El tiempo les
había pasado casi sin darse cuenta. Tuvieron muchas cosas que hacer cuando
accedieron al trono. Y desde luego que se pusieron a ello con Brío. Era difícil, pero tenían que cambiar muchas
percepciones del pueblo saiyajin. Sobre todo Setsuna, comenzó una campaña de
concienciación entre sus nuevos súbditos para tener un mejor trato a los otros,
no basándose tanto en el poder físico. A su vez, la reina comprendía que
tradiciones tan arraigadas eran muy difíciles de cambiar. No quiso intentar
tanto, pero sí suavizar los modos. Para ello contó además de con la ayuda de su
esposo, con la de su guardiana y consejera Seira Saiyanto y un par de damas de
su confianza Moena y Nilia. Muchas veces hablaba con ellas y de esas
conversaciones extraía puntos de vista muy interesantes que la guiaban por el
camino más adecuado. Cierta tarde, estando todas en una habitación de las
estancias de la soberana, Setsuna comentaba.
-De modo que,
no creéis que esa idea sea buena.
-Con vuestro
permiso, Majestad, crearía mucha confusión.- Señaló Moena, una joven de
estatura media y cabellos y ojos oscuros.-
-Es cierto.-
Convino su compañera Nilia. Una muchacha alta, delgada y de cabellos claros y
ojos castaños.-
-Pues os
beneficiarías de ello.- Comentó Setsuna visiblemente sorprendida.-
-Mi Señora,
nuestra principal obligación es informaros con veracidad en mayor provecho
vuestro y de nuestro mundo. Nuestros deseos personales no pueden ni deben tener
prioridad.- Afirmó serenamente Nilia.-
Setsuna dedicó entonces su atención
a Seira que había permanecido en silencio y algo apartada, de pie y cruzada de
brazos, apoyándose en una de las columnas de la sala.
-¿No tienes
nada que decir?- Le interrogó su soberana.-
-Señora, no
podría añadir nada a lo que Nilia y Moena han dicho. Han hablado muy bien.-
Concedió la guardiana, aseverando.- En nuestra sociedad tenemos unas normas de
comportamiento que no son fáciles de variar.
-Pero ya
habéis visto que el amor es muy importante.- Les comentó Setsuna.-
-Lo es, mi
Señora. Soy la primera en reconocer su enorme poder.- Admitió Seira quien no
obstante, argumentó.- Sin embargo, las obligaciones y las tradiciones deben ser
respetadas. En lo concerniente a las vidas privadas de los saiyajin, nadie se
mete en la de los demás, si cada uno cumple las obligaciones que tenga
asignadas.
-¿Cómo por
ejemplo?- Quiso saber su reina.-
La guardiana se aproximó ahora hasta
su soberana y le explicó.
-Una de las
principales, ya lo sabéis Majestad, es la reproducción. Apenas somos unos pocos
miles de individuos. Por ello en el pasado tuvimos que mezclarnos con razas
humanoides, parecidas a las terrestres pero más poderosos. Vuestro propio
esposo, el rey Lornd, es descendiente de una de ellas.
-Sí, los
terrestres habrían llamado elfos a ese tipo de seres.- Sonrió Setsuna casi
musitándolo para sí.-
-¿Decíais,
Majestad?- Inquirió Seira que no había podido escucharla bien.-
-Nada.- Sonrió
esta, pidiéndole.- Por favor, continua con tu argumentación.
La interpelada así lo hizo, pasando
a exponer.
-Al ser tan
escasos, debemos aprovechar a cada varón y a cada hembra en edad reproductora y
combinarles de la mejor manera posible para producir los hijos e hijas más
fuertes que puedan darse. Es algo capital para la defensa de este planeta. Si
dejáramos de tener descendencia o esta redujera su poder hay muchos ahí fuera
que no vacilarían en atacarnos. Pues existen razas tan poderosas o incluso más
que la nuestra en el universo. Nuestros antepasados se dieron cuenta de ello muchos
siglos atrás.
Setsuna sopesó esas palabras con
cuidado. Asintió despacio. Era duro pero era cierto. Seira no se caracterizaba
desde luego por ponerle paños calientes a nada ni eludir la verdad. Y esa era
una magnífica cualidad en su pueblo y para ser la asesora de la reina. Aunque
tenía sus contras. Al fin, tras meditar durante un instante, la soberana
declaró.
-De modo que
tanto tú Moena, como tú, Nilia, estaríais dispuestas a emparejaros con dos
varones saiyajin, aun a sabiendas de que
ellos no os atraen en ese sentido.
-Con tu permiso,
Majestad. Tú nos dispensaste de esa obligación y nuestras fuerzas de combate no
son demasiado altas. Por eso nadie se ha preocupado por ello.- Comentó Nilia.-
-Aunque hay
otros que están en nuestro mismo caso.- Afirmó Moena con algo de apuro para
enfatizar.- Tanto hombres como mujeres, y que podrían sentirse agraviados. Si a
nosotras se nos permite llevar esta vida de privilegio. ¿Por qué a ellos no?
-Pues porque
es un deseo de nuestra reina, y punto.- Terció lapidariamente Seira.- Ellos no
son quienes para juzgar los motivos de su Majestad.
Setsuna lanzó un largo suspiro.
Comprendía ahora muy bien a Serenity y a Endimión. A veces no era nada fácil
gobernar. Sobre todo cuando se daba el dilema de tener que elegir entre lo que
pensabas que era correcto y lo que sería mejor para tus súbditos. Al fin,
tomando la palabra, aseveró.
-No, Seira.
Entiendo lo que quieres decir, pero prefiero convencer a mis súbditos del
motivo de mis decisiones, no obligarles a aceptarlas. Eso a la larga crearía
descontento. Y ese es el caldo de cultivo para cosas peores. Lo sé muy bien.
-Cada saiyajin
tiene derecho a expresar sus opiniones, incluso ante los soberanos.- Le recordó
su guardiana.- Si alguno está descontento puede venir y exponer sus quejas.
Recordad que yo lo hice.
Y vaya si así fue. Tanto que Setsuna
tuvo que derrotarla en aquel combate tradicional por el derecho a desposarse
con el rey. Por ello le contestó a su consejera.
-Sí, es
cierto. Tú eres noble y valerosa, dices las cosas a las claras. Pero a veces
hay personas que no quieren o no se atreven a hacerlo. Y guardan su malestar
dejándolo crecer.
-Esos no son
dignos de llamarse saiyajin.- Sentenció Seira.-
-Pero
existen.- Apuntó la soberana.- Y no debemos darles ninguna excusa.
Hubo un breve silencio, la guardiana
asintió despacio admitiendo que, tristemente era así. Al poco fue Nilia quien
intervino tímidamente.
-Señora, es
por eso que, tanto yo, como Moena desearíamos tomar pareja.
-Sí, Majestad.
Procurarnos un varón que nos haga concebir descendencia. Como ya hemos
recordado antes, no tenemos unas fuerzas de combate elevadas, pero algunos han
mostrado su interés al vernos en vuestro séquito.- Añadió Nilia.-
-No os
infravaloréis tanto. Vuestras energías no son tan débiles.- Afirmó Seira,
estimando.- Más bien creo que es un fallo de vuestro carácter.
-¿Fallo de su
carácter?- Inquirió Setsuna sin entender aquello.-
Aunque enseguida cayó en la cuenta y
comentó con malestar.
-¿Acaso te
refieres a que a ellas no les gusta combatir?
-Así es,
Señora. Les sucede lo mismo que le pasaba a Calix.-Aseveró la guardiana.- Al
menos él lo corrigió. En el caso de Moena y Nilia siempre fui dura con ellas,
pero no tanto como con mi actual prometido puesto que Calix sí tiene una alta
fuerza de combate. En cualquier caso, estas dos no serán de la élite pero son
lo suficientemente fuertes como para criar saiyajin que estén dentro de la
media. Privar a su pueblo de ello es un lujo que no podemos permitirnos, menos
si sirve de ejemplo a otros.
Y la guardiana bajó entonces la
mirada, suspirando para sorpresa de Setsuna que la observó. Seira entonces
comentó con pesar.
-No debería
ser quien para dar consejos en esta materia. Mi propia familia ha sufrido ese
tipo de situación.
Las damas de compañía de la reina se
miraron con incomodidad. Sabían perfectamente de qué se trataba aquello.
Tampoco Setsuna era ajena a eso y le aconsejó a su escolta.
-No te haría
mal hablar con él de ello. Estoy convencida de que jamás ha faltado a su deber
y que nunca lo hará. Solamente lo cumple
de un modo distinto. Eso es todo.
-Os agradezco
vuestra consideración y que deseéis aminorar mi vergüenza.- Pudo responder
Seira, añadiendo en confianza.- Sé que nadie se atreve a decírmelo a la cara.
Pero todos lo piensan.
Setsuna se levantó acercándose a su
guardiana y le puso ambas manos sobre los hombros para sorpresa de esta, en
tanto le decía.
-No tenéis
nada de qué avergonzaros. Ni tú, ni él. Habéis cumplido con vuestro deber y nos
sois de una gran ayuda. Tanto el rey como yo misma estimamos a los miembros de
la familia Saiyanto. Una de las más honorables de este planeta. Y yo misma le
repetiré eso a cualquiera que ose decir lo contrario.
Seira se permitió adornar su rostro
con una sonrisa. Entonces asintió.
-Gracias,
Señora.
En ese momento pareció que la
soberana se tambaleó, llevándose la mano a la boca. Seira la miró perpleja y
apenas pudo decir.
-¡Majestad!
-Señora. ¿Os
sentís bien?- Quiso saber Moena.-
Setsuna no respondió, estaba pálida
y eso era extraño en ella. La misma Seira se preocupó.
-¿Qué os
ocurre?
Para sorpresa de la escolta y las
damas de la reina esta salió a toda prisa hacia el cuarto de baño.
-¡Vaya! Ha
debido de darle alguna urgencia inesperada.- Estimó Nilia.-
-¡Id enseguida!
Se supone que sois sus damas de compañía.- Les ordenó Seira.-
Las dos se apresuraron a obedecer.
La reina no había ni cerrado la puerta, la vieron agachada sobre el lugar de
evacuaciones, presa de un ataque de arcadas.
-Mi Señora.
¿Deseáis que os preparemos algo?- Quiso saber la inquieta Moena.-
Tras unos interminables segundos de
espera. Setsuna fue finalmente capaz de incorporarse y negar con la cabeza.
-Estoy bien.-
Musitó todavía algo débilmente.-
-Puede que
algo os haya sentado mal.- Conjeturó Nilia.-
Al hilo de aquello, Seira se llegó
también hasta ese cuarto y quiso saber.
-¿Qué le
trajisteis a la reina para almorzar?
-Pues manjares
terrestres de los que suele gustar.- Le respondió Nilia.- Los cocineros
prepararon un poco de arroz y una ensalada.
-Pudieran
haber estado deteriorados. Habrá que investigar.- Comentó la guardiana.-
-Confío en el
personal de cocinas.- Afirmó Setsuna.-
-No digo que
hayan hecho nada a propósito, aunque pudiera tratarse de una negligencia. Y si
descubro que es así.- Dijo amenazadoramente la guardiana.-
-Cálmate, ya
estoy perfectamente.- Le pidió Setsuna, recordando.- Además, tengo asuntos que
atender. Algunas audiencias.
-Mi Señora,
eso será en un par de horas. Quizás deberíais descansar.- Le sugirió Nilia.-
Setsuna asintió, seguía algo
indispuesta pese a todo, entre Nilia y Moena la acompañaron a su lecho. Seira
se quedó pensativa.
-La reina es
fuerte, algo han debido de ponerle en la comida. O quizás es que estaba en mal
estado o bien su estómago humano no es tan resistente como los nuestros.
Y aguardó a que las damas de compañía
volvieran y les indicó.
-Vigiladla de
continuo. Si su estado empeora avisadme de inmediato. Y llamad al médico de
palacio. No podemos arriesgarnos a que sea algo más serio.
-Sí, noble Seira.-
Respondió sumisamente Nilia.-
-¿Acaso
sospechas que hayan podido atentar contra su vida?- Se atrevió a preguntar
Moena.-
-No lo sé.
Pero mi obligación es actuar como si así hubiese sido.- Sentenció la
guardiana.-
Y salió rauda de allí, rumbo a las
cocinas de palacio para investigar aquello. Aunque al cabo de un par de horas,
y tras ser visitada por el doctor de la Corte quien informó a Seira que no
apreció nada anormal en ese rápido reconocimiento, Setsuna dijo encontrarse
bastante mejor y se levantó, arreglándose con su armadura de gala para presidir
algunas audiencias, tal y como tenía programado.
-¿Estáis
segura de poder ir, Mi Señora?- Le preguntó Nilia.-
-Completamente.-
Aseveró la interpelada.-
-¿No deseáis
que avisemos al rey?- Inquirió Moena.-
-En absoluto.
Está de inspección en el polo norte del planeta junto con Calix, Blinz y otros
guerreros.- Les recordó Setsuna.- En su ausencia debo ocuparme junto con Dariel
de todos los asuntos a tratar. Y no quiero alarmarle por una indisposición pasajera.
-Lo que vos
digáis, Señora.- Se plegó Moena.-
Y así fue, la reina no dio el menor
atisbo de encontrarse mal durante las varias horas que estuvo atendiendo
solicitudes en audiencia. Seira se ocupó poner al corriente de lo sucedido e interrogar a todo el personal de la cocina.
Estos le juraron por todos sus antepasados que la comida estaba en perfectas
condiciones y que nada extraño había en ella. La saiyajin pese a todo probó
varias cosas y al parecer era verdad. No encontró nada que le supiera extraño o
le provocase la menor reacción.
-Tened
muchísimo cuidado. Si esto se repite os haré directamente responsables.- Les
advirtió pese a todo.-
Por supuesto que el personal de la
cocina, que eran saiyajin de bajo nivel, tembló al escuchar esa velada amenaza.
Sabían que la guardiana personal de la reina se tomaba muy en serio sus
obligaciones. No querían ni imaginar qué les haría si la soberana sufría otra
indisposición. De este modo, concluidas sus indagaciones, Seira volvió al lado
de la reina y no se movió de la derecha del trono en la que esta se sentaba
durante las horas que aquello duró. Su propio hermano estaba varios escalones
por debajo de ella. Atendiendo a su vez a otros peticionarios. Únicamente los
que traían quejas de peso o que parecieran más graves, comparecían ante la
reina. Por suerte ese día no había nada relevante y Setsuna decidió echarle una
mano a su canciller para terminar antes. Concluida la audiencia, Setsuna se
levantó del trono y tanto Seira como Dariel se inclinaron. Fue entonces cuando
la guardiana se dirigió protocolariamente a su hermano.
-Noble
canciller. La reina ha estado indispuesta, creemos que debido a algo que comió.
He conducido una investigación en las cocinas aunque por el momento no he
encontrado evidencia de que hayan tenido nada que ver en ello.
-Eso es
preocupante. ¿Estáis bien, Majestad?- Se interesó de inmediato él.-
-Perfectamente.
No debéis preocuparos más por esto, ninguno de los dos.- Declaró Setsuna, con
un tono que sonaba más a orden que a un intento de tranquilizar a sus
interlocutores.
-Como digas,
Señora.- Respondió Dariel haciendo otra inclinación para añadir.- Solicito
vuestro permiso para retirarme, debo atender algunos asuntos.
-Ve pues.- le
autorizó su contertulia.-
-Majestad,
Noble guardiana.- Se despidió él.-
Seira apenas inclinó la cabeza,
Setsuna le vio marchar y miró a su escolta. Le apenaba que ambos hermanos
estuvieran en tales términos. No se hablaban lejos de la fría cortesía
palaciega o de sus obligaciones. Recordó la charla que habían tenido y el
consejo que quiso haberle dado a Seira antes de sentirse indispuesta. No
obstante, decidió hacerlo de una manera más sutil. Y comentó con jovialidad.
-No puedo
creer lo fatigada que se puede terminar de estar sentada.
-Estáis hecha
para la acción, Señora, como yo.- Convino su guardiana.-
-Comprendo
que, acostumbrada a luchar y a tanto entrenamiento, tus nuevos cometidos puedan
resultarte algo aburridos.- Sonrió la reina.-
-Majestad, mi
cometido es protegeros y aconsejaros. Es una tarea importante, sea aburrida o
no, mi deber es llevarla a cabo con la máxima eficacia.- Sentenció la adusta
saiyajin.-
-Y así lo
haces.- Concedió su interlocutora, suspirando ahora para añadir en un intento
por variar de tema.- Echo mucho de menos a mi esposo, como supongo que te
pasará a ti con tu prometido.
-Volverán en
un par de días.- Repuso Seira.- Bien podré aguardar a Calix hasta entonces.
Setsuna volvió a sonreír, algo le
decía que esa muchacha trataba de ocultar sus emociones. Pero objetivamente
tenía razón. Lornd había proyectado una expedición al polo norte del planeta
que contaba con grandes reservas de agua. El planeta Nuevo Vegeta era en su
mayoría muy árido y vendría muy bien el poder irrigar las zonas más
meridionales. De modo que quiso ir a estudiar el terreno y sus posibilidades.
Recordó la charla que tuvieron los dos, ya en sus habitaciones, un día antes de
la partida de su esposo, este le comentó.
-Ahora que al
fin nuestro mundo nos tiene como reyes, debemos ser muy cuidadosos. Este
pueblo, como has podido comprobar, es de sangre caliente y presto para la
acción. No les gusta estar sentados.
-Ya he podido
comprobarlo.- Admitió ella.-
Lornd le dedicó una profunda mirada
y prosiguió con tono reflexivo e incluso algo inquieto.
-El anciano
Luarque fue un magnífico canciller, con mucha sabiduría acumulada producto de
su dilatada experiencia. Cuando, a los pocos días de nuestra boda, le recibí en
audiencia privada, me felicitó por la acertada elección de mi reina.- Sonrió.-
-Tendré que
darle las gracias por su amabilidad.- Convino una asimismo sonriente Setsuna.-
-Pero también
me aconsejó otra cosa.- Agregó Lornd ahora más serio ya, para desvelar.- Me dijo, Majestad, cuidaos de tener ocupado
al pueblo. Precisamos de empresas comunes que nos unan. Hasta vuestro triunfo
en la prueba de los aspirantes, esa fue en gran medida lo que nos tenía a todos
cohesionados, la espera por un rey. Por alguien capaz de liderarnos. Ahora que
habéis sido coronado, todos aguardan qué política vais a emprender.
-¿Te refieres
a si vamos a conquistar algo?- Inquirió el incrédulo monarca.-
El anciano guardó entonces un
significativo silencio, y solamente al cabo de unos instantes, respondió.
-Para algunos
ese sería el camino natural de nuestra raza. Expandirnos para conquistar todos
los mundos más próximos.
-Pero yo no
deseo emprender esa clase de política. Al contrario. Firmamos alianzas con la
Tierra y la Luna.- Contestó Lornd.-
-Lo sé, Señor.
Es por ello que debéis darles otras metas a vuestros súbditos. La mayoría las
aceptarán de buen grado. Y los pocos que no lo hagan se verán presionados por
su inferioridad numérica.
Lornd se mesó la barbilla en actitud
reflexiva y al cabo de unos momentos acertó a decir.
-Estaba
pensando precisamente en Nuevo Vegeta. Nuestro mundo es pequeño y árido.
Solamente la Ciudad del Atardecer está rodeada de árboles y vegetación entre
las casas y edificios.
-Y eso es por
algunos acueductos construidos en época de vuestro abuelo y vuestro padre.- Le
contó Luarque.-
-En tal caso,
sería una buena idea expandir estas áreas verdes para dotar de más zonas
fértiles al planeta. La población es reducida pero gastamos muchas calorías.
-Apenas somos
unas decenas de miles, pero es verdad. Cada uno de los nuestros ingiere el
equivalente a decenas de humanos.- Estimó el anciano.-
-Una de las
ventajas que nos aportará ese tratado con la Tierra y la Luna es recibir
tecnología, variedades nuevas de plantas y animales y asesoramiento para la
construcción de grandes estructuras.
-Decís bien, Majestad.
Con el paso del tiempo fuimos perdiendo ingenieros, arquitectos, o
agricultores, en pro de tener más y más guerreros.
-Bueno, hay
algunos que lo llamarían la vuelta a los orígenes. ¿Verdad?- Sonrió Lornd.-
-Así es,
Señor.- Convino Luarque quien no alteró su seria expresión.-
Charlaron durante un rato más hasta
que el anciano Canciller emérito se retiró. Lornd terminó de contarle eso a su
esposa quien asintió, añadiendo.
-Para
emprender esos proyectos debemos contar con el apoyo de la gente. Y eso pasa
también por modificar algunos aspectos en la educación. Tenemos que prestigiar
a aquellos que sientan deseos de estudiar o aprender algún oficio para
convertirse en médicos, arquitectos o agricultores, por ejemplo.
-No será tan
sencillo. Tendremos que ir poco a poco. – Le advirtió Lornd.- El hecho de ser
sus reyes no nos autoriza a saltarnos tradiciones o a tratar de alterarlas de
forma significativa.
-Pues por lo
pronto, hay una que sí me gustaría variar enseguida.- Le comentó Setsuna.-
-¿Cuál es?-
Quiso saber su marido.-
Ella se tumbó junto a él en la cama
y tras acariciarle los hombros y el cuello le susurró.
-No es justo
que haya hombres y mujeres que deban emparejarse sin desearlo, únicamente por
el mero hecho de tener descendencia. También existen técnicas in vitro que
podemos importar de la Tierra.
Lornd suspiró largamente. Ese era
precisamente un punto delicado. Los saiyajin estimaban mucho el emparejarse con
alguien poderoso a fin de concebir hijos con la mayor fuerza potencial posible.
-Si hacemos
eso, muchos se quejarían. Dirían no saber de dónde viene esa semilla.
-Pero hemos
visto casos muy dolorosos, sin ir más lejos el de Dariel.- Le recordó Setsuna.-
Por culpa de esa manera de pensar, ha sido muy desgraciado. Y Seira sufre
también por su hermano, y por su honor. Y lo que es peor, al margen de sus
obligaciones no se hablan. Es una pena, ninguno ha hecho nada que merezca ser
reprobado.
-Técnicamente
Dariel no luchó al máximo para vencer en el desafío cuando tuvo ocasión. Eso es
causa de una gran deshonra. Puedo comprender el punto de vista de Seira.- Rebatió Lornd.-
-Pero tenía
motivos. ¡Imagínate que se hubiera visto obligado a casarse con su propia
hermana.- Argumentó Setsuna preguntando casi de forma retórica.- ¿Acaso no
hubiera sido peor?
-Puede que sí,
o quizás hubiera desposado a otra con el poder suficiente, no lo sé.- Admitió
Lornd añadiendo con tinte preocupado.- Lo malo es que las noticias vuelan y de
ser respetado y casi idolatrado, ha pasado a ser vilipendiado por muchos. He
tratado de mostrarle mi apoyo y le he mantenido en el puesto de canciller. Pero
no sé si eso durará mucho tiempo.
-¡Es absurdo!
- Exclamó una indignada Setsuna.- Deberían mirar sus méritos, su lealtad y su
fuerza. Tanto que les gusta el poder. Pues que recuerden esto. Después de ti,
Dariel es el más fuerte de todos los saiyajin de Nuevo Vegeta.
-Y le siguen,
Urels, Blinz y Yailr. – Enumeró su esposo.- El primero es muy bruto para ocupar
ese puesto, Y está claro que Yailr tendría el mismo problema que Dariel.
-¿Estás pensando
en sustituirle?- Inquirió su atónita contertulia.-
-En absoluto,
pero, si no me equivoco, quizás sea el mismo Dariel quien me lo pida. Ya estoy
barajando algún destino prestigioso al que enviar a ambos.- Le confió él.-
Setsuna guardó silencio pensando en
estas palabras. Las recordaba ahora cuando, junto con Seira, volvía a sus
estancias privadas. Al fin le comentó a la saiyajin, refrescándole la memoria
de la charla que habían mantenido antes de quedar indispuesta.
-Confía en mí.
Deberías hablar con tu hermano.
-Mi Señora, si
me ordenáis que le transmita cualquier tipo de mensaje o instrucción, iré sin
dudarlo.- Repuso rápidamente Seira.-
La reina se detuvo y lo mismo hizo
su escolta. Setsuna miró afablemente a su guardiana y matizó.
-No se trata de
que te ordene nada. Es solamente un consejo. Eres tú quien debe decidirlo. Sois
hermanos, siempre os tuvisteis el uno al otro. Y es una lástima que os hayáis
distanciado.
-Sabéis que
para mí hay cosas más importantes que mi propia familia o incluso mi vida. Eso
me lo enseñó precisamente él.- Musitó Seira bajando la mirada.-
-Alguien que
te educó en esos valores no puede ser tan malo.- Declaró Setsuna.-
-Pero si
haberse desviado de ellos. Y mi deber para con él y conmigo misma es
reprochárselo. – Respondió secamente la saiyajin.-
-Dale una
oportunidad. -Le sugirió Setsuna.- Tú misma has experimento ya el poder del
amor. Y sabes que no es fácil controlarlo.
Seira ya no replicó a eso, y la
soberana entró en su cámara privada, estaba cansada. A pesar de haber superado
esa indisposición no tenía demasiadas fuerzas. Aunque sonrió llena de
felicidad.
-Espero que él
regrese para poder contárselo. Hasta entonces nadie lo sabrá.- Pensaba antes de
acostarse.-
Y
al fin Lornd llegó, junto con sus acompañantes . Tras visitar esa región polar
había decidido embarcarse en ese proyecto de irrigación que a buen seguro
distraería mucho a su pueblo. También se crearían nuevas infraestructuras.
-Algunos dicen
que tantas cosas de estas les ablandarán.- Sonrió al reunirse con su esposa en
sus estancias privadas y ponerla al día de lo allí hecho.-
Tras besarle largamente, Setsuna
asintió, y decidió cambiar de tema yendo a lo que de veras le interesaba. Así
le comentó a su marido.
-Sería buena
idea viajar a la Tierra. Hace bastante que no hablamos con nuestros amigos y
que tú no ves a tu hermano.
-Bueno, las
cosas están tranquilas ahora.- Afirmó él. Quizás podría pedirle a Dariel que se
ocupase de los asuntos de Estado durante un tiempo.
Su esposa asintió, sonriendo de forma
diríase que hasta traviesa. En tanto su marido la observaba con gesto extraño.
-¿Te ocurre
algo?
-Sí… que me
gustaría contarles una cosa a mis amigas.- Declaró ella.-
-¿El qué?-
Quiso saber él sin comprender.- Imagino que tendrás más de una que contarles y
ellas que contarte a ti.
-Pero la mía
se va a llevar la palma, ¡seguro! - Rio la mujer.-
-Bueno. ¿Y se
puede saber qué es? Que yo sepa no ha sucedido nada especial.- Replicó su
interlocutor encogiéndose de hombros.-
-Ya verás cómo
cambias de opinión en cuanto te lo diga. – Le sonrió ampliamente ella en tanto
tomaba una de las manos de su esposo y la posaba sobre su vientre.-
Lornd no necesitó mucho tiempo para
comprenderlo. Sonrió también de forma luminosa y apenas si pudo preguntar.
-¿Estás esperando
un hijo?.
La muchacha asintió con expresión
risueña y él no tardó en levantarla entre sus poderosos brazos y dar vueltas.
-¡Oye! - Le
pidió la chica todavía divertida.- No me marees, bastante tengo ya con las
náuseas de por la mañana.
-Lo siento. - Se
apresuró a responder el saiyajin dejándola sobre la cama con suavidad. Para
agregar lleno de alborozo.- Tenemos que dar enseguida la noticia. Aunque,
bueno, ¿estás segura, verdad?
-Sí. - Asintió
ella.- Lo estoy.
Y así fue, tras comprobar aquello
con ese reconocimiento médico que la hicieran cuando se indispuso, Setsuna le
ordenó al galeno saiyajin, y a Moena y Nilia, los únicos que estaban a su lado
en ese momento, que guardasen silencio absoluto. Ahora ya era libre de
comunicarlo a todos y la buena nueva se propagó enseguida. Seira y Calix celebraron al poco sus esponsales y fueron de
los primeros en darles la enhorabuena. Pese a que Setsuna había insistido en
que debían tomarse al menos unas semanas de permiso para explorar su nueva
relación, ni su guardiana, ni el esposo de ésta, deseaban estar lejos de sus
monarcas. Tenían una solemne responsabilidad para con ellos.
