jueves, 11 de junio de 2015

GWHC31. Especial Navidad. Haciendo realidad un sueño.

¡Qué hermoso estaba el día! pensaba Nancy mirando por la ventana. La nieve caía suavemente en copos grandes y algodonosos cubriendo la totalidad del paisaje. Los árboles estaban teñidos de un color inmaculado y sus adornos refulgían. ¡Qué bonitos eran! La niña, de frágil apariencia, unos seis años y un muy corto pelo rubio ceniza, observaba con una amplia sonrisa aquellos renos de colores rojo, amarillo y azul y esos angelitos con alas de plata en la cúspide del gran pino que dominaba la vista del jardín ¡Ojalá que ese día tuviera fuerzas para levantarse de la cama en la que estaba! el tratamiento la estaba dejando agotada. Además, ese fastidioso dolor en la cadera y en la tripa que iba y venía. Quizás le quedase muy poco antes de reunirse con los ángeles del cielo como ya habían hecho otros niños en su misma situación. Bueno, aun podía alcanzar sus muñecas de las Justicieras, las tenía allí como regalo de Navidad y no era la única. Sus otros amigos también habían recibido cosas de este tipo. De hechos esas valerosas chicas eran estupendas, siempre luchando por proteger a los débiles. ¡Qué pena que no pudieran salvarla a ella!

-¿Cómo estás esta mañana, Nancy? - Le inquirió una chica morena de largo pelo y con agradable semblante en el que destacaban dos grandes ojos azules, debía de rondar la treintena y  llevaba una bata blanca. -
- Muy bien Marian,- sonrió la pequeña. - Hoy me duele menos, será por la medicina.


            La muchacha, que era médico pediatra, se aproximó a la cama, ocupándose de mirar los últimos análisis de la niña. Por desgracia los resultados no eran nada halagüeños. ¡Pobrecita!, de seguro que no le quedaría mucho tiempo, ¡era algo tan injusto! Pese a llevar más de tres años ocupándose de esas niñas aun le dolía cada vez que se presentaba un caso como el de ella o el resto de los chicos de ese pabellón, pero era víspera de Navidad y había de estar feliz y animada, sobre todo por los niños.

-¿Te gustan mucho las Justicieras? ¿Eh? - Le sonrió con una mirada de complicidad. -
- Si, ¡son mis héroas!,- exclamó la niña con auténtica admiración.  -
- Heroínas.- Corrigió Marian con una sonrisa. -
- ¡Me gustaría tanto verlas!, para darles las gracias.- Dijo Nancy tomando en sus manos a la Dama del Trueno y a la del Fuego, mientras sostenía a la del Rayo, a la del Viento y a la de Hielo en su regazo añadiendo. -Y también me gustaría ver a las otras que cantan tan bien, las Justices.


 Marian todavía recordaba aquel concierto por la tele que ellas habían dedicado a los niños enfermos. Fueron muy buenas con ellos, a los críos les dieron un montón de autógrafos, pero eso fue hace mucho tiempo. Gracias a los fondos que las Justices habían recaudado se había podido atender a muchos chicos y modernizar las instalaciones del centro. Ella misma estaba presente haciendo sus prácticas en aquellos días. Tuvo ocasión de conocerlas y se sorprendió de la cercanía de esas artistas. Sobre todo de Idina, que según comentó a algunos médicos de entonces, estudiaba para ser maestra. Fue difícil para esas muchachas y aquel chico no emocionarse, en especial con algún caso de críos desahuciados ya. Marian vio como en un alarde de dignidad y profesionalismo aguantaban sus sonrisas de una forma realmente admirable y se derrumbaban llorando al poco de salir del pabellón.

-¡Es terrible! –Sollozaba Amatista, la más alta y rubia.- No sé cómo pueden resistir ver esto todos los días.
-Lo hacemos porque alguien tiene que estar al lado de esos niños. Cuando ni tan siquiera sus padres y otros familiares pueden.- Suspiró Marian.-
-Yo adoro a  los niños.- Balbuceaba una deshecha Idina a su vez.- Esto es tan injusto y tan cruel.
-No sé qué decir ante esto.- Musitaba un lloroso Granate.-


            La joven estudiante en prácticas asintió. Confesando sin rubor.

-A mí me cuesta salir llorando de aquí todos los días, pero. ¿Qué puedo hacer? Salvo tratar de que ellos estén lo mejor atendidos posible.
-¡Haremos más galas, recaudaremos dinero! - Sollozaba una conmovida Katherine.- Ayudaremos en lo posible.
-Sí, - Convino una asimismo emocionada Kerria.- Cualquier cosa que podamos hacer, solo díganoslo.


            En ese instante, uno de los doctores se aproximó precisamente a esa guapa joven de pelo castaño claro y ojos verdes.

-¿Es usted Kerria, verdad?
-Si- Musitó la muchacha.-
-Por favor, si no le importa, hay una niña en la sala dos, no le queda mucho y es una gran fan de ustedes, sobre todo suya.-Le explicó el consternado médico para pedirle.-  Si pudiera decirle al menos unas palabras…
-Claro.- Asintió ella tratando de enjugarse esas lágrimas.- ¿Dónde está?
-Vengan conmigo.- Le indicó el facultativo.-


            Kerria se siguió, y tras ella el resto de sus compañeras. Anduvieron poco pese a que aquel pasillo se le hizo interminable. Al fin, ante una puerta abierta, el médico les pidió a todas.

-Aguarden, por favor. Voy a avisar a la familia.


            Las chicas esperaron sobrecogidas por semejante ambiente, ninguna se atrevía a pronunciar palabra. Al fin, una mujer que tenía los ojos rojos de haber llorado bastante salió a saludarlas.

-Muchas gracias. Lamento causarles molestias.- Pudo decir con un hilo de voz.-


            Estaría en los cuarenta años pero desde luego parecía mayor. Posiblemente la carga del sufrimiento la hubiera hecho envejecer. Las artistas quedaron impresionadas al verla. Fue Kathy quién al fin fue capaz de responder.

-No es ninguna molestia, al contrario, es un honor para nosotras.


            La angustiada madre esbozó una débil y fugaz sonrisa y las indicó que pasaran. Allí, las cuatro tuvieron que hacer un gran esfuerzo para controlarse. Cuando miraron a la cama observaron a una niña tumbada y conectada a varios tubos y sondas. Tendría unos doce años como mucho. Su cabeza estaba envuelta por un pañuelo porque no tenía pelo ya y su rostro demacrado estaba pálido. Pese a todo entreabría los ojos y cuando su madre se acercó susurrándole con mucho afecto pareció reaccionar.

-Mira Phoebe, cariño, son las Justices, te prometí que vendrían y aquí están.
-Hola Phoebe.- Se aproximó Granate en primer lugar, sonriendo desde luego como no lo había hecho en su vida.- Me alegro de conocerte. ¿Sabes a quién tengo aquí?


            La cría trató de sonríe aunque apenas si le salió una mueca. Fue entonces cuando Kerria se acercó con semblante muy afectuoso a su vez.

-Hola. Tienes que ponerte buena, ¿eh? Para que puedas venir a vernos al próximo concierto.


            Las demás, desde la parte de atrás sonreían intentando infundir ánimos a la pequeña. Ésta como pudo, levantó una de sus manos que Kerria enseguida tomó entre las suyas.

-Ánimo Phoebe.- Dijo Amatista.-
-Siempre le gustó bailar sus canciones.- Intervino la emocionada madre.-
-Pues cuando estés mejor vendremos otra vez y las bailaremos juntas.- Afirmó Idina tratando de sonar todo lo jovial que pudo.-
-Nosotras mismas te enseñaremos nuestras nuevas coreografías.- Añadió Kathy con patente tono de afecto.-


            Al menos la niña parecía estar feliz, casi llegó a reírse cuando Granate, siempre tan bromista incluso en esos casos, le propuso.

-Apúntate al grupo, y así tendré a una chica guapa para variar, porque mis primas son todas muy feas. De hecho, podrías ser mi novia. ¿Eh? No me vayas decir que no…
-Es muy tonto pero es un buen chico.- Añadió cariñosamente Kerria acariciando una mejilla de aquella pobre cría.-
-Lo…los...ángeles… vienen…- Susurró la niña entonces dejándoles sorprendidos.-
-Claro cielo.- Sonrió su madre.- Aquí están, son unos ángeles, todos ellos.
-Angelitos…viene a buscarme…- Musitó con un tono cada vez más apagado aunque extrañamente sonriente en tanto miraba a un sitio vacío del fondo de la habitación tratando de señalar hacia allí.- Ya vienen…


            Kerria sintió un escalofrío de horror cuando vio como los ojos de esa cría se quedaban en blanco. Alarmada se giró hacia el médico.

-¡Doctor!- Gritó asustada.-
-¡Deprisa!- Urgió el  médico.- Déjenme sitio.


            La madre estalló en un convulso llanto mientras la propia Idina la abrazaba en la misma situación, Amatista y Kathy sollozaban horrorizadas mientras salían del cuarto para que entrasen a toda prisa con una unidad de reanimación. Marian lloraba a su vez al igual que Kathy. Lo mismo que Granate que abrazaba a su prima Kerria que se había quedado pálida. El equipo de urgencias intentó todo lo que pudo pero al fin, tras un par de eternos minutos, el médico movió la cabeza. La destrozada madre se tiró hacia la cama abrazándose al cuerpo de su hija entre terribles gritos de dolor.

-¡OH Dios, Dios!- Gemía Kerria que fue sacada de allí por su asimismo impactado primo.-


            Ninguno podía casi tenerse en pie por la tensión y la devastación que sentían. ¡Esa pobre cría se les había muerto delante de ellos y nada habían podido hacer! Pese a su fama, o a sus poderes. La propia Marian, entre lágrimas les pudo decir.

-Al menos ha muerto con una cara de felicidad que no había tenido en muchísimo tiempo.


La entonces estudiante de medicina acompañó al grupo a una sala de espera en donde pudieron recobrarse de aquello.

-¡Señor!- Exclamaba Idina sin poder controlar sus lágrimas.- ¡No puedo soportar esto!…

            Amatista y Kerria se abrazaban ahora, sosteniéndose mutuamente, Katherine miraba sin rumbo fijo, sentada en un sillón, lo mismo que Granate. Al fin, tras un buen rato. Fue la propia madre acompañada del padre de esa pequeña quienes fueron allí y paradójicamente les animaron.

-No sé cómo darles las gracias.- Balbuceaba la mujer, sostenida por su también destrozado esposo.-  Al menos Phoebe se ha ido feliz. Gracias… -Musitó una vez más.-


            Todos aquellos jóvenes la abrazaron expresando sus condolencias y su gran pesar. Y  sobre todo, lamentando amargamente su impotencia, al no ser capaces de haber hecho nada más. Al fin se despidieron y tras marcharse desde luego que mantuvieron su palabra. Hicieron algunos conciertos, destinaron parte de la recaudación de sus discos para tratar de ayudar a la investigación e incluso anunciaron campañas. Sobre todo Kathy O´ Brian y Kerria Malden, que siguieron en  la Tierra. El resto se marchó a ese otro planeta, Bios.

-Hicieron cuanto pudieron.- Se lamentó Marian en tanto seguía con su chequeo de Nancy. En esa misma habitación, la que Phoebe ocupara.- Luego murió ese pobre muchacho, primo suyo. Una pérdida muy trágica. Las afectó mucho también. Pese a todo…patrocinaron una fundación. Cantando para los críos cuando podían.


Pero hacía ya unos años que no se las escuchaba. Tampoco se veía a las Justicieras en acción. La muchacha lo sentía, habían hecho mucho bien. También pensó en la ocasión en la que las princesas Venus y Mercurio les hicieron una visita, animando a los pequeños. Las dos salieron de igual forma, realmente tocadas al presenciar el sufrimiento de muchos de esos niños. Ver a dos poderosas princesas que habían enfrentado tantos peligros y librados innumerables batallas sin dar un paso atrás, derrumbarse y llorar sin consuelo era realmente impactante. Las dos lamentando profundamente no ser capaces de hacer nada más por ellos. Marian creyó recordar que la princesa Mercurio era médico también. Incluso entre charla y charla con los niños se interesó por algunos historiales clínicos. Asimismo, aunque ella no estuvo aquel día, la princesa de la Luna Blanca y la reina de la Cara Oculta, visitaron el hospital confortando a los pequeños. Según le contaron luego sus compañeros esas dos jóvenes eran también encantadoras. Casi parecían transmitir una especie de aura de bondad que llenaba de alegría y esperanza a los niños. De hecho no llegaba a entender por qué había cada vez más gente a los que no les gustaba que estuvieran en la Tierra. Se encogió de hombros y suspiró, la política no era lo suyo. En ese momento la apagada vocecilla de Nancy la sacó de sus pensamientos.

- Estoy cansada Marian - le susurró la niña. -
- Pues duérmete un poquito,- le respondió afectuosamente la doctora. - No te preocupes, yo te guardo las muñecas. ¿Por que a mí me las dejas, verdad?
- A ti si - musitó la niña cerrando los ojos en tanto le indicaba. - Pónmelas en mi casita, es donde viven.


            Marian le tocó la frente que parecía ligeramente caliente, tomó el pulso, demasiado acelerado para el reposo absoluto que llevaba la chiquilla en tanto escuchaba a su paciente añadir.

- Si estuvieran las haría un pastel. Con mucho chocolate y…- musitaba Nancy de forma muy débil hasta hacerse ininteligible, por fin se quedó dormida. -


            La doctora esbozó una enternecida sonrisa, ¡ojalá que los deseos de la pequeña se hubieran podido hacer realidad! , pero, era imposible. Si ella pudiera encontrar a las Justicieras o tan siquiera a las Justices. Pero, ¡vete a saber dónde estarían! Suspiró con resignada y triste impotencia, arropó a la niña y la dejó dormir, guardando las muñecas en la casa de juguete que había sobre la mesita que Nancy tenía cerca de la cama. Después prosiguió su ronda con los demás niños. Estaba cansadísima, la noche pasada no durmió apenas, le había tocado guardia. Al terminar el paseo se sentó en uno de los sillones, consultó su reloj, tenía unos minutos. Sólo descansaría un momento nada más, cerró los ojos.


            Colocando los adornos en la escuela Idina sonreía. Era su primera Navidad como maestra aunque ahora estaba trabajando fuera de hora. Los críos de la gente que también trabajaba en estas fechas tenían que quedarse en la guardería y ella, como no había profesores disponibles, se ofreció para estar con ellos durante ese día. Lo malo era que se perdería la cena de esa noche tan especial. ¡Estando además tan lejos de su familia que se habría reunido en la Tierra! Hubiera querido ir pero no pudo sacar su reserva para la nave transbordador. Así que no había otro remedio. Al menos recibió ese mensaje de su amiga Nehie felicitándole las fiestas. Ella iba a pasarlas en el reino de la Luna. Seguramente que en compañía de Chibiusa y la familia Real del Milenario de Plata. Recordaba aquello con una sonrisa. Esperaba que su amiga pudiera ir a visitarla pronto. Los críos por su parte estaban encantados yendo y viniendo con las bolitas y las cintas para adornar el árbol de Navidad.

- Señorita, señorita,- le preguntó una pequeña de pelo rubio corto. - ¿Pongo aquí la bolita?..
- Si Amy- sonrió Idina acariciándole cariñosamente el pelo. - Oye Kevin - le indicó a un chico de cabello oscuro que estaba junto al árbol - coloca el lazo más al centro.
           

            Los niños se dieron prisa en poner el árbol, luego Idina les encargó escribir felicitaciones dibujando estrellitas. Una vez hecha esta tarea y para amenizar la última hora de clase los reunió sentados en el suelo en círculo junto a ella.

- Ahora os voy a contar una historia.
- ¡Siii! - chillaron los críos deseosos de escucharla. -
- Bueno, vamos a ver. ¿Qué os parecer ésta? - Les inquirió a los niños -. Érase una vez.
- ¡Esa ya me la sé!,- exclamó Jinny, una pelirrojilla con unas pecas muy graciosas en la cara. -
- ¡No tonta! - le corrigió Albín, un muchachito rubio de grandes ojos azules. - Es que todos los cuentos empiezan así...
- ¡Tonto tú!  - respondió la niña visiblemente molesta.-
-¡Chiís niños, no os peleéis! Que estamos en Navidad y hay que ser buenos – Intervino conciliatoriamente Idina. - Vamos a ver - prosiguió llamando la atención de todos los pequeños que ya la escuchaban atentamente. - Había una vez un osito...


            En la Luna, sentada en un sillón de sus estancias personales, la reina Neherenia se entretenía mirando ese enorme árbol de Navidad que estuvo poniendo con Chibiusa y las chicas Amazonas el día anterior.

-Es muy bonito. - Pensaba con una sonrisa.- Nos costó colocar todos los adornos. ¡Menos mal que entre Ves-Ves y Jun-Jun se las apañaron para coronar la parte de arriba con la estrella y las guirnaldas!


            En ese instante llamaron a la puerta, la soberana se levantó autorizando la entrada. Era una de sus damas. Una jovencita de rubios cabellos y pálido semblante.

-¿Dais vuestro permiso, Majestad?- Pudo decir la muchacha con tono algo temeroso.-
-Claro, adelante Anaris.- Le sonrió la aludida.-
-¿Deseáis tomar algún tentempié, Señora?
-No, muchas gracias. Aguardaré hasta la cena. Espero que su alteza Serenísima la princesa Chiba venga  a cenar conmigo.- Le comentó la reina, inquiriendo a su vez.- ¿Y tú, Anaris? ¿Tienes algún plan para esta noche?
-¿Plan, Majestad?- Repitió la azorada chica.-
-Claro. - Afirmó su interlocutora mirándola diríase que divertida, cuando afirmó.- Eres joven, bonita y agradable. Supongo que algún apuesto caballero de nuestro reino te habrá invitado a salir.


            La muchacha se ruborizó considerablemente. No se atrevía a sostener la mirada de su reina, Neherenia se percató de la circunstancia y sonriendo de nuevo, añadió.

-Discúlpame. No debí preguntar. Eso es cosa de tu vida privada.
-No, Majestad. Por favor… no pasa nada… es solo que yo… bueno. Con la venia de su Majestad cuando termine mi turno iré con mis padres a pasar esta noche.
-Claro, es lo más adecuado.- Convino su contertulia señalando ahora el árbol.- ¿Qué te parece? Nos costó mucho decorarlo, pero creo que ha valido la pena, ¿verdad?


            Ahora la aludida si se permitió mirar aquella estampa navideña y asintió con una leve sonrisa.

-Es muy bonito, Señora. – Concedió para preguntar con tono algo trémulo.- ¿Deseáis alguna cosa más?
-No, puedes irte ya.- Afirmó la soberana, añadiendo con amabilidad.- Y tómate el resto del día libre. No creo que vaya a precisar de tus servicios por hoy. Ve con tu familia y disfruta de la fiesta.
-Gracias Majestad - repuso la vergonzosa joven haciendo una amplia reverencia en tanto se retiraba.-


            Nehie suspiró. Por más que lo intentaba no había forma. Sus cortesanos siempre se dirigían a ella con tanto respeto que casi más bien parecía temor. No es que estuviera en contra de mantener la etiqueta y el ceremonial, pero algunos de ellos se excedían. Sobre todo por causa de su aposentador real, Gillard De La Lune. Era un hombre leal al cien por cien y buena persona, pero extremadamente estricto y rígido en esas materias. En fin… paciencia. Al menos con sus amigas las amazonas y con Chibiusa era distinto. Y sobre todo con Idina, pensaba en ella con mucho afecto y nostalgia.

-Querida amiga, me hubiera gustado que vinieses. Aunque no pudieras estar con tu familia, podrías haber celebrado las fiestas conmigo aquí. Espero verte muy pronto.- Pensaba.-

Volvió a sentarse en su sillón favorito, descansaría un ratito y después se prepararía para recibir a su otra gran amiga, la princesa de la Luna Blanca…


            Katherine estaba de regreso en casa, su madre la recibió con los brazos abiertos.

