miércoles, 24 de diciembre de 2014

GWHC18 El Regreso al Golden State el Primer Curso

En ambos coches el grupo se dirigía hacia la Universidad. En el primero que conducía Bertie las chicas iban observando a través de las ventanillas. La ciudad las maravillaba con sus vistas y después la creciente sucesión de árboles y parajes naturales a medida que se alejaban de “La Gran Manzana”. Las dos se sentían dichosas y llenas de ganas por comenzar aquella aventura. Iban a estar estudiando juntas. Para Neherenia eso era un sueño hecho realidad. De siempre había estado sola, y todo lo más con alguna otra niña de familia noble que, sin embargo, guardaba las distancias. A su pesar sabía de sobra la razón, el hecho de ser la reina había condicionado mucho sus relaciones con sus súbditos, incluso desde temprana edad. Por eso fue una especie de revelación para ella poder venir a la Tierra, conocer a Idina y su familia hacía años y empezar a darse cuenta de que se podía vivir feliz y rodeada de amigos. Aunque no pudiera verles en mucho tiempo le había bastado con sentir su afecto.  Ahora tenía que prepararse para encarar aquella nueva situación. Eso de vivir como una humana normal tenía su parte emocionante aunque de seguro iba a ser asimismo una dura experiencia. Pero estaba dispuesta a todo, más teniendo a su querida amiga a su lado.

-Sí, será muy importante para mí educarme con esta experiencia. Todo sea por el bien de mis súbditos.- Pensaba.-

            Se acordaba de aquellas interminables discusiones con su Canciller de la Lune, de quien no dudaba en absoluto hacer de su lealtad. Ese hombre la había estado tutelando y ocupándose de ella desde que podía recordar. Siendo niña había estado acostumbrada a seguir todas sus indicaciones sin titubear. Sin embargo, los años había pasado y ya  era una mujer adulta.

-Bueno, como dicen Chibiusa y las amazonas, lo malo de ser adulto es que quienes que hacerte cargo de tus responsabilidades.

            Y eso le expuso a de la Lune, en algunas reuniones privadas que los dos mantuvieron. La última y más tensa de ella, apenas dos días antes de su partida.

-Pero Majestad. Ya os habéis formado sobradamente.- Le repetía aquel  hombre.-
-Nunca viene mal aprender algo más.- Respondió la soberana.- Y creo que estudiar magisterio podría serme muy útil. Se cultiva la paciencia y el cariño además del intelecto.
-Sí, señora. Pero debéis haceros cargo de los asuntos de gobierno.- Contestó su Canciller.-
-Y lo haré. No los descuidaré.- Le aseguró Neherenia añadiendo con tino.- Y hasta ahora, habéis sido vos quien se ha encargado de todo de una manera más que competente.

            Su contertulio asintió despacio, eso la hizo sonreír, pensaba que ya le tenía pero De la Lune entonces replicó.

-Hasta ahora tuvo que ser así porque erais una niña. Sin embargo, ya tenéis edad suficiente para gobernar. No sería prudente demorarlo más.
-Demorarlo por tres años no puede ser tan terrible.- Afirmó ella, matizando además.- Y yo vendría aquí cuando finalizase cada curso para estar al día y que mi pueblo me tuviera ocupándome de sus problemas.

            De la Lune suspiró entonces declarando con paciente tono en el que pese a todo podía leerse su desaprobación.

-Son demasiadas cosas, Señora. No pretendáis abarcar demasiado.
-¿Acaso dudáis de mi capacidad?- Quiso saber ella a quien, por otro lado tampoco le cayó bien aquello.-
-No dudo de ella, sencillamente vuestra capacidad no es inagotable, Majestad. Y estudiar una carrera fuera de la Luna y al tiempo estar pendiente de los asuntos de la misma hará que irremediablemente, descuidéis alguna de las dos cosas.- Sentenció el Chambelán mayor y Canciller.-

            Neherenia al oír esto le miró con más dureza y sentenciando.

-Soy la reina, sabéis perfectamente que no preciso de vuestra aprobación.

            Y su interlocutor se limitó a asentir despacio, y responder con un tono más bajo y resignado que incluso parecía dolido.

-En efecto, Majestad. No la necesitáis. Por ello esta conversación carece de sentido. Si me dais la venia para retirarme.

            La joven suspiró largamente, quería mucho a ese viejo gruñón. Y una parte de ella sabía que tenía razón. Por eso, cuando le vio encaminarse con pasos pausados pero decididos hacia la puerta de salida le detuvo con tono más conciliador.

-Por favor, Canciller, esperad un momento.

            De la Lune se detuvo, girándose para mirarla con una expresión calmada aunque atenta. Ella meditó sus siguientes palabras. Recordó también que tenía un consejo de gobierno al que debía escuchar. Y quizás pudiera imponer sus deseos por la fuerza de su autoridad, pero no quería hacer eso. Sería como admitir que no tenía argumentos válidos. Tampoco era esa la manera en la que la habían educado. Pensó en el lema que aquel buen hombre le había repetido desde que era niña. Prudencia, humildad y moderación. Así pues, dijo.

-Tenéis mucha razón en lo que afirmáis y soy mucho más sabio que yo. Solamente os pido que tengáis un poco de confianza en mí. Os prometo que, si veo que acometer ambas tareas es demasiado para mí, retornaré de inmediato a la Luna y dejaré la universidad. ¿Qué me decís?

            Y tras unos instantes de silencio que le parecieron eternos, su consejero respondió con su comedimiento habitual.

-Mi señora, siempre tengo plena confianza en vos. Pero mi deber es informaros de la realidad de la situación. Al final sin embargo, sois la soberana, tenéis que decidir lo que juzguéis más conveniente. Sea lo que sea, tenéis mi compromiso y mi lealtad.

            Al fin ella pudo sonreír, asintió para declarar con un tono más alegre y reconocido.

-Lo sé muy bien. Y os lo agradezco. Esta experiencia es muy importante para mí, y si me atrevo a emprenderla es porque sé que os tengo a vos.

            Y después de otro pequeño silencio, algo menos incómodo que el anterior, De la Lune quiso saber con un tono neutro que era bastante suyo.

-¿Cuándo tenéis pensado partir?
-Pasado mañana.- Le respondió.-

            Y así fue. Al menos podía estar tranquila dejando el reino en las manos de su Canciller.

-Pero debo mantener mi promesa, por eso tendré que esforzarme mucho.- Se decía.-

            Idina también se sentía muy emocionada y feliz. Le encantaba venir al este a empezar a desenvolverse como una adulta. Con muchos de sus familiares cerca y con su amiga Nehie. Seguro que todo iría bien.

-¡Va a estar genial! Tengo muchas ganas de comenzar con las clases.- Meditaba con ilusión.-

            Los últimos años habían sido sin duda azarosos por decir algo suave. Tras descubrir el origen de su madre y sus tías, que estas eran justicieras y tener que tomar el relevo de su propia madre para protegerla a ella y a su padre de ese malvado Rubeus, las cosas no mejoraron cuando el mal poseyó a su prima Kerria. Idina estuvo en un tris de disparar contra ella sus flechas de fuego. Por suerte todo se solucionó, pese a que Ky a punto estuvo de morir. Y después formaron ese grupo de música con el que tan bien les había ido. Fue precisamente cuando lo estaban promocionando que viajaron el verano pasado a los Ángeles y allí Idina tuvo otra tremenda experiencia. Enfrentarse a la reina de los no muertos Sarah, una vampiro milenaria. Sin embargo pese a ser capturada por ella y pensar que terminaría siendo otro monstruo, ese ser de las tinieblas vio en ella el retrato de su hermana pequeña, muerta tantos siglos atrás.

-Todavía recuerdo lo que dijo.

- “!Te deseo una vida feliz y plena y que siempre mantengas tu corazón tan puro como ahora. Aprovecha tu tiempo en este mundo. Y cuando llegue tu momento de partir despídete con alegría por los años que hayas vivido, sean muchos o pocos. Sólo te pido que reces por mi alma. Así, puede que, algún día, yo tenga otra oportunidad de vivir. Al menos eso me prometió aquel ser. Y gracias, gracias por escucharme con tanto afecto. Nadie en tanto tiempo lo había hecho. He podido abrirte mi corazón y has logrado hacerme sentir de nuevo como un ser humano. Te estoy muy agradecida por tu compasión y tu bondad.”

            Por ello, Idina lo veía cada vez más claro. Eran esas cualidades las que debía fomentar. Y el día de mañana, ser una buena maestra que fuese capaz de inculcarlas a sus pequeños. Además de aprovechar cada instante del que se dispone.

-Es un buen consejo, lo seguiré.- Reflexionó.-

En eso estaban sus pensamientos cuando iban llegando a su destino. Ambos coches se detuvieron y Bertie las hizo bajar. Cuando su marido detuvo el suyo los padres de Idina descendieron a su vez. Fue Tom el que les dijo a ambas.

-Por aquí pasa el autobús que lleva a la Universidad. Tenéis que esperarlo.
-¿Pero no ibais a llevarnos vosotros?- Se sorprendió su hija. –
-No podemos. Mejor dicho, no debemos. – Le sonrió su madre para aclararle. - Hemos pensado que lo más adecuado, si es que queréis ser como los otros, es que lleguéis como los demás lo harán. Sin ningún trato especial.
-Me parece una buena idea. – Afirmó Neherenia. -
-No os preocupéis, nos quedaremos hasta que llegue el bus. – Les dijo Roy con el asentimiento de los demás. -

Las chicas estuvieron conformes. Bien pensado debían ser ellas las que se integrasen desde un principio, sin nadie que les hiciera ese trabajo. Únicamente hubieron de aguardar unos quince minutos. El autobús de color amarillo de la Golden llegó hasta la parada y las muchachas lo abordaron tras identificarse. Los padres de Idina y sus tíos permanecieron al margen y solo las despidieron agitando las manos.

-Bueno, allá va nuestra niña con Nehie.- Suspiró Tom.-
-Me hubiera gustado ir con ellas hasta allí, de verdad.- Comentó Cooan con algo de pesar.- Pero entiendo que es mejor que sean las chicas las que descubran aquello.
-Sí, que se lleven la misma impresión que nosotras tuvimos esa primera vez cuando llegamos.- Sonrió nostálgicamente Bertie.-
-Y además, telefoneamos a una vieja amiga que se ocupará bien de cuidarlas. ¿no? No hay de qué preocuparse. - Afirmó Tom.-
-Vaya, - sonrió su amigo.- ¿No me digas que habéis llamado a quien yo creo?…
-Así es.- Repuso Cooan guiñando un ojo de modo cómplice.-

            Todos sonrieron, sabían que las chicas iban a estar bien, solamente deseaban que disfrutasen al máximo de aquello, como ellos mismos hicieran hacía ya tantos años. Incluso pese a todos los peligros que tuvieron que arrostrar. Así lo expresó Bertie.

-Fue una de las etapas más hermosas de mi vida, pese a los demonios.
-Pues ahora, las chicas no tendrán que preocuparse por eso.- Afirmó su esposo con satisfacción, añadiendo divertido.- Les dejamos una universidad muy tranquila.

Sus interlocutores sonrieron, así era. Mientras las dos jovencitas devolvieron el saludo de los mayores tras sentarse en dos sitios en la parte trasera. El bus arrancó y dejó atrás a sus familiares y amigos.

-Ahora sí que estoy realmente nerviosa. – Le confesó Nehie a su amiga. -
-Ya verás cómo todo va a irnos muy bien. – Sonrió alentadoramente Idina. -

Ya estaban expectantes. Al cabo de pocos minutos el bus alcanzó su destino, podían verse grandes setos cuidadosamente podados que flanqueaban el camino durante bastantes metros. Después, un gran marco con bellísimos labrados en el que unas letras góticas rezaban el nombre del lugar. Golden State College. El autobús pasó bajo él y se detuvo poco después. Idina, Nehie y el resto de alumnos nuevos descendieron y recogieron su equipaje. Hacia el grupo de recién llegados se acercaron un par de chicos vestidos con unos jerséis de tono burdeos que llevaban bordadas  en color dorado las letras de la institución. Cuando llegaron junto a ellos les dirigieron la palabra de forma bastante amable.

-Hola, bienvenidos a la Golden State College. Ahora recoged vuestras cosas y seguidnos por favor, os iremos nombrando e indicando vuestras habitaciones al tiempo que la hora en la que os recibirá la Jefa de Estudios.

            El grupo obedeció y los chicos sacaron una lista de la que fueron desgranando los nombres de todos. A Idina le asignaron su cuarto y la hora de su cita, las doce en punto. Aún le quedaban dos horas para ordenar sus cosas. A Nehie también le indicaron su habitación. Para decepción de las dos chicas no les tocó estar juntas. Además, Neherenia tenía su cita a las doce y media.

-¡Qué lástima!- Musitó Idina.-
-Es lo que nos ha tocado.- Suspiró resignadamente su amiga.-
-Bueno, seamos positivas, conoceremos a más personas.- Afirmó su interlocutora.-
-Sí, eso es verdad.- Convino Nehie.-

Así pues no tuvieron más remedio que despedirse hasta que pudieran volverse a ver. Las dos debían instalarse lo antes posible. Tras convenir en eso Idina se dirigió hacia su habitación. Tardó poco en encontrarla. Entró en el cuarto y fue recibida con un saludo bastante risueño.

-¡Hola! – Aquella voz provenía de una chica con una larga melena rubia rizada, estaba tumbada boca abajo sobre la litera, con las rodillas apoyadas en la misma y moviendo los pies. Sus penetrantes ojos azules estudiaban a Idina de una forma aparentemente despreocupada cuando le preguntó. - ¿Eres la chica nueva, verdad? Me avisaron que vendrías hoy. Me llamo Heather Roberts.
-Yo soy Idina Rodney, encantada.- Sonrió y estrechó la mano de su anfitriona. -
-Te ayudaré a instalarte, - se ofreció esa chica. - Mira, tu cama es ésta - señaló la parte baja de una litera - y ese tu armario - hizo lo mismo mirando hacia la pared. - ¿A qué hora tienes tu cita?
-A las doce en punto, ¿cómo es la Jefa de estudios? - Quiso saber la muchacha con patente curiosidad. -
-¡Oh!, no te preocupes por ella.- Sonrió Heather afirmando con jovialidad. - La conozco bien, no te comerá ni nada por el estilo. ¿De dónde vienes?- preguntó cambiando de tema. -
-De cerca de Portland.- Contestó Idina - de un pueblecito de las afueras...
-Vaya, vienes de muy lejos, pero no te preocupes, enseguida te encontrarás como en tu casa.
-Gracias, eso mismo me dijo mi madre, ella estudió aquí. Igual que mi padre.
-¡Anda!, entonces puede que conocieran a mis padres, ellos también fueron alumnos aquí.- Comentó esa joven.-
-Podría ser- convino la recién llegada. –

Las dos muchachas entablaron entonces conversación sobre las cosas que podrían hacerse en la Universidad. Heather le contó que ella ya llevaba allí un mes. Aprovechó para matricularse en un cursillo de verano de preparación. Lo cierto es que parecía una chica bastante agradable y extrovertida. Idina se sentía muy a gusto conversando con ella. También era realmente altísima cuando se levantó de la litera. Pese a su metro setenta y cinco, Idina se veía bastante bajita a su lado.

-Es que mi padre está en los dos metros, y mi madre es de tu estatura.- Le comentó Heather algo azorada al darse cuenta de cómo la miraba esa chica.-
-Bueno, en mi familia también son altos. ¡Mis hermanos mayores me llaman pequeñaja o enana, según les da! Aunque supongo que será más por la edad. ¡Y eso que el mayor únicamente me saca tres años! - Sonrió ella divertida.-

Heather sonrió a su vez y continuaron hablando de algunos otros temas relativos a la universidad. Al cabo de un buen rato Idina inopinadamente miró su reloj, quedaban pocos minutos para su cita. Sin darse cuenta el tiempo había pasado volando mientras hablaban y colocaba sus cosas

- Tengo que irme ya, no quiero llegar tarde.
-Buena suerte.- Le deseó Heather con una sonrisa. -

            Su compañera se la devolvió y salió hacia el despacho de la jefa de estudios, preguntando a un alumno lo encontró sin problemas. Tuvo que esperar unos minutos a que aquella señora atendiese a otra alumna que estaba antes que ella, pero al fin ésta salió y ella fue llamada para entrar. La chica pasó con sumo cuidado y saludó a una mujer de mediana edad, bastante atractiva, bien peinada y vestida con sobria elegancia. Estaba sentada tras de una mesa de roble que sustentaba un ordenador, un porta bolígrafos, unos folios y unas fichas con anotaciones. Consultó una de ellas en la que figuraba la foto de Idina y le dijo mientras se calaba unas gafas de ligera y exquisita montura color marfil.

-¿Idina Rodney, no?...- la muchacha asintió tímidamente. - Siéntate por favor.
           
La aludida obedeció, apartó una silla y se sentó frente a ella, la jefa de estudios se dirigió a la muchacha de una forma particularmente cariñosa.

-¿Eres la hija de Tom Rodney y Cooan Malinde, verdad?
-Sí, señora, ¿conoce usted a mis padres? -Se sorprendió Idina.-
-¡Ya lo creo!, estuve con los dos en el último curso. Mi nombre de soltera era Melanie Sanders, díselo cuando hables con ellos, seguro que me recordarán. Dime una cosa, - le inquirió aquella mujer que parecía mostrar mucho interés al querer saber. - Tú eres también sobrina de Bertie Malinde, ¿no es así?...
-Sí, ¿también la conoce? – Le preguntó la chica a su vez a lo que Melanie asintió con una amplia sonrisa -
-¿Qué fue de tus padres y de tu tía? Bueno, de tus padres lo sé, con verte a ti, y de tu tía Bertie y su marido ¿cómo siguen? Sé que él estaba jugando al baloncesto en la NBA. En los Knicks, si no me equivoco.
-¡Oh!, ¡muy bien! no se preocupe,- replicó amablemente Idina que le contó. – Precisamente fueron mis tíos Roy y Bertie los que me han recibido aquí en Nueva York y me han hablado muy bien de este sitio. Y tienen dos hijos, que son primos míos. Un chico y una chica que es de mi edad.
-Sí, eso sí lo sé ¡Vaya con Bertie!, al final consiguió que Roy sentara la cabeza definitivamente, ¡no me lo puedo creer! Bueno, ya me sorprendió que se casaran pero no creí que ella fuera a soportarle tanto, ¡ja, ja!... - Se rio la jefa de estudios que viendo la cara de sorpresa de Idina le explicó. - También les conocía, estaban en mi curso, igual que tus padres. ¡Ay, qué tiempos aquellos!,- suspiró llena de nostalgia para pedirle a la chica. – Hace años que no les veo. La última vez creo que fue cuando Roy recibió un homenaje aquí. Cuando puedas, por favor, dales también a tus tíos muchos recuerdos míos.
-Se los daré, descuide...- prometió Idina devolviendo la sonrisa. -
-Pues ahora, tras esta sesión de cotilleo vamos a centrarnos en ti, que es lo que importa.- Dijo Melanie recobrando su alegre tono de voz aunque matizado por un tinte más profesional.- Tienes un expediente muy bueno, y aquí dice que quieres ser maestra. Eso está bien. – Afirmó con aprobación añadiendo, eso sí, con un tono más sobrio que el anterior. - Pero tengo que advertirte que la carrera es dura y que no tendrás ningún trato de favor por ser hija de antiguos alumnos.
-No lo esperaba, señora Roberts.- Replicó Idina algo envarada.-

 ¡Por supuesto que no se imaginaba tal cosa! Melanie que se lo notó trató de eliminar la tensión. –

-Perdona - sonrió - no he querido ofenderte, pero a mí me gusta aclarar las cosas. Debes saber que mi hija también cursa estudios aquí, y la trato igual que a cualquier otro alumno. Entonces dime, ¿por qué te gustaría ser maestra?
-Pues- respondió Idina tratando de elegir las palabras.- Desde pequeña me ha gustado ser como mi madre y también me encantan los niños, sobre todo los pequeños.

            Melanie asentía satisfecha de las palabras que escuchaba. Efectivamente esa muchacha le recordaba mucho a Connie, como ella la llamaba, cuando tenía su edad. Parecía poseer ese fondo de dulzura y bondad que tenía su madre, e incluso más inocencia todavía. Sonrió casi sin darse cuenta rememorando aquellos años del pasado. ¡Les sucedieron tantas cosas!

-¿Tienes alguna afición o entretenimiento?- Quiso saber la jefa de estudios.-
- Me gusta bailar y también canto, mis primas y yo tenemos un grupo.- Le comentó.-
-Eso está muy bien. Podrás participar si lo deseas en algunas actividades extraescolares.
-Sí, en cuanto me organice y vea como son las asignaturas ya lo pensaré.- Afirmó la joven.-

Y tras un rato más de amena charla pasó el tiempo de la entrevista. Hablaron sobre las opciones y posibilidades de elegir materias que la chica tendría como alumna y la conversación continuó durante unos minutos más en los que la directora de estudios le explicó a Idina las normas del centro. Luego se levantó para acompañarla hasta la puerta, le estrechó afectuosamente la mano y la dejó volver a su cuarto. Debía seguir entrevistando a los nuevos alumnos.

-Es una chiquilla encantadora.- Se dijo Melanie.- Sus padres tenían toda la razón.

            De hecho, no le contó a la muchacha que había mantenido una conversación telefónica con Tom y Connie haría un par de días. En ella le contaron que su hija pequeña iba a ir a estudiar allí.

-Por favor Melanie, cuídala. Pese a que ya ha vivido algunas cosas todavía es muy inocente e inexperta.- Le pedía Cooan.- Pero deja que ella misma vaya aprendiendo.
-No te preocupes por eso.- Replicó la interpelada.- Como su jefa de estudios estaré siempre para ayudarla en lo que necesite. Y como amiga de sus padres con mayor motivo aún.
-Gracias Mel.- Sonrió Tom, usando el cariñoso apelativo por el que Roy llamara a su antigua compañera.-  Sin embargo, no le des facilidades. Lo que tenga que conseguir que sea por sus propios méritos.
-Descuida. Eso haré. Es más. Ni a mi propia hija le doy ninguna clase de ayuda extra.- Les aseguró.-
-¿Tu hija estudia allí también?- Se sorprendió Cooan.-
-Sí, y estoy convencida de que las dos llegarán a ser muy buenas amigas.- Afirmó la ex animadora.-
-Bueno, pues si no te es molestia, una buena amiga suya ha ido a estudiar con ella. ¿Te importaría echarle un cable también? Es una chica extranjera.- Le contó Tom.-
-No te preocupes. Es mi trabajo.- Afirmó afablemente su contertulia.- Lo haré encantada.

Y tras intercambiar algunas palabras más y darse recuerdos mutuos quedaron en que un día tendría que reunirse todos. Después se despidieron.

-Bueno, ya estará a punto de llegar esa chica extranjera de la que me hablaron.- Se dijo Melanie volviendo a sentarse tras su mesa de despacho.-

Idina por su parte regresó a su habitación, llegó bastante contenta y Heather al verla entrar le comentó divertida.

-Parece que no te ha ido nada mal. Me alegro...
-Es una mujer muy agradable,- le explicó Idina. – Resulta que era compañera de mis padres y de unos tíos míos. Y además dice que tiene una hija estudiando aquí también. Espero conocerla algún día.
-Ya la conoces.- Sonrió Heather con una pícara sonrisa. -
-No, no creo - repuso su compañera visiblemente desconcertada para afirmar.  - Solo te he conocido a ti al llegar.
-Pues claro, no seas tonta, ¡es que soy yo! - Rio sin poder contenerse al ver la expresión de sorpresa que se reflejaba en la cara de Idina. -  ¡La jefa de estudios es mi madre!
-¿Por qué no me lo has dicho antes?
-Quería que hablases con ella sin tener una opinión preconcebida y que me contases lo que te había parecido sinceramente. De hecho, al saber que venías, ella dispuso que nos asignaran esta habitación.
-Claro, de haberlo sabido  y no haberme gustado no te lo habría dicho.- Sonrió su contertulia con candidez.- Menos mal que es encantadora.
-Eres una buena chica y bastante sincera. - Declaró Heather muy complacida - creo que nos vamos a llevar muy bien.
           
            Su interlocutora asintió esperando que así fuera. Las dos charlaron animadamente durante un buen rato. Luego se fueron a comer.

-Ya voy teniendo hambre, las emociones de la llegada me han abierto el apetito.- Afirmó Idina.-
-Pues vayamos a degustar la especialidad del chef.- Se rio Heather.-
-Mis padres dijeron que se comía bien.- Comentó la muchacha.-
-No te preocupes, no es un restaurante de cinco tenedores, ni tiene estrellas michelín, pero te gustará.- Repuso despreocupadamente su compañera.-

Y para el comedor que fueron. Al llegar ocuparon una mesa.

-Bueno, ahora iremos al buffet.- Le indicó Heather.- En cuanto pasen la mayor parte de la gente.

Efectivamente, bastantes chicos y chicas hacía cola ahora. Idina asintió, si su compañera lo decía quizás mereciera la pena esperar. Decidió seguir charlando un poco para hacer tiempo.

-De modo que también quieres ser maestra. ¿Verdad?- Le preguntó a Heather.-
-Me gustan mucho los niños. -Afirmó esta asintiendo.- Es muy bonito verles. Mi madre siempre me ha dicho que ella prefería dar clase a los mayores. Pero que empezó estudiando magisterio porque al ser hija única estaba acostumbrada a jugar con sus muñecas de pequeña. Y que hasta les daba clases. Y en mi caso, no sé si soportaría a los chicos de nuestra edad. Muchos son bastante tontos.
-¡Qué casualidad! Yo hacía lo mismo. – Sonrió Idina, al referir con divertida nostalgia.- Tenía varias muñecas y algunos peluches y les colocaba sentados a mi alrededor para contarles cosas. Y como mi madre es maestra le hacía mucha gracia verme. De modo que, desde muy pequeña quise ser como ella.

            La cola pareció ir despejándose y Heather se lo indicó a su compañera. Las dos se fueron prestas a servirse. Eligieron algo de pescado y una ensalada. Luego un panecillo, una botella de agua y un poco de fruta troceada en un bol completaron el menú.

-Aquí hay que cuidarse.- Le comentó Heather.-
-Sí, de siempre me han inculcado que se debe comer bien.- Convino Idina.-

Y al fin se sentaron de nuevo a dar cuenta de su almuerzo. Por su parte Neherenia no tuvo tanta suerte. Al menos eso parecía, con su compañera de habitación. Cuando llegó al cuarto que le habían asignado tocó en la puerta que estaba cerrada. No obtuvo respuesta. Volvió a insistir con el mismo resultado. Finalmente la abrió tratando de mirar si había alguien. En cuanto la entornó pudo ver a una chica de pelo castaño tumbada en una litera. Aquella muchacha llevaba unos cascos de música puestos y estaba leyendo en una Tablet.

-Hola, buenos días. - Saludó Nehie sin obtener tampoco réplica de esa chica que parecía no haber reparado aún en ella.- Soy tu compañera de cuarto. – Añadió en un tono algo más elevado. –

Finalmente esa muchacha pareció percatarse de su presencia y levantó la mirada hacia ella.

-¿Quién eres tú? ¿Qué haces aquí?- Quiso saber observándola ahora con unos ojos color verdes no muy amistosos.-
-Tu compañera de cuarto. - Volvió a repetir pacientemente la interpelada que se presentó. – Me llamo Neherenia Moonlight.- Remachó tratando de acordarse de su nueva identidad. -
-Pues qué bien. ¿Eres extranjera?- Le preguntó su contertulia que desde luego, no parecía muy cortés.- Tienes un nombre raro.
-Sí, bueno… vengo de un país lejano. – Pudo decir, desconcertada por aquella súbita cuestión. -

Lo cierto es que no había preparado nada sobre ese particular. Le pasaba lo mismo que cuando conoció al novio de Kerria. Pensó que diciendo eso bastaría pero, para su horror, a su compañera de cuarto debió de picarle la curiosidad dado que insistió.  

-¿Y qué país es ese?
-Pues el de la  Luna… – Replicó casi sin pensar aunque se calló enseguida al darse cuenta de lo que había dicho. -

De hecho aquella muchacha la observó como si estuviera tratando de decidir si estaba loca o no. Aunque al poco sonrió para replicar. Sobre todo al verla ese colgante con tres medias lunas engarzadas con las puntas hacia arriba.

-¡Ah, claro!, vienes de uno de esos países árabes. ¿Eres una princesa o algo así?- sonrió con cierta sorna. –
-No, no soy una princesa, no tengo ese nivel. – Negó rápidamente su interlocutora, lo que desde luego era estrictamente  cierto, pues su categoría como reina estaba por encima de eso. -
-Pues si no eres una princesita, de seguro que tus papás tendrán muchos petrodólares. – Afirmó su compañera con algo de interés en su por otra parte sarcástico tono. –
-No me puedo quejar. – Replicó Nehie de forma diplomática para preguntar.- ¿Y tú, cómo te llamas?
-Ashley Hamilton. – Respondió esa muchacha que, tras levantarse de la cama miró a su interlocutora elevando la vista, puesto que era sensiblemente más baja que ella, para indicarle. - Tú dormirás en la litera de arriba. Pero no te preocupes, yo estoy en tercer curso, cuando me vaya podrás pasarte a la de abajo.
-No me importa, tranquila.- Sonrió Neherenia. -
-¡Más tranquila no puedo estar! – Contestó Ashley con sorna. - Por cierto, ¡vaya melena que tienes! Pensaba que teníais que llevar velo, turbante o algo así. Será difícil metértelo dentro de cualquiera de ellos. No es que me importe eso, pero lo que si me preocupa es levantarme por la mañana y encontrarme parte de ellos. Así que procura no llenarme el baño de pelos ¿eh? Gracias.

Y sin esperar respuesta de su perpleja interlocutora aquella chica volvió a tumbarse en la litera y continuó escuchando música con esos cascos que ni siquiera se había molestado en quitarse durante la conversación.

-Es bastante grosera desde luego. Nadie jamás se había atrevido a hablarme así- Pensó una contrariada Neherenia.-

Empero, parte de su aprendizaje era pasar por ese tipo de situaciones. No debía olvidar que en la Golden no era una reina sino una estudiante más. Ya tendría tiempo de ir viendo cómo se relacionaba con esa individua.

