haruka con preocupación.-
Eso hizo que todo mirase a Setsuna con temor. Lornd
incluso le dijo tomándola de los hombros.
-¡Ni se te ocurra hacerlo! Encontraremos otra manera
de vencerle.
-Escucha.- Replicó serenamente Plutón.- Si debo
sacrificarme por todo este planeta y vosotros, sea. Soy una Guerrera. Es mi
deber.- Aunque viendo el rostro preocupado de su interlocutor enseguida sonrió
y dijo matizando aquello.- Además, si detengo el tiempo solamente unos
instantes no estaré en peligro. Lo malo es que tan sólo serán unos segundos. No
sé si eso os bastaría.
- Cualquier ayuda en esta batalla nos vendrá bien,
por pequeña que sea. Tú tienes un gran poder. Pero mejor reserva esa
posibilidad en caso de que nos hiciera falta. Como último recurso. - Le sugirió
prudentemente el rey de los saiyajin. -
- Ya nos queda poco tiempo ¿de veras que podréis
hacerlo?- Preguntó Minako visiblemente nerviosa como el resto. -
- Sí, no os preocupéis- la tranquilizó Zafiro. -
- Nosotras le entretendremos si hace falta.- Se
ofreció valerosamente Makoto. -
- Si, si no hay otro remedio. – Suspiró Minako
colocándose bien el lazo que sujetaba sus largos cabellos rubios. -
- Espero que no haga falta.- Musitó Rei visiblemente
acongojada. -
- Ahora sí que estoy de acuerdo contigo. Porque como
no le cantemos alguna canción o le contemos un chiste, no veo cómo le íbamos a
entretener. - Susurró Usagi a su
compañera y amiga, no tan convencida como en su anterior afirmación. -
Y
volvió a mirar hacia lo alto. Allí arriba el mago suspiró comentando con voz
queda…
-Las cosas se están poniendo difíciles allí
abajo…Ojalá que todo salga bien…
-¿Acaso no sabes lo que pasará?- Inquirió Son Goku,
afirmando sorprendido.- Siempre pareces tan tranquilo que pensaba que todo
estaba controlado.
-No amigo, al menos no por mi parte. - Le contestó
enigmáticamente el anciano.-
Vegeta
apretaba los dientes y los puños musitando con impotencia.
-Mira que no poder bajar ahí a darle su merecido a
ese gusano…
-Te honra preocuparte por los muchachos de esa
manera.- Comentó Goku.-
-¿Preocuparme? Lo que me molesta es que dejen el
nombre de los saiyajin por los suelos.- Espetó Vegeta.-
-Bueno, son chicos de recursos, esto todavía no se ha
terminado. Ten confianza en ellos.- Le animó su interlocutor.-
Su
contertulio ya no dijo nada, limitándose a observar. Mientras tanto, Roy y
Lornd por un lado y los demás por el otro, se dispusieron a fusionarse. Formados
Loroy y Diazafitel ambos se unieron en la fusión definitiva, formando un guerrero
de imponente aspecto. Era poderosísimo, y su energía impresionante.
-¿Cómo te llamas?,- le inquirió la asombrada Beruche
pensando en un larguísimo nombre impronunciable. -
Todos
especularon con el posible nombre que tendría, a cual más extraño y largo.
Fueron interrumpidos por el guerrero que dijo con una voz que parecía rebotar
en un eco sin fin.
-Unir los nombres de todos lo que me forman sería
muy complicado. Así que me llamaré solamente Fusión. Ahora debo ir a luchar
pues mi tiempo termina muy pronto.
Y
sin dilatarlo más se elevó en el aire y emitió un poderosísimo vendaval de
energía, Trihar apareció atraído por ello.
- Aun te quedan unos minutos de plazo - dijo el
alien que preguntó con tono de chanza. - ¿No quieres vivir un poco más?..
-No me preocupa eso, voy a vencerte ahora mismo. - Replicó
su interlocutor golpeando a Trihar que acusó el golpe doblándose por la fuerza
del impacto. -
Fusión le remató con varios rayos de enorme poder
energético que le dejaron muy tocado. Su enemigo contraatacó con violencia
golpeando a su rival que también resultó afectado. Comenzó una pelea de golpes
muy nivelada. Trihar se apartó y aumentó nuevamente su energía creciendo de
tamaño. Sus brazos tan sólo se redujeron a dos pero su cuerpo se recubrió de
púas.
- ¡Ahora estoy en mi máximo nivel de fuerza!- Exclamó
el alienígena,- ¡te aniquilaré! - Tronó
agarrando a su enemigo y tratando de aplastarlo entre sus brazos contra su
espinoso cuerpo. - Es inútil que te resistas, ¡te voy a machacar!
Fusión
recurrió a todas sus energías para conseguir soltarse. Les gritó a sus
compañeros.
- Debéis atacarle con todas vuestras fuerzas y todos
a la vez. ¡Setsuna, prepara una pausa temporal, no hay otra salida!...
Todas
las guerreras y las justicieras con los demás se concentraron, el tiempo de
Fusión se estaba agotando.
- ¡Ahora te reduciré a moléculas!- Exclamó Trihar.-
El monstruo golpeó varias veces a su enemigo
lanzándole al suelo. Éste se levantó rápidamente lanzando un potentísimo chorro
de energía contra su rival. Trihar estaba cegado y fue empujado contra una
pared de rocas.
-¡No voy a dejar que me venzas! - aulló el extraterrestre.
-
-¡Ahora Setsuna!- Gritó Fusión. -
-¡Detente tiempo, yo te invoco!- Ordenó ella a su
vez en voz alta, agitando su cetro. -
El
tiempo se detuvo, únicamente podían moverse Fusión y los compañeros de la
Guerrera Plutón que parecía hacer un gran esfuerzo. El guerrero poli fusionado aprovechó
para concentrar todas sus energías en un ataque final. El tiempo volvió a
correr y Setsuna se unió a las guerreras a Tom, Mamoru y a las justicieras que
lanzaron todas sus energías contra el alien. Fusión hizo lo propio y los dos
rayos convergieron rumbo a su enemigo en tanto el grupo los observaba con
expresiones entre suplicantes y esperanzadas.
