domingo, 30 de noviembre de 2014

GWH16 Los renegados y el oscuro poder del dragón


El tiempo les había pasado casi sin darse cuenta. Tuvieron muchas cosas que hacer cuando accedieron al trono. Y desde luego que se pusieron a ello con Brío.  Era difícil, pero tenían que cambiar muchas percepciones del pueblo saiyajin. Sobre todo Setsuna, comenzó una campaña de concienciación entre sus nuevos súbditos para tener un mejor trato a los otros, no basándose tanto en el poder físico. A su vez, la reina comprendía que tradiciones tan arraigadas eran muy difíciles de cambiar. No quiso intentar tanto, pero sí suavizar los modos. Para ello contó además de con la ayuda de su esposo, con la de su guardiana y consejera Seira Saiyanto y un par de damas de su confianza Moena y Nilia. Muchas veces hablaba con ellas y de esas conversaciones extraía puntos de vista muy interesantes que la guiaban por el camino más adecuado. Cierta tarde, estando todas en una habitación de las estancias de la soberana, Setsuna comentaba.

 

-De modo que, no creéis que esa idea sea buena.

-Con vuestro permiso, Majestad, crearía mucha confusión.- Señaló Moena, una joven de estatura media y cabellos y ojos oscuros.-

-Es cierto.- Convino su compañera Nilia. Una muchacha alta, delgada y de cabellos claros y ojos castaños.-

-Pues os beneficiarías de ello.- Comentó Setsuna visiblemente sorprendida.-

-Mi Señora, nuestra principal obligación es informaros con veracidad en mayor provecho vuestro y de nuestro mundo. Nuestros deseos personales no pueden ni deben tener prioridad.- Afirmó serenamente Nilia.-

 

            Setsuna dedicó entonces su atención a Seira que había permanecido en silencio y algo apartada, de pie y cruzada de brazos, apoyándose en una de las columnas de la sala.

 

-¿No tienes nada que decir?- Le interrogó su soberana.-

-Señora, no podría añadir nada a lo que Nilia y Moena han dicho. Han hablado muy bien.- Concedió la guardiana, aseverando.- En nuestra sociedad tenemos unas normas de comportamiento que no son fáciles de variar.

-Pero ya habéis visto que el amor es muy importante.- Les comentó Setsuna.-

-Lo es, mi Señora. Soy la primera en reconocer su enorme poder.- Admitió Seira quien no obstante, argumentó.- Sin embargo, las obligaciones y las tradiciones deben ser respetadas. En lo concerniente a las vidas privadas de los saiyajin, nadie se mete en la de los demás, si cada uno cumple las obligaciones que tenga asignadas.

-¿Cómo por ejemplo?- Quiso saber su reina.-

 

            La guardiana se aproximó ahora hasta su soberana y le explicó.

 

-Una de las principales, ya lo sabéis Majestad, es la reproducción. Apenas somos unos pocos miles de individuos. Por ello en el pasado tuvimos que mezclarnos con razas humanoides, parecidas a las terrestres pero más poderosos. Vuestro propio esposo, el rey Lornd, es descendiente de una de ellas.

-Sí, los terrestres habrían llamado elfos a ese tipo de seres.- Sonrió Setsuna casi musitándolo para sí.-

-¿Decíais, Majestad?- Inquirió Seira que no había podido escucharla bien.-

-Nada.- Sonrió esta, pidiéndole.- Por favor, continua con tu argumentación.

 

            La interpelada así lo hizo, pasando a exponer.

 

-Al ser tan escasos, debemos aprovechar a cada varón y a cada hembra en edad reproductora y combinarles de la mejor manera posible para producir los hijos e hijas más fuertes que puedan darse. Es algo capital para la defensa de este planeta. Si dejáramos de tener descendencia o esta redujera su poder hay muchos ahí fuera que no vacilarían en atacarnos. Pues existen razas tan poderosas o incluso más que la nuestra en el universo. Nuestros antepasados se dieron cuenta de ello muchos siglos atrás.

 

            Setsuna sopesó esas palabras con cuidado. Asintió despacio. Era duro pero era cierto. Seira no se caracterizaba desde luego por ponerle paños calientes a nada ni eludir la verdad. Y esa era una magnífica cualidad en su pueblo y para ser la asesora de la reina. Aunque tenía sus contras. Al fin, tras meditar durante un instante, la soberana declaró.

 

-De modo que tanto tú Moena, como tú, Nilia, estaríais dispuestas a emparejaros con dos varones saiyajin, aun a  sabiendas de que ellos no os atraen en ese sentido.

-Con tu permiso, Majestad. Tú nos dispensaste de esa obligación y nuestras fuerzas de combate no son demasiado altas. Por eso nadie se ha preocupado por ello.- Comentó Nilia.-

-Aunque hay otros que están en nuestro mismo caso.- Afirmó Moena con algo de apuro para enfatizar.- Tanto hombres como mujeres, y que podrían sentirse agraviados. Si a nosotras se nos permite llevar esta vida de privilegio. ¿Por qué a ellos no?

-Pues porque es un deseo de nuestra reina, y punto.- Terció lapidariamente Seira.- Ellos no son quienes para juzgar los motivos de su Majestad.

 

            Setsuna lanzó un largo suspiro. Comprendía ahora muy bien a Serenity y a Endimión. A veces no era nada fácil gobernar. Sobre todo cuando se daba el dilema de tener que elegir entre lo que pensabas que era correcto y lo que sería mejor para tus súbditos. Al fin, tomando la palabra, aseveró.

 

-No, Seira. Entiendo lo que quieres decir, pero prefiero convencer a mis súbditos del motivo de mis decisiones, no obligarles a aceptarlas. Eso a la larga crearía descontento. Y ese es el caldo de cultivo para cosas peores. Lo sé muy bien.

-Cada saiyajin tiene derecho a expresar sus opiniones, incluso ante los soberanos.- Le recordó su guardiana.- Si alguno está descontento puede venir y exponer sus quejas. Recordad que yo lo hice.

 

            Y vaya si así fue. Tanto que Setsuna tuvo que derrotarla en aquel combate tradicional por el derecho a desposarse con el rey. Por ello le contestó a su consejera.

 

-Sí, es cierto. Tú eres noble y valerosa, dices las cosas a las claras. Pero a veces hay personas que no quieren o no se atreven a hacerlo. Y guardan su malestar dejándolo crecer.

-Esos no son dignos de llamarse saiyajin.- Sentenció Seira.-

-Pero existen.- Apuntó la soberana.- Y no debemos darles ninguna excusa.

 

            Hubo un breve silencio, la guardiana asintió despacio admitiendo que, tristemente era así. Al poco fue Nilia quien intervino tímidamente.

 

-Señora, es por eso que, tanto yo, como Moena desearíamos tomar pareja.

-Sí, Majestad. Procurarnos un varón que nos haga concebir descendencia. Como ya hemos recordado antes, no tenemos unas fuerzas de combate elevadas, pero algunos han mostrado su interés al vernos en vuestro séquito.- Añadió Nilia.-

-No os infravaloréis tanto. Vuestras energías no son tan débiles.- Afirmó Seira, estimando.- Más bien creo que es un fallo de vuestro carácter.

-¿Fallo de su carácter?- Inquirió Setsuna sin entender aquello.-

 

            Aunque enseguida cayó en la cuenta y comentó con malestar.

 

-¿Acaso te refieres a que a ellas no les gusta combatir?

-Así es, Señora. Les sucede lo mismo que le pasaba a Calix.-Aseveró la guardiana.- Al menos él lo corrigió. En el caso de Moena y Nilia siempre fui dura con ellas, pero no tanto como con mi actual prometido puesto que Calix sí tiene una alta fuerza de combate. En cualquier caso, estas dos no serán de la élite pero son lo suficientemente fuertes como para criar saiyajin que estén dentro de la media. Privar a su pueblo de ello es un lujo que no podemos permitirnos, menos si sirve de ejemplo a otros.

 

            Y la guardiana bajó entonces la mirada, suspirando para sorpresa de Setsuna que la observó. Seira entonces comentó con pesar.

 

-No debería ser quien para dar consejos en esta materia. Mi propia familia ha sufrido ese tipo de situación.

 

            Las damas de compañía de la reina se miraron con incomodidad. Sabían perfectamente de qué se trataba aquello. Tampoco Setsuna era ajena a eso y le aconsejó a su escolta.

 

-No te haría mal hablar con él de ello. Estoy convencida de que jamás ha faltado a su deber y que nunca lo hará.  Solamente lo cumple de un modo distinto. Eso es todo.

-Os agradezco vuestra consideración y que deseéis aminorar mi vergüenza.- Pudo responder Seira, añadiendo en confianza.- Sé que nadie se atreve a decírmelo a la cara. Pero todos lo piensan.

 

            Setsuna se levantó acercándose a su guardiana y le puso ambas manos sobre los hombros para sorpresa de esta, en tanto le decía.

 

-No tenéis nada de qué avergonzaros. Ni tú, ni él. Habéis cumplido con vuestro deber y nos sois de una gran ayuda. Tanto el rey como yo misma estimamos a los miembros de la familia Saiyanto. Una de las más honorables de este planeta. Y yo misma le repetiré eso a cualquiera que ose decir lo contrario.

 

            Seira se permitió adornar su rostro con una sonrisa. Entonces asintió.

 

-Gracias, Señora.

 

            En ese momento pareció que la soberana se tambaleó, llevándose la mano a la boca. Seira la miró perpleja y apenas pudo decir.

 

-¡Majestad!

-Señora. ¿Os sentís bien?- Quiso saber Moena.-

 

            Setsuna no respondió, estaba pálida y eso era extraño en ella. La misma Seira se preocupó.

 

-¿Qué os ocurre?

 

            Para sorpresa de la escolta y las damas de la reina esta salió a toda prisa hacia el cuarto de baño.

 

-¡Vaya! Ha debido de darle alguna urgencia inesperada.- Estimó Nilia.-

-¡Id enseguida! Se supone que sois sus damas de compañía.- Les ordenó Seira.-

 

            Las dos se apresuraron a obedecer. La reina no había ni cerrado la puerta, la vieron agachada sobre el lugar de evacuaciones, presa de un ataque de arcadas.

 

-Mi Señora. ¿Deseáis que os preparemos algo?- Quiso saber la inquieta Moena.-

 

            Tras unos interminables segundos de espera. Setsuna fue finalmente capaz de incorporarse y negar con la cabeza.

 

-Estoy bien.- Musitó todavía algo débilmente.-

-Puede que algo os haya sentado mal.- Conjeturó Nilia.-

 

            Al hilo de aquello, Seira se llegó también hasta ese cuarto y quiso saber.

 

-¿Qué le trajisteis a la reina para almorzar?

-Pues manjares terrestres de los que suele gustar.- Le respondió Nilia.- Los cocineros prepararon un poco de arroz y una ensalada.

-Pudieran haber estado deteriorados. Habrá que investigar.- Comentó la guardiana.-

-Confío en el personal de cocinas.- Afirmó Setsuna.-

-No digo que hayan hecho nada a propósito, aunque pudiera tratarse de una negligencia. Y si descubro que es así.- Dijo amenazadoramente la guardiana.-

-Cálmate, ya estoy perfectamente.- Le pidió Setsuna, recordando.- Además, tengo asuntos que atender. Algunas audiencias.

-Mi Señora, eso será en un par de horas. Quizás deberíais descansar.- Le sugirió Nilia.-

 

            Setsuna asintió, seguía algo indispuesta pese a todo, entre Nilia y Moena la acompañaron a su lecho. Seira se quedó pensativa.

 

-La reina es fuerte, algo han debido de ponerle en la comida. O quizás es que estaba en mal estado o bien su estómago humano no es tan resistente como los nuestros.

 

            Y aguardó a que las damas de compañía volvieran y les indicó.

 

-Vigiladla de continuo. Si su estado empeora avisadme de inmediato. Y llamad al médico de palacio. No podemos arriesgarnos a que sea algo más serio.

-Sí, noble Seira.- Respondió sumisamente Nilia.-

-¿Acaso sospechas que hayan podido atentar contra su vida?- Se atrevió a preguntar Moena.-

-No lo sé. Pero mi obligación es actuar como si así hubiese sido.- Sentenció la guardiana.-

 

            Y salió rauda de allí, rumbo a las cocinas de palacio para investigar aquello. Aunque al cabo de un par de horas, y tras ser visitada por el doctor de la Corte quien informó a Seira que no apreció nada anormal en ese rápido reconocimiento, Setsuna dijo encontrarse bastante mejor y se levantó, arreglándose con su armadura de gala para presidir algunas audiencias, tal y como tenía programado.

 

-¿Estáis segura de poder ir, Mi Señora?- Le preguntó Nilia.-

-Completamente.- Aseveró la interpelada.-

-¿No deseáis que avisemos al rey?- Inquirió Moena.-

-En absoluto. Está de inspección en el polo norte del planeta junto con Calix, Blinz y otros guerreros.- Les recordó Setsuna.- En su ausencia debo ocuparme junto con Dariel de todos los asuntos a tratar. Y no quiero alarmarle por una indisposición pasajera.

-Lo que vos digáis, Señora.- Se plegó Moena.-

 

            Y así fue, la reina no dio el menor atisbo de encontrarse mal durante las varias horas que estuvo atendiendo solicitudes en audiencia. Seira se ocupó poner al corriente de lo sucedido e  interrogar a todo el personal de la cocina. Estos le juraron por todos sus antepasados que la comida estaba en perfectas condiciones y que nada extraño había en ella. La saiyajin pese a todo probó varias cosas y al parecer era verdad. No encontró nada que le supiera extraño o le provocase la menor reacción.

 

-Tened muchísimo cuidado. Si esto se repite os haré directamente responsables.- Les advirtió pese a todo.-

 

            Por supuesto que el personal de la cocina, que eran saiyajin de bajo nivel, tembló al escuchar esa velada amenaza. Sabían que la guardiana personal de la reina se tomaba muy en serio sus obligaciones. No querían ni imaginar qué les haría si la soberana sufría otra indisposición. De este modo, concluidas sus indagaciones, Seira volvió al lado de la reina y no se movió de la derecha del trono en la que esta se sentaba durante las horas que aquello duró. Su propio hermano estaba varios escalones por debajo de ella. Atendiendo a su vez a otros peticionarios. Únicamente los que traían quejas de peso o que parecieran más graves, comparecían ante la reina. Por suerte ese día no había nada relevante y Setsuna decidió echarle una mano a su canciller para terminar antes. Concluida la audiencia, Setsuna se levantó del trono y tanto Seira como Dariel se inclinaron. Fue entonces cuando la guardiana se dirigió protocolariamente a su hermano.

 

-Noble canciller. La reina ha estado indispuesta, creemos que debido a algo que comió. He conducido una investigación en las cocinas aunque por el momento no he encontrado evidencia de que hayan tenido nada que ver en ello.

-Eso es preocupante. ¿Estáis bien, Majestad?- Se interesó de inmediato él.-

-Perfectamente. No debéis preocuparos más por esto, ninguno de los dos.- Declaró Setsuna, con un tono que sonaba más a orden que a un intento de tranquilizar a sus interlocutores.

-Como digas, Señora.- Respondió Dariel haciendo otra inclinación para añadir.- Solicito vuestro permiso para retirarme, debo atender algunos asuntos.

-Ve pues.- le autorizó su contertulia.-

-Majestad, Noble guardiana.- Se despidió él.-

 

            Seira apenas inclinó la cabeza, Setsuna le vio marchar y miró a su escolta. Le apenaba que ambos hermanos estuvieran en tales términos. No se hablaban lejos de la fría cortesía palaciega o de sus obligaciones. Recordó la charla que habían tenido y el consejo que quiso haberle dado a Seira antes de sentirse indispuesta. No obstante, decidió hacerlo de una manera más sutil. Y comentó con jovialidad.

 

-No puedo creer lo fatigada que se puede terminar de estar sentada.

-Estáis hecha para la acción, Señora, como yo.- Convino su guardiana.-

-Comprendo que, acostumbrada a luchar y a tanto entrenamiento, tus nuevos cometidos puedan resultarte algo aburridos.- Sonrió la reina.-

-Majestad, mi cometido es protegeros y aconsejaros. Es una tarea importante, sea aburrida o no, mi deber es llevarla a cabo con la máxima eficacia.- Sentenció la adusta saiyajin.-

-Y así lo haces.- Concedió su interlocutora, suspirando ahora para añadir en un intento por variar de tema.- Echo mucho de menos a mi esposo, como supongo que te pasará a ti con tu prometido.

-Volverán en un par de días.- Repuso Seira.- Bien podré aguardar a Calix hasta entonces.

 

            Setsuna volvió a sonreír, algo le decía que esa muchacha trataba de ocultar sus emociones. Pero objetivamente tenía razón. Lornd había proyectado una expedición al polo norte del planeta que contaba con grandes reservas de agua. El planeta Nuevo Vegeta era en su mayoría muy árido y vendría muy bien el poder irrigar las zonas más meridionales. De modo que quiso ir a estudiar el terreno y sus posibilidades. Recordó la charla que tuvieron los dos, ya en sus habitaciones, un día antes de la partida de su esposo, este le comentó.

 

-Ahora que al fin nuestro mundo nos tiene como reyes, debemos ser muy cuidadosos. Este pueblo, como has podido comprobar, es de sangre caliente y presto para la acción. No les gusta estar sentados.

-Ya he podido comprobarlo.- Admitió ella.-

 

            Lornd le dedicó una profunda mirada y prosiguió con tono reflexivo e incluso algo inquieto.

 

-El anciano Luarque fue un magnífico canciller, con mucha sabiduría acumulada producto de su dilatada experiencia. Cuando, a los pocos días de nuestra boda, le recibí en audiencia privada, me felicitó por la acertada elección de mi reina.- Sonrió.-

-Tendré que darle las gracias por su amabilidad.- Convino una asimismo sonriente Setsuna.-

-Pero también me aconsejó otra cosa.- Agregó Lornd ahora más serio ya, para desvelar.-  Me dijo, Majestad, cuidaos de tener ocupado al pueblo. Precisamos de empresas comunes que nos unan. Hasta vuestro triunfo en la prueba de los aspirantes, esa fue en gran medida lo que nos tenía a todos cohesionados, la espera por un rey. Por alguien capaz de liderarnos. Ahora que habéis sido coronado, todos aguardan qué política vais a emprender.

-¿Te refieres a si vamos a conquistar algo?- Inquirió el incrédulo monarca.-

 

            El anciano guardó entonces un significativo silencio, y solamente al cabo de unos instantes, respondió.

 

-Para algunos ese sería el camino natural de nuestra raza. Expandirnos para conquistar todos los mundos más próximos.

-Pero yo no deseo emprender esa clase de política. Al contrario. Firmamos alianzas con la Tierra y la Luna.- Contestó Lornd.-

-Lo sé, Señor. Es por ello que debéis darles otras metas a vuestros súbditos. La mayoría las aceptarán de buen grado. Y los pocos que no lo hagan se verán presionados por su inferioridad numérica.

 

            Lornd se mesó la barbilla en actitud reflexiva y al cabo de unos momentos acertó a decir.

 

-Estaba pensando precisamente en Nuevo Vegeta. Nuestro mundo es pequeño y árido. Solamente la Ciudad del Atardecer está rodeada de árboles y vegetación entre las casas y edificios.

-Y eso es por algunos acueductos construidos en época de vuestro abuelo y vuestro padre.- Le contó Luarque.-

-En tal caso, sería una buena idea expandir estas áreas verdes para dotar de más zonas fértiles al planeta. La población es reducida pero gastamos muchas calorías.

-Apenas somos unas decenas de miles, pero es verdad. Cada uno de los nuestros ingiere el equivalente a decenas de humanos.- Estimó el anciano.-

-Una de las ventajas que nos aportará ese tratado con la Tierra y la Luna es recibir tecnología, variedades nuevas de plantas y animales y asesoramiento para la construcción de grandes estructuras.

-Decís bien, Majestad. Con el paso del tiempo fuimos perdiendo ingenieros, arquitectos, o agricultores, en pro de tener más y más guerreros.

-Bueno, hay algunos que lo llamarían la vuelta a los orígenes. ¿Verdad?- Sonrió Lornd.-

-Así es, Señor.- Convino Luarque quien no alteró su seria expresión.-

 

            Charlaron durante un rato más hasta que el anciano Canciller emérito se retiró. Lornd terminó de contarle eso a su esposa quien asintió, añadiendo.

 

-Para emprender esos proyectos debemos contar con el apoyo de la gente. Y eso pasa también por modificar algunos aspectos en la educación. Tenemos que prestigiar a aquellos que sientan deseos de estudiar o aprender algún oficio para convertirse en médicos, arquitectos o agricultores, por ejemplo.

-No será tan sencillo. Tendremos que ir poco a poco. – Le advirtió Lornd.- El hecho de ser sus reyes no nos autoriza a saltarnos tradiciones o a tratar de alterarlas de forma significativa.

-Pues por lo pronto, hay una que sí me gustaría variar enseguida.- Le comentó Setsuna.-

-¿Cuál es?- Quiso saber su marido.-

 

            Ella se tumbó junto a él en la cama y tras acariciarle los hombros y el cuello le susurró.

 

-No es justo que haya hombres y mujeres que deban emparejarse sin desearlo, únicamente por el mero hecho de tener descendencia. También existen técnicas in vitro que podemos importar de la Tierra.

 

            Lornd suspiró largamente. Ese era precisamente un punto delicado. Los saiyajin estimaban mucho el emparejarse con alguien poderoso a fin de concebir hijos con la mayor fuerza potencial posible.

 

-Si hacemos eso, muchos se quejarían. Dirían no saber de dónde viene esa semilla.

-Pero hemos visto casos muy dolorosos, sin ir más lejos el de Dariel.- Le recordó Setsuna.- Por culpa de esa manera de pensar, ha sido muy desgraciado. Y Seira sufre también por su hermano, y por su honor. Y lo que es peor, al margen de sus obligaciones no se hablan. Es una pena, ninguno ha hecho nada que merezca ser reprobado.

-Técnicamente Dariel no luchó al máximo para vencer en el desafío cuando tuvo ocasión. Eso es causa de una gran deshonra. Puedo comprender el punto de vista de Seira.-  Rebatió Lornd.-

-Pero tenía motivos. ¡Imagínate que se hubiera visto obligado a casarse con su propia hermana.- Argumentó Setsuna preguntando casi de forma retórica.- ¿Acaso no hubiera sido peor?

-Puede que sí, o quizás hubiera desposado a otra con el poder suficiente, no lo sé.- Admitió Lornd añadiendo con tinte preocupado.- Lo malo es que las noticias vuelan y de ser respetado y casi idolatrado, ha pasado a ser vilipendiado por muchos. He tratado de mostrarle mi apoyo y le he mantenido en el puesto de canciller. Pero no sé si eso durará mucho tiempo.

-¡Es absurdo! - Exclamó una indignada Setsuna.- Deberían mirar sus méritos, su lealtad y su fuerza. Tanto que les gusta el poder. Pues que recuerden esto. Después de ti, Dariel es el más fuerte de todos los saiyajin de Nuevo Vegeta.

-Y le siguen, Urels, Blinz y Yailr. – Enumeró su esposo.- El primero es muy bruto para ocupar ese puesto, Y está claro que Yailr tendría el mismo problema que Dariel.

-¿Estás pensando en sustituirle?- Inquirió su atónita contertulia.-

-En absoluto, pero, si no me equivoco, quizás sea el mismo Dariel quien me lo pida. Ya estoy barajando algún destino prestigioso al que enviar a ambos.- Le confió él.-

 

            Setsuna guardó silencio pensando en estas palabras. Las recordaba ahora cuando, junto con Seira, volvía a sus estancias privadas. Al fin le comentó a la saiyajin, refrescándole la memoria de la charla que habían mantenido antes de quedar indispuesta.

 

-Confía en mí. Deberías hablar con tu hermano.

-Mi Señora, si me ordenáis que le transmita cualquier tipo de mensaje o instrucción, iré sin dudarlo.- Repuso rápidamente Seira.-

 

            La reina se detuvo y lo mismo hizo su escolta. Setsuna miró afablemente a su guardiana y matizó.

 

-No se trata de que te ordene nada. Es solamente un consejo. Eres tú quien debe decidirlo. Sois hermanos, siempre os tuvisteis el uno al otro. Y es una lástima que os hayáis distanciado.

-Sabéis que para mí hay cosas más importantes que mi propia familia o incluso mi vida. Eso me lo enseñó precisamente él.- Musitó Seira bajando la mirada.-

-Alguien que te educó en esos valores no puede ser tan malo.- Declaró Setsuna.-

-Pero si haberse desviado de ellos. Y mi deber para con él y conmigo misma es reprochárselo. – Respondió secamente la saiyajin.-

-Dale una oportunidad. -Le sugirió Setsuna.- Tú misma has experimento ya el poder del amor. Y sabes que no es fácil controlarlo.

 

            Seira ya no replicó a eso, y la soberana entró en su cámara privada, estaba cansada. A pesar de haber superado esa indisposición no tenía demasiadas fuerzas. Aunque sonrió llena de felicidad.

 

-Espero que él regrese para poder contárselo. Hasta entonces nadie lo sabrá.- Pensaba antes de acostarse.-

 

Y al fin Lornd llegó, junto con sus acompañantes . Tras visitar esa región polar había decidido embarcarse en ese proyecto de irrigación que a buen seguro distraería mucho a su pueblo. También se crearían nuevas infraestructuras.

 

-Algunos dicen que tantas cosas de estas les ablandarán.- Sonrió al reunirse con su esposa en sus estancias privadas y ponerla al día de lo allí hecho.-

 

            Tras besarle largamente, Setsuna asintió, y decidió cambiar de tema yendo a lo que de veras le interesaba. Así le comentó a su marido.

 

-Sería buena idea viajar a la Tierra. Hace bastante que no hablamos con nuestros amigos y que tú no ves a tu hermano.

-Bueno, las cosas están tranquilas ahora.- Afirmó él. Quizás podría pedirle a Dariel que se ocupase de los asuntos de Estado durante un tiempo.

 

            Su esposa asintió, sonriendo de forma diríase que hasta traviesa. En tanto su marido la observaba con gesto extraño.

 

-¿Te ocurre algo?

-Sí… que me gustaría contarles una cosa a mis amigas.- Declaró ella.-

-¿El qué?- Quiso saber él sin comprender.- Imagino que tendrás más de una que contarles y ellas que contarte a ti.

-Pero la mía se va a llevar la palma, ¡seguro! - Rio la mujer.-

-Bueno. ¿Y se puede saber qué es? Que yo sepa no ha sucedido nada especial.- Replicó su interlocutor encogiéndose de hombros.-

-Ya verás cómo cambias de opinión en cuanto te lo diga. – Le sonrió ampliamente ella en tanto tomaba una de las manos de su esposo y la posaba sobre su vientre.-

 

            Lornd no necesitó mucho tiempo para comprenderlo. Sonrió también de forma luminosa y apenas si pudo preguntar.

 

-¿Estás esperando un hijo?.

 

            La muchacha asintió con expresión risueña y él no tardó en levantarla entre sus poderosos brazos y dar vueltas.

 

-¡Oye! - Le pidió la chica todavía divertida.- No me marees, bastante tengo ya con las náuseas de por la mañana.

-Lo siento. - Se apresuró a responder el saiyajin dejándola sobre la cama con suavidad. Para agregar lleno de alborozo.- Tenemos que dar enseguida la noticia. Aunque, bueno, ¿estás segura, verdad?

-Sí. - Asintió ella.- Lo estoy.

 

            Y así fue, tras comprobar aquello con ese reconocimiento médico que la hicieran cuando se indispuso, Setsuna le ordenó al galeno saiyajin, y a Moena y Nilia, los únicos que estaban a su lado en ese momento, que guardasen silencio absoluto. Ahora ya era libre de comunicarlo a todos y la buena nueva se propagó enseguida. Seira y Calix  celebraron al poco sus esponsales y fueron de los primeros en darles la enhorabuena. Pese a que Setsuna había insistido en que debían tomarse al menos unas semanas de permiso para explorar su nueva relación, ni su guardiana, ni el esposo de ésta, deseaban estar lejos de sus monarcas. Tenían una solemne responsabilidad para con ellos.