-Desde luego, va a ser toda una prueba! Hubiese preferido a Idina como compañera de cuarto.- Se lamentó.- Aunque, no debo quejarme. Intentaré que esta chica y yo podamos llevarnos bien.

Aunque eso no iba a comenzar precisamente en ese instante. Y como no parecía que su nueva compañera fuera a hacerle ya mucho caso, Nehie invirtió el tiempo que le quedaba hasta la cita con la Jefa de estudios en sacar su equipaje y ordenar sus cosas. Una vez lo hizo miró a esa chica que parecía haberse quedado dormida con los cascos puestos. Aprovechando ese momento de intimidad se acercó al baño y se contempló en el espejo. Era una sensación rara, desde niña no le hacía mucha gracia mirarse en ellos. Realmente no sabía por qué pero era como si le evocasen malos recuerdos. Solamente solía hacerlo en el gran espejo dorado que le regalasen sus amigas guerreras. De todos modos eso ahora no importaba mucho y dedicó su atención a contemplar sus largos cabellos que le llegaban por debajo de la cintura. Quizás su nueva compañera tuviera razón. Podría ser buena idea cortárselos un poco. Al menos para que pudiera vestirse de modo más práctico y funcional, como hacían en la Tierra. Efectivamente ella llevaba un vestido de falda hasta las rodillas de tono turquesa y la mayor parte de las muchachas que vio al llegar, incluyendo la propia Idina, vestían pantalones cortos o faldas más cortas que la suya, con suéter o camisetas. No obstante, pese a lo que pudiera parecer, Neherenia no estaba tan desinformada sobre los usos terrestres en moda. Ya en su reino Chibiusa se ocupó de instruirla sobre el particular. También estando en casa de Roy y Beruche, la prima de su amiga, esa chica tan maja llamada Kerria, le dio un par de consejos al respecto. Incluso había ido de compras con ella y con Idina antes de venir a la Golden. Tenía ropa más ligera y confortable en el armario. Aunque ahora decidió que lo más sensato sería acudir con el atuendo que llevaba, más formal, a ver a la directora. Luego ya se cambiaría el look. Salió del baño y observó a su compañera que seguía durmiendo.

-Bueno, tengo que irme. – Musitó Neherenia casi para sí misma a la vista de aquel cuadro. – La Jefa de estudios me espera.

Efectivamente, su reloj de pulsera marcaba ya las doce y cuarto, debía ir al despacho para su cita. Salió de la habitación y recorrió los pasillos a la búsqueda del lugar en cuestión. Por fortuna no tardó mucho, algún que otro alumno veterano la orientó y llegó a la hora convenida. No sin cierta prevención tocó a la puerta.

-Adelante – se escuchó decir a una voz femenina. –

Nehie pasó y pudo ver sentada a una mujer de mediana edad, atractiva aun, de pelo rubio y con gafas. Hizo una leve reverencia al estilo al que le habían educado en palacio y saludó.

-Buenos días.
-Siéntate, - le sonrió la mujer que se presentó de inmediato. - Soy Melanie Roberts, jefa de estudios de la facultad y vicedecana. Y tú ¿eres?
-Neherenia Moonlight, señora. – Pudo replicar la chica que parecía algo nerviosa en tanto tomaba asiento. -
-Un momento por favor.- Le pidió su interlocutora en tanto consultaba su portátil. – Si, ya lo veo. Aquí tengo tus datos. Al parecer vienes de bastante lejos.- Sonrió observándola diríase que con complicidad. -

La muchacha dudó, no sabía si esa mujer estaría al corriente o no de su verdadera identidad. Aquello resultaba algo embarazoso. Ante todo ella no quería destacar por esa causa. Pero para su alivio, la jefa de estudios tomo nuevamente la palabra y lo hizo con un tono tranquilizador.

-Bueno, no importa. Has de saber que aquí, la procedencia de los estudiantes es lo de menos. Se valora vuestra capacidad y vuestra forma de ser. La Golden State College es una universidad muy especial. Nos gusta pensar que es una segunda casa para todos. Aquí no hay diferencias. Salvo las que tú misma puedas marcar. Bueno, Neherenia. ¿Era así, no?
-Sí, señora.- Contestó rápidamente la muchacha. –
-Te pondré al corriente de las normas y luego, si no te parece mal, charlamos un poco.

La chica asintió y la jefa de estudios pasó a explicarle brevemente los artículos más importantes del centro, además de informar a Nehie de que tenía colgado un documento con las normas en la plataforma virtual del campus. Tras cumplir los preceptivos requisitos de la entrevista Melanie pasó a una conversación más distendida.

-¿Cómo te decidiste a venir a esta universidad?
-Quisiera completar bien mi educación. Y unos amigos me la recomendaron. – Respondió su interlocutora –
-¿Ellos estudiaron aquí también?- Se interesó la jefa de estudios. -
-Sí, y la hija de dos de ellos también, es amiga mía y se ha inscrito también este curso.
-¡Vaya! - Comentó Melanie sospechando de quienes podrían tratarse tras su conversación reciente con ellos y agregando. - Me alegra saber qué vas a tener una amiga para empezar. Pero no te preocupes, en poco tiempo seguro que las dos os integraréis y tendréis un grupo de compañeros y amigos estupendos.
-Eso me gustaría mucho. Uno de mis mayores deseos es hacer buenos amigos. – Confesó Nehie esperanzada. -
-¿Sabes una cosa?- Le desveló la jefa de estudios a su vez. – También yo estudié aquí. Fueron de los mejores años de mi vida. Aquí conocí a mi marido e hice grandes amigos. Pasamos por muchas cosas juntos. Incluso mi hija estudia aquí también. Pero ante todo, la vida universitaria te da la ocasión de valerte por ti misma. Por ejemplo, en esta facultad yo no veo a mi hija más que a cualquier otra estudiante. No hago con ella ninguna excepción. Cualquiera de vosotros tiene mi despacho a su disposición si necesita ayuda, consejo o cualquier cosa. Aquí es como si fuese una madre para todos mis estudiantes.
-Muchas gracias, señora Roberts.- Replicó la chica con recato. –
-Te daré un consejo porque te veo algo tímida. – Afirmó Melanie. – Trata de relacionarte, inscríbete en actividades extraacadémicas. Aunque no descuides los estudios. Ya lo verás. Si cumples bien con tus obligaciones y te relacionas correctamente con tus compañeros, serás muy feliz aquí.
-Lo tendré en cuenta. Se lo agradezco mucho.  – Pudo sonreír la muchacha. –

Melanie asintió aprobatoriamente, se levantó de su sillón y su joven interlocutora la imitó, aquello daba por terminada la entrevista. Ya era casi la una de la tarde. Neherenia se despidió de la Jefa de estudios y se dirigió al comedor. Según el horario del College el almuerzo iba a ser a esa hora. Una vez llegó a esa extensa sala, con varias filas de mesas y sillas, observó a su alrededor. No estaba en absoluto familiarizada con eso. Acostumbrada a palacio donde el cocinero real preparaba todo y sus sirvientes se lo llevaban habitualmente a sus estancias, no sabía bien que hacer. Por suerte, al mirar de nuevo hacia las mesas y las sillas descubrió a su amiga Idina sentada junto a una chica rubia. Se dirigió hacia ellas y saludó muy contenta.

-¡Hola! Me alegro de verte otra vez. – Pudo decir algo envarada, dado que su amiga y esa muchacha estaban en medio de una conversación. –
-¡Nehie! ¡Qué tal te ha ido!- Quiso saber Idina sonriendo al verla. -
-Muy bien, acabo de hablar con la jefa de estudios.
-Ésta es Heather Roberts. – Terció su amiga presentándole a esa rubia muchacha. – Heather, es mi amiga Neherenia Moonlight. Ha venido conmigo a estudiar.
-Encantada.- Dijo esa muchacha levantándose para estrecharle una mano. -

Lo cierto es que le pasó como a Idina cuando Heather se puso en pie. Esa chica era bastante más alta que ellas. Neherenia no era bajita precisamente e Idina tenía una estatura pareja a la suya. Aun así esa muchacha les sacaba casi media cabeza. Pensó en eso por unos instantes hasta que Heather le preguntó con amabilidad y tono jocoso.

-¿Qué tal te ha ido con la bruja de la Jefa de estudios?
-¿Bruja?- Se sorprendió la chica para añadir algo confusa. – No creo que haga hechizos. A mí me ha parecido una mujer bastante agradable pero una humana normal.

Eso hizo reír a sus dos interlocutoras. Aunque Idina la miró de reojo entre pasmada y algo inquieta. Por su parte Heather tuvo incluso que apoyarse en la mesa para no caerse.

-¡Tía, eres lo más! – Exclamó la rubia visiblemente divertida para insistir en cuanto pudo dominar las carcajadas. – O sea que te ha caído bien la abuela.
-No comprendo. No parece tan mayor. - Pudo decir la muchacha visiblemente desconcertada. -

Por fortuna Idina salió en su ayuda aclarándole a su compañera de habitación.

-Nehie es extranjera. No comprende bien algún sentido en las frases o según qué juego de palabras.
-¡Oh, perdona! – Se disculpó de inmediato Heather que repitió su pregunta de forma más simple y convencional. - ¿Qué opinas de la Jefa de estudios?
-Pues, que parece buena persona y que quiere ayudarnos. Al menos eso me comentó y creo que es sincera. – Valoró la interpelada. – Dijo que tiene su despacho abierto para todos. Y que su hija estudia aquí, pero que no la dará un trato especial.

Heather asintió esbozando una amplia sonrisa para afirmar.

-Y puedes creerla. Te lo digo yo.
-¿La conoces de otros años?- Se interesó Nehie. –
-Ya te digo. ¡Es mi madre!- Rio su compañera. –
-A mí me hizo lo mismo. – Terció Idina con tono divertido viendo la cara de sorpresa de su amiga. –
-Es que quiero saber lo que opinan los demás de ella, pero sin condicionarles. - Le aclaró Heather para añadir. – Pero no quiero entretenerte, ve a por la comida y siéntate con nosotras. Como es el primer día hoy tenemos menos clases.  Podemos comer tranquilamente.

Su contertulia sonrió nerviosa, Idina se percató por su gesto de que su amiga no parecía estar muy segura de lo que hacer, de modo que se levantó y le dijo a su compañera de cuarto.

-Voy con Nehie, quiero servirme algo más. Ahora regreso.
-Os guardo el sitio. Tranquilas. - Les ofreció Heather que ya tenía su menú prácticamente devorado. -

Las dos se alejaron rumbo a la zona donde se servía la comida. Idina entonces le preguntó con agudeza a su amiga.

-¿Te ocurre algo?
-No sé cómo va esto. – Le confesó la muchacha con un tinte  envarado en su tono al añadir.  - Van a creer que soy una tonta.
-Nada de eso. Mira. - Le explicó Idina señalando una pila de bandejas de color dorado que descansaban sobre una repisa. – Tienes que usar una de esas y vas seleccionando platos con comida.

Para ilustrar sus explicaciones señaló disimuladamente la amplia zona de mostrador donde los camareros iban dejando platos con sopa, ensalada, más a lo lejos pescado, pasta, algún filete, etc. En cuanto Neherenia se percató, su amiga le aconsejó.

-Elige algo ligero para el primer día. No sé, ensalada o sopa y un poco de pescado. Es lo que Heather y yo hemos tomado. Bueno. ¿Te gusta el pescado, no?
-Sí.- Replicó tímidamente la muchacha. –

E Idina, una vez que su desconcertada amiga se proveyó de una bandeja, le fue ayudando a poner un par de platos con cubiertos, una botella de agua mineral y un flan de postre, amén de un panecillo. Eligió para ella misma un yogur natural y cuando las dos completaron el menú retornaron a la mesa con Heather que las había estado observando diríase que divertida.

-Bueno- suspiró la rubia que tuvo el detalle de aguardar hasta que sus compañeras hubiesen vuelto parea acabar lo que le quedaba. - ¡A comer!

Tenían hambre y dieron buena cuenta de la comida. Durante un rato ninguna habló. Al fin, Idina se dirigió a Nehie para preguntarle.

-¿Qué tal tu compañera de habitación?
-Bueno.- Suspiró la muchacha. – No es como yo creía.
-¿Cómo se llama?- Quiso saber Idina. –
-Me dijo que Ashley. Pero no recuerdo el apellido.
-¿No será Hamilton?- Terció Heather. –
-¡Sí!, eso. – Convino su interlocutora. –
-¡La tienes buena entonces! – Suspiró compasivamente su compañera para explicar a sus dos oyentes. - Es la típica que va de diva. Una de las animadoras del tercer curso. Por lo que me han contado es de las que dictan las normas por aquí sobre lo que está bien y lo que no. Se debe de creer que es la reina de algo la muy estúpida.

            Neherenia e Idina cruzaron sendas miradas de apuro. Al parecer la realeza no estaba muy bien considerada por parte de su compañera.

-Bueno, no será tan mala. – Quiso mediar Idina para animar a su amiga. –
-Si sabes meterte en su órbita, no lo es. – Replicó Heather dándose cuenta de la expresión que esa pobre chica nueva había puesto entre la decepción y la incredulidad. - Procura llevarte bien con ella, y, si destacas en algo interesante y te la ganas, ten por seguro que será un gran apoyo. Por lo que tengo entendido es una cinta azul. Puede que suba a roja este curso.
-¿Qué es eso de las cintas?- Quiso saber Nehie con visible curiosidad. –
-Las cintas son los distintivos de la Golden Eagle. La Hermandad de alumnos de la universidad.- Le explicó Idina. – Mis padres fueron miembros.
-¡Y los míos! – Afirmó Heather con entusiasmo para agregar. – Espero que nos admitan, aunque con el historial familiar que tenemos no debería ser problema.


-Yo prefiero ser admitida por mi méritos – Repuso Idina. -
-No te preocupes.- Le contestó Heather para aclarar a ambas. – Una cosa es que te admitan como candidata con la cinta amarilla. Otra muy distinta que luego progreses. Para lo segundo debes ser tú la que haga méritos.
-¿Y cómo se logra eso? – Quiso saber Neherenia. –

Heather pareció tomarse unos segundos para pensar y recitó.

-Pues participando en actividades populares. Como por ejemplo ser animadora. Destacando en deportes, estudios, yendo con gente bien considerada. Todas esas cosas dan puntos.
-Sí, yo quiero hacer las pruebas de animadora. – Les dijo Idina a sus amigas. -
-Igual que yo. – Convino Heather. –

Nehie asintió también. Tal y como le dijera a su amiga en el avión que las llevó a Nueva York, ella quería compartir esa clase de experiencias. Tenía ante sí todo un reto, el lograr ir siendo apreciada por los demás sin recurrir a su título de reina. En esas meditaciones estaban cuando Idina consultó su reloj de pulsera.

-Chicas. Son más de las dos y media. Habrá que ir yendo hacia el aula. Nos iban a dar la charla de presentación.
-Es verdad. Creo que era a las tres. - Afirmó Heather. –

Dicho y hecho dejaron las bandejas en una estantería destinada a tal fin y se pusieron en marcha. Tuvieron que esperar un rato hasta que se abrieran las puertas de las aulas. Se fijaron, eso sí, en que había dos. La primera por apellidos de la A, a la L y la segunda de la M, a la Z. Todas se alegraron de que, al menos, iban a estar juntas en la misma clase. A su alrededor se iban congregando cada vez más chicos y chicas, impacientes también por comenzar.

-Vaya, hay chicos guapos por aquí.- Sonrió Heather dedicando su atención a un par de ellos que había visto de pasada. –
-Yo prefiero centrarme ahora en las clases. – Comentó Idina que estaba deseosa ya de conocer a sus profesores. –
-Nunca había estado rodeada de tanta gente. – Pudo decir Nehie. - Bueno, al menos tan cerca. – Corrigió, dado que siempre que veía grandes cantidades de personas solía hacerlo desde su balcón del palacio y era para saludar. De modo que comentó. – No estoy demasiado acostumbrada a la compañía.
-Enseguida te harás a ello.- Replicó Heather sin conceder a eso demasiada importancia.-

Pasó un poco más de tiempo cuando un bedel llegó y abrió la puerta del aula. Un hombre alto y de pelo cano entró. Debía ser un profesor. Al punto los alumnos pasaron tras él. Como era tradición en la Golden todos aguardaron de pie hasta que iban siendo llamados por lista y les adjudicaban sus sitios. Una de las primeras en ser avisada fue Nehie que se sentó en la primera fila, junto con una chica no demasiado llamativa. Al rato fue el turno de Heather y para alegría de ésta, Idina fue nombrada la siguiente con lo que ambas podrían compartir banco. La clase en su totalidad contaba con veintiocho alumnos y alumnas.

-¿Sabes? creo que tu padre se sentaba muy cerca de los míos.- Dijo Heather de forma entusiasta. - Como en nuestro curso, también les colocaban por orden alfabético. Pero en fin, la diferencia es que ellos estaban en el tercer curso y nosotras sólo acabamos de empezar.
-Hay que tener paciencia,- repuso Idina sonriente - todo llegará.
           
Por su parte Nehie pudo charlar un poco entre clase y clase con su nueva compañera. Era una chica algo regordeta y bajita, que dijo llamarse Mildred Mullins. Aunque le pidió que la llamase Millie. Parecía estar algo nerviosa. Venía del Estado de Maine y de siempre había deseado ser maestra. A Neherenia le cayó bien. Parecía buena chica, aunque se sorprendió cuando, en una de las pausas más largas, hablaron un rato más y esa muchacha le confesó que apenas sí tenía amigos. Al menos en la universidad todavía no había hecho ninguno.

-No caigo bien a la gente por mi aspecto.- Musitó con gesto de pesar.-
-No comprendo. ¿Qué tiene de malo tu aspecto?- Inquirió Neherenia observándola sorprendida.-
-¿Bromeas?- Preguntó su contertulia con tono irónico.-
-En absoluto.- Repuso tajantemente su interlocutora.-

            Eso pareció impresionar a la muchacha. Miró a esa atractiva jovencita de largo pelo moreno y grandes ojos azules. Claro. ¿Qué podría saber ella de eso? Debería de estar muy solicitada por los chicos.

-Tengo exceso de peso y no soy muy agraciada.- Le confesó.- Los chicos…
-No se fijan mucho en ti.- Supuso Nehie con tono apenado.-
-¡Ojalá fuera solamente eso! – Suspiró su contertulia.- Algunos incluso se burlan y me llaman tonelete o ballena.- Remachó con expresión y tono entristecido.- Y las chicas son todavía peores.
-¡Eso es intolerable! - Declaró la soberana visiblemente indignada.- Si alguien se atreviera a hacer en mi corte yo…

            Ahora fue la otra muchacha quién la observó incrédula. Nehie enseguida se dio cuenta de aquel desliz y tras sonreír algo estúpidamente intentó subsanarlo.

-Me refería a la corte de mi país… es que tenemos una monarquía. Y no se permitiría faltarle al respeto a nadie. Te aseguro que nuestra reina tomaría medidas…
-Pues que suerte tenéis en tu país.- Repuso Millie.-

Neherenia asintió. Poco más pudieron decirse.

-Debo tener mucho cuidado.- Se censuró, aunque también se justificó pensando.- Acabo de llegar y a veces no me acuerdo, pero tendré que acostumbrarme a que aquí no soy una reina, solamente una estudiante.

Llegó el siguiente profesor. Por fortuna aquel primer día no se les hizo largo y al final de la jornada salieron todos del aula. Por esa vez la cosa había sido suave. Las clases fueron sólo de presentación, los docentes dieron a conocer los programas de sus respectivas asignaturas. Al terminar, Heather le propuso a Idina ir a la cafetería a tomar algo, ésta aceptó encantada. Se acordó de Nehie y la invitó a acompañarlas. Ella a su vez le preguntó si su compañera de banco podía unírselas y su amiga le dijo que sí.

-Muchas gracias.- Contestó Millie con auténtica alegría.-
-No hay de qué. - Sonrió Neherenia, añadiendo con afabilidad. – Te voy a presentar a mis amigas.

Así las cosas, las cuatro se sentaron en una de las mesas más apartadas y pidieron unos cafés y tés. Después de que Neherenia les presentase a Millie, Heather les contó algunas de las cosas que su madre le había referido a ella de sus tiempos de estudiante.

-Recuerdo que me contó que el padre de Idina era un chico bastante tímido al principio, ¡al menos hasta que se juntó con Roy Malden y que éste desesperaba a tu tía constantemente!, - rio dirigiéndose a Idina que sonrió divertida asintiendo, también a ella le habían mencionado algo alguna vez. - Debió de ser un tipo divertido, ¡ah! y que tu madre era animadora en el equipo de la mía. Al principio no se llevaban del todo bien, bueno, no sé si era con tu madre o con tu tía. Pero después se hicieron bastante buenas amigas.
-Esa debe de ser la constante de mi madre. En Japón, de donde vino para estudiar aquí, tiene una amiga muy querida que regenta un santuario. ¡Si serán buenas amigas que es mi madrina!, pero me contó que al principio de conocerla no se podían ni ver, ¡siempre se enfrentaban!

            Aunque evidentemente no les iba a aclarar el motivo de esos enfrentamientos ni como fueron en realidad. Neherenia, que si estaba al tanto, sonrió tomando la palabra.

- Tus padres son encantadores. – Convino al añadir, explicando al resto. - Les conozco desde que era pequeña, y los tíos de Idina también son estupendos. Debieron de ser unos alumnos muy famosos por aquí.
-¡Por lo que veo sois todas increíbles! – Pudo intervenir Millie observándolas con asombro. – Además de guapas, tenéis antecedentes familiares. Aquí eso se mira mucho por lo que he escuchado.
- No te preocupes, al final da igual de quién seas hijo o hija, si no eres capaz de demostrar que tú vales por ti mismo. Y si lo eres pues te aceptarán sin problemas. – Le comentó Heather. -

La muchacha asintió aunque no dijo nada. Nehie la obsequió con una mirada animosa. Fue Idina la que retomó la conversación.

-Pues en cuanto pueda iré a ver si me entero de cuando hacen las pruebas de selección para las animadoras.
-Bueno. Yo debo irme ya. – Comentó Millie mirando su reloj. – Quería ordenar mi cuarto.

Las otras muchachas la despidieron con sendos asentimientos de cabeza y la chica se alejó esbozando una leve sonrisa. 

-No parece mala chica, pero creo que es demasiado tímida. – Valoró Heather. –
-Quizás se sienta insegura. Es normal siendo nueva, la comprendo. – Comentó Nehie. –
-Pero se la ve muy sola a la pobre. Nosotras al menos vinimos juntas y hemos tenido suerte al conocer a Heather. – Terció Idina. -

Su compañera de cuarto asintió agradeciendo el comentario con una sonrisa, y añadiendo.

-Bueno, hay que darle tiempo. Si no sabe relacionarse siempre puede venir con nosotras.
-Sí, y como va a ser mi compañera de sitio, al menos podremos conocernos. - Dijo Neherenia, que podía entender bien lo que esa chica debía estar sintiendo. -

Todas convinieron en eso y siguieron charlando muy divertidas durante un rato. Al poco uno de los chicos que había estado comiendo a pocas mesas se acercó confiadamente a la de ellas. Heather giró el rostro al verle y frunció algo el ceño, no parecía gustarle mucho  aquella visita, el muchacho de pelo castaño y ojos azules, aunque no precisamente atractivo, sonreía tímidamente al saludarlas.

-Hola, Heather, ¿cómo te va?...
-Hola Sean, - suspiró ésta resignadamente sin mirarle de forma directa - estaba tomándome algo con unas amigas.
-¡Ah!, perdona.- Repuso él mirando nerviosamente a esas otras chicas. - No me he presentado, es de mala educación, Sean Warren, encantado de conoceros.
-Idina Rodney, lo mismo digo - replicó ésta con una gran sonrisa, aclarando. - Soy nueva, acabo de llegar.
- Yo también soy nueva. – Agregó Nehie. – Neherenia Moonlight, mucho gusto.
-¡Estupendo!, este año vienen muchas chicas guapas y si son como vosotras de simpáticas mejor aún. - Contestó el chico realmente encantado por poder saludar a esas dos bellezas que estaban con Heather y sobre todo de que ellas se dignasen hablar con él. – Sí, mucho mejor…

Idina y Nehie cruzaron sendas miradas de estupor y se rieron. Ese chico desde luego no se recataba de dar su opinión sobre ambas. Aunque al menos era una muy favorable.

-¿Querías alguna cosa?- Le inquirió entre tanto Heather, tratando de parecer lo más natural posible pese a su gesto ligeramente contrariado. -
-No, sólo saludarte,- pudo responder Sean que nervioso, miró el reloj en un intento por justificarse. -Vaya se me va a hacer tarde, he quedado, ya nos veremos, hasta luego chicas.
-Adiós. – Le despidió Idina.-

Nehie agitó la mano, Heather ni siquiera dijo nada, hasta que el muchacho se perdió por la salida.

-No parece mal muchacho - dijo su compañera de cuarto. -
-¡Es un pesado!- sentenció Heather.- No me deja en paz, es de segundo curso y está detrás mía desde que llegue hará un mes.
-Al menos parece educado y ha sido muy amable con nosotras. - Observó Nehie algo sorprendida por la reacción de su compañera. -
-¡Es un baboso! Dos chicas tan guapas.- Repitió su compañera imitando con pretendida voz entre grave y exagerada al chico. – Y lo dice así, de golpe.
- Ha querido hacernos un cumplido. – Pudo oponer Nehie que seguía sin comprender a qué se debía el disgusto de su interlocutora. – No te enfades.
- No seas demasiado simpática con él, te lo advierto, o de lo contrario no te lo despegarás de encima. Como las chicas pasan de él se arrima a toda aquella nueva que ve.  – Le aconsejó Heather con tono lleno de prevención. - Hay muchos chicos guapos aquí, ya lo verás, pero ninguno te hará mucho caso si te ven con ese.
-Pues no me parece justo. - Objetó Idina algo decepcionada con esa actitud de su compañera, para alegar. - El chico no es ninguna maravilla pero eso no es razón para no hablar con él. Quizás le falte algo de habilidad social pero creo que tuvo buena intención.

            Sin embargo, su compañera de cuarto suspiró negando con la cabeza para rebatir.

-Ya comprobarás que es un  negado para casi todo, la mayoría de sus compañeros se burlan de él. No gracias, decididamente no es mi tipo.
-Pues no me parece nada bien que la gente se burle de alguien solamente porque no cumple con algunos estándares preestablecidos.- Denunció Idina.- ¿A ti te gustaría que lo hicieran contigo?...

            Heather se quedó atónita. No esperaba esa encendida defensa de su compañera. Tampoco quería ponerse a mal con ella y supo recular con un tinte más conciliador.

-Bueno, quizás me he pasado un poco. Es que me sigue a todas partes. Ya no sé qué hacer.
-Pero no ha intentado nada raro contigo, ¿verdad?- Quiso saber Neherenia observando a su compañera con preocupación.-
-No, que va.- Se sonrió la interpelada.- Además, le saco una cabeza.
-Pues entonces simplemente es que no sabe medir sus pasos.- Comentó Idina que afirmó.- Yo sí que pienso tratarle como cualquier persona se merece si no hace nada para que cambie de opinión.

            Heather no parecía demasiado contenta con esa réplica. Aunque no dijo nada.

-Bueno.- Terció Nehie para evitar que eso degenerase en una riña.- ¿Y qué chicos recomiendas tú, Heather?
-¡Brent!, ¡Brent Harris!- Suspiró encantada. - ¡Ese sí que es una maravilla de chico!- Repuso la aludida.-
-¿Ah sí?  ¿Tan bueno es?- Quiso saber Idina dulcificando ya su tono.-
-Ya le verás, dicen que desde los tiempos de tu tío Roy no ha habido un alumno igual.- Afirmó su compañera.-
-¿Qué hace ese tal Brent? - Preguntó Neherenia algo perdida. -
-No es lo que hace tonta, ¡es que está como un tren!. Veréis, aparte de ser un atleta excelente, está metido en la mejor hermandad del campus. Los Golden Eagle, es de la que hemos estado charlando antes. Yo quiero entrar en ella y te aconsejo que lo intentes tú también, a mí me dan más puntuación porque mis padres fueron también muy populares aquí. Idina, tú también tienes esa ventaja, aparte de decirles que Roy Malden es tío tuyo. Y tú Nehie, si también les conoces puedes comentarlo. Eso seguro que les entusiasmará. Por cierto, ¿cómo es tu tío en ciertos aspectos?...- quiso saber dirigiéndose a Idina. - Mi madre me ha contado cosas que...
-¿De qué?- inquirió la interpelada también de forma curiosa. -
-Sólo te diré que ha tenido que esperar a que yo creciera para contármelas. Me dijo, hija, ahora que las relaciones con los chicos no guardan secretos para ti, voy a contarte muchos secretos de mi época de adolescente.- Heather se reía sólo con pensar en esas palabras. -

            Idina asentía pero, en realidad no llegaba a entenderla muy bien, sólo se encogió de hombros y contestó a la pregunta de su compañera.

-Pues mi tío es una persona…- recordó cierta vez que el tío Roy había aparecido en su casa de la nada, pero claro eso no se lo dijo a Heather, que la escuchaba muy interesada. - Es bastante especial sí, pero siempre le he visto muy serio. Vamos, que es bromista y muy ocurrente pero que no hace ninguna tontería en el mal sentido y su hijo, mi primo Leval, la verdad es que también es muy guapo. Al igual que mi prima Kerria.
-¡No me extraña!- Exclamó Heather. - Si la mitad de las cosas que mi madre me contó son ciertas, tu primo debe ser también un fuera de serie, ya me comprendes. De tu prima no voy a opinar, no está en mi campo de intereses, - rio de forma algo estúpida mientras trataba de no llamar la atención. -
-¿Comprenderte?- Idina la miró con los ojos muy abiertos. - No mucho pero bueno. Por cierto, - añadió deseando cambiar de tema. -Tendremos que ir a ver las instalaciones al completo, al menos yo. ¿No te importaría enseñármelas?
- Si puedo ir con vosotras. También quiero verlas. – Terció Nehie. -
-Eso está hecho chicas, y después nos pasaremos por la hermandad para presentaros, ¡qué bien!, seguro que nos admiten ahora y más cuando les diga que eres mi compañera de cuarto, Idina. Y tú, hazme caso. – Añadió dirigiéndose a Nehie. – Hazle la pelota a esa estúpida de Ashley. Al menos por ahora. Y lo tendrás chupado.