-¡Tiene que resultar! – Exclamó Michiru. –
-¡Vamos compañeras!, con todo lo que tenemos. – Las
animaba Makoto usando toda su energía para lanzar su ataque. –
-Es ahora o nunca. – Sentenció Marte tras hacer lo
propio. –
-Hemos dado todo nuestro poder. – Afirmó Mercurio
que consultaba la medición del mismo en su aparato escáner. -
-Todo a una carta. – Declaró Venus que también
jadeaba por el esfuerzo. –
-Lo lograremos. – Terció Urano agotada también, como
el resto. –
-No lo dudes.- Afirmó Saturno.-
-¡Claro que sí! – Convino Usagi que se sujetaba a Mamoru que tampoco estaba mucho mejor. –
-Por el futuro de este mundo más nos vale no fallar.
– Afirmó Esmeralda.-
-No fallaremos,- replicó una convencida Cooan.-
-Así se habla hermanita. – La apoyó Petz.-
-Vamos, tenemos que conseguirlo.- Deseó Bertie
entrelazando sus manos como si rezara.-
Hubo
entonces una potente explosión que lanzó a Trihar al espacio mientras éste
gritaba enloquecido al comprobar que estaba resquebrajándose ¡Había sido
vencido!, cuando quiso reaccionar para devolver el ataque estalló. La tremenda onda
expansiva lanzó a todos contra el suelo. Hubo un enorme caos que derrumbó
algunas colinas circundantes aplastando bajo las rocas a la suma de todos los
guerreros. En ese momento el tiempo de Fusión se agotó. El resto entre tanto se
levantaba tratando de recobrarse a duras penas. Tras tomar algunas alubias. La
que más acusaba el agotamiento era la propia Setsuna que fue inmediatamente
auxiliada por sus compañeras.
-¿Te encuentras bien?- Quiso saber Haruka con
patente inquietud en el semblante.-
Su
amiga asintió, esbozando una leve sonrisa. Entonces fue Usagi la que se acercó,
con un gesto más serio del suyo habitual.
-Ha sido un encomiable esfuerzo. Pero no vuelvas a
repetirlo.- Le susurró con preocupación, para sentenciar.- Hay mucho en juego y
depende en gran parte de ti.
-Descuida.- Fue capaz de musitar su interlocutora.-
No lo haré.
-¿Qué pasa, de qué estáis hablando?- Inquirió Haruka
sin comprender.-
-¡Oh, de nada!- Exclamó Sailor Moon recobrando un
tono más despreocupado.- Que tendremos que pasar por la peluquería. El cabello
se nos ha quedado horrible con tanto polvo.
Urano
se limitó a encogerse de hombros. Junto a Neptuno y Saturno ayudaron a su amiga y compañera a ponerse en pie. Aunque
enseguida se percataron del caos de cascotes y piedras desmenuzadas.
-¿Dónde están?- Quiso saber Petz mirando en todas
direcciones.-
-No veo nada.- Añadió una también preocupada
Bertie.-
-Han debido de ser enterrados por todo eso.- Conjeturó
Cooan con palpable temor.-
-Les encontraremos aunque haya que apartar cada
piedra con las manos.- Afirmó Tom decidido ya a hacerlo.-
Y
Fue entonces cuando Daniel y Mimette aparecieron con sendos sonares…parecían
esos aparatos que se usan para detectar metales. La rubita comentó ante la
incredulidad del resto.
-Con esto les encontraremos de inmediato…
Por
fortuna no hizo falta. Algunas de esas piedras comenzaron a salir volando y
poco a poco los chicos fueron emergiendo…Estaban agotados, no podían ni
moverse, tumbados en el suelo los chicos solamente pudieron suspirar aliviados.
-¡Lo hemos conseguido!- Exclamó Roy pese a todo, con
la voz entrecortada por el cansancio. -
- Lo difícil ahora será levantarse - musitó Zafiro.
-
- No tengo fuerzas ni para respirar. – Pudo apenas
musitar la Dama del Fuego. –
- Ni yo, – convino la Dama del Viento. –
- Lo hicimos, – sonrió la Dama del Rayo, también
tumbada en el suelo, sin ser capaz casi ni de moverse. –
- Una vez más. - Afirmó la Dama del Hielo, tan
exhausta como el resto. –
- Que nos las apunten en la cuenta. – Sonrió
débilmente Nephrite, que como el resto, estaba tumbado en el suelo con los
brazos y las piernas extendidos.-
Las
sailors tampoco estaban mucho mejor y los muchachos, que habían protagonizado
esa intrincada fusión, junto a Tom y Mamoru estaban agotados. Únicamente Daniel
y Mimette permanecían frescos aun. Ella se acercó bailando y canturreando con
una bolsa repleta.
-¡A la rica alubia!- Proclamaba la muchacha agitando
la bolsa cual vendedora de palomitas en un cine preguntando, ¿quién quiere una
alubia?..
- ¡Dame una y cállate ya! - le pidió Lornd de forma
seca, pues no estaba para bromas. -
- Tendrías que ser un poco más amable, grandullón,-
repuso Mimette torciendo el morro. - Pero bueno…-añadió esbozando una traviesa
sonrisa.- Por esta vez te la has ganado.
Y dicho eso le metió una en la boca al saiyajin que
la masticó recuperándose casi enseguida, se tomó otra más para recobrarse del
todo. Daniel por su parte había ido dando alubias a casi todos y Mimette
repartió a los que faltaban. Enseguida además, puso una de esas canciones que
tanto él como su pareja escuchaban en el trabajo. Cuando todos estuvieron
recuperados al fin, comenzaron los gritos y los vítores de júbilo.