 

-Nosotros compartiremos nuestras vidas a vuestro servicio, Majestades.- Afirmó Calix con el asentimiento de su esposa.-

-Sed felices y formar pronto una familia.- Les aconsejó Lornd.-

 

            Los dos jóvenes asintieron, aunque Seira vio desde la distancia a su hermano y su expresión se entristeció. Desde su discusión, tal y como Setsuna había constatado, no habían vuelto a cruzar palabra, al menos fuera de sus cargos oficiales.

 

-Quizás la reina tenga razón.- Se dijo la saiyajin.-

 

En cuanto al anuncio del embarazo de la soberana, por supuesto que mismo los habitantes del planeta se alegraron mucho. Al menos la gran mayoría, dado que siempre existían algunos que no veían con buenos ojos a esa extranjera y los cambios que estaba empezando a introducir. Empero, tal y como Setsuna le comentase a su fiel guardiana en una de sus conversaciones, nadie se atrevió a significarse. Pasaron algunos días y tras algún que otro festejo a cuenta de la noticia los soberanos decidieron visitar la Tierra para comunicarles la gran novedad a sus amigos en persona. Así que se prepararon para partir en una gran cápsula. Setsuna y Lornd les dijeron a sus escoltas que deseaban ir solos. Ni que decir tiene que Seira no tomó esto nada bien, pero eran las órdenes. Resignada tuvo que escuchar a su reina explicarle.

 

-Esta será como nuestra Luna de Miel. Es una costumbre de la Tierra.

-No lo entiendo, Señora.- Replicó ella declarando.- Soy vuestra guardiana, como Calix es consejero de su Majestad. Nuestro deber es estar a vuestro lado por si precisáis de nosotros. Y más ahora en vuestro estado.

-Lo sé. Pero nos gustaría estar a solas y con nuestras familias. Al menos por unos días. Luego Calix y tú podéis reuniros con nosotros allí. No te inquietes, no nos pasará nada. Además.  ¿Con quién iba a estar más segura que con mi esposo? - La tranquilizó Setsuna.-

- Como digas, Majestad. – Asintió su interlocutora de forma sumisa.- Una cosa más, mi Señora, si te lo puedo preguntar. – Comentó la saiyajin, que tras recibir el asentimiento de su reina, quiso saber con tono extrañado.- ¿Si esa es una costumbre terrestre como dices, por qué la llaman Luna? ¿Y por qué con miel? ¿Se come?...

 

            Setsuna se rio sin poderlo evitar, ¡a veces su guardiana tenía cada cosa! Apenas pudo controlarse lo suficiente como para responder.

 

-Hace alusión al periodo en el que el amor es reciente entre los esposos. Dulce como la miel. Y entonces los enamorados hacen un viaje a un lugar bello y que les dejará hermosos recuerdos y experiencias que rememoraran en el futuro. Quizás en los tiempos antiguos eso se pensaba que era la Luna. Por cierto. ¿Qué tal todo con tu hermano? Has hablado con él ya. - Se interesó la soberana.- Desde que supe de mi estado casi no te pregunté por ello. Lamento haber sido tan descuidada.

 

            La adusta saiyajin esbozó una sonrisa ahora para afirmar.

 

-Todo está bien ya. Tras mis esponsales con Calix, cuando comprendí a lo que habíais referido todos con el poder del amor. Luego anduve pensando en ello y decidí seguir vuestro consejo.

 

            Seira recordó cómo tras su enlace con su ahora esposo, y en cuanto tuvo oportunidad, se dirigió  de inmediato hacia el despacho del canciller. Allí, dos guardias la interceptaron.

 

-¿Qué deseas?

-Ver al muy Noble Canciller.- Replicó ella sin perder su tono y expresión seria.-

-Aguarda, Noble Guardiana.- Le pidió uno de los centinelas.-

 

            Éste tocó a la puerta y entró, tras unos segundos regresó indicándola que podía pasar. Ella así lo hizo. Al entrar encontró a su hermano sentado tras una gran mesa de madera. Parecía estar estudiando unos documentos. Al verla los dejó sobre la mesa y le preguntó con tono neutro, tamizado por una cortesía palaciega.

 

-¿La Noble Guardiana de la Reina deseaba verme? ¿Algún asunto que la soberana desee trasladar al Canciller?

-No es ningún asunto de la reina, sino mío.- Pudo decir la chica.-

-Pues os escucho.- Dijo él con tinte desapasionado de voz afirmando.- Mi puerta siempre está abierta para la Guardiana  y principal Dama de su Majestad.

 

            Seira dejó pasar unos segundos sin responder hasta que al fin, y con un tono más suave y dubitativo, preguntó.

 

-¿Y si fuera solamente para tu hermana menor? ¿Estaría tu puerta abierta?

 

            Dariel se levantó entonces de su sillón y tras esperar a su vez durante algunos instantes sentenció con una sonrisa.

 

-Mi puerta nunca estuvo cerrada para ti.

 

            No dejó que su interlocutora replicase y se abrazó a ella. Seira estaba atónita, su hermano jamás se había comportado de esa forma, aunque fue capaz de abrazarle a su vez. Al fin el saiyajin añadió.

 

-He aprendido muchas cosas de nuestros soberanos. La primera es que los nuestros seres queridos son lo más importante.

-Pero Dariel. – Rebatió ella ahora con serenidad separándose de ese abrazo.- No por encima de nuestro mundo y nuestras obligaciones.

-Eso es imposible, porque ambos son la misma cosa.- Replicó su hermano mirándola con afecto a la par que agregaba.- Escucha, Seira. Yo no amo a las hembras de la forma en la que tú crees que debería. La única mujer a la que quiero, eres tú.

 

            Ante la perplejidad de su hermana, Dariel enseguida le recordó.

 

-Jamás de esa forma. Pero tras nuestro mundo y la lealtad a nuestros soberanos, eres lo más importante para mí, junto con Yailr. Entiende que yo le amo a él como tú amas a Calix.

- Pero..- Intentó replicar la desconcertada chica.- ¿Sabes que de ese modo jamás tendrás descendencia que perpetúe tu nombre, ¿verdad?

-Si fuera deseo de los soberanos, me sometería a ello.- Declaró Dariel.-

 

            Seira pensó que habría muchísimas mujeres saiyajin que estarían deseosas de ser elegidas. Una que ella conocía muy bien, en particular. Eso le hizo sonreír.

 

-¿De qué te ríes?- Se extrañó su hermano.-

-Imaginaba ¡qué grandioso torneo de mujeres saiyajin se podría celebrar siendo tú el premio!- Le confesó ella.-

-No desearía que la mitad de las hembras de este mundo se liquidasen unas a otras por mi causa.- Contestó él con humor, aunque agregó de un modo más serio.- No obstante, cuando consulté al rey sobre eso, él me dijo que tanto Yailr como yo estábamos exentos.

-Sí, lo sé. Admitió Seira a su vez refiriéndole.-  Lo mismo les dijo la reina a Nilia y Moena, pero. ¿No crees que es injusto?. Quiero decir, no soy nadie para cuestionar los mandatos de nuestros reyes. Pero las mismas damas de la soberana dijeron que no deseaban tal trato de favor, cuando hay otros muchos que no pueden aspirar a ello.

 

            Ahora el rostro de Dariel se volvió más serio y respondió.

 

 -Ya te lo he dicho, si he de hacerlo cumpliré con mi deber. Pero eso a veces no lo es todo.

-¿Cómo que no?- Inquirió su contertulia para recordarle.- Tú mismo me educaste en esa creencia. ¿Cómo puedes haber cambiado tanto?

 

            Su hermano suspiró mirando hacia el techo, al fin enfrentando sus ojos a los de su interlocutora le contó.

 

-Tú eras muy pequeña, pero antes de que nuestros padres se enfrentaran a aquella amenaza que les mató, me pidieron algo…

 

            Ella le obsequió ahora con una mirada de asombro y emoción apenas contenida.

 

-Nunca me dijiste nada de eso.- Musitó.-

-Porque nunca fue preciso hacerlo.- Contestó él añadiendo.- Desde que te vi crecer tras su muerte, y convertirte en la saiyajin más noble y poderosa de este planeta, pensé que no lo era. Siempre fuiste mi orgullo. Sin embargo, llegó un momento en el que, de algún modo, me di cuenta de que estaba en un error. Y ese momento fue cuando tuve que pelear como aspirante al trono. Y comprendí las implicaciones de mis actos.

-¿Qué te pidieron nuestros padres?- Quiso saber la chica.-

 

            Dariel sonrió levemente y tras acariciar aquel rebelde mechón azabache de su hermana respondió.

 

-Que tratara de protegerte de todo mal…y que cuidase de ti…sobre todo me pidieron que hiciese cualquier cosa para que fueras feliz…y que lo fuera yo también. Tras su sacrificio no entendí aquello. El pesar y la rabia, junto con los deseos de venganza, nublaron mi mente. Al principio únicamente quise lo que tú has querido siempre. Ser más fuerte y digno de su memoria. Vengar sus muertes. Ser el mejor de los nuestros. Y eso no he podido lograrlo.

 

            El joven observó cómo dos lágrimas cruzaban los ojos de su interlocutora… Seira no era capaz de hablar. Quizás su temperamento saiyajin y sus principios se estaban viendo comprometidos. Así que fue su hermano quién prosiguió.

 

-Ahora creo que ya he cumplido esa promesa que les hice…y a la vez he sido capaz de servir a nuestro pueblo. Tú eres feliz con Calix, tenemos dos soberanos magníficos y estoy convencido de que nuestro pueblo prosperará bajo su reinado. En cuanto a nuestros enemigos, el rey se ocupará de ellos y entonces tendremos la oportunidad de vengar a nuestros padres.

 

            Y es que había algo que Dariel no le había contado a su hermana. Había mantenido algunas conversaciones con su Majestad el rey a propósito de ese tirano llamado Gralas. Sobre todo una muy relevante, cierto día que Lornd le convocó en sus estancias privadas, para charlar a solas.

 

-De modo mi Señor, es que ese repugnante ser es quien estuvo detrás de la muerte de mis padres.- Comentó él con indignación.-

-Así es. Se trata de un mezquino y miserable cobarde. Y como sabe que somos aliados de la Tierra ha tratado de atacarla para ponernos en evidencia. Es por eso que , además de honrar ese pacto de amistad con los terrestres y el reino de la Luna. Eso nos da la oportunidad de vengarnos de él algún día. Yo tampoco olvido ni perdono lo que me hizo a mí, a mi guardiana y a este mundo.- Sentenció Lornd.-

-Pero, ¿dónde se esconde ese canalla?- Quiso saber Dariel.-

-¡Ojalá lo supiera! Por eso, entre otras cosas, te he convocado para mantener esta conversación sin testigos.- Le contó su interlocutor dejándole perplejo.-

 

            Ante la expresión confusa de su canciller, Lornd le explicó.

 

-Juré vengarme de él, pero hay algo mucho más importante que eso, la estabilidad y el bienestar de nuestro pueblo. A fin de garantizarlas no puedo permitirme el lujo de ir a cazar a ese canalla por todo el universo. Por ello, he pensando en el único guerrero saiyajin capaz de hacerlo en mi lugar. Y ese eres tú.

-¿Yo, Mi señor?- Exclamó Dariel.-

-Tú y Yailr. Ya te dije lo que opinaba al respecto de vuestra relación. Sois libres de amaros y compartir vuestras vidas. Pero también os debéis a vuestro planeta. No os demandaré que busquéis esposa. Pero sí que protejáis los confines de nuestro sistema solar y que indaguéis el paradero de esa sabandija para darle su merecido algún día.

 

            Dariel dobló de inmediato la rodilla ante su soberano y mirándole con una mezcla de agradecimiento y alegría asintió enérgicamente para proclamar.

 

-¡Os juro por todo lo que es precioso para mí, incluidos Yailr y mi hermana Seira, que no descansaremos hasta cumplir ese objetivo, o que empeñaremos la vida en el intento, Majestad.

 

            Lornd sonrió indicando a su interlocutor que se pusiera en pie. Éste lo hizo al instante y el rey le indicó.

 

-Ya te daré instrucciones precisas llegado el momento. Pero recuerda que esta misión será secreta. Ni siquiera la reina Meioh está al corriente. No deseo mancharla con una venganza personal.  A parte de Yailr, eso sí, puede contárselo a tu hermana si lo deseas. Eso ayudará a cerrar vuestras heridas.

-Gracias, Majestad.- Pudo responder un emocionado Dariel.-

 

            Ahora tras revelarle casi todo aquello a Seira esta temblaba de emoción.

 

-Yo…no sé qué puedo decir…- Musitó la muchacha que entonces sonrió para asentir declarando.- Sí, lo conseguiste. Es una misión para dedicar un vida entera.  Y el rey te la ha confiado a ti. Eres el mejor saiyajin de este mundo. Y me siento muy orgullosa de ser tu hermana. ¡Por favor! Venga a nuestros padres y a nuestro planeta!

 

            Dariel posó sus manos sobre los hombros de su contertulia y sonrió más ampliamente aún.

 

 -Sí, y de paso enmendaré nuestra vergüenza. Quizás pueda encontrar también a esos traidores que nos pusieron en ridículo.

 

            Seira asintió, ¡ojalá su hermano diera con ellos! Lástima no poder acompañarle. Aunque entonces él le exigió.

 

-Debes jurarme que jamás le contarás esto a nadie. Esa era la condición del rey.

-Te lo juro por la memoria de nuestros padres y por nuestro planeta.- Se apresuró a replicar Seira.-

-Muy bien. No he de partir aun, tengo que aguardar la orden del rey.- Sonrió Dariel que añadió con afabilidad.- Pero pese a mis deseos de ajustar cuentas a ese canalla y los suyos, me preocupo por Yailr, y por ti. Y no deseo alejarme de tu lado. Y todo esto ha sucedido a causa del amor. Quizás nos hemos ablandado. ¿No crees? Esto debe ser a lo que nuestros soberanos se referían.

-No, al contrario. Nos hemos vuelto mucho más fuertes.- Afirmó ella devolviéndole la sonrisa para añadir con admiración.- Y ahora empiezo a comprender por qué la reina Meioh me derrotó. Yo luchaba por el honor y la tradición. Pero eso, si no tiene un fondo, sino significa nada más que palabras vacías, no es suficiente. Ella en cambio combatía por la persona a la que amaba. Jamás la hubiera podido vencer. No importa lo poderosa que yo hubiese sido.

-Así es.- Asintió su hermano con aprobación.-

-Por cierto.- Quiso saber ella ahora con genuino interés.- ¿Qué tal con Yailr? ¿Qué opina de esta misión vuestra?

-Bien, él se siente muy honrado por semejante cometido. Cuando estamos juntos somos muy felices y pensamos mucho en las palabras de nuestros soberanos. El amor es lo importante.- Declaró el saiyajin.-

 

            En tanto escuchaba a su guardiana Setsuna sonrió a su vez. Cuando Seira terminó de referirle eso,(omitiendo la parte relativa a la misión de su hermano) la reina declaró.

 

-Serán unos días perfectos para que Calix, tú y  Dariel y Yailr disfrutéis de un tiempo todos juntos. Cree cuando te digo que pasar tiempo junto a tus seres queridos es el mejor regalo que puedes tener.

-Sí, mi Señora.- Admitió Seira que no obstante agregó con algo de inquietud.- Sin embargo, si precisáis en algún momento de mí, os suplico que me llaméis. Es mi deber protegeros de todo mal.

-Pierde cuidado por eso.- Le aseguró Setsuna.- Por supuesto que eres mi Guardiana Personal y te considero también mi amiga.

-Eso es para mí un honor aun mayor.- Aseveró la saiyajin realmente agradada por aquellas palabras.-

-Lo mismo digo. – Replicó afablemente su interlocutora.- Bueno, ahora debo prepararme…

 

            Su interlocutora se limitó a asentir y después, tras una reverencia, su soberana le dio permiso para retirarse. Así pues los reyes de Nuevo Vegeta se pusieron en marcha, no sin antes llamar a la Tierra y enviar un mensaje anunciando su visita…

 

-¿Crees que les hará ilusión vernos?- Preguntó una animada Setsuna, con evidente humor.-

-Supongo que sí.- Repuso su marido.-

 

Entre tanto en su planeta de destino, cuando llegó aquella comunicación las cosas también parecían estar tranquilas. Como todas las noches, Haruka estaba tendida en el sofá escuchando más que viendo la televisión. Michiru había salido, desde que sabía que sus amigos iban a ir a visitarlas se afanaba en preparar la casa para recibirlos. Haruka no comprendía este repentino impulso pero no quería discutir con ella. Quizás su pareja se sintiera algo sola a veces, tras el matrimonio de Setsuna y la marcha de Hotaru a pasar una temporada con su padre, el doctor Tomoe y la esposa de éste, Kaori. De todas formas se incorporó al escuchar el ruido que hacía la puerta al abrirse, era su compañera que, cargada de paquetes, entraba trabajosamente en casa.

 

-Hola, ya estoy de vuelta, ¿te importaría ayudarme? - Le pidió la recién llegada haciendo balancearse peligrosamente las bolsas.-

-Ya voy,- rezongó Haruka levantándose perezosamente. -Oye Michiru - le dijo mientras recogía un par de paquetes que amenazaban con desparramar su carga de verduras por el suelo.- ¿Tú crees que es necesario tanto preparativo? Solamente van a venir a vernos porque les viene de camino. En realidad van a visitar a Roy y a Bertie.

-No lo creo, somos sus amigas y excompañeras. Y aun en el caso de que así fuera. ¿Es que no te alegras de que Setsuna vuelva aunque sólo sea por esa razón?- Le reprochó su interlocutora torciendo el gesto.-

-No, no es por eso.- Suspiró Haruka que sabía positivamente que cuando su pareja ponía esa expresión o lo enmendaba o la iba a tener de morros durante toda la noche. De modo que intentó sonar conciliadora cuando expuso. - Sabes que aprecio a Setsuna y a Lornd tanto como tú, pero no creo que ellos piensen en detenerse aquí durante mucho tiempo y es por eso que no deberías esforzarte tanto.

-Ya sabes lo que come Lornd. - Le respondió Michiru de una forma bastante razonada. - No sería agradable invitarles a cenar y que él se quedase con hambre. ¿No crees? Eso sin contar con que también venga Seira.

-¡Para eso entonces necesitarías traer al menos el triple de paquetes!- Sonrió Haruka para aliviar la situación, cosa que consiguió pues su amiga tuvo que sonreír a su vez por la ocurrencia.- Un saiyajin es insaciable. Dos ya, ni te cuento.

-Es verdad.- Concedió ésta mirando el contenido de todas aquellos bolsas con una expresión preocupada.-Espero que  baste, ya no hay tiempo de comprar nada más.

-Michiru,- le susurró Haruka entre su sonrisa. – Anda, deja eso y vamos a ponernos cómodas en el sofá.-

 

Y sin perder ni un instante rodeó a su compañera por la cintura con un brazo y la hizo pasar al comedor.

 

-Quizás te creas que soy demasiado pesada con esto. - Insistió su contertulia - pero es que me hace tanta ilusión volverlos a ver, ha pasado mucho tiempo sin saber de ellos.

-A mí también me gustaría verles.- Admitió Haruka mientras llevaba al sofá a su amiga.- ¿O qué te has creído? ¡Sería estupendo!...hace ya bastante que no veo a ninguno de nuestros amigos.

-Sí, la última vez viste a Roy ¿verdad? Te ayudó a medir tu tiempo para los entrenamientos…

-¡No estuvo nada mal!,- rio Haruka.- Aunque él llegara antes que yo, ¡y eso sin llevar moto!

-¿Cómo fue exactamente?,- le inquirió Michiru.-

- Pues como siempre que se trata de él, ¡hasta me puso música!- Se rio su novia explicando.- Me dijo que así me motivaría. La verdad es que no se equivocó…

-Eso quiero oírlo.- Afirmó Neptuno.-

 

            Su pareja, recostándose con ella en el sofá, le contó más o menos aquella interesante carrera. Había quedado con Roy pues iba a probar su nueva moto en una pista de competición y necesitaba a alguien que pudiera tomarle los tiempos. Su amigo estaba junto a ella antes de empezar y le aconsejó.

 

-Ante todo tú vete tranquila, yo me encargaré de tomarte los registros. Eso sí, ¡dale caña!- Exclamó  animándola. -

-Gracias, Roy. - Sonrió ella en tanto se ponía el casco  afirmando con ilusión. - Espero batir mi récord en la pista.

-Lo harás. Motívate con esto.- Le indicó conectando un pequeño auricular al casco de la piloto.- Esta canción está especialmente escrita para ti…

 

            Haruka sonrió, ¡ese chico siempre estaba con lo mismo! arrancó el motor que rugía potente, esperando a ser acelerado. Su amigo le indicó con el pulgar levantado que ya podía salir y ella soltó el freno lanzándose a toda velocidad por la pista en tanto él apretaba el cronómetro. Lo cierto es que al escuchar la música y la letra tuvo que darle la razón…

 

Cabalga el viento salvaje
Juégatela, no te quedes a medias (Hey hey hey)
Cabalga el viento salvaje


Vive la vida en el filo de la navaja (Hey hey hey)
Vamos a cabalgar sobre el torbellino
Esto no es lo bastante peligroso, 

no lo bastante para mí

Agacha la cabeza, cariño. Sí, cabalgaremos esta noche
Tus ojos angelicales brillan radiantes
Quiero tomarte la mano, sacarte de este lugar
Vamos a dejarlo todo atrás
Pasemos de este duelo de titanes

Cabalga el viento salvaje (Hey hey hey)
Cabalga el viento salvaje (Hey hey hey)
Vamos a cabalgar sobre el torbellino
Esto no es lo bastante peligroso,  no lo bastante para mí

Al compás de la música ella pasaba las curvas ciñéndose al asfalto hasta casi tumbar la moto. Roy, sobrevolándola con su enorme velocidad, lograba colocarse delante en todos los puestos de observación y tomar los tiempos relativos.

Átate el pelo cariño
Cabalgaremos esta noche


Tenemos fenómenos a la derecha

idiotas a la izquierda
A veces me deprimo tanto

simplemente tengo que cabalgar


Déjame tomarte la mano
Déjame ser tu guía

Y ahí estaba ella, cabalgando en verdad ese metálico corcel y haciendo un gran recorrido. Dejándose llevar por esa sensación de libertad que tanto le gustaba. Realmente mecida por el viento, su elemento.


Cabalga el viento salvaje
(No te quedes a medias) (Hey hey hey)


Cabalga el viento salvaje
Vive la vida en el filo de la navaja (Hey hey hey)
Vamos a cabalgar sobre el torbellino
No es peligroso, no lo bastante para mí

Cabalga el viento salvaje
Cabalga el viento salvaje
(Hey hey hey)

 

Cabalga el viento salvaje

Cabalga el viento salvaje

(Hey hey hey)

 

(Ride the Wild Wind. QUEEN. Crédito al autor)

 

            Cuando la carrera terminó su evaluador paró el cronómetro sonriendo con satisfacción, se acercó a Haruka que había detenido la moto y declaró.

 

-Perfecto, esto rebaja en doce segundos tu registro anterior. Corriendo así tendrás muy fácil llevarte el primer puesto.

-Eso espero,- sonrió ella liberándose del casco  para declarar reconocida.- Es la primera vez que voy a competir en asfalto y en categoría senior. Por cierto. Tenías razón. Iba embebida en la música y me pareció que la carretera, la moto y yo éramos una sola cosa. Muchas gracias por tu ayuda. A este paso me voy a plantear ficharte como entrenador.

-No hay de qué. Pero me temo que mi deporte es el baloncesto.  – Repuso jovialmente su interlocutor sacando nuevamente el pulgar, esta vez en señal de triunfo.- Eso sí. Cuando corras avísanos para ir a verte.

-La carrera es dentro de seis días,- contestó Haruka.- A las once. Espero que estaréis todos aquí.

-Puedes contar con ello,- le aseguró Roy.- Ahora debo irme a casa, Bertie me espera para salir, le prometí que estaría a las siete.

-Si quieres puedo llevarte. - Se ofreció la muchacha.-

-No, muchas gracias, por suerte tengo mi propio medio de transporte.

-¿Iras volando?- Le preguntó ella con incredulidad alegando.- Te va a ver media ciudad.

-No, tengo otro método. La translación instantánea. Aunque Bertie me reñirá porque me lo tiene prohibido. Pero bueno, ya lo solucionaré, ¡je, je! Ya me entiendes… – Rio llevándose una mano al cogote para proponer a la muchacha a su vez.- Si quieres puedo llevarte captando la energía de Michiru.

-Te lo agradezco pero prefiero volver en la moto…- respondió ella entre risas.-

-¡Es lo tuyo!- Sonrió Roy afirmando con jovialidad.- Como dice la canción. Cabalgar sobre el viento de forma salvaje. Y eres más rápida que el propio Eolo. Suerte.

 

Dicho aquello se concentró y desapareció, por su parte la muchacha se montó en la moto y volvió a su casa.

 

-Y así fue- concluyó Haruka.-...

-¡Una historia muy interesante!- rio Michiru- desde luego con Roy tienes un buen cronometrador. Es más, si no supiera lo enamorado que está de su esposa y que a ti los chicos no te van…hasta iba a pensar mal…

-¿Pensar mal de mí?- Replicó Haruka fingiendo un tono incrédulo y hasta algo escandalizado.- Si soy el paradigma de la fidelidad…

-Ya, ya.- Se sonrió Michiru ladeando la cabeza, aunque eso sí, de un modo desenfadado.-

-Lo que no comprendo es como, aun pudiendo trasladarse instantáneamente, también llegó tarde a su cita con Bertie. ¡Ese chico es un caso! - Comentó una divertida Haruka echándose a reír y siendo secundada por su compañera.-

 

            Y poco después de esta conversación en otro lugar bastante alejado. La cápsula espacial de  los soberanos de Nueva Vegeta entró rauda en el espacio aéreo terrestre y aterrizó con suavidad. Setsuna detestaba aquellos horrísonos choques contra la superficie de los que esos artefactos hacían gala así que la había reprogramado un poco para evitarlos. Tras unos minutos para enfriarse, la portezuela automática se abrió y los dos salieron al exterior, entre un paraje desértico y a la luz de una tibia luna en cuarto menguante.

 

-Ya hemos llegado.- Le informó Lornd estirando los brazos.- Desde que Nuevo Vegeta se estabilizó y tenemos un agujero de gusano próximo, estos viajes ya no son lo que eran.- Sentenció muy ufano.-

 

            Desde luego no supo realmente como aquello fue posible, quizás Landar hubiese tenido algo que ver. En cualquier caso tampoco tuvo tiempo ni interés en preguntarlo.

 

-Por fin en la Tierra. – Sonrió Setsuna declarando con animación. - Tengo ganas de ver a nuestros amigos.

-Bueno, quedé con mi hermano en verle a las diez,- recordó Lornd llevándose una mano al mentón.-

 

            El saiyajin consultó un dispositivo que llevaba en la cabeza, no solía necesitarlo pues a él le bastaba con fijarse en su adversario para detectar su potencia de combate, pero aquel aparato también valía como transmisor receptor y reloj. Así que por esa vez le vendría bien para adecuar su tiempo al terrestre. Efectivamente, con los parámetros del detector adaptados a la hora de la Tierra le fue posible conocer la hora tras leer las cifras que acababan de materializarse.

 

-Son las nueve y media tiempo local, tenemos media hora... ¿Quieres que demos un paseo por la Tierra? - Propuso a su mujer.-

-Preferiría visitar a Haruka y Michiru. Por lo menos, aunque las veamos solo por un momento, así quedamos para mañana con ellas. - Le respondió Setsuna consultando un dispositivo similar.-

-Muy bien, pues agárrate.- Le pidió su marido.-

 

Ella se aferró a él con los dos brazos y Lornd buscó la energía de ambas sailors, antes de proceder a transportarse Setsuna le advirtió algo azorada.

 

-Mejor aparece cerca de  su posición pero no a su lado, ya sabes que las podemos interrumpir...