            Aunque a juzgar por la expresión en la cara de la interpelada no podría decirse a ciencia cierta si ésta había comprendido ni una sola palabra de aquellas expresiones o si bien no le hacían ninguna gracia.

-Bueno, veré lo que puedo hacer.- Se limitó a responder con diplomacia.-

            Cuando terminaron los tés y cafés, Heather les enseñó a ambas las instalaciones, recorrieron el campus y las chicas se mostraron muy interesadas en la escuela de danza y en la zona de música. Idina afirmó que, en cuanto pudiera, aprovecharía para tratar de componer alguna canción o cantar alguna de su grupo. Cuando Heather le preguntó sobre ello su compañera le dijo de la forma más natural.

-Soy miembro de las Justices, mis primas y una amiga estamos en el grupo.
-¿De las Justices? - Exclamó Heather con la boca abierta. - ¡Venga ya!, me tomas el pelo, ¿no?

            Pero su compañera se limitó a sonreír negando con la cabeza a la par que Neherenia respondía.

-Es verdad. Tiene un grupo con sus primas. Y cantan muy bien.

Heather sencillamente no podía creerlo. Había escuchado canciones de ese grupo, aunque de pasada. ¡Eran realmente buenas! Y sabía de bastantes alumnos que eran fans. Aunque lo raro es que nadie se hubiera acercado a Idina por ese motivo. Quizás al acabar de llegar ninguno hubiera reparado todavía en ella. De todos modos, ¡ pensó que era como si le hubiera tocado la lotería! Con visible entusiasmo así se lo hizo saber a sus compañeras.

- ¡Esto es increíble!, aquí hay muchos fans de ese grupo, me sorprende que nadie te haya reconocido. ¡Tía, seguro que nos admiten, mejor dicho, nos lo suplicarán! - Saltaba de contenta. -
-No sé, a mí no me gusta significarme mucho. - Objetó Idina  con el cómplice asentimiento de Neherenia, más al añadir. - Preferiría pasar desapercibida.
-¡Pero no seas tonta!, tienes que aprovechar tus opciones.- La animó Heather entusiasmada con la idea de llegar a pertenecer a la hermandad cuanto antes. -

            Y en tanto discutían aquello fue guiando a sus amigas por el amplio campus. No tardaron en llegar pronto hasta un edificio en la que un cartel indicaba el nombre de la hermandad. Golden Eagle, Heather llamó a la puerta y una voz le preguntó.

-¿Quién es el que se atreve a turbar la paz de nuestra hermandad?
-Soy la aspirante Heather, traigo a otras dos chicas para presentar su candidatura a la hermandad.
¿Cómo se llaman?- Preguntó la voz impertérrita.-
-Idina Rodney - contestó Idina. -
-Se lo he preguntado a la aspirante Heather - contestó admonitoriamente la voz.-
-Perdona, es que no os lo he explicado, no podéis hablar hasta que no admitan vuestra candidatura u os pregunten directamente. – Las instruyó la aludida que volvió a repetir el nombre de Idina a aquella voz y también añadió después el de Neherenia para después solicitar de modo acorde al ritual.- Rogamos el derecho a ser recibidas por los hermanos.

            Hubo un ruido de cerradura y al abrirse la puerta esa voz dio paso a un chico rubio y bastante atractivo que sonrió y se presentó a sí mismo como John.

-¿Está Brent?- preguntó Heather con mucho interés.-
-El Gran hermano está, pero no puede ser molestado, importantes asuntos reclaman su atención.- Contestó el muchacho de forma cuasi solemne.-
-Entonces volvemos otro día. - Dijo Idina como quien no quería la cosa. -
-¡Calla!, no digas eso, mujer.- La corrigió Heather dirigiéndose algo nerviosa hacia ese tipo que las observaba con cierta severidad. -Discúlpala es que es nueva y no conoce las reglas.
-Pasad a la sala, convocaré reunión de miembros para valorar a tus amigas.- Replicó aquel chico que, sin embargo, no parecía realmente molesto por esa falta de protocolo y menos aún al observar a esas atractivas candidatas. -
- Vaya. – Comentó Neherenia visiblemente sorprendida. - Esto es parecido a cuando yo concedo audiencias.
- ¿Qué?-  replicó a su vez Heather observándola atónita. –
- Se refiere a cuando ella va a alguna audiencia y la reciben en su país, ¿verdad Nehie?- terció Idina echándole un cable a su amiga. –
- Sí, sí claro. Eso, es lo que quería decir… – sonrió ésta de forma algo tonta al darse cuenta de su desliz. -

            Nehie suspiró. ¡Ya era la segunda vez que eso le pasaba! Tendría que estar más alerta. Menos mal que Idina estuvo al quite. Su todavía perpleja compañera Heather no pudo abundar más en ese particular dado que desde dentro les indicaron que entrasen. Las chicas pasaron, a su alrededor y en un sofá y varias sillas se reunieron un grupo de chicos y chicas, casi todos con cintas de color azul en la cabeza o atadas en el brazo. Entre ellas se sentaba Ashley  que obsequió al trio con una mirada de curiosidad y manifiesto desagrado al centrar la vista en la hija de la jefa de estudios. Otros tres alumnos con cintas rojas ocupaban la parte central. El mismo John reapareció con una de este color y les dijo.

-Ahora comenzaremos la reunión...tú, candidata Heather, ponte ya la cinta amarilla de aspirante. - La muchacha sacó de su bolsillo una cinta de ese color y se la puso anudada en su brazo izquierdo- y tú – agregó dirigiéndose a Idina. - Expón tus méritos para pedir tu ingreso en nuestra hermandad.
-¿Qué significan esas cintas?- preguntó Nehie con una sonrisa.  -


Los presentes se miraron sorprendidos. Realmente esa chica debía de saber muy poco de la Hermandad si preguntaba por eso. Además de hablar sin ser interpelada. Pero si era nueva evidentemente quizás no le hubiera dado tiempo a ser informada.

- Creo que ya te han explicado las reglas. – Replicó John con tono serio - Nada de hablar si no se te pregunta.
           
Nehie bajó la cabeza ligeramente ruborizada ante esa reprimenda. Desde luego que no estaba acostumbrada a ello. Para sus cortesanos lo hacía siempre todo muy bien. Y nunca nadie se habría atrevido a emplear ese tono para dirigirse a ella. Bueno, tras Ashley era la segunda vez.

-Dos en un solo día.- Se dijo apurada, aunque pensando divertida.- En mi reino esa insolencia el caballero De La Lune no la pasaría por alto.

 No obstante, ahora no estaba en su reino. Una vez más le convenía no olvidarlo. Aunque el chico que la reconvino pasó sin embargo a responder con mayor condescendencia.

- Son los distintivos del grado de la hermandad, las cintas amarillas son para los que han sido admitidos como aspirantes. Las verdes para los miembros a prueba. Las azules para los miembros de pleno derecho, luego están las rojas para las altas jerarquías. Como yo y los miembros del tribunal, que somos quienes decidimos la entrada de nuevos miembros y dictamos las normas. Finalmente está la púrpura para el Gran Hermano que es el jefe supremo. Éste aprueba las reglamentaciones o puede dictar otras. Sus decisiones son inapelables salvo que todas las cintas rojas votásemos unánimemente lo contrario. Él también puede vetar decisiones nuestras. Y finalmente, para antiguos miembros distinguidos en el “Hall of Fame” otorgamos las cintas doradas. Luego, si sois admitidas como aspirantes, os mostraremos el cuadro de honor de antiguos componentes de nuestra hermandad. Ahora podéis hablar para decir cuáles son vuestros méritos y todos os escucharemos, para ganar el ingreso deberéis obtener una serie de puntos.
-Eso es,- añadió otro con una cinta roja.- Necesitaréis al menos cien puntos para ser declaradas aspirantes. Eso se consigue si juzgamos que tengáis buenas cualidades. Así que empezad ya. Por ejemplo tú.- Indicó señalando a Idina. -
-¿Y por dónde empiezo?- Preguntó la muchacha algo desconcertada. -
-Cómo te llamas y esas cosas- le indicó John que le explicó. - Según la tradición debes tener alguna madrina o padrino que hable por ti y que al menos sea aspirante.
-Si puedo intervenir- pidió Heather respetuosamente,- ella es muy modesta, yo podría hablar en su favor.
-Si te lo permite.- Le dijo John con indiferencia para sentenciar. -Por nosotros no hay problema. - Idina asintió y el joven se dirigió nuevamente a Heather para preguntarle. - Bien, entonces habla, aspirante. ¿A quién nos quieres presentar? – Sentenció el muchacho aplicando el formulismo tradicional. -
-Se llama Idina Rodney, sus padres fueron alumnos de este centro. Tom Rodney y Cooan Malinde.
-¿El campeón de karate?- Inquirió uno con estupor dirigiéndose ahora a Idina. -
- Sí,- respondió ésta que parecía restarle importancia al tema cuando recordó. -  Mi padre ganó dos años seguidos el interuniversitario.
-Eso son cincuenta puntos.- Valoró otro cinta roja que parecía ir haciendo anotaciones en una Tablet. - Sigue…

Y Heather sonriendo ahora y con un tono impregnado de algo de misterio, añadió.

-Es sobrina de... ¡Agarraos!, ¡nada menos que del gran Roy Malden!...
-¡No puede ser!- Exclamaron varios cintas rojas a coro. -
-¡De Roy Malden! - Dijo John casi balbuceando para sentenciar - con eso ya puedes considerarte admitida como aspirante. Eso suma más de cien puntos de por sí.
-¡Es impresionante, ese tío es una leyenda aquí!- Terció otro de los de la cinta roja, un espigado muchacho de color. - Fue el cofundador del club Landa, y un gran componente de esta hermandad. Y es uno de los miembros del Hall of Fame. Creo que a esta chica debemos imponerle ya la cinta amarilla…

            Y ante los asentimientos de las demás cintas rojas, dos chicas que las portaban  azules se acercaron atando en el brazo izquierdo de Idina la mencionada cinta. Heather sonrió y siguió diciendo.

-Pero es que eso no es todo, Idina, aquí donde la veis, es miembro de las Justices…el grupo de música, claro…

            Un silencio impresionante recorrió la estancia, todos parecían estar incrédulos hasta que por fin uno de los miembros de cinta azul le dijo.

-¿De veras? ¿Podrías cantarnos algo?...
-Bueno, tengo que preparar la voz, pero, pienso cantar en la sala de música cuando esté instalada.
-¿Y traer a tus compañeras para cantar aquí?- Le inquirió otro de la cinta roja.-
-Cuando las vea se lo diré, si no están muy ocupadas. - Sonrió amablemente Idina. - 
-Después de esto te van a admitir como miembro antes incluso que a mí, - terció Heather entre sorprendida y hasta algo celosa comentando- y yo que pensaba que con ser la hija de Melanie Sanders y de Malcolm Roberts tendría más que suficiente.
-No tan deprisa.- Intervino una nueva voz, Heather miró hacia la salida del cuarto y se quedó alelada.

La voz, perteneciente a un chico muy atractivo y fornido, enfundado en un jersey con el nombre de la hermandad, con una cinta púrpura ceñida a su pelo rubio ceniza. Con andar firme se acercó hasta ellas. Todos los demás miembros le cedieron el paso y se sentó en un sillón de cuero que presidía la sala, declarando.

- Hermanos, he oído la mayor parte y debo confesar que estoy muy sorprendido, pero, por muchos méritos que tengas por causas de parentesco deberás ganarte tu ingreso aquí. Esas reglas valen para todos.
-Me parece lo justo - contestó Idina queriendo saber.  -¿Y qué hay que hacer?...
-Es simple, seguir unas determinadas reglas de conducta y hacer las cosas que se te pidan. Si cumples bien serás una más de nosotros. Para empezar…un miembro te ha pedido si puedes cantar alguna canción de las Justices.
-Sí que podría, pero necesito acompañamiento musical. - Le contestó la interpelada - no tengo tan buena voz como Amatista, Kerria o Kathy.
-Eso es discutible. A mí me gusta mucho como cantas - intervino una chica cinta roja de rasgos asiáticos. -

            Idina le sonrió agradeciendo el cumplido pero se reafirmó.

-Yo no tengo su nivel pero haré lo que pueda...
-Pues hecho, traed una guitarra, ¡rápido! - Ordenó John. -

Dos miembros de cinta azul volaron para obedecerle. Idina, cayendo en la cuenta del grupo que le rodeaba, comentó al Gran Hermano que la observaba con atención.

-No veo a nadie aquí con cinta amarilla, ni verde.
-No pueden asistir a estas reuniones, a decir verdad Heather tampoco podría estar aquí de no ser la que os ha traído. Si sois merecedoras de ingresar eso le valdrá ganar puntos para ser cinta verde. Y creo que, viendo el potencial que tenéis, ha hecho una sabia elección.- Al escuchar aquello la aludida se derritió lanzando la mejor de sus sonrisas al escuchar esas palabras de su idolatrado Brent. -


            Por fin trajeron la guitarra, uno de los chicos se la ofreció a Idina que sabía tocarla bien, ya que su padre la enseñó cuando era muy pequeña. Para disfrute de todos cantó fragmentos de algunas de las canciones del grupo y al terminar les ofreció incluso la primicia de una que estaba componiendo. Aunque, eso no era todo. Muy animada por los aplausos que cosechó se volvió hacia Nehie y le propuso.

-¿Quieres cantar una conmigo? ¡Vamos! Como cuando íbamos en el coche cantando con el tío Roy a través del bluetooth. –
-Yo - no sé si lo haré bien. – Pudo decir su amiga con voz trémula, visiblemente colorada –
-Confía en mí. Lo harás muy bien. Y tienes que lanzarte un poco. - Le aconsejó animosamente Idina. –

Y dicho y hecho, ahora fue la propia muchacha la que retomando la guitarra, dejó que su amiga se arrancase con los acordes de una de aquellas canciones que su tío les puso en el viaje y que él tanto había cantado. Lo cierto es que Nehie tenía también una buena voz y cuando Idina se unió a ella todos los presentes las escucharon con patente satisfacción. Al terminar todos aplaudieron encantados, el mismo Brent las felicitó efusivamente. Cosa que no parecía habitual en él, a juzgar por la expresión que pusieron Heather y algunos miembros de cinta roja.

-¡Muy bien!, excelente Idina, ya has hecho muchos más méritos de los necesarios por hoy. Sigue así y dentro de nada serás una de nosotros,- y a continuación miró ahora a  Neherenia y preguntó a su vez. - ¿Y tú?-¿Quién habla por ti para solicitar tu ingreso?

Y fue la propia Idina la que adelantándose esta vez contestó.

-Si puedo hacerlo yo.
-Ya que eres oficialmente aspirante, puedes proceder. – Le indicó John. -
-¿De qué conoces a esta chica?- Le inquirió entonces Brent con una típica expresión de conquistador del campus.-
- Es una amiga muy querida. Nos conocemos desde pequeñas. Vive en un país muy lejano y es una persona muy importante allí. Además, canta muy bien  como veis, va a presentarse conmigo a las pruebas de animadoras y conoce mucho a mis padres y a mis tíos.
- Muy bien – convino uno de las cintas rojas valorando. – Todo eso suman unos sesenta puntos. Si unimos la canción que ha interpretado contigo a requerimiento tuyo, aunque sin que se lo pidiéramos podemos añadir otros diez. – Comentó con la aprobatoria mirada de Brent para proseguir. – Pero ahora deberá ser ella misma la que hable para convencernos del motivo por el cual desea entrar a formar parte de nuestra Hermandad.

            Todos guardaron silencio. Idina tomó una mano de Nehie entre las suyas y le sonrió para darle ánimos. Ésta asintió y se dirigió a los presentes.

-Me gustaría formar parte de esta Hermandad ante todo porque creo que hay que ayudar a la gente y supongo que cualquier organización que se denomine de este modo hará que sus miembros se ayuden entre sí. No sé con qué idea se fundaría este lugar, pero creo que el fundador debió de tener en cuenta que, a veces nos sentimos solos en el mundo y necesitamos el calor de los demás para no encontrarnos tristes y vacíos. Que no haya nadie que pueda decir que no tiene a otras personas a su lado en los buenos o los malos momentos. Con esas cintas que lleváis simbolizáis la hermandad, pero no solamente como un mero nombre, sino entre cada uno de los miembros. Los lazos significan unión. Para apoyarse en todas las ocasiones.

Los presentes la escucharon realmente impresionados. Fue el mismo Brent quién le preguntó.

-¿Quién te ha dicho eso?

Nehie sonrió y contestó con naturalidad.

-Roy Malden me lo contó cuando era pequeña. Él y Bertie me explicaron que, una vez, tuvieron el apoyo de los miembros de una Hermandad en la que estaban en un momento de gran dificultad en sus vidas.

Aquello evidentemente no lo sabían la mayor parte de los miembros, únicamente los cintas púrpuras recibían ese tipo de información. Y todos se quedaron aún más sorprendidos cuando Idina terció, añadiendo.

-A mis padres también les ayudaron mucho por aquel entonces, y dos de los componentes de esta hermandad que más lo hicieron fueron los padres de Heather.

            Tras esta última revelación, hubo murmullos entre los miembros, tanto las cintas azules por un lado, como las rojas por otro. Brent levantó ambas manos pidiendo silencio y este se hizo de inmediato. Después hizo un gesto a las otras cintas rojas que se levantaron y le siguieron a una estancia contigua en tanto el líder les indicaba a las chicas.

-Debemos debatir durante unos momentos, esperad a nuestra decisión.

Las muchachas así lo hicieron, estaban nerviosas y ninguna pudo pronunciar palabra. Al parecer las cintas azules que aguardaban a su lado y las observaban también estaban deseosas de saber qué pasaría y solo intercambiaban murmullos entre ellas. Al cabo de unos minutos salieron de nuevo. Las cintas rojas ocuparon ceremoniosamente sus asientos, Brent permaneció de pie y dirigiéndose a las muchachas les desveló.

-Habiendo comentado sobre vuestros antecedentes y méritos hemos decidido que otorgamos la cinta amarilla de aspirante a Neherenia Moonlight.

Nehie estaba muy contenta, se abrazó a Idina y a Heather, pero el líder todavía no había terminado y agregó.

-A Heather Roberts, al haber mostrado gran preocupación y celo por mejorar la Hermandad con tales adquisiciones la ascendemos a cinta verde…

Ahora fue ésta quien lo celebró abrazándose a sus amigas, aunque Brent seguía declarando impertérrito.

- Y por todo lo que significaron aquí sus padres y sus tíos, además de sus cualidades y su pertenencia al mundo de la música. Y sobre todo, la defensa hecha hacia una aspirante de nuestra hermandad, acordamos conceder ya a Idina Rodney la cinta verde.

            La chica se quedó con la boca abierta. Si no recordaba mal, su madre le contó que a ella le había sucedido lo mismo. No pudo casi ni reaccionar cuando dos chicas de cintas azules anudaron en su brazo izquierdo y en el de Heather la cinta verde en tanto otra muchacha cinta azul, en realidad, la propia Ashley, hacía lo propio con el de Nehie, esta vez con una cinta de color amarillo.

-La reunión ha concluido. – Sentenció Brent, tras lo cual los chicos y chicas fueron abandonando el local.

            Las dos chicas se despidieron y nada más salir, Heather no pudo contener su alegría.

-Lo habéis hecho de maravilla y Brent nos ha felicitado a las tres ¡Es maravilloso! y os lo debo todo a vosotras.
-¡No ha sido nada! - rio Idina quitándole importancia. – Esto de la hermandad está bien pero lo que yo quiero es estudiar y aprovechar el tiempo aquí.

- Sí, esto ha sido divertido. Espero que así haremos muchos amigos. – Intervino Neherenia esperanzada de ello. -


-Claro que sí,- le aseguró Heather de manera muy entusiasta. - Pero si perteneces a esta hermandad todos te respetarán. Incluso se dice que los profesores te calificarán mejor.
- Eso no me parece justo. – Opinó Idina dejando algo descolocada a su compañera que enseguida rectificó. -
- Bueno, quizás me he expresado mal. Quería decir que tendremos ayuda siempre que la necesitemos y a cualquiera le encantará hacer lo que le pidamos. Os aseguro chicas que ésta es la mejor forma de progresar aquí. Incluso cuando seamos de la Hermandad tendremos privilegios especiales.- Añadió de forma enigmática.-
¿Qué clase de privilegios?- preguntó Idina con el interés de Nehie también reflejado en el semblante. -
-Ya lo sabréis- sonrió pícaramente Heather -...

            Volvieron a su habitación y tras acabar de ultimar las cosas se acostaron. Al día siguiente Heather e Idina asistieron a las clases y después fueron a comer. Neherenia no llegaba. La esperaron unos minutos y finalmente decidieron llenar las bandejas y sentarse. Tras hacerlo y pasados unos minutos, Heather notó con agrado como un par de chicos bastante atractivos de la hermandad que portaban cintas azules anudadas en sus brazos derechos las miraban. Entonces llegó su compañera.

-Siento haber tardado.- Se disculpó alegando.- Todavía me pierdo por algunos de los pasillos. Trataba de regresar desde la biblioteca.
- No te preocupes. Hemos llegado hace muy poco. – Le comentó despreocupadamente Idina.-

En eso que Heather seguía observando a esos muchachos. Al cabo de unos minutos uno le hizo gestos. El otro se unió haciendo lo propio. Estaba claro que las invitaban a ponerse con ellos. La muchacha les dijo a sus compañeras que debían aceptar inmediatamente. Las tres se cambiaron de mesa sentándose junto a esos dos.

-Hemos oído muchas cosas bastante halagadoras de vosotras dos.- Les dijo uno de los chicos que se presentó como Steve. -
-Muchas gracias- respondió modestamente Idina - pero no creo que sea para tanto.
-Nuestro líder no opina lo mismo.- Terció Mark, el otro chico, añadiendo -y para sorprender tanto a Brent se tiene que ser alguien muy especial, estoy seguro de que llegaréis lejos.

            Heather sonreía entusiasmada sólo con escuchar esas palabras. La aparición de Idina y de su amiga había sido una maravillosa coincidencia, era lo que le hacía falta para rematar sus propósitos de ser admitida. Por lo pronto ya tenía la confirmación, en las palabras de dos integrantes del club de que estaba en el buen camino para ser miembro permanente dentro de poco. A Nehie y a Idina también les hizo ilusión estar tan bien valoradas.

-Dejadnos que os invitemos al baile de la fraternidad de la fiesta del corte.- Les pidió Mark-
-¿La fiesta del corte?- preguntó Idina sorprendida. –

            Recordaba algunas historias que sus padres le contasen de eso, y en efecto, Steve le confirmó lo que creía.

-Sí,- le explicó ese muchacho. -Verás, esa fiesta se celebra una vez pasados los primeros exámenes, se llama así porque hay mucha gente que se lleva un buen corte al suspender más de lo que pensaban.
-De todos modos la fiesta esa es para dentro de tres meses. - Les recordó Heather -, queda aún mucho tiempo.
-Sí, ¿siempre invitáis a la gente con tanto adelanto?...- Añadió Idina  queriendo saber con perspicacia.-  Además. ¿No habrá que ser miembro de vuestro club o algo así para asistir?
- Y somos tres chicas y vosotros solamente dos. – Matizó Neherenia. -


            Heather se quedó algo cariacontecida pero los dos chicos se rieron tranquilizándolas sobre eso.

-No os preocupéis - dijo Mark  mesándose sus cabellos morenos -  a los miembros a prueba sí se les permite ir. Los aspirantes, como tú, - indicaron señalando a la atónita Nehie. - Son los encargados de servir las bebidas y esas cosas. Así que, de un modo u otro siempre podríais estar allí.
- Si todo va bien. Seguramente que tú también serás al menos cinta verde para entonces. – Animó Heather a la muchacha. –
- Y chicos que deseen ser tu pareja no te van a faltar, – terció aquel chico de nombre Steve. Observando a su interlocutora con dos grandes ojos azules que se clavaron en los de ella  para sentenciar. – En caso contrario estaré honrado de invitarte en persona.
- Eso sería estupendo. – Pudo decir Nehie, sin embargo con patente timidez. -
-Entonces no hay más que hablar, puede incluso que seáis cintas azules para la fiesta. Bueno, - añadió Steve mirando su reloj. - Ahora debemos irnos ya.

            Los dos chicos se levantaron y abandonaron el comedor, al parecer tenían un poco de prisa, pero, por sus caras de satisfacción, se les notaba que estaban muy complacidos por poder tener a esas muchachas en  aquella fiesta.

-¿Lo habéis visto?- Chillaba Heather eufórica agarrando del brazo a Idina. - ¡Ya nos han invitado! y nada menos que a la fiesta del Corte. Las cosas no podrían irnos mejor.
-Pero esa será la típica fiesta del desmadre, supongo,- objetó ésta no tan entusiasmada como su amiga. -
-Todo lo contrario. - Le replicó su compañera de habitación. - En ella se deben observar todas las normas sociales y de etiqueta. ¡Es una fiesta de gala!- La hermandad de los Golden Eagle se distingue no sólo por ser la más exclusiva, sino también la de más protocolo de la Universidad.
-Yo creía que si adoraban a mi tío, serían unos gamberros...como dicen ellos.- Comentó la perpleja Idina.-
-¡No tiene que ver!- rio Heather - se permiten bromas, ingeniosas eso sí, hasta pesadas. Pero no de mal gusto. Creo que tu tío Roy, una vez graduado y cuando era un jugador famoso, vino a dar una charla aquí cuando le concedieron la cinta dorada y refundó su propia institución sentando esas bases. Mi madre me comentó que quedó muy sorprendida de cuanto había cambiado y madurado en ese tiempo. Claro que por lo que me contó, tu tía tendría que ver mucho en eso, ¡ji, ji! Me dijo que se volvió muy parecido a tu padre y a tu madre cuando estudiaban aquí.
-Pues sí que han sido importantes todos mis familiares. - Suspiró Idina sorprendida para afirmar como propósito. - Voy a tener que hacer muchas cosas más que sacar buenas notas para estar a su altura.

            Heather sonrió y asintió a su amiga. Idina le comentó a Neherenia a su vez haciéndolo extensivo a su compañera de cuarto.

-La cosa marcha. Ahora lo siguiente será entrar en las animadoras.

            Nehie asintió, aunque pensaba en otra cosa. Al salir de aquella reunión en efecto se había retrasado. Pasó por un largo corredor en el que había una vitrina con trofeos. Se detuvo a mirarlos un poco. Eran copas y algunas medallas de diversas disciplinas deportivas, football americano, baloncesto y hasta beisbol. Ella no entendía demasiado de esas cosas, aunque al observar a través del cristal creyó ver también su propio reflejo, pero algo le pareció extraño. Como si al moverse ella, su imagen no la siguiera a la misma velocidad.

-He debido de tener alguna ilusión óptica por el reflejo de la luz.- Se dijo.-

Así pues, olvidó eso y asintió entusiasmada, lo mismo que Heather, pensando en la prueba de mañana. Seguro que tenían un duro trabajo por delante. Sin más incidencia cada una se fue a descansar. Al día siguiente, después de las clases, las tres se presentaron en la cancha de baloncesto en ropa deportiva. Nehie se sorprendía de lo ceñida que era. Aunque ella no tenía excesivo pecho se sentía algo avergonzada de ir marcando tanto sus “encantos”.  Eran las seis de la tarde y todavía no habían llegado la mayor parte de las aspirantes. No obstante, un grupo de tres animadoras de la Golden, ataviadas con unos jerséis dorados con letras rojas y faldas de ese mismo color, las aguardaban. Una de ellas era Ashley, pero no fue quién se dirigió a las chicas. En cambio, una muchacha de color, pelo oscuro rizado y estatura media, se adelantó hasta las nuevas y les dijo con tono serio.

-Soy Tania Lee Waine. Jefa de las animadoras de la Golden. Junto con mis dos compañeras os examinaremos para la selección. Espero que os esforcéis. Ser animadora aquí no es nada fácil. Tenemos un gran nivel y estamos entre las mejores del Estado. Y nosotras velamos para que eso se mantenga. De modo que únicamente admitimos a las más diestras y mejor preparadas. Ahora os colocaréis alineadas y cuando se os llame ejecutaréis una coreografía básica que os mostraremos.

Todas las muchachas parecían nerviosas. Nehie realmente estaba preocupada. Ella había estudiado danza y ballet, junto con bailes de salón para las celebraciones de su reino. Incluso las amazonas la habían enseñado a moverse con agilidad para luchar. Pero no tenía ni idea de qué se le iba a exigir aquí. Heather también estaba algo inquieta pero confiada. Ella sí que conocía los pasos y su madre fue antigua jefa de las animadoras, le había enseñado muchas cosas. No obstante, ella era muy alta y eso no ayudaba con la coordinación. Por su parte Idina se mostraba tranquila, sabía bailar muy bien y estaba más que acostumbrada a las coreografías con su grupo de música. Aguardaron impacientes más que otra cosa. Por fortuna no fueron de las primeras. Algunas chicas tuvieron que comenzar y tanto Ashley como otra animadora de nombre Sally les hicieron una demostración de los pasos que querían verlas ejecutar. Las sucesivas aspirantes fueron repitiéndolos con desigual fortuna. Por su parte Tania estaba sentada en una silla próxima junto a una mesa y apoyada en ésta tenía una Tablet en la que iba tomando anotaciones. Parecía asentir con aprobación o esbozar una leve mueca según lo que veía le agradaba o no.  Finalmente llamaron a Heather.

-Vaya, vaya, la recomendada. – Le susurró Ashley con un tono de retintín que no se molestó en ocultar. - Ahora vamos a ver si eres tan buena como para que te aceptemos.
-Ponme a prueba.  - Pudo replicar ésta, a la que no cayó nada bien  ese comentario. –

Su interlocutora se sonrió para preguntarle con sorna al tiempo que metiendo el dedo en la llaga.

-Espero que puedas bailar bien, no debe ser fácil con el centro de gravedad tan arriba. ¿Por cierto, no hace frío ahí en las alturas?

Heather se mordió los labios conteniendo sus ganas de decirle a esa estúpida lo que pensaba de ella pero no debía dejarse desconcentrar. De modo que aguardó hasta que Ashley trazó unos pasos de baile y encadenó unos ejercicios bastante limpiamente realizados para indicarle con la extensión de uno de sus brazos y la palma de la mano abierta y un tono que rezumaba ironía.