-¡Por fin hemos acabado con él!- Sentenció Tom
exultante. –
-Sí, y tenéis buen gusto para la música. Esta
canción nos viene que ni pintada - Comentó un divertido Roy que junto a su
amigo de Kansas, comenzó a cantar
acompañando la letra.- ¡Vivos y coleando!…
Tú
me has girado, tú me has despertado
Y como la taza más dulce, quiero compartirla contigo
Me has despertado, no me dejes nunca, estoy aquí contigo
Y como la taza más dulce, quiero compartirla contigo
Me has despertado, no me dejes nunca, estoy aquí contigo
Ahora es todo o nada
porque dices que me seguirás
Tú me sigues, y yo te sigo a ti.
Y mientras las recuperaciones se extendían y los chicos abrazaban a sus
respectivas parejas escucharon aquella canción con creciente buen ánimo…
¿Qué harían si las cosas van mal?
¿Qué harían si te vas hundiendo?
¿Qué harían si el amor despierta?
¿Qué harían cuando las llamas te consumen?
¿Quién corregirá la situación?
¿Qué harían para que la ilusión de la vida sobreviva?
¿Quién traerá calma a mi tormenta?
¿Quién te salvará?
Vivo y coleando.
Al final, todos los muchachos del Rincón, unidos a Tom, se pasaban los
brazos tras los hombros y bailaban levantando alternativamente una pierna y
otra.
Permanece junto al amor, vivo y apasionado
Permanece junto al amor, tu amor verdadero, vivo
Tú me llevas hasta la cima y me has hecho ver,
Tú me despertaste, los sentimientos llegan
Y las luces se encienden
Pero es difícil de creer
Como si algo tan maravilloso no pudiese durar
Me llevas al hogar de la magia
Y allí estaremos juntos los dos.
Las chicas se reían en tanto Usagi miraba hacia el Cielo una vez más, pero
ahora con expresión aliviada y sonriente…
-Esta vez fue por
poco, amigo. Nuestros planes han estado pendiendo de un hilo. Pero ahora toca olvidarse
de eso y celebrar. – Pensaba reflexionando divertida.- Y Daniel y Mimette no
podrían haber estado más acertados con esta canción…
¿Qué harían si las cosas van mal?
¿Qué harían si te vas hundiendo?
¿Qué harían si el amor despierta?
¿Qué harían cuando las llamas te consumen?
¿Quién corregirá la situación?
¿Qué harían para que la ilusión de la vida sobreviva?
¿Quién traerá calma a mi tormenta?
No digas adiós
No digas adiós
¿En los últimos instantes, quién te salvará?
¡Oh!, vivo y coleando
Permanece junto al amor, tu amor verdadero, vivo y coleando
¡Oh!, vivo y coleando
Permanece junto al amor, tu amor verdadero, vivo y coleando
(Alive
and Kicking. Simple Minds. Crédito al autor)
Al
acabar la canción todos se fundieron en un abrazo y chocaron las manos, para
reunirse luego con sus respectivas parejas. No obstante, había uno que no se
unía a la celebración. El rey de los saiyajin permanecía estático mirando hacia
el Cielo, pero con gesto de frustración.
-Vamos.- Le quiso animar Mamoru.- Todo ha salido
bien. La amenaza ha sido destruida. Una vez más, gracias entre otros a ti…
- Aun no he terminado, debo ajustar cuantas con ese
maldito Gralas. ¡Le voy a machacar con mis propias manos!- Espetó Lornd.-
- Dudo que lo encuentres ahora.- Opuso Roy cuando
terminaron esa improvisada celebración. - Debe de haberse largado. Ese tipo
será un tirano asqueroso pero no es tonto. Déjalo estar por esta vez y celebra
la victoria con nosotros, hermano.
Lornd
asintió, sabía que su hermano llevaba razón.
-Siempre fuiste más juicioso que yo para eso,
Asthel. – Admitió.-
-¡Roy, juicioso!- Exclamó Diamante uniéndose a
aquella conversación para sentenciar divertido.- Esas dos palabras no pueden ir
juntas en la misma frase.
-¡Ya salió el principito!.- Se rio Roy a su vez.-
-Ya le conoces.- Terció Nephrite.-
-¡Tú a callar!- Se rio Diamante a su vez.-
-Anda, venid a por la comida u os vais a quedar sin
ella.- Les llamó Zafiro.-
Los
chicos asintieron, se reunieron junto con Ail y Ann que estaba acunando a su
pequeño hijo Giaal. Por suerte el niño dormía ahora, ajeno a todo ese jolgorio.
-Es monísimo.- Afirmaba Mimette al verlo.-
-Pues ya sabes, decídete a tener uno pronto.- Sonrió
una divertida Minako, haciendo que su amiga se pusiera colorada.-
Lornd
se dejó guiar entre tanto por sus amigos y quiso contagiarse del buen ambiente
que allí había, aunque no podía dejar de pensar en su enemigo.
-Ese canalla habrá huido, mi hermano tiene razón. Paciencia,
la próxima vez…
Efectivamente,
en cuanto Gralas escuchó a través de su transmisor con Trihar que éste estaba
derrotado ordenó a sus soldados que pusieran rumbo al espacio exterior. Jurando
que volvería a vengarse se alejó rápidamente del sistema solar. Dentro de su
nave, sin embargo, penetró en su cuarto privado. Allí comentó con un inédito tono
lleno de pesar y humildad en él, como si se dirigiera a alguien.
-Otra vez han vuelto a desbaratar mis planes. Lamento
este nuevo fracaso.
-No te inquietes.
- Le respondió una voz grave, salida de ninguna parte que sentenció. –
Todo va exactamente como debe ser.
-Pero. No lo comprendo. Incluso han podido derrotar
a Trihar. Pese a ser el mejor luchador de la galaxia. – Pudo replicar el
atónito extraterrestre que añadió con tintes incluso de sorpresa y admiración.