-¿Que tal por la facultad, hija?- Le preguntó saliendo a su encuentro con un delantal. -
- Estupendamente mamá.- Contestó Kathy. - Ya hemos terminado con los preparativos para la fiesta. ¿Y papá?..
- Tiene turno hasta las seis, pero podrá venir a cenar.- Le aseguró Karaberasu pidiéndola con jovialidad. - Anda, ayúdame con la cena.


            La joven asintió, se colocó otro delantal y se dirigió a la cocina con su madre.

-¿Ha llamado Mazoui?- preguntó con mucho interés. -
- No hija, aun no, todavía es muy pronto para eso.
- Espero que podamos reunirnos todos - deseó Kathy. - Mazoui me aseguró que podrían venir este año para Nochebuena.
-¿Por qué no les llamas tú? - Propuso Karaberasu - así te lo podrán confirmar.
-¡Buena idea!- asintió su hija entusiasmada. -


            La chica descolgó el vídeo teléfono y marcó el número de Mazoui y Satory. Al cabo de unos momentos sonrió al ver la imagen de ésta última.

- Hola Kathy,- sonrió Satory muy feliz de verla -… ¿qué hay?..
- Tenía muchas ganas de veros- le contestó su cuñada - llamaba para ver si podréis venir esta noche a cenar.
- Pues claro que podremos,- asintió asegurándola - estaremos allí sin falta.
-¿Y mi hermano? - Preguntó Katherine.-
- Está con mi padre, resolviendo algunos asuntos de la empresa, ya sabes que está pensando en licenciarse del ejército. Mi padre le ha ofrecido entrar en la dirección de la Masters Corp.- Se interrumpió al escuchar llantos de las niñas. - Un momentito por favor- le pidió a Kathy en tanto iba   a ver a  las pequeñas. - Mis niñas, ¿qué os pasa?,- preguntaba retóricamente pues las gemelas sólo podían llorar por toda contestación. Satory se encargó de mirarlas en los pañales torciendo el gesto al confirmar sus sospechas.- ¡Anda, si tenéis caca! y las dos a la vez, ¿será posible?


            Katherine se rió mientras asistía a las maniobras de su ocupada interlocutora para cambiar dos pañales a la vez.

- Tengo que dejarte por ahora,- le dijo Satory sosteniendo a las dos pequeñas cada una en un brazo. - Nos vemos esta noche, dale recuerdos a tus padres.
- Igualmente, saluda a tu padre y a Mazoui, hasta la noche.- Sonrió Kathy desconectando el vídeo teléfono. -
-¿Qué te han dicho? - Quiso saber Karaberasu desde la cocina -.
- Ahora te lo cuento mamá,- sonrió la muchacha dirigiéndose hacia allí. -
           

            Kerria miraba distraídamente por la ventana, nevaba, grandes copos caían plácidamente sobre el jardín y la casa, cubriéndolo todo de un blanco inmaculado. Era bonito contemplar aquello. Ajeno a eso, el pequeño Brian dormía en su cuna, había pasado una mala noche llorando. Entre la propia Kerria y Sam se habían turnado en acunarle. Samantha había salido a comprar algunas cosas para la cena de Nochebuena. La situación por ahora se mantenía tranquila, habían dejado de molestarlas, al menos desde hacía unos días, como si la proximidad de las fiestas hubiera conseguido una tregua. Entre tanto, los padres de Kerria decoraban la casa. Ésta se percató de que su padre estaba fuera, colocando algunas luces en el tejado. Pero desde luego no de una forma convencional. Roy levitaba mientras conectaba las bombillas, eso hizo sonreír a su hija, desde luego su padre no era alguien común...

-¿Qué miras hija? - Le susurró Beruche, que se había acercado sin que la joven se percatase, al oído. -
- ¡Ah, hola mamá! – replicó ella sobresaltada. -
- Perdona te he asustado - sonrió su madre. -
- No te preocupes. Estaba distraída viendo como colocaba papá las bombillas - se rio Kerria que añadió. - Recuerdo cuando era pequeña, siempre me hacía mucha gracia verle subido a una escalera, ¡y pensar que podía hacerlo como ahora todo el tiempo..!.
- Era yo la que le insistía en hacerlo de una forma más normal. No quería que llamase la atención de los vecinos, ji, ji. Y de hecho ahora no debería hacerlo tampoco, el muy perezoso. ¡Con tal de no ir a por la escalera! - Se reía Beruche acordándose también de aquello, no sin nostalgia. –Tendré que regañarle en cuanto entre. Así podría verle cualquiera e irlo contando por ahí
- Ya, como hubiéramos hecho nosotros...- convino Kerria divertida. – Imagino lo que habríamos dicho Leval y yo en el colegio. ¡Tenemos un papá volador, ja, ja!


            En ese instante el bebé se despertó y a juzgar por sus lloros tenía hambre. Kerria fue a sacarle de su cuna enseguida y muy solícitamente se sentó en el sofá con él.

- ¡Uy, mi chiquitín! , ahora te damos el desayuno.- Susurró cariñosamente desabotonándose la camisa para darle el pecho. -


            Estaba en ello cuando sonó el timbre de la puerta. Ese sistema anticuado que podía sustituirse por la identificación dactilar. Pero Roy y Beruche nunca habían tenido necesidad de cambiarlo. Les gustaba aquel sonido de ding, dong, que emitía al ser pulsado, y más en estas fechas.

- Ya voy yo, hija,- le dijo Bertie caminando hacia la puerta. Al abrir descubrió a Samantha en situación apurada, cargada hasta los topes de paquetes. - Deja que te ayude Sam - se ofreció Bertie haciéndose a su vez con dos bolsas.- ¿Pero cómo vienes con tantas cosas?
- Muchas gracias, ¡ya creía que no iba a ser capaz de llegar hasta la puerta! - suspiró la aliviada chica que se explicó. – Tuve tiempo después del trabajo, quedamos en que había que ir a comprar algo para las fiestas.
-¡Sí!, pero no para soportar un asedio.- Observó una divertida Bertie haciendo que su interlocutora se riera con ella.-


            Después, ayudada por su suegra, la joven entró los paquetes y las bolsas hasta la cocina, luego se fue al salón para ver a Kerria dando de mamar al niño.

-¿Qué tal esta nuestro chiquitín? - Se interesó Samantha -.
- Muy bien, tiene mucha hambre,- afirmó  su pareja cambiándole el pecho al bebé. -  Parece que durmió bien hasta ahora.
- Hola Brian - saludó Sam acariciándole la cabecita con mucho cuidado y ternura. -
- Dile, ¡hola Samantha!,- rio Kerria sujetando un bracito de su hijo y moviéndolo con suavidad y mucha gracia mientras éste no paraba de mamar.-
-¿Me lo dejas? - Le pidió Sam a  su compañera una vez que el niño hubo terminado. -


            Kerria se lo pasó y la joven lo puso apoyado en su pecho para darle palmaditas en la espalda. Luego lo acunó en los brazos. El bebé la miraba con sus azules ojillos muy abiertos y expresión absorta.

- ¡Es tan mono! - sonrió Sam añadiendo embelesada. - Tengo ganas de poder jugar con él.
- Dentro de poco estará corriendo - declaró Kerria - las próximas Navidades, seguro.
- Bueno chicas, ya están puestos los adornos.- Terció Roy entrando al salón, calado de nieve. -¡Navidad, Navidad…! - Canturreaba de buen humor.-
- ¡Papá! - le advirtió Kerria algo alarmada - ¡estás helado! Ten cuidado que estas formando una corriente fría de aire hacia el niño.
- Lo siento,-  se apresuró a decir el interpelado que se apartó de inmediato para no perjudicar a su nieto. -Voy arriba, me cambio y bajo.
-¡Qué guapo es mi nietecito!,- aseveró Beruche encantada tomándole de las manitas.-
- Me pregunto- intervino Kerria de forma retórica y reflexiva, más que interrogativa. - Qué estarán haciendo Amatista y Leval. Les mandamos ese mensaje para felicitarles las Navidades y el cumpleaños de Asthel y aun no hemos tenido respuesta.
- Ten paciencia, hija - repuso Beruche. - En estas fechas las líneas a Bios están colapsadas. Seguro que nos contestarán muy pronto...


            La muchacha suspiró deseando que así fuera, tenía mucha nostalgia de su hermano, su amiga Amatista y su sobrino.


            Allí, en Bios, Leval terminó su turno, podría ir a su casa para la cena. Desde el puesto de mando de la base no llegaban novedades. Todo estaba muy tranquilo, incluso los movimientos de los agitadores habituales habían remitido, hasta ellos tendrían ganas de celebrar la Navidad.

- Bueno - le dijo a su segundo - yo ya me voy. Feliz Nochebuena Larry.
- Igualmente señor- le deseó el capitán adjunto que así se llamaba. -

           
Leval salió de la oficina y se dirigió a su deslizador, era un auténtico incordio  no poder transportarse, pero a Amatista no le gustaba que apareciera de golpe y también recordó que al día siguiente era el cumpleaños del crío, había que comprarle alguna cosita. Se decidió a pasar por una juguetería de la ciudad que estaba abierta aun...

-A ver si encuentro algo que sea bonito y le guste, o mi mujer me regañará por olvidarme.- Se dijo algo inquieto y al tiempo divertido, por esa posibilidad.-


            Amatista por su parte terminaba los últimos cálculos en tanto dormía su hijo, esas fórmulas tan complejas eran una lata y más para ella que no era ninguna lumbrera .Bueno, pero ya estaba. Después de repasarlas un par de veces para asegurarse de que estaban correctas las memorizó en el ordenador. Listo, ahora sólo tendría que esperar a que llegasen Leval y los padres de ella. Iban a reunirse para cenar. El interfóno del salón parpadeó, era un mensaje. Amatista conectó la pantalla y vio con alegría a Kerria, Sam, Roy y Beruche. Ésta sostenía a su nieto en brazos para que saliera.

- ¡Hola chicos! - saludó jovialmente Kerria. - ¡Feliz Nochebuena y feliz Navidad! - les deseó a coro con los demás. -
- Nos gustaría estar reunidos pero sabemos que os es imposible venir en estas fechas, igual que nos ha pasado a nosotros.- Intervino Beruche. -
- También queremos desearle feliz cumpleaños a Asthel - añadió Sam - Ya debe ser todo un hombrecito.
- Felicidades hijos - sonrió Roy afirmando con su habitual optimismo - con suerte nos veremos en año nuevo. Y dadles también saludos a Esmeralda y al principito. Por cierto Amatista, ¡dile a tu padre que me debe un par de botellas de champán! El muy rácano todavía no me ha pagado la apuesta que hicimos de quién iba a ganar la liga esta temporada pasada. - Remachó jocosamente haciendo reír a su esposa y resto de acompañantes.-
-Que paséis muy buena noche y unas estupendas fiestas.- Añadió Samantha.-
-Cuidados mucho, besos para todos y uno muy grandote para mi sobrino.- Remachó Kerria lanzando ese beso hacia la cámara.-
-Besos y abrazos, Y ya sabes, Amatista, ¡que no se escape el tacaño de tu padre sin pagar! - Concluyó Roy en tanto era amonestado jovialmente por su esposa.-


            El mensaje terminó, Amatista sonrió divertida. ¡Su suegro no cambiaría jamás! Desde que le conoció, siendo ella una chiquilla, se dio cuenta de cómo se cruzaba todo tipo de bromas y pullas con su padre. Sin embargo sabía que los dos se apreciaban muchísimo, era viejos amigos y compañeros de tantas batallas y aventuras que casi parecían hermanos. A propósito de eso. Supuso que sus tíos Petz y Zafiro, habrían llegado para estar con Sandy y Coraíon. Tendría que llamar para desearles felices fiestas en cuanto llegase Leval. En ello pensaba cuando se acercó hasta su hijo. Seguramente Asthel seguía aun dormido, pues en su habitación no se escuchaba ningún ruido. Ella abrió la puerta con cuidado, pero el niño estaba allí, sentado y riéndose al parecer de algo muy gracioso para él. Amatista desde luego, no sabía de qué.

- Cariño, ¿que es lo que te hace tanta gracia? - Le preguntó levantándole en brazos divertida. -


            Asthel señaló con su manita hacia la pared sin dejar de sonreír, pero allí no había nada.  Su madre se encogió de hombros.

- Nenes - dijo Asthel con una sonrisita - nenes…
-¿Dónde hay nenes, cielo? - Le inquirió Amatista sin entender. -
- Ahí, en un sitio - balbuceó el niño  detallando encantado. - ¡Nenes con alitas!


            Su madre sonrió al comprender, debía referirse a los adornos de angelitos que Leval puso la noche pasada en el salón. Por cierto, su marido debía de estar al llegar, ¡ojalá no se hubiera olvidado del cumpleaños de Asthel! .Con lo despistado que era y todas sus obligaciones...

-¿Cariño?,- escuchó la voz de su esposo entrando en la casa. - ¿Amatista?..
- Estamos aquí - respondió ella. -


            Leval entró dirigiéndose hacia ellos, le dio un beso a su mujer y elevó en brazos a su hijo.

-¡Hola campeón!- saludó  alzándole sobre su cabeza en tanto Asthel se reía - ¡Felicidades!
-¿Le has comprado un regalito a Asthel? - Susurró Amatista al oído de Leval. -
- No, un regalito no - repuso dejándola sorprendida. -
-¿No se te habrá olvidado?-. Le regañó ella con suavidad temiéndose que así fuese. -
-¿Cómo me iba a olvidar yo de eso? - Replicó Leval con tono divertido para añadir. – Mira, ven conmigo Asthel.- Le dejó en el suelo y le tomó de la mano llevándole hacia el pasillo - tú también cariño.- Le pidió a su esposa y la interpelada le siguió curiosa. -


            Fuera esperaba el oso de peluche más grande que su mujer hubiera visto nunca, le llegaba hasta la cintura. Se trataba de un gran panda blanco y con esos graciosos dibujos en color negro en su cara. Asthel corrió enseguida a abrazarse al oso. Además, había un triciclo rojo adornado con un enorme lazo amarillo.

-¡Es una preciosidad! - sonrió Amatista abrazándose a su marido, en tanto veía al niño rodar por el suelo contentísimo con su nueva mascota de juguete - ¡Qué bonito Leval!, pero. ¿No será un poco grande para él?..
- A decir verdad- rio su marido - ¡Yo le traía el triciclo a él pero el oso era para ti. Una vez me aseguré de que no era peligroso. - Susurró esto ante la atónita mirada de su contertulia.-
-¿Decías algo?- Le inquirió ella.- ¿Peligroso el oso?


            Su marido miró hacia otro lado y echándose la mano al cogote como su propio padre haría exclamó.

-Nada, nada…son cosas mías, je, je Lo malo es que. Ja, ja ¡Te has quedado sin regalo!
-¿Cómo? - Rio la interpelada sin podérselo creer. -
- Bueno, como ya me imaginaba que no podríamos esperar hasta mañana y que  Asthel abriría su regalo de cumpleaños, e incluso el tuyo de Nochebuena con anticipación, compré una cosita más. Y ésta sí que es solo para ti - se sonrió Leval. -


            Le entregó a Amatista una pequeña cajita que esta abrió atónita, descubriendo una sortija de oro con una incrustación de la piedra de su mismo nombre.

-¡Qué bonita! ¡Muchas gracias Leval! - Exclamó ella alborozada. Le dio un largo beso a su esposo como recompensa  y se la puso junto a su alianza. - Pero te habrá costado muy cara - añadió algo preocupada. -
- No te preocupes, sólo habrá que estar sin comer durante un mes,- bromeó él haciendo que ambos rieran. -
- Yo también tengo algo para ti.- Sonrió ella de forma enigmática. -
- Estoy desando verlo. - Comentó él realmente interesado. -


            Amatista no se hizo de rogar. Se dirigió hacia una esquina del salón, en donde estaba el árbol y se hizo con un paquete de mediano tamaño entregándoselo a él. Leval lo examinó de forma calmosa y ante la impaciencia de su mujer se decidió a abrirlo. Una vez roto el papel y abierta la caja vio su sorpresa.

- ¡Vaya, esto sí que no me lo esperaba! ¡Una mini cámara de vídeo tres D! ¡Qué maravilla!


            Y muy contento con su regalo se abrazó a su mujer. Después entraron los juguetes al salón. El pequeño Asthel estaba encantado con su oso. Tras jugar un poco con él y subirse encima sin embargo pareció tener bastante y le dedicó su atención al triciclo. Leval le colocó los pies en los pedales y trató de enseñarle a moverlos. El niño era muy despabilado y enseguida logró rodar unos pocos metros con él, aunque chocaba contra las sillas y la mesa, pese a que sus padres habían hecho sitio apartándolas. Sus atentos progenitores le dirigían una y otra vez hacia espacio abierto. Mientras Leval estrenaba con gusto la cámara filmando las evoluciones del crío. Por fin, Asthel dejó el triciclo y su madre le dio de comer. Luego de eso, una pequeña tarta con dos velitas que el niño trató de apagar animado por sus padres. En realidad la fiesta debía haber sido al día siguiente, pero deseaban disfrutar a solas con el pequeño y después celebrarlo de nuevo junto con la Navidad, con los abuelos maternos de Asthel. Y este año era la primera vez que el crío iba a soplar las velas, no vendría mal un pequeño ensayo antes de hacerlo delante de Esmeralda y Diamante que a buen seguro quedarían encantados de verle hacerlo. De todos modos, no hubo mayor problema, las dos estaban muy juntas y Amatista sonrió complacida cuando el pequeño logró apagarlas tras hinchar sus graciosos mofletes.

-¡Muy bieeenn!- aplaudió entusiasmada lo mismo que su marido. -
-¡Qué pulmones tiene! - Exclamó orgullosamente Leval. -


            El crió rio encantado con aquella novedad. Era muy divertido y declaró muy contento que sus amiguitos angelitos también le habían aplaudido.

- Asthel cariño. Ahora hay  que dormir la siesta.- Le dijo  su madre que bostezaba también. -
- ¡Creo yo que más te convendría hacerlo a ti! - rio Leval. -
-¡Que gracioso! - repuso Amatista alegando de seguido. - Es que no he podido dormir casi durante la noche, esos cálculos tan fastidiosos, ya sabes.
- Pues échate con el niño, yo me ocupo de preparar las cosas. Cuando vengan tus padres ya te despertaré. – Le propuso él con tono amable. -
- Gracias cariño,- dijo ella que se metió en el cuarto de su hijo. -
-“Mami, mimir comigo” - le pidió el niño -
- Claro que sí - convino ésta totalmente segura de que lo haría, mientras ayudaba al pequeño a meterse en la cama. Entonces se percató de que Asthel tenía en el suelo una foto suya y de las chicas, en su época de Justices -
- Mami y las titas - sonrió Asthel. -
- Si. ¿Pero que haces tú con esta foto? - Inquirió Amatista sorprendida pues la guardaba en un cajón alto. -Quizás se la dio Leval, - pensó aun extrañada, bueno no tenía más importancia. -
- Vamos a ver a los nenes,- sonrió Asthel muy entusiasmado. -
- Si hijo, a soñar con los angelitos, anda abraza a mamá para dormir. - Le susurró cariñosamente ella que se acostó  a su lado tomándole en brazos. -


            En pocos minutos, tanto la madre como el niño estaban dormidos…


            En casa de Sandy y Coraíon, se preparaban también para festejar la Navidad. Ella había puesto mucho esmero en cocinar una cena realmente deliciosa. Rematada con una de sus afamadas tartas. Sus suegros seguro que quedarían impresionados. Y su propio padre, que confirmó su llegada para esa misma tarde, también. ¡Qué felicidad sentía ahora pudiendo celebrar con una familia! En fin. Suspiró sonriendo ligeramente. Coraíon había ido a buscar a sus padres y al de ella. A buen seguro llegarían juntos. El caso es que la joven se notaba algo cansada. No sabía realmente porqué. No tuvo una jornada particularmente intensa y había dormido bien los días anteriores. A todo eso tenía que añadir su particular resistencia, merced a su constitución especial por mor de sus genes.

