-Ha
llegado el momento. – Comentaba Nephrite con el asentimiento de sus camaradas.-
-¡Y
que lo digas! - Convino Zafiro.- Aunque fue bastante duro.
-Si-
afirmó su hermano.- Pero valió la pena.
-Eso
desde luego.- Terció Ail, quién se preguntó.- ¿Cuándo va a llegar Roy?...
-Siempre
hace lo mismo.- Se sonrió Nephrite.-
-También
fue el último en unírsenos.- Recordó Diamante.-
-Nunca
ha tenido prisa por ser puntual.- Se rio Zafiro haciendo que el resto le
secundase.-
-Si,
a decir verdad, entre eso y sus ocurrencias es un tipo muy particular.- Pudo
añadir Ail.- Por cierto, ¿quién fue el primero en llegar?
-Yo
- dijo Nephrite.- Fui quién primero luchó contras la guerreras y murió.
-Pero,
no te mataron ellas, ¿verdad?
-No.-
Suspiró el aludido recordando.-
Tras haber sido malherido por
aquellos youmas del malvado Zoisite, Nephrite pudo aun así liberar a Naru de su
cautiverio. La llevaba en brazos cuando ella suspiró agradecida.
-Ha venido a
salvarme, muchas gracias.
-No me las des. Ni yo
mismo sé bien porqué lo he hecho… - Pudo replicar él.-
Y ciertamente se hallaba desconcertado por su propio
proceder y más cuando, a pesar de su propio asombro, le confesó a esa muchacha.
-Te estuve engañando
todo el tiempo. En el fondo soy un villano, lo he sido siempre y eso es algo
que no va a cambiar.
-No me importa – le
sonrió ella dejándole aún más sorprendido cuando añadió de forma dulce. -
Mientras esté a mi lado no me importa ser engañada.
Él
la dejó de pie en el suelo mirándola con estupor. La chica le seguía sonriendo
de aquella manera tan especial, que a él le llegaba dentro de su corazón,
barriendo cualquier otro tipo de sentimiento, incluso los negativos que tenía
como general de Metalia. Entonces Naru miró en varias direcciones con gesto preocupado,
Cerca había un parque y ella le tomó de una mano guiándole dentro. Tomaron
asiento apoyándose en un árbol. La chica rasgándose parte de la chaqueta de su
propio pijama le decía con inquietud cuando vio rastros de su verdosa sangre.
-Le han herido por mi
culpa. ¡Cuánto lo siento! Y esos malvados pueden volver.
-No te preocupes –
sonrió él quitándole importancia. – No es nada.
Como
luchador estaba acostumbrado a cosas peores. Aunque ella se dio buena maña en
vendar aquel rasguño y él pudo mover el brazo con soltura.
-Muchas gracias. –
Pudo decir el chico, en verdad tan reconocido como sorprendido por aquel grado
de atención y de cariño que había puesto ella
en aquella cura de emergencia. -
-Señor Sanjouin -
repuso la chica de forma tímida, casi vergonzosa - Cerca de aquí hacen un delicioso postre de
chocolate. Y yo me estaba preguntando. ¿Le gusta a usted el chocolate?
-Si me gusta – pudo
decir él dubitativamente, en realidad ni sabía lo que era eso. -
Aunque
la chica lo notó enseguida puesto que replicó con suavidad pero a la vez
contundencia.
-Miente. Pero lo hace
por amabilidad y con elegancia.
-Lo siento mucho. –
Pudo decir él.-
Realmente
Nephrite no sabía casi hablar con otros sin mentir. Aquello era tan
consustancial en su reino, dónde siempre había que desconfiar de los demás y
cubrirse las espaldas, que a su pesar era difícil a veces para él decir la
verdad, incluso en temas tan triviales.
-No se preocupe, no
me importa- sonrió tímidamente ella que añadió. – Verá. Había pensado que, si
alguna vez pudiéramos ir usted y yo a comer ese postre de chocolate sería muy
bonito. ¿No cree?
-Si - contestó
entonces él de forma firme. – Iremos alguna vez.
-¿Lo dice de verdad?
– Afirmó ella esperanzada. -
-¿Crees que te
miento? – Pudo replicar él y esta vez siendo capaz de expresar lo que realmente
sentía. -
-No, sé que ahora lo
dice de veras. ¡Soy tan feliz!
El
chico la miró sorprendido. Esa jovencita podía leer en él como si de un libro
abierto se tratase, se dio cuenta de que ya no podría ser capaz de engañarla.
Además, tampoco deseaba hacerlo ya. Y lo cierto es que entonces él pensó que
por qué no cumplir con su palabra. Después de lo que había sucedido lo mejor
sería dejar el reino de la oscuridad. Abandonar a esos malvados de los que
ahora renegaba e incluso unirse a la Guerrera Luna para combatirles. Él podría
ser de gran ayuda. Conocía su emplazamiento y sus planes y ya no le parecía tan
adecuado lo que querían hacer con ese mundo. Sobre todo si eso amenazaba a
personas buenas como Naru. Lo irónico de todo es que él mismo quiso emplear
aquello como una argucia. Desertar para unirse al enemigo era una mentira que
él mismo le había contado a esa
muchachita en la esperanza de que ella le revelara quién se escondía tras
Guerrero Luna. Ahora en cambio deseaba que llegase a ser posible. Meditaba
aquello cuando la chiquilla le miró con gesto candoroso y le preguntó curiosa.
-¿En su mundo hay
algún día en el que ustedes no tengan que trabajar porque sea fiesta?
Nephrite
se quedó sorprendido. Jamás había oído tal cosa. Tuvo que reírse sin poderlo
evitar para contento de la muchacha que se lo hizo notar.
- ¡Se ha reído! ¡Qué
tontería! ¡Yo rio y lloro al mismo
tiempo!
Fue
entonces cuando él sintió que algo iba mal. Los malditos esbirros de Zoisite
les atacaron a traición pillándole con la guardia baja en esos momentos.
Nephrite resultó mortalmente herido al ser atravesado por un sarmentoso brazo
de un youma e interponerse posteriormente en la onda expansiva de varias
explosiones causadas por otro, escudando a la joven con su propio cuerpo. Pese
a todo todavía pudo protegerla dándoles el cristal negro a sus enemigos. Su
colega y contrincante se burló cruelmente de él pero eso no le importó. Sólo
sufría por la chica y ella derramó lágrimas por él. Pese a que el muchacho,
viendo que llegaba su fin, le pidió a
ella que huyera, la joven no quiso irse de su lado. Esa fue la última cosa que
terminó por abrir su corazón. Las mismas guerreras acudieron en su ayuda destruyendo
a esos demonios, pero ya era tarde. Agonizó abrazado a Naru y las lágrimas
limpias de ella le lavaron el alma. Mientras él
se dirigía a su antigua enemiga…
-Vaya, guerrera Luna…
al parecer tu identidad seguirá siendo un misterio después de todo…
-No te mueras,
hombre.- Pudo replicar ella con el asentimiento de sus otras dos compañeras.-
-Lo siento… - pudo
decir ahora a la angustiada Naru, en tanto sentía como la vida le abandonaba
por momentos.- No podré…ir contigo… a esa cita…
-¡No!- Sollozaba ella
tratando de sostenerle entre sus brazos.- Prometió ir a comer postre de
chocolate conmigo… ¡No me deje…por favor…Nephrite!…
Y
para él ya todo fue oscuridad. Después llegó al
Cielo, rodeado por una blancura que se extendía en todas direcciones, allí
recibió la oferta de una voz que le habló
con estos términos.
- Has expiado muchas
de tus culpas con tu muerte, ahora, si deseas terminar de limpiar tu
conciencia, te ofrezco la posibilidad de hacerlo.
Él asintió, era lo que más deseaba.
-¿Qué es lo que tengo
que hacer?
-Unirte a otros, quienes
como tú, una vez estuvieron entre tinieblas, pero que eligieron ver la luz.- Le
respondió su misterioso interlocutor.-
-Cuenta conmigo.- Se
ofreció el muchacho.-
-Entonces ven.-Le
indicó aquella voz.-
Cuando el chico quiso darse cuenta
una especie de portal de Plata apareció. Una cálida sensación le embargaba por
completo y estaba deseoso de ir en aquella dirección. No obstante la aparición
de un anciano de barba y ropajes blancos, que portaba un bastón, le detuvo.
-No debes ir por ahí.
Es el camino hacia la Eternidad. Sígueme joven Nephrite…
-Pero es una
sensación tan maravillosa.- Pudo decir él.-
-Es un camino sin
retorno.- Le explicó su guía quien, se interpuso entre esa especie de puerta y
el chico.-
-¿Quién eres?- Quiso
saber.-
-Soy el guardián de
la zona fronteriza entre las diversas realidades. Me llamo Landar.
-¿Qué eres una
especie de Dios?- Inquirió el atónito joven.-
-Solo una especie de
mago.- Sonrió afablemente aquel tipo.- Ahora centraré en mi voz y apártate del
camino hacia la Eternidad.
Nephrite lo hizo y fue como si
retornase a la realidad. El mago hizo aparecer otra puerta que parecía de
madera y le indicó.
-¡Crúzala! Allí te
esperan.
El joven obedeció. Al traspasar
aquella puerta era como si ésta jamás hubiese existido.
-Pero ¿Qué diablos?-
Se dijo atónito.-
-¿Me llamabas?- Oyó
una sarcástica voz a su derecha.-
El joven se giró solo para descubrir
a un ser realmente extraño. Era enormemente alto, tanto que al propio Nephrite
con su casi metro noventa, le sacaba más de una cabeza. Pero aquella no era su
característica más notable. Tenía un color verde esmeralda y unos brazos
tachonados con extrañas marcas similares a parches. Se adornaba con una capa
blanca y lucía un traje parecido al de los beduinos, de peto y pantalones anchos
de color azul oscuro casi tirando a morado. Remataba aquello con una especie de
turbante sobre su cabeza.
-¿Quién diablos
eres?- Exclamó Nephrite poniendo se guardia.-
-¡Ja, ja, ja! - Tú lo
has dicho.- Se rio aquel extraño individuo aflorando dos colmillos de entre sus
labios de tono azul oscuro.-
-Otro devlister de
Zoisite, ¡Ahora verás maldito!- Replicó el joven lanzándose al ataque.-
Pero ese individuo le esquivaba casi
sin esfuerzo aparente. Cualquier intento de alcanzarle con un puñetazo o patada
fracasaba por completo. Al fin el muchacho le atacó con sendas bolas de
energía. Sin embargo, para su asombro, ese tipo no se inmutó cuando éstas le
alcanzaron estallando a su lado y
cubriéndole de humo. Al despejarse permanecía allí, incólume y cruzado de
brazos.
-¿Y esto es todo lo
que sabes hacer?- Inquirió con tono entre despectivo y desapasionado.- No me
sorprende nada que te liquidasen tan fácilmente.
-Soy uno de los
mejores guerreros del reino de la Oscuridad.- Se reivindicó el joven.- El cuarto
poder.
-¡Pues entonces lo
siento por ese reino!- Rio su interlocutor.- Hasta mi amigo Son Gohan era más
fuerte que tú cuando tenía cuatro años.
-¿Cómo te atreves a
insultarme?- Se indignó el chico emitiendo energía.-
- Si tanto te molesta
ven aquí y evita que lo haga. - Le incitó su adversario con una sonrisa de
superioridad.- ¡Vamos!
Ahora Nephrite se lanzó con mayor
rapidez. Era como si las fuerzas le volvieran. No había creído que estando
muerto fuera a ser capaz de luchar. Sin embargo allí estaba. Por desgracia para
él, volvió a errar todos sus ataques. Aunque en esta ocasión, ese tipo le
detenía usando tan solo una mano. Y para colmo de humillación parecía hacerlo a
desgana…
-Ya es suficiente.-
Sentenció ese extraño golpeándole en el estómago a más velocidad de la que pudo
percibir.-
El que fuera cuarto poder del reino
de la Oscuridad cayó doblado y retorciéndose de dolor. Era incapaz de respirar.
Aunque su enemigo pareció darse cuenta y comentó con tintes burlones.
-Estas muerto. No
necesitas respirar, ¡cretino! Levanta del suelo. Es hora de ponernos a
trabajar.
A duras penas pudo obedecer a esa
orden. Nephrite se puso en pie y pudo darse cuenta de que ahora estaba bien. Su
misterioso adversario procedió a presentarse.
-Me llamo Piccolo, algunos
me definen como el rey de los Demonios. Me gusta ese título. Y aquí voy a ser
lo más parecido a eso y a un instructor que vas a tener…
-No…no lo entiendo,
creía que estaba en el Cielo.- Pudo decir el chico.- Supongo que todas las
maldades que hice no pudieron ser enmendadas en tan poco tiempo.- Suspiró con
resignación.- Aceptaré mi castigo…
Pero su nuevo profesor se mantenía
cruzado de brazos y movió la cabeza. Enseguida añadió con ese tono insidioso
del que hacía gala.
-Cuando acabes con tu
autocompasión melodramática te lo explicaré. Estás en el Cielo. Landar te ha
enviado a mí. Me ocuparé de ti y de algún otro cabeza hueca como tú.
Entrenaremos. Será duro, será difícil y preferirás estar en la Eternidad. Eso
te lo aseguro. Pero si haces las cosas bien tendrás una oportunidad.
-¿Oportunidad?...Oportunidad
¿para qué?
-Para volver al mundo
y arreglar un poco las cosas. ¿Estás dispuesto?
-¿Podré volver con
Naru entonces?
-Yo no soy ninguna
casamentera. Solo te prometo que vas a sufrir y a trabajar de lo lindo.- Espetó
su interlocutor.- Si consigues volver el resto será cosa tuya.
Nephrite guardó unos instantes de
silencio. Sopesó aquello. Ese tipo era realmente fuerte. Y le ofrecía
entrenarle para mejorar. Si existía la más mínima posibilidad lo intentaría. Al
cabo de unos instantes, Piccolo pareció impacientarse y le urgió.
-¿Qué decides? Aunque
estemos en la Eternidad no tengo tanto tiempo para perderlo esperando.
-Muy bien. Acepto.
Sea pues.- Aseveró el joven con determinación.-
Ahora lo recordaba con una media
sonrisa. Sus compañeros asintieron a su vez.
-Sí, Piccolo es
tremendo.- Afirmó Ail.- A mí me sucedió algo parecido…iba con mi pareja…
Viajando
por el espacio desde que salieran de la Tierra, Ail y Ann habían llegado a un
pequeño y acogedor mundo donde podrían
instalarse. Ann había quedado encinta al modo de los humanos y el embarazo
había avanzado según viajaron y durante el tiempo de estancia en ese mundo. Ann
dio a luz un bebé ante la alegría y el estupor propio y de Ail, que francamente
no sabía cómo ayudarla. Menos mal que tras el parto le dio parte de su energía
que se encargó de hacer el trabajo de recobrarla. Así pasaron los días. Ann se
familiarizaba con la nueva tarea de cuidar y criar a su hijo al que tanto ella
como Ail decidieron bautizar con el nombre de Giaal, que en su lengua
significaba "el milagro". Pero la alegría no durará mucho. Una tarde,
Ail recorría la atmosfera superior del
planeta cuando sintió algo. Una potente energía que le intranquilizaba. Bajó
rápidamente a reunirse con Ann y se lo contó. Indicándole con inquietud.
-Permanece aquí
escondida con nuestro hijo hasta que yo sepa de qué se trata.
-Ten mucho cuidado
cariño, te estaremos esperando,- le respondió Ann con el rostro demudado por la
preocupación.- Pero no te arriesgues, presiento que hay algo perverso
esperándote ahí fuera.
Ail asintió, sabía que Ann tenía
dotes para la adivinación. Él mismo comenzaba a sentir aquella extraña energía,
más bien varias que se dirigían hacia ellos. Y deprisa. Se elevó en el aire en
tanto su compañera le miraba alejarse
con preocupación acunando a su bebé.
-¿Qué podrá ser esto?
- Se decía el joven.-
Y
pronto tuvo el desagradable presentimiento de que no estaba sólo. Como salidas
de ninguna parte tres figuras antropomórficas ataviadas con negras armaduras le
rodearon.
-¿Quiénes sois? ¿Qué
queréis?- Les inquirió mirando en derredor suyo. -
Por toda respuesta uno de esos
individuos se subió el yelmo mostrando una tonalidad de piel azulada, unos ojos
rojizos cargados de malas intenciones y una pérfida sonrisa en tanto decía a
los demás.
-Creo que nos
divertiremos un rato con éste.
-Si- repuso otro
elevando su casco también para mostrar un rostro similar pero de color
anaranjado. -
-No sé qué estáis
tramando- repuso Ail que no entendía el lenguaje que empleaban aquellos
extraños, pero comprendía por sus gestos
que no podían pretender nada bueno. -
-¿Estás sólo en este
mundo, criatura? - Fue la respuesta de uno de aquellos seres que esta vez habló
en la propia lengua de Ail. -
-Sí- contestó éste
con rotundidad.-
Presentía
que esos seres eran malignos y tenía que evitar que descubrieran la presencia
de Annie y del bebé. Debía centrar su atención en él. Y al parecer, para su
desgracia, lo había logrado.
-Pues es una pena,
¡ja, ja!- se mofó el otro. – Nos hubiera gustado divertirnos con alguien más.
-Marcharos- les
ordenó Ail -, no quiero haceros daño.
-¡Habéis oído lo que
ha dicho este idiota! - rio el que parecía el jefe. - No quiere hacernos daño,
ja, ja.
-¡Una lástima!
Nosotros a ti si.- Se burló otro que, utilizando un extraño aparato similar a
un monóculo rectangular de tono verdoso translúcido declaró.- Fuerza de combate
seiscientas veinte unidades… ¡Ja, ja, ja!…. No tenemos ni para empezar a
calentarnos.
-Vamos a ver cómo te
defiendes- le espetó el restante lanzándose contra él. -
Ail esquivó como pudo aquel ataque y
se defendió lanzando un rayo de energía que alcanzó a uno de sus enemigos pero
no le causó ningún daño.
-¿Eso es todo lo que
sabes hacer?- inquirió uno de los tipos golpeándole en el rostro.
-No está tan mal.-
Opinó el del visor.- Su potencia subió a las mil trescientas unidades…
El alien sintió como su sangre
verdosa manaba de sus labios. Los otros le miraban y reían señalándole con
burla.
-Eres más frágil de
lo que creíamos. No eres rival para unos oficiales de las tropas del gran
Gralas.-Sentenció el de color azul.-
-¿Gralas? ¿Quién es
ese? - exclamó Ail atónito - ¿Qué buscáis por aquí?
- ¿Es que no sabes
quién es nuestro amo?- rio uno escupiendo divertido – ¡Eres patético!…
- Queremos
divertirnos y acabar con todas las
ridículas criaturas como tú- le respondió otro. -
-Sí, primero nos
calentaremos contigo y otros pedazos de basura más y luego iremos a la Tierra.
-¿A la Tierra?-
Volvió a exclamar Ail sin poder creerlo. -
-¿Eres sordo? ¿O es
que te gusta hacer de eco?- graznó otro que golpeó en el estómago a Ail tan
deprisa que este no pudo ni hacer ademán de esquivarlo -
El alien cayó a plomo hasta el
suelo, pudo frenarse lo suficiente como para no golpearse con demasiada dureza.
Estaba ahí, incapaz de levantarse, cuando sus enemigos descendieron junto a él
prorrumpiendo en carcajadas.
-Así no nos vas a
durar mucho- rio el que le había golpeado. -
-Hastok - le indicó
otro que parecía estar al mando. - Ya está bien, no podemos seguir perdiendo el
tiempo con esta basura.
Ail temblaba mientras su sangre
seguía mandando por varias heridas. La vista comenzaba a nublársele mientras
trataba de concentrarse para superar el dolor. Pudo hacerlo lo bastante como
para comunicar telepáticamente con Ann.
-Soy yo cariño- la
voz de Ail le llegó a esta dentro de su mente. - Debes irte de aquí, llévate a
Giaal y vuelve a la Tierra, pronto.
-¿Qué te ocurre Ail?-
inquirió ella preocupada.- Tus ondas me llegan muy débiles. Necesitas ayuda.
-No te preocupes por
mí, toma al bebé y márchate o moriréis los dos. Yo trataré de detenerlos.
-¡No, no te dejaré!-
replicó ella que no podía evitar prorrumpir en sollozos de angustia. -
-¡Vete te digo!- le
llegó la brusca respuesta de él.- Yo sólo tengo alguna oportunidad. Ve y busca
a las guerreras. Ellas te ayudarán. No puedes poner en peligro la vida de
nuestro hijo. ¡Te lo ruego!, si nos quieres a él y a mí, apresúrate antes de
que sea tarde.
Pese a estar aterrada y muy
angustiada por la suerte de Ail, Ann obedeció. Sabía que si su compañero le
pedía que huyese debía de existir un peligro enorme que la amenazaría tanto a
ella como al pequeño. Concentró todas sus energías para crear un campo de
protección y salió rauda hacia el espacio, con el pequeño Giaal entre sus
brazos.
-Lo siento mi
amor...- Sollozaba presa de la desesperación y la tristeza.- Te quiero…
-Y yo a vosotros…- Le
llegó el eco de la última respuesta de su pareja.-
Ail suspiró, dentro su penosa situación
se sentía aliviado. Pero ahora debía de darles todo el tiempo del que fuera
capaz para escapar. Rezaba en silencio porque no hubieran más tipejos de esos
rondando por allí. Sacó entonces su
flauta y alguna de sus cartas.
-Adelante Ritrak,
Oberon y Mailya…- Exclamó tocando su característica melodía.-
Para sorpresa de sus rivales tres
naipes se transformaron en extraños seres que semejaban un mitológico Grifo,
una especie de murciélago humanoide y un individuo de cuatro brazos, les
miraban con hostilidad.
-¡A por ellos! -
Ordenó Ail con una media sonrisa.- Obtener su energía sin restricciones.-
Las cartas atacaron. Aunque pasada
la sorpresa inicial sus enemigos eran tan rápidos que los naipes conjurados por
Ail eran incapaces de alcanzarles. Entonces uno de esos tipos, de tez naranja
se sonrió con malevolencia para declarar.
-Así que es solo eso.
Muy bien… ¡Tomad mi energía!
Y dicho esto emitió un chorro de
plasma que destruyó a dos de las cartas reduciéndolas a cenizas.
-¡Eh!- Exclamó el atónito
Ail admitiendo.- Ni tan siquiera las guerreras eran tan fuertes…
La carta restante, esa especie de
león con pico de águila alado contratacó. Repitió su nombre lanzando a su vez
un ataque de pinchos que se desprendían de la larga cola que le remataba en su
parte trasera. Sin embargo sus enemigos los esquivaron sin problemas. Aunque
confiados se relajaron sin darse cuenta de que algunas de aquellas agujas se
giraron a perseguirles.
-¡Ah! - Gritó uno
cuando sintió el aguijonazo.-
Y ese pequeño estilete comenzó a
drenarle energía aumentando la de esa criatura que solo repetía…
-Ritrak…
-Muy bien, aumenta tu
poder y acaba con ellos.- Le ordenó Ail.-
-¡De eso nada! -
Repuso uno de esos tipos, humanoide de tez anaranjada, alegando.- A los Arcoily
no nos derrota un mero animal.
Y atacó a la carta de un modo rápido
y letal. Ésta apenas pudo moverse cuando recibió un puñetazo que la derribó en
el suelo. Antes de que pudiera moverse un rayo de energía arrojado por otro de
aquellos tipos la hizo estallar. El restante se arrancó el pincho que
desapareció tras la eliminación de su punto de origen.
-Ahora vas a ver lo
que es bueno.- Sentenció uno de esos individuos dirigiéndose amenazadoramente a
Ail.-
Y sin que el alien ni le viera venir aquel
extraño le propinó un fuerte golpe en la cara que lo lanzó varios metros hacia
atrás. El joven se estrelló quedando visiblemente tocado. Apenas era capaz de
incorporarse entre las risas de sus adversarios.
-Y ya está.- Gritó
con mofa el de la piel azulada.- ¿Te das por vencido tan pronto?
Sintiéndose
perdido Ail quiso sin embargo caer con dignidad. Debía darles también a su
compañera y a su hijo todo el tiempo que pudiera. De modo que reuniendo todas
sus fuerzas se incorporó gritando.
-¡Ahora vais a
ver!...- espetó atacando a sus agresores con ráfagas de energía.- ¡Acabaré con
vosotros!
El alien lanzó un intenso bombardeo
que cubrió a sus adversarios levantando polvo y llamaradas. Jadeando al borde
del agotamiento fue extinguiendo su ofensiva hasta descansar exhausto sobre
unas rocas. Por lo menos les había tomado por sorpresa y puede que les hubiese
eliminado, pero, para su desgracia y horror no era ni mucho menos así.
-¿Pero qué es esto,
fuegos artificiales?- inquirió una gutural voz que sonaba divertida -
-Mi comandante Orguaz
- replicó Hastok. - Parece que este payaso tiene ganas de jugar.
-No diría yo tanto-
replicó el interpelado acercándose pausadamente hasta Ail que no podía ni tan
siquiera hacer amago de escapar - ¿Qué te pasa?- le espetó con una malévola
sonrisa. - ¿Quieres morir antes de tiempo?
-No os lo pondré tan
fácil- pudo decir Ail con la voz entrecortada por los jadeos -.
-¡Que miedo me das-
aulló Hastok apareciendo junto a él a una rapidísima velocidad para golpearle
acto seguido lanzándole contra el suelo. -
El otro tipo materializó entre sus
manos una bola de energía que apuntó contra el maltrecho Ail. Éste supo que su
fin había llegado, sólo deseó que su mujer y su hijo hubiesen podido escapar.
Después recibió el impacto de aquella energía y no sintió nada más.
-Reaparecí aquí,
entre esta blancura. Landar me recibió. Fue muy amable. Me dijo que Annie y mi
hijo estaban a salvo. Con nuestras amigas las guerreras. Después, me envió
junto a Piccolo.
Aunque a diferencia de su compañero,
el alien no cedió a las provocaciones de su interlocutor. Más bien suspiró
declarando.