– ¡Todavía no sé cómo pudiste hacer que viniera!
-Eso no es ningún problema para mí. Y la pérdida de
Trihar no tiene importancia. El
propósito de esta historia no era el que tú creías, Gralas. Ahora espera
acontecimientos. Cuando debas volver ya lo sabrás.
El extraterrestre replicó entonces.
-Lo que digáis, mi Señor.
Hizo una leve inclinación de su bulbosa cabeza y
todo quedó en silencio en tanto él pensaba…
-La próxima vez, saiyajin, será la definitiva.
En la Tierra no tardaron en concluir
los preparativos y montar una fiesta de las típicas del grupo. Esas que Roy
denominaba fiestas de la victoria. Con karaoke, comida y diversión aseguradas.
Lornd dejó finalmente de pensar en vengarse de ese maldito tirano y se relajó
disfrutando con su hermano y el resto de sus amigos. Incluso se permitió tener
unos momentos de mayor intimidad con Setsuna, apartados los dos un poco del
resto.
-Bueno,- suspiraba ella. – Una vez más lo logramos.
Gracias al esfuerzo de todos.
Y en tanto remataba la frase contemplaba divertida
como Haruka al piano y Michiru al violín, tocaban en tanto que Tom y Roy cantaban
alguna de sus canciones, para solaz del resto que aplaudía o bailoteaba con
gran animación. Su contertulio sonreía también al verlos y pudo decir.
-Es difícil no tomar afecto a este mundo cuando veo
a mi hermano y al resto. Merece la pena luchar por salvarlo.
-Así es, y no únicamente por ellos. También por los
miles de millones de personas y los
incontables eres vivos que lo habitan. - Añadió la muchacha en tanto dirigía
ahora su atención al saiyajin para querer saber.- ¿Qué piensas hacer?
-De momento descansar un par de días. Luego
seguramente volveré al espacio. Tengo que estar en guardia por si a ese
miserable se le ocurre un nuevo plan.
-Escucha- comentó ella ahora con voz queda.- Sé que
ese individuo te ha hecho mucho daño, pero créeme. No es bueno que vivas únicamente
para vengarte de él.
-Y no lo hago. – Le aseguró Lornd que a su vez
declaró.- Pero por desgracia es él quien está empeñado en atacarme a mí y a
todos aquellos a los que quiero. Hasta que no acabe con la amenaza que
representa nunca tendré paz. Ni podré dedicarme a buscar mi mundo. Por ahora
quisiera reflexionar un poco a solas. Lejos de todo y pensar…
-¿Y cuándo lo hayas hecho?- Inquirió la muchacha.-
¿Desearás seguir estando solo?
-¿Lo desearías tú?- Le preguntó el guerrero a su
vez, clavando en ella su mirada para sentenciar.- Sabes perfectamente lo que
deseo. Quizás eres la única que realmente me puede comprender…y cuando regrese
de mi retiro serás la primera en conocer mi decisión.
Setsuna asintió con una sonrisa. Después derivaron
su conversación hacia temas menos serios y al fin se unieron al resto. Al cabo
de un rato Usagi y Mamoru se aproximaron con jovial gesto hacia la guerrera
Plutón. Sin embargo, sus expresiones se tornaron serias cuando se aseguraron de
que ninguno de sus amigos les prestaba atención.
-¿Qué tal ha ido?- Quiso saber Mamoru.-
-No sabría deciros, Majestad.- Suspiró Setsuna con
voz queda.-
-Sabemos cuán difícil es esto para ti.- Afirmó Usagi
con tinte de preocupación y algo de pesar, combinados con un tono más
determinado cuando sentenció.- Pero es de vital importancia para el futuro de
millones de personas.
Su
contertulia la miró a los ojos y se dio
cuenta de que estaba hablando con la soberana del futuro Cristal Tokio. Esa
muchacha no era ahora la atolondrada Usagi Tsukino sino la reina Serenity. De
la misma forma que aquel apuesto hombre moreno que las escuchaba en lugar de
Mamoru representaba en ese instante al rey Endimión. De modo que, con tono
humilde y sincero les contestó.
-Me ha pedido algo de tiempo. Es curioso. –Sonrió
ella ahora.- Siendo la Sailor guardiana de eso mismo me cuesta la sola idea de
poder otorgárselo. Porque yo misma lo necesito y no puedo concedérmelo.
La
reina posó una de sus manos en un brazo de Setsuna y observándola ahora con
preocupación le preguntó.
-¿Qué es lo que sientes por él exactamente? Si es
que te lo puedo preguntar.
-Ni yo misma lo sé, Majestad.- Contestó la aludida.-
Pareció
que Endimión iba a decir algo, pero la cercanía de Hotaru y las otras
exteriores le disuadieron de eso. La muchacha se aproximó junto a las otras
saludando.
-¡Cuanto me alegra que estés sana y salva con
nosotras otra vez!
Plutón
abrazó sentidamente a esa chica a la que tanto quería.
-Creía que estabas con tu padre.
-Lo estaba sí, pero me las arreglé para venir a
verte. En cuanto supe que te habían secuestrado.- Dijo la emocionada muchacha.-
-No debes preocuparte por mí, soy una guerrera. Sé
que corro riesgos, igual que tú, y que el resto de nuestras compañeras.
-Eso no quita para que no estuviera asustada. Eres
mi amiga y te quiero mucho.- Sollozó Hotaru.-
Las
dos volvieron a abrazarse. Setsuna estaba emocionada a su vez. Aquello le hacía
todavía más difícil el cumplir con su cometido. Entre tanto Michiru y Haruka
estaban con sus comentarios sarcásticos y traviesos habituales.