-No lo entiendo. - Se dijo con extrañeza.- En fin, como tengo tiempo todavía creo que me tumbaré un poco.


            Y tras dejar casi todo preparado para la cena se echó sobre la cama para descansar…


            Idina volvió a su apartamento rendida, decidió echarse una siesta para recuperar el sueño. Había estado acabando las actividades para los críos durante la noche anterior, en cuanto le pidieron que se ocupase de ellos para este día. Ya mandaría luego un mensaje a sus padres para felicitarle. Y también, ¡cómo no! , a Nehie, Lance y a Alan, a sus primas y demás familia. ¡Buff!, se iba a arruinar mandando felicitaciones, pero no importaba, para eso era Navidad. Pensaba todo aquello en tanto abría su cama y se deslizaba dentro, ya en pijama puso su despertador para dentro de una hora y se durmió...

- Mamá- dijo Kathy con un bostezo - tengo sueño, voy a acostarme un rato…
- Si, será mejor.- Convino su madre - estás cansada, ayer volviste muy tarde de esos preparativos. Es que no paras en la facultad.
-Además, tengo que intentar componer algo. Y quisiera poder participar en alguna casting.- Comentó la joven.- Aunque todavía queda mucho por hacer aquí - se percató algo culpablemente la  rectificando. - Te ayudo y luego me echo.
- No te preocupes cariño, tú descansa, de esto puedo ocuparme yo - la tranquilizó su madre, sonriendo jovialmente para remachar con buen talante. – No quiero que luego te quedes dormida durante la cena.


            Katherine sonrió agradecida. Desde que había llegado a pasar esos días con su familia no se tomó ninguna pastilla para mantenerse despierta y ahora aquello le pasaba factura. De veras que estaba agotada y se tumbó arropada en el sofá, muy pronto le rindió el sueño...

-Ya no puedo más- musitó Kerria entrecerrando los ojos - estoy cansadísima.- Le comentó a Sam que había dejado al pequeño Brian de nuevo en su cuna. -
- Vete a dormir si quieres - le contestó ésta  de modo comprensivo. No en vano su pareja había dormido en otra habitación con el niño para permitirla a ella descansar pues tuvo que madrugar para ir al trabajo y hacer las compras de hoy. De modo que se ofreció.  - Si Brian se despierta ya me ocupo yo, como ya ha comido no habrá problema.
- Si, gracias Sam, ¡cómo le envidio! - añadió su pareja mirando a su hijo que dormía de nuevo plácidamente arropado hasta la cabecita. – Es quedarse quietecito y dormirse.
-Por eso dicen aquello de dormir como un bebé.- Se rio Samantha.-
-Pues yo estoy tan cansada que creo que por esta vez podré igualarle en eso.- Suspiró Kerria bostezando nuevamente, aunque objetando.- Pero no quisiera quedarme tan dormida que me fuera a perder la cena.
- Anda. Vete a la cama, hija y no te preocupes por eso - la animó Beruche a su vez. - Ya te llamaremos.


            Kerria sonrió subiendo a su habitación, sólo tuvo que quitarse la bata pues estaba en camisón. Se metió entre las sábanas calentitas y se dejó deslizar al mundo de los sueños.

-¡Toc, toc!...- se escuchó en el cuarto. -
           

            Amatista abrió los ojos, ya había dormido suficiente ¡Este Leval!, no la había avisado. Quizás sus padres estaban allí ya y la llamaban y ella con esas pintas, despeinada, desarreglada. A buen seguro su madre se lo reprocharía… ¡Pues buena era con esas cosas! Siendo la dueña y presidenta de la casa de modas más afamada de la Tierra.

-Hay que levantarse.- Se dijo tratando de espabilar.-


Y lo hizo buscando a Asthel ¡pero no estaba allí! También se dio cuenta de algo extraño, ¡no podía ser!, llevaba su atuendo de Justiciera, ¡pero si no se había transformado desde hacía muchos meses! , casi año y medio por lo menos. ¿Qué hacía vestida así? ¿Sería una broma? Salió del cuarto de su hijo pero no reconoció la salita en la que entró, amueblada con un sofá, una mesita y sillas de colores, demasiado pequeñas para servir bien a un adulto.

-¿Pero qué está pasando aquí? - Se dijo anonadada - ¿dónde está Asthel? ¡Leval!- llamó, pero nadie respondía, decidió abrir una puerta verde manzana que tenía en frente para salir. -


            Katherine se incorporó en un sofá que no era el suyo, los pies le sobresalían y atónita se dio cuenta de que llevaba puestas las botas. Se destapó descubriendo el resto de su uniforme de Justiciera, incluido el látigo, ¿pero que significaba esto?

-¿Se puede saber qué clase de broma es esta? ¡Oh Dios, dime que no me he pasado con las pastillas!- Suspiró inquietada.-


Salió de esa habitación y atravesando un pasillo quiso dirigirse  hacia la cocina, pero no encontraba el camino.

-¿Se puede saber dónde estoy?- Se preguntaba atónita.-


 Al fin, tras recorrer esa larga galería vio que había varias puertas de colores y tras un momento de reflexión decidió entrar por una, la de color naranja…


            Kerria escuchó ruidos de puertas, abrió un ojo dándose cuenta con asombro de que no estaba en su habitación sino sobre una colchoneta, en una sala desconocida, vestida y además como Justiciera.

-¿Qué está ocurriendo aquí? - Se dijo en voz alta. -


            Se levantó rápidamente y anduvo saliendo se esa estancia.

-¿Qué es esto? ¿Y mi casa?- Se dijo con estupefacción.-


Prosiguió su caminar y tras recorrer un mal iluminado pasillo llegó hasta una puerta. AL menos la que encontró más cercana, de un vivo color azul cielo y la abrió cruzándola...


            Idina no podía creerlo, se había despertado al escuchar ruidos y se percató de que lucía su uniforme de Justiciera. Tumbada sobre una camita con decoración infantil. Luego, al levantarse, se vio metida en una habitación minúscula…

-¿Qué es esto? ¿Me habrán secuestrado?


Pero no parecía ser el caso, pudo salir de ese cuarto sin ningún problema y no veía  a nadie por allí.  Decidió seguir un pasillo alumbrado por bombillas decoradas como si de adornos festivos se tratasen. Al llegar al fondo de ese corredor vio una pared con varias puertas de colores, tras probar a intentar abrirlas, solo pudo conseguirlo con la roja y salió…


            En cuanto Neherenia abrió los ojos se percató no sin sorpresa que estaba tumbada en una camita en lugar de sentada en el sillón de su estancia palaciega. Lo que no dejaba de ser más increíble es que vestía su uniforme de Sailor Shadow.

-¿Pero qué está ocurriendo aquí? - Pudo decir mirando en todas direcciones.-


            Estaba en una pequeña habitación, cuya única salida parecía una puerta de color turquesa. La abrió cruzándola con decisión…


            Sandy despertó sin comprender nada. ¿Qué hacía metida en ese pequeño cuartito, con unos muebles tan pequeños? Apenas si cabía en ese camastro en el que ahora estaba. Se levantó con cuidado porque casi se pegaba con la cabeza en el techo.

-No percibo nada especial. Al menos ninguna amenaza.- Se dijo tratando de emplear sus facultades extrasensoriales.-


Entonces observó realmente desconcertada que iba ataviada de justiciera. Para salir de allí solo había una puertecita de tono verde oscuro. Decidió abrirla y buscar la respuesta a esa extraña situación fuera…


            Todas las chicas se encontraron en medio de un gran salón, lujosamente amueblado y con un servicio de mesa puesta. Aunque todo fuera de juguete y con colores muy variopintos, pero eso no fue lo que más les sorprendió.

- Pero, ¿cómo es posible? - Preguntó Amatista en voz alta. -
-¿Qué hacéis aquí?,- inquirió Kerria realmente desconcertada. -
- Lo mismo podríamos preguntarte a ti,- repuso Kathy que tampoco entendía nada de lo que estaba sucediendo -
- Yo estaba durmiendo en mi cama, me desperté - añadió Idina igual de sorprendida. -
- Lo mismo que yo - reconoció Amatista  que tampoco daba crédito a lo que ocurría. -
-Estaba en mis habitaciones de palacio, creo que me dormí en el sillón.- Añadió Neherenia.-
-Igual que yo, me quedé dormida.- Convino Sandy alegando.- Y no comprendo la razón, simplemente me sentí cansada de repente.
- A mí me sucedió igual. Tengo la impresión de que alguien nos la está jugando - sospechó Kerria. -
- Si, ¿pero quién podría hacer algo así? - Se preguntó Kathy en voz alta. -
-¡Ya está!- elucubró Amatista creyendo haberlo descubierto - los dioses, ¡seguro que son ellos!
Han vuelto con ganas de fastidiarnos con sus ridículas bromas.- Remachó con malestar.-
-Esperemos que no.- Suspiró Sandy moviendo una mano y resoplando.- Ya sabes cómo las gastan.
-No sé.- Les dijo Idina con un gesto de extrañeza. – Pero no me parece que sea obra suya. Al menos por lo que nos habéis contado, no es su estilo.
-Y cuando se fueron dijeron que volverían para adiestrar a mi hijo. Y habían dejado de comportarse como al principio de aparecer. No, creo que tienes razón. No me cuadra con su forma de actuar. – Afirmó Amatista.-
-Entonces… ¿Quién ha podido hacer esto? - Se preguntó Kathy en voz alta.-
-Sea quien sea, debe de ser muy poderoso. El caso es que me resulta familiar.- Apuntó Nehie con tintes pensativos.-
- De todas maneras me alegro de veros chicas. Feliz Navidad - sonrió Idina. -
- Y yo también primita, igualmente - convino Kerria añadiendo con un talante más serio - pero ahora tenemos que preocuparnos por salir de aquí y averiguar lo que está sucediendo.
- Bueno, exploremos las puertas.- Indicó Kathy señalando a las de colores verde, rojo y azul. -
- Por ahí hemos entrado nosotras - repuso Amatista. – Afirmando en tanto señalaba otras dos de tonos verde oscuro y turquesa.-  ¿Y esas?
-Yo usé esa para entra aquí.- Comentó Neherenia en alusión a la de tintes malvas.-
-Y me temo que yo entré por la otra.- Les informó Sandy.-
- Mirad- señaló Idina reparando en otra de color negro y conjeturando - quizás sea la salida.


            Las chicas se acercaron a ella pero la misteriosa puerta sonó. Parecía que iban a abrirla desde el otro lado, se apartaron y vieron entrar a alguien, era una  mujer morena y alta. Cuando la observaron un instante la reconocieron. Al menos las cuatro justicieras más veteranas que se colocaron en guardia.

-¡No puede ser, creímos que te habías destruido! - Exclamó Amatista. -
-¡Esta vez no te daremos oportunidad!- espetó Kerria. -


            La mujer las miraba sorprendida e incluso asustada sin poder pronunciar palabra.

- ¡Ese truco no te va a servir, no creas que nos engañarás haciéndote pasar por una chica normal! - le espetó Kathy. -
- Pero ¿de qué me están hablando? ¿Quiénes son ustedes? - Inquirió la perpleja muchacha que llevaba una bata blanca y fonendoscopio al cuello -
-¡Qué desfachatez! .Incluso se ha disfrazado de doctora - añadió Amatista sorprendida e indignada para ordenarle. - Muy bien Sarah, ¡ríndete!, no queremos problemas.
- Creo que me están confundiendo con otra.- Tartamudeó la chica visiblemente asustada, pero esas cuatro parecían no bromear. La apuntaban con una espada, un arco de fuego, un látigo y un boomerang. Y las otras dos iban ataviadas de un modo muy similar, aunque no le eran tan familiares. Sin embargo enseguida cayó, ¡eran las Justicieras!  - Pero, si ustedes son…
- Somos las Justicieras,- respondió Kerria confirmando su impresión - y tú ya lo sabes Sarah, así que no te hagas la tonta que eso no te va. No dejaremos que perviertas a más almas inocentes ni que las condenes por tus ansias de sangre.
- Pero ¿qué dice? - Exclamó la alucinada muchacha  para oponer. - Me llamo Marian Carter, soy médico pediatra en un hospital para niños enfermos terminales de cáncer. Estaba de guardia  y... – Dudó durante unos instantes y agregó con voz trémula y sumamente desconcertada -  no sé que estoy haciendo aquí...
-¿Quién es esa chica?- Quiso saber Neherenia que tampoco comprendía nada.-
-¡Es la reina de los vampiros!, nada menos. - Proclamó Idina afirmando.- Pero creía que se había reformado.
-Pudo ser uno de sus trucos para huir.- Comentó Kathy.-
-¿La qué?- Exclamó Sandy observando a esa muchacha que temblaba entre atemorizada y anonadada por aquello.- Oíd chicas, yo no percibo en ella ningún aura maligna.

            Las demás se miraron extrañadas. La propia Neherenia comentó.

-A mí me sucede lo mismo, como guardiana de los misterios Lunares no me parece que nos esté mintiendo.


            Todas la miraron con incredulidad, hasta que Idina pareció reflexionar y tomó la palabra.

- Podría ser cierto.- Conjeturó mirando a las demás que reprobaron con la cabeza. – El caso es que me suena de haberla visto antes.
-¡Venga ya, no seas tan ingenua!- le reprochó Amatista. - ¿No ves que está mintiendo?..
- Esto lo acabo yo ahora mismo - terció Kerria blandiendo su espada para amenazar a aquella individua que parecía muerta de miedo. - ¡Voy a terminar contigo!
-¡No oiga! , les juro que no sé de qué me hablan.- Tartamudeo Marian retrocediendo hasta la pared haciendo espacio con las manos entre ella y su más que posible agresora tratando de  explicar. –Les repito que  estaba haciendo mi ronda, me senté a descansar. Supongo que me quedé dormida, al abrir los ojos estaba en una habitación de colores, entonces salí por esa puerta. - Señaló la puerta negra que había utilizado - y me encontré con ustedes. Es la verdad, ¡se lo juro!
- Quizás sea verdad. - Reconoció Katherine que también parecía dudar ahora al admitir. - A nosotras nos ha ocurrido lo mismo.
- Puede- asintió Kerria bajando lentamente su espada y dedicando una mirada cautelosa a esa chica añadió - pero quiero asegurarme. Kathy, tú llevas una cruz al cuello, déjamela.


            Katherine sonrió, enseguida adivinó la intención de su compañera.

- Déjame a mí- le pidió. -

 Kerria aceptó y su prima sostuvo la cruz delante de la sorprendida Marian.

- Pero ¿qué hace? - Dijo ésta sin entender absolutamente nada -.
- Quizás no tienes suficiente fe- conjeturó Amatista al ver que esa mujer no parecía resultar afectada. -
- Déjame probar- le pidió Idina -.Yo tengo otra cruz y siempre rezo antes de acostarme. Además, es Navidad y eso da más fuerza.- Explicó bastante segura de ello. -


            Sostuvo su cruz delante de Marian que sólo les dijo con un gran gotón de sudor...

-¿Está ustedes bien señoritas? ¿Quieren que les dé alguna pastilla para los nervios?
-¡El espejo!- exclamó Amatista - eso no puede fallar.- Dicho y hecho, sacó un pequeño espejito redondo metido en una polvera que llevaba en su traje -
-¿Llevas una polvera en el traje? - Se extrañó Sandy -
- Sí, claro- sonrió tontamente Amatista  al justificar. - Nunca se sabe si te pueden sacar fotos o hacer entrevistas, como dice mi madre hay que estar presentable en todo momento y mira por donde, ahora nos va a ser muy útil.


            Las demás suspiraron  sin poder creerlo, aunque en esta ocasión su amiga llevaba razón. Amatista entonces puso el espejo delante de la doctora que, por supuesto se reflejaba perfectamente.

-¿Alguna de ustedes me va a explicar qué significa esto? - Preguntó ya algo más molesta que intimidada.  -
- Pues no es ella - admitió Amatista bastante azorada - ¡Vaya corte!
- Es que es idéntica- añadió Kerria visiblemente avergonzada –
-Ya os dije que no sentía ninguna aura maligna a su alrededor.- Les recordó Sandy.-
-Sí, y yo os comenté que decía la verdad- Remachó Nehie.-
- Bueno, verá, usted perdone - se disculpó Idina colorada. - La confundimos con otra persona.
-¿Con quién? - Quiso saber Marian que ahora sentía evidente curiosidad. -
- Es difícil de creer- repuso Katherine que se atrevió a decir sintiéndose ridícula -...con una mujer vampiro.
           
            Las otras asintieron ante la atónita mirada de la doctora.

- Esto es una broma ¿No? - Se sonrió sarcásticamente Marian. - Ustedes deben ser amigas de los compañeros del hospital, pero aún no es día veintiocho. En el caso de que celebren en esa fecha el día de los Santos Inocentes como es costumbre en la comunidad hispana.


Las Justicieras se miraron entre ellas sin saber que replicar, hasta que Amatista se decidió a intervenir.

- Le aseguro que estamos tan sorprendidas como usted - le prometió a esa mujer, añadiendo.  -Cada una estábamos en nuestras casas, yo incluso dormía con mi hijo.
- Yo acababa de darle el pecho al mío y me fui a dormir también - corroboró Kerria. -
- Me acosté en el sofá mientras mi madre terminaba la cena - añadió Katherine. -
- Pues yo, me eché a dormir un rato, estaba muy cansada - intervino Idina. –
- Me sucedió lo mismo.- Acordó Sandy.-
-Sí y a mí igual- Remató Neherenia.-
- A todas nos ha sucedido el quedarnos dormidas y aparecer en este lugar. Pero, ¿por qué estamos aquí? - Preguntó Marian a nadie en particular. -
- Quizás esto sea un sueño mío- sonrió Idina. -
-¿Y por qué tuyo? - Le dijo Kathy  no sin divertido retintín, oponiendo  - podría ser mío.
-En el tuyo saldrían muchos chicos guapos y con poca ropa.- Se rio Amatista.- Así que no puede ser.
- O mío- añadió Kerria que anticipándose a su amiga y cuñada, agregó con humor.- Aquí solamente salimos mujeres y todas somos muy guapas, ¡ja, ja!
- Chicas, chicas, chicas. -Terció Amatista que les expuso a las demás con algo de condescendencia. - Os equivocáis, debe ser mi sueño .Veréis, mi hijo tenía una foto de todas nosotras vestidas de Justicieras.
-¿Y que pinta esta chica aquí entonces? - Inquirió Kerria señalando a Marian que miraba alternativamente a las cuatro sin comprender absolutamente nada. -
-Si… ¿Y nosotras?- Apostilló Sandy afirmando.- Yo no me hecho nunca una foto de grupo con las Justicieras. Y lo cierto es que no estaría de más.- Que también lo soy.- Se reivindicó con orgullo.-
-Y en cuanto a mí, desde luego tampoco tengo una con todas vosotras.- Completó la sailor.-


            Ninguna supo que decir, quedaron calladas. El silencio se rompió cuando se abrió una puerta blanca que inexplicablemente ninguna había visto antes.

- ¡Hola! - les saludó una animada voz infantil -¡que alegría! habéis venido todas a mi fiesta.


            Las cinco se giraron mirando a la pequeña niña que las había saludado .Era rubita, con el pelo muy corto y frágil, parecía una panocha deshilachada, dejando ver bastantes claros en su cabeza. Tenía los ojos verdes y quizás seis o siete años, no más. Al principio las Justicieras y Sailor Shadow se quedaron anonadadas sin poder replicar, clavando sus miradas en la niña. La única que respondió fue Marian, que exclamó atónita.

- Nancy, ¿pero qué haces tú aquí?
- Perdona Marian, pero no te avisé,- se excusó la pequeña acercándose a ellas para confesar. - Es que quería que las Justicieras, Sailor Shadow y tú, tomarais el té conmigo.