-No sé quién eres o
qué quieres. Pero ya tuve suficiente.
En esta ocasión el estricto maestro
pareció relajar su expresión y su tono para explicarle.
-Ese tipo de villanos
me son familiares. Disfrutan yendo de un mundo
a otro y matando y esclavizando a sus habitantes. Son muy valientes
cuando se enfrentan a pobres seres indefensos. Sin embargo tú tienes otra
oportunidad. Si entrenas con tesón y no te rindes puede que logres volver al
mundo y vengarte.
-No es venganza lo
que deseo. Preferiría volver junto a mi mujer y mi hijo.- Declaró el
extraterrestre.-
-Eso estará en tu
mano. Si logras superar el entrenamiento serás libre de hacer lo que quieras.
¿Te interesa?- Quiso saber ahora con tono algo más impaciente.-
-Por supuesto que
sí.- Aseveró el joven.-
Entonces Piccolo le presentó a
Nephrite. Ambos comenzaron a entrenar
juntos.
-Luego llegamos
nosotros dos.- Terció Zafiro.-
El muchacho
recordaba cómo se despidió de Petz. Dejó su chaqueta como perentoria garantía
de un retorno que ni él mismo creía posible. Estaba muy débil, se sujetaba como
podía entre las paredes de los callejones. Al fin salió al descubierto, solo
para encontrarse a esa extraña bloqueándole el paso.
-¡Quítate de mi
camino, Dama Negra! Tengo que ver al príncipe Diamante.
-¿Si? Pues antes de
eso vas a morir.- Se sonrió malévolamente esa chica de larga cabellera
sonrosada.-
Estaba listo para recibir el ataque
final cuando la Guerrera Luna intercedió por él. Junto a sus compañeras se
enfrentaron a esa terrible enemiga. Un Zafiro atónito solo pudo preguntar.
-Pero ¿Por qué me
ayudáis?
-Pues no lo sé.-
Respondió una rubia guerrera.- Pero Cooan y sus hermanas nos pidieron que lo
hiciéramos.
-A nosotras nos gusta
confiar en las personas, aunque sean enemigos.- Le sonrió otra, alta y de pelo
castaño, guiñándole un ojo.- Igual que a Guerrera Luna
-¿La Guerrera Luna?-
Repitió el sorprendido chico.-
Entonces terminó por comprender.
Esas muchachas realmente nunca fueron enemigas suyas ni de Némesis. Fue en ese
instante cuando observó a su hermano suspendido en el aire. Aunque en ese
momento la Guerrero Luna y otras dos de sus amigas estaban sufriendo a manos de
la Dama negra. Enseguida Zafiro les dijo.
-No os preocupéis, id
a ayudad a vuestras amigas. Yo estaré bien aquí. Además, tengo que ver a
alguien.
Las dos asintieron y fueron a ello.
Entonces el muchacho miró hacia el cielo.
-Zafiro. ¿Por qué me
has traicionado?- Le inquirió la voz entre incrédula y apenada de su hermano.-
-¿Cómo me crees capaz
de traicionarte a ti? Diamante hemos sido engañados… Debes recordar que lo que
queríamos no se parece en nada a esto…
Entonces la Dama Negra logró apresar
en una jaula de energía a las guerreras, iba a atacar a Zafiro cuando aquel
tipo, Tuxedo Kamen, la arrebató una de sus armas liberando a las sailors.
-¡Ya basta Chibiusa!-
Exclamó el señor del antifaz, dirigiéndose ahora al orgulloso príncipe de
Némesis.- Diamante, escucha lo que tiene que decirte tu hermano. Escúchale con
atención…
Hubo un momento de silencio,
Diamante observó con expresión inquisitiva a su interlocutor y le preguntó con
tinte de patente interés.
-A ver Zafiro. ¿Qué
es lo que has visto en el futuro?...
Por
un instante el joven se sintió esperanzado. Iba a comenzar a hablar cuando
enmudeció. Por encima de su hermano apareció aquel siniestro encapuchado que le
atacó con un rayo de energía como el que le había dejado malherido cuando
escapó. Encajó el impacto cubriéndose con ambos brazos pero de nada le sirvió.
Cayó quemado y de rodillas. Apenas consciente ya. Tras emitir un grito.
-¡Hombre Sabio! –
Exclamó Diamante girándose incrédulo.-
-Zafiro es un
traidor. No debimos molestar al príncipe con tus tonterías.- Declaró lapidariamente
éste.-
Pero el muchacho reunió sus últimas
energías para musitar con la voz entrecortada…
-Diamante, el
Hombre…Sabio…quiere acabar también…con el mundo…del futuro…
-¡Muereee! – Aulló
aquel maligno ser lanzándole otra oleada de energía.-
Zafiro solo pudo gritar de dolor al recibir
ese nuevo impacto y caer totalmente fulminado. Pese a que Tuxedo Kamen y
Guerrera Luna acudieron en su auxilio.
-Lo siento.- Le dijo
ese tipo de frac.- No pude protegerte…
Pensó en su amada. En ella, la que
le había suplicando entre lágrimas de dolor que no fuera. Recordó aquella
promesa que jamás podría realizar y solo musitó.
-Petzite…lo siento…
Después
todo se le oscureció. Cuando recobró el sentido, o al menos eso creyó, estaba
en medio de una blanca vastedad
desolada, sin nadie alrededor. No sabía cuánto tiempo llevaba allí. De pronto
divisó una figura en la lejanía. Se aproximó descubriendo con asombro a su
hermano.
-¡Diamante!- Exclamó
perplejo.-
-¡Zafiro!- Repuso él
con idéntico asombro.-
-Por desgracia veo
que mis advertencias no llegaron hasta ti.- Suspiró el joven.-
-Lo siento hermano.
Tenías razón. Debí escucharte antes. La propia Guerrera Luna me lo dijo, y
finalmente la creí. Pero fui muerto por el Sabio.- Se lamentó.- Luché contra él
y al final, la salvé a ella sacrificando
mi vida. Comprendí lo estúpido que había sido. Ese maldito quería destruir
todas las formas de vida y sumir el universo en la oscuridad. Yo jamás quise
tal cosa. Lo entendí demasiado tarde. También descubrí que no se puede robar el
amor por la fuerza. Al menos pude decírselo a ella. Fui feliz por haberla
amado. Luego perdí el sentido y desperté aquí. Pero no todo fue en vano, al
menos acabé con ese bastardo.-Concluyó con un tinte entre reflexivo y lleno de
pesar.-
-¡Maldito sea! -
Espetó Zafiro con rabia.- Menos mal que
liquidaste a ese maldito traidor. ¡Ojalá hubiese podido hacerlo yo! Por lo
menos las hermanas podrán tener una vida feliz.
En ese instante un anciano de barba
y túnica de color blanco, portando un bastón, se apareció ante el asombro de
los jóvenes. No tardó en presentarse.
-Soy Landar, el mago
blanco. Vosotros habéis muerto y os han enviado aquí. Vuestras almas se han
purificado y redimido. Ahora podéis escoger. O cruzáis a la perpetua eternidad.
O disponer de una oportunidad para reparar el daño que hicisteis y volver al
mundo del que tan trágicamente partisteis.
-¿Lo dices en serio?-
Exclamó Zafiro.-
-No me creo ni una
palabra. – Espetó Diamante a su vez.- Ya tuve bastantes consejos por parte de
ancianos sabios.
En ese momento los dos se percataron
que, sobre la cabeza del otro lucía una especie de aureola redonda.
-¿Qué es eso?- Quiso
saber Diamante.-
-El oremus sagrado.
Significa que estáis muertos, en espera de pasar al plano eterno.- Les explicó
su contertulio.-
-¡No puedo creerlo! -
Dijo Zafiro con patente estupor.-
-Si. Me parece algo
realmente absurdo.- Repuso Diamante.-
-Puedes pensar lo que
desees. Sin embargo si eliges reparar los daños tendrás que afrontar unas duras
pruebas. Y quizás, si lo logras, podrías traer a la luz a alguien a quién en el
fondo siempre quisiste. Y que te amó de manera incondicional.
Eso dejó al príncipe atónito y
pensativo. Más cuando el anciano mago sonrió levemente y sentenció.
-Sabes bien a quién
me refiero. A la joven que te regaló aquellas semillas…
-¡Esmeralda! - Musitó
Diamante, que tras pensar por unos instantes y ante el asombro de su hermano
cambió de parecer.- Acepto. Dime anciano. ¿Qué hemos de hacer?
-Por lo pronto cruzad
esa puerta.- Les indicó, haciendo aparecer un portón de madera que se abrió
ante ellos.-
Los dos muchachos escrutaron
aquello, no parecía haber nada distinto a un lado o al otro de esa puerta. No
obstante decidieron que ya nada peor les podría pasar y entraron…
-¡Grave error! - Se
rio ahora Diamante al recordarlo.- Claro que nos podían suceder cosas peores…
Tras
traspasar esa puerta se escuchó una voz. Fue cuando ese adusto individuo apareció ante él y Zafiro.
-¿Quién eres?- Le
preguntó poniéndose en guardia al igual que su hermano. –
- No es de tu
incumbencia – Replicó el aludido con desdén. –
- ¡Soy el príncipe
Diamante!, ¡heredero del reino de Némesis! Más te vale hablarme con respeto. –
Exclamó éste emitiendo una especie de aura plateada a su alrededor. –
Aunque
ese extraño ser verdoso sonrió con suficiencia. Por toda réplica lanzó una
pequeña bola de energía que alcanzó a Zafiro derribándole a varios metros de
distancia.
-Za, ¡Zafiro! –
Exclamó su hermano con estupor, aunque enseguida dejó que la ira tomase el
relevo para espetar. - ¿Cómo te atreves maldito? Esta vez no me quedaré cruzado
de brazos mirando sin más mientras dañan a mi hermano. - Remachó lanzando un
chorro de energía de color entre albino y plateado contra ese verdoso tipo. –
¡Muere!
Para su asombro su enemigo desapareció
dejando que aquel rayo pasara de forma inocua y se perdiera en aquella blanca y
vacía extensión. Diamante estaba atónito, aunque apenas se dio cuenta cuando
ese extraño tipo reapareció justo a su lado y le golpeó con un puñetazo en el
estómago. El príncipe cayó doblado sin apenas ser capaz de respirar.
-¡Vamos principito! –
Se sonrió ese individuo con sorna, añadiendo divertido. – Estás muerto, no te
esfuerces por respirar, no te hace falta. Aun…
- ¿Quién eres?- Pudo
preguntar un recobrado Zafiro con un tono más cuidadoso. –
- Vuestro nuevo
entrenador. – Replicó el interpelado, presentándose. – Me llamo Piccolo.
- Eres muy fuerte e
increíblemente rápido. – Reconoció el príncipe de Némesis cuando finalmente
pudo ponerse en pie. -
Y
por si eso fuera poco incluso era más alto que él, lo que no era demasiado
frecuente. Diamante estaba cerca de los dos metros y ese tipo le sobrepasaba en
casi una cabeza. Pero aquello era lo de menos, sobre todo cuando aquel
individuo le replicó.
-Vosotros deberéis
moveros y luchar igual. Al menos cuando hayáis entrenado. Dentro de poco os
uniréis a más guerreros.
-¡Vaya! Os hizo lo
mismo que a mí.- Se sonrió Nephrite, afirmando con su flemática sorna.- Este
Piccolo es un gran luchador pero como intérprete no tiene demasiados recursos.
-Si- Convino Zafiro.-
Luego nos reunió a los cuatro y nos pusimos manos a la obra.
Y
desde luego que eso fue así. Ambos hermanos conocieron a Nephrite y Ail y
entrenaron, después llegó Roy. Que también lo hacía ahora en el momento presente,
para reunirse con sus amigos.
-Ya era hora de que
llegaras.- Le amonestó Diamante al ver llegar al amigo que les faltaba.- Tarde
como de costumbre.
-Tranquilo
principito, que estaba charlando con el maestro Trunks. Nos desea suerte a
todos.- Les comentó el joven.- Me comentaba alguna aventura suya que otra.
Contra unos androides y un bicho realmente asqueroso.
-Pues nosotros
estábamos comentando cómo llegamos aquí.- Le informó Ail.-
-¿Otra vez? - Repuso
el recién llegado con expresión entre incrédula y aburrida.-
-Si. Ahora que vamos
a irnos al fin, queremos recordar cual es nuestro propósito.- Le contestó
Nephrite.-
-Pues en mi caso ya
lo sabéis, tras ser asesinado por ese maldito demonio aparecí en medio de la
nada. Y conocí a Landar, igual que vosotros. Después me dijo que alguien
vendría a ocuparse de mí…-Les dijo Roy.-
-Déjame adivinar,
Piccolo sama.- Comentó Zafiro con tintes de broma.-
-No,- sonrió su
interlocutor sabiendo por dónde iba su amigo, no fue Piccolo, graciosillo…
Veréis…-les contó.-
Tras
un tiempo que a Roy se le hizo larguísimo, divisó en la lejanía una figura que
se dirigía hacia él caminando despacio. Al principio sólo era un puntito negro.
Más tarde, conforme se acercaba pudo distinguirlo mejor. Al cabo de un rato,
llegó sólo a pocos metros de distancia. Entonces pudo verlo bien. Era un tipo
de un metro setenta y cinco más o menos, pelo moreno, largo y puntiagudo, con
unos largos mechones hacia arriba que le hacían parecer más alto. Lucía un
gesto risueño, que clavaba en el chico unos agudos y grandes ojos negros.
Vestía una especie de kimono rojo con un símbolo negro inscrito sobre fondo
blanco en su espalda. Pudo vérselo pues el individuo se había girado para
recoger una especie de bastón que se le había caído. Una vez se lo colocó
sujeto a la espalda de su kimono se acercó más hasta el muchacho y le saludó en
un tono muy distendido.
-¡Hola! - dijo
agitando una mano. - Tú eres Roy si no me equivoco, encantado de conocerte.
- Gracias, lo mismo
digo - repuso éste sorprendido - pero. ¿Cómo sabes mi nombre? ¿Quién eres tú? -
Le inquirió a su vez.
-¡Perdona que no me
haya presentado! - Exclamó el individuo rascándose el cogote. - La verdad es
que las relaciones sociales no son mi fuerte. Mi mujer siempre me lo dice. ¡Ja,
ja, ja, ja! Me llamo Son Goku y soy un amigo de un remoto antepasado tuyo.
-¿Queee?- Exclamó Roy
atónito. - ¿Cómo has dicho?...
- Bueno, amigo, lo
que se dice amigo, quizás no. - Corrigió pensativo su interlocutor. -Vegeta
tiene un muy particular concepto de la amistad, pero después de tantos siglos
ya no es tan arisco como antes, je, je.
-¿Qué significa eso
de que es mi remoto antepasado? ¿Por qué el mago dijo que ibas a encargarte de
mí? ¿Porque eres tú el que se va a encargar?, ¿verdad? - Quiso saber su
contertulio sin poner freno a los interrogantes que se agolpaban en su cabeza.
-
- Calma hombre - le
pidió Son Goku haciendo espacio con ambas manos. - Ahora te responderé a todas
tus preguntas, pero de una en una.
Roy se fijó en un detalle que no
había advertido antes, sobre la cabeza del tal Goku había una tenue aureola
amarilla, una especie de coronita que flotaba a unos escasos centímetros de ese
individuo…
-¿Qué es eso que
llevas encima de la cabeza? - Preguntó nuevamente el muchacho. -
- Espera hombre, son
demasiadas preguntas a la vez.- Repitió aquel tipo tan peculiar con tono
paciente. - ¿Te gusta? - Añadió señalando su aureola - , ¿es bonita, verdad?
Significa que estoy muerto, tú también llevas una, mira.- Añadió señalando la
cabeza del muchacho. -
Éste trató de vérsela pero al
levantar la cabeza la aureola le seguía hacia atrás. Trató de adoptar las más
inverosímiles posturas pero aquel irritante arito siempre le seguía al instante
por más rápido que se moviera. Finalmente miró elevando las pupilas y logró
observarla de refilón.
-¿Es molesto,
verdad?- Le sonrió Goku explicando con desenfado. - A mí me ocurría lo mismo.
Siempre quería verla pero se me escapaba. Me pasé varios siglos intentándolo. Y
al final me aburrí. Pero mi esposa dio con la solución. Con un simple espejo
puedes observarte.
Roy le miraba como si estuviera
embobado. Su contertulio que debió pensar que éste se sentía inquieto por
semejante adorno, añadió con deje jovial para desdramatizar la situación.
-¡Tranquilo, ahora
estás muerto pero eso se solucionará pronto!
- Si claro - convino
su atónito interlocutor forzando una sonrisa de circunstancias en tanto
pensaba. - ¡Este tío está como una cabra!, ¿dónde me he metido?
Pero su nuevo anfitrión no le
permitió continuar ese hilo de reflexiones puesto que estaba cruzado de brazos
y se paseaba a su alrededor escrutándole desde todos los ángulos. Aquello no
hacía que se sintiera muy cómodo que digamos pero tampoco sabía que podía
hacer. Esperaría a que ese lunático hiciera el primer movimiento. Y así fue
cuando Goku le comentó.
- Vi tu combate
contra ese demonio. No estuvo mal, pero te derrotó muy fácilmente. Deberías
entrenar más, pero en eso puedo ayudarte.
- Escucha amigo -
replicó Roy molesto en su amor propio. - No sé quién eres tú, ni de qué vas.
Pero te puedo asegurar que ese demonio era de todo menos fácil de vencer. ¡Me
habría gustado verte a ti en mi lugar!
Su acompañante se limitó a encogerse
de hombros en tanto hacía el pino con una mano y volvía a ponerse en pie de un
brinco.
- No está mal. - Dijo
casi para sí mismo y segundos después volvió a dedicar su atención a aquel
chico que le miraba como si estuviera loco y repuso sin darle mucha
importancia. - La verdad, yo le hubiese derrotado en pocos segundos. - Tras
estudiar la cara de Roy que parecía el retrato de la contrariedad y la sorpresa
al oír semejante cosa, agregó en tono conciliador. - No te enfades hombre, no
es que quiera herir tus sentimientos, pero vas a tener que trabajar mucho.
- Claro - contestó su
contertulio con los brazos en jarras y un tonillo sarcástico - y tú me vas a
enseñar, ¿verdad? Mira tío, no sé lo que significa pero soy un saiyan, el
Guerrero Dorado.- A modo de demostración Roy se transformó en solar, aun podía
hacerlo, pero claro si podía hacer otras cosas no veía porqué esto no. -¿Lo
ves? - Sentenció convencido - mira la fuerza que tengo.
Aquel tipo le observó sin inmutarse,
y declaró con expresión pensativa y la mano a la barbilla. De la misma manera
que si le estuviera evaluando en una especie de examen.
- Nivel uno, no está
mal para un principiante y lo has logrado tú sólo con ese entrenamiento tan
sencillo, reconozco que tienes mucho mérito.
-¿Pero qué dices?
¿Nivel uno? - Exclamó Roy sin poder creer lo que escuchaba. - ¿A qué narices te
refieres?, ¿es que tú eres capaz de conseguir más fuerza?
-¡Claro que sí
hombre! Fíjate bien.- Le pidió Son Goku con aire divertido, transformándose en
un guerrero dorado exactamente igual a Roy para sorpresa de éste y añadiendo
con tinte de clase magistral - Te explico. Ahora estoy como tú, en el primer
nivel.- Dicho esto aumentó su energía a un nivel tremendo.
Su
interlocutor se quedó boquiabierto, sintió una fuerza que era mucho mayor que
la de Nagashel. Goku emitía unas tremendas llamaradas doradas y su volumen
corporal había aumentado considerablemente.
- Éste es el nivel
segundo, aquí tendrás que llegar tú por lo menos.- Le indicó como si aquello
fuese lo más normal del mundo.-
-¿Qué? ¡Pero eso es
imposible!..- balbuceó Roy perplejo. - ¡Es una fuerza bestial!
- Pues todavía no he
terminado - repuso Goku elevando aún más su poder.-
Emitía
una fuerza tal si el chico no se agacha hubiera salido despedido por la energía
que emanaba de aquel individuo. Ahora varios metros alrededor de su contertulio
brillaban en ese mismo tono oro que
desprendía y creaban alrededor de él una especie de esfera de energía de
proporciones descomunales para los sentidos de Roy. Aunque Goku seguía sin
darle importancia en el tono de sus palabras cuando le dijo.
-Este es el umbral de nivel tres, hay varios
más pero basta de momento, ¿no crees? - E instantáneamente volvió a su estado
normal. -
-¡To, todavía puedes
aumentar más tu energía! - Exclamó Roy perplejo. -
- Bueno si, la
verdad, mucho más, pero no es necesario por ahora. - Repuso Goku sin darle
mayor trascendencia al asunto. - Nosotros sólo trabajaremos para que al menos
llegues a este nivel de energía que te he mostrado para vencer al demonio ese.
¡Anímate chico! , no es tan complicado - meditó unos instantes para rectificar
algo azorado. – Bueno, en realidad sí que lo es, pero creo que tienes madera y
podrás hacerlo, de hecho tienes que conseguirlo. Aunque sin prisas, antes
quiero ver como luchas conmigo, para corregir algunos fallos.
-¿Quieres que
luchemos? ¡Pero es que no tengo ninguna oportunidad! – Sentenció el chico
espantado. -
- Tampoco la tenías
contra ese bicho y peleaste. - Le rebatió su interlocutor sonando más
tranquilizador ahora cuando le aseguró. - No te preocupes, no te voy a matar ni
nada por el estilo. Y además, ahora que lo pienso ya estás muerto ¿qué más te
da?
Roy tuvo que darle la razón,
evidentemente no le iban a matar otra vez. Al menos eso esperaba. De todos
modos ese tipo parecía simpático pese a estar como una regadera. Sólo pudo
atreverse a preguntarle.
- Espero que tampoco
duela. ¿No duele verdad?
Goku
le miró sin hacer demasiado caso y sin contestar se puso a realizar ejercicios
de estiramiento.
- Bueno, allá voy.-
Añadió Roy decidido - ¿Pero qué estás haciendo? - Le preguntó atónito al percatarse de los extraños gestos
que su contertulio realizaba. -
- Estiraba un poco -
repuso despreocupadamente Goku. - Hay que calentar antes del combate, es algo
importante.
-¡Pero si dices que
también estás muerto como yo! ¿Qué más te da eso a ti? - Objetó su pasmado
interlocutor, devolviéndole el argumento anterior. -
-¡Tienes razón! ,
siempre se me olvida. Supongo que será la costumbre - rio Goku llevándose una
mano al cogote. - ¡Da igual! Además, me quedan por contarte algunas cosas. Pero
primero vamos a pelear un poco. ¡Venga atácame!
Roy
estaba desde luego remiso de hacer eso. Pero su compañero le insistió con
impaciencia.
-¡Venga hombre!
¡Aunque tengamos todo el tiempo del universo me voy a aburrir si no empezamos
ya!
- Pues allá voy - anunció
éste tragando saliva y lanzándose contra su oponente tratando de darle con
varios puñetazos que su adversario esquivó incluso sin moverse del sitio,
también transformado en solar. -
-¡Pero empieza a
luchar en serio! ¡Espabílate muchacho,
eres un súper guerrero!- le instó Goku propinando a Roy un par de golpes que le
mandaron al suelo tan rápidamente que éste no pudo darse ni cuenta hasta caer.
-
Su mentor se acariciaba la barbilla
pensativo entre tanto el chico trataba de acertarle con algún ataque sin poder
conseguirlo en absoluto. Y lo peor es que su compañero de entreno no paraba de
criticarle mientras tanto…
- Vamos a ver. Eres
demasiado lento y algo patoso, esto no va a ser fácil y encima estás muy flojo.
-¡Todavía no me has
vencido!- exclamó Roy que lanzó una sucesión de sus más potentes rayos.-
Estos
atronaron el lugar, pero cuando se disipó todo el humo Goku seguía allí
mesándose su barbilla y sin un sólo rasguño. Entre tanto el atónito muchacho
jadeaba y sudaba copiosamente por el esfuerzo realizado.
-¿Pero si estoy
muerto? - Se preguntaba con la voz entrecortada por el agotamiento. - ¿Cómo
puedo estar sudando? ¡Esto es absurdo!
- Vamos, no te
distraigas - sonrió Son Goku lanzando contra él un rayo con la palma de su mano
que envió a su rival por lo menos a unos
cuantos miles de metros de allí.- ¡Estos chiquillos!
No obstante aquel prodigioso individuo
reapareció al instante junto a Roy rematando al pobre chico con un puñetazo que
lo dejó en el suelo incapaz de levantarse. Tras unos segundos en los que Goku
suspiró con cierta resignación ayudó a su rival a ponerse en pie. Y mientras
éste trataba de mantener la verticalidad como podía tras aquella paliza, su
acompañante le observaba sin inmutarse siquiera. Y le dijo para animarle, posando
una mano sobre los hombros del derrotado, maltrecho y desmoralizado muchacho.
- Mira. Como te dije
antes, lo bueno de estar muerto es que no te pueden matar otra vez...
-Y. ¿Por qué me duele
todo?- le preguntó Roy molido, añadiendo con sorna. – Empezaba a pensar que
morir no era tan mala idea. Al menos creí que te ahorrarías el daño que hace
esto.
-¡No seas tan
quejica!- Exclamó jocosamente su interlocutor dándole una palmada en la espalda
que dio con el chico de bruces contra el suelo. –
Y
mientras su pupilo se levantaba mascullando juramentos de toda índole su
anfitrión le explicaba sin hacerle demasiado caso.
- Tenemos un privilegio especial. Aquí nos
permiten cansarnos y herirnos para poder progresar, pero lo bueno es que
también puedes comer.- Y sin más ceremonias sacó una bolsita y de ella extrajo
una judía ofreciéndosela a su dolorido compañero, asegurando sin paliativos. -
¡Toma, esto te repondrá!..
-¿Una judía?- chilló
Roy examinando esa ridícula muestra de verdura. - ¿Es que quieres tomarme el
pelo? ¡Después de la paliza que me has dado quieres que me recupere con una
simple judía!
