¡Qué hermoso estaba el día! pensaba Nancy mirando
por la ventana. La nieve caía suavemente en copos grandes y algodonosos cubriendo
la totalidad del paisaje. Los árboles estaban teñidos de un color inmaculado y
sus adornos refulgían. ¡Qué bonitos eran! La niña, de frágil apariencia, unos
seis años y un muy corto pelo rubio ceniza, observaba con una amplia sonrisa
aquellos renos de colores rojo, amarillo y azul y esos angelitos con alas de
plata en la cúspide del gran pino que dominaba la vista del jardín ¡Ojalá que
ese día tuviera fuerzas para levantarse de la cama en la que estaba! el
tratamiento la estaba dejando agotada. Además, ese fastidioso dolor en la
cadera y en la tripa que iba y venía. Quizás le quedase muy poco antes de
reunirse con los ángeles del cielo como ya habían hecho otros niños en su misma
situación. Bueno, aun podía alcanzar sus muñecas de las Justicieras, las tenía
allí como regalo de Navidad y no era la única. Sus otros amigos también habían
recibido cosas de este tipo. De hechos esas valerosas chicas eran estupendas,
siempre luchando por proteger a los débiles. ¡Qué pena que no pudieran salvarla
a ella!
-¿Cómo estás esta mañana, Nancy? - Le inquirió una
chica morena de largo pelo y con agradable semblante en el que destacaban dos
grandes ojos azules, debía de rondar la treintena y llevaba una bata blanca. -
- Muy bien Marian,- sonrió la pequeña. - Hoy me
duele menos, será por la medicina.
La
muchacha, que era médico pediatra, se aproximó a la cama, ocupándose de mirar los
últimos análisis de la niña. Por desgracia los resultados no eran nada
halagüeños. ¡Pobrecita!, de seguro que no le quedaría mucho tiempo, ¡era algo
tan injusto! Pese a llevar más de tres años ocupándose de esas niñas aun le
dolía cada vez que se presentaba un caso como el de ella o el resto de los
chicos de ese pabellón, pero era víspera de Navidad y había de estar feliz y
animada, sobre todo por los niños.
-¿Te gustan mucho las Justicieras? ¿Eh? - Le sonrió con
una mirada de complicidad. -
- Si, ¡son mis héroas!,- exclamó la niña con
auténtica admiración. -
- Heroínas.- Corrigió Marian con una sonrisa. -
- ¡Me gustaría tanto verlas!, para darles las
gracias.- Dijo Nancy tomando en sus manos a la Dama del Trueno y a la del
Fuego, mientras sostenía a la del Rayo, a la del Viento y a la de Hielo en su
regazo añadiendo. -Y también me gustaría ver a las otras que cantan tan bien, las
Justices.
Marian
todavía recordaba aquel concierto por la tele que ellas habían dedicado a los
niños enfermos. Fueron muy buenas con ellos, a los críos les dieron un montón
de autógrafos, pero eso fue hace mucho tiempo. Gracias a los fondos que las
Justices habían recaudado se había podido atender a muchos chicos y modernizar
las instalaciones del centro. Ella misma estaba presente haciendo sus prácticas
en aquellos días. Tuvo ocasión de conocerlas y se sorprendió de la cercanía de
esas artistas. Sobre todo de Idina, que según comentó a algunos médicos de
entonces, estudiaba para ser maestra. Fue difícil para esas muchachas y aquel
chico no emocionarse, en especial con algún caso de críos desahuciados ya.
Marian vio como en un alarde de dignidad y profesionalismo aguantaban sus sonrisas
de una forma realmente admirable y se derrumbaban llorando al poco de salir del
pabellón.
-¡Es terrible! –Sollozaba Amatista, la más alta y
rubia.- No sé cómo pueden resistir ver esto todos los días.
-Lo hacemos porque alguien tiene que estar al lado
de esos niños. Cuando ni tan siquiera sus padres y otros familiares pueden.-
Suspiró Marian.-
-Yo adoro a
los niños.- Balbuceaba una deshecha Idina a su vez.- Esto es tan injusto
y tan cruel.
-No sé qué decir ante esto.- Musitaba un lloroso
Granate.-
La
joven estudiante en prácticas asintió. Confesando sin rubor.
-A mí me cuesta salir llorando de aquí todos los
días, pero. ¿Qué puedo hacer? Salvo tratar de que ellos estén lo mejor
atendidos posible.
-¡Haremos más galas, recaudaremos dinero! -
Sollozaba una conmovida Katherine.- Ayudaremos en lo posible.
-Sí, - Convino una asimismo emocionada Kerria.-
Cualquier cosa que podamos hacer, solo díganoslo.
En
ese instante, uno de los doctores se aproximó precisamente a esa guapa joven de
pelo castaño claro y ojos verdes.
-¿Es usted Kerria, verdad?
-Si- Musitó la muchacha.-
-Por favor, si no le importa, hay una niña en la
sala dos, no le queda mucho y es una gran fan de ustedes, sobre todo suya.-Le
explicó el consternado médico para pedirle.- Si pudiera decirle al menos unas palabras…
-Claro.- Asintió ella tratando de enjugarse esas
lágrimas.- ¿Dónde está?
-Vengan conmigo.- Le indicó el facultativo.-
Kerria
se siguió, y tras ella el resto de sus compañeras. Anduvieron poco pese a que
aquel pasillo se le hizo interminable. Al fin, ante una puerta abierta, el médico
les pidió a todas.
-Aguarden, por favor. Voy a avisar a la familia.
Las
chicas esperaron sobrecogidas por semejante ambiente, ninguna se atrevía a
pronunciar palabra. Al fin, una mujer que tenía los ojos rojos de haber llorado
bastante salió a saludarlas.
-Muchas gracias. Lamento causarles molestias.- Pudo
decir con un hilo de voz.-
Estaría
en los cuarenta años pero desde luego parecía mayor. Posiblemente la carga del
sufrimiento la hubiera hecho envejecer. Las artistas quedaron impresionadas al
verla. Fue Kathy quién al fin fue capaz de responder.
-No es ninguna molestia, al contrario, es un honor
para nosotras.
La
angustiada madre esbozó una débil y fugaz sonrisa y las indicó que pasaran.
Allí, las cuatro tuvieron que hacer un gran esfuerzo para controlarse. Cuando
miraron a la cama observaron a una niña tumbada y conectada a varios tubos y
sondas. Tendría unos doce años como mucho. Su cabeza estaba envuelta por un
pañuelo porque no tenía pelo ya y su rostro demacrado estaba pálido. Pese a todo
entreabría los ojos y cuando su madre se acercó susurrándole con mucho afecto
pareció reaccionar.
-Mira Phoebe, cariño, son las Justices, te prometí
que vendrían y aquí están.
-Hola Phoebe.- Se aproximó Granate en primer lugar,
sonriendo desde luego como no lo había hecho en su vida.- Me alegro de
conocerte. ¿Sabes a quién tengo aquí?
La
cría trató de sonríe aunque apenas si le salió una mueca. Fue entonces cuando
Kerria se acercó con semblante muy afectuoso a su vez.
-Hola. Tienes que ponerte buena, ¿eh? Para que
puedas venir a vernos al próximo concierto.
Las
demás, desde la parte de atrás sonreían intentando infundir ánimos a la
pequeña. Ésta como pudo, levantó una de sus manos que Kerria enseguida tomó
entre las suyas.
-Ánimo Phoebe.- Dijo Amatista.-
-Siempre le gustó bailar sus canciones.- Intervino
la emocionada madre.-
-Pues cuando estés mejor vendremos otra vez y las
bailaremos juntas.- Afirmó Idina tratando de sonar todo lo jovial que pudo.-
-Nosotras mismas te enseñaremos nuestras nuevas
coreografías.- Añadió Kathy con patente tono de afecto.-
Al
menos la niña parecía estar feliz, casi llegó a reírse cuando Granate, siempre
tan bromista incluso en esos casos, le propuso.
-Apúntate al grupo, y así tendré a una chica guapa
para variar, porque mis primas son todas muy feas. De hecho, podrías ser mi
novia. ¿Eh? No me vayas decir que no…
-Es muy tonto pero es un buen chico.- Añadió
cariñosamente Kerria acariciando una mejilla de aquella pobre cría.-
-Lo…los...ángeles… vienen…- Susurró la niña entonces
dejándoles sorprendidos.-
-Claro cielo.- Sonrió su madre.- Aquí están, son
unos ángeles, todos ellos.
-Angelitos…viene a buscarme…- Musitó con un tono
cada vez más apagado aunque extrañamente sonriente en tanto miraba a un sitio
vacío del fondo de la habitación tratando de señalar hacia allí.- Ya vienen…
Kerria
sintió un escalofrío de horror cuando vio como los ojos de esa cría se quedaban
en blanco. Alarmada se giró hacia el médico.
-¡Doctor!- Gritó asustada.-
-¡Deprisa!- Urgió el
médico.- Déjenme sitio.
La
madre estalló en un convulso llanto mientras la propia Idina la abrazaba en la
misma situación, Amatista y Kathy sollozaban horrorizadas mientras salían del
cuarto para que entrasen a toda prisa con una unidad de reanimación. Marian
lloraba a su vez al igual que Kathy. Lo mismo que Granate que abrazaba a su
prima Kerria que se había quedado pálida. El equipo de urgencias intentó todo
lo que pudo pero al fin, tras un par de eternos minutos, el médico movió la
cabeza. La destrozada madre se tiró hacia la cama abrazándose al cuerpo de su hija
entre terribles gritos de dolor.
-¡OH Dios, Dios!- Gemía Kerria que fue sacada de
allí por su asimismo impactado primo.-
Ninguno
podía casi tenerse en pie por la tensión y la devastación que sentían. ¡Esa
pobre cría se les había muerto delante de ellos y nada habían podido hacer!
Pese a su fama, o a sus poderes. La propia Marian, entre lágrimas les pudo
decir.
-Al menos ha muerto con una cara de felicidad que no
había tenido en muchísimo tiempo.
La entonces estudiante de medicina acompañó al grupo
a una sala de espera en donde pudieron recobrarse de aquello.
-¡Señor!- Exclamaba Idina sin poder controlar sus
lágrimas.- ¡No puedo soportar esto!…
Amatista
y Kerria se abrazaban ahora, sosteniéndose mutuamente, Katherine miraba sin
rumbo fijo, sentada en un sillón, lo mismo que Granate. Al fin, tras un buen
rato. Fue la propia madre acompañada del padre de esa pequeña quienes fueron
allí y paradójicamente les animaron.
-No sé cómo darles las gracias.- Balbuceaba la
mujer, sostenida por su también destrozado esposo.- Al menos Phoebe se ha ido feliz. Gracias…
-Musitó una vez más.-
Todos
aquellos jóvenes la abrazaron expresando sus condolencias y su gran pesar.
Y sobre todo, lamentando amargamente su
impotencia, al no ser capaces de haber hecho nada más. Al fin se despidieron y
tras marcharse desde luego que mantuvieron su palabra. Hicieron algunos
conciertos, destinaron parte de la recaudación de sus discos para tratar de
ayudar a la investigación e incluso anunciaron campañas. Sobre todo Kathy O´
Brian y Kerria Malden, que siguieron en
la Tierra. El resto se marchó a ese otro planeta, Bios.
-Hicieron cuanto pudieron.- Se lamentó Marian en tanto
seguía con su chequeo de Nancy. En esa misma habitación, la que Phoebe ocupara.-
Luego murió ese pobre muchacho, primo suyo. Una pérdida muy trágica. Las afectó
mucho también. Pese a todo…patrocinaron una fundación. Cantando para los críos
cuando podían.
Pero hacía ya unos años que no se las escuchaba. Tampoco
se veía a las Justicieras en acción. La muchacha lo sentía, habían hecho mucho
bien. También pensó en la ocasión en la que las princesas Venus y Mercurio les
hicieron una visita, animando a los pequeños. Las dos salieron de igual forma,
realmente tocadas al presenciar el sufrimiento de muchos de esos niños. Ver a
dos poderosas princesas que habían enfrentado tantos peligros y librados
innumerables batallas sin dar un paso atrás, derrumbarse y llorar sin consuelo
era realmente impactante. Las dos lamentando profundamente no ser capaces de
hacer nada más por ellos. Marian creyó recordar que la princesa Mercurio era
médico también. Incluso entre charla y charla con los niños se interesó por
algunos historiales clínicos. Asimismo, aunque ella no estuvo aquel día, la
princesa de la Luna Blanca y la reina de la Cara Oculta, visitaron el hospital
confortando a los pequeños. Según le contaron luego sus compañeros esas dos
jóvenes eran también encantadoras. Casi parecían transmitir una especie de aura
de bondad que llenaba de alegría y esperanza a los niños. De hecho no llegaba a
entender por qué había cada vez más gente a los que no les gustaba que
estuvieran en la Tierra. Se encogió de hombros y suspiró, la política no era lo
suyo. En ese momento la apagada vocecilla de Nancy la sacó de sus pensamientos.
- Estoy cansada Marian - le susurró la niña. -
- Pues duérmete un poquito,- le respondió
afectuosamente la doctora. - No te preocupes, yo te guardo las muñecas. ¿Por
que a mí me las dejas, verdad?
- A ti si - musitó la niña cerrando los ojos en
tanto le indicaba. - Pónmelas en mi casita, es donde viven.
Marian
le tocó la frente que parecía ligeramente caliente, tomó el pulso, demasiado
acelerado para el reposo absoluto que llevaba la chiquilla en tanto escuchaba a
su paciente añadir.
- Si estuvieran las haría un pastel. Con mucho
chocolate y…- musitaba Nancy de forma muy débil hasta hacerse ininteligible,
por fin se quedó dormida. -
La
doctora esbozó una enternecida sonrisa, ¡ojalá que los deseos de la pequeña se
hubieran podido hacer realidad! , pero, era imposible. Si ella pudiera
encontrar a las Justicieras o tan siquiera a las Justices. Pero, ¡vete a saber
dónde estarían! Suspiró con resignada y triste impotencia, arropó a la niña y
la dejó dormir, guardando las muñecas en la casa de juguete que había sobre la
mesita que Nancy tenía cerca de la cama. Después prosiguió su ronda con los
demás niños. Estaba cansadísima, la noche pasada no durmió apenas, le había
tocado guardia. Al terminar el paseo se sentó en uno de los sillones, consultó
su reloj, tenía unos minutos. Sólo descansaría un momento nada más, cerró los
ojos.
Colocando
los adornos en la escuela Idina sonreía. Era su primera Navidad como maestra
aunque ahora estaba trabajando fuera de hora. Los críos de la gente que también
trabajaba en estas fechas tenían que quedarse en la guardería y ella, como no
había profesores disponibles, se ofreció para estar con ellos durante ese día.
Lo malo era que se perdería la cena de esa noche tan especial. ¡Estando además
tan lejos de su familia que se habría reunido en la Tierra! Hubiera querido ir
pero no pudo sacar su reserva para la nave transbordador. Así que no había otro
remedio. Al menos recibió ese mensaje de su amiga Nehie felicitándole las
fiestas. Ella iba a pasarlas en el reino de la Luna. Seguramente que en
compañía de Chibiusa y la familia Real del Milenario de Plata. Recordaba
aquello con una sonrisa. Esperaba que su amiga pudiera ir a visitarla pronto. Los
críos por su parte estaban encantados yendo y viniendo con las bolitas y las
cintas para adornar el árbol de Navidad.
- Señorita, señorita,- le preguntó una pequeña de
pelo rubio corto. - ¿Pongo aquí la bolita?..
- Si Amy- sonrió Idina acariciándole cariñosamente
el pelo. - Oye Kevin - le indicó a un chico de cabello oscuro que estaba junto
al árbol - coloca el lazo más al centro.
Los
niños se dieron prisa en poner el árbol, luego Idina les encargó escribir felicitaciones
dibujando estrellitas. Una vez hecha esta tarea y para amenizar la última hora
de clase los reunió sentados en el suelo en círculo junto a ella.
- Ahora os voy a contar una historia.
- ¡Siii! - chillaron los críos deseosos de
escucharla. -
- Bueno, vamos a ver. ¿Qué os parecer ésta? - Les
inquirió a los niños -. Érase una vez.
- ¡Esa ya me la sé!,- exclamó Jinny, una
pelirrojilla con unas pecas muy graciosas en la cara. -
- ¡No tonta! - le corrigió Albín, un muchachito rubio
de grandes ojos azules. - Es que todos los cuentos empiezan así...
- ¡Tonto tú!
- respondió la niña visiblemente molesta.-
-¡Chiís niños, no os peleéis! Que estamos en Navidad
y hay que ser buenos – Intervino conciliatoriamente Idina. - Vamos a ver -
prosiguió llamando la atención de todos los pequeños que ya la escuchaban
atentamente. - Había una vez un osito...
En
la Luna, sentada en un sillón de sus estancias personales, la reina Neherenia
se entretenía mirando ese enorme árbol de Navidad que estuvo poniendo con
Chibiusa y las chicas Amazonas el día anterior.
-Es muy bonito. - Pensaba con una sonrisa.- Nos
costó colocar todos los adornos. ¡Menos mal que entre Ves-Ves y Jun-Jun se las
apañaron para coronar la parte de arriba con la estrella y las guirnaldas!
En
ese instante llamaron a la puerta, la soberana se levantó autorizando la
entrada. Era una de sus damas. Una jovencita de rubios cabellos y pálido
semblante.
-¿Dais vuestro permiso, Majestad?- Pudo decir la
muchacha con tono algo temeroso.-
-Claro, adelante Anaris.- Le sonrió la aludida.-
-¿Deseáis tomar algún tentempié, Señora?
-No, muchas gracias. Aguardaré hasta la cena. Espero
que su alteza Serenísima la princesa Chiba venga a cenar conmigo.- Le comentó la reina,
inquiriendo a su vez.- ¿Y tú, Anaris? ¿Tienes algún plan para esta noche?
-¿Plan, Majestad?- Repitió la azorada chica.-
-Claro. - Afirmó su interlocutora mirándola diríase
que divertida, cuando afirmó.- Eres joven, bonita y agradable. Supongo que
algún apuesto caballero de nuestro reino te habrá invitado a salir.
La
muchacha se ruborizó considerablemente. No se atrevía a sostener la mirada de
su reina, Neherenia se percató de la circunstancia y sonriendo de nuevo,
añadió.
-Discúlpame. No debí preguntar. Eso es cosa de tu vida
privada.
-No, Majestad. Por favor… no pasa nada… es solo que
yo… bueno. Con la venia de su Majestad cuando termine mi turno iré con mis
padres a pasar esta noche.
-Claro, es lo más adecuado.- Convino su contertulia
señalando ahora el árbol.- ¿Qué te parece? Nos costó mucho decorarlo, pero creo
que ha valido la pena, ¿verdad?
Ahora
la aludida si se permitió mirar aquella estampa navideña y asintió con una leve
sonrisa.
-Es muy bonito, Señora. – Concedió para preguntar
con tono algo trémulo.- ¿Deseáis alguna cosa más?
-No, puedes irte ya.- Afirmó la soberana, añadiendo
con amabilidad.- Y tómate el resto del día libre. No creo que vaya a precisar
de tus servicios por hoy. Ve con tu familia y disfruta de la fiesta.
-Gracias Majestad - repuso la vergonzosa joven
haciendo una amplia reverencia en tanto se retiraba.-
Nehie
suspiró. Por más que lo intentaba no había forma. Sus cortesanos siempre se
dirigían a ella con tanto respeto que casi más bien parecía temor. No es que
estuviera en contra de mantener la etiqueta y el ceremonial, pero algunos de
ellos se excedían. Sobre todo por causa de su aposentador real, Gillard De La
Lune. Era un hombre leal al cien por cien y buena persona, pero extremadamente
estricto y rígido en esas materias. En fin… paciencia. Al menos con sus amigas
las amazonas y con Chibiusa era distinto. Y sobre todo con Idina, pensaba en
ella con mucho afecto y nostalgia.
-Querida amiga, me hubiera gustado que vinieses.
Aunque no pudieras estar con tu familia, podrías haber celebrado las fiestas
conmigo aquí. Espero verte muy pronto.- Pensaba.-
Volvió a sentarse en su sillón favorito, descansaría
un ratito y después se prepararía para recibir a su otra gran amiga, la
princesa de la Luna Blanca…
Katherine
estaba de regreso en casa, su madre la recibió con los brazos abiertos.