            Su interlocutora recordó que antes de dormirse la pequeña musitó algo parecido.

- ¡Entonces este es tu sueño! - Repuso la  asombrada doctora. -


            La niña asintió sonriente, indicó a las chicas que se sentaran en una pequeña mesa flanqueada por graciosas sillitas, cada una con formas de animales, allá un conejo, allá un reno, en otra un cerdito, y así.

- Vamos a merendar,- les indicó la pequeña, anunciando con jovialidad -. ¡Ya está el pastel!


            Todas miraron anonadadas, no se habían dado cuenta de que, sobre la mesa habían dispuestas ocho tacitas de té, con ocho platitos, una tetera, una jarra con leche y un gran pastel de chocolate con arándanos.

-¡Qué sillitas tan monas, yo tenía una parecida cuando era pequeña!- exclamó Idina con visible entusiasmo. –
-Sí, me acuerdo… en tu habitación junto a tu casa de muñecas.- Sonrió Nehie.-
-¡Esto es increíble! - Susurró Kathy pasando de aquellos comentarios de su prima y la soberana de la Luna Nueva. -
-¿Qué hacemos? - Preguntó Kerria visiblemente desconcertada. -
- Pues sentarnos a merendar- sonrió desenfadadamente Amatista. -¿Qué otra cosa podemos hacer?
-Si es que cabemos.- Se sonrió Sandy al ver el tamaño de esas sillitas.-
-¡Hala, que se enfría el té!- les instó la pequeña. -


            Las ocho tomaron acomodo, las siete adultas lo mejor que pudieron en esas sillas tan pequeñas. Nancy en cambio, estaba muy a gusto.

- Esto es mucho, creo que voy a engordar.- Se preocupó Amatista. –
-Bueno…no creo que esto me haga subir una talla más- Comentó Sandy.-
- No seáis aguafiestas, chicas. Por un día.- Intervino Kerria sin darle importancia. -
- Además. Si es un sueño, no te va a pasar nada,- rió Idina mirando el pastel muy ilusionada para sentenciar. -Yo me pienso aprovechar…
-Desde luego. Para una vez que no tengo al aposentador real dándole la lata con que vigile mi figura. - Convino Nehie.-
-¡Pues nada!,- exclamó Kathy empuñando un tenedor -. ¡Cómo es un sueño, olvidáos de las dietas y vamos a merendar!


            Las otras convinieron en eso, la verdad, lo estaban deseando. Se sirvieron pastel y un poco de leche, estaba todo  muy rico. La niña en tanto las miraba muy contenta con toda la boca llena de chocolate.

- “Mehafe ucha ilufion que esteif  faqui,- afirmó la cría mientras masticaba. - Efero que of gusfte el fastel”.
- No hables con la boca llena. No es de buena educación. - Le reprobó cariñosamente Idina mientras limpiaba a la cría con una servilleta de colorines. -
- Así que este sueño es cosa tuya, pequeña - sonrió Kerria que, con tono afectuoso, quiso saber  -¿Y quién eres tú?
- Me llamo Nancy- respondió la cría cuando terminó de tragar, añadiendo. - Y sois mis heroínas favoritas. Os quería dar las gracias por los regalos.
-¿Los regalos? - Se sorprendió Kathy. -
- Si, para mí, y el resto de los niños del hospital,- explicó la pequeña lamentándose entonces. - La pena es que las Justices no hayan podido venir, y eso que soñé también con ellas.
- Bueno- sonrió Amatista que tras cruzar unas aprobatorias y cómplices miradas con sus compañeras se quitó el antifaz y aseveró. - Como es un sueño te lo podemos decir, nosotras somos las Justices, además de las Justicieras. Yo me llamo Amatista.


            Las otras se quitaron también los antifaces y se presentaron. Marian estaba realmente sorprendida. Más cuando tras Sandy vio a la mismísima soberana de la Luna Nueva.

-¡Sois vosotras!- exclamó.- No lo puedo creer. Las Justices. ¡Como aquella vez en el hospital!
-¿En el hospital?- Repitió Amatista.-
-Sí, cuando vinisteis a animar a los niños enfermos. Y estuvisteis con la pobre Phoebe.-


            Ahora las chicas que formaban parte del grupo se acordaron bajando la mirada. Aquellos eran tristes recuerdos.

-Por eso me sonabas familiar.- Comentó Idina.- Tú eras una de las doctoras.- la reconoció.-
-Bueno, entonces era solamente una estudiante en prácticas.- Matizó Marian.-
-Perdónanos por haberte confundido.- Se disculpó Kerria.-
-Sí, no te reconocimos, no nos acordábamos de ti. Lo siento.- Añadió Katherine.-


            Aunque esas disculpas fueron rápidamente aceptadas. Lo que asombraba a su interlocutora era otra cosa y así lo manifestó.

-¡Pero, si las Justicieras actúan desde hace casi treinta años! – Objetó.- No podéis ser vosotras, ¡tendréis mi edad o incluso menos!
- Fueron nuestras madres - le desveló Katherine -.Ellas nos dieron el relevo.
- De esa forma nadie sospechó nunca de nosotras - añadió Amatista. –
-Sí, incluso dijimos que nuestro grupo se llamaba así en honor a esas luchadoras.- Aclaró Idina.-
¿Y tú, quiero decir, usted Majestad, es Sailor Shadow?- Le dijo la atónita doctora a Nehie que asintió sonriente.-
- Y yo soy la quinta justiciera.- Se presentó Sandy a  su vez. Afirmando divertida.- Aunque no soy tan famosa. No canto con ellas, ¡ja, ja!…
-Lamenté mucho lo de vuestro primo. Ese muchacho era realmente muy simpático. Declaró Marian.-


            Las otras jóvenes volvieron a entristecer su gesto. Fue Idina la que al fin, rehaciéndose con una leve sonrisa, aseveró.

-Él sigue con nosotras, llevamos su recuerdo en el corazón.


            El resto asintió conviniendo en ello, no obstante el pensar en Granate siempre les traía ese inicial sentimiento de tristeza que, poco a poco era sobrepasado por la ternura, el cariño e incluso en el caso de Neherenia, el amor que aún le tenían.

-Bueno, aclarado todo, vamos a ver.- Terció Kerria para cambiar de tema, dirigiéndose cariñosamente hacia la niña. - Ya nos has dado las gracias y muy bien,- sonrió mirando los graciosos dibujos de mariposas y conejitos de las tazas ahora vacías. - Pero tendremos que volver a nuestras casas y despertar para estar con nuestras familias.
- Un momentito por favor - les pidió encarecidamente la pequeña. - Me gustaría tanto estar un ratito con vosotras antes de irme con los angelitos…
-¿Los angelitos?- le inquirió Marian que agregó. - Sí que te ha dado por eso últimamente…
- Es lo mismo que dice mi hijo- sonrió Amatista. -
- Si, él me lo ha dicho- asintió la niña afirmando entusiasmada - ¡Tu hijo es muy alto y muy guapo!
- Mi hijo tiene dos años, los ha cumplido hoy.- Rió Amatista mesando los cabellos de la niña, divertida por aquella ocurrencia mientras rebatía - no puede ser él. Te habrás confundido pequeña.


            Quitó la mano sobresaltada y se la miró con horror, ¡había arrancado mechones de pelo de la niña sin darse cuenta!

- Es la quimioterapia avanzada.- Les explicó Marian  con un susurro y  expresión apenada - esta niña está muy enferma.


            Todas las chicas se miraron consternadas y muy sorprendidas. Ahora el terrible recuerdo de esa otra pobre niña, Phoebe, las invadía. Al menos a las que eran miembros de la Justices. Sandy y Neherenia por su parte se sentían también muy apenadas por esa cría. Pero Nancy sonrió con gesto alegre y repuso jovial y despreocupadamente.

- No pasa nada, este es mi sueño - y según lo dijo ante el asombro de todas, el pelo le brotó en forma de una media melena rubia que brillaba como el sol y la niña les contó. - El ángel me dijo que era mi sueño y que podía hacer lo que yo quisiera. Por eso puedo correr y andar y no me duele nada, aunque no tome medicinas. Él me contó que iba a llamar a un amigo suyo, que me haría entrar en el mundo de los sueños…
-¿Un amigo?- Le inquirió Sandy sin comprender.-
-Si. Un caballo blanco con alas muy bonito. Tenía un cuerno en la cabeza.


            Al oír aquello fue Neherenia la que, visiblemente sorprendida, intervino preguntando a la pequeña.

-¿Te dijo su nombre?...
-Si…- Repuso la cría, afirmando.- Creo que se llamaba Pegaso.
-¡Pegaso! – Repitió la asombrada soberana.-
-¿Le conoces? - Quiso saber Idina.-
-Desde luego.- Le contestó ella, afirmando.- Es el príncipe Helios, el novio de Chibiusa.
-No sabía que tuviera novio.- Comentó una sorprendida Amatista.-
-Bueno, no se ven demasiado.- Les explicó la soberana que, entonces, dedicando nuevamente su atención a la pequeña, le preguntó.- ¿Nos puedes contar qué te dijo?


            La cría asintió. Entonces les explicó que ella, al dormirse había visto a ese chico tan alto y tan guapo que le dijo.

-Nancy, tendrás que venir conmigo. Pero no te preocupes. Iremos a un lugar muy bonito.
-¿A dónde?- Quiso saber la niña.-
-Verás, a un sitio donde todos tus deseos se harán realidad. El Mundo de los sueños.
-¿Me vas a llevar a ese mundo?- Sonrió la esperanzada pequeña.-
-Yo no puedo llevarte allí ahora. Pero tengo un buen amigo que sí lo hará. Sobre su grupa llegarás enseguida.- Le sonrió aquella presencia de forma cálida y encantadora.-


            No había concluido casi de hablar cuando un imponente caballo blanco, de largas crines y dos majestuosas alas emplumadas surgió de ninguna parte. Llevaba un cuerno dorado sobre la frente y sus ojos eran grandes y de un color oro muy hermoso. Hablaba con un tono dulce y suave de voz.

-Ven conmigo pequeña. Sube  a mi espalda y te llevaré al lugar donde habitan tus más hermosos sueños.


La niña asintió encantada, tras ser llevada por el Pegaso aterrizó en un bello jardín lleno de flores. Cerca se levantaba una casita blanca, ella desmontó y pudo corretear por allí llena de alegría, exclamando.

-¡Qué bien, no me duele nada!- ¡Me has curado!

            Aunque el equino repuso con un tinte de tristeza…

-¡Ojalá pudiera pequeña! Pero eso va más allá de mi poder. Sin embargo busca a Sailor Shadow, quizás ella sea capaz de ayudarte.
-¿Y vendrá si la llamo?- Quiso saber la cría.-
-Vendrá…-Le aseguró su interlocutor.-
-¿Y las justicieras y mi doctora Marian también?...
-Por el poder de Elisión que me ha sido otorgado y el del ángel, haremos que todas ellas puedan compartir tu sueño. Pero no por mucho tiempo. Aprovéchalo bien…-Le aconsejó aquel corcel que se despidió remontando el vuelo, tras indicarle a la niña.- Ahora cruza la puerta blanca de la casita y allí las verás…


Y desapareció en el aire. La pequeña hizo lo que Pegaso le había indicado. Abrió la puerta y se llevó una gran alegría al ver que todas esas mujeres estaban efectivamente allí.

-Eso me dijo él. Que en mi sueño todo lo que quisiera se haría realidad. Pero al despertar volvería a estar como antes. Y creo que no tengo mucho tiempo.- Les insistió con voz quejumbrosa y unos ojillos suplicantes que enternecieron a las chicas - por favor.
-¿Qué quieres que hagamos, cielo?- Le preguntó Kathy muy afectada por esa situación. -
- Si, pídenos algo y lo haremos - acordó Idina también conmovida, ya que adoraba a los críos y no soportaba verles sufrir, sobre todo de una forma tan terrible. -¡Lo que sea!


            Lo mismo les sucedía a Neherenia y a Sandy que eran incapaces de hablar. Amatista y Kerria también asintieron llevadas por la compasión, incluso conteniendo las lágrimas a duras penas, ellas tenían hijos y no podían ni pensar en que alguno de ellos sufriera un horror semejante. El trágico recuerdo de como la pobre Phoebe murió delante de sus ojos era más de lo que podrían soportar. Y menos tener que revivirlo de nuevo. Así que convinieron de inmediato en complacer a su anfitriona.

-¡Vamos a ver a mis amigos! ,- indicó la pequeña saltando de la silla entusiasmada. -


            Todas las demás la siguieron, la cría entró fácilmente por una minúscula puerta de colores. Las adultas no pudieron decir lo mismo y tuvieron que agacharse bastante para lograrlo. Desembocaron en una salita llena de bancos e instrumentos de música. Había un grupo de niños de la misma edad de Nancy, todos con túnicas blancas, al ver a alguno de ellos, Marian no pudo evitar exclamar entre asombrada y visiblemente emocionada.

-¡Pero, esos niños!,- señaló a un niño negrito de pelo rizado y gran sonrisa y musitó. -  ¡Ese murió el mes pasado, era compañero de Nancy!
- Quería ver a las Justicieras, también le gustaban mucho - explicó la pequeña de modo totalmente natural. -
- Hola - saludó el chico - me llamo Samuel.


            Los otros niños también saludaron. Y tanto Amatista, como Kerria, Idina y Katherine e quedaron heladas cuando, una niña de apenas doce años, llevando una túnica inmaculada y meciendo su largo cabello castaño en una imperceptible brisa las saludó.

-Hola. Muchas gracias por venir, otra vez…
-¿Quién eres?- Inquirió Sandy.-
-Phoebe.- Sonrió la niña dirigiéndose más hacia las Justices.-


            Las cuatro componentes de aquel grupo se estremecieron de emoción y no tardaron en llorar realmente atónitas e impactadas. Más cuando esa cría les dijo con dulzura en su voz.

-Fuisteis muy buenas conmigo, estuvisteis para despedirme. Yo también fui a saludar a vuestro primo, cuando él llegó.
-¿Viste a Granate?- Balbuceó Idina que no podía parar de llorar.-
-Él es feliz ahora.- Le aseguró la cría añadiendo.- No ha podido venir, pero me dio un recado. Os quiere muchísimo a todas. Y a sus padres y a su hermano. Y a ti también.- Añadió señalando a una también llorosa Neherenia.- No sufras más por él.
-Gracias- Suspiró la soberana que se puso de rodillas para abrazarse a esa pequeña.-
-Tu madre también está con nosotros.- Afirmó Phoebe dirigiéndose a una también impactada Sandy.- Y te quiere mucho. A ti y a tu padre.


            Ahora le tocó el turno a la morena científica de abrazar a esa cría y darle las gracias además de unos cuantos besos. Todas las otras la imitaron, una por una. Al fin, cuando los ánimos se calmaron un poco Nancy les contó.

- En el hospital tenemos un coro y a los niños que ya se fueron también les gustaría cantar con vosotras alguna canción.
- Eso está hecho - aseguró una aun emocionada Kerria todavía sin poder creer lo que estaba sucediendo, lo mismo que sus compañeras. -


            Las otras chicas convinieron de inmediato en ello y se pusieron con los niños. Alguien tocaba los instrumentos pero no veían a nadie, no importaba, cantaron con los pequeños algunas de las canciones de sus discos. El coro de los niños sonaba de maravilla. Era, nunca mejor dicho, angelical. Al terminar, esos chicos se reunieron, sonreían y miraban a las chicas con una expresión de gran felicidad.

- Muchas gracias Nancy, gracias por traérnoslas hasta aquí - dijo Samuel con evidente alegría. -
- Te lo prometí- respondió la niña que no obstante, agregó con una leve dosis de tristeza. - Pero no pude cumplirlo antes de que te fueras.
- No importa los has hecho y eso es lo que cuenta - le sonrió alentadoramente su compañero que añadió. - Ahora debemos volver.
-Sí, nos reclaman. Ya hemos estado mucho tiempo más del permitido. Pero nos han dejado por ser Navidad.- Añadió Phoebe despidiéndose.- Adiós y gracias…

           
Y tras decir eso aquellos niños desplegaron unas alas que relucían como la plata y se elevaron en el aire dejando a las chicas boquiabiertas.

- Te esperamos Nancy.- Se despidió Samuel  que desapareció con los demás por una abertura del techo que conducía al cielo. -
- Bueno, supongo - musitó la niña no sin resignado pesar  - que mi sueño está llegando al final. Dentro de poco tendré que irme con ellos.
- No te preocupes- le pidió Idina  tratando de mostrarse tranquilizadora. - No dejaremos que te ocurra nada malo.
- Pero si no es malo- sonrió ahora la pequeña para aseverar - ¡Es algo maravilloso! Solo me da pena no tener más tiempo para veros de verdad.
-¿Qué podríamos hacer entonces para ayudarla a curarse? - Inquirió Kathy a la doctora con la voz teñida por la emoción. -
- Me temo que no se puede hacer nada - contestó Marian cabizbaja para agregar consternada.  -Esta niña está condenada desde el mismo instante en que nació.
-¡Dejadme a mí! - Les pidió Sandy  que concentró sus poderes curativos y trató de emitirlos sobre la niña.-

            Pero para su sorpresa y la del resto, no pudo emitir nada. Era como si hubiera perdido sus dones.

-No lo comprendo.- Pudo decir entre atónita y frustrada.- ¿Por qué no soy capaz de emitir energía?


            Decidió jugárselo en todo por el todo, aunque tuviera que adoptar su forma demoniaca se esforzó al límite de sus capacidades, pero ni su aura ni su aspecto se alteraron. ¡Era como si de pronto fuese una humana normal!

- Ya sé lo que sucede.- Le comentó Neherenia cuando su compañera al fin se rindió.- En el mundo de los sueños de la pequeña Nancy, tú eres una chica normal. Bueno y una justiciera.
-Claro, ella no lo sabe.- Susurró Amatista al oído de su amiga.-
-Por una vez desearía que mi secreto fuera conocido por alguien. - Se lamentó Sandy con amargura.-
-Lo intentaré yo. Ella sí que sabe quién es sailor Shadow, ¿verdad cariño?- Le inquirió Nehie a la niña que asintió.-


            La sailor sacó su cetro y exclamó concentrando el aura del mismo sobre la cría…

-¡Moon Healing Escalation, full power!


            Aunque pese a liberar una tremenda cantidad de poder éste no pareció hacer ningún efecto. Así, tras un rato de bañar a la pequeña en esa suave luz plateada, escucharon una voz familiar.

-Es inútil Sailor Shadow…
-¡Pegaso! – Exclamó al cría llena de alegría.-


            Aunque el equino se dirigió a las mujeres, en especial a  la guardiana de la cara oculta de la Luna con tono consternado para negar con su cabeza.

-Eso tampoco resultará. Esta niña no tiene maldad en su corazón. Tu cetro poco puede hacer por ella. La aliviará, pero no la curará… Ahora el tiempo se está terminando…
-Espera. ¿No podrías darnos un poco más?- Le pidió Kathy que para asombro propio tampoco tenía ningún efecto secundario, y eso que hacía bastante que no se medicaba.-
-Tú también lo notas.- Le comentó Pegaso a la joven que asintió, en tanto el equino hacía extensivo a todas ellas.- Vosotras percibís que las cosas en este mundo onírico son distintas. Y también estáis empezando a notar que, poco a poco, van retornando a la normalidad…dentro de unos instantes despertaréis.
- Un momento.- Terció Amatista dirigiéndose a la doctora.- Aunque no podamos hacer nada aquí, en el mundo real sí que hay tecnología avanzadísima y muy buenos especialistas. Haremos un concierto si es necesario para recaudar fondos si es que es demasiado caro.


            Las demás asintieron, por completo dispuestas a ello, pero Marian negó consternada a la par que les desvelaba.