-¡Mira que eres
protestón! - Repuso Goku divertido para aclararle al instante. - Es una alubia
mágica. ¡Anda cómetela ya y deja de quejarte!
El
chico volvió a mirarle como si observase a un tarado pero se avino a comérsela
a regañadientes. No se fiaba para nada de esas afirmaciones pero para su
sorpresa enseguida notó como estaba completamente recuperado.
-¡Esto es fantástico!
– Reconoció asombrado exclamando. - ¡Ojalá las hubiese tenido antes!
-No te emociones,
estas alubias ayudan a recuperarse, pero, por ejemplo, no curan enfermedades.
Créeme, yo lo sé muy bien. Ni tampoco te habrían servido de mucho si no sabes
luchar. Aunque eso sí, aumentan tu fuerza si eres especial, como los de nuestra
raza.- Matizó sujetando la bolsita a su cinturón con una pequeña cuerda. -
Su interlocutor seguía sorprendido,
no tenía ni rastro de los golpes que había recibido y efectivamente se sentía
aún más fuerte.
- ¿Qué quieres decir
con eso de nuestra raza? ¿Por qué nos hace ser más fuertes? - Quiso saber el
chico -
- Te voy a explicar
lo que pasa - añadió Goku recreándose en la cara de asombro de aquel chaval.
-No es que esas judías te den más fuerza. Pero tú eres un saiyajin, o saiyan
como a veces se dice más coloquialmente. Bueno, el caso es que llevas la sangre
del pueblo de los Guerreros del Espacio. Puedes convertirte en un súper
guerrero por esa razón. Y posees, como el resto de nosotros, el" Zenkai
Power".
-¿Qué significa eso?
- Le preguntó Roy con la boca abierta. -
- Quiere decir que
cuanto más gravemente herido estés y logres recuperarte más aumentará tu poder.
Ese es uno de los principales secretos de los guerreros del espacio. Debes
entrenar, sufrir y luchar. Algunos sentimientos como la ira ayudan a
multiplicar nuestras fuerzas.
- Si,- convino Roy al
recordar.- Yo me transformé en solar, digo súper guerrero cuando...
- Ya lo sé, cuando
creíste que habían matado a tu novia ¿verdad?- Se le anticipó Goku luciendo una
divertida y cómplice sonrisa, amén de darle otra palmada en el hombro que casi
desencaja a su interlocutor. - Lo vi en
la bola de cristal de una bruja amiga mía. Y la verdad es que tu novia es una
chica muy mona. No me extraña que te enfadases tanto. A mí me ocurrió algo
similar la primera vez que me transformé, cuando mataron por segunda vez a mi
mejor amigo. ¿O fue por tercera? Ya ni me acuerdo, ¡al pobre le mataron tantas
veces! El caso es que alcanzaste la barrera de un súper guerrero y la cruzaste.
Ahora, con unos pocos meses de entrenamiento, superarás de sobra ese nivel. Te
lo aseguro
-¿Tú crees? - Le
preguntó Roy esperanzado. -
-¡Claro! , además, el
tiempo no corre aquí igual que en la Tierra y tú te entrenarás en las últimas
horas terrestres en un lugar especial, junto a otros guerreros.
-¿Junto a más?- Le
inquirió el muchacho sorprendido de oír eso -¿quiénes?
- Ya los conocerás.
Mi amigo Piccolo se ha estado encargando de ellos desde que llegaron. Estaban
todavía mucho más flojos que tú. Pero han mejorado bastante en este tiempo.
Aunque todavía les queda mucho por aprender. Pero paciencia.
-¿Y dónde están? -
Insistió su contertulio preocupado, pues se temía lo peor cuando indagó. - ¿No
serán las guerreras y las chicas?
- Que no y no seas
pesado.- Repuso Goku con un tono cansino. - Ya les conocerás, pero ahora
tenemos mucho que trabajar,- añadió más animadamente poniéndose en guardia y
sin previo aviso lanzó un rayo contra su nuevo discípulo que éste esquivó para
recibir las felicitaciones de su a partir de ese momento, entrenador. - ¿Lo
ves? ya estás mejorando.
El muchacho asintió con una sonrisa
de triunfo. La verdad es que ese tipo era amable y hasta divertido. Además, con
la fuerza que poseía y las cuantiosas técnicas de combate que dominaba era un
guerrero excepcional. Podría enseñarle muchas cosas. De modo que estuvo
dispuesto a esforzarse, Goku asintió con aprobación y los dos se pusieron a
luchar... Y durante un tiempo que no supo precisar aquello continuó. Roy se
pasaba todo el tiempo entrenando con Son
Goku. Llevaban ya lo que a él le parecía una eternidad. Y tras mucho esfuerzo y
afán de superación logró por fin pasar al segundo nivel de súper guerrero.
Luchaba como siempre contra su entusiasta maestro cuando éste en medio del
combate le pidió que parase con un gesto de su mano derecha, asintiendo con
aprobación. Su pupilo se acercó extrañado y Goku le dijo.
- Bueno Roy, creo que
ya estás bien preparado. ¡Felicidades!, has tardado menos de lo que creía en
lograrlo. Lo has conseguido y la primera parte de tu entrenamiento ha
terminado. Pero no debes regresar a la Tierra tú sólo.
-¡Regresar a la Tierra !- Exclamó el atónito
chico. - Pero si estoy muerto y…
-¿Cómo esperabas
derrotar a ese demonio sino?- Se sonrió su maestro volviendo a preguntarle
divertido. - ¿Y para qué crees que hemos estado entrenando tanto?
-Pensaba que ese
maldito monstruo iría al infierno y que yo le atacaría allí.- Conjeturaba el
atónito chico. -
-No te preocupes. Tú
no vas a bajar a ese sitio. No es el lugar que te corresponde. Además, es
aburrido en su mayor parte. Lo sé puesto que algunas veces me caí por accidente
¡ja, ja, ja! Un día tendremos que hacer el camino de la serpiente y te lo
enseñaré…
Aquellas
afirmaciones dejaron aún más pasmado a su alumno que, sin embargo, prefirió no
preguntar acerca de ese particular.
-Entonces volveré,
pero si no regreso solo ¿Quiere eso decir que te vendrás conmigo? - Le inquirió
Roy esperanzado, añadiendo con desbordante entusiasmo. ¡Sería estupendo,
acabaríamos en un momento con todos los demonios! ¡Es más! ¡Tú solo podrías
hacerlo en un instante!
-No,- sonrió su
maestro moviendo la cabeza mientras se cruzaba de brazos y replicando ahora con
bastante más seriedad de lo que solía ser habitual en él. - A mí no se me
permite ir ya a la Tierra. Hace ya muchísimo tiempo que concluyó mi etapa allí.
Y sobre todo, ésta no es mi historia, es la vuestra. Sois otros los que debéis
llevar a cabo la tarea. Es vuestra batalla, amigo mío. Sin embargo, aquellos
guerreros de los que te hablé sí que ansían volver, son personas directamente
afectadas por esta situación. Tenéis muchas cosas en común. Ya lo verás.
Piccolo les ha hablado de ti y desean conocerte y ayudarte.
-Yo también tengo
muchos deseos de conocerlos - admitió Roy preguntándose en voz alta
visiblemente intrigado.- ¿Quiénes serán esos tipos?
- No te inquietes,
enseguida los conocerás. Vamos a arreglarlo ahora mismo. - Respondió la voz de
Landar que había salido de la nada. -
-¡Hola viejo!- saludó
Goku con poca formalidad, tal y como era su costumbre - ¡me alegro de verte!
-Como me vuelvas a
llamar viejo no podré decir lo mismo Son Goku.- Replicó el mago dedicándole una
reprobatoria mirada aunque añadió al momento con un mejor tono que adornó de
una sonrisa.- Enhorabuena. Habéis hecho un estupendo trabajo.
-Sí, yo ya le he
enseñado casi todo lo que podía,- contestó Goku que se dirigió después a su
pupilo para alentarlo casi de modo paternal. - Ahora te toca a ti, entrénales a
ellos como te he enseñado yo, cree en ti mismo y hazles creer a ellos. Si os
convertís en buenos camaradas y tenéis confianza en vuestras posibilidades
formareis un magnífico equipo.
-Lo haré maestro, -
pero ¿por qué has dicho que me has enseñado casi todo? - Le inquirió un
extrañado Roy. -
-Antes de que te
vayas me reservo el mostrarte una técnica que te será muy útil. Pero ahora es
necesario que te reúnas con los otros, después te la enseñaré. Hasta entonces,
¡entrena fuerte! ¿Eh? - Le pidió su contertulio con decisión. -
-Descuida, aplicaré
todo lo que me has enseñado hasta ahora y no te defraudaré.- Afirmó el chico
con la misma determinación. -
-Lo sé - asintió Goku
que le dio la mano cordialmente para desearle con su característico buen humor.
- Buena suerte, amigo…
-Gracias por todo,
para mí ha sido un honor poder conocer a un antepasado tan ilustre y legendario
de mi estirpe.- Le respondió Roy con sinceros elogios de agradecimiento y
admiración hacia su mentor. -
Y sin más ceremonias su maestro se
alejó de allí murmurando algo así como que estaba muerto de hambre.
-El bueno de Son Goku
no cambiará jamás.- Sonrió Landar observando cómo se perdía éste entre la
infinita blancura y moviendo la cabeza. Aunque no tardó en volver a su
serenidad habitual para agregar. -
Bueno, ahora vamos a lo que nos ocupa, voy a presentarte a tus nuevos
compañeros - le dijo a Roy. - Seguramente se los habrás oído nombrar en alguna
ocasión a las cuatro hermanas.
-Pues no caigo -
respondió el muchacho tratando de hacer memoria.-
-Es por aquí,- señaló
el mago que abrió una puerta invisible sin dar tiempo al chico a que recordase
nada sobre ese tema. -
Roy volvió a sorprenderse. Como en la ocasión
anterior ni siquiera había visto en que forma la abrió ni las paredes que la
sustentaban pues estas serían invisibles o tan blancas como el resto del
entorno. Pero no era el momento de hacerse esas preguntas. Siguiendo a Landar
los dos cruzaron y allí aguardaban cuatro figuras, todas uniformadas con una
especie de mono azul y un peto blanco que se fueron distinguiendo a medida que
el mago y Roy se acercaban a ellas…
-Deben de ser esos
tipos.- Pensó el muchacho.-
Y es que todos los que esperaban
allí llevaban una aureola en la cabeza como la suya. Landar se acercó primero a
un hombre de pelo blanco y largo hasta las orejas, era joven pese a todo, y de
más estatura que Roy. El mago lo señaló y procedió a presentarlo en tanto el
individuo saludaba educadamente con la cabeza.
-Éste es Diamante.
-Soy el príncipe de
Némesis. Encantado de conocerte.- Dijo aquel tipo que lucía un rostro orgulloso
y noble, así como una mirada mezcla de inquisitiva y adusta en sus ojos color
violeta. - Hemos oído hablar mucho de ti, deseamos entrenar a tu lado y
vengarnos personalmente a nosotros y al mundo entero de esos malvados
demonios.- Concluyó con un tono serio y ceremonioso. -
-El gusto es mío.-
Respondió Roy estrechándole la mano de forma más despreocupada. –
Lo
cierto es que estaba preguntándose si ese tipo sería inglés por lo estirado de
sus maneras y agregó con su tono de chanza habitual.
-Así que eras
príncipe. ¿Verdad?... ¿Y salías en muchas revistas, amigo? Eso sí que es
agotador. Firmar tantos autógrafos…te comprendo.
-No, no hacía nada de
eso - negó el sorprendido Diamante moviendo la cabeza para preguntar.-
¿Acaso también tú eras alguna clase de
monarca en tu mundo?
- Claro, soy Roy, el
príncipe de Bel- air.- Sonrió su interlocutor con patente sorna que, sin
embargo pasó desapercibida para su contertulio cuando canturreó. – Ya sabes…tii
tirorirori…estaba en Bel Air y la cosa cambiaba, mi trono me esperaba, el
príncipe llegaba…
El
mago movía la cabeza con paciente resignación. ¡Ese chico no tenía arreglo! En
fin. El confundido príncipe entre tanto replicó queriendo saber con gesto
extrañado.
- No me suena tu
reino, ¿es de la Tierra?
- Algo así. Es un
reino para gente muy selecta. – Se sonrió nuevamente el muchacho, visiblemente
divertido en tanto dedicaba su atención ahora al resto. – No, ahí no puede ir
cualquiera…Esa es otra cosa que siempre me inquietó. Si Will tenía que ir en
taxi desde Filadelfia ¿Cuánto pagaría?...
Diamante miraba a ese muchacho sin
entender nada. Supuso que esa sería una importante cuestión para él. Por su
parte Landar decidió abstenerse de aclarar aquello, señaló entonces a otro
tipo, de pelo oscuro y ojos azules, gesto sereno y reflexivo que emanaba un
aire bondadoso. ¿Pero cómo no iba a ser así estando en el Cielo?
Consideraciones subjetivas aparte. Era algo más bajo que Roy y el anciano lo
presentó también.
-Éste es Zafiro,
hermano menor de Diamante.
-Me suena ese
nombre,- recordó el chico haciendo memoria y exclamando al recordar con una
mano puesta sobre la frente a modo de ademán. - ¡Claro! Bertie me habló de ti alguna que otra vez.
Eras el novio de su hermana Petz, el tío que le dejó la chaqueta o algo de eso.
Los otros se observaron interrogando
al aludido con la mirada y éste se apresuró a matizar.
-Bueno, no
exactamente el novio, pero digamos que, de haber vivido si me hubiera gustado
serlo. - Sonrió visiblemente azorado para admitir. - Y sí que le dejé mi
chaqueta, era una especie de promesa para obligarme a volver, pero como ves,
desgraciadamente no pude cumplirla.
-No te preocupes por
eso. - Le animó Roy con tono optimista agregando.- Cuando estemos listos
tendrás tu oportunidad.
-Eso espero. Un
placer conocerte.- Respondió éste que preguntó con visible interés.- ¿Cómo está
Petz? Porque a juzgar por tus palabras conoces a su hermana Beruche. Y supongo
que a las demás también.
Roy hizo un rápido asentimiento de
cabeza y le contó.
-Muy bien,- repuso
para contestar de modo desenfadado -
estaban estupendas, al menos, la última vez que las vi. Y Petz es una
chica muy guapa, y con carácter. Tienes buen gusto. Ahora solo tenemos que
trabajar duro para poder regresar y vencer a esos mamones.
-Si supieras cuanto
he esperado este momento- confesó Zafiro que parecía muy contento. -
-¿Vosotros fuisteis
asesinados por un tipo encapuchado, no? Creo que nos hemos enfrentado contra
uno así.- Conjeturó Roy. -
-¿Todavía sigue allí?
¡Maldito!, creí haber acabado con él antes de morir. Pero la próxima vez me
aseguraré de ello y cuando les ponga las manos encima a él o a alguno de sus
esbirros, te aseguro que ese canalla va a saber quién es el príncipe Diamante.-
Masculló el muchacho visiblemente indignado.-
-Tú también tendrás
tu oportunidad, amigo.- Le prometió su interlocutor de modo solidario. -
Landar les interrumpió señalando a
los dos restantes que aguardaban educadamente. El más cercano, un hombre alto
de pelo castaño largo, que les observaba con interés en sus ojos de color azul
celeste. El otro era de apariencia alienígena. O desde luego le recordaba a Roy
la imagen típica de los marcianos. Tenía la tez verdosa y una larga cabellera azul y dos mechones
rosados que le caían hasta por debajo de sus puntiagudas orejas. Sus ojos eran
de un extraño color entre azul y rojizo. El mago pasó a informar al saiyajin de
la identidad de esos nuevos compañeros.
-Estos son Nephrite,
ex comandante del ejército de la oscuridad y Ail, un extraterrestre que también luchó en su momento contra las
guerreras.
-Encantado de
conocerte.- Saludó el primero que le contó a modo de breve introducción. - Soy Nephrite, príncipe de los Cuatro Cielos y
fui vasallo del rey Endimión. Desgraciadamente estuve dominado por el poder de
la oscuridad pero el amor me abrió los ojos.
- ¡Joer!, hay más
príncipes y reyes aquí que en una baraja de cartas.- Sonrió el chico para
añadir con total confianza y desenfado. - Seguramente haremos un buen equipo.
Porque yo soy el as, ja, ja. Podría decir que a mí me pasó lo mismo.- Aseguró
Roy estrechándole la mano, después se dirigió hacia Ail mirándole perplejo y no
obstante interrogándole con su típico sentido del humor. - ¿Y tú quién eres?
¿El rey de los Elfos o algo así?
- No, no soy rey. –
Replicó ese muchacho presentándose a su
vez. – Me llamo Ail Ginga. Nací en el Sagrado Árbol del Makaiyu…
- Un árbol, eso me
suena – Le pidió Roy, que haciendo memoria, recordó. – Si no me equivoco no te
mataron, las amigas de las guerreras me hablaron de ti. Sé que no te conocieron
pero Usagi y las otras les contaron tu historia. Dijeron que te fuiste de la Tierra con tu compañera.
-Así es, pero lo que
ellas ignoran es que después de marcharnos nos establecimos en una luna
habitable, más allá de los confines del Sistema Solar. Vivimos muy felices
durante un tiempo y concebimos un hijo como hacen los humanos. Sin embargo, un
día fuimos atacados por unos maléficos enemigos. Ann logró escapar con nuestro
bebé, mientras yo traté de detenerles, pero no pude hacer nada contra ellos.
Eran demasiado poderosos y acabaron conmigo. – Se lamentó el alien. – Ni tan
siquiera con mis cartas pude hacer nada.
-¡No me digas que les
desafiaste a una partida de póker!- Se sorprendió su contertulio a medio camino
entre la broma y la incredulidad.-
-No, no es eso.- Le
aclaró su contertulio.- Digamos que podía conjurar seres que me ayudaban a
luchar…Al menos sirvió para atraer su atención sobre mí y no sobre mi familia.
-Entonces. ¿Tú
compañera y tu hijo están bien?- Se interesó Roy ya con más seriedad. -
-Le dije a Annie que
volviese a la Tierra
y pidiera ayuda a las guerreras, de seguro estará a punto de llegar. - Calculó
Ail. -
-¡Malditos demonios!
¿Cómo habrán llegado hasta tan lejos? - Replicó su interlocutor ahora sí, con
verdadera indignación. -
Pero aquel alien le sorprendió al
igual que al resto cuando rebatió.
-No dijeron ser
demonios, al menos a mí no me lo parecieron. Más bien eran extraterrestres.
-De todos modos el
mal se camufla en muchas formas diferentes. - Opinó Diamante. -
- Es cierto. -
Corroboró Landar que agregó. - Pudieran haber sido emisarios de los demonios. U
otros entes malignos…
-Sea como sea, podrás
vengarte, te lo aseguro. Si no de los mismos que te mataron, al menos lucharás
por proteger la Tierra y a tu familia.- Le prometió Roy haciéndolo extensivo a
los cuatro con su mirada. - Todos podremos, tendremos una segunda oportunidad
para hacer las cosas bien. Pero habrá que entrenar muy duro.
-Nada me gustaría
más.- Aprobó Ail con una entusiasta sonrisa mudando su apariencia ante el
asombro de todos en la de un chico humano de pelo y ojos castaños y
explicándoles a continuación.- Hasta ahora no lo he comentado, no creí que
fuera importante, pero puedo adoptar esta forma.
-Si tío. - Repuso su
contertulio con humor.- ¡Porque como vayas por ahí de marciano darías mucho el
cante!
Los otros se sonrieron y el aludido
asintió algo cortado, pero Roy le obsequió con una cordial palmada en la
espalda, logrando lo mismo que Goku le hacía a él. En otras palabras Ail casi
estuvo a punto de caerse del golpe.
-Bueno.- Añadió Roy
al darse cuenta del poco aguante del chico. - Ahora nos tocará entrenar de modo
muy duro. Y al decir eso no exagero en absoluto.
-Eso llevamos ya un
tiempo haciéndolo.- Intervino Diamante quitándose su peto blanco que lanzó
hacia él, éste lo agarró y tuvo que admitir que pesaba bastante declarando con
aprobación. - ¿Qué te parece?
-Yo también me
entrenaba así y progresé mucho.- Admitió su contertulio.-
Devolvió
el peto a su interlocutor y el príncipe
se lo puso nuevamente.
-Fue consejo de Son
Goku. Piccolo nos los hizo llevar casi desde el primer día,- añadió Zafiro. -
Pero nos advirtió que no iba a ser nada comparado a lo que nos esperaba cuando
tú llegases.
-Bueno, pues una vez
hechas las presentaciones debéis comenzar a trabajar,- les indicó Landar.- Así
que ahora debéis prepararos para conocer vuestro nuevo hogar durante los
siguientes cuatro meses. Transcurrido ese plazo, os avisaremos. Seguidme.
Todos fueron detrás del mago que se
encaminó hacia una puerta que guardaba el camino a una zona muy espaciosa, al
fondo de ella está la entrada a otro cuarto.
-Aquí se encuentra la
habitación del tiempo. Es la antesala al sitio al que os dirigiréis. - Les
explicó el mago según pasaban por aquella amplia zona cuya única decoración
estaba constituida por tres grandes vasijas. -
-¿Qué quiere eso
decir?,- inquirió Nephrite con interés. - ¿Qué son esas tinajas?
-Cada una de ellas
representa un periodo,- le contestó el anciano. - El pasado, el presente y el
futuro. En ellas, quien se mira puede contemplar allí acontecimientos
relacionados con su destino o su pasado.
-¿Eso que dices
significa que podemos ver cualquiera de nuestros momentos, según la vasija que
miremos? - Le preguntó Diamante. -
-Pues me muero de
ganas por mirar - sonrió Roy. -
-Podéis hacerlo - les
indicó el mago. - Pero sólo una de ellas para cada uno. ¿Tenéis alguna
preferencia?..
-Está clarísimo, el
futuro - declaró Nephrite obteniendo la aprobación del resto. -
-Muy bien - concedió
el mago. - Pero debo advertiros una cosa, las vasijas no siempre reaccionan,
puede que no quieran o no deban mostraros acontecimientos que están por venir.
O que no logréis entender lo que veáis.
-Me arriesgaré –
afirmó Diamante decidido a ser el primero
y preguntó. -¿Cuál es la del futuro?..
-Eso debes decidirlo
tú - sonrió el mago que le animó con una sonrisa. - ¡Prueba suerte!
El muchacho aceptó aquella respuesta
como un reto, a él le encantaban los retos, era orgulloso como príncipe que se
preciase y nunca se había echado para atrás. Su único error fue dejarse vencer
por la arrogancia en su vertiente más negativa. Aunque ahora estaba ante una
nueva oportunidad, y no quería desperdiciarla. Si esa vasija podía ayudarle a
tomar las decisiones más adecuadas debía atreverse a mirar. Impaciente pues se
dirigió a la situada más a la derecha. La destapó y miró al interior, al
principio sólo pudo ver el agua limpia y cristalina, pero pasados unos
instantes, una imagen se dibujó. Se vio a sí mismo, sentado en el trono de Némesis
y con una copa de vino en la mano. Parecía estar mirando algo, en ese instante
una silueta femenina que enseguida reconoció se le acercó preguntándole con voz
suave y aterciopelada.
-¿En qué pensáis mi
príncipe?
-¡Esmeralda!- Exclamó
sin poderlo evitar. –
La muchacha, una atractiva joven de
largo pelo color verde botella claro y ojos avellana trataba de entablar una
conversación pero él simplemente la ignoraba absorto en sus pensamientos.
Diamante indignado consigo mismo, o mejor dicho con esa imagen suya, espetó.
-¡Imbécil arrogante!,
al menos dile una palabra amable.
Pero su otro yo no hizo nada de eso.
Más bien al contrario, se entretenía mirando ensimismado otra imagen, la de una
bella mujer que se proyectaba sobre una especie de chorro de energía. Esmeralda
decepcionada y sin poder disimular el semblante de frustración y enfado que
lucía se alejó en silencio. Entonces la visión se desvaneció.
-¿Has tenido suerte,
hermano? - Le preguntó Zafiro que pudo
escuchar lo último. -
-No mucha, esta era
la del pasado y me ha recordado lo estúpido que fui.- Respondió el interpelado
con amargura. -
-O puede que la del
futuro - le corrigió Landar. - Recuerda que procedes del siglo treinta,
muchacho.
Diamante asintió pensativo, todo
podía ser, no debía olvidar que casi restaban mil años de tiempo lineal, desde
el momento en que murió, hasta esa escena. Aunque para él, era la conciencia de
lo sucedido lo que le martirizaba. Su amor desmedido y absurdo hacia la Reina de Neo Cristal Tokio
llevó a la ruina a todos los suyos. Todo por culpa de las intrigas de ese
maldito Sabio que corrompió sus almas. Pero él se sentía responsable de ello.
Lamentaba haberse dado cuenta justo antes de morir. ¡Ojalá que pudiese disponer
de otra oportunidad y con ella rehabilitar a los suyos! Comenzando por
Esmeralda que se había consumido en el odio más absoluto por su causa. Aunque
eso no le aclarase gran cosa. De todos modos su hermano, que sabía bien por lo
que sufría, le animó diciéndole.
-Ella y todos
nosotros elegimos también nuestro destino, no te culpes.
Diamante
movió la cabeza, apesadumbrado, replicó con tristeza.
-Esa muchacha llegó a
la corte de mi padre siendo encantadora, pura y amable y se convirtió en un ser
odioso, arisco y vanidoso, todo por mi desprecio y la maligna influencia del
Sabio. Pero si yo no la hubiera desdeñado jamás le hubiese sucedido.
-Puede que sea
cierto.- Admitió Zafiro con pesar desvelando. – Ella en el fondo no quería ser
reina, tan sólo la esposa de su amado príncipe y pagó ese error con la vida.
Landar
asintió y el mago parecía querer añadir algo más sobre ese tema, pero debió de
reconsiderarlo mejor y paso a invitar al hermano del príncipe Diamante a mirar.