-¿Que tal por la facultad, hija?- Le preguntó
saliendo a su encuentro con un delantal. -
- Estupendamente mamá.- Contestó Kathy. - Ya hemos
terminado con los preparativos para la fiesta. ¿Y papá?..
- Tiene turno hasta las seis, pero podrá venir a
cenar.- Le aseguró Karaberasu pidiéndola con jovialidad. - Anda, ayúdame con la
cena.
La
joven asintió, se colocó otro delantal y se dirigió a la cocina con su madre.
-¿Ha llamado Mazoui?- preguntó con mucho interés. -
- No hija, aun no, todavía es muy pronto para eso.
- Espero que podamos reunirnos todos - deseó Kathy.
- Mazoui me aseguró que podrían venir este año para Nochebuena.
-¿Por qué no les llamas tú? - Propuso Karaberasu -
así te lo podrán confirmar.
-¡Buena idea!- asintió su hija entusiasmada. -
La
chica descolgó el vídeo teléfono y marcó el número de Mazoui y Satory. Al cabo
de unos momentos sonrió al ver la imagen de ésta última.
- Hola Kathy,- sonrió Satory muy feliz de verla -… ¿qué
hay?..
- Tenía muchas ganas de veros- le contestó su cuñada
- llamaba para ver si podréis venir esta noche a cenar.
- Pues claro que podremos,- asintió asegurándola -
estaremos allí sin falta.
-¿Y mi hermano? - Preguntó Katherine.-
- Está con mi padre, resolviendo algunos asuntos de
la empresa, ya sabes que está pensando en licenciarse del ejército. Mi padre le
ha ofrecido entrar en la dirección de la Masters Corp.- Se interrumpió al
escuchar llantos de las niñas. - Un momentito por favor- le pidió a Kathy en
tanto iba a ver a las pequeñas. - Mis niñas, ¿qué os pasa?,-
preguntaba retóricamente pues las gemelas sólo podían llorar por toda
contestación. Satory se encargó de mirarlas en los pañales torciendo el gesto
al confirmar sus sospechas.- ¡Anda, si tenéis caca! y las dos a la vez, ¿será
posible?
Katherine
se rió mientras asistía a las maniobras de su ocupada interlocutora para
cambiar dos pañales a la vez.
- Tengo que dejarte por ahora,- le dijo Satory
sosteniendo a las dos pequeñas cada una en un brazo. - Nos vemos esta noche,
dale recuerdos a tus padres.
- Igualmente, saluda a tu padre y a Mazoui, hasta la
noche.- Sonrió Kathy desconectando el vídeo teléfono. -
-¿Qué te han dicho? - Quiso saber Karaberasu desde
la cocina -.
- Ahora te lo cuento mamá,- sonrió la muchacha
dirigiéndose hacia allí. -
Kerria
miraba distraídamente por la ventana, nevaba, grandes copos caían plácidamente
sobre el jardín y la casa, cubriéndolo todo de un blanco inmaculado. Era bonito
contemplar aquello. Ajeno a eso, el pequeño Brian dormía en su cuna, había
pasado una mala noche llorando. Entre la propia Kerria y Sam se habían turnado
en acunarle. Samantha había salido a comprar algunas cosas para la cena de
Nochebuena. La situación por ahora se mantenía tranquila, habían dejado de
molestarlas, al menos desde hacía unos días, como si la proximidad de las
fiestas hubiera conseguido una tregua. Entre tanto, los padres de Kerria
decoraban la casa. Ésta se percató de que su padre estaba fuera, colocando
algunas luces en el tejado. Pero desde luego no de una forma convencional. Roy
levitaba mientras conectaba las bombillas, eso hizo sonreír a su hija, desde
luego su padre no era alguien común...
-¿Qué miras hija? - Le susurró Beruche, que se había
acercado sin que la joven se percatase, al oído. -
- ¡Ah, hola mamá! – replicó ella sobresaltada. -
- Perdona te he asustado - sonrió su madre. -
- No te preocupes. Estaba distraída viendo como
colocaba papá las bombillas - se rio Kerria que añadió. - Recuerdo cuando era
pequeña, siempre me hacía mucha gracia verle subido a una escalera, ¡y pensar
que podía hacerlo como ahora todo el tiempo..!.
- Era yo la que le insistía en hacerlo de una forma
más normal. No quería que llamase la atención de los vecinos, ji, ji. Y de
hecho ahora no debería hacerlo tampoco, el muy perezoso. ¡Con tal de no ir a
por la escalera! - Se reía Beruche acordándose también de aquello, no sin
nostalgia. –Tendré que regañarle en cuanto entre. Así podría verle cualquiera e
irlo contando por ahí
- Ya, como hubiéramos hecho nosotros...- convino
Kerria divertida. – Imagino lo que habríamos dicho Leval y yo en el colegio.
¡Tenemos un papá volador, ja, ja!
En
ese instante el bebé se despertó y a juzgar por sus lloros tenía hambre. Kerria
fue a sacarle de su cuna enseguida y muy solícitamente se sentó en el sofá con
él.
- ¡Uy, mi chiquitín! , ahora te damos el desayuno.-
Susurró cariñosamente desabotonándose la camisa para darle el pecho. -
Estaba
en ello cuando sonó el timbre de la puerta. Ese sistema anticuado que podía
sustituirse por la identificación dactilar. Pero Roy y Beruche nunca habían
tenido necesidad de cambiarlo. Les gustaba aquel sonido de ding, dong, que
emitía al ser pulsado, y más en estas fechas.
- Ya voy yo, hija,- le dijo Bertie caminando hacia
la puerta. Al abrir descubrió a Samantha en situación apurada, cargada hasta
los topes de paquetes. - Deja que te ayude Sam - se ofreció Bertie haciéndose a
su vez con dos bolsas.- ¿Pero cómo vienes con tantas cosas?
- Muchas gracias, ¡ya creía que no iba a ser capaz
de llegar hasta la puerta! - suspiró la aliviada chica que se explicó. – Tuve
tiempo después del trabajo, quedamos en que había que ir a comprar algo para
las fiestas.
-¡Sí!, pero no para soportar un asedio.- Observó una
divertida Bertie haciendo que su interlocutora se riera con ella.-
Después,
ayudada por su suegra, la joven entró los paquetes y las bolsas hasta la
cocina, luego se fue al salón para ver a Kerria dando de mamar al niño.
-¿Qué tal esta nuestro chiquitín? - Se interesó
Samantha -.
- Muy bien, tiene mucha hambre,- afirmó su pareja cambiándole el pecho al bebé. - Parece que durmió bien hasta ahora.
- Hola Brian - saludó Sam acariciándole la cabecita
con mucho cuidado y ternura. -
- Dile, ¡hola Samantha!,- rio Kerria sujetando un
bracito de su hijo y moviéndolo con suavidad y mucha gracia mientras éste no
paraba de mamar.-
-¿Me lo dejas? - Le pidió Sam a su compañera una vez que el niño hubo
terminado. -
Kerria
se lo pasó y la joven lo puso apoyado en su pecho para darle palmaditas en la
espalda. Luego lo acunó en los brazos. El bebé la miraba con sus azules ojillos
muy abiertos y expresión absorta.
- ¡Es tan mono! - sonrió Sam añadiendo embelesada. -
Tengo ganas de poder jugar con él.
- Dentro de poco estará corriendo - declaró Kerria -
las próximas Navidades, seguro.
- Bueno chicas, ya están puestos los adornos.-
Terció Roy entrando al salón, calado de nieve. -¡Navidad, Navidad…! -
Canturreaba de buen humor.-
- ¡Papá! - le advirtió Kerria algo alarmada - ¡estás
helado! Ten cuidado que estas formando una corriente fría de aire hacia el
niño.
- Lo siento,-
se apresuró a decir el interpelado que se apartó de inmediato para no
perjudicar a su nieto. -Voy arriba, me cambio y bajo.
-¡Qué guapo es mi nietecito!,- aseveró Beruche
encantada tomándole de las manitas.-
- Me pregunto- intervino Kerria de forma retórica y
reflexiva, más que interrogativa. - Qué estarán haciendo Amatista y Leval. Les
mandamos ese mensaje para felicitarles las Navidades y el cumpleaños de Asthel
y aun no hemos tenido respuesta.
- Ten paciencia, hija - repuso Beruche. - En estas
fechas las líneas a Bios están colapsadas. Seguro que nos contestarán muy
pronto...
La
muchacha suspiró deseando que así fuera, tenía mucha nostalgia de su hermano,
su amiga Amatista y su sobrino.
Allí,
en Bios, Leval terminó su turno, podría ir a su casa para la cena. Desde el
puesto de mando de la base no llegaban novedades. Todo estaba muy tranquilo,
incluso los movimientos de los agitadores habituales habían remitido, hasta
ellos tendrían ganas de celebrar la Navidad.
- Bueno - le dijo a su segundo - yo ya me voy. Feliz
Nochebuena Larry.
- Igualmente señor- le deseó el capitán adjunto que
así se llamaba. -
Leval salió de la oficina y se dirigió a su deslizador,
era un auténtico incordio no poder transportarse,
pero a Amatista no le gustaba que apareciera de golpe y también recordó que al
día siguiente era el cumpleaños del crío, había que comprarle alguna cosita. Se
decidió a pasar por una juguetería de la ciudad que estaba abierta aun...
-A ver si encuentro algo que sea bonito y le guste,
o mi mujer me regañará por olvidarme.- Se dijo algo inquieto y al tiempo
divertido, por esa posibilidad.-
Amatista
por su parte terminaba los últimos cálculos en tanto dormía su hijo, esas
fórmulas tan complejas eran una lata y más para ella que no era ninguna
lumbrera .Bueno, pero ya estaba. Después de repasarlas un par de veces para
asegurarse de que estaban correctas las memorizó en el ordenador. Listo, ahora
sólo tendría que esperar a que llegasen Leval y los padres de ella. Iban a
reunirse para cenar. El interfóno del salón parpadeó, era un mensaje. Amatista
conectó la pantalla y vio con alegría a Kerria, Sam, Roy y Beruche. Ésta
sostenía a su nieto en brazos para que saliera.
- ¡Hola chicos! - saludó jovialmente Kerria. - ¡Feliz
Nochebuena y feliz Navidad! - les deseó a coro con los demás. -
- Nos gustaría estar reunidos pero sabemos que os es
imposible venir en estas fechas, igual que nos ha pasado a nosotros.- Intervino
Beruche. -
- También queremos desearle feliz cumpleaños a
Asthel - añadió Sam - Ya debe ser todo un hombrecito.
- Felicidades hijos - sonrió Roy afirmando con su
habitual optimismo - con suerte nos veremos en año nuevo. Y dadles también
saludos a Esmeralda y al principito. Por cierto Amatista, ¡dile a tu padre que
me debe un par de botellas de champán! El muy rácano todavía no me ha pagado la
apuesta que hicimos de quién iba a ganar la liga esta temporada pasada. -
Remachó jocosamente haciendo reír a su esposa y resto de acompañantes.-
-Que paséis muy buena noche y unas estupendas
fiestas.- Añadió Samantha.-
-Cuidados mucho, besos para todos y uno muy grandote
para mi sobrino.- Remachó Kerria lanzando ese beso hacia la cámara.-
-Besos y abrazos, Y ya sabes, Amatista, ¡que no se escape
el tacaño de tu padre sin pagar! - Concluyó Roy en tanto era amonestado
jovialmente por su esposa.-
El
mensaje terminó, Amatista sonrió divertida. ¡Su suegro no cambiaría jamás! Desde
que le conoció, siendo ella una chiquilla, se dio cuenta de cómo se cruzaba
todo tipo de bromas y pullas con su padre. Sin embargo sabía que los dos se
apreciaban muchísimo, era viejos amigos y compañeros de tantas batallas y
aventuras que casi parecían hermanos. A propósito de eso. Supuso que sus tíos
Petz y Zafiro, habrían llegado para estar con Sandy y Coraíon. Tendría que
llamar para desearles felices fiestas en cuanto llegase Leval. En ello pensaba
cuando se acercó hasta su hijo. Seguramente Asthel seguía aun dormido, pues en
su habitación no se escuchaba ningún ruido. Ella abrió la puerta con cuidado,
pero el niño estaba allí, sentado y riéndose al parecer de algo muy gracioso
para él. Amatista desde luego, no sabía de qué.
- Cariño, ¿que es lo que te hace tanta gracia? - Le
preguntó levantándole en brazos divertida. -
Asthel
señaló con su manita hacia la pared sin dejar de sonreír, pero allí no había
nada. Su madre se encogió de hombros.
- Nenes - dijo Asthel con una sonrisita - nenes…
-¿Dónde hay nenes, cielo? - Le inquirió Amatista sin
entender. -
- Ahí, en un sitio - balbuceó el niño detallando encantado. - ¡Nenes con alitas!
Su
madre sonrió al comprender, debía referirse a los adornos de angelitos que
Leval puso la noche pasada en el salón. Por cierto, su marido debía de estar al
llegar, ¡ojalá no se hubiera olvidado del cumpleaños de Asthel! .Con lo
despistado que era y todas sus obligaciones...
-¿Cariño?,- escuchó la voz de su esposo entrando en
la casa. - ¿Amatista?..
- Estamos aquí - respondió ella. -
Leval
entró dirigiéndose hacia ellos, le dio un beso a su mujer y elevó en brazos a
su hijo.
-¡Hola campeón!- saludó alzándole sobre su cabeza en tanto Asthel se
reía - ¡Felicidades!
-¿Le has comprado un regalito a Asthel? - Susurró
Amatista al oído de Leval. -
- No, un regalito no - repuso dejándola sorprendida.
-
-¿No se te habrá olvidado?-. Le regañó ella con
suavidad temiéndose que así fuese. -
-¿Cómo me iba a olvidar yo de eso? - Replicó Leval
con tono divertido para añadir. – Mira, ven conmigo Asthel.- Le dejó en el
suelo y le tomó de la mano llevándole hacia el pasillo - tú también cariño.- Le
pidió a su esposa y la interpelada le siguió curiosa. -
Fuera
esperaba el oso de peluche más grande que su mujer hubiera visto nunca, le
llegaba hasta la cintura. Se trataba de un gran panda blanco y con esos
graciosos dibujos en color negro en su cara. Asthel corrió enseguida a
abrazarse al oso. Además, había un triciclo rojo adornado con un enorme lazo
amarillo.
-¡Es una preciosidad! - sonrió Amatista abrazándose
a su marido, en tanto veía al niño rodar por el suelo contentísimo con su nueva
mascota de juguete - ¡Qué bonito Leval!, pero. ¿No será un poco grande para
él?..
- A decir verdad- rio su marido - ¡Yo le traía el
triciclo a él pero el oso era para ti. Una vez me aseguré de que no era peligroso.
- Susurró esto ante la atónita mirada de su contertulia.-
-¿Decías algo?- Le inquirió ella.- ¿Peligroso el
oso?
Su
marido miró hacia otro lado y echándose la mano al cogote como su propio padre
haría exclamó.
-Nada, nada…son cosas mías, je, je Lo malo es que.
Ja, ja ¡Te has quedado sin regalo!
-¿Cómo? - Rio la interpelada sin podérselo creer. -
- Bueno, como ya me imaginaba que no podríamos
esperar hasta mañana y que Asthel
abriría su regalo de cumpleaños, e incluso el tuyo de Nochebuena con anticipación,
compré una cosita más. Y ésta sí que es solo para ti - se sonrió Leval. -
Le
entregó a Amatista una pequeña cajita que esta abrió atónita, descubriendo una
sortija de oro con una incrustación de la piedra de su mismo nombre.
-¡Qué bonita! ¡Muchas gracias Leval! - Exclamó ella
alborozada. Le dio un largo beso a su esposo como recompensa y se la puso junto a su alianza. - Pero te
habrá costado muy cara - añadió algo preocupada. -
- No te preocupes, sólo habrá que estar sin comer
durante un mes,- bromeó él haciendo que ambos rieran. -
- Yo también tengo algo para ti.- Sonrió ella de
forma enigmática. -
- Estoy desando verlo. - Comentó él realmente
interesado. -
Amatista
no se hizo de rogar. Se dirigió hacia una esquina del salón, en donde estaba el
árbol y se hizo con un paquete de mediano tamaño entregándoselo a él. Leval lo
examinó de forma calmosa y ante la impaciencia de su mujer se decidió a
abrirlo. Una vez roto el papel y abierta la caja vio su sorpresa.
- ¡Vaya, esto sí que no me lo esperaba! ¡Una mini
cámara de vídeo tres D! ¡Qué maravilla!
Y
muy contento con su regalo se abrazó a su mujer. Después entraron los juguetes
al salón. El pequeño Asthel estaba encantado con su oso. Tras jugar un poco con
él y subirse encima sin embargo pareció tener bastante y le dedicó su atención
al triciclo. Leval le colocó los pies en los pedales y trató de enseñarle a
moverlos. El niño era muy despabilado y enseguida logró rodar unos pocos metros
con él, aunque chocaba contra las sillas y la mesa, pese a que sus padres habían
hecho sitio apartándolas. Sus atentos progenitores le dirigían una y otra vez
hacia espacio abierto. Mientras Leval estrenaba con gusto la cámara filmando
las evoluciones del crío. Por fin, Asthel dejó el triciclo y su madre le dio de
comer. Luego de eso, una pequeña tarta con dos velitas que el niño trató de
apagar animado por sus padres. En realidad la fiesta debía haber sido al día
siguiente, pero deseaban disfrutar a solas con el pequeño y después celebrarlo
de nuevo junto con la Navidad, con los abuelos maternos de Asthel. Y este año
era la primera vez que el crío iba a soplar las velas, no vendría mal un
pequeño ensayo antes de hacerlo delante de Esmeralda y Diamante que a buen
seguro quedarían encantados de verle hacerlo. De todos modos, no hubo mayor
problema, las dos estaban muy juntas y Amatista sonrió complacida cuando el
pequeño logró apagarlas tras hinchar sus graciosos mofletes.
-¡Muy bieeenn!- aplaudió entusiasmada lo mismo que
su marido. -
-¡Qué pulmones tiene! - Exclamó orgullosamente
Leval. -
El
crió rio encantado con aquella novedad. Era muy divertido y declaró muy
contento que sus amiguitos angelitos también le habían aplaudido.
- Asthel cariño. Ahora hay que dormir la siesta.- Le dijo su madre que bostezaba también. -
- ¡Creo yo que más te convendría hacerlo a ti! - rio
Leval. -
-¡Que gracioso! - repuso Amatista alegando de
seguido. - Es que no he podido dormir casi durante la noche, esos cálculos tan
fastidiosos, ya sabes.
- Pues échate con el niño, yo me ocupo de preparar
las cosas. Cuando vengan tus padres ya te despertaré. – Le propuso él con tono
amable. -
- Gracias cariño,- dijo ella que se metió en el
cuarto de su hijo. -
-“Mami, mimir comigo” - le pidió el niño -
- Claro que sí - convino ésta totalmente segura de
que lo haría, mientras ayudaba al pequeño a meterse en la cama. Entonces se
percató de que Asthel tenía en el suelo una foto suya y de las chicas, en su
época de Justices -
- Mami y las titas - sonrió Asthel. -
- Si. ¿Pero que haces tú con esta foto? - Inquirió
Amatista sorprendida pues la guardaba en un cajón alto. -Quizás se la dio Leval,
- pensó aun extrañada, bueno no tenía más importancia. -
- Vamos a ver a los nenes,- sonrió Asthel muy
entusiasmado. -
- Si hijo, a soñar con los angelitos, anda abraza a
mamá para dormir. - Le susurró cariñosamente ella que se acostó a su lado tomándole en brazos. -
En
pocos minutos, tanto la madre como el niño estaban dormidos…
En
casa de Sandy y Coraíon, se preparaban también para festejar la Navidad. Ella
había puesto mucho esmero en cocinar una cena realmente deliciosa. Rematada con
una de sus afamadas tartas. Sus suegros seguro que quedarían impresionados. Y
su propio padre, que confirmó su llegada para esa misma tarde, también. ¡Qué
felicidad sentía ahora pudiendo celebrar con una familia! En fin. Suspiró
sonriendo ligeramente. Coraíon había ido a buscar a sus padres y al de ella. A
buen seguro llegarían juntos. El caso es que la joven se notaba algo cansada.
No sabía realmente porqué. No tuvo una jornada particularmente intensa y había
dormido bien los días anteriores. A todo eso tenía que añadir su particular
resistencia, merced a su constitución especial por mor de sus genes.