- Veréis, Nancy, nació en los territorios de Rusia. Sus padres también eran de allí, de una zona cercana al gran escape del ochenta y seis.
-¿Del ochenta y seis? ¿Qué significa eso?...- Inquirió Idina sin comprender. -
- Yo escuché algo una vez, en clase de bilogía molecular,- comentó Sandy que les contó. - En mil novecientos ochenta y seis, un reactor nuclear muy antiguo estalló. Provocó mucha contaminación  radioactiva y fue sellado con hormigón armado.
- Pero, ¡por el amor de Dios!,- intervino Kerria - Nos estás hablando de hace casi cuarenta años. Esta cría no debe tener más de siete. Posiblemente, ni siquiera habrían nacido sus padres.
- Por desgracia la vida media de los isótopos radioactivos es muy alta – explicó Sandy  con pesar. -Algunos siguen siendo peligrosos e incluso mortales después de siglos. Para ellos cuarenta años no son nada. Lo sé porque he tenido que estudiar también radiología y radio bioquímica.
- Los padres de Nancy - continuó Marian que asintió ante esas explicaciones- se fueron a vivir allí cerca. Eran emigrantes que buscaban una vida mejor dentro del país, y había incentivos económicos para quienes se instalasen allí. Las autoridades daban por seguras zonas que, de hecho, estaban expuestas a altos grados de contaminaciones en el aire, el suelo y el agua. Como consecuencia de ello, la niña nació con malformaciones y defectos graves en su cuerpo que acortan su vida de una forma drástica.
-¡Qué horror!,- balbuceó Idina llevándose las manos a la boca,  casi a punto de llorar. -
- Como puede haber gobernantes capaces de eso, serán...- musitó la indignada Katherine deseando soltar alguna palabrota, pero sin conseguir encontrar ningún insulto en su memoria. -
- Estás en mi sueño - le recordó la niña que añadió, hasta diríase que divertida - y yo no puedo decir palabrotas, ni nadie que esté aquí conmigo.


            Neherenia miraba al suelo con profundo pesar. ¿De qué eran capaces algunos mandatarios de la Tierra? ¡Aquello era terrible! En cuanto fuera capaz trataría de hacer algo por esa cría y por otras personas en situación similar. Quizás en la Luna tuvieran tecnología más avanzada que pudiese ayudar. Las chicas se miraron atónitas pero siguieron escuchando a Marian que continuaba contando la historia.

- Sus padres murieron hace años por esas mismas causas, antes consiguieron emigrar a los EE.UU e ingresarla en nuestro hospital, pero ella, que nació ya afectada, tiene aún menos esperanza de vida. La pobre está débil casi todo el día, ellos creyeron que podríamos ayudarla pero sólo podemos quitarle los dolores y hacer que el poco tiempo que le quede lo pase lo mejor posible. ¡Pobrecita! recuerdo que su madre me contó que le puso por nombre Nancy porque la primera muñeca que tuvo ella de pequeña se llamaba así...
-¿Y no se puede hacer nada? - Insistió Katherine que le comentó a moda de sugerencia. - Podría soñar con mi hermano, tiene facultades para curar.
-No lo creo. - Rebatió Sandy alegando con pesar.- A Mazoui posiblemente le pasaría igual que a mí. Y además, siendo un mal de origen radiactivo tampoco creo que pudiéramos hacer nada ni tan siquiera juntando nuestros poderes.
- Si, puede que aquí no podamos ayudarla. Pero, como ya os he dicho, en Bios estamos muy avanzados en todos estos temas - añadió Amatista. - Podemos venir a buscarla y llevárnosla allí.
- Pero ya no tengo tiempo,- intervino la pequeña señalando hacia un rincón donde Pegaso estaba detenido y con las alas plegadas. –
- Nancy debes retornar. Pero no seré yo quién te lleve. Lo siento…- Declaró el equino que entonces desplegó sus alas y levantó el vuelo, perdiéndose en el horizonte.-
- Si, - convino la cría tras verle desaparecer, afirmando en tanto señalaba.- Aquí está el angelito…
-¿Cual angelito? - Inquirió Amatista que algo había oído a su hijo sobre ese ser en particular. -
- Ese - señaló nuevamente la pequeña y esta vez, para su asombro y el de las demás, pudieron verle, pero no tenía nada de angelito. -


            En pie, a unos pocos metros de ellas, se alzaba un gigante con una túnica negra como la noche, su rostro era marmóreo en sus rasgos pero translucía una fuerza increíble. Amatista se quedó pálida, lo reconoció de inmediato, ¡era Azrael, el Ángel de la Muerte que ella ya había visto en otra ocasión! .Las demás tampoco podían reaccionar. Estaban paralizadas de temor reverencial.

-¿Quién eres? - Pudo decir Kerria atónita, casi entre balbuceos, para tratar de recordar. - Me resultas familiar.


            Ninguna podía mirarle directamente al rostro, sólo la niña era capaz de hacerlo y sonreía .El ángel no decía nada, Katherine por su parte quería reaccionar y lo hizo sobreponiéndose al miedo y blandiendo el látigo.

- No te dejaré que hagas daño a la niña.- Amenazó pero sin demasiada convicción. -


            El ángel giró la cabeza hacia ella y Kathy tuvo que apartarse, su mirada era insostenible. Por fin se dirigió a ellas con un tono de voz increíblemente suave y afectuosa para su feroz aspecto.

- Vosotras no deberíais poder verme ahora, puesto que no ha llegado vuestro momento. Aunque algunas ya me conocéis porque habéis accedido a dimensiones vedadas a la mayoría de los humanos...
-¿Qué es lo que eres tú? - Tartamudeó Marian todavía sobrecogida por aquella aparición. -
- Soy Azraél, el Ángel de la Muerte, encargado de transportar a las almas directamente hacia la Eternidad cuando son puras.- Explicó éste sentenciando. - Y debo llevarme a esta pequeña conmigo.
-¡Eso es muy injusto y muy cruel! - se opuso Idina indignada- ¡Esta pobre niña aún no ha comenzado a vivir y tú quieres llevártela!
- Eso es verdad - la apoyó Katherine- ¡Déjala que viva!
-Te lo suplicamos.- Le imploró Nehie que incluso se puso de rodillas.- ¡Por favor!
- Lo que pedís  no está en mi mano- repuso el ángel - es la voluntad del Creador...
- Dice la verdad. - Suspiró Sandy que temblaba también al recordarle.-


Fue aquel ángel quién habló con ella y con Mazoui cuando ambos trascendieron al plano astral en busca de un remedio para la enfermedad que a punto estuvo de acabar con Leval.

-No podemos hacer nada.- Convino una también abatida Amatista.- Nadie podría.
           

Y junto a Azraél, aparecieron dos figuras más, un hombre y una mujer. El hombre era también muy alto y su pelo blanco y largo ondeaba movido por una brisa imperceptible.

- ¡Tú! - señaló Amatista que pareció reconocerle quedándose atónita al decir - ¡yo te he visto antes de ahora!
- Si,- convino éste con una voz también muy suave. - Ya nos hemos visto.
- Tú me salvaste una vez- recordó Amatista que imploró. - Por favor, te suplico que ahora salves a esta niña.
-¡Ojalá pudiera!- replicó el hombre mirando con simpatía  a la pequeña que le devolvió la mirada sin dejar de sonreír - pero no está en mi poder hacerlo. Mi hermano Azrael tiene razón, la pequeña debe venirse con nosotros, su tiempo en este mundo ha terminado. Pero no sufráis por ella. Ahora será eternamente feliz, su alma se librará del dolor, del sufrimiento y de las ataduras de su cuerpo.
- Eso es verdad,- convino la mujer que estaba junto a ellos, era notablemente alta aunque estaba empequeñecida por los dos ángeles, vestía una túnica también blanca y su pelo era largo y moreno, cuando las chicas la observaron quedaron mudas de asombro. -
-¡Tú,...eres tú!- señaló Idina -¡No puedo creerlo, eres Sarah! Esta vez no me equivoco, estoy segura.
- Si lo soy- sonrió ella. - Me alegro de volver a veros y esta vez de verdad.
- Pero, ¿cómo es posible? - Inquirió Kerria que estaba boquiabierta, al igual que el resto. -


Sarah volvió a sonreír de un modo resplandeciente y contestó.

- Yo fui un ser inicuo. Estaba muerta, muerta en vida. Llevaba dos mil años condenando mi alma y las de otros. Pero gracias a ti- entonces señaló a Idina para proseguir - me di  cuenta, o más bien, admití, que esa eternidad era mi peor enemiga, mi más horrible maldición y lo afronté. Fue muy duro, pasé al Infierno y de allí al Purgatorio. Después tuve que conocer el sufrimiento que les causé a mis víctimas. Pero entonces fue cuando mi alma se limpió pagando por sus culpas, gracias también a las oraciones que rezaste por mi Idina, y a Él.
-¿A quién? - Preguntó Amatista -.
- Al hijo del Creador. Mi espíritu viajó en el tiempo, ¿recuerdas Idina cuando me preguntaste si le conocí? Realmente sí. Lo que ocurrió es que por entonces yo era un ser maligno y escapaba de la pureza y de la luz, y él era la encarnación de aquello. Más al volver como un espíritu pude contemplarle. Le vi en aquel huerto donde esperaba listo a ser sacrificado, vi su dolor, su angustia y aun así, en sus horas más amargas, llevaba el perdón y la paz en sus ojos. ¡Nunca olvidaré aquella mirada! Clavó la vista en mí y supe que me había perdonado. Con su sangre y su dolor purificó mi alma. Escuché su voz dulce decirme. ”Has pecado y no ignoro que de forma muy grave contra Dios y los hombres, pero no temas ni sufras más .Yo estoy aquí para llevar sobre mí esos y otros muchos pecados de la humanidad, ve en paz y no peques más” Y yo lo hice, viendo como un ángel bajó del cielo para confortarle en aquella hora de tinieblas en la que, sin embargo, yo pude conocer la luz.
- Me alegro mucho - sonrió Idina realmente emocionada. -
- No es posible, es igual que yo - musitó Marian dirigiéndose a las Justicieras. - Ahora entiendo por qué me confundisteis.
- Tú eres una remota descendiente mía. En realidad mi reencarnación -. Le desveló Sarah - gracias al Creador que puso sobre la Tierra a alguien de mi linaje, para que hiciera el bien. Tú tratas de salvar vidas o al menos de hacerles el tránsito más llevadero y eso es muy hermoso. Sigue con esa tarea, pues a mí me dieron la posibilidad de reencarnarme en ti y de habitar en tu corazón.
- Pero yo no sabía nada - objetó Marian. -
- No puede ser- rebatió Kathy que pudo echar mano de la lógica incluso en esos momentos y argumentar. - Esta chica tiene nuestra edad, y nosotras fuimos las que acabamos contigo ¿Cómo ibas a poder reencarnarte en alguien que ya había nacido?
- El poder del Creador es ilimitado- respondió Sarah explicándoles - Como ya os he dicho me hizo retroceder en el tiempo mientras me purgaba, desde que me convertí en vampiro. Durante esos dos mil años de prisión paralela asistí a todas mis maldades. Luego me dio la oportunidad de volver a nacer. Entre tanto, era mi cuerpo con esa parte malvada de mi alma el que cometía aquellas atrocidades.
- Es algo que escapa a nuestra comprensión - reconoció Amatista atónita. -
- Pero ahora, no temas nada, Marian - le tranquilizó Sarah. -Tú eres bondadosa y amas a tus semejantes, continúa con tu vida en la Tierra que yo cuidaré de Nancy en el Cielo.


            Y como si quisiera refrendar aquellas palabras, la niña se acercó hasta Sarah tomándola de una mano, el pelo de la que fuera reina de los vampiros ondeó ahora con un color inmaculado.

- Azraél- le pidió Sarah con voz muy respetuosa - ¿Me dejarás llevarla a mi lado para hacerle más grato el tránsito a la Eternidad?


            El ángel asintió casi imperceptiblemente, con un gesto de sus manos se abrió un agujero en una de las paredes al fondo. De éste, en la lejanía, brillaba una blanca y tenue luz.

- Me tengo que ir- susurró la pequeña. - Adiós y muchas gracias a todas...


            Marian corrió para abrazarse a ella, puesta de rodillas para estar a su altura.

- ¡Adiós mi niña, que seas muy feliz! - le deseó sollozando sin poder contener las lágrimas. -
- No llores mujer- le dijo el ángel que acompañaba a Azrael con una voz cálida y llena de afecto. -Alégrate porque un día no muy lejano la volverás a ver. Vuestras escalas de tiempo no se corresponden con las nuestras .Y lo que para ti puede ser una eternidad, para nosotros sólo es un instante, o al revés.


            Azrael se giró envolviendo con su capa a la pequeña y a Sarah, ambas desplegaron unas largas alas de plata para asombro de las chicas, todas tenían lágrimas en los ojos y poco a poco las vieron atravesar el agujero y se perdieron rumbo hacia aquella luz. Sólo quedó el ángel que les dijo con mucha simpatía.

- Y vosotras regresad a vuestro mundo, hay muchas cosas que aun os restan por hacer.
- Si pudiéramos haberla conocido antes.- Deseó Amatista sin poder evitar llorar. -
- Mirad- les indicó el ángel señalando hacia una ventana de la casa. -


            Las chicas se asomaron descubriendo la habitación de un hospital, un largo pasillo donde se alineaban camas donde estaban acostados varios niños, algunos de ellos tenían ángeles en la cabecera de su cama aliviando sus padecimientos, acercándoles al mundo  onírico donde Pegaso les sobrevolaba y permitía después que subiesen a su grupa para llevarles hacia sus más bellos sueños. Casi al lado de la ventana, en una de las camas Nancy dormía, o al menos parecía dormir.

- Pobrecitos niños.- Suspiró Kerria emocionada, sin poder reprimir sus lágrimas. -


            También pudieron ver a la doctora, dormida en un sillón. Las chicas miraron atentamente como la Marian que estaba con ellos se desvanecía progresivamente haciéndose más y más translúcida.

- Creo que debo irme- sonrió. -Me temo que estoy a punto de despertar…
- Nos gustaría mucho ir a verte - le dijo Kathy preguntándole sin perder ni un instante... ¿En qué hospital estás?
- El Infantil de Nueva York - contestó al tiempo que desaparecía. -


            Las chicas asistieron al despertar de Marian en esa visión. Parecía aturdida, lo primero que hizo fue levantarse dirigiéndose a la cama de Nancy. Pero ya no pudieron ver más, ellas mismas comenzaban a desvanecerse.

-¡Ojalá pudiéramos vernos muy pronto!- deseó Amatista. –
-Lo haremos, al menos nosotras dos. - Declaró Sandy.-
- Si, es una lástima que sólo haya sido en sueños - convino Kathy. -
- Os llamaré tan pronto me despierte- les dijo Idina. –
- Hazlo por favor.- Le pidió Neherenia.-
- Hasta entonces, cuidáos.- Añadió Kerria. -


            Las seis desaparecieron, cada una abrió los ojos llenos de lágrimas. Amatista se despertó abrazada a su hijo, en su habitación.

-¡Gracias a Dios, menos mal!- suspiró mirando dormir aun al pequeño Asthel y entonces recordó. - ¡Las chicas, debo llamarlas! - se levantó saliendo con cuidado al salón, Leval la recibió con una sonrisa. -
-¿Ya te has despertado? ¡Qué pronto! tus padres están a punto de llegar, me han llamado desde el astropuerto. Iba a ir a recogerles, si te quieres venir.
- Claro- sonrió Amatista. - Espera que prepare a Asthel.


            Entró por el niño que se había despertado en ese momento, le vistió pensando en que llamaría un rato después y los tres salieron rumbo al astropuerto. Llegaron rápidamente y allí, vieron a Diamante y Esmeralda, pero no estaban solos.

-¡Feliz Navidad!- gritaron todos a coro. - Y feliz cumpleaños para Asthel.
- ¡Buelos! - saludó el niño agitando una mano muy contento. -


            Amatista recibió con un abrazo a sus padres pero en cuanto vio allí a Roy, Beruche, Samantha y Kerria con el pequeño Brian se quedó de piedra.

- Pero, ¿sois vosotros? ¿Cómo es posible?
- Teníamos una reserva hecha - sonrió Roy que preguntó extrañado y divertido a la vez. - ¿Que os pasa a ti y a Kerria? Se diría que no sabéis el día en que vivís.
- A ella le ha pasado lo mismo - rio Samantha que contó. - Se durmió tan cansada cuando abordamos el cohete que se ha despertado casi al final del viaje.
-¿A ti también te ha pasado? - Le inquirió Amatista que miró fija y cómplicemente a Kerria, ésta asintió para contestar.  -
- No sé que ocurrió, me acosté en mi habitación y me desperté en el cohete rumbo a Bios.
-¡Qué manía te ha entrado, hija! - Le dijo Beruche de forma condescendiente  para insistir, como el resto de su familia. - Te dormiste cuando nos embarcamos, debes de haber estado soñando.
-¿Y que pasa con Idina y Katherine y las otras? - Preguntó Kerria dejando a un lado aquella controversia - ¿sabes algo Amatista?..
- No, no sé nada. Recuerda que Idina quedó en llamarnos, vámonos a casa, a ver si no estamos mal de la cabeza tú y yo.


            Los demás les observaban atónitos, Diamante dijo en tono de chanza.

-¡Bueno chicas! , luego nos explicaréis que es lo que ocurre ¡O esto es una broma o los demás no nos enteramos de nada! – Hubo algunas risas por parte de los demás y el padre de Amatista agregó para dar carpetazo al tema -. Anda, tenemos que irnos ya, hemos quedado para cenar...


            Idina por su parte despertó y se fue a lavarse la cara, el cuarto de baño estaba ocupado, tendría que ir al otro ¡Un momento!, ¿cómo que ocupado?, ¿quién podría estar ahí? ¡Si ella vivía sola en su apartamento! Esperó un momento  con prevención y cuando se abrió la puerta allí estaba su hermano Lance.

-¡Qué alegría! ¿Cómo es posible que estés aquí? - Saltó hacia él para abrazarle una vez repuesta de la sorpresa -.
- Vine en cohete - se sorprendió él que añadió con gesto de incredulidad - Si ya me viste ayer, ¿se puede saber que te ha ocurrido, has estado soñando o qué?
- Puede ser que sí- respondió la chica de forma enigmática y plantando un beso en el carrillo a su hermano que la miraba atónito. – Debe de haber sido un hermoso sueño.


            Llamaron a la puerta, Idina se fue a abrir. No cabía en sí de alegría cuando escuchó la voz de su padre, abrió enseguida y además de Tom, estaban su madre, Alan y Naya.

-¡No puede ser!- exclamó Idina alborozada- ¡Qué sorpresa!,- se abrazó a su padre mientras el resto de la familia la observaba incrédulos. -
- Pero hija, si llegamos ayer- le dijo Cooan atónita. -
- Claro hermanita, tanto trabajar te afecta la cocorota ¡Cada año estás más chiflada! - Rio Alan dándole un ligero capón y abrazado a su mujer que se encontraba junto a él mirando a Idina divertida mientras él añadía. - ¿No recuerdas que como no pudiste reservar plaza y tenías trabajo para hoy decidimos venirnos nosotros?

            Idina negó con la cabeza pero no importaba, estaba demasiado contenta como para hacer preguntas.

-¿Sabéis algo de Nehie?- Les preguntó esperanzada, quizás ella estuviera también allí.-
-No, lo siento cariño.- Repuso su padre.-
- Tengo que llamar a las chicas a Amatista y a Kathy y Kerria a la Tierra.- Dijo por única respuesta y enseguida marcó el número de Katherine para dejar un mensaje que a buen seguro tardaría unas horas en llegar -...
- Hija, Kathy está también aquí, si vinimos juntos en el cohete - le recordó Tom - ya te lo dije ayer. Y creo que Kerria venía a Bios con sus padres, Samantha y Brian.
- Iban a casa de Leval y Amatista y Katherine está en un hotel con sus padres - le explicó Naya sonriendo y dándole una tarjeta. -Toma, éste es el número.