-Pues probaré yo,-
intervino el aludido aceptando la sugerencia, acercándose a la vasija de más a
la izquierda. -
Se aproximó despacio y observó el
agua del interior hasta que se formó una imagen. Descubrió que se trataba de
Petz, vestida como una humana normal. Tal y como la recordaba la última vez que
la vio. Estaba en la cocina y parecía atareada. En ese instante se acercaba
Beruche y ambas parecían conversar. Petz escuchaba a su hermana contarle algo
relativo a niños y sonriendo, incluso Bertie añadió.
-¡Si hasta les habló
de Némesis! Al principio me enfadé con ella por irse de la lengua, pero luego
la comprendí bien ¡Cuantos recuerdos y qué nostalgia me despertó escuchar de
nuevo el nombre de nuestro mundo!
-Si es verdad. -
Sonrió Petz removiendo una olla en la que parecía estar guisando algo. -
Némesis. Siempre que lo pienso me vienen a la memoria papá y mamá y después
Zafiro.
-¡Lo que desearía que
él, Roy y los demás estuvieran aquí! Incluso el príncipe Diamante y Lady Esmeralda, y
quién sabe si hasta Rubeus sería distinto como a veces dice Cooan. – Suspiró
Bertie con aire de nostalgia. -
-Las cosas iban a ser
muy diferentes si todos los que murieron de los nuestros pudieran tener otra
oportunidad y supiesen lo que son el amor y la amistad. Si fueran capaces de
sentirse humanos otra vez. Como antes de que comenzase aquella pesadilla. -
Declaró su contertulia con un tono entre reflexivo y melancólico. – Aunque
lamentablemente eso no es posible…
Beruche asintió y su hermana
continuó hablando pero Zafiro no pudo escuchar más. La imagen se borró entre
las ondas del agua.
-Vaya, debe de ser la del presente.- Sonrió el chico
reflexionando para sí. - Por lo menos he podido verte otra vez. ¡Cómo desearía
poder decirte que a tu lado me sentí humano y vivo por primera vez en mucho
tiempo!, casi desde que era un niño. Claro que descubrí lo que es el amor,
incluso la amistad. ¡Querida Petz, lucharé con todas mis fuerzas por ti y por
todas las personas de este mundo!
-¿Cuál has visto?-
Quiso saber su hermano.-
-Creo que la del
presente. - Afirmó Zafiro. -
Y se retiró de las vasijas en tanto
Roy se acercaba exclamando impaciente.
-¡Ahora me toca a mí!
- se dirigió a la vasija del centro la que quedaba por mirar y si las otras no
eran del futuro entonces lo sería aquella. -
Abrió y echó una ojeada, al cabo de
poco tiempo, el agua fue sustituida por unas imágenes que no reconocía. Parecía
el interior de una cueva, sólo vio un grupo de muchachos avanzar por ella,
contó nueve, cuatro chicos y cinco chicas y todos parecían emanar una gran
fuerza interior y vital. Se llegaron a una inmensa puerta y uno de ellos la
estudió intrigado, era muy alto y de largo pelo castaño. Pese a no haberle
visto nunca le trasmitía una sensación de familiaridad. Al igual que otro
chico, cuyo pelo era más corto y de un color similar aunque más oscuro. También
había una muchacha, alta y muy bella que estaba junto al joven de la melena castaña, luciendo el mismo
color de pelo que su acompañante. Roy juraría que oyó suspirar a otro chico de
cabello moreno mientras decía.
- Ésta es la última
barrera que nos queda, para cruzar la última subdivisión.- Les informó con la
misma sensación de ahogo y pánico apenas contenido.-
-¿Crees que podremos
abrirla? - Preguntó una muchacha de cabellos castaños. -
- Lo conveniente para
nosotros sería saber si debemos intentar abrirla - repuso el chico de pelo
castaño oscuro mismo con evidente prevención. -
- Para eso vinimos.
Con grandes sufrimientos y penalidades hemos conseguido llegar hasta aquí. -
Sentenció esa atractiva y alta muchacha de cabellos castaños con voz queda, tratando
en vano de dominar su pavor. - Ya no hay vuelta atrás...
-¡Se me hiela la
sangre e incluso la misma alma con sólo pensar quién puede estar al otro lado
de esta puerta!,- confesó una chica de largo y ensortijado pelo negro con tono de pavor. -
- Amigos míos, dentro
de poco sabremos quién está detrás.- Les aseguró aquel alto muchacho de pelo
castaño largo que, con decisión, se acercó y tocó tres veces en la misma. -
Comentaron
algunas cosas más que Roy no comprendió. Pero, una cosa era segura, los rostros
de aquellos muchachos estaban dominados por el pavor y el asombro. Entonces,
cuando ese joven tocó hubo un retumbar
de ecos que multiplicaron esa llamada. Y tras unos instantes la puerta incluso
comenzó a abrirse en medio de una música terrible y a la vez grandiosa y llena
de poder. Pero Roy no pudo ni oír ni ver nada más, las ondas en el líquido
elemento reaparecieron y después volvió a ver el agua.
-Pues no salía yo, no
he comprendido nada, Aunque era algo realmente impresionante. - Se encogió de
hombros y dejó su lugar a Nephrite que se dirigió a la misma vasija. – No sé
qué significará.
El recién llegado miró con
detenimiento hasta verse a sí mismo rodeado por un montón de artículos que no
pudo reconocer en un principio. Luego se percató de que eran relojes, espejos,
cuadros. Él parecía hablar con alguien. Se le notaba demás con semblante
relajado, no aparentaba tanta despreocupación con facilidad. De ello deducía
que estaba a gusto con quien quiera que fuese y parecía estar contándole algo.
- ¿Qué le estaré
diciendo? - Se preguntó Nephrite con curiosidad. –
Escuchó
entonces algo relativo a joyas y planes, llegó a entrever un poco a su
interlocutora, una mujer de color, y oyó parte de esa conversación.
-Buenos días señor Saint Join, ¿cómo está usted esta mañana?...
-Bien, gracias Peggy.- Replicó él con una voz suave y bastante amable para preguntar - ¿Algún mensaje para
mí?...
-Sí, llamó el señor Edgar para recordarle que desea que le encuentre su
mesita estilo Luis quince...y la señora Heard que quiere consejo sobre algún
candelabro de tres brazos del siglo dieciocho para adornar su piano de cola...
-Un candelabro del siglo dieciocho sobre un piano de cola,- repitió con un
ligero tono entre incrédulo y reprobatorio.- ¡Que supina ordinariez! Pero allá
ella... ¿ha llamado Amanda?,- preguntó de forma que podía entenderse que era lo
que más le interesaba saber -...
-No- replicó esa mujer con otra sonrisa. - Pero supongo que lo hará...
-Esto de que esté cubriendo esa reunión en Europa es algo bastante
fastidioso, pero a fin de cuentas es su trabajo.- Declaró él resignadamente
-...
-Y le gusta hacerlo bien- subrayó su interlocutora -
-Como nuestro trabajo a nosotros, pese a lo zafios que puedan resultar
algunos clientes...pero, qué le vamos a hacer...- suspiró él - ¡Oye!, comentó
algo sorprendido entonces.- ¿No hemos tenido antes esta misma
conversación?...Me suena mucho…
Y
al poco dejó de escuchar lo que se decía en esa visión y la imagen desapareció.
-No he entendido
nada. Ni sé quiénes podrán ser esas personas. - Se dijo con decepción al tiempo
que avisaba a Ail. - Tu turno.
-Voy - repuso el
alíen acercándose a su vez a esa misma vasija. - Escrutó hacia el interior y
pudo ver la imagen de un planeta desconocido acercarse más y más. Era como si
lo viera desde una nave espacial que se aproximara. Después una especie de
cabañas y criaturas de su misma raza. Sorprendido y desconcertado supuso que
eso era el futuro. ¿O podría haberse equivocado de vasija y era el pasado? No,
Roy y Nephrite habían mirado allí también. Y seguro que vieron algo de su
futuro, aunque tampoco lo habían confirmado del todo. Otra pista era que no
había visto al árbol del cual procedía y eso significaba que no podía tratarse
de su mundo de origen. ¿Entonces qué era? Quiso averiguar más pero la visión se
borró antes de poder apreciar alguna otra cosa. - ¡Pues no me aclara mucho!
¡Pensé que podría haber visto a Ann y a mi hijo! - exclamó visiblemente
decepcionado.
-Os advertí que en
estas vasijas no siempre se ve lo que se desea. De todos modos ya no es posible
mirar pues no os mostrarán nada nuevo hasta que no seáis capaces de avanzar en
vuestro destino. - Les dijo el mago que indicó en dirección a la otra puerta. -
Ahora vamos.
Todos le siguieron una vez más.
Landar se detuvo ante esa puerta que estaba a la salida de la sala. Parecía ser
de madera y el mago la entreabrió mientras les explicaba.
-Este es el Rincón
del Alma y del Tiempo. Aquí dentro, por cada día del exterior transcurre todo
un año. Son Goku y sus compañeros lo usaron en repetidas ocasiones. Pero antes
de acceder a él, debéis entrenaros en esta antesala.
-Muy bien- asintió
Roy que pasó a dirigirse a los otros. - Pero antes de entrar me gustaría ver la
fuerza que tenéis, haremos unos combates por parejas. A ver si sois tan buenos en eso como podríais
serlo haciendo de modelos para champú.- Remachó con cierta guasa al percatarse
de los sedosos cabellos que sus compañeros lucían.-
-Me parece bien-
asintió Diamante sin entrar en esa observación. – Yo lucharé contra Nephrite.
Si es que deseas ser mi oponente, claro.
-Acepto el reto -
sonrió el aludido puesto que entre ambos parecía haberse creado un pique
personal a la hora de demostrar sus habilidades. -
Los dos comenzaron a aumentar sus
energías y comenzó un reñido combate. Roy les detuvo al cabo de un momento.
Estaban muy igualados pero sus fuerzas no llegaban ni a la de él mismo aun
antes de entrenar con Goku. Los siguientes fueron Ail y Zafiro que mostraban un
nivel parejo a su vez, pero sus fuerzas eran todavía menores que las del
anterior combate. Lo que sí descubrió Roy es que cada uno poseía una
particularidad. Diamante era un buen estratega y confundía a sus rivales con su
inexpresividad cuando luchaba y sus tácticas de ataque. Todo unido a sus rayos
en forma de chorro energético que eran bastante potentes y a su habilidad en
desaparecer y reaparecer. Nephrite manejaba bien la espada y no perdía la
calma, atacando también con ráfagas de energía de mucha precisión y fuerza, era
de movimientos rápidos y muy poco predecibles. Zafiro se movía con gran
velocidad y aguardaba pacientemente hasta tomar por sorpresa a su enemigo y
acosarle con proyectiles dirigidos de
energía, parecía dominar una de las técnicas que Goku le había enseñado al
propio Roy. Ail por su parte se anticipaba bien a los ataques del contrario
lanzando una especie de rayo en forma de sacacorchos, de gran potencia y era
ágil en el combate aéreo. Roy pensó que su maestro tenía razón, una vez
entrenados y conjuntados serían un gran equipo y podrían prestarle una
valiosísima ayuda.
-Bueno - les dijo a
todos cuando terminó con aquellas valoraciones. - Ahora todos contra mí. - El
resto asintió al unísono, deseosos de medirse con él. -
-Déjame descansar un
poco y seré el primero.- Respondió Diamante dando un paso al frente. - Por lo
que me han contado Piccolo y Goku no sé si estaré a tu altura, aunque espero no
decepcionarte.-
Remachó
quitándose el peto de nuevo y dispuesto a comerse una alubia al igual que los
demás.
-No, no me habéis
entendido.- Sonrió Roy maliciosamente dejando a todos atónitos con su siguiente
petición - .Quiero luchar contra todos a la vez.
-¿Quee?- Exclamó
Nephrite entre sorprendido y ofendido en su amor propio. - ¡Eso es absurdo!
¿Nos pides que te ataquemos todos a la vez? – De todos modos se impuso su flema
y agregó más conciliadoramente. - Admito que serás más fuerte que cualquiera de
nosotros pero no lo bastante como para luchar contra todos a un tiempo.
-No estés tan
seguro,- repuso su interlocutor con suficiencia. -
-¿Pero qué te
propones?- Inquirió Zafiro molesto también para alegar. - No sería una lucha
justa.
-Si él quiere-
intervino alegremente Ail. - ¿Por qué no? ¡Adelante, vamos a bajarle los
humos!, así no presumirá más.
- Tienes razón -
convino Diamante con gesto severo arengando al resto. - A por él y sin cuartel.
-De todos modos no
nos confiemos, sin concesiones. - Les propuso Zafiro con prudencia a lo que
todos asintieron. -
-¡Vamos!- les pidió
Roy instándoles con impaciencia. – Venga, atacad primero.
-Tú lo has querido.-
Contestó Nephrite con pasmosa calma sentenciando - que conste que te
advertimos.
Y los cuatro cruzaron miradas de
complicidad y al unísono se lanzaron a por él. Su oponente que luchaba sin
transformarse, les contuvo durante un rato, pero al fin, perdió terreno y fue
golpeado por Diamante que lo lanzó al suelo. Jadeando, pero satisfechos, los
cuatro se miraron y sonrieron.
-Reconozco que luchas
bien- declaró Nephrite. - Pero si ya has tenido suficiente nos enfrentaremos a
ti por separado. Esto no es justo en modo alguno y me desagradan los combates
tan desequilibrados.- Remató demostrando su talante caballeroso. -
-No,- respondió Roy
levantándose del suelo sin parecer agotado y añadiendo con frivolidad. - Hasta
ahora sólo estaba calentando. Esto sólo ha sido un asalto de tanteo.- Les miró
a todos con una sonrisa maliciosa y añadió.- Preparaos, ahora lucharé algo más
en serio y siento deciros que, o mejoráis mucho o no duraréis lo bastante.
-¿Pero qué dices?- Le
gritó Ail atónito. - Te hemos demostrado poder contigo, además no hemos luchado
con todas nuestras fuerzas.
-Ni yo tampoco, así
que usadlas ahora o lo vais a lamentar.- Les advirtió su contrincante más
seriamente concentrando su fuerza para
transformarse en un súper guerrero. -
-¿Qué es eso? - Gritó
Zafiro sorprendido al ver semejante cambio. -
-¡Cuánto poder
desprende! - Advirtió Diamante visiblemente impresionado. -
-No sé si será capaz
de vencernos aún. –Dudó Nephrite que ya estaba otra vez en guardia.-
Roy respondió atacando a los cuatro,
estos se dispersaron para eludir los golpes pero fueron cazados uno a uno. No
podían ni ver los ataques de su oponente. Pese a pelear ahora si, con todo el
poder del que disponían. Primero cayó Nephrite, luego Zafiro, más tarde Ail y
el último fue Diamante. Ninguno de ellos pudo tocar a su rival. Maltrechos se
quedaron en el suelo. Una vez concluida la exhibición, su contrincante recuperó
su estado normal y les reanimó con alubias.
-¿Veis a lo que me
refiero?- Les preguntó Roy una vez que estos estuvieron repuestos. - Un demonio
no sería tan amable como yo. No sé a qué clase de tipos os habréis enfrentado
antes pero, desde luego, no serían tan poderosos como a los que tendremos que
pelear.
-Odio admitirlo.-
Respondió Diamante a regañadientes - pero tienes razón, no somos rivales para
ti cuando usas todas tus fuerzas.
-Lo malo es que no he
usado ni de lejos todas mis fuerzas. - Le rebatió su interlocutor moviendo
resignadamente la cabeza para añadir. - El demonio que me mató lo hizo peleando
yo con más intensidad que ahora. ¿Lo comprendéis?
Todos guardaron un incómodo silencio
que terminó por romper Zafiro admitiendo con cara de circunstancias.
-Sí, parece que nos
queda mucho por mejorar.
-¿Crees que podremos
hacerlo a tiempo?- Le preguntó Ail con preocupación. -
-¡Por que no!- les
animó Roy al igual que Goku había hecho con él. - ¡Si os lo tomáis en serio y
dais todo lo que tenéis en el entrenamiento estoy seguro de ello!
-¡Pues adelante
entonces!, no hay tiempo que perder. - Urgió Nephrite -
-¿A qué esperamos? ¡A
entrenar! - Exclamó Diamante con tono impaciente. -
-¡Adentro pues! - Les
indicó Roy que abrió la puerta del todo invitándoles a pasar con un ademán de
sus manos. -
Y el grupo aceptó aquel reto. Sin
dudar todos cruzaron hacia el interior y la puerta se cerró tras ellos. Roy
y los demás penetraron ya sin vacilar en el cuarto. La puerta se cerró a sus
espaldas y nada más hacerlo el grupo comenzó a sentir una brusca opresión en
sus pulmones, seguida de una sensación de pesadez tremenda. ¡Sus cuerpos les
parecían pesar toneladas! Apenas podían respirar más que con profundas y
trabajosas inspiraciones.
-¡Por el Sagrado
Árbol! - Exclamó un jadeante Ail con la respiración entrecortada. - ¡Y
tendremos que acostumbrarnos a esto!
- Y a vivir, pelear,
volar y dormir en este mismo ambiente, sí. - Le ratificó Goku que había entrado
con ellos y al que las severísimas condiciones de esa estancia no parecían
afectar en lo más mínimo. -
Todos se deshicieron de sus petos de
inmediato, apenas podían mantenerse en pie con ellos. Cuando los soltaron,
estos cayeron al suelo con un tremendo estrépito, como si rocas de enorme peso
se hubieran precipitado por un acantilado. Ahora fue Diamante el que apenas
pudo decir, asombrado, haciendo acopio de varias inspiraciones antes de hablar.
-¿Y tú te has
entrenado aquí?
- Si,- confirmó Goku
sin darle pese a todo demasiada importancia. – Con otros muchos de mis amigos y
familiares. Ya veréis, no es tan malo cuando uno se acostumbra. Ahora os lo
mostraré.
Su cicerone les hizo caminar a
través de un largo pasillo flanqueado por dos enormes relojes de arena. Los
granos caían lenta pero inexorablemente y les explicó.
- Mientras en el
exterior sólo transcurre un día, aquí dentro pasa todo un año. Vosotros sólo
estaréis aquí el equivalente a medio día del
exterior. Unos seis meses si no calculo mal. - Se sonrió llevándose la
mano al cogote y añadió divertido. - ¡Para que luego digan que no soy hábil con
las matemáticas! - Y con las indiferentes expresiones de los demás ante la
broma, retomó su tono serio rematando. - No hay tiempo para más. Pero estoy
seguro de que os servirá.
Nadie dijo nada, ya que ante todos
apareció la alta figura de un ser verdoso que lucía una especie de turbante y
capa con anchas hombreras, todo de color blanco. Un ajustado pantalón azul
oscuro le completaba la indumentaria. Clavó una mirada seria y escrutadora
cruzando sus verdes brazos tachonados de una especie de incrustaciones color
carmesí que semejaban parches de chaqueta y aguardó a que todos llegasen hasta
su posición sin inmutarse.
-¡Es Piccolo! -
Reconoció Zafiro a quién ya les había entrenado cuando llegaron. –
-¿Nos vas a seguir
entrenando?- Quiso saber Ail, dirigiéndose con afabilidad a ese adusto
individuo, al menos esa impresión daba al dedicarles una severa mirada. -
El aludido esbozó una ligera sonrisa
mostrando de paso dos colmillos afilados. Roy se inquietó tomándole por un
demonio y así lo hizo saber.
-¡Te pareces
demasiado a uno de esos diablos! - Le
acusó señalándole con un dedo que remataba su estirado brazo izquierdo. -
- Posiblemente sí. -
Repuso secamente ese individuo con una voz ligeramente ronca.-
- Piccolo es el rey
de los demonios. - Le explicó como si tal cosa Goku al muchacho que se quedó
paralizado por el asombro -.
- ¿Quéee?- Es todo lo
que el chico pudo decir. –
Aunque antes de poder reaccionar de
otro modo su maestro le tranquilizó.
- No pasa nada. Está
de nuestro lado. Si no, sería difícil que estuviera en el cielo ¿verdad?
El joven convino en ello con un
asentimiento tan imperceptible como prolongado, captaba mucha energía en aquel
tipo, no tanta como en Goku, pero sí mucha más que la que él mismo poseía. ¡Así
que menos mal que era de los suyos!
- Aquí estaréis para
completar vuestro adiestramiento. Os espera un durísimo entrenamiento si
queréis llegar a convertiros en auténticos guerreros. - Afirmó secamente
Piccolo.-
Desde
luego lo hizo sin concesiones a la
cordialidad, realmente a Roy le recordaba más a un estricto profesor de la
universidad que a otra cosa.
- Nosotros vendremos
de vez en cuando para enseñaros y también perfeccionar algunas técnicas que os
harán falta y cada cierto tiempo
supervisaremos vuestros progresos. - Declaró Goku -
- Pensaba que os
quedaríais aquí para entrenarnos personalmente.- Comentó Diamante que estaba
empezando a adaptarse al rigor de ese entorno, lo mismo que sus compañeros,
costándole menos esfuerzo hablar. -
- No nos está
permitido, nosotros ya consumimos nuestro tiempo aquí. Y, sobre todo, esta
tarea debéis llevarla a cabo por vuestros propios medios. Solo os podremos
ayudar en contadas ocasiones. – Le explicó Goku haciendo extensivas sus
palabras al resto. - A Piccolo le queda algo más, así que él se ocupará de
mostraros todo el sitio. Yo debo dejaros ya. Espero que mejoréis mucho. Ya
vendré a visitaros de vez en cuando. Eso sí puedo hacerlo. Hasta la vista y
¡buena suerte!
Y se desvaneció dejando flotar
aquellas últimas palabras. Así que la atención del grupo se centró en aquel
enigmático individuo de tan amenazador aspecto y Piccolo no decepcionó la imagen que daba cuando dijo con una maliciosa
sonrisa.
- Si pensabais que lo
habíais pasado mal hasta ahora es que no sabéis lo que os aguarda.
- Afrontaremos
cualquier cosa. - Declaró Roy con firmeza secundado por un asentimiento
general. -
- Eso espero. Ahora
seguidme y no os alejéis. Sabed que esta región del espacio es una dimensión
paralela en la que las leyes de la física no son como las que vosotros
conocéis. - Les explicó Piccolo que añadió con tono de advertencia. - Si os
vais demasiado lejos de aquí os podéis perder sin remedio y ahora que estáis
vivos moriríais otra vez. Que yo sepa, no os podemos volver a resucitar. Así
que más os vale tener cuidado.
Ahora fue Ail quien cortó esos
recuerdos cambiando de tema.
-Es cierto.- Sonrió.-
Recuerdo la manera en la que nos
hicieron resucitar.
-Si Sheu ron es algo
increíble.- Convino Zafiro.-
-Una pasa de bicho,
enorme e imponente, pero un buen tipo.- Terció Roy.-
-Si. Porque le
dijimos cada cosa.- Suspiró Diamante recordando aquello.-
-Y el dueto que me
marqué con el gran Freddie. Eso quedará en los anales.- Sonrió Roy.-
Así lo rememoraban todos cuando se
acordaban de aquella ocasión, estando reunidos junto a Goku y Piccolo, el
saiyan les comentó.
- Resulta que a partir de ahora vais a dejar de estar muertos, así que
mucho cuidadito ¿eh?- Les sonrió guiñándoles un ojo.-
El asombro hizo entonces presa en todos. Y se
incrementó cuando siete esferas anaranjadas cayeron desde aparentemente ningún
sitio, posándose suavemente a los pies de Goku. Todas brillaban titilantes con
resplandores color oro, cada una llevaba inscrita en su interior un número de
estrellas de cinco puntas en color rojo que variaba entre una y siete.
- Bueno, vamos allá.
- Dijo éste colocándose un poco aparte de esas bolas.
-¿Qué son, canicas
gigantes?- Se burló Diamante. –
- No, son bolas
mágicas. - Le desveló su interlocutor. - Pueden conceder dos deseos, antes eran
tres pero se nos ha terminado el presupuesto - bromeó (o quizás no) añadiendo -
y uno de ellos será haceros revivir. Aunque primero hay que invocar al Dragón.
-¿Qué dragón?- Quiso
saber Zafiro con cara de asombro. -
- Espera un momento.
- Terció Roy que tampoco comprendía nada de aquello, no obstante ahora tenía
otra preocupación en su mente, y así lo expresó. - Antes de eso, ¿no podríamos
saber algo de cómo está la situación en la Tierra? Yo personalmente deseo
enterarme de cómo les van las cosas a mis amigos.
Los demás asintieron con aprobación,
tenían la misma curiosidad y Goku sencillamente señaló hacia un lado y
respondió.
- Preguntádselo a
Landar que está allí.
Y como siempre el mago había surgido
de ninguna parte y se encontraba a pocos metros de ellos sin que ninguno le
hubiera percibido llegar. Incluso estaba ya satisfaciendo esa petición pues
invocó una gran bola transparente que flotó sobre el aire y en ella se formaron
las imágenes de los amigos de Roy.
- Aquí les tienes,
mira lo que gustes y date cuenta como han tenido valor para afrontar la
adversidad. - Le ofreció el mago invitándole a observar con un gesto de sus
manos. -
El chico se acercó y al verles solo
pudo decir emocionado.
-¡Tom, Connie, Bertie! ¡Cuántas ganas tenía de volver a veros!
¡Esperadme un poco más y pronto volveré a estar a con vosotros!
Los demás se aproximaron
también para mirar.
-¡Las conozco, mira
hermano, son las hermanas pequeñas de Petz! - Intervino Zafiro visiblemente contento
de verlas. -
- Es tal y como la
Guerrera Luna me dijo. - Convino Diamante con satisfacción. - Me alegro de que
sean felices en la Tierra
-¡Es maravilloso!-
Afirmó Roy que pudo observar como las chicas y Tom daban clase a los niños y
verdaderamente disfrutaban con ello. - Al menos han podido hacer realidad su
sueño. - Declaró sintiéndose muy bien por ellos. -
- Y eso no es todo. – Intervino Landar llamando la atención del
muchacho para añadir. - Tengo una sorpresa para ti. Alguien a quién tú
admirabas mucho en la Tierra y que estaba deseoso de conocerte, puesto que le
hablamos de tus gustos musicales, ha venido a verte.