-Bueno, si eso te preocupa, por mí, conforme. - Aceptó él sin darle demasiada importancia.-

           

            Lornd logró encontrar las energías y desapareció con su esposa. Desde luego calculó muy bien, puesto que reaparecieron ante la puerta de las dos chicas y Setsuna llamó al timbre. Tras unos momentos abrió Haruka que estaba tratando de recomponer su camisa.

 

-¡Qué sorpresa!- Sonrió encantada y por supuesto tratando de disimular. -No os esperábamos para esta noche. Pasad, pasad...

           

            Les hizo entrar al salón a la par que Michiru trataba de reorganizar su vestido afanosamente en tanto les dedicaba otra sonrisa algo apurada....

 

-¡Cuánto me alegro de veros, pareja.- Afirmó la sailor Neptuno.-

 

            Simultáneamente a estos acontecimientos, del cielo nocturno se descolgaron dos cápsulas más. Cayendo a toda velocidad y presas de la ignición chocaron con estrépito en el mismo paraje desértico donde había caído antes la capsula de Lornd y Setsuna. En unos minutos, ambas se abrieron dejando salir a dos seres ataviados con armadura de guerreros del espacio, pues de esa raza eran efectivamente. Una mujer de pelo moreno, largo y enredado con un visor sobre su mejilla derecha y un hombre, también de cabello oscuro, con idéntico aparato en el mismo sitio.

 

-Nos ha costado mucho seguirles hasta aquí,- dijo él - y ahora hemos perdido su rastro.

-No te impacientes, Kranok. - Le respondió aquella mujer con un brusco gesto de su mano.- No serán difíciles de localizar. Sus fuerzas de combate son muy altas, en este mundo no habrá ninguna igual.

 

Para probarlo conectó el aparato en modalidad de búsqueda pero se sorprendió al ver que éste le mostraba varias fuerzas similares repartidas por el planeta y así lo manifestó a su compañero.

 

-Hay dos fuerzas enormes. Y luego varias más pequeñas pero también muy importantes. Esto sí que no lo esperaba de este planetucho.

 

-¿Que hacemos entonces, Janiba?- Le preguntó Kranok que parecía nervioso al comprobar aquellos datos en su propio visor.- Muchas de ellas son incluso superiores a las nuestras, no podremos enfrentarnos contra ellas abiertamente.

-Lo sé, déjame pensar, - le pidió su compañera elevando una mano en demanda de calma.- Las fuerzas de Gralas y Gunder llegarán dentro de dos días terrestres y mientras nosotros hemos de comenzar nuestra parte de la misión.

-Lo malo es que nos detectaron a nuestro paso por Nuevo Vegeta. Lo sé porque los instrumentos de mi capsula recibieron lecturas de radar procedentes del planeta.

-¡Eres un estúpido!- Le recriminó ella  con patente irritación. - ¿Y me lo dices ahora? ¿Por qué no conectaste tu escudo de invisibilidad como te ordené?

-No te pongas así, se me olvidó hacerlo, pero no pienso que nos hayan seguido.

- Te equivocas. Si tal y como nos informaron esa maldita Seira es la responsable de la seguridad de la Reina, de seguro que lo harán. Eso te lo garantizo.- Escupió la saiyajin con visible inquina.-

           

            Y los hechos le dieron la razón. Tal y como se temían en el planeta Nuevo Vegeta se había detectado la presencia de esa nave. Blinz, general del ejército, ordenó a sus oficiales que rastreasen el destino del misterioso objeto aparecido en el radar.

 

-Parece ser una cápsula de ataque, señor- Le informó uno de los oficiales en el puente de mando.- Su trayectoria es coincidente con la cápsula de los reyes.

-Avisad inmediatamente al canciller. - Ordenó Blinz visiblemente preocupado - debe saber esto.

 

            Dariel fue inmediatamente alertado de lo que ocurría y junto a Calix y Seira se presentó en la sala de control. Al punto fueron informados con detalle. El canciller Real tomó enseguida la palabra por su autoridad como regente.

 

-Blinz, ve tras esa nave y averigua lo que se propone. Podría intentar un ataque directo contra nuestros soberanos.

-Lo que ordenes,- repuso éste que saludó con una ligera reverencia y partió de inmediato.-

-Entonces ¿qué haremos nosotros?,- le preguntó Seira a su hermano, visiblemente preocupada.- No podemos quedarnos de brazos cruzados aquí y esperar.

-No, tienes razón,- concedió Dariel ordenándoles de inmediato. - Tú y Calix id en busca de los reyes. Avisadles en la Tierra de que están siendo seguidos y encargaros de su seguridad. Asumo la responsabilidad.

-No es necesario. Es nuestro deber acudir en su ayuda.- Le tranquilizó su hermana.-

-Vayamos pues.- Urgió Calix.-  

 

            Sin perder un segundo ambos saiyajin corrieron hacia sus cápsulas y embarcaron. Blinz por otro lado ya iba a bordo de la suya persiguiendo al extraño a una prudente distancia. Llegó a la Tierra poco después de que ambos aterrizasen. Aunque cuando reconoció el terreno ya no les encontró por allí. El saiyajin únicamente vio sus cápsulas. Entre tanto, Lornd y Setsuna, ajenos a todo, charlaban con Haruka y Michiru. Les dijeron que no podían quedarse mucho y que debían ir a la casa de Roy y Beruche, pero convinieron en verse para el día siguiente. Después tuvieron que marcharse.

 

-Bueno.- Sonrió Haruka. - Ahora no nos queda más que irnos a la cama.

-Sí, y podemos continuar con lo que habíamos dejado  a medias. - Repuso Michiru con un cómplice guiño.-

 

            Y para reanudar su actividad tras aquella visita, se entregaron con mutuas caricias sobre el sofá. Pero fueron bruscamente interrumpidas por una explosión que destrozó la pared del comedor.

 

-¡Otra vez no!- Exclamó Haruka.-

-Es la segunda vez que nos destrozan la casa. El seguro no nos lo cubrirá de nuevo.- Suspiró Michiru que parecía más inquietada por esa posibilidad que por la naturaleza de ese ataque.-

 

Aunque dejando aparte eso, se levantaron con gran celeridad y adoptaron una pose defensiva. Cuando el polvo de la explosión se hubo disipado, dos figuras vestidas a la manera de los saiyajin, un hombre y una mujer, las observaban fijamente con unos inquisitivos ojos.

 

-No son ellas, - aseveró el saiyajin escaneándolas a ambas. - Sus fuerzas son muy inferiores a las que habíamos detectado.

-Decidme, terrestres,- les inquirió la mujer que no era otra sino Janiba. - ¿Dónde están los que estamos buscando?

-No sabemos a quienes os referís. -  Replicó Haruka de forma altiva, censurando como si aquella explosión causada no la hubiera impresionado lo más mínimo.- Y esos no son modos de entrar en las casas ajenas. Ya estamos hartas de que los de vuestra calaña hagan siempre lo mismo.

 

            Por toda réplica, Janiba más rápida de lo que ninguna pudo ver, sujetó del cuello a Haruka que notaba la falta de oxígeno. Mientras intentaba soltarse a la desesperada la saiyajin le amenazaba.

 

-Si te niegas a contestar lo lamentarás, terrestre.

-¡Suéltala! - Gritó Michiru.-

 

Pegó a aquella mujer en la cara con todas sus fuerzas, pero ésta ni siquiera pareció enterarse, cosa que no pudo aplicarse a la sailor, que se llevó su otra mano al dolorido puño con el que había golpeado.

 

-Os lo repetiré por última vez ¿dónde están?- Insistió la saiyajin con tono monocorde e irritado levantando a Haruka en vilo.-

-¡Janiba!- Gritó su acompañante. - Detecto una enorme fuerza acercándose hasta aquí, y a poca distancia otras dos casi igual de potentes, llegarán dentro de un minuto.

 

            Soltando a Haruka que cayó al suelo como un fardo en tanto trataba de recobrar la respiración e ignorando completamente a Michiru, que se arrodilló para auxiliar a su pareja, aquellos dos decidieron retirarse.

 

-Estamos en desventaja. ¡Vámonos! - Le instó la guerrera del espacio a su compañero que asintió nervioso.-

-Pero, ¿no vamos a librarnos de ellas?- Le recordó Kranok pidiéndole con patente deseo.- Deja que las aniquile, no deben informar sobre nosotros.

-No hay tiempo y no lances un rayo de energía o nos detectarán.- Le advirtió su compañera.-

-Podemos romperlas el cuello,- propuso su interlocutor visiblemente entusiasmado con esa idea.-

-¡No os lo permitiremos! - chilló Michiru echando mano de su transformador y  convirtiéndose en sailor ante el asombro de los saiyajin.-

-¡Su fuerza ha aumentado considerablemente!-  Exclamó Kranok escaneándola - y pudiera ser que fuese a más.

-Marchémonos de aquí o tendremos que luchar además contra tres poderosos adversarios. – Le advirtió su compañera indicándole.- ¡Vamos! Y sin volar o elevaríamos demasiado nuestra energía…

 

Su compañero asintió. Desde luego los dos comenzaban a inquietarse. Estaban topando con demasiada resistencia imprevista. Sin tiempo para más escaparon corriendo para eludir los escáneres enemigos. Aprovechando esos momentos Haruka se había recuperado ya y transformada a su vez en sailor esperaba para hacer frente al enemigo. Michiru le había asegurado que ya se habían ido pero pronto notaron a tres poderosas presencias. Urano, sin esperar a nada lanzó su temblor de Tierra y acabó de derribar los restos de la pared. Al disiparse el caos Haruka, extenuada, se trastabilló e iba a caer al suelo, pero uno de esos recién llegados la sujetó. Lo hizo de forma suave eludiendo tocarla donde no debía. Michiru se puso en guardia, pues no le conocía, pero enseguida se relajó al reconocer tras de él a Seira y Calix.

 

-¿Os encontráis bien?- Les preguntó aquel apuesto extraño.-

-Sí, gracias. - Replicó Haruka poniéndose ya en pie separándose de él.- ¡Vaya!- Le reconoció entonces la joven comentando.- Estabas en la ceremonia de la coronación. Ahora me acuerdo.

-Celebro que me recuerdes princesa, mi nombre es Blinz.- Se presentó el saiyajin.-

 

            Si algún hombre la hubiera llamado así en otras circunstancias a buen seguro que le habría dado un buen puñetazo. Pero ahora, estando tan agotada y sobre todo, sabiendo que ese tipo hablaba de forma literal, al recordarla  cuando fue como princesa de Urano a los esponsales de Setsuna con Lornd, Haruka se limitó a sonreír, pensado.

 

-Es que soy una princesa. Siempre lo olvido. Soy un desastre para eso.

 

 Por su parte Michiru se dirigió hacia los otros dos guerreros del espacio comentando con alivio, en tanto les informaba.

 

-Menos mal que habéis llegado. Nos han atacado dos de vuestros guerreros. Un hombre y una mujer.

-¿Nuestros dices?- Le inquirió Seira con expresión sorprendida, aseverando.- Nosotros no hemos enviado a nadie. Y desde luego no os atacarían a vosotras.

-Una de ellos se llamaba…- Michiru trató de hacer memoria y al fin lo logró aseverando.- ¡Sí!, ya me acuerdo, una tal Janiba.

-¿Janiba?- Aulló Seira desencajada.- ¡No puede ser! Pero, maldita sea, ¿qué estará haciendo aquí esa miserable traidora?

-No puedo creer que haya vuelto - Añadió Calix atónito  también.-

-Pues lo ha hecho, ¡maldita sea!- Espetó Blinz con un rechinar de dientes.- Debemos ir tras ellos, podrían intentar algo contra el rey.

-Pero no siento su presencia,- objetó Seira.- Los dispositivos no marcan ninguna energía apreciable, esa maldita zorra sabe que la seguimos. Estará manteniendo su nivel bajo a propósito.

-Eso dijeron,- terció Michiru que estaba sorprendida por aquellas reacciones de sus amigos, pero no quiso hacérselo notar al comentarles. -No quisieron matarnos para que no detectaseis su rastro de energía.

-Me alegro de que tomaran esa decisión.- Declaró Blinz mirando sobre todo a Haruka.-

-Por suerte yo sí que puedo detectar la energía de nuestros reyes. Me transportaré ante ellos y les informaré de la situación. - Comentó Calix.-

 

Y el joven se concentró sintiendo con facilidad la energía de Lornd y la de su hermano y partió presto desvaneciéndose de allí.

 

-¿Qué podemos hacer nosotros?,- preguntó Haruka a los dos guerreros que quedaban.-

-De momento esperar.- Le respondió Seira cruzada de brazos y con una expresión bastante contrariada - aguardaremos hasta que cometan un error y caigan en nuestras manos.

-Si les atrapamos son míos.- Sentenció Blinz.- Tengo cuentas que saldar con ellos.

-Yo también, y había perdido la esperanza de tener una oportunidad como esta. - Masculló Seira replicando. -Tú puedes quedarte con el hombre, pero Janiba es sólo para mí.   

 Haruka no quiso preguntar a qué tipo de cuentas se refería pero por las caras de ambos debían ser afrentas bastante serias. Estaba claro que ese gesto en el rostro de Seira era de por sí suficiente como para asustar a cualquiera. En fin, eso no era asunto suyo, esperaría allí junto con Michiru y los dos guerreros del espacio hasta que se aclarase aquella confusión.

 

-Solo deseo que esto no sea el principio de otra batalla.- Pensaba no sin intranquilidad.-

 

            En ese mismo momento, pero a bastantes kilómetros, Lornd y Setsuna cenaban junto con Roy y Beruche en casa de estos. Como siempre los dos hermanos competían a ver cuál comía en mayor cantidad, dejando asoladas al paso de su voraz apetito toda clase de fuentes ensaladeras y demás comida que se hallaba esparcida sobre una larga mesa. Setsuna y Beruche cenaban más pausadas, acostumbradas ya a semejante espectáculo y preguntándose por la familia y amigos. En ese instante Calix apareció súbitamente sorprendiendo a todos, Lornd dejó de comer y le preguntó el motivo de su llegada mientras se limpiaba con una servilleta.

 

-Disculpad por interrumpiros Majestades, Altezas. Veréis, Señor, Señora,- informó ya a sus reyes haciendo a la vez una marcada reverencia.- Hemos localizado a dos renegados, Janiba y otro saiyajin más. Creemos que os puedan estar buscando para atacaros.

-Vaya,- repuso Lornd - no tenía ni idea, no detecté nada. ¿Quiénes son esos dos renegados de los que hablas?

-Mi señor, son dos saiyajin del grupo de aquellos que fueron condenados a prisión por negarse a acatar la voluntad del consejo de regencia. Eso ocurrió un par de años antes de que tú llegases al planeta y vencieras la prueba del desafío. Escaparon y mi hermano Blinz fue el encargado de ir tras ellos, pero le atacaron con fuerzas muy superiores y tuvo que huir malherido.

-Lo sé- repuso el rey de los saiyajin recordando. - Fue entonces cuando Landar me llevó hasta él. Quiero hablar enseguida con Blinz. –

-Ha venido conmigo y con Seira en persecución de los traidores. Están en casa de vuestras amigas las sailors. - Le informó el joven guerrero.-

 

Y si más Lornd se concentró sintiendo la energía del saiyajin y desapareció. Calix en tanto se dirigió a los demás.

 

-Os reitero mis disculpas por haber interrumpido vuestra cena, príncipe Asthel, princesa Lorein, Majestad. - Se inclinó nuevamente ante los tres de forma muy protocolaria.-

-No te preocupes por eso,- le dijo Roy quitándole toda importancia.- Yo también tengo curiosidad por saber que pasa, iré con vosotros, ¿queréis que os lleve? - Preguntó a Setsuna y Bertie.-

-¿Entonces dijiste que Seira vino contigo, Calix?- Inquirió la soberana de los guerreros del espacio.-

-Sí, mi reina. Está junto a Blinz y tus amigas terrestres.- Respondió su interlocutor.-

-En ese caso iré también, llévame tú. Roy debe ocuparse de su mujer.

 

            Calix asintió y tomando con gentileza a Setsuna de un brazo, tras requerir su permiso, se transportó. Roy miró a su esposa y ella asintió, de modo que también la sujetó.

 

-Espero que volvamos pronto - terció ella.- Tenemos que recoger todos los platos. – Añadió no sin desasosiego.-

 

Desde luego que a la vista de aquella montaña de grasientas vajillas, platos y cubiertos que quedaban de la cena no era para menos. La joven incluso hizo una pausa para suspirar.

 

-¡Dios mío!, habrá que poner al menos tres lavaplatos llenos.

-Ya nos preocuparemos de eso después, cubito - Repuso Roy impaciente por salir.- ¡Vamos! - Y al fin desapareció con ella.-

 

            Todos estaban ya en la casa de  las sailors Urano y Neptuno que se había convertido en un improvisado cuartel general. Al menos lo que no fue destruido por la irrupción del enemigo. Michiru se sonrió y le cuchicheó a su compañera.

 

-Ya sabía yo que el comprar toda esa comida no iba a estar de más.

-Con todos los que han venido, -sonrió Haruka cuchicheando a su vez, - ni con tres veces más bastará.

-Al menos para un aperitivo, mujer.- Repuso su interlocutora reconociendo que su amiga llevaba razón. -¿Queréis tomar alguna cosa?- preguntó ahora en voz alta al grupo que se giró hacia ella al unísono.-

-No, muchas gracias, Setsuna y yo ya hemos cenado en casa de mi hermano.- Respondió Lornd.-

-Y nosotros también, como es lógico,- añadió Beruche - pero gracias, chicas. Lamento que os estemos  incomodando a estas horas.

-No os preocupéis.- Le dijo Haruka - para eso estamos las amigas. Y esos extraños visitantes ya nos han incomodado para toda la noche. Ahora, por favor, si no os importa, ¿podríais explicarnos con algo más de detalle quienes eran esos dos y que pretendían?

-Eso Blinz - Intervino el soberano de los guerreros del espacio. - Yo he venido a preguntarte que es lo que sabes tú de esos renegados, como Calix les ha llamado.

 

            El interpelado asintió y tomó la palabra para relatar.

 

-Sí, Majestad. Creo que ya va siendo hora de que cuente lo que pasó con ellos. Verás, se negaron a acatar el acuerdo para la sucesión del parlamento en su punto seis, parte b.

-O sea, no partir a la conquista de ningún mundo en tanto no hubiese un rey que lo ordenase,- terció Lornd que se sabía aquel documento de memoria.-

-Efectivamente- corroboró Calix - y como ya os he explicado, Señor, el entonces canciller Luarque decidió encerrarlos por considerarles un peligro.

-Pero lograron escapar.- Intervino Seira visiblemente irritada. - Burlaron nuestra vigilancia, la mía y la de Dariel. La verdad es que eran muy fuertes para que ambos pudiéramos detenerlos. -Confesó la guerrera que apretaba los puños y rechinaba los dientes furiosa con sólo recordarlo.-

-¿Cómo es eso posible? ¿Demasiado fuertes para vosotros?,- le preguntó Setsuna visiblemente atónita e incrédula.-

-Por aquel entonces mi hermano y yo no teníamos el poder que tú conoces, Señora. Es más, yo aún no podía transformarme en súper guerrero. Pero esa maldita mujer....

           

            Seira les contó lo ocurrido aquel día, todos escucharon con visible interés la historia...

 

            Su hermano y ella conducían  a los prisioneros renegados a la mazmorra, a través de una desértica y desolada extensión del planeta. La guardiana se encargaba de Janiba, la más contestataria y rebelde. Seira tiraba de la cadena que amarraba sus muñecas para obligarla a continuar pero la otra saiyajin reía.

 

-¿Qué es lo que te hace tanta gracia?- Le espetó Seira más que molesta por esa insidiosa risa.-

-Tú, tú me haces gracia, chiquilla pretenciosa. - Contestó Janiba sin inmutarse para preguntar a su vez con tintes de burla.- ¿Crees que vas a poder sujetarme por mucho tiempo?

-No preciso de mucho, únicamente hasta meterte en la mazmorra que es donde vas a estar hasta que tú y tus amigos acatéis las órdenes del consejo.- Respondió su guardiana secamente.-

-Eso no me suena nada bien,- dijo otro saiyajin llamado Guder que era el auténtico jefe de esa rebelión.-Creo que me soltaré.- Dicho esto pulverizó las cadenas sin aparente esfuerzo.-

-No debes hacer eso.- Le advirtió Dariel- o tendré que acabar contigo.

-¿De verdad?- Rio el saiyajin que se acariciaba su largo mechón de pelo único en su calva cabeza  al tiempo que le retaba.- ¡Vamos inténtalo, mocoso estúpido!

 

            Espoleado por aquella provocación Dariel atacó al rebelde transformándose en súper guerrero, pero éste hizo lo propio y bloqueó su golpe sin ninguna dificultad. Seira fue en ayuda de su hermano pero se sorprendió de que Janiba había roto las cadenas también.

 

-Tendrás que encargarte de mí, querida.- Sonrió ésta con una mueca burlona de desprecio.- Es hora de que te hagas una autentica guerrera.

-¡Maldita seas, te detendré!- respondió la interpelada lanzándose contra Janiba con todo su poder.-

-Si solamente eres capaz de eso.- Repuso la saiyajin despreocupadamente mientras esquivaba los ataques de Seira una y otra vez, - me temo que no podrás.- Sentenció.-

 

Y al instante contratacó con sendos puñetazos en la cara y estómago que le abrieron a Seira una herida en el labio y la derribaron al suelo.

 

-¡No me vencerás!- Gritó la joven saiyajin llena de rabia e incorporándose en el acto.-

-¡Nunca aprenderás, niña estúpida!- Replicó Janiba comenzando a brillar con un gran resplandor dorado, incluso su pelo se tornó de ese color y sus ojos oscuros se volvieron verdes, mientras sentenciaba.- Podría matarte cuando se me antoje.

-¡Una súper saiyajin! ¡No puede ser!- Exclamó Seira asombrada –

 

            Era casi imposible que una mujer llegara a tal grado de poder. De hecho, no se sabía de ninguna que lo hubiera alcanzado antes más que en tiempos legendarios. La muchacha estaba petrificada por el asombro, e incluso por el temor de ver algo así. Tuvo además que escuchar las prepotentes palabras de su adversaria cuando se jactó.

 

-Pues lo es, ¡soy una súper guerrera! - Rio Janiba prepotentemente  para remarcar no sin orgullo.- La primera de nuestro pueblo en siglos que lo ha conseguido, y tú, estúpida, no puedes hacer nada contra mí. Aunque no te mataré…eres tan patética que ni eso te mereces.

 

Y a más velocidad de lo que Seira pudo ver Janiba apareció ante ella y la golpeó lanzándola contra la arena del desierto antes de que siquiera pudiese intentar cubrirse dejándola inconsciente. Dariel por su parte no lo tenía mucho mejor ante su rival. Trataba de parar los ataques de Guder que le iba ganado terreno. Janiba se unió a su compañero y entre los dos le sometieron a una lluvia de ondas de energía que le sepultó junto con Seira entre las dunas del desierto. Horas después, despertaron solos entre aquella inmensidad de arena. Como pudieron ganaron el poblado más próximo e informaron para su vergüenza de que Janiba y Guder habían escapado tras derrotarlos.

 

-Por desgracia,- continuo Seira con tono dolido. - Mi hermano y yo estuvimos inconscientes varias horas. Luego, para mayor oprobio nuestro, nos dijeron que esos dos malditos habían liberado a algunos de sus compinches y robado algo de un gran valor. Yo quise ir tras de ellos pero no estaba preparada. Únicamente Blinz, que por aquel entonces era el más fuerte, pudo tratar de darles alcance.

-El resto ya lo conocéis,- concluyó el aludido refiriendo ahora con tono más inquieto todavía.- Pero lo que más inquietaba a Luarque no era que hubiesen escapado, sino que se hubiesen llevado el amuleto del Dragón Negro.

-¿El amuleto del Dragón Negro?- Repitió Roy sorprendido - ¿Qué es eso?

-Sí, dinos que es.- Inquirió Setsuna con idéntica incredulidad.- Ni Lornd, ni yo sabíamos nada de ello.

-Bueno, la verdad es que yo sí sé de lo que están hablando.- La corrigió su marido, objetando sin embargo.- Pero creía que sólo se trataba de una leyenda. ¿No me digas que realmente existe ese amuleto?

-Existe Majestad, y tiene un inmenso poder,- les comentó Seira.- Pero ha de usarse con cuidado. De lo contrario se volvería en contra del que lo emplease.

-¿Os importaría decirnos en que consiste dicho poder?,- intervino Beruche que seguía aquella conversación obviamente con mucha curiosidad.

-Ese amuleto.- Explicó Blinz- permite invocar a un Dragón.

-Entonces es similar al poder que tenían Son Goku y sus amigos en el pasado, utilizando unas grandes bolas.- Dedujo Roy.- Yo mismo lo vi...Es algo imponente, ese Sheu Ron es enorme, pero un buen tipo.

 

            Aunque nadie acogió su comentario ni tan siquiera con una leve sonrisa. Eso preocupó a Roy, y más cuando Calix terció explicándole.

 

-Pero la gran diferencia estriba en que éste es maligno. Es un dragón de las sombras. A diferencia de los otros dragones que conceden el deseo que se les pide, éste otro únicamente accede a deseos oscuros y egoístas, se debe tener una enorme iniquidad y fuerza mental para dominarlo.

-Y tampoco precisa reunir bolas.- Añadió Blinz.-

-Entonces ¿Janiba y Guder podrían usarlo?,- inquirió Lornd preocupado.- Por lo que nos habéis dicho serían capaces de hacerlo.

-Pero no lo han hecho.- Repuso Blinz al tiempo que les revelaba - y no creo que estén tan locos como para hacerlo porque a diferencia de sus parientes benévolos este dragón a su vez demanda algo del que lo posee.

-¿El qué? - Preguntó Michiru no pudiendo resistir más aquella incertidumbre.-

-Su alma,- contestó Seira con voz grave, añadiendo.  - Eso es algo que ni siquiera Guder y Janiba estarían dispuestos a ofrecerle. Pero de seguro que buscarán a alguien para que lo haga. Un ser malvado, astuto y que no tenga reparos en ofrecerla a cambio del inimaginable poder del Dragón.

-Maldita sea, ¡Gralas!- Aulló Lornd al caer en la cuenta de quién sería el candidato más adecuado para eso.- Debemos encontrar a esos dos y rápido. Antes de que ellos le encuentren a él.

-Después de lo de Sarah y sus muchachos mordedores sólo nos faltaba esto. - Rezongó Haruka de forma resignada.- Y sólo hemos tenido un par de meses de descanso.

-Creo que comienzas a hacerte vieja,- se burló Michiru.-

-Oye, ¡eso no lo digas ni en broma! - La amonestó humorísticamente su compañera dándole un capón.-

           

            Aunque desde luego que, bromas aparte, ninguna quería recordar ese horror que habían vivido. Ya tuvieron bastante ración de poderes oscuros y sobrenaturales. De todos modos los demás no habían escuchado estas últimas palabras entre las dos pues ya había salido  a tratar de encontrar a los traidores. Pero el aviso de Lornd ya llegaba muy tarde, Guder junto a Gralas, se aproximaba con una gran flota estelar hacia la Tierra. Ante las preguntas del Guerrero del espacio acerca del motivo de ir hasta allí, el tirano le respondió.

 

-Si he elegido ese mísero planeta es porque allí se encuentran poderosos enemigos que han frustrado todos mis anteriores intentos. Pero ahora, cuando invoque el poder del dragón y con vosotros como aliados, no tendré ningún problema en derrotarles.

-Efectivamente,- convino Guder.- Janiba y Kranok han partido hacia allí, me lo comunicaron poco antes de establecer su escudo de invisibilidad. Seguían una cápsula de nuestro mundo que llevaba ese rumbo.

-Así podremos eliminar a todos esos molestos guerreros del espacio que se oponen a mí, y tú con los tuyos, podrás ser rey del planeta en tanto yo dominaré el universo entero.- Respondió su interlocutor esbozando una mueca con apariencia de sonrisa triunfal.-

-Recuerda Gralas que tenemos un trato,- le advirtió Guder.- El planeta Nuevo Vegeta será para mí así como varios mundos periféricos.