-Su turno, señorita Roberts.

Y la aludida pasó a ejecutar aquella rutina de bastantes buenas maneras. Para su satisfacción pudo ver como la jefa de animadoras asentía. Al terminar se apartó de la zona de pruebas y sonrió alentadoramente a sus amigas. Al momento se escuchó a Tania dirigirse a las aspirantes.

-Idina Rodney…es su turno, señorita…


La chica avanzó y tras recibir una mirada valorativa de Ashley se disponía a comenzar cuando ésta le comentó a Tania de forma bastante amable y considerada.

-He visto a esta chica en la reunión al igual que tú. No creo que haga falta examinarla. Seguro que tiene nivel de sobra.
-Las normas son las normas. – Replicó la jefa de animadoras. -
-Gracias. Lo prefiero así.- Afirmó Idina que, tras recibir las indicaciones pertinentes sobre lo que debía hacer asintió y ejecutó sus pasos de forma realmente perfecta. -

De todos modos, Tania se limitó a hacer lo mismo que con las otras a las que parecía haber aprobado, asintió y llamó a la siguiente aspirante. Idina por su parte se retiró animando a Nehie con una sonrisa. La muchacha correspondió con otra. Al poco rato Tania la nombró en la misma forma protocolaria que al resto de las candidatas.

-Neherenia Moonlight. Su turno, señorita…

Algo nerviosa se adelantó. Ahora Ashley le dedicó una mirada divertida en tanto comentaba.

-¡Vaya! Si es mi compañera de habitación. Supongo que sabrás bailar la danza esa de los velos.

Nehie no supo que decir, pero Tania sí, reconvino de inmediato a su compañera animadora.

-Déjate de bromas. Limítate a informar a la aspirante de lo qué debe hacer.

Ashley obedeció sin rechistar. Al parecer Tania tenía una fuerte personalidad, e incluso aquella muchacha tan pagada de sí misma no se atrevía a contrariarla. Así pues, de forma más natural y amable, le explicó a Nehie qué es lo que se esperaba que hiciera. Ésta lo comprendió, no parecía difícil. Asintió y pasó a llevar a cabo las indicaciones. Resultó que no lo hacía nada mal. La jefa de animadoras incluso asintió con cierta sorpresa. Al fin la aspirante pudo retirarse. Quedaban tres chicas más y cuando terminaron Tania se levantó y comunicó al grupo.

-Se os informará de la decisión en un par de días. Las que sean elegidas pasarán a formar un grupo de prueba. Tendréis que estar en buena forma física. Os prevengo que será duro.

Y dicho esto se retiró. Tras ella se marcharon Ashley y Sally, aunque ésta última, una chica de procedencia asiática a juzgar por sus rasgos y su recortada estatura, se acercó unos momentos al grupo de Heather, Nehie e Idina y tras sonreírles, les comentó.

-Tengo la impresión de que vosotras tres vais a estar en el grupo. Aunque no os hagáis ilusiones todavía. Al final dependerá de Tania. Pero si os sirve de algo tenéis mi voto.

Las tres se lo agradecieron con sonrisas llenas de esperanza.

-¡Qué nervios!- Suspiró Heather.-
-Cálmate.- Le aconsejó Idina.- ya hemos hecho todo lo que podíamos.
-Y creo que lo hicimos bien.- Remachó Nehie.-
-¡Ojalá que nos lo hubieran dicho nada más terminar.- Suspiró Heather.-

No obstante, hubo que esperar. Cuando se despidieron por esa tarde volvieron a sus habitaciones. Nehie caminó tranquila, por una parte le encantaría formar parte de l equipo de animadoras, aunque por otra, se daba perfecta cuenta de que esa iba a ser otra obligación más que atender en su larga lista. Pasó entonces cerca de un tablón de anuncios protegido por un cristal, no le hizo mucho caso aunque algo en ella se alarmó. Girando la cabeza le pareció haber visto un extraño reflejo en el cristal. Se limitó a encogerse de hombros.

-Debo calmarme e ir a mi habitación, es tarde.- Se ordenó mentalmente.-

            No obstante, en tanto se alejaba una contenida risita femenina pudo oírse tras de ella. Ajena a eso, la muchacha llegó a su cuarto para descubrir que su compañera ya estaba allí. Ésta la recibió de un modo bastante más amable que en su primer día. Sobre todo cuando le dijo.

-Oye. ¿Sabes que me has impresionado? No sabía que en tu país bailaseis un estilo tan moderno.

Nehie la escuchó con no demasiado agrado pero recordó el consejo de Heather y contestó de buen humor.

-Normalmente no, pero a mí me gusta mucho vuestra cultura y he practicado. Ojalá que podáis enseñarme más.
-Claro – le sonrió esa chica de forma melosa para asegurarle. – Tú pórtate bien y ya verás que buenas amigas vamos a ser. Este es mi último año y me gustaría dejar una sucesora digna de mí en el grupo. Porque no te preocupes, seguro que te vamos a admitir.
-¿Lo dices de verdad?- Le preguntó Neherenia con palpable entusiasmo. –
-Naturalmente. Entre mi voto y el de Sally seguro que Tania no tendrá dudas. Y a tu amiga Idina por supuesto que también. Sois buenas, eso hay que reconocerlo.
-¿Y Heather?- Quiso saber su compañera preguntando. - ¿Qué opinas de ella?
-Esa se da muchos aires, como su madre fue la jefa de animadoras y ahora es la jefa de estudios se cree que tiene el puesto adjudicado. – Desdeñó su interlocutora para agregar. – Pues conmigo va lista. Además, ¿dónde se ha visto que una gigantona como esa sea animadora? ¡Si hasta es más alta que muchos de los jugadores! ¿No crees? Quedaría ridículo si saltase al campo para animarles y les sacara la cabeza. Más que animar, les desmoralizaría, ¡Ja, ja! - Remachó riéndose de su propia ocurrencia. -

Nehie se quedó sin saber qué replicar a eso. Tampoco tenía mucha noción de cómo serían los jugadores. A decir verdad no tenía ni idea de baloncesto. Solamente conocía al padre de Kerria, el tío de su amiga Idina, que había sido jugador. Era un hombre alto desde luego, más de lo que pudiera serlo Heather. Pero se sonrió imaginando a su amiga, con lo alta que era. Sobrepasando a algunos de esos chicos. Su compañera tomó ese gesto por algo distinto y animada arreció en su chanza.

-¡Imagínatela con las botas de tacón alto que calzamos para las finales! ¡Podría jugar de pívot! Creo que mañana tendré que hablar con su padre para que la meta en el equipo de los chicos. ¡Vaya un marimacho! ¡Desde luego a su madre no ha salido! Al menos en eso. La Bruja Roberts, será una arpía pero al menos es elegante y guapa, bueno, todo lo guapa que se pueda ser a su edad…- espetó con cierto tono despectivo.-
-¿Te cae mal la señora Roberts?- Quiso saber Neherenia, algo sorprendida de escuchar eso. -
-Esa es todavía peor que su hija. Se cree la reina de este sitio. – Le comentó Ashley de modo cómplice, como si no estuvieran solas. – Se pone muy pesada con el cumplimiento de las normas pero no veas lo que se decía de ella en sus tiempos de estudiante. ¡Debió de liarse con medio campus! Al menos con todos los tíos. Y no sé yo si con alguna chica también. A mí me pilló manía nada más entrar. ¡Y ahora para colmo tendré que aguantar a la ñoña de su hija! Esa estúpida jirafa con la cabeza llena de pájaros.

Neherenia no quiso continuar con esa conversación. Lo sentía por su amiga. Estaba claro que esa otra chica la detestaba. Pero lo que escuchó a su espalda cuando se giró para cambiarse de ropa la estremeció sin saber a ciencia cierta el porqué.

-¡No debes tener ningún sueño! ¡Los sueños nunca se hacen realidad!
-¿Qué has dicho? - Preguntó visiblemente agitada en tanto se giraba hacia su compañera tapándose los pechos con su pijama. –
-Oye chica. ¡No quería asustarte! - Se rio Ashley que le repitió aclarando. - Me refería a los sueños de grandeza de esa boba. Ya tendría que ser bastante razón el tamaño que tiene para que se diese cuenta de que no vale para esto. Para mí que sueña con ser jefa de animadoras como su mamaíta. Pero me temo que eso no va a cumplirse. ¿No crees? Y menos ahora que habéis llegado Idina y tú. Bueno chica.- Afirmó ahora tras estirar los brazos hacia el techo. – Ya estoy cansada, me voy a dormir.

Nehie asintió casi de forma mecánica, aunque no sabía por qué pero aquella frase que dijo su compañera se le había quedado grabada. Decidió olvidarse de ello, también estaba cansada y al día siguiente había que madrugar.

-No sé, siento algo raro. Una sensación desagradable… Debe de ser todo el ajetreo de hoy.

            Le daba vueltas también a la forma tan desdeñosa de Ashley cuando habló de la jefa de estudios. Todo lo guapa que se puede ser a su edad. La señora Roberts no era tan mayor. Quizás estuviera en los cuarenta y alguno, pero lucía muy bien.

-De todos modos, todos tenemos que hacernos mayores tarde o temprano- Se dijo, meditando.- Ashley debería darse cuenta de que ella algún día también envejecerá…

            Esa era una de las lecciones que sus amigas Chibiusa y las amazonas antes le habían inculcado. Cuando ella, en su infancia, les decía que deseaba hacerse tan mayor y tan guapa como ellas. Al dormirse soñó con una ocasión en la que sus amigas le hablaron de eso.

-No te preocupes por ser mayor. Crecerás y te harás adulta, eso seguro.- Le aseguró Ves- Ves.-
-Y pasará antes de que te des cuenta.- Subrayó Cere- Cere.-
-Lo mejor es que no tengas prisa. Disfruta del momento.- Apuntó Jun-Jun.-
-Sí, porque luego ya no podrás volver a ser niña otra vez.- Remachó Para- Para quien llevándose una mano a la barbilla en actitud pensativa, matizó.- Bueno, en tu caso, dos veces seguidas…o eso creo…

            Neherenia apenas recordaba aquello, pero creyó acordarse de que el resto de las asteroides miraron a Para -Para como si hubiera roto algún jarrón valioso de los que había en esa sala. Y sailor Palas se apresuró a decir con tono algo envarado casi como si estuviera excusándose con las demás.

-¡No me hagas caso, tonterías mías!…
-Lo que Para -Para quiso decir es que disfrutes al máximo de la niñez.- Intervino Chibiusa quien justamente entraba en esa sala.- Ya tendrás tiempo de ser mayor y de ocuparte de cosas de mayores…

            Y en su sueño, esa Neherenia niña asintió, aunque creyó vislumbrar algo raro en uno de los espejos del salón, como si una silueta de mujer la estuviera observando. También pareció decirle algo que resonó en su mente. Aunque esa impresión desapareció enseguida y en sueños, la ya adulta Nehie murmuró…

-¿No debo tener ningún sueño?...

Por su lado mientras, tras llegar a su habitación Heather e Idina habían estado hablando y haciendo cábalas. Ambas creían estar razonablemente seguras de ser admitidas. No obstante, la rubia comentaba algo apurada.

-Nehie y tú bailáis de maravilla, mucho mejor que yo. Además, esa zorra de Ashley me odia. Mi madre la sancionó el año pasado un par de veces por saltarse el troque de queda y la ha tomado conmigo. ¡Pero si yo ni siquiera estaba aquí entonces!
-No temas. - La quiso tranquilizar su compañera afirmando de forma optimista. – Quien decidirá es Tania. Parece una chica justa y estoy segura de que le gustó tu forma de hacer la coreografía.


Heather sonrió más alentada por ese comentario. Las chicas invirtieron un rato más en comentar otras cosas que deberían hacer el día siguiente y no tardaron en irse a dormir. La jornada amaneció y transcurrió sin novedad. Al siguiente día finalmente llegó el esperado momento y las chicas acudieron a la sala reservada como sede del equipo de las Golden State Cheer-leaders. Allí estaba expuesta la lista de admitidas. Cuando las tres convergieron hacia el cartel, pese a todas sus esperanzas e incluso seguridades en la buena prueba que hicieron, no podían evitar sentirse muy nerviosas.

-Yo no quiero ni mirar. ¡Oh Dios mío, no quiero saberlo!– Comentó Heather girando la cabeza muy nerviosa. -
-Tendremos que hacerlo. – Sentenció Neherenia añadiendo con evidente lógica. - Habrá que enterarse antes o después.
-¡Pues adelante! - Las animó Idina que fue la primera en atreverse a leer la lista.-

Era una selección de nombres bastante corta, en realidad de las diecisiete candidatas solo seis habían sido escogidas. Únicamente para reemplazar a las chicas que habían terminado la carrera el año pasado y dejado el grupo. Idina ojeó los nombres, iban el orden alfabético. Sonrió visiblemente feliz. Por supuesto el suyo estaba, siguió leyendo y declaró.

-Felicidades Nehie. ¡Te han escogido!
-¿De verdad?- Exclamó la muchacha con visible contento. –

Aunque nada dijo de Heather, su compañera de habitación se temió lo peor.  Aún sin atreverse a mirar suspiró declarando alicaída.

-Hubiera sido una suerte que nos hubiesen seleccionado a las tres. ¡Enhorabuena chicas!

Y sin ya nada que perder, miró por curiosidad para saber quiénes a parte de sus dos amigas habían sido elegidas. Pero al llegar al tercer nombre ahogó una exclamación de sorpresa y alborozo. ¡Estaba ahí! Su nombre aparecía…

-¡Me han seleccionado! – Pudo chillar llena de entusiasmo, para mirar a su risueña compañera de habitación que cómplicemente se reía junto a Neherenia. - ¿Por qué no me lo has dicho?, ¿eh?
-Como dijiste que no querías saberlo – se encogió de hombros Nehie con gesto divertido. –
-¡Me debí de saltar tu nombre! – rio Idina. –
-¡Os voy a matar a las dos!  - Proclamó de forma jocosa en tanto rodeaba el cuello de cada una de sus amigas con un brazo y las estrujaba cariñosamente. – ¡Esos sustos no se dan!

Las  tres se rieron con ganas. Ahora las chicas estaban eufóricas y decidieron celebrarlo. No obstante, tenían ya mucho trabajo que hacer. Neherenia debía también arreglárselas para contactar con su reino de la Luna. No sería tarea sencilla, Por fortuna, recibía noticias a través de las sailors. Chibiusa se ocupaba de visitar a de la Lune e interesarse por las novedades. Luego le enviaba a su amiga algún mensaje en clave, vía WhatAspp.

-La Luna brilla muy hermosa.- Leía Nehie suspirando aliviada.- Bueno, mejor así. Podré ocuparme de estudiar.

 Y es que conforme pasaban los días llegaron los esperados exámenes. Todas se consagraron a estudiar con tesón para obtener buenos resultados y así fue, pasaron las temidas pruebas del corte con buenas notas. A Nehie incluso le concedieron la cinta verde tras su ingreso en las animadoras. Lo cierto es tanto Idina como Neherenia sorprendieron a todas por su magnífica forma física. Idina además se había apuntado al club de kárate del College y no tardó en dejar impresionados a todos los miembros del mismo. Pese a su juventud era cinturón negro segundo dan y aunque por su apariencia y su dulzura no lo pareciese, era capaz de derrotar a todos los componentes del equipo, incluso a los del masculino. Su amiga Nehie también fue bien entrenada por las sailor asteroides y no le iba a la zaga en lo que a técnicas de combate se refería.  Ambas chicas eran un portento de agilidad y resistencia física. No pasó mucho tiempo antes de que Tania las encargase a ambas del entrenamiento del resto de las animadoras. Heather por su parte no destacaba tanto pero hacía las cosas de forma correcta, se esforzaba mucho por no desentonar de sus impresionantes amigas y su prestigio había asimismo crecido entre sus compañeros. Podría decirse que todo les iba bien y estaban muy contentas. Incluso Ashley tenía ahora bastante respeto por su compañera de cuarto.

-Oye chica. Lo cierto es que no me equivoqué al apostar por ti.- Le confió con bastante mejor talante del suyo habitual.-
-Gracias.- Sonrió amablemente Nehie.-

            Sin embargo, su compañera la miró ahora con cierta desgana y dijo con tono algo molesto.

-Aunque hay una cosa que deberías corregir.
-¿Cuál?- Quiso saber de inmediato.- ¿Es que he hecho algo mal?
-No, tú no.- Se apresuró a replicar Ashley que aclaró con una maliciosa sonrisita.- No es lo que haces, es con quien te juntas.
-Si lo dices por Heather, es mi amiga.- Repuso la muchacha con determinación.-
-Ya tuvo que salir esa larguirucha.- Resopló su interlocutora.- Pero en este caso no me refería a ella. Por mal que me caiga admito que no desentona tanto como yo pensaba. Y que tiene su popularidad.
-¿Entonces?- Preguntó Nehie mirando a su contertulia sin comprender.-
-Lo digo por esa gorda. Esa inútil con la que te juntas.- Comentó Ashley.- No le hace nada bien a tu imagen.
-Es mi compañera de sitio. Y no debes llamarla así.- Se indignó Neherenia.-
-Sé que ante eso no puedes hacer nada. Pero te conviene no frecuentar su grasienta compañía al salir de las clases. Y yo que tú se lo diría también a Idina.- Le aconsejó su compañera.- También tiene un prestigio que…

            Sin embargo guardó silencio de repente. Su compañera enfrentaba su mirada a la suya y eso la hizo retroceder. Esos ojos azules normalmente amables parecían despedir chispas y el rostro de aquella joven estaba contraído en un severo rictus que hasta llegó a  asustarla.

-¡No te atrevas a hablar así de Millie jamás! - Le espetó con patente ira.-

Aquello sonó como una orden tan tajante que Ashley no supo que replicar. Nunca había visto a esa muchacha enfadarse de ese modo. Finalmente se rehízo lo suficiente como para responder con calma y enfado contenidos que trataban de enmascarar un sentimiento de temor.

-Tú misma. Pero que conste que te he avisado. Estas perdiendo puntos.
-¿Ante quién?- La inquirió Neherenia con tono tajante.- Que venga y me lo diga a la cara.

            Y es que aquello la indignaba sobremanera. Hablar así de una pobre muchacha que solo había cometido el terrible delito de no ajustarse a los cánones de belleza terrestres. Recordaba ahora cuando era niña. Una vez en el palacio. Chibiusa charlaba con ella en presencia de las amazonas. La princesa Chiba le decía entonces.

-Y debes ser siempre buena y justa. Gentil con todos. Sin importarte su apariencia. Son sus actos los que cuentan.
-Vale.- Convino la niña asintiendo despacio para preguntar.- ¿Hay personas que no hacen eso?
-¿Qué no hacen qué?- Intervino Sailor Ceres.- 
-Tratar a la gente según sean guapos o feos.- Aclaró la niña.-

            El grupo de las asteroides se miraron, algunas incluso bajaron la vista sin atreverse a dirigirla a la pequeña soberana. Aunque fue Chibiusa la que tomó la palabra para explicarle.

-A veces las personas pueden ser crueles con quienes son distintos de uno u otro modo. Nosotros no podemos hacer eso. Tenemos que dar comprensión y cariño a los que estén bajo nuestro gobierno y solamente medirles en función de sus actos. Nunca de su aspecto. Eso es terriblemente injusto. Hace sufrir a las personas. Mi madre me lo dijo  a mí desde que era una niña.
-Sí, y la reina Serenity es muy sabia.- Afirmó Nehie.-
-Sí que lo es.- Sonrió Chibiusa.-
-Pues entonces eso haré yo también. Quiero ser una reina tan buena como ella.- Aseveró la cría convencida.-
-Claro que lo serás.- Terció Sailor Juno.-
-Eso desde luego.- Convino Sailor Palas.-
-Neherenia, tú sí que eres Bella y Gentil. Pero ese título no se aplica a la apariencia, sino a tu corazón.- Le comentó Sailor Vesta.-
-Así es.- Sentenció Chibiusa.- No lo olvides nunca…

            La niña asintió y ahora Neherenia volvía de esos recuerdos. Estaba más decidida que nunca a no faltar a su promesa. Fue cuando Ashley volvió a sorprenderla una vez más al añadir.

-No le haces ningún favor a esa…chica…acabará pensando que puede estar donde no le corresponde.
-¿Y eso dónde es?- Quiso saber Nehie.-
-He oído rumores de que iba a aspirar a entrar en la Hermandad. Eso no lo conseguirá ni en sueños.- Se sonrió Ashley para añadir.- Nadie la admitirá. Esa boba no debe tener sueños de esos, esos sueños nunca se hacen realidad.- Sentenció una vez más con tono frío y desapasionado ahora.-

            Y una vez más, aquella sensación de zozobra recorrió a Neherenia. No llegaba a explicarse el porqué. Simplemente dijo con tono desabrido en tanto subía a su litera.

-Vamos a dejar este tema. Haré como si no te hubiera escuchado.
-Lo que diga su Majestad.- Sonrió burlonamente su interlocutora.-
-¿Cómo me has llamado?- Repuso Nehie saltando de la cama y encarándose a su compañera pero ahora con estupor y no con ira -¿Qué has dicho?
-Vale, vale.- Pudo responder Ashley haciendo un espacio con las manos al creer otra cosa.- ¿Por qué te pones así, chica? ¿Se puede saber que te he dicho para que me mires de esa manera?
-¿Por dónde empiezo?- Replicó su interlocutora no sin sarcasmo.- ¿Por lo de Millie o por lo de Majestad?
-¿Millie? ¿Qué Millie?- Replicó su contertulia observándola con extrañeza.- No sé de qué me hablas…¿Te refieres a tu compañera de clase? No me parece un tema muy interesante que digamos.

            Turno de Neherenia para observarla con incredulidad. ¿Cómo podía tener tanta cara? O es que esa orden que le dio de dejar ese tema había sido acatada al pie de la letra. ¿Acaso habría desvelado quién era y por eso su compañera la llamó Majestad?... Lo mejor sería dejar las cosas…

-Lo lamento.- Pudo decir tratando de calmarse.- Me he pasado con el tono.
-Por eso lo digo, chica. Parecías la reina de algo.- Comentó su interlocutora que, pese a todo pareció recobrar su confianza y su brusquedad para añadir.- No pensaba que tuvieses tanto carácter. Está claro que en tu país estás acostumbrada a mandar. Pero esto es América, que te quede claro. Aquí no somos tus súbditos o lo que sea que haya allí.
           
            Y sin esperar réplica Ashley se tumbó en su litera. Nehie volvió a subir a la suya. Y por suerte no tardaron en apagar la luz y dormirse.

-No sé que sucede, pero llevo días con la misma sensación. A veces es como si algo o alguien me estuviera observando. O dictándome cosas que decir.


Y es que ella no solía perder los papeles de ese modo. Aunque esos comentarios tan ofensivos de Ashley contra Millie le habían dolido. De todos modos, ¿por qué su compañera de cuarto había reaccionado como si esa conversación un hubiera existido?


-Mejor me dormiré. Tengo que descansar…- Se dijo tratando de serenarse.-

De este modo pasaron algunos días sin nada más que reseñar. Finalmente llegó la tan ansiada fiesta de la Hermandad y como no podía ser de otro modo las nuevas estudiantes fueron invitadas. Se reunieron en la habitación que Heather e Idina compartían.

-¿Crees que me sienta bien, Heather?- Inquirió la hija de los Rodney, que lucía un bonito vestido color turquesa.-
-Estás preciosa.- Respondió la interpelada a su vez ataviada con un ligero vestido rojo bastante escotado afirmando convencida. - Seremos la sensación de la fiesta, he oído que somos las chicas más valoradas de entre los socios a prueba.

            Llamaron a la puerta del cuarto, Idina abrió comprobando que era Nehie. La muchacha venía muy guapa luciendo un vestido ligeramente escotado de color azafrán.

-¡Ahora sí que nos salimos del todo!  – Exclamó Heather al ver a su amiga así ataviada. -

            Idina y Neherenia estaban muy felices de escuchar esas palabras. Pero tampoco querían que todos los chicos del baile estuvieran pendientes de ellas. Aunque, ¡si no había otro remedio! Nehie esperó a que sus amigas estuvieran listas y terminaran de maquillarse. Luego las tres salieron rumbo al pabellón que sería el escenario de la fiesta. Cuando llegaron ellas la mayoría de los miembros estaban ya allí. Todos los chicos las observaban con mucho interés y sus  acompañantes las tomaron orgullosos del brazo. Eso a buen seguro les iba a reportar mucho prestigio social.

-Estoy nerviosa.- Susurró Idina a sus amigas que asintieron solidariamente. -
-No te preocupes y disfruta de la fiesta, mujer.- La animó Heather que ya estaba en ello riendo y conversando sin parar con los mejores partidos del campus.-

 Entre ellos, como no, con Brent que la atendió con mucha amabilidad. Más tarde danzaron con sus respectivas parejas y hasta tuvieron que conceder multitud de bailes, en uno de ellos, Idina fue pedida por el mismo jefe del Club. Notó como todas las chicas le dirigían miradas de cierta envidia. Que Brent en persona le pidiera un  baile  era un excelente principio.

-Si no tienes inconveniente,- le solicitó él de forma muy cortés. - ¿Te apetecería bailar?
-Estaré encantada. - Respondió Idina brindándole una de sus tan naturales como irresistibles sonrisas. -

            A Neherenia también se le acercó un chico alto y apuesto, de pelo moreno que le llegaba hasta casi los hombros, y vestido con un smoking blanco. Haciendo una reverencia ante la asombrada muchacha le propuso de igual modo

-Señorita. ¿Me concedería el honor de bailar conmigo?
-Por supuesto, – pudo replicar ella casi sin respirar en tanto miraba a aquel muchacho. -

Ambas parejas evolucionaron sobre la pista de baile, Brent no pudo por menos que maravillarse de la suavidad de Idina al moverse.

-Bailas estupendamente.- Le dijo sorprendido, deseando saber. - ¿Dónde has aprendido?
-Bueno,- sonrió ella sin darle importancia. - Mis padres me enseñaron desde que era pequeña, ellos eran realmente buenos, ganaron algunos campeonatos. Y también fui a ballet.
-Es cierto. Tu padre tenía fama de ser muy buen bailarín, y tu madre fue animadora del equipo e incluso daba clases de aerobic a las alumnas ¿no?..
-¿Cómo lo sabes?- preguntó Idina sorprendida ahora a su vez. -
-Tengo acceso a los almanaques de años anteriores y he solicitado información, lo hago con cada uno de los aspirantes a entrar en nuestro club. No es que no me fie de ellos, pero debo comprobar las cosas que me dicen.
-Entiendo,- contestó su pareja desapasionadamente, cosa que Brent notó. -
-Si te he ofendido de alguna manera te pido perdón, no era mi intención hacerlo. Para serte sincero en tu caso no necesitaba comprobar nada. Era sólo porque quería conocer un poco mejor a tus padres, quizás así, sabría más cosas de su hija.
-Bueno, siempre hay una manera mejor de averiguarlas. - Le respondió Idina enigmáticamente. -
-¿Por ejemplo?- inquirió el joven con curiosidad. -
-Preguntándomelas a mí. Te lo contaría sin ningún problema.
-¡Oh claro!,- Brent esbozó una sonrisa de alivio.- ¡Que estúpido soy!, tienes toda la razón. Quizás te haya parecido una especie de espía pero nada más lejos de mi intención. Si te parece, haré las cosas bien. ¿Aceptarías cenar conmigo para hablarme un poco de ti?
-No sé.- Contestó Idina con un tono de duda fingida. - Ahora tengo muchos proyectos que hacer y quizás no encuentre tiempo.
-Piénsatelo,- le insistió el muchacho, añadiendo eso sí con tintes conciliadores y llenos de interés. - Pero, me gustaría que aceptaras.
-Sí, pero solamente si a cambio tú me cuentas cosas de ti. Seguro que sería más interesante.- Le propuso ella. -
-Eso está hecho,- sonrió él bastante animado. - ¿Te parecería bien en el restaurante del campus mañana a las nueve?
- Sí, me viene bien.- Asintió Idina, mientras se separaban y aplaudían una vez concluido el baile. - Allí estaré.
-Perfecto, entonces hasta mañana,- remató Brent. - Ahora debo ir junto al resto de los socios, me van a acusar de dar favoritismos. Y en este caso, tendrían razón. - Saludó con un gesto a alguien que se acercaba y tras darle un beso en la mano a una colorada Idina se perdió entre la gente. -

Por su parte Neherenia había estado bailando con aquel chico. Ella enseguida se presentó.

-Me llamo Neherenia Moonlight, – encantada de conocerte. –
-Spencer Robins, un placer – Asintió él que agregó con un tono teñido de admiración. – Tienes un apellido que te sienta perfectamente. Eres tan bella como la luna llena.

Ese cumplido hizo sonrojar a su pareja que, sin embargo, trató de cambiar de tema para señalar.

-No te había visto hasta ahora. ¿Eres de segundo o de tercer curso?
-Digamos que soy un antiguo alumno, ex cinta roja. Podemos acudir a los bailes de la hermandad.- Le contestó él que remachó.- Pero ahora que sé que estudias aquí, tendré que visitar la Universidad más a menudo.

Lo cierto es que Nehie miraba a aquel apuesto chico y no podía evitar perderse en esos ojos negros que tenía. Eran profundos y parecían al tiempo enigmáticos y escrutadores.

-¿Te gustaría salir alguna vez a dar un paseo por la ciudad? - Le ofreció él. –
-Sería estupendo. – Admitió la muchacha, realmente emocionada por tal proposición. – Sí, me encantaría. Apenas conozco Nueva York.
-¿Este fin de semana quizás?- Se aventuró su interlocutor. -

La interpelada asintió esbozando una sonrisa. Siguieron bailando hasta que terminó la canción y tras ella, el muchacho consultó un reloj de oro que llevaba para decir.

-Vaya, creo que se me ha hecho tarde. Debo irme ya.
-¡Qué lástima! – Pudo decir su pareja, que realmente hubiese querido estar más rato con ese chico. –
-Vendré a buscarte el sábado a las siete si te parece bien. – Comentó él.-
-Estaré preparada – convino ella. -

Y tras hacerle una sentida reverencia que casi le recordaban a las de sus súbditos en palacio Nehie vio como ese chico se alejaba perdiéndose entre la gente. La muchacha se sentía casi en las nubes, su corazón palpitaba más rápido de lo normal. ¿Sería esa la sensación que se tenía al enamorarse? Chibiusa le había comentado alguna vez cosas sobre ese particular. Tenía ganas de ver a sus amigas y contárselo.