            Idina marcó de inmediato, tras escuchar algunos tonos de llamada alguien descolgó…

            Kathy se despertó al sentir el teléfono, seguramente sería Mazoui, aún estaba desorientada pero descolgó rápidamente el auricular y conectó la pantalla viendo a Idina.

-¡No te lo vas a creer Kathy! - le dijo ésta con atropellado entusiasmo – pero veras,  he tenido un sueño que. -
- Me lo creo- sonrió ésta, respondiendo con rapidez - yo he tenido el mismo, seguro…
- Pero es que me he despertado en mi casa con mi familia. Me han dicho que vinieron ayer y yo no recuerdo cuando.
- Bueno, pues yo me acabo de despertar, voy a ver si vienen mi hermano y Satory. – Informó para preguntar de modo cordial -¿Qué tal por Bios?
-¿Cómo que, qué tal? - Rio Idina para desvelarle no sin regocijo - si tú estás también aquí.
-¿Pero que dices?- le preguntó Kathy incrédula oponiendo - yo estoy en el sofá de...


Entonces cayó en la cuenta de que estaba hablando en directo con su prima, ¡evidentemente no era ningún mensaje grabado! , quizás ella habría ido a la Tierra y estaba en casa de sus padres. Sin embargo al mirar y ahora que se fijaba, no reconocía el lugar. En ese momento entraron su madre y su hermano Mazoui. Kathy no podía creerlo, ¿cuando habían llegado y dónde estaban?...

- Luego te llamo Idina - le dijo colgando en vídeo fono para dirigirse a Karaberasu e indagar. -  Mamá, ¿dónde estamos?..
- En Bios, hija- sonrió ésta puntualizando sorprendida por esa cuestión - llegamos ayer…
-¿Y tú Mazoui que haces aquí?
- ¡Parece mentira que estés tan dormida! - se rio éste que enseguida contestó. - Vine contigo. Satory y las niñas también. Están fuera esperándote para salir a dar un paseo, hemos quedado ya con los demás.
-¿Quienes?- inquirió Kathy que se sentía desorientadísima. -
-¿Me estás tomando el pelo o qué? - Rio Mazoui de nuevo para declarar con tono de obviedad. -Con los padres de Amatista y Leval, con Kerria, con Samantha y con Tom y su familia.
- No es posible- objetó Kathy. - Pero si mamá estaba preparando la cena. Yo la ayudaba y me acosté un poco en el sofá hasta que tú y Satory llegarais con las crías.
- Habrás estado soñando, hija - se rio Karaberasu también añadiendo con la intención de corroborar sus palabras y de hacer una broma. - Lo mismo tienes fiebre. ¿Quieres que le diga a tu padre que entre a verte?
-¿No estaba de guardia?- inquirió Kathy que quiso recordar - hasta las seis…
-¡Qué va!,- negó su madre. - Mathew - le llamó y éste entró junto con Satory, Ian Masters y las niñas mientras Karaberasu reía afirmando con su clásico sentido del humor. - Creo que tu hija se ha despertado aún dormida o que es víctima de una enfermedad llamada amnesia despistada.


            En tanto Mathew sonreía su mujer le puso en antecedentes de la charla que acababan de mantener. Por su parte, Mazoui miró a su hermana y sonriendo  le dijo en voz baja. Esta vez con más seriedad.

- Has soñado algo fuera de lo normal. ¿Verdad Kathy?
- Si - admitió ésta. -
- Tengo la impresión de que no ha sido un sueño corriente, ¿por qué no me lo cuentas cuando estemos todos reunidos para la cena? – Le propuso él. -

            Su hermana asintió agradecida a Mazoui por querer aclararle algo de todo aquel misterio .Cuando estuvo lista, el grupo al completo se marchó al lugar de la cita.


            Todas las familias convergieron en un restaurante donde habían reservado bastantes mesas a decir verdad todo el salón entero era sólo para ellos. Nada más verse, las cuatro chicas intercambiaron sus vivencias y se las comentaron a Mazoui  que hizo partícipe a Tom y a Sandy. Ésta última, que llegó junto con su padre Robert, su esposo Coraíon y los padres de él,  Petz y Zafiro. Y para sorpresa de todos, desveló.

- Es algo realmente asombroso. Me sucedió lo mismo. Cuando llegaron del astropuerto me encontraron dormida. – Declaró Sandy.-
-Si cariño. Y no te enterabas de nada. – Nos hablaste de esa cena que tuvimos el mes pasado.-
-Hemos tenido que insistirte varias veces en que habíamos reservado en el restaurante para celebrarlo todos juntos.- Añadió su padre.-


La muchacha asintió, pensando durante un breve instante afirmó con tono alentador.

-Eso solo puede querer decir una cosa. Creo que Mazoui estará de acuerdo en esto. – El aludido asintió, y la joven prosiguió explicando.-  Mi  intuición me dice, como la suya a él, que fuerzas muy poderosas están detrás de todo y que  debemos representar un papel muy importante en algo que seguro será maravilloso para el futuro de esa pequeña.


            Y mientras tanto en el reino de la Luna, Neherenia despertó todavía con lágrimas en los ojos. Al poco su doncella tocó a la puerta. La reina le indicó que entrase y sorprendida encontró a Anaris.

-Majestad. Las invitadas han llegado. ¿Debo indicarlas que pueden pasar?
-Pero, ¿qué haces aquí todavía?- Le inquirió la soberana por toda réplica.- ¿No te dije que te tomaras el día libre?
-Perdón, Majestad, no os entiendo.- Pudo responder la atónita joven que penas si fue capaz de añadir.- Ya me disteis el día libre anteayer. Estoy a vuestro servicio hasta la noche. Como de costumbre.


            Algo aturdida Nehie se levantó del sillón. Ante la preocupada mirada de su doncella que le preguntó.

-¿Os sentís bien Señora? ¿Queréis que llame al médico real?
-¿Qué? ¡Ah, sí, sí!…estoy bien, gracias, dame unos minutos y luego hazlas pasar.- Pudo replicar la soberana algo aturdida aún.-


            La muchacha hizo una reverencia y salió sin más del cuarto, Nehie se adecentó un poco y tras el plazo convenido tocaron a  la puerta. Era Chibiusa seguida de las sailor Asteroides, todas con vestidos de noche, prestas a comenzar la celebración. Aunque tras los saludos de rigor la soberana de la Luna Nueva les pidió un momento de atención para relatarles su experiencia…

-No vais a creer lo que ha sucedido. Sobre todo tú Chibiusa.- Comenzó.- Veréis…


Entre tanto, en aquel restaurante de Bios, Tom, en función de sus conocimientos esotéricos, asintió dándole la razón a sus dos contertulios y les dijo a las chicas sin vacilar, esbozando mientras una amplia sonrisa.

- Deberíais llamar a ese hospital, creo que os llevaréis una sorpresa.
- Pondremos un mensaje enseguida, papá - le aseguró Idina deseosa de comprobar aquello. -
- Si, supongo que Marian estará allí, al menos eso espero - añadió Kerria con idéntico afán.  -


            Efectivamente Marian se había despertado y sobresaltada por el temor corrió a la cama de la chiquilla. La niña no se movía y temió lo peor, pero no, respiraba todavía, incluso se despertó. Abriendo lentamente sus ojitos le susurró a la doctora.

-¿Sabes? He tenido un sueño muy bonito, salíais tú, sailor Shadow y las Justicieras que además eran las Justices.
- Si Nancy, ya lo sé - sonrió Marian que enseguida se interesó por ella y le inquirió - ¿Cómo te encuentras, cariño?
- Estoy bien, no me duele nada - sonrió a su vez la niña añadiendo con evidente deseo - me gustaría levantarme para ver la nieve.
-¡Claro que sí! yo te ayudaré - le ofreció Marian que la tomó en brazos cuidadosamente acercándola a la ventana. –


Nancy estaba encantada, había dejado de nevar pero los copos habían cuajado cubriendo todo el jardín con un blanco y hermoso manto. Marian también observaba la belleza del espectáculo  dudando ya si lo que le había sucedido formaba parte de un simple sueño. En eso una rubia enfermera llegó hasta ella, era lógico, vendría a hacerle unas pruebas de rutina a la pequeña, aunque antes de esto le comunicó.

- Doctora Carter, hay un mensaje para usted desde Bios.
-¿Para mí? - Inquirió Marian atónita, dado que en ese instante no recordaba conocer a nadie de ese planeta. - Enseguida voy - repuso pasándole a la niña e indicándole. – Gracias Erika, ocúpate de la pequeña hasta que vuelva. Por favor.
- Descuide.- Sonrió la enfermera sujetando afectuosamente a esa cría para preguntar con un tono lleno de cariño.- ¿Qué tal estás hoy, tesoro?
-Muy bien Erika.- Sonrió al niña.-


La mujer le devolvió la sonrisa y la llevó otra vez a la cama.

-Me alegro mucho. ¿Te gusta lo bonita que está la entrada con esa nieve?...


Y Marian las dejó charlando a ambas. Cuando al fin llegó a la sala de reuniones y vio el mensaje se quedó boquiabierta. Eran las cinco Justicieras, aunque vestidas de calle. Las Justices, efectivamente, acompañadas de esa mujer morena de grandes ojos verdes.

- Hola Marian, somos nosotras. Supongo que tú también habrás tenido el mismo sueño que nos ha reunido a todas. - Le dijo Idina. -
-¿Cómo está la niña? - Le preguntó Amatista, no sin ansiedad. -
-¿Todavía está bien? - Añadió Kathy muy preocupada -.
- En cuanto puedas contestarnos, nosotras iremos a la Tierra a veros lo más pronto posible - remató Kerria. -


            Y todas a la vez se despidieron con un cariñoso saludo y la esperanza de que la niña mejorase.

-¡Esas chicas son estupendas! - sonrió Marian  que pensó llena de sorpresa y admiración. ¡Entonces lo que he soñado ha sido cierto!


            Pero su sorpresa fue aún mayor cuando otro mensaje en cola esperaba a ser abierto. En esta ocasión era una llamada directa ¡Desde el Reino de la Luna! Todavía perpleja conectó descubriendo a la soberana de ese planeta acompañada de la princesa de la Tierra y otras chicas ataviadas como Sailors.

-Hola Marian. - Le sonrió Neherenia presentando oficialmente a sus acompañantes para agregar.- Espero que Nancy esté bien. Desde aquí deseamos que todo se podrá arreglar.
-Se ha despertado mejor - les informó la pediatra, sonriendo ahora con voz tímida. - Está muy contenta al haberos visto en su sueño, Majestad.
-Llámame Nehie, ahora que no nos oye nadie. - Le sonrió ésta guiñándole un ojo provocando la sonrisa de sus amigas que estaban apretándose para salir todas por la pantalla.-
-Si- Intervino Chibiusa con una alentadora sonrisa.-  Mi amiga la soberana del reino de la Luna Nueva me lo ha contado todo. Y Helios, el príncipe de Elisión, me lo ha confirmado cuando le llamé. Has tenido un hermoso sueño, al igual que esa pequeña.
-Muchas gracias, Alteza, Majestad…pero, mucho me temo que solamente fue es, un sueño.- Pudo decir la doctora algo entristecida ahora.- ¡Ojalá pudiera ser verdad!…
-Bueno, Marian, veras...algunas veces los hermosos sueños sí que se hacen realidad. Confía en mí, lo sé muy bien.- La animó Neherenia remachando con tono cordial.- Ahora debemos dejarte, espero que volvamos a vernos muy pronto.
-Gracias Majestades. Gracias de corazón. - Replicó de forma algo trémula la doctora.-


            Al terminar la transmisión todavía estaba alucinada. ¡Acababa de conversar, como si de amigas de toda la vida se trataran, con miembros de la realeza de la Tierra y la Luna! Aquellas míticas guerreras y princesas de las que oyó hablar siendo niña. ¡Y a las que vio por televisión, junto a la legendaria reina Serenity, salvar al planeta! Quizás si ellas le aseguraban que todo era posible, pudiera creerlo. No lo pensó más y volvió enseguida a la habitación para ser abordada por la asombrada enfermera que había dejado al cuidado de la niña

-¡Doctora, mire estos análisis, se los acabamos de hacer a Nancy!
- Déjame ver- le pidió Marian haciéndose con los informes. -


            Y es que la propia Erika no pudo creerlo. Así lo comentó.

-Cuando fui a por ellos tras dejar a Nancy con el doctor Murray les di un vistazo. Supuso que saldría lo habitual, pero…no los acabo de comprender muy bien.  Seguro que usted los entenderá mejor.


Y tras ojearlos primero, para después leerlos, releerlos y volverlos a leer, Marian se quedó atónita. ¡No podía creerlo, no había síntomas de ninguna anomalía! Aquellas pruebas no podían corresponder a esa niña, sencillamente era imposible. Pero las muestras y los datos no dejaban lugar a la duda, no había posibilidad de error en la ficha.

- Háganle enseguida unas pruebas de comprobación y radiografías. Yo voy con ella...- pidió inmediatamente. -


            Su interlocutora asintió y no tardó en tomar un teléfono y llamar entre nerviosa y esperanzada pese a todo.

-¿Sala de pruebas? Soy la enfermera Marek. De parte de la doctora Carter. Necesita comprobar las pruebas de una paciente…Va con ella para allá. ¡Si, es urgente!...Muy bien.- Asintió para decirle a la doctora.- Dicen que puede ir cuando quiera. ¡Suerte!- Le deseó con emoción.-


            Marian asintió y así lo hizo. Fue a buscar a la pequeña y le explicó que debía hacerse más pruebas. Ésta asintió de forma sumisa, estaba muy acostumbrada a ello. El equipo médico, tras la llamada de Erika y a instancias de la pediatra, se ocupó de ella con celeridad y enseguida se las hicieron. Tras unas horas para poderlos tener listos los resultados fueron sorprendentes. Entre tanto en Bios todos se habían reunido para la cena. Celebrando y festejando por todo lo alto el volverse a ver juntos. Las chicas compartieron la celebración aunque todas se hallaban algo ensombrecidas por las noticias que pudiera darles Marian sobre la niña. Mientras aguardaban les contaron más detalladamente a Tom y a Mazoui lo ocurrido. Tras reflexionar, éste les dijo con un tono entre enigmático y cauto.

- Eso es muy interesante. ¿Y decís que era el Ángel de la Muerte?
- Si, yo le había visto antes - corroboró Amatista. -
- Yo también lo vi- reconoció Mazoui. - Cuando Leval se puso enfermo y trataba de buscar un remedio, él me ayudó a encontrarlo.
-Sí, eso recordé yo. - Convino Sandy asintiendo.-
-¿Y quién era el otro? - Le preguntó Idina a su padre. -
- No lo sé- repuso Tom con tono desconcertado -si no os dijo su nombre ni os dio ninguna señal no puedo identificarle. - Aunque tras meditar durante unos instantes sí que aseguró. - Pero debía de ser muy poderoso para estar junto con Azraél en un plano de igualdad.


            Las chicas  también le contaron lo de Sarah pero sin decirle a su padre que habían luchado contra ella antes. Limitándose a explicarle que ella se presentó así.

- ¡Es increíble! - afirmó Tom. - Hasta esa vampira se ha podido purificar. ¿Y no sabéis nada de la niña?...
- No papá- respondió Idina entristecida. -
- Pero creemos que se morirá sin remedio - añadió Kerria abatida también - y lo peor es que no podemos hacer nada.
- Algo se podrá hacer, yo no me resigno.- Opuso Katherine sacando su espíritu combativo, como cuando alguien le negaba alguna información para sus investigaciones. -
- De todas maneras, si lo que visteis era su cuerpo astral - terció Tom guardando un reflexivo silencio -
- Ya te entiendo - asintió Mazoui callando con complicidad. -
- Pues explicádnoslo si no os importa - les pidió la hermana del chico visiblemente impaciente. -  Que nosotras no entendemos nada.
- Verás Kathy - explicó Tom. - Cuando el cuerpo astral se separa del físico suele tener su misma forma, igual que el alma. Toma la apariencia que el propio individuo conoce de sí mismo o la que más recuerda y desea en edad y estado.
- Te puedes morir con ochenta años y tu alma aparecer como cuando tenías treinta, o quince o lo que tú desees  - aclaró Mazoui. -
-¿Eso  qué quiere decir? - Preguntó Amatista bastante perdida. -
- Que esa niña podría ser mayor de lo que aparentaba ahí o no morir todavía. O pudiera ser que tuvieseis visiones de hace años. - Respondió dubitativamente Tom admitiendo -, no lo sé. Siendo su sueño, ella marcaba las reglas. Tendréis que esperar a recibir noticias.


            Las chicas asintieron esperanzadas pero nerviosas. La cena se prolongó hasta muy tarde y todos acabaron agotados, se retiraron a dormir con la mente puesta en el día siguiente. Despertaron tarde y, para entonces tenían un mensaje esperándoles. Era Marian, dominadas por la emoción lo pusieron.

- Hola chicas.- Sonreía la doctora que parecía estar muy contenta  sobre todo cuando anunció de forma alborozada - ¡Es un milagro! Al poco de oír vuestro mensaje pude conversar con la reina de la Luna en persona. Ella me dio ánimos y cuando me despedí recibí un informe de Nancy. ¡Es algo increíble! ¡Para asegurarnos le hemos hecho más pruebas y sus malformaciones han desaparecido! ¡Está perfectamente sana! ¡No puedo creerlo! Hoy podía levantarse a correr, bueno la tengo aquí - dijo casi con lágrimas en los ojos. -
- Hola- saludó la niña sonriente y encantadoramente vestida con un trajecito largo que remataba con un lacito a la altura del pecho y un pañuelo que cubría su todavía pelada cabecita. - Muchas gracias, me gustaría veros otra vez. Pero ahora fuera de mi sueño ¡Estas han sido las mejores Navidades de mi vida! ¡Os quiero mucho a todas!
- ¡Claro que sí cariño!- Respondió instintivamente Idina sin recordar que aquello estaba grabado, aunque al darse cuenta sonrió algo colorada. –
-Es un milagro.- Pudo decir Sandy invadida al igual que el resto, por la emoción.-


Sus amigas sonrieron también, comprendiendo aquella reacción y llenas igualmente de alegría, aunque todas mantuvieron silencio pues el mensaje proseguía.

- Bueno, estáis invitadas cuando queráis a conocer a los niños del hospital.- Añadió Marian esbozando una gran sonrisa en tanto abrazaba muy cariñosamente a la pequeña. -


            Las chicas estaban muy felices, se abrazaban sin poder evitar llorar, ¡pero ahora de alegría! ¡Era el mejor regalo navideño que las podrían hacer!, estuvieron de acuerdo en ir antes de que terminase el año. Al poco recibieron un mensaje de Nehie. Tras  escuchar su saludo, la soberana les puso al corriente de lo que había hablado con la doctora. En cuanto pudieron la respondieron informándola de las buenas nuevas. Al día siguiente las noticias llegaron al palacio. Neherenia no pudo evitar llorar de alegría. No tardó en poner al corriente a Chibiusa y a las demás. Añadiendo.

-Chicas, creo que iré a la Tierra por unos días. Tengo que ver a esa pequeña y a su doctora en persona. ¿Os apuntáis?
-Gracias- Contestó su amiga, que, no obstante negó con la cabeza para declarar.- Creo que es un asunto que os corresponde a ti y a las justicieras. Helios me dijo que Nancy os eligió por una razón.


            Y aunque su contertulia quiso saber más, Chibiusa sonrió pero no le contó a qué podía referirse. Pese a ello se despidieron deseando volver a verse pronto y Nehie no tardó en enviar otro mensaje a Bios, quedando con sus amigas para hacerle una visita a la niña y a su pediatra en el hospital…


Por su parte Kathy y Kerria aun pasarían un par de días  en Bios. Al cabo de estos las dos volvieron a la Tierra con sus familias, acompañadas por Sandy, Amatista e Idina. Las tres tuvieron que pedir permisos pues tenían que volver a trabajar. Lo primero que hicieron fue alojarse en las casa de sus amigas. Amatista se fue con Kerria y Samantha a la casa de Roy y Beruche. Idina y Sandy con Katherine, a la casa de sus padres. Quedarían con Nehie al día siguiente, cuando ésta llegase de la Luna. Después hablaron con su discográfica y más tarde llamaron por vídeo teléfono al hospital.