-No lo entiendo. - Se dijo con extrañeza.- En fin, como
tengo tiempo todavía creo que me tumbaré un poco.
Y
tras dejar casi todo preparado para la cena se echó sobre la cama para
descansar…
Idina
volvió a su apartamento rendida, decidió echarse una siesta para recuperar el
sueño. Había estado acabando las actividades para los críos durante la noche
anterior, en cuanto le pidieron que se ocupase de ellos para este día. Ya
mandaría luego un mensaje a sus padres para felicitarle. Y también, ¡cómo no! ,
a Nehie, Lance y a Alan, a sus primas y demás familia. ¡Buff!, se iba a
arruinar mandando felicitaciones, pero no importaba, para eso era Navidad.
Pensaba todo aquello en tanto abría su cama y se deslizaba dentro, ya en pijama
puso su despertador para dentro de una hora y se durmió...
- Mamá- dijo Kathy con un bostezo - tengo sueño, voy
a acostarme un rato…
- Si, será mejor.- Convino su madre - estás cansada,
ayer volviste muy tarde de esos preparativos. Es que no paras en la facultad.
-Además, tengo que intentar componer algo. Y
quisiera poder participar en alguna casting.- Comentó la joven.- Aunque todavía
queda mucho por hacer aquí - se percató algo culpablemente la rectificando. - Te ayudo y luego me echo.
- No te preocupes cariño, tú descansa, de esto puedo
ocuparme yo - la tranquilizó su madre, sonriendo jovialmente para remachar con
buen talante. – No quiero que luego te quedes dormida durante la cena.
Katherine
sonrió agradecida. Desde que había llegado a pasar esos días con su familia no
se tomó ninguna pastilla para mantenerse despierta y ahora aquello le pasaba
factura. De veras que estaba agotada y se tumbó arropada en el sofá, muy pronto
le rindió el sueño...
-Ya no puedo más- musitó Kerria entrecerrando los
ojos - estoy cansadísima.- Le comentó a Sam que había dejado al pequeño Brian
de nuevo en su cuna. -
- Vete a dormir si quieres - le contestó ésta de modo comprensivo. No en vano su pareja
había dormido en otra habitación con el niño para permitirla a ella descansar
pues tuvo que madrugar para ir al trabajo y hacer las compras de hoy. De modo
que se ofreció. - Si Brian se despierta
ya me ocupo yo, como ya ha comido no habrá problema.
- Si, gracias Sam, ¡cómo le envidio! - añadió su
pareja mirando a su hijo que dormía de nuevo plácidamente arropado hasta la
cabecita. – Es quedarse quietecito y dormirse.
-Por eso dicen aquello de dormir como un bebé.- Se
rio Samantha.-
-Pues yo estoy tan cansada que creo que por esta vez
podré igualarle en eso.- Suspiró Kerria bostezando nuevamente, aunque
objetando.- Pero no quisiera quedarme tan dormida que me fuera a perder la
cena.
- Anda. Vete a la cama, hija y no te preocupes por
eso - la animó Beruche a su vez. - Ya te llamaremos.
Kerria
sonrió subiendo a su habitación, sólo tuvo que quitarse la bata pues estaba en
camisón. Se metió entre las sábanas calentitas y se dejó deslizar al mundo de
los sueños.
-¡Toc, toc!...- se escuchó en el cuarto. -
Amatista
abrió los ojos, ya había dormido suficiente ¡Este Leval!, no la había avisado.
Quizás sus padres estaban allí ya y la llamaban y ella con esas pintas,
despeinada, desarreglada. A buen seguro su madre se lo reprocharía… ¡Pues buena
era con esas cosas! Siendo la dueña y presidenta de la casa de modas más
afamada de la Tierra.
-Hay que levantarse.- Se dijo tratando de
espabilar.-
Y lo hizo buscando a Asthel ¡pero no estaba allí!
También se dio cuenta de algo extraño, ¡no podía ser!, llevaba su atuendo de Justiciera,
¡pero si no se había transformado desde hacía muchos meses! , casi año y medio
por lo menos. ¿Qué hacía vestida así? ¿Sería una broma? Salió del cuarto de su
hijo pero no reconoció la salita en la que entró, amueblada con un sofá, una
mesita y sillas de colores, demasiado pequeñas para servir bien a un adulto.
-¿Pero qué está pasando aquí? - Se dijo anonadada -
¿dónde está Asthel? ¡Leval!- llamó, pero nadie respondía, decidió abrir una
puerta verde manzana que tenía en frente para salir. -
Katherine
se incorporó en un sofá que no era el suyo, los pies le sobresalían y atónita
se dio cuenta de que llevaba puestas las botas. Se destapó descubriendo el
resto de su uniforme de Justiciera, incluido el látigo, ¿pero que significaba
esto?
-¿Se puede saber qué clase de broma es esta? ¡Oh
Dios, dime que no me he pasado con las pastillas!- Suspiró inquietada.-
Salió de esa habitación y atravesando un pasillo
quiso dirigirse hacia la cocina, pero no
encontraba el camino.
-¿Se puede saber dónde estoy?- Se preguntaba
atónita.-
Al fin, tras
recorrer esa larga galería vio que había varias puertas de colores y tras un
momento de reflexión decidió entrar por una, la de color naranja…
Kerria
escuchó ruidos de puertas, abrió un ojo dándose cuenta con asombro de que no
estaba en su habitación sino sobre una colchoneta, en una sala desconocida,
vestida y además como Justiciera.
-¿Qué está ocurriendo aquí? - Se dijo en voz alta. -
Se
levantó rápidamente y anduvo saliendo se esa estancia.
-¿Qué es esto? ¿Y mi casa?- Se dijo con
estupefacción.-
Prosiguió su caminar y tras recorrer un mal
iluminado pasillo llegó hasta una puerta. AL menos la que encontró más cercana,
de un vivo color azul cielo y la abrió cruzándola...
Idina
no podía creerlo, se había despertado al escuchar ruidos y se percató de que lucía
su uniforme de Justiciera. Tumbada sobre una camita con decoración infantil.
Luego, al levantarse, se vio metida en una habitación minúscula…
-¿Qué es esto? ¿Me habrán secuestrado?
Pero no parecía ser el caso, pudo salir de ese
cuarto sin ningún problema y no veía a
nadie por allí. Decidió seguir un
pasillo alumbrado por bombillas decoradas como si de adornos festivos se
tratasen. Al llegar al fondo de ese corredor vio una pared con varias puertas
de colores, tras probar a intentar abrirlas, solo pudo conseguirlo con la roja
y salió…
En
cuanto Neherenia abrió los ojos se percató no sin sorpresa que estaba tumbada
en una camita en lugar de sentada en el sillón de su estancia palaciega. Lo que
no dejaba de ser más increíble es que vestía su uniforme de Sailor Shadow.
-¿Pero qué está ocurriendo aquí? - Pudo decir
mirando en todas direcciones.-
Estaba
en una pequeña habitación, cuya única salida parecía una puerta de color
turquesa. La abrió cruzándola con decisión…
Sandy
despertó sin comprender nada. ¿Qué hacía metida en ese pequeño cuartito, con
unos muebles tan pequeños? Apenas si cabía en ese camastro en el que ahora
estaba. Se levantó con cuidado porque casi se pegaba con la cabeza en el techo.
-No percibo nada especial. Al menos ninguna
amenaza.- Se dijo tratando de emplear sus facultades extrasensoriales.-
Entonces observó realmente desconcertada que iba
ataviada de justiciera. Para salir de allí solo había una puertecita de tono
verde oscuro. Decidió abrirla y buscar la respuesta a esa extraña situación
fuera…
Todas
las chicas se encontraron en medio de un gran salón, lujosamente amueblado y
con un servicio de mesa puesta. Aunque todo fuera de juguete y con colores muy
variopintos, pero eso no fue lo que más les sorprendió.
- Pero, ¿cómo es posible? - Preguntó Amatista en voz
alta. -
-¿Qué hacéis aquí?,- inquirió Kerria realmente desconcertada.
-
- Lo mismo podríamos preguntarte a ti,- repuso Kathy
que tampoco entendía nada de lo que estaba sucediendo -
- Yo estaba durmiendo en mi cama, me desperté - añadió
Idina igual de sorprendida. -
- Lo mismo que yo - reconoció Amatista que tampoco daba crédito a lo que ocurría. -
-Estaba en mis habitaciones de palacio, creo que me
dormí en el sillón.- Añadió Neherenia.-
-Igual que yo, me quedé dormida.- Convino Sandy
alegando.- Y no comprendo la razón, simplemente me sentí cansada de repente.
- A mí me sucedió igual. Tengo la impresión de que
alguien nos la está jugando - sospechó Kerria. -
- Si, ¿pero quién podría hacer algo así? - Se
preguntó Kathy en voz alta. -
-¡Ya está!- elucubró Amatista creyendo haberlo
descubierto - los dioses, ¡seguro que son ellos!
Han vuelto con ganas de fastidiarnos con sus
ridículas bromas.- Remachó con malestar.-
-Esperemos que no.- Suspiró Sandy moviendo una mano
y resoplando.- Ya sabes cómo las gastan.
-No sé.- Les dijo Idina con un gesto de extrañeza. –
Pero no me parece que sea obra suya. Al menos por lo que nos habéis contado, no
es su estilo.
-Y cuando se fueron dijeron que volverían para
adiestrar a mi hijo. Y habían dejado de comportarse como al principio de
aparecer. No, creo que tienes razón. No me cuadra con su forma de actuar. –
Afirmó Amatista.-
-Entonces… ¿Quién ha podido hacer esto? - Se
preguntó Kathy en voz alta.-
-Sea quien sea, debe de ser muy poderoso. El caso es
que me resulta familiar.- Apuntó Nehie con tintes pensativos.-
- De todas maneras me alegro de veros chicas. Feliz
Navidad - sonrió Idina. -
- Y yo también primita, igualmente - convino Kerria
añadiendo con un talante más serio - pero ahora tenemos que preocuparnos por
salir de aquí y averiguar lo que está sucediendo.
- Bueno, exploremos las puertas.- Indicó Kathy
señalando a las de colores verde, rojo y azul. -
- Por ahí hemos entrado nosotras - repuso Amatista.
– Afirmando en tanto señalaba otras dos de tonos verde oscuro y turquesa.- ¿Y esas?
-Yo usé esa para entra aquí.- Comentó Neherenia en
alusión a la de tintes malvas.-
-Y me temo que yo entré por la otra.- Les informó
Sandy.-
- Mirad- señaló Idina reparando en otra de color
negro y conjeturando - quizás sea la salida.
Las
chicas se acercaron a ella pero la misteriosa puerta sonó. Parecía que iban a
abrirla desde el otro lado, se apartaron y vieron entrar a alguien, era
una mujer morena y alta. Cuando la
observaron un instante la reconocieron. Al menos las cuatro justicieras más
veteranas que se colocaron en guardia.
-¡No puede ser, creímos que te habías destruido! -
Exclamó Amatista. -
-¡Esta vez no te daremos oportunidad!- espetó
Kerria. -
La
mujer las miraba sorprendida e incluso asustada sin poder pronunciar palabra.
- ¡Ese truco no te va a servir, no creas que nos
engañarás haciéndote pasar por una chica normal! - le espetó Kathy. -
- Pero ¿de qué me están hablando? ¿Quiénes son
ustedes? - Inquirió la perpleja muchacha que llevaba una bata blanca y
fonendoscopio al cuello -
-¡Qué desfachatez! .Incluso se ha disfrazado de doctora
- añadió Amatista sorprendida e indignada para ordenarle. - Muy bien Sarah,
¡ríndete!, no queremos problemas.
- Creo que me están confundiendo con otra.-
Tartamudeó la chica visiblemente asustada, pero esas cuatro parecían no
bromear. La apuntaban con una espada, un arco de fuego, un látigo y un
boomerang. Y las otras dos iban ataviadas de un modo muy similar, aunque no le
eran tan familiares. Sin embargo enseguida cayó, ¡eran las Justicieras! - Pero, si ustedes son…
- Somos las Justicieras,- respondió Kerria
confirmando su impresión - y tú ya lo sabes Sarah, así que no te hagas la tonta
que eso no te va. No dejaremos que perviertas a más almas inocentes ni que las
condenes por tus ansias de sangre.
- Pero ¿qué dice? - Exclamó la alucinada muchacha para oponer. - Me llamo Marian Carter, soy
médico pediatra en un hospital para niños enfermos terminales de cáncer. Estaba
de guardia y... – Dudó durante unos
instantes y agregó con voz trémula y sumamente desconcertada - no sé que estoy haciendo aquí...
-¿Quién es esa chica?- Quiso saber Neherenia que
tampoco comprendía nada.-
-¡Es la reina de los vampiros!, nada menos. -
Proclamó Idina afirmando.- Pero creía que se había reformado.
-Pudo ser uno de sus trucos para huir.- Comentó
Kathy.-
-¿La qué?- Exclamó Sandy observando a esa muchacha
que temblaba entre atemorizada y anonadada por aquello.- Oíd chicas, yo no
percibo en ella ningún aura maligna.
Las
demás se miraron extrañadas. La propia Neherenia comentó.
-A mí me sucede lo mismo, como guardiana de los
misterios Lunares no me parece que nos esté mintiendo.
Todas
la miraron con incredulidad, hasta que Idina pareció reflexionar y tomó la
palabra.
- Podría ser cierto.- Conjeturó mirando a las demás
que reprobaron con la cabeza. – El caso es que me suena de haberla visto antes.
-¡Venga ya, no seas tan ingenua!- le reprochó
Amatista. - ¿No ves que está mintiendo?..
- Esto lo acabo yo ahora mismo - terció Kerria
blandiendo su espada para amenazar a aquella individua que parecía muerta de
miedo. - ¡Voy a terminar contigo!
-¡No oiga! , les juro que no sé de qué me hablan.-
Tartamudeo Marian retrocediendo hasta la pared haciendo espacio con las manos
entre ella y su más que posible agresora tratando de explicar. –Les repito que estaba haciendo mi ronda, me senté a
descansar. Supongo que me quedé dormida, al abrir los ojos estaba en una
habitación de colores, entonces salí por esa puerta. - Señaló la puerta negra
que había utilizado - y me encontré con ustedes. Es la verdad, ¡se lo juro!
- Quizás sea verdad. - Reconoció Katherine que
también parecía dudar ahora al admitir. - A nosotras nos ha ocurrido lo mismo.
- Puede- asintió Kerria bajando lentamente su espada
y dedicando una mirada cautelosa a esa chica añadió - pero quiero asegurarme.
Kathy, tú llevas una cruz al cuello, déjamela.
Katherine
sonrió, enseguida adivinó la intención de su compañera.
- Déjame a mí- le pidió. -
Kerria aceptó
y su prima sostuvo la cruz delante de la sorprendida Marian.
- Pero ¿qué hace? - Dijo ésta sin entender absolutamente
nada -.
- Quizás no tienes suficiente fe- conjeturó Amatista
al ver que esa mujer no parecía resultar afectada. -
- Déjame probar- le pidió Idina -.Yo tengo otra cruz
y siempre rezo antes de acostarme. Además, es Navidad y eso da más fuerza.-
Explicó bastante segura de ello. -
Sostuvo
su cruz delante de Marian que sólo les dijo con un gran gotón de sudor...
-¿Está ustedes bien señoritas? ¿Quieren que les dé
alguna pastilla para los nervios?
-¡El espejo!- exclamó Amatista - eso no puede
fallar.- Dicho y hecho, sacó un pequeño espejito redondo metido en una polvera
que llevaba en su traje -
-¿Llevas una polvera en el traje? - Se extrañó Sandy
-
- Sí, claro- sonrió tontamente Amatista al justificar. - Nunca se sabe si te pueden
sacar fotos o hacer entrevistas, como dice mi madre hay que estar presentable en
todo momento y mira por donde, ahora nos va a ser muy útil.
Las
demás suspiraron sin poder creerlo,
aunque en esta ocasión su amiga llevaba razón. Amatista entonces puso el espejo
delante de la doctora que, por supuesto se reflejaba perfectamente.
-¿Alguna de ustedes me va a explicar qué significa
esto? - Preguntó ya algo más molesta que intimidada. -
- Pues no es ella - admitió Amatista bastante
azorada - ¡Vaya corte!
- Es que es idéntica- añadió Kerria visiblemente
avergonzada –
-Ya os dije que no sentía ninguna aura maligna a su
alrededor.- Les recordó Sandy.-
-Sí, y yo os comenté que decía la verdad- Remachó
Nehie.-
- Bueno, verá, usted perdone - se disculpó Idina
colorada. - La confundimos con otra persona.
-¿Con quién? - Quiso saber Marian que ahora sentía
evidente curiosidad. -
- Es difícil de creer- repuso Katherine que se
atrevió a decir sintiéndose ridícula -...con una mujer vampiro.
Las
otras asintieron ante la atónita mirada de la doctora.
- Esto es una broma ¿No? - Se sonrió sarcásticamente
Marian. - Ustedes deben ser amigas de los compañeros del hospital, pero aún no
es día veintiocho. En el caso de que celebren en esa fecha el día de los Santos
Inocentes como es costumbre en la comunidad hispana.
Las Justicieras se miraron entre ellas sin saber que
replicar, hasta que Amatista se decidió a intervenir.
- Le aseguro que estamos tan sorprendidas como usted
- le prometió a esa mujer, añadiendo. -Cada
una estábamos en nuestras casas, yo incluso dormía con mi hijo.
- Yo acababa de darle el pecho al mío y me fui a
dormir también - corroboró Kerria. -
- Me acosté en el sofá mientras mi madre terminaba
la cena - añadió Katherine. -
- Pues yo, me eché a dormir un rato, estaba muy
cansada - intervino Idina. –
- Me sucedió lo mismo.- Acordó Sandy.-
-Sí y a mí igual- Remató Neherenia.-
- A todas nos ha sucedido el quedarnos dormidas y
aparecer en este lugar. Pero, ¿por qué estamos aquí? - Preguntó Marian a nadie
en particular. -
- Quizás esto sea un sueño mío- sonrió Idina. -
-¿Y por qué tuyo? - Le dijo Kathy no sin divertido retintín, oponiendo - podría ser mío.
-En el tuyo saldrían muchos chicos guapos y con poca
ropa.- Se rio Amatista.- Así que no puede ser.
- O mío- añadió Kerria que anticipándose a su amiga
y cuñada, agregó con humor.- Aquí solamente salimos mujeres y todas somos muy
guapas, ¡ja, ja!
- Chicas, chicas, chicas. -Terció Amatista que les
expuso a las demás con algo de condescendencia. - Os equivocáis, debe ser mi
sueño .Veréis, mi hijo tenía una foto de todas nosotras vestidas de
Justicieras.
-¿Y que pinta esta chica aquí entonces? - Inquirió
Kerria señalando a Marian que miraba alternativamente a las cuatro sin comprender
absolutamente nada. -
-Si… ¿Y nosotras?- Apostilló Sandy afirmando.- Yo no
me hecho nunca una foto de grupo con las Justicieras. Y lo cierto es que no
estaría de más.- Que también lo soy.- Se reivindicó con orgullo.-
-Y en cuanto a mí, desde luego tampoco tengo una con
todas vosotras.- Completó la sailor.-
Ninguna
supo que decir, quedaron calladas. El silencio se rompió cuando se abrió una
puerta blanca que inexplicablemente ninguna había visto antes.
- ¡Hola! - les saludó una animada voz infantil -¡que
alegría! habéis venido todas a mi fiesta.
Las
cinco se giraron mirando a la pequeña niña que las había saludado .Era rubita,
con el pelo muy corto y frágil, parecía una panocha deshilachada, dejando ver bastantes
claros en su cabeza. Tenía los ojos verdes y quizás seis o siete años, no más.
Al principio las Justicieras y Sailor Shadow se quedaron anonadadas sin poder
replicar, clavando sus miradas en la niña. La única que respondió fue Marian,
que exclamó atónita.
- Nancy, ¿pero qué haces tú aquí?
- Perdona Marian, pero no te avisé,- se excusó la
pequeña acercándose a ellas para confesar. - Es que quería que las Justicieras,
Sailor Shadow y tú, tomarais el té conmigo.
Su
interlocutora recordó que antes de dormirse la pequeña musitó algo parecido.
- ¡Entonces este es tu sueño! - Repuso la asombrada doctora. -
La
niña asintió sonriente, indicó a las chicas que se sentaran en una pequeña mesa
flanqueada por graciosas sillitas, cada una con formas de animales, allá un conejo,
allá un reno, en otra un cerdito, y así.