-¿De quién se trata?- Inquirió el sorprendido Roy. -
- De mí, hola y ante
todo gracias por tu elección. Te agradezco el detalle. - Le respondió una voz
que desde luego le era muy familiar aunque no recordase de dónde. -
Pero el muchacho se quedó perplejo
al mirar en la dirección de la que le llegaba esa voz y descubrir a un hombre
de mediana edad, estatura media, con un frondoso bigote y pelo castaño corto.
Tan sólo acertó a decir.
-¡No, no puede ser! ¿Eres tú tío? ¿O alguien que se
le parece?
-Soy yo - aseguró el
personaje sin dejar de sonreír, guiñando un ojo a su típico estilo. -
-¿Podrías darme tu
autógrafo? - Le pidió entusiásticamente Roy.-
Eso
causó el asombro de sus compañeros y hasta del propio mago, sobre todo cuando
el joven comenzó a maldecir ante la imposibilidad de encontrar bolígrafo o
papel.
- Roy, en el cielo no
se dicen palabrotas. - Le amonestó Landar. -
-¡Si, pero jod…! ¡Para una vez que puedo ver a mi ídolo
musical! ¡Me ca... en la p...!.
Algunos truenos resonaron sobre sus
cabezas, haciendo patente el desagrado de las altas esferas por aquel lenguaje.
Roy sonrió estúpidamente y musitó una disculpa. El Mago movió la cabeza
suspirando con desaprobación, aunque el admirado individuo al que el chico se
refería, tan sólo se reía con su también característico. ¡Ja,... ja, ja!
- Pero ¿se puede
saber quién es ese tipo?- Quiso saber Diamante con expresión desconcertada. -
- No sé, pero a
juzgar por la reacción de Roy debe ser alguien importante. - Conjeturó Zafiro.
-
-¡Aunque mira que
pedirle un autógrafo aquí! – Comentó Ail atónito. -
-¡Lo que pasa es que
sois una pandilla de incultos musicales, eso es! - Les reprochó Roy añadiendo
con retintín.- Y así os ha ido.
- Pues a ti no te fue
mucho mejor que a nosotros. - Le recordó Nephrite con una media sonrisa de
sorna. -
El aludido tuvo que admitir eso
último aunque enseguida opuso.
- Pero yo me motivo
mucho más cuando escucho alguna de sus canciones. ¡De veras, eres el tío más
coj...!. ¡Si hasta una sailor se llama como él!- Añadió el chico cayendo ahora
en la cuenta del nombre de guerrera de Ami, aunque seguramente sería
casualidad. ¡Este tipo es de put…madr…!
-¡Royy!- Terció el
mago con sufrida paciencia...en tanto se escucharon más truenos que obligaron
a todos a taparse los oídos.
Pero éste no le hacía ningún caso
centrado sólo en alabar a aquel ídolo que tenía delante.
- Te aseguro que he
cantado tus canciones más que las de nadie y me hubiera encantado asistir a uno
de vuestros conciertos. Pero yo era un crío entonces. ¡Qué lástima! que no
vinierais casi nunca a EE. UU Y…
Aunque el famoso
cantante en cuestión se limitó a detener la larga perorata de su admirador con
una mano y a responder amablemente.
- Ya lo sé. Y me
enteré que la última canción que quisiste escuchar fue una de las de mi grupo.
Es un detalle que te agradezco y me gustaría que cantases una conmigo, verás cómo
es muy apropiada para este sitio y si triunfáis en vuestra misión, también para
la Tierra.
Los ojos del chico se abrieron como dos
platos soperos y tuvo que hacer un
esfuerzo para asimilar aquello, pero una vez lo hizo exclamó.
-¡De verdad!..
- De verdad.- Aseguró
ese tipo guiñándole un ojo. - ¿Qué me dices?
- Encantado. Aunque
no estaré a tu nivel. - Objetó Roy azorado. –
- No te preocupes, lo
harás muy bien. - Repuso despreocupadamente su interlocutor. - Aunque primero
vamos a hacer un pequeño calentamiento.
Y sin que el muchacho acertase a
replicar, el tipo lanzó su también exclusivo grito, indicándole a su “pupilo”
que debía imitarle.
-¡Telelerélerero!...
Roy lo hizo como pudo pero igualar
ese tono, esa cadencia y resistencia era imposible, sobre todo cuando el
cantante prosiguió con sus.
-¡Telero, telero,
teleeeeeeeeeeeeeeeeeero....!telererererererero!
Y menos mal que paró, todos
escuchaban extasiados y el propio Roy jadeaba frotándose la garganta y pensando
alucinado.
- ¡Y yo que creí que
tenía fuelle para esto!
Pero aquel tipo sonrió aplaudiéndole
con aprobación y añadió.
-¿Te sabes ésta
canción?
El famoso intérprete
se acercó a Roy y le susurró algo al oído. El chico asintió entusiasmado.
-¡Claro que me la sé!
Me sé casi todas las tuyas y las de tu grupo.
Su interlocutor
sonrió para entonces exclamar.
- Pues, ¡a cantar de
verdad!...
-¿Y la música?- Quiso
saber el muchacho, aunque nadie tuvo que decirle nada porque ya estaba sonando
y su adorado intérprete le hizo una seña para que se preparase, aunque antes
Roy pudo exclamar.- ¡Esto es genial! ¡Me encanta el estéreo que tenéis aquí!...
-¡Vamos allá! - Le
animó su ídolo.- Canta conmigo…
Y el chico, claro está, se animó a hacerlo. Su
mentor musical cantaba como siempre había recordado, ¡de maravilla! y él no
quiso ser menos. Era el momento más importante de su vida, (al menos de su otra
vida) en cuanto a cantar se refería. Iba a darlo todo por no desentonar. Por su
parte el cantante adoptaba sus características poses, piernas entreabiertas y
dedo en alto señalando al cielo. (O más arriba del en que ya estaban claro).Y
enseñaba a Roy a ponerse en la posición correcta y a entonar. Los demás
asistían divertidos y atónitos a esa improvisada interpretación y coreografía.
En cuanto al nuevo aprendiz se lo pasaba mejor que un niño dentro de una
pastelería.
Éste podría ser el cielo
Éste podría ser el cielo
Éste podría ser el cielo para todos
En estos días de calma reflexión
Tú vienes a mí y todo parece ir bien
En estos días de fríos afectos
Te sientas a mi lado y todo está bien
Éste podría ser el cielo para todos
Éste mundo podría ser alimentado, este mundo podría ser divertido
Éste podría ser el cielo para todos
Éste mundo podría ser libre, este mundo podría ser uno
En este mundo de impávido engaño
Sólo tu sonrisa puede allanar mi camino
Estos agitados días de cruel rechazo, hum
Tú vienes a mí, calmas mi mente intranquila
Sí, éste podría ser el cielo para todos
Éste mundo podría ser alimentado, este mundo podría ser divertido
Esto debería ser amor para todo el mundo, sí
Este mundo debería ser libre, este mundo podría ser uno
Deberíamos traer amor para nuestras hijas e hijos
Amor, amor, amor, éste podría ser el cielo para todos
Tú sabes que
Éste podría ser el cielo para todos
Éste podría ser el cielo para todos
Escucha - lo que la gente hace con otras almas
Toman sus vidas - destruyen sus metas
Su orgullo y dignidad esenciales
Son arrebatados y rotos sin demostrar piedad
Cuando éste debería ser el cielo para todos
Éste podría ser el cielo
Éste podría ser el cielo para todos
En estos días de calma reflexión
Tú vienes a mí y todo parece ir bien
En estos días de fríos afectos
Te sientas a mi lado y todo está bien
Éste podría ser el cielo para todos
Éste mundo podría ser alimentado, este mundo podría ser divertido
Éste podría ser el cielo para todos
Éste mundo podría ser libre, este mundo podría ser uno
En este mundo de impávido engaño
Sólo tu sonrisa puede allanar mi camino
Estos agitados días de cruel rechazo, hum
Tú vienes a mí, calmas mi mente intranquila
Sí, éste podría ser el cielo para todos
Éste mundo podría ser alimentado, este mundo podría ser divertido
Esto debería ser amor para todo el mundo, sí
Este mundo debería ser libre, este mundo podría ser uno
Deberíamos traer amor para nuestras hijas e hijos
Amor, amor, amor, éste podría ser el cielo para todos
Tú sabes que
Éste podría ser el cielo para todos
Éste podría ser el cielo para todos
Escucha - lo que la gente hace con otras almas
Toman sus vidas - destruyen sus metas
Su orgullo y dignidad esenciales
Son arrebatados y rotos sin demostrar piedad
Cuando éste debería ser el cielo para todos
(Heaven
for everyone, QUEEN, crédito al autor)
Terminada la canción el tipo le dio
la mano y su entregado fan se la estrechó encantado.
- ¡Ha sido para mí un
gran honor! – Pudo decir el chico con tono de patente admiración. -¡Muchas
gracias!
-No hay de qué ¡Os
deseo mucha suerte! - Se despidió el fallecido cantante añadiendo con una
sonrisa a la par que hacía una versallesca reverencia en tanto su último grito
resonaba con un potente y armonioso eco. - Y recordad amigos. “El Cielo es para
todos”. Ahora preparaos bien para convertir la Tierra en un lugar mejor. ¡Vivid
y sobre todo…Amad!
Y Roy agitó una mano al horizonte
despidiendo a su ídolo en tanto le decía al mago con gran reconocimiento.
-¡Muchas gracias
Landar!, ha sido toda una sorpresa. ¡Qué gran tipo! Todavía no me lo puedo
creer. ¡He estado cantando a dúo con él!...
- No las merecen. - Respondió el mago esbozando una leve sonrisa que
parecía ser la última concesión que le daba a la frivolidad, pues de inmediato
les indicó a todos con su tono más grave. -Ahora dejad que Son Goku invoque al
dragón.
Y todos obedecieron
apartándose intrigados. Tenían mucha curiosidad por ver cómo sería aquel ser.
No tardaron mucho en descubrirlo. Goku le llamó utilizando una fórmula
pronunciada en una lengua desconocida para ellos y al pronto de concluirla de
aquellas bolas surgieron siete rayos dorados que se elevaron a gran altura,
entrelazándose entre sí hasta formar la silueta luminosa de un dragón dorado
gigantesco. Entonces todo el cielo a su alrededor se volvió negro. Como si
alguien hubiera apagado una estrella, en tanto Landar les explicó.
- Este es el Dragón Celestial, de la categoría de los Gigantes
Divinos. El último de su tipo que queda y cuyos momentos hace mucho tiempo ya
que pasaron. No obstante aún puede conceder dos deseos, así que deberéis elegir
con sabiduría uno de ellos. El otro será vuestra vuelta a la vida.
- Aquí estoy
convocado por vuestro mandato. ¡Pedid vuestros deseos! - Retumbó la grave y
potente voz del dragón que parecía el tañido de una campana de bronce. -
Roy interrumpió el relato para reír
comentando con sus compañeros.
-¡Ahí sí que estaba yo
acojo!…bueno, ya me comprendéis.
-Con un ser tan
enorme y que transmitía ese poder, lo estábamos todos.- Concedió Nephrite.-
-Aunque como siempre,
quisiste tomar un atajo. Roy.- Se sonrió Diamante.-
-Sí, pero en esa
ocasión habría sido lo más inteligente, hermano.- Comentó Zafiro.-
Así
era, se acordaban de cómo se miraron
indecisos, lo cierto es que, todavía impresionados por el colosal tamaño de
aquel monstruo no les venía nada a la mente. Aunque Roy fue el primero en
reaccionar exclamando con un destello de perspicacia.
-¡Ya está! ¡Le
pedimos que se cargue él a todos los demonios y listo!
- Es una idea muy
buena.- Apoyó Ail –
- No me parece muy
ético. - Rebatió Diamante cruzándose de brazos y preguntando con cierta
contrariedad. - ¿Para qué nos hemos estado entrenado entonces?
- Mira tío, aquí lo
que importa es librar a la Tierra de la amenaza que se le viene encima. Como
sea y de la mejor manera. - Opuso coherentemente Roy. -
- En eso tienes
razón. –Tuvo que admitir el príncipe de Némesis. -
- A mí también me
parece buena idea. Y es muy práctica. - Añadió Nephrite. -
- Transmítele esa
petición, por favor. - Le encargó Zafiro a Goku que asintió haciéndolo en aquel
idioma desconocido para los chicos. -
Pero el reptil
sagrado se limitó a negar con su enorme cabeza declarando.
- No puedo conceder
ese deseo, está más allá de mi poder. ¡Pedid otra cosa!
-¡Pues vaya birria de
dragón! ¡Tanto rollo para esto! - Le
cuchicheó Roy a Diamante que asintió solidariamente. –
-¡No protestéis
tanto!- Les recriminó el mago.-
Y
todo esto ante la mirada molesta del propio dragón que daba la impresión de
haber captado ese comentario. Aunque tanto Roy como Diamante miraron para otro
lado enseguida y silbaron como si la cosa no fuera con ellos. Lo mismo que el
resto que aparentaba no haber escuchado. Así, durante unos tensos instantes se
mantuvieron en un reflexivo silencio. A ninguno del grupo se le ocurría más
cosas que pedir, Ail era el único que tenía interés en decir algo, aunque
primero tomó la palabra el Mago que propuso a Goku.
- Será mejor que
primero les devuelva la vida. Luego que piensen otro deseo.
A su interlocutor le pareció bien y
así lo hizo constar ante ese gigante de los cielos.
- Dragón Celeste.
Devuelve a la vida a estos cinco jóvenes que nos acompañan, por favor.
El
coloso asintió observando al grupo en cuestión e iluminando las cuencas de sus
enormes ojos con dos destellos escarlata para anunciar con su retumbante tono.
- Vuestro deseo os ha
sido concedido.
Y de inmediato todas las aureolas
que pendían sobre las cabezas de los chicos se borraron, desapareciendo como si
nunca hubieran estado ahí.
- ¡Esto sí que ha
funcionado! - Sonrió Nephrite aun sin poderlo creer. -
- ¡Es increíble! –
Pudo decir Zafiro, asombrado también. -
- Y ahora. ¿Habéis
meditado ya lo qué queréis?- Inquirió el mago. -
- Si, bueno. - Terció
el extraterrestre declarando. - A mí me gustaría saber cómo están mi mujer y mi
hijo. Si eso es posible.
Goku asintió, pero Roy le frenó
pidiéndole un segundo, se acabada de acordar de sus amigos y una idea le vino a
la cabeza, ojalá que fuera realizable y que Ail se lo permitiera.
- Perdona compañero.
Pero es que recordé algo. ¿Te importaría cederme tu deseo?
El aludido le miró con reprobación.
Nadie había dicho nada en todo ese tiempo y de repente a Roy se le ocurría
alguna gracia de las suyas. Pero el chico enseguida le replicó como si supiera
lo que cruzaba por la mente del Alíen.
- Te aseguro que es
una cosa muy importante. ¡Por favor amigo! No te lo pediría de no ser así. - Le
suplicó su interlocutor con una implorante mirada. -
-¿De qué se trata? –
Quiso saber Ail con un suspiro de paciente resignación. -
- Me gustaría que mi
amigo Tom volviera a caminar. Acordaos que os conté lo que le sucedió.
-¿El chico que sale
con Cooan? La pequeña de las hermanas. - Recordó Zafiro. -
- Si, el mismo. –
Asintió Roy declarando no sin emoción.- Es mi mejor amigo, y una gran persona,
siempre me apoyó y compartió conmigo los buenos y los malos momentos. Ahora
quisiera ser capaz de hacer algo por él.
El extraterrestre se mesó la
barbilla y un sentimiento de dura indecisión cruzó por su mente. Quería más que
nada volver a ver a su familia pero realmente esto era muy importante. De todos
modos podría reunirse con Ann y el bebé cuando volviera, pero. ¿Hasta cuándo
debería esperar? ¿Estarían a salvo? Por suerte para él y para Roy, Landar posó
una mano sobre el hombro del alíen y declaró con tranquilizadora voz.
- Si es sólo eso,
puedo hacer que los veas en mi bola.
El gesto de todos pasó de la tensión
por aquella difícil papeleta, al alivio y la alegría. Sobre todo Roy que
exclamó sin pensar.
-¡Qué buena idea ha
tenido el viejo!, ¿eh?
Aunque se tapó la boca con ambas
manos por su indiscreción, no pudo evitar que el mago le fulminase con la
mirada y que el resto se sonriera aguantando a duras penas la risa. Goku fue el
único que no se contuvo y se tronchaba ante la indignación de Landar.
-¡A mí no me hace
gracia!- Le espetó el ofendido mago.-
-¡No te pongas así
hombre!- Replicó Goku sin poder parar de reír. - Le ha salido sin pensar. Es un
cumplido. ¿Verdad Roy?
- Verdad, verdad. Lo
siento, discúlpame. No lo dije con mala intención. – Le pidió el azorado
muchacho asintiendo frenéticamente con la cabeza, tratando de congraciarse con
el anciano. -
Landar carraspeó varias veces
volviéndose de espaldas con aire digno y materializó su bola dando por zanjado
el asunto, a la par que le indicaba a Ail que se acercase a mirar. Éste lo hizo
de inmediato, a los pocos instantes algo comenzó a materializarse de entre la
bruma del interior de esa esfera.
-Creo que veo algo.-
Comentó el alien.- La imagen empieza a aclararse.
Y en efecto, allí estaba ella. Annie
lucía preciosa con un vestido estampado en rojo y negro y acunaba cariñosamente
a su bebé. A su lado estaban Rei y Usagi que miraban embobadas al niño. La
Guerrera Luna le acercó un sonajero y el chiquitín rio cuando la muchacha lo
agitó. Ail no pudo evitar sonreír con visible alegría.
-Ese es mi hijo – Declaró con gran sentimiento de orgullo ante el
asentimiento de aprobación de sus compañeros que se aproximaron también a ver.
– ¡Es maravilloso!
Pero eso no era todo. Entonces las pudo escuchar
hablar. Su pareja se dirigía a sus amigas guerreras…
-¡Cuánto os agradezco
que estéis cuidando de nosotros!- Les comentaba Ann a las dos agregando ahora hacia la Guerrera Marte.- Has
sido muy amable al permitirnos vivir en tu templo a Giaal y a mí.
-No es nada.- Sonrió
la sacerdotisa.-
-¡Para eso estamos
las amigas, mujer! y Rei está encantada de que estéis aquí. ¿No es verdad? – La
animó Usagi restándole toda importancia
a aquello ante el asentimiento de su compañera.-
- De veras, tengo
algo de oro y joyas que Ail y yo encontramos en nuestros viajes por la galaxia.
Cuando pueda las venderé y os pagaré…
Sin embargo Ann no pudo continuar puesto que Rei la
cortó de inmediato con fingida severidad.
-¡Pero bueno! ¿Se
puede saber de qué estás hablando? No tienes que pagarme nada, mujer. ¡Hasta
ahí podíamos llegar! Si hasta le fío a Usagi los palitos de la suerte del
templo.
-¿Cómo que hasta a
mí?- Inquirió ésta otra, mostrando su contrariedad y sentenciando con la cara
roja por el enfado. - Yo siempre te los pago puntualmente, Rei.
- De eso nada. Por lo
menos me debes tres en lo que va de mes. - Rebatió la Guerrera Marte negando
con un dedo y exhibiendo una cáustica sonrisita. – Así que a ver si te
retratas…
-¡Eso es mentira! Lo
que pasa es que llevas mal tus cuentas. Es Makoto la que te debe uno y Minako
la que te debe dos.- Le interpeló su contertulia con mordaz exactitud. -
- Si eres tan buena
echando cuentas, no comprendo porque nunca llevas suficiente dinero. - Le
recriminó Rei a su vez con desdén.-
-¡Eres odiosa!-
Exclamó Usagi taladrándola con la mirada.- ¡Avariciosa!
-¡Y tú una roñosa! -
Replicó su compañera. - ¡Tacaña!
Y todo esto ante las
miradas alternas que la atónita Annie las dedicaba tratando de mediar en tono
conciliador.
- Vamos chicas no
empecéis a discutir...
-¡Ha sido ella!- Se
señalaron acusatoriamente sus dos contertulias entre sí. -
Ann
sonrió y el pequeño bebé también hizo una mueca graciosa con su boquita,
después ya no dio tiempo a ver nada más. La visión se desvaneció, pero Ail
estaba satisfecho y se sentía bien.
-¡Son estupendas! -
Declaró muy agradecido a las guerreras. – No se lo podremos pagar nunca.
- Muy bien.- Terció
Landar dirigiéndose ahora a Roy. - ¿Vas a formular tu deseo?
- Por supuesto. –
Convino él guiñándole un ojo a Goku e indicándole. -¿Le puedes pedir al dragón
que haga que Tom se recupere completamente de su parálisis para que pueda
volver a andar como antes de sufrirla, e incluso tener más y mejores agilidad,
fuerza y facultades que un humano corriente?
- Hasta los límites
del poder del dragón, sí. - Asintió Goku que se giró hacia el gran animal pidiéndoselo
tal y como su pupilo le dijo. -
Y el gigante volvió a emitir ese
brillo escarlata en sus ojos declarando con segura gravedad.
- Ya he cumplido
vuestros dos deseos, adiós.
- ¡Un momento! Quiero
comprobar si Tom puede andar. - Trató de saber Roy. -¡Espera!
Pero el gran dragón había
desaparecido arrastrando tras de sí todas aquellas bolas que se dispersaron por
el espacio. El cielo sobre sus cabezas recobró ese color inmaculado. No
obstante el intranquilo chico distaba mucho de estar satisfecho y sentía miedo
de que aquello hubiera fallado. Sin embargo Goku le animó con jovialidad.
-¡No te preocupes! Si
Shenron dice que ya está. No debes dudarlo. Él nunca miente. Ten confianza.
- Pero daría lo que
fuera por ver a mi amigo caminar otra vez.- Insistió el muchacho visiblemente
decepcionado -
- Por eso no te
preocupes. Lo verás. - Le aseguró el mago iluminando su bola para añadir. - Y
yo le daré una motivación especial para hacerlo.
En la bola aparecieron las imágenes
de Tom y de Cooan. Parecían estar charlando en un largo pasillo por el que
salían. El muchacho, haciendo girar las ruedas de su silla con las manos y ella
tras de él aferrando los agarres de la misma y ayudándole con un ligero
empujón.
-Espero que Kalie
pueda soportar todo esto. Estoy asustada.- Decía Cooan.- Por ella y por todos
nosotros. Y mañana termina ese plazo…Ojalá que con la ayuda de las guerreras
seamos capaces de derrotar a ese monstruo.
-No temas. Haremos
todo cuanto esté en nuestras manos por ayudarla.- La animaba Tom.- Lucharemos
hasta el final…Connie.- Agregó él variando su tono hacia otro algo más
envarado.- Quería decirte algo, yo…
-¿Si? ¿De qué se
trata?- Quiso saber la joven dedicándole una mirada entre curiosa y algo
sorprendida.-
El
chico quería armarse de valor y pedírselo. Tal y como ella había mencionado, ya
solamente quedaba algo más de un día para que el plazo que ese maldito demonio
le diera a su difunto amigo expirase. Quizás Connie aceptase ante esa
perspectiva. Él mismo pensó que, con un más que posible final tan cerca, nada
de lo demás importase. Iba a declararse cuando
algo extraño sucedió. La silla se volcó sin causa aparente. Como si una
ráfaga de inexistente viento la hubiese golpeado de repente. Tanto Tom, como la
muchacha se quedaron sorprendidos.
-¿Pero qué demonios
ha ocurrido?- Se preguntó el muchacho en voz alta. –
Cooan no respondió, tampoco lo sabía pero
por si acaso se puso en guardia. Quizás hubiera sido algún ataque de
precisamente eso, un demonio. Pero tras unos momentos de tensa espera, mirando
en ambas direcciones, todo estaba en absoluta calma. No había nadie en los
pasillos. Desconcertada miró al chico que seguía en el suelo. Aquello era muy
extraño. Estaban en un terreno liso y si
no fue por causa de un ataque no había motivos para...de cualquier forma,
pasada la alarma de ambos, él debería subirse a su silla otra vez.
- Déjame ayudarte. -
Le pidió al chico pero él orgullosamente negó con la cabeza. La chica no
insistió, sabía que a Tom le avergonzaba tener que precisar ayuda y sobre todo
de ella. -
Aunque en esta ocasión fue distinto.
El muchacho sentía un extraño cosquilleo que le nacía desde la cintura bajando
hacia sus piernas y llegando hasta los dedos de los pies. Desde su accidente
nunca había vuelto a experimentar algo semejante y su primera reacción fue
quedarse perplejo y quieto en el suelo, trataba de analizar aquello ante la
preocupada mirada de Cooan que le inquirió algo asustada.
-¿Te encuentras bien?
¿Qué te pasa?
- No, no lo sé, es
algo que...
No
sabía cómo explicarlo pero tuvo una intuición, él mismo se negaba a aceptarla
por juzgarla descabellada. Aquello podría significar mil cosas, aun así hizo el
movimiento reflejo de mover su pierna izquierda. Estaba resignado de antemano a
no obtener respuesta pero para su asombro ésta se movió al instante.
-¡Connie!- Pudo
exclamar con un confuso tinte de temor y emoción.-
-¿Quieres que te
ayude?- Quiso saber ella aproximándose solícita. -
Pero el chico la detuvo con un gesto
de sus manos alargando un brazo y negó con la cabeza a la par que sonreía
nervioso.
-¡No!, por favor
quédate ahí, cerca de mí. Y dime si es cierto lo que ves.- Balbuceó con un nudo
en la garganta, batallando contra su propia incredulidad. -
La atónita chica pudo observar como
su novio movía sus piernas y plantaba los pies en el suelo irguiéndose poco a
poco sobre sus extremidades hasta ponerse en pie.
-¡Oh Tom!- Exclamó
ella tapándose la boca con las manos y dejando correr lágrimas de alegría. -
¡Tom!
-¡Estoy de pie, estoy
de pie!- Tartamudeaba él presa de la emoción. -¡No puedo creerlo!
Y cuando se decidió a dar un
paso pudo hacerlo, ¡y luego otro y otro!