-Es un precio pequeño por acabar con mis enemigos, en especial con el rey de los saiyajin. Y después ser Emperador del Cosmos.- Convino Gralas.- Desde luego, fue una suerte para ti que me encontraras.

-Lo fue para los dos.- Sonrió Guder de una forma bastante cínica.- Ahora sólo nos queda un día terrestre para reunirnos con los míos en ese pequeño mundo.- Añadió observando aquel curioso amuleto con la forma de un Dragón de color ébano.-

           

            Janiba y Kranok, entre tanto se ocultaban en una cueva de un paraje alejado de la civilización. El saiyajin, nervioso, se paseaba sin dejar de refunfuñar.

 

-Quisiera saber qué demonios estamos haciendo aquí parados,- se quejaba aparentemente a nadie.- Deberíamos comenzar el ataque contra este miserable planeta.

-No seas impaciente.- Le cortó Janiba - sabes perfectamente que estamos en inferioridad. Guder y Gralas con nuestros guerreros no tardarán en llegar. Espérate hasta entonces. Además disfrutaremos mucho más si aguardamos a que convoquen al poderoso Dragón.

-Sí, es una excelente idea.- Repuso Kranok ahora con gesto entusiasmado- tienes razón, esperaremos aquí, y cuando salgamos me desahogaré con todos estos miserables humanos.

 

            Unas horas más tarde los visores de ambos se iluminaron. Fue entonces Janiba la que sonrió satisfecha y dijo.

 

-Ya ha llegado tu oportunidad, ¡vamos!, tenemos que reunirnos con nuestras tropas.

 

            Su compañero rio de forma estruendosa, ambos abandonaron la cueva al encuentro de sus aliados, tomando todo tipo de precauciones para no ser detectados…Mientras y como adelanto de la invasión, Gralas envió a algunos de sus guerreros a la Tierra. Guder hizo lo propio con varios de sus saiyajin. El ataque comenzó de forma coordinada unas horas después. Las guerreras, alertadas por un ataque contra Tokio, se pusieron rápidamente en movimiento.

 

-Tenemos que intervenir con rapidez.- Les arengó Rei a sus compañeras.- Hemos de encontrar a Haruka y Michiru para que nos ayuden.

-Yo creo saber dónde están.- Intervino Ami - voy a tratar de localizarlas con mi ordenador.

 

            Sailor Mercurio tecleó en su ordenador personal que hacía las veces de intercomunicador de largo alcance hasta marcar el teléfono de sus compañeras. En la casa de éstas sonó el timbre de la llamada telefónica y Michiru descolgó.

 

-¿Quién es?...- preguntó sujetando el auricular con ambas manos.-

-Hay problemas, Tokio está siendo atacado por un enemigo desconocido.- Le informó Ami - os necesitamos.

-Tardaremos en llegar,- le respondió Michiru - al menos tres horas y eso a toda velocidad.

-Iremos por vosotras con el sailor teleport.- Les respondió Usagi que intervino al escuchar esta respuesta a través del altavoz del comunicador. -

-¿Tan urgente es?,- inquirió Michiru preocupada ante la posibilidad de que se tratase de esos dos saiyajin traidores.-

-Sí, las noticias hablan de la devastación de una gran parte de la ciudad.- Terció Minako que también la escuchaba.- Necesitamos toda la fuerza que podamos reunir. Avisad a Roy si podéis. Nosotras no logramos localizarle.

 

            Michiru entonces les explicó lo que había pasado a grandes rasgos, lo que sembró la preocupación entre sus compañeras.

 

-Entonces la cosa es mucho peor de lo que suponíamos,- aseveró Makoto.-

-Así es,- corroboró Michiru.- Los saiyajin traidores pueden estar en cualquier parte y Lornd y Setsuna junto a sus súbditos han comenzado a buscarlos. Roy también fue para ayudarles.

-¡Entonces no tenemos ni un segundo que perder!- Urgió Rei.- ¡Vamos, tele portación!

           

            Las cinco guerreros se dieron las manos y se concentraron en sus compañeras, al momento aparecieron en el salón de la casa de estas.

 

-¡Vaya!- sonrió Michiru al verlas aparecer. -¡Que puntería!

-¿Habéis celebrado alguna de vuestras fiestas?- Quiso saber con humor Minako, al contemplar la destrucción  en forma de cascotes que se esparcían por la casa.-

-Una visita de esos tipos.- Respondió Michiru.-

-Muy bien, ¿Y Haruka?,- preguntó Usagi obviando por esta vez los comentarios jocosos.-

-Aquí estoy,- le contestó está saliendo de una habitación.- Esperad a que nos transformemos y nos vamos.

 

            Ella y Michiru sacaron sus transformadores e invocaron el poder de sus planetas, inmediatamente después se dieron la mano con sus compañeras y partieron. Al reaparecer los ruidos de la destrucción y demás las envolvían.

 

-¡Han avanzado rápido! - Exclamó Ami sorprendida.- Hace unos minutos no se oía nada cerca de aquí.

-Mirad- señaló Makoto con una de sus manos en dirección opuesta hacia donde estaban sus compañeras.-

 

            Todas se volvieron al requerimiento de Júpiter para ver como un grupo de figuras ataviadas con toscas armaduras de algo parecido al cuero las sobrevolaban. Lanzaban rayos de energía que devastaban la ciudad. Las chicas les atacaron con todo su poder tomándoles por sorpresa pero sin lograr herirles de gravedad. El enemigo contratacó con varias andanadas de rayos de energía que las sailors rechazaron merced a una barrera conjunta de protección. La escena que les rodeaba era dantesca, toda la ciudad a su alrededor ardía y no se veían supervivientes. Junto a ellas aterrizaron dos de esas figuras, dejando a las otras tres libres para destruir el resto de la ciudad. Haruka y Michiru reconocieron con horror a uno de esos guerreros, se trataba del hombre que las había atacado en casa.

 

-¡Vaya!- rio Kranok con regocijo,- si son nuestras amigas. ¿Es que no tuvisteis bastantes emociones? Vamos estúpidas ¿qué esperáis conseguir desafiándonos?

-Por lo pronto librar a nuestro mundo de vuestra abominable presencia. Sois unos asesinos y unos traidores.- Replicó Haruka con un abierto tono de desafío.-

-Vaya, tienes valor.- Respondió Kranok con una maligna sonrisa.- Veremos a ver lo que te dura.- Acto seguido escaneó a la muchacha  con su visor.- Fuerza de combate mil setecientas veinte dos unidades. Debo reconocer que no está nada mal para un humano. Pero contra nosotros de nada te servirá.

-Pero ella no está sola- sentenció Usagi.- Aquí estamos sus compañeras para apoyarla contra vosotros.

-¡Me va a dar un ataque de risa! - Le contestó el saiyajin de forma despectiva a la vez que escaneaba al resto de las sailors.- Entre todas juntas no sumáis más de treinta mil unidades, con eso no tenemos ni para empezar. Venga, ¿quién va a ser la primera en atreverse a luchar? ¿O queréis que os mande al infierno a todas juntas?

-Es muy fuerte, lo noto sólo con verle,- musitó Michiru a sus compañeras - y ese que está con él aun me parece peor.

-Pues lo llevamos claro.- Susurró Minako.-

-Maldita sea. ¿Por qué serán tan fuertes los guerreros del espacio?..- se lamentó Rei presa de la impotencia.-

-Vamos, no tengo todo el día.- Rugió Kranok  amenazándolas de forma contundente en tanto hacía temblar el terreno a su alrededor.- Si no empezáis vosotras lo haré yo...

 

            Corrió hacia las sailors con expresión divertida, sin tomarlas en serio como amenaza, imaginando de seguro la forma en la que iba a matarlas. La primera hacia la que se dirigió fue Haruka. La atacó con una bola de energía pero Michiru apartó a su compañera llevándose el impacto, la bola no estalló sino que la arrastró durante decenas de metros hasta derribarla en el suelo y perderse en la lejanía, donde sí que hizo explosión con un poderoso estruendo que devastó una inmensa extensión de terreno…

 

-¡Michiru, respóndeme! - Gritó Haruka asustada por el estado de su compañera que no se levantaba del suelo.- ¡Di algo!

-¡Vaya! - rio Kranok. - Esto es muy divertido. Ya ha caído una, ahora veremos lo que duran las otras.

-¡Maldito bastardo! Ahora vas a ver. ¡Temblor de Tierra, ataca! - Gritó  la guerrera Urano muy furiosa dirigiendo el golpe hacia el guerrero que no hizo ni siquiera ademán de apartarse.-

 

            El visor del saiyajin se disparó con los números bailoteando sobre su superficie. Kranok leyó en voz alta las cifras sorprendido pero no alarmado.

 

-Vaya, muy bien, fuerza de combate cuatro mil, cuatro mil ochocientas noventa, siete mil quinientas, diecisiete mil, veintiocho mil unidades. No está nada mal, veamos lo que consigues.- La desafió en tono de burla.-

 

            El impacto del ataque de Haruka rodeó de energía al enemigo explotando sobre él. No obstante, éste no sufrió ningún daño. Rei y Makoto la secundaron con sus ataques más poderosos pero únicamente lograron algún desperfecto superficial en la armadura de éste.

 

-Muy bien microbios, habéis conseguido mancharme el traje, pero eso no os va a servir para nada. - Declaró con sorna.-

 

 Y colocándose junto a Rei y Makoto con una velocidad increíble las golpeó con dos puñetazos que no parecieron muy violentos pero que bastaron para derribarlas en el suelo sin que ninguna de las dos reaccionase.

  

-¡Marte, Júpiter! - Chilló Usagi presa de la desesperación.-

-Que divertido y van tres,- aulló Kranok de forma triunfalista.- ¿Cuál es la siguiente para morir?

-¡Venus Love me chain! - Gritó Minako rodeándole con su arma.-

-¡Ja, ja, ja! ¿pero qué es esto? ¿Un lazo de confeti? – Inquirió Kranok divertido, escupiendo de seguido con desdén. - Mira lo que hago con él.

 

Para horror de la sailor destrozó la cadena de Minako sin apenas esfuerzo, sujetándola con una mano y apretando esta para hacerla pedazos.

 

-¡Oh, no! – Pudo exclamar la Guerrera Venus, atónita ante aquella demostración de su adversario.-

 

            La muchacha tuvo tiempo de apartarse entonces cuando el saiyajin la apuntó con un dedo y lanzó lo que en apariencia era un inofensivo destello. Éste recorrió varios cientos de metros pasando entre el grupo de las sailors y chocó contra los restos de un edificio reduciéndolo a escombros y cenizas, al tiempo que una gran explosión cegaba a todas produciendo una especie de hongo, parecido al de un abomba atómica. La posterior ráfaga de aire de la onda expansiva las arrojó al suelo. Todas miraban aquella explosión con la boca abierta. Estaban realmente atónitas y horrorizadas por aquello. Pero su enemigo simplemente se reía divertido. Dedicó su atención ahora hacia la Guerrera Urano que, junto a las otras ya se levantaba de nuevo.

 

 - Ahora me toca a mí, mira estúpida. - Le espetó a Haruka que le miraba con una mezcla de rabia y terror,- esto es un verdadero terremoto.

 

Aumentó su nivel de energía hizo temblar la tierra alrededor de él y las guerreros. Esta vez con más violencia que antes.

 

-¡Espera!- Le gritó el otro guerrero que ni se había molestado en intervenir hasta ese instante.- No las mates aun. Detecto una fuerza de combate muy poderosa que se acerca hacia aquí. Debe de tratarse de uno de los nuestros.

-Entonces déjame terminar el espectáculo.- Le pidió Kranok que se transformó en súper guerrero ante el horror de las sailors.-

-¡Estamos perdidas!- Chilló Minako para hacerse oír por encima del estruendo que se había originado por el temblor de tierra.- Si ha hecho esto con nosotras antes sin transformarse, ¿de qué más será capaz ?

-Tiene un poder enorme.- Afirmó la no menos horrorizada Sailor Mercurio consultando su visor.-

-Eso es lo único que tiene sentido de todo lo que habéis dicho hasta ahora.- Le contestó aquel cruel saiyajin no sin regocijo.-

 

El Súper guerrero usando tan sólo la aureola de energía que le rodeaba lanzó a Usagi, Minako, y Ami contra el suelo, todas rodeaban a Michiru, Rei y Makoto que seguían inconscientes, tratando de resguardarlas de aquello. Sólo Haruka pudo permanecer en pie con dificultad tapándose la cara con los brazos para no quedar cegada por el resplandor dorado que su enemigo emitía.

 

- ¡Y aun no habéis visto nada, no he hecho más que empezar! – Vociferó henchido de soberbia para remachar.- Tú, pobre tonta - señaló a la guerrera Urano para sentenciar. - Vas a aprender lo que significa desafiarme.

 

            Haruka trató de ponerse en guardia, sin duda aquello no le serviría pero por lo menos caería con honor. Fue entonces cuando escuchó una voz de hombre tras ella decirle.

 

-No temas, ponte detrás de mí, yo me encargo de él.

 

            Cuando pudo mirar por el rabillo del ojo vio a otro súper guerrero junto a ella, pero éste le resultaba familiar. Aliviada reconoció en él al compañero de Seira y Calix.

 

-Vaya. ¡Así que por fin has venido! - Espetó Kranok dirigiéndose al recién llegado con irónica sorna.- ¿Por qué has tardado tanto?...

-Ahora voy a darte tu merecido.- Respondió el súper guerrero que no era otro sino Blinz.- Veremos si puedes conmigo tan fácilmente.

-Esto será más interesante, ya estaba harto de barrer insectos.- Repuso Kranok con desprecio.-

-Ayuda a tus compañeras a salir de aquí.- Le indicó Blinz a Haruka - y poneos a salvo lo más lejos que podáis.

-No tengo por costumbre huir del peligro, sea cual sea,- repuso ella de forma enérgica.-

-Sabes perfectamente que no puedes hacer nada.- Le rebatió su interlocutor instándola de nuevo. ¡Vamos! Vive hoy, lucha otro día.

 

            Haruka tuvo que reconocerlo muy a su pesar y aceptó la sugerencia del saiyajin sin perder un segundo. Casi sin que se diera cuenta, los dos súper guerreros estaban luchando. El saiyajin renegado trató de golpear a su oponente pero éste paraba sus ataques sin dificultad aparente. Contratacando a su vez, asestó varios golpes que dañaron seriamente a Kranok que cayó al suelo sujetándose el estómago.

 

-Eres muy valiente contra aquellos que son más débiles que tú.- Espetó Blinz.- Ahora no pareces tan fiero.

-¡Maldito!- Pudo jadear el malheido Kranok.

 

El otro saiyajin intervino automáticamente en la pelea y parecía que a Blinz le iba a costar más acabar con él. Entre tanto las sailors trataban de reagruparse.

 

-Vamos Usagi, levántate. - Le pidió Urano preocupada,- tenemos que sacar de aquí a las demás.

-Sí,- respondió ésta aun afectada por el golpe.- ¡Oh, Dios mío! –Exclamó la Guerrera de la Luna.-

 

 Ahora estaba con la vista fija en el cielo. Haruka miró a su vez y lo que vio le paralizó el habla. Había decenas, centenares de soldados volando sobre la devastada ciudad. Su avance parecía imparable.

 

-¿Qué vamos a hacer?...- musitó Urano con la vista perdida.- Son demasiados, aun en el caso de no ser saiyajin, no podremos detenerles.

 

            Ami y Minako se levantaron trabajosamente ayudando a sus compañeras, pero quedaron paralizadas presenciando ese espectáculo. Un grupo de soldados planeaban hacia ellas y comenzó a atacarlas con rayos de energía. Tuvieron el tiempo justo de lanzarse cuerpo a tierra y responder después como pudieron al ataque. Usando gran parte de su poder derribaron a bastantes enemigos, pero fueron heridas por los disparos de sus fusiles de energía. No eran tan poderosos como los saiyajin pero su gran número les hacía irresistibles tal y como había dicho Haruka. Ésta se arrastraba de rodillas sujetando uno de sus brazos que sangraba profusamente. Miró a lo lejos y vio que Blinz se acercaba separándose de su enemigo.

 

-Lo tenemos mal.- Sentenció éste que sangraba también por varias heridas, llegándose junto a ellas para agregar. - Trataremos de aguantar lo que podamos, espero que mis compañeros lleguen a tiempo.

-¿Dónde se han metido?- Le inquirió Haruka con gesto desencajado por la preocupación.-

-Han vuelto a nuestro mundo a pedir refuerzos, cuando buscábamos a los renegados descubrimos una flota de naves al mando de Gralas. Esta vez ni la fuerza combinada de varios guerreros bastará si ese tirano lanza a todo su ejército contra nosotros, así que Seira y Calix han ido por ayuda.

-¡Pero esos refuerzos no os llegarán!- Gritó Kranok que lo había escuchado a la vez que se recuperaba.- Os aniquilaremos antes.- Sentenció con regocijo.

 

Lanzó un poderoso chorro de energía que arrasó el terreno rumbo al grupo de las guerreras, en particular hacia Haruka. Blinz se interpuso conteniéndolo con sus manos hasta que logró lanzarlo contra el cielo donde estalló inundándolo todo con un  resplandor cegador.

 

-¿Que os parece eso?- Chilló el saiyajin riendo con sorna. - El general de Nuevo Vegeta no tiene nada mejor que hacer que defender  a las humanas. Pero no podrás volver a hacerlo.

 

Y sin más preparó otro ataque que arrojó, Cuando una voz de niña replicó a eso.

 

-¡Muro del Silencio!

 

 La onda de energía de Kranok chocó contra una invisible pantalla protectora que la repelió. La autora de ese campo de fuerza no era otra que la Guerrera Saturno que sonrió a sus compañeras para presentar una disculpa…

 

-Lamento llegar tarde. Cena familiar…

-¡Eh! – Exclamó el atónito saiyajin.- Su fuerza supera las sesenta mil unidades…

- Y todavía no la has visto toda.- Replicó Hotaru esgrimiendo su larga lanza para exclamar.- ¡Death Reborn Revolution!

-¡Más de cien mil unidades! - Pudo aullar Kranok al chequear su visor.- Imposible…

 

            Hasta Blinz quedó impresionado. Esa niña humana, frágil en apariencia, era realmente poderosa. De ella surgió una potente onda de energía envolvió al súper saiyajin enemigo y a los pocos instantes se produjo una tremenda explosión.

 

-Esperemos que con eso sea suficiente.- Comentó Hotaru tratando de ayudar a sus amigas a incorporarse.-

-No lo creo.- Rebatió Blinz.-

 

Por desgracia tenía razón, al disiparse el polvo y la grava levantadas por aquel ataque  ese saiyajin seguía de pie, aunque herido y con una expresión de furia en su rostro.

 

-¡Maldita mocosa!- Espetó realmente lleno de ira.- ¡Ahora verás!...

 

Comenzó a concentra energía brillando con mayor intensidad.

 

-Maldita sea, está preparando un ataque realmente potente.- Les dijo Blinz a las chicas.- Cubríos. Trataré de anularlo…

 

Pero su enemigo no pudo llevar a cabo su ofensiva, para su sorpresa fue a su vez acometido por unas potentes descargas que venían del cielo…

           

            Levantando la vista Haruka respiró aliviada. Roy, Diamante y Zafiro levitaban sobre ellos atacando al enemigo con profusas ráfagas de energía.

 

-Espero que hayamos llegado en buen momento.- Les gritó Roy descendiendo junto a ellos convertido en súper guerrero.-

-¿Estáis bien?- Preguntó Diamante bajando a su vez del cielo.-

-Sí, gracias,- sonrió Usagi aliviada declarando.- Cuanto me alegro de veros.

-Tranquila.- Añadió Zafiro que había bajado también.- Nos ocuparemos de ellos.

 

            Desde lejos Kranok que se levantaba del suelo maltrecho y jurando presa de la rabia les desafió, flanqueado ahora por al menos un centenar de soldados. Además de su compañero saiyajin.

 

-Ahora os vamos a machacar a todos, esta vez no tendréis tanta suerte.

-¿Ah sí? Pues adelante. Os estamos esperando.- Le gritó Roy a su vez.-

-¡A ellos! - Gritó Kranok que envió a sus soldados al ataque. –

 

Estos bombardearon al grupo de Roy con rayos de energía que fueron desviados por la barrera conjunta que crearon Diamante, Roy y Zafiro. Haruka mientras se ocupó de atender a sus compañeras. Empezando por Michiru a la que tuvo que recoger del suelo. Estaba malherida y sin fuerzas. Blinz y Hotaru se encargaron de reanimar por completo a Rei y a Makoto. Pero el saiyajin no llevaba alubias mágicas y tuvieron que dejar  a las guerreras apoyadas en el suelo.

 

-Vaya una ayuda que vas a tener con nosotras,- sonrió débilmente la Guerrera Júpiter.-

-Ahora tenemos refuerzos, el príncipe Asthel y dos amigos vuestros están aquí luchando a nuestro lado. Vosotras procurad tranquilizaros y descansad. - Le contó el saiyajin para animarla.-

 

            Pero eso no parecía bastar, tras el bombardeó Roy tuvo que luchar contra el saiyajin renegado que acompañaba a Kranok. Éste otro, para sorpresa de todos, se estaba recuperado merced a los cuidados de sus tropas de apoyo y acometió a Diamante y Zafiro que tuvieron que luchar contra él. Blinz se las arregló para contener al resto de las tropas ayudado por Haruka, Minako, Hotaru y Usagi, que eran quienes estaban en mejores condiciones del grupo. Al cabo de unos minutos la situación no podía ser más desesperada. Dos nuevos saiyajin atacaron al grupo. Pese a no ser súper guerreros, Diamante y Zafiro, agotados, ya casi no podían mantenerles a raya. Por fortuna Nephrite y Ail hicieron su aparición.

 

-Menos mal que pude llegar a tiempo desde Londres.- Comentó el príncipe de los Cuatro Cielos atacando al enemigo con varios rayos de energía.-

-¡Vaya una cosa! Annie y yo hemos venido hace poco de nuestro nuevo planeta. Está visto que nunca elegimos un buen día para hacer visitas.- Replicó Ail lanzando una andanada de rayos a su vez contra sus adversarios.-

-¿Y dónde habéis dejado a Giaal?- Quiso saber su amigo.-

-Con la tía Mimette.- Respondió el alienígena, haciendo gala de un apreciable sentido del humor teniendo en cuenta las circunstancias.-

 

            Por su parte, Roy tuvo que entendérselas también con Kranok, lo que ya era demasiado. Y Blinz  y las chicas  agotaban ya sus últimas fuerzas. De nuevo un rayo de energía partió del enemigo contra la Guerrera Urano, pero el General de los saiyajin se interpuso recibiendo el impacto que le hirió un hombro.

 

-¿Estás bien?,- le inquirió Haruka preocupada, casi censurándole. - No debiste hacerlo, ese ataque iba destinado a mí.

-No te preocupes,- sonrió Blinz sosteniéndose el hombro herido con su otra mano, que se manchó enseguida con su propia sangre. - Todavía puedo sostenerme.

 

            Ella le devolvió la sonrisa de forma fugaz, pues no tenían mucho tiempo para agradecimientos. La siguiente andanada se les venía encima. Otra  ráfaga de energía se dirigió hacia ellos y esta vez fue Haruka la que apartó a Blinz.

 

-Muchas gracias,- le dijo el saiyajin con un tono de mucho respeto - no la había notado llegar.

-Te debía una- repuso la sailor sin darle más importancia.- Ya estamos en paz... Por ahora.

 

            Ambos se centraron de nuevo en la pelea lanzando sus ataques pero el grupo estaba rodeado y Diamante, con Nephrite, Ail, Zafiro y Roy, había retrocedido para unirse ante las acometidas de sus enemigos, estaban completamente cercados, y aunque al precio de muchas bajas, los soldados de Gralas ganaban terreno. El grupo de Haruka estaba extenuado, todo parecía ya perdido cuando el dispositivo de Blinz parpadeó.

 

-Detecto un gran número de energías muy poderosas que se dirigen hacia aquí. - Dijo llamando la atención del grupo.-

-Yo no veo a nadie,- jadeó Usagi completamente agotada.-

-No podemos resistir más,- intervino Minako a punto de derrumbarse.- Si son más enemigos será el fin..

 

            Una horda de soldados se abalanzó sobre ellos, tanto Roy y sus amigos, como Blinz, carecían ya de fuerzas suficientes para frenarlos. No obstante fue Ami, la que levantando la vista al cielo, sonrió en medio del agotamiento.

 

-Mirad, ¡estamos salvados! - Chilló con júbilo.-

 

            Todos los demás miraron también al cielo, un enorme número de siluetas lo llenaban acercándose a gran velocidad. Ami había reconocido a Lornd y Setsuna a la cabeza, pero venían más, muchos más. Seira, Calix, incluso el propio Dariel volaban al frente de un regimiento de Guerreros del Espacio. Haciendo un picado, los guardianes de los reyes, al mando de un escuadrón, machacaron el avance de los soldados enemigos. Seira llegó hasta la posición de sus amigos y ayudó a Haruka a levantarse, sonriente y convertida en súper guerrero le dio a esta una alubia. Urano sonrió a su vez agradecida y se la tomó. Lo propio hizo Calix con su hermano Blinz que notó recobrar sus fuerzas. Roy y los demás recibieron también su ración. Sobrepasándolas por encima de sus cabezas, el resto de las tropas, con Dariel y Yailr a la cabeza, terminaron con las fuerzas enemigas que no podían resistirse ante la arrolladora potencia de los guerreros el espacio. Solamente quedaban Kranok y ese otro guerrero saiyajin renegado.

 

-¡Malditos seáis!- Exclamó Guder.-

 

            Las sailors, recuperadas merced a las alubias, observaban impresionadas el ataque de las tropas de Lornd, éste mismo junto con Setsuna aterrizaron  a su lado.

 

-Menos mal que llegamos a tiempo,- suspiró aliviada  la ahora reina de los saiyajin abrazándose a Michiru.-

-Ya creíamos que no habría esperanzas.- Le confesó su amiga muy emocionada.-

-Pero ya estamos aquí y acabaremos con esos miserables rechazándoles definitivamente.- Arengó Lornd con un tono triunfal.-

 

            Entre tanto, Seira había sujetado a Haruka hasta que ésta se repuso con la alubia. La saiyajin le preguntó con mucho interés.

 

-¿Estás bien, amiga?..

-Sí, muchas gracias.- Respondió la interpelada notándose renacer en cuanto a su fuerza.- Ya estoy lista para volver a luchar.

-Tenéis un gran valor- admitió su interlocutora con mucho respeto. - Os habéis enfrentado contra enemigos muy superiores en fuerza y número a vosotras y habéis resistido con honor. Ahora dejadnos. Nosotros nos encargaremos de ellos, tenemos cuentas que saldar con esos traidores.

-Bien, nosotras nos ocuparemos de restaurar el orden en la ciudad,- le contestó la aludida ofreciéndole la mano.-

-Seguro que lo haréis,- repuso Seira estrechándosela con firmeza. -....

 

            Las sailors se alejaron en dirección a las calles donde todavía podían oírse gritos de algunas personas y ruidos de lucha. Mientras que las sailors exteriores tomaron un camino directo hacia las instalaciones de la Masters en Tokio, las cuatro guerreras del sistema solar interior dirigidas por Guerrera Luna corrieron hacia un cruce de calles donde todavía debían de quedar invasores puesto que podían escucharse disparos y vieron con claridad ráfagas de energía.  Aunque se llevaron una buena sorpresa al aproximarse más y oír invocar.

 

-¡Flechas de fuego!

-¡Ataca Boomerang!

-¡Oleada de cristales de hielo al ataque!

-¡Ráfaga de energía ataca!

 

            Fue Minako la que llegó primero y al verlas exclamó indicándoselo en tanto las señalaba a sus compañeras con el dedo índice de una de sus manos.

 

-¡Son las justicieras!

 

En efecto. La Dama del Fuego lanzaba sus flamígeras saetas contra un grupo de soldados de asalto. La Dama del Hielo la cubría  su vez con sus cristales de hielo. La Dama del Viento, de espaldas a las otras dos, arrojaba su boomerang derribando a más oponentes y la Dama del Rayo barría la zona con descargas de energía para tumbar al resto. No obstante, los enemigos se parapetaban tras las ruinas de algunos edificios y contratacaban con disparos y rayos de energía. Las justicieras se resguardaban a su vez o trataban de crear escudos que repeliesen esos embates. Pero parecían estar perdiendo fuerza.