- Vamos a merendar,- les indicó la pequeña,
anunciando con jovialidad -. ¡Ya está el pastel!
Todas
miraron anonadadas, no se habían dado cuenta de que, sobre la mesa habían
dispuestas ocho tacitas de té, con ocho platitos, una tetera, una jarra con
leche y un gran pastel de chocolate con arándanos.
-¡Qué sillitas tan monas, yo tenía una parecida
cuando era pequeña!- exclamó Idina con visible entusiasmo. –
-Sí, me acuerdo… en tu habitación junto a tu casa de
muñecas.- Sonrió Nehie.-
-¡Esto es increíble! - Susurró Kathy pasando de
aquellos comentarios de su prima y la soberana de la Luna Nueva. -
-¿Qué hacemos? - Preguntó Kerria visiblemente
desconcertada. -
- Pues sentarnos a merendar- sonrió desenfadadamente
Amatista. -¿Qué otra cosa podemos hacer?
-Si es que cabemos.- Se sonrió Sandy al ver el
tamaño de esas sillitas.-
-¡Hala, que se enfría el té!- les instó la pequeña.
-
Las
ocho tomaron acomodo, las siete adultas lo mejor que pudieron en esas sillas
tan pequeñas. Nancy en cambio, estaba muy a gusto.
- Esto es mucho, creo que voy a engordar.- Se
preocupó Amatista. –
-Bueno…no creo que esto me haga subir una talla más-
Comentó Sandy.-
- No seáis aguafiestas, chicas. Por un día.-
Intervino Kerria sin darle importancia. -
- Además. Si es un sueño, no te va a pasar nada,-
rió Idina mirando el pastel muy ilusionada para sentenciar. -Yo me pienso
aprovechar…
-Desde luego. Para una vez que no tengo al
aposentador real dándole la lata con que vigile mi figura. - Convino Nehie.-
-¡Pues nada!,- exclamó Kathy empuñando un tenedor -.
¡Cómo es un sueño, olvidáos de las dietas y vamos a merendar!
Las
otras convinieron en eso, la verdad, lo estaban deseando. Se sirvieron pastel y
un poco de leche, estaba todo muy rico. La
niña en tanto las miraba muy contenta con toda la boca llena de chocolate.
- “Mehafe ucha ilufion que esteif faqui,- afirmó la cría mientras masticaba. - Efero
que of gusfte el fastel”.
- No hables con la boca llena. No es de buena
educación. - Le reprobó cariñosamente Idina mientras limpiaba a la cría con una
servilleta de colorines. -
- Así que este sueño es cosa tuya, pequeña - sonrió
Kerria que, con tono afectuoso, quiso saber
-¿Y quién eres tú?
- Me llamo Nancy- respondió la cría cuando terminó
de tragar, añadiendo. - Y sois mis heroínas favoritas. Os quería dar las gracias
por los regalos.
-¿Los regalos? - Se sorprendió Kathy. -
- Si, para mí, y el resto de los niños del
hospital,- explicó la pequeña lamentándose entonces. - La pena es que las
Justices no hayan podido venir, y eso que soñé también con ellas.
- Bueno- sonrió Amatista que tras cruzar unas
aprobatorias y cómplices miradas con sus compañeras se quitó el antifaz y
aseveró. - Como es un sueño te lo podemos decir, nosotras somos las Justices,
además de las Justicieras. Yo me llamo Amatista.
Las
otras se quitaron también los antifaces y se presentaron. Marian estaba
realmente sorprendida. Más cuando tras Sandy vio a la mismísima soberana de la
Luna Nueva.
-¡Sois vosotras!- exclamó.- No lo puedo creer. Las
Justices. ¡Como aquella vez en el hospital!
-¿En el hospital?- Repitió Amatista.-
-Sí, cuando vinisteis a animar a los niños enfermos.
Y estuvisteis con la pobre Phoebe.-
Ahora
las chicas que formaban parte del grupo se acordaron bajando la mirada.
Aquellos eran tristes recuerdos.
-Por eso me sonabas familiar.- Comentó Idina.- Tú
eras una de las doctoras.- la reconoció.-
-Bueno, entonces era solamente una estudiante en
prácticas.- Matizó Marian.-
-Perdónanos por haberte confundido.- Se disculpó
Kerria.-
-Sí, no te reconocimos, no nos acordábamos de ti. Lo
siento.- Añadió Katherine.-
Aunque
esas disculpas fueron rápidamente aceptadas. Lo que asombraba a su
interlocutora era otra cosa y así lo manifestó.
-¡Pero, si las Justicieras actúan desde hace casi
treinta años! – Objetó.- No podéis ser vosotras, ¡tendréis mi edad o incluso
menos!
- Fueron nuestras madres - le desveló Katherine -.Ellas
nos dieron el relevo.
- De esa forma nadie sospechó nunca de nosotras -
añadió Amatista. –
-Sí, incluso dijimos que nuestro grupo se llamaba
así en honor a esas luchadoras.- Aclaró Idina.-
¿Y tú, quiero decir, usted Majestad, es Sailor
Shadow?- Le dijo la atónita doctora a Nehie que asintió sonriente.-
- Y yo soy la quinta justiciera.- Se presentó Sandy
a su vez. Afirmando divertida.- Aunque
no soy tan famosa. No canto con ellas, ¡ja, ja!…
-Lamenté mucho lo de vuestro primo. Ese muchacho era
realmente muy simpático. Declaró Marian.-
Las
otras jóvenes volvieron a entristecer su gesto. Fue Idina la que al fin,
rehaciéndose con una leve sonrisa, aseveró.
-Él sigue con nosotras, llevamos su recuerdo en el
corazón.
El
resto asintió conviniendo en ello, no obstante el pensar en Granate siempre les
traía ese inicial sentimiento de tristeza que, poco a poco era sobrepasado por
la ternura, el cariño e incluso en el caso de Neherenia, el amor que aún le
tenían.
-Bueno, aclarado todo, vamos a ver.- Terció Kerria para
cambiar de tema, dirigiéndose cariñosamente hacia la niña. - Ya nos has dado
las gracias y muy bien,- sonrió mirando los graciosos dibujos de mariposas y
conejitos de las tazas ahora vacías. - Pero tendremos que volver a nuestras
casas y despertar para estar con nuestras familias.
- Un momentito por favor - les pidió encarecidamente
la pequeña. - Me gustaría tanto estar un ratito con vosotras antes de irme con
los angelitos…
-¿Los angelitos?- le inquirió Marian que agregó. -
Sí que te ha dado por eso últimamente…
- Es lo mismo que dice mi hijo- sonrió Amatista. -
- Si, él me lo ha dicho- asintió la niña afirmando
entusiasmada - ¡Tu hijo es muy alto y muy guapo!
- Mi hijo tiene dos años, los ha cumplido hoy.- Rió
Amatista mesando los cabellos de la niña, divertida por aquella ocurrencia mientras
rebatía - no puede ser él. Te habrás confundido pequeña.
Quitó
la mano sobresaltada y se la miró con horror, ¡había arrancado mechones de pelo
de la niña sin darse cuenta!
- Es la quimioterapia avanzada.- Les explicó
Marian con un susurro y expresión apenada - esta niña está muy
enferma.
Todas
las chicas se miraron consternadas y muy sorprendidas. Ahora el terrible recuerdo
de esa otra pobre niña, Phoebe, las invadía. Al menos a las que eran miembros
de la Justices. Sandy y Neherenia por su parte se sentían también muy apenadas
por esa cría. Pero Nancy sonrió con gesto alegre y repuso jovial y
despreocupadamente.
- No pasa nada, este es mi sueño - y según lo dijo
ante el asombro de todas, el pelo le brotó en forma de una media melena rubia
que brillaba como el sol y la niña les contó. - El ángel me dijo que era mi
sueño y que podía hacer lo que yo quisiera. Por eso puedo correr y andar y no
me duele nada, aunque no tome medicinas. Él me contó que iba a llamar a un
amigo suyo, que me haría entrar en el mundo de los sueños…
-¿Un amigo?- Le inquirió Sandy sin comprender.-
-Si. Un caballo blanco con alas muy bonito. Tenía un
cuerno en la cabeza.
Al
oír aquello fue Neherenia la que, visiblemente sorprendida, intervino
preguntando a la pequeña.
-¿Te dijo su nombre?...
-Si…- Repuso la cría, afirmando.- Creo que se
llamaba Pegaso.
-¡Pegaso! – Repitió la asombrada soberana.-
-¿Le conoces? - Quiso saber Idina.-
-Desde luego.- Le contestó ella, afirmando.- Es el
príncipe Helios, el novio de Chibiusa.
-No sabía que tuviera novio.- Comentó una
sorprendida Amatista.-
-Bueno, no se ven demasiado.- Les explicó la
soberana que, entonces, dedicando nuevamente su atención a la pequeña, le preguntó.-
¿Nos puedes contar qué te dijo?
La
cría asintió. Entonces les explicó que ella, al dormirse había visto a ese
chico tan alto y tan guapo que le dijo.
-Nancy, tendrás que venir conmigo. Pero no te
preocupes. Iremos a un lugar muy bonito.
-¿A dónde?- Quiso saber la niña.-
-Verás, a un sitio donde todos tus deseos se harán
realidad. El Mundo de los sueños.
-¿Me vas a llevar a ese mundo?- Sonrió la
esperanzada pequeña.-
-Yo no puedo llevarte allí ahora. Pero tengo un buen
amigo que sí lo hará. Sobre su grupa llegarás enseguida.- Le sonrió aquella
presencia de forma cálida y encantadora.-
No
había concluido casi de hablar cuando un imponente caballo blanco, de largas
crines y dos majestuosas alas emplumadas surgió de ninguna parte. Llevaba un
cuerno dorado sobre la frente y sus ojos eran grandes y de un color oro muy
hermoso. Hablaba con un tono dulce y suave de voz.
-Ven conmigo pequeña. Sube a mi espalda y te llevaré al lugar donde
habitan tus más hermosos sueños.
La niña asintió encantada, tras ser llevada por el
Pegaso aterrizó en un bello jardín lleno de flores. Cerca se levantaba una
casita blanca, ella desmontó y pudo corretear por allí llena de alegría,
exclamando.
-¡Qué bien, no me duele nada!- ¡Me has curado!
Aunque
el equino repuso con un tinte de tristeza…
-¡Ojalá pudiera pequeña! Pero eso va más allá de mi
poder. Sin embargo busca a Sailor Shadow, quizás ella sea capaz de ayudarte.
-¿Y vendrá si la llamo?- Quiso saber la cría.-
-Vendrá…-Le aseguró su interlocutor.-
-¿Y las justicieras y mi doctora Marian también?...
-Por el poder de Elisión que me ha sido otorgado y
el del ángel, haremos que todas ellas puedan compartir tu sueño. Pero no por
mucho tiempo. Aprovéchalo bien…-Le aconsejó aquel corcel que se despidió
remontando el vuelo, tras indicarle a la niña.- Ahora cruza la puerta blanca de
la casita y allí las verás…
Y desapareció en el aire. La pequeña hizo lo que
Pegaso le había indicado. Abrió la puerta y se llevó una gran alegría al ver que
todas esas mujeres estaban efectivamente allí.
-Eso me dijo él. Que en mi sueño todo lo que
quisiera se haría realidad. Pero al despertar volvería a estar como antes. Y
creo que no tengo mucho tiempo.- Les insistió con voz quejumbrosa y unos
ojillos suplicantes que enternecieron a las chicas - por favor.
-¿Qué quieres que hagamos, cielo?- Le preguntó Kathy
muy afectada por esa situación. -
- Si, pídenos algo y lo haremos - acordó Idina
también conmovida, ya que adoraba a los críos y no soportaba verles sufrir,
sobre todo de una forma tan terrible. -¡Lo que sea!
Lo
mismo les sucedía a Neherenia y a Sandy que eran incapaces de hablar. Amatista
y Kerria también asintieron llevadas por la compasión, incluso conteniendo las
lágrimas a duras penas, ellas tenían hijos y no podían ni pensar en que alguno
de ellos sufriera un horror semejante. El trágico recuerdo de como la pobre
Phoebe murió delante de sus ojos era más de lo que podrían soportar. Y menos
tener que revivirlo de nuevo. Así que convinieron de inmediato en complacer a
su anfitriona.
-¡Vamos a ver a mis amigos! ,- indicó la pequeña
saltando de la silla entusiasmada. -
Todas
las demás la siguieron, la cría entró fácilmente por una minúscula puerta de
colores. Las adultas no pudieron decir lo mismo y tuvieron que agacharse
bastante para lograrlo. Desembocaron en una salita llena de bancos e
instrumentos de música. Había un grupo de niños de la misma edad de Nancy,
todos con túnicas blancas, al ver a alguno de ellos, Marian no pudo evitar
exclamar entre asombrada y visiblemente emocionada.
-¡Pero, esos niños!,- señaló a un niño negrito de
pelo rizado y gran sonrisa y musitó. -
¡Ese murió el mes pasado, era compañero de Nancy!
- Quería ver a las Justicieras, también le gustaban
mucho - explicó la pequeña de modo totalmente natural. -
- Hola - saludó el chico - me llamo Samuel.
Los
otros niños también saludaron. Y tanto Amatista, como Kerria, Idina y Katherine
e quedaron heladas cuando, una niña de apenas doce años, llevando una túnica
inmaculada y meciendo su largo cabello castaño en una imperceptible brisa las
saludó.
-Hola. Muchas gracias por venir, otra vez…
-¿Quién eres?- Inquirió Sandy.-
-Phoebe.- Sonrió la niña dirigiéndose más hacia las
Justices.-
Las
cuatro componentes de aquel grupo se estremecieron de emoción y no tardaron en
llorar realmente atónitas e impactadas. Más cuando esa cría les dijo con
dulzura en su voz.
-Fuisteis muy buenas conmigo, estuvisteis para
despedirme. Yo también fui a saludar a vuestro primo, cuando él llegó.
-¿Viste a Granate?- Balbuceó Idina que no podía
parar de llorar.-
-Él es feliz ahora.- Le aseguró la cría añadiendo.-
No ha podido venir, pero me dio un recado. Os quiere muchísimo a todas. Y a sus
padres y a su hermano. Y a ti también.- Añadió señalando a una también llorosa
Neherenia.- No sufras más por él.
-Gracias- Suspiró la soberana que se puso de
rodillas para abrazarse a esa pequeña.-
-Tu madre también está con nosotros.- Afirmó Phoebe
dirigiéndose a una también impactada Sandy.- Y te quiere mucho. A ti y a tu
padre.
Ahora
le tocó el turno a la morena científica de abrazar a esa cría y darle las
gracias además de unos cuantos besos. Todas las otras la imitaron, una por una.
Al fin, cuando los ánimos se calmaron un poco Nancy les contó.
- En el hospital tenemos un coro y a los niños que
ya se fueron también les gustaría cantar con vosotras alguna canción.
- Eso está hecho - aseguró una aun emocionada Kerria
todavía sin poder creer lo que estaba sucediendo, lo mismo que sus compañeras.
-
Las
otras chicas convinieron de inmediato en ello y se pusieron con los niños.
Alguien tocaba los instrumentos pero no veían a nadie, no importaba, cantaron
con los pequeños algunas de las canciones de sus discos. El coro de los niños
sonaba de maravilla. Era, nunca mejor dicho, angelical. Al terminar, esos
chicos se reunieron, sonreían y miraban a las chicas con una expresión de gran
felicidad.
- Muchas gracias Nancy, gracias por traérnoslas
hasta aquí - dijo Samuel con evidente alegría. -
- Te lo prometí- respondió la niña que no obstante,
agregó con una leve dosis de tristeza. - Pero no pude cumplirlo antes de que te
fueras.
- No importa los has hecho y eso es lo que cuenta -
le sonrió alentadoramente su compañero que añadió. - Ahora debemos volver.
-Sí, nos reclaman. Ya hemos estado mucho tiempo más
del permitido. Pero nos han dejado por ser Navidad.- Añadió Phoebe
despidiéndose.- Adiós y gracias…
Y tras decir eso aquellos niños desplegaron unas alas
que relucían como la plata y se elevaron en el aire dejando a las chicas
boquiabiertas.
- Te esperamos Nancy.- Se despidió Samuel que desapareció con los demás por una
abertura del techo que conducía al cielo. -
- Bueno, supongo - musitó la niña no sin resignado
pesar - que mi sueño está llegando al
final. Dentro de poco tendré que irme con ellos.
- No te preocupes- le pidió Idina tratando de mostrarse tranquilizadora. - No
dejaremos que te ocurra nada malo.
- Pero si no es malo- sonrió ahora la pequeña para
aseverar - ¡Es algo maravilloso! Solo me da pena no tener más tiempo para veros
de verdad.
-¿Qué podríamos hacer entonces para ayudarla a
curarse? - Inquirió Kathy a la doctora con la voz teñida por la emoción. -
- Me temo que no se puede hacer nada - contestó
Marian cabizbaja para agregar consternada.
-Esta niña está condenada desde el mismo instante en que nació.
-¡Dejadme a mí! - Les pidió Sandy que concentró sus poderes curativos y trató
de emitirlos sobre la niña.-
Pero
para su sorpresa y la del resto, no pudo emitir nada. Era como si hubiera
perdido sus dones.
-No lo comprendo.- Pudo decir entre atónita y
frustrada.- ¿Por qué no soy capaz de emitir energía?
Decidió
jugárselo en todo por el todo, aunque tuviera que adoptar su forma demoniaca se
esforzó al límite de sus capacidades, pero ni su aura ni su aspecto se
alteraron. ¡Era como si de pronto fuese una humana normal!
- Ya sé lo que sucede.- Le comentó Neherenia cuando
su compañera al fin se rindió.- En el mundo de los sueños de la pequeña Nancy,
tú eres una chica normal. Bueno y una justiciera.
-Claro, ella no lo sabe.- Susurró Amatista al oído
de su amiga.-
-Por una vez desearía que mi secreto fuera conocido
por alguien. - Se lamentó Sandy con amargura.-
-Lo intentaré yo. Ella sí que sabe quién es sailor
Shadow, ¿verdad cariño?- Le inquirió Nehie a la niña que asintió.-
La
sailor sacó su cetro y exclamó concentrando el aura del mismo sobre la cría…
-¡Moon
Healing Escalation, full power!
Aunque pese a liberar una tremenda cantidad de poder éste no pareció hacer
ningún efecto. Así, tras un rato de bañar a la pequeña en esa suave luz
plateada, escucharon una voz familiar.
-Es inútil Sailor
Shadow…
-¡Pegaso! –
Exclamó al cría llena de alegría.-
Aunque el equino se dirigió a las
mujeres, en especial a la guardiana de
la cara oculta de la Luna con tono consternado para negar con su cabeza.
-Eso tampoco
resultará. Esta niña no tiene maldad en su corazón. Tu cetro poco puede hacer
por ella. La aliviará, pero no la curará… Ahora el tiempo se está terminando…
-Espera. ¿No
podrías darnos un poco más?- Le pidió Kathy que para asombro propio tampoco
tenía ningún efecto secundario, y eso que hacía bastante que no se medicaba.-
-Tú también lo
notas.- Le comentó Pegaso a la joven que asintió, en tanto el equino hacía
extensivo a todas ellas.- Vosotras percibís que las cosas en este mundo onírico
son distintas. Y también estáis empezando a notar que, poco a poco, van
retornando a la normalidad…dentro de unos instantes despertaréis.
- Un momento.- Terció Amatista dirigiéndose a la doctora.-
Aunque no podamos hacer nada aquí, en el mundo real sí que hay tecnología
avanzadísima y muy buenos especialistas. Haremos un concierto si es necesario
para recaudar fondos si es que es demasiado caro.
Las
demás asintieron, por completo dispuestas a ello, pero Marian negó consternada
a la par que les desvelaba.
- Veréis, Nancy, nació en los territorios de Rusia. Sus
padres también eran de allí, de una zona cercana al gran escape del ochenta y
seis.
-¿Del ochenta y seis? ¿Qué significa eso?...- Inquirió
Idina sin comprender. -
- Yo escuché algo una vez, en clase de bilogía
molecular,- comentó Sandy que les contó. - En mil novecientos ochenta y seis, un
reactor nuclear muy antiguo estalló. Provocó mucha contaminación radioactiva y fue sellado con hormigón armado.
- Pero, ¡por el amor de Dios!,- intervino Kerria - Nos
estás hablando de hace casi cuarenta años. Esta cría no debe tener más de siete.