-Nosotros
compartiremos nuestras vidas a vuestro servicio, Majestades.- Afirmó Calix con
el asentimiento de su esposa.-
-Sed felices y
formar pronto una familia.- Les aconsejó Lornd.-
Los dos jóvenes asintieron, aunque
Seira vio desde la distancia a su hermano y su expresión se entristeció. Desde
su discusión, tal y como Setsuna había constatado, no habían vuelto a cruzar
palabra, al menos fuera de sus cargos oficiales.
-Quizás la
reina tenga razón.- Se dijo la saiyajin.-
En
cuanto al anuncio del embarazo de la soberana, por supuesto que mismo los
habitantes del planeta se alegraron mucho. Al menos la gran mayoría, dado que
siempre existían algunos que no veían con buenos ojos a esa extranjera y los
cambios que estaba empezando a introducir. Empero, tal y como Setsuna le
comentase a su fiel guardiana en una de sus conversaciones, nadie se atrevió a
significarse. Pasaron algunos días y tras algún que otro festejo a cuenta de la
noticia los soberanos decidieron visitar la Tierra para comunicarles la gran
novedad a sus amigos en persona. Así que se prepararon para partir en una gran
cápsula. Setsuna y Lornd les dijeron a sus escoltas que deseaban ir solos. Ni
que decir tiene que Seira no tomó esto nada bien, pero eran las órdenes.
Resignada tuvo que escuchar a su reina explicarle.
-Esta será
como nuestra Luna de Miel. Es una costumbre de la Tierra.
-No lo
entiendo, Señora.- Replicó ella declarando.- Soy vuestra guardiana, como Calix
es consejero de su Majestad. Nuestro deber es estar a vuestro lado por si
precisáis de nosotros. Y más ahora en vuestro estado.
-Lo sé. Pero
nos gustaría estar a solas y con nuestras familias. Al menos por unos días.
Luego Calix y tú podéis reuniros con nosotros allí. No te inquietes, no nos pasará
nada. Además. ¿Con quién iba a estar más
segura que con mi esposo? - La tranquilizó Setsuna.-
- Como digas, Majestad.
– Asintió su interlocutora de forma sumisa.- Una cosa más, mi Señora, si te lo
puedo preguntar. – Comentó la saiyajin, que tras recibir el asentimiento de su
reina, quiso saber con tono extrañado.- ¿Si esa es una costumbre terrestre como
dices, por qué la llaman Luna? ¿Y por qué con miel? ¿Se come?...
Setsuna se rio sin poderlo evitar,
¡a veces su guardiana tenía cada cosa! Apenas pudo controlarse lo suficiente
como para responder.
-Hace alusión
al periodo en el que el amor es reciente entre los esposos. Dulce como la miel.
Y entonces los enamorados hacen un viaje a un lugar bello y que les dejará
hermosos recuerdos y experiencias que rememoraran en el futuro. Quizás en los
tiempos antiguos eso se pensaba que era la Luna. Por cierto. ¿Qué tal todo con
tu hermano? Has hablado con él ya. - Se interesó la soberana.- Desde que supe de
mi estado casi no te pregunté por ello. Lamento haber sido tan descuidada.
La adusta saiyajin esbozó una
sonrisa ahora para afirmar.
-Todo está
bien ya. Tras mis esponsales con Calix, cuando comprendí a lo que habíais referido
todos con el poder del amor. Luego anduve pensando en ello y decidí seguir
vuestro consejo.
Seira recordó cómo tras su enlace
con su ahora esposo, y en cuanto tuvo oportunidad, se dirigió de inmediato hacia el despacho del canciller.
Allí, dos guardias la interceptaron.
-¿Qué deseas?
-Ver al muy
Noble Canciller.- Replicó ella sin perder su tono y expresión seria.-
-Aguarda,
Noble Guardiana.- Le pidió uno de los centinelas.-
Éste tocó a la puerta y entró, tras
unos segundos regresó indicándola que podía pasar. Ella así lo hizo. Al entrar
encontró a su hermano sentado tras una gran mesa de madera. Parecía estar
estudiando unos documentos. Al verla los dejó sobre la mesa y le preguntó con
tono neutro, tamizado por una cortesía palaciega.
-¿La Noble Guardiana
de la Reina deseaba verme? ¿Algún asunto que la soberana desee trasladar al
Canciller?
-No es ningún
asunto de la reina, sino mío.- Pudo decir la chica.-
-Pues os
escucho.- Dijo él con tinte desapasionado de voz afirmando.- Mi puerta siempre
está abierta para la Guardiana y
principal Dama de su Majestad.
Seira dejó pasar unos segundos sin
responder hasta que al fin, y con un tono más suave y dubitativo, preguntó.
-¿Y si fuera
solamente para tu hermana menor? ¿Estaría tu puerta abierta?
Dariel se levantó entonces de su
sillón y tras esperar a su vez durante algunos instantes sentenció con una
sonrisa.
-Mi puerta
nunca estuvo cerrada para ti.
No dejó que su interlocutora
replicase y se abrazó a ella. Seira estaba atónita, su hermano jamás se había
comportado de esa forma, aunque fue capaz de abrazarle a su vez. Al fin el
saiyajin añadió.
-He aprendido
muchas cosas de nuestros soberanos. La primera es que los nuestros seres
queridos son lo más importante.
-Pero Dariel.
– Rebatió ella ahora con serenidad separándose de ese abrazo.- No por encima de
nuestro mundo y nuestras obligaciones.
-Eso es
imposible, porque ambos son la misma cosa.- Replicó su hermano mirándola con
afecto a la par que agregaba.- Escucha, Seira. Yo no amo a las hembras de la
forma en la que tú crees que debería. La única mujer a la que quiero, eres tú.
Ante la perplejidad de su hermana,
Dariel enseguida le recordó.
-Jamás de esa
forma. Pero tras nuestro mundo y la lealtad a nuestros soberanos, eres lo más
importante para mí, junto con Yailr. Entiende que yo le amo a él como tú amas a
Calix.
- Pero..-
Intentó replicar la desconcertada chica.- ¿Sabes que de ese modo jamás tendrás
descendencia que perpetúe tu nombre, ¿verdad?
-Si fuera
deseo de los soberanos, me sometería a ello.- Declaró Dariel.-
Seira pensó que habría muchísimas
mujeres saiyajin que estarían deseosas de ser elegidas. Una que ella conocía
muy bien, en particular. Eso le hizo sonreír.
-¿De qué te
ríes?- Se extrañó su hermano.-
-Imaginaba
¡qué grandioso torneo de mujeres saiyajin se podría celebrar siendo tú el
premio!- Le confesó ella.-
-No desearía
que la mitad de las hembras de este mundo se liquidasen unas a otras por mi
causa.- Contestó él con humor, aunque agregó de un modo más serio.- No
obstante, cuando consulté al rey sobre eso, él me dijo que tanto Yailr como yo
estábamos exentos.
-Sí, lo sé.
Admitió Seira a su vez refiriéndole.- Lo
mismo les dijo la reina a Nilia y Moena, pero. ¿No crees que es injusto?.
Quiero decir, no soy nadie para cuestionar los mandatos de nuestros reyes. Pero
las mismas damas de la soberana dijeron que no deseaban tal trato de favor,
cuando hay otros muchos que no pueden aspirar a ello.
Ahora el rostro de Dariel se volvió
más serio y respondió.
-Ya te lo he dicho, si he de hacerlo cumpliré
con mi deber. Pero eso a veces no lo es todo.
-¿Cómo que
no?- Inquirió su contertulia para recordarle.- Tú mismo me educaste en esa
creencia. ¿Cómo puedes haber cambiado tanto?
Su hermano suspiró mirando hacia el
techo, al fin enfrentando sus ojos a los de su interlocutora le contó.
-Tú eras muy
pequeña, pero antes de que nuestros padres se enfrentaran a aquella amenaza que
les mató, me pidieron algo…
Ella le obsequió ahora con una
mirada de asombro y emoción apenas contenida.
-Nunca me
dijiste nada de eso.- Musitó.-
-Porque nunca
fue preciso hacerlo.- Contestó él añadiendo.- Desde que te vi crecer tras su
muerte, y convertirte en la saiyajin más noble y poderosa de este planeta,
pensé que no lo era. Siempre fuiste mi orgullo. Sin embargo, llegó un momento
en el que, de algún modo, me di cuenta de que estaba en un error. Y ese momento
fue cuando tuve que pelear como aspirante al trono. Y comprendí las
implicaciones de mis actos.
-¿Qué te
pidieron nuestros padres?- Quiso saber la chica.-
Dariel sonrió levemente y tras
acariciar aquel rebelde mechón azabache de su hermana respondió.
-Que tratara
de protegerte de todo mal…y que cuidase de ti…sobre todo me pidieron que
hiciese cualquier cosa para que fueras feliz…y que lo fuera yo también. Tras su
sacrificio no entendí aquello. El pesar y la rabia, junto con los deseos de
venganza, nublaron mi mente. Al principio únicamente quise lo que tú has
querido siempre. Ser más fuerte y digno de su memoria. Vengar sus muertes. Ser
el mejor de los nuestros. Y eso no he podido lograrlo.
El joven observó cómo dos lágrimas
cruzaban los ojos de su interlocutora… Seira no era capaz de hablar. Quizás su
temperamento saiyajin y sus principios se estaban viendo comprometidos. Así que
fue su hermano quién prosiguió.
-Ahora creo
que ya he cumplido esa promesa que les hice…y a la vez he sido capaz de servir
a nuestro pueblo. Tú eres feliz con Calix, tenemos dos soberanos magníficos y
estoy convencido de que nuestro pueblo prosperará bajo su reinado. En cuanto a
nuestros enemigos, el rey se ocupará de ellos y entonces tendremos la
oportunidad de vengar a nuestros padres.
Y es que había algo que Dariel no le
había contado a su hermana. Había mantenido algunas conversaciones con su
Majestad el rey a propósito de ese tirano llamado Gralas. Sobre todo una muy
relevante, cierto día que Lornd le convocó en sus estancias privadas, para
charlar a solas.
-De modo mi
Señor, es que ese repugnante ser es quien estuvo detrás de la muerte de mis
padres.- Comentó él con indignación.-
-Así es. Se
trata de un mezquino y miserable cobarde. Y como sabe que somos aliados de la
Tierra ha tratado de atacarla para ponernos en evidencia. Es por eso que ,
además de honrar ese pacto de amistad con los terrestres y el reino de la Luna.
Eso nos da la oportunidad de vengarnos de él algún día. Yo tampoco olvido ni
perdono lo que me hizo a mí, a mi guardiana y a este mundo.- Sentenció Lornd.-
-Pero, ¿dónde
se esconde ese canalla?- Quiso saber Dariel.-
-¡Ojalá lo
supiera! Por eso, entre otras cosas, te he convocado para mantener esta
conversación sin testigos.- Le contó su interlocutor dejándole perplejo.-
Ante la expresión confusa de su
canciller, Lornd le explicó.
-Juré vengarme
de él, pero hay algo mucho más importante que eso, la estabilidad y el
bienestar de nuestro pueblo. A fin de garantizarlas no puedo permitirme el lujo
de ir a cazar a ese canalla por todo el universo. Por ello, he pensando en el
único guerrero saiyajin capaz de hacerlo en mi lugar. Y ese eres tú.
-¿Yo, Mi
señor?- Exclamó Dariel.-
-Tú y Yailr.
Ya te dije lo que opinaba al respecto de vuestra relación. Sois libres de
amaros y compartir vuestras vidas. Pero también os debéis a vuestro planeta. No
os demandaré que busquéis esposa. Pero sí que protejáis los confines de nuestro
sistema solar y que indaguéis el paradero de esa sabandija para darle su merecido
algún día.
Dariel dobló de inmediato la rodilla
ante su soberano y mirándole con una mezcla de agradecimiento y alegría asintió
enérgicamente para proclamar.
-¡Os juro por
todo lo que es precioso para mí, incluidos Yailr y mi hermana Seira, que no
descansaremos hasta cumplir ese objetivo, o que empeñaremos la vida en el
intento, Majestad.
Lornd sonrió indicando a su
interlocutor que se pusiera en pie. Éste lo hizo al instante y el rey le
indicó.
-Ya te daré
instrucciones precisas llegado el momento. Pero recuerda que esta misión será
secreta. Ni siquiera la reina Meioh está al corriente. No deseo mancharla con
una venganza personal. A parte de Yailr,
eso sí, puede contárselo a tu hermana si lo deseas. Eso ayudará a cerrar
vuestras heridas.
-Gracias,
Majestad.- Pudo responder un emocionado Dariel.-
Ahora tras revelarle casi todo
aquello a Seira esta temblaba de emoción.
-Yo…no sé qué
puedo decir…- Musitó la muchacha que entonces sonrió para asentir declarando.-
Sí, lo conseguiste. Es una misión para dedicar un vida entera. Y el rey te la ha confiado a ti. Eres el
mejor saiyajin de este mundo. Y me siento muy orgullosa de ser tu hermana. ¡Por
favor! Venga a nuestros padres y a nuestro planeta!
Dariel posó sus manos sobre los
hombros de su contertulia y sonrió más ampliamente aún.
-Sí, y de paso enmendaré nuestra vergüenza.
Quizás pueda encontrar también a esos traidores que nos pusieron en ridículo.
Seira asintió, ¡ojalá su hermano
diera con ellos! Lástima no poder acompañarle. Aunque entonces él le exigió.
-Debes jurarme
que jamás le contarás esto a nadie. Esa era la condición del rey.
-Te lo juro
por la memoria de nuestros padres y por nuestro planeta.- Se apresuró a
replicar Seira.-
-Muy bien. No
he de partir aun, tengo que aguardar la orden del rey.- Sonrió Dariel que
añadió con afabilidad.- Pero pese a mis deseos de ajustar cuentas a ese canalla
y los suyos, me preocupo por Yailr, y por ti. Y no deseo alejarme de tu lado. Y
todo esto ha sucedido a causa del amor. Quizás nos hemos ablandado. ¿No crees?
Esto debe ser a lo que nuestros soberanos se referían.
-No, al
contrario. Nos hemos vuelto mucho más fuertes.- Afirmó ella devolviéndole la
sonrisa para añadir con admiración.- Y ahora empiezo a comprender por qué la
reina Meioh me derrotó. Yo luchaba por el honor y la tradición. Pero eso, si no
tiene un fondo, sino significa nada más que palabras vacías, no es suficiente. Ella
en cambio combatía por la persona a la que amaba. Jamás la hubiera podido
vencer. No importa lo poderosa que yo hubiese sido.
-Así es.-
Asintió su hermano con aprobación.-
-Por cierto.-
Quiso saber ella ahora con genuino interés.- ¿Qué tal con Yailr? ¿Qué opina de
esta misión vuestra?
-Bien, él se
siente muy honrado por semejante cometido. Cuando estamos juntos somos muy
felices y pensamos mucho en las palabras de nuestros soberanos. El amor es lo
importante.- Declaró el saiyajin.-
En tanto escuchaba a su guardiana
Setsuna sonrió a su vez. Cuando Seira terminó de referirle eso,(omitiendo la
parte relativa a la misión de su hermano) la reina declaró.
-Serán unos
días perfectos para que Calix, tú y Dariel y Yailr disfrutéis de un tiempo todos
juntos. Cree cuando te digo que pasar tiempo junto a tus seres queridos es el
mejor regalo que puedes tener.
-Sí, mi
Señora.- Admitió Seira que no obstante agregó con algo de inquietud.- Sin
embargo, si precisáis en algún momento de mí, os suplico que me llaméis. Es mi
deber protegeros de todo mal.
-Pierde
cuidado por eso.- Le aseguró Setsuna.- Por supuesto que eres mi Guardiana
Personal y te considero también mi amiga.
-Eso es para
mí un honor aun mayor.- Aseveró la saiyajin realmente agradada por aquellas
palabras.-
-Lo mismo
digo. – Replicó afablemente su interlocutora.- Bueno, ahora debo prepararme…
Su interlocutora se limitó a asentir
y después, tras una reverencia, su soberana le dio permiso para retirarse. Así
pues los reyes de Nuevo Vegeta se pusieron en marcha, no sin antes llamar a la
Tierra y enviar un mensaje anunciando su visita…
-¿Crees que
les hará ilusión vernos?- Preguntó una animada Setsuna, con evidente humor.-
-Supongo que
sí.- Repuso su marido.-
Entre
tanto en su planeta de destino, cuando llegó aquella comunicación las cosas
también parecían estar tranquilas. Como todas las noches, Haruka estaba tendida
en el sofá escuchando más que viendo la televisión. Michiru había salido, desde
que sabía que sus amigos iban a ir a visitarlas se afanaba en preparar la casa
para recibirlos. Haruka no comprendía este repentino impulso pero no quería
discutir con ella. Quizás su pareja se sintiera algo sola a veces, tras el
matrimonio de Setsuna y la marcha de Hotaru a pasar una temporada con su padre,
el doctor Tomoe y la esposa de éste, Kaori. De todas formas se incorporó al
escuchar el ruido que hacía la puerta al abrirse, era su compañera que, cargada
de paquetes, entraba trabajosamente en casa.
-Hola, ya
estoy de vuelta, ¿te importaría ayudarme? - Le pidió la recién llegada haciendo
balancearse peligrosamente las bolsas.-
-Ya voy,-
rezongó Haruka levantándose perezosamente. -Oye Michiru - le dijo mientras
recogía un par de paquetes que amenazaban con desparramar su carga de verduras
por el suelo.- ¿Tú crees que es necesario tanto preparativo? Solamente van a
venir a vernos porque les viene de camino. En realidad van a visitar a Roy y a
Bertie.
-No lo creo,
somos sus amigas y excompañeras. Y aun en el caso de que así fuera. ¿Es que no
te alegras de que Setsuna vuelva aunque sólo sea por esa razón?- Le reprochó su
interlocutora torciendo el gesto.-
-No, no es por
eso.- Suspiró Haruka que sabía positivamente que cuando su pareja ponía esa
expresión o lo enmendaba o la iba a tener de morros durante toda la noche. De
modo que intentó sonar conciliadora cuando expuso. - Sabes que aprecio a
Setsuna y a Lornd tanto como tú, pero no creo que ellos piensen en detenerse
aquí durante mucho tiempo y es por eso que no deberías esforzarte tanto.
-Ya sabes lo
que come Lornd. - Le respondió Michiru de una forma bastante razonada. - No
sería agradable invitarles a cenar y que él se quedase con hambre. ¿No crees?
Eso sin contar con que también venga Seira.
-¡Para eso
entonces necesitarías traer al menos el triple de paquetes!- Sonrió Haruka para
aliviar la situación, cosa que consiguió pues su amiga tuvo que sonreír a su
vez por la ocurrencia.- Un saiyajin es insaciable. Dos ya, ni te cuento.
-Es verdad.-
Concedió ésta mirando el contenido de todas aquellos bolsas con una expresión
preocupada.-Espero que baste, ya no hay
tiempo de comprar nada más.
-Michiru,- le susurró Haruka entre su sonrisa. – Anda,
deja eso y vamos a ponernos cómodas en el sofá.-
Y
sin perder ni un instante rodeó a su compañera por la cintura con un brazo y la
hizo pasar al comedor.
-Quizás te
creas que soy demasiado pesada con esto. - Insistió su contertulia - pero es
que me hace tanta ilusión volverlos a ver, ha pasado mucho tiempo sin saber de
ellos.
-A mí también
me gustaría verles.- Admitió Haruka mientras llevaba al sofá a su amiga.- ¿O qué
te has creído? ¡Sería estupendo!...hace ya bastante que no veo a ninguno de
nuestros amigos.
-Sí, la última
vez viste a Roy ¿verdad? Te ayudó a medir tu tiempo para los entrenamientos…
-¡No estuvo
nada mal!,- rio Haruka.- Aunque él llegara antes que yo, ¡y eso sin llevar
moto!
-¿Cómo fue
exactamente?,- le inquirió Michiru.-
- Pues como
siempre que se trata de él, ¡hasta me puso música!- Se rio su novia explicando.-
Me dijo que así me motivaría. La verdad es que no se equivocó…
-Eso quiero
oírlo.- Afirmó Neptuno.-
Su pareja, recostándose con ella en
el sofá, le contó más o menos aquella interesante carrera. Había quedado con
Roy pues iba a probar su nueva moto en una pista de competición y necesitaba a
alguien que pudiera tomarle los tiempos. Su amigo estaba junto a ella antes de
empezar y le aconsejó.
-Ante todo tú
vete tranquila, yo me encargaré de tomarte los registros. Eso sí, ¡dale caña!- Exclamó animándola. -
-Gracias, Roy.
- Sonrió ella en tanto se ponía el casco
afirmando con ilusión. - Espero batir mi récord en la pista.
-Lo harás.
Motívate con esto.- Le indicó conectando un pequeño auricular al casco de la
piloto.- Esta canción está especialmente escrita para ti…
Haruka sonrió, ¡ese chico siempre
estaba con lo mismo! arrancó el motor que rugía potente, esperando a ser
acelerado. Su amigo le indicó con el pulgar levantado que ya podía salir y ella
soltó el freno lanzándose a toda velocidad por la pista en tanto él apretaba el
cronómetro. Lo cierto es que al escuchar la música y la letra tuvo que darle la
razón…
Cabalga el viento salvaje
Juégatela, no te quedes a medias (Hey hey hey)
Cabalga el viento salvaje
Vive la vida en el filo de la navaja (Hey hey
hey)
Vamos a cabalgar sobre el torbellino
Esto no es lo bastante peligroso,
no lo bastante para mí
Agacha la cabeza, cariño. Sí, cabalgaremos esta
noche
Tus ojos angelicales brillan radiantes
Quiero tomarte la mano, sacarte de este lugar
Vamos a dejarlo todo atrás
Pasemos de este duelo de titanes
Cabalga el viento salvaje (Hey hey hey)
Cabalga el viento salvaje (Hey hey hey)
Vamos a cabalgar sobre el torbellino
Esto no es lo bastante peligroso, no lo bastante para mí
Al compás de
la música ella pasaba las curvas ciñéndose al asfalto hasta casi tumbar la
moto. Roy, sobrevolándola con su enorme velocidad, lograba colocarse delante en
todos los puestos de observación y tomar los tiempos relativos.
Átate el pelo cariño
Cabalgaremos esta noche
Tenemos fenómenos a la derecha
idiotas a la izquierda
A veces me deprimo tanto
simplemente tengo que
cabalgar
Déjame tomarte la mano
Déjame ser tu guía
Y ahí estaba ella, cabalgando en verdad ese metálico
corcel y haciendo un gran recorrido. Dejándose llevar por esa sensación de
libertad que tanto le gustaba. Realmente mecida por el viento, su elemento.
Cabalga el viento salvaje
(No te quedes a medias) (Hey hey hey)
Cabalga el viento salvaje
Vive la vida en el filo de la navaja (Hey hey
hey)
Vamos a cabalgar sobre el torbellino
No es peligroso, no lo bastante para mí
Cabalga el viento salvaje
Cabalga el viento salvaje
(Hey hey hey)
Cabalga el viento salvaje
Cabalga el viento salvaje
(Hey hey hey)
(Ride
the Wild Wind. QUEEN. Crédito al autor)
Cuando
la carrera terminó su evaluador paró el cronómetro sonriendo con satisfacción,
se acercó a Haruka que había detenido la moto y declaró.
-Perfecto,
esto rebaja en doce segundos tu registro anterior. Corriendo así tendrás muy
fácil llevarte el primer puesto.
-Eso espero,-
sonrió ella liberándose del casco para
declarar reconocida.- Es la primera vez que voy a competir en asfalto y en
categoría senior. Por cierto. Tenías razón. Iba embebida en la música y me
pareció que la carretera, la moto y yo éramos una sola cosa. Muchas gracias por
tu ayuda. A este paso me voy a plantear ficharte como entrenador.
-No hay de qué.
Pero me temo que mi deporte es el baloncesto. – Repuso jovialmente su interlocutor sacando
nuevamente el pulgar, esta vez en señal de triunfo.- Eso sí. Cuando corras
avísanos para ir a verte.
-La carrera es
dentro de seis días,- contestó Haruka.- A las once. Espero que estaréis todos
aquí.
-Puedes contar
con ello,- le aseguró Roy.- Ahora debo irme a casa, Bertie me espera para
salir, le prometí que estaría a las siete.
-Si quieres
puedo llevarte. - Se ofreció la muchacha.-
-No, muchas gracias,
por suerte tengo mi propio medio de transporte.
-¿Iras
volando?- Le preguntó ella con incredulidad alegando.- Te va a ver media
ciudad.
-No, tengo otro
método. La translación instantánea. Aunque Bertie me reñirá porque me lo tiene
prohibido. Pero bueno, ya lo solucionaré, ¡je, je! Ya me entiendes… – Rio
llevándose una mano al cogote para proponer a la muchacha a su vez.- Si quieres
puedo llevarte captando la energía de Michiru.
-Te lo
agradezco pero prefiero volver en la moto…- respondió ella entre risas.-
-¡Es lo tuyo!-
Sonrió Roy afirmando con jovialidad.- Como dice la canción. Cabalgar sobre el
viento de forma salvaje. Y eres más rápida que el propio Eolo. Suerte.
Dicho
aquello se concentró y desapareció, por su parte la muchacha se montó en la
moto y volvió a su casa.
-Y así fue-
concluyó Haruka.-...
-¡Una historia
muy interesante!- rio Michiru- desde luego con Roy tienes un buen
cronometrador. Es más, si no supiera lo enamorado que está de su esposa y que a
ti los chicos no te van…hasta iba a pensar mal…
-¿Pensar mal
de mí?- Replicó Haruka fingiendo un tono incrédulo y hasta algo escandalizado.-
Si soy el paradigma de la fidelidad…
-Ya, ya.- Se
sonrió Michiru ladeando la cabeza, aunque eso sí, de un modo desenfadado.-
-Lo que no
comprendo es como, aun pudiendo trasladarse instantáneamente, también llegó
tarde a su cita con Bertie. ¡Ese chico es un caso! - Comentó una divertida
Haruka echándose a reír y siendo secundada por su compañera.-
Y poco después de esta conversación
en otro lugar bastante alejado. La cápsula espacial de los soberanos de Nueva Vegeta entró rauda en
el espacio aéreo terrestre y aterrizó con suavidad. Setsuna detestaba aquellos
horrísonos choques contra la superficie de los que esos artefactos hacían gala
así que la había reprogramado un poco para evitarlos. Tras unos minutos para
enfriarse, la portezuela automática se abrió y los dos salieron al exterior,
entre un paraje desértico y a la luz de una tibia luna en cuarto menguante.
-Ya hemos
llegado.- Le informó Lornd estirando los brazos.- Desde que Nuevo Vegeta se
estabilizó y tenemos un agujero de gusano próximo, estos viajes ya no son lo
que eran.- Sentenció muy ufano.-
Desde luego no supo realmente como
aquello fue posible, quizás Landar hubiese tenido algo que ver. En cualquier
caso tampoco tuvo tiempo ni interés en preguntarlo.
-Por fin en la
Tierra. – Sonrió Setsuna declarando con animación. - Tengo ganas de ver a
nuestros amigos.
-Bueno, quedé
con mi hermano en verle a las diez,- recordó Lornd llevándose una mano al
mentón.-
El saiyajin consultó un dispositivo
que llevaba en la cabeza, no solía necesitarlo pues a él le bastaba con fijarse
en su adversario para detectar su potencia de combate, pero aquel aparato
también valía como transmisor receptor y reloj. Así que por esa vez le vendría
bien para adecuar su tiempo al terrestre. Efectivamente, con los parámetros del
detector adaptados a la hora de la Tierra le fue posible conocer la hora tras
leer las cifras que acababan de materializarse.
-Son las nueve
y media tiempo local, tenemos media hora... ¿Quieres que demos un paseo por la
Tierra? - Propuso a su mujer.-
-Preferiría
visitar a Haruka y Michiru. Por lo menos, aunque las veamos solo por un
momento, así quedamos para mañana con ellas. - Le respondió Setsuna consultando
un dispositivo similar.-
-Muy bien,
pues agárrate.- Le pidió su marido.-
Ella
se aferró a él con los dos brazos y Lornd buscó la energía de ambas sailors,
antes de proceder a transportarse Setsuna le advirtió algo azorada.
-Mejor aparece
cerca de su posición pero no a su lado,
ya sabes que las podemos interrumpir...