-Sí, esto debe de ser amor. O algo así. - Se sonrojó ella riéndose como una tonta.-

Por su parte Spencer salió del local, cruzó el campus ya únicamente iluminado por las farolas. Dejó atrás la verja que delimitaba la Universidad y se dirigió hacia su coche. Aún no había llegado allí cuando, a medio camino, una voz masculina tras la oscuridad de la calle, le preguntó.

-¿Has establecido contacto con ella?
-Afirmativo. - Repuso sin parecer sorprendido. – Ya está en marcha.
-Muy bien-. Convino aquella voz del extraño para afirmar. - Veremos que sucede. Tú ocúpate tal y como planeamos. Nosotros permaneceremos al margen, por ahora.

El chico asintió y sin más se metió en su coche y arrancó perdiéndose por la carretera.

            A su vez una expectante Heather se aproximó a Idina. Había estado bailando con algún muchacho pero se dedicó a observar atentamente a su compañera de habitación durante todo el tiempo que ésta había estado bailando con Brent. Ella no había tenido tanta suerte, el jefe del club sólo la había saludado pero no le pidió bailar. Llegó ante su amiga y le preguntó dominada por la curiosidad.

-¿Qué tal con Brent? Habéis estado charlando todo el rato… ¿qué te ha dicho?...
-Me ha invitado a cenar mañana, - respondió Idina sin darle mayor importancia - parece buen chico.
-¿Y cuál es tu secreto?- Preguntó Heather con un tono algo contrariado que su amiga no llegó a detectar. -
-No hice nada, -sonrió ésta - sólo me lo ha pedido, quiere que le cuente más cosas de mí.
-Ya entiendo.- Repuso su compañera de una forma desacostumbradamente fría en ella. - Espero que te lo pases bien-  y sin más se alejó directa a un grupo de chicos con cinta azul dejando a Idina muy sorprendida por su actitud. -

            Después de eso, Neherenia se aproximó a Idina. Ésta sonrió al verla, más cuando su amiga parecía venir muy contenta. Le contó el baile con aquel muchacho.

-¡Me alegro mucho por ti! – Exclamó ésta tomando las manos de su amiga entre las suyas. – Espero que me contarás toda tu cita.
-¿Qué tal tú? – Se interesó su contertulia. -

Por su parte le contó a Nehie su propia cita para cenar. Ella la felicitó también y se disculpó. Ya era tarde y tenía algo de sueño. Idina asintió y dejó que su amiga se despidiera de otros compañeros y se retirase a descansar. La que no había quitado tampoco ojo de Neherenia era su compañera de cuarto, Ashley. Tenía que reconocer que esa chica que parecía tan paradita se estaba haciendo con una reputación muy buena, incluso comenzaba a eclipsarle la suya propia. Ella solía ligar con los chicos sin problemas pero ver a esa pánfila con aquel apuesto muchacho no le había gustado nada. ¿Por qué no se habría fijado en ella? Creyó recordarle como amigo de Brent, que, por su parte, no se había despegado de Idina en casi toda la velada. Aunque eso lo comprendía. Esa muchacha aparte de tener unos padres muy famosos en la Universidad y un tío célebre a nivel mundial, era, por ella misma, una cantante de éxito y muy buena en todo lo que hacía. ¡Pero Nehie! Estaba claro que era una bailarina excelente y guapa. Aunque a Ashley le parecía que estaba interfiriendo directamente en su terreno. Y eso unido a su exhibición de genio del otro día. Parecía que aquella muchacha había venido en plan modosita y que ahora comenzaba a sacar los pies del tiesto. Tendría que darle una lección y marcarle el territorio a esa novata. Bueno, mejor sería dejarlo estar, al menos de momento.

-Te estás comenzando a dar muchos aires.- Se dijo no sin inquina.- Pero no te preocupes, ya te pondré en tu sitio.

            Su compañera de cuarto en tanto no se acercó a Idina hasta que terminó la fiesta, pero su amiga no pensaba que eso se debiera a nada en particular. Cuando se hizo tarde las dos regresaron a su habitación. Idina se percató de que su amiga no parecía muy dispuesta a conversar. Según le dijo estaba deseosa por acostarse y no charlar, pretextando estar agotada. Lo dejó correr y se fue a dormir, creía que efectivamente estaría cansada. Ella misma se sentía muy fatigada por los últimos días de exámenes y por aquella intensa fiesta. En tanto se desvestían Heather pasó al baño, su amiga le deseó buenas noches ya en pijama y se preparó la litera.

-Voy a ordenar un poco esto. Que descanses. Mañana charlamos con más tiempo. - Le dijo ajena a los pensamientos de su compañera que no respondió.-

            La otra muchacha se sentía molesta. Aunque cuando trataba de racionalizar aquello se daba cuenta de que no estaba siendo justa. La pobre Idina no tenía culpa de nada. O, ¿quizás sí? sabía que a ella le gustaba Brent y no se recató de coquetear con el muchacho y de aceptar su invitación. Además, vino a decírselo encantada como si la propia Heather tuviera que alegrarse por ella. La chica susurraba eso en lugar de pensarlo y casi sin darse cuenta se encontró hablando consigo misma en tanto se miraba al espejo.

-No, no debe de ser algo que ella haya hecho a posta. – Comentaba en voz baja como queriendo convencerse de ello. – Bueno, es muy guapa, famosa y encima muy buena en todo lo que hace. Puede cumplir todos sus sueños. En cambio yo, no es que sea fea, ni un desastre, pero nunca seré tan buena como ella. ¿Verdad? Mi sueño sería llegar a ser tan popular como lo fue mi madre, y gustarle a Brent, pero eso es imposible. Si al menos no fuera tan alta. No puedo bailar igual de bien que ellas. No… no debo tener ese sueño, nunca se hará realidad. Eso es…

Súbitamente se cayó ahogando una exclamación, había jurado que su reflejo le devolvía una  extraña mirada. Y casi gritó al escucharse decir, por lo menos viendo como su propia imagen articulaba las palabras con una expresión entre malévola y divertida.

-No, no debes tener ningún sueño. Los sueños nunca se hacen realidad.
-Pero…- pudo decir ella con un hilo de voz. - ¿Quién ha dicho eso?
-Tú lo has dicho y es verdad.- Se respondió a sí misma. Al menos su reflejo fue quien le contestaba añadiendo. – Tu amiga Idina es demasiado buena para ti. Todo lo hace mejor que tú. Incluso tu propia madre la tiene en una gran estimación. Está más pendiente de ella que de ti. No te sorprendas de que a Brent le guste. Esa chica puede lograr que cualquier hombre se sienta atraído hacia sus encantos y lógicamente ha elegido al mejor. ¿Por qué habría de conformarse con menos?
-Sí. Es verdad. - Musitó la muchacha que ahora solo podía mirar fijamente a esa imagen que parecía tener voluntad propia e incluso comenzar a  apoderarse de la suya. -
-Esa amiguita suya y ella son tal para cual. Se van a hacer con todo aquí. En cambio tú no importas nada a nadie.
-No le importo a nadie, – repitió casi mecánicamente Heather que parecía seguir ahora los dictados de una fuerza más poderosa que ella misma cuando repitió una y otra vez como un mantra. – No debo tener ningún sueño, los sueños nunca se hacen realidad. No debo tener ningún sueño, los sueños nunca se hacen realidad….no…

Unos golpes en la puerta la sacaron de aquel estado de ensimismamiento. Desconcertada miró en todas direcciones, ahora su imagen lucía perfectamente normal.

-Heather. ¿Estás bien? - Quiso saber su compañera de habitación tras la puerta cerrada. – Llevas mucho rato dentro.
-Estoy bien, enseguida salgo. – Logró decir su desconcertada interlocutora que a los pocos segundos abrió la puerta  y salió del baño. –
-Vaya chica. Me habías asustado. – Comentó Idina sonriéndole ahora para añadir en tanto se disponía a entrar en el baño. – Voy a retocarme un poco y a lavarme antes de ir a dormir.

Heather la observó con una expresión algo distante y únicamente musitó.

-No debo tener ningún sueño…
-¿Decías algo?- Quiso saber Idina observándola algo sorprendida. –
-Que debo de tener sueño. Eso es todo. Casi me duermo ahí dentro. – Pudo replicar su compañera de forma algo más natural. -

Su interlocutora se encogió de hombros y pasó al cuarto de baño, por su parte Heather se metió en la litera. Cuando Idina salió del baño se encontró a su amiga dormida. Sonrió, pensó que al día siguiente cuando hubieran descansado tendrían tiempo para charlar. Pero a la mañana siguiente lejos de mejorar parecía que estaba más hostil con ella. Salió casi sin dirigirle la palabra dirigiéndose hacia el comedor. Idina se arregló tan rápido como pudo para ir tras ella. Consiguió alcanzarla justo en la entrada.

- Pero, ¿se puede saber que te ocurre?- Le inquirió la asombrada chica sin comprender su reacción. -¿Que se supone que te he hecho?..
-No, nada,- le respondió secamente Heather. - No puedo pretender que tú lo entiendas.
-¿Es por Brent?- repuso Idina - , ¿te has enfadado conmigo porque me ha invitado a cenar?...

            Su compañera no respondió pero en su cara se adivinaba que esa era precisamente la causa de su enfado. Idina trató de congraciarse con ella.

-Si te hace sentir mejor, le diré que no...

            La otra joven le dedicó una mirada de estupor. No sabía que responder…

-No puedes hacer eso.- Contestó al fin Heather suavizando ahora su tono de voz para mentir, al menos en parte. – Además, no tiene que ver con él y no te favorecería nada para entrar en el club.
-¡A la porra el club!- exclamó Idina. - Antes que eso estás tú que eres mi amiga.
- Tu sueño era entrar en ese club. – Opuso Heather ahora con inquietud. –

            Incluso llegaba a avergonzarse de sí misma y su egoísmo. Más cuando su contertulia le dijo.

- No, mi sueño es tener buenos amigos y ser feliz, y un día ser una maestra tan buena como mi madre.

Aunque mirando a Heather su amiga juraría que de pronto la expresión de la muchacha cambió. De parecer preocupada a lucir como si aquello le divirtiese.

- No debes tener ningún sueño. - Replicó la rubia muchacha con una sardónica sonrisa, dejándola atónita.  –Lo sueños nunca se hacen realidad.
- ¿Pero, qué dices?- exclamó la atónita muchacha. -
- Se hace tarde. - Fue la única respuesta que arrancó de una ahora lacónica y fría Heather, que, sin más se dirigió hacia la cafetería. -

            Idina se quedó clavada en el pasillo, observando como su compañera de cuarto se alejaba y sintiéndose cada vez más preocupada. ¿Qué le estaba sucediendo a esa chica? Parecía estar como ida. Desde luego si era alguna clase de broma de la Hermandad no tenía ninguna gracia. Pudiera ser. Ella les oyó alguna vez a sus padres y a sus tíos comentar algo sobre ciertas ceremonias de iniciación. Estuvo esperando un rato hasta que con alivio vio acercarse a Nehie. Enseguida se dirigió hasta ella y la abordó para contarle lo ocurrido. Seguro que se trataría de alguna tontería y su amiga le daría la razón. No obstante, para su asombro y mayor preocupación ésta  pareció ponerse blanca cuando la oyó.

-A mí, esta noche me ha sucedido algo parecido cuando Ashley y yo nos íbamos a dormir.

Y para inquietar todavía más a su amiga Nehie le refirió lo ocurrido. Las dos chicas retornaron a horas distintas. Ella ya tenía puesto el pijama y estaba acostada cuando su compañera llegó. Parecía haber bebido algo de más. Nehie no estaba aún dormida pero se sobresaltó de igual modo cuando Ashley entró hablando en un tono bastante alto para esas horas.

-¡Qué fiesta tan alucinante, uau!
-Chisst – Le pidió su compañera de cuarto, bajando de la litera con visible inquietud para susurrarle. – Ashley. Es muy tarde. 
-Sí que lo es ¡y qué! – Pudo replicar ésta con un tono todavía excesivo. – Seguro que todos los demás ya estarán durmiendo y teniendo bellos sueños. ¡Qué ilusos!
-¿Por qué iban a serlo?- Inquirió cándidamente Neherenia a la par que trataba de serenar a su compañera  que parecía haberse exaltado. – Soñar con cosas hermosas está bien.

Aunque ahora Ashley fue la que, posando un dedo sobre sus propios labios, le reveló como si de un gran secreto se tratara, usando un tono de voz mucho más bajo, casi con un susurro.

-¡Chisst!, no debes tener ningún sueño. Los sueños nunca se hacen realidad.

A su interlocutora le dio un vuelco al corazón. ¡Otra vez esa frase! Aquello la había descolocado, reaccionó sin embargo cuando vio que  Ashley se trastabillaba. A duras penas la ayudó a desvestirse y meterse en la litera. Su compañera se quedó dormida a los pocos minutos. Pero Nehie no podía dejar de pensar en aquellas palabras. Era como si alguien se las hubiese dicho antes. Y para horror de Idina, que estaba pálida, su amiga añadió.

-Y eso no es todo. Justo antes de verte a ti, cuando venía hacía aquí…

Caminaba hacia la cafetería. Neherenia se había levantado dejando a su compañera aún dormida. Lo cierto es que al ser viernes las clases comenzaban y terminaban antes. Se sonrió recordando la versión de la canción de una conocida artista que hacían Idina y ella con el resto de las animadoras. “Thank God Is Friday”. Aunque eso era más en alusión a algunos partidos del equipo que se jugaban ese día que a la fiestecita de ayer. De todos modos no le vendría mal a Ashley dormir un poco y quitarse esa borrachera que trajo. Ahora, a la luz de la mañana y de ese espléndido día, Nehie no se preocupaba ya por lo sucedido la noche anterior. Es más, lo achacó simplemente a las copas que su compañera se habría tomado. En ese instante vio como Millie se dirigía también hacia la cafetería, cargada como de costumbre con varios libros.

-Hola Millie. – La saludó con tono jovial. –

Aunque su compañera, habitualmente pendiente de devolverle los saludos o contestarle de forma rápida, esta vez pareció ignorarla. A Nehie le extrañó. Se acercó hacia la chica que al ir tan cargada quizás no se hubiera percatado de su presencia.

-¿Puedo ayudarte con eso?- Le ofreció Neherenia. –
-No puedes ayudarme, – sentenció ésta de forma fría y hasta distante. –
-¿Te encuentras bien?- Se interesó su amiga que al verla con aquella expresión ida comenzó a preocuparse. - ¿Tienes sueño? Pareces cansada.
-No, no debo tener ningún sueño.- Pudo replicar ésta dejando atónita a su interlocutora, más cuando sentenció.- Los sueños nunca se hacen realidad.
-¿Pero, qué te ocurre? – Insistió Nehie deteniendo a su compañera que ya se alejaba caminando de forma robótica por el pasillo. -

Millie se paró al sentir las manos de esa chica sobre sus hombros. Pero no respondió. Parecía estar casi en trance. Al verla en este estado su amiga le dijo con tono que trataba de ser tranquilizador aunque sin conseguirlo en demasía.

-Ven conmigo. ¡Eh! vamos a la enfermería. Creo que tiene que verte el médico. Lo más seguro es que necesites un poco de descanso.

Entonces su amiga pareció notar al fin su presencia. La observó algo sorprendida y le preguntó.

-¿Qué haces? ¿Por qué me estás sujetando?
-Yo… creía que te ocurría algo. - Pudo replicar Nehie visiblemente confusa. –
-Sí. ¡Tengo montones de deberes que hacer! - Le sonrió Millie que parecía no recordar nada de lo que acababa de suceder. - No me vendría mal un poco de ayuda después.
-Claro- te ayudaré encantada. – Se ofreció su compañera, ahora más aliviada, aquella muchacha parecía haber vuelto a la normalidad. -
-Por cierto. ¿Qué tal el baile?- Quiso saber su compañera.-
-Oh, muy bien. Lo disfrutamos mucho…- Sonrió Nehie.-
-Vosotras que podéis.- Suspiró la otra muchacha.-
-Oye, seguro que te invitarán al que viene.- Quiso animarla su compañera posando sus manos sobre los hombros de esa pobre chica.-
-No debo tener sueños que nunca se harán realidad.- Sentenció ésta dejando helada a su contertulia.- Bueno, debo rime, luego te veo…Adiós.

Neherenia apenas sí pudo devolverle un adiós de cortesía. Ahora rememorando aquello suspiró y terminó por remachar su relato.

-Nos despedimos y me vine para acá. Entonces te vi.
-Aquí está pasando algo muy raro. – Declaró Idina que estaba pensativa tras escuchar a su amiga. - Creo que debería llamar a mi prima Kerria que vive cerca. ¡Oh no!- Exclamó tras acordarse. – Creo que estará en su universidad, ella se fue a estudiar fuera.
-Quizás podría ponerme en contacto con Chibiusa y las Sailor Asteroides. - Le propuso Nehie. – Ellas tienen experiencia en estas cosas y podrían ayudarnos a averiguar lo que está pasando.
-Sí- convino su interlocutora agregando con tintes reflexivos.  – Estaba pensado en llamar a mis tíos Roy y Beruche que sí están cerca de aquí, pero no quiero preocuparles. Puede que todo esto no sea más que una tontería. 
-Nosotras podremos ocuparnos de lo que sea junto con Chibiusa y las demás. Si es que fuera algo serio. – La animó Nehie afirmando con optimismo recobrado. – Recuerda que también somos luchadoras de la justicia.

Su amiga convino en ello y tras decidir aquello se fueron a desayunar. Al acudir a clase las cosas parecían haberse normalizado. Las otras chicas no daban la impresión de comportarse de forma extraña. De hecho, luego tuvieron ensayo con las animadoras y Heather se portó como era característico en ella, sonriente, animada y llena de energía. Idina al verla sonrió. Al parecer las cosas habían vuelto a la normalidad. Y se alegraba por ello, al día siguiente tenía su cena con Brent. En un momento que tuvo la muchacha buscó a Nehie y ambas charlaron.

-Por lo que parece todo está bien otra vez. – Le comentó Idina. –
-Eso parece.- Convino su amiga que incluso se rio un poco al permitirse añadir. – Ashley ha vuelto a meterse con un par de chicas porque no le gustaba su forma de ejecutar algunos pasos. Ha sido muy borde y sarcástica. En resumen, la he visto muy normal, ¡para lo que es habitual en su forma de ser!

Su amiga rio con ella, lo dejaron  y se despidieron, se hacía tarde y tras cenar retornaron a sus habitaciones para dormir. Neherenia ya estaba preparándose para irse a la cama cuando llegó su compañera. Al menos esta vez no vino armando ruido. Ashley como era su costumbre obvió los saludos y se metió en el baño. En esta ocasión tardó menos en salir y parecía estar absolutamente normal, más cuando le comentó a su compañera, como tantas otras veces, al ver a Nehie peinándose sentada en una de las sillas que tenían junto a una mesa que les servía como despacho.

-No sé cómo puedes aguantar ese pelo tan largo, chica.
-Siempre lo he tenido así. – Replicó ésta deseando tener algo de conversación. –

Por una vez parecía que Ashley estaba de buen humor puesto que, en forma más desenfadada le pidió.

-¡Pues ya me darás tu secreto! A mí me gustaría tener un cabello así para siempre.
-Debes cuidarlo mucho. Recuerdo que, siendo pequeña, me lo aconsejó la madre de Idina. Me dijo. ¿Sabes? El pelo es el mejor adorno de una mujer, así que debes cuidártelo bien.
-Bueno, nada dura para siempre. – Suspiró Ashley que declaró con un extraño tono, demasiado pesimista para lo que era habitual en ella. - Tarde o temprano todo desaparecerá. Envejeceremos y moriremos. ¡Ojalá pudiéramos ser bellas y jóvenes por siempre!

Neherenia observó a su compañera de cuarto con asombro. Aquel pensamiento nunca se le había pasado por la cabeza. Aunque tras meditar un poco pudo responder.

-Todo sigue un orden natural. Mis amigas me lo han explicado. Todas las edades tienen su parte buena. De modo que aprovechemos ahora que somos jóvenes.
-Sí,- convino Ashley con un tono algo enigmático. – Tienes razón. Bueno hasta mañana.- Se despidió para ponerse el camisón e ir a acostarse sin más. -

Nehie hizo lo propio. Esa noche no hubo novedades, al levantarse su amiga ya no estaba, debía de haber madrugado.

-Para lo que es ella, sí que se ha levantado temprano.- Se dijo Neherenia.-

Idina se levantó también algo tarde y su compañera de cuarto tampoco estaba allí. Heather parecía comportarse de forma un poco rara, aunque la muchacha lo dejó correr. Tampoco es que hubiera hecho nada extraño esa pasada noche. Más bien la notaba más distante de lo que solía. Quizás fuese por lo de Brent. A ella le gustaba y no le debió de caer nada bien que invitase a su compañera de habitación a cenar. Pero Idina no veía nada de malo en ello. Y debía admitir que ese chico era muy guapo y agradable. Cuando la muchacha salió de la habitación dirigiéndose hacia la cafetería vio precisamente a su compañera. Como aquella situación duraba demasiado se decidió a abordarla.

-Buenos días, Heather. – La saludó con toda la simpatía que pudo. –
-Hola- replicó ésta con un tono neutro. –
-Mira- pudo decir su compañera y amiga que no deseaba ya posponer esa enojosa cuestión. – No te preocupes, el hecho de que Brent me invitase a cenar esta noche no significa nada para mí. Al menos, yo no estoy interesada en él. Seguramente lo habrá hecho para conocerme como nueva miembro del grupo.
-Sí, seguramente eso habrá sido. – Convino su compañera que ahora pareció esbozar una leve sonrisa y agregó con tono de disculpa. – Perdona. No he sido nada justa contigo.
-No hay nada que perdonar. – Sonrió nuevamente su amiga. -

            Las dos jóvenes se abrazaron y fueron a desayunar. Ahora parecía que las cosas estaban por fin aclaradas. Allí además coincidieron con Nehie que estaba sirviéndose en la bandeja. Fue entonces cuando Heather les comentó a ambas.

-Vaya, ¡qué despistada soy! Me dejé el libro de sociología en la habitación y tenemos la clase a primera hora.
-Corre y vete a buscarlo. – La apremió Idina, -nosotras te guardamos un sitio en la mesa. – Le indicó señalando una de ellas que había en una esquina de la cafetería.

Su amiga convino en ello. Salió deprisa de allí.

-Espero que le dé tiempo a volver y desayunar con nosotras. - Comentó Neherenia. –
-No sé,- le confesó Idina a su amiga. – Últimamente ha estado un poco rara, creo que es porque he quedado a cenar con Brent. Ya te lo dije, pero, es que a veces me da la impresión de que es algo más. Como si de repente no fuera ella misma. Tiene unos cambios de humor muy raros.

Le explicó a su interlocutora lo que pasaba y Nehie asintió, para también desvelarle a su amiga.

-Como ya te conté. Millie tampoco parece ser ella misma. Y a mi compañera de habitación le ocurre algo parecido. Es muy desconcertante, lleva un par de días diciendo unas cosas muy raras…

A su vez le narró a su compañera de estudios lo que Ashley había estado diciendo en las últimas noches, Idina se limitó a encogerse de hombros para sentenciar.

-Me temo que esa chica es muy superficial.
-¡La temporada de exámenes puede desquiciar a cualquiera! - Rio ahora su amiga que visiblemente animada le comentó a su vez. – Pues yo he quedado hoy a las siete con Spencer, ese chico moreno tan guapo. Se ha ofrecido a enseñarme la ciudad.
-¡Vaya!- Se sonrió Idina. – Tampoco puedes quejarte, es un buen plan. Al parecer las dos vamos a tener unas interesantes veladas esta noche.

Neherenia asintió solidariamente y las dos se echaron a reír. Por su parte Heather había llegado a su habitación, se permitió recoger el libro aunque una vez lo tuvo se paró ante el espejo del cuarto de baño. Algo la impelía a contemplarse allí. Como si por arte de magia se tratara se observó a sí misma vestida con un largo traje de satén y unos cabellos sorprendentemente largos. Para su asombro juraría que esa extraña imagen de sí misma se dirigía a ella y le decía unas palabras. Palabras que ella misma comenzó a repetir como un mantra según dejaba la habitación, olvidando el libro en la mesita y opacando su mirada.

-No debes tener ningún sueño, los sueños nunca se hacen realidad.

Al salir del cuarto se reunió con otras chicas y chicos que parecían caminar como ella, repitiendo las mismas palabras, entre ellos estaban Ashley  y Millie. Ajenas a esto tanto Idina como Nehie retornaron a sus habitaciones. Por más que esperaron a Heather ésta no apareció. Pudiera ser que le hubiese surgido algo inesperado. Al llegar a sus respectivos cuartos no encontraron a  sus compañeras, aunque de seguro que ambas estarían por ahí. Ninguna le quiso dar más importancia. Estaban más interesadas en sus respectivas citas. Llegó la tarde y Neherenia se vistió. Aunque se puso un atuendo más convencional, con pantalones vaqueros largos y una blusa de color naranja pálido. Antes de salir se dedicó una última mirada en el espejo. Sobre todo colocándose bien sus orejas que tenían forma puntiaguda y caían ligeramente hacia los lados. Ella sabía de sobra que los humanos no las tenían así, de modo que se las juntaba a sus sienes con un pegamento especial y las cubría con su abundante pelo. De ese modo nadie podría notar nada extraño. Fue entonces cuando lo vio. Dio un respingo y soltó una exclamación ahogada apartándose de inmediato del espejo. Aunque, tras dedicar unos instantes a calmarse volvió a mirar y no pudo notar nada fuera de lo normal, salvo la visión de ella misma respirando todavía agitada.

-¿Qué fue eso?- Se preguntó con un hilo de voz. –

Durante un brevísimo instante juraría haber observado a una mujer adulta, bastante hermosa, con un pelo largo y oscuro como el de ella misma, que le devolvía una fría mirada esbozando una siniestra sonrisa. Pero debió de ser una especie de alucinación. Decidió no pensar más en ello y salió de su cuarto dirigiéndose hacia el punto de su cita…

-Me estoy contagiando de la paranoia de Ashley.- Se dijo en un intento por olvidarse de aquello.-

Idina también se preparaba. Tras una ducha se cambió poniéndose un  vestido de noche de color burdeos. Suerte haberse traído esa clase de vestuario. Y aunque ella  se decía que era una cena amistosa para conocer a Brent, algo la impelía a arreglarse bien para la ocasión. Llegó puntual pero el muchacho ya la estaba esperando. Iba vestido con un elegante traje y tenía una inmejorable planta. Ella se acercó sonriente sin dejar de pensar que no estaba nada mal. Cuando llegó hasta él, el chico la tomó del brazo y ambos entraron al restaurante donde tenían reservada la mejor mesa. Su cita retiró la silla de Idina y ella se sentó.

-Muchas gracias.- Le dijo la agradada muchacha. - Eres muy amable.
-Es lo menos que te mereces,- sonrió halagadoramente él. -
-Supongo que harás esto con todas las chicas que ingresan en el club. - Comentó Idina mirando azorada a su copa. -
-No con todas,- contestó él.- A decir verdad, eres la única con la que lo he hecho.
-¿Y por qué conmigo?- preguntó Idina algo sorprendida. -
-Tú eres especial. - Le respondió él con un tono que parecía realmente sincero -...

            Cenaron charlando sobre sus respectivas aficiones y lo que esperaban después de graduarse. La conversación estaba en esos derroteros cuando terminaron y salieron a dar un paseo.

-Estoy preocupado por el futuro del Club,- le confesó Brent. - La mayoría de los miembros de más grado,  incluido yo mismo, nos graduaremos este año y no veo que los que ahora están en segundo sean demasiado capaces.
-Pero alguien habrá en el que confíes.- Pudo responder ella. -
-El único que puede estar a la altura de esta responsabilidad es Brad, pero es ambicioso, no sé si será una buena idea. Ojalá que tú hubieras ingresado un año antes, serías la sucesora perfecta.
-Yo, ¡no que va!- sonrió la interpelada, afirmando. -No me gusta tener que dirigir a nadie.
-Pues es una lástima.-  Declaró Brent.- Cualquiera estaría dispuesto a seguirte hasta el fin del mundo.

El muchacho estaba acercándose a ella cada vez más, Idina no sabía cómo reaccionar, él aprovechó su desconcierto para besarla en los labios y la chica se apartó muy aturdida.

-No, no creo que esto sea una buena idea. - Objetó ella, creando un par de metros de distancia entre ambos. -
-¿Por qué?- Le Preguntó Brent extrañado de esa reacción, cualquier chica habría estado encantada de que él la hubiera besado. -Tú me gustaste desde el primer momento en que te vi en la reunión de aspirantes. – Le confesó con un tono algo ansioso para proponerle sin más -... ¿por qué no salimos juntos?..
-Eres un chico muy guapo y encantador, pero...no puedo hacerlo. Le haría daño a una persona a la que aprecio mucho.- Repuso ella bajando la cabeza para negar. -No te enfades, por favor, pero no puede ser.
-Entiendo,- suspiró Brent admitiendo no sin sorpresa. - Lo cierto es que ninguna chica me había rechazado hasta ahora. Pero si es por no dañar a una amiga, esa persona debería ser tan justa como tú y no interponerse. Prométeme que, por lo menos, te lo pensarás.
-Vale,- le contestó Idina ansiosa por terminar con aquella situación. - Ahora estoy cansada, no quiero pensar en nada que pueda ser importante...
-¿Te acompaño hasta tu residencia?- se ofreció el muchacho con amabilidad. -
-Gracias,- aceptó Idina. -

            Recorrieron el corto trecho que les separaba del edificio donde se alojaba ella. Brent quiso darle un beso de despedida pero ella se lo negó con un suave gesto. Él lo entendió y se alejó de allí. Idina le vio perderse entre las sombras y tomando aire entró en el edificio recorrió el pasillo hasta llegar a la puerta de su habitación. Una vez entró, Heather la esperaba dominada por la impaciencia y la curiosidad.