 

-Esto no tiene buen aspecto.- Admitía entre jadeos Esmeralda recuperando su boomerang por enésima vez.-

-Lo malo de estar atrapadas aquí es que no hemos podido reunirnos con nuestras amigas.- Añadió Cooan que continuaba disparando sus flechas contra todo lo que se moviera.-

-Al menos aquí tenemos tomada esta posición y resistimos. - Apuntó Bertie con su lluvia de cristales de hielo azotando de modo continuo al enemigo.-

-También podrían haber escogido otro sitio. - Protestaba Petz con visible mal humor, mientras lanzaba más rayos a sus adversarios y sentenciaba.- Tenía que ser justo enfrente de nuestra tienda.

- Ahora no tenemos tiempo para preocuparnos de esas cosas.- Replicó Bertie que también respiraba con dificultad a causa del esfuerzo.-

 

            Por fortuna sus compañeras no tuvieron que responder a eso. Una oleada de ataques barrió a sus enemigos. Provenían del otro lado de la calle. Visiblemente aliviadas y llenas de entusiasmo, las justicieras vieron como sus amigas guerreras limpiaban la zona poniendo en fuga a los adversarios que quedaban.

 

-¿Estáis bien, chicas?- Se interesó Rei llegando a todo correr junto a Ami y el resto.-

-Sí, muchas gracias. – Le sonrió Cooan, eso sí, tratando de recuperar la respiración tras la dura batalla.-

-¿Qué tal están las cosas? - Se interesó Esmeralda, sentada a su vez en el suelo, y apoyando la espalda contra la pared de la tienda de las hermanas.-

-De momento seguimos rechazando al enemigo de todos los puntos.- Le informó Ami que, utilizando su ordenador portátil y su visor, les comentó.-  Hay varias fuerzas enormes luchando. Roy y su hermano, junto con Diamante, Zafiro, Nephrite y Ail y muchos saiyajin de Nuevo Vegeta, se enfrentan a las tropas de ese Gralas. Pero todos están bien. No os preocupéis.- Remachó al verlos los rostros de inquietud de sus amigas.-

-¿Es que ese tipo no se va a cansar nunca de que le echemos a patadas de aquí?- Terció Petz mirando con malestar los destrozos en el escaparate.- Lo siento. – Pudo añadir bajando la cabeza.- Parezco una estúpida egoísta, supongo habrá muchas víctimas inocentes. No es momento de preocuparme por esto.

-No te apures, amiga mía. Lo comprendemos. - Le sonrió Makoto.-

 

            Petz le devolvió la sonrisa. El grupo entonces dirigió su atención hacia la voz de alguien familiar. Para su alegría, sobre todo la de su Cooan, reconocieron a Tom que, con su kimono y su katana, se había llegado hasta ellas acompañado por Ann.

 

-¡Menos mal que os encontramos! Estábamos preocupados.- Pudo decir el chico.

 

            Su esposa se abrazó a él y los dos se dieron un largo beso, entre tanto el resto de las chicas miraba hacia otra parte, dejándoles intimidad, para que Annie les refiriese.

 

-Venimos del cuartel general de la Masters Corporation. Se ha detectado actividad energética muy potente.

-Así es.- Convino Tom al añadir.- Mi hermano Daniel y Mimette han estado analizando varios espectros de ondas electromagnéticas y estos se les salen de la escala. Por lo que nos dijeron cuando íbamos a salir hay algo muy poderoso que está a punto de ser liberado.

-¿Qué puede ser?- Le inquirió Guerrera Luna con el mismo gesto atónito de los demás.-

-No lo sabemos. Pero no está lejos…-el muchacho envainando ahora su katana.-

-Bonito juguete.- Comentó Esmeralda observando ese arma al igual que el resto.-

-Nos ha resultado de lo más útil. Protegiéndonos de los ataques de esos tipos cuando veníamos hacia aquí. Igual que tus cartas, Annie. Gracias.- Añadió Tom.-

-Bueno. No hay de qué. Mis cartas también son capaces de extraer la energía de esos tipos y debilitarles lo bastante como para dejarnos atravesar sus líneas.- Explicó para decirles de seguido.- Masters nos ha pedido que os encontrásemos y que os llevásemos a la base. Allí estaréis más seguras.-

-¿Y tu hijo?- Quiso saber Petz.-

-Está allí, con Mimette y Daniel que trataban de hacerle dormir.- Se sonrió la extraterrestre que adoptaba ahora su forma alienígena.-

-Y Kaori tratando de  darle de comer. - Se sonrió Tom afirmando divertido.- La pobre no tenía ni idea de cómo iba eso, cuando el hijo de Annie cerraba la boca y no se dejaba meter la cuchara, no sabía qué hacer. ¡Ja, ja!. Menos mal que Jenny le echaba una mano. Mi hermano y mi cuñada tenían demasiadas cosas que supervisar en el centro de control como para ocuparse cuando nos marchamos.

-Lamento las molestias.- Musitó la apurada madre del niño.-

-¡Qué dices!- Exclamó una divertida Cooan.- Es genial cuando traéis a vuestro hijo.

-Sí, es un crio de lo más mono.- Añadió Esmeralda.-

 

            La madre del pequeño agradeció aquello con una sonrisa. Aunque más seria Usagi les recordó.

 

-Tenemos que irnos enseguida. Antes de que el enemigo se reorganice y vuelva.

-Entonces vámonos.- Les instó la Guerrera Venus al resto.-

-Sí, espera que ponga la alarma. – Intervino Petz que ya estaba entrando por el agujero del escaparate rumbo al interior. –

 

            El resto la observó con una mezcla de sorpresa y resignación. Fue Bertie la que suspiró moviendo la cabeza y comentando.

 

-¡Pero Petz!…

-Sí, claro, tienes razón. ¡Qué tonta! En fin, la costumbre. Perdonadme. - Se sonrió ésta llevándose una mano al cogote y dejando correr aquello.- Es que toda precaución es poca…

 

            El resto no hizo ya ningún comentario, finalmente se alejaron de la zona. Guiados por Tom  y Annie recorrieron las calles más tranquilas y no tardaron demasiado en llegar a la base. Por suerte las autoridades se habían ocupado de restaurar el orden en las áreas que estaba libres de combates. Cuando el grupo de las guerreras y justicieras cruzaba por algunos lugares con gente enseguida recibían espontáneos aplausos y vítores, así como sentidas inclinaciones de cabezas que ellas correspondían agradecidas. Muchas de esas personas desde luego habían sido testigos de la lucha del grupo para repeler al invasor y proteger a los inocentes. Cuando fueron capaces de alcanzar la zona perimetral del complejo de la Masters Corporation en Tokio Observaron a Kaori que les aguardaba en la puerta junto con Urano, Neptuno y Saturno que ya habían llegado.

 

-¡Vamos! - Les indicó la científica pelirroja. - Entrad, tenemos que ir al centro de mando.

-Estoy preocupada por Setsuna y los demás. - Intervino la Guerrera Neptuno, declarando.- Preferiríamos ir junto a ellos si no os importa.

-Si. Estoy contigo. - Agregó Haruka.-

-Os acompañaré. - Terció la guerrera Saturno.-

- Pero Hotaru. Tu padre está preocupado por ti. - Opuso Kaori mirándola con patente inquietud.- Saliste sin decir nada…en medio de la cena

-Soy la guerrera de la destrucción. No puedo dejar a mis compañeras.- Replicó la muchacha de una forma bastante más seca de lo que solía.- Y ya habíamos terminado. Por cierto, te recuerdo que no me gusta la leche.

 

            Su interlocutora bajó la cabeza. Estaba claro que entre ellas dos seguían existiendo problemas. Aunque entonces la Guerrera Saturno dulcificó su gesto y añadió, esta vez con más amabilidad, consciente de su tono anterior.

 

-Lo siento. Es que estamos en una emergencia. Te agradezco tu preocupación. Dile a mi padre que estoy bien, y que enseguida nos reuniremos. Y aunque no me guste la leche, las galletas estaban muy buenas. Gracias por tomarte la molestia de hacerlas.

 

            Kaori pudo mirarla nuevamente ahora y esbozar una leve sonrisa asintiendo. Fue la Guerrera Luna la que les inquirió.

 

-¿Queréis que vayamos con vosotras, chicas?

-No es necesario. Las tres avanzaremos más deprisa. Será mejor que os quedéis por aquí de refuerzo por si el enemigo reapareciese.- Respondió Haruka.-

-Está bien.- Convino Rei que les pidió.- Tened cuidado.

 

            El trio de las guerreras del sistema solar exterior asintió y prestas se alejaron de allí. El resto de los presentes siguieron a Kaori al interior. Al parecer había muchas cosas que comentar, para empezar Mimette las saludó según entraban mientras sostenía en brazos al hijo de Annie y le mecía. Al parecer con buen resultado dado que no lloraba.

 

-Hola. Me alegro de veros a salvo a todos.

-¿Cómo vais?- Quiso saber el doctor Tomoe que también había entrado en la sala y saludado a los recién llegados.-

 

            Ann recogió a su pequeño de brazos de Mimette y le dio unas sentidas gracias. La joven sonrió en tanto retornaba a su puesto de control.

 

-Estamos limpiando la banda de interferencias y creo que seremos capaces de dar una localización.-

-En cuanto lo tengas les enviaremos un mensaje a nuestras compañeras. - Comentó Ami que ya estaba otra vez tecleando en su mini ordenador.-

- Menos mal que contamos con el equipo de las brujas de nuestro lado.- Suspiró Makoto al verlas trabajar de forma tan compenetrada, dado que Mimette y Daniel estaban ahora ambos a los mandos y Kaori les ayudaba chequeando algún que otro dispositivo.

-Si no te importa, ahora somos el grupo de las tecno hadas cinco.- Sonrió Mimette aseverando.- Ya que estamos con los buenos.

-¿Tecno hadas cinco?- Se sorprendió Minako.-

-Sí, bueno, realmente lo llamamos Hadas Cinco y ya está. Es un proyecto que se me ocurrió a mí. - Proclamó la muchacha no sin orgullo y satisfacción al añadir.- Se lo comenté al doctor y al señor Masters y les pareció una gran idea. ¡Cómo todas las mías!

-¿Y en qué consiste si puede saberse?- Inquirió Makoto.-

-Veréis. El caso es que recuerdo cuando trabajé para las brujas Cinco. Éramos un buen equipo, gente muy valiosa. El problema es que estábamos enfocadas en hacer el mal. Y además nos teníamos muchas envidias entre nosotras. Pero ahora, pensé que, si pudiéramos reclutar un equipo de buenas científicas, que fuese también de buenas personas…

-Ya te comprendo.- Sonrió Guerrero Luna.- Esta vez pondríais vuestro talento científico al servicio de la humanidad.

-Eso es.- Repuso la interpelada en tanto comprobaba unos gráficas en su pantalla.-

-De modo que ahora de momento somos dos. - Terció Kaori aclarando.- Yo no estaba en el equipo de las brujas pero sí que deseo estar en éste.

-Le hemos pedido a Jenny que se apunte, pero dice que ella no es una científica.- Repuso Mimette.-

-Bueno.- Intervino la aludida.- Es que es así.

-Pero eres muy organizada y nos vendría bien alguien capaz de coordinarnos con otros departamentos de la empresa.- Le comentó Kaori, alegando.- Entre mi trabajo como asistente personal del doctor y este grupo no tengo demasiado tiempo.-

-¡Claro!- La animó la guerrera Mercurio.- Únete a ellas, Jennifer…

 

            La secretaria de Masters se puso colorada. No estaba tan acostumbrada a ser el centro de atención. Incluso su propio jefe asentía con aprobación al escuchar esa sugerencia.

 

-Y tú serías también bienvenida. - Le sonrió Mimette alabando por su parte a Ami.- Eres muy inteligente y te gustan las ciencias. Además, te coordinas con nosotros como si llevaras haciéndolo desde siempre.

-Me gustaría, pero tengo mucho que hacer ya entre mis estudios de medicina y las guerreras.- Declinó su interlocutora de forma amable.-

 

            Sus contertulias se hicieron cargo de eso y prosiguieron con sus cálculos ante la atenta mirada del resto…

 

-Bueno, vamos a darle caña con un poquito de estímulo.- Comentó Mimette, fiel a su alocado estilo.-

 

            El resto la observó, como habitualmente cuando se trataba de ella, sin comprender nada en absoluto, solamente Daniel sonrió. La muchacha enseguida les aclaró a qué se refería con eso de dar un poco de estímulo. Vatios a toda potencia, puso algo de música. Y en tanto todos la observaban atónitos, ella se rio, declarando.

 

-¡Funciono mucho mejor así!…y seguro que los nuestros ahí fuera también pelearían más motivados.

-Al menos eso decían Roy y los demás, cuando entrenaban en ese sitio.- Quiso recordar Minako que ya estaba bailando al ritmo de la música.-

-El comienzo, desde luego promete.- Se permitió decir Makoto al escuchar esa envolvente y dinámica melodía.-

 

Quiero correr, quiero esconderme
Quiero derribar las paredes que me sostienen dentro
Quiero extender la mano y tocar la llama.

 

            Realmente la canción era animada. Y tal y como comentó Daniel de seguido, tenía su justificación.

 

Donde las calles no tienen nombre

Quiero sentir el sol en mi cara
Veo la nube de polvo desaparecer sin dejar rastro
Quiero refugiarme de la lluvia venenosa

 

Donde las calles no tienen nombre

Aha, aha
Donde las calles no tienen nombre
Donde las calles no tienen nombre

-Parece que diera energía, y el título es muy apropiado. – Afirmó el chico.-

-Cuando las calles no tienen nombre.- Dijo Jenny.-

-Sí, en medio de todo este caos y destrucción es como si se lo hubieran borrado.- Añadió Ami.-

 

Todavía estamos construyendo,

luego quemamos amor
Quemando amor


Y cuando voy allí, voy allí contigo
Donde las calles no tienen nombre
No puedo quitarte los ojos de encima

Y realmente, cuando veían algún combate de los que los drones de la Masters habían podido retransmitir a la base, esa canción quedaba extrañamente perfecta. Se ajustaba como un guate a los ataques, contraataques, rayos de energía y golpes demoledores que se propinaban los contendientes, en todas partes de la ciudad y contrastaba al ver como Lornd protegía a Setsuna o los compañeros se ayudaban entre al oír la siguiente estrofa…

 

Te amo cariño, y sí está bastante bien
Te necesito cariño, para calentar una noche solitaria
Así que déjame amarte, cariño
Déjame amarte

 

-Deberíamos ponerla a todo volumen para apoyar a los nuestros.- Sugirió Daniel.-

 

            Tanto Masters como Tomoe se miraron y el multimillonario encogiéndose de hombros respondió.

 

-No veo por qué no…

-¡Pues enviaré algunos drones con alta fidelidad hacia allí!- Exclamó una resuelta Mimette.-

 

            Así lo hizo de inmediato en tanto la canción proseguía…

 

La ciudad es una inundación,

nuestro amor se convierte en óxido
Somos golpeados y arrastrados por el viento,

pisoteados por el polvo
Te mostraré un lugar,

en lo alto de una llanura desértica

 

            Entre tanto, en la zona más afectada por los combates, Calix había ayudado a su hermano mayor a reponerse. Blinz miraba hacia sus tropas y buscaba con la vista a sus principales enemigos, localizó a Kranok.

-Ese dejádmelo a mí.- Le pidió Blinz.- Tengo cuentas pendientes con él.

-Tuyo es. ¿Pero quién se encargará del otro?

-Yo,- se escuchó la voz de Dariel que aterrizó junto a ambos.- De ese miserable me ocuparé yo en persona.

-¿También le conoces?- preguntó Calix sorprendido.-

-Se llama Litar, y es un traidor renegado, tras Guder es el más fuerte...

-¡Entonces vamos! - Arengó Blinz.- Acabemos con ellos.

 

            Los dos saiyajin volaron en dirección a sus enemigos. Kranok y Litar les esperaban, al parecer conscientes de que iban a ser sus rivales. Alrededor de ellos, la batalla estaba ya decidida. Las fuerzas de Gralas se batían en retirada perseguidas por el ejército de los saiyajin. Y entonces el sonido de aquella canción les llegó al campo de batalla.

 

Donde las calles no tienen nombre

Donde las calles no tienen nombre
Donde las calles no tienen nombre

Todavía estamos construyendo,

luego quemamos amor
Quemando amor


Y cuando voy allí es todo lo que puedo hacer

Donde las calles no tienen nombre
No puedo quitarte los ojos de encima

-Vaya. ¿Y esa música?- Quiso saber Roy.-

-La deben de estar emitiendo a través de los drones que tiene la Masters Corporation.- Sonrió Diamante.-

-Me gusta, la hubiéramos utilizado para entrenar seguro.- Afirmó Nephrite.-

 

            Sus compañeros asintieron, escuchando aquella tonada entre el caos de las explosiones y las sirenas de los coches de policía que iban y venían acordonando la zona y otros vehículos militares que evacuaban a cualquier civil rezagado que pudiera quedar.

 

Te amo cariño, déjame amarte

Donde las calles no tienen nombre
Donde las calles no tienen nombre
Donde las calles no tienen nombre
Donde las calles no tienen nombre
Donde las calles no tienen nombre

 

(Where the streets have no name. Pet Shop boys version mix). Crédito al artista

 

Y acabada la música, Lornd, Setsuna y los demás, se dispusieron a presenciar el doble combate. Observando a su canciller avanzar resuelto hacia aquel renegado.

 

-Vaya nos volvemos a ver ¿eh Dariel?- Le gritó Litar con voz desafiante.- Ahora vamos a comprobar quien es el mejor.

 

            El interpelado no respondió, únicamente se transformó en súper guerrero y atacó a su enemigo que hizo lo propio. Se desató un potentísimo combate entre ambos. Kranok a su vez atacó a Blinz que paró su embestida y contratacó con poderosísimos golpes. Los combates fueron durísimos pero tanto Blinz como Dariel llevaban las de ganar. Con aquella canción sonando una vez más en bucle. No pasó mucho tiempo antes de que el general en jefe de los saiyajin diese el golpe mortal a Kranok y que el canciller dominase a su adversario.

 

-¡Ríndete o acabaré contigo!- Le conminó Dariel que sujetaba a su enemigo de los brazos.-

-Nunca, ¡antes prefiero morir a rendirme! - Gritó Litar de forma muy orgullosa.-

-Tú lo has querido.- Replicó Dariel.-

 

El canciller iba a rematarle cuando la voz de Lornd le detuvo.

 

-Espera, antes quiero saber dónde están los demás traidores y que han hecho con el amuleto del Dragón...

-¡Ja, ja, ja!- Litar parecía regocijarse con la pregunta y respondió con otra bastante inquietante.- Pobres idiotas, ¿no os habéis dado cuenta de nada, verdad?...

-¿De qué? - Le inquirió Dariel con brusquedad.- ¿A qué te refieres?

-Estúpidos, este ataque era sólo una maniobra de diversión. Guder, Janiba y Gralas no están aquí, sino invocando el poder del Dragón, y ya es demasiado tarde para que podáis hacer nada por impedirlo.

-Eso está por ver. ¿Dónde se han metido?,- le preguntó Lornd de forma imperiosa.-

-Nunca os lo diré. ¿Qué te creías, eh? ¿Qué íbamos a dejarnos derrotar tan fácilmente si no es porque ya teníamos otro plan?.

-¡Se termina mi paciencia!- Le gritó el soberano de los saiyajin visiblemente furioso para amenazarle.- Habla ahora o morirás ejecutado por traidor.

-Pues ejecútame si te atreves,- le desafió su interlocutor - no sabrás donde están...

-¿Serías capaz de dar tu vida por esos que te han dejado a tu suerte?,- le preguntó Roy tratando de hacerle variar de idea.-

-Mi vida no importa, la sacrificaré gustoso por mis camaradas y por mi mundo. Solamente la venganza contra los traidores como vosotros es lo que cuenta.- Escupió el renegado que estaba de por sí bastante grave.-

-No perdamos más tiempo con este miserable.- Terció Dariel visiblemente encolerizado. - Acabemos con él.

-¡Seré yo el que acabe contigo!- Aulló Litar que concentró sus últimas energías lanzando un ataque contra el canciller.-

 

Éste se vio tomado de sorpresa y fue herido en un hombro. Sin embargo, su enemigo pagó ese ataque con su vida, muriendo exhausto.

 

-¿Estás bien?- Se interesó un inquieto Yailr corriendo junto a  Dariel.-

-Tranquilo. Solamente es un rasguño, nada más.- Afirmó él guiñando un ojo.-

 

Seira se acercó dándole una alubia a su hermano para que se recobrase. Mientras tanto, las Sailors del sistema solar exterior lograron reunirse con sus amigos. En cuanto pudieron les hicieron un breve resumen de la situación a Setsuna y los demás. Lornd muy contrariado, se preguntaba en voz alta.

 

-Esa energía debe de ser la del Dragón. ¡Malditos bastardos! ¿Dónde podrán estar?, si convocan sus poderes oscuros estaremos perdidos.

-Creo que Mimette y el grupo de las brujas, digo las hadas, estaban tratando de rastrear su ubicación.- Les comentó la guerrera Neptuno que había consultado un mensaje que Ami le enviase.-

 

            Ninguno le supo responder, pero a tan sólo unos kilómetros, Gralas, merced a sus espías conocía ya la derrota de sus tropas. Aunque ese hecho no parecía afectarle pues estaba junto a Guder y Janiba que sonreían.

 

-Vaya, los vuestros han cumplido como valientes.- Reconoció el tirano.-

-Eran saiyajin, no podíamos esperar menos.- Sentenció Guder.-

-¡ Y ahora por fin podremos invocar el supremo poder del Dragón! - Aulló Janiba exultante de alegría.-

-Espero que merezca la pena,- le respondió Gralas comentando.- También yo he sacrificado una buena cantidad de tropas para mantener a los saiyajin y sus amigos ocupados.

-Pues comencemos cuanto antes la invocación,- le pidió Guder con impaciencia.-

-Debéis decirme que pasos debo dar.- Quiso saber el tirano.-

-Lo primero de todo, colocar el amuleto en el suelo, inscrito en una estrella de cinco puntas invertidas.- Informó Guder que trazó la estrella con una especie de tiza.-

-Cuando esté lista la invocación debemos salir a campo abierto, pues creo que el dragón es inmenso.- Le advirtió la saiyajin.-

-Bien, pero en el último momento, no quisiera que nos descubrieran antes de completar el proceso.- Respondió Gralas que si parecía preocupado por eso.-

 

            La guerrera asintió para darle la seguridad de que no habría problemas. Guder sacó de su armadura un pergamino que desenrolló. Estaba escrito en un extraño idioma que, sin embargo, el extraterrestre comprendía. Mientras lo leía para estudiar la invocación. Janiba le susurró a su compañero.

 

-Ha sido una suerte que este tipo conociera la lengua del pergamino, de lo contrario no habríamos podido leerlo.

 

            Guder asintió y entre tanto Gralas abrió la cúpula de su refugio quedando al aire libre, por fin invocó al Dragón con las palabras mágicas.

 

-OYgf etdñp alfjhk  - Leyó mirando hacia el cielo.-

 

            Durante unos segundos no ocurrió nada pero súbitamente el amuleto comenzó a brillar en un tono azulado. El tono se hacía cada vez más intenso y despertó un viento huracanado. Entonces de la nada aparecieron siete bolas oscuras con unas estrellas de cinco puntas azul marino inscritas, cada bola variaba en la cantidad de las mismas. Esas esferas comenzaron a brillar al unísono de un tono púrpura…

 

-Ya está aquí, presiento su energía. - Chilló Gralas levantando sus brazos al aire  con gesto triunfal en tanto remachaba jubiloso.- ¡Noto su gran poder!....

 

            Los dos saiyajin miraban asombrados como se materializaba un denso humo negro del amuleto que iba aumentando en volumen y subiendo hacia el cielo. Pronto, éste estuvo casi cubierto. Desde su posición, Lornd y los demás lo vieron y quedaron espantados.

 

-¡Es igual a cuando Landar invocó al Dragón!- Gritó Roy entre aquel vendaval que se había levantado.-

-Es por allí- señaló Calix - ¡debemos impedirlo como sea!

           

            A  su señal, Lornd, Seira, Roy, el propio Calix, Dariel, Yailr y Blinz salieron disparados hacia allí. Diamante, Ail, Nephrite y Zafiro iban a hacer lo propio. Llevando a Michiru, Hotaru y Haruka con ellos. Setsuna y Diamante volaron también hacia allá. Se acercaron a toda velocidad para ver materializarse el cuerpo de un enorme animal que más parecía una serpiente gigantesca que un Dragón, dos enormes ojos rojos resplandecientes entre aquella densa oscuridad los miraban desprendiendo un aura maligna. Gralas reía al ver llegar a los saiyan.

 

-Es demasiado tarde, el Dragón ya está aquí.- Les gritó burlonamente con un altavoz.-

-Pues lo destruiremos- repuso Lornd- concentrad las fuerzas y atacadle- ordenó a todos que lanzaron contra el gigantesco monstruo rayos de energía con casi todo su poder…

 

            En la sala de control de la Masters Corporation Mimette señaló a una de sus pantallas y exclamó.

 

-¡La energía es tremenda! Se sale de los medidores. Está a pocos kilómetros al sureste de nuestra oposición.

-¡Vaya, es algo increíble! - Comentó Masters que se acercó a verlo junto con Jenny.-

-Al parecer está creciendo de forma imparable.- Añadió Daniel, que ahora consultaba más datos en otra pantalla.-

-No sé si ni siquiera los súper guerreros podrán enfrentarse a eso.- Declaró Bertie con visible inquietud.-

-Detecto una onda energética muy potente que va al encuentro de esa energía. El combate ha debido de comenzar.- Les indicó Kaori.-

-¿Qué tal otra cancioncita motivadora de esas Mimette?.- Le sugirió Cooan.-

 

            La interpelada asintió. A sus amigos les iba a hacer falta.

 

-Si esta no les da energía, ninguna lo hará.- Sentenció conectando a tope el sonido para transmitirlo a los drones.-

 

Ayúdame a escapar de este sentimiento de inseguridad, ja, ja
Te necesito mucho pero realmente no creo que me necesites, ¡ah,  ah!


Pero si todos nos ponemos de pie en nombre del amor
Y exponga el caso de lo que estamos soñando
Debo decir que solo sueño contigo


Pero como un ladrón en la noche
Me quitaste el amor que yo conocía

¡Oh ho ho ho!

            Así pues, en el centro de control contuvieron la respiración. Mientras tanto, en la zona de guerra, para sorpresa y horror de todos, aquel enorme animal no fue afectado en absoluto por aquel ataque que rebotó en él de modo inocuo.

 

-Al menos tenemos música, otra vez.- Afirmó Zafiro.-

-Me gustan estos himnos de batalla de la Tierra.- Dijo Calix.-

-Y siempre hablan del amor. Por eso es un poder tan fuerte.- Observó Seira, a su lado.-

-Pues esperemos que nos de fuerzas para acabar con ese monstruo.- Añadió Lornd.-

 

Reaviva mi fuego, tu amor es mi único deseo
Reaviva mi fuego, porque necesito tu amor
Regrese el tiempo a los días en que nuestro amor era nuevo
¿Te acuerdas?

No importa lo que sucediera, estuve allí contigo
Ah ja

Pero si todos defendemos lo que creemos
Y tal vez vivir dentro de nuestras posibilidades.


El mundo sería salvaje para el sueño.
Así que cariño, no te alejes, escucha lo que tengo que decir
¡Oh ho ho ho ho!

            Y acometieron a esa bestia con más descargas y rayos de energía, al tiempo que destruían o se quitaban de encima a más tropas de Gralas, compuestas en su mayor parte por androides.

 

-Esto no sirve de nada.- Afirmó Diamante quien había concentrado sus energía atacando incluso con el Kaio-ken, para tratar de hacer mella en ese enorme animal.-

 

Roy, advirtiéndolo a su vez, decidió cambiar de táctica.