-Bueno, si eso
te preocupa, por mí, conforme. - Aceptó él sin darle demasiada importancia.-
Lornd logró encontrar las energías y
desapareció con su esposa. Desde luego calculó muy bien, puesto que reaparecieron
ante la puerta de las dos chicas y Setsuna llamó al timbre. Tras unos momentos
abrió Haruka que estaba tratando de recomponer su camisa.
-¡Qué sorpresa!-
Sonrió encantada y por supuesto tratando de disimular. -No os esperábamos para
esta noche. Pasad, pasad...
Les hizo entrar al salón a la par
que Michiru trataba de reorganizar su vestido afanosamente en tanto les
dedicaba otra sonrisa algo apurada....
-¡Cuánto me
alegro de veros, pareja.- Afirmó la sailor Neptuno.-
Simultáneamente a estos
acontecimientos, del cielo nocturno se descolgaron dos cápsulas más. Cayendo a
toda velocidad y presas de la ignición chocaron con estrépito en el mismo
paraje desértico donde había caído antes la capsula de Lornd y Setsuna. En unos
minutos, ambas se abrieron dejando salir a dos seres ataviados con armadura de
guerreros del espacio, pues de esa raza eran efectivamente. Una mujer de pelo
moreno, largo y enredado con un visor sobre su mejilla derecha y un hombre,
también de cabello oscuro, con idéntico aparato en el mismo sitio.
-Nos ha
costado mucho seguirles hasta aquí,- dijo él - y ahora hemos perdido su rastro.
-No te
impacientes, Kranok. - Le respondió aquella mujer con un brusco gesto de su
mano.- No serán difíciles de localizar. Sus fuerzas de combate son muy altas,
en este mundo no habrá ninguna igual.
Para
probarlo conectó el aparato en modalidad de búsqueda pero se sorprendió al ver
que éste le mostraba varias fuerzas similares repartidas por el planeta y así
lo manifestó a su compañero.
-Hay dos
fuerzas enormes. Y luego varias más pequeñas pero también muy importantes. Esto
sí que no lo esperaba de este planetucho.
-¿Que hacemos
entonces, Janiba?- Le preguntó Kranok que parecía nervioso al comprobar
aquellos datos en su propio visor.- Muchas de ellas son incluso superiores a
las nuestras, no podremos enfrentarnos contra ellas abiertamente.
-Lo sé, déjame
pensar, - le pidió su compañera elevando una mano en demanda de calma.- Las
fuerzas de Gralas y Gunder llegarán dentro de dos días terrestres y mientras
nosotros hemos de comenzar nuestra parte de la misión.
-Lo malo es
que nos detectaron a nuestro paso por Nuevo Vegeta. Lo sé porque los
instrumentos de mi capsula recibieron lecturas de radar procedentes del
planeta.
-¡Eres un
estúpido!- Le recriminó ella con patente
irritación. - ¿Y me lo dices ahora? ¿Por qué no conectaste tu escudo de
invisibilidad como te ordené?
-No te pongas
así, se me olvidó hacerlo, pero no pienso que nos hayan seguido.
- Te
equivocas. Si tal y como nos informaron esa maldita Seira es la responsable de
la seguridad de la Reina, de seguro que lo harán. Eso te lo garantizo.- Escupió
la saiyajin con visible inquina.-
Y los hechos le dieron la razón. Tal
y como se temían en el planeta Nuevo Vegeta se había detectado la presencia de
esa nave. Blinz, general del ejército, ordenó a sus oficiales que rastreasen el
destino del misterioso objeto aparecido en el radar.
-Parece ser
una cápsula de ataque, señor- Le informó uno de los oficiales en el puente de
mando.- Su trayectoria es coincidente con la cápsula de los reyes.
-Avisad
inmediatamente al canciller. - Ordenó Blinz visiblemente preocupado - debe
saber esto.
Dariel fue inmediatamente alertado
de lo que ocurría y junto a Calix y Seira se presentó en la sala de control. Al
punto fueron informados con detalle. El canciller Real tomó enseguida la
palabra por su autoridad como regente.
-Blinz, ve
tras esa nave y averigua lo que se propone. Podría intentar un ataque directo
contra nuestros soberanos.
-Lo que
ordenes,- repuso éste que saludó con una ligera reverencia y partió de
inmediato.-
-Entonces ¿qué
haremos nosotros?,- le preguntó Seira a su hermano, visiblemente preocupada.-
No podemos quedarnos de brazos cruzados aquí y esperar.
-No, tienes
razón,- concedió Dariel ordenándoles de inmediato. - Tú y Calix id en busca de
los reyes. Avisadles en la Tierra de que están siendo seguidos y encargaros de
su seguridad. Asumo la responsabilidad.
-No es
necesario. Es nuestro deber acudir en su ayuda.- Le tranquilizó su hermana.-
-Vayamos
pues.- Urgió Calix.-
Sin perder un segundo ambos saiyajin
corrieron hacia sus cápsulas y embarcaron. Blinz por otro lado ya iba a bordo
de la suya persiguiendo al extraño a una prudente distancia. Llegó a la Tierra
poco después de que ambos aterrizasen. Aunque cuando reconoció el terreno ya no
les encontró por allí. El saiyajin únicamente vio sus cápsulas. Entre tanto,
Lornd y Setsuna, ajenos a todo, charlaban con Haruka y Michiru. Les dijeron que
no podían quedarse mucho y que debían ir a la casa de Roy y Beruche, pero
convinieron en verse para el día siguiente. Después tuvieron que marcharse.
-Bueno.- Sonrió
Haruka. - Ahora no nos queda más que irnos a la cama.
-Sí, y podemos
continuar con lo que habíamos dejado a
medias. - Repuso Michiru con un cómplice guiño.-
Y para reanudar su actividad tras
aquella visita, se entregaron con mutuas caricias sobre el sofá. Pero fueron
bruscamente interrumpidas por una explosión que destrozó la pared del comedor.
-¡Otra vez
no!- Exclamó Haruka.-
-Es la segunda
vez que nos destrozan la casa. El seguro no nos lo cubrirá de nuevo.- Suspiró
Michiru que parecía más inquietada por esa posibilidad que por la naturaleza de
ese ataque.-
Aunque
dejando aparte eso, se levantaron con gran celeridad y adoptaron una pose
defensiva. Cuando el polvo de la explosión se hubo disipado, dos figuras
vestidas a la manera de los saiyajin, un hombre y una mujer, las observaban
fijamente con unos inquisitivos ojos.
-No son ellas,
- aseveró el saiyajin escaneándolas a ambas. - Sus fuerzas son muy inferiores a
las que habíamos detectado.
-Decidme,
terrestres,- les inquirió la mujer que no era otra sino Janiba. - ¿Dónde están los
que estamos buscando?
-No sabemos a
quienes os referís. - Replicó Haruka de
forma altiva, censurando como si aquella explosión causada no la hubiera
impresionado lo más mínimo.- Y esos no son modos de entrar en las casas ajenas.
Ya estamos hartas de que los de vuestra calaña hagan siempre lo mismo.
Por toda réplica, Janiba más rápida de
lo que ninguna pudo ver, sujetó del cuello a Haruka que notaba la falta de
oxígeno. Mientras intentaba soltarse a la desesperada la saiyajin le amenazaba.
-Si te niegas
a contestar lo lamentarás, terrestre.
-¡Suéltala! - Gritó
Michiru.-
Pegó
a aquella mujer en la cara con todas sus fuerzas, pero ésta ni siquiera pareció
enterarse, cosa que no pudo aplicarse a la sailor, que se llevó su otra mano al
dolorido puño con el que había golpeado.
-Os lo
repetiré por última vez ¿dónde están?- Insistió la saiyajin con tono monocorde
e irritado levantando a Haruka en vilo.-
-¡Janiba!- Gritó
su acompañante. - Detecto una enorme fuerza acercándose hasta aquí, y a poca
distancia otras dos casi igual de potentes, llegarán dentro de un minuto.
Soltando a Haruka que cayó al suelo
como un fardo en tanto trataba de recobrar la respiración e ignorando
completamente a Michiru, que se arrodilló para auxiliar a su pareja, aquellos
dos decidieron retirarse.
-Estamos en
desventaja. ¡Vámonos! - Le instó la guerrera del espacio a su compañero que
asintió nervioso.-
-Pero, ¿no
vamos a librarnos de ellas?- Le recordó Kranok pidiéndole con patente deseo.- Deja
que las aniquile, no deben informar sobre nosotros.
-No hay tiempo
y no lances un rayo de energía o nos detectarán.- Le advirtió su compañera.-
-Podemos
romperlas el cuello,- propuso su interlocutor visiblemente entusiasmado con esa
idea.-
-¡No os lo
permitiremos! - chilló Michiru echando mano de su transformador y convirtiéndose en sailor ante el asombro de
los saiyajin.-
-¡Su fuerza ha
aumentado considerablemente!- Exclamó
Kranok escaneándola - y pudiera ser que fuese a más.
-Marchémonos
de aquí o tendremos que luchar además contra tres poderosos adversarios. – Le
advirtió su compañera indicándole.- ¡Vamos! Y sin volar o elevaríamos demasiado
nuestra energía…
Su
compañero asintió. Desde luego los dos comenzaban a inquietarse. Estaban
topando con demasiada resistencia imprevista. Sin tiempo para más escaparon corriendo
para eludir los escáneres enemigos. Aprovechando esos momentos Haruka se había
recuperado ya y transformada a su vez en sailor esperaba para hacer frente al
enemigo. Michiru le había asegurado que ya se habían ido pero pronto notaron a
tres poderosas presencias. Urano, sin esperar a nada lanzó su temblor de Tierra
y acabó de derribar los restos de la pared. Al disiparse el caos Haruka, extenuada,
se trastabilló e iba a caer al suelo, pero uno de esos recién llegados la
sujetó. Lo hizo de forma suave eludiendo tocarla donde no debía. Michiru se
puso en guardia, pues no le conocía, pero enseguida se relajó al reconocer tras
de él a Seira y Calix.
-¿Os
encontráis bien?- Les preguntó aquel apuesto extraño.-
-Sí, gracias.
- Replicó Haruka poniéndose ya en pie separándose de él.- ¡Vaya!- Le reconoció
entonces la joven comentando.- Estabas en la ceremonia de la coronación. Ahora
me acuerdo.
-Celebro que
me recuerdes princesa, mi nombre es Blinz.- Se presentó el saiyajin.-
Si algún hombre la hubiera llamado
así en otras circunstancias a buen seguro que le habría dado un buen puñetazo.
Pero ahora, estando tan agotada y sobre todo, sabiendo que ese tipo hablaba de
forma literal, al recordarla cuando fue
como princesa de Urano a los esponsales de Setsuna con Lornd, Haruka se limitó
a sonreír, pensado.
-Es que soy
una princesa. Siempre lo olvido. Soy un desastre para eso.
Por su parte Michiru se dirigió hacia los
otros dos guerreros del espacio comentando con alivio, en tanto les informaba.
-Menos mal que
habéis llegado. Nos han atacado dos de vuestros guerreros. Un hombre y una
mujer.
-¿Nuestros
dices?- Le inquirió Seira con expresión sorprendida, aseverando.- Nosotros no
hemos enviado a nadie. Y desde luego no os atacarían a vosotras.
-Una de ellos
se llamaba…- Michiru trató de hacer memoria y al fin lo logró aseverando.- ¡Sí!,
ya me acuerdo, una tal Janiba.
-¿Janiba?- Aulló
Seira desencajada.- ¡No puede ser! Pero, maldita sea, ¿qué estará haciendo aquí
esa miserable traidora?
-No puedo
creer que haya vuelto - Añadió Calix atónito
también.-
-Pues lo ha
hecho, ¡maldita sea!- Espetó Blinz con un rechinar de dientes.- Debemos ir tras
ellos, podrían intentar algo contra el rey.
-Pero no
siento su presencia,- objetó Seira.- Los dispositivos no marcan ninguna energía
apreciable, esa maldita zorra sabe que la seguimos. Estará manteniendo su nivel
bajo a propósito.
-Eso dijeron,-
terció Michiru que estaba sorprendida por aquellas reacciones de sus amigos,
pero no quiso hacérselo notar al comentarles. -No quisieron matarnos para que
no detectaseis su rastro de energía.
-Me alegro de
que tomaran esa decisión.- Declaró Blinz mirando sobre todo a Haruka.-
-Por suerte yo
sí que puedo detectar la energía de nuestros reyes. Me transportaré ante ellos
y les informaré de la situación. - Comentó Calix.-
Y
el joven se concentró sintiendo con facilidad la energía de Lornd y la de su
hermano y partió presto desvaneciéndose de allí.
-¿Qué podemos
hacer nosotros?,- preguntó Haruka a los dos guerreros que quedaban.-
-De momento
esperar.- Le respondió Seira cruzada de brazos y con una expresión bastante
contrariada - aguardaremos hasta que cometan un error y caigan en nuestras
manos.
-Si les
atrapamos son míos.- Sentenció Blinz.- Tengo cuentas que saldar con ellos.
-Yo también, y había perdido la esperanza de tener una oportunidad como esta. - Masculló Seira replicando. -Tú puedes quedarte con el hombre, pero Janiba es sólo para mí.
-Solo deseo
que esto no sea el principio de otra batalla.- Pensaba no sin intranquilidad.-
En ese mismo momento, pero a
bastantes kilómetros, Lornd y Setsuna cenaban junto con Roy y Beruche en casa
de estos. Como siempre los dos hermanos competían a ver cuál comía en mayor
cantidad, dejando asoladas al paso de su voraz apetito toda clase de fuentes
ensaladeras y demás comida que se hallaba esparcida sobre una larga mesa. Setsuna
y Beruche cenaban más pausadas, acostumbradas ya a semejante espectáculo y
preguntándose por la familia y amigos. En ese instante Calix apareció
súbitamente sorprendiendo a todos, Lornd dejó de comer y le preguntó el motivo
de su llegada mientras se limpiaba con una servilleta.
-Disculpad por
interrumpiros Majestades, Altezas. Veréis, Señor, Señora,- informó ya a sus reyes
haciendo a la vez una marcada reverencia.- Hemos localizado a dos renegados, Janiba
y otro saiyajin más. Creemos que os puedan estar buscando para atacaros.
-Vaya,- repuso
Lornd - no tenía ni idea, no detecté nada. ¿Quiénes son esos dos renegados de
los que hablas?
-Mi señor, son
dos saiyajin del grupo de aquellos que fueron condenados a prisión por negarse
a acatar la voluntad del consejo de regencia. Eso ocurrió un par de años antes
de que tú llegases al planeta y vencieras la prueba del desafío. Escaparon y mi
hermano Blinz fue el encargado de ir tras ellos, pero le atacaron con fuerzas
muy superiores y tuvo que huir malherido.
-Lo sé- repuso
el rey de los saiyajin recordando. - Fue entonces cuando Landar me llevó hasta
él. Quiero hablar enseguida con Blinz. –
-Ha venido
conmigo y con Seira en persecución de los traidores. Están en casa de vuestras
amigas las sailors. - Le informó el joven guerrero.-
Y
si más Lornd se concentró sintiendo la energía del saiyajin y desapareció. Calix
en tanto se dirigió a los demás.
-Os reitero
mis disculpas por haber interrumpido vuestra cena, príncipe Asthel, princesa
Lorein, Majestad. - Se inclinó nuevamente ante los tres de forma muy
protocolaria.-
-No te
preocupes por eso,- le dijo Roy quitándole toda importancia.- Yo también tengo
curiosidad por saber que pasa, iré con vosotros, ¿queréis que os lleve? -
Preguntó a Setsuna y Bertie.-
-¿Entonces
dijiste que Seira vino contigo, Calix?- Inquirió la soberana de los guerreros
del espacio.-
-Sí, mi reina.
Está junto a Blinz y tus amigas terrestres.- Respondió su interlocutor.-
-En ese caso iré
también, llévame tú. Roy debe ocuparse de su mujer.
Calix asintió y tomando con
gentileza a Setsuna de un brazo, tras requerir su permiso, se transportó. Roy
miró a su esposa y ella asintió, de modo que también la sujetó.
-Espero que
volvamos pronto - terció ella.- Tenemos que recoger todos los platos. – Añadió
no sin desasosiego.-
Desde
luego que a la vista de aquella montaña de grasientas vajillas, platos y cubiertos
que quedaban de la cena no era para menos. La joven incluso hizo una pausa para
suspirar.
-¡Dios mío!,
habrá que poner al menos tres lavaplatos llenos.
-Ya nos
preocuparemos de eso después, cubito - Repuso Roy impaciente por salir.- ¡Vamos!
- Y al fin desapareció con ella.-
Todos estaban ya en la casa de las sailors Urano y Neptuno que se había
convertido en un improvisado cuartel general. Al menos lo que no fue destruido
por la irrupción del enemigo. Michiru se sonrió y le cuchicheó a su compañera.
-Ya sabía yo
que el comprar toda esa comida no iba a estar de más.
-Con todos los
que han venido, -sonrió Haruka cuchicheando a su vez, - ni con tres veces más
bastará.
-Al menos para
un aperitivo, mujer.- Repuso su interlocutora reconociendo que su amiga llevaba
razón. -¿Queréis tomar alguna cosa?- preguntó ahora en voz alta al grupo que se
giró hacia ella al unísono.-
-No, muchas
gracias, Setsuna y yo ya hemos cenado en casa de mi hermano.- Respondió Lornd.-
-Y nosotros
también, como es lógico,- añadió Beruche - pero gracias, chicas. Lamento que os
estemos incomodando a estas horas.
-No os
preocupéis.- Le dijo Haruka - para eso estamos las amigas. Y esos extraños
visitantes ya nos han incomodado para toda la noche. Ahora, por favor, si no os
importa, ¿podríais explicarnos con algo más de detalle quienes eran esos dos y
que pretendían?
-Eso Blinz - Intervino
el soberano de los guerreros del espacio. - Yo he venido a preguntarte que es
lo que sabes tú de esos renegados, como Calix les ha llamado.
El interpelado asintió y tomó la
palabra para relatar.
-Sí, Majestad.
Creo que ya va siendo hora de que cuente lo que pasó con ellos. Verás, se
negaron a acatar el acuerdo para la sucesión del parlamento en su punto seis,
parte b.
-O sea, no
partir a la conquista de ningún mundo en tanto no hubiese un rey que lo
ordenase,- terció Lornd que se sabía aquel documento de memoria.-
-Efectivamente-
corroboró Calix - y como ya os he explicado, Señor, el entonces canciller
Luarque decidió encerrarlos por considerarles un peligro.
-Pero lograron
escapar.- Intervino Seira visiblemente irritada. - Burlaron nuestra vigilancia,
la mía y la de Dariel. La verdad es que eran muy fuertes para que ambos pudiéramos
detenerlos. -Confesó la guerrera que apretaba los puños y rechinaba los dientes
furiosa con sólo recordarlo.-
-¿Cómo es eso
posible? ¿Demasiado fuertes para vosotros?,- le preguntó Setsuna visiblemente
atónita e incrédula.-
-Por aquel
entonces mi hermano y yo no teníamos el poder que tú conoces, Señora. Es más, yo
aún no podía transformarme en súper guerrero. Pero esa maldita mujer....
Seira les contó lo ocurrido aquel
día, todos escucharon con visible interés la historia...
Su hermano y ella conducían a los prisioneros renegados a la mazmorra, a través
de una desértica y desolada extensión del planeta. La guardiana se encargaba de
Janiba, la más contestataria y rebelde. Seira tiraba de la cadena que amarraba
sus muñecas para obligarla a continuar pero la otra saiyajin reía.
-¿Qué es lo
que te hace tanta gracia?- Le espetó Seira más que molesta por esa insidiosa
risa.-
-Tú, tú me
haces gracia, chiquilla pretenciosa. - Contestó Janiba sin inmutarse para
preguntar a su vez con tintes de burla.- ¿Crees que vas a poder sujetarme por
mucho tiempo?
-No preciso de
mucho, únicamente hasta meterte en la mazmorra que es donde vas a estar hasta
que tú y tus amigos acatéis las órdenes del consejo.- Respondió su guardiana
secamente.-
-Eso no me
suena nada bien,- dijo otro saiyajin llamado Guder que era el auténtico jefe de
esa rebelión.-Creo que me soltaré.- Dicho esto pulverizó las cadenas sin
aparente esfuerzo.-
-No debes
hacer eso.- Le advirtió Dariel- o tendré que acabar contigo.
-¿De verdad?-
Rio el saiyajin que se acariciaba su largo mechón de pelo único en su calva
cabeza al tiempo que le retaba.- ¡Vamos
inténtalo, mocoso estúpido!
Espoleado por aquella provocación Dariel
atacó al rebelde transformándose en súper guerrero, pero éste hizo lo propio y
bloqueó su golpe sin ninguna dificultad. Seira fue en ayuda de su hermano pero
se sorprendió de que Janiba había roto las cadenas también.
-Tendrás que
encargarte de mí, querida.- Sonrió ésta con una mueca burlona de desprecio.- Es
hora de que te hagas una autentica guerrera.
-¡Maldita seas,
te detendré!- respondió la interpelada lanzándose contra Janiba con todo su
poder.-
-Si solamente eres
capaz de eso.- Repuso la saiyajin despreocupadamente mientras esquivaba los ataques
de Seira una y otra vez, - me temo que no podrás.- Sentenció.-
Y
al instante contratacó con sendos puñetazos en la cara y estómago que le
abrieron a Seira una herida en el labio y la derribaron al suelo.
-¡No me
vencerás!- Gritó la joven saiyajin llena de rabia e incorporándose en el acto.-
-¡Nunca
aprenderás, niña estúpida!- Replicó Janiba comenzando a brillar con un gran
resplandor dorado, incluso su pelo se tornó de ese color y sus ojos oscuros se
volvieron verdes, mientras sentenciaba.- Podría matarte cuando se me antoje.
-¡Una súper
saiyajin! ¡No puede ser!- Exclamó Seira asombrada –
Era casi imposible que una mujer
llegara a tal grado de poder. De hecho, no se sabía de ninguna que lo hubiera
alcanzado antes más que en tiempos legendarios. La muchacha estaba petrificada
por el asombro, e incluso por el temor de ver algo así. Tuvo además que
escuchar las prepotentes palabras de su adversaria cuando se jactó.
-Pues lo es, ¡soy
una súper guerrera! - Rio Janiba prepotentemente para remarcar no sin orgullo.- La primera de
nuestro pueblo en siglos que lo ha conseguido, y tú, estúpida, no puedes hacer
nada contra mí. Aunque no te mataré…eres tan patética que ni eso te mereces.
Y
a más velocidad de lo que Seira pudo ver Janiba apareció ante ella y la golpeó
lanzándola contra la arena del desierto antes de que siquiera pudiese intentar
cubrirse dejándola inconsciente. Dariel por su parte no lo tenía mucho mejor
ante su rival. Trataba de parar los ataques de Guder que le iba ganado terreno.
Janiba se unió a su compañero y entre los dos le sometieron a una lluvia de
ondas de energía que le sepultó junto con Seira entre las dunas del desierto. Horas
después, despertaron solos entre aquella inmensidad de arena. Como pudieron
ganaron el poblado más próximo e informaron para su vergüenza de que Janiba y
Guder habían escapado tras derrotarlos.
-Por desgracia,-
continuo Seira con tono dolido. - Mi hermano y yo estuvimos inconscientes
varias horas. Luego, para mayor oprobio nuestro, nos dijeron que esos dos
malditos habían liberado a algunos de sus compinches y robado algo de un gran
valor. Yo quise ir tras de ellos pero no estaba preparada. Únicamente Blinz, que
por aquel entonces era el más fuerte, pudo tratar de darles alcance.
-El resto ya
lo conocéis,- concluyó el aludido refiriendo ahora con tono más inquieto
todavía.- Pero lo que más inquietaba a Luarque no era que hubiesen escapado, sino
que se hubiesen llevado el amuleto del Dragón Negro.
-¿El amuleto
del Dragón Negro?- Repitió Roy sorprendido - ¿Qué es eso?
-Sí, dinos que
es.- Inquirió Setsuna con idéntica incredulidad.- Ni Lornd, ni yo sabíamos nada
de ello.
-Bueno, la
verdad es que yo sí sé de lo que están hablando.- La corrigió su marido,
objetando sin embargo.- Pero creía que sólo se trataba de una leyenda. ¿No me
digas que realmente existe ese amuleto?
-Existe Majestad,
y tiene un inmenso poder,- les comentó Seira.- Pero ha de usarse con cuidado. De
lo contrario se volvería en contra del que lo emplease.
-¿Os
importaría decirnos en que consiste dicho poder?,- intervino Beruche que seguía
aquella conversación obviamente con mucha curiosidad.
-Ese amuleto.-
Explicó Blinz- permite invocar a un Dragón.
-Entonces es similar
al poder que tenían Son Goku y sus amigos en el pasado, utilizando unas grandes
bolas.- Dedujo Roy.- Yo mismo lo vi...Es algo imponente, ese Sheu Ron es
enorme, pero un buen tipo.
Aunque nadie acogió su comentario ni
tan siquiera con una leve sonrisa. Eso preocupó a Roy, y más cuando Calix
terció explicándole.
-Pero la gran
diferencia estriba en que éste es maligno. Es un dragón de las sombras. A
diferencia de los otros dragones que conceden el deseo que se les pide, éste
otro únicamente accede a deseos oscuros y egoístas, se debe tener una enorme
iniquidad y fuerza mental para dominarlo.
-Y tampoco
precisa reunir bolas.- Añadió Blinz.-
-Entonces ¿Janiba
y Guder podrían usarlo?,- inquirió Lornd preocupado.- Por lo que nos habéis
dicho serían capaces de hacerlo.
-Pero no lo
han hecho.- Repuso Blinz al tiempo que les revelaba - y no creo que estén tan
locos como para hacerlo porque a diferencia de sus parientes benévolos este dragón
a su vez demanda algo del que lo posee.
-¿El qué? - Preguntó
Michiru no pudiendo resistir más aquella incertidumbre.-
-Su alma,- contestó
Seira con voz grave, añadiendo. - Eso es
algo que ni siquiera Guder y Janiba estarían dispuestos a ofrecerle. Pero de
seguro que buscarán a alguien para que lo haga. Un ser malvado, astuto y que no
tenga reparos en ofrecerla a cambio del inimaginable poder del Dragón.
-Maldita sea,
¡Gralas!- Aulló Lornd al caer en la cuenta de quién sería el candidato más
adecuado para eso.- Debemos encontrar a esos dos y rápido. Antes de que ellos
le encuentren a él.
-Después de lo
de Sarah y sus muchachos mordedores sólo nos faltaba esto. - Rezongó Haruka de
forma resignada.- Y sólo hemos tenido un par de meses de descanso.
-Creo que
comienzas a hacerte vieja,- se burló Michiru.-
-Oye, ¡eso no
lo digas ni en broma! - La amonestó humorísticamente su compañera dándole un
capón.-
Aunque desde luego que, bromas
aparte, ninguna quería recordar ese horror que habían vivido. Ya tuvieron
bastante ración de poderes oscuros y sobrenaturales. De todos modos los demás
no habían escuchado estas últimas palabras entre las dos pues ya había
salido a tratar de encontrar a los
traidores. Pero el aviso de Lornd ya llegaba muy tarde, Guder junto a Gralas,
se aproximaba con una gran flota estelar hacia la Tierra. Ante las preguntas
del Guerrero del espacio acerca del motivo de ir hasta allí, el tirano le
respondió.
-Si he elegido
ese mísero planeta es porque allí se encuentran poderosos enemigos que han
frustrado todos mis anteriores intentos. Pero ahora, cuando invoque el poder
del dragón y con vosotros como aliados, no tendré ningún problema en
derrotarles.
-Efectivamente,-
convino Guder.- Janiba y Kranok han partido hacia allí, me lo comunicaron poco
antes de establecer su escudo de invisibilidad. Seguían una cápsula de nuestro mundo
que llevaba ese rumbo.
-Así podremos
eliminar a todos esos molestos guerreros del espacio que se oponen a mí, y tú
con los tuyos, podrás ser rey del planeta en tanto yo dominaré el universo
entero.- Respondió su interlocutor esbozando una mueca con apariencia de
sonrisa triunfal.-
-Recuerda
Gralas que tenemos un trato,- le advirtió Guder.- El planeta Nuevo Vegeta será
para mí así como varios mundos periféricos.
-Es un precio
pequeño por acabar con mis enemigos, en especial con el rey de los saiyajin. Y
después ser Emperador del Cosmos.- Convino Gralas.- Desde luego, fue una suerte
para ti que me encontraras.