-¿Qué tal te fue?- Le preguntó sin poder disimular. -
-Pues, fue muy agradable, es un chico estupendo, pero...
-¿Pero?..¿Qué te dijo?..- inquirió Heather -...
-La verdad es que me ha pedido que salga con él...- repuso Idina en voz baja. -
-¿Y tú que le has dicho?- Quiso saber su interlocutora que no podía contener la angustia a la espera de la respuesta de su amiga -
-Le he dicho que no. - Suspiró Idina -  sé lo que tú sientes por él y no quería hacerte daño…

            Heather abrazó a su amiga obviamente arrepentida de su propio egoísmo.

-¡Oh Idina, lo siento! No debes renunciar a él por mí. - Le dijo entre sollozos - es un chico fantástico y si se ha fijado en ti Yo nunca podría entrar en su corazón, acepta salir con él si eso es lo que quieres.
-No deseo hacerte daño, Heather.- Contestó su interlocutora a punto de llorar también, - no lo soportaría.
-No seas tonta- repuso ésta con una sonrisa. - Si tú sales con él será casi como si lo hiciera yo. Lo que no soportaría es que saliera con alguna de esas estúpidas  de tercero. O con la zorra de Ashley por ejemplo.
-Lo pensaré,- asintió Idina que en el fondo lo estaba deseando. - Pero ahora tengo tanto sueño – Agregó riendo para desdramatizar la situación.- Anda, vámonos a dormir que mañana tenemos un largo día de clase por delante.
- Tienes razón - convino su amiga que, sin embargo se trastabillo llevándose una mano a la frente y apoyándose a la pared con la otra. –
- ¿Te ocurre algo?- Se interesó su compañera de habitación que la observó con preocupación. –
- No lo sé- de pronto me duele la cabeza. – Pudo responder su interlocutora. – Tengo que sentarme. – Añadió, puesto que parecía estar algo mareada. –

Idina la ayudó a sentarse sobre la litera y con gesto preocupado se ofreció a traerle algo. Heather pudo negar con la cabeza en tanto componía una sonrisa.

-Ya estoy bien. Ha sido una tontería. No sé, un mareíllo. Será debido al estrés y a los días que llevo. Últimamente no he dormido demasiado bien. Voy a lavarme la cara.

Se levantó por su propio pie e Idina le flanqueó el paso. Heather se metió en el baño, aunque dejó la puerta abierta, abrió el grifo y se roció con agua fría en la cara. Parecía encontrarse mejor. Al menos hasta que se miró en el espejo. Estaba silenciosa, se mantuvo un buen rato observando su reflejo. Su amiga se percató.

-¿Te pasa algo?- Quiso saber Idina entrando al cuarto de baño para preguntarle a su compañera. –

Aunque al girarse hacia ella, Heather tenía una expresión extraña. Diríase que su mirada era fría, distante. Como en los días anteriores. Y entonces, con un tono igual de gélido que sobrecogió a su compañera le espetó.

-¡Tú has destruido mis hermosos sueños! Pero es mejor así, los sueños nunca se hacen realidad.
-Pero. ¿Qué dices?- exclamó Idina visiblemente asustada por aquella forma que tuvo su compañera de dirigirse a ella. - ¿Te encuentras bien?

Y luciendo una macabra sonrisa Heather extendió sus brazos agarrando a su amiga del cuello, parecía querer estrangularla. Idina estaba demasiado asombrada y asustada como para defenderse en un principio. Después, sus conocimientos de las artes marciales le permitieron liberarse de ese agarre. Y tras propinarle un golpe a su compañera salió corriendo de la habitación.

-Tengo que llamar a Nehie, y que me ayude con esto.- Se decía presa de la agitación. -

Antes de que todo eso ocurriera Neherenia se había encaminado al lugar de su cita. La joven estaba entusiasmada. Deseaba que aquel guapo chico no lo hubiera olvidado, pero en cuanto ella llegó a la entrada de la Golden ahí estaba él aguardando. Spencer la recibió esbozando una amplia sonrisa y con mucho respeto inclinó un poco la cabeza, tomó una mano de la muchacha y se la besó. Neherenia estaba muy complacida. Aquello le recordaba a esas recepciones de  palacio pero esta vez, sin que el apuesto chico que tenía como cita supiese realmente quien era ella.

-Me alegra que hayas podido venir. Vamos, te mostraré lo mejor de la ciudad. – Le dijo él a modo de saludo. –
-Estoy deseando verla. – Le confesó ella con visible ilusión. -

El muchacho no se hizo de rogar y la llevó en taxi hasta la “Gran Manzana”. Durante un par de horas anduvieron visitando algunos lugares emblemáticos y más tarde tomaron algo. Nehie tenía curiosidad por aquella comida llamada “perritos”. Los probó y le gustaron aunque no pudo evitar mancharse un poco las comisuras de los labios con salsa. Spencer, sonriendo ante esa situación le limpió gentilmente con una servilleta. Ella no pudo evitar ruborizarse. Atardecía y la noche iba a llegar pronto. El muchacho la guió por las calles de vuelta e incluso la obsequió con unas flores que compró en un puesto cercano. Eran rosas, a Nehie le gustaban mucho. Le recordaban a las flores favoritas del rey Endimión. Tras agradecerle su amabilidad al chico, éste la miró con intensidad y le preguntó.

-¿De dónde eres? Está claro que no de por aquí.
-De un país que está muy lejos.- Pudo responder la chica. –
¿Cómo de lejos?- Quiso saber él.-

            Y tras unos instantes de duda, ella, en un arrebato audaz , teñido eso sí de humor, replicó.

-¡Tanto como si estuviera en la Luna!
-¿Y has venido a estudiar toda la carrera o solo estás de intercambio? – Se interesó su interlocutor
-Me gustaría quedarme para terminar los estudios. – Le confesó ella. No obstante agregó de inmediato con cierto pesar. – Aunque eso no depende solo de mí. ¿Y tú?- contratacó para evitar seguir siendo el blanco de tanta curiosidad. - ¿A qué te dedicas?
-Trabajo en una compañía de asesoría financiera. – Le contó él. – Como sabes en la Golden hay varias carreras, yo hice la de económicas. La misma que está estudiando mi amigo Brent.

Neherenia le sonrió, ¡quizás alguien con conocimientos de economía no le viniera nada mal en su reino! De todos, modo pensar en eso no era más que una ilusión. Ese chico no podría saber quién era ella realmente. Y acababa de conocerle, pero en cierto modo notaba una sensación cálida en su pecho cuando estaba junto a él. Quizás eso fuera amor. Volvió a pensar en eso. Chibiusa le había explicado algo sobre el particular y aparentemente ese podría describirse como uno de los síntomas. Y la emocionada muchacha casi notó como el corazón le daba un vuelco cuando él le asió una mano en tanto caminaban de regreso. El muchacho levantó la otra llamando un taxi y entonces le dijo con desenfado.

-Mi apartamento está a pocas manzanas de aquí. Podríamos ir a tomarnos algo. Ya sabes…
-Yo…, se me está haciendo tarde, y debo estar de regreso antes de las diez. – Opuso la desconcertada muchacha. Puesto que esa sugerencia le pareció algo apresurada. –

En sus charlas con Chibiusa y otras sailors, estas también le advirtieron que tuviera cuidado con los hombres cuando la invitasen demasiado rápido a sus casas. De modo que se tomó aquello con cautela. Spencer por su parte se limitó a sonreír. Si estaba decepcionado con la respuesta desde luego no lo hizo notar y se limitó a replicar.

-Bueno, en otra ocasión quizás. Es verdad, se te va a hacer tarde y no quiero que tengas problemas por mi causa.

Él sacó su teléfono móvil y tecleó algo. Nehie no pudo verlo pue estaba algo apartada.

-He pedido un taxi.- Le comentó él.- No tardará mucho.

De modo que tuvieron que aguardar unos minutos. Al fin el vehículo llegó y les condujo hasta la puerta de la universidad. Él se bajó primero y le abrió la puerta escoltándola hasta la misma entrada. Estaba oscuro y cuando iban a despedirse una voz sonó a las espaldas de la chica. A Nehie le resultó muy familiar. Cuál no sería su sorpresa cuando, al girarse en esa dirección, reconoció a Lance, el hermano de Idina. Pero su asombro fue todavía mayor cuando el propio Spencer se dirigió a ese chico.

-¡Vaya! ¿Cómo tú por aquí? No habíamos quedado aquí, y dijimos que a las once.
-¿Os conocéis?- Inquirió la muchacha mirando alternativamente a ambos con gesto de sorpresa. –
-Somos amigos, nos conocimos asistiendo a conferencias de negocios. – Le contó Lance para añadir. – Digamos que hemos hecho algunos negocios juntos.
-¡Qué sorpresa! - Pudo decir Nehie añadiendo de inmediato. – Espera a que se lo cuente a tu hermana. Ojalá que tengas un momento para ir a verla.

Aunque la réplica de Lance la dejó realmente desconcertada cuando el chico le pidió con tintes enigmáticos.

-Mejor no le digas nada a Idina. En realidad tenía ganas de verte a ti. Y como no vinisteis. – Sentenció mirando ahora a su amigo de soslayo -

Spencer se encogió de hombros. Y para estupor de la muchacha, replicó.

-Neherenia no tenía muchas ganas de ir y no puedo culparla. Si alguien te pide de pronto que vayas a su apartamento, en el caso de que yo fuese una chica joven al menos me lo pensaría dos veces. Por eso te avisé.

            Neherenia le miró ahora con estupor. ¡Enseguida cayó en la cuenta! Cuando  ese muchacho usó el teléfono, seguramente que advirtió a Lance además de llamar al taxi. Y fue justamente el hermano de Idina quien comentó.

-Menos mal que eres un chico, Spencer. Y todo un caballero. – Le sonrió Lance de una forma que dejó desconcertada a Nehie.-
-Bueno, en mi caso, eso no tiene mucho mérito. Hubiera preferido pasar la velada contigo, Lance.- Se sonrió él.-
La joven abrió la boca con estupefacción. ¿Qué significaba eso? ¿Acaso Spencer? Pero ni tuvo que preguntar. Él mismo se lo confirmó al tomar la palabra.

-Lo siento.- Se disculpó su cita.- Tenía que contactar contigo y lograr que te vieras con Lance. Eres una chica realmente guapa y muy agradable, pero mis preferencias son otras.

Nehie no supo qué responder, por fortuna el hermano de su amiga enseguida le dirigió a ella y le pidió con tono conciliador.

–¡Oh, no te lo tomes como un desplante! Realmente queríamos hablar contigo. Bueno, yo quería hablar contigo.
-Sí, sí me disculpáis. – Terció Spencer que, tomando nuevamente una mano de la muchacha entre las suyas, la besó para despedirse declarando. – Ha sido un placer, señorita. Debo confesar que nunca lo pasé tan bien con una mujer.

Y sin que la atónita chica pudiera ni responder él se subió al taxi que había estado aguardándole. Al poco el vehículo arrancó y se perdió por la carretera.

-Oye, ¿se puede saber a qué ha venido esto?- Inquirió la molesta muchacha.-

Fue entonces cuando Lance le comentó a Nehie con tono entre irónico y reflexivo.

-Verás gentil y hermosa reina. Tenemos un pequeño problema…

Idina corrió durante un rato atravesando los pasillos hasta detenerse casi a la salida del edificio. Apenas podía respirar ahora tras esa carrera. Todavía guardaba fresca en su memoria la expresión en el rostro de su amiga. Esa chica no podía ser Heather. Parecía estar poseída por alguna especie de espíritu maligno. Recordó entonces algunas de las cosas que tanto su madre, como su madrina Rei le contaran siendo niña. Fue hace años en un verano, en el santuario Hikawa, teniendo catorce años, un poco después de tomar el relevo de su madre como justiciera. La chica había ido a pasar unos días junto a su madrina. Ella quería y admiraba mucho a  Rei. La sacerdotisa le había enseñado muchas cosas, pero cierto día, le mostró algo realmente importante. Aquella mujer de imponente melena morena y profundos ojos con pupilas violetas, le dijo con tono serio.

-Ven Idina, hoy voy a enseñarte a mirar en las llamas sagradas del templo.

La niña siguió a la sacerdotisa con evidente curiosidad. Rei la hizo pasar al interior del recinto sagrado. Allí ardía una hoguera aparentemente normal.  Idina se quedó observándola pero no pudo distinguir nada fuera de lo corriente.

-Para que algo suceda primero debes concentrarte y dejar que fluya tu espíritu. – La instruyó Rei que pareció adivinar los pensamientos de su joven pupila para indicarle. – Ven, ponte como yo.

La sacerdotisa se sentó con las piernas cruzadas. Idina la imitó. Después su mentora le indicó.

-No pienses en nada, cierra los ojos y respira profundamente, suelta el aire poco a poco. Cuando estés preparada lo sabrás, entonces abres los ojos.
-¿Cómo en las artes marciales? - Le preguntó la muchacha a lo que su madrina simplemente asintió.-

La chica así lo hizo, entonces notó como progresivamente una sensación de calma la invadía. Estuvo así durante unos instantes hasta que, efectivamente no pensó en nada, solamente escuchaba el crepitar del fuego y decidió abrir los ojos. Al poco oyó a su maestra contar en tanto entrecruzaba los dedos de sus dos manos que estaban ahora unidas apuntando hacia las llamas. –

-¡Uno, dos, tres, cuatro!…¡espíritus manifestaos!

Para el asombro y temor de la muchacha del fuego surgieron algunas formas blanquecinas que bailotearon alrededor de la hoguera. Idina observaba aquello con la boca abierta y pudo también percatarse ahora de que, en lugar de llamas, veía una imagen. Era una presencia oscura, aquello no le gustó nada. Incluso la hizo temblar de miedo.  A los pocos instantes Rei concluyó su cuenta y arrojando un papel hacia el fuego ordenó.

-Cinco, seis, siete, ocho… ¡espíritu maligno vete de aquí!

De pronto la niña volvió a ver las llamas de  la hoguera como si nada hubiera pasado.

-¿Qué era eso?- Pudo preguntar aún con la impresión y el temor que le habían asaltado. –
-Has podido ver la esencia del mal. – Le explicó Rei, que animosamente le sonrió agregando. – Pero no temas, nada te sucederá si sabes invocar la imagen correctamente. No podrá dañarte y tú podrás discernir su aura maligna  para reconocerlo cuando se haga presente en nuestra dimensión. Recuérdalo siempre. Algún día podría salvarte la vida. A ti o a otras personas.

E Idina asintió, ahora volvía a la realidad de nuevo. Allí, sola en ese inacabable pasillo. Y aquella desagradable sensación que percibiera entonces cuando escrutó esa hoguera en el santuario Hikawa volvía a estar presente. Al menos eso creyó. En ese momento algunas puertas de las habitaciones de otros alumnos se abrieron y de las mismas surgieron varios compañeros, pero todos convergían hacia ella extendiendo sus brazos y sus manos como si quisiera atraparla en tanto no paraban de repetir.

-No debes tener ningún sueño. Los sueños nunca se hacen realidad.

La joven les observó con visible terror, parecían zombis en lugar de personas. Se acordó de que, en sus aventuras contra Sarah y los seres de las sombras, había visto algo similar. Pero estos no parecían ser vampiros. Eran más como sonámbulos.

-¡No puede ser! ¡Aquí no!- Musitó entre dientes, realmente asustada.-

Pero debía controlarse. Se concentró siguiendo las instrucciones de su madrina y comenzó a percibir con mucha mayor claridad una densa y oscura energía malévola que parecía ser la que los guiaba.  Corrió de nuevo zafándose de aquellos que se le había aproximado más. En cuanto llegó a un lugar apartado no lo dudó, invocando su transformación exclamó.

-¡Corazón puro del Fuego, dame el poder!

Al poco, ya como la Dama del Fuego, se dirigió de vuelta al pasillo, estaba dispuesta a tratar de liberar a todos sus compañeros de aquella maligna posesión pero para su asombro no había nadie allí. Parecían haberse evaporado. Desconcertada anduvo tratando de abrir alguna de las puertas. La mayoría estaban cerradas, pero un par de ellas si se dejaron traspasar. La chica entró con sigilo y, para su sorpresa y horror, descubrió a esos compañeros de pie y mirando inmóviles a los espejos de sus respectivos cuartos de baño. Y todos repetían la misma cantinela.

-¡Dios mío! – Pudo musitar la justiciera sin saber qué curso de acción tomar. – Necesito refuerzos. Debo llamar a las otras, pero no están aquí. ¿Qué puedo hacer? Yo sola no sé cómo enfrentarme a esto.

Decidió retornar a su cuarto, pudiera ser que Heather estuviera allí, en esa misma situación. Al entrar poniéndose en guardia en efecto, vio a su amiga observándose en el espejo del baño, esbozando una sonrisa macabra y sin cesar de repetir.

-No debo tener ningún sueño. Los sueños nunca se hacen realidad…

Idina estaba desesperada, finalmente sacó un par de papeles sagrados que tenía en su maleta y tras invocar el conjuro que le enseñase Rei arrojó uno al espejo y otro lo puso en la frente de su amiga en tanto exclamaba.

-Uno, dos, tres, cuatro, ¡espíritus malignos marchaos de aquí!

De pronto una desorientada Heather se giró descubriendo a aquella enmascarada a su lado. La muchacha no salía de su asombro, la recorrió con la vista hasta que pudo exclamar embargada por la incredulidad.

-Usted, ¡es una justiciera! ¿Verdad?
-Así es. Soy la Dama del Fuego. ¿Estás bien?- Contestó su interlocutora por toda réplica. –
-Sí, claro. -  Replicó su contertulia que ahora si preguntó  -¿Qué hace aquí? ¿Dónde está mi compañera?

Idina agradeció que esos trajes estuvieran preparados para distorsionar los sentidos de las personas normales a fin de evitar ser reconocidas. De modo que, interpretando su papel, contestó.

-Ella está bien, no debes preocuparte por eso. Pero tengo que pedirte que vengas conmigo.

La asombrada Heather iba a responder cuando notó algo pegado en su frente, hizo ademán de quitárselo pero la  justiciera se lo impidió.

-Es por tu protección. – Le contó ante la cara de sorpresa de la chica. – Debe permanecer ahí pegado.
-No lo comprendo.- Dijo ésta visiblemente desconcertada. –
-Lo harás, confía en mí. - Le pidió su interlocutora sujetándola de una mano en tanto le indicaba. – Ven conmigo, tienes que salir de aquí.

Y Heather que había oído historias a sus padres sobre ese grupo de luchadoras por la justicia desde que era una niña, además de ver informes por televisión, la siguió sin dudar…

-¿Qué está pasando?- Inquirió llena de curiosidad y algo de temor.-
-Enseguida lo verás.- Suspiró su interlocutora.-

Por otro lado, Neherenia se quedó helada cuando escuchó lo que Lance tenía que decirle. El chico la había puesto al corriente de algo que ella sencillamente creía imposible. Así se lo manifestó negando con la cabeza en tanto esbozaba una sonrisa sardónica.

-No puedo creerlo. No es verdad. ¡Yo no soy así! ¡Nunca he sido así!- Se defendía la muchacha realmente afectada por aquella revelación. –
-Créeme, – Le pidió él con tono serio para agregar. – No te lo hubiera dicho de no ser algo vital. Estuve dudando y al fin pedí permiso a la reina Serenity y me lo concedió. Ahora tienes que ayudar a mi hermana. Ya sabes que ella es la Dama del Fuego. Está tratando de enfrentarse al mal que ha tomado posesión de esta facultad. Pero no podrá contra esto ella sola. Necesita tu ayuda. Tú mejor que nadie podrás enfrentarte a lo que está pasando.
-Pero… ¿Qué puedo hacer yo?- Quiso saber Nehie que se sentía totalmente perdida. –
-Para empezar, transfórmate – Le indicó Lance que, tras esbozar una leve sonrisa sentenció. – Sé quién eres, Sailor Shadow. Además de ser la reina de la Luna Muerta. Bueno, ahora es la Luna Nueva. – Se corrigió para aseverar. - Pero la presencia maligna que está detrás de todo esto también lo  sabe y te conoce bien y es soberana del mismo lugar que tú.

La muchacha negaba vehementemente con la cabeza para replicar.

-¿Cómo pueden existir dos reinas?
-Como ya te he dicho. En el pasado fuiste poseída por la energía del mal, Sailor Moon y las otras guerreras de la Luna Blanca te liberaron y te reencarnaste. Desde entonces Chibiusa y las Sailor Asteroides te han estado protegiendo. Incluso te trajeron a la Tierra y te presentaron a Idina y las demás para que hicieras amigos. No deseaban que la historia volviera a repetirse. Pero desgraciadamente el mal que te dominó no fue destruido, solamente lo expulsaron, y ha estado tratando de volver para llevar a cabo sus propósitos. Ahora tienes que ser tú quien ayude a vencerle definitivamente.
-Pero, ¿cómo sabes tú eso?- Le inquirió la chica. –
-Tengo acceso a información privilegiada. – Contestó lacónicamente él, añadiendo. – Y ahora tu mayor problema no es ese, sino lo que está ocurriendo en la Golden. Si no lo paráis se extenderá. Ya has visto como están comportándose algunos de tus compañeros.
-Está bien. – Cedió ella que dijo ahora con visible inquietud.- Pero no puedo convertirme en Sailor Shadow, dejé mi transformador en mi cuarto.
-Pues no tienes otra opción. Deberás ir por él.- Le ordenó Lance que, apenas dicho esto se giró alejándose de allí. –
-¡Espera! – Le pidió Nehie observándole con estupor. - ¿Es que no vas a ayudarme?
-No puedo meterme en esto. – Replicó él dejándola impactada. –
-Pero, también tu hermana estará en peligro entonces. ¿Vas a abandonarla a su suerte? - Opuso la chica que no podía creerlo. –
-No debes decirle nada de que he estado aquí. Ya he jugado mi papel en esta historia. No debo intervenir más. Ahora, si de veras quieres a mi hermana y a los demás, trata de ayudar a este mundo.

Neherenia asintió. Estaba decidida a hacerlo, corrió entonces hacia la facultad. Cuando había recorrido algunos metros sin embargo se detuvo para mirar a Lance, ¡pero el chico ya no estaba!

-No puedo creerlo, sencillamente no puedo.- Pensaba entre atónita , horrorizada y llena de consternación.-

Empero, no había tiempo para pensar en ello. Decidió olvidarse de eso por ahora. Tenía algo mucho más urgente de lo que ocuparse. Entró en el desierto pabellón y corrió hacia su habitación. Pudo entrar y para su asombro allí estaba su compañera Ashley. Pero esa muchacha no pareció advertir su presencia. Repetía esa machacona cantinela sobre los sueños que no se hacen realidad. Nehie buscó en un cajón de su mesita y allí, metido en una caja y oculto tras varias blusas estaba su transformador. Tras asegurarse de que su compañera de habitación no reparaba en ella  invocó su transformación.

-¡Cara oculta de la Luna, dame el poder!
Y tras los efectos de luz habituales emergió como Sailor Shadow, con unas botas hasta la rodilla de color negro con ligero tacón, minifalda a juego, un corpiño blanco y una diadema plateada que sujetaba su frente. Lucía un gran lazo negro también sobre el pecho y en el cuello una cinta de tono blanco con tres lunas en fase creciente con los cuernos apuntando hacia arriba, inscritas en ella. Entonces oyó una voz a su espalda. Era fría y grave. Perteneciente a una mujer, o al menos eso parecía. Y cuando se dirigió hacia la fuente de la misma palideció. Estaba mirando al espejo donde su compañera seguía absorta, pero ahora Ashley guardaba silencio. No fue ella la que habló. Es más, la muchacha se desmayó desplomándose al suelo. Nehie acertó a  sujetarla entre sus brazos antes de que cayese y la dejó con cuidado sobre la litera.

-¡Pero qué conmovedor, cómo te preocupas por los necios humanos, pequeña reina de la Luna! – Escuchó de nuevo hablar  a esa voz con manifiestos tintes de sorna y desprecio -

No obstante, al observar de nuevo en dirección al espejo del que provino esa declaración pudo ver la imagen de una hermosa mujer de largo pelo como el suyo propio, pero con unos ojos de pupilas reptilianas que refulgían en un tono dorado. Le tomó poco tiempo percatarse de que  era una versión algo más adulta de ella misma. Esa extraña también llevaba el emblema de la realeza lunar sobre su frente. Aquella aparición le sonreía, pero era una sonrisa taimada, llena de malevolencia. Así, la atónita sailor pudo escuchar.

-Vaya, vaya, vaya. Finalmente nos encontramos cara a cara tú y yo. Como el reflejo de la otra.
-¿Quién eres?- Pudo preguntar la muchacha poniéndose en guardia.-
-¿Acaso no te lo han dicho ya?- Sonrió nuevamente su siniestra interlocutora. – Yo soy tú, o quizás tú eres yo.
-No lo creo. Tú no puedes ser yo. – Rebatió Sailor Shadow para sentenciar. – Yo lucho por el bien, el amor y la justicia.

Pero su declaración fue contestada por una carcajada que brotaba de aquel espejo. Entonces su contertulia cesó la risa para escupir con desdén.

-¡Pobre tonta! Te has creído todas las falacias que te han inculcado las guerreras, ¿no es así? Mírate. Incluso con tu propio uniforme y todo. ¡Te has convertido en su lacaya! Toda una reina de la Luna Muerta al servicio del Milenario de Plata.
-No soy su sirvienta, soy su amiga que es algo bien distinto. Y mi mundo no está muerto como el tuyo. – Replicó Nehie sosteniendo con decisión la mirada de aquella perversa alter ego. –
-Esa es otra mentira, querida. Otro de tus sueños que nunca se harán realidad. – Se burló su interlocutora. –
-Pues tengo una noticia para ti. – Contratacó Sailor Shadow sonriendo para rebatir. – Mis sueños sí que se han hecho realidad. Yo no soy una pobre miserable recluida en una estancia que se mira continuamente a un espejo deseando ser hermosa y joven por siempre. Tengo otras cosas más importantes que hacer.
-¡Estúpida! – Espetó aquella imagen ahora diríase que hasta ofendida por esas palabras cuando añadió. – Si algo que no puedo soportar es tu ridícula alegría, ¿acaso te crees que por vivir como una mortal y dedicarte a estudiar, bailar y cantar vas a escapar de tu destino? Algún día serás vieja y perderás tu belleza. Y entonces, ¿Qué harás?

Aunque su polemista no pareció amedrentada por aquello y contestó incluso con sarcasmo.

-Pues espero que tener una vejez tranquila con algún que otro nieto que cuidar de vez en cuando. Con suerte el oficio de reina me dejará una buena pensión.

Ahora era aquel reflejo quién no podría creer que esa muchacha le hablase de ese modo. Aunque sí que pudo replicarla casi con asombro más que con maldad.

-Y luego dicen que la que estaba loca era yo. Te han lavado el cerebro con los modos de vida de la Tierra. ¡Tú no eres terrícola! ¡Eres la Reina de la Luna Muerta! Y lo único que deberías ansiar es ser para siempre gentil y bella. Así soy yo. ¡Entérate!, tú te marchitarás y morirás, pero yo permaneceré siempre joven.
-Metida en un espejo, como ahora. – Le contestó su antagonista sin pudor, sentenciando con su mejor vocabulario aprendido en la universidad. – Pues lo siento por ti. Vives en un permanente cuento de hadas. ¡Y entérate tú! ¡Zorra egoísta! Yo soy una mujer moderna. Quiero tener una carrera, gobernar bien a mi pueblo y procurar la felicidad de mis súbditos. Deseo ayudarles a realizar sus sueños en lugar de robárselos. Yo no necesito, ni tengo tiempo de mirarme todo el día en un espejito y preguntarle si soy la más bonita del reino. Tengo que trabajar. ¿Sabes lo que es eso, mona? En vez de suspirar por mi belleza me dedico a documentarme entre otras cosas sobre economía, psicología y técnicas de management. Y en mis ratos libres me dedico a dar una patada en el culo a los entes tenebrosos e inseguros como tú. Si quieres un consejo, apúntate a un curso para hacer amigos o cómprate un libro de autoayuda. ¡Ahora date la vuelta y lárgate para siempre de mí universidad y de mi vida!

Su adversaria movió la cabeza esbozando una amarga sonrisa para espetar.

-Hablas muy bien, pero no te servirá de nada. Veremos qué haces cuando les quite los sueños a todos tus amigos.

Y sin esperar contestación elevó sus dos manos. Al punto Ashley se levantó y anduvo directamente hacia el exterior, Nehie la siguió preocupada. Su compañera caminaba sin prisa pero sin pausa. Pronto se abrieron otras puertas de diferentes habitaciones y más chicos y chicas la siguieron. Sailor Shadow iba tras de ellos sin saber que podría hacer. Entonces alguien la llamó.

-¡Gracias a Dios que estás aquí!

Cuando Neherenia se giró en dirección a esas voces pudo descubrir a su amiga Idina, en su identidad como La Dama del Fuego y a su compañera de habitación Heather, que la observaba visiblemente asombrada. Incluso obviando al grupo de alumnos y alumnas que se encaminaban ahora hacia la gran pista de baile que tenían en su facultad.

-Me alegro de verte aquí, Dama del Fuego. – La saludó con patente alivio. –
-Tenemos que hacer algo y rápido, Sailor Shadow – contestó la justiciera indicando a su compañera como los alumnos afectados entraban en la sala de baile. –
-¿Pero, se puede saber qué diablos está ocurriendo?- Preguntó la desconcertada Heather una vez más.-
-Será mejor para ti que no te separes de nosotras.- Le indicó la sailor por toda réplica.-
-Así es.- Convino la justiciera para añadir.- Vamos con esos chicos. Espero que podamos ayudarles.

Sailor Shadow asintió. De este modo ambas luchadoras justicieras les siguieron. Heather entró tras de ellas. En esa gran sala de suelo de madera y rodeada por espejos junto a los que se habían atornillado barras paralelas para ballet. Al aproximarse con cuidado las dos guerreras se percataron de que sus compañeros estaban ahora mirando hacia aquellos grandes cristales que devolvían sus reflejos. Pero no estaban solos sino acompañados, para horror de las chicas, del de la reina de la Luna Muerta, multiplicado en cada uno de aquellos espejos.