-Hola queríamos hablar con la doctora Carter.- Preguntó Amatista.-
-Está en su día libre. Soy Erika Marek, la enfermera que se ocupa del ala en la que está Nancy.-
-Vaya. ¿Y no podría decirnos cómo contactar con ella? - Inquirió Idina con pesar.-
-No se preocupen. Me dejó su teléfono particular para que pudieran llamarla.- Afirmó la enfermera.
-Nos dijo que la niña estaba mejor. ¿Es cierto?- Preguntó una esperanzada Kerria.-
-Sí, desde luego.- Sonrió ampliamente su interlocutora, añadiendo.- Ahora duerme, pero no se preocupen. Le diré que han llamado y preguntado por ella.
-Muchísimas gracias.- Repuso Katherine.-


Erika les dio el número a las chicas y se despidió. Desde luego esas cuatro eran encantadoras y juraría haber visto la Holo foto de una de ellas en su viaje en la SSP-2 haría ya unos años. Suspiró, en aquel tiempo no estuvo muy pendiente de eso.

-En fin, seguro que la doctora se alegrará de que la llamen.- Se dijo dirigiéndose de nuevo a cumplir con sus obligaciones.-


Marian por su parte estaba en su casa, retocándose delante del espejo, cuando asistió sorprendida al cambio de su imagen. Su reflejo ya no llevaba un jersey de cuello vuelto sino una blanca túnica y además le hablaba directamente a ella.

- Hola Marian, soy yo, Sarah. No te asustes.
- Pero, ¿entonces eres real?...- inquirió la doctora observando aquello realmente asombrada. -
- Lo fui, ahora estoy dentro de ti, mientras tú me necesites.
-¿Qué pasará con Nancy? ¿Ya no morirá, verdad?..- sonrió Marian esperanzada. -
- Morirá, como todos debemos hacerlo algún día - respondió solemnemente Sarah que enseguida la tranquilizó con tono más jovial. – Pero, no te preocupes, creo que aún tardará muchos años en hacerlo.
-¿Cómo es posible? En su sueño la vimos tal y como es ahora, y se iba contigo y con el Ángel de la Muerte.
- Lo que vino conmigo era su alma, el alma es lo más preciado y puro que tenemos y toma la forma ideal de cada uno de nosotros. Yo prefería ésta de adulta, pues mi castigo fue pervivir a través de las edades con este cuerpo y ya se me ha olvidado como era yo de niña. Nancy, que está comenzando a vivir, todavía no se conoce como adulta. Por eso, en su sueño, su alma aparece tal y como ella es ahora. Y no la condujimos hacia la Eternidad, sino de vuelta a su cuerpo.
-¿Entonces vivirá? Por lo menos para esta Navidad.- Preguntó Marian ilusionada. -
- ¡Y por muchas Navidades! - Le aseguró nuevamente la imagen de forma cordial para contarle - Azrael me dijo. Sarah, vuelve al plano mortal y acompaña de regreso a Nancy. Su fin no ha llegado todavía y debe de hacer aun muchas cosas en su vida, al igual que tú Marian. Y yo debo ser vuestro ángel protector, es la tarea que tengo encomendada para mi definitiva expiación. Ahora te llamarán las chicas. Id todas juntas a ver a la pequeña y hacedla feliz junto con los demás niños.
-¿Te volveré a ver? - Le preguntó Marian con emotividad en su voz. -
- Quizás sí, o no, nunca se sabe. Pero si algún día me necesitas estaré cerca de ti. Te lo prometo.
- Feliz Navidad - le deseó la agradecida muchacha. -
- Bueno, yo realmente era hebrea,- objetó su contertulia que sin embargo convino. - Aunque me hace muy feliz conmemorar el aniversario de quién me dio la luz, muchas gracias. Realmente esas palabras poseen un gran significado pues todas las creencias tienen su parte de verdad ¡Feliz Navidad Marian y que seas muy dichosa durante todos los días de tu vida!


            Y aun con el eco de sus palabras en la mente de su otro yo, la imagen de Sarah desapareció. Marian volvía a verse reflejada con su ropa. La joven estaba aún aturdida por esta experiencia cuando sonó el vídeo teléfono. Corrió a descolgarlo y en efecto, en pantalla y algo apretadas para salir todas, aparecieron las chicas.

- ¡Hola Marian! – saludó jovialmente Amatista. -
- Nos alegra volver a verte, ya estamos aquí- añadió Kathy. -
- ¡Hola chicas! - dijo esta muy contenta -.Yo también me alegro muchísimo de volver a veros…
- Vamos a ir al hospital, a ver a la pequeña y a sus compañeros.- Intervino Kerria. –
-No nos lo perderíamos por nada. Tenemos muchas ganas de veros en persona.- Declaró Sandy.-
- Si, yo también iré para allá ahora, voy a entrar en mi turno - les respondió la doctora. -
-¡Muy bien, pues allí nos veremos! Nuestra amiga Nehie está de camino. ¡Pronto llegará y será perfecto! - Exclamó Idina elevando sus brazos  con tanto entusiasmo que hizo reír a las demás. -


            Las chicas se despidieron y Marian salió para el hospital, hacia allí fueron y coincidieron en la entrada. Al poco de aguardar un vehículo con matrícula diplomática aparcó en la puerta. Enseguida la soberana de la Luna Nueva, de incognito, o al menos vestida de calle como cualquier chica joven, se las unió. Tras los múltiples saludos Marian se abrazó con todas ellas.

- ¡Venid conmigo!,-  les indicó  con la voz temblorosa de ilusión. - La habitación de Nancy está en la planta de arriba.


            Las chicas subieron siguiendo a su guía, iban muy arregladas y traían paquetes con juguetes para los niños. Las enfermeras se quedaron muy sorprendidas y los pequeños se alborozaron cuando las Justices y la soberana lunar les fueron saludando y repartiendo regalos. Por fin, Marian les señaló una camita cercana a la ventana, era la misma que habían visto en el sueño, pero Nancy no estaba allí. La pediatra se quedó muy sorprendida e incluso  inquieta por algún repentino cambio.

-¿Dónde está Nancy? - Preguntó a la enfermera más próxima. -
- Están acabando de hacerle las pruebas definitivas. - Respondió ésta sin parecer preocupada. -Queremos confirmar las otras.


            Las siete esperaron unos momentos hasta que un enfermero la trajo, la llevaba en una sillita de ruedas porque la niña estaba débil aun para caminar demasiado. Pese a ello, Nancy  se sentía muy feliz, ahora no tenía dolores y su alegría y sobre todo sorpresa aumentó cuando vio ante ella a las Justices, las cuatro acompañadas por una hermosa mujer morena de ojos verdes y por otra, también de largo pelo oscuro y rizado con ojos azules, además de su doctora Marian. Aunque todavía débil, la niña, animada por el entusiasmo, logró levantarse de la silla y recorrer de forma dubitativa los metros que la separaban de su pediatra. Ésta acudió a sostenerla en sus últimos pasos y la levantó en brazos para llevarla hasta las demás.

-¡Habéis venido, que alegría!- sollozaba la niña. -
- Hola Nancy ¿Cómo estás?- le preguntó Kathy con mucha amabilidad y emoción. -
- Estoy muy bien, ya no me duele - afirmó la pequeña. -
- Hemos venido lo antes que pudimos- añadió Amatista que sonrió de forma amplia agregando con suave y afectuosa voz - y queremos darte una sorpresa…
- Si- corroboró Kerria  desvelándole del mismo modo gentil y afable. - Vamos a grabar un vídeo musical en tu honor, para ti y los otros niños con problemas de salud.
- Y tú, si quieres, saldrás con nosotras - terció Idina  con su cariñosa y alegre voz habitual. -
- ¡Siempre he querido salir con vosotras en una canción!  - Lloraba la niña muy emocionada. -
- Pues eso está hecho, y en cuanto estés mejor, comenzaremos a rodar el vídeo - convino Amatista con lágrimas también. -
- Toma, esto es un regalo para ti.- Comentó Idina que le dio una cajita que contenía un CD láser con sus mejores actuaciones y un póster de las chicas firmado por todas ellas con dedicatoria. -
-¡Os quiero muchísimo a todas!,- sollozó la niña mirando encantada sus regalos. - Muchas gracias por hacer realidad mi sueño.
- De nada cielo. Somos nosotras las que debemos darte las gracias a ti por tu ejemplo de valor y de esperanza por la vida - respondió Katherine, emocionada a su vez, acariciando tiernamente el rostro de la pequeña. -


            Y ella sabía muy bien el porqué de esas palabras. A su manera podía entender muy bien a esa chiquilla y valorar el coraje que había demostrado para alguien de tan corta edad. Entre tanto la soberana de la Luna Nueva, agregó, en tanto sacaba un pequeño frasquito.

-Y eso no es todo. En cuanto estés del todo recuperada te invito a pasar unos días en mi reino. Toma.-Agregó con dulzura.- Es para ti. El agua de la Luna. He traído más para tus amigos. La reina Serenity me la dio personalmente.


            Todas quedaron sorprendidas. Idina incluso sonrió emocionada. Ella conocía sobradamente el poder de esa agua. No obstante, en un aparte, la soberana les comentó con menos optimismo.

-Esta agua no cura sus enfermedades, pero, al menos, les hará sentir mejor. Por desgracia no puedo traer toda la que quisiera. Pues no siempre está disponible…
-En cualquier caso, seguro que les vendrá muy bien a los niños.- Sentenció Idina.- Ha sido algo muy bonito, Nehie.


            Sandy también abrazó a la niña y trató, ahora sí, de emitir algo de su poder para ayudarla en su mejoría. La cría en efecto notó como recobraba fuerzas. Aunque eso tampoco podría curarla, ni a ella ni al resto, la morena científica se pasó por la galería del hospital acariciando a cuantos niños pudo para tratar de aliviarles al menos.

-¡Cómo me gustaría poder hacer algo más por ellos! - Suspiró no sin un toque de pesar, una vez concluyó su ronda.-


            Por su parte, las otras estaban junto a la cría. Kerria le mesó el cortísimo pelo. Amatista se alarmó pero esta vez no cayó ningún mechón. Incluso los cabellos de la niña se habían fortalecido, llevaba un par de días sin la quimioterapia avanzada y las propiedades terapéuticas del agua y de la energía de Sandy parecían haber obrado una evidente mejoría.

-¿Sabéis una cosa? Ayer volví a soñar. Pegaso me llevó en su lomo, y después le vi.- Les desveló la pequeña. -
-¿A quién, a Pegaso?,- preguntó Amatista. -
- No, al ángel - respondió Nancy. -
-¿Azrael? - Inquirió Marian, preocupada. -
- No, con el otro, ese tan alto y tan guapo. Me estuvo diciendo que van a ocurrir muchas cosas y que vosotras vais a tener muchas aventuras y ayudaréis a formar un futuro mucho mejor para todos. Y muchas cosas más, pero que no os puedo decir porque se me han olvidado.- Admitió algo colorada, llevándose una mano al cogote. -


            Las chicas se miraron sorprendidas, pero dejaron el tema y sonrieron. La enfermera Marek acertó a pasar entonces en su ronda, y la pequeña le dijo llena de alegría.

-Erika, van a hacer un video de música y voy  salir con ellas.
-Eso es maravilloso, tesoro.- Sonrió la enfermera.-
-Lo tienes que ver. Seguro que te gustará mucho. Saldrán más niños. Y el angelito me ha dicho que habrá una bonita sorpresa también para ti.
-No me lo perderé.- Prometió su interlocutora que, tras tomarla la temperatura y reconocerla brevemente, asintió satisfecha.-


            Las demás mujeres sonreían a su vez al ser testigos de esa conversación. Se sentían muy felices de ver como esa cría había sanado y por supuesto, de verla tan contenta y animada.

-Hasta luego y gracias.- Se despidió Erika cuando concluyó la ronda dejando a la niña acostada.- Aunque antes de salir reparó en Sandy comentando incrédula.
-¿Usted es Sandy? ¿Esa de la tarta?
-Sí,- se sorprendió ésta a su vez.- ¿Cómo lo sabe?...fue una broma de una amiga nuestra.
-De Ginger.- Añadió su interlocutora.- La conocí cuando viaje en la SSP-2, Rumbo a Nature. Ella tenía esa tarta con el nombre de usted como plato estrella.

            Sandy sonrió con nostalgia. Enseguida le pidió a la enfermera.

-Si puede contactar con ella, dele muchos recuerdos de mi parte.
-Lo siento, perdí el contacto cuando regresé a la Tierra.- Se lamentó su contertulia.- Aunque puedo asegurarle que Gin la tenía en mucha estima. Yo no fui muy asidua en su cafetería, pero…bueno. Siempre que hablaba de usted y de su amiga ¿Amatista?
-¡Soy yo!- terció la francesa mirando atónita a esa mujer.-
-Ahora entiendo.- Sonrió Erika.- Ahora veo porqué eran ustedes tan queridas. También el doctor Ginga lo decía.
-Giaal.- Sonrió Amatista.- Hace tiempo que no le veo.-
-Bueno, su hermana Naya es la esposa de mi hermano Alan.- Terció Idina.-
-Es increíble, este mundo está lleno de coincidencias.- Afirmó Erika cuando posó la vista en esa otra muchacha de larga trenza con color castaño claro y ojos veces, para musitar.- Y usted, es… Kerria.
-Si. ¿También tenemos a algún amigo en común?- Preguntó ésta con visible interés.-


            Aunque en esta ocasión, la sonrisa de la enfermera se extinguió para mover la cabeza y replicar con voz queda.

-No, es solo que me era conocida. Claro. Siendo del grupo musical.
-Puede que Giaal le haya hablado de mí. Yo salía con la hermana pequeña de su novia Susan.
-Quizás sea eso.- Afirmó la interpelada despidiéndose al fin.- Tengo que irme, ha sido un placer, de veras. Y gracias por todo lo que han hecho.


Y tras ser saludada por todas la enfermera se marchó. Suspiró. Desde luego era mejor no haberle dicho nada a esa muchacha que no tenía ninguna culpa.

-El destino es a veces muy caprichoso.- Pensó tratando de centrarse en sus tareas.-


Ajenas a esas reflexiones las chicas acompañaron a  la pequeña hasta que se durmió la siesta. Poco después las componentes del grupo se marcharon a la casa discográfica, tenían mucho que preparar. Por desgracia Sandy tenía que retornar a Bios, pero se alegró muchísimo de haber conocido en persona a la niña y a su pediatra además de a esa enfermera tan agradable en la que sin embargo percibió una apreciable dosis de tristeza. También fue turno para Neherenia de retornar a su reino. No sin antes recordarle su promesa a la pequeña. ¡Ojalá que muy pronto pudiera cumplirse! Por su parte el grupo de las Justices se dispuso a prepararlo todo. Kerria se puso a planear con Samantha lo que iban a hacer. Ésta se encargó de realizar muchísimas llamadas para lograr ponerlo todo a punto. Aun así, el encargado de la casa de discos les objetó a todas nada más llegar.

-¿Es que os habéis vuelto locas? ¿Cómo vamos a montar un dispositivo como el que se necesita para grabar un vídeoclip en tan poco tiempo?, ¡y encima queréis un coro de niños nada menos! ¡Si no hay ni uno sólo disponible ya para estas Navidades!
-¡Venga ya, Roger!- rebatió Katherine con una sonrisa plena de confianza. - No seas tan negativo, todo es posible en Navidad.
- Pero, no os habéis parado a pensar que la mitad del personal está de vacaciones y la otra muy ocupada- objetó el encargado apelando a la lógica para preguntar, no sin estupor. - ¿A qué vienen estas ganas por hacer un disco de repente? ¿Qué pasa con el grafista para la portada y el resto de cosas básicas?
- Nosotras nos encargaremos de todo,- intentó tranquilizarle Kerria. - Todo eso lo podremos conseguir, - afirmó convencida para matizar con un susurro que tenía algo menos de seguridad. -Espero…
-¿Cómo qué esperas? - Graznaba aquel tipo que notaba como le subía la tensión por momentos en tanto sentenciaba llevándose las manos a la cabeza. - ¡Esto va a ser un desastre!
- De eso nada - intervino Amatista aseverando con un optimismo arrollador. - Todo va a salir muy bien, porque cuando nosotras nos proponemos algo, siempre lo conseguimos.
- Estamos a día veintiocho-  le recordó el tipo señaló su reloj - ¿Y vosotras lo queréis hacer todo para mañana? Eso es materialmente imposible - objetó para añadir con tono perspicaz para interrogar -¿No será una inocentada a la hispana?


            Las cuatro negaron categóricamente con la cabeza...

- Nunca hemos hablado más en serio.- Repuso Idina con una voz mucho más tajante de lo que en ella era habitual, para pedirle al instante con un tono mucho más suave y conciliador. - Usted déjelo de nuestra cuenta y confíe en nosotras. Ya verá como podemos hacerlo.


             Aquel tipo suspiró asintiendo despacio. ¡Qué otro remedio le quedaba! Los productores también estaban frenéticos, después de tanto tiempo sin actuar, las Justices querían hacerlo ahora precisamente, en las vísperas del año nuevo. Caprichos de las artistas, supusieron. No había casi tiempo. Pero pensando en un bombazo discográfico decidieron echar el resto y trabajar a toda prisa. Lo reunieron todo para la tarde del día veintinueve y de lo que faltaba se encargaron las chicas. Llamaron a Marian y Kerria le preguntó.

-¿Es verdad que tenéis un coro en el hospital?
- Si,- asintió ella que objetó - pero sólo son doce niños.
- Bastarán- intervino Amatista. -
- Algunos están muy débiles y no pueden cantar, por desgracia ni siquiera salir del hospital. - Le precisó la doctora -.
-¿Con cuantos podríamos contar?- inquirió Katherine.-
- Creo que sólo con unos ocho para cantar que sean capaces de salir fuera - calculó Marian. -
- Tráelos, que serán suficientes - aseguró Idina. -


            La joven pediatra asintió y se encargó de decírselo a los chicos y chicas disponibles. Todos aceptaron con entusiasmo. Las Justices le comentaron a la doctora que a los demás críos les llevarían como público, bien atendidos para que no se lo perdieran. Las artistas también le dijeron que si las cosas iban bien se emitiría en el día treinta y uno justamente. El día de Nochevieja.
           

            Y las chicas no se hicieron esperar, desde el hospital fletaron un bus para todos los niños que estuvieran en condiciones de poder ir. Para los que pese a todo no, se ocuparon de acercarse hasta ellos para saludarles y autografiarles algunas fotos, prometiéndoles asimismo la dedicatoria del vídeo. Los que partieron llegaron al plató muy emocionados, más aún cuando las Justices les ofrecieron salir a todos. Tras unos ensayos que las chicas hicieron con los críos que podían cantar, se dieron cuenta de que faltaba algo de voz pero entonces vinieron ocho niños más, que cantaban muy bien.

-¡Estupendo!- exclamó Idina. - Hemos tenido suerte, los chicos del coro de alguna parroquia estaban libres.
- Seguro que ha sido Sam - sonrió Kerria añadiendo con un gran poso de cariño para su pareja.  -Cuando le conté lo que sucedía, ella me prometió hacer lo posible por ayudarnos y estaba a la caza de cualquier suspensión de actuaciones corales para traernos a alguno aquí.
- Muy bien - les dijo el director que llegó en ese momento junto a ellas. - Ahora rodaremos el vídeo. ¿Están todos preparados?


            Los niños del hospital estaban bastante nerviosos, pero los otros, al parecer más acostumbrados a eso les tranquilizaron, eran chavales bastante simpáticos. Las Justices, muy profesionales también, animaron a los niños. Las chicas cantaron junto a los pequeños, distribuidas por el decorado de un teatro adornado con todos los símbolos de la Navidad. Una canción remake de la de una gran artista muy admirada por todas.