El joven no pudo evitar el llanto, éste
se le desató como si fuera una mansa corriente de agua clara. Cooan le abrazó
con fuerza y no paraba de susurrar entre lágrimas de alegría.
-¡Es un milagro! ¡Oh
Dios mío! ¡Gracias Señor!
- ¡Ha sido Roy! –
Afirmó su interlocutor tan firmemente que no existía réplica posible, sobre
todo cuando añadió mirando hacia lo alto del techo como si quiera ver allí el
Cielo y dentro de él a su difunto compañero. - ¡Gracias, gracias amigo! Porque
sé que has sido tú, a mí no me engañas. Aunque estés ahí arriba escondido, sé
que cuidas de nosotros. - Sonreía lleno de dicha, sin poder dejar de sollozar.
– No sé qué gamberrada habrás hecho allá, pero ha funcionado…
Tampoco el aludido pudo evitar que
le cayeran las lágrimas de felicidad respondiendo con emoción ante las
conmovidas miradas de los demás.
- No las merecen, Tommy. Que seas muy feliz,
hermano…
- Ha sido hermoso
amigo mío. Muy hermoso.- Reconoció Nephrite con una voz queda, llena de
respeto. -
– Por los amigos
merece la pena luchar.- Convino Ail ante los asentimientos de los hermanos de
Némesis. -
- La amistad es algo
muy bello. - Admitió Diamante que añadió contento. – Doy gracias a Dios por
haberlo comprendido.
- Si, así es, nos
hace a todos ser mejores personas. Las guerreras tenían razón. - Convino
Zafiro. -
-Usagi y las demás
son unas tías estupendas.- Comentó a su vez Roy.- Y tienen mucho más poder del
que a primera vista parece.
-Ya lo puedes decir.-
Asintió Diamante.-
-Pero creo que su
poder más importante es el de hacer mejores a los que las rodean. En eso estoy totalmente
de acuerdo con Zafiro.- Afirmó Nephrite.-
Y los muchachos recordaban aquellos
hermosos momentos en los que la esperanza renacía en todos ellos. Aunque
también volvieron a acordarse de los
momentos de duro trabajo.
-Y después de eso,
entramos en el Rincón.- Comentó Zafiro.-
-Sí, eso sí que fue
de lo más duro.- Admitió su hermano.-
-¿Os acordáis de la
charla que nos dio el maestro Piccolo?- Les preguntó Roy a lo que el resto
asintió.-
-Y que lo digas,
después de decirnos eso de que no nos podrían resucitar otra vez.- Terció
Nephrite, recordando aquello junto con sus amigos.-
-Es un gran
instructor, de eso no cabe ninguna duda.- Comentó Ail con admiración.-
-Es verdad. Nos
trataba a patadas y nos injuriaba a la menor ocasión, pero debo admitir que
tenía razón en lo que decía.- Afirmó Diamante.-
-¡Anda principito! –
Exclamó un divertido Roy.- Dilo claramente. Es un auténtico cabronazo, eso es
lo que es. Pero muy buen profesor, eso es indiscutible.
El resto se rio, todos recordaban
algún momento en el adiestramiento en el que tuvieron que vérselas con Piccolo.
-Me acuerdo de cómo
nos trataba, sí. Sobre todo al principio.- Comentó Zafiro.-
El joven intentaba alcanzar a su
mentor sin lograrlo. Pese a esforzarse al límite de sus posibilidades. El
namekiano esquivaba una y otra vez cualquier intento de ataque. Y lo que era todavía
peor. Se burlaba abiertamente de su pupilo.
-¡Qué! ¿Ya
cansado?...si la señorita lo desea podemos parar a tomarnos un té con pastas…
-No estoy cansado.-
Replicó un enrabietado Zafiro, intentándolo una vez más con una bola de
energía.-
Su adversario se limitó a apartarla
de un manotazo como si se quitara de en medio a un insecto. Tras esbozar una
sardónica sonrisa contratacó con otra esfera energética mucho mayor.
-¡Esto es una bola de
energía!- Exclamó tirándosela al muchacho que apenas si pudo frenarla con ambas
manos.- ¡Para que aprendas!
El joven fue arrastrado por aquello
durante kilómetros hasta que explotó lanzándole en un estado lamentable contra
el suelo. Sobre él y al instante apareció su maestro posando uno de sus pies
contra su pecho e ignorando sus lamentos de dolor…
-¿Llamo al servicio
de habitaciones o su alteza se levantará por sí mismo? - Inquirió con
manifiesta sorna.-
-¡Maldito!- Escupió
Zafiro con patente ira.- Voy a…
-¿A qué? ¿A
aburrirme?- Replicó Piccolo con nula consideración para agregar.- ¿Lo mismo que
hiciste contra ese tipo de la capucha? ¿Te vas a quedar ahí para recibir sus
ataques como si fueras una diana? ¡Espabila Zafirín! - Remachó quitándole el
pie de encima para alejarse dando un tranquilo paseo.-
Espoleado por aquello el chico logró
levantarse y concentrar algo de energía. Produjo una onda vital que se dirigió
directa hacia la espalda de Piccolo, sin embargo éste ni hizo amago de
apartarse. Cuando le alcanzó hubo una gran explosión. Zafiro se sonrió. ¡Eso
para que aquel tipo viera que no estaba tan limitado! Aunque para su asombro,
al disiparse el humo producido por aquel estallido, su maestro seguía incólume
y en esa misma postura, con manos atrás.
-¿Qué es lo que
quieres? ¿Quitarle el polvo a mi capa?- Se burló.-
Zafiro suspiró recordando aquello
para decirles a sus amigos.
-Luego apareció delante
de mí de repente y de un tortazo me envió a no sé cuántos kilómetros…Tardé en
recuperarme.
-Eso no es nada.-
Rememoró Nephrite.- A mí me hizo lo siguiente. - Les narró.-
Estaba luchando contra su maestro. El
chico atacaba con toda suerte de patadas puñetazos y demás. Pero Piccolo se
limitaba a detenerlos sin hacer esfuerzo aparente. De pronto el namekiano abrió
la boca y escupió una bola de energía contra su asombrado rival. Nephrite fue
arrastrado al suelo sufriendo el impacto y la explosión de aquello. Apenas le
quedaban fuerzas para moverse. Su entrenador descendió entonces al suelo y se
cruzó de brazos imperturbable a su lado.
-Eso… no es justo…-
Pudo protestar el joven.- No sabía…Que pudieras… hacer…eso…
-¡OH! ¡Vaya!-Contestó
sarcásticamente Piccolo.- Os pido perdón, alteza. Claro, no me acordaba que en
el mundo de tontilandia de donde provenís, los luchadores les dan un informe completo a sus
enemigos con todos sus trucos y habilidades antes de pelear. Seguro que los
secuaces de ese tal Zoisite te enviaron un telegrama para decirte que iban a atacar…
¡Ah, que no lo hicieron y mira por dónde por eso estás muerto!- Remachó con tintes
admonitorios ahora.-
-¡Eres un bastardo! -
Pudo espetar Nephrite tratando de ponerse en pie sin conseguirlo.-
-Por supuesto que lo
soy.- Se sonrió Piccolo.-
Y sin mediar palabra arreó una
patada a su discípulo que le tumbo una vez más en el suelo. Entonces el
namekiano sí que se permitió añadir.
-Y a pesar de eso soy
lo más amable y comprensivo que te vas a encontrar por aquí…
Aunque ahora, Nephrite se permitió
una fugaz sonrisa, e inclusos e terminó por reír, eso sí, doliéndose de
aquellos golpes…
-¿Se puede saber qué
es lo que te hace tanta gracia?- Inquirió severamente su instructor.-
Y su interlocutor tuvo que reunir
fuerzas primero para parar de reírse y después para replicar…
-Que lo que más me
duele no son tus golpes ni tu insufrible complejo de superioridad. Es que tienes
razón en todo lo que dices…
Ahora fue Piccolo quién rio, brazos
en jarras, para afirmar hasta diríase que con aprobación.
-Bien, muy bien. Es
la primera cosa sensata que te oigo decir. Ya vas aprendiendo amiguito…pero aun
te queda mucho por mejorar…
Nephrite se aplicó aquello. Los
demás asintieron ahora. Turno de Ail de comentar.
-Me hizo algo
similar. Estábamos luchando y de pronto alargó uno de sus brazos…
Recordando aquello, el alien vio con
asombro y horror como un brazo de su adversario se alargaba desmesuradamente
para agarrarle por un tobillo y estrellarle contra el suelo…
-No sé cómo lo has
hecho. No lo vi venir.- Confesó cuando su instructor aterrizó a su lado.-
-¿No decías que tu
árbol hacía cosas parecidas? Pues ya va siendo hora de que te anticipes a ese
truco.- Le amonestó Piccolo que sonriendo con regocijo agregó, mientras le
sujetaba de un tobillo otra vez – Y te voy a dar un buen motivo para que no lo
vuelvas a olvidar…
-Y se pasó estrellándome
de un lado a otro durante un buen rato, me levantaba del suelo y me estampaba
contra él… -Les contó Ail a sus amigos.-
El resto asintió. ¡Menudo era su
profesor!
-Conmigo usó ese
truco de la multiplicación.- Les refirió Diamante.-
El príncipe de Némesis se las
apañaba para enfrentarse a Piccolo aunque a duras penas aguantaba los ataques
de su rival. En ese instante y para su
asombro, éste se desdobló…
-¡Pero! ¿Cómo
has?...-Pudo apenas preguntar.-
-¿Te ha gustado?- Se
rio su adversario para sentenciar.- A ver si esto te gusta…
Y esos dos piccolos empezaron a
propinarle a Diamante una buena tunda que terminó con él sobre el suelo. Por supuesto
el príncipe se quejó declarando.
-Eso es dos contra uno.
-¿No me digas?.. ¡Si
hasta sabes contar! Por eso eras el príncipe de tu mundo, claro. Debías de ser
el más listo…
-Deja ya de
insultarme.- Se enfureció su interlocutor.-
-¿O qué?... ¿Me
retirarás el saludo?- Se burló cínicamente su interlocutor.- Principito de
opereta. Dime. ¿Vas a llorar? ¿Te traigo un pañuelo?
El enfurecido Diamante logró ponerse
en pie y concentrar energía, Sin pensar lanzó una sucesión de rayos contra su
rival. Piccolo apenas usó una mano para apartarlos de un manotazo y con un solo dedo fue acribillando a su pupilo que
finalmente cayó al suelo de rodillas.
-Vaya, al menos
parece que tienes algo de carácter.- Comentó Piccolo ahora ya con un tono más
pedagógico instando a su interlocutor con severidad mezclada con un poco de
tintes animosos en aquella arenga.- Eso está bien…úsalo para aprender y para
resistir en lugar de para quejarte. Potencia tu fuerza, reduce tu debilidad. No
debes dar nada por supuesto ni creerte superior a los demás. Ni aun cuando lo
fueras.
Su pupilo asintió. En eso aquel tipo
llevaba toda la razón. De modo que quiso desde entonces aplicarse esas ideas…
-Pues no estuvo mal.-
Comentó Roy recordando.- Yo apenas si entrené con él. Pero una vez sí que
luchamos….
Por fortuna para el joven, su
entrenamiento con Goku le había fortalecido mucho. Tanto que parecía poder aguantar
contra Piccolo en un uno contra uno, casi en igualdad de condiciones. Los dos
se intercambiaban golpes y esquivaban recíprocamente los del otro.
-¡Muy bien!- Decía
Piccolo con tintes mezcla de sorpresa y algo de sorna.- Al fin me envían a
alguien que sabe pelear un poco…
Aunque cuando observó que ese halago
complacía a su oponente lo aprovechó para sorprenderlo con su ataque de los
brazos estirados…de esta manera propinó a Roy un buen golpe en la cara que lo
lanzó bastante lejos.
-Con que sí, ¿eh?- Se
dijo el chico restañándose la sangre de la nariz.- ¡Ahora verás!- Exclamó
convirtiéndose en súper guerrero.
-Anda.- Se sonrió
Piccolo.- Esto va a ser interesante.-
-En este estado ni
los otros cuatro juntos pueden derrotarme.- Se jactó Roy.-
-¿De veras?- Repuso
su adversario.- ¡Vamos a verlo! –
Y para asombro del chico su rival se
dividió en cuatro piccolos idénticos. Aunque enseguida pasó el efecto sorpresa
y Roy sonrió.
-¿Qué es tan
divertido?- Exclamaron sus cuatro rivales a un tiempo.-
-Esto- Repuso Roy lanzándose
a gran velocidad sobre uno de ellos y derribándole de un golpe.-
Hizo lo propio contra los demás. Al
fin, todos se unieron de nuevo formando al original. Piccolo se levantó del
suelo y comentó al parecer gratamente impresionado…
-No me digas que has
sabido ver el punto débil de esta estrategia.- Comentó casi con admiración.-
-Está muy claro que
si te divides también lo hacen tu fuerza y tu velocidad.- Contestó el joven.-
-Así es.- Admitió el
namekiano quién le desveló.- Lo has interpretado del modo correcto. Tus amigos
en cambio pensaban que me había multiplicado. Y ese fue su error. Veo que no
eres tan tonto como pareces…
-Gracias, creo.- Repuso
el chico que agregó también con su particular humor.- Lo bueno en tu caso es
que no hace falta que te ponga verde…
Aunque para sorpresa de Roy, su
rival se quitó entonces el blanco turbante que llevaba en la cabeza, y lo mismo
hizo con la capa de ese color para declarar.
-Muy bien, señor
ocurrencias. En ese caso, vamos a pelear un poco más en serio.
Y dicho esto dejó caer ambas prendas
al suelo. Éstas produjeron un gran ruido al impactar con tremenda fuerza en él…
-¡Pero!- Pudo decir el
atónito Roy.-
-¿Creíste que eras el
único que se entrenaba así?- Se sonrió malévolamente su contertulio que tras
mover el cuello a derecha e izquierda y hacer crujir sus nudillos remachó.-
Vamos a comprobar hasta dónde has mejorado…
-¿Y qué sucedió?-
Quiso saber Ail interrumpiendo el relato.-
-¿Qué sucedió?- Se
sonrió Roy suspirando.- Que me dio una buena tunda…eso pasó. Ni tan siquiera
como súper guerrero de segundo nivel pude apenas tocarle.
-¡Menudo psicópata!-
Resopló Nephrite afirmando eso sí, con patente respeto.- Es peor que cualquiera
de nuestros enemigos. La reina Beryl y hasta Metalia me parecen ahora
benevolentes a su lado.
-Pues según el
maestro Son Gohan lo nuestro no fue nada. Me contó que cosas peores le hacía a
él cuando le entrenaba.- Terció Roy.- Hasta me comentó que parecía que los
eones le habían ablandado.
-¡Mejor no haberle
conocido entonces! - Suspiró un achantado Ail.-
-Desde luego no le
quisiera como verdadero enemigo.- Admitió Diamante.- Es incluso más poderoso
que el Fantasma de la Muerte.
-Lo de Rey de los
Demonios es un título que no le queda nada mal.- Declaró a su vez Zafiro.-
En eso estaban todos de acuerdo. Con
todo, pese a sus experiencias con Piccolo, o quizás precisamente por ellas, le
estaban muy agradecidos. Ese tipo tan crudamente sincero y tan estricto se reveló
como el mejor de los maestros para ayudarles a superar sus puntos débiles y a
adquirir fortaleza de cuerpo y de mente. Así lo reconoció el propio Roy cuando
preguntó a los demás.
¿Recordáis lo que nos
dijo cuando entramos en el Rincón?...
-Desde luego.- Repuso
Diamante.- Que nos podíamos ir preparando, que todo lo anterior nos iba a
parecer un picnic comparado a lo que nos esperaba allí dentro.
Y así fue, los muchachos rememoraron
aquello. Desde luego que al oír esas palabras todo el mundo se dio por avisado
y su estricto guía les señaló ahora hacia una especie de casa que se encontraba
a una treintena de metros. De hecho no parecía
muy grande aunque ellos no se fiaban de las apariencias e hicieron bien
cuando escucharon a Piccolo revelarles.
- Ese será vuestro
cuartel, vuestra vivienda o como lo queráis llamar. Allí hay comida, alubias
mágicas y todo tipo de pertrechos. Se divide en dormitorios, baños y demás
elementos, para que os podáis apañar durante este tiempo. Antes era más pequeña
pero una vez fue destruida y se reformó. Ahora es más grande, pero de todos
modos sois demasiados, así que
distribuir y racionad bien los víveres. Y tened cuidado. Una convivencia
en un lugar como este y durante tantos meses puede ser muy dura. Pero si lo
soportáis conseguiréis, además de aumentar vuestras fuerzas, crear un sólido
vínculo de amistad y coordinación. Eso os será de tanta o más utilidad que
elevar vuestro poder individual. Y otra cosa. - Añadió dirigiéndose ahora a
Diamante quizás porque mantenía una mirada altiva aun sin darse cuenta de ello.
- Aquí no hay rangos, ni príncipes, ni reyes. No se tienen privilegios.
¿Entendido?
- Entendido - Afirmó
el interpelado.-
Y
desde luego que no le cayó demasiado bien esa advertencia con tinte de
reprimenda. Pero decidió que era mejor no molestarse por ello ni replicar. A
estas alturas el príncipe había aprendido a ser algo más modesto. Recordaba
todo aquello como si hubieran pasado siglos. Piccolo entonces sonrió asintiendo
con aprobación y agregó más distendido.
- Bien Diamante. Así
me gusta. Has aprendido mucho, tanto tú como los otros, pero todavía os quedan
muchas cosas más por saber hasta estar preparados. Confío en que las descubráis
aquí. - Les mostró las diversas dependencias y cuando se aseguró de que todos
estaban al tanto de cómo eran y que contenían lo necesario les inquirió. -
Ahora ¿tenéis alguna pregunta? ¡Vamos, aprovechad ahora o tendréis que aguardar
bastante tiempo! - Remachó dispuesto para esfumarse tras esperar unos segundos
preceptivos de cortesía. -
- Una sola cosa más.
¿Nos podríais dejar un radio cd con música? Se entrena mejor y ayuda a
distender el ambiente. - Le inquirió Roy dejando pasmados a todos, incluido el
propio Piccolo que le miró con ojos de platos rompiendo su hieratismo. Cuando
el chico advirtió esto sonrió añadiendo a título justificativo. - Si vamos a
estar tanto tiempo aquí, nos ayudará mucho. Podéis estar seguros.
-¡Esa sí que fue
buena!- Se rio Zafiro, cortando ese recuerdo.-
-Sí, hasta
Piccolo-sama se quedó sin habla.- Sonrió Nephrite.-
-¿Qué queréis que os
diga? El Rincón es como una especie de gimnasio, ¿no? Pue había que tener algo
de vidilla para entrenar.- Se rio Roy.-
-Eso debió de pensar
nuestro sensei.- Comentó entonces Ail, preguntando a sus amigos con desenfado.-
¿Os acordáis de lo que pasó?...
Todos
asintieron, recordaban que nadie replicó. Ni Nephrite, Zafiro o Ail ni el propio Diamante, se atrevieron a dudar
de que eso fuera posible. Ya habían aprendido a esperar cualquier cosa y
Piccolo, para sorpresa del grupo, asintió sin darle ya más importancia. De
inmediato, el aparato de música requerido por Roy apareció a unos pocos metros
de ellos. El chico visiblemente contento y ante las caras sorprendidas de los
otros, les explicó que así pondrían alguna que otra canción para amenizar el
entrenamiento. Esperando claro que en el Cielo tuvieran una buena colección de
cds. Y cuando sus compañeros se limitaron a asentir todavía sin estar muy
seguros de aquello, Piccolo se dio la vuelta y soltó un lacónico.
- Hasta la vista -
dicho lo cual se esfumó. –
Un silencio profundo cayó entre
todos, durante el mismo cada uno se dedicó a observar y valorar su nuevo
entorno y tratar de familiarizarse con él, si es que eso era posible.
- Este sitio tiene
peor pinta que el mismo Infierno. – Intervino Diamante rompiendo ese mutismo
para dar un nuevo recorrido visual a esa desolada extensión de blancura y
añadir con sarcástico regocijo. - ¡El lugar perfecto para ponernos a punto!
-¡Si, a mí me gusta!
- Terció Nephrite con idéntico tono. -
- Más vale que nos
guste porque tendremos que estar aquí medio año. - Les recordó Zafiro con un
tinte combinado de resignación y ganas
por comenzar. -
- Entre varios será
más soportable. Os lo digo yo que estoy acostumbrado a permanecer durante mucho
tiempo viajando solo por el espacio. Bueno, en compañía de mi mujer y mi hijo.
- matizó Ail con nostalgia. -
- La clave aquí va a
ser la mentalización y el orden - expuso firmemente Roy obteniendo la general
aprobación, para agregar animado por el éxito de sus palabras. - De cómo nos
estructuremos y de la motivación que consigamos dependerá todo. Como en mi
equipo de baloncesto. Y la diferencia es que aquí no se puede perder y ganar al
día siguiente, nosotros no podemos permitirnos el lujo de fracasar. Nos jugamos
mucho en ello.- Sentenció el muchacho que, si
había sido disciplinado y serio en algo durante toda su vida, fue
precisamente en eso. -
- No hace falta que
lo digas. - Secundó Diamante compartiendo ese criterio. -
Los otros aseguraron lo mismo y el
grupo se quedó allí dispuesto a comenzar su labor. Aparte de planificar los
entrenamientos y los descansos, comidas y otras cosas imprescindibles, estaban
decididos a que la estancia en ese lugar no fuera (como había aseverado
justificadamente el príncipe de Némesis), peor que el propio Infierno. Y además
del radio cd pedido por Roy, Ail, que tocaba la flauta muy bien, les entretenía
también con alguna tonada en sus escasos momentos de pausas. Incluso Roy se
sorprendió, sabía tocar ese mismo instrumento y nunca en su vida, que él
supiera, lo había hecho. Llegaba a
interpretar maravillosas melodías que deleitaban a todos. Llegando incluso a
declamar una bella aunque enigmática letra…
De profundis clamavit ad te Domine
Domine exaudi vocem meam
Et ipse redimet Israel
In secula
De profundis clamavit ad te Domine
In
secula…
(Monasterio
de la Rábida, Vangelis, crédito al autor)
-¿Dónde aprendiste a
tocar así, en la Tierra?- Le preguntó el alien, realmente tan admirado con el
resto.- ¿Y qué significan esas extrañas palabras?...
-No, no sé. Jamás
toqué la flauta, -le confesó el interpelado que agregó con el mismo tinte de
incredulidad y asombro.- La guitarra sí, pero esto…tampoco sé lo que significa
eso que he dicho…es como si fuera un recuerdo que guardo dentro de mí…yo…no sé
cómo explicarlo.
-También tienes
talento para ello, no hay duda.- Declaró Nephrite añadiendo.- Creo que eso era
latín…Desde
lo profundo clamo a ti. Señor. Señor escucha mi voz. Él redimirá Israel, para
siempre…Desde lo profundo clamo a ti, Señor…Para siempre.- Tradujo el joven que
les explicó.- Yo sí que lo aprendí, cuando serví a mi rey Endimión en la
Tierra.
-Pero yo nunca
aprendí latín.- Repuso el atónito Roy.- ¡Ya tenía bastante con aprobar francés
por los pelos!
-Bien pudiera ser una
habilidad que olvidaste que poseías.- Añadió Diamante.- Seguro que algún día lo
recordarás.
-Desde luego,
amigo. Sea como fuere. Al menos podrás
hacer nuestra estancia aquí más llevadera.- Sonrió Zafiro.-
-Eso amigos míos,
será un placer.- Aseguró el muchacho.- Aunque aquí no hemos venido a pasarlo
bien, sino a prepararnos. Y tendremos que trabajar muy duro.
-Pero como dicen los
maestros Son Goku y Piccolo. Tampoco se debe forzar en exceso.- Terció Ail.- Y
la meditación es fundamental. Y tú puedes ayudarnos a eso, con esa música tan
sublime.
-Tampoco tú lo haces
nada mal.- Le alabó el príncipe de Némesis.-
-Nos adaptaremos, y
lo conseguiremos. - Les animó Nephrite obteniendo el asentimiento general.-
Y
así fue. Una vez adaptados el tiempo pasó volando, entre luchas, entrenamientos
y conversaciones entre ellos. La dureza de las condiciones y su deseo común les
ayudó a forjar una buena amistad. Todos aportaron algo. Diamante el orgullo y
la perseverancia en sus vertientes más positivas. Nephrite, el dominio de las
emociones y el orden. Zafiro la prudencia y la reflexión y Ail el entusiasmo y
las ganas de mejorar. La presencia de Roy les hizo más distendidos y menos
formales. Sobre todo caló poco a poco en el príncipe de Némesis que había
comenzado a experimentar lo que era una verdadera amistad. Podría decirse lo
mismo de todos ellos que hasta el momento se habían tratado entre sí con una
fría cortesía. Sólo entre Diamante y Zafiro había existido una mayor dosis de
afecto al ser hermanos. Pero ahora las cosas habían cambiado mucho. Diamante y
Nephrite se llevaban bastante bien, piques
de combates aparte. Lo mismo sucedía con Zafiro y Ail que habían llegado
a trabar una amistad más desenfadada. Y Roy fue erigiéndose en una especie de
líder para todos, no desde el punto de vista de la autoridad, sino de la
iniciativa y merced a su carácter. Les contaba chistes, algunas de sus “hazañas
con las chicas de la Universidad”, sus particulares consejos para ligar, les
comentaba su interés por los deportes y les animaba. Al ser el más poderoso y
adiestrado, hizo suyo y se tomó muy en serio el papel de entrenador y dirigía
los entrenamientos motivándoles de forma asombrosa. Los demás muchachos
correspondían hablando acerca de ellos en sus antiguas vidas y de lo que en
realidad les hubiese gustado hacer, de lo que querían poder llevar a cabo y
emprenderían cuando todo saliera bien, respondiendo con entusiasmo al reto que
allí tenían. Era un ejercicio de sinceridad y de férrea voluntad que reforzó la
camaradería y les ayudó a eliminar muchos fantasmas de los que todavía les
acosaban. Roy como de costumbre, les estimulaba hasta con la misma música que
consiguió poner. Nadie sabía cómo, pero siempre tenía algún cd de grupos que le
gustaban. Y el fruto de todo fue la progresiva mejora y conjunción de todos.