-¡Bienvenidas a mi territorio!  – Exclamó ésta aviesamente. –
-Se parece un montón a Neherenia. Pero es algo mayor. – Pudo decir Heather atónita al observar la figura de aquella mujer. –
-¡Yo soy Neherenia, estúpida humana! La verdadera. – Replicó el reflejo que las observaba con una mezcla de odio y desdén. –
-Al menos eso cree la muy boba. - Le susurró Sailor Shadow  a la incrédula chica.-
-Ahora veréis hasta donde llega mi auténtico poder, ingenuas. – Sentenció su adversaria elevando de nuevo sus manos. –

Para asombro de las muchachas, del pecho de todos aquellos chicos y chicas que habían sido sugestionados  brotaron una especie de extraños espejos con rebordes color cereza. No obstante Heather no experimentó nada. Por suerte, el conjuro de la Dama del Fuego la protegía. Aunque ahora tanto las dos guerreras como su acompañante observaban aquello con la boca abierta.

-¡Ja, ja, ja! Si… Ahora veréis el alcance de mi poder y os arrepentiréis de haberos burlado de mí. Malditas idiotas. – Escupió el reflejo de la reina para ordenar. – Mi leales remonex. ¡Atacad a esas estúpidas!

Y al instante una transformación asombrosa se operó en los chicos y chicas que las rodeaban. Cada uno de ellos fue envuelto por una extraña energía oscura que, al disiparse mostró a unos estrafalarios seres. Algunos parecían vestir como acróbatas de circo, otros como payasos, los menos como domadores o incluso estrambóticos individuos de los que ni se sabía que podrían ser. Tanto Sailor Shadow como la Dama del Fuego estaban tan asombradas por aquello que no podían pronunciar palabra. Fue en cambio Heather la que si fue capaz de exclamar con la misma cara de estupor e incredulidad.

-¡Son artistas de un  circo!
-Así es. - Convino aquella mujer cuyo reflejo se repetía una y otra vez por todos los espejos, atronando ahora la estancia con sus carcajadas. – El Circo de la Luna Muerta. ¡Qué hermosos recuerdos!, ¡ja, ja, ja, ja!…Ahora volverá a actuar. Yo debo deciros adiós. Os deseo que disfrutéis de vuestra última función.

Y aquellos seres se abalanzaron contra ellas entre chillidos y carcajadas tan malignas como las de su ama. Sailor Shadow y la Dama del Fuego, espalda contra espalda, se aprestaron a defenderse como podían mirando en todas direcciones entre atónitas y en guardia. En tanto algunos de esos extraños entes cantaban no con voces desagradables sino incluso armoniosas, al compás de una música salida de todas partes y ninguna y una voz que tronó…

¡Ella es mía!
Solo digo la verdad. Solo digo la verdad.
Solo digo la verdad. Solo digo la verdad.
Solo digo la verdad. Solo digo la verdad.

Tintineo, tintineo
Tintineo, tintineo
Las campanillas de mis tobillos tintinean
Acudiré a tu lado. Me hundiré en tu respiración
Te robaré mientras duermes
Con un tintineo

-¿Qué significa esto?- Preguntó en voz alta Sailor Shadow en tanto esquivaba algunos ataques de esos esperpénticos tipos.- ¿Qué quiere decir esta canción?...
-No tengo ni idea.- Repuso Idina defendiéndose de igual modo.-

Tintineo, tintineo
Las campanillas de mis tobillos tintinean
Acudiré a tu lado. Me hundiré en tu respiración
Te robaré mientras duermes
Con un tintineo

A modo de réplica una enfermiza carcajada les llegó desde los espejos y la voz de aquella tenebrosa reina se escuchó entonces

-Algún día lo entenderás, Sailor Shadow. Ja, ja, ja…

Mis voluminosas faldas son caras
No las toques

Te daré una casa
Te daré un coche
Ven conmigo tú, chica loca.

            Y esos seres estrafalarios trataban de alcanzarlas con cuchillos que ellas a duras penas esquivaban, o con lazos que se enroscaban traicioneramente en sus tobillos. Por fortuna la una destruía cualquier que aprisionase a su compañera.

Solo el florecimiento de tu juventud, me temo
No me hagas travesuras

Las campanillas en tus tobillos tintinean
Tintinean
Temblaré

Me asustaré
Debería establecer mi material
Te daré Mumbay, Patna y Calcuta

-Es imposible esquivarles a todos.- Exclamó La Dama del fuego entre atónita y sobrepasada por aquello.-
-Pues debemos hacerlo.- Le respondió Sailor Shadow, dando rápidas y gráciles volteretas para apartarse de la trayectoria de los ataques enemigos.

Mi esbelto talle, mi mirada oblicua
Mi infecciosa juventud

Tintinea, tintinea

Acudiré a tu lado. Me hundiré en tu respiración
Te robaré mientras duermes
Con un tintineo

Las campanillas de mis tobillos tintinean
Con la mirada de él, mi corazón encontró su lugar de descanso
Tintinea
Tintinea

Oh, oh, oh, oh, oh, oh, oh…
Besa la mano. Los diamantes son el mejor amigo
Los diamantes son el mejor amigo, Hombres fríos, chicas viejas

 Y todos nosotros perderemos nuestros encantos al final
Oh, oh, oh, oh…
Los diamantes son…
Los diamantes son…
Los diamantes son…
El mejor amigo de una chica.

Y de nuevo las guerreras oyeron aquella voz retumbante y extraña a la que incluso esa oscura reina parecía escuchar con veneración…

Ella es mía…
Ella es mía…

(Hindi Sad diamonds. Moullene Rouge Sountrack. Crédito al autor)

            Aunque las jóvenes no comprendían nada y tampoco les preocupaba. Bastante tenían con detener las acometidas de esos grotescos tipejos conformantes de aquella troupe.

-Tengamos cuidado, siguen siendo nuestros compañeros. – Comentó Idina a su aliada para dirigirse después a su amiga. – Heather, ¡vete de aquí!

La aludida miraba en todas direcciones observando entre incrédula y asustada como aquellos extraños seres daban volteretas, hacían malabares con pelotas sacadas de la nada y restallaban látigos. Y antes de que ninguna pudiera darse cuenta una de aquellas criaturas le arrancó el papel que tenía en su frente. La consecuencia fue instantánea, la muchacha entró en trance y fue asimismo envuelta en una nube de esa energía negra de la que emergió a los pocos segundos ataviada como una especie de jefa de pista. Lucía un sombrero de copa negro, chaqueta roja, pantalones blancos y botas de montar. En su mano derecha portaba un látigo y exclamó arengando a esas criaturas.

-Adelante mi troupe. ¡Acabad con las intrusas!
-¡Maldita sea! – Espetó Idina apretando los dientes, incapaz de haber podido ayudar a su amiga. –
-No te desconcentres. – Le pidió Nehie en tanto repelía el ataque de un siniestro payaso de una patada. – Debemos mantenernos en guardia o estaremos perdidas.

Asintiendo, la Dama del Fuego lanzó algunos rayos de energía contra dos malabaristas a los que derribó. Lamentándolo mucho no tenía tiempo de andarse con delicadezas. Fue Sailor Shadow la que, dando una voltereta sobre sí misma en el aire, esquivó el ataque de varios cuchillos que lanzó uno de esos seres. Aunque otro de ellos se limitó a atraparlos al vuelo y arrojarlos a su vez contra Idina que también pudo eludirlos no sin ejecutar un ágil salto hacia atrás.

-¿Qué vamos a hacer?- se preguntó en voz alta Nehie. – No podremos contra todos.

Pese a ello la sailor invocó su arma más poderosa. Un ataque de ráfaga de energía de color marfil.

-Resplandor de Luna ¡Ataca!

Aquel haz de poder desbarató las filas de sus enemigos, pero quedaban muchos más que seguían acercándose entre risitas chillonas y cabriolas.  Incluso un escupe fuegos las atacó con una de esas llamaradas que  la Dama del Fuego anuló con uno de sus rayos de energía.

-Atacarme a mí con fuego, ¿será posible que tengas tanto descaro?- Espetó la enfurecida justiciera. – ¡Ahora verás!…

Y a su vez contratacó disparando algunas saetas para alejarles, pero sin atreverse a acertarles de pleno.

-Tenemos que abrirnos paso y salir hacia algún lugar más fácil de defender. – Le propuso Idina a su compañera que asintió –

Pero para su horror era la propia Heather la que bloqueaba el camino. Esbozaba una pérfida sonrisa de triunfo y se atrevió incluso a apuntar con su látigo a su compañera de cuarto. Al instante la justiciera se vio sorprendida, una especie de gran tabla surgió de la nada, pegándose a su espalda y sendos grilletes aprisionaron sus manos.

-Todo listo, ama Neherenia. – Declaró Heather sentenciando. – Con tu permiso daré un vistazo a sus sueños.

El reflejo de su soberana oscura asintió con una media sonrisa maliciosa.

-Hazlo, y destrúyeselos para siempre.- Exclamó la cruel reina.-

            Heather asintió, y se dispuso a llevar a cabo aquello en tanto contaba casi diríase que con deleite…

-Uno…dos…

Pero Sailor Shadow intervino interrumpiendo aquella maléfica cuenta, lanzando una patada al vientre de Heather que la derribó, en tanto exclamaba.

-¡De eso nada! Perdóname Heather…

No obstante, había descuidado su retaguardia y desde allí le llegaron ataques de esas criaturas, una de ellas la atrapó con una especie de goma elástica, aprisionándola ambos brazos contra el cuerpo. Ahora Nehie era incapaz de moverse. Otro de esos payasos lazó sus piernas con una maroma y la sailor cayó al suelo. Únicamente podía mirar apretando los dientes, impotente ahora frente a sus rivales, todo en medio del estruendo de aquellas risas. Aunque en ese mismo instante una potente voz femenina se escuchó por encima de las esas histriónicas carcajadas.

-¡Pink Ladies freezing Kiss!

Una oleada de energía de color fucsia barrió a los adversarios más próximos a Sailor Shadow.

-¡Amazones jungle arrow!

Un grupo de flechas de luz dorada impactaron respectivamente en Heather y en aquellas criaturas derribándolas. Cuando Idina pudo levantar la cabeza y mirar en esa dirección sonrió aliviada. Allí estaban las sailor Asteroides y Chibiusa.

-Bonita universidad. – Comentó Sailor Ceres cruzándose de brazos. –
-Sí. No estaría mal visitarla cuando terminemos. – Convino Sailor Juno. –
-Pues vanos a darnos prisa. – Les indició Sailor Pallas. –
-Adelante. ¡Desplegaos y a por ellos! – Terció Sailor Vesta. –

Las cuatro se dispersaron prestas a repartir golpes a sus enemigos. Era un espectáculo digno de verse puesto que, si los malabaristas y acróbatas de aquel particular grupo de la reina oscura eran muy ágiles y rápidos, las sailors Asteroides no les iban a la zaga. Entre volteretas en el aire y saltos a cual más arriesgado intercambiaban puñetazos o patadas de bastante contundencia. Entre tanto Chibiusa se las arregló para desatar a Sailor Shadow y entre ambas liberaron a la Dama del Fuego de sus grilletes.

-Cuanto me alegra veros. – Suspiró Nehie abrazándose a Chibiusa. –
-Vamos, no tenemos tiempo que perder- Le indicó ésta. – Utiliza tu cetro. -

La muchacha asintió, para asombro de Idina su compañera de lucha materializó un bastón de medio metro de largo rematado con una cabeza que semejaba la forma de la luna con dos arcos de plata entrelazados en ella. Sailor Shadow entonces exclamó enarbolando aquella nueva arma.

-¡Poder sanador del Misterio Lunar, actúa!

Y de inmediato una ráfaga de luz color plateado inundó el lugar, aquellas criaturas emitieron chillidos angustiosos en tanto eran literalmente barridas, dejando tras de sí los cuerpos de los estudiantes que se desplomaron en el suelo. Entre tanto aquellos espejos flotantes retornaron a ellos en medio de un total silencio. Solamente pudo escucharse el grito de frustración de la soberana oscura que ahora maldecía a las recién llegadas desde todos aquellos espejos. En cuanto la Neo Sailor Moon la vio la señaló incrédula.

-Pero, ¿cómo es posible que estés aquí? Te habíamos destruido.
-Eso creísteis ¿verdad? Pues estabais equivocadas. - Se burló la imagen de la reina. –
-Ahora nos vamos a asegurar. – Replicó Chibiusa ordenando a su equipo.  - ¡Asteroides ataque conjunto!

Y todas invocaron sus poderes respectivos traduciendo aquello en una potente andanada de energía que, sin embargo, se estrelló inofensivamente contra los espejos que la reflejaron. Las propias guerreras tuvieron que tirarse al suelo, al igual que Sailor Shadow y la Dama del Fuego para esquivarlo. En tanto se levantaban de nuevo de fondo podían escuchar las carcajadas de su enemiga.

-Eso no os funcionará. – Se burló la maligna reina explicando. – No estoy en vuestra dimensión. No podéis dañarme con eso. Pero yo sí que puedo extinguir vuestra alegría y vuestros sueños. Ya conseguiré más marionetas. Este mundo está lleno de ellas.
-¡Maldita sea!- Espetó Chibiusa realmente frustrada. – No podemos tocarla.

El cuarteto de las asteroides también miraba impotentes y rabiosas a aquellos reflejos malévolos que seguían haciendo mofa de ellas.

-Y vosotras niñas estúpidas. – Les insultaba aquella Neherenia oscura. – ¿También os habéis unido a las ridículas guerreras? Pues mirad de que bien poco servís ahora.
-No dirías eso si pudiéramos echarte el guante, – replicó una furiosa Ves- Ves.-
-Sí- convino Pala - Pala con idéntico sentimiento. – Nos las vas a pagar.
-No te vas a salir con la tuya. – Afirmó Cere – Cere. –
-Te detendremos como la otra vez. – Remató Jun- Jun. –

Pero su interlocutora les dedicó una despectiva mirada para espetar.

-¡Sois patéticas! Ya no tenéis ni eterna juventud, ni sueños. Solo sois otro grupo de marionetas más.
-¡Pues vas a ver cómo esta marioneta te da una buena zurra!- Exclamó Pala – Pala arrojando un fragmento del destrozado suelo contra un espejo que saltó en pedazos.  -

Pero su oscura oponente no paraba de reírse burlándose de ella.

-¿Te crees que me vas a hacer algún daño solo por romper un espejo? ¡Qué idiota!
-A lo mejor si los rompemos todos no te hará tanta gracia. – La amenazó Jun - Jun.
-Buena suerte – replicó su adversaria de modo sarcástico, sobre todo al añadir. – Me gustaría ver cómo destruyes todos los espejos del mundo. O los cristales que resulten.

Y para horror de todas, incluso en algunos fragmentos de ese destruido espejo aparecían pequeñas imágenes de su rival que no cesaban de reírse de ellas.

-¡Maldita sea! Es imposible acabar con ella. – Se lamentó Cere – Cere.-
-¿Qué podemos hacer? – Quiso saber una atónita Ves- Ves, preguntando aquello a nadie en particular. -
-Os diré que podéis hacer.- Se burló aquella malévola imagen.- Podéis desesperar, pensando en cómo vuestras fútiles vidas se marchitarán. Mientras que yo seré joven por siempre. Ya que todo lo que os mueve, amistades, ilusiones, proyectos de futuro. Todo eso, más tarde o más temprano desaparecerá, y vosotras lo haréis también algún día…
-Esa es ley de vida.- Opuso Idina.- Y cuando nos llegue la hora al menos seremos felices por haber vivido. No como tú. Que eres solo una amargada.
-Di lo que quieras pero jamás podréis conmigo.- Afirmó su enemiga.- Fuerzas poderosas me protegen. Si creéis que vais a derrotarme, estáis muy equivocadas. Algún día lo comprobaréis…Solamente sois unas ingenuas. Estoy más allá de vuestros ridículos poderes.

Y así parecía. No había nada que sirviera para librarse de aquella malvada versión de Neherenia. Todas parecían estar muy desconcertadas y perdidas. Salvo  la propia Nehie que, tras haber estado reflexionando, les dijo a sus compañeras.

-Esperad un momento. Creo que hay algo que sí podemos hacer. Algo que esa amargada no puede soportar.

Y con las miradas inquisidoras del resto añadió con una sonrisa.

-Simplemente ser felices. ¿Verdad espejito?- Agregó con un tono desafiante y burlón, en dirección al reflejo de su némesis. –
-¡Cállate maldita!- Escupió su alter ego que parecía estar inquietada ahora tras esas palabras. –
-Dama del Fuego.- Le dijo entonces Sailor Shadow a su amiga con aparente desenfado.- ¿No había por aquí una mini cadena de música para los ensayos?
-Sí.- Afirmó ésta que comenzó a comprender, al declarar aludiendo sarcásticamente a su enemiga. - ¿Qué tal si animamos a nuestra invitada? Tengo un par de canciones ahí, de las que usamos para la coreografía.

Ahora el gesto de la oscura aparición estaba crispado e incluso parecía asustado. Por su parte, ni Chibiusa ni sus guardianas comprendían nada, hasta que Idina se acercó a la princesa del Milenario de Plata y le susurró algo al oído. Al poco Chibiusa sonrió con regocijo y afirmó entusiasta.

-Sí, eso podríais hacer. ¡Nos va a encantar verlo! - Y dirigiéndose a su equipo las llamó. – Chicas, reunión.

Todas se juntaron al estilo de un equipo de rugby  celebrando una rápida conferencia en la que Chibiusa les puso al corriente del plan. Las sailor Asteroides no pudieron ocultar su regocijo e interés. Animaron a sus dos amigas. Idina, sin hacerse de rogar, se acercó hasta la mini cadena y eligió una de las canciones.

-¿Qué crees que vas a hacer, estúpida?- La insultó su enemiga aunque la Dama del Fuego la ignoró completamente, –
-Enseguida lo verás. O mejor dicho, lo escucharás. – Terció entonces Nehie colocándose en posición para empezar el baile. – Vamos a darte una ración de tu propia medicina.
- A ver si te gusta. Te lo dedicamos especialmente a ti.- Remachó Idina.-

Y al comenzar la música Idina empezó a cantar con una voz potente y animada. Su amiga Nehie se unió decididamente a ella, sobre todo en los coros…

Alguna vez te has sentido como una bolsa de plástico
a la deriva en el viento,
queriendo empezar de nuevo.

Alguna vez te has sentido, 
tan delgada como el papel,
como un castillo de cartas,
a solo un soplido de caer.

Alguna vez te has sentido ya profundamente enterrada,
gritando a seis pies bajo tierra 
pero nadie parece escuchar una palabra.

¿Sabes que todavía hay una oportunidad para tí?
Porque hay una chispa en tu interior.
Solo debes encenderla, la llama, y dejarla brillar.
Simplemente tener la noche (poseerla, que sea tuya)
como el 4 de Julio

Porque cariño, eres como los fuegos artificiales.
Vamos, enséñales lo que vales,
haz que digan "Oh, oh, oh"
cuando cruzas el cielo.

Cariño, eres como los fuegos artificiales
Vamos, deja que tus colores estallen,
haz que digan "Oh, oh, oh",
Vas a dejarles alucinados (hacerles caer)

No tienes que sentirte como la basura espacial.
Tú eres única, no puedes ser reemplazada.
Si solo supieras lo que te depara el futuro,
después de la tormenta viene un arco iris.

Tal vez tú eres la razón 
de que todas las puertas estén cerradas.
Así que podrías abrir una 
que te lleve por la carretera perfecta.

Como un relámpago, tu corazón saltará por los aires,
y cuando sea el momento, lo sabrás.
Solo debes encenderla, la llama, y dejarla brillar,
simplemente tener la noche, como el cuatro de Julio.

Las sailor asteroides y Chibiusa aplaudían  y coreaban también el estribillo tras un par de repeticiones del mismo y su enemiga entre tanto comenzó a chillar horrorizada. Sobre todo cuando enfrentando su terrible mirada Idina y Nehie le cantaban a boca jarro. Parecía incluso que hasta tratasen de aconsejarla con esa letra…

Porque cariño, eres como los fuegos artificiales
Vamos, enséñales lo que vales,
haz que digan "Oh, oh, oh"
cuando cruzas el cielo.
Cariño, eres como los fuegos artificiales

Vamos, deja que tus colores estallen,
haz que digan "Oh, oh, oh",
Vas a dejarles alucinados.
Bum, bum, bum (como explosiones)

           Y como remate le cantaban a dúo, llenas de energía…

Incluso más brillante que la luna, luna, luna.
Siempre ha estado en tu interior,
Y ahora es el momento de dejarlo salir.
Porque cariño, eres como los fuegos artificiales

Vamos, enséñales lo que vales,
haz que digan "Oh, oh, oh"
cuando cruzas el cielo.

Cariño, eres como los fuegos artificiales
Vamos, deja que tus colores estallen,
haz que digan "Oh, oh, oh",
Vas a dejarles alucinados.

Bum, bum, bum (como explosiones)
Incluso más brillante que la Luna, Luna, Luna.
Bum, bum, bum 
Incluso más brillante que la Luna, Luna, Luna.
(Katy Perry - Firework – Crédito al autor.)
Finalmente la oscura manifestación del mal se disolvió entre alaridos sin que el resto le prestase demasiada atención, al menos hasta que terminó la canción que versionaba la de una artista muy conocida. Hablando sobre dejar brillar tus fuegos interiores, o algo así, entendieron las Asteroides que bailaban aquella música encantadas junto con su princesa. Fue Idina la que al acabar la interpretación sonrió visiblemente satisfecha y les comentó a las otras que no pararon de aplaudir.

-Pues ya veréis cuando estemos todas las animadoras, ¡lo bien que nos va a quedar!
-Bueno. Pues ya está todo arreglado. – Suspiró Chibiusa.-

Aunque entonces la mano de Pala – Pala le dio dos toquecitos en uno de sus hombros y su guardiana le comentó.

-¿Y qué hacemos con esos de ahí?
-Anda.- ¡Es verdad! – Exclamó Ves – Ves, dando una ojeada a los chicos y chicas que seguían desmayados en el suelo. –
-¡Oh, oh! - Pudo musitar Cere - Cere, declarando. - Con esto no habíamos contado.
-Pues la verdad es que no. ¡Vaya una lata!  – Convino Jun- Jun con tono resignado. –
-Es cierto. - Admitió Chibiusa resoplando. – No podemos dejarles aquí.
-Pues no. - Afirmó Nehie diciendo lo que todas se temían. – Habrá que llevarles a sus habitaciones.

Todas se miraron suspirando Y finalmente fue Idina quién las arengó.

-Pues cuanto antes empecemos antes acabaremos, chicas. ¡Manos a la obra!

E inasequibles al desaliento se dispusieron por grupos de dos en dos, excepto el formado por Chibiusa, Nehie e Idina, que se ocuparon de ir levantando y trasladando a los chicos y alumnos más corpulentos a sus habitaciones y ponerlos sobre las camas. Las asteroides, por un lado Ves- Ves y Jun – Jun, y de otro Para- Para y Cere- Cere, se ocuparon de las chicas y personas menos pesadas. Todo eso les tomó cerca de una hora, dado que al menos habría una veintena de alumnos y alumnas. Y para remate a limpiar y recoger los cristales. Terminaron exhaustas, pero al menos todo parecía estar casi como si nada hubiera sucedido. Excepción hecha del destrozo de la sala de danza, claro.

-Esto ha sido todavía peor que luchar contra esos monstruos. – Suspiró Sailor Shadow tratando de recobrar el aire en tanto se sentaba en un banco de pasillo. –
-Sí, - convino Idina, que añadió con optimismo. – Pero míralo por el lado bueno, ya hemos ensayado la canción y nos ha quedado muy bien, ¿verdad chicas?- Les preguntó a sus amigas –
-¡Está genial! Me ha encantado. – Afirmó Ves- Ves. –
-Espero que podamos asistir a la representación. – Comentó a su vez Para –Para –
-Yo no me lo perdería por nada. – Añadió Cere – Cere –
-Sí. Ya nos diréis cuando vais a actuar. – Remachó Jun – Jun –
-Bueno chicas. - Tercio Chibiusa.  – Ha sido divertido aunque nosotras tenemos que irnos ya. Pero si nos es posible claro que vendremos a veros. Ahora debemos usar el sailor teleport.

            No obstante, Neherenia tomó la palabra y con voz queda le pidió a su amiga.

-Por favor, Chibiusa. ¿Tienes un momento?

            Esta la observó no sin preocupación, el semblante de Nehie no era para menos. Asintió sabiendo que no podía negarse a darle alguna explicación. Las dos se apartaron un poco y charlaron en voz baja. Las otra son podían escuchar, pero las Sailor Asteroides estaban también con gesto serio.

-¿Qué pasa?- Quiso saber Idina.-
-Nada, no te preocupes- Le dijo Sailor Vesta. –
-Le estará preguntando por cómo va el reino.- Conjeturó Sailor Pallas.-
-Ya..- Musitó Idina sin creerse aquello.-
-Pues sí, una universidad muy bonita.- Dijo Sailor Ceres para romper aquel incómodo silencio que se había creado entre ellas.-
-Desde luego, sois muy inteligentes, ser capaces de estudiar aquí.- Salió en su ayuda Sailor Juno.-
-No son más que el trabajo y la ilusión las que nos lo permiten.- Afirmó Idina, suspirando ahora no sin algo de inquietud.- Y espero que esto no termine con las de Nehie…

Las Sailor asteroides no dijeron nada. Al fin, tras unos pocos minutos más, Chibiusa se llegó hasta ellas.

-Bueno, vámonos.- Les ordenó con tono algo apagado.-

            Las interpeladas asintieron. Neherenia estaba algo apartada aunque tenía lágrimas en los ojos. Idina se percató aunque no quiso aludir a eso. Y sí que se dirigió a las Asteroides y a Chibiusa.

-Muchas gracias por vuestra ayuda. No sé qué habríamos hecho de no ser por vosotras.

Fue la Dama de Elisión y Princesa del Milenario de Plata y del Neo reino de la Tierra, la que se despidió en nombre de todas.

-Ha sido un placer, chicas. Pero ahora debemos dejaros. Adiós.

Y sin más ella y sus guardianas se concentraron y desaparecieron de allí. La Dama del Fuego y Sailor Shadow retornaron a sus identidades civiles.

-¿Estás bien?- Le preguntó Idina a su amiga.-
-Lo estaré.- Afirmó esta con poco ánimo.-
-Si necesitas hablar de lo que sea.- Se ofreció su contertulia observándola con preocupación.-

Y fue Nehie la que tras suspirar comentó.

-No te preocupes, gracias. Además ya es muy, muy tarde, habrá que irse a dormir.
-Desde luego que lo es. – Convino Idina con gesto resignado cuando sentenció tratando de pasar de puntillas sobre lo anterior.- Ya verás mañana para que nos podamos levantar, yo estoy molida.
-Lo que no comprendo es como nadie más se ha enterado de este escándalo y ha salido – Comentó Neherenia. –
-Supongo que habrá sido parte del hechizo de Neherenia…

            Y como su amiga la observó con cara de circunstancias, Idina enseguida matizó.

-Bueno, de esa otra Neherenia, de la Nehie mala, de…
-Vale, no te preocupes.- La interrumpió su interlocutora con resignación.- De esa otra némesis mía, o lo que fuera. Anda vayámonos a dormir, ¿te parece?

Su amiga asintió, no dejaba de ser extraño que nadie en todo el campus hubiera sido alertado. También estaba triste por su amiga, esas revelaciones de aquella malvada habían sido un duro golpe para ella. Pero nada podía hacer ahora y estaba tan cansada que mejor dejar esas reflexiones para otro día. De modo que ambas se despidieron volviendo a sus respectivos cuartos. Con alivio observaron dormir a sus compañeras de habitación y no tardaron en hacer lo propio…

-Venga dormilona…- ¡despierta!

Es lo primero que Idina escuchó a la mañana siguiente. Además de sentirse zarandeada con cierta intensidad. Aun así tardó en abrir un ojo y musitar quejumbrosa.

-Tengo sueño… déjame dormir, mamá…
-A las dos cosas, ¡no! Ni soy mamá, ni vas a dormir más, monada. - Replicó una voz conocida para ella, entre risas. –

Finalmente la muchacha se desperezó lo bastante como para abrir ambos ojos y mirar a su interlocutora que no era otra sino Heather que la observaba sin parar de reír.

-¿Qué hora es?- Quiso saber Idina todavía desconcertada al irse adaptando poco a poco a la vigilia. –
-Más de las siete y media. – Replicó al fin su amiga que ya estaba vestida. – Vas a llegar tarde a desayunar.
-Oh, ¡no puede ser! Vaya noche… - Se quejó la muchacha levantándose de su litera y dirigiéndose al cuarto de baño. –
-¡Ja, ja! Ni que te hubieras ido de fiesta, maja.- Se reía su compañera.-
-Es que. Me quedé despierte hasta tarde leyendo.- Pudo inventar Idina.- Ahora voy…
-Venga, date prisa, te espero – Le dijo Heather con tono cordial. –

Idina se lavó la cara y poco a poco fue aclarando sus ideas. Aunque miraba al espejo con resquemor. No obstante lo único que la inquietó de su reflejo fueron las incipientes ojeras y la cara de lela que se le había quedado al despertarse de esa forma. Además, su amiga parecía estar tan simpática como de costumbre. ¡Ojalá que hubieran derrotado del todo a aquella manifestación de la Reina Oscura, o lo que quisiera que fuese esa mujer! Lo cierto es que era prácticamente igual a Nehie en lo físico aunque algo más adulta y con expresión agriada. Por fortuna, nada tenía que ver en cuanto a su personalidad.

-Espero que no exista una anti yo por ahí de ese estilo.- Pensó no sin cierto temor de que así fuera.-

En fin…mejor olvidar aquello. Y tenía que apresurarse. Así pues, se adecentó y se lavó  con rapidez y salió lista para vestirse en tanto Heather le contaba también con un tono entre sorprendido y curioso.

-No te quejes. Yo he tenido un sueño rarísimo, chica. ¡Imagínate!… estábamos en la facultad pero todo estaba rodeado de payasos, malabaristas y otros seres a cual más raro que nos atacaban. Entonces aparecían la Dama del Fuego y otra guerrera más que no sé quién era y se enfrentaban a ellos. Y había una tía muy rara que se reflejaba en el espejo. Bueno, era como Nehie pero algo mayor. ¡Y el colmo de todo es que la Dama del Fuego se ponía a cantar nuestra canción de las animadoras! La que estamos ensayando para el festival.

Su compañera de cuarto la observó con interés aunque cuando Heather terminó de describirle aquello solamente se encogió de hombros y sentenció, diríase que divertida.