-Parece que Lornd y nuestra amiga Setsuna están
realmente muy unidos.- Declaró Haruka.-
-Espero que no tanto como Lornd y su hermano al
hacer esa fusión. ¿Qué te crees que se sentirá? - Comentó Michiru.-
-No lo sé. Podríamos pedirles que nos enseñasen esa
técnica para averiguarlo.- Le propuso su compañera con su ironía habitual.-
-No estoy segura de querer unirme a ti hasta tal punto,
¡ja, ja! - Se rio Neptuno.-
Aunque
pronto dejaron de lado esas bromas para centrarse en sus dos amigas y
compañeras del sistema solar exterior. Viendo el gesto de Setsuna casi parecía
que las cosas hubieran ido mal en lugar de haber resultado victoriosos una vez
más contra aquellos invasores. Fue Michiru la que le susurró a su pareja.
-¿No la notas algo extraña?
-Ha pasado por mucho. Es normal. Tendremos que darle
tiempo.- Comentó su interlocutora.-
-No sé, no me parece que se trate únicamente de eso.-
Dudó Neptuno con gesto y tono reflexivo.- Me parece que aquí está pasando algo
más. Algo que no nos cuenta. Es como si estuviera soportando una carga muy pesada
y quisiera hacerlo sola.
Haruka
asintió, comenzaba a percatarse de eso a su vez. Sin embargo, ninguna dijo nada
dejando que Setsuna y Hotaru pudieran saludarse. Finalmente la fiesta terminó y
se despidieron. Todos volvieron a sus ocupaciones habituales tras celebrar la
victoria. Lornd esperó un par de días en los que se retiró a meditar. Volvió entonces
para ver a Plutón. Llegándose hasta su casa llamó a la puerta y Haruka abrió.
- Hola Lornd, me alegro mucho de verte. Llegas a
tiempo. - Sonrió ella preguntando - ¿Vienes a ver a Setsuna, verdad?..
- Sí. - Admitió él que traía un ramo de flores mayor
aun que el de la otra vez. - Espero que ahora sí que esté.
- ¡Pues claro! - Se rio Haruka que le invitó con un ademán. – Pasa por
favor.
-¿No está Hotaru?- Se interesó él.-
-No, tras la lucha volvió de nuevo a ver a su padre.
Ahora pasa mucho tiempo con él.- Le contó su interlocutora.-
Entre
tanto Michiru le vio entrar en el comedor y le invitó a sentarse. Lornd aceptó
aguardando expectante.
-Hoy es un día muy especial.- Le susurró Michiru al
recién llegado.-
-Por eso he venido.- Afirmó él.- Al menos entre
otras cosas.
-¿No has localizado a ese tal Gralas?- Se interesó
Neptuno.-
-No.- Suspiró el saiyajin que pareció ensombrecer su
semblante solo con pensar en ello, aunque enseguida quiso sonreír para declarar con más
desenfado.- Pero hoy no dejaré que ese bastardo me estropee el día.
-Esa es una sabia decisión.- Convino Haruka.-
Nosotras también hemos planeado algo…
Aunque no pudo ser más concisa dado que al fin salió
Setsuna, estaba preciosa luciendo un vestido azul celeste bordado con encajes.
El saiyajin se levantó y fue hacia ella, ambos se besaron ligeramente en los
labios ante las sonrientes, pícaras y cómplices miradas de Haruka y Michiru.
- Ya tenía ganas de estar contigo sin ningún enemigo
interestelar por en medio,- dijo el saiyajin mirando a Plutón que sonrió
ligeramente para replicar. -
- Es estupendo, hoy es mi día libre y he preparado
mucha comida. ¿Te apetecería hacer un picnic?
- Realmente me encantaría. - Sonrió él que por
supuesto tras su retiro, ya tenía hambre y deseos de compañía. -
- Y vosotras.- Añadió Setsuna dirigiéndose
jovialmente a sus amigas. - ¿Os apuntáis?..
- No gracias - rehusó Haruka replicando con humor, -
no creo que Lornd nos deje mucho que comer. De todas maneras tendréis ganas de
estar solos y Michiru y yo ya teníamos planes para la tarde y la noche...
- Es verdad,- corroboró su compañera tomando también
a Haruka del brazo y por la cintura para sentenciar con voz melosa - y me lo
has prometido...
- ¡Ya lo sé, tonta!- Rio la aludida agregando con el
mismo tono en tanto acariciaba la barbilla de su pareja - y yo siempre cumplo
mi palabra.
-¿Qué le habrá prometido para Michiru la mire así?- Preguntó
Lornd a Setsuna en voz baja. -
Plutón
se sonrojó y sonrió disimuladamente para responder.
- Será mejor no tratar de saberlo. Bueno, pues entonces
nos vamos. Adiós chicas.
Setsuna
y Lornd se despidieron saludando con la mano. Él cargó con las cestas del picnic
y Plutón le indicó que las metiese en el coche. El saiyajin objetó.
- Pero yo podría llevarte a ti y a las cestas
volando, llegaríamos antes.
- Lo sé, pero me gustaría que fuéramos para allá
como personas normales. Sin llamar la atención. - Le pidió ella. -
- Bueno, vale.- Concedió Lornd que subió al coche. –
Si es tu gusto…
Aunque a él en
el fondo también le resultaba una idea divertida. Actuar como lo haría
cualquier humano normal. Pasar desapercibidos. Eso les daría mucha más
sensación de intimidad y tranquilidad. Así pues, Setsuna arrancó y condujo
hasta llegar a un alto desde el que se divisaba toda la ciudad. Allí
descendieron y caminaron durante unos instantes con Lornd cargando con todo.
-No quieres que te ayude?- Se interesó ella.-
-No pasa nada. Esto no pesa.- Afirmó él.-
Prosiguieron su marcha contemplando aquel lugar. El
paraje no podía ser más hermoso, la colina verde y frondosa, con bellos árboles
y una amplia visión del atardecer.
-¿Sabes una cosa? - Le confesó el saiyajin a la
joven.- Cuando estaba con los secuaces de Gralas llegué a decirles que este
mundo no me importaba, que podían hacer lo que quisiera con él.
Ella
le dedicó una atónita mirada, aunque enseguida su interlocutor sonrió para
añadir.