Cantando él mismo o coreado por el grupo con canciones como ésta, que tuvo un
significado muy especial para todos ellos, durante aquellos durísimos
entrenamientos.
Mantén la fe
Madre, madre dile a tus hijos
que su momento acaba de empezar
he sufrido por mi furia
hay guerras que no se pueden ganar
Padre, padre por favor créeme
Abandono mis armas
estoy roto como una flecha
perdóname
perdona a tu caprichoso hijo
Todo el mundo necesita alguien a quién querer
(madre, madre)
Todo el mundo necesita alguien a quién odiar
(por favor créeme)
Todo el mundo se queja
porque no pueden conseguir bastante
y es duro continuar
cuando no hay nadie en quién apoyarse
Fe: sabes que vas a vivir bajo la lluvia
Señor has de mantener la fe
Fe: no dejes que tu amor se convierta en odio
Ahora mismo debemos
Mantener la fe
Mantén la fe
Mantén la fe
Señor debemos mantener la fe
Dime nena, cuando te hago daño
¿te lo guardas todo dentro?
Tú me dices que todo está olvidado
y te escondes tras tu orgullo
Todo el mundo necesita alguien a quién querer
(madre, padre)
Todo el mundo necesita alguien a quién odiar
(por favor no me dejes)
Todo el mundo está sangrando
porque los tiempos son difíciles
es difícil ser fuerte
cuando no hay nadie en quien soñar
Fe: sabes que vas a vivir bajo la lluvia
Señor has de mantener la fe
Fe: no dejes que tu amor se convierta en odio
Ahora mismo debemos
Mantener la fe
Mantén la fe
Mantén la fe
Debemos mantener la fe
Caminando sobre las huellas
de las mentiras de la sociedad
No me gusta lo que veo
A veces me gustaría estar ciego
A veces espero eternamente
bajo la lluvia
donde nadie me ve llorar
intentando borrar el dolor
Madre, Padre
Hay cosas que he hecho y no puedo borrar
cada noche caemos en desgracia
Es difícil, con el mundo frente a ti
tratar de continuar, tratar de continuar
Fe: sabes que vas a vivir bajo la lluvia
Señor has de mantener la fe
Fe: no dejes que tu amor se convierta en odio
Ahora mismo debemos
Madre, madre dile a tus hijos
que su momento acaba de empezar
he sufrido por mi furia
hay guerras que no se pueden ganar
Padre, padre por favor créeme
Abandono mis armas
estoy roto como una flecha
perdóname
perdona a tu caprichoso hijo
Todo el mundo necesita alguien a quién querer
(madre, madre)
Todo el mundo necesita alguien a quién odiar
(por favor créeme)
Todo el mundo se queja
porque no pueden conseguir bastante
y es duro continuar
cuando no hay nadie en quién apoyarse
Fe: sabes que vas a vivir bajo la lluvia
Señor has de mantener la fe
Fe: no dejes que tu amor se convierta en odio
Ahora mismo debemos
Mantener la fe
Mantén la fe
Mantén la fe
Señor debemos mantener la fe
Dime nena, cuando te hago daño
¿te lo guardas todo dentro?
Tú me dices que todo está olvidado
y te escondes tras tu orgullo
Todo el mundo necesita alguien a quién querer
(madre, padre)
Todo el mundo necesita alguien a quién odiar
(por favor no me dejes)
Todo el mundo está sangrando
porque los tiempos son difíciles
es difícil ser fuerte
cuando no hay nadie en quien soñar
Fe: sabes que vas a vivir bajo la lluvia
Señor has de mantener la fe
Fe: no dejes que tu amor se convierta en odio
Ahora mismo debemos
Mantener la fe
Mantén la fe
Mantén la fe
Debemos mantener la fe
Caminando sobre las huellas
de las mentiras de la sociedad
No me gusta lo que veo
A veces me gustaría estar ciego
A veces espero eternamente
bajo la lluvia
donde nadie me ve llorar
intentando borrar el dolor
Madre, Padre
Hay cosas que he hecho y no puedo borrar
cada noche caemos en desgracia
Es difícil, con el mundo frente a ti
tratar de continuar, tratar de continuar
Fe: sabes que vas a vivir bajo la lluvia
Señor has de mantener la fe
Fe: no dejes que tu amor se convierta en odio
Ahora mismo debemos
Tratar de aguantar
Tratar de aguantar
Mantener la fe
Fe: ahora no es demasiado tarde
intenta seguir adelante, inténtalo
Mantén la fe
Mantener la fe
Fe: ahora no es demasiado tarde
intenta seguir adelante, inténtalo
Mantén la fe
(Bon Jovi Keep the Faith,
crédito al autor)
¡Aquello
fue digno de verse! Cuando Goku y Piccolo entraban a veces para comprobar sus
progresos al principio se miraban moviendo la cabeza con desaprobación ante las
sonrisitas de disculpa y circunstancias de Roy puesto que sus “pupilos “no
parecían progresar mucho. Estaban descoordinados, lentos y poco fortalecidos,
soportaban a duras penas las extremas condiciones de la sala. Pero con ayuda de
las arengas de Roy y las canciones que ponía, ¡como si aquello fuera un
gimnasio!, las cosas empezaron a cambiar. De los pasos vacilantes para
sustentarse a los saltos, de estos a las abdominales y los fondos con la ayuda
de las manos, con palmadas, a los más difíciles de los puños y finalmente a los
simples dedos, con los que sustentaban todo su cuerpo en el aire desafiando esa
aplastante gravedad. Luego llegaron las volteretas acrobáticas y los vuelos
cada vez más rápidos. Y no sólo se avanzaba en el plan físico. Los chicos
fueron uniéndose cada vez más, concentrados en sus respectivos pensamientos de
superación, para vengarse de sus enemigos y volver a ver a sus seres queridos.
Todos al servicio de un fin común motivado por distintos anhelos, pero
compañeros al fin y al cabo persiguiendo un único ideal. Llegaron a moverse al
unísono e incluso a aprenderse la mayoría de las canciones con las que Roy les
martilleaba. Poco a poco, las caras de Piccolo y Goku pasaron de la resignación
a la incredulidad, de ésta a la sorpresa y más tarde a la aprobación e incluso
satisfacción manifiestas. Goku entonces guiñaba un ojo. Piccolo se permitía
incluso el lujo de una fugaz sonrisa y Roy elevaba un pulgar dirigiéndose a
ellos en señal de triunfo, exclamando tal y como le gustaba hacer,
parafraseando a un gran grupo de “rock” a modo de eufórica arenga.
-¡Adelante chicos!
¡Mantened la fe!
Y la mantenían, luchando minuto a
minuto por mejorar y aumentar sus fuerzas, con sus miradas cada vez más
aceradas por la determinación y más convencidos de su éxito. Roy llegó a
hacerse un dibujo de su enemigo y cuando el entrenamiento de todos llegaba a su
fin lo estrujó con sus manos haciéndolo arder a la vez que les arengaba con un
poderoso grito transformándose en súper guerrero. Los demás respondieron a
coro, desplegando al máximo sus energías que habían crecido considerablemente.
Ninguno de ellos tenía nada que ver ya con la apariencia que presentaba antes
de comenzar aquella durísima preparación. Sus cuerpos estaban ahora mucho más
musculosos y endurecidos, merced a las adversas condiciones del cuarto y los
continuos golpes encajados y devueltos e incluso las pesas y objetos de gran
kilaje que usaban para forzarse aún más. Y sus voluntades se habían vuelto
infinitamente más determinadas y fuertes
que cuando empezaron a entrenar con Piccolo y no digamos de cuando
llegaron al Cielo. ¡Habían renacido como unos nuevos y poderosos guerreros!
-Ya
estamos en la recta final.- Comentaba ahora Diamante con satisfacción.-
-Si
ha sido bastante duro, pero ha merecido la pena.- Convino su hermano.-
-incluso
tener que hacer el ridículo en ocasiones.- Les recordó Nephrite.-
Se miraron divertidos y no pudieron
evitar echarse a reír.
-Si.
Recuerdo al maestro Kaio.- Afirmó Ail moviendo la cabeza con una sonrisa.-
-Ese
tipo estaba para que lo encerrasen, pero su técnica de combate era muy útil.-
Apuntó Roy entre risas aún.-
-Pues
para ti fue bien fácil pasar a ser discípulo suyo.- Repuso Diamante con una
apreciable dosis de sorna.- Casi acabaste siendo su maestro.
-Pero
lo tuyo fue lo mejor, ¡principito! - Se reía Nephrite ahora.-
-¡Ja,
ja, ja! - Terció Zafiro.- Ahora me rio pero entonces no podía creerlo.
-Sí,
fue de lo más raro.- Convino Ail.-
Recordaron como, cierto día. Piccolo
les guió a una parte de esa inmensa estancia. Señalando hacia arriba con uno de
sus dedos les indicó.
-Deberéis
subir hasta ahí. Os aguarda un entrenamiento especial.
-¿Hasta
ahí? No veo nada. – Rebatió Diamante.-
-Lo
verás cuando llegues - se sonrió su maestro con cierto toque de regocijo.-
-Bueno,
entonces solamente volamos hacia arriba y ya.- Quiso saber Ail.-
-Eso
es. – Se limitó a contestar su adusto entrenador.-
El grupo se miró con expresión
desconcertada pero a esas alturas habían aprendido a confiar en lo que Piccolo
les dijera. Se elevaron no sin esfuerzo entre esa gravedad. Subieron y al cabo
de un buen rato divisaron un minúsculo puntito.
-¿Qué
será aquello?- Indicó Zafiro.-
-Supongo
que el sitio que debíamos encontrar.- Repuso Roy.-
A medida que se aproximaban a aquel
punto fue creciendo. Para asombro de todos resultó ser una gran bola. O lo que
parecía un minúsculo planeta allí flotando en medio de esa nada blanquecina. De
pronto se vieron atraídos con una enorme fuerza. Tuvieron que emplear sus
poderes para no estrellarse. Al ir descendiendo observaron con incredulidad que
ese mini mundo estaba formado por un jardín, una pequeña casa con tejado a dos
aguas y una carretera que lo circundaba, con un coche rojo descapotable
aparcado en ella.
-¿Qué
es esto, una maqueta de Beverly Hills?- Comentó Roy entre atónito y divertido.-
-Y
pensábamos que nuestro mundo era pequeño, hermano.- Sonrió Zafiro.-
Diamante asintió con el mismo
estupor que el resto. Tampoco Ail y Nephrite daban crédito a lo que veían.
Menos aun cuando una especie de individuo, bajito, regordete y azul, vestido
con una extraña túnica que tenía bordado una especie de símbolo en kanji, se
aproximó sonriente y les saludó.
-Vaya,
vaya… Los nuevos… Son Goku me avisó. Habéis venido a que os entrene…
-¿Quién
es usted, amigo?- Quiso saber Roy.-
-¡Vaya
falta de cortesía! No reconocer al gran dios Kaio.- Replicó el tipo aquel
cruzándose de brazos.- ¿De dónde venís con tamaña ignorancia?
Los chicos se miraron atónitos.
Realmente no tenían ni idea de quién podría ser ese tipo. Fue Nephrite quien
tomó la palabra para responder.
-Sentimos
no haberle conocido. Fue Piccolo quién nos dijo que debíamos venir hasta aquí.
-Ya,
ese Piccolo, nunca tuvo sentido del humor.- Suspiró aquel individuo que ahora
clavó en los anonadados muchachos una mirada algo pérfida y añadió.- Aunque
espero que vosotros sí que lo tengáis…
-¿A
qué se refiere con eso?- Quiso saber Ail.-
-Pues
que aquí, para ser aceptado como uno de mis discípulos, tenéis que demostrar
vuestro sentido del humor. Aquí dónde me veis, de eso también soy un maestro.
Os lo demostraré contando algunos chistes…
Y ante las caras de incredulidad de
todos, ese extraño individuo les contó.
-Va
un amigo y le dice a otro. Esta mañana al levantarme me quise suicidar tomándome
mil aspirinas. ¡Oh! Y qué pasó, le replicó el otro. – Kaio hizo una pausa y ya
se estaba riendo él mismo cuando pudo concluir.- ¡Pues que al tomar la segunda
me encontré mucho mejor!, ¡ja, ja, ja, ja!… ¡mira que es gracioso! ¿Lo pilláis?
Al tomar la segunda… como eran aspirinas se encontró mucho mejor…
Las caras de su público eran el
reflejo del desconcierto y la incredulidad. Nadie hizo amago ni de reírse.
Aunque entonces, fue ese autoproclamado dios el que, poniendo las manos atrás y
dándoles la espalda, sentenció con cierta dosis de indignación.
-Si
no os hacen gracia mis chistes no os entrenaré…
-Piccolo
no nos avisó de esto.- Le susurró Ail a Zafiro que movió la cabeza.-
Roy les hizo una señal a los demás y
entonces comenzó a reír. Aunque estaba claro que se trataba de una risotada
fingida. Los demás a su pesar le imitaron. Sin embargo y pese a lo hipócrita y
burdo de su actuación, aquello no pareció importar a ese tipo. Se volvió a
mirarles nuevamente con una sonrisa de satisfacción asintiendo.
-Eso
está mucho mejor. Habéis superado la primera prueba.
-¿La
primera prueba?- Inquirió Diamante sin comprender.-
-¡Claro!
– Exclamó Kaio con tinte entusiasta al agregar.- Ahora es vuestro turno, tenéis
que hacerme reír a mí…
-¿Qué
le hagamos reír?- Repitió un atónito Zafiro.-
-Venga,
a ver, probad. ¿Quién va a ser el primero?- Les dijo con cierta impaciencia.-
-Eso
es lo mío, tíos.- Se vanaglorió Roy aseverando.- Era el rey de los chistes
malos en la Facultad. A ver maestro, escuche…
-Tienes
toda mi atención hijito.- Replicó Kaio observándole con interés.-
Roy se sonrió y entonces dijo.
-Vine
de vacaciones de la isla de Creta, y un amigo me preguntó. ¿Qué tal las
vacaciones? Un asco Creta, le respondí.
¿Un asco Creta? Repitió él… y yo le dije, ¡No gracias, ya he cenado!, ja, ja,
ja. ¿Lo pilla?
El dios se llevó la mano a la
barbilla meditando pensativo.
-¡Hummm!
vamos a ver… un asco Creta, un asco Creta… ¡Ah, ya! Unas croquetas… ¡ja, ja,
ja, ja! Claro, y le dijiste, no gracias que ya he cenado. ¡Ja, ja, ja! Es muy
bueno, muy bueno.- Repetía tronchándose de risa, tanto que se sujetaba su
abultado vientre con ambas manos.-
Los demás ahora miraban
alternativamente a ese extraño tipo y a Roy con los ojos como platos. Su amigo
además hacía la uve con los dedos y sonreía…
-Es
de lo peor que he escuchado en mi vida.- Comentó Nephrite desapasionadamente.-
-Pues
yo me acuerdo de uno que me contó Umino en el instituto.- Dijo Ail añadiendo
con cierta prevención.- Es algo malo y verde. No sé yo si le gustará...
-Adelante
por favor.- Le insistió el Dios.-
-¿Entonces
quiere que le cuente un chiste verde rápido?- Preguntó Ail.-
-Sí,
claro.- Repuso su interlocutor.- Me tienes en ascuas.
-Una
lechuga en una moto.- Afirmó el muchacho.-
-Una
lechuga en una moto. - Murmuraba Kaio que, de inmediato se rio de nuevo.- ¡Ja,
ja, ja! ¡Ese es muy bueno!, claro, verde y rápido…
-No
ha sido tan difícil.- Se sonrió Ail poniéndose junto a Roy.-
Ahora era el turno de los otros
tres. Fue Nephrite quién pareció más animado a intentarlo al declarar.
-Recuerdo
como intenté comprarme un boomerang nuevo. Pero fui incapaz de hacerlo.
-¿Por
qué?- Le preguntó un curioso Kaio.-
-Verá,
es que tenía que tirar el viejo, y tirar el viejo y volverlo a tirar…- Repuso
el joven con tono serio.-
-¡Ja,
ja, ja, ja!- Eso ha estado muy bien, claro, como los boomerangs vuelven. ¡Ja,
ja, ja! - se mondaba aquel tipo.-
Nephrite suspiró aliviado, entre
tanto Roy le cuchicheaba a Ail al oído, haciéndole sonreír.
-Lo
de este tipo es alucinante, no solo cuenta chistes malos sino que, además, los
explica.
Turno de Zafiro, que, no parecía
demasiado ducho en la materia, sin embargo se acercó a Kaio y le comentó.
-Yo
recuerdo una vez que fui a buscar a mi hermano a los jardines de Palacio. Era
pequeño. Tendría unos seis años. Pregunté a la servidumbre si él estaba allí y
me dijeron que no. Que estaba una planta más arriba. Entonces me subí a un
árbol…
No terminó la anécdota y Kaio ya
estaba por los suelos.
-¡Ja,
ja, ja! Ese sí que es bueno. ¡Ja, ja, ja!…una planta más arriba…
El joven se encogió de hombros, eso
no era un chiste, pensaba llegar a algo gracioso después. Sin embargo mejor
dejar las cosas así. Decidió animar a su hermano.
-Vamos
Diamante. Tu turno…
Aunque el príncipe de Némesis no
tenía demasiado sentido del humor precisamente. Al menos en lo que a ese tipo
de chascarrillos se tratasen. Pudo decir. Con gesto algo indignado.
-Soy
un príncipe. El heredero de Némesis. ¡No un vulgar bufón! Bastantes estupideces
hice ya al fiar en ese maldito Sabio.
-¿El
de la capucha?- Afirmó Roy deseoso de echarle un cable.-
-Sí,
ese maldito nigromante que se ocultaba por completo a la vista.- Masculló el
príncipe.-
-Espera
un momento.- Le pidió Kaio mirándole atónito.- ¿Te fiabas de alguien que nunca
se dejaba ver?
-Sí,
mi padre y yo confiábamos en él por sus consejos. Durante años hizo que mi
mundo prosperase. Pero en realidad hizo todo eso para traicionarnos y aunque me
lo advirtieron no lo vi venir.- Declaró con malestar y remordimiento.-
Y he aquí, que para su asombro y el
del resto, Kaio se estaba mondando de risa… Diamante le observó incrédulo. Y pudo
exclamar con indignados tono y expresión.
-¿Te
estás riendo de mí?...
-¡Claro!
Si es buenísimo. ¡Ja, ja, ja! - Repuso su interlocutor dejándole estupefacto.-
Un tipo que se tapaba del todo y no le viste venir… ¡Ja, ja qué bueno! Cómo se
tapaba no le veías…
Roy se aproximó a su compañero y
posando una mano sobre su hombro declaró con tinte jovial.
-Muy
bien, principito. Si al final vas a resultar un tipo gracioso. Ya te estoy
viendo hacer monólogos en las Vegas.- Y tras dejar a su atónito amigo sin saber
que replicar a eso se dirigió de modo desenfadado a su anfitrión.-Oiga Dios
Kaio, me ha caído usted bien. Le voy a contar otro…nos lo contaban en
catequesis cuando era niño.
Y ese tipo enseguida fue todo oídos
para un Roy quien, de modo entre divertido y teatral, comenzó.
-¡Riiing
riiing! ¿Dígame? Hola, soy Eva… ¿Eres
tú, Adán?... ¡Pues quién leches va a ser sino!…
Ahora Kaio se revolcaba de risa ante
el asombro del resto y las carcajadas del propio Roy que le incitaba aún más
afirmando.
-¿Es
bueno, eh? Ni es chiste ni echistirá. ¡Ja, ja, ja!
-¡Ay!,
para por piedad, que no puedo más. ¡Ja, ja, ja, ja! – Le pedía aquel tipo
pataleando con ganas.-
-Esto
es increíble.- Musitaba Diamante con los brazos cruzados y patente estupor.-
-Espero
que este entrenamiento merezca la pena.- Convino Nephrite con él.- hasta ahora
solo hemos practicado como hacer el ridículo.
-Sí,
y a Roy se le da muy bien. Es hasta peor que Kaio. - Aseveraba Ail.-
-Que
te he oído.- Le susurró el aludido.-
-Muy
bien, os entrenaré a todos.- Admitió su anfitrión.- Hacía años que no lo pasaba
tan bien. Desde que Goku y el resto vinieron.
Y por fin, tras serenar sus
carcajadas, el dios les habló con más seriedad.
-Muy
bien muchachos. Tengo una técnica secreta llamada Kaio ken. Es muy útil para
multiplicar las fuerzas. Y sirve como arma al mismo tiempo ofensiva y
defensiva. Sin embargo, antes de poder dominarla tenéis que ejercer un control
total de vuestra energía.
-Bueno.
Hemos meditado y entrenado mucho. Creo que podremos hacerlo.- Afirmó Nephrite
con una seguridad que el resto compartía.-
-Tendréis
que demostrarlo. Muy bien, aquí está el primero de vuestros retos. ¡Eh!… ¡Bubbles!
Ven aquí. –Llamó el dios en voz alta.-
-¿Quién
es ese?- Quiso saber Ail.-
-Uno
de mis ayudantes. Vuestra misión será atraparle.- Les explicó su interlocutor.-
-Supongo
que será un buen luchador.- Comentó Zafiro a su hermano que asintió.-
-Ha
dicho atraparle.- Se percató Nephrite.- ¿Quiere decir que es un tipo rápido?...
Kaio no respondió, se limitó a esbozar
una malévola sonrisita. Sin embargo, todos volvieron a quedar perplejos cuando una especie de
chimpancé de color marrón se aproximó haciendo el característico ruido y los
gestos de ese tipo de animal.
-Esto
es una broma. ¿Verdad?- Dijo un atónito Ail.- Otra de las suyas…
-No,
en absoluto. Si te parece fácil ve y atrápalo…-Le respondió Kaio con una leve
sonrisa.-
El muchacho aceptó el reto, aunque
moverse por la superficie de ese mundo le costaba trabajo. En cambio ese mono
era realmente ágil. No había forma de acercarse a él sin que se diera a la
fuga. Frustrado, tras unos minutos se detuvo a recuperar el oxígeno.
-¡Es
increíble! – Pudo decir con asombro entre jadeos.- No pude ni rozarle siquiera.
-Me
toca a mí.- Dijo Nephrite con resolución.- Usaré la astucia, no será difícil
ser más inteligente que un simple mono.
Y confiado en su superioridad
intelectual incluso buscó en la casa y encontró un plátano con el que tentar al
animal. Pero éste fue capaz de dar un salto rapidísimo y quitárselo. El
perplejo joven no pudo sujetar a su presa. Luego trató de correr tras de
él, también fracasó, pese a poder
acercarse un poco más. Los hermanos de Némesis no tuvieron mejor suerte. Le
tocaba el turno a Roy.
-Vamos
a ver.- Se dijo en voz alta.- Voy por ti, amiguito.
Y se lanzó corriendo. Sin embargo el
mono se escapaba por muy poco, con sus ágiles saltos y cabriolas le descolocaba
cuando estaba a punto de atraparle. Al fin el joven se convirtió en súper
guerrero. Su velocidad y destreza aumentaron de modo exponencial y logró dar
caza a ese escurridizo simio sujetándole por la cintura.
-Ya
está. No fue tan difícil.
-Porque
te convertiste en súper guerrero. - Denunció Diamante que todavía respiraba
agitado, para recobrar el aliento.-
-Se
siente principito. Nadie dijo nada de que no pudiera.- Sonrió con evidente
satisfacción.-
-
Y te lo habíamos cansado.- Añadió Nephrite con algo de fastidio.-
-Muy
bien afirmó Kaio. Los demás deberéis atrapar a Bubbles si deseáis continuar el
entrenamiento. En cuanto ti, te toca la siguiente prueba. Debes alcanzar a mi
amigo Gregory.
-¿Quién
es ese, otro mono?- Se sonrió el confiado joven.-
-No,
que va. Mira aquí está.- Indicó su contertulio.-
Aunque el chico miraba a todas
partes a su alrededor sin poder percibir la presencia de ningún otro
individuo….
-Oye.
Yo no veo a nadie por ninguna parte.- Repuso encogiéndose de hombros.-
-¡Estoy
aquí amiguito!- Le respondió una voz algo chillona.-
Ahora tanto él, como sus amigos se
quedaron atónitos una vez más. Una pequeña bola de luz flotaba junto al joven.
Cuando ésta se desvaneció vieron a una especie de luciérnaga.
-¡Joer!…
Estas cosas no las he visto ni borracho. ¡Un bicho que habla! - Proclamó Roy.-
-Ten
un poco de educación. Me llamo Gregory.- Se molestó aquel diminuto ser.-
Su interlocutor estaba con la boca
abierta. Desde luego eso sí que no lo esperaba. Apenas pudo decir tras
reponerse de ver algo semejante.
-Lo
siento amigo. No quise ofenderte. Es que esto me parece rarísimo. Y mira que he
visto cosas raras… ¿Y tengo que agarrar a algo tan pequeño?- Añadió no sin
cierta inquietud.
-No,
solo tendrás que golpearle en la cabeza con esta maza.- Le explicó el dios que
sostenía un mazo que parecía de madera y tenía cabeza cuadrada.-
-Bueno,
el béisbol nunca fue lo mío. Soy de baloncesto, pero, creo que podré.- Afirmó
él con más confianza, agregando.- Ja, ja… ¡tardaré menos que en recitar el
diálogo de una película porno!
-¿Una
película qué?- Quiso saber Zafiro.-
-Sí,
no sé qué ha querido decir. ¿Es otra broma de las suyas?- Añadió Ail.-
-Dejadlo.-
Les pidió Nephrite entre atónito y divertido. - Ya os lo explicaré luego…
Entre tanto Kaio meditaba sobre esa
nueva ocurrencia cayéndose de risa acto seguido. Para cuando recobró la
compostura Roy estaba ya dispuesto. O eso creyó, fue más fácil decirlo que
hacerlo. Cuando el chico volvió a su estado normal dejando de ser un súper
guerrero, Kaio le pasó ese mazo indicándole.