-Lo fue para
los dos.- Sonrió Guder de una forma bastante cínica.- Ahora sólo nos queda un
día terrestre para reunirnos con los míos en ese pequeño mundo.- Añadió
observando aquel curioso amuleto con la forma de un Dragón de color ébano.-
Janiba y Kranok, entre tanto se
ocultaban en una cueva de un paraje alejado de la civilización. El saiyajin, nervioso,
se paseaba sin dejar de refunfuñar.
-Quisiera
saber qué demonios estamos haciendo aquí parados,- se quejaba aparentemente a
nadie.- Deberíamos comenzar el ataque contra este miserable planeta.
-No seas
impaciente.- Le cortó Janiba - sabes perfectamente que estamos en inferioridad.
Guder y Gralas con nuestros guerreros no tardarán en llegar. Espérate hasta
entonces. Además disfrutaremos mucho más si aguardamos a que convoquen al
poderoso Dragón.
-Sí, es una
excelente idea.- Repuso Kranok ahora con gesto entusiasmado- tienes razón, esperaremos
aquí, y cuando salgamos me desahogaré con todos estos miserables humanos.
Unas horas más tarde los visores de
ambos se iluminaron. Fue entonces Janiba la que sonrió satisfecha y dijo.
-Ya ha llegado
tu oportunidad, ¡vamos!, tenemos que reunirnos con nuestras tropas.
Su compañero rio de forma
estruendosa, ambos abandonaron la cueva al encuentro de sus aliados, tomando
todo tipo de precauciones para no ser detectados…Mientras y como adelanto de la
invasión, Gralas envió a algunos de sus guerreros a la Tierra. Guder hizo lo
propio con varios de sus saiyajin. El ataque comenzó de forma coordinada unas
horas después. Las guerreras, alertadas por un ataque contra Tokio, se pusieron
rápidamente en movimiento.
-Tenemos que intervenir
con rapidez.- Les arengó Rei a sus compañeras.- Hemos de encontrar a Haruka y
Michiru para que nos ayuden.
-Yo creo saber
dónde están.- Intervino Ami - voy a tratar de localizarlas con mi ordenador.
Sailor Mercurio tecleó en su
ordenador personal que hacía las veces de intercomunicador de largo alcance hasta
marcar el teléfono de sus compañeras. En la casa de éstas sonó el timbre de la
llamada telefónica y Michiru descolgó.
-¿Quién es?...-
preguntó sujetando el auricular con ambas manos.-
-Hay
problemas, Tokio está siendo atacado por un enemigo desconocido.- Le informó
Ami - os necesitamos.
-Tardaremos en
llegar,- le respondió Michiru - al menos tres horas y eso a toda velocidad.
-Iremos por
vosotras con el sailor teleport.- Les respondió Usagi que intervino al escuchar
esta respuesta a través del altavoz del comunicador. -
-¿Tan urgente
es?,- inquirió Michiru preocupada ante la posibilidad de que se tratase de esos
dos saiyajin traidores.-
-Sí, las
noticias hablan de la devastación de una gran parte de la ciudad.- Terció Minako
que también la escuchaba.- Necesitamos toda la fuerza que podamos reunir. Avisad
a Roy si podéis. Nosotras no logramos localizarle.
Michiru entonces les explicó lo que
había pasado a grandes rasgos, lo que sembró la preocupación entre sus
compañeras.
-Entonces la
cosa es mucho peor de lo que suponíamos,- aseveró Makoto.-
-Así es,- corroboró
Michiru.- Los saiyajin traidores pueden estar en cualquier parte y Lornd y
Setsuna junto a sus súbditos han comenzado a buscarlos. Roy también fue para
ayudarles.
-¡Entonces no
tenemos ni un segundo que perder!- Urgió Rei.- ¡Vamos, tele portación!
Las cinco guerreros se dieron las
manos y se concentraron en sus compañeras, al momento aparecieron en el salón
de la casa de estas.
-¡Vaya!- sonrió
Michiru al verlas aparecer. -¡Que puntería!
-¿Habéis
celebrado alguna de vuestras fiestas?- Quiso saber con humor Minako, al contemplar
la destrucción en forma de cascotes que
se esparcían por la casa.-
-Una visita de
esos tipos.- Respondió Michiru.-
-Muy bien, ¿Y
Haruka?,- preguntó Usagi obviando por esta vez los comentarios jocosos.-
-Aquí estoy,- le
contestó está saliendo de una habitación.- Esperad a que nos transformemos y
nos vamos.
Ella y Michiru sacaron sus
transformadores e invocaron el poder de sus planetas, inmediatamente después se
dieron la mano con sus compañeras y partieron. Al reaparecer los ruidos de la destrucción
y demás las envolvían.
-¡Han avanzado
rápido! - Exclamó Ami sorprendida.- Hace unos minutos no se oía nada cerca de aquí.
-Mirad- señaló
Makoto con una de sus manos en dirección opuesta hacia donde estaban sus
compañeras.-
Todas se volvieron al requerimiento
de Júpiter para ver como un grupo de figuras ataviadas con toscas armaduras de
algo parecido al cuero las sobrevolaban. Lanzaban rayos de energía que
devastaban la ciudad. Las chicas les atacaron con todo su poder tomándoles por sorpresa
pero sin lograr herirles de gravedad. El enemigo contratacó con varias
andanadas de rayos de energía que las sailors rechazaron merced a una barrera
conjunta de protección. La escena que les rodeaba era dantesca, toda la ciudad
a su alrededor ardía y no se veían supervivientes. Junto a ellas aterrizaron
dos de esas figuras, dejando a las otras tres libres para destruir el resto de
la ciudad. Haruka y Michiru reconocieron con horror a uno de esos guerreros, se
trataba del hombre que las había atacado en casa.
-¡Vaya!- rio
Kranok con regocijo,- si son nuestras amigas. ¿Es que no tuvisteis bastantes
emociones? Vamos estúpidas ¿qué esperáis conseguir desafiándonos?
-Por lo pronto
librar a nuestro mundo de vuestra abominable presencia. Sois unos asesinos y
unos traidores.- Replicó Haruka con un abierto tono de desafío.-
-Vaya, tienes
valor.- Respondió Kranok con una maligna sonrisa.- Veremos a ver lo que te
dura.- Acto seguido escaneó a la muchacha
con su visor.- Fuerza de combate mil setecientas veinte dos unidades. Debo
reconocer que no está nada mal para un humano. Pero contra nosotros de nada te
servirá.
-Pero ella no
está sola- sentenció Usagi.- Aquí estamos sus compañeras para apoyarla contra
vosotros.
-¡Me va a dar
un ataque de risa! - Le contestó el saiyajin de forma despectiva a la vez que
escaneaba al resto de las sailors.- Entre todas juntas no sumáis más de treinta
mil unidades, con eso no tenemos ni para empezar. Venga, ¿quién va a ser la primera
en atreverse a luchar? ¿O queréis que os mande al infierno a todas juntas?
-Es muy
fuerte, lo noto sólo con verle,- musitó Michiru a sus compañeras - y ese que
está con él aun me parece peor.
-Pues lo
llevamos claro.- Susurró Minako.-
-Maldita sea. ¿Por
qué serán tan fuertes los guerreros del espacio?..- se lamentó Rei presa de la
impotencia.-
-Vamos, no
tengo todo el día.- Rugió Kranok
amenazándolas de forma contundente en tanto hacía temblar el terreno a
su alrededor.- Si no empezáis vosotras lo haré yo...
Corrió hacia las sailors con
expresión divertida, sin tomarlas en serio como amenaza, imaginando de seguro la
forma en la que iba a matarlas. La primera hacia la que se dirigió fue Haruka.
La atacó con una bola de energía pero Michiru apartó a su compañera llevándose
el impacto, la bola no estalló sino que la arrastró durante decenas de metros
hasta derribarla en el suelo y perderse en la lejanía, donde sí que hizo
explosión con un poderoso estruendo que devastó una inmensa extensión de
terreno…
-¡Michiru,
respóndeme! - Gritó Haruka asustada por el estado de su compañera que no se
levantaba del suelo.- ¡Di algo!
-¡Vaya! - rio
Kranok. - Esto es muy divertido. Ya ha caído una, ahora veremos lo que duran
las otras.
-¡Maldito
bastardo! Ahora vas a ver. ¡Temblor de Tierra, ataca! - Gritó la guerrera Urano muy furiosa dirigiendo el
golpe hacia el guerrero que no hizo ni siquiera ademán de apartarse.-
El visor del saiyajin se disparó con
los números bailoteando sobre su superficie. Kranok leyó en voz alta las cifras
sorprendido pero no alarmado.
-Vaya, muy
bien, fuerza de combate cuatro mil, cuatro mil ochocientas noventa, siete mil
quinientas, diecisiete mil, veintiocho mil unidades. No está nada mal, veamos
lo que consigues.- La desafió en tono de burla.-
El impacto del ataque de Haruka rodeó
de energía al enemigo explotando sobre él. No obstante, éste no sufrió ningún
daño. Rei y Makoto la secundaron con sus ataques más poderosos pero únicamente
lograron algún desperfecto superficial en la armadura de éste.
-Muy bien microbios,
habéis conseguido mancharme el traje, pero eso no os va a servir para nada. - Declaró
con sorna.-
Y colocándose junto a Rei y Makoto con una
velocidad increíble las golpeó con dos puñetazos que no parecieron muy
violentos pero que bastaron para derribarlas en el suelo sin que ninguna de las
dos reaccionase.
-¡Marte,
Júpiter! - Chilló Usagi presa de la desesperación.-
-Que divertido
y van tres,- aulló Kranok de forma triunfalista.- ¿Cuál es la siguiente para
morir?
-¡Venus Love
me chain! - Gritó Minako rodeándole con su arma.-
-¡Ja, ja, ja! ¿pero
qué es esto? ¿Un lazo de confeti? – Inquirió Kranok divertido, escupiendo de
seguido con desdén. - Mira lo que hago con él.
Para
horror de la sailor destrozó la cadena de Minako sin apenas esfuerzo,
sujetándola con una mano y apretando esta para hacerla pedazos.
-¡Oh, no! –
Pudo exclamar la Guerrera Venus, atónita ante aquella demostración de su
adversario.-
La muchacha tuvo tiempo de apartarse
entonces cuando el saiyajin la apuntó con un dedo y lanzó lo que en apariencia
era un inofensivo destello. Éste recorrió varios cientos de metros pasando
entre el grupo de las sailors y chocó contra los restos de un edificio
reduciéndolo a escombros y cenizas, al tiempo que una gran explosión cegaba a
todas produciendo una especie de hongo, parecido al de un abomba atómica. La
posterior ráfaga de aire de la onda expansiva las arrojó al suelo. Todas
miraban aquella explosión con la boca abierta. Estaban realmente atónitas y
horrorizadas por aquello. Pero su enemigo simplemente se reía divertido. Dedicó
su atención ahora hacia la Guerrera Urano que, junto a las otras ya se
levantaba de nuevo.
- Ahora me toca a mí, mira estúpida. - Le
espetó a Haruka que le miraba con una mezcla de rabia y terror,- esto es un
verdadero terremoto.
Aumentó
su nivel de energía hizo temblar la tierra alrededor de él y las guerreros.
Esta vez con más violencia que antes.
-¡Espera!- Le gritó
el otro guerrero que ni se había molestado en intervenir hasta ese instante.-
No las mates aun. Detecto una fuerza de combate muy poderosa que se acerca
hacia aquí. Debe de tratarse de uno de los nuestros.
-Entonces
déjame terminar el espectáculo.- Le pidió Kranok que se transformó en súper guerrero
ante el horror de las sailors.-
-¡Estamos
perdidas!- Chilló Minako para hacerse oír por encima del estruendo que se había
originado por el temblor de tierra.- Si ha hecho esto con nosotras antes sin
transformarse, ¿de qué más será capaz ?
-Tiene un
poder enorme.- Afirmó la no menos horrorizada Sailor Mercurio consultando su
visor.-
-Eso es lo
único que tiene sentido de todo lo que habéis dicho hasta ahora.- Le contestó
aquel cruel saiyajin no sin regocijo.-
El
Súper guerrero usando tan sólo la aureola de energía que le rodeaba lanzó a
Usagi, Minako, y Ami contra el suelo, todas rodeaban a Michiru, Rei y Makoto
que seguían inconscientes, tratando de resguardarlas de aquello. Sólo Haruka
pudo permanecer en pie con dificultad tapándose la cara con los brazos para no
quedar cegada por el resplandor dorado que su enemigo emitía.
- ¡Y aun no
habéis visto nada, no he hecho más que empezar! – Vociferó henchido de soberbia
para remachar.- Tú, pobre tonta - señaló a la guerrera Urano para sentenciar. -
Vas a aprender lo que significa desafiarme.
Haruka trató de ponerse en guardia,
sin duda aquello no le serviría pero por lo menos caería con honor. Fue
entonces cuando escuchó una voz de hombre tras ella decirle.
-No temas, ponte
detrás de mí, yo me encargo de él.
Cuando pudo mirar por el rabillo del
ojo vio a otro súper guerrero junto a ella, pero éste le resultaba familiar.
Aliviada reconoció en él al compañero de Seira y Calix.
-Vaya. ¡Así
que por fin has venido! - Espetó Kranok dirigiéndose al recién llegado con
irónica sorna.- ¿Por qué has tardado tanto?...
-Ahora voy a
darte tu merecido.- Respondió el súper guerrero que no era otro sino Blinz.- Veremos
si puedes conmigo tan fácilmente.
-Esto será más
interesante, ya estaba harto de barrer insectos.- Repuso Kranok con desprecio.-
-Ayuda a tus
compañeras a salir de aquí.- Le indicó Blinz a Haruka - y poneos a salvo lo más
lejos que podáis.
-No tengo por
costumbre huir del peligro, sea cual sea,- repuso ella de forma enérgica.-
-Sabes
perfectamente que no puedes hacer nada.- Le rebatió su interlocutor instándola
de nuevo. ¡Vamos! Vive hoy, lucha otro día.
Haruka tuvo que reconocerlo muy a su
pesar y aceptó la sugerencia del saiyajin sin perder un segundo. Casi sin que
se diera cuenta, los dos súper guerreros estaban luchando. El saiyajin renegado
trató de golpear a su oponente pero éste paraba sus ataques sin dificultad
aparente. Contratacando a su vez, asestó varios golpes que dañaron seriamente a
Kranok que cayó al suelo sujetándose el estómago.
-Eres muy
valiente contra aquellos que son más débiles que tú.- Espetó Blinz.- Ahora no
pareces tan fiero.
-¡Maldito!-
Pudo jadear el malheido Kranok.
El
otro saiyajin intervino automáticamente en la pelea y parecía que a Blinz le
iba a costar más acabar con él. Entre tanto las sailors trataban de
reagruparse.
-Vamos Usagi,
levántate. - Le pidió Urano preocupada,- tenemos que sacar de aquí a las demás.
-Sí,- respondió
ésta aun afectada por el golpe.- ¡Oh, Dios mío! –Exclamó la Guerrera de la
Luna.-
Ahora estaba con la vista fija en el cielo. Haruka
miró a su vez y lo que vio le paralizó el habla. Había decenas, centenares de
soldados volando sobre la devastada ciudad. Su avance parecía imparable.
-¿Qué vamos a
hacer?...- musitó Urano con la vista perdida.- Son demasiados, aun en el caso
de no ser saiyajin, no podremos detenerles.
Ami y Minako se levantaron
trabajosamente ayudando a sus compañeras, pero quedaron paralizadas
presenciando ese espectáculo. Un grupo de soldados planeaban hacia ellas y
comenzó a atacarlas con rayos de energía. Tuvieron el tiempo justo de lanzarse
cuerpo a tierra y responder después como pudieron al ataque. Usando gran parte
de su poder derribaron a bastantes enemigos, pero fueron heridas por los
disparos de sus fusiles de energía. No eran tan poderosos como los saiyajin pero
su gran número les hacía irresistibles tal y como había dicho Haruka. Ésta se
arrastraba de rodillas sujetando uno de sus brazos que sangraba profusamente. Miró
a lo lejos y vio que Blinz se acercaba separándose de su enemigo.
-Lo tenemos
mal.- Sentenció éste que sangraba también por varias heridas, llegándose junto
a ellas para agregar. - Trataremos de aguantar lo que podamos, espero que mis
compañeros lleguen a tiempo.
-¿Dónde se han
metido?- Le inquirió Haruka con gesto desencajado por la preocupación.-
-Han vuelto a
nuestro mundo a pedir refuerzos, cuando buscábamos a los renegados descubrimos
una flota de naves al mando de Gralas. Esta vez ni la fuerza combinada de
varios guerreros bastará si ese tirano lanza a todo su ejército contra
nosotros, así que Seira y Calix han ido por ayuda.
-¡Pero esos
refuerzos no os llegarán!- Gritó Kranok que lo había escuchado a la vez que se
recuperaba.- Os aniquilaremos antes.- Sentenció con regocijo.
Lanzó
un poderoso chorro de energía que arrasó el terreno rumbo al grupo de las
guerreras, en particular hacia Haruka. Blinz se interpuso conteniéndolo con sus
manos hasta que logró lanzarlo contra el cielo donde estalló inundándolo todo
con un resplandor cegador.
-¿Que os
parece eso?- Chilló el saiyajin riendo con sorna. - El general de Nuevo Vegeta
no tiene nada mejor que hacer que defender
a las humanas. Pero no podrás volver a hacerlo.
Y
sin más preparó otro ataque que arrojó, Cuando una voz de niña replicó a eso.
-¡Muro del
Silencio!
La onda de energía de Kranok chocó contra una
invisible pantalla protectora que la repelió. La autora de ese campo de fuerza
no era otra que la Guerrera Saturno que sonrió a sus compañeras para presentar
una disculpa…
-Lamento
llegar tarde. Cena familiar…
-¡Eh! –
Exclamó el atónito saiyajin.- Su fuerza supera las sesenta mil unidades…
- Y todavía no
la has visto toda.- Replicó Hotaru esgrimiendo su larga lanza para exclamar.- ¡Death Reborn Revolution!
-¡Más de cien
mil unidades! - Pudo aullar Kranok al chequear su visor.- Imposible…
Hasta Blinz quedó impresionado. Esa
niña humana, frágil en apariencia, era realmente poderosa. De ella surgió una
potente onda de energía envolvió al súper saiyajin enemigo y a los pocos
instantes se produjo una tremenda explosión.
-Esperemos que
con eso sea suficiente.- Comentó Hotaru tratando de ayudar a sus amigas a
incorporarse.-
-No lo creo.-
Rebatió Blinz.-
Por
desgracia tenía razón, al disiparse el polvo y la grava levantadas por aquel
ataque ese saiyajin seguía de pie,
aunque herido y con una expresión de furia en su rostro.
-¡Maldita
mocosa!- Espetó realmente lleno de ira.- ¡Ahora verás!...
Comenzó
a concentra energía brillando con mayor intensidad.
-Maldita sea,
está preparando un ataque realmente potente.- Les dijo Blinz a las chicas.-
Cubríos. Trataré de anularlo…
Pero
su enemigo no pudo llevar a cabo su ofensiva, para su sorpresa fue a su vez
acometido por unas potentes descargas que venían del cielo…
Levantando la vista Haruka respiró
aliviada. Roy, Diamante y Zafiro levitaban sobre ellos atacando al enemigo con
profusas ráfagas de energía.
-Espero que
hayamos llegado en buen momento.- Les gritó Roy descendiendo junto a ellos
convertido en súper guerrero.-
-¿Estáis bien?-
Preguntó Diamante bajando a su vez del cielo.-
-Sí, gracias,-
sonrió Usagi aliviada declarando.- Cuanto me alegro de veros.
-Tranquila.- Añadió
Zafiro que había bajado también.- Nos ocuparemos de ellos.
Desde lejos Kranok que se levantaba
del suelo maltrecho y jurando presa de la rabia les desafió, flanqueado ahora
por al menos un centenar de soldados. Además de su compañero saiyajin.
-Ahora os
vamos a machacar a todos, esta vez no tendréis tanta suerte.
-¿Ah sí? Pues
adelante. Os estamos esperando.- Le gritó Roy a su vez.-
-¡A ellos! - Gritó
Kranok que envió a sus soldados al ataque. –
Estos
bombardearon al grupo de Roy con rayos de energía que fueron desviados por la
barrera conjunta que crearon Diamante, Roy y Zafiro. Haruka mientras se ocupó
de atender a sus compañeras. Empezando por Michiru a la que tuvo que recoger
del suelo. Estaba malherida y sin fuerzas. Blinz y Hotaru se encargaron de
reanimar por completo a Rei y a Makoto. Pero el saiyajin no llevaba alubias
mágicas y tuvieron que dejar a las
guerreras apoyadas en el suelo.
-Vaya una ayuda
que vas a tener con nosotras,- sonrió débilmente la Guerrera Júpiter.-
-Ahora tenemos
refuerzos, el príncipe Asthel y dos amigos vuestros están aquí luchando a
nuestro lado. Vosotras procurad tranquilizaros y descansad. - Le contó el saiyajin
para animarla.-
Pero eso no parecía bastar, tras el
bombardeó Roy tuvo que luchar contra el saiyajin renegado que acompañaba a
Kranok. Éste otro, para sorpresa de todos, se estaba recuperado merced a los
cuidados de sus tropas de apoyo y acometió a Diamante y Zafiro que tuvieron que
luchar contra él. Blinz se las arregló para contener al resto de las tropas
ayudado por Haruka, Minako, Hotaru y Usagi, que eran quienes estaban en mejores
condiciones del grupo. Al cabo de unos minutos la situación no podía ser más
desesperada. Dos nuevos saiyajin atacaron al grupo. Pese a no ser súper guerreros,
Diamante y Zafiro, agotados, ya casi no podían mantenerles a raya. Por fortuna
Nephrite y Ail hicieron su aparición.
-Menos mal que
pude llegar a tiempo desde Londres.- Comentó el príncipe de los Cuatro Cielos
atacando al enemigo con varios rayos de energía.-
-¡Vaya una
cosa! Annie y yo hemos venido hace poco de nuestro nuevo planeta. Está visto
que nunca elegimos un buen día para hacer visitas.- Replicó Ail lanzando una
andanada de rayos a su vez contra sus adversarios.-
-¿Y dónde
habéis dejado a Giaal?- Quiso saber su amigo.-
-Con la tía
Mimette.- Respondió el alienígena, haciendo gala de un apreciable sentido del
humor teniendo en cuenta las circunstancias.-
Por
su parte, Roy tuvo que entendérselas también con Kranok, lo que ya era
demasiado. Y Blinz y las chicas agotaban ya sus últimas fuerzas. De nuevo un
rayo de energía partió del enemigo contra la Guerrera Urano, pero el General de
los saiyajin se interpuso recibiendo el impacto que le hirió un hombro.
-¿Estás bien?,-
le inquirió Haruka preocupada, casi censurándole. - No debiste hacerlo, ese
ataque iba destinado a mí.
-No te
preocupes,- sonrió Blinz sosteniéndose el hombro herido con su otra mano, que
se manchó enseguida con su propia sangre. - Todavía puedo sostenerme.
Ella le devolvió la sonrisa de forma
fugaz, pues no tenían mucho tiempo para agradecimientos. La siguiente andanada
se les venía encima. Otra ráfaga de
energía se dirigió hacia ellos y esta vez fue Haruka la que apartó a Blinz.
-Muchas
gracias,- le dijo el saiyajin con un tono de mucho respeto - no la había notado
llegar.
-Te debía una-
repuso la sailor sin darle más importancia.- Ya estamos en paz... Por ahora.
Ambos se centraron de nuevo en la
pelea lanzando sus ataques pero el grupo estaba rodeado y Diamante, con
Nephrite, Ail, Zafiro y Roy, había retrocedido para unirse ante las acometidas
de sus enemigos, estaban completamente cercados, y aunque al precio de muchas
bajas, los soldados de Gralas ganaban terreno. El grupo de Haruka estaba
extenuado, todo parecía ya perdido cuando el dispositivo de Blinz parpadeó.
-Detecto un
gran número de energías muy poderosas que se dirigen hacia aquí. - Dijo
llamando la atención del grupo.-
-Yo no veo a
nadie,- jadeó Usagi completamente agotada.-
-No podemos
resistir más,- intervino Minako a punto de derrumbarse.- Si son más enemigos
será el fin..
Una horda de soldados se abalanzó
sobre ellos, tanto Roy y sus amigos, como Blinz, carecían ya de fuerzas
suficientes para frenarlos. No obstante fue Ami, la que levantando la vista al
cielo, sonrió en medio del agotamiento.
-Mirad,
¡estamos salvados! - Chilló con júbilo.-
Todos los demás miraron también al
cielo, un enorme número de siluetas lo llenaban acercándose a gran velocidad. Ami
había reconocido a Lornd y Setsuna a la cabeza, pero venían más, muchos más. Seira,
Calix, incluso el propio Dariel volaban al frente de un regimiento de Guerreros
del Espacio. Haciendo un picado, los guardianes de los reyes, al mando de un
escuadrón, machacaron el avance de los soldados enemigos. Seira llegó hasta la
posición de sus amigos y ayudó a Haruka a levantarse, sonriente y convertida en
súper guerrero le dio a esta una alubia. Urano sonrió a su vez agradecida y se
la tomó. Lo propio hizo Calix con su hermano Blinz que notó recobrar sus
fuerzas. Roy y los demás recibieron también su ración. Sobrepasándolas por
encima de sus cabezas, el resto de las tropas, con Dariel y Yailr a la cabeza,
terminaron con las fuerzas enemigas que no podían resistirse ante la
arrolladora potencia de los guerreros el espacio. Solamente quedaban Kranok y
ese otro guerrero saiyajin renegado.
-¡Malditos
seáis!- Exclamó Guder.-
Las sailors, recuperadas merced a
las alubias, observaban impresionadas el ataque de las tropas de Lornd, éste
mismo junto con Setsuna aterrizaron a su
lado.
-Menos mal que
llegamos a tiempo,- suspiró aliviada la
ahora reina de los saiyajin abrazándose a Michiru.-
-Ya creíamos
que no habría esperanzas.- Le confesó su amiga muy emocionada.-
-Pero ya estamos
aquí y acabaremos con esos miserables rechazándoles definitivamente.- Arengó
Lornd con un tono triunfal.-
Entre tanto, Seira había sujetado a
Haruka hasta que ésta se repuso con la alubia. La saiyajin le preguntó con
mucho interés.
-¿Estás bien,
amiga?..
-Sí, muchas
gracias.- Respondió la interpelada notándose renacer en cuanto a su fuerza.- Ya
estoy lista para volver a luchar.
-Tenéis un gran
valor- admitió su interlocutora con mucho respeto. - Os habéis enfrentado
contra enemigos muy superiores en fuerza y número a vosotras y habéis resistido
con honor. Ahora dejadnos. Nosotros nos encargaremos de ellos, tenemos cuentas
que saldar con esos traidores.
-Bien, nosotras
nos ocuparemos de restaurar el orden en la ciudad,- le contestó la aludida ofreciéndole
la mano.-
-Seguro que lo
haréis,- repuso Seira estrechándosela con firmeza. -....
Las sailors se alejaron en dirección
a las calles donde todavía podían oírse gritos de algunas personas y ruidos de
lucha. Mientras que las sailors exteriores tomaron un camino directo hacia las
instalaciones de la Masters en Tokio, las cuatro guerreras del sistema solar
interior dirigidas por Guerrera Luna corrieron hacia un cruce de calles donde
todavía debían de quedar invasores puesto que podían escucharse disparos y
vieron con claridad ráfagas de energía. Aunque se llevaron una buena sorpresa al
aproximarse más y oír invocar.
-¡Flechas de
fuego!
-¡Ataca Boomerang!
-¡Oleada de
cristales de hielo al ataque!
-¡Ráfaga de energía
ataca!
Fue Minako la que llegó primero y al
verlas exclamó indicándoselo en tanto las señalaba a sus compañeras con el dedo
índice de una de sus manos.
-¡Son las
justicieras!
En
efecto. La Dama del Fuego lanzaba sus flamígeras saetas contra un grupo de
soldados de asalto. La Dama del Hielo la cubría
su vez con sus cristales de hielo. La Dama del Viento, de espaldas a las
otras dos, arrojaba su boomerang derribando a más oponentes y la Dama del Rayo
barría la zona con descargas de energía para tumbar al resto. No obstante, los
enemigos se parapetaban tras las ruinas de algunos edificios y contratacaban
con disparos y rayos de energía. Las justicieras se resguardaban a su vez o
trataban de crear escudos que repeliesen esos embates. Pero parecían estar
perdiendo fuerza.