Posiblemente, ni siquiera habrían nacido sus padres.
- Por desgracia la vida media de los isótopos radioactivos
es muy alta – explicó Sandy con pesar. -Algunos
siguen siendo peligrosos e incluso mortales después de siglos. Para ellos
cuarenta años no son nada. Lo sé porque he tenido que estudiar también
radiología y radio bioquímica.
- Los padres de Nancy - continuó Marian que asintió
ante esas explicaciones- se fueron a vivir allí cerca. Eran emigrantes que
buscaban una vida mejor dentro del país, y había incentivos económicos para
quienes se instalasen allí. Las autoridades daban por seguras zonas que, de hecho,
estaban expuestas a altos grados de contaminaciones en el aire, el suelo y el
agua. Como consecuencia de ello, la niña nació con malformaciones y defectos
graves en su cuerpo que acortan su vida de una forma drástica.
-¡Qué horror!,- balbuceó Idina llevándose las manos
a la boca, casi a punto de llorar. -
- Como puede haber gobernantes capaces de eso,
serán...- musitó la indignada Katherine deseando soltar alguna palabrota, pero
sin conseguir encontrar ningún insulto en su memoria. -
- Estás en mi sueño - le recordó la niña que añadió,
hasta diríase que divertida - y yo no puedo decir palabrotas, ni nadie que esté
aquí conmigo.
Neherenia
miraba al suelo con profundo pesar. ¿De qué eran capaces algunos mandatarios de
la Tierra? ¡Aquello era terrible! En cuanto fuera capaz trataría de hacer algo
por esa cría y por otras personas en situación similar. Quizás en la Luna
tuvieran tecnología más avanzada que pudiese ayudar. Las chicas se miraron
atónitas pero siguieron escuchando a Marian que continuaba contando la
historia.
- Sus padres murieron hace años por esas mismas causas,
antes consiguieron emigrar a los EE.UU e ingresarla en nuestro hospital, pero
ella, que nació ya afectada, tiene aún menos esperanza de vida. La pobre está
débil casi todo el día, ellos creyeron que podríamos ayudarla pero sólo podemos
quitarle los dolores y hacer que el poco tiempo que le quede lo pase lo mejor
posible. ¡Pobrecita! recuerdo que su madre me contó que le puso por nombre
Nancy porque la primera muñeca que tuvo ella de pequeña se llamaba así...
-¿Y no se puede hacer nada? - Insistió Katherine que
le comentó a moda de sugerencia. - Podría soñar con mi hermano, tiene
facultades para curar.
-No lo creo. - Rebatió Sandy alegando con pesar.- A
Mazoui posiblemente le pasaría igual que a mí. Y además, siendo un mal de
origen radiactivo tampoco creo que pudiéramos hacer nada ni tan siquiera
juntando nuestros poderes.
- Si, puede que aquí no podamos ayudarla. Pero, como
ya os he dicho, en Bios estamos muy avanzados en todos estos temas - añadió
Amatista. - Podemos venir a buscarla y llevárnosla allí.
- Pero ya no tengo tiempo,- intervino la pequeña
señalando hacia un rincón donde Pegaso estaba detenido y con las alas plegadas.
–
- Nancy debes retornar. Pero no seré yo quién te
lleve. Lo siento…- Declaró el equino que entonces desplegó sus alas y levantó
el vuelo, perdiéndose en el horizonte.-
- Si, - convino la cría tras verle desaparecer, afirmando
en tanto señalaba.- Aquí está el angelito…
-¿Cual angelito? - Inquirió Amatista que algo había
oído a su hijo sobre ese ser en particular. -
- Ese - señaló nuevamente la pequeña y esta vez,
para su asombro y el de las demás, pudieron verle, pero no tenía nada de
angelito. -
En pie,
a unos pocos metros de ellas, se alzaba un gigante con una túnica negra como la
noche, su rostro era marmóreo en sus rasgos pero translucía una fuerza
increíble. Amatista se quedó pálida, lo reconoció de inmediato, ¡era Azrael, el
Ángel de la Muerte que ella ya había visto en otra ocasión! .Las demás tampoco
podían reaccionar. Estaban paralizadas de temor reverencial.
-¿Quién eres? - Pudo decir Kerria atónita, casi
entre balbuceos, para tratar de recordar. - Me resultas familiar.
Ninguna
podía mirarle directamente al rostro, sólo la niña era capaz de hacerlo y
sonreía .El ángel no decía nada, Katherine por su parte quería reaccionar y lo
hizo sobreponiéndose al miedo y blandiendo el látigo.
- No te dejaré que hagas daño a la niña.- Amenazó pero
sin demasiada convicción. -
El
ángel giró la cabeza hacia ella y Kathy tuvo que apartarse, su mirada era
insostenible. Por fin se dirigió a ellas con un tono de voz increíblemente
suave y afectuosa para su feroz aspecto.
- Vosotras no deberíais poder verme ahora, puesto
que no ha llegado vuestro momento. Aunque algunas ya me conocéis porque habéis
accedido a dimensiones vedadas a la mayoría de los humanos...
-¿Qué es lo que eres tú? - Tartamudeó Marian todavía
sobrecogida por aquella aparición. -
- Soy Azraél, el Ángel de la Muerte, encargado de
transportar a las almas directamente hacia la Eternidad cuando son puras.-
Explicó éste sentenciando. - Y debo llevarme a esta pequeña conmigo.
-¡Eso es muy injusto y muy cruel! - se opuso Idina
indignada- ¡Esta pobre niña aún no ha comenzado a vivir y tú quieres llevártela!
- Eso es verdad - la apoyó Katherine- ¡Déjala que
viva!
-Te lo suplicamos.- Le imploró Nehie que incluso se
puso de rodillas.- ¡Por favor!
- Lo que pedís
no está en mi mano- repuso el ángel - es la voluntad del Creador...
- Dice la verdad. - Suspiró Sandy que temblaba
también al recordarle.-
Fue aquel ángel quién habló con ella y con Mazoui
cuando ambos trascendieron al plano astral en busca de un remedio para la
enfermedad que a punto estuvo de acabar con Leval.
-No podemos hacer nada.- Convino una también abatida
Amatista.- Nadie podría.
Y junto a Azraél, aparecieron dos figuras más, un
hombre y una mujer. El hombre era también muy alto y su pelo blanco y largo
ondeaba movido por una brisa imperceptible.
- ¡Tú! - señaló Amatista que pareció reconocerle
quedándose atónita al decir - ¡yo te he visto antes de ahora!
- Si,- convino éste con una voz también muy suave. -
Ya nos hemos visto.
- Tú me salvaste una vez- recordó Amatista que
imploró. - Por favor, te suplico que ahora salves a esta niña.
-¡Ojalá pudiera!- replicó el hombre mirando con
simpatía a la pequeña que le devolvió la
mirada sin dejar de sonreír - pero no está en mi poder hacerlo. Mi hermano
Azrael tiene razón, la pequeña debe venirse con nosotros, su tiempo en este
mundo ha terminado. Pero no sufráis por ella. Ahora será eternamente feliz, su
alma se librará del dolor, del sufrimiento y de las ataduras de su cuerpo.
- Eso es verdad,- convino la mujer que estaba junto
a ellos, era notablemente alta aunque estaba empequeñecida por los dos ángeles,
vestía una túnica también blanca y su pelo era largo y moreno, cuando las
chicas la observaron quedaron mudas de asombro. -
-¡Tú,...eres tú!- señaló Idina -¡No puedo creerlo,
eres Sarah! Esta vez no me equivoco, estoy segura.
- Si lo soy- sonrió ella. - Me alegro de volver a
veros y esta vez de verdad.
- Pero, ¿cómo es posible? - Inquirió Kerria que
estaba boquiabierta, al igual que el resto. -
Sarah volvió a sonreír de un modo resplandeciente y
contestó.
- Yo fui un ser inicuo. Estaba muerta, muerta en
vida. Llevaba dos mil años condenando mi alma y las de otros. Pero gracias a
ti- entonces señaló a Idina para proseguir - me di cuenta, o más bien, admití, que esa eternidad
era mi peor enemiga, mi más horrible maldición y lo afronté. Fue muy duro, pasé
al Infierno y de allí al Purgatorio. Después tuve que conocer el sufrimiento
que les causé a mis víctimas. Pero entonces fue cuando mi alma se limpió
pagando por sus culpas, gracias también a las oraciones que rezaste por mi
Idina, y a Él.
-¿A quién? - Preguntó Amatista -.
- Al hijo del Creador. Mi espíritu viajó en el
tiempo, ¿recuerdas Idina cuando me preguntaste si le conocí? Realmente sí. Lo
que ocurrió es que por entonces yo era un ser maligno y escapaba de la pureza y
de la luz, y él era la encarnación de aquello. Más al volver como un espíritu
pude contemplarle. Le vi en aquel huerto donde esperaba listo a ser
sacrificado, vi su dolor, su angustia y aun así, en sus horas más amargas,
llevaba el perdón y la paz en sus ojos. ¡Nunca olvidaré aquella mirada! Clavó
la vista en mí y supe que me había perdonado. Con su sangre y su dolor purificó
mi alma. Escuché su voz dulce decirme. ”Has pecado y no ignoro que de forma muy
grave contra Dios y los hombres, pero no temas ni sufras más .Yo estoy aquí
para llevar sobre mí esos y otros muchos pecados de la humanidad, ve en paz y
no peques más” Y yo lo hice, viendo como un ángel bajó del cielo para
confortarle en aquella hora de tinieblas en la que, sin embargo, yo pude
conocer la luz.
- Me alegro mucho - sonrió Idina realmente
emocionada. -
- No es posible, es igual que yo - musitó Marian dirigiéndose
a las Justicieras. - Ahora entiendo por qué me confundisteis.
- Tú eres una remota descendiente mía. En realidad
mi reencarnación -. Le desveló Sarah - gracias al Creador que puso sobre la
Tierra a alguien de mi linaje, para que hiciera el bien. Tú tratas de salvar
vidas o al menos de hacerles el tránsito más llevadero y eso es muy hermoso. Sigue
con esa tarea, pues a mí me dieron la posibilidad de reencarnarme en ti y de
habitar en tu corazón.
- Pero yo no sabía nada - objetó Marian. -
- No puede ser- rebatió Kathy que pudo echar mano de
la lógica incluso en esos momentos y argumentar. - Esta chica tiene nuestra
edad, y nosotras fuimos las que acabamos contigo ¿Cómo ibas a poder
reencarnarte en alguien que ya había nacido?
- El poder del Creador es ilimitado- respondió Sarah
explicándoles - Como ya os he dicho me hizo retroceder en el tiempo mientras me
purgaba, desde que me convertí en vampiro. Durante esos dos mil años de prisión
paralela asistí a todas mis maldades. Luego me dio la oportunidad de volver a
nacer. Entre tanto, era mi cuerpo con esa parte malvada de mi alma el que
cometía aquellas atrocidades.
- Es algo que escapa a nuestra comprensión -
reconoció Amatista atónita. -
- Pero ahora, no temas nada, Marian - le tranquilizó
Sarah. -Tú eres bondadosa y amas a tus semejantes, continúa con tu vida en la
Tierra que yo cuidaré de Nancy en el Cielo.
Y
como si quisiera refrendar aquellas palabras, la niña se acercó hasta Sarah
tomándola de una mano, el pelo de la que fuera reina de los vampiros ondeó
ahora con un color inmaculado.
- Azraél- le pidió Sarah con voz muy respetuosa - ¿Me
dejarás llevarla a mi lado para hacerle más grato el tránsito a la Eternidad?
El
ángel asintió casi imperceptiblemente, con un gesto de sus manos se abrió un
agujero en una de las paredes al fondo. De éste, en la lejanía, brillaba una
blanca y tenue luz.
- Me tengo que ir- susurró la pequeña. - Adiós y
muchas gracias a todas...
Marian
corrió para abrazarse a ella, puesta de rodillas para estar a su altura.
- ¡Adiós mi niña, que seas muy feliz! - le deseó
sollozando sin poder contener las lágrimas. -
- No llores mujer- le dijo el ángel que acompañaba a
Azrael con una voz cálida y llena de afecto. -Alégrate porque un día no muy
lejano la volverás a ver. Vuestras escalas de tiempo no se corresponden con las
nuestras .Y lo que para ti puede ser una eternidad, para nosotros sólo es un
instante, o al revés.
Azrael
se giró envolviendo con su capa a la pequeña y a Sarah, ambas desplegaron unas
largas alas de plata para asombro de las chicas, todas tenían lágrimas en los
ojos y poco a poco las vieron atravesar el agujero y se perdieron rumbo hacia
aquella luz. Sólo quedó el ángel que les dijo con mucha simpatía.
- Y vosotras regresad a vuestro mundo, hay muchas
cosas que aun os restan por hacer.
- Si pudiéramos haberla conocido antes.- Deseó Amatista
sin poder evitar llorar. -
- Mirad- les indicó el ángel señalando hacia una
ventana de la casa. -
Las
chicas se asomaron descubriendo la habitación de un hospital, un largo pasillo
donde se alineaban camas donde estaban acostados varios niños, algunos de ellos
tenían ángeles en la cabecera de su cama aliviando sus padecimientos,
acercándoles al mundo onírico donde
Pegaso les sobrevolaba y permitía después que subiesen a su grupa para
llevarles hacia sus más bellos sueños. Casi al lado de la ventana, en una de
las camas Nancy dormía, o al menos parecía dormir.
- Pobrecitos niños.- Suspiró Kerria emocionada, sin
poder reprimir sus lágrimas. -
También
pudieron ver a la doctora, dormida en un sillón. Las chicas miraron atentamente
como la Marian que estaba con ellos se desvanecía progresivamente haciéndose
más y más translúcida.
- Creo que debo irme- sonrió. -Me temo que estoy a
punto de despertar…
- Nos gustaría mucho ir a verte - le dijo Kathy
preguntándole sin perder ni un instante... ¿En qué hospital estás?
- El Infantil de Nueva York - contestó al tiempo que
desaparecía. -
Las
chicas asistieron al despertar de Marian en esa visión. Parecía aturdida, lo
primero que hizo fue levantarse dirigiéndose a la cama de Nancy. Pero ya no
pudieron ver más, ellas mismas comenzaban a desvanecerse.
-¡Ojalá pudiéramos vernos muy pronto!- deseó
Amatista. –
-Lo haremos, al menos nosotras dos. - Declaró
Sandy.-
- Si, es una lástima que sólo haya sido en sueños -
convino Kathy. -
- Os llamaré tan pronto me despierte- les dijo
Idina. –
- Hazlo por favor.- Le pidió Neherenia.-
- Hasta entonces, cuidáos.- Añadió Kerria. -
Las
seis desaparecieron, cada una abrió los ojos llenos de lágrimas. Amatista se
despertó abrazada a su hijo, en su habitación.
-¡Gracias a Dios, menos mal!- suspiró mirando dormir
aun al pequeño Asthel y entonces recordó. - ¡Las chicas, debo llamarlas! - se
levantó saliendo con cuidado al salón, Leval la recibió con una sonrisa. -
-¿Ya te has despertado? ¡Qué pronto! tus padres
están a punto de llegar, me han llamado desde el astropuerto. Iba a ir a recogerles,
si te quieres venir.
- Claro- sonrió Amatista. - Espera que prepare a
Asthel.
Entró
por el niño que se había despertado en ese momento, le vistió pensando en que
llamaría un rato después y los tres salieron rumbo al astropuerto. Llegaron
rápidamente y allí, vieron a Diamante y Esmeralda, pero no estaban solos.
-¡Feliz Navidad!- gritaron todos a coro. - Y feliz
cumpleaños para Asthel.
- ¡Buelos! - saludó el niño agitando una mano muy
contento. -
Amatista
recibió con un abrazo a sus padres pero en cuanto vio allí a Roy, Beruche,
Samantha y Kerria con el pequeño Brian se quedó de piedra.
- Pero, ¿sois vosotros? ¿Cómo es posible?
- Teníamos una reserva hecha - sonrió Roy que
preguntó extrañado y divertido a la vez. - ¿Que os pasa a ti y a Kerria? Se
diría que no sabéis el día en que vivís.
- A ella le ha pasado lo mismo - rio Samantha que
contó. - Se durmió tan cansada cuando abordamos el cohete que se ha despertado
casi al final del viaje.
-¿A ti también te ha pasado? - Le inquirió Amatista
que miró fija y cómplicemente a Kerria, ésta asintió para contestar. -
- No sé que ocurrió, me acosté en mi habitación y me
desperté en el cohete rumbo a Bios.
-¡Qué manía te ha entrado, hija! - Le dijo Beruche
de forma condescendiente para insistir,
como el resto de su familia. - Te dormiste cuando nos embarcamos, debes de
haber estado soñando.
-¿Y que pasa con Idina y Katherine y las otras? -
Preguntó Kerria dejando a un lado aquella controversia - ¿sabes algo
Amatista?..
- No, no sé nada. Recuerda que Idina quedó en llamarnos,
vámonos a casa, a ver si no estamos mal de la cabeza tú y yo.
Los
demás les observaban atónitos, Diamante dijo en tono de chanza.
-¡Bueno chicas! , luego nos explicaréis que es lo
que ocurre ¡O esto es una broma o los demás no nos enteramos de nada! – Hubo
algunas risas por parte de los demás y el padre de Amatista agregó para dar
carpetazo al tema -. Anda, tenemos que irnos ya, hemos quedado para cenar...
Idina
por su parte despertó y se fue a lavarse la cara, el cuarto de baño estaba ocupado,
tendría que ir al otro ¡Un momento!, ¿cómo que ocupado?, ¿quién podría estar
ahí? ¡Si ella vivía sola en su apartamento! Esperó un momento con prevención y cuando se abrió la puerta
allí estaba su hermano Lance.
-¡Qué alegría! ¿Cómo es posible que estés aquí? -
Saltó hacia él para abrazarle una vez repuesta de la sorpresa -.
- Vine en cohete - se sorprendió él que añadió con
gesto de incredulidad - Si ya me viste ayer, ¿se puede saber que te ha ocurrido,
has estado soñando o qué?
- Puede ser que sí- respondió la chica de forma
enigmática y plantando un beso en el carrillo a su hermano que la miraba
atónito. – Debe de haber sido un hermoso sueño.
Llamaron
a la puerta, Idina se fue a abrir. No cabía en sí de alegría cuando escuchó la
voz de su padre, abrió enseguida y además de Tom, estaban su madre, Alan y
Naya.
-¡No puede ser!- exclamó Idina alborozada- ¡Qué
sorpresa!,- se abrazó a su padre mientras el resto de la familia la observaba
incrédulos. -
- Pero hija, si llegamos ayer- le dijo Cooan atónita.
-
- Claro hermanita, tanto trabajar te afecta la
cocorota ¡Cada año estás más chiflada! - Rio Alan dándole un ligero capón y
abrazado a su mujer que se encontraba junto a él mirando a Idina divertida
mientras él añadía. - ¿No recuerdas que como no pudiste reservar plaza y tenías
trabajo para hoy decidimos venirnos nosotros?
Idina
negó con la cabeza pero no importaba, estaba demasiado contenta como para hacer
preguntas.
-¿Sabéis algo de Nehie?- Les preguntó esperanzada,
quizás ella estuviera también allí.-
-No, lo siento cariño.- Repuso su padre.-
- Tengo que llamar a las chicas a Amatista y a Kathy
y Kerria a la Tierra.- Dijo por única respuesta y enseguida marcó el número de
Katherine para dejar un mensaje que a buen seguro tardaría unas horas en llegar
-...
- Hija, Kathy está también aquí, si vinimos juntos
en el cohete - le recordó Tom - ya te lo dije ayer. Y creo que Kerria venía a
Bios con sus padres, Samantha y Brian.
- Iban a casa de Leval y Amatista y Katherine está
en un hotel con sus padres - le explicó Naya sonriendo y dándole una tarjeta. -Toma,
éste es el número.
Idina
marcó de inmediato, tras escuchar algunos tonos de llamada alguien descolgó…
Kathy
se despertó al sentir el teléfono, seguramente sería Mazoui, aún estaba
desorientada pero descolgó rápidamente el auricular y conectó la pantalla
viendo a Idina.
-¡No te lo vas a creer Kathy! - le dijo ésta con
atropellado entusiasmo – pero veras, he
tenido un sueño que. -
- Me lo creo- sonrió ésta, respondiendo con rapidez
- yo he tenido el mismo, seguro…
- Pero es que me he despertado en mi casa con mi
familia. Me han dicho que vinieron ayer y yo no recuerdo cuando.