-No era cierto. Bueno, no del todo. Solamente con
admirar toda la belleza que alberga me dan ganas de protegerlo.
-Era normal, intentabas ganar tiempo.- Le justificó
ella.-
-Si te soy sincero, lo principal para mí era que tú
no sufrieras daño. Y si realmente hubiese tenido que escoger entre tu vida…
-¡Por favor! – Le rogó la muchacha con visible
envaramiento en tanto posaba una mano sobre los labios de él.- No lo digas. No
quiero escucharlo.
En esta ocasión fue el saiyajin quién la miró
perplejo. Sonrió entonces de modo más marcado y finalmente fue capaz de
remachar.
-Iba a decir que habría conseguido engañarles. Les
hubiese dicho que nadie merecía la pena por un planeta y que si te tocaban les
destrozaría a todos. Créeme. Eres muy importante para mí, pero sé de sobra que
no aceptarías un sacrificio tan grande en tu nombre.
Ahora fue ella quien sonrió más ampliamente. Aquel
hombre desde luego no era ningún bruto ignorante. Al contrario, era muy
consciente de todo lo que significaba para ella su labor como guerrera
guardiana. Se sentaron entonces en un prado verde con unas magníficas vistas y
el saiyajin añadió, ahora de un modo más reflexivo.
-Y eso me hace pensar a veces, si te estarás
sacrificando en demasía.
-Es mi labor. Nunca renunciaré a proteger a los
míos.- Aseveró la muchacha.-
-Ya lo veo.- Convino él que tomando una mano de la
chica le susurró.- Harías cualquier cosa por tus soberanos y por tu planeta,
¿no es así?...
Setsuna
enrojeció, en ese momento se sintió aturdida y sin palabras. ¿Acaso Lornd era
mucho más inteligente y perceptivo de lo que ella había pensado?
-Debí suponer que él no es ningún tonto. Me lo ha
demostrado ya varias veces.
Meditó eso observando esos ojos castaños y profundos
del saiyajin que le devolvían una inquisitiva mirada. Así, tras unos momentos
en silencio, fue él quien añadió con voz queda…
-Realmente te admiro por eso. Tu determinación y tu
valor son dignos de un guerrero del espacio. Y ahora… espero que tu talento en
la cocina lo sea también.- Cambió radicalmente de tono empleando otro mucho más
jovial, según sentenciaba.- ¡Me muero de hambre!
Setsuna
soltó una carcajada tan espontánea como inesperada. Aquel tipo era único
elevando la tensión para luego rebajarla de golpe. Quizás estuviera jugando con
ella o pudiera ser que no. Los soberanos tenían razón. Era todo un reto en más
de un sentido. Y merecía mucho la pena llegar a conocerle mejor. Quizás, pese a
no pretenderlo en un principio e incluso llegar a juzgar descabellada la idea,
empezaba a sentir algo muy especial cuando estaban los dos juntos. Por primera
vez Setsuna parecía ser el centro de atención y el bien más preciado para
alguien. No es que pensara que no la quisieran. Al contrario, sabía que contaba
con el cariño y la amistad de sus compañeras, de la Pequeña Dama y de sus demás
amigos. Empero, esto era muy distinto. No estaba acostumbrada a ser la
prioridad, sino una sacrificada guardiana que debía proteger algo más valioso
que ella misma. No obstante, junto a Lornd esa concepción de ella misma variaba
por completo. Y aquello se acrecentó cuando ese tipo la miró divertido y sacó
un pequeño paquete para desearla con afectuoso tono de voz.
-Por cierto. Feliz cumpleaños.-
-Ni me acordaba.- Sonrió ella.-
No
era cierto, su día terrestre asociado a su nacimiento era precisamente aquel.
Sin embargo, sus compañeras podían haberlo olvidado… no deseaba hacérselo
notar. Aquellas cosas no iban con su carácter y se había pasado eones sin que
nadie la felicitase. Excepción hecha de los soberanos de Neo Cristal Tokio y la
Pequeña Dama. Pero hubo un tiempo en el que ni tan siquiera ellos estaban allí
para hacerlo. Y ahora era este saiyajin
tan bruto en apariencia, quién tenía ese hermoso detalle. Estaba conmovida y
atónita a partes iguales…
-¿No vas a abrirlo?- Se interesó Lornd al verla tan
ensimismada, afirmando.- Tus amigas me dijeron que esta es la costumbre de la
Tierra.-
-¡Estas chicas!- Suspiró Setsuna moviendo la cabeza
con una gran sonrisa.- Las muy sinvergüenzas fingieron haberse olvidado.
-Nadie que te conozca podría olvidarte.- Aseguró
él.-
La guerrera escuchó esas palabras tan directas y
sinceras y sus mejillas se encendieron con un súbito calor. Al fin, tratando de
eludir ese envarado momento abrió ese paquete…vio un collar de oro con algo
engarzado en él de color granate.
-¡Esto es!
-Una piedra semipreciosa de tu mundo. Plutón.- Me
pasé por allí a recogerla.- Le contó Lornd observándola con algo más que
amabilidad.- Ahora póntela…si me permites.
Y puestos en píe él apartó con delicadeza esa larga
y sedosa cabellera de ella y la rodeó el cuello con sus manos para colocarla el
colgante. Pese al gran cuidado que puso Lornd, sus manos rozaron el cuello y
los hombros de la chica. La joven reaccionó ruborizándose. No podía evitarlo cuando
aquel hombre la tocaba de esa manera. Y
aquello solamente le había pasado antes con otra persona. Hacía mucho tiempo…Ese
sentimiento que creyó olvidado volvía a aparecer en su vida. Incluso llegó a
desviar un poco la mirada notándose turbada.
-Muchas gracias. De verdad…- Musitó ella con un
matiz de emoción tiñendo su voz que casi se entrecortaba.- No lo esperaba.