-Esto no tiene
buen aspecto.- Admitía entre jadeos Esmeralda recuperando su boomerang por
enésima vez.-
-Lo malo de
estar atrapadas aquí es que no hemos podido reunirnos con nuestras amigas.-
Añadió Cooan que continuaba disparando sus flechas contra todo lo que se
moviera.-
-Al menos aquí
tenemos tomada esta posición y resistimos. - Apuntó Bertie con su lluvia de
cristales de hielo azotando de modo continuo al enemigo.-
-También
podrían haber escogido otro sitio. - Protestaba Petz con visible mal humor,
mientras lanzaba más rayos a sus adversarios y sentenciaba.- Tenía que ser
justo enfrente de nuestra tienda.
- Ahora no
tenemos tiempo para preocuparnos de esas cosas.- Replicó Bertie que también
respiraba con dificultad a causa del esfuerzo.-
Por fortuna sus compañeras no
tuvieron que responder a eso. Una oleada de ataques barrió a sus enemigos.
Provenían del otro lado de la calle. Visiblemente aliviadas y llenas de entusiasmo,
las justicieras vieron como sus amigas guerreras limpiaban la zona poniendo en
fuga a los adversarios que quedaban.
-¿Estáis bien,
chicas?- Se interesó Rei llegando a todo correr junto a Ami y el resto.-
-Sí, muchas
gracias. – Le sonrió Cooan, eso sí, tratando de recuperar la respiración tras
la dura batalla.-
-¿Qué tal
están las cosas? - Se interesó Esmeralda, sentada a su vez en el suelo, y
apoyando la espalda contra la pared de la tienda de las hermanas.-
-De momento
seguimos rechazando al enemigo de todos los puntos.- Le informó Ami que,
utilizando su ordenador portátil y su visor, les comentó.- Hay varias fuerzas enormes luchando. Roy y su
hermano, junto con Diamante, Zafiro, Nephrite y Ail y muchos saiyajin de Nuevo
Vegeta, se enfrentan a las tropas de ese Gralas. Pero todos están bien. No os
preocupéis.- Remachó al verlos los rostros de inquietud de sus amigas.-
-¿Es que ese
tipo no se va a cansar nunca de que le echemos a patadas de aquí?- Terció Petz mirando
con malestar los destrozos en el escaparate.- Lo siento. – Pudo añadir bajando
la cabeza.- Parezco una estúpida egoísta, supongo habrá muchas víctimas
inocentes. No es momento de preocuparme por esto.
-No te apures,
amiga mía. Lo comprendemos. - Le sonrió Makoto.-
Petz le devolvió la sonrisa. El
grupo entonces dirigió su atención hacia la voz de alguien familiar. Para su
alegría, sobre todo la de su Cooan, reconocieron a Tom que, con su kimono y su
katana, se había llegado hasta ellas acompañado por Ann.
-¡Menos mal
que os encontramos! Estábamos preocupados.- Pudo decir el chico.
Su esposa se abrazó a él y los dos
se dieron un largo beso, entre tanto el resto de las chicas miraba hacia otra
parte, dejándoles intimidad, para que Annie les refiriese.
-Venimos del
cuartel general de la Masters Corporation. Se ha detectado actividad energética
muy potente.
-Así es.- Convino
Tom al añadir.- Mi hermano Daniel y Mimette han estado analizando varios
espectros de ondas electromagnéticas y estos se les salen de la escala. Por lo
que nos dijeron cuando íbamos a salir hay algo muy poderoso que está a punto de
ser liberado.
-¿Qué puede
ser?- Le inquirió Guerrera Luna con el mismo gesto atónito de los demás.-
-No lo
sabemos. Pero no está lejos…-el muchacho envainando ahora su katana.-
-Bonito juguete.-
Comentó Esmeralda observando ese arma al igual que el resto.-
-Nos ha
resultado de lo más útil. Protegiéndonos de los ataques de esos tipos cuando
veníamos hacia aquí. Igual que tus cartas, Annie. Gracias.- Añadió Tom.-
-Bueno. No hay
de qué. Mis cartas también son capaces de extraer la energía de esos tipos y
debilitarles lo bastante como para dejarnos atravesar sus líneas.- Explicó para
decirles de seguido.- Masters nos ha pedido que os encontrásemos y que os
llevásemos a la base. Allí estaréis más seguras.-
-¿Y tu hijo?-
Quiso saber Petz.-
-Está allí,
con Mimette y Daniel que trataban de hacerle dormir.- Se sonrió la extraterrestre
que adoptaba ahora su forma alienígena.-
-Y Kaori
tratando de darle de comer. - Se sonrió
Tom afirmando divertido.- La pobre no tenía ni idea de cómo iba eso, cuando el
hijo de Annie cerraba la boca y no se dejaba meter la cuchara, no sabía qué
hacer. ¡Ja, ja!. Menos mal que Jenny le echaba una mano. Mi hermano y mi cuñada
tenían demasiadas cosas que supervisar en el centro de control como para ocuparse
cuando nos marchamos.
-Lamento las
molestias.- Musitó la apurada madre del niño.-
-¡Qué dices!-
Exclamó una divertida Cooan.- Es genial cuando traéis a vuestro hijo.
-Sí, es un
crio de lo más mono.- Añadió Esmeralda.-
La madre del pequeño agradeció aquello
con una sonrisa. Aunque más seria Usagi les recordó.
-Tenemos que
irnos enseguida. Antes de que el enemigo se reorganice y vuelva.
-Entonces
vámonos.- Les instó la Guerrera Venus al resto.-
-Sí, espera
que ponga la alarma. – Intervino Petz que ya estaba entrando por el agujero del
escaparate rumbo al interior. –
El resto la observó con una mezcla
de sorpresa y resignación. Fue Bertie la que suspiró moviendo la cabeza y
comentando.
-¡Pero Petz!…
-Sí, claro,
tienes razón. ¡Qué tonta! En fin, la costumbre. Perdonadme. - Se sonrió ésta
llevándose una mano al cogote y dejando correr aquello.- Es que toda precaución
es poca…
El resto no hizo ya ningún
comentario, finalmente se alejaron de la zona. Guiados por Tom y Annie recorrieron las calles más tranquilas
y no tardaron demasiado en llegar a la base. Por suerte las autoridades se
habían ocupado de restaurar el orden en las áreas que estaba libres de
combates. Cuando el grupo de las guerreras y justicieras cruzaba por algunos
lugares con gente enseguida recibían espontáneos aplausos y vítores, así como
sentidas inclinaciones de cabezas que ellas correspondían agradecidas. Muchas
de esas personas desde luego habían sido testigos de la lucha del grupo para
repeler al invasor y proteger a los inocentes. Cuando fueron capaces de
alcanzar la zona perimetral del complejo de la Masters Corporation en Tokio
Observaron a Kaori que les aguardaba en la puerta junto con Urano, Neptuno y
Saturno que ya habían llegado.
-¡Vamos! - Les
indicó la científica pelirroja. - Entrad, tenemos que ir al centro de mando.
-Estoy
preocupada por Setsuna y los demás. - Intervino la Guerrera Neptuno,
declarando.- Preferiríamos ir junto a ellos si no os importa.
-Si. Estoy
contigo. - Agregó Haruka.-
-Os
acompañaré. - Terció la guerrera Saturno.-
- Pero Hotaru.
Tu padre está preocupado por ti. - Opuso Kaori mirándola con patente
inquietud.- Saliste sin decir nada…en medio de la cena
-Soy la
guerrera de la destrucción. No puedo dejar a mis compañeras.- Replicó la
muchacha de una forma bastante más seca de lo que solía.- Y ya habíamos
terminado. Por cierto, te recuerdo que no me gusta la leche.
Su interlocutora bajó la cabeza.
Estaba claro que entre ellas dos seguían existiendo problemas. Aunque entonces la
Guerrera Saturno dulcificó su gesto y añadió, esta vez con más amabilidad,
consciente de su tono anterior.
-Lo siento. Es
que estamos en una emergencia. Te agradezco tu preocupación. Dile a mi padre
que estoy bien, y que enseguida nos reuniremos. Y aunque no me guste la leche,
las galletas estaban muy buenas. Gracias por tomarte la molestia de hacerlas.
Kaori pudo mirarla nuevamente ahora
y esbozar una leve sonrisa asintiendo. Fue la Guerrera Luna la que les
inquirió.
-¿Queréis que
vayamos con vosotras, chicas?
-No es
necesario. Las tres avanzaremos más deprisa. Será mejor que os quedéis por aquí
de refuerzo por si el enemigo reapareciese.- Respondió Haruka.-
-Está bien.-
Convino Rei que les pidió.- Tened cuidado.
El trio de las guerreras del sistema
solar exterior asintió y prestas se alejaron de allí. El resto de los presentes
siguieron a Kaori al interior. Al parecer había muchas cosas que comentar, para
empezar Mimette las saludó según entraban mientras sostenía en brazos al hijo
de Annie y le mecía. Al parecer con buen resultado dado que no lloraba.
-Hola. Me
alegro de veros a salvo a todos.
-¿Cómo vais?-
Quiso saber el doctor Tomoe que también había entrado en la sala y saludado a
los recién llegados.-
Ann recogió a su pequeño de brazos
de Mimette y le dio unas sentidas gracias. La joven sonrió en tanto retornaba a
su puesto de control.
-Estamos
limpiando la banda de interferencias y creo que seremos capaces de dar una
localización.-
-En cuanto lo
tengas les enviaremos un mensaje a nuestras compañeras. - Comentó Ami que ya
estaba otra vez tecleando en su mini ordenador.-
- Menos mal
que contamos con el equipo de las brujas de nuestro lado.- Suspiró Makoto al
verlas trabajar de forma tan compenetrada, dado que Mimette y Daniel estaban ahora
ambos a los mandos y Kaori les ayudaba chequeando algún que otro dispositivo.
-Si no te
importa, ahora somos el grupo de las tecno hadas cinco.- Sonrió Mimette
aseverando.- Ya que estamos con los buenos.
-¿Tecno hadas
cinco?- Se sorprendió Minako.-
-Sí, bueno,
realmente lo llamamos Hadas Cinco y ya está. Es un proyecto que se me ocurrió a
mí. - Proclamó la muchacha no sin orgullo y satisfacción al añadir.- Se lo
comenté al doctor y al señor Masters y les pareció una gran idea. ¡Cómo todas
las mías!
-¿Y en qué
consiste si puede saberse?- Inquirió Makoto.-
-Veréis. El
caso es que recuerdo cuando trabajé para las brujas Cinco. Éramos un buen
equipo, gente muy valiosa. El problema es que estábamos enfocadas en hacer el
mal. Y además nos teníamos muchas envidias entre nosotras. Pero ahora, pensé
que, si pudiéramos reclutar un equipo de buenas científicas, que fuese también
de buenas personas…
-Ya te
comprendo.- Sonrió Guerrero Luna.- Esta vez pondríais vuestro talento
científico al servicio de la humanidad.
-Eso es.- Repuso
la interpelada en tanto comprobaba unos gráficas en su pantalla.-
-De modo que
ahora de momento somos dos. - Terció Kaori aclarando.- Yo no estaba en el
equipo de las brujas pero sí que deseo estar en éste.
-Le hemos
pedido a Jenny que se apunte, pero dice que ella no es una científica.- Repuso Mimette.-
-Bueno.-
Intervino la aludida.- Es que es así.
-Pero eres muy
organizada y nos vendría bien alguien capaz de coordinarnos con otros
departamentos de la empresa.- Le comentó Kaori, alegando.- Entre mi trabajo
como asistente personal del doctor y este grupo no tengo demasiado tiempo.-
-¡Claro!- La
animó la guerrera Mercurio.- Únete a ellas, Jennifer…
La secretaria de Masters se puso
colorada. No estaba tan acostumbrada a ser el centro de atención. Incluso su
propio jefe asentía con aprobación al escuchar esa sugerencia.
-Y tú serías
también bienvenida. - Le sonrió Mimette alabando por su parte a Ami.- Eres muy
inteligente y te gustan las ciencias. Además, te coordinas con nosotros como si
llevaras haciéndolo desde siempre.
-Me gustaría,
pero tengo mucho que hacer ya entre mis estudios de medicina y las guerreras.-
Declinó su interlocutora de forma amable.-
Sus contertulias se hicieron cargo
de eso y prosiguieron con sus cálculos ante la atenta mirada del resto…
-Bueno, vamos
a darle caña con un poquito de estímulo.- Comentó Mimette, fiel a su alocado estilo.-
El resto
la observó, como habitualmente cuando se trataba de ella, sin comprender nada
en absoluto, solamente Daniel sonrió. La muchacha enseguida les aclaró a qué se
refería con eso de dar un poco de estímulo. Vatios a toda potencia, puso algo
de música. Y en tanto todos la observaban atónitos, ella se rio, declarando.
-¡Funciono mucho mejor así!…y seguro que los nuestros ahí
fuera también pelearían más motivados.
-Al menos eso decían Roy y los demás, cuando entrenaban
en ese sitio.- Quiso recordar Minako que ya estaba bailando al ritmo de la
música.-
-El comienzo, desde luego promete.- Se permitió decir
Makoto al escuchar esa envolvente y dinámica melodía.-
Quiero correr, quiero esconderme
Quiero derribar las paredes que me sostienen dentro
Quiero extender la mano y tocar la llama.
Realmente
la canción era animada. Y tal y como comentó Daniel de seguido, tenía su
justificación.
Donde las calles no
tienen nombre
Quiero sentir el sol en mi cara
Veo la nube de polvo desaparecer sin dejar rastro
Quiero refugiarme de la lluvia venenosa
Donde las calles no tienen nombre
Aha, aha
Donde las calles no tienen nombre
Donde las calles no tienen nombre
-Parece que diera energía, y el título es muy apropiado. –
Afirmó el chico.-
-Cuando las calles no tienen nombre.- Dijo Jenny.-
-Sí, en medio de todo este caos y destrucción es como si se
lo hubieran borrado.- Añadió Ami.-
Todavía estamos construyendo,
luego quemamos amor
Quemando amor
Y cuando voy allí, voy allí contigo
Donde las calles no tienen nombre
No puedo quitarte los ojos de encima
Y realmente, cuando
veían algún combate de los que los drones de la Masters habían podido retransmitir
a la base, esa canción quedaba extrañamente perfecta. Se ajustaba como un guate
a los ataques, contraataques, rayos de energía y golpes demoledores que se
propinaban los contendientes, en todas partes de la ciudad y contrastaba al ver
como Lornd protegía a Setsuna o los compañeros se ayudaban entre al oír la siguiente
estrofa…
Te amo cariño, y sí
está bastante bien
Te necesito cariño, para calentar una noche solitaria
Así que déjame amarte, cariño
Déjame amarte
-Deberíamos ponerla
a todo volumen para apoyar a los nuestros.- Sugirió Daniel.-
Tanto Masters
como Tomoe se miraron y el multimillonario encogiéndose de hombros respondió.
-No veo por qué no…
-¡Pues enviaré algunos
drones con alta fidelidad hacia allí!- Exclamó una resuelta Mimette.-
Así lo hizo de inmediato en tanto la
canción proseguía…
La ciudad es una
inundación,
nuestro amor se
convierte en óxido
Somos golpeados y arrastrados por el viento,
pisoteados por el polvo
Te mostraré un lugar,
en lo alto de una
llanura desértica
Entre
tanto, en la zona más afectada por los combates, Calix había ayudado a su
hermano mayor a reponerse. Blinz miraba hacia sus tropas y buscaba con la vista
a sus principales enemigos, localizó a Kranok.
-Ese dejádmelo
a mí.- Le pidió Blinz.- Tengo cuentas pendientes con él.
-Tuyo es. ¿Pero
quién se encargará del otro?
-Yo,- se
escuchó la voz de Dariel que aterrizó junto a ambos.- De ese miserable me
ocuparé yo en persona.
-¿También le
conoces?- preguntó Calix sorprendido.-
-Se llama
Litar, y es un traidor renegado, tras Guder es el más fuerte...
-¡Entonces vamos!
- Arengó Blinz.- Acabemos con ellos.
Los dos saiyajin volaron en
dirección a sus enemigos. Kranok y Litar les esperaban, al parecer conscientes
de que iban a ser sus rivales. Alrededor de ellos, la batalla estaba ya
decidida. Las fuerzas de Gralas se batían en retirada perseguidas por el
ejército de los saiyajin. Y entonces el sonido de aquella canción les llegó al
campo de batalla.
Donde las calles no
tienen nombre
Donde las calles no
tienen nombre
Donde las calles no tienen nombre
Todavía estamos construyendo,
luego quemamos amor
Quemando amor
Y cuando voy allí es todo lo que puedo hacer
Donde las calles no tienen nombre
No puedo quitarte los ojos de encima
-Vaya. ¿Y esa
música?- Quiso saber Roy.-
-La deben de
estar emitiendo a través de los drones que tiene la Masters Corporation.-
Sonrió Diamante.-
-Me gusta, la hubiéramos
utilizado para entrenar seguro.- Afirmó Nephrite.-
Sus compañeros asintieron, escuchando
aquella tonada entre el caos de las explosiones y las sirenas de los coches de
policía que iban y venían acordonando la zona y otros vehículos militares que
evacuaban a cualquier civil rezagado que pudiera quedar.
Te amo cariño,
déjame amarte
Donde las calles no tienen nombre
Donde las calles no tienen nombre
Donde las calles no tienen nombre
Donde las calles no tienen nombre
Donde las calles no tienen nombre
(Where the streets have no name. Pet Shop
boys version mix). Crédito al artista
Y
acabada la música, Lornd, Setsuna y los demás, se dispusieron a presenciar el
doble combate. Observando a su canciller avanzar resuelto hacia aquel renegado.
-Vaya nos
volvemos a ver ¿eh Dariel?- Le gritó Litar con voz desafiante.- Ahora vamos a
comprobar quien es el mejor.
El interpelado no respondió, únicamente
se transformó en súper guerrero y atacó a su enemigo que hizo lo propio. Se
desató un potentísimo combate entre ambos. Kranok a su vez atacó a Blinz que
paró su embestida y contratacó con poderosísimos golpes. Los combates fueron
durísimos pero tanto Blinz como Dariel llevaban las de ganar. Con aquella
canción sonando una vez más en bucle. No pasó mucho tiempo antes de que el
general en jefe de los saiyajin diese el golpe mortal a Kranok y que el
canciller dominase a su adversario.
-¡Ríndete o
acabaré contigo!- Le conminó Dariel que sujetaba a su enemigo de los brazos.-
-Nunca, ¡antes
prefiero morir a rendirme! - Gritó Litar de forma muy orgullosa.-
-Tú lo has
querido.- Replicó Dariel.-
El
canciller iba a rematarle cuando la voz de Lornd le detuvo.
-Espera, antes
quiero saber dónde están los demás traidores y que han hecho con el amuleto del
Dragón...
-¡Ja, ja, ja!-
Litar parecía regocijarse con la pregunta y respondió con otra bastante
inquietante.- Pobres idiotas, ¿no os habéis dado cuenta de nada, verdad?...
-¿De qué? - Le
inquirió Dariel con brusquedad.- ¿A qué te refieres?
-Estúpidos, este
ataque era sólo una maniobra de diversión. Guder, Janiba y Gralas no están
aquí, sino invocando el poder del Dragón, y ya es demasiado tarde para que
podáis hacer nada por impedirlo.
-Eso está por
ver. ¿Dónde se han metido?,- le preguntó Lornd de forma imperiosa.-
-Nunca os lo
diré. ¿Qué te creías, eh? ¿Qué íbamos a dejarnos derrotar tan fácilmente si no
es porque ya teníamos otro plan?.
-¡Se termina
mi paciencia!- Le gritó el soberano de los saiyajin visiblemente furioso para
amenazarle.- Habla ahora o morirás ejecutado por traidor.
-Pues
ejecútame si te atreves,- le desafió su interlocutor - no sabrás donde están...
-¿Serías capaz
de dar tu vida por esos que te han dejado a tu suerte?,- le preguntó Roy tratando
de hacerle variar de idea.-
-Mi vida no
importa, la sacrificaré gustoso por mis camaradas y por mi mundo. Solamente la
venganza contra los traidores como vosotros es lo que cuenta.- Escupió el
renegado que estaba de por sí bastante grave.-
-No perdamos
más tiempo con este miserable.- Terció Dariel visiblemente encolerizado. -
Acabemos con él.
-¡Seré yo el
que acabe contigo!- Aulló Litar que concentró sus últimas energías lanzando un
ataque contra el canciller.-
Éste
se vio tomado de sorpresa y fue herido en un hombro. Sin embargo, su enemigo pagó
ese ataque con su vida, muriendo exhausto.
-¿Estás bien?-
Se interesó un inquieto Yailr corriendo junto a
Dariel.-
-Tranquilo.
Solamente es un rasguño, nada más.- Afirmó él guiñando un ojo.-
Seira
se acercó dándole una alubia a su hermano para que se recobrase. Mientras
tanto, las Sailors del sistema solar exterior lograron reunirse con sus amigos.
En cuanto pudieron les hicieron un breve resumen de la situación a Setsuna y
los demás. Lornd muy contrariado, se preguntaba en voz alta.
-Esa energía
debe de ser la del Dragón. ¡Malditos bastardos! ¿Dónde podrán estar?, si
convocan sus poderes oscuros estaremos perdidos.
-Creo que Mimette
y el grupo de las brujas, digo las hadas, estaban tratando de rastrear su
ubicación.- Les comentó la guerrera Neptuno que había consultado un mensaje que
Ami le enviase.-
Ninguno le supo responder, pero a
tan sólo unos kilómetros, Gralas, merced a sus espías conocía ya la derrota de
sus tropas. Aunque ese hecho no parecía afectarle pues estaba junto a Guder y
Janiba que sonreían.
-Vaya, los
vuestros han cumplido como valientes.- Reconoció el tirano.-
-Eran saiyajin,
no podíamos esperar menos.- Sentenció Guder.-
-¡ Y ahora por
fin podremos invocar el supremo poder del Dragón! - Aulló Janiba exultante de
alegría.-
-Espero que
merezca la pena,- le respondió Gralas comentando.- También yo he sacrificado
una buena cantidad de tropas para mantener a los saiyajin y sus amigos
ocupados.
-Pues comencemos
cuanto antes la invocación,- le pidió Guder con impaciencia.-
-Debéis
decirme que pasos debo dar.- Quiso saber el tirano.-
-Lo primero de
todo, colocar el amuleto en el suelo, inscrito en una estrella de cinco puntas
invertidas.- Informó Guder que trazó la estrella con una especie de tiza.-
-Cuando esté
lista la invocación debemos salir a campo abierto, pues creo que el dragón es
inmenso.- Le advirtió la saiyajin.-
-Bien, pero en
el último momento, no quisiera que nos descubrieran antes de completar el
proceso.- Respondió Gralas que si parecía preocupado por eso.-
La guerrera asintió para darle la
seguridad de que no habría problemas. Guder sacó de su armadura un pergamino
que desenrolló. Estaba escrito en un extraño idioma que, sin embargo, el
extraterrestre comprendía. Mientras lo leía para estudiar la invocación. Janiba
le susurró a su compañero.
-Ha sido una
suerte que este tipo conociera la lengua del pergamino, de lo contrario no habríamos
podido leerlo.
Guder asintió y entre tanto Gralas
abrió la cúpula de su refugio quedando al aire libre, por fin invocó al Dragón
con las palabras mágicas.
-OYgf etdñp
alfjhk - Leyó mirando hacia el cielo.-
Durante unos segundos no ocurrió
nada pero súbitamente el amuleto comenzó a brillar en un tono azulado. El tono
se hacía cada vez más intenso y despertó un viento huracanado. Entonces de la
nada aparecieron siete bolas oscuras con unas estrellas de cinco puntas azul
marino inscritas, cada bola variaba en la cantidad de las mismas. Esas esferas
comenzaron a brillar al unísono de un tono púrpura…
-Ya está aquí,
presiento su energía. - Chilló Gralas levantando sus brazos al aire con gesto triunfal en tanto remachaba
jubiloso.- ¡Noto su gran poder!....
Los dos saiyajin miraban asombrados
como se materializaba un denso humo negro del amuleto que iba aumentando en volumen
y subiendo hacia el cielo. Pronto, éste estuvo casi cubierto. Desde su posición,
Lornd y los demás lo vieron y quedaron espantados.
-¡Es igual a
cuando Landar invocó al Dragón!- Gritó Roy entre aquel vendaval que se había
levantado.-
-Es por allí-
señaló Calix - ¡debemos impedirlo como sea!
A
su señal, Lornd, Seira, Roy, el propio Calix, Dariel, Yailr y Blinz
salieron disparados hacia allí. Diamante, Ail, Nephrite y Zafiro iban a hacer
lo propio. Llevando a Michiru, Hotaru y Haruka con ellos. Setsuna y Diamante
volaron también hacia allá. Se acercaron a toda velocidad para ver
materializarse el cuerpo de un enorme animal que más parecía una serpiente
gigantesca que un Dragón, dos enormes ojos rojos resplandecientes entre aquella
densa oscuridad los miraban desprendiendo un aura maligna. Gralas reía al ver
llegar a los saiyan.
-Es demasiado
tarde, el Dragón ya está aquí.- Les gritó burlonamente con un altavoz.-
-Pues lo
destruiremos- repuso Lornd- concentrad las fuerzas y atacadle- ordenó a todos
que lanzaron contra el gigantesco monstruo rayos de energía con casi todo su
poder…
En la sala de control de la Masters
Corporation Mimette señaló a una de sus pantallas y exclamó.
-¡La energía
es tremenda! Se sale de los medidores. Está a pocos kilómetros al sureste de
nuestra oposición.
-¡Vaya, es
algo increíble! - Comentó Masters que se acercó a verlo junto con Jenny.-
-Al parecer
está creciendo de forma imparable.- Añadió Daniel, que ahora consultaba más
datos en otra pantalla.-
-No sé si ni
siquiera los súper guerreros podrán enfrentarse a eso.- Declaró Bertie con visible
inquietud.-
-Detecto una
onda energética muy potente que va al encuentro de esa energía. El combate ha
debido de comenzar.- Les indicó Kaori.-
-¿Qué tal otra
cancioncita motivadora de esas Mimette?.- Le sugirió Cooan.-
La interpelada asintió. A sus amigos
les iba a hacer falta.
-Si esta no
les da energía, ninguna lo hará.- Sentenció conectando a tope el sonido para transmitirlo
a los drones.-
Ayúdame a escapar de
este sentimiento de inseguridad, ja, ja
Te necesito mucho pero realmente no creo que me necesites, ¡ah, ah!
Pero si todos nos ponemos de pie en nombre del amor
Y exponga el caso de lo que estamos soñando
Debo decir que solo sueño contigo
Pero como un ladrón en la noche
Me quitaste el amor que yo conocía
¡Oh ho ho ho!
Así pues, en el centro de control
contuvieron la respiración. Mientras tanto, en la zona de guerra, para sorpresa
y horror de todos, aquel enorme animal no fue afectado en absoluto por aquel
ataque que rebotó en él de modo inocuo.
-Al menos
tenemos música, otra vez.- Afirmó Zafiro.-
-Me gustan
estos himnos de batalla de la Tierra.- Dijo Calix.-
-Y siempre
hablan del amor. Por eso es un poder tan fuerte.- Observó Seira, a su lado.-
-Pues
esperemos que nos de fuerzas para acabar con ese monstruo.- Añadió Lornd.-
Reaviva mi fuego, tu amor es mi único deseo
Reaviva mi fuego, porque necesito tu amor
Regrese el tiempo a los días en que nuestro amor era nuevo
¿Te acuerdas?
No importa lo que sucediera, estuve allí contigo
Ah ja
Pero si todos defendemos lo que creemos
Y tal vez vivir dentro de nuestras posibilidades.
El mundo sería salvaje para el sueño.
Así que cariño, no te alejes, escucha lo que tengo que decir
¡Oh ho ho ho ho!
Y acometieron a esa bestia con más
descargas y rayos de energía, al tiempo que destruían o se quitaban de encima a
más tropas de Gralas, compuestas en su mayor parte por androides.
-Esto no sirve
de nada.- Afirmó Diamante quien había concentrado sus energía atacando incluso
con el Kaio-ken, para tratar de hacer mella en ese enorme animal.-
Roy,
advirtiéndolo a su vez, decidió cambiar de táctica.