- Bueno, pues yo me acabo de despertar, voy a ver si
vienen mi hermano y Satory. – Informó para preguntar de modo cordial -¿Qué tal
por Bios?
-¿Cómo que, qué tal? - Rio Idina para desvelarle no
sin regocijo - si tú estás también aquí.
-¿Pero que dices?- le preguntó Kathy incrédula
oponiendo - yo estoy en el sofá de...
Entonces cayó en la cuenta de que estaba hablando en
directo con su prima, ¡evidentemente no era ningún mensaje grabado! , quizás
ella habría ido a la Tierra y estaba en casa de sus padres. Sin embargo al
mirar y ahora que se fijaba, no reconocía el lugar. En ese momento entraron su
madre y su hermano Mazoui. Kathy no podía creerlo, ¿cuando habían llegado y dónde
estaban?...
- Luego te llamo Idina - le dijo colgando en vídeo
fono para dirigirse a Karaberasu e indagar. -
Mamá, ¿dónde estamos?..
- En Bios, hija- sonrió ésta puntualizando sorprendida
por esa cuestión - llegamos ayer…
-¿Y tú Mazoui que haces aquí?
- ¡Parece mentira que estés tan dormida! - se rio éste
que enseguida contestó. - Vine contigo. Satory y las niñas también. Están fuera
esperándote para salir a dar un paseo, hemos quedado ya con los demás.
-¿Quienes?- inquirió Kathy que se sentía
desorientadísima. -
-¿Me estás tomando el pelo o qué? - Rio Mazoui de
nuevo para declarar con tono de obviedad. -Con los padres de Amatista y Leval,
con Kerria, con Samantha y con Tom y su familia.
- No es posible- objetó Kathy. - Pero si mamá estaba
preparando la cena. Yo la ayudaba y me acosté un poco en el sofá hasta que tú y
Satory llegarais con las crías.
- Habrás estado soñando, hija - se rio Karaberasu
también añadiendo con la intención de corroborar sus palabras y de hacer una
broma. - Lo mismo tienes fiebre. ¿Quieres que le diga a tu padre que entre a
verte?
-¿No estaba de guardia?- inquirió Kathy que quiso
recordar - hasta las seis…
-¡Qué va!,- negó su madre. - Mathew - le llamó y éste
entró junto con Satory, Ian Masters y las niñas mientras Karaberasu reía
afirmando con su clásico sentido del humor. - Creo que tu hija se ha despertado
aún dormida o que es víctima de una enfermedad llamada amnesia despistada.
En
tanto Mathew sonreía su mujer le puso en antecedentes de la charla que acababan
de mantener. Por su parte, Mazoui miró a su hermana y sonriendo le dijo en voz baja. Esta vez con más
seriedad.
- Has soñado algo fuera de lo normal. ¿Verdad Kathy?
- Si - admitió ésta. -
- Tengo la impresión de que no ha sido un sueño
corriente, ¿por qué no me lo cuentas cuando estemos todos reunidos para la
cena? – Le propuso él. -
Su
hermana asintió agradecida a Mazoui por querer aclararle algo de todo aquel
misterio .Cuando estuvo lista, el grupo al completo se marchó al lugar de la
cita.
Todas
las familias convergieron en un restaurante donde habían reservado bastantes
mesas a decir verdad todo el salón entero era sólo para ellos. Nada más verse,
las cuatro chicas intercambiaron sus vivencias y se las comentaron a
Mazoui que hizo partícipe a Tom y a
Sandy. Ésta última, que llegó junto con su padre Robert, su esposo Coraíon y
los padres de él, Petz y Zafiro. Y para
sorpresa de todos, desveló.
- Es algo realmente asombroso. Me sucedió lo mismo.
Cuando llegaron del astropuerto me encontraron dormida. – Declaró Sandy.-
-Si cariño. Y no te enterabas de nada. – Nos
hablaste de esa cena que tuvimos el mes pasado.-
-Hemos tenido que insistirte varias veces en que
habíamos reservado en el restaurante para celebrarlo todos juntos.- Añadió su
padre.-
La muchacha asintió, pensando durante un breve
instante afirmó con tono alentador.
-Eso solo puede querer decir una cosa. Creo que Mazoui
estará de acuerdo en esto. – El aludido asintió, y la joven prosiguió
explicando.- Mi intuición me dice, como la suya a él, que
fuerzas muy poderosas están detrás de todo y que debemos representar un papel muy importante en
algo que seguro será maravilloso para el futuro de esa pequeña.
Y
mientras tanto en el reino de la Luna, Neherenia despertó todavía con lágrimas
en los ojos. Al poco su doncella tocó a la puerta. La reina le indicó que entrase
y sorprendida encontró a Anaris.
-Majestad. Las invitadas han llegado. ¿Debo
indicarlas que pueden pasar?
-Pero, ¿qué haces aquí todavía?- Le inquirió la
soberana por toda réplica.- ¿No te dije que te tomaras el día libre?
-Perdón, Majestad, no os entiendo.- Pudo responder
la atónita joven que penas si fue capaz de añadir.- Ya me disteis el día libre
anteayer. Estoy a vuestro servicio hasta la noche. Como de costumbre.
Algo
aturdida Nehie se levantó del sillón. Ante la preocupada mirada de su doncella
que le preguntó.
-¿Os sentís bien Señora? ¿Queréis que llame al
médico real?
-¿Qué? ¡Ah, sí, sí!…estoy bien, gracias, dame unos
minutos y luego hazlas pasar.- Pudo replicar la soberana algo aturdida aún.-
La
muchacha hizo una reverencia y salió sin más del cuarto, Nehie se adecentó un
poco y tras el plazo convenido tocaron a
la puerta. Era Chibiusa seguida de las sailor Asteroides, todas con
vestidos de noche, prestas a comenzar la celebración. Aunque tras los saludos
de rigor la soberana de la Luna Nueva les pidió un momento de atención para
relatarles su experiencia…
-No vais a creer lo que ha sucedido. Sobre todo tú
Chibiusa.- Comenzó.- Veréis…
Entre tanto, en aquel restaurante de Bios, Tom, en
función de sus conocimientos esotéricos, asintió dándole la razón a sus dos
contertulios y les dijo a las chicas sin vacilar, esbozando mientras una amplia
sonrisa.
- Deberíais llamar a ese hospital, creo que os
llevaréis una sorpresa.
- Pondremos un mensaje enseguida, papá - le aseguró
Idina deseosa de comprobar aquello. -
- Si, supongo que Marian estará allí, al menos eso
espero - añadió Kerria con idéntico afán.
-
Efectivamente
Marian se había despertado y sobresaltada por el temor corrió a la cama de la
chiquilla. La niña no se movía y temió lo peor, pero no, respiraba todavía,
incluso se despertó. Abriendo lentamente sus ojitos le susurró a la doctora.
-¿Sabes? He tenido un sueño muy bonito, salíais tú,
sailor Shadow y las Justicieras que además eran las Justices.
- Si Nancy, ya lo sé - sonrió Marian que enseguida
se interesó por ella y le inquirió - ¿Cómo te encuentras, cariño?
- Estoy bien, no me duele nada - sonrió a su vez la
niña añadiendo con evidente deseo - me gustaría levantarme para ver la nieve.
-¡Claro que sí! yo te ayudaré - le ofreció Marian
que la tomó en brazos cuidadosamente acercándola a la ventana. –
Nancy estaba encantada, había dejado de nevar pero
los copos habían cuajado cubriendo todo el jardín con un blanco y hermoso
manto. Marian también observaba la belleza del espectáculo dudando ya si lo que le había sucedido
formaba parte de un simple sueño. En eso una rubia enfermera llegó hasta ella,
era lógico, vendría a hacerle unas pruebas de rutina a la pequeña, aunque antes
de esto le comunicó.
- Doctora Carter, hay un mensaje para usted desde
Bios.
-¿Para mí? - Inquirió Marian atónita, dado que en
ese instante no recordaba conocer a nadie de ese planeta. - Enseguida voy -
repuso pasándole a la niña e indicándole. – Gracias Erika, ocúpate de la
pequeña hasta que vuelva. Por favor.
- Descuide.- Sonrió la enfermera sujetando
afectuosamente a esa cría para preguntar con un tono lleno de cariño.- ¿Qué tal
estás hoy, tesoro?
-Muy bien Erika.- Sonrió al niña.-
La mujer le devolvió la sonrisa y la llevó otra vez
a la cama.
-Me alegro mucho. ¿Te gusta lo bonita que está la
entrada con esa nieve?...
Y Marian las dejó charlando a ambas. Cuando al fin
llegó a la sala de reuniones y vio el mensaje se quedó boquiabierta. Eran las
cinco Justicieras, aunque vestidas de calle. Las Justices, efectivamente,
acompañadas de esa mujer morena de grandes ojos verdes.
- Hola Marian, somos nosotras. Supongo que tú
también habrás tenido el mismo sueño que nos ha reunido a todas. - Le dijo
Idina. -
-¿Cómo está la niña? - Le preguntó Amatista, no sin
ansiedad. -
-¿Todavía está bien? - Añadió Kathy muy preocupada
-.
- En cuanto puedas contestarnos, nosotras iremos a
la Tierra a veros lo más pronto posible - remató Kerria. -
Y
todas a la vez se despidieron con un cariñoso saludo y la esperanza de que la
niña mejorase.
-¡Esas chicas son estupendas! - sonrió Marian que pensó llena de sorpresa y admiración. ¡Entonces
lo que he soñado ha sido cierto!
Pero
su sorpresa fue aún mayor cuando otro mensaje en cola esperaba a ser abierto.
En esta ocasión era una llamada directa ¡Desde el Reino de la Luna! Todavía
perpleja conectó descubriendo a la soberana de ese planeta acompañada de la
princesa de la Tierra y otras chicas ataviadas como Sailors.
-Hola Marian. - Le sonrió Neherenia presentando
oficialmente a sus acompañantes para agregar.- Espero que Nancy esté bien.
Desde aquí deseamos que todo se podrá arreglar.
-Se ha despertado mejor - les informó la pediatra,
sonriendo ahora con voz tímida. - Está muy contenta al haberos visto en su
sueño, Majestad.
-Llámame Nehie, ahora que no nos oye nadie. - Le
sonrió ésta guiñándole un ojo provocando la sonrisa de sus amigas que estaban
apretándose para salir todas por la pantalla.-
-Si- Intervino Chibiusa con una alentadora
sonrisa.- Mi amiga la soberana del reino
de la Luna Nueva me lo ha contado todo. Y Helios, el príncipe de Elisión, me lo
ha confirmado cuando le llamé. Has tenido un hermoso sueño, al igual que esa
pequeña.
-Muchas gracias, Alteza, Majestad…pero, mucho me
temo que solamente fue es, un sueño.- Pudo decir la doctora algo entristecida
ahora.- ¡Ojalá pudiera ser verdad!…
-Bueno, Marian, veras...algunas veces los hermosos
sueños sí que se hacen realidad. Confía en mí, lo sé muy bien.- La animó
Neherenia remachando con tono cordial.- Ahora debemos dejarte, espero que
volvamos a vernos muy pronto.
-Gracias Majestades. Gracias de corazón. - Replicó
de forma algo trémula la doctora.-
Al
terminar la transmisión todavía estaba alucinada. ¡Acababa de conversar, como
si de amigas de toda la vida se trataran, con miembros de la realeza de la
Tierra y la Luna! Aquellas míticas guerreras y princesas de las que oyó hablar
siendo niña. ¡Y a las que vio por televisión, junto a la legendaria reina
Serenity, salvar al planeta! Quizás si ellas le aseguraban que todo era
posible, pudiera creerlo. No lo pensó más y volvió enseguida a la habitación
para ser abordada por la asombrada enfermera que había dejado al cuidado de la
niña
-¡Doctora, mire estos análisis, se los acabamos de
hacer a Nancy!
- Déjame ver- le pidió Marian haciéndose con los
informes. -
Y
es que la propia Erika no pudo creerlo. Así lo comentó.
-Cuando fui a por ellos tras dejar a Nancy con el
doctor Murray les di un vistazo. Supuso que saldría lo habitual, pero…no los
acabo de comprender muy bien. Seguro que
usted los entenderá mejor.
Y tras ojearlos primero, para después leerlos,
releerlos y volverlos a leer, Marian se quedó atónita. ¡No podía creerlo, no
había síntomas de ninguna anomalía! Aquellas pruebas no podían corresponder a
esa niña, sencillamente era imposible. Pero las muestras y los datos no dejaban
lugar a la duda, no había posibilidad de error en la ficha.
- Háganle enseguida unas pruebas de comprobación y
radiografías. Yo voy con ella...- pidió inmediatamente. -
Su
interlocutora asintió y no tardó en tomar un teléfono y llamar entre nerviosa y
esperanzada pese a todo.
-¿Sala de pruebas? Soy la enfermera Marek. De parte
de la doctora Carter. Necesita comprobar las pruebas de una paciente…Va con
ella para allá. ¡Si, es urgente!...Muy bien.- Asintió para decirle a la
doctora.- Dicen que puede ir cuando quiera. ¡Suerte!- Le deseó con emoción.-
Marian
asintió y así lo hizo. Fue a buscar a la pequeña y le explicó que debía hacerse
más pruebas. Ésta asintió de forma sumisa, estaba muy acostumbrada a ello. El
equipo médico, tras la llamada de Erika y a instancias de la pediatra, se ocupó
de ella con celeridad y enseguida se las hicieron. Tras unas horas para
poderlos tener listos los resultados fueron sorprendentes. Entre tanto en Bios
todos se habían reunido para la cena. Celebrando y festejando por todo lo alto
el volverse a ver juntos. Las chicas compartieron la celebración aunque todas
se hallaban algo ensombrecidas por las noticias que pudiera darles Marian sobre
la niña. Mientras aguardaban les contaron más detalladamente a Tom y a Mazoui
lo ocurrido. Tras reflexionar, éste les dijo con un tono entre enigmático y cauto.
- Eso es muy interesante. ¿Y decís que era el Ángel
de la Muerte?
- Si, yo le había visto antes - corroboró Amatista.
-
- Yo también lo vi- reconoció Mazoui. - Cuando Leval
se puso enfermo y trataba de buscar un remedio, él me ayudó a encontrarlo.
-Sí, eso recordé yo. - Convino Sandy asintiendo.-
-¿Y quién era el otro? - Le preguntó Idina a su
padre. -
- No lo sé- repuso Tom con tono desconcertado -si no
os dijo su nombre ni os dio ninguna señal no puedo identificarle. - Aunque tras
meditar durante unos instantes sí que aseguró. - Pero debía de ser muy poderoso
para estar junto con Azraél en un plano de igualdad.
Las
chicas también le contaron lo de Sarah
pero sin decirle a su padre que habían luchado contra ella antes. Limitándose a
explicarle que ella se presentó así.
- ¡Es increíble! - afirmó Tom. - Hasta esa vampira
se ha podido purificar. ¿Y no sabéis nada de la niña?...
- No papá- respondió Idina entristecida. -
- Pero creemos que se morirá sin remedio - añadió
Kerria abatida también - y lo peor es que no podemos hacer nada.
- Algo se podrá hacer, yo no me resigno.- Opuso
Katherine sacando su espíritu combativo, como cuando alguien le negaba alguna
información para sus investigaciones. -
- De todas maneras, si lo que visteis era su cuerpo
astral - terció Tom guardando un reflexivo silencio -
- Ya te entiendo - asintió Mazoui callando con
complicidad. -
- Pues explicádnoslo si no os importa - les pidió la
hermana del chico visiblemente impaciente. -
Que nosotras no entendemos nada.
- Verás Kathy - explicó Tom. - Cuando el cuerpo
astral se separa del físico suele tener su misma forma, igual que el alma. Toma
la apariencia que el propio individuo conoce de sí mismo o la que más recuerda
y desea en edad y estado.
- Te puedes morir con ochenta años y tu alma
aparecer como cuando tenías treinta, o quince o lo que tú desees - aclaró Mazoui. -
-¿Eso qué
quiere decir? - Preguntó Amatista bastante perdida. -
- Que esa niña podría ser mayor de lo que aparentaba
ahí o no morir todavía. O pudiera ser que tuvieseis visiones de hace años. - Respondió
dubitativamente Tom admitiendo -, no lo sé. Siendo su sueño, ella marcaba las
reglas. Tendréis que esperar a recibir noticias.
Las
chicas asintieron esperanzadas pero nerviosas. La cena se prolongó hasta muy tarde
y todos acabaron agotados, se retiraron a dormir con la mente puesta en el día
siguiente. Despertaron tarde y, para entonces tenían un mensaje esperándoles. Era
Marian, dominadas por la emoción lo pusieron.
- Hola chicas.- Sonreía la doctora que parecía estar
muy contenta sobre todo cuando anunció
de forma alborozada - ¡Es un milagro! Al poco de oír vuestro mensaje pude
conversar con la reina de la Luna en persona. Ella me dio ánimos y cuando me
despedí recibí un informe de Nancy. ¡Es algo increíble! ¡Para asegurarnos le
hemos hecho más pruebas y sus malformaciones han desaparecido! ¡Está perfectamente
sana! ¡No puedo creerlo! Hoy podía levantarse a correr, bueno la tengo aquí -
dijo casi con lágrimas en los ojos. -
- Hola- saludó la niña sonriente y encantadoramente
vestida con un trajecito largo que remataba con un lacito a la altura del pecho
y un pañuelo que cubría su todavía pelada cabecita. - Muchas gracias, me
gustaría veros otra vez. Pero ahora fuera de mi sueño ¡Estas han sido las
mejores Navidades de mi vida! ¡Os quiero mucho a todas!
- ¡Claro que sí cariño!- Respondió instintivamente
Idina sin recordar que aquello estaba grabado, aunque al darse cuenta sonrió
algo colorada. –
-Es un milagro.- Pudo decir Sandy invadida al igual
que el resto, por la emoción.-
Sus amigas sonrieron también, comprendiendo aquella
reacción y llenas igualmente de alegría, aunque todas mantuvieron silencio pues
el mensaje proseguía.
- Bueno, estáis invitadas cuando queráis a conocer a
los niños del hospital.- Añadió Marian esbozando una gran sonrisa en tanto
abrazaba muy cariñosamente a la pequeña. -
Las
chicas estaban muy felices, se abrazaban sin poder evitar llorar, ¡pero ahora
de alegría! ¡Era el mejor regalo navideño que las podrían hacer!, estuvieron de
acuerdo en ir antes de que terminase el año. Al poco recibieron un mensaje de
Nehie. Tras escuchar su saludo, la
soberana les puso al corriente de lo que había hablado con la doctora. En
cuanto pudieron la respondieron informándola de las buenas nuevas. Al día
siguiente las noticias llegaron al palacio. Neherenia no pudo evitar llorar de
alegría. No tardó en poner al corriente a Chibiusa y a las demás. Añadiendo.
-Chicas, creo que iré a la Tierra por unos días.
Tengo que ver a esa pequeña y a su doctora en persona. ¿Os apuntáis?
-Gracias- Contestó su amiga, que, no obstante negó
con la cabeza para declarar.- Creo que es un asunto que os corresponde a ti y a
las justicieras. Helios me dijo que Nancy os eligió por una razón.
Y
aunque su contertulia quiso saber más, Chibiusa sonrió pero no le contó a qué
podía referirse. Pese a ello se despidieron deseando volver a verse pronto y
Nehie no tardó en enviar otro mensaje a Bios, quedando con sus amigas para
hacerle una visita a la niña y a su pediatra en el hospital…
Por su parte Kathy y Kerria aun pasarían un par de
días en Bios. Al cabo de estos las dos
volvieron a la Tierra con sus familias, acompañadas por Sandy, Amatista e
Idina. Las tres tuvieron que pedir permisos pues tenían que volver a trabajar. Lo
primero que hicieron fue alojarse en las casa de sus amigas. Amatista se fue con
Kerria y Samantha a la casa de Roy y Beruche. Idina y Sandy con Katherine, a la
casa de sus padres. Quedarían con Nehie al día siguiente, cuando ésta llegase
de la Luna. Después hablaron con su discográfica y más tarde llamaron por vídeo
teléfono al hospital.
-Hola queríamos hablar con la doctora Carter.-
Preguntó Amatista.-
-Está en su día libre. Soy Erika Marek, la enfermera
que se ocupa del ala en la que está Nancy.-
-Vaya. ¿Y no podría decirnos cómo contactar con
ella? - Inquirió Idina con pesar.-
-No se preocupen. Me dejó su teléfono particular
para que pudieran llamarla.- Afirmó la enfermera.