-Bueno. Esa es la esencia de una sorpresa. - Declaró
él, quien ya con un tinte más desenfadado, arengó.- Ahora ¡a comer! Seguro que
eres una gran cocinera…
Setsuna,
nuevamente tomada por sorpresa tras ese cambio de tono no pudo evitar reírse
divertida, al cabo de unos segundos fue capaz de responder.
-Eso espero. Mis compañeras al menos no han tenido
queja de mi forma de cocinar. Claro que con tal no tener que hacerlo ellas a
veces pienso que se comerían una piedra. Ahora vamos a ver qué opinas tú…
Y decidida la muchacha colocó la manta y las cestas
y sacó la comida. No se hicieron de rogar y enseguida empezaron a dar buena
cuenta de ella. Lornd con su apetito habitual hacía desaparecer las viandas a
una velocidad vertiginosa.
-¡Qué bueno está todo!- La alabó él en tanto devoraba
aquello.-
Setsuna reía una vez más comiendo con tranquilidad
al ver ese espectáculo y declaró contando los platos vacíos con la mirada.
-¡Es increíble, nunca me acostumbraré a ver comer a
un guerrero del espacio!
- Todavía tengo hambre del combate del otro día. - Comentó
Lornd engullendo un plato entero de macarrones de una vez. – Ese tipo nos hizo
esforzarnos de verdad…y debo reconocer que en esto eres igualmente excepcional,
tan buena guerrera como cocinera. En las artes culinarias eres sin duda mejor
que yo…
Su
interlocutora volvió a ponerse colorada. Quizás los saiyajin fueran capaces de
comerse hasta un saco de piedras y pudieran opinar que eran deliciosas, sin
embargo, Lornd parecía hablar con total sinceridad. Esa era una de las
cualidades de él que más le gustaban a la joven. Realmente estaba pasando un
rato muy agradable y se sentía feliz a su lado. Pero la dicha duró poco. En ese
instante gotas de agua comenzaron a caer sobre el mantel. Densos nubarrones
cubrían rápidamente el cielo.
-¡Oh, vaya chasco!- Se lamentó Setsuna - con la
ilusión que me hacía que viéramos la puesta de sol los dos juntos. Desde aquí
es un espectáculo maravilloso.
- Si es sólo eso está hecho, ven conmigo. La verás,
te doy mi palabra. - Le respondió animosamente él levantándose a la par que
observaba el cielo. – Ese será mi
segundo regalo de cumpleaños para ti.
Ella se levantó sin comprender, había comenzado
un auténtico diluvio que los empapó rápidamente pero Lornd emitió energía
creando una barrera que actuaba como paraguas. Se elevó tomando a Setsuna en
brazos y utilizando más intensidad de poder se transformó en súper guerrero
abriendo un gran hueco entre las nubes. La muchacha contemplaba maravillada los
rayos del rojo sol del atardecer filtrarse entre aquellos huecos y el arco iris
surgiendo en infinidad de espejos formados por el agua que caía y en la lluvia
que chocaba contra ellos. En aquel instante deseaba que ese momento de cercanía
entre los dos, ajenos a todo lo demás, durase para siempre.
-Mira la belleza de esto. ¡ Está hecho en el Cielo! -
Proclamó Lornd, sonriendo a la chica para rematar.- Como tú.
Y
sin pensarlo cantó una de las tonadas que su hermano le había enseñado durante
sus entrenamientos. Era de un cantante al que había admirado mucho y que tuvo
la deferencia de amenizarles esas horas de combates en el Rincón del Alma y del
tiempo con su música y sus canciones. Y ésta era efectivamente muy apropiada
para ese momento. Quizás muchísimo más de lo que el propio saiyajin pudiera
imaginar. Al menos así lo pensó su acompañante que escuchó realmente encantada.
Me voy de paseo con el
destino,
Preparado para hacer mi parte,
Viviendo con recuerdos dolorosos,
Amando con todo mi corazón.
Hecho en el cielo, hecho en el cielo.
Todo fue destinado para eso, sí.
Hecho en el cielo, hecho en el cielo.
Preparado para hacer mi parte,
Viviendo con recuerdos dolorosos,
Amando con todo mi corazón.
Hecho en el cielo, hecho en el cielo.
Todo fue destinado para eso, sí.
Hecho en el cielo, hecho en el cielo.
Eso es lo que dicen,
¿No puedes ver?
Eso es lo que todos me dicen.
¿No puedes ver?
Es lo que todos dicen que es…
¿No lo puedes ver?
¡Oh, lo sé, lo sé, sé que es verdad!.
Sí, realmente fue para ser
Dentro de mi corazón.
Estoy teniendo que aprender a pagar el precio.
Me están dando la vuelta,
Esperando posibilidades.
No veo muchas por aquí.
Hecho en el cielo, hecho en el cielo.
Es para que todos vean.
Hecho en el cielo, hecho en el cielo.
¡Oh, lo sé, lo sé, sé que es verdad!.
Sí, realmente fue para ser
Dentro de mi corazón.
Estoy teniendo que aprender a pagar el precio.
Me están dando la vuelta,
Esperando posibilidades.
No veo muchas por aquí.
Hecho en el cielo, hecho en el cielo.
Es para que todos vean.
Hecho en el cielo, hecho en el cielo.
Eso es lo que todos dicen.
Todos me lo dicen.
Realmente fue destinado para eso, sí.
¿Oh, no puedes ver?
Sí, todos, todos dicen
Sí, fue destinado para eso.
¡Sí, sí!
Y aunque algunas gotas del
aguacero que caía les empapaban a ninguno le importaba. Es más Lornd se sentía
eufórico al cantar la siguiente estrofa en tanto emitía más poder para ensanchar
ese agujero que les daba acceso hacia la puesta del sol…
Cuando el clima tormentoso se acerca
Fue hecho en el Cielo.
Cuando el cielo con sol se asoma detrás de las nubes,
Deseo que pudiera durar para siempre, sí.