-Matemos a ese
asqueroso Gralas y así no podrá invocar su poder- propuso con evidente deseo de que así fuera.-
-Muy bien-
secundó Dariel - es una estupenda idea.
-¡A por él!-
Exclamó Ail.-
Reaviva mi fuego, tu amor es mi único deseo
Reaviva mi fuego, porque necesito tu amor (necesito tu amor)
Reaviva mi fuego (vamos, sí), tu amor es mi único deseo (necesito tu amor)
No les iba a ser
tan sencillo, los robots de ese tipo no parecían tener fin, y les atacaban con
rayos de energía y misiles que los guerreros destruían o esquivaban. Luego
contratacaban destruyendo a esos androides bien usando los puños o ráfagas de
potentísima energía. Espalda contra espalda, Zafiro y Ail, Diamante y Nephrite,
Seira y Calix, Roy y su hermano Lornd, entre otros, devastaban a sus enemigos.
Aunque aquel colosal dragón se mantenía ahí, impertérrito, como si ese maremágnum
de destrucción no fuese en absoluto con él.
-Al menos es cierto que estas canciones me dan fuerzas.
Es como si me aportasen un suplemento de energía.¡Ahhh! - Aulló Lornd tras
destrozar a un ciborg de un puñetazo.-
-¡Un chute musical!.- Gritó su hermano, en tanto desintegraba a otro
robot.-
Y preparó una enorme onda vital coordinada con sus
compañeros para tratar de acabar con ese monstruo. No obtuvieron el éxito
deseado pero sí que barrieron a cientos de los ciborgs de Gralas.
-Algo es algo.- Sentenció Diamante, jadeando agotado.-
Vuelve a encender mi fuego, porque necesito, necesito tu amor
Sí, tienes que ser lo suficientemente fuerte como para caminar por la noche
(sí)
Hay un nuevo día al otro lado (sí)
Tengo que tener esperanza en tu alma
Solo para seguir caminando woah, sí
Lo suficientemente fuerte como para caminar por la noche
Hay un nuevo día en el otro lado (en el otro lado)
Y tengo esperanza (esperanza) en mi alma, seguiré caminando, cariño
El tirano por su parte escuchó la
amenaza directa contra su vida y aterrado ante esa posibilidad en la que no
había siquiera pensado les gritó a Janiba y Guder que le protegiesen. Ambos saiyajin
salieron lanzando un ataque combinado de energía que más que dañar, cegó a sus
enemigos.
-¡Maldita sea!
- Aulló Blinz llevándose las manos a su rostro para protegerse de aquello.- No
veo nada.
-Lancemos un
ataque a donde sea, - propuso Calix.- Con suerte le eliminaremos.
Sigue caminando, cariño
Vuelve a encender mi fuego (vuelve a encender mi fuego), tu amor es mi único
deseo (solo deseo)
Reaviva mi fuego, porque necesito tu amor (necesito tu amor)
Vuelve a encender mi fuego (vuelve a encender mi fuego), tu amor es mi único
deseo
Reaviva mi fuego, porque necesito tu amor (necesito tu amor)
-¡Adelante! – Exclamó Seira bombardeando la zona con
ráfagas de energía que al tocar el suelo provocaron tremendas explosiones.-
Vuelve a encenderme
fuego (vuelve a encender mi fuego) vuelve a encender mi fuego bebé
Vuelve a encender mi fuego (necesito tu amor, sí, sí)
Vuelve a encender mi fuego (sí, sí), tu amor es mi único deseo
Reaviva mi fuego, porque necesito tu amor
(Relight my fire. Version
Take That). Crédito al artista.
Pero Gralas fue más rápido, terminada
esa canción y antes de ser alcanzado por algún ataque de sus adversarios le
pidió al Dragón su primer deseo.
-Dragón, protégeme
de todo daño y haz que desaparezcan mis enemigos...
-Los de la
estirpe Deveget - Añadió Guder con un grito al escucharle.- ¡Que vayan a
reunirse con sus antepasados!
-¿Por qué has
dicho eso, estúpido? - Le gritó Gralas. -
-Porque tengo
mis cuentas pendientes con alguno de ellos.- Repuso éste.-
Entonces con una voz gutural el
dragón respondió.
-Ya te he
concedido tu deseo...- Hizo brillar sus malignos ojos y de inmediato, Lornd y
Roy desaparecieron.-
Seira, Calix, Dariel y Blinz se
miraron anonadados. Lo mismo que Diamante, Nephrite, Zafiro y Ail. No sabían
que hacer. Y lo que era peor, el Dragón, lejos de desaparecer, añadió.
-Ahora que he cumplido tu deseo, reclamo tu alma y este
mundo para los poderes de las tinieblas, - atronó con su voz poderosa en tanto
que un manto de oscuridad se extendía densamente por la Tierra.-
-¡Tenemos que
hacer algo!- Gritó Seira.-
-¡Ataquémosle
a la vez!- Indicó Dariel- con todas nuestras fuerzas.
Y
todos los componentes del grupo se coordinaron a su señal. Los príncipes de
Némesis, de los Cuatro Cielos y el alienígena usaron sus mejores técnicas. Las
tres guerreras del sistema solar exterior unieron también sus fuerzas junto con
su antigua compañera Setsuna. Los saiyajin, por su parte, lanzaron cantidad de
rayos de energía contra el monstruo. Sin embargo, éste no se vio afectado en
absoluto. Janiba se reía de los infructuosos esfuerzos de sus enemigos. Seira
lo advirtió y furiosa se dirigió hacia ella.
-¡Maldita
perra!, tú y yo tenemos cuentas que saldar.
-Vaya, pero si
es la estúpida de Seira. Ya veo que no aprendes. - Sonrió la interpelada, para burlarse a su vez.-
Llegas tarde como siempre. Pero no te preocupes por eso, aun puedo matarte.- Se
convirtió en súper guerrera pero para su
sorpresa su enemiga hizo lo propio.-
-Ya no soy una
niña inexperta, y tú ya no eres la única mujer que puede convertirse en súper
guerrero.- Repuso su adversaria mostrando un desafiante puño mientras brillaba
con un tono dorado intenso.- Haré que te arrepientas de no haberme matado
cuando tuviste la oportunidad.
-Pues
luchemos, a ver quién es la mejor. Aunque seguro que seré yo. - La desafió Janiba
tomándose verdadero interés en el combate en esta ocasión. -
Ambas tomaron tierra y se
estudiaron. Mientras, Guder se dirigió hacia Dariel y le desafió igualmente. También
aterrizaron junto a las mujeres y se dispusieron a resolver el duelo.
-¡Tenemos que
ayudarles!- Chilló Haruka que había tomado tierra con Zafiro.-
-No,- intervino
Blinz posándose a su lado,- es algo que sólo ellos deben resolver.
-Nosotros
tenemos que ocuparnos de esa mole, mirad. –Les señaló Diamante.-
Todos
miraron al suelo, desde donde bajo la influencia del Dragón, surgían una
especie de sombras humanoides que se les acercaban peligrosamente.
-Debemos
luchar, hay que detener a esas cosas. - Terció
Setsuna que, sin embargo no dejaba de pensar con patente inquietud, donde
podrían haber ido su marido y el hermano de éste.-
- Es un
monstruo gigantesco. Y ¿Qué son esas siluetas? - Valoró Michiru.-
-No tengo ni
idea.- Admitió Ail, que se hallaba a su lado.- Pero nada bueno, eso seguro.
-Torres más
altas han caído. Pero primero nos ocuparemos de esas cosas. - Replicó Hotaru
aferrándose a su lanza del silencio con decisión en tanto observaba como
surgían esas extrañas figuras.-
-Formemos un
círculo.- Les propuso Nephrite.-
El resto estuvo conforme y de este
modo adoptaron esa posición defensiva. Por su parte, lejos de lo que sucedía en
la Tierra, los dos desaparecidos gravitaban por un espacio en blanco, sin que
nada rompiese la monotonía de aquel vacío.
-¿Dónde
estamos?,- se preguntó Roy en voz alta,
agregando.- Esto me recuerda al Cielo, pero no siento la misma sensación.
-Puede que sea
una dimensión paralela,- especuló Lornd - debemos salir de aquí cuanto antes.
-No podréis
salir de aquí, a menos que yo os ayude.- Le respondió una voz que venía de ningún
sitio en particular.-
-¿Quién es? -
Gritó Roy - ¿Landar, eres tú? - Inquirió mirando en varias direcciones sin
poder ver a nadie.-
Respondiendo a su pregunta se
materializó la figura de un hombre moreno, de pelo negro oscuro, con dos
entradas pronunciadas sobre su frente, vestía una especie de traje púrpura
cubierto por un peto blanco con ribetes dorados, grabado en él una corona real
de idéntico tono. Era de escasa estatura pero translucía mucha fuerza, su
mirada era dura y se clavaba en los dos hermanos que no podían distinguir bien
su rostro por mor de la distancia que les separaba.
-¿Quién
eres?,- preguntó Lornd visiblemente sorprendido.-
-Yo ¿Qué quién
soy yo? - replicó aquel hombre con una irónica sonrisa para reprochar a su
interlocutor - parece mentira que no lo sepas. Tú que eres descendiente de mi
estirpe.
Lornd
y Roy se quedaron perplejos y al aproximarse al fin le reconocieron, el hombre continuó
con tinte algo irritado en su voz, para confirmar sus sospechas.
-Yo soy el gran
príncipe Vegeta. El legítimo rey de los guerreros del espacio. Y he acudido a
ayudaros pues sois de mi misma sangre.
-¡El
legendario príncipe Vegeta!- Repuso Roy admirado, agregando. – Cuando me
entrenaba Son Goku le conocí.
Todavía recordaba el golpecito que
le dio, fue bastante para que cayera al suelo sin ser capaz de respirar. Ese
tipo poseía una fuerza inmensa. Tanta que ni él ni su hermano Lornd, aun siendo
los saiyajin más fuertes con vida, se le podían comparar.
-Pero dijiste
que no gustabas de intervenir en asuntos de los vivos de esta humanidad.-
Afirmó Roy.-
-Y es verdad.-
Contestó el interpelado cruzando los brazos.- Pero en este caso, debo hacerlo. El
Dragón Negro que os ha traído hasta aquí es un vestigio de la humanidad
anterior, y es un peligro. Debe desaparecer y dado que sois vosotros, los de mi
clan, los que os enfrentáis a él, he decidido intervenir personalmente. Además,
hacía mucho tiempo que no tenía ocasión de hacer una buena pelea. Y Bulma está
muy pesada últimamente con las limpiezas. Como no tiene nada mejor que hacer se
pasa siglos enteros cambiando la decoración y claro, me toca a mí, a todo un rey, ayudarla.- Añadió con
visible fastidio.-
Sus descendientes pasaron de
puntillas sobre ese último comentario. Fue Lornd el que le preguntó deseoso de
obtener una respuesta.
-¿Y cómo vamos
a volver a nuestro mundo?
-¡Dejadme eso
a mí! – Se sonrió Vegeta con un tinte de superioridad, proclamando.- Es algo fuera
del alcance de unos insectos como vosotros.
-Oye, no hieras
nuestros sentimientos.- Le respondió Roy sin que el aludido le hiciera el menor
caso, aunque cuando le dedicó una dura mirada el achantado muchacho añadió más
humildemente.- Por favor…
Entre tanto, en la Tierra se
desarrollaba una feroz batalla. Seira y Janiba intercambiaban golpes y oleadas
de energía. Ambas parecían muy igualadas, sus ropas estaban hechas girones y
sus armaduras destrozadas. Seira se deshizo de la suya que más que protegerla
le dificultaba los movimientos, quedó semidesnuda, con sus pechos al aire. Haruka
y Michiru desde la lejanía observaban impresionadas el poderoso cuerpo de la
saiyajin.
-¿Te has
fijado?- Le susurró Haruka a su compañera.-
-Imposible no
hacerlo.- Reconoció esta en voz baja a su vez.-
Desde
luego, su robusta naturaleza y su fuerza hacía de esa guerrera una mujer
hermosísima y realmente codiciada por cualquiera. ¡Qué pena que estuviera
casada con Calix! , pensaron. Ambas sailors recordaron cuando entrenaron junto
a ella en el rincón del alma y el tiempo.
-Nos daba cada
paliza, pero merecía la pena.- Sonrió Haruka.-
-Eso es
verdad.- Convino Michiru.-
Muchas
veces, no todo eran combates de entrenamiento, en ocasiones la guerrera del
espacio no había tenido el menor reparo en luchar contra ellas desnuda, atacándolas
de modo jovial y divertido en la bañera. Se sorprendieron al ver que esa
poderosa mujer, tan seria y ruda en apariencia, también tenía su lado juguetón.
No obstante, para la saiyajin eso carecía de importancia. Pero tanto a Haruka como a su compañera Michiru no
les habría importado que esos forcejeos que, para Seira era suaves bromas, se
hubieran transformado en apasionados abrazos, ¡pero no! Eso no tenía cabida
entre ellas, eran luchadoras orgullosas que se respetaban mutuamente. Aunque
contemplando su poderoso cuerpo desafiando los ataques de su enemiga y como
tensaba sus músculos casi se habían olvidado del peligro que las rodeaba. Una
de aquellas figuras oscuras las atacó con rayos de energía de un intenso azul
cobalto, Haruka se vio incapaz de reaccionar al grito de aviso de su compañera.
Pero por suerte Blinz se interpuso y desvió aquella descarga de energía que se
estrelló contra una ladera de montaña cercana pulverizándola. El saiyajin contratacó
destruyendo a ese ser con una poderosa onda de energía.
-Siempre
vienes en mi ayuda. - Declaró Haruka visiblemente agradecida.-
-Sí…muchas
gracias. - Añadió Michiru igualmente reconocida.-
Blinz no respondió, parecía incluso
envarado en presencia de esa mujer terrestre. Haruka le observo también, su
cuerpo era impresionante, inundaba su alrededor con un cálido resplandor
dorado. Marcaba sus músculos como todos
los guerreros del espacio y su pelo, rubio
también dorado intenso, apuntaba hacia el cielo mientras miraba de reojo con sus azules ojos
a la mujer.
-Sois mis
aliadas, y muy valiosas para todos. No permitiré que os hagan daño.- Afirmó
él.-
-Quizás
podamos charlar un poco cuando todo esto termine, - añadió la sailor.-
-Me gustaría- repuso
Blinz esbozando una tímida sonrisa que contrastaba con sus rasgos tan duros.- Pero
ahora debemos concentrarnos en la lucha.- Repuso con su seriedad habitual
lanzándose contra otro de esos seres.
-Tienes razón,
no debemos distraernos con otras cosas. - Concedió Haruka volviendo a
concentrarse.-
-Oye, ¿Qué has
querido decir con eso de charlar después con él?- Quiso saber Michiru
observándola con reprobación.-
-Pues, he
querido decir sencillamente eso.- Se encogió de hombros su compañera.- Una
conversación.
-No tenemos
tiempo para uséis a ese guerrero como pretexto en vuestras discusiones de
costumbre. Así que abreviad. - Les recordó la Guerrera Saturno que ya estaba
manejando su lanza del silencio para mantener a raya a otros atacantes.- Decid
el, “estás celosa…podría ser” habituales y al trabajo…
Sus compañeras le dieron la razón y
se centraron en la batalla. Cada una utilizando con sus particulares ataques.
-Esta niña ya
sabe demasiado.- Comentaba una irónica Haruka en tanto lanzaba su temblor de
Tierra.- ¿No crees? Y se ha vuelto una mandona.
-Sí, habrá que
tener una conversación de adultos con ella a no mucho tardar.- Convino Michiru
mientras usaba su ataque sumergido profundo.-
Por su parte Diamante y Zafiro no lo
tenían mucho mejor. Luchaban espalda contra espalda aniquilando a todas las
sombras que se les acercaban pero sus fuerzas estaban ya muy mermadas. Lo mismo
que Nephrite y Ail. Durante unos segundos de descanso pudieron observar el
combate entre Dariel y Guder que estaba muy nivelado, ambos encajaban los
golpes del otro sin parecer importarles el dolor. Seira por su parte parecía
llevar por buen camino su lucha. Janiba, sorprendida por la fuerza que había
logrado adquirir su rival, hacía rato que no se reía sino que luchaba al límite
de sus posibilidades.
-¡Ya no te veo
tan convencida!- Le espetó la guardiana
real en una de las pausas que se concedían para estudiar el próximo movimiento
de la otra.- ¿Sigues creyendo que soy una niña fácil de vencer?...
-Tarde o
temprano acabare contigo,- replicó su oponente entre jadeos.-
-No lo creo ¿Y
sabes por qué?- Le inquirió Seira que hizo una pausa dramática y luego se
respondió a sí misma.- Yo me he esforzado durante cada minuto de cada hora de
cada día que ha transcurrido desde nuestro último encuentro, y tú, seguramente
que has estado dedicada a una vida fácil protegida por la seguridad que os daba
Guder. No habrás tenido que emplearte a fondo para combatir a rivales serios. En
cambio yo, he luchado contra los más poderosos de nuestro mundo.
-¿Ah sí?- Respondió
Janiba más descansada, pues no jadeaba como antes.- ¿Y qué me dices de esa patética
humana a la que acatas como reina? ¿Cómo es eso posible? Conociéndote de seguro
que la retarías. ¿Acaso fuiste vencida por una hembra de esa especie tan
miserable?... ¡Qué vergüenza para nuestra raza!
Pero para sorpresa de su rival, la
aludida no mostró ira, ni se molestó por esa observación. Al contrario, sonrió
con satisfacción y replicó dejando todavía más confusa a su interlocutora.
-Debo admitir
que me derrotó, pues usó un gran poder y me enseñó a utilizarlo a mí también.
En efecto, la saiyajin estaba
desconcertada, contaba con enfurecer a Seira o restarle moral para atacarla, pero
parecía haberle producido el efecto contrario. Ahora era ella la que estaba
indecisa y su enemiga a buen seguro que lo sabía. ¡Esa maldita zorra había
aprendido mucho!, demasiado para el gusto de Janiba que decidió atacar por
sorpresa lanzando una gran bola de energía. Consiguió acertar de pleno a Seira
a la vez que gritaba con voz triunfante.
-¡Lo he
conseguido, estúpida!, te has descuidado y eso ha sido tu final, ahora sabes lo
que les ocurre a todos los que se creen que pueden desafiarme.
Pero en cuanto el efecto del ataque
se disipó Janiba enmudeció de espanto. Seira seguía allí, imperturbable, únicamente
se había cubierto la cara con los brazos y encogido el cuerpo para recibir el
impacto. Al adoptar una posición erguida en el aire y mirar de nuevo a su
oponente lo hizo con una sonrisa de la que se sabe segura vencedora en la
batalla.
-¡Maldita seas,
pequeña ramera! No te dejaré vencerme.- Gritó la renegada.-
Insistió lanzando contra su enemiga rayos de
energía con todo su poder. No obstante, su rival los desvió uno por uno
haciéndoles estrellarse contra el suelo donde sí que originaron grandes
desperfectos.
-No te canses.-
Le advirtió Seira con un tono muy monocorde.- Voy a acabar contigo ahora mismo.
Haciendo buenas sus palabras
apareció en un instante ante Janiba. De un fuerte golpe atravesó sin dificultad
el despojo al que había quedado reducida su armadura, hundiéndole fragmentos de la misma en el
estómago. Mortalmente herida la saiyajin renegada cayó al suelo desde donde fue
rematada sin piedad por una gran onda de energía. El desenlace del combate fue
presenciado por Guder quien ciego de furia arremetió contra Seira sin darle
tiempo a reaccionar, pero Dariel estaba allí para frenar su ataque y proteger a
su hermana.
-Esto es entre
tú y yo, ¡miserable! Trata de conservar el poco honor que te quede. - Le espetó
el canciller real mientras detenía uno de los puños de Guder con su mano
derecha.-
-Lo hare y en
cuanto acabe contigo le daré su merecido a esa maldita hermana tuya.- Respondió
éste desafiante y rabioso.-
-Eso es lo que
tú crees…-Replicó su rival.-
Y aumentando tremendamente su energía pasó al
segundo nivel de súper guerrero y de éste casi al tercero, lo que superó con
creces las expectativas de su enemigo.
-Pero, ¿cómo
es posible?,- aulló Guder entre aterrado e incrédulo.- ¿De dónde sacas tanta
energía?
-Ya te lo
advertí,- Le contestó Dariel, aseverando con orgullo.- He mejorado mucho desde
la última vez y después de nuestro rey, y su hermano, soy el saiyajin más
poderoso. Mucho más de lo que puedas serlo tú. ¡Convéncete!- Gritó golpeando el
mentón de su adversario sin que éste pudiera ni reaccionar siquiera.-
Guder se tambaleaba en el aire, trataba
de responder al golpe pero Dariel, que seguía junto a él, le esquivaba sin
problemas. Al fin, el canciller de los saiyajin atravesó a su rival con una
descarga de energía que le hizo caer al suelo.
-No, no puedo
creer que me hayas derrotado,- balbuceó Guder herido de muerte por aquel rayo.-
-Te lo advertí
- repuso secamente Dariel. - Tú creíste que nos habías matado cuando huiste
pero no calculaste bien tu ataque. Ahora pagarás por ello.
-Está bien,- admitió
su rival con una sonrisa de triunfalismo pese a su estado crítico.- A nosotros
nos habéis matado. Pero mirad al Dragón, su poder oscuro crece minuto a minuto
y sus criaturas se liberan por toda la Tierra.
-Ya me tienes
harto, ¡desaparece de una vez!,- gritó el Canciller que le remató con un
poderoso rayo, acabando con él.-
Pero en su agonía Guder tenía razón,
los seres de sombras del Dragón se extendían como un siniestro ejército contra
el que nada valían ya los desesperados esfuerzos del grupo por detenerlos. Pese
a que Dariel y Seira se unieron a ellos, estos soldados aparecían a un ritmo
mucho más rápido de lo que ellos podían eliminar, y atacaban con sus rayos
mermando a los saiyajin y a sus aliados.
-Espero que
nuestro rey y su hermano vuelvan o todo estará perdido para nosotros,- declaró
Blinz, repeliendo un nuevo ataque de esas criaturas.-
Gralas,
viendo que la situación había escapado a su control, pidió ser transportado a
su nave nodriza.
-Mucho me temo
que mi alma no está a tu alcance, Dragón.- Pensó con una expresión de triunfo.-
Poderes incluso superiores a ti me protegen.
Así logró escapar una vez más, prometiendo
nuevamente que volvería si es que la Tierra lograba sobrevivir. Lo que hizo
aflorar en él aquella desagradable mueca que hacía las veces de sonrisa entre
los seres de su especie.
-Bueno, yo ya
hice lo que vine a hacer. Maestro…- Musitó con regocijo en tanto se alejaba
rumbo al espacio exterior…- El resto es cosa tuya…
Lornd y Roy por su parte escuchaban
muy interesados las palabras de su lejano antecesor. Poco amigo de la charla, Vegeta
les contó a grandes rasgos lo que sabía acerca de ese Dragón.
-Ese monstruo
fue una creación de los seres de las tinieblas en respuesta a los Dragones
creados por el Todopoderoso y otros seres benévolos del universo. Tiene enormes
poderes y sólo puede satisfacer deseos relacionados con el mal. De modo que olvidaos
de pedirle la paz en el mundo, que lo pajaritos canten y todas esas tonterías.
-Eso lo
sabemos, Señor - interrumpió respetuosamente Lornd. - Pero parece ser demasiado
poderoso incluso para varios de nosotros.
-Y eso que éramos
bastantes súper guerreros- añadió Roy.-
-Veo que
habéis progresado mucho- sonrió Vegeta con satisfacción. - Os felicito, aunque
tratándose de mi estirpe no me extraña nada. Siempre dije que nosotros éramos
los auténticos príncipes de los Guerreros del Espacio. Sin embargo, pese a
vuestros avances os queda todavía mucho camino que recorrer y este es un
enemigo al que no podréis derrotar. Muy bien. No permitiré que mis herederos
sean destruidos por ese monstruo. Yo mismo os llevaré de regreso a vuestro
mundo y os ayudaré.
-Pero, una vez
Son Goku y Landar me dijeron que
vosotros no podíais intervenir en asuntos de esta humanidad, que vuestro plazo
había pasado.- Objetó Roy muy sorprendido.-
-Lo que digan
ese vejestorio y ese idiota de Kakaroto a mí no me preocupa en absoluto.- Repuso
Vegeta con su habitual brusquedad.- Hace mucho que no me divierto y quiero ver
de lo que sois capaces.
Seguidamente apuntó con una de sus
manos enguantadas hacia el horizonte y descargó un potente rayo de energía que
abrió una brecha, aparentemente hacia ningún sitio.
-Es un
pasadizo entre dimensiones - Explicó el saiyajin indicándoles.- Cruzadlo tras
de mí....
Sin más explicaciones ni esperar
ninguna respuesta Vegeta voló hacia allí. Lornd y Roy le siguieron mientras su
antepasado les espetaba.
-¡Deprisa o se
cerrará!...
Lograron cruzarlo por muy poco y
reaparecieron en la Tierra, pero el paisaje era desolador. La negrura cubría
casi todo el planeta y pudieron ver a sus guerreros tratando de contener a esos
siniestros seres aunque sin ningún éxito.
-Lo tenemos
mal.- Valoró Lornd elevando su voz entre aquel tumulto de rayos, gritos y
vendavales que arreciaban por todas partes.-
-Esto requiere
una actuación más seria,- declaró su antepasado.- Dejádmelo a mí.
Transformándose en un ser muy
superior a un súper guerrero de nivel tres, Vegeta atacó al Dragón con una
poderosa onda de energía que él denominaba Final Flash. Todos se sorprendieron
por la fuerza contenida en ese golpe que barrió al Dragón del aire.
-¡Es increíble!-
chilló Seira que no podía creer que ese único ataque hubiese bastado para
derrotar al Dragón que parecía invencible.-
-¿Quién es ese?-
inquirió Dariel mirando sorprendido al recién llegado.-
-Él es mi
antepasado, el Gran Rey Vegeta. - Anunció Lornd con orgullo dejándoles a todos
anonadados.-
Entre tanto las siniestras figuras
se iban desvaneciendo, el cielo recobraba su color azul y la oscuridad
desaparecía de la Tierra. Los saiyajin descendían al suelo y aguardaron a que
su rey con Roy y Vegeta hicieran lo mismo. Cuando estos bajaron a Tierra todos los
demás les hicieron una larga reverencia.
-Entonces,
¿este hombre es tu antepasado? - Preguntó Setsuna sorprendida. - Pues no se
parecen en nada,- le cuchicheó a Haruka que se había acercado a ella junto con
Blinz y Michiru.-
-Sí, lo cierto
es que es bastante bajito,- susurró Haruka a su vez- no le imaginaba así.
-Tiene un gran
poder, seguro que es uno de los saiyajin legendarios.- Opinó Calix con
admiración.-
Casi todos los saiyajin doblaron la
rodilla ante él. Esa era una prueba de devoción casi divina. Jamás harían eso
con nadie que no fuera su rey o un ser realmente superior.
-No es momento
de tanta charla, y dejaos de pamplinas, levantaos. -Les ordenó Vegeta sin hacer
mucho caso de aquellas muestras de admiración y otros cotilleos.-
De inmediato los así interpelados se
levantaron quedando en un total y respetuoso silencio. Vegeta entonces, se cruzó
de brazos y añadió.
– No penséis
que he acabado con él tan fácilmente. Solamente lo he dispersado. Ese Dragón a
buen seguro que volverá a materializarse. Lo que debo hacer es encontrar su
amuleto y llevármelo conmigo a la dimensión celestial, allí no causará más
daño.
-¿Y no sería
mejor destruirlo?- Le preguntó Roy.-
-Está forjado
con metal de otra humanidad y tallado por deidades infernales,- repuso su
ancestro.- Para vosotros es indestructible. Es más, ni yo mismo podría hacerlo.
-Bien, pues
vamos por él, el Dragón se materializo sobre ese lugar.- Señaló Diamante - el
amuleto debe estar allí.
Todos fueron rápidamente en aquella
dirección pero, tal y como Vegeta había anunciado un denso humo se recompuso
nuevamente. Aunque esta vez, no tenía forma de Dragón, sino de una criatura
humanoide. De gran altura aunque en los límites humanos.
-¡Mierda!-
Exclamó Zafiro.- Otro de esos bichos. Pues acabaré con él.-
Y
sin esperar réplica lanzó un rayo contra esa criatura que lo dejó pasar a
través de su cuerpo, en su cara fueron apareciendo unos toscos rasgos que
esbozaron una maligna y divertida sonrisa.