-Nos dijo que la niña estaba mejor. ¿Es cierto?-
Preguntó una esperanzada Kerria.-
-Sí, desde luego.- Sonrió ampliamente su
interlocutora, añadiendo.- Ahora duerme, pero no se preocupen. Le diré que han
llamado y preguntado por ella.
-Muchísimas gracias.- Repuso Katherine.-
Erika les dio el número a las chicas y se despidió. Desde
luego esas cuatro eran encantadoras y juraría haber visto la Holo foto de una
de ellas en su viaje en la SSP-2 haría ya unos años. Suspiró, en aquel tiempo
no estuvo muy pendiente de eso.
-En fin, seguro que la doctora se alegrará de que la
llamen.- Se dijo dirigiéndose de nuevo a cumplir con sus obligaciones.-
Marian por su parte estaba en su casa, retocándose
delante del espejo, cuando asistió sorprendida al cambio de su imagen. Su
reflejo ya no llevaba un jersey de cuello vuelto sino una blanca túnica y
además le hablaba directamente a ella.
- Hola Marian, soy yo, Sarah. No te asustes.
- Pero, ¿entonces eres real?...- inquirió la doctora
observando aquello realmente asombrada. -
- Lo fui, ahora estoy dentro de ti, mientras tú me
necesites.
-¿Qué pasará con Nancy? ¿Ya no morirá, verdad?..-
sonrió Marian esperanzada. -
- Morirá, como todos debemos hacerlo algún día -
respondió solemnemente Sarah que enseguida la tranquilizó con tono más jovial.
– Pero, no te preocupes, creo que aún tardará muchos años en hacerlo.
-¿Cómo es posible? En su sueño la vimos tal y como
es ahora, y se iba contigo y con el Ángel de la Muerte.
- Lo que vino conmigo era su alma, el alma es lo más
preciado y puro que tenemos y toma la forma ideal de cada uno de nosotros. Yo
prefería ésta de adulta, pues mi castigo fue pervivir a través de las edades
con este cuerpo y ya se me ha olvidado como era yo de niña. Nancy, que está
comenzando a vivir, todavía no se conoce como adulta. Por eso, en su sueño, su
alma aparece tal y como ella es ahora. Y no la condujimos hacia la Eternidad,
sino de vuelta a su cuerpo.
-¿Entonces vivirá? Por lo menos para esta Navidad.-
Preguntó Marian ilusionada. -
- ¡Y por muchas Navidades! - Le aseguró nuevamente
la imagen de forma cordial para contarle - Azrael me dijo. Sarah, vuelve al
plano mortal y acompaña de regreso a Nancy. Su fin no ha llegado todavía y debe
de hacer aun muchas cosas en su vida, al igual que tú Marian. Y yo debo ser
vuestro ángel protector, es la tarea que tengo encomendada para mi definitiva
expiación. Ahora te llamarán las chicas. Id todas juntas a ver a la pequeña y
hacedla feliz junto con los demás niños.
-¿Te volveré a ver? - Le preguntó Marian con
emotividad en su voz. -
- Quizás sí, o no, nunca se sabe. Pero si algún día
me necesitas estaré cerca de ti. Te lo prometo.
- Feliz Navidad - le deseó la agradecida muchacha. -
- Bueno, yo realmente era hebrea,- objetó su
contertulia que sin embargo convino. - Aunque me hace muy feliz conmemorar el
aniversario de quién me dio la luz, muchas gracias. Realmente esas palabras
poseen un gran significado pues todas las creencias tienen su parte de verdad ¡Feliz
Navidad Marian y que seas muy dichosa durante todos los días de tu vida!
Y
aun con el eco de sus palabras en la mente de su otro yo, la imagen de Sarah
desapareció. Marian volvía a verse reflejada con su ropa. La joven estaba aún
aturdida por esta experiencia cuando sonó el vídeo teléfono. Corrió a
descolgarlo y en efecto, en pantalla y algo apretadas para salir todas,
aparecieron las chicas.
- ¡Hola Marian! – saludó jovialmente Amatista. -
- Nos alegra volver a verte, ya estamos aquí- añadió
Kathy. -
- ¡Hola chicas! - dijo esta muy contenta -.Yo
también me alegro muchísimo de volver a veros…
- Vamos a ir al hospital, a ver a la pequeña y a sus
compañeros.- Intervino Kerria. –
-No nos lo perderíamos por nada. Tenemos muchas
ganas de veros en persona.- Declaró Sandy.-
- Si, yo también iré para allá ahora, voy a entrar
en mi turno - les respondió la doctora. -
-¡Muy bien, pues allí nos veremos! Nuestra amiga
Nehie está de camino. ¡Pronto llegará y será perfecto! - Exclamó Idina elevando
sus brazos con tanto entusiasmo que hizo
reír a las demás. -
Las
chicas se despidieron y Marian salió para el hospital, hacia allí fueron y
coincidieron en la entrada. Al poco de aguardar un vehículo con matrícula
diplomática aparcó en la puerta. Enseguida la soberana de la Luna Nueva, de
incognito, o al menos vestida de calle como cualquier chica joven, se las unió.
Tras los múltiples saludos Marian se abrazó con todas ellas.
- ¡Venid conmigo!,-
les indicó con la voz temblorosa
de ilusión. - La habitación de Nancy está en la planta de arriba.
Las
chicas subieron siguiendo a su guía, iban muy arregladas y traían paquetes con
juguetes para los niños. Las enfermeras se quedaron muy sorprendidas y los
pequeños se alborozaron cuando las Justices y la soberana lunar les fueron saludando
y repartiendo regalos. Por fin, Marian les señaló una camita cercana a la
ventana, era la misma que habían visto en el sueño, pero Nancy no estaba allí.
La pediatra se quedó muy sorprendida e incluso
inquieta por algún repentino cambio.
-¿Dónde está Nancy? - Preguntó a la enfermera más
próxima. -
- Están acabando de hacerle las pruebas definitivas.
- Respondió ésta sin parecer preocupada. -Queremos confirmar las otras.
Las
siete esperaron unos momentos hasta que un enfermero la trajo, la llevaba en
una sillita de ruedas porque la niña estaba débil aun para caminar demasiado.
Pese a ello, Nancy se sentía muy feliz,
ahora no tenía dolores y su alegría y sobre todo sorpresa aumentó cuando vio
ante ella a las Justices, las cuatro acompañadas por una hermosa mujer morena
de ojos verdes y por otra, también de largo pelo oscuro y rizado con ojos
azules, además de su doctora Marian. Aunque todavía débil, la niña, animada por
el entusiasmo, logró levantarse de la silla y recorrer de forma dubitativa los
metros que la separaban de su pediatra. Ésta acudió a sostenerla en sus últimos
pasos y la levantó en brazos para llevarla hasta las demás.
-¡Habéis venido, que alegría!- sollozaba la niña. -
- Hola Nancy ¿Cómo estás?- le preguntó Kathy con
mucha amabilidad y emoción. -
- Estoy muy bien, ya no me duele - afirmó la
pequeña. -
- Hemos venido lo antes que pudimos- añadió Amatista
que sonrió de forma amplia agregando con suave y afectuosa voz - y queremos
darte una sorpresa…
- Si- corroboró Kerria desvelándole del mismo modo gentil y afable.
- Vamos a grabar un vídeo musical en tu honor, para ti y los otros niños con
problemas de salud.
- Y tú, si quieres, saldrás con nosotras - terció
Idina con su cariñosa y alegre voz
habitual. -
- ¡Siempre he querido salir con vosotras en una
canción! - Lloraba la niña muy
emocionada. -
- Pues eso está hecho, y en cuanto estés mejor,
comenzaremos a rodar el vídeo - convino Amatista con lágrimas también. -
- Toma, esto es un regalo para ti.- Comentó Idina
que le dio una cajita que contenía un CD láser con sus mejores actuaciones y un
póster de las chicas firmado por todas ellas con dedicatoria. -
-¡Os quiero muchísimo a todas!,- sollozó la niña mirando
encantada sus regalos. - Muchas gracias por hacer realidad mi sueño.
- De nada cielo. Somos nosotras las que debemos
darte las gracias a ti por tu ejemplo de valor y de esperanza por la vida -
respondió Katherine, emocionada a su vez, acariciando tiernamente el rostro de
la pequeña. -
Y
ella sabía muy bien el porqué de esas palabras. A su manera podía entender muy
bien a esa chiquilla y valorar el coraje que había demostrado para alguien de
tan corta edad. Entre tanto la soberana de la Luna Nueva, agregó, en tanto
sacaba un pequeño frasquito.
-Y eso no es todo. En cuanto estés del todo
recuperada te invito a pasar unos días en mi reino. Toma.-Agregó con dulzura.-
Es para ti. El agua de la Luna. He traído más para tus amigos. La reina
Serenity me la dio personalmente.
Todas
quedaron sorprendidas. Idina incluso sonrió emocionada. Ella conocía
sobradamente el poder de esa agua. No obstante, en un aparte, la soberana les
comentó con menos optimismo.
-Esta agua no cura sus enfermedades, pero, al menos,
les hará sentir mejor. Por desgracia no puedo traer toda la que quisiera. Pues
no siempre está disponible…
-En cualquier caso, seguro que les vendrá muy bien a
los niños.- Sentenció Idina.- Ha sido algo muy bonito, Nehie.
Sandy
también abrazó a la niña y trató, ahora sí, de emitir algo de su poder para
ayudarla en su mejoría. La cría en efecto notó como recobraba fuerzas. Aunque
eso tampoco podría curarla, ni a ella ni al resto, la morena científica se pasó
por la galería del hospital acariciando a cuantos niños pudo para tratar de
aliviarles al menos.
-¡Cómo me gustaría poder hacer algo más por ellos! -
Suspiró no sin un toque de pesar, una vez concluyó su ronda.-
Por
su parte, las otras estaban junto a la cría. Kerria le mesó el cortísimo pelo. Amatista
se alarmó pero esta vez no cayó ningún mechón. Incluso los cabellos de la niña
se habían fortalecido, llevaba un par de días sin la quimioterapia avanzada y
las propiedades terapéuticas del agua y de la energía de Sandy parecían haber
obrado una evidente mejoría.
-¿Sabéis una cosa? Ayer volví a soñar. Pegaso me
llevó en su lomo, y después le vi.- Les desveló la pequeña. -
-¿A quién, a Pegaso?,- preguntó Amatista. -
- No, al ángel - respondió Nancy. -
-¿Azrael? - Inquirió Marian, preocupada. -
- No, con el otro, ese tan alto y tan guapo. Me
estuvo diciendo que van a ocurrir muchas cosas y que vosotras vais a tener
muchas aventuras y ayudaréis a formar un futuro mucho mejor para todos. Y
muchas cosas más, pero que no os puedo decir porque se me han olvidado.-
Admitió algo colorada, llevándose una mano al cogote. -
Las
chicas se miraron sorprendidas, pero dejaron el tema y sonrieron. La enfermera
Marek acertó a pasar entonces en su ronda, y la pequeña le dijo llena de
alegría.
-Erika, van a hacer un video de música y voy salir con ellas.
-Eso es maravilloso, tesoro.- Sonrió la enfermera.-
-Lo tienes que ver. Seguro que te gustará mucho.
Saldrán más niños. Y el angelito me ha dicho que habrá una bonita sorpresa
también para ti.
-No me lo perderé.- Prometió su interlocutora que,
tras tomarla la temperatura y reconocerla brevemente, asintió satisfecha.-
Las demás mujeres sonreían a su vez
al ser testigos de esa conversación. Se sentían muy felices de ver como esa
cría había sanado y por supuesto, de verla tan contenta y animada.
-Hasta luego y gracias.- Se despidió Erika cuando
concluyó la ronda dejando a la niña acostada.- Aunque antes de salir reparó en
Sandy comentando incrédula.
-¿Usted es Sandy? ¿Esa de la tarta?
-Sí,- se sorprendió ésta a su vez.- ¿Cómo lo
sabe?...fue una broma de una amiga nuestra.
-De Ginger.- Añadió su interlocutora.- La conocí
cuando viaje en la SSP-2, Rumbo a Nature. Ella tenía esa tarta con el nombre de
usted como plato estrella.
Sandy
sonrió con nostalgia. Enseguida le pidió a la enfermera.
-Si puede contactar con ella, dele muchos recuerdos
de mi parte.
-Lo siento, perdí el contacto cuando regresé a la
Tierra.- Se lamentó su contertulia.- Aunque puedo asegurarle que Gin la tenía
en mucha estima. Yo no fui muy asidua en su cafetería, pero…bueno. Siempre que
hablaba de usted y de su amiga ¿Amatista?
-¡Soy yo!- terció la francesa mirando atónita a esa
mujer.-
-Ahora entiendo.- Sonrió Erika.- Ahora veo porqué
eran ustedes tan queridas. También el doctor Ginga lo decía.
-Giaal.- Sonrió Amatista.- Hace tiempo que no le
veo.-
-Bueno, su hermana Naya es la esposa de mi hermano
Alan.- Terció Idina.-
-Es increíble, este mundo está lleno de
coincidencias.- Afirmó Erika cuando posó la vista en esa otra muchacha de larga
trenza con color castaño claro y ojos veces, para musitar.- Y usted, es…
Kerria.
-Si. ¿También tenemos a algún amigo en común?-
Preguntó ésta con visible interés.-
Aunque
en esta ocasión, la sonrisa de la enfermera se extinguió para mover la cabeza y
replicar con voz queda.
-No, es solo que me era conocida. Claro. Siendo del
grupo musical.
-Puede que Giaal le haya hablado de mí. Yo salía con
la hermana pequeña de su novia Susan.
-Quizás sea eso.- Afirmó la interpelada
despidiéndose al fin.- Tengo que irme, ha sido un placer, de veras. Y gracias
por todo lo que han hecho.
Y tras ser saludada por todas la enfermera se
marchó. Suspiró. Desde luego era mejor no haberle dicho nada a esa muchacha que
no tenía ninguna culpa.
-El destino es a veces muy caprichoso.- Pensó
tratando de centrarse en sus tareas.-
Ajenas
a esas reflexiones las chicas acompañaron a
la pequeña hasta que se durmió la siesta. Poco después las componentes
del grupo se marcharon a la casa discográfica, tenían mucho que preparar. Por
desgracia Sandy tenía que retornar a Bios, pero se alegró muchísimo de haber
conocido en persona a la niña y a su pediatra además de a esa enfermera tan
agradable en la que sin embargo percibió una apreciable dosis de tristeza.
También fue turno para Neherenia de retornar a su reino. No sin antes
recordarle su promesa a la pequeña. ¡Ojalá que muy pronto pudiera cumplirse!
Por su parte el grupo de las Justices se dispuso a prepararlo todo. Kerria se
puso a planear con Samantha lo que iban a hacer. Ésta se encargó de realizar
muchísimas llamadas para lograr ponerlo todo a punto. Aun así,
el encargado de la casa de discos les objetó a todas nada más llegar.
-¿Es que os habéis vuelto locas? ¿Cómo vamos a
montar un dispositivo como el que se necesita para grabar un vídeoclip en tan
poco tiempo?, ¡y encima queréis un coro de niños nada menos! ¡Si no hay ni uno
sólo disponible ya para estas Navidades!
-¡Venga ya, Roger!- rebatió Katherine con una
sonrisa plena de confianza. - No seas tan negativo, todo es posible en Navidad.
- Pero, no os habéis parado a pensar que la mitad
del personal está de vacaciones y la otra muy ocupada- objetó el encargado
apelando a la lógica para preguntar, no sin estupor. - ¿A qué vienen estas
ganas por hacer un disco de repente? ¿Qué pasa con el grafista para la portada
y el resto de cosas básicas?
- Nosotras nos encargaremos de todo,- intentó
tranquilizarle Kerria. - Todo eso lo podremos conseguir, - afirmó convencida
para matizar con un susurro que tenía algo menos de seguridad. -Espero…
-¿Cómo qué esperas? - Graznaba aquel tipo que notaba
como le subía la tensión por momentos en tanto sentenciaba llevándose las manos
a la cabeza. - ¡Esto va a ser un desastre!
- De eso nada - intervino Amatista aseverando con un
optimismo arrollador. - Todo va a salir muy bien, porque cuando nosotras nos
proponemos algo, siempre lo conseguimos.
- Estamos a día veintiocho- le recordó el tipo señaló su reloj - ¿Y
vosotras lo queréis hacer todo para mañana? Eso es materialmente imposible -
objetó para añadir con tono perspicaz para interrogar -¿No será una inocentada
a la hispana?
Las
cuatro negaron categóricamente con la cabeza...
- Nunca hemos hablado más en serio.- Repuso Idina
con una voz mucho más tajante de lo que en ella era habitual, para pedirle al
instante con un tono mucho más suave y conciliador. - Usted déjelo de nuestra
cuenta y confíe en nosotras. Ya verá como podemos hacerlo.
Aquel tipo suspiró asintiendo despacio. ¡Qué
otro remedio le quedaba! Los productores también estaban frenéticos, después de
tanto tiempo sin actuar, las Justices querían hacerlo ahora precisamente, en
las vísperas del año nuevo. Caprichos de las artistas, supusieron. No había
casi tiempo. Pero pensando en un bombazo discográfico decidieron echar el resto
y trabajar a toda prisa. Lo reunieron todo para la tarde del día veintinueve y
de lo que faltaba se encargaron las chicas. Llamaron a Marian y Kerria le
preguntó.
-¿Es verdad que tenéis un coro en el hospital?
- Si,- asintió ella que objetó - pero sólo son doce
niños.
- Bastarán- intervino Amatista. -
- Algunos están muy débiles y no pueden cantar, por
desgracia ni siquiera salir del hospital. - Le precisó la doctora -.
-¿Con cuantos podríamos contar?- inquirió
Katherine.-
- Creo que sólo con unos ocho para cantar que sean
capaces de salir fuera - calculó Marian. -
- Tráelos, que serán suficientes - aseguró Idina. -
La
joven pediatra asintió y se encargó de decírselo a los chicos y chicas
disponibles. Todos aceptaron con entusiasmo. Las Justices le comentaron a la
doctora que a los demás críos les llevarían como público, bien atendidos para
que no se lo perdieran. Las artistas también le dijeron que si las cosas iban
bien se emitiría en el día treinta y uno justamente. El día de Nochevieja.
Y
las chicas no se hicieron esperar, desde el hospital fletaron un bus para todos
los niños que estuvieran en condiciones de poder ir. Para los que pese a todo
no, se ocuparon de acercarse hasta ellos para saludarles y autografiarles algunas
fotos, prometiéndoles asimismo la dedicatoria del vídeo. Los que partieron
llegaron al plató muy emocionados, más aún cuando las Justices les ofrecieron
salir a todos. Tras unos ensayos que las chicas hicieron con los críos que
podían cantar, se dieron cuenta de que faltaba algo de voz pero entonces
vinieron ocho niños más, que cantaban muy bien.
-¡Estupendo!- exclamó Idina. - Hemos tenido suerte,
los chicos del coro de alguna parroquia estaban libres.
- Seguro que ha sido Sam - sonrió Kerria añadiendo
con un gran poso de cariño para su pareja.
-Cuando le conté lo que sucedía, ella me prometió hacer lo posible por
ayudarnos y estaba a la caza de cualquier suspensión de actuaciones corales
para traernos a alguno aquí.
- Muy bien - les dijo el director que llegó en ese
momento junto a ellas. - Ahora rodaremos el vídeo. ¿Están todos preparados?
Los
niños del hospital estaban bastante nerviosos, pero los otros, al parecer más
acostumbrados a eso les tranquilizaron, eran chavales bastante simpáticos. Las Justices,
muy profesionales también, animaron a los niños. Las chicas cantaron junto a
los pequeños, distribuidas por el decorado de un teatro adornado con todos los
símbolos de la Navidad. Una canción remake de la de una gran artista muy
admirada por todas.
Adonde quiera que voy, los lugares donde
he estado
Cada sonrisa es un nuevo horizonte en una tierra que nunca he visto.
Hay gente alrededor del mundo
Cada sonrisa es un nuevo horizonte en una tierra que nunca he visto.
Hay gente alrededor del mundo
Diferentes rostros, diferentes nombres
Pero hay una emoción verdadera que nos recuerda que somos iguales.
Hablemos de amor...
Pero hay una emoción verdadera que nos recuerda que somos iguales.