Deseo que pudiera durar para siempre, para siempre.
Estoy cumpliendo mi rol en la historia,
Esperando cumplir mi objetivo,
Absorbiendo todo este desconsuelo,
Pero dándole toda mi alma.
Cuando el clima tormentoso se acerca
Fue hecho en el Cielo.
Cuando el cielo con sol se asoma detrás de las nubes,
Deseo que pudiera durar para siempre, sí.
Deseo que pudiera durar para siempre, para siempre.
Estoy cumpliendo mi rol en la historia,
Esperando cumplir mi objetivo,
Absorbiendo todo este desconsuelo,
Pero dándole toda mi alma.
Ella le
miraba sin poder apartar la vista. Si había tenido dudas en ese momento estas
se había disipado.
-Para
mí será un placer cumplir con mi cometido.- Pensó apretando más su abrazo.-
Hecho en el cielo, hecho en el cielo.
Todo fue destinado para eso.
Hecho en el cielo, hecho en el cielo.
Eso es lo que todos dicen.
Espera y verás, realmente fue para eso,
Tan simple de ver.
Sí, todos, todos, todos me lo dicen.
Sí, fue simple de ver, sí, fue para estar
Escrito en las estrellas...
Escrito en las estrellas...
(Made in Heaven,
QUEEN, crédito al autor)
Poco
a poco las nubes fueron cerrándose pero Lornd se elevó sin problemas sobre
ellas. Abrazó con fuerza a Setsuna pues hacía frío. Y tal y como él le
prometió, vieron el atardecer y al sol
ponerse tras las colinas y más tarde asistieron a la salida de las
primeras estrellas que titilando acompañaron con su débil brillo la luz de la Luna llena que les iluminaba.
-Es maravilloso.- Suspiró ella.-
-Nada comparable a ti.- Le respondió él.- ¡Ojalá
pudiera encontrar Nuevo Vegeta y mostrarte algún día su capital, la ciudad del
Atardecer.
-Me gustaría mucho.- Afirmó Setsuna.-
Y así
quedaron los dos durante un buen rato, contemplando extasiados el titilar de
las estrellas. En otro lugar, mucho más elevado aun de la posición de aquella pareja, Serenity y
Endimión se reunían con Landar, Goku y Vegeta. El mago blanco les permitía ver
aquellas escenas en su mágica bola. Ambos monarcas sonrieron reconfortados por
aquello.
-Gracias a Dios que todo va según lo previsto.- Dijo
Endimión.-
-Es más que eso.- Añadió su pareja la reina.-
Setsuna está empezando a enamorarse. Al menos eso creo.
-No sueles equivocarte en tus apreciaciones.- Afirmó
su interlocutor.- Y debo decir que me agrada y me alivia sobremanera que así
sea.
- Y a mí también. Dado que es una misión que exigirá
lo mejor de ella y el sacrificio de su propia vida.- Remachó la futura soberana
de Cristal Tokio.-
-¿Un sacrificio unirse a un rey de los saiyajin?- Intervino
Vegeta con escepticismo, para matizar.- Más bien es un honor para vuestra
guardiana.
-No hay honor que valga lo que el amor verdadero.-
Respondió Serenity con tinte grave e incluso algo apenado.- Eso lo sabemos
bien.
- Lo que digáis, Señora.- Concedió a desgana el
legendario rey de los guerreros del espacio.-
-Sí, es verdad, Vegeta.- Intervino Goku con más
jovialidad.- Si hasta tú estás coladito por tu mujer. Solo había que ver cómo
te ponías cuando algo la amenazaba...recuerdo esa vez con el Dios de la
destrucción…
-¡Cierra la boca, Kakaroto, nadie ha pedido tu
opinión! - Le instó su contertulio que se ruborizó a su pesar.-
Éste
se rio para cuchichearle a una ahora risueña Serenity.
-Se las da de tipo duro pero en el fondo es una
buena persona…
-¿Qué andas susurrando?- Exclamó Vegeta con irritación.-
El
interpelado hizo un espacio con ambas manos y se limitó a sonreír, quitándole
importancia al asunto.
-¡Nada!, que espero que todo esto salga bien… es una
unión muy importante…
-Lo mejor de nuestros dos mundos.- Valoró Endimión
ya con más seriedad.-
-Esa unión será invencible. -Valoró Vegeta.-
-Aunque todavía le falta un objetivo muy importante
a Lornd.- Afirmó Endimión.-
-Sí, encontrar su planeta.- Añadió Son Goku.-
-Todo a su debido tiempo.- Declaró enigmáticamente el
mago.-
-Si pudiera reencontrarse con nuestros remotos
descendientes entonces sí que serían capaces de hacer frente a cualquier
amenaza.- Aseveró Vegeta.-
Aunque
Serenity le observó, retornando a una expresión grave y tomó la palabra para afirmar
con voz queda.
-No estoy segura de eso. Pese a que todo saliera
como deseamos en ese aspecto quizás no sea suficiente en el futuro para
afrontar lo que nos aguarda. ¿Verdad Landar?
El
aludido no dijo nada, miró a los demás y asintió.
-Sí, creo que sé lo que quieres decir.- Afirmó Son
Goku, serio a su vez.- Lástima no poder ser de más ayuda.
-Las cosas en este universo deben seguir su curso
sin nuestra intervención.- Sentenció Vegeta cruzándose de brazos ahora.-
-Así es.- Convino Landar quien volvió a conjurar imágenes
de aquella pareja en su bola.-
-Por lo menos, ellos parecen felices.- Valoró
Endimión.-
-¡Ojalá que puedan serlo durante mucho tiempo! Antes
de tener que arrostrar las duras pruebas que les aguardan.- Deseó Serenity.-
Antes esas palabras el resto permaneció en silencio
esta vez observando la bola del mago. En ella todavía podían verse las imágenes
de aquella pareja flotando entre las nubes y admirando aquel resplandor de la
Luna…
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