-La verdad es que sí. Como sueño raro lo es un rato.- Concedió a su compañera. –
-Pues ahora toca dejar los sueños y centrarse en la realidad. – Afirmó Heather esbozando una sonrisa para urgir a su amiga. – ¡Vamos!, que ya llegamos tarde.

Ambas se marcharon rumbo a la cafetería. Por su parte, Nehie pudo despertarse para descubrir que su compañera ya le había ganado la partida y estaba metida en el baño. Aquello le preocupó pero para su alivio Ashley salió de lo más normal, tras secarse el pelo y dejarle todo lleno de vapor.

-Todo tuyo.- Declaró esa estirada muchacha.-
-Gracias.- Musitó la soberana viendo aquello tan empañado.-

Tuvo que esperar un rato en tanto su compañera se acicalaba. Ashley eso sí, comentaba.

-¡Qué pesadilla tan absurda he tenido! Soñé que estaba en una especie de circo. Y que esa estúpida de Heather Roberts iba disfrazada de domadora. Espero que no sea nada freudiano, como que temo que me domine o algo así…Lo cierto es que era muy ridículo, hasta para ser un sueño.
-Sí, sí que es raro.- Convino Nehie sonriendo de forma poco perceptible para su interlocutora.-
-¡Ja, ja!  Me refiero a que tendría que haber salido vestida de payaso.- Se rio su compañera terminando de vestirse.- Por eso era tan absurdo.

      Neherenia suspiró. Ahora estaba segura de que Ashley volvía a ser, sin ningún lugar a la duda, ella misma. Y una vez dejó que la condensación se fuera disipando del baño entró a adecentarse un poco. Con sumo cuidado miró a su reflejo por el rabillo del ojo pero éste se comportaba de forma normal, es decir, replicando su aspecto, (no muy decente a esas horas tras levantarse) y sus movimientos. Nehie se giró rápidamente y volvió a mirar  pero nada extraño sucedía. Incluso se tapó la cara con las manos y se quitó estas del rostro rápidamente y su imagen hizo exactamente lo mismo que ella.

-¿Se puede saber qué haces?- Le preguntó Ashley que la observaba como si estuviese loca. –
-¡Oh!, nada, nada – Replicó su ruborizada compañera levándose una mano al cogote para tratar de explicarse entre risitas. – Solamente estaba ensayando, ¡ji, ji!…
-Pues que te diviertas. Me voy a desayunar. – Repuso su interlocutora dejando pasar aquel tema. –

Nehie decidió que le convenía hacer lo propio. Por suerte daba la impresión de que la amenaza de su siniestra alter ego se había disipado. Aunque durante unos instantes permaneció ahí, contemplando su propio y normal reflejo y musitando entre atónita y consternada.

-No puedo creer que esa fuera yo…

            Recordó esa breve conversación que mantuvo con Chibiusa, cuando las dos se fueron aparte del resto ni tuvo que preguntar. Su amiga le dijo con tono apenada y suave.

-Es una historia muy larga. Te prometo que cuando tengamos tiempo te la contaré.
-Solamente dime una cosa.- le pidió la angustiada Neherenia.- ¿Esa malvada era yo?
-Por supuesto que no.- Sonrió Chibiusa, aunque de forma débil para argumentar.- Tú estás hablando conmigo ahora.
-Sabes perfectamente que no me refiero a eso.- Repuso su contertulia endureciendo su mirada y su tono.-

            Chibiusa bajó la cabeza, tuvo que asentir.

-Como te he dicho, es muy largo de contar. Ahora no es el mejor momento ni el lugar adecuado. Pero lo único que debe preocuparte ahora es seguir con tu vida en la universidad. Confía en mí.

            Y ella asintió. Después de eso, Chibiusa volvió junto a las asteroides y se marcharon. Ahora, igual que anoche, alguna lágrima cayó por las mejillas de Nehie, cuando volvió a musitar muy dolida y angustiada.

-Esa no puedo ser yo…no quiero llegar a ser así nunca…

Empero, debía sobreponerse. Tenía que continuar como si nada hubiera sucedido. Miró su teléfono y vio un mensaje de Chibiusa. Le alentaba a lograr sus sueños y le aconsejaba que se apoyase en Idina.

-El destino la puso en tu vida, junto con otras personas, para darte el calor de la amistad y protegerte de la influencia del mal.- Concluía aquel texto.-

Por eso, tras leer aquello y sin más novedades, viendo que se hacía tarde, salió del aseo y tras arreglarse y vestirse se marchó rumbo a la cafetería. Allí se encontró con Idina y con Heather. Las tres charlaron animadamente como si lo de la noche anterior no hubiese sucedido. Al menos delante de la hija de la señora Roberts. Pero cuando ésta se despidió puesto que debía ir a por unas cosas, las otras dos hablaron con más inquietud del tema. En particular Neherenia mostró un semblante pesaroso.

-¿Qué te sucede?- Quiso saber Idina declarando de modo animado.- Logramos vencer. Todo ha vuelto a la normalidad.
-Verás. Es que no puedo dejar de darle vueltas.- Le confesó su amiga, sentenciando.- Esa mujer tan horrible y tan amargada era yo. De algún modo sé que es así.
-¡Qué va! Tú no eras ella en absoluto, Nehie.- Rebatió su interlocutora.-
-Quizás ahora no. Pero sé que, de algún modo, ese pudo ser mi destino en otra dimensión paralela. O peor aún, quizás podría serlo en el futuro. No tengo idea de cómo explicarlo. Pero ahora comprendo muchas cosas. El porqué, sin ir más lejos, tú y yo nos conocimos. Todo obedecía a un plan trazado de antemano. Uno ideado para que no me convirtiera en esa siniestra mujer.- Suspiró la consternada y reflexiva chica.-

Sin embargo, Idina posó una mano en las de ella y le sonrió, para sentenciar de forma cordial.

-Pues sea quién sea quién diseñó ese plan, lo cierto es que ha funcionado de maravilla. Y me alegro mucho el haber sido partícipe de él. Porque gracias a ello no te has convertido en esa amargada, sino en mi mejor amiga.

            Nehie la miró atónita aunque enseguida sonrió mucho más reconfortada.  Tras eso las dos chicas se fueron de la cafetería listas para comenzar  con las clases del día. Aunque en otro lugar, el apartamento en la ciudad que poseían, el hermano de Idina y Spencer, estaban reunidos ahora con otros jóvenes de su edad y conversaban.

-Al parecer todo se ha resuelto bien.- Comentaba Spencer.- Neherenia y tu hermana, junto a  la Princesa de la Luna y las asteroides, pudieron repeler al enemigo.
-Por esta vez no tuvimos que hacer nada.- Asintió su interlocutor, sentenciando.- Los guardianes no necesitamos intervenir.

            Una morena muchacha que vestía un ajustado mono de cuero y limpiaba una especie de arma parecida a una especie de fusil, sonrió y dijo entonces.

-Es una lástima. Me hubiera gustado atizarles a esos ridículos seres. Aunque no fueran vampiros habría sido mejor que nada.
-Ten paciencia, Debbie.- Sonrió otra joven, de pelo castaño tirando a rubio y ojos azules que aseveró.- Seguro que nosotros tendremos otras cosas que hacer.
-Sí. Tienes razón, Samantha. - Añadió otro chico, de ojos azules y melena tono castaño, similar al de la anterior joven aunque algo más oscuro.- Todavía no nos ha llegado el turno. Pero no creo que tardemos mucho en participar.
-Así es Paul. Aún tienen que pasar muchas cosas.- Declaró Lance, sentenciando con aprobación.- Pero me alegra que tanto mi hermana como Neherenia vayan por el buen camino.
-¿Y no tienes ninguna pista más de lo que sucederá?- Quiso saber Spencer.-
-Por ahora no, solamente lo que me han indicado en mis visiones que ocurriría.- Le contestó el aludido que suspiró no obstante para añadir con un tono que era de pesar.- Desgraciadamente, las pobres no hecho sino empezar su periodo de prueba. Cosas mucho más duras y terribles les acaecerán.
-Es una lástima que no podamos hacer nada por ayudarlas. Son unas chicas estupendas. - Se lamentó Debbie.-
-Así es como ha de ser.- Añadió la otra muchacha de pelo castaño, dirigiéndose al muchacho que se le parecía.- ¿Verdad hermanito?
-Me temo que tienes razón.- Admitió él.-
-Bueno, tratemos de dejar eso a un lado. Como Paul ha dicho, seguro que hay otras cosas que tenemos que hacer.- Intervino Spencer.-
-Al menos aquí todo está tranquilo. Por lo menos de momento.- Declaró Deborah.-
- Y ojalá que se mantenga así durante una buena temporada.- Deseó Paul.-

            Los demás asintieron y entonces Lance tomó la palabra, iba a comentarles cuales serían los próximos movimientos a efectuar…Sin embargo y aunque no lo compartió con el resto, el joven hijo de los Rodney estaba confuso. Había algo que no comprendía. Era como si ese ataque de la reina oscura hubiera surgido de ninguna parte. Nada se decía en su fuente de información sobre ello. Y del mismo modo todo se resolvió de un modo demasiado rápido y sencillo.

-Quizás no me documenté como debía.- Pensaba esperando ser más cuidadoso la próxima vez.- Debo poner más atención. Esto es muy importante…tendré que investigarlo.

No obstante, todo lo demás parecía estar ya bien. Por fortuna nada raro sucedió ese día, ni en los sucesivos. Quién sí tuvo que decidir algo importante fue Idina. Había seguido viéndose con Brent e incluso quedando para salir. Su amiga Heather acabó por aceptarlo, incluso parecía que de buen grado, como si sus celos se hubieran disuelto tras la derrota de aquella oscura réplica de Neherenia. Y ese  joven era además de guapo encantador. Llegado el momento él le pidió salir en serio e Idina, algo confusa, prometió darle una respuesta tras las clases. El chico, tomándole la palabra, se acercó a buscarla después de las mismas, deseaba que ella le diera un sí. Idina aceptó salir con él lo que le alegró sobremanera. Heather, puesta al corriente por su amiga, esperaba tímidamente sin salir del aula hasta que ellos terminasen de hablar. Cuando lo hicieron salió para acompañar a su amiga y la felicitó sin reservas. En efecto, Brent e Idina salieron y llegaron a consolidar su relación durante lo que duró el curso. Tanto ella como Heather ya eran socias de cinta azul y el próximo año seguramente lo serían de roja, al producirse el clásico relevo generacional. Al parecer las cosas no les podían ir mejor. Nehie tampoco podía quejarse pero casi al final del año académico recibió algunas noticias inquietantes que venían de su reino. No obstante, gracias a que le aseguraron que no era algo del todo urgente pudo, pese a todo, terminar los exámenes y aprobar con buenas notas, amén de recibir la cinta azul, y participar en el recital de las animadoras como sus compañeras. La canción que habían interpretado para derrotar a su némesis fue un gran éxito y eso les valió muy buenas críticas por parte de sus compañeros. Y tuvieron otra sorpresa. Una invitada que Idina no esperaba llegó con otra amiga, justo para oírla interpretar otra de las canciones que, junto con Neherenia, Heather y otras animadoras habían estado arreglando.

-Damas y caballeros, nuestro tema final.- Presentó Tania agregando con jovial animación.- Vamos a celebrar que es viernes, ¡Golden!

            Las chicas fueron nuevamente recibidas con una gran ovación. Ataviadas con el uniforme de la Golden para los partidos importantes,  top dorado, falta y botas altas rojas de tacón, junto a los consabidos pompones color oro, las chicas ejecutaron la coreografía cantando lideradas por Idina.

Hay un extraño en mi cama,
hay un martilleo en mi cabeza.
Brillantina por toda la habitación,

Flamingos rosas en la piscina,
huelo como un mini bar.
El DJ se desmayó en el patio,
Barbie está encima de la barbacoa.
Esto es un chupetón o un moratón,

Las fotos de la última noche,
acabaron en internet,
estoy apañada.

Oh, bueno,
Es un espejismo,
pero estoy bastante segura de que fue genial,
maldición.

Y todas coordinadas saltaban y ejecutaban las piruetas del baile entre sonrisas, agitando los pompones. Logrando que el auditorio aplaudiera divertido y coreando

TGIF
TGIF
TGIF

La noche del pasado viernes,
si, bailamos encima de las mesas,
y tomamos demasiados tragos,
Creo que nos besamos, pero no me acuerdo (lo olvidé)

La noche del pasado viernes,
sí, alcanzamos el límite de nuestras tarjetas de crédito,
y nos echaron del bar,
así que atacamos el bulevar.

La noche del pasado viernes,
estuvimos dándole en el parque (a la bebida?)
nos envolvimos desnudos en la oscuridad,
luego hicimos un trio.

La noche del pasado viernes,
sí, creo que vulneramos la ley,
siempre decimos que vamos a parar.

Este viernes por la noche,
hazlo todo otra vez.

Este viernes por la noche,
hazlo todo otra vez.

Tratando de unir cabos,
no sé qué decirle a mi jefe.
Pienso (en decirle) que la grúa se llevó mi coche.

La lámpara está en el suelo,
junto con mi traje de fiesta favorito.
Órdenes de búsqueda contra mí,
creo que necesito un Ginger ale,
aquello fue un tremendo fallo.

Las fotos de la última noche,
acabaron en internet,
¡estoy apañada!

Oh, bueno,
Es un espejismo,
pero estoy bastante segura de que ocurrió.

¡Maldición!

La noche del pasado viernes,
si, bailamos encima de las mesas,
y tomamos demasiados trago (chupitos),
Creo que nos besamos, pero no me acuerdo (lo olvidé)

La noche del pasado viernes,
sí, alcanzamos el límite de nuestras tarjetas de crédito,
y nos echaron de los bares,
así que atacamos el bulevar.

La noche del pasado viernes,
estuvimos dándole en el parque (a la bebida?)
nos envolvimos desnudos en la oscuridad,
luego hicimos un trio.

Sí, creo que vulneramos la ley,
siempre decimos que vamos a parar.

Este viernes por la noche,
hazlo todo otra vez,
hazlo todo otra vez.
Este viernes por la noche,

hazlo todo otra vez,
hazlo todo otra vez.
Este viernes por la noche.

T.G.I.F.

T.G.I.F
T.G.I.F

La noche del pasado viernes,
si, bailamos encima de las mesas,
y tomamos demasiados tragos (chupitos)

Creo que nos besamos, pero no me acuerdo.
La noche del pasado viernes,
sí, alcanzamos el límite de nuestras tarjetas de crédito,
y nos echaron del bar,
así que atacamos el bulevar.

La noche del pasado viernes,
estuvimos dándole en el parque,
nos envolvimos desnudos en la oscuridad,
luego hicimos un trio.

La noche del pasado viernes,
Sí, creo que vulneramos la ley,
siempre decimos que vamos a parar.
Este viernes por la noche
Hacer todo de nuevo

(TGIF) Katy Perry - La última noche de viernes (Crédito al autor)


            Y todos se movieron al ritmo de la música desde sus asientos. Las chicas supieron como animar ese fin de velada con la promesa además de las fiestas que enseguida llegarían. Y las visitantes disfrutaron de aquello con unas grandes sonrisas. Era el grupo de Chibiusa y las asteroides con una compañera muy especial.

-¡No me puedo creer que esas dos sean Neherenia y mi ahijada! - Dijo aquella mujer de largo pelo color azabache, vestida con un elegante blazer de color asalmonado.-
-Pues tendrías que haberlas visto luchando.- Afirmó Chibiusa.- Estoy realmente muy orgullosa de cómo se han portado.
-Sí, es cierto.- Convino Cere- Cere.
-¿Lo ve, alteza?  Su preocupación no estaba justificada.- Añadió Jun- Jun…dirigiéndose a la morena mujer.-
-Sí, es verdad. Las chicas saben desenvolverse muy bien.- Opinó Ves- Ves asintiendo cruzada de brazos.-
-Y para actuar en los conciertos también son geniales.- Valoró una entusiasmada Para- Para que no había parado de bailar durante todo el espectáculo.-
-Voy a saludarlas. ¿Venís?- Quiso saber esa mujer.-
-Tenemos que irnos ya. Mi madre me pidió que la informara de todo, pero antes quise contártelo a ti, Rei.-
-Gracias Chibiusa.- Sonrió la aludida.-

            Aunque esta le indicó a Rei que la siguiera un momento al margen de la multitud y con más preocupación le desveló.

-Neherenia lo sabe.
-Vaya.- Suspiró Rei, preguntando enseguida.- ¿Cómo se lo ha tomado?
-Demasiado bien dadas las circunstancias. Le prometí que , llegado el momento, le contaría todo.- Comentó Chibiusa.-
-Claro, es mejor que sepa toda la verdad.- Asintió su contertulia.-
-Por el momento, espero que entre Idina y sus otras amigas de aquí la animen.- Deseó la hija de Serenity.-
-Seguro que así será. Es una chica estupenda, y mi ahijada también. Juntas podrán superar cualquier situación.- Sentenció la princesa de Marte.-
-Así lo espero yo también. Ahora debo irme.- Le dijo Chibiusa.-

            Y se despidió de Rei para ir con su equipo de sailors. Juntas marcharon a buscar un lugar sin testigos para utilizar el teleport, de ese modo habían traído a la madrina de Idina. Ahora la princesa de Marte fue directa a ver a su querida ahijada. Pudiendo ver y escuchar de paso al grupo de las Cheer- leaders que descansaba en una parte de la cancha.

-Ha sido una buena actuación, chicas.- Las alabó Tania.-
-Sí, nos quedó de maravilla.- Convino Ashley, por una vez con la satisfacción reflejada en su rostro.-
-¡Enhorabuena!- Escucharon una voz de chica algo dubitativa.- Lo habéis hecho muy bien.


            Todavía jadeando para recuperar el aliento tras su actuación Nehie sonrió. Esa era Millie que había estado presenciando  el recital de las Cheer- leaders.

-Me alegra mucho que te haya gustado.- Afirmó su interlocutora.-
-Sí, hemos trabajado mucho en los ensayos.- Añadió Idina que también saludó cordialmente a esa chica.-
-Nuestra universidad puede precisarse de tener a las mejores animadoras del Estado.- Aseveró Millie.-
-Gracias, de verdad.- Intervino Heather que se estaba secando a su vez con una toalla.- Eres muy amable por venir a saludarnos.

            Ashley ya estaba mirando con desprecio a aquella muchacha. Iba a dedicarle alguno de sus ácidos comentarios cuando a su vez sintió los duros ojos de Neherenia clavarse en ella. Pareció pensarlo mejor dado que únicamente dijo.

-Sí, gracias Millie. Pensaba que para ti las animadoras éramos algo superficial.
-¡No, que va!…- Se apresuró a comentar la joven.- Sé lo mucho que debéis entrenar y  me imagino lo difícil que será ejecutar unas coreografías tan complicadas.
-Lo es, eso te lo aseguro. Gracias por tu apoyo. - Terció Sally que sonrió con reconocimiento.-

            Ashley esbozó una leve sonrisa a su vez y entonces vio que su compañera de cuarto hacía lo propio y asentía, pero mirándola a ella.

-Bueno, me voy…una vez más, estuvisteis geniales.- Remachó una tímida Millie alejándose de allí.-
-Luego te vemos, ¿eh?- Le dijo Idina con afabilidad.-

            La aludida se giró brevemente asintió con una sonrisa y se marchó. Fue cuando Neherenia se aproximó a Ashley y le susurró con aprobación.

-¿Lo ves? No cuesta nada ser amable.

            Su compañera no respondió a eso, simplemente se apartó para terminar de secarse con su toalla y tomar algo de bebida isotónica. Heather por su parte sí se acercó a Idina y a Neherenia cuando ya se marchaban rumbo a los vestuarios y dijo, no sin cierta culpabilidad.

-Teníais razón, chicas. Lamento todas esas cosas tan tontas que dije sobre la pobre Millie. Es una buena muchacha.
-Sí, y espero que al año que viene siga con nosotras.- Deseó Nehie.-
-Al menos hemos aprobado todas las asignaturas.- Sonrió Heather elevando los brazos.- Mis padres están muy contentos.
-A tu padre no le he visto en casi todo el curso.- Comentó Idina.-
-Ha tenido que estar con el equipo de la Universidad, de gira por los torneos y después ocupándose de asuntos burocráticos.- Suspiró Heather agregando con mejor ánimo.- La verdad, le hemos visto poco. Pero ya ha vuelto y podremos pasar unos días de vacaciones todos juntos.
-En mi caso regresaré a mi país. Quiero ver a mi familia y amigos.- Afirmó Neherenia.-

Y le guiñó cómplicemente un ojo a  Idina que sonrió para decir a su vez.

-Y yo también tengo muchas ganas de ver a mis padres y a mis hermanos. ¡Cómo son! Ni se han dignado venir a visitarme este primer año.

            Su amiga la soberana guardó ahí un espeso silencio. Lance le dijo que su hermana no debía saber nada de su presencia allí. Dejó de pensar en eso cuando fue Heather quien tomó la palabra para proponer.

-Pues a ver si todas tenemos unos días y podemos vernos antes de comenzar el siguiente curso.
-Si me es posible, cuenta con ello.- Repuso animadamente Nehie.-
-Lo mismo digo.- Convino Idina.-

            Y las tres unieron sus manos, al estilo de la facultad. Para exclamar.

-¡Gooooo Golden!

Aunque tras separarse de Heather las otras dos amigas hablaron con más claridad. La reina tuvo que despedirse de su amiga prometiéndole que, cuando solucionara unos inconvenientes y atendiera algunas obligaciones en la Luna, volvería para el año siguiente.

-Es una pena que no podamos estar juntas en vacaciones.- Se lamentaba Idina.-
-Espero que no sea nada serio. Sin embargo, mi obligación es la de ponerme al día con un montón de asuntos atrasados.- Suspiró su resignada contertulia.-
-No te envidio el cargo.- Sonrió animosamente su amiga.-
-Es mi deber. Para eso fui educada desde que tengo uso de razón. Y ahora, tras esta experiencia contra mi yo oscuro, me he dado cuenta más que nunca de la importancia que tiene el ser una buena soberana, pero sobre todo, una buena persona.- Sentenció Nehie.-

 Idina asintió conviniendo en eso. Fue cuando oyeron una voz muy familiar que sonaba llena de afecto.

-Enhorabuena, chicas. Por todo.

            Al girarse hacia la fuente de la misma la hija de los Rodney enseguida exclamó llena de alegría.

-¡Madrina Rei!
-Hola cariño.- Sonrió ampliamente esta.-
-¿Desde cuando llevas aquí?
-Lo suficiente como para haber disfrutado de vuestra magnífica actuación.- Aseveró su contertulia llena de orgullo.-

      Idina no tardó en correr hasta ella y abrazarla. Aunque al instante se apartó algo azorada excusándose.

-Perdona, no me había dado cuenta. Estoy sudada tras la actuación…
-No te preocupes por eso.- Le sonrió su interlocutora dándole un sentido beso en la mejilla.- Encantada de verla, Majestad.- Añadió saludando a Nehie con una leve inclinación.-

            La interpelada se aproximó susurrando con prevención y algo de apuro, como si pudiera haber alguien cerca.

-Aquí no me llaman así… pero yo también me alegro mucho de veros, princesa de Marte.- Afirmó ya sonriente.-
-¿Cómo tú por aquí?- Quiso saber Idina.-
-Tenía muchas ganas de verte y de conocer esta universidad. Si te digo la verdad, nunca vine por aquí. En la época en la que estudiaban tus padres desgraciadamente teníamos otras cosas de las que ocuparnos… Sé que Ami sí que se pasó  a visitarla cuando tu tía Bertie terminó de estudiar.
-Pues me alegra mucho que hayas venido. ¡Te daremos un tour por todo el campus y te presentaremos a nuestras amigas! - Se ofreció  su ahijada con visible entusiasmo.-

            Aunque el gesto de Rei se tornó más serio cuando comentó ya con algo de inquietud.

-Sé que habéis superado muy bien la dura prueba a la que os visteis sometidas. Y estaba algo preocupada cuando me lo contaron. ¿Ya está todo bien?... ¿No ha vuelto a suceder nada extraño?- Inquirió.-

            Las dos muchachas se miraron negando con la cabeza.

-Mi reverso oscuro fue derrotado y creo que nos deshicimos de ella para siempre.- Aseveró Neherenia.-
-Chibiusa y las Asteroides me han contado todo lo que ha sucedido.- Les dijo ahora sin disimular su satisfacción.- Y estoy muy orgullosa de las dos.
-Y yo te agradezco muchísimo que me ayudases a venir aquí.- Sonrió Nehie.- Es realmente un hermoso sueño hecho realidad. Algo que ese monstruo no me podrá arrebatar.

            Idina le pasó un afectuoso brazo tras los hombros a su amiga y la princesa de Marte sonrió visiblemente complacida.

-Supongo que estos incidentes quedarán entre nosotras. Aunque no sé, no sé, ¡menuda cancioncita que habéis cantado! Creía que erais más formales. ¡Como la escuchen tus padres, Idina! - Bromeó Rei cambiando de tema.-
-Era solo una canción, madrina.- Casi se disculpó la joven ruborizándose un poco.- Nos gustaba la música y el ritmo…pero no hacemos esas cosas. ¿Verdad Nehie?

            La interpelada se apresuró a negar con la cabeza lo que provocó la carcajada de Rei…

-Así me gusta.- Asintió la princesa de Marte visiblemente divertida y remachando con jovialidad.- Bueno, pues darme ese paseo por vuestra universidad.

            Las chicas convinieron en eso. Aunque primero se ducharon y cambiaron de ropa. Llevaron a  su invitada por casi todas partes, le presentaron a Millie y a Heather, y ésta a su vez la guió al despacho de su madre. Melanie la saludó muy educada y amablemente, más cuando se enteró que era la madrina de Idina y muy amiga de los Rodney. Le pidió que le diera recuerdos para ellos.

-La señora Roberts parece buena persona, y se preocupa por vosotras.- Dictaminó, una vez estuvo a solas con Idina y con Neherenia.-
-Sí, es muy amiga de mis padres y de los tíos Roy y Bertie. Ya sabes, incluso compartieron peligros en la universidad.- Repuso su ahijada.-
-¡Vaya! Entonces es una de las que recuerdan aquello.- Musitó Rei.-
-¿Decías madrina?- Quiso saber Idina que no la había podido escuchar bien.-
-No, nada. Que es una mujer bastante agradable. Estoy muy contenta de que la tengáis a cargo de este lugar.- Respondió su contertulia.-

 Neherenia escuchó atentamente pero no dijo nada. Ella sí pudo oír lo que murmuró la princesa de Marte, pero decidió que si esta no se lo había dicho a Idina tendría sus motivos. Después las tres comieron por allí y a la tarde Rei se despidió. Al marcharse saliendo del campus, la sacerdotisa y sailor dedicó una última mirada a esa gran universidad. Entonces su sonrisa se desvaneció.

-Algo raro está pasando aquí.- Meditó murmurando con aire reflexivo.- No sé lo que es… pero es como si alguien estuviera manipulando las cosas…el orden natural. Los kamis de este lugar no están tranquilos. No tiene que ver con aquellos enemigos del pasado, Se trata de otra cosa, algo incluso más siniestro. No me gusta nada. Tendré que hablar con Usagi de esto…aunque bueno, seguro        que de saber algo me dirá que no puede contarlo. El caso es que ya no detecto pruebas de que quede energía maligna. Quizás sea que estoy algo paranoica…. Y tanto Neherenia como mi ahijada están muy contentas…lo mejor será dejar que disfruten de su experiencia.

            Y sin querer darle más importancia abordó un taxi y se marchó…tenía muchas cosas que hacer. Por su parte ambas amigas se dijeron hasta luego volviendo cada una a sus habitaciones. Y así pasaron los días que restaban hasta que oficialmente empezaron las vacaciones. Cada una se fue por su lado con la promesa de reencontrarse muy pronto para comenzar el segundo curso. De lo que les sucedió y del siguiente año en la Golden se sabrá en otras historias.

Epílogo:

 Paralelamente a eso, la oscura reina flotaba en una inmensa negrura. Ahora se encontraba desnuda, cubierta únicamente por su larga cabellera. Todo parecía desierto, pero escuchó una voz grave y gutural que le dijo.

-Estuviste realmente bien. Bella y gentil reina. Una interpretación muy convincente.
-Como verás cumplí mi palabra.- Afirmó la soberana.- Esas estúpidas han creído que pudieron derrotarme. Sin embargo, eso me molesta. Podría haberlas eliminado en un segundo. Bueno, hubiese ocupado el lugar de esa estúpida alter ego mía.
-Todo a su tiempo. Nunca fue mi intención que las vencieras. Las cosas no deben suceder de ese modo. – Replicó aquella enigmática voz para aseverar. – Ya te lo dije. Ésta era una simple muestra del poder que poseo y de todo lo que podría hacer por ti si colaboras.
-Lo he hecho.- Se apresuró a responder Neherenia, sentenciando.- Espero que no tengas queja de mí en ese sentido.

            Y tras un breve silencio, aquella enigmática voz contestó con tono complacido.

- No temas por eso. Cumpliste tu cometido. Y lo pasaste bien. Como en los viejos tiempos. ¿A que sí?
-Sí que fue divertido. –Admitió su interlocutora agregando con regocijo.- Esa idiota no tiene ni idea de lo que le aguarda en su futuro, ¡ja, ja!…Creerá que se ha librado de mí para siempre.
-¿Lo ves?- Repuso él con aire triunfal.- ¿A que eso hará que el momento de tu revancha sea mucho más grato? Espera a darle la noticia…en su momento.

            La soberana asintió, ahora con una pérfida y esperanzada sonrisa, para halagar a su interlocutor.

-Veo que tienes un alma tenebrosa, como la mía… y que eres poderoso, mucho en verdad. Creo que incluso más que el propio Caos. Sí, a cambio de lo que me ofreces seré tuya sin dudarlo, me someteré encantada a ti.- Aseguró entre jadeos plenos de excitación, corriendo la cortina de esos negros cabellos para que su contertulio pudiese disfrutar de lo que había bajo ellos…-

Y con un tono lleno de lascivia, aquella gutural voz sentenció.


-Sí, y por mi parte ya me ocuparé de Rei… siempre tiene que estar metiendo las narices, tanto entonces como ahora…pero eso puede esperar. Iremos por partes. Tu otro yo tiene algo que quiero, o mejor dicho a alguien…y ella es mía…

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