 

-Matemos a ese asqueroso Gralas y así no podrá invocar su poder- propuso  con evidente deseo de que así fuera.-

-Muy bien- secundó Dariel - es una estupenda idea.

-¡A por él!- Exclamó Ail.-

 

Reaviva mi fuego, tu amor es mi único deseo
Reaviva mi fuego, porque necesito tu amor (necesito tu amor)
Reaviva mi fuego (vamos, sí), tu amor es mi único deseo (necesito tu amor)

 

No les iba a ser tan sencillo, los robots de ese tipo no parecían tener fin, y les atacaban con rayos de energía y misiles que los guerreros destruían o esquivaban. Luego contratacaban destruyendo a esos androides bien usando los puños o ráfagas de potentísima energía. Espalda contra espalda, Zafiro y Ail, Diamante y Nephrite, Seira y Calix, Roy y su hermano Lornd, entre otros, devastaban a sus enemigos. Aunque aquel colosal dragón se mantenía ahí, impertérrito, como si ese maremágnum de destrucción no fuese en absoluto con él.

 

-Al menos es cierto que estas canciones me dan fuerzas. Es como si me aportasen un suplemento de energía.¡Ahhh! - Aulló Lornd tras destrozar a un ciborg de un puñetazo.-

-¡Un chute musical!.- Gritó su hermano, en tanto desintegraba a otro robot.-

 

Y preparó una enorme onda vital coordinada con sus compañeros para tratar de acabar con ese monstruo. No obtuvieron el éxito deseado pero sí que barrieron a cientos de los ciborgs de Gralas.

 

-Algo es algo.- Sentenció Diamante, jadeando agotado.-

Vuelve a encender mi fuego, porque necesito, necesito tu amor
Sí, tienes que ser lo suficientemente fuerte como para caminar por la noche (sí)
Hay un nuevo día al otro lado (sí)
Tengo que tener esperanza en tu alma

Solo para seguir caminando woah, sí
Lo suficientemente fuerte como para caminar por la noche
Hay un nuevo día en el otro lado (en el otro lado)
Y tengo esperanza (esperanza) en mi alma, seguiré caminando, cariño

            El tirano por su parte escuchó la amenaza directa contra su vida y aterrado ante esa posibilidad en la que no había siquiera pensado les gritó a Janiba y Guder que le protegiesen. Ambos saiyajin salieron lanzando un ataque combinado de energía que más que dañar, cegó a sus enemigos.

 

-¡Maldita sea! - Aulló Blinz llevándose las manos a su rostro para protegerse de aquello.- No veo nada.

-Lancemos un ataque a donde sea, - propuso Calix.- Con suerte le eliminaremos.

 

Sigue caminando, cariño
Vuelve a encender mi fuego (vuelve a encender mi fuego), tu amor es mi único deseo (solo deseo)
Reaviva mi fuego, porque necesito tu amor (necesito tu amor)
Vuelve a encender mi fuego (vuelve a encender mi fuego), tu amor es mi único deseo
Reaviva mi fuego, porque necesito tu amor (necesito tu amor)


-¡Adelante! – Exclamó Seira bombardeando la zona con ráfagas de energía que al tocar el suelo provocaron tremendas explosiones.-

 

Vuelve a encenderme fuego (vuelve a encender mi fuego) vuelve a encender mi fuego bebé
Vuelve a encender mi fuego (necesito tu amor, sí, sí)
Vuelve a encender mi fuego (sí, sí), tu amor es mi único deseo
Reaviva mi fuego, porque necesito tu amor

(Relight my fire. Version Take That). Crédito al artista.

 

            Pero Gralas fue más rápido, terminada esa canción y antes de ser alcanzado por algún ataque de sus adversarios le pidió al Dragón su primer deseo.

 

-Dragón, protégeme de todo daño y haz que desaparezcan mis enemigos...

-Los de la estirpe Deveget - Añadió Guder con un grito al escucharle.- ¡Que vayan a reunirse con sus antepasados!

-¿Por qué has dicho eso, estúpido? - Le gritó Gralas. -

-Porque tengo mis cuentas pendientes con alguno de ellos.- Repuso éste.-

 

            Entonces con una voz gutural el dragón respondió.

 

-Ya te he concedido tu deseo...- Hizo brillar sus malignos ojos y de inmediato, Lornd y Roy desaparecieron.-

 

            Seira, Calix, Dariel y Blinz se miraron anonadados. Lo mismo que Diamante, Nephrite, Zafiro y Ail. No sabían que hacer. Y lo que era peor, el Dragón, lejos de desaparecer, añadió.

 

-Ahora  que he cumplido tu deseo, reclamo tu alma y este mundo para los poderes de las tinieblas, - atronó con su voz poderosa en tanto que un manto de oscuridad se extendía densamente por la Tierra.-

-¡Tenemos que hacer algo!- Gritó Seira.-

-¡Ataquémosle a la vez!- Indicó Dariel- con todas nuestras fuerzas.

 

Y todos los componentes del grupo se coordinaron a su señal. Los príncipes de Némesis, de los Cuatro Cielos y el alienígena usaron sus mejores técnicas. Las tres guerreras del sistema solar exterior unieron también sus fuerzas junto con su antigua compañera Setsuna. Los saiyajin, por su parte, lanzaron cantidad de rayos de energía contra el monstruo. Sin embargo, éste no se vio afectado en absoluto. Janiba se reía de los infructuosos esfuerzos de sus enemigos. Seira lo advirtió y furiosa se dirigió hacia ella.

 

-¡Maldita perra!, tú y yo tenemos cuentas que saldar.

-Vaya, pero si es la estúpida de Seira. Ya veo que no aprendes. - Sonrió  la interpelada, para burlarse a su vez.- Llegas tarde como siempre. Pero no te preocupes por eso, aun puedo matarte.- Se convirtió en súper guerrera  pero para su sorpresa su enemiga hizo lo propio.-

-Ya no soy una niña inexperta, y tú ya no eres la única mujer que puede convertirse en súper guerrero.- Repuso su adversaria mostrando un desafiante puño mientras brillaba con un tono dorado intenso.- Haré que te arrepientas de no haberme matado cuando tuviste la oportunidad.

-Pues luchemos, a ver quién es la mejor. Aunque seguro que seré yo. - La desafió Janiba tomándose verdadero interés en el combate en esta ocasión. -

 

            Ambas tomaron tierra y se estudiaron. Mientras, Guder se dirigió hacia Dariel y le desafió igualmente. También aterrizaron junto a las mujeres y se dispusieron a resolver el duelo.

 

-¡Tenemos que ayudarles!- Chilló Haruka que había tomado tierra con Zafiro.-

-No,- intervino Blinz posándose a su lado,- es algo que sólo ellos deben resolver.

-Nosotros tenemos que ocuparnos de esa mole, mirad. –Les señaló Diamante.-

 

Todos miraron al suelo, desde donde bajo la influencia del Dragón, surgían una especie de sombras humanoides que se les acercaban peligrosamente.

 

-Debemos luchar, hay que detener a esas cosas. -  Terció Setsuna que, sin embargo no dejaba de pensar con patente inquietud, donde podrían haber ido su marido y el hermano de éste.-

- Es un monstruo gigantesco. Y ¿Qué son esas siluetas? - Valoró Michiru.-

-No tengo ni idea.- Admitió Ail, que se hallaba a su lado.- Pero nada bueno, eso seguro.

-Torres más altas han caído. Pero primero nos ocuparemos de esas cosas. - Replicó Hotaru aferrándose a su lanza del silencio con decisión en tanto observaba como surgían esas extrañas figuras.-

-Formemos un círculo.- Les propuso Nephrite.-

 

            El resto estuvo conforme y de este modo adoptaron esa posición defensiva. Por su parte, lejos de lo que sucedía en la Tierra, los dos desaparecidos gravitaban por un espacio en blanco, sin que nada rompiese la monotonía de aquel vacío.

 

-¿Dónde estamos?,-  se preguntó Roy en voz alta, agregando.- Esto me recuerda al Cielo, pero no siento la misma sensación.

-Puede que sea una dimensión paralela,- especuló Lornd - debemos salir de aquí cuanto antes.

-No podréis salir de aquí, a menos que yo os ayude.- Le respondió una voz que venía de ningún sitio en particular.-

-¿Quién es? - Gritó Roy - ¿Landar, eres tú? - Inquirió mirando en varias direcciones sin poder ver a nadie.-

 

            Respondiendo a su pregunta se materializó la figura de un hombre moreno, de pelo negro oscuro, con dos entradas pronunciadas sobre su frente, vestía una especie de traje púrpura cubierto por un peto blanco con ribetes dorados, grabado en él una corona real de idéntico tono. Era de escasa estatura pero translucía mucha fuerza, su mirada era dura y se clavaba en los dos hermanos que no podían distinguir bien su rostro por mor de la distancia que les separaba.

 

-¿Quién eres?,- preguntó Lornd visiblemente sorprendido.-

-Yo ¿Qué quién soy yo? - replicó aquel hombre con una irónica sonrisa para reprochar a su interlocutor - parece mentira que no lo sepas. Tú que eres descendiente de mi estirpe.

 

Lornd y Roy se quedaron perplejos y al aproximarse al fin le reconocieron, el hombre continuó con tinte algo irritado en su voz, para confirmar sus sospechas.

 

-Yo soy el gran príncipe Vegeta. El legítimo rey de los guerreros del espacio. Y he acudido a ayudaros pues sois de mi misma sangre.

-¡El legendario príncipe Vegeta!- Repuso Roy admirado, agregando. – Cuando me entrenaba Son Goku le conocí.

 

            Todavía recordaba el golpecito que le dio, fue bastante para que cayera al suelo sin ser capaz de respirar. Ese tipo poseía una fuerza inmensa. Tanta que ni él ni su hermano Lornd, aun siendo los saiyajin más fuertes con vida, se le podían comparar.

 

-Pero dijiste que no gustabas de intervenir en asuntos de los vivos de esta humanidad.- Afirmó Roy.-

-Y es verdad.- Contestó el interpelado cruzando los brazos.- Pero en este caso, debo hacerlo. El Dragón Negro que os ha traído hasta aquí es un vestigio de la humanidad anterior, y es un peligro. Debe desaparecer y dado que sois vosotros, los de mi clan, los que os enfrentáis a él, he decidido intervenir personalmente. Además, hacía mucho tiempo que no tenía ocasión de hacer una buena pelea. Y Bulma está muy pesada últimamente con las limpiezas. Como no tiene nada mejor que hacer se pasa siglos enteros cambiando la decoración y claro, me toca  a mí, a todo un rey, ayudarla.- Añadió con visible fastidio.-

 

            Sus descendientes pasaron de puntillas sobre ese último comentario. Fue Lornd el que le preguntó deseoso de obtener una respuesta.

 

-¿Y cómo vamos a volver a nuestro mundo?

-¡Dejadme eso a mí! – Se sonrió Vegeta con un tinte de superioridad, proclamando.- Es algo fuera del alcance de unos insectos como vosotros.

-Oye, no hieras nuestros sentimientos.- Le respondió Roy sin que el aludido le hiciera el menor caso, aunque cuando le dedicó una dura mirada el achantado muchacho añadió más humildemente.- Por favor…

 

            Entre tanto, en la Tierra se desarrollaba una feroz batalla. Seira y Janiba intercambiaban golpes y oleadas de energía. Ambas parecían muy igualadas, sus ropas estaban hechas girones y sus armaduras destrozadas. Seira se deshizo de la suya que más que protegerla le dificultaba los movimientos, quedó semidesnuda, con sus pechos al aire. Haruka y Michiru desde la lejanía observaban impresionadas el poderoso cuerpo de la saiyajin.

 

-¿Te has fijado?- Le susurró Haruka a su compañera.-

-Imposible no hacerlo.- Reconoció esta en voz baja a su vez.-

 

Desde luego, su robusta naturaleza y su fuerza hacía de esa guerrera una mujer hermosísima y realmente codiciada por cualquiera. ¡Qué pena que estuviera casada con Calix! , pensaron. Ambas sailors recordaron cuando entrenaron junto a ella en el rincón del alma y el tiempo.

 

-Nos daba cada paliza, pero merecía la pena.- Sonrió Haruka.-

-Eso es verdad.- Convino Michiru.-

 

Muchas veces, no todo eran combates de entrenamiento, en ocasiones la guerrera del espacio no había tenido el menor reparo en luchar contra ellas desnuda, atacándolas de modo jovial y divertido en la bañera. Se sorprendieron al ver que esa poderosa mujer, tan seria y ruda en apariencia, también tenía su lado juguetón. No obstante, para la saiyajin eso carecía de importancia. Pero  tanto a Haruka como a su compañera Michiru no les habría importado que esos forcejeos que, para Seira era suaves bromas, se hubieran transformado en apasionados abrazos, ¡pero no! Eso no tenía cabida entre ellas, eran luchadoras orgullosas que se respetaban mutuamente. Aunque contemplando su poderoso cuerpo desafiando los ataques de su enemiga y como tensaba sus músculos casi se habían olvidado del peligro que las rodeaba. Una de aquellas figuras oscuras las atacó con rayos de energía de un intenso azul cobalto, Haruka se vio incapaz de reaccionar al grito de aviso de su compañera. Pero por suerte Blinz se interpuso y desvió aquella descarga de energía que se estrelló contra una ladera de montaña cercana pulverizándola. El saiyajin contratacó destruyendo a ese ser con una poderosa onda de energía.

 

-Siempre vienes en mi ayuda. - Declaró Haruka visiblemente agradecida.-

-Sí…muchas gracias. - Añadió Michiru igualmente reconocida.-  

 

            Blinz no respondió, parecía incluso envarado en presencia de esa mujer terrestre. Haruka le observo también, su cuerpo era impresionante, inundaba su alrededor con un cálido resplandor dorado. Marcaba sus músculos como  todos los guerreros del espacio y su pelo, rubio  también dorado intenso, apuntaba hacia el cielo  mientras miraba de reojo con sus azules ojos a la mujer.

 

-Sois mis aliadas, y muy valiosas para todos. No permitiré que os hagan daño.- Afirmó él.-

-Quizás podamos charlar un poco cuando todo esto termine, - añadió la sailor.-

-Me gustaría- repuso Blinz esbozando una tímida sonrisa que contrastaba con sus rasgos tan duros.- Pero ahora debemos concentrarnos en la lucha.- Repuso con su seriedad habitual lanzándose contra otro de esos seres.

-Tienes razón, no debemos distraernos con otras cosas. - Concedió Haruka volviendo a concentrarse.-

-Oye, ¿Qué has querido decir con eso de charlar después con él?- Quiso saber Michiru observándola con reprobación.-

-Pues, he querido decir sencillamente eso.- Se encogió de hombros su compañera.- Una conversación.

-No tenemos tiempo para uséis a ese guerrero como pretexto en vuestras discusiones de costumbre. Así que abreviad. - Les recordó la Guerrera Saturno que ya estaba manejando su lanza del silencio para mantener a raya a otros atacantes.- Decid el, “estás celosa…podría ser” habituales y al trabajo…

 

            Sus compañeras le dieron la razón y se centraron en la batalla. Cada una utilizando con sus particulares ataques.

 

-Esta niña ya sabe demasiado.- Comentaba una irónica Haruka en tanto lanzaba su temblor de Tierra.- ¿No crees? Y se ha vuelto una mandona.

-Sí, habrá que tener una conversación de adultos con ella a no mucho tardar.- Convino Michiru mientras usaba su ataque sumergido profundo.-

 

            Por su parte Diamante y Zafiro no lo tenían mucho mejor. Luchaban espalda contra espalda aniquilando a todas las sombras que se les acercaban pero sus fuerzas estaban ya muy mermadas. Lo mismo que Nephrite y Ail. Durante unos segundos de descanso pudieron observar el combate entre Dariel y Guder que estaba muy nivelado, ambos encajaban los golpes del otro sin parecer importarles el dolor. Seira por su parte parecía llevar por buen camino su lucha. Janiba, sorprendida por la fuerza que había logrado adquirir su rival, hacía rato que no se reía sino que luchaba al límite de sus posibilidades.

 

-¡Ya no te veo tan convencida!-  Le espetó la guardiana real en una de las pausas que se concedían para estudiar el próximo movimiento de la otra.- ¿Sigues creyendo que soy una niña fácil de vencer?...

-Tarde o temprano acabare contigo,- replicó su oponente entre jadeos.-

-No lo creo ¿Y sabes por qué?- Le inquirió Seira que hizo una pausa dramática y luego se respondió a sí misma.- Yo me he esforzado durante cada minuto de cada hora de cada día que ha transcurrido desde nuestro último encuentro, y tú, seguramente que has estado dedicada a una vida fácil protegida por la seguridad que os daba Guder. No habrás tenido que emplearte a fondo para combatir a rivales serios. En cambio yo, he luchado contra los más poderosos de nuestro mundo.

-¿Ah sí?- Respondió Janiba más descansada, pues no jadeaba como antes.- ¿Y qué me dices de esa patética humana a la que acatas como reina? ¿Cómo es eso posible? Conociéndote de seguro que la retarías. ¿Acaso fuiste vencida por una hembra de esa especie tan miserable?... ¡Qué vergüenza para nuestra raza!

 

            Pero para sorpresa de su rival, la aludida no mostró ira, ni se molestó por esa observación. Al contrario, sonrió con satisfacción y replicó dejando todavía más confusa a su interlocutora.

 

-Debo admitir que me derrotó, pues usó un gran poder y me enseñó a utilizarlo a mí también.   

 

            En efecto, la saiyajin estaba desconcertada, contaba con enfurecer a Seira o restarle moral para atacarla, pero parecía haberle producido el efecto contrario. Ahora era ella la que estaba indecisa y su enemiga a buen seguro que lo sabía. ¡Esa maldita zorra había aprendido mucho!, demasiado para el gusto de Janiba que decidió atacar por sorpresa lanzando una gran bola de energía. Consiguió acertar de pleno a Seira a la vez que gritaba con voz triunfante.

 

-¡Lo he conseguido, estúpida!, te has descuidado y eso ha sido tu final, ahora sabes lo que les ocurre a todos los que se creen que pueden desafiarme.

 

            Pero en cuanto el efecto del ataque se disipó Janiba enmudeció de espanto. Seira seguía allí, imperturbable, únicamente se había cubierto la cara con los brazos y encogido el cuerpo para recibir el impacto. Al adoptar una posición erguida en el aire y mirar de nuevo a su oponente lo hizo con una sonrisa de la que se sabe segura vencedora en la batalla.

 

-¡Maldita seas, pequeña ramera! No te dejaré vencerme.- Gritó la renegada.-

 

 Insistió lanzando contra su enemiga rayos de energía con todo su poder. No obstante, su rival los desvió uno por uno haciéndoles estrellarse contra el suelo donde sí que originaron grandes desperfectos.

 

-No te canses.- Le advirtió Seira con un tono muy monocorde.- Voy a acabar contigo ahora mismo.

 

            Haciendo buenas sus palabras apareció en un instante ante Janiba. De un fuerte golpe atravesó sin dificultad el despojo al que había quedado reducida su armadura,  hundiéndole fragmentos de la misma en el estómago. Mortalmente herida la saiyajin renegada cayó al suelo desde donde fue rematada sin piedad por una gran onda de energía. El desenlace del combate fue presenciado por Guder quien ciego de furia arremetió contra Seira sin darle tiempo a reaccionar, pero Dariel estaba allí para frenar su ataque y proteger a su hermana.

 

-Esto es entre tú y yo, ¡miserable! Trata de conservar el poco honor que te quede. - Le espetó el canciller real mientras detenía uno de los puños de Guder con su mano derecha.-

-Lo hare y en cuanto acabe contigo le daré su merecido a esa maldita hermana tuya.- Respondió éste desafiante y rabioso.-

-Eso es lo que tú crees…-Replicó su rival.-

 

 Y aumentando tremendamente su energía pasó al segundo nivel de súper guerrero y de éste casi al tercero, lo que superó con creces las expectativas de su enemigo.

 

-Pero, ¿cómo es posible?,- aulló Guder entre aterrado e incrédulo.- ¿De dónde sacas tanta energía?

-Ya te lo advertí,- Le contestó Dariel, aseverando con orgullo.- He mejorado mucho desde la última vez y después de nuestro rey, y su hermano, soy el saiyajin más poderoso. Mucho más de lo que puedas serlo tú. ¡Convéncete!- Gritó golpeando el mentón de su adversario sin que éste pudiera ni reaccionar siquiera.-

 

            Guder se tambaleaba en el aire, trataba de responder al golpe pero Dariel, que seguía junto a él, le esquivaba sin problemas. Al fin, el canciller de los saiyajin atravesó a su rival con una descarga de energía que le hizo caer al suelo.

 

-No, no puedo creer que me hayas derrotado,- balbuceó Guder herido de muerte por aquel rayo.-

-Te lo advertí - repuso secamente Dariel. - Tú creíste que nos habías matado cuando huiste pero no calculaste bien tu ataque. Ahora pagarás por ello.

-Está bien,- admitió su rival con una sonrisa de triunfalismo pese a su estado crítico.- A nosotros nos habéis matado. Pero mirad al Dragón, su poder oscuro crece minuto a minuto y sus criaturas se liberan por toda la Tierra.

-Ya me tienes harto, ¡desaparece de una vez!,- gritó el Canciller que le remató con un poderoso rayo, acabando con él.-

 

            Pero en su agonía Guder tenía razón, los seres de sombras del Dragón se extendían como un siniestro ejército contra el que nada valían ya los desesperados esfuerzos del grupo por detenerlos. Pese a que Dariel y Seira se unieron a ellos, estos soldados aparecían a un ritmo mucho más rápido de lo que ellos podían eliminar, y atacaban con sus rayos mermando a los saiyajin y a sus aliados.

 

-Espero que nuestro rey y su hermano vuelvan o todo estará perdido para nosotros,- declaró Blinz, repeliendo un nuevo ataque de esas criaturas.-

 

Gralas, viendo que la situación había escapado a su control, pidió ser transportado a su nave nodriza.

 

-Mucho me temo que mi alma no está a tu alcance, Dragón.- Pensó con una expresión de triunfo.- Poderes incluso superiores a ti me protegen.

 

 Así logró escapar una vez más, prometiendo nuevamente que volvería si es que la Tierra lograba sobrevivir. Lo que hizo aflorar en él aquella desagradable mueca que hacía las veces de sonrisa entre los seres de su especie.

 

-Bueno, yo ya hice lo que vine a hacer. Maestro…- Musitó con regocijo en tanto se alejaba rumbo al espacio exterior…- El resto es cosa tuya…

 

            Lornd y Roy por su parte escuchaban muy interesados las palabras de su lejano antecesor. Poco amigo de la charla, Vegeta les contó a grandes rasgos lo que sabía acerca de ese Dragón.

 

-Ese monstruo fue una creación de los seres de las tinieblas en respuesta a los Dragones creados por el Todopoderoso y otros seres benévolos del universo. Tiene enormes poderes y sólo puede satisfacer deseos relacionados con el mal. De modo que olvidaos de pedirle la paz en el mundo, que lo pajaritos canten y todas esas tonterías.

-Eso lo sabemos, Señor - interrumpió respetuosamente Lornd. - Pero parece ser demasiado poderoso incluso para varios de nosotros.

-Y eso que éramos bastantes súper guerreros- añadió Roy.-

-Veo que habéis progresado mucho- sonrió Vegeta con satisfacción. - Os felicito, aunque tratándose de mi estirpe no me extraña nada. Siempre dije que nosotros éramos los auténticos príncipes de los Guerreros del Espacio. Sin embargo, pese a vuestros avances os queda todavía mucho camino que recorrer y este es un enemigo al que no podréis derrotar. Muy bien. No permitiré que mis herederos sean destruidos por ese monstruo. Yo mismo os llevaré de regreso a vuestro mundo y os ayudaré.

-Pero, una vez Son Goku  y Landar me dijeron que vosotros no podíais intervenir en asuntos de esta humanidad, que vuestro plazo había pasado.- Objetó Roy muy sorprendido.-

-Lo que digan ese vejestorio y ese idiota de Kakaroto a mí no me preocupa en absoluto.- Repuso Vegeta con su habitual brusquedad.- Hace mucho que no me divierto y quiero ver de lo que sois capaces.

 

            Seguidamente apuntó con una de sus manos enguantadas hacia el horizonte y descargó un potente rayo de energía que abrió una brecha, aparentemente hacia ningún sitio.

 

-Es un pasadizo entre dimensiones - Explicó el saiyajin indicándoles.- Cruzadlo tras de mí....

 

            Sin más explicaciones ni esperar ninguna respuesta Vegeta voló hacia allí. Lornd y Roy le siguieron mientras su antepasado les espetaba.

 

-¡Deprisa o se cerrará!...

 

            Lograron cruzarlo por muy poco y reaparecieron en la Tierra, pero el paisaje era desolador. La negrura cubría casi todo el planeta y pudieron ver a sus guerreros tratando de contener a esos siniestros seres aunque sin ningún éxito.

 

-Lo tenemos mal.- Valoró Lornd elevando su voz entre aquel tumulto de rayos, gritos y vendavales que arreciaban por todas partes.-

-Esto requiere una actuación más seria,- declaró su antepasado.- Dejádmelo a mí.

 

            Transformándose en un ser muy superior a un súper guerrero de nivel tres, Vegeta atacó al Dragón con una poderosa onda de energía que él denominaba Final Flash. Todos se sorprendieron por la fuerza contenida en ese golpe que barrió al Dragón del aire.

 

-¡Es increíble!- chilló Seira que no podía creer que ese único ataque hubiese bastado para derrotar al Dragón que parecía invencible.-

-¿Quién es ese?- inquirió Dariel mirando sorprendido al recién llegado.-

-Él es mi antepasado, el Gran Rey Vegeta. - Anunció Lornd con orgullo dejándoles a todos anonadados.-

 

            Entre tanto las siniestras figuras se iban desvaneciendo, el cielo recobraba su color azul y la oscuridad desaparecía de la Tierra. Los saiyajin descendían al suelo y aguardaron a que su rey con Roy y Vegeta hicieran lo mismo. Cuando estos bajaron a Tierra todos los demás les hicieron una larga reverencia.

 

-Entonces, ¿este hombre es tu antepasado? - Preguntó Setsuna sorprendida. - Pues no se parecen en nada,- le cuchicheó a Haruka que se había acercado a ella junto con Blinz y Michiru.-

-Sí, lo cierto es que es bastante bajito,- susurró Haruka a su vez- no le imaginaba así.

-Tiene un gran poder, seguro que es uno de los saiyajin legendarios.- Opinó Calix con admiración.-

 

            Casi todos los saiyajin doblaron la rodilla ante él. Esa era una prueba de devoción casi divina. Jamás harían eso con nadie que no fuera su rey o un ser realmente superior.

 

-No es momento de tanta charla, y dejaos de pamplinas, levantaos. -Les ordenó Vegeta sin hacer mucho caso de aquellas muestras de admiración y otros cotilleos.-

 

            De inmediato los así interpelados se levantaron quedando en un total y respetuoso silencio. Vegeta entonces, se cruzó de brazos y añadió.

 

– No penséis que he acabado con él tan fácilmente. Solamente lo he dispersado. Ese Dragón a buen seguro que volverá a materializarse. Lo que debo hacer es encontrar su amuleto y llevármelo conmigo a la dimensión celestial, allí no causará más daño.

-¿Y no sería mejor destruirlo?- Le preguntó Roy.-

-Está forjado con metal de otra humanidad y tallado por deidades infernales,- repuso su ancestro.- Para vosotros es indestructible. Es más, ni yo mismo podría hacerlo.

-Bien, pues vamos por él, el Dragón se materializo sobre ese lugar.- Señaló Diamante - el amuleto debe estar allí.

 

            Todos fueron rápidamente en aquella dirección pero, tal y como Vegeta había anunciado un denso humo se recompuso nuevamente. Aunque esta vez, no tenía forma de Dragón, sino de una criatura humanoide. De gran altura aunque en los límites humanos.

 

-¡Mierda!- Exclamó Zafiro.- Otro de esos bichos. Pues acabaré con él.-

 

Y sin esperar réplica lanzó un rayo contra esa criatura que lo dejó pasar a través de su cuerpo, en su cara fueron apareciendo unos toscos rasgos que esbozaron una maligna y divertida sonrisa.