-¡El ataque de
mi hermano le ha atravesado sin hacerle nada! - Exclamó Diamante anonadado.-
-Eso es magia
negra y de la más poderosa,- reconoció Roy.- Si nuestros ataques no le afectan no
sé cómo vamos a vencerle.
-Podríamos
probar con otro más potente.- Propuso Calix.-
En ese instante el monstruo, que no
perdía el tiempo, atacó a Blinz que se situaba en su radio de acción como el
más cercano. Bastó un sólo golpe para dejarle fuera de combate. Haruka, Michiru
y Calix corrieron a auxiliarle. Mientras, los demás atacaban con ráfagas de
energía al monstruo que de nuevo las dejaba pasar inofensivamente a través de
su inmaterializado cuerpo.
-Así no
conseguiremos nada,- masculló Lornd furioso e impotente.-
-Puede
atacarnos uno por uno y quedarse tan fresco.- Indicó Zafiro bastante incómodo
con la idea.-
-Lo que me
lleva a preguntarme cómo podríamos afectarle.- Se preguntaba Nephrite.-
-Sí…lo veo muy
complicado- Comentó Ail.-
-¿Y si hacemos
la fusión?,- les propuso Diamante- por lo menos, si nos ataca podremos luchar
contra él.
-Es cierto- convino
Roy.- Cuando ataca se hace vulnerable. Vosotros podríais distraerle y nosotros
atacarle después.
-¿Vosotros
conocéis esa técnica?,- inquirió Vegeta sorprendido. - Bien, yo creo saber cómo
podemos provocar a ese monstruo, vosotros fusionaos.
Diamante, Nephrite, Ail y Zafiro
asintieron y se colocaron en posición formando un único guerrero de nombre
Diaphizitel, bastante alto y de pelo
largo con tonos irisados.
-¡Ahora
monstruo asqueroso!- Le gritó Vegeta en su más puro estilo provocador y
chulesco.- Lucha si te atreves, no te
ampares en tu intangibilidad como los cobardes.
El aludido no respondió al
legendario saiyajin quien añadió de forma más despectiva.
-Tienes miedo
de que seamos más fuertes que tú, y no me extraña. Si pudiéramos tocarte no nos
durarías ni un minuto.
-¿Eso crees?-
repuso al fin aquel ser con una atronadora voz, afirmando. - Yo soy una
criatura del corazón mismo de la oscuridad y puedo venceros a todos.
-Pues empieza
por mí - Le desafió Diaphizitel aseverando- ahora soy muy poderoso.
El monstruo respondió con una mueca
y emitió tal cantidad de energía que hizo temblar la Tierra.
-Eso no me
impresiona. Tendrás que hacerlo mucho mejor. - Repuso su impávido rival
mirándolo fijamente.-
-¿Y esto?- repuso
el monstruo atacando a gran velocidad con varios golpes que su contrincante
detuvo con grandes problemas.- Tú no eres rival contra mí, ¡estúpido!
Haciendo buenas sus palabras el
monstruo derribó a Diaphizitel con sus golpes dejándolo fuera de combate. Al
cabo de unos pocos minutos los muchachos se separaron maltrechos mientras el
monstruo aullaba triunfalmente con los brazos en jarras.
-¿Quién es el
siguiente?...- Desafió abiertamente a todos los presentes.-
Al unísono Seira, Yailr, Calix y
Dariel volaron hacia él y le acometieron con todo tipo de golpes, pero el
monstruo los esquivaba sin ningún problema. Alargando sus brazos capturó del
cuello a Calix y Dariel que notaron desvanecerse sus fuerzas. Exhaustos dejaron
de ser súper guerreros y el monstruo les liberó. Ambos cayeron como fardos al
suelo, demasiado agotados para levantarse. Después lanzó un rayo contra Yailr
que se estrelló contra el terreno. Las guerreras Urano y Neptuno junto con
Saturno, acudieron a tratar de ayudarles.
-¡Ja, ja!...esa
energía no me ha venido mal- Le dijo aquel monstruo a Seira que le miraba
pasmada sin saber que hacer.-
-Seira, ¡apártate
de ahí!- Le gritó Haruka que aun atendía a Blinz que parecía malherido.-
-¡Yailr! –
Exclamó la saiyajin por su parte, mirando con horror el cuerpo tendido de su
compañero, y pareja de su hermano.- ¡Reacciona!
Pero ese guerrero no se movía. El
propio Lornd corrió hacia él y trató de reanimarle. El monstruo sonrió
enseñando unos curvos colmillos que llenaban unas fauces, vacías por lo demás.
-¡Maldito!-
Exclamó Seira aumentando su poder uy bombardeando a ese maligno ente con bolas
de energía.- ¡Muere!
Produjo una cadena de explosiones
tremendas que ocultaron a su enemigo de la vista de todos. La muchacha jadeaba
ya agotada por el esfuerzo pese a seguir manteniendo su intensidad en el
ataque…tras un buen rato, agotada dejó de lanzar ráfagas de energía.
-¡Ja, ja, ja,
ja!- Fue la respuesta que pudieron escuchar entre la nube de polvo y restos
provocados por ese ataque…
Aquella
maligna criatura reapareció incólume y con un invisible poder inmovilizó a
Seira que se debatía de pie sobre el terreno. Entonces su enemigo alargó uno de
sus brazos para atrapar a la saiyajin pero Setsuna, llegando de donde nadie
esperaba, apartó a su amiga y guardiana que cayó sin fuerzas al suelo. No
obstante, la reina recibió una descarga de energía oscura de aquel ser que se
rio con regocijo proclamando.
-Esto tendrá
sus consecuencias para ti... y quizás para alguien más, ¡ja, ja!…
-¿Qué has
querido decir con eso, maldito?- Le espetó Seira, pero el monstruo no
respondió, la espantada guerrera se volvió enseguida hacia su reina, exclamando
entre preocupada y visiblemente asustada en tanto trataba de levantarse.-
¡Señora!..
-Tranquila,
esto bien.- Dijo la soberana de los saiyajin puesta en pie.-
Michiru entre tanto se comunicó con
Ami y le puso al corriente de lo que sucedía. Ésta lo notificó a las demás, Usagi
exclamó perpleja.
-¡Vegeta aquí!
La amenaza debe de ser gravísima.-
-¿Qué
hacemos?- Le preguntó Sailor Venus.-
-Vamos.-
Respondió Usagi.- Debemos ir. Nos necesitarán.
- Vamos
entonces.- La secundó Rei.-
-Iremos con
vosotras.- Se ofreció Petz.-
-No, será
mejor que os quedéis aquí. Podrían necesitaros.- Replicó Makoto.-
Las justicieras y Tom no parecían
demasiado dispuestos a seguir esa indicación, no obstante, fue Ami la que les
dijo.
-Por favor.
Seréis más útiles aquí para ayudar a tranquilizar a la gente. En esta ocasión
no podéis ayudar en esta batalla.
-Está bien.-
Concedió Bertie a desgana mirando de reojo a sus compañeras.-
-Si vosotras
lo decís, supongo que tendréis vuestras razones.- Declaró asimismo Cooan.-
- Buena
suerte.- Les deseó Esmeralda con idéntica resignación.-
Las guerreras asintieron y se dieron
prisa en acudir en ayuda de sus amigos. Mientras tanto una aparentemente
indemne Setsuna había ayudado a incorporarse a su guardiana, que algo envarada
replicó.
-Gracias, Señora.-
Le dijo Seira aliviada - Me tenía paralizada, no podía moverme...te pido
perdón, se supone que soy yo quien debe protegerte a ti. ¿Estás bien?
- Sí. No te
preocupes. No seas tonta. - Le sonrió su soberana, replicando.- Debemos
protegernos los unos a los otros.
Aunque su conversación se vio
cortada por las palabras de aquel ser de pesadilla que se burlaba abiertamente
de ellos en tanto recuperaba el tamaño normal de su brazo. Mientras Lornd llamó
a su hermano tras dejar a Yailr junto con Calix y Dariel…
-Me parece que
soy demasiado para vosotros.- Afirmaba ese ente con sorna.-
-No nos queda
otra. Roy, tú y yo debemos hacer la fusión.- Le indicó Lornd a su hermano menor.-
-Muy bien- convino
éste.-
Ambos
adoptaron esa postura en tanto Vegeta les indicaba.
-Vosotros
distraedlo mientras yo me concentro para acabar con él con la única técnica que
puede lograrlo.
-¿De qué
técnica hablas? - Le inquirió Lornd sorprendido.-
-Del golpe
astral- respondió su antepasado que les explicó - Es simple, libero mi cuerpo
astral y gracias a eso puedo tocarle hasta cuando se hace intangible a vuestros
ataques. Es una técnica que aprendimos en el otro mundo Kakaroto y yo. Pero
cuesta varios siglos dominarla y requiere su tiempo.- Les comentó el orgulloso guerrero casi
jactándose de ello a juzgar por el tono de sus palabras.- Ahora haced lo
posible por distraerlo y aguantar el máximo tiempo que seáis capaces.
-Haremos lo
posible.- Le aseguró Roy que se colocó en posición.- Vamos Lornd.
Éste se
preparó de igual forma y ambos se unieron gritando al unísono.
-¡Fusión!...
Del resplandor dorado que provocaron
surgió Loroy, el nombre dado a la unión entre ambos. Transformándose con
facilidad en súper guerrero de nivel tres, desafió al monstruo que le
contemplaba divertido.
-Esta vez me
tienes a mí de oponente, no te va a resultar nada fácil vencerme.
-Acabaré
contigo igual que con tus amigos y no me será nada difícil,- se jactó el
monstruo.-
-¡Pues vamos a
verlo! - gritó Loroy que atacó con todas sus fuerzas logrando golpear al
monstruo en la cabeza. Ésta se deformó considerablemente aunque volvió
enseguida a su estado natural.-
-Admito que eres
más fuerte que los otros.- Reconoció aquel ser que parecía divertido cuando
agregó - eso le dará mayor interés al asunto.
Alargó sus brazos para atrapar a su rival pero éste los esquivó. Es
más, sujetando uno de ellos levantó al monstruo y le estampó contra el suelo
abriendo un gran cráter que rellenó con rayos de energía hasta provocar una
tremenda explosión. El resto de los presentes se había cubierto con una barrera
de energía protectora. Dariel y Calix, así como Blinz, se había recuperado
gracias a las alubias y unidos a Seira protegían a los demás. El Canciller
trataba de recobrar a Yailr que era el único que no parecía reaccionar.
-¡Dadme otra
alubia!- Pidió con desesperación a sus
compañeros que enseguida se la entregaron.-
Diamante,
Nephrite, Ail y Zafiro aún no habían ingerido ninguna y seguían en el suelo, atendidos
ahora por Haruka, Michiru y Setsuna que se las hicieron tomar. Disipada la explosión
Blinz exclamó atónito.
-¡Ha sido un
poderosísimo ataque, un poco más y destruye el planeta entero!
-No temas,- le
tranquilizó Setsuna.- Ellos no pondrían en peligro la Tierra, han calculado el
ataque bien.
-Ahora sí que
no debe de haber quedado nada de él,- sentenció Zafiro.-
-No te fíes de
eso.- Le advirtió Seira comentando.- Esa criatura posee unos poderes que no
podemos ni imaginar.
-Pero después
de eso nadie sobreviviría.- Objetó Haruka apoyando a Ail para ayudarle a
levantarse.-
-¿Ah no? - Dijo
Calix señalando al cráter.- Entonces ¿Puedes decirme quién es ese?
La respuesta no podía ser más evidente,
el monstruo se erguía sobre aquel foco de destrucción como si nada hubiera
pasado. El ataque de Loroy no parecía haberle afectado en absoluto.
-¡Je, je, je,
je! - Rio de forma burlesca mientras las últimas partes de su cuerpo deformadas
por efecto del ataque volvían a su ser.- No está mal, eso me ha molestado un
poco.
Loroy le miraba fijamente sin poder
creerlo. Había empleado una fuerza capaz de destrozar varias veces la Tierra, concentrándola
sobre aquel ser que había absorbido el impacto por entero. Ahora, después de
eso, tenía que verle ahí como si nada hubiera pasado.
-No tienes
nada que hacer, me da lo mismo si os unís dos o doscientos.- Añadió aquella
criatura con plena seguridad.-
-Mirad, ¡el
ataque de Loroy ni siquiera le ha dañado! - Exclamó Blinz aun sin poder
creérselo.-
-¿Que vamos a
hacer?- Musitó Seira apretando los puños con impotencia para admitir.- Tiene
tanta fuerza que no podemos ni rozarlo.
-Mirad allí.
¡Es increíble! - señaló Hotaru hacia una distancia de varios cientos de metros.-
Todos miraron al unísono, se habían
olvidado completamente de Vegeta que seguía aumentando su nivel de energía, ahora
brillaba de un tono radiante como el oro, pero no de la forma habitual de los súper
guerreros, con el pelo rubio y un aura alrededor, en esta ocasión, todo él era
de color dorado, el cuerpo parecía una estatua de oro brillante y su poder
crecía y crecía. Por fortuna parecía que el monstruo no se había percatado de
eso. En vez de advertirlo dedicaba toda su atención a burlarse de Loroy, al que
atacó con un rayo de energía muy potente que éste, con grandes apuros, hubo de
desviar fuera de la atmósfera. A los pocos segundos una titánica explosión
iluminó la Tierra entera como si mil soles la alumbraran. El grupo tuvo que
taparse los ojos hasta que ese increíble resplandor se extinguió. Por su parte,
completamente agotado al reflectar tan fabuloso ataque, Loroy quedó a merced de
los golpes del monstruo que le sometió a un duro castigo.
-Ahora vas a
comprobar lo que es el verdadero poder.- Se jactó aquel ser, en tanto de un
golpe enviaba a Loroy a centenares de metros, estrellándole contra un edificio
que se derrumbó sobre él.-
En ese instante llegaron Guerrera
Luna y las demás que, prestas, se reunieron con sus compañeras y el resto de
sus amigos.
-Debemos
ayudarlo. - Les pidió Setsuna - sino el monstruo acabará con él.
-¡No, no lo
hagáis! - Les gritó Vegeta que se había colocado junto a ellos sin que lo
advirtieran para indicarles.- Necesitaré toda vuestra energía para rematarle
después del ataque. Aunque primero debéis formar una barrera que os proteja, pues
la onda expansiva será enorme.
El monstruo había desapareció,
reapareciendo junto a su rival en un abrir y cerrar de ojos. Ahora jugaba con Loroy
a su capricho, éste se defendía como podía golpeando a su rival en repetidas
ocasiones pero sin conseguir más que hacerle algún agujero o abolladura que se
reparaba en el acto. En el momento menos esperado, Roy y Lornd se separaron al
agotarse el tiempo de la fusión, ambos cayeron al suelo exhaustos. Entonces
Vegeta indicó a Blinz y Dariel que atacasen al monstruo con rayos de energía
para distraerlo a la vez que Seira y Calix iban a dar sendas alubias a los dos
hermanos.
-¡Maldito seas
monstruo repugnante!.- Escupió Dariel en tanto no dejaba de ver el cuerpo de
Yailr tendido en el suelo.-
-¡Oh, el
amor!- Se burlaba ese monstruo para escupir divertido.- Hay una cosa que
vuestros soberanos no os dijeron, ilusos. El reverso del amor es el odio… Y
seguro que me odias mucho ahora… ¡Anda, demuéstrame cuanto!…
-No, no lo
hagas.- Quiso advertirle la Guerrera Luna con un grito.- ¡Esa nunca es la
respuesta!
Aunque fue tarde. Dariel ya estaba
atacando a ese ser con todas sus fuerzas. Calix se unió a él tratando de cubrirle.
Entre los dos bombardearon incesantemente a aquel ente malévolo.
-¿Qué tal está
Yailr?- Se interesó ahora Seira yendo a su lado.-
Para horror de todos, ese muchacho
no parecía respirar. Había sido alcanzado en el pecho y casi tenía un boquete
del tamaño de un puño…
-¡Dios mío!-
Pudo musitar la guerrera Marte.- Ami… ¿Hay algo que puedas hacer?
La requerida se llegó enseguida
hasta el cuerpo de aquel saiyajin, pese a que le reconoció y trató de
reanimarle no sirvió de nada.
-Está muerto.-
Suspiró la joven médico.- Lo siento…
Aunque
sus palabras llegaron a oídos de Dariel que ahora aulló lleno de rabia y dolor
para aumentar enormemente su aura…el propio Calix a su lado se apartó
impresionado por lo que veía. Ese muchacho desarrolló la fase tercera de súper saiyajin
y lanzó otro ataque poderosísimo contra su enemigo…el propio Calix le secundó
para ayudarle.
-¡Al suelo! –
Previno Seira que esta vez sí, cubrió a su soberana con su propio cuerpo.-
Todos se arrojaron al suelo para
cubrirse de la enorme onda expansiva. Tras la explosión y por desgracia. Tal y
como era de esperar los ataques combinados del Canciller y el General de los
ejércitos saiyajin, no afectaron al enemigo pero sí llamaron su atención el
tiempo suficiente para que Vegeta terminase de preparar su técnica y para que
Lornd y Roy, recuperados lo suficiente, se apartasen de allí.
-Es el
momento.- Gritó Vegeta. -¡Ahora...Ataque masivo del cuerpo Astral! - Exclamó y
acompañando a su invocación, emitió una poderosa ráfaga dorada contra aquel ser
que quedó envuelto por ella, recubriéndose así del mismo tono, parecía un áureo
ídolo clavado en una posición retorcida.- Os toca a vosotros,- añadió el
legendario rey de los guerreros del espacio.- Atacadle ahora, que es
vulnerable...
Todos
los saiyajin, los muchachos y las guerreras aunando fuerzas en sus ataques
planetarios, lanzaron sus más potentes andanadas de energía y sus mejores
técnicas que confluyeron formando un caleidoscopio de colores contra ese ser
haciéndole saltar hecho pedazos al recibir el choque. Las partes, aun de color
dorado se desvanecieron en la nada y esa potente aura maligna que emitía
desapareció del ambiente. Vegeta recuperó su aspecto habitual a la par que los
demás se cubrían de la onda expansiva que volvía asolando toda la superficie en
decenas de kilómetros a la redonda. Lornd cubrió a Setsuna. Blinz y Dariel
hicieron lo propio con Haruka y Michiru que se encontraban cerca de ellos e
inermes por el esfuerzo realizado.
-¡Por fin nos
hemos deshecho de ese monstruo! - Vitoreó Calix
abrazado a su esposa.-
-Ha sido muy
duro, pero lo hemos conseguido.- Sentenció Roy dedicándole unas reconocidas
palabras a su antepasado.- Gracias gran Rey Vegeta.
-No os pongáis
tan contentos,- les repuso éste sin perder su compostura de seriedad.- Le hemos
eliminado temporalmente. Ha vuelto a la talla. Ese ser es indestructible porque
el mal nunca muere. Ya os he dicho que sólo estaréis libres de él si me llevo
el amuleto conmigo.
Pero
el grito de dolor de Dariel les hizo mirar a todos en esa dirección. El saiyajin
había aterrizado y abrazaba el cuerpo muerto de su pareja…
-¡Hermano!-
Pudo musitar Seira observándole consternada.- Lo lamento…
Nadie se atrevía a decir nada más.
Al fin fue el propio Vegeta quién se aproximó posando una mano sobre el hombro
del desconsolado Canciller y le dijo con tono firme.
-Fue un gran
saiyajin. Murió como todos los nuestros deben hacerlo. Con honor y con valor…
-Me
perdonarás… si eso ahora no significa nada para mí…- Pudo balbucir Dariel con
el rostro arrasado por las lágrimas.-
-No tengo nada
que perdonarte.- Fue la réplica de su augusto interlocutor.-
Aunque éste miró hacia el Cielo y
esbozó una leve sonrisa. En ese instante apuntó con la palma de su mano hacia
Dariel y el fallecido Yailr…
-¿Qué vas a
hacer?- Pudo preguntar el atónito y horrorizado Lornd.-
Su antepasado no le respondió
directamente, para pasmo de los presentes sus cabellos se elevaron al cielo
iluminados por un tono azul claro y lanzó sobre sus objetivos un rayo dorado.
Sin embargo éste, lejos de destruirles les recubrió. Para asombro del Canciller
y los demás allí presentes eso obró una especie de milagro. El boquete del
pecho de su compañero se cerró y éste volvió a
respirar abriendo lentamente los ojos. Finalmente el legendario rey
afirmó.
-No era su
momento…
-¡Gracias!
Señor…- Musitó un atónito y emocionado Dariel cuando su pareja fue capaz
incluso de ponerse en pie.- ¡Muchas gracias!
Todos estaban igualmente asombrados.
Con la boca abierta ante tamaña exhibición de poder. Y entonces, ante el
silencio admirado de los presentes, Vegeta simplemente se limitó a sentenciar.
-Este es el
poder de un súper saiyajin Dios…con algo de refuerzo…eso sí…
Dicho esto voló sobre el punto focal
donde había aparecido el Dragón y recogió el amuleto que seguía intacto.
-Ahora tengo
que volver a mi dimensión. Supongo que a estas alturas ese viejo chismoso de
Landar se habrá enterado de mi ausencia y se lo habrá dicho a mi mujer y Bulma
tiene muy mal genio. Os puedo asegurar que el dragón oscuro no es tan peligroso
como ella cuando está enfadada. - Rezongó nada entusiasmado por la sola idea de
tener que soportar una reprimenda de su esposa.-
-Muchas
gracias por lo que has hecho.- Pudo decir Dariel.-
-Sí, te debo
mi vida, Mi Señor.- Añadió Yailr que ya parecía estar perfectamente.-
-Olvídalo.-
Repuso Vegeta agregando con tono enigmático en tanto miraba hacia la guerrera
Luna.- Hay cosas que no deberían haber ocurrido. Ésta era solamente una…
- Sea como
fuere, nunca te olvidaremos,- le dijo Lornd con manifiesto respeto y admiración
mientras se arrodillaba. – No solo eres el origen de nuestra familia y un
auténtico rey de los Guerreros del Espacio. Sino un Dios. Espero ser digno de
transmitir tu herencia, Señor.
Los demás saiyajin incluido Roy,
siguieron el ejemplo del soberano. Vegeta no pareció hacer mucho caso y volvió a
levantar la palma de su mano. De nuevo lanzó un chorro de energía, esta vez de
color azulado Él mismo brillaba ahora con ese aura y color de pelo azul celeste
y su energía abrió otra vez un agujero dimensional. Eso sí, antes de pasar por
él, se permitió mirar a los saiyajin, en especial a Roy y a Lornd y mostrar una
ligera sonrisa de satisfacción y orgullo, no sólo de sí mismo, sino de aquellos
descendientes suyos que habían probado tanta fuerza y valor. Inmediatamente
después y sin dar más pie al sentimentalismo, desapareció por la abertura que
se cerró tras él.
-¡Ha sido una
gran batalla! - Declaró Dariel con el júbilo que da una trabajosa victoria.- Y
un milagro.- Agregó mientras abrazaba a Yailr.-
Y para pasmo de todos los presentes,
y rubor de muchas de las chicas, esos dos se dieron un largo beso en los
labios…
-Eso…en fin.-
Murmuró apuradamente Roy mirando hacia otro lado.- Ya va siendo hora de volver
a casa. Nuestras mujeres se estarán preocupando…
-Claro. Es
cierto… - Convino Diamante que hacía lo propio.- Esmeralda tendrá muchas ganas de
volver a Paris… Digo yo…
-Sí, y seguro
que Petz estará como loca por mirar en qué estado se encuentra la tienda.-
Comentó Zafiro tratando a su vez de no fijarse en la pareja de saiyajin.-
Finalmente esos dos dejaron ya las
muestras de afecto. La propia Seira sonrió, abrazando ahora a su hermano y
después a su propio prometido con las expresiones alegres de los demás.
-Sí, ahora
debemos volver a nuestro planeta.- Indicó Lornd.-
-¿A qué tanta
prisa?- Le disuadió su hermano- quedaos un poco más, esto comenzó cuando estábamos
cenando en mi casa...Además, ya sabes lo que toca cada vez que ganamos una
batalla de estas.- Se sonrió.-
-¡Fiesta!-
Exclamó Minako con visible animación.-
- Has acertado.
– Se sonrió Nephrite comentando con Ail.- Supongo que Annie y tú podréis
quedaros un poco más para celebrar, amigo.
-Contad con
nosotros. – Aseguró el extraterrestre elevando un pulgar.-
-Pues toca
preparar algo de comida. – Terció Makoto observando a sus amigas.-
-A mí no me
mires.- Movió la cabeza Marte haciendo un espacio con las manos.-
-SÍ…ni tampoco
a Usagi. - Se sonrió Ami divertida.-
-Desde luego
que ni se os ocurra proponerle que cocine… la pobre es un completo desastre
para eso. - La acusó Rei.-
Aunque para su sorpresa la aludida no estaba allí para replicarle
picada como en otras ocasiones.
-¡Qué raro!
¿Dónde se habrá metido?- Quiso saber la guerrera de Marte mirando hacia todos
lados sin ver a su compañera.-
-Hace un
instante estaba aquí.- Replicó Hotaru que tampoco la había visto desde el
momento del ataque contra el dragón.-
- Habrá tenido
algo que hacer.- Comentó Roy quitándole importancia.-
-Lo mejor será
que vayamos a buscarla.- Les dijo Minako a sus compañeras que asintieron.-
-Chicas.
¡Estoy aquí!- Las llamó Usagi que se quitaba algunos escombros de encima que la
habían dejado llena de polvo hasta las orejas.
-¡Menuda pinta
que tienes!- Se rio Rei, más aliviada ahora.-
-¡Ya estamos! -
Replicó Guerrera Luna brazos en jarras para aseverar.- Tras uno de esos ataques
tan estruendosos se me vino encima un murete de yeso.- Me hubiera gustado verte
a ti en mi lugar.
-Seguro que me
habría quedado mucho más elegantemente sobre él en lugar de debajo.- Se burló
Marte.-
Por supuesto las demás no pudieron
evitar que Usagi sacase la lengua a su amiga y ésta replicase de igual modo.
Incluso Haruka y Michiru suspiraron resignadas. Aunque Hotaru se reía. Siempre
se lo pasaba en grande cuando esas dos polemizaban de esa forma.
-Bueno chicas.
Dejadlo ya.- Les pidió Roy comunicándole a Usagi.- Vamos a hacer una de
nuestras fiestas de la victoria. De modo que llama a Mamoru. Por cierto. ¿Dónde
se ha metido? No estuvo aquí en ningún momento.
-Tuvo que
atender unos asuntos con Luna y Artemis. – Le explicó la Guerrera Luna con tono
más serio ahora, aunque enseguida lo suavizó agregando con su jovilidad
habitual.- Pero vendrá a la fiesta, seguro.
- Así que
anímate, hermano.- Le comentó Roy al rey de los saiyajin, alegando.- Pocas
veces podremos reunirnos ya de esta manera.
-Es verdad.- Sonrió
Lornd aunque tuvo que añadir, recordando sus deberes. - Pero nuestro mundo no
se gobierna solo...
-Con tu
permiso, señor- Intervino Dariel.- Yo volveré para hacerme cargo, tú disfruta
de la compañía de tu hermano.
-Sí,
volveremos los dos.- Añadió Yailr que permanecía junto al Canciller.-
-Muy bien,
encargaos vosotros,- convino el soberano que se dirigió a los otros saiyajin con
más tranquilidad.- Blinz, Calix y Seira podéis volveos si lo deseáis.
-Por esta vez
que nuestro Canciller y Yailr se queden también.- Propuso desenfadadamente
Setsuna afirmando.- Veréis chicos, no os vendrá mal conocer el ambiente festivo
de la Tierra. Creo que Nuevo Vegeta estará bien guardado hasta nuestra vuelta…
No había terminado de decir esto
cuando sintió un leve mareo, se trastabillo ante las preocupadas miradas de
todos. Enseguida tanto Seira como el propio Lornd la sostuvieron.
-Mi reina.
¿Estáis bien? - Se interesó la guardiana con patente inquietud.-
-Cariño.-
Añadió Lornd observándola a su vez con preocupación.- ¿Qué te ocurre?
-Sí, estoy
bien, - les sonrió la interpelada que ya se encontraba perfectamente.- Tengo
que descansar un poco.