Adonde quiera que voy, los lugares donde he estado 
Cada sonrisa es un nuevo horizonte en una tierra que nunca he visto. 
Hay gente alrededor del mundo

Diferentes rostros, diferentes nombres 
Pero hay una emoción verdadera que nos recuerda que somos iguales. 
Hablemos de amor... 

De la sonrisa de un niño a las lágrimas de un adulto 
Hay algo que corre a nuestro lado y nos ayuda a comprender 
Sutil como una brisa  que empuja el brillo de una llama 

Desde la primera dulce melodía hasta el último refrán 
Hablemos de amor. Hablemos de nosotros 
Hablemos de la vida. Hablemos de la confianza 
Hablemos de amor. 

Es el rey todo el que vive 
Y la reina de los buenos corazones 
Es el as que debes mantener como tu esclavo hasta que todo se haya perdido. 
Tan profundo como cualquier mar
Con la fuerza de las tormentas 
Pero gentil como una hoja en una mañana de otoño... 

Hablemos de amor. Es todo lo que necesitamos 
Hablemos de nosotros. Es el aire que respiramos 
Hablemos de la vida. Quiero conocerte 
Hablemos de la confianza. Y quiero mostrarte. 
Hablemos de amor.

(Celine Dion Let´s talk About love, crédito al autor)


Amatista acariciaba a dos, en tanto Katherine se reía junto a otros colocándose un gorro de Santa Claus. Kerria subía a un pequeño a caballito e Idina los juntaba a su lado, apoyando la cabeza de una niña en su estómago a la vez que la acariciaba la barbilla. Después hacía de improvisada directora de orquesta con los pequeños. Las Justices en pleno y aunando sus voces se unieron al coro de los niños que completaron una actuación excelente, culminando la canción las cuatro alrededor de Nancy que sonreía muy feliz y emocionada. Al final, esta última toma fue muy aplaudida hasta por los que estaban grabando. Quedó muy natural y todo salió muy bien, sólo necesitaron unas pocas tomas y un par de horas para completar los casi seis minutos que duraba el vídeo y el posterior mensaje de felicitación de todos.

-¡Magnífico! - declaró el director muy satisfecho al terminar - a positivarlo todo.
-¡Habéis estado fantásticas! - Exclamó Samantha que también estaba allí, en su calidad de directora de marketing y relaciones públicas de la casa discográfica. - Además, ya tenemos los villancicos que habéis grabado en el estudio para acompañar esta canción.
-¡Esos críos son magníficos, que naturalidad! - alabó Katherine que agregó entusiasmada. - ¡Son estupendos actores también!
- Desde luego, ¡cantan como los ángeles! - Añadió Idina maravillada. -
- Por cierto, ha sido una gran suerte poder contar con ellos, pero ya se han ido, seguro que tendrán más compromisos, ¡qué pena!- Suspiró Amatista que entonces se dirigió a la pareja de su amiga Kerria. - Oye Samantha muchas gracias.
-¿Gracias? ¿Por qué?,- se sonrió ésta que no parecía comprender. -
-¿Por qué va a ser, tonta? - Le dijo Kerria tomándola de una mano en tanto le aclaraba.  - ¡Menos mal que trajiste a esos chicos y chicas del coro! De no ser por ti, nos habrían faltado voces.
-¿Yo? - Exclamó Sam  señalándose sorprendida para responder. - ¡No tenía ni idea de que iban a venir, creía que había sido cosa vuestra!
-¿Nuestra?...no - negaron las cuatro a la vez. -
- Supongo que habrá sido Marian - conjeturó Amatista. -
- No tengo ni idea de quienes puedan ser esos críos - respondió la aludida, tan sorprendida como las demás. - ¿Vosotros los conocéis? - Inquirió a los niños del hospital que negaron con la cabeza. -
- Señor director- le llamó Katherine para preguntarle. - ¿Ha traído usted a esos pequeños?..
-¿A quienes?,- le inquirió éste  a su vez. -
- A los que han cantado con nosotras y los niños del hospital- le aclaró Kerria. -
- No, pero decidme donde cantan porque les quiero para otro vídeo clip,- declaró levantando el pulgar con gran satisfacción. - ¡Estupendos!, ya podrían muchos artistas adultos trabajar así. Qué conste que no lo digo por vosotras - bromeó, con patente buen humor (lo que desde luego no era muy habitual en aquel individuo, e incluso se permitió agregar) - Ni los coros celestiales lo harían mejor…
- Quizás sean eso precisamente - susurró Amatista bromeando  a su vez. -


            No hubo tiempo a que nadie replicase. Todos fueron sobresaltados por los gritos de uno de los operadores de cámara que montaban la película en el estudio adjunto.

-¡Señor director, venga a verlo deprisa!


El director acudió rápido temiendo algún problema. Pero al cabo de tan solo un par de minutos  volvió a por las chicas que también aguardaban pensando, no sin zozobra, en si habría surgido algún inconveniente técnico de última hora que pudiera estropear aquella estupenda actuación. Y por la cara que traía  ese individuo eso parecía al principio, estaba blanco cuando les instó anonadado.

- ¡Tenéis que ver esto!


            Las chicas, llenas de curiosidad, entraron en la cabina de supervisión, allí se proyectó el vídeo, la canción estaba perfecta y no apreciaban nada raro. Finalmente el cámara les dijo con la boca abierta.

-¿Han visto eso? - Señaló unos halos de luz blanca y unas formas semejantes a alas como la plata tras de aquellos chicos anónimos. -
- Está muy bien conseguido - declaró Kathy - le felicito.
- Si, los efectos especiales son muy buenos.- Aseveró Idina alabando. - Es usted todo un profesional.
- ¡Ahí está la cosa!,- repuso el operador tartamudeando de asombro cuando desveló. - ¡Yo no he preparado ningún efecto de cámara! Sólo me limité a grabar lo que veía en la actuación, ¡y esto no lo vi! ¿Y quién es ese tipo? -  Y pasó los fotogramas uno a uno deteniendo la proyección en un momento dado y señaló a ese ángel de pelo blanco y largo que vestía una túnica también inmaculada y sonreía allí, detrás de las chicas y del coro. Estaba cruzado de brazos refulgiendo también en un color blanco muy intenso pero en absoluto cegador. -


            Ninguna de las cuatro supo que decir, estaban boquiabiertas. Fue el director quien finalmente musitó  dirigiéndose al operador de cámara, para romper el  admirado silencio que había caído entre todos.

- Bueno, si alguien pregunta, juraré que ha sido usted el que ha hecho todo esto. No tengo el más mínimo interés en que nos tomen por locos ¡Ahora disculpadme, tengo que beberme un whisky! - añadió encaminándose con rapidez hasta el bar. -


            Las chicas no dijeron nada. Salieron de la cabina maravilladas por todo aquello. También Marian y Samantha en cuanto se enteraron. La pequeña Nancy fue la que les desveló el misterio.

- Eso era lo que me dijo el ángel en mi sueño - rio según les relataba. - Que él y otros de sus compañeros nos ayudarían a hacer una canción muy bonita, un mensaje de paz y de amor para que toda la humanidad pudiera verlo y entenderlo. Todo gracias a vosotras y a los niños.


            Ninguna pudo decir nada por causa de la emoción sólo abrazaron a la niña y cuando llegó el momento de despedirse de ella quedaron en mantener el contacto y lo cumplieron. El vídeo se emitió efectivamente ese fin de año y fue, como no podía ser de otro modo, la canción de las fiestas…En el hospital se preparó incluso una sala para llevar allí a todos los críos y que pudieran verlo. Marian, Erika y algunos colegas más estaban allí con ellos y desde luego que a todos les gustó ver el mensaje de navidad que habían grabado las Justices previamente. Aunque cuando ese vídeo comenzó, apenas pasados dos minutos, Erika se puso pálida. Sin poder evitarlo rompió a llorar entre incrédula, maravillada y emocionada. Marian, preocupada se acercó corriendo a ella puesto que la enfermera estaba de rodillas ahora ante las caras de asombro de todos, excepto la de Nancy y algunos de esos niños.

-¿Qué te sucede?- Se interesó con inquietud.-

            Aunque la única respuesta que esa pobre mujer le daba era la de balbucear un nombre.

-Gloria, Gloria…


            Y para asombro tanto de Marian como de otros médicos y enfermeras que contemplaron eso con asombro y emotividad, la propia Nancy se fue hasta Erika y la abrazó susurrándole al oído.

-Esa era la sorpresa…El ángel la invitó a venir. Ahora es muy feliz con todos los otros niños. Ya no sufre más…


            La enfermera solo podía gemir entre impactada y llena de alegría. ¡No podía creerlo! Cuando vio la imagen de aquella niña de largo pelo rubio y ojos azules que cantaba junto a esos otros críos. Y entonces, esa muchachita pareció mirarla directamente a ella y sonrió. Era igual a su difunta hermana mayor, tal y como la recordaba, cuando a esa edad se ocupó de ella cuidándola. Erika era pequeña entonces pero jamás lo olvidó. Ni eso, que siempre recordaría agradecida y con mucho amor, ni el destino tan dramático que Gloria sufrió.

-Gracias…- Fue lo único que acertó a decir sin separarse del abrazo de esa pequeña.- Ya es libre, igual que yo…Gracias…


            Por otra parte, desde Bios una atónita Sandy se deleitó con su esposo, su padre y sus suegros viendo aquella canción.

-Es algo precioso.- Pudo decir ella afirmando.- Puedo sentir la bondad que irradian incluso desde ésta transmisión.
-¡Ojalá que eso ayude a que todos seamos mejores personas! - Deseó Petz dándole la mano a su esposo que asintió.-
-Por cierto. En cuanto Amatista e Idina regresen a ver si quedamos de nuevo y nos cuentan todo lo sucedido.- Dijo Coraíon.-
-Si.- Asintió su esposa declarando algo extrañada.- No me quisieron decir nada cuando hablé con ellas pero durante la grabación de ese video algo debió de ocurrir.
-Hija, seguro que fue algo maravilloso.- Comentó Robert.-
-Algo que solo puede suceder en estas fechas.- Acordó Zafiro con una sonrisa.-

            Y prosiguieron charlando animadamente de aquello y de algunas otras cosas.


            En el Reino de la Luna, Nehie había invitado a su amiga Chibiusa y ambas vieron ese clip. La soberana de la Luna Nueva comentó.

-Es una hermosa canción y esos niños realmente son increíbles.
-Eso desde luego.- Sonrió su interlocutora asintiendo.-
-Me habría gustado que Doran la viera.- Afirmó su contertulia, añadiendo de seguido con un suspiro.- Pero se ha ido a visitar a sus padres a Nuevo Vegeta. Igual que Seren.
-En cuanto vuelvan ya se lo enseñarás.- Le comentó Chibiusa sin darle demasiada importancia.-


            En eso que tocaron a la puerta de las estancias de Neherenia, ésta autorizó la entrada y su doncella Anaris pasó portando una bandeja con bebidas.

-Majestad, Alteza, sus zumos de piña.- Les dijo colocando los vasos sobre una cercana mesa.-
-Gracias. Por cierto, quiero que veas este video…- Le pidió Nehie a la muchacha que asintió de forma solícita.-


            Al terminar de verlo por segunda vez, la soberana sentenció.

-No me canso de verlo. Es precioso. ¿Verdad?- Le preguntó a su doncella.-
-Si señora. Es una bella canción. - Convino ésta con el asentimiento de la princesa Chiba.-
-Dime una cosa Anaris. ¿Cuál es tu más hermoso sueño? Si te lo puedo preguntar.- Quiso saber la soberana.-


            La chica se ruborizó visiblemente, y tras unos instantes pudo decir.

- Mi Señora, me gustaría ser una leal y fiel servidora de vuestra Majestad.
- No, no me refiero a eso- sonrió su interlocutora matizándole a la muchacha.- Algún anhelo propio tendrás.
-Me gustaría ser feliz, con mi familia y amigos y encontrar algún día un buen esposo.- Les desveló la avergonzada chica.-
-Eso es muy bonito.  - Terció Chibiusa.- Estoy segura de que lo lograrás.
-Gracias Alteza.- Respondió tímidamente la muchacha.-
-Bueno, eso será todo. Tómate el resto del día libre si lo deseas.- Le dijo entonces la soberana.-
-Muchas gracias, Majestad.
-Por cierto, dile al aposentador y al primer ministro que mañana celebraremos una reunión. Quiero que veamos qué se puede hacer para ayudar a los niños con necesidades o enfermos de nuestro reino y de la Tierra.- Le comentó Nehie.-
-Sí, mi Señora. Como digáis. - Asintió la muchacha que, tras obtener la venia de su reina, se retiró.-


            Al quedarse solas Chibiusa le comentó a su amiga.

-Vaya, es una bonita iniciativa.
-Sí, creo que después de esta experiencia me he dado cuenta de lo importantes que son los sueños. Y el tratar de hacerlos realidad. – Le comentó su contertulia.-
- Por eso Helios y yo nos vemos tan poco.- Suspiró largamente la princesa de la Luna Blanca reclinándose en el sillón que ocupaba.- Él tiene un duro trabajo como guardián de los anhelos y las ilusiones de los que sueñan.
-Yo le estoy muy agradecida, a él a ti y al resto de mis amigos. Vosotros habéis hecho realidad los míos.- Repuso Nehie sonriendo a su interlocutora para agregar.- Y en cuanto pueda volveré a ver a Idina y al resto de las chicas para que me cuenten como les fue la grabación.
-Seguramente lo pasaron de maravilla.- Aseveró Chibiusa con una leve sonrisa.-


            Y las dos prosiguieron con sus conversaciones. Elogiando nuevamente ese videoclip y deseando escuchar los otros temas de aquel álbum. No tardaron mucho en poder hacerlo. El disco salió a la venta en pocos días y pese a estar terminando la Navidad arrasó en ventas durante meses. Los mismos pequeños se encargaron con sus dibujos de ilustrar la portada .Y tal como habían prometido las Justices, los beneficios fueron para el hospital, ayudando así a cientos de niños. Incluyendo el final del disco y de esta historia, con otro video clip basado a su vez en otra canción de esa gran artista a la que todas admiraban. Ahora, aparecían las cuatro Justices cantando por turnos. En un parque lleno de nieve.


La nieve que cae suavemente en el suelo 
Es la noche anterior 
Y en mi corazón no hay duda 

Que esto va a ser 
La más brillante de vacaciones 
Porque aquí están conmigo 
Cariño, cariño, no puedo esperar 

Cantaba Amatista con un gracioso gorro de lana en tanto giraba un poco sobre si misma elevando los brazos…

Para pasar este tiempo especial del año con una persona que 
Me hace sentir la manera especial que lo hace 

Paseando  contigo en la nieve de invierno 
Besándonos debajo del muérdago 
La gente sonríe por donde quiera que vamos 
Es Nochebuena y pueden ver que estamos en el amor 

Proseguía Kerria en tanto lanzaba puñados de nieva hacia lo alto y sonreía a las personas que por allí pasaban y que la observaban divertidas…


¡Ooh!, que la temporada brillante 
Con las luces que reflejan en sus ojos 
Todos mis sueños se harán realidad esta noche
Es víspera de Navidad y puedo ver que estamos en el amor 

Nos quedaremos hasta tarde esta noche 
Decorar el árbol 
Basta con mirar a los ojos 
Y te diré con sinceridad 


            Tomaba el relevo Katherine, guiñando un ojo a quién se paraba a mirarlas, en tanto se ponía unas orejeras para la nieve.

Que no es necesario que Santa Claus no 
Para escuchar mi deseo de Navidad 
Te tengo en mis brazos 

¿Y qué podría ser un mejor regalo?
Que al pasar el tiempo muy favorito del año 
Con el que realmente me gusta tan cerca, Oh Yeeeaahhh 


Remataba Idina de rodillas y terminando de hacer un muñeco de nieve, ayudada por algunos críos entusiastas que estaban en el parque…


Paseando  contigo en la nieve de invierno 
Besándonos debajo del muérdago 
La gente sonríe por donde quiera que vamos 
Es Nochebuena y pueden ver que estamos en el amor 

¡Ooh!, que la temporada brillante 
Con las luces que reflejan en sus ojos 
Todos mis sueños se harán realidad esta noche
Es víspera de Navidad y puedo ver que estamos en el amor 


Cantaban ya todas juntas a coro para bailar mientras seguían entonando las siguientes estrofas ante las sorprendidas y alegres caras de los transeúntes.


Y las campanas están sonando cuando te oigo decir 
Vamos a hacer todo de nuevo el día de Navidad 
No puedo esperar 

Paseando  contigo en la nieve de invierno 
Besándonos debajo del muérdago 
La gente sonríe por donde quiera que vamos 
Es Nochebuena y pueden ver que estamos enamorados

¡Ooh!, que la temporada brillante 
Con las luces que reflejan en sus ojos 
Todos mis sueños se harán realidad esta noche
Es víspera de Navidad y puedo ver que estamos  enamorados


Paseando  contigo en la nieve de invierno 
Besándonos debajo del muérdago 
La gente sonríe por donde quiera que vamos 
Es Nochebuena y pueden ver que estamos enamorados


Y concluían todas juntas, alrededor del muñeco de nieve, sonriendo a la cámara y guiñando un ojo…

¡Ooh!, que la temporada brillante 
Con las luces que reflejan en sus ojos 
Todos mis sueños se harán realidad esta noche
Es víspera de Navidad y puedo ver que estamos enamorados

(Celine Dion Christmas Eve crédito al autor)


Y en cuanto a Nancy siguió mejorando, fuera ya de peligro. Tanto Marian como Erika no se separaban de ella. Aunque al poco tocó la despedida del hospital. La niña fue dada de alta.

-Me da un poco de pena tener que despedirme.- Musitó la apenada cría.-
-Te vamos a echar muchísimo de menos cariño.- Afirmó Marian quien enseguida le dijo.- Siempre estaré para cualquier cosa que necesites.
-Cuando sea mayor, seré una doctora tan buena como tú.- Afirmó la niña.-
-Adiós tesoro.- la abrazó Erika sin poder evitar llorar, repitiendo una vez más.- Gracias, me has hecho muy feliz.
-El angelito me contó que tienes muchas cosas buenas todavía que hacer.- Le contestó la pequeña, sorprendiendo a las adultas.-


            Aunque las dos la creían. Sobre todo Erika que, tras separarse de ella y enjugarse las lágrimas, afirmó emocionada.

-Y las haré, te lo prometo. Dónde quiera que vaya, jamás te olvidaré. Me has salvado. Te lo aseguro. Seré feliz y procuraré que también lo sean los demás.


 Y de ese modo se despidieron. Al principio Nancy fue tutelada por las autoridades y los servicios sociales, siendo visitada por Erika y por Marian que se turnaron durante ese tiempo para hacerse cargo de ella. No obstante, la enfermera se despidió muy emotivamente de la cría unas semanas más tarde. Tuvo una buena oferta de trabajo en otro planeta. Efectivamente su destino la llevaría por otro rumbo, aunque no olvidó la promesa que hizo y la mantuvo. Y a los pocos meses al fin, Nancy fue adoptada por una buena familia en la que creció rodeada de amor, convirtiéndose en efecto en  doctora como su amiga Marian, a la que nunca dejó de ver. Como ella, se dedicó a ayudar a los niños y a celebrar más que efusivamente cada Navidad. Sobre todo al casarse y tener hijos que siempre adornaban la casa con unas bellas figuras de ángeles con alitas de plata y las muñecas de las Justices que tan cariñosamente conservaba su madre, que tendría ocasión de volver a charlar de nuevo con alguna de las chicas con las que compartiera aquel hermoso sueño de Navidad. Y finalmente, cuando la Trascendencia llegó, Nancy pudo conocer al ángel que había velado por ella y ese no era otro que...bueno ya hemos dicho bastante, y como no podía ser de otra manera, sólo queda desear feliz Navidad y próspero año nuevo a todos.

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