 

-¡El ataque de mi hermano le ha atravesado sin hacerle nada! - Exclamó Diamante anonadado.-

-Eso es magia negra y de la más poderosa,- reconoció Roy.- Si nuestros ataques no le afectan no sé cómo vamos a vencerle.

-Podríamos probar con otro más potente.- Propuso Calix.-

 

            En ese instante el monstruo, que no perdía el tiempo, atacó a Blinz que se situaba en su radio de acción como el más cercano. Bastó un sólo golpe para dejarle fuera de combate. Haruka, Michiru y Calix corrieron a auxiliarle. Mientras, los demás atacaban con ráfagas de energía al monstruo que de nuevo las dejaba pasar inofensivamente a través de su inmaterializado cuerpo.

 

-Así no conseguiremos nada,- masculló Lornd furioso e impotente.-

-Puede atacarnos uno por uno y quedarse tan fresco.- Indicó Zafiro bastante incómodo con la idea.-

-Lo que me lleva a preguntarme cómo podríamos afectarle.- Se preguntaba Nephrite.-

-Sí…lo veo muy complicado- Comentó Ail.-

-¿Y si hacemos la fusión?,- les propuso Diamante- por lo menos, si nos ataca podremos luchar contra él.

-Es cierto- convino Roy.- Cuando ataca se hace vulnerable. Vosotros podríais distraerle y nosotros atacarle después.

-¿Vosotros conocéis esa técnica?,- inquirió Vegeta sorprendido. - Bien, yo creo saber cómo podemos provocar a ese monstruo, vosotros fusionaos.

 

            Diamante, Nephrite, Ail y Zafiro asintieron y se colocaron en posición formando un único guerrero de nombre Diaphizitel, bastante  alto y de pelo largo con tonos irisados.

 

-¡Ahora monstruo asqueroso!- Le gritó Vegeta en su más puro estilo provocador y chulesco.-  Lucha si te atreves, no te ampares en tu intangibilidad como los cobardes.

 

            El aludido no respondió al legendario saiyajin quien añadió de forma más despectiva.

 

-Tienes miedo de que seamos más fuertes que tú, y no me extraña. Si pudiéramos tocarte no nos durarías ni un minuto.

-¿Eso crees?- repuso al fin aquel ser con una atronadora voz, afirmando. - Yo soy una criatura del corazón mismo de la oscuridad y puedo venceros a todos.

-Pues empieza por mí - Le desafió Diaphizitel aseverando- ahora soy muy poderoso.

 

            El monstruo respondió con una mueca y emitió tal cantidad de energía que hizo temblar la Tierra.

 

-Eso no me impresiona. Tendrás que hacerlo mucho mejor. - Repuso su impávido rival mirándolo fijamente.-

-¿Y esto?- repuso el monstruo atacando a gran velocidad con varios golpes que su contrincante detuvo con grandes problemas.- Tú no eres rival contra mí, ¡estúpido!

 

            Haciendo buenas sus palabras el monstruo derribó a Diaphizitel con sus golpes dejándolo fuera de combate. Al cabo de unos pocos minutos los muchachos se separaron maltrechos mientras el monstruo aullaba triunfalmente con los brazos en jarras.

 

-¿Quién es el siguiente?...- Desafió abiertamente a todos los presentes.-

 

            Al unísono Seira, Yailr, Calix y Dariel volaron hacia él y le acometieron con todo tipo de golpes, pero el monstruo los esquivaba sin ningún problema. Alargando sus brazos capturó del cuello a Calix y Dariel que notaron desvanecerse sus fuerzas. Exhaustos dejaron de ser súper guerreros y el monstruo les liberó. Ambos cayeron como fardos al suelo, demasiado agotados para levantarse. Después lanzó un rayo contra Yailr que se estrelló contra el terreno. Las guerreras Urano y Neptuno junto con Saturno, acudieron a tratar de ayudarles.

 

-¡Ja, ja!...esa energía no me ha venido mal- Le dijo aquel monstruo a Seira que le miraba pasmada sin saber que hacer.-

-Seira, ¡apártate de ahí!- Le gritó Haruka que aun atendía a Blinz que parecía malherido.-

-¡Yailr! – Exclamó la saiyajin por su parte, mirando con horror el cuerpo tendido de su compañero, y pareja de su hermano.- ¡Reacciona!

           

            Pero ese guerrero no se movía. El propio Lornd corrió hacia él y trató de reanimarle. El monstruo sonrió enseñando unos curvos colmillos que llenaban unas fauces, vacías por lo demás.

 

-¡Maldito!- Exclamó Seira aumentando su poder uy bombardeando a ese maligno ente con bolas de energía.- ¡Muere!

 

            Produjo una cadena de explosiones tremendas que ocultaron a su enemigo de la vista de todos. La muchacha jadeaba ya agotada por el esfuerzo pese a seguir manteniendo su intensidad en el ataque…tras un buen rato, agotada dejó de lanzar ráfagas de energía.

 

-¡Ja, ja, ja, ja!- Fue la respuesta que pudieron escuchar entre la nube de polvo y restos provocados por ese ataque…

 

Aquella maligna criatura reapareció incólume y con un invisible poder inmovilizó a Seira que se debatía de pie sobre el terreno. Entonces su enemigo alargó uno de sus brazos para atrapar a la saiyajin pero Setsuna, llegando de donde nadie esperaba, apartó a su amiga y guardiana que cayó sin fuerzas al suelo. No obstante, la reina recibió una descarga de energía oscura de aquel ser que se rio con regocijo proclamando.

 

-Esto tendrá sus consecuencias para ti... y quizás para alguien más, ¡ja, ja!…

-¿Qué has querido decir con eso, maldito?- Le espetó Seira, pero el monstruo no respondió, la espantada guerrera se volvió enseguida hacia su reina, exclamando entre preocupada y visiblemente asustada en tanto trataba de levantarse.- ¡Señora!..

-Tranquila, esto bien.- Dijo la soberana de los saiyajin puesta en pie.-

 

            Michiru entre tanto se comunicó con Ami y le puso al corriente de lo que sucedía. Ésta lo notificó a las demás, Usagi exclamó perpleja.

 

-¡Vegeta aquí! La amenaza debe de ser gravísima.-

-¿Qué hacemos?- Le preguntó Sailor Venus.-

-Vamos.- Respondió Usagi.- Debemos ir. Nos necesitarán.

- Vamos entonces.- La secundó Rei.-

-Iremos con vosotras.- Se ofreció Petz.-

-No, será mejor que os quedéis aquí. Podrían necesitaros.- Replicó Makoto.-

 

            Las justicieras y Tom no parecían demasiado dispuestos a seguir esa indicación, no obstante, fue Ami la que les dijo.

 

-Por favor. Seréis más útiles aquí para ayudar a tranquilizar a la gente. En esta ocasión no podéis ayudar en esta batalla.

-Está bien.- Concedió Bertie a desgana mirando de reojo a sus compañeras.-

-Si vosotras lo decís, supongo que tendréis vuestras razones.- Declaró asimismo Cooan.-

- Buena suerte.- Les deseó Esmeralda con idéntica resignación.-

 

            Las guerreras asintieron y se dieron prisa en acudir en ayuda de sus amigos. Mientras tanto una aparentemente indemne Setsuna había ayudado a incorporarse a su guardiana, que algo envarada replicó.

 

-Gracias, Señora.- Le dijo Seira aliviada - Me tenía paralizada, no podía moverme...te pido perdón, se supone que soy yo quien debe protegerte a ti. ¿Estás bien?

- Sí. No te preocupes. No seas tonta. - Le sonrió su soberana, replicando.- Debemos protegernos los unos a los otros.

 

            Aunque su conversación se vio cortada por las palabras de aquel ser de pesadilla que se burlaba abiertamente de ellos en tanto recuperaba el tamaño normal de su brazo. Mientras Lornd llamó a su hermano tras dejar a Yailr junto con Calix y Dariel…

 

-Me parece que soy demasiado para vosotros.- Afirmaba ese ente con sorna.-

-No nos queda otra. Roy, tú y yo debemos hacer la fusión.- Le indicó Lornd a su hermano menor.-

-Muy bien- convino éste.-

 

Ambos adoptaron esa postura en tanto Vegeta les indicaba.

-Vosotros distraedlo mientras yo me concentro para acabar con él con la única técnica que puede lograrlo.

-¿De qué técnica hablas? - Le inquirió Lornd sorprendido.-

-Del golpe astral- respondió su antepasado que les explicó - Es simple, libero mi cuerpo astral y gracias a eso puedo tocarle hasta cuando se hace intangible a vuestros ataques. Es una técnica que aprendimos en el otro mundo Kakaroto y yo. Pero cuesta varios siglos dominarla y requiere su tiempo.-  Les comentó el orgulloso guerrero casi jactándose de ello a juzgar por el tono de sus palabras.- Ahora haced lo posible por distraerlo y aguantar el máximo tiempo que seáis capaces.

-Haremos lo posible.- Le aseguró Roy que se colocó en posición.- Vamos Lornd.

 

Éste se preparó de igual forma y ambos se unieron gritando al unísono.

 

-¡Fusión!...

 

            Del resplandor dorado que provocaron surgió Loroy, el nombre dado a la unión entre ambos. Transformándose con facilidad en súper guerrero de nivel tres, desafió al monstruo que le contemplaba divertido.

 

-Esta vez me tienes a mí de oponente, no te va a resultar nada fácil vencerme.

-Acabaré contigo igual que con tus amigos y no me será nada difícil,- se jactó el monstruo.-

-¡Pues vamos a verlo! - gritó Loroy que atacó con todas sus fuerzas logrando golpear al monstruo en la cabeza. Ésta se deformó considerablemente aunque volvió enseguida a su estado natural.-

-Admito que eres más fuerte que los otros.- Reconoció aquel ser que parecía divertido cuando agregó - eso le dará mayor interés al asunto.

           

            Alargó sus brazos para  atrapar a su rival pero éste los esquivó. Es más, sujetando uno de ellos levantó al monstruo y le estampó contra el suelo abriendo un gran cráter que rellenó con rayos de energía hasta provocar una tremenda explosión. El resto de los presentes se había cubierto con una barrera de energía protectora. Dariel y Calix, así como Blinz, se había recuperado gracias a las alubias y unidos a Seira protegían a los demás. El Canciller trataba de recobrar a Yailr que era el único que no parecía reaccionar.

 

-¡Dadme otra alubia!- Pidió con desesperación a  sus compañeros que enseguida se la entregaron.-

 

Diamante, Nephrite, Ail y Zafiro aún no habían ingerido ninguna y seguían en el suelo, atendidos ahora por Haruka, Michiru y Setsuna que se las hicieron tomar. Disipada la explosión Blinz exclamó atónito.

 

-¡Ha sido un poderosísimo ataque, un poco más y destruye el planeta entero!

-No temas,- le tranquilizó Setsuna.- Ellos no pondrían en peligro la Tierra, han calculado el ataque bien.

-Ahora sí que no debe de haber quedado nada de él,- sentenció Zafiro.-

-No te fíes de eso.- Le advirtió Seira comentando.- Esa criatura posee unos poderes que no podemos ni imaginar.

-Pero después de eso nadie sobreviviría.- Objetó Haruka apoyando a Ail para ayudarle a levantarse.-

-¿Ah no? - Dijo Calix señalando al cráter.- Entonces ¿Puedes decirme quién es ese?

 

            La respuesta no podía ser más evidente, el monstruo se erguía sobre aquel foco de destrucción como si nada hubiera pasado. El ataque de Loroy no parecía haberle afectado en absoluto.

 

-¡Je, je, je, je! - Rio de forma burlesca mientras las últimas partes de su cuerpo deformadas por efecto del ataque volvían a su ser.- No está mal, eso me ha molestado un poco.

           

            Loroy le miraba fijamente sin poder creerlo. Había empleado una fuerza capaz de destrozar varias veces la Tierra, concentrándola sobre aquel ser que había absorbido el impacto por entero. Ahora, después de eso, tenía que verle ahí como si nada hubiera pasado.

 

-No tienes nada que hacer, me da lo mismo si os unís dos o doscientos.- Añadió aquella criatura con plena seguridad.-

-Mirad, ¡el ataque de Loroy ni siquiera le ha dañado! - Exclamó Blinz aun sin poder creérselo.-

-¿Que vamos a hacer?- Musitó Seira apretando los puños con impotencia para admitir.- Tiene tanta fuerza que no podemos ni rozarlo.

-Mirad allí. ¡Es increíble! - señaló Hotaru hacia una distancia de varios cientos de metros.-

           

            Todos miraron al unísono, se habían olvidado completamente de Vegeta que seguía aumentando su nivel de energía, ahora brillaba de un tono radiante como el oro, pero no de la forma habitual de los súper guerreros, con el pelo rubio y un aura alrededor, en esta ocasión, todo él era de color dorado, el cuerpo parecía una estatua de oro brillante y su poder crecía y crecía. Por fortuna parecía que el monstruo no se había percatado de eso. En vez de advertirlo dedicaba toda su atención a burlarse de Loroy, al que atacó con un rayo de energía muy potente que éste, con grandes apuros, hubo de desviar fuera de la atmósfera. A los pocos segundos una titánica explosión iluminó la Tierra entera como si mil soles la alumbraran. El grupo tuvo que taparse los ojos hasta que ese increíble resplandor se extinguió. Por su parte, completamente agotado al reflectar tan fabuloso ataque, Loroy quedó a merced de los golpes del monstruo que le sometió a un duro castigo.

 

-Ahora vas a comprobar lo que es el verdadero poder.- Se jactó aquel ser, en tanto de un golpe enviaba a Loroy a centenares de metros, estrellándole contra un edificio que se derrumbó sobre él.-

 

            En ese instante llegaron Guerrera Luna y las demás que, prestas, se reunieron con sus compañeras y el resto de sus amigos.

 

-Debemos ayudarlo. - Les pidió Setsuna - sino el monstruo acabará con él.

-¡No, no lo hagáis! - Les gritó Vegeta que se había colocado junto a ellos sin que lo advirtieran para indicarles.- Necesitaré toda vuestra energía para rematarle después del ataque. Aunque primero debéis formar una barrera que os proteja, pues la onda expansiva será enorme.

 

            El monstruo había desapareció, reapareciendo junto a su rival en un abrir y cerrar de ojos. Ahora jugaba con Loroy a su capricho, éste se defendía como podía golpeando a su rival en repetidas ocasiones pero sin conseguir más que hacerle algún agujero o abolladura que se reparaba en el acto. En el momento menos esperado, Roy y Lornd se separaron al agotarse el tiempo de la fusión, ambos cayeron al suelo exhaustos. Entonces Vegeta indicó a Blinz y Dariel que atacasen al monstruo con rayos de energía para distraerlo a la vez que Seira y Calix iban a dar sendas alubias a los dos hermanos.

 

-¡Maldito seas monstruo repugnante!.- Escupió Dariel en tanto no dejaba de ver el cuerpo de Yailr tendido en el suelo.-

-¡Oh, el amor!- Se burlaba ese monstruo para escupir divertido.- Hay una cosa que vuestros soberanos no os dijeron, ilusos. El reverso del amor es el odio… Y seguro que me odias mucho ahora… ¡Anda, demuéstrame cuanto!…

-No, no lo hagas.- Quiso advertirle la Guerrera Luna con un grito.- ¡Esa nunca es la respuesta!

 

            Aunque fue tarde. Dariel ya estaba atacando a ese ser con todas sus fuerzas. Calix se unió a él tratando de cubrirle. Entre los dos bombardearon incesantemente a aquel ente malévolo.

 

-¿Qué tal está Yailr?- Se interesó ahora Seira yendo a su lado.-

 

            Para horror de todos, ese muchacho no parecía respirar. Había sido alcanzado en el pecho y casi tenía un boquete del tamaño de un puño…

 

-¡Dios mío!- Pudo musitar la guerrera Marte.- Ami… ¿Hay algo que puedas hacer?

 

            La requerida se llegó enseguida hasta el cuerpo de aquel saiyajin, pese a que le reconoció y trató de reanimarle no sirvió de nada.

 

-Está muerto.- Suspiró la joven médico.- Lo siento…

 

Aunque sus palabras llegaron a oídos de Dariel que ahora aulló lleno de rabia y dolor para aumentar enormemente su aura…el propio Calix a su lado se apartó impresionado por lo que veía. Ese muchacho desarrolló la fase tercera de súper saiyajin y lanzó otro ataque poderosísimo contra su enemigo…el propio Calix le secundó para ayudarle.

 

-¡Al suelo! – Previno Seira que esta vez sí, cubrió a su soberana con su propio cuerpo.-

 

            Todos se arrojaron al suelo para cubrirse de la enorme onda expansiva. Tras la explosión y por desgracia. Tal y como era de esperar los ataques combinados del Canciller y el General de los ejércitos saiyajin, no afectaron al enemigo pero sí llamaron su atención el tiempo suficiente para que Vegeta terminase de preparar su técnica y para que Lornd y Roy, recuperados lo suficiente, se apartasen de allí.

 

-Es el momento.- Gritó Vegeta. -¡Ahora...Ataque masivo del cuerpo Astral! - Exclamó y acompañando a su invocación, emitió una poderosa ráfaga dorada contra aquel ser que quedó envuelto por ella, recubriéndose así del mismo tono, parecía un áureo ídolo clavado en una posición retorcida.- Os toca a vosotros,- añadió el legendario rey de los guerreros del espacio.- Atacadle ahora, que es vulnerable...

 

Todos los saiyajin, los muchachos y las guerreras aunando fuerzas en sus ataques planetarios, lanzaron sus más potentes andanadas de energía y sus mejores técnicas que confluyeron formando un caleidoscopio de colores contra ese ser haciéndole saltar hecho pedazos al recibir el choque. Las partes, aun de color dorado se desvanecieron en la nada y esa potente aura maligna que emitía desapareció del ambiente. Vegeta recuperó su aspecto habitual a la par que los demás se cubrían de la onda expansiva que volvía asolando toda la superficie en decenas de kilómetros a la redonda. Lornd cubrió a Setsuna. Blinz y Dariel hicieron lo propio con Haruka y Michiru que se encontraban cerca de ellos e inermes por el esfuerzo realizado.

 

-¡Por fin nos hemos deshecho de ese monstruo! - Vitoreó Calix  abrazado a su esposa.-

-Ha sido muy duro, pero lo hemos conseguido.- Sentenció Roy dedicándole unas reconocidas palabras a su antepasado.- Gracias gran Rey Vegeta.

-No os pongáis tan contentos,- les repuso éste sin perder su compostura de seriedad.- Le hemos eliminado temporalmente. Ha vuelto a la talla. Ese ser es indestructible porque el mal nunca muere. Ya os he dicho que sólo estaréis libres de él si me llevo el amuleto conmigo.

           

Pero el grito de dolor de Dariel les hizo mirar a todos en esa dirección. El saiyajin había aterrizado y abrazaba el cuerpo muerto de su pareja…

 

-¡Hermano!- Pudo musitar Seira observándole consternada.- Lo lamento…

 

            Nadie se atrevía a decir nada más. Al fin fue el propio Vegeta quién se aproximó posando una mano sobre el hombro del desconsolado Canciller y le dijo con tono firme.

 

-Fue un gran saiyajin. Murió como todos los nuestros deben hacerlo. Con honor y con valor…

-Me perdonarás… si eso ahora no significa nada para mí…- Pudo balbucir Dariel con el rostro arrasado por las lágrimas.-

-No tengo nada que perdonarte.- Fue la réplica de su augusto interlocutor.-

 

            Aunque éste miró hacia el Cielo y esbozó una leve sonrisa. En ese instante apuntó con la palma de su mano hacia Dariel y el fallecido Yailr…

 

-¿Qué vas a hacer?- Pudo preguntar el atónito y horrorizado Lornd.-

 

            Su antepasado no le respondió directamente, para pasmo de los presentes sus cabellos se elevaron al cielo iluminados por un tono azul claro y lanzó sobre sus objetivos un rayo dorado. Sin embargo éste, lejos de destruirles les recubrió. Para asombro del Canciller y los demás allí presentes eso obró una especie de milagro. El boquete del pecho de su compañero se cerró y éste volvió a  respirar abriendo lentamente los ojos. Finalmente el legendario rey afirmó.

 

-No era su momento…

-¡Gracias! Señor…- Musitó un atónito y emocionado Dariel cuando su pareja fue capaz incluso de ponerse en pie.- ¡Muchas gracias!

 

            Todos estaban igualmente asombrados. Con la boca abierta ante tamaña exhibición de poder. Y entonces, ante el silencio admirado de los presentes, Vegeta simplemente se limitó a sentenciar.

 

-Este es el poder de un súper saiyajin Dios…con algo de refuerzo…eso sí…

 

            Dicho esto voló sobre el punto focal donde había aparecido el Dragón y recogió el amuleto que seguía intacto.

 

-Ahora tengo que volver a mi dimensión. Supongo que a estas alturas ese viejo chismoso de Landar se habrá enterado de mi ausencia y se lo habrá dicho a mi mujer y Bulma tiene muy mal genio. Os puedo asegurar que el dragón oscuro no es tan peligroso como ella cuando está enfadada. - Rezongó nada entusiasmado por la sola idea de tener que soportar una reprimenda de su esposa.-

-Muchas gracias por lo que has hecho.- Pudo decir Dariel.-

-Sí, te debo mi vida, Mi Señor.- Añadió Yailr que ya parecía estar perfectamente.-

-Olvídalo.- Repuso Vegeta agregando con tono enigmático en tanto miraba hacia la guerrera Luna.- Hay cosas que no deberían haber ocurrido. Ésta era solamente una…

- Sea como fuere, nunca te olvidaremos,- le dijo Lornd con manifiesto respeto y admiración mientras se arrodillaba. – No solo eres el origen de nuestra familia y un auténtico rey de los Guerreros del Espacio. Sino un Dios. Espero ser digno de transmitir tu herencia, Señor.

 

            Los demás saiyajin incluido Roy, siguieron el ejemplo del soberano. Vegeta no pareció hacer mucho caso y volvió a levantar la palma de su mano. De nuevo lanzó un chorro de energía, esta vez de color azulado Él mismo brillaba ahora con ese aura y color de pelo azul celeste y su energía abrió otra vez un agujero dimensional. Eso sí, antes de pasar por él, se permitió mirar a los saiyajin, en especial a Roy y a Lornd y mostrar una ligera sonrisa de satisfacción y orgullo, no sólo de sí mismo, sino de aquellos descendientes suyos que habían probado tanta fuerza y valor. Inmediatamente después y sin dar más pie al sentimentalismo, desapareció por la abertura que se cerró tras él.

 

-¡Ha sido una gran batalla! - Declaró Dariel con el júbilo que da una trabajosa victoria.- Y un milagro.- Agregó mientras abrazaba a Yailr.-

 

            Y para pasmo de todos los presentes, y rubor de muchas de las chicas, esos dos se dieron un largo beso en los labios…

 

-Eso…en fin.- Murmuró apuradamente Roy mirando hacia otro lado.- Ya va siendo hora de volver a casa. Nuestras mujeres se estarán preocupando…

-Claro. Es cierto… - Convino Diamante que hacía lo propio.- Esmeralda tendrá muchas ganas de volver a Paris… Digo yo…

-Sí, y seguro que Petz estará como loca por mirar en qué estado se encuentra la tienda.- Comentó Zafiro tratando a su vez de no fijarse en la pareja de saiyajin.-

 

            Finalmente esos dos dejaron ya las muestras de afecto. La propia Seira sonrió, abrazando ahora a su hermano y después a su propio prometido con las expresiones alegres de los demás.

 

-Sí, ahora debemos volver a nuestro planeta.- Indicó Lornd.-

-¿A qué tanta prisa?- Le disuadió su hermano- quedaos un poco más, esto comenzó cuando estábamos cenando en mi casa...Además, ya sabes lo que toca cada vez que ganamos una batalla de estas.- Se sonrió.-

-¡Fiesta!- Exclamó Minako con visible animación.-

- Has acertado. – Se sonrió Nephrite comentando con Ail.- Supongo que Annie y tú podréis quedaros un poco más para celebrar, amigo.

-Contad con nosotros. – Aseguró el extraterrestre elevando un pulgar.-

-Pues toca preparar algo de comida. – Terció Makoto observando a sus amigas.-

-A mí no me mires.- Movió la cabeza Marte haciendo un espacio con las manos.-

-SÍ…ni tampoco a Usagi. - Se sonrió Ami divertida.-

-Desde luego que ni se os ocurra proponerle que cocine… la pobre es un completo desastre para eso. - La acusó Rei.-

 

            Aunque para su sorpresa  la aludida no estaba allí para replicarle picada como en otras ocasiones.

 

-¡Qué raro! ¿Dónde se habrá metido?- Quiso saber la guerrera de Marte mirando hacia todos lados sin ver a su compañera.-

-Hace un instante estaba aquí.- Replicó Hotaru que tampoco la había visto desde el momento del ataque contra el dragón.-

- Habrá tenido algo que hacer.- Comentó Roy quitándole importancia.-

-Lo mejor será que vayamos a buscarla.- Les dijo Minako a sus compañeras que asintieron.-

-Chicas. ¡Estoy aquí!- Las llamó Usagi que se quitaba algunos escombros de encima que la habían dejado llena de polvo hasta las orejas.

-¡Menuda pinta que tienes!- Se rio Rei, más aliviada ahora.-

-¡Ya estamos! - Replicó Guerrera Luna brazos en jarras para aseverar.- Tras uno de esos ataques tan estruendosos se me vino encima un murete de yeso.- Me hubiera gustado verte a ti en mi lugar.

-Seguro que me habría quedado mucho más elegantemente sobre él en lugar de debajo.- Se burló Marte.-

 

            Por supuesto las demás no pudieron evitar que Usagi sacase la lengua a su amiga y ésta replicase de igual modo. Incluso Haruka y Michiru suspiraron resignadas. Aunque Hotaru se reía. Siempre se lo pasaba en grande cuando esas dos polemizaban de esa forma.

 

-Bueno chicas. Dejadlo ya.- Les pidió Roy comunicándole a Usagi.- Vamos a hacer una de nuestras fiestas de la victoria. De modo que llama a Mamoru. Por cierto. ¿Dónde se ha metido? No estuvo aquí en ningún momento.

-Tuvo que atender unos asuntos con Luna y Artemis. – Le explicó la Guerrera Luna con tono más serio ahora, aunque enseguida lo suavizó agregando con su jovilidad habitual.- Pero vendrá a la fiesta, seguro.

- Así que anímate, hermano.- Le comentó Roy al rey de los saiyajin, alegando.- Pocas veces podremos reunirnos ya de esta manera.

-Es verdad.- Sonrió Lornd aunque tuvo que añadir, recordando sus deberes. - Pero nuestro mundo no se gobierna solo...

-Con tu permiso, señor- Intervino Dariel.- Yo volveré para hacerme cargo, tú disfruta de la compañía de tu hermano.

-Sí, volveremos los dos.- Añadió Yailr que permanecía junto al Canciller.-

-Muy bien, encargaos vosotros,- convino el soberano que se dirigió a los otros saiyajin con más tranquilidad.- Blinz, Calix y Seira podéis volveos si lo deseáis.

-Por esta vez que nuestro Canciller y Yailr se queden también.- Propuso desenfadadamente Setsuna afirmando.- Veréis chicos, no os vendrá mal conocer el ambiente festivo de la Tierra. Creo que Nuevo Vegeta estará bien guardado hasta nuestra vuelta…

 

            No había terminado de decir esto cuando sintió un leve mareo, se trastabillo ante las preocupadas miradas de todos. Enseguida tanto Seira como el propio Lornd la sostuvieron.

 

-Mi reina. ¿Estáis bien? - Se interesó la guardiana con patente inquietud.-

-Cariño.- Añadió Lornd observándola a su vez con preocupación.- ¿Qué te ocurre?

-Sí, estoy bien, - les sonrió la interpelada que ya se encontraba perfectamente.- Tengo que descansar un poco.