-En tu estado
no has debido luchar a nuestro lado.- Le dijo Seira con tono de suave reprimenda.-
-Las mujeres saiyajin
deben luchar en cualquier ocasión. Tú siempre me lo dices.- Replicó la
aludida.-
Sí...pero hay
excepciones. Tú eres nuestra reina y estás encinta.- Opuso la guardiana bajando
la cabeza para agregar.- Te suplico que no vuelvas a arriesgarte, y menos por mí.
No me lo perdonaría nunca si algo te sucediese.
-Bueno. Por
fortuna todos estamos bien.- Intervino Zafiro con un talente más optimista.-
Los demás asintieron. Incluso Lornd
abrazó a su esposa sintiéndose más tranquilo. Todos excepto Usagi que recordaba
con claridad lo que había sucedido hacia tan solo unos minutos. Había mentido a
todos. Incluidas a sus propias amigas. Ella no estuvo bajo ningún montón de
yeso. Lo cierto es que durante unos minutos se transportó a la misma dimensión
a la que había retornado el rey Vegeta y tuvo una charla con él y Mamoru, que
la esperaba allí, como Endimión.
-La situación
es realmente grave.- Meditaba ahora, ajena a las celebraciones del resto.-
Recordó
que apenas tuvieron tiempo de acostumbrarse a ese vacío inmaculado que les
rodeaba. El saiyajin se aproximó al verles aparecer. Y con un tono más amable
de lo que solía saludó a Usagi besando su mano.
-Reina
Serenity. Me alegra haberos visto a ti y al rey Endimión.
-Agradecemos
mucho tu ayuda. – Replicó el interpelado añadiendo.- Lástima que Goku no
pudiera acompañarte.
-No hacía
falta para nada. - Contestó Vegeta retomando su seco tono habitual, aunque
añadió con más regocijo.- Su mujer le tiene bien agarrado. El muy tonto le
prometió ayudarla a limpiar la casa. ¡Menudo idiota este Kakaroto, nunca
aprenderá!
-Lo principal
es que todo ha salido bien.- Intervino Serenity.-
La
soberana lo hizo con una amplia sonrisa al escuchar aquello. Sí, así era el
buenazo de su amigo Goku, no cambiaría jamás. Aunque enseguida centró la
atención en su contertulio quien le dijo.
-Mis
descendientes son buenos muchachos, y tienen mucha suerte de que estéis velando
por ellos. Si no fueran tan ingenuos verían en ti lo que en realidad eres y tu
auténtico poder. Pero los pobres se dejan engañar por las apariencias. ¡Casi me
dan lástima! Espero que alguno pueda consultar el libro…- Declaró enigmáticamente
Vegeta.-
-Un día
llegará el momento de que algunos lo hagan, amigo mío. - Afirmó la interpelada
agregando.- Por ahora todo está bien así. Pero me alegra que hayas decidido
participar un poco. También vosotros tenéis una parte importante en esto. Y no
os prodigáis como nos gustaría.
-No es nuestra
tarea. En este caso debí hacerlo puesto que esta situación no estaba prevista.-
Afirmó el saiyajin que agregó no sin tono de cierta preocupación.- Por cierto.
Vigila a la reina de mi pueblo…esa antigua sailor compañera tuya, ¿Setsuna se
llama, no? Me temo que las cosas no serán como las habíamos planeado…
Ahora tanto Serenity como Endimión
se miraron sin comprender. Fue ella la que primero captó el terrible
significado de esas palabras.
-Has visto
algo en el libro, ¿verdad?...
Sin embargo, su interlocutor no respondió.
Se limitó a sonreír de forma adusta como solía hacer y tras una leve
inclinación de cabeza se despidió.
-Ha sido un
honor combatir a vuestro lado, Majestades…
Y
sin más se alejó perdiéndose entre ese espacio inmaculado. Entonces Serenity le
comentó a su esposo.
-Esto no me
gusta.
-Ni a mí.-
Acordó él.- Puede ser que otra alteración en la corriente espacio- temporal se
haya producido con esta batalla.
-Y esta vez
Setsuna no está al corriente de ello. Al no seguir en su cargo.- Se lamentó la
soberana.- Pero lo que más me inquieta
es que habrá querido decir Vegeta con eso de que la vigilemos.
-No es momento
de culparnos. Sabes que las cosas debían ser así. Al menos hasta ahora. La
labor que tenemos es muy ardua. Y estaremos pendientes de ella y de los demás. -
La intentó animar él.-
-Es verdad. Queda
todavía mucho que hacer. Aunque las bases ya están puestas…
-Volveré al
futuro y daré instrucciones a Chibiusa.- Le contestó él, añadiendo.- Será mejor
que regreses con ellos o sospecharán algo.
Y la reina así lo hizo, pasando a
representar su comedia como la torpe Usagi una vez estuvo rodeada del resto de
sus amigos. Allí, tras dejar su disputa con Rei escuchó a su amigo Roy
indicarles con jovial entusiasmo.
-Pues rumbo al
cuartel general. ¡Hay que hacer los preparativos!
Todos convinieron en eso. Los que
dominaban la translación Instantánea llevaron a los demás. Las guerreras por su
parte utilizaron su sailor teleport. Así, una vez reunidos todos. Roy le dijo a
Mimette.
-Vete
desempolvando el karaoke. Y pon de nuevo esas canciones tan marchosas de antes.
Toca celebración.
-¡Marchando!-
Exclamó la entusiasmada joven que siempre estaba por la labor de festejar.-
Ahora fue Haruka la que, sonriente,
les comentó a Dariel, Yailr y Blinz, que miraban a su alrededor, sorprendidos
de lo rápidamente que se hacían tales preparativos en una gran explanada de la
isla propiedad de Ian Masters…
-Ya veréis
como son las fiestas en la Tierra.
-Sí,- convino
Michiru casi colgándose a su compañera de un brazo.- Nos lo vamos a pasar muy
bien.
-Así parece.-
Declaró el canciller de los saiyajin al que el resto de las sailors, ya con sus
identidades normales, observaban con patente interés.-
-¡Me pido el
primer baile con Dariel! - Terció Minako llevándose ambas manos entrelazadas a
la barbilla.-
-¡De eso nada,
mona! Yo le vi antes. Además…- Replicó Makoto.-
-Sí… ¡te
recuerda a un novio que tuviste! - Se rio Ami.-
-No, listilla.
- Replicó la aludida añadiendo.- Iba a decir que soy la mejor bailarina de
todas.
-Hay que ver
como sois, - Intervino Rei a su vez apartando a sus compañeras en tanto
sentenciaba.- Está claro que antes bailará con una atractiva joven como yo.
-Mejor será
que os ahorréis la molestia.- Les indicó Haruka no sin regocijo cuando las hizo
ver que ese apuesto saiyajin estaba abrazado a otro guerrero del espacio en actitud
inequívoca.-
-Vaya.-
Suspiró Minako.- Entonces la cosa iba en serio.- Yo que pensaba que fue por la
alegría de haber salvado a su compañero.
-Eso no te lo
crees ni tú, monina.- Se sonrió Rei, añadiendo con tintes llenos de picardía.-
Pues anda que no se notaba que había algo ahí…
-¿Quién sabe?
A lo mejor también le gustan las chicas.- Comentó Makoto.-
-No me da a mí
esa impresión.- Sentenció Ami con tono resignado.-
-¡Es cierto!
–Suspiraron las demás con tintes resignados.-
-Aunque
todavía os queda el otro.- Afirmó una divertida Michiru refiriéndose a Blinz.-
En eso que tanto Seira como Calix
pasaron por allí. Ambos observando divertidos aquella escena. Se dirigieron a sus
dos compañeros saiyajin.
-Vaya, ¿Qué te
ocurre, hermano? ¿Necesitas mi ayuda?- Sonrió adustamente ella.-
-Las princesas
han expresado su deseo de bailar conmigo.- Repuso él observándolas no sin
estupor y añadiendo.- No sé si será correcto desairarlas.
-Por mí no te
inquietes. Será una costumbre de la Tierra.- Le animó Yailr.- Por mi parte
puedo intentar eso que llaman aquí bailar, con alguna…
-No creo que me
guste esa idea.- Sonrió su interlocutor tomándole entre sus brazos.-
-Es mejor no
ser descortés.- Sonrió su pareja argumentando.- Además, eres el Canciller.
Tienes que dar ejemplo…
Dariel asintió divertido. Aunque ahora
las chicas estaban discutiendo entre ellas sobre cuál iba a bailar primero con
ese otro apuesto guerrero del espacio en referencia a Blinz. Al parecer
echándolo a suertes con algún juego de azar de la Tierra, dado que no paraban
de gritar las palabras “piedra, papel, tijeras” Eso hizo que los saiyajin sonrieran.
Al menos Calix que, ya era más ducho en las costumbres humanas, le comentó a su
hermano que se aproximó a ellos.
-Eso es que
muestran interés amoroso por ti. O al menos las atraes.
-En ese caso
supongo que combatirán. - Comentó el aludido.-
-No es esa su
costumbre.- Replicó Seira con una leve y divertida sonrisa, al tiempo que mirando
de reojo a las chicas.- Suelen dirimir estos temas de otra forma.
Aunque fue Blinz quién se adelantó a
todos cuando, dirigiéndose ceremoniosamente a Haruka, le propuso para
perplejidad del resto de las guerreras que todavía se le estaban rifando.
-Alteza. ¿Me
concedería un baile?
Urano le miró sorprendida pero
enseguida sonrió afirmando.
-No veo por
qué no…
Y se dejó tomar de la mano por el
guerrero que la llevó hacia el centro de la gran explanada donde celebraban la
fiesta. Eso hizo que todas las demás sailors dejasen de discutir entre ellas y
mirasen con la boca abierta. Momento que aprovechó Dariel para aproximarse a
Michiru y pedirle a su vez del mismo modo galante y ceremonial.
-Alteza, ¿me
haríais el honor de bailar conmigo?
-No veo porque
no.- Repuso inmediatamente ella a imitación de su compañera, para dejarse
conducir a su vez a la zona de danza.-
Roy, Lornd, Setsuna y el resto de
los componentes del grupo charlaban entre ellos animadamente o se cruzaban
bromas. Fue Tom quién se percató de lo que pasaba y le indicó a su esposa.
-Mira Connie.
¿No son esas Haruka y Michiru?
-Sí, bailando
con esos dos saiyajin.- Afirmó ésta con sorpresa.-
- Desde luego
que esas dos bailen con hombres no es lo más normal.- Comentó la atónita Setsuna
a todo el resto de sus amigos.-
-Tratándose de
hombres como esos.- Sonrió cómplicemente Esmeralda.- Cualquier chica estaría
encantada.
-¿Y si fuese
yo el que le propusiera a una de esas chicas bailar?- Le preguntó Diamante
mirándola con una sonrisa.-
-En ese caso
les diría que tú solo bailas conmigo.- Replicó ella tomándose de su brazo para
dirigirse a la pista.-
-Bueno cariño,
creo que nosotros dos también deberíamos movernos un poco.- Le propuso Tom
a su pareja que asintió.-
-¿Vamos con
ellos, cubito?- Le preguntó Roy a Bertie que asintió con entusiasmo.-
A estos les siguieron unas cuantas
parejas más. A todo esto las guerreras se habían quedado atónitas.
-¡Vaya!- Pudo
decir Minako no sin cierto fastidio.- Nos hemos quedado compuestas y sin
pareja.
-Sí. ¿Quién lo
iba a pensar de esas dos? - Añadió Rei eso sí, remachando con cierta pícara
expresión.- Sería un interesante cambio de partenaires.
Masters se aproximó entonces a Usagi
y a Mamoru que habían hecho unas evoluciones por la pista de baile, con
bastante más soltura y elegancia de lo que se presuponía en la teóricamente
torpe muchacha, y que ahora se acercaron a los soberanos de Nuevo Vegeta. Junto
al millonario venía Jennifer, muy elegante, con un vestido de noche de color salmón.
Aunque la chica observó algo azorada que esa fiesta no era de etiqueta.
-Bueno.- Le
comentó Masters despreocupadamente.- Nadie podrá negar que eres la chica más
elegante del baile.
-Muchas
gracias.- Pudo replicar ésta sin perder su rubor. Aunque enseguida le indicó a
su jefe centrándose en el objetivo que ambos tenían en mente. – Lornd y Setsuna
están ahí, junto a sus majestades del Milenario de Plata.
Su interlocutor convino en eso y
fueron a reunirse con ellos. En un aparte del jolgorio festivo desatado por sus
amigos pudieron conversar.
-Entonces
esperemos que todo haya terminado por fin.- Deseaba Ian con el asentimiento del
resto.-
-Nunca se sabe
con ese maldito Gralas.- Replicó Lornd añadiendo con cierto tinte de tristeza.-
Nos apenará despedirnos de mi hermano y el resto de nuestros amigos, pero
tenemos que regresar cuanto antes a Nuevo Vegeta.
-Sí, así es.-
Convino Setsuna que quiso saber dirigiéndose a Serenity y Endimión.- Por lo que
nos comentasteis hará año y medio cuando firmamos el tratado de asistencia
triple, estabais a punto de cerrar otra alianza.-
-En efecto.-
Le contó la soberana de Neo Cristal Tokio.- Os dijimos que nuestra hija se
estaba ocupando de eso.
-Pero la Pequeña
Dama está aquí.- Opuso Jennifer sin comprender pues veía a la pequeña Chibiusa
charlando animadamente con Hotaru Tomoe.-
-Es cierto, la
Pequeña Dama del presente, con doce años, está aquí.- Pero la princesa del
futuro, con más de quince, se encuentra ahora centrada en esa misión junto con
sus guardianas.- Le comentó Endimión.-
La muchacha puso cara de no
comprender, no obstante fue Setsuna la que le explicó.
-Cuando se
viaja tanto por el tiempo se producen paradojas. Hay que tener mucho cuidado
que no sean excluyentes. Por eso el portal es una zona tabú. Se debe de tener
un control muy férreo sobre él para evitar eso.
-¿Paradojas
excluyentes?- Inquirió Jennifer sin comprender.-
-Sí.- Le
explicó Endimión afirmando.- Por ejemplo, nuestra hija con doce años y con
quince no podrían coincidir en una misma época. Sería peligroso y
autodestructivo para ambas versiones de ella. Sin embargo, Chibiusa en versión
niña puede viajar a este pasado. Y su
otro yo adulto, en cambio. Retroceder en el tiempo, pero unos años por delante
de donde estamos. Digamos que cada versión de ella tiene asignado un límite que
no puede franquear.
-Luego
entonces ella sabe todo lo que va a suceder. Si habláis con la versión adulta
de vuestra hija…- Comentó la muchacha abriendo la boca atónita.-
-No podemos
hacer eso.- Le comentó Serenity explicando.- Estamos sujetos a las mismas
normas y aunque ahora actuamos como los reyes del Milenario de Plata y Neo
Cristal Tokio, técnicamente no lo somos todavía.
-Sí, ahora
seguimos siendo Mamoru y Usagi, en esta encarnación.- Añadió su pareja.-
Nuestros otros yo del futuro sí terminarán por serlo. Ellos son los que están
con nuestra hija cuando Chibiusa es adulta. Y pueden enviarnos alguna
comunicación.
-Cada vez lo comprendo
menos.- Suspiró Jennifer.-
-Yo tampoco
entiendo nada. – Convino Ian, que, no obstante, declaró.- Lo importante es que todo
se desarrolle tal y como se ha previsto.
-Así es. Lo
que podemos decirte es que en unos pocos años del futuro, otra poderosa aliada
se nos sumará. También estará en la Luna.- Les adelantó Usagi.-
-Y nuestros amigos
tendrán un papel importante para con ella. Pero ellos no pueden saberlo
todavía.- Agregó Mamoru mirando hacia el grupo de Tom, Cooan, Bertie y Roy.-
-Por eso no me
gusta la alta política.- Suspiró Lornd.- Uno nunca sabe cuándo debe callarse
para no hablar más de la cuenta. Prefiero no saber según qué cosas.- Y agregó
despidiéndose de sus interlocutores.- Si me disculpáis, voy a charlar un poco
con mi hermano.
Los demás asintieron de modo cortés.
Entonces fue Masters quién se despidió también, junto con su asistente.
-Tengo que
marcharme. Los accionistas y los políticos no esperan. Además, me preguntarán
que tal todo. Tocará reconstruir la ciudad y las acciones se habrán desplomado,
como siempre que sucede algo como esto.
-Puedes
decirle que todo ha ido conforme a lo previsto. - Le contestó Mamoru con una
amplia sonrisa.-
-Me he
alegrado mucho de verte, Jennifer.- Sonrió a su vez Usagi con patente
cordialidad.-
-Gracias Majestad…lo
mismo digo - Repuso la aludida devolviéndole la sonrisa.-
-¡Cuídate!- Le
pidió Setsuna con una gran dosis de afecto.-
La chica asintió y se alejó tras
Masters que ya se marchaba para atender a sus innumerables negocios y otros
compromisos. Aunque tras verles perderse entre el resto de los presentes la
sonrisa de Usagi se extinguió, y una mirada triste la sustituyó.
-Pobre
muchacha.- Suspiró a su vez Mamoru.-
-A veces
conocer el futuro y no poder hacer nada por cambiar un hecho es algo muy cruel.
– Añadió Setsuna con pesar.-
-Sí, lo es…pero nada podemos hacer sobre eso. -
Completó Usagi miró a su amiga de reojo con una expresión triste. Sin embargo,
quiso variarla enseguida tornándola más alegre para afirmar.- Vamos con las
chicas. A ver si ya se han repuesto del disgusto de no poder bailar con esos
apuestos guerreros.
Sus interlocutores convinieron en
ello sonriendo ahora de forma más amplia. Aunque de pronto, una vez más, la
soberana de los saiyajin pareció tambalearse.
-¿Te
encuentras bien?- Se interesó Usagi observándola con inquietud.-
-Sí…- Pudo
replicar ella que se había sujetado a un brazo de Mamoru. Para añadir.- Ya
está, ha sido un mareo. Debe ser por el embarazo…
Sus interlocutores cruzaron sendas
miradas de preocupación pero no dijeron nada. Al fin, cuando Setsuna les
aseguró que estaba perfectamente, los tres se dirigieron a ver a sus amigos.
Entre tanto el baile había concluido
ya. Los dos guerreros del espacio charlaban con sus respectivas parejas. Al
menos en lo que a la danza se refería. Blinz le comentaba a Haruka que parecía
escucharle muy interesada tras pedirle que la tutease.
-Eres una
mujer bella y fuerte. Podrías ser tomada fácilmente por una saiyajin.
-Te agradezco
el cumplido. Sé que no decís eso de cualquiera. - Replicó la joven.-
-No...Puedes
estar segura de eso. Y he hablado con Seira, la esposa de mi hermano. Os
respeta grandemente y créeme que tratándose de ella, es mucho decir.- Añadió
él.-
-Es verdad. -
Comentó Dariel uniéndose a la conversación junto con Michiru.- Desde que mi
hermana conoció a nuestra reina habla con gran admiración de todas vosotras. Y
yo que la conozco desde que nació, os aseguro que no suele prodigarse en
elogios con cualquiera. Sois poderosas y valerosas en gran medida. Y vuestra
soberana es alguien realmente muy especial.
-Muchas
gracias. Vosotros tampoco lo hacéis nada mal.- Le sonrió Michiru agarrándose de
uno de sus brazos, ante la atenta mirada de su compañera.-
Blinz y Dariel se miraron a su vez de
forma cómplice y fue entonces el hermano de Calix quién declaró.
-Quizás, ahora
que ya tenemos a una antigua guardiana de la reina Serenity como soberana y
desposada con nuestro rey, otras de sus compañeras podrían seguir su ejemplo.
Ahora fueron Haruka y Michiru las
que se miraron esbozando sendas sonrisas. Y la guerrera Neptuno les comentó.
-Desde luego,
eso es muy halagador. Aunque no sé de ninguna de nosotras que esté interesada
por ahora…
No obstante, Dariel se limitó a
dirigir su mirada hacia las guerreras del sistema solar interior que estaban
pendientes y le saludaron todas a una agitando la mano.
-¡Nuestras
compañeras son un encanto! - Se rio Haruka, afirmando.- Pero quizás algo
inexpertas en esas lides todavía para buscar esposo.
-Pudiera ser.
Aunque nos referíamos a mujeres más experimentadas.- Replicó el canciller
lanzándo una mirada muy significativa a la guerrera Neptuno.-
-Lo cierto es
que es una proposición muy interesante.- Repuso Michiru, que no obstante
añadió.- Pero me temo que no se ajusta a nuestros gustos.
-¿No
consideráis quizás débiles?- Supuso Blinz.-
-No, no es eso
precisamente. Sois dos hombres muy fuertes y atractivos. Pero el problema está
precisamente en eso. Nosotras no nos relacionamos de esa forma con los hombres.-
Le respondió Haruka.-
-Os comprendo
muy bien. Tampoco yo lo hago de ese modo con las mujeres.- Admitió Dariel, más
cuando vio aproximarse a Yailr.- Pero en el caso de mi amigo Blinz, os aseguro
que es un hombre más que notable…
-No lo ponemos
en duda. Y de hecho así lo pensamos.- Sonrió Haruka recorriéndole con la
mirada, para eso sí, añadir.- Pero por muy excepcional que sea, seguirá siendo
un hombre…
Entonces fue Michiru la que, con
tono conciliador y amable, les comentó.
-Quizás
nuestra ex compañera Plutón no os dijo nada. Pero nosotras vamos siempre
juntas.
-Sí, somos
pareja.- Completó Haruka.-
-Comprendo.-
Afirmó Blinz para alivio de las chicas. No obstante las descolocó a su vez
cuando afirmó.- Eso quiere decir que tenéis un voto o algo parecido. Como el
que tenía nuestra reina.
-Sí, es algo
parecido.- Pudo replicar Michiru.-
-Pero nuestra
soberana pidió permiso y la liberaron de su juramento de lealtad.- Observó Calix
que les propuso.- Podrías pedirle a vuestra reina que hiciera lo propio con
vosotras.
-Me temo que
tantas guerreras liberadas de sus juramentos iban a ser demasiadas. Y nosotras
no tenemos ningún interés en casarnos.- Replicó Haruka, ya con un tono más
serio, pues aquello se estaba comenzando a irse de las manos de las dos.-
Durante unos instantes, ninguno dijo
nada, la situación era algo violenta aunque finalmente Dariel tomó la palabra
para declarar.
-Es una pena.
Sois dos mujeres realmente extraordinarias.
-Es
verdad. Me desposaría con cualquiera de vosotras
con gran placer.- Afirmó Blinz obsequiando con una admirativa mirada a Urano.-
-Agradecemos
el cumplido en lo que vale.- Le contestó educadamente Haruka.-
- Si me
disculpáis, Altezas.- Repuso Dariel que junto a Yailr hizo una leve inclinación
y se alejó.-
Las chicas correspondieron a ella.
Calix también se despidió. Entonces Blinz, tomando cada una mano de sus
interlocutoras, las besó y tras hacer una leve inclinación se alejó de allí. Haruka y Michiru le observaron
y fue la rubia quién, como de costumbre, le comentó de forma jocosa a su
pareja.
-Bueno, no sé.
La verdad, dan ganas de pensárselo dos veces, ¿eh?...
- Pues en este
caso no puedo decir que no esté de acuerdo.- Sonrió Michiru a su vez, afirmando
ya con tono más serio.- Ese tal Blinz es un buen chico. Y muy valiente. Está
claro que le gustas.
-Es una pena
que yo ya esté comprometida.- Sonrió la aludida tomando la mano de su pareja.-
Ahora Michiru sonrió para remachar
con tintes reflexivos.
-Tenemos
suerte de contar con él y los demás como aliados y amigos.
-Y que lo
digas.- Convino ahora Haruka de idéntica
manera.- Los reyes y Setsuna han sido muy hábiles al forjar esta
alianza. Será de mucha utilidad en el futuro.
Su compañera asintió y ambas se
dirigieron hacia el resto de sus amigas que las observaban con una no
disimulada envidia. Finalmente todas charlaron de cosas más intrascendentes.
Así, la fiesta se prolongó por espacio de un par de horas más. Finalmente los saiyajin
se despidieron. Fue Lornd, el que, en nombre de todos, declaró.
-Ha sido un
placer y un honor el haber luchado a vuestro lado una vez más. Nos honra el
poder llamaros amigos.
- Gracias
hermano. Os deseamos un buen viaje y que pronto tengamos noticias de un feliz
desenlace. - Replicó Roy, en nombre del resto dedicando su atención a Setsuna.
–
La soberana de los saiyajin asintió
con una sonrisa, aunque se notaba algo extraña.
Pero no quiso darle demasiada importancia. Su esposo seguramente la
reñiría por haberse involucrado en la lucha en su estado. Ya se lo comentó en
un aparte que hicieron. Lornd mostró su gran preocupación y Seira, que estaba a
poca distancia, bajaba la cabeza abochornada. Setsuna recordó haberle
preguntado.
-¿Qué te
ocurre?
-Ha sido culpa
mía, Señora.- Pudo decir la mujer sin levantar la vista.- Debí protegeros
mejor. Ese rayo de energía tuvo que haberme alcanzado a mí.
- No tienes la
culpa de nada. Fue mi elección. - Le replicó su soberana, afirmando con tono
más jovial aunque al tiempo firme.- Te
ordeno que te olvides de eso. Eres la mejor guardiana que se puede tener.
Ahora Seira si se permitió mirarla y
esbozar una fugaz sonrisa para contestar con reconocimiento en su voz.
-Gracias
Señora. Os juro que no volverá a suceder. Y os suplico que desde ahora os
mantengáis lejos de cualquier peligro potencial.
-Seira tiene
razón.- Terció entonces Lornd agregando.- Sé lo valerosa que eres. Todos lo
sabemos. No tienes que probar nada. Y en tu estado lo más prudente es no
arriesgar. Créeme. Hasta las mujeres saiyajin se vuelven mucho más cuidadosas
cuando están embarazadas.
Su esposa asintió recibiendo el
mensaje. Ahora ya todo parecía estar bien. A buen seguro cuando retornase a
Nuevo Vegeta y descansase todo se arreglaría. Después se cuidaría bien hasta el
momento de dar a luz. De este modo los guerreros del espacio volvieron a su
planeta. El resto de los muchachos también se despidió. Cada uno retornó a sus
ocupaciones. Por su parte, en el futuro, Serenity y Endimión esperaban para
encontrarse con su hija, ya adolescente, que, retornando de algún momento en el
pasado, les informó tras la reverencia de rigor.
-Todo marcha
bien. Las asteroides y yo hemos llevado a Neherenia a casa de Cooan y de Tom.
Para que juegue con su hija y con la de Roy y Bertie. Ahora están allí. Por
cierto. ¿Qué tal os fue a vosotros en ese otro pasado?
Sus padres se sonrieron,
evidentemente la muchacha conocía la respuesta a eso. Ella misma asistió a la
boda siendo niña, pero claro, no a la batalla contra el dragón oscuro y fue su
padre quién le respondió.
-Tras lo que
sucedió pudimos consultar el Libro. Como temíamos el origen de los problemas
para el reino de los saiyajin estaba allí. Ahora deberán pasar los años y todo
tendrá que seguir su curso. Solamente aquel que vendrá, el Mensajero, será
capaz de solucionarlo.
Chibiusa asintió, no obstante no
estaba muy enterada de aquel particular. Tampoco tenía demasiados deseos de
indagar más. Y sobre todo, tenía sus propias inquietudes. ¡Ojalá que le dieran
permiso para viajar a Elisión a visitar a Helios! Tenía ganas de ver a su
novio. Aunque, claro, ¡cualquiera les comentaba eso a sus padres!...¡Ojalá que
eso no apareciese en aquel extraño y misterioso libro del que tanto hablaban. Se
limitó a escuchar con atención y cuando los soberanos concluyeron la narración
de aquellos hechos, a pedir licencia para retirarse, la cual le fue concedida.
-Ahora a
seguir con el encargo. Esperemos que Neherenia tenga una maravillosa
experiencia con esas niñas.- Suspiró la ya no tan pequeña Dama.-
Y
por su parte Setsuna llegó a su mundo de adopción. Afortunadamente las cosas
parecieron ir bien y no sufrió más mareos. Su embarazo iba avanzando sin
novedad hasta que a los pocos meses pudo dar a luz y fue un robusto niño de
pelo moreno al que pusieron por nombre Eron, el príncipe heredero y futuro rey
de los saiyajin. Al menos eso deseaba ella y el resto de su pueblo que celebró
largamente ese nacimiento. No obstante, a veces el destino puede llegar a ser
muy cruel y tener sus propios planes. Eso es algo que con el tiempo descubrirían…
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