Hablemos de amor...
De la sonrisa de un niño a las lágrimas de un adulto
Hay algo que corre a nuestro lado y nos ayuda a comprender
Sutil como una brisa que empuja el brillo de una llama
Desde la primera dulce melodía hasta el
último refrán
Hablemos de amor. Hablemos de nosotros
Hablemos de la vida. Hablemos de la confianza
Hablemos de amor.
Hablemos de amor. Hablemos de nosotros
Hablemos de la vida. Hablemos de la confianza
Hablemos de amor.
Es el rey todo el que vive
Y la reina de los buenos corazones
Es el as que debes mantener como tu esclavo hasta que todo se haya perdido.
Tan profundo como cualquier mar
Con la fuerza de las tormentas
Pero gentil como una hoja en una mañana de otoño...
Pero gentil como una hoja en una mañana de otoño...
Hablemos de amor. Es todo lo que necesitamos
Hablemos de nosotros. Es el aire que respiramos
Hablemos de la vida. Quiero conocerte
Hablemos de la confianza. Y quiero mostrarte.
Hablemos de amor.
(Celine
Dion Let´s talk About love, crédito al autor)
Amatista acariciaba a dos, en tanto Katherine se
reía junto a otros colocándose un gorro de Santa Claus. Kerria subía a un
pequeño a caballito e Idina los juntaba a su lado, apoyando la cabeza de una
niña en su estómago a la vez que la acariciaba la barbilla. Después hacía de
improvisada directora de orquesta con los pequeños. Las Justices en pleno y
aunando sus voces se unieron al coro de los niños que completaron una actuación
excelente, culminando la canción las cuatro alrededor de Nancy que sonreía muy
feliz y emocionada. Al final, esta última toma fue muy aplaudida hasta por los
que estaban grabando. Quedó muy natural y todo salió muy bien, sólo necesitaron
unas pocas tomas y un par de horas para completar los casi seis minutos que
duraba el vídeo y el posterior mensaje de felicitación de todos.
-¡Magnífico! - declaró el director muy satisfecho al
terminar - a positivarlo todo.
-¡Habéis estado fantásticas! - Exclamó Samantha que
también estaba allí, en su calidad de directora de marketing y relaciones públicas
de la casa discográfica. - Además, ya tenemos los villancicos que habéis
grabado en el estudio para acompañar esta canción.
-¡Esos críos son magníficos, que naturalidad! -
alabó Katherine que agregó entusiasmada. - ¡Son estupendos actores también!
- Desde luego, ¡cantan como los ángeles! - Añadió
Idina maravillada. -
- Por cierto, ha sido una gran suerte poder contar
con ellos, pero ya se han ido, seguro que tendrán más compromisos, ¡qué pena!- Suspiró
Amatista que entonces se dirigió a la pareja de su amiga Kerria. - Oye Samantha
muchas gracias.
-¿Gracias? ¿Por qué?,- se sonrió ésta que no parecía
comprender. -
-¿Por qué va a ser, tonta? - Le dijo Kerria
tomándola de una mano en tanto le aclaraba.
- ¡Menos mal que trajiste a esos chicos y chicas del coro! De no ser por
ti, nos habrían faltado voces.
-¿Yo? - Exclamó Sam
señalándose sorprendida para responder. - ¡No tenía ni idea de que iban
a venir, creía que había sido cosa vuestra!
-¿Nuestra?...no - negaron las cuatro a la vez. -
- Supongo que habrá sido Marian - conjeturó
Amatista. -
- No tengo ni idea de quienes puedan ser esos críos
- respondió la aludida, tan sorprendida como las demás. - ¿Vosotros los
conocéis? - Inquirió a los niños del hospital que negaron con la cabeza. -
- Señor director- le llamó Katherine para
preguntarle. - ¿Ha traído usted a esos pequeños?..
-¿A quienes?,- le inquirió éste a su vez. -
- A los que han cantado con nosotras y los niños del
hospital- le aclaró Kerria. -
- No, pero decidme donde cantan porque les quiero
para otro vídeo clip,- declaró levantando el pulgar con gran satisfacción. - ¡Estupendos!,
ya podrían muchos artistas adultos trabajar así. Qué conste que no lo digo por
vosotras - bromeó, con patente buen humor (lo que desde luego no era muy
habitual en aquel individuo, e incluso se permitió agregar) - Ni los coros
celestiales lo harían mejor…
- Quizás sean eso precisamente - susurró Amatista
bromeando a su vez. -
No
hubo tiempo a que nadie replicase. Todos fueron sobresaltados por los gritos de
uno de los operadores de cámara que montaban la película en el estudio adjunto.
-¡Señor director, venga a verlo deprisa!
El director acudió rápido temiendo algún problema. Pero
al cabo de tan solo un par de minutos
volvió a por las chicas que también aguardaban pensando, no sin zozobra,
en si habría surgido algún inconveniente técnico de última hora que pudiera
estropear aquella estupenda actuación. Y por la cara que traía ese individuo eso parecía al principio,
estaba blanco cuando les instó anonadado.
- ¡Tenéis que ver esto!
Las
chicas, llenas de curiosidad, entraron en la cabina de supervisión, allí se
proyectó el vídeo, la canción estaba perfecta y no apreciaban nada raro.
Finalmente el cámara les dijo con la boca abierta.
-¿Han visto eso? - Señaló unos halos de luz blanca y
unas formas semejantes a alas como la plata tras de aquellos chicos anónimos. -
- Está muy bien conseguido - declaró Kathy - le
felicito.
- Si, los efectos especiales son muy buenos.-
Aseveró Idina alabando. - Es usted todo un profesional.
- ¡Ahí está la cosa!,- repuso el operador tartamudeando
de asombro cuando desveló. - ¡Yo no he preparado ningún efecto de cámara! Sólo
me limité a grabar lo que veía en la actuación, ¡y esto no lo vi! ¿Y quién es
ese tipo? - Y pasó los fotogramas uno a
uno deteniendo la proyección en un momento dado y señaló a ese ángel de pelo
blanco y largo que vestía una túnica también inmaculada y sonreía allí, detrás
de las chicas y del coro. Estaba cruzado de brazos refulgiendo también en un
color blanco muy intenso pero en absoluto cegador. -
Ninguna
de las cuatro supo que decir, estaban boquiabiertas. Fue el director quien finalmente
musitó dirigiéndose al operador de
cámara, para romper el admirado silencio
que había caído entre todos.
- Bueno, si alguien pregunta, juraré que ha sido usted
el que ha hecho todo esto. No tengo el más mínimo interés en que nos tomen por
locos ¡Ahora disculpadme, tengo que beberme un whisky! - añadió encaminándose
con rapidez hasta el bar. -
Las
chicas no dijeron nada. Salieron de la cabina maravilladas por todo aquello. También
Marian y Samantha en cuanto se enteraron. La pequeña Nancy fue la que les
desveló el misterio.
- Eso era lo que me dijo el ángel en mi sueño - rio
según les relataba. - Que él y otros de sus compañeros nos ayudarían a hacer
una canción muy bonita, un mensaje de paz y de amor para que toda la humanidad
pudiera verlo y entenderlo. Todo gracias a vosotras y a los niños.
Ninguna
pudo decir nada por causa de la emoción sólo abrazaron a la niña y cuando llegó
el momento de despedirse de ella quedaron en mantener el contacto y lo
cumplieron. El vídeo se emitió efectivamente ese fin de año y fue, como no
podía ser de otro modo, la canción de las fiestas…En el hospital se preparó
incluso una sala para llevar allí a todos los críos y que pudieran verlo.
Marian, Erika y algunos colegas más estaban allí con ellos y desde luego que a
todos les gustó ver el mensaje de navidad que habían grabado las Justices
previamente. Aunque cuando ese vídeo comenzó, apenas pasados dos minutos, Erika
se puso pálida. Sin poder evitarlo rompió a llorar entre incrédula, maravillada
y emocionada. Marian, preocupada se acercó corriendo a ella puesto que la
enfermera estaba de rodillas ahora ante las caras de asombro de todos, excepto
la de Nancy y algunos de esos niños.
-¿Qué te sucede?- Se interesó con inquietud.-
Aunque
la única respuesta que esa pobre mujer le daba era la de balbucear un nombre.
-Gloria, Gloria…
Y
para asombro tanto de Marian como de otros médicos y enfermeras que
contemplaron eso con asombro y emotividad, la propia Nancy se fue hasta Erika y
la abrazó susurrándole al oído.
-Esa era la sorpresa…El ángel la invitó a venir.
Ahora es muy feliz con todos los otros niños. Ya no sufre más…
La
enfermera solo podía gemir entre impactada y llena de alegría. ¡No podía
creerlo! Cuando vio la imagen de aquella niña de largo pelo rubio y ojos azules
que cantaba junto a esos otros críos. Y entonces, esa muchachita pareció
mirarla directamente a ella y sonrió. Era igual a su difunta hermana mayor, tal
y como la recordaba, cuando a esa edad se ocupó de ella cuidándola. Erika era
pequeña entonces pero jamás lo olvidó. Ni eso, que siempre recordaría agradecida
y con mucho amor, ni el destino tan dramático que Gloria sufrió.
-Gracias…- Fue lo único que acertó a decir sin
separarse del abrazo de esa pequeña.- Ya es libre, igual que yo…Gracias…
Por
otra parte, desde Bios una atónita Sandy se deleitó con su esposo, su padre y
sus suegros viendo aquella canción.
-Es algo precioso.- Pudo decir ella afirmando.-
Puedo sentir la bondad que irradian incluso desde ésta transmisión.
-¡Ojalá que eso ayude a que todos seamos mejores
personas! - Deseó Petz dándole la mano a su esposo que asintió.-
-Por cierto. En cuanto Amatista e Idina regresen a
ver si quedamos de nuevo y nos cuentan todo lo sucedido.- Dijo Coraíon.-
-Si.- Asintió su esposa declarando algo extrañada.-
No me quisieron decir nada cuando hablé con ellas pero durante la grabación de
ese video algo debió de ocurrir.
-Hija, seguro que fue algo maravilloso.- Comentó Robert.-
-Algo que solo puede suceder en estas fechas.-
Acordó Zafiro con una sonrisa.-
Y
prosiguieron charlando animadamente de aquello y de algunas otras cosas.
En
el Reino de la Luna, Nehie había invitado a su amiga Chibiusa y ambas vieron
ese clip. La soberana de la Luna Nueva comentó.
-Es una hermosa canción y esos niños realmente son
increíbles.
-Eso desde luego.- Sonrió su interlocutora
asintiendo.-
-Me habría gustado que Doran la viera.- Afirmó su
contertulia, añadiendo de seguido con un suspiro.- Pero se ha ido a visitar a
sus padres a Nuevo Vegeta. Igual que Seren.
-En cuanto vuelvan ya se lo enseñarás.- Le comentó
Chibiusa sin darle demasiada importancia.-
En
eso que tocaron a la puerta de las estancias de Neherenia, ésta autorizó la
entrada y su doncella Anaris pasó portando una bandeja con bebidas.
-Majestad, Alteza, sus zumos de piña.- Les dijo
colocando los vasos sobre una cercana mesa.-
-Gracias. Por cierto, quiero que veas este video…-
Le pidió Nehie a la muchacha que asintió de forma solícita.-
Al
terminar de verlo por segunda vez, la soberana sentenció.
-No me canso de verlo. Es precioso. ¿Verdad?- Le
preguntó a su doncella.-
-Si señora. Es una bella canción. - Convino ésta con
el asentimiento de la princesa Chiba.-
-Dime una cosa Anaris. ¿Cuál es tu más hermoso
sueño? Si te lo puedo preguntar.- Quiso saber la soberana.-
La
chica se ruborizó visiblemente, y tras unos instantes pudo decir.
- Mi Señora, me gustaría ser una leal y fiel
servidora de vuestra Majestad.
- No, no me refiero a eso- sonrió su interlocutora
matizándole a la muchacha.- Algún anhelo propio tendrás.
-Me gustaría ser feliz, con mi familia y amigos y
encontrar algún día un buen esposo.- Les desveló la avergonzada chica.-
-Eso es muy bonito.
- Terció Chibiusa.- Estoy segura de que lo lograrás.
-Gracias Alteza.- Respondió tímidamente la
muchacha.-
-Bueno, eso será todo. Tómate el resto del día libre
si lo deseas.- Le dijo entonces la soberana.-
-Muchas gracias, Majestad.
-Por cierto, dile al aposentador y al primer
ministro que mañana celebraremos una reunión. Quiero que veamos qué se puede
hacer para ayudar a los niños con necesidades o enfermos de nuestro reino y de
la Tierra.- Le comentó Nehie.-
-Sí, mi Señora. Como digáis. - Asintió la muchacha
que, tras obtener la venia de su reina, se retiró.-
Al
quedarse solas Chibiusa le comentó a su amiga.
-Vaya, es una bonita iniciativa.
-Sí, creo que después de esta experiencia me he dado
cuenta de lo importantes que son los sueños. Y el tratar de hacerlos realidad. –
Le comentó su contertulia.-
- Por eso Helios y yo nos vemos tan poco.- Suspiró
largamente la princesa de la Luna Blanca reclinándose en el sillón que
ocupaba.- Él tiene un duro trabajo como guardián de los anhelos y las ilusiones
de los que sueñan.
-Yo le estoy muy agradecida, a él a ti y al resto de
mis amigos. Vosotros habéis hecho realidad los míos.- Repuso Nehie sonriendo a
su interlocutora para agregar.- Y en cuanto pueda volveré a ver a Idina y al
resto de las chicas para que me cuenten como les fue la grabación.
-Seguramente lo pasaron de maravilla.- Aseveró
Chibiusa con una leve sonrisa.-
Y
las dos prosiguieron con sus conversaciones. Elogiando nuevamente ese videoclip
y deseando escuchar los otros temas de aquel álbum. No tardaron mucho en poder
hacerlo. El disco salió a la venta en pocos días y pese a estar terminando la
Navidad arrasó en ventas durante meses. Los mismos pequeños se encargaron con
sus dibujos de ilustrar la portada .Y tal como habían prometido las Justices,
los beneficios fueron para el hospital, ayudando así a cientos de niños. Incluyendo
el final del disco y de esta historia, con otro video clip basado a su vez en otra
canción de esa gran artista a la que todas admiraban. Ahora, aparecían las
cuatro Justices cantando por turnos. En un parque lleno de nieve.
La nieve que cae suavemente
en el suelo
Es la noche anterior
Y en mi corazón no hay duda
Es la noche anterior
Y en mi corazón no hay duda
Que esto va a ser
La más brillante de vacaciones
Porque aquí están conmigo
Cariño, cariño, no puedo esperar
Cantaba
Amatista con un gracioso gorro de lana en tanto giraba un poco sobre si misma
elevando los brazos…
Para pasar este tiempo especial del año con una persona que
Me hace sentir la manera especial que lo hace
Paseando contigo en la nieve de invierno
Besándonos debajo del muérdago
La gente sonríe por donde quiera que vamos
Es Nochebuena y pueden ver que estamos en el amor
Para pasar este tiempo especial del año con una persona que
Me hace sentir la manera especial que lo hace
Paseando contigo en la nieve de invierno
Besándonos debajo del muérdago
La gente sonríe por donde quiera que vamos
Es Nochebuena y pueden ver que estamos en el amor
Proseguía
Kerria en tanto lanzaba puñados de nieva hacia lo alto y sonreía a las personas
que por allí pasaban y que la observaban divertidas…
¡Ooh!, que la temporada brillante
Con las luces que reflejan en sus ojos
Todos mis sueños se harán realidad esta noche
Es víspera de Navidad y puedo ver que estamos en el amor
Nos quedaremos hasta tarde esta noche
Decorar el árbol
Basta con mirar a los ojos
Y te diré con sinceridad
Tomaba el relevo Katherine,
guiñando un ojo a quién se paraba a mirarlas, en tanto se ponía unas orejeras
para la nieve.
Que no es necesario que Santa Claus no
Para escuchar mi deseo de Navidad
Te tengo en mis brazos
¿Y qué podría ser un mejor regalo?
Que al pasar el tiempo muy favorito del año
Con el que realmente me gusta tan cerca, Oh Yeeeaahhh
Remataba Idina
de rodillas y terminando de hacer un muñeco de nieve, ayudada por algunos críos
entusiastas que estaban en el parque…
Paseando contigo en la nieve de invierno
Besándonos debajo del muérdago
La gente sonríe por donde quiera que vamos
Es Nochebuena y pueden ver que estamos en el amor
¡Ooh!, que la temporada brillante
Con las luces que reflejan en sus ojos
Todos mis sueños se harán realidad esta noche
Es víspera de Navidad y puedo ver que estamos en el amor
Cantaban ya todas juntas a coro para bailar mientras seguían
entonando las siguientes estrofas ante las sorprendidas y alegres caras de los transeúntes.
Y las campanas están sonando cuando te oigo decir
Vamos a hacer todo de nuevo el día de Navidad
No puedo esperar
Paseando contigo en la nieve de invierno
Besándonos debajo del muérdago
La gente sonríe por donde quiera que vamos
Es Nochebuena y pueden ver que estamos enamorados
¡Ooh!, que la temporada brillante
Con las luces que reflejan en sus ojos
Todos mis sueños se harán realidad esta noche
Es víspera de Navidad y puedo ver que estamos enamorados
Paseando contigo en la nieve de invierno
Besándonos debajo del muérdago
La gente sonríe por donde quiera que vamos
Es Nochebuena y pueden ver que estamos enamorados
Y concluían todas juntas, alrededor del muñeco de nieve, sonriendo a la
cámara y guiñando un ojo…
¡Ooh!, que la temporada
brillante
Con las luces que reflejan en sus ojos
Todos mis sueños se harán realidad esta noche
Es víspera de Navidad y puedo ver que estamos enamorados
Con las luces que reflejan en sus ojos
Todos mis sueños se harán realidad esta noche
Es víspera de Navidad y puedo ver que estamos enamorados
(Celine Dion Christmas Eve crédito al autor)
Y en cuanto a Nancy siguió mejorando, fuera ya de peligro.
Tanto Marian como Erika no se separaban de ella. Aunque al poco tocó la
despedida del hospital. La niña fue dada de alta.
-Me da un poco de pena tener que despedirme.- Musitó
la apenada cría.-
-Te vamos a echar muchísimo de menos cariño.- Afirmó
Marian quien enseguida le dijo.- Siempre estaré para cualquier cosa que
necesites.
-Cuando sea mayor, seré una doctora tan buena como
tú.- Afirmó la niña.-
-Adiós tesoro.- la abrazó Erika sin poder evitar llorar,
repitiendo una vez más.- Gracias, me has hecho muy feliz.
-El angelito me contó que tienes muchas cosas buenas
todavía que hacer.- Le contestó la pequeña, sorprendiendo a las adultas.-
Aunque
las dos la creían. Sobre todo Erika que, tras separarse de ella y enjugarse las
lágrimas, afirmó emocionada.
-Y las haré, te lo prometo. Dónde quiera que vaya,
jamás te olvidaré. Me has salvado. Te lo aseguro. Seré feliz y procuraré que
también lo sean los demás.
Y de ese modo
se despidieron. Al principio Nancy fue tutelada por las autoridades y los
servicios sociales, siendo visitada por Erika y por Marian que se turnaron durante
ese tiempo para hacerse cargo de ella. No obstante, la enfermera se despidió
muy emotivamente de la cría unas semanas más tarde. Tuvo una buena oferta de
trabajo en otro planeta. Efectivamente su destino la llevaría por otro rumbo,
aunque no olvidó la promesa que hizo y la mantuvo. Y a los pocos meses al fin,
Nancy fue adoptada por una buena familia en la que creció rodeada de amor,
convirtiéndose en efecto en doctora como
su amiga Marian, a la que nunca dejó de ver. Como ella, se dedicó a ayudar a
los niños y a celebrar más que efusivamente cada Navidad. Sobre todo al casarse
y tener hijos que siempre adornaban la casa con unas bellas figuras de ángeles
con alitas de plata y las muñecas de las Justices que tan cariñosamente
conservaba su madre, que tendría ocasión de volver a charlar de nuevo con
alguna de las chicas con las que compartiera aquel hermoso sueño de Navidad. Y
finalmente, cuando la Trascendencia llegó, Nancy pudo conocer al ángel que
había velado por ella y ese no era otro que...bueno ya hemos dicho bastante, y
como no podía ser de otra manera, sólo queda desear feliz Navidad y próspero
año nuevo a todos.
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