-En tu estado no has debido luchar a nuestro lado.- Le dijo Seira con tono de suave reprimenda.-

-Las mujeres saiyajin deben luchar en cualquier ocasión. Tú siempre me lo dices.- Replicó la aludida.-

Sí...pero hay excepciones. Tú eres nuestra reina y estás encinta.- Opuso la guardiana bajando la cabeza para agregar.- Te suplico que no vuelvas a arriesgarte, y menos por mí. No me lo perdonaría nunca si algo te sucediese.

-Bueno. Por fortuna todos estamos bien.- Intervino Zafiro con un talente más optimista.-

 

            Los demás asintieron. Incluso Lornd abrazó a su esposa sintiéndose más tranquilo. Todos excepto Usagi que recordaba con claridad lo que había sucedido hacia tan solo unos minutos. Había mentido a todos. Incluidas a sus propias amigas. Ella no estuvo bajo ningún montón de yeso. Lo cierto es que durante unos minutos se transportó a la misma dimensión a la que había retornado el rey Vegeta y tuvo una charla con él y Mamoru, que la esperaba allí, como Endimión.

 

-La situación es realmente grave.- Meditaba ahora, ajena a las celebraciones del resto.-

 

Recordó que apenas tuvieron tiempo de acostumbrarse a ese vacío inmaculado que les rodeaba. El saiyajin se aproximó al verles aparecer. Y con un tono más amable de lo que solía saludó a Usagi besando su mano.

 

-Reina Serenity. Me alegra haberos visto a ti y al rey Endimión.

-Agradecemos mucho tu ayuda. – Replicó el interpelado añadiendo.- Lástima que Goku no pudiera acompañarte.

-No hacía falta para nada. - Contestó Vegeta retomando su seco tono habitual, aunque añadió con más regocijo.- Su mujer le tiene bien agarrado. El muy tonto le prometió ayudarla a limpiar la casa. ¡Menudo idiota este Kakaroto, nunca aprenderá!

-Lo principal es que todo ha salido bien.- Intervino Serenity.-

 

La soberana lo hizo con una amplia sonrisa al escuchar aquello. Sí, así era el buenazo de su amigo Goku, no cambiaría jamás. Aunque enseguida centró la atención en su contertulio quien le dijo.

 

-Mis descendientes son buenos muchachos, y tienen mucha suerte de que estéis velando por ellos. Si no fueran tan ingenuos verían en ti lo que en realidad eres y tu auténtico poder. Pero los pobres se dejan engañar por las apariencias. ¡Casi me dan lástima! Espero que alguno pueda consultar el libro…- Declaró enigmáticamente Vegeta.-

-Un día llegará el momento de que algunos lo hagan, amigo mío. - Afirmó la interpelada agregando.- Por ahora todo está bien así. Pero me alegra que hayas decidido participar un poco. También vosotros tenéis una parte importante en esto. Y no os prodigáis como nos gustaría.

-No es nuestra tarea. En este caso debí hacerlo puesto que esta situación no estaba prevista.- Afirmó el saiyajin que agregó no sin tono de cierta preocupación.- Por cierto. Vigila a la reina de mi pueblo…esa antigua sailor compañera tuya, ¿Setsuna se llama, no? Me temo que las cosas no serán como las habíamos planeado…

 

            Ahora tanto Serenity como Endimión se miraron sin comprender. Fue ella la que primero captó el terrible significado de esas palabras.

 

-Has visto algo en el libro, ¿verdad?...

 

            Sin embargo, su interlocutor no respondió. Se limitó a sonreír de forma adusta como solía hacer y tras una leve inclinación de cabeza se despidió.

 

-Ha sido un honor combatir a vuestro lado, Majestades…

 

            Y sin más se alejó perdiéndose entre ese espacio inmaculado. Entonces Serenity le comentó a su esposo.

 

-Esto no me gusta.

-Ni a mí.- Acordó él.- Puede ser que otra alteración en la corriente espacio- temporal se haya producido con esta batalla.

-Y esta vez Setsuna no está al corriente de ello. Al no seguir en su cargo.- Se lamentó la soberana.-  Pero lo que más me inquieta es que habrá querido decir Vegeta con eso de que la vigilemos.

-No es momento de culparnos. Sabes que las cosas debían ser así. Al menos hasta ahora. La labor que tenemos es muy ardua. Y estaremos pendientes de ella y de los demás. - La intentó animar él.-

-Es verdad. Queda todavía mucho que hacer. Aunque las bases ya están puestas…

-Volveré al futuro y daré instrucciones a Chibiusa.- Le contestó él, añadiendo.- Será mejor que regreses con ellos o sospecharán algo.

 

            Y la reina así lo hizo, pasando a representar su comedia como la torpe Usagi una vez estuvo rodeada del resto de sus amigos. Allí, tras dejar su disputa con Rei escuchó a su amigo Roy indicarles con jovial entusiasmo.

 

-Pues rumbo al cuartel general. ¡Hay que hacer los preparativos!

 

            Todos convinieron en eso. Los que dominaban la translación Instantánea llevaron a los demás. Las guerreras por su parte utilizaron su sailor teleport. Así, una vez reunidos todos. Roy le dijo a Mimette.

 

-Vete desempolvando el karaoke. Y pon de nuevo esas canciones tan marchosas de antes. Toca celebración.

-¡Marchando!- Exclamó la entusiasmada joven que siempre estaba por la labor de festejar.-

 

            Ahora fue Haruka la que, sonriente, les comentó a Dariel, Yailr y Blinz, que miraban a su alrededor, sorprendidos de lo rápidamente que se hacían tales preparativos en una gran explanada de la isla propiedad de Ian Masters…

 

-Ya veréis como son las fiestas en la Tierra.

-Sí,- convino Michiru casi colgándose a su compañera de un brazo.- Nos lo vamos a pasar muy bien.

-Así parece.- Declaró el canciller de los saiyajin al que el resto de las sailors, ya con sus identidades normales, observaban con patente interés.-

-¡Me pido el primer baile con Dariel! - Terció Minako llevándose ambas manos entrelazadas a la barbilla.-

-¡De eso nada, mona! Yo le vi antes. Además…- Replicó Makoto.-

-Sí… ¡te recuerda a un novio que tuviste! - Se rio Ami.-

-No, listilla. - Replicó la aludida añadiendo.- Iba a decir que soy la mejor bailarina de todas.

-Hay que ver como sois, - Intervino Rei a su vez apartando a sus compañeras en tanto sentenciaba.- Está claro que antes bailará con una atractiva joven como yo.

-Mejor será que os ahorréis la molestia.- Les indicó Haruka no sin regocijo cuando las hizo ver que ese apuesto saiyajin estaba abrazado a otro guerrero del espacio en actitud inequívoca.-

-Vaya.- Suspiró Minako.- Entonces la cosa iba en serio.- Yo que pensaba que fue por la alegría de haber salvado a su compañero.

-Eso no te lo crees ni tú, monina.- Se sonrió Rei, añadiendo con tintes llenos de picardía.- Pues anda que no se notaba que había algo ahí…

-¿Quién sabe? A lo mejor también le gustan las chicas.- Comentó Makoto.-

-No me da a mí esa impresión.- Sentenció Ami con tono resignado.-

-¡Es cierto! –Suspiraron las demás con tintes resignados.-

-Aunque todavía os queda el otro.- Afirmó una divertida Michiru refiriéndose a Blinz.-

 

            En eso que tanto Seira como Calix pasaron por allí. Ambos observando divertidos aquella escena. Se dirigieron a sus dos compañeros saiyajin.

 

-Vaya, ¿Qué te ocurre, hermano? ¿Necesitas mi ayuda?- Sonrió adustamente ella.-

-Las princesas han expresado su deseo de bailar conmigo.- Repuso él observándolas no sin estupor y añadiendo.- No sé si será correcto desairarlas.

-Por mí no te inquietes. Será una costumbre de la Tierra.- Le animó Yailr.- Por mi parte puedo intentar eso que llaman aquí bailar, con alguna…

-No creo que me guste esa idea.- Sonrió su interlocutor tomándole entre sus brazos.-

-Es mejor no ser descortés.- Sonrió su pareja argumentando.- Además, eres el Canciller. Tienes que dar ejemplo…

 

            Dariel asintió divertido. Aunque ahora las chicas estaban discutiendo entre ellas sobre cuál iba a bailar primero con ese otro apuesto guerrero del espacio en referencia a Blinz. Al parecer echándolo a suertes con algún juego de azar de la Tierra, dado que no paraban de gritar las palabras “piedra, papel, tijeras” Eso hizo que los saiyajin sonrieran. Al menos Calix que, ya era más ducho en las costumbres humanas, le comentó a su hermano que se aproximó a ellos.

 

-Eso es que muestran interés amoroso por ti. O al menos las atraes.

-En ese caso supongo que combatirán. - Comentó el aludido.-

-No es esa su costumbre.- Replicó Seira con una leve y divertida sonrisa, al tiempo que mirando de reojo a las chicas.- Suelen dirimir estos temas de otra forma.

 

            Aunque fue Blinz quién se adelantó a todos cuando, dirigiéndose ceremoniosamente a Haruka, le propuso para perplejidad del resto de las guerreras que todavía se le estaban rifando.

 

-Alteza. ¿Me concedería un baile?

 

            Urano le miró sorprendida pero enseguida sonrió afirmando.

 

-No veo por qué no…

 

            Y se dejó tomar de la mano por el guerrero que la llevó hacia el centro de la gran explanada donde celebraban la fiesta. Eso hizo que todas las demás sailors dejasen de discutir entre ellas y mirasen con la boca abierta. Momento que aprovechó Dariel para aproximarse a Michiru y pedirle a su vez del mismo modo galante y ceremonial.

 

-Alteza, ¿me haríais el honor de bailar conmigo?

-No veo porque no.- Repuso inmediatamente ella a imitación de su compañera, para dejarse conducir a su vez a la zona de danza.-

           

            Roy, Lornd, Setsuna y el resto de los componentes del grupo charlaban entre ellos animadamente o se cruzaban bromas. Fue Tom quién se percató de lo que pasaba y le indicó a su esposa.

 

-Mira Connie. ¿No son esas Haruka y Michiru?

-Sí, bailando con esos dos saiyajin.- Afirmó ésta con sorpresa.-

- Desde luego que esas dos bailen con hombres no es lo más normal.- Comentó la atónita Setsuna a todo el resto de sus amigos.-

-Tratándose de hombres como esos.- Sonrió cómplicemente Esmeralda.- Cualquier chica estaría encantada.

-¿Y si fuese yo el que le propusiera a una de esas chicas bailar?- Le preguntó Diamante mirándola con una sonrisa.-

-En ese caso les diría que tú solo bailas conmigo.- Replicó ella tomándose de su brazo para dirigirse a la pista.-

-Bueno cariño, creo que nosotros dos también deberíamos movernos un poco.- Le propuso Tom a  su pareja que asintió.-

-¿Vamos con ellos, cubito?- Le preguntó Roy a Bertie que asintió con entusiasmo.-

 

            A estos les siguieron unas cuantas parejas más. A todo esto las guerreras se habían quedado atónitas.

 

-¡Vaya!- Pudo decir Minako no sin cierto fastidio.- Nos hemos quedado compuestas y sin pareja.

-Sí. ¿Quién lo iba a pensar de esas dos? - Añadió Rei eso sí, remachando con cierta pícara expresión.- Sería un interesante cambio de partenaires.

 

            Masters se aproximó entonces a Usagi y a Mamoru que habían hecho unas evoluciones por la pista de baile, con bastante más soltura y elegancia de lo que se presuponía en la teóricamente torpe muchacha, y que ahora se acercaron a los soberanos de Nuevo Vegeta. Junto al millonario venía Jennifer, muy elegante, con un vestido de noche de color salmón. Aunque la chica observó algo azorada que esa fiesta no era de etiqueta.

 

-Bueno.- Le comentó Masters despreocupadamente.- Nadie podrá negar que eres la chica más elegante del baile.

-Muchas gracias.- Pudo replicar ésta sin perder su rubor. Aunque enseguida le indicó a su jefe centrándose en el objetivo que ambos tenían en mente. – Lornd y Setsuna están ahí, junto a sus majestades del Milenario de Plata.

 

            Su interlocutor convino en eso y fueron a reunirse con ellos. En un aparte del jolgorio festivo desatado por sus amigos pudieron conversar.

 

-Entonces esperemos que todo haya terminado por fin.- Deseaba Ian con el asentimiento del resto.-

-Nunca se sabe con ese maldito Gralas.- Replicó Lornd añadiendo con cierto tinte de tristeza.- Nos apenará despedirnos de mi hermano y el resto de nuestros amigos, pero tenemos que regresar cuanto antes a Nuevo Vegeta.

-Sí, así es.- Convino Setsuna que quiso saber dirigiéndose a Serenity y Endimión.- Por lo que nos comentasteis hará año y medio cuando firmamos el tratado de asistencia triple, estabais a punto de cerrar otra alianza.-

-En efecto.- Le contó la soberana de Neo Cristal Tokio.- Os dijimos que nuestra hija se estaba ocupando de eso.

-Pero la Pequeña Dama está aquí.- Opuso Jennifer sin comprender pues veía a la pequeña Chibiusa charlando animadamente con Hotaru Tomoe.-

-Es cierto, la Pequeña Dama del presente, con doce años, está aquí.- Pero la princesa del futuro, con más de quince, se encuentra ahora centrada en esa misión junto con sus guardianas.- Le comentó Endimión.-

 

            La muchacha puso cara de no comprender, no obstante fue Setsuna la que le explicó.

 

-Cuando se viaja tanto por el tiempo se producen paradojas. Hay que tener mucho cuidado que no sean excluyentes. Por eso el portal es una zona tabú. Se debe de tener un control muy férreo sobre él para evitar eso.

-¿Paradojas excluyentes?- Inquirió Jennifer sin comprender.-

-Sí.- Le explicó Endimión afirmando.- Por ejemplo, nuestra hija con doce años y con quince no podrían coincidir en una misma época. Sería peligroso y autodestructivo para ambas versiones de ella. Sin embargo, Chibiusa en versión niña puede viajar a este pasado. Y  su otro yo adulto, en cambio. Retroceder en el tiempo, pero unos años por delante de donde estamos. Digamos que cada versión de ella tiene asignado un límite que no puede franquear.

-Luego entonces ella sabe todo lo que va a suceder. Si habláis con la versión adulta de vuestra hija…- Comentó la muchacha abriendo la boca atónita.-

-No podemos hacer eso.- Le comentó Serenity explicando.- Estamos sujetos a las mismas normas y aunque ahora actuamos como los reyes del Milenario de Plata y Neo Cristal Tokio, técnicamente no lo somos todavía.

-Sí, ahora seguimos siendo Mamoru y Usagi, en esta encarnación.- Añadió su pareja.- Nuestros otros yo del futuro sí terminarán por serlo. Ellos son los que están con nuestra hija cuando Chibiusa es adulta. Y pueden enviarnos alguna comunicación.

-Cada vez lo comprendo menos.- Suspiró Jennifer.-

-Yo tampoco entiendo nada. – Convino Ian, que, no obstante, declaró.- Lo importante es que todo se desarrolle tal y como se ha previsto.

-Así es. Lo que podemos decirte es que en unos pocos años del futuro, otra poderosa aliada se nos sumará. También estará en la Luna.- Les adelantó Usagi.-

-Y nuestros amigos tendrán un papel importante para con ella. Pero ellos no pueden saberlo todavía.- Agregó Mamoru mirando hacia el grupo de Tom, Cooan, Bertie y Roy.-

-Por eso no me gusta la alta política.- Suspiró Lornd.- Uno nunca sabe cuándo debe callarse para no hablar más de la cuenta. Prefiero no saber según qué cosas.- Y agregó despidiéndose de sus interlocutores.- Si me disculpáis, voy a charlar un poco con mi hermano.

 

            Los demás asintieron de modo cortés. Entonces fue Masters quién se despidió también, junto con su asistente.

 

-Tengo que marcharme. Los accionistas y los políticos no esperan. Además, me preguntarán que tal todo. Tocará reconstruir la ciudad y las acciones se habrán desplomado, como siempre que sucede algo como esto.

-Puedes decirle que todo ha ido conforme a lo previsto. - Le contestó Mamoru con una amplia sonrisa.-

-Me he alegrado mucho de verte, Jennifer.- Sonrió a su vez Usagi con patente cordialidad.-

-Gracias Majestad…lo mismo digo - Repuso la aludida devolviéndole la sonrisa.-

-¡Cuídate!- Le pidió Setsuna con una gran dosis de afecto.-

 

            La chica asintió y se alejó tras Masters que ya se marchaba para atender a sus innumerables negocios y otros compromisos. Aunque tras verles perderse entre el resto de los presentes la sonrisa de Usagi se extinguió, y una mirada triste la sustituyó.

 

-Pobre muchacha.- Suspiró a su vez Mamoru.-

-A veces conocer el futuro y no poder hacer nada por cambiar un hecho es algo muy cruel. – Añadió Setsuna con pesar.-

 -Sí, lo es…pero nada podemos hacer sobre eso. - Completó Usagi miró a su amiga de reojo con una expresión triste. Sin embargo, quiso variarla enseguida tornándola más alegre para afirmar.- Vamos con las chicas. A ver si ya se han repuesto del disgusto de no poder bailar con esos apuestos guerreros.

 

            Sus interlocutores convinieron en ello sonriendo ahora de forma más amplia. Aunque de pronto, una vez más, la soberana de los saiyajin pareció tambalearse.

 

-¿Te encuentras bien?- Se interesó Usagi observándola con inquietud.-

-Sí…- Pudo replicar ella que se había sujetado a un brazo de Mamoru. Para añadir.- Ya está, ha sido un mareo. Debe ser por el embarazo…

 

            Sus interlocutores cruzaron sendas miradas de preocupación pero no dijeron nada. Al fin, cuando Setsuna les aseguró que estaba perfectamente, los tres se dirigieron a ver a sus amigos.

 

            Entre tanto el baile había concluido ya. Los dos guerreros del espacio charlaban con sus respectivas parejas. Al menos en lo que a la danza se refería. Blinz le comentaba a Haruka que parecía escucharle muy interesada tras pedirle que la tutease.

 

-Eres una mujer bella y fuerte. Podrías ser tomada fácilmente por una saiyajin.

-Te agradezco el cumplido. Sé que no decís eso de cualquiera. - Replicó la joven.-

-No...Puedes estar segura de eso. Y he hablado con Seira, la esposa de mi hermano. Os respeta grandemente y créeme que tratándose de ella, es mucho decir.- Añadió él.-

-Es verdad. - Comentó Dariel uniéndose a la conversación junto con Michiru.- Desde que mi hermana conoció a nuestra reina habla con gran admiración de todas vosotras. Y yo que la conozco desde que nació, os aseguro que no suele prodigarse en elogios con cualquiera. Sois poderosas y valerosas en gran medida. Y vuestra soberana es alguien realmente muy especial.

-Muchas gracias. Vosotros tampoco lo hacéis nada mal.- Le sonrió Michiru agarrándose de uno de sus brazos, ante la atenta mirada de su compañera.-

 

            Blinz y Dariel se miraron a su vez de forma cómplice y fue entonces el hermano de Calix quién declaró.

 

-Quizás, ahora que ya tenemos a una antigua guardiana de la reina Serenity como soberana y desposada con nuestro rey, otras de sus compañeras podrían seguir su ejemplo.

 

            Ahora fueron Haruka y Michiru las que se miraron esbozando sendas sonrisas. Y la guerrera Neptuno les comentó.

 

-Desde luego, eso es muy halagador. Aunque no sé de ninguna de nosotras que esté interesada por ahora…

 

            No obstante, Dariel se limitó a dirigir su mirada hacia las guerreras del sistema solar interior que estaban pendientes y le saludaron todas a una agitando la mano.

 

-¡Nuestras compañeras son un encanto! - Se rio Haruka, afirmando.- Pero quizás algo inexpertas en esas lides todavía para buscar esposo.

-Pudiera ser. Aunque nos referíamos a mujeres más experimentadas.- Replicó el canciller lanzándo una mirada muy significativa a la guerrera Neptuno.-

-Lo cierto es que es una proposición muy interesante.- Repuso Michiru, que no obstante añadió.- Pero me temo que no se ajusta a nuestros gustos.

-¿No consideráis quizás débiles?- Supuso Blinz.-

-No, no es eso precisamente. Sois dos hombres muy fuertes y atractivos. Pero el problema está precisamente en eso. Nosotras no nos relacionamos de esa forma con los hombres.- Le respondió Haruka.-

-Os comprendo muy bien. Tampoco yo lo hago de ese modo con las mujeres.- Admitió Dariel, más cuando vio aproximarse a Yailr.- Pero en el caso de mi amigo Blinz, os aseguro que es un hombre más que notable…

-No lo ponemos en duda. Y de hecho así lo pensamos.- Sonrió Haruka recorriéndole con la mirada, para eso sí, añadir.- Pero por muy excepcional que sea, seguirá siendo un hombre…

 

            Entonces fue Michiru la que, con tono conciliador y amable, les comentó.

 

-Quizás nuestra ex compañera Plutón no os dijo nada. Pero nosotras vamos siempre juntas.

-Sí, somos pareja.- Completó Haruka.-

-Comprendo.- Afirmó Blinz para alivio de las chicas. No obstante las descolocó a su vez cuando afirmó.- Eso quiere decir que tenéis un voto o algo parecido. Como el que tenía nuestra reina.

-Sí, es algo parecido.- Pudo replicar Michiru.-

-Pero nuestra soberana pidió permiso y la liberaron de su juramento de lealtad.- Observó Calix que les propuso.- Podrías pedirle a vuestra reina que hiciera lo propio con vosotras.

-Me temo que tantas guerreras liberadas de sus juramentos iban a ser demasiadas. Y nosotras no tenemos ningún interés en casarnos.- Replicó Haruka, ya con un tono más serio, pues aquello se estaba comenzando a irse de las manos de las dos.-

 

            Durante unos instantes, ninguno dijo nada, la situación era algo violenta aunque finalmente Dariel tomó la palabra para declarar.

 

-Es una pena. Sois dos mujeres realmente extraordinarias.

-Es verdad.  Me desposaría con cualquiera de vosotras con gran placer.- Afirmó Blinz obsequiando con una admirativa mirada a Urano.-

-Agradecemos el cumplido en lo que vale.- Le contestó educadamente Haruka.-

- Si me disculpáis, Altezas.- Repuso Dariel que junto a Yailr hizo una leve inclinación y se alejó.-

 

            Las chicas correspondieron a ella. Calix también se despidió. Entonces Blinz, tomando cada una mano de sus interlocutoras, las besó y tras hacer una leve inclinación se  alejó de allí. Haruka y Michiru le observaron y fue la rubia quién, como de costumbre, le comentó de forma jocosa a su pareja.

 

-Bueno, no sé. La verdad, dan ganas de pensárselo dos veces, ¿eh?...

- Pues en este caso no puedo decir que no esté de acuerdo.- Sonrió Michiru a su vez, afirmando ya con tono más serio.- Ese tal Blinz es un buen chico. Y muy valiente. Está claro que le gustas.

-Es una pena que yo ya esté comprometida.- Sonrió la aludida tomando la mano de su pareja.-

 

            Ahora Michiru sonrió para remachar con tintes reflexivos.

 

-Tenemos suerte de contar con él y los demás como aliados y amigos.

-Y que lo digas.- Convino ahora Haruka de idéntica  manera.- Los reyes y Setsuna han sido muy hábiles al forjar esta alianza. Será de mucha utilidad en el futuro.

 

            Su compañera asintió y ambas se dirigieron hacia el resto de sus amigas que las observaban con una no disimulada envidia. Finalmente todas charlaron de cosas más intrascendentes. Así, la fiesta se prolongó por espacio de un par de horas más. Finalmente los saiyajin se despidieron. Fue Lornd, el que, en nombre de todos, declaró.

 

-Ha sido un placer y un honor el haber luchado a vuestro lado una vez más. Nos honra el poder llamaros amigos.

- Gracias hermano. Os deseamos un buen viaje y que pronto tengamos noticias de un feliz desenlace. - Replicó Roy, en nombre del resto dedicando su atención a Setsuna. –

 

            La soberana de los saiyajin asintió con una sonrisa, aunque se notaba algo extraña.  Pero no quiso darle demasiada importancia. Su esposo seguramente la reñiría por haberse involucrado en la lucha en su estado. Ya se lo comentó en un aparte que hicieron. Lornd mostró su gran preocupación y Seira, que estaba a poca distancia, bajaba la cabeza abochornada. Setsuna recordó haberle preguntado.

 

-¿Qué te ocurre?

-Ha sido culpa mía, Señora.- Pudo decir la mujer sin levantar la vista.- Debí protegeros mejor. Ese rayo de energía tuvo que haberme alcanzado a mí.

- No tienes la culpa de nada. Fue mi elección. - Le replicó su soberana, afirmando con tono más jovial  aunque al tiempo firme.- Te ordeno que te olvides de eso. Eres la mejor guardiana que se puede tener.

 

            Ahora Seira si se permitió mirarla y esbozar una fugaz sonrisa para contestar con reconocimiento en su voz.

 

-Gracias Señora. Os juro que no volverá a suceder. Y os suplico que desde ahora os mantengáis lejos de cualquier peligro potencial.

-Seira tiene razón.- Terció entonces Lornd agregando.- Sé lo valerosa que eres. Todos lo sabemos. No tienes que probar nada. Y en tu estado lo más prudente es no arriesgar. Créeme. Hasta las mujeres saiyajin se vuelven mucho más cuidadosas cuando están embarazadas.

 

            Su esposa asintió recibiendo el mensaje. Ahora ya todo parecía estar bien. A buen seguro cuando retornase a Nuevo Vegeta y descansase todo se arreglaría. Después se cuidaría bien hasta el momento de dar a luz. De este modo los guerreros del espacio volvieron a su planeta. El resto de los muchachos también se despidió. Cada uno retornó a sus ocupaciones. Por su parte, en el futuro, Serenity y Endimión esperaban para encontrarse con su hija, ya adolescente, que, retornando de algún momento en el pasado, les informó tras la reverencia de rigor.

 

-Todo marcha bien. Las asteroides y yo hemos llevado a Neherenia a casa de Cooan y de Tom. Para que juegue con su hija y con la de Roy y Bertie. Ahora están allí. Por cierto. ¿Qué tal os fue a vosotros en ese otro pasado?

 

            Sus padres se sonrieron, evidentemente la muchacha conocía la respuesta a eso. Ella misma asistió a la boda siendo niña, pero claro, no a la batalla contra el dragón oscuro y fue su padre quién le respondió.

 

-Tras lo que sucedió pudimos consultar el Libro. Como temíamos el origen de los problemas para el reino de los saiyajin estaba allí. Ahora deberán pasar los años y todo tendrá que seguir su curso. Solamente aquel que vendrá, el Mensajero, será capaz de solucionarlo.

 

            Chibiusa asintió, no obstante no estaba muy enterada de aquel particular. Tampoco tenía demasiados deseos de indagar más. Y sobre todo, tenía sus propias inquietudes. ¡Ojalá que le dieran permiso para viajar a Elisión a visitar a Helios! Tenía ganas de ver a su novio. Aunque, claro, ¡cualquiera les comentaba eso a sus padres!...¡Ojalá que eso no apareciese en aquel extraño y misterioso libro del que tanto hablaban. Se limitó a escuchar con atención y cuando los soberanos concluyeron la narración de aquellos hechos, a pedir licencia para retirarse, la cual le fue concedida.

 

-Ahora a seguir con el encargo. Esperemos que Neherenia tenga una maravillosa experiencia con esas niñas.- Suspiró la ya no tan pequeña Dama.-

 

Y por su parte Setsuna llegó a su mundo de adopción. Afortunadamente las cosas parecieron ir bien y no sufrió más mareos. Su embarazo iba avanzando sin novedad hasta que a los pocos meses pudo dar a luz y fue un robusto niño de pelo moreno al que pusieron por nombre Eron, el príncipe heredero y futuro rey de los saiyajin. Al menos eso deseaba ella y el resto de su pueblo que celebró largamente ese nacimiento. No obstante, a veces el destino puede llegar a ser muy cruel y tener sus propios planes. Eso es algo que con el tiempo descubrirían…

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