-Y
ahora sí que no puedes transformarte.
-Eso
está hecho.- Sonrió confiadamente su interlocutor.- No me llevará mucho…
Sin embargo al sujetar el mazo se
vino al suelo con él. ¡Aquello parecía pesar una tonelada!
-Parece
que pesa un poco.- Se sonrió Diamante ahora.- ¿O es que te has resbalado?
-Pero,
¿de qué narices está hecho esto?- Quiso saber el alucinado chico intentando
levantarse y alzar aquello.-
-¡Ja,
ja, ja! - Se rio Kaio replicando.- Eso mismo le ocurrió a Son Goku la primera
vez. Te explico, verás. En atención a que tú eres más fuerte a lo que él era
cuando vino entonces hemos aumentado la gravedad de mi planeta y por tanto, el peso.
-Ahora
lo entiendo.- Comentó Zafiro - Deben de tener un generador gravitatorio en
algún sitio. Por eso nos cuesta tanto movernos.
-Algo
por el estilo. Pero si lo lográis os volveréis muchísimo más fuertes.- Les
explicó su instructor.- La gracia del asunto está. ¡Y nunca mejor dicho, ja,
ja, ja! En lograrlo en estas condiciones. Por eso, nada de súper guerreros.-
Repitió mirando al ahora apurado Roy.-
Y tras un buen rato el muchacho
logró levantar al fin esa pesada maza sobre su cabeza y comenzó la persecución
de aquel insecto. Los demás por su lado se fueron turnando en tratar de atrapar
al chimpancé. Aquello les llevó aproximadamente dos semanas.
-¡Ja,
ja! Lo recuerdo. Era algo muy duro. Pero Kaio sama no era tan mal tipo.-
Comentaba ahora Nephrite, agregando.- Y cuando parábamos a comer.
-Lo
cierto es que no cocinaba nada mal.-
Hubo de admitir Diamante.- En eso debo
decir que siempre nos trató de maravilla.
-En
el fondo era un buenazo. Nos dio hasta unas tarteras para llevarnos algo al
terminar.- Sonrió Ail.-
-Sí,
siempre había mucha comida y podíamos ponernos hasta arriba. Como dice Roy. -
Añadió un divertido Zafiro.-
-¡Y
que lo digas! - Convino éste para afirmar no sin orgullo.- Y os enseñé unas
cuantas recetas de los Malden. De modo que no os podréis quejar de la
experiencia…
Ahora se reían mientras pensaban en
lo cómico de aquellas escenas. Roy con un delantal y un gorro de cocina que le
prestara su entrenador. Asando filetes y chuletas en la barbacoa e
intercambiando con Kaio algunos trucos para las salsas y la guarnición.
-Veréis,
el secreto de las chuletas a la Malden está en el crujiente y en saber con qué
guarnición las acompañamos…
-Yo
suelo poner bastante arroz y verdura.- Comentó el dios.-
-Maestro
Kaio, solamente eso es muy soso. Prueba a ponerle unas patatas.- Le aconsejó el
muchacho que había aplicado enseguida una mayor familiaridad en el trato, llamando
de seguido a sus compañeros.- ¡Eh! sus altezas, ¿alguno se dignará venir aquí a
ayudar a mondarlas?
-¿Qué
quieres que hagamos con las patatas?- Inquirió Diamante.-
-Pues
pelarlas, ¿qué sino?- Replicó su contertulio.-
-Soy
un príncipe, yo no me dedico a hacer esas cosas.- Contestó el de Némesis casi
con tono indignado.-
-También
yo lo soy.- Replicó Nephrite, agregando.- Y además Lord…
-Y
yo a mi vez ostento algunos ducados y condados de mi mundo. – Añadió Diamante.-
-Venga
¡a ver quién es más tontaina de los dos! ¿Quién da más?- Vociferó Roy
divertido.- El lord remilgos o el duque de melindres.
Al parecer a ninguno de sus amigos
les hizo gracia aquello. El chico se percató y dejando al cuidado de la
barbacoa a un desconcertado Ail, se dirigió hacia ambos.
-¡Venga
tíos! Dejaos ya de chorradas.- Les pidió.-
-Serán
chorradas para ti. Para mí representan mi herencia y mis orígenes.- Contestó
Diamante con visible malestar.-
-Sí,
y nos tomamos muy en serio esas cosas.- Convino Nephrite por una vez con su compañero.-
Roy suspiró levantando los brazos. Y
con toda su paciencia declaró de modo conciliador.
-Vale,
lo siento. No quería ofenderos, chicos. Será porque soy americano. Para
nosotros los títulos esos no significan un pimiento. Pero comprendo que sean
importantes para vosotros. Sin embargo decidme una cosa…-Quiso saber entonces
con un tono entre curioso y enigmático que atrajo la atención de sus
interlocutores.- ¿Acaso los príncipes no deben de dar ejemplo en los buenos y
en los malos momentos?
-Sí,
claro. - Convino Nephrite.-
-Eso
es algo fuera de toda duda.- Afirmó Diamante a su vez.-
-En
ese caso, el hecho de pelar unas patatas, o de entrenar soportando cualquier
tipo de prueba por dura que ésta sea, no me parece que se salga de las
obligaciones de un soberano, vamos digo yo.-Razonó el muchacho.- Más cuando es
parte de la instrucción.
Sus compañeros se miraron no sin
sorpresa. Incluso Zafiro estaba cerca de allí, con otro mandil, y ayudando a su
amigo Ail a preparar algunas cosas. Lo que no pasó desapercibido a ninguno de
sus altezas.
-Vamos.
¿En serio me vais a decir que no sois capaces de hacer lo que los otros estamos
haciendo?- Inquirió Roy fingiendo sorpresa.- Sois los que tenéis que dar
ejemplo…
Los aludidos se miraron con estupor,
aunque parecieron comprender.
-Tienes
razón.- Pudo decir Diamante sonriendo fugazmente.- Recuerdo a mi padre decir
algo similar. Somos el ejemplo de los nuestros. Y quizás, por no haber sabido
seguir sus consejos y no ser ese guía para mi pueblo que él fue, las cosas
acabaron de esta forma. - Se lamentó.-
-¡Eh
tío!- Le animó Roy.- No te castigues más por eso. Hiciste lo que creíste mejor.
Te engañó ese mamón de la capucha, vale. Eso sería terrible si no tuvieras otra
oportunidad. Pero da la casualidad de que la tienes.
-Sí,
eso es verdad. –Añadió Nephrite.- Cuando me di cuenta de lo equivocado que
estaba yo también lamenté mucho lo que hice antes de morir. Sobre todo,
creyendo que era el final y que jamás podría reparar mis malos actos. Sin
embargo ahora…
-Podemos
hacerlo.- Aseveró Diamante con tono reflexivo.-
-¿Y
el secreto de eso sabéis dónde está?- Les inquirió Roy pasando sendos brazos
por los hombros de cada uno.-
Y cuando ambos le miraron y negaron
con la cabeza él sonrió para remachar.
-Trabajo
en equipo, chicos. Esa es la clave. Si algo aprendí cuando jugaba al baloncesto
en la universidad fue eso. Uno solo, por bueno que sea, quizás marque
diferencias, pero jamás ganará el partido. Nos necesitamos todos.
-Tienes
razón. Es una de las cosas que nunca supe ver.- Admitió Diamante.-
-Creo
que empiezo a comprender por qué Piccolo, Goku y los demás nos hicieron
coincidir para que entrenásemos juntos.- Añadió Nephrite.-
En eso que Zafiro les llamó. Esa
parrillada comenzaba a humear demasiado…
-¡Creo
que esto se está quemando! – Advirtió.-
Roy corrió para allá con presteza a
remover las chuletas y bajar el fuego, a la par que les indicaba.
-Cuando
pase esto tenéis que quitar algo de carbón. O de lo contrario se chamuscará.
Hay una gran diferencia entre que estén crujientes y se quemen.
Los demás, por extraño que
resultara, asintieron ahora con interés. Después, tanto Nephrite como Diamante
aceptaron el pelar patatas comenzando incluso una competición para ver quién
lograba hacer más. La cosa terminó en un meritorio empate que salvaguardaba el
honor de ambos…
-Sí,
al menos este Roy nos hizo aprender a cocinar algunas cosas.- Se rio ahora
Ail.-
-Hombre,
no soy un chef, pero me defiendo.- Sonrió el aludido en tanto recordaban.-
-Y
luego, por fin, logramos pasar las pruebas de Kaio.- Terció Zafiro.-
-Tardamos
¿Cuánto? ¿Un mes?- Trató de recordar Nephrite.-
Los demás asintieron. De hecho, una
vez lograron atrapar al mono y manejar el mazo para conseguir golpear
suavemente en la cabeza a Gregory, pasaron al momento final.
-Muy
bien.- Les explicaba Kaio.- Ahora lo más
importante es que seáis capaces de dominar por completo vuestra energía. Para
que la técnica resulte es fundamental.
-Concentración
y meditación.- Terció Nephrite.- Puedo hacer eso. Cuando me dedicaba a escrutar
las estrellas era algo primordial.
-¿Qué
eras, adivino?- Inquirió Roy con su guasa habitual.-
-Casi-
sonrió Nephrite que empezaba a conocer a su compañero.- Pero no podía adivinar
la lotería, si es que vas a preguntarlo.
Su compañero se sonrió, ¡ésta vez le
habían pillado!
-Vaya,
empiezas a mejorar tus reflejos hasta para evitar mis bromas.- Declaró
deportivamente Roy.-
Todos se rieron, ahora estaban de un
buen humor y con mucha más moral.
-¡Adelante
pues! - Les animó Zafiro haciendo honor a ello.-
Ahora, tras rememorar aquello, todos
asentían satisfechos.
-Y
no fue sencillo, pero lo conseguimos.- Declaró Diamante, sentenciando con
satisfacción.- Incluso se ha convertido en mi técnica favorita. Es increíble
hasta donde puede aumentar nuestro potencial.
-Ahora
comprendo por qué el maestro Kaio me dijo que no podía transformarme en súper
guerrero. Incluso el maestro Son Goku aprendió esa técnica antes de llegar al estado de súper saiyan.- Añadió
Roy.- De este modo eres capaz de multiplicar más las fuerzas. Y luego se puede
progresar más rápido.
En efecto les costó bastante. Pero
fueron capaces de multiplicar varias veces su poder concentrando la energía. De
todos modos aquello era agotador y Kaio les advirtió de que no podían repetirlo
en demasiadas ocasiones seguidas o correrían un gran riesgo para su salud e
integridad.
-Recordadlo.
No sobrepaséis los límites, incluso a Son Goku le trajo problemas hacerlo.-
Afirmó el peculiar dios.-
-Pues
si él tuvo problemas….- Suspiró Nephrite.-
-Será
conveniente que tengamos cuidado.- Convino Diamante.-
Así pues el grupo se dio por avisado. Y cuando
se despidieron agradeciéndole al maestro sus enseñanzas, Roy se quedó algo
atrás. Los demás chicos se alejaban elevándose ya sobre la superficie de ese
planeta. Al poco observaron que su amigo le cuchicheaba algo al oído al dios y
éste, a los pocos segundos, se tiró al suelo revolcándose de la risa,
pataleándolo y golpeándolo con los puños. Literalmente lloraba entre
carcajadas.
-Quisiera
saber qué demonios le habrá contado.- Comentó Diamante.-
-Casi
mejor no saberlo.- Repuso su hermano, con el asentimiento del resto.-
Pero claro, cualquiera se quedaba
sin enterarse. Roy enseguida se elevó y les dio alcance. Entonces, Ail, sin
poder reprimir la curiosidad, quiso saber.
-¿Qué
le has dicho al maestro Kaio? Todavía está patas arriba riéndose…
-Sí,
parece un escarabajo.- Comentó Nephrite.
-¡Más
bien escara arriba! - Se rio Roy -
Sus camaradas movieron la cabeza una
vez más, esbozando eso sí, una sonrisa. Pero continuaban interesados en lo que
había sucedido. Su amigo no se hizo más de rogar y con la atención de todos sus
compañeros puesta sobre él, se limitó a sonreír de oreja a oreja y replicó con
tono despreocupado.
-Nada
de particular. Para despedirme le he contado el chiste de Pinocho…
-¿Pinocho?-
Repitió Zafiro sin comprender.-
-¡Oh
vamos tíos!, ¿es que no leíais cuentos de pequeños?- Se sorprendió Roy.-
-Nuestra
madre nos contaba algunos, y cosas de la Tierra. Pero no recuerdo nada de
alguien llamado así.- Replicó Diamante.- ¿Era el antepasado de algún rey?..
-El
caso es que a mí me suena de algo, pero no logro acordarme.- Terció Nephrite.-
Como Roy se seguía sonriendo
divertido todos los demás cesaron de hacer cábalas. Tras unos segundos de
silencio en tanto descendían, fue Ail quien finalmente pareció acordarse.
-Sí,
me es familiar. Cuando Annie hizo esa obra de teatro de Blanca Nieves con el
grupo de Usagi y las otras, recuerdo que se la estropeé con una de mis cartas.
Se enfadó mucho al principio pero debió de gustarle aquello porque pensaba en
hacer otra obra. Y se leyó algunos cuentos. Uno de ellos, se llamaba así… Iba
sobre una especie de niño…
-¡Ya
lo recuerdo! – Exclamó Nephrite.- Un niño de madera. Que cobraba vida…
-Si-
asintió el Alien.- Y que como mentía mucho, un hada madrina le castigó. Cada
vez que no decía la verdad le crecía la nariz…
-Muy
bien chicos.- Afirmó Roy con aprobación y no sin regocijo.- Ese mismo…
Justo entonces llegaron a tocar
suelo, en esa blanca superficie del Rincón del Alma y del Tiempo. Turno de
Diamante para preguntar…
-¿Y
qué tiene que ver ese Pinocho con un chiste?... No me parece demasiado gracioso
eso de que le creciera la nariz al mentir.
-¡Ja,
ja! Depende del contexto, amigo.- Repuso Roy con una irreprimible carcajada.-
-¿Y
qué contexto es ese?- Se interesó Zafiro.-
Su compañero les miró reprimiendo
una de sus risotadas. Parecía dudar en contárselo o no….Aunque las expresiones
del resto finalmente le convencieron y comenzó…
-Veréis,
imaginad a Pinocho que iba paseando por
la playa. Entonces se encontró con una amiga que tomaba el sol, tumbada en la
arena… Y la chica le preguntó. ¿De dónde vienes Pinocho? Y él respondió…de
ayudar a mi padre Gepeto. Y¡plaf! - Escenificó colocando sus manos a distancia
y en paralelo y alejándolas un poco.- Y le creció la nariz porque era mentira.
Venía de jugar…
-¿Y
ya está?- Inquirió Ail con desencanto.-
-No.
Espera, no seas impaciente…- Le pidió Roy que prosiguió.- Entonces – Y ya
empezaba a reírse en tanto continuaba.- La chica se dio cuenta de que, cada vez
que le preguntaba algo decía una mentira y le crecía la nariz…y tenía que
esperar un rato para que se le encogiera… Pinocho estaba avergonzado de que le
hubieran descubierto y se quiso marchar. Pero sin querer metió un pie en un
hoyo y ¡Plaf! – Exclamó con teatralidad el chico añadiendo entre risas ya.- Se
cayó boca arriba justo con la cabeza encima de la chica…bueno, ya sabéis, la
nariz justo en esa parte. Y ella, con las piernas abiertas, va, le sujeta la
cabeza y grita… ¡Miente Pinocho, miente!... ¡Ja, ja, ja, ja!
El resto le miraban anonadados… y
cuando Roy pensaba que quizás nadie le había entendido fue Nephrite el primero
que comenzó a reír levantando la cabeza y mirando hacia arriba… le siguió Ail
doblándose en tanto se sujetaba el abdomen. El propio Zafiro no podía parar de reír cayendo al suelo. En cambio Diamante
parecía imperturbable. Al menos hasta que musitando…dijo.
-¡Será…!
Miente Pinocho. ¡Ja, ja, ja, ja!…
Y ya no pudo evitar las carcajadas.
Ahora todos se reían de modo estruendoso. Hasta sujetándose unos a otros, y
Roy, con patente regocijo repetía, provocando aún más hilaridad.
-¡Y
la muy cabrona, gritando todo el rato! ¡Miente Pinocho! Y preguntando. Dime ¿De
dónde vienes? ¿Has estudiado para el examen?... ¡Ja, ja!… Menuda pedazo de zo…
Y todos lloraban de risa. Incluso el
hasta entonces adusto y serio príncipe de Némesis no podía parar. Más cuando su
compañero le comentaba con visible intención…
-¡Yo
me puedo imaginar a alguna que otra en mi facultad a la que le hubiera
encantado tener a Pinocho!…
-¡Cállate
ya! – Se reía Nephrite que ya estaba sentado en el suelo sin poder casi
hablar por culpa de las carcajadas.-
Aquello fue mejor que una sesión de
mil abdominales. Les llegó a doler incluso más, pero mereció la pena….
-Todavía
me duele cuando me acuerdo.- Sonreía Diamante en tanto movía la cabeza y le
decía a Roy con fingida reprobación pero manifiesto regocijo. Imitando ya el
lenguaje de su compañero. - ¡Pero qué cabrón eres!…
-Si
principito. Pero, cómo nos lo pasamos, ¿eh?- Rio éste a modo de contestación,
entre las risueñas afirmaciones del resto. Más cuando remachó con júbilo. -
¡Eso sí que fue entrenar!…
Y hablando de entrenar. El grupo
tenía en mente aquellos progresos tan espectaculares que habían hecho. Roy se
las apañaba para tener siempre buena música y de hecho les inculcaba la de
grupos muy variados. Una de las veces, tras una sesión de saltos en la que todos
llevaban gruesas tobilleras y pesos sujetos al cuerpo, a ritmo de Jump de Van
Halen, les tocó prueba de resistencia y
esfuerzo, tuvieron que hacer flexiones y levantamiento de pesas y cadenas de
enorme kilaje. Eso unido a la enorme fuerza de gravedad de aquel cuarto les
exigía un esfuerzo más que considerable. Era realmente agotador. Pero he ahí
que Roy, como de costumbre, puso una de esas canciones y para acompañarla gritó
elevando un brazo…
-¡Vamos
chicos! Acordaos de nuestro amigo Gregory. Y honrad al maestro Freddie… ¡Hammer To fall! ….
Y tras sonar unos acordes roqueros
de guitarra les cantó aquella canción en tanto entrenaba con ellos y le
coreaban…
|
(Hammer
to fall. QUEEN. Crédito al autor)
Y una vez terminando, todos a punto
de reventar de cansancio. Roy le pasó una alubia a cada uno y gritó al tiempo
que cada uno se tomaba la suya.
-¡Give it to me one
more time!
Y
por supuesto, el resto de los componentes del grupo, totalmente recobrados,
sonrieron con expresión desafiante, dispuestos a empezar otra vez. Allí estaban
de nuevo, inasequibles al desaliento. En tanto, a cierta distancia, un joven de
pelo tono morado y no muy elevada estatura y otro moreno un poco más alto, sonreían.
Al terminar el ejercicio Roy y el resto, agotados de nuevo, se aproximaron.
-Maestro
Trunks, maestro Gohan.- Saludó Zafiro.-
-Hola
muchachos. Así me gusta, veo que entrenáis de firme.- Repuso Trunks, el del
pelo tirando a malva.-
-Sí,
con las canciones de Roy es más fácil.- Afirmó Ail.-
-¡Ojalá
que fueran mías!- Se rio éste.-
-Estamos
muy satisfechos. Habéis mejorado mucho. Mi padre habla muy bien de vosotros.-
Terció Gohan, el muchacho de pelo moreno.- Dice que sois unos auténticos
guerreros.
-Viniendo
de Son Goku sama es un gran honor.- Aseveró Diamante con visible orgullo al
escuchar aquello.-
-Ya
os queda poco tiempo para concluir vuestro adiestramiento.- Les comentó
Trunks.- Tanto Gohan como yo hemos venido a daros algunos consejos…
Los chicos eran todo oídos. Sus
maestros incluso improvisaron un combate entre ellos. Los dos se movían a una
velocidad y con una fuerza tal que al atónito grupo le era imposible
distinguirlos o verles siquiera.
-Eso
sí que es un nivel increíble.- Declaró Nephrite.-
-Apenas
si puedo seguirles. – Confesó Roy.-
-¡Un
momento! ¿Has dicho que apenas si puedes?- Exclamó el atónito Ail, deduciendo.-
Luego eres capaz de verles, aunque sea un poco.
-Sí,
pero apenas nada.- Repuso su compañero restándole importancia.-
-Pues
ya es más de lo que soy capaz de hacer yo.- Reconoció Zafiro, con el
asentimiento del resto.-
Y después de deleitarles con aquella
exhibición sus mentores pasaron a ayudarles a depurar sus técnicas de combate,
explicándoles cómo realizar ataques con sus energías para ser más eficientes.
-Sí,
lo recuerdo bien. Hará tan solo un par de semanas de eso.- Comentó Diamante.-
-También
los maestros Piccolo y Son Goku nos instruyeron sobre cómo realizar sus
técnicas favoritas.- Convino Nephrite.-
-Ahora
hemos mejorado muchísimo.- Sonrió Ail, con gesto satisfecho.-
-En
todos los sentidos.- Declaró Zafiro, añadiendo.- Sobre todo, me acuerdo de esa
conversación que tuvimos ante la hoguera.-
-Eso
es lo que se llama formar piña, muchachos.- Asintió Roy.-
Y fue una idea de él. El joven
recordaba en la universidad, algunas de las clases a las que había asistido.
Sobre todo cuando Bertie se recobró y salió del hospital. Se juró que cambiaría
y sería alguien más responsable, y lo cumplió. Asistió a las clases, atendió e
incluso aprendió bastante. Una de ellas, de psicología, hablaba de una técnica
de terapia de grupo. Roy pensando en eso, decidió aplicársela a él y a sus
amigos. Una día de hacía una semana les comentó al resto tras entrenar.
-Después
de la ducha y de que cenemos algo me gustaría que nos reuniéramos en torno a un
fuego.
-Suena
interesante.- Dijo Nephrite añadiendo con curiosidad.- ¿Qué quieres hacer,
hablar?
-Algo
así, amigo.- Respondió su interlocutor.-
Y el resto con similar intriga
aceptó. Una vez llegado el momento Roy puso unos troncos y con un leve rayo de
energía los prendió fuego, todos se sentaron alrededor de aquella hoguera a
cierta distancia para sentir un agradable calor. Fue el artífice de la
propuesta quién comenzó.
-Veréis
muchachos. Llevamos ya casi seis meses juntos. Estamos a punto de terminar el
entrenamiento. Nos hemos ido conociendo y he de decir que, pese a las
apariencias, sois unos tipos estupendos. Hemos hablado de porqué morimos y qué
deseamos lograr cuando volvamos. Pero me gustaría ser incluso más franco con
vosotros. Quiero contaros cosas que solo he compartido con mis mejores amigos y
con las personas que más quiero.
-Tú
dirás. Aunque supongo que luego nos pedirás que hagamos lo mismo.- Creyó
adivinar Diamante.-
-No
es necesario. Solo debéis escuchar. Esto se basa en la confianza, y yo confío
en vosotros. Si después alguien decide hacer lo mismo, perfecto. Pero es una
decisión personal. No se puede obligar a nadie a que abra su corazón si no lo
desea…
-Te
escuchamos, amigo.- Declaró amablemente Nephrite.-
Roy se tomó su tiempo para aclararse
la garganta y pudo comenzar, algo dubitativamente.
-Casi
siempre estoy diciendo tonterías o haciendo bromas. Ya lo sabéis.- Los demás se
rieron ahora y él mismo sonrió para añadir, más en serio.- Desde que era niño
tuve sentido del humor. Mi padre me lo inculcó, bueno, era mi padre adoptivo.
Pero tanto él como mi madre siempre me hicieron sentir su hijo sin lugar a
dudas. Cuidaron de mí y me alentaron a ser alguien abierto y que confiara en
los demás. Luego les perdí…- Pudo decir algo emocionado, ante el atento
silencio del resto.- Después supe el motivo. Me estuvieron protegiendo toda su
vida. Unas personas que también velaban por mí les ayudaron en lo que pudieron.
Sabían lo que moraba en mi interior y deseaban evitar que surgiera. A casi
todos, les costó la vida. Pero me dieron la oportunidad de ir a la Golden y
allí, supongo que el destino, hizo que primero Tommy, y luego Bertie y Connie
aparecieran en mi vida…
-¿Tommy
es ese amigo tuyo por el que pediste ese deseo a Sheu ron, verdad?- Inquirió
Ail.-
-Si…-
Admitió su interlocutor.- Es una gran persona. Como un hermano. ¡Y eso que mira
que le gasté bromas pesadas cuando llegó a la universidad! - Sonrió de nuevo
con nostalgia en la expresión, para agregar.- Después conocí a las chicas.
Connie es dulce y maravillosa. Soy muy feliz sabiendo que ella y Tom finalmente
conectaron. La pobre sufrió mucho por un desengaño del pasado.
-Sí,
Rubeus.- Comentó Zafiro sentenciando.- Era un auténtico cretino. Aunque debo
conceder que muy fiel a mi padre y a mí hermano. Pero solo veía en las chicas a
unas subordinadas, con la única utilidad de cumplir con sus órdenes para
ayudarle a medrar.
-Le
sucedió como al resto de nosotros. Se corrompió dejándose cegar por la
ambición.- Aseveró Diamante.-
-Bueno,
el caso es que esa muchacha supo salir de eso y no habría podido encontrar a
nadie mejor que a Tom.- Dijo Roy ahora para proseguir.- En mi caso, cuando
Bertie entró en mi vida pude decir lo mismo. Veréis, yo… no sé cómo sería ella
en vuestro mundo, pero para mí fue la mujer que necesitaba. Lo tiene todo, es
hermosa, inteligente, buena chica y deseosa de salir adelante. Y también tiene
carácter…cuando hace falta.
-Sí,
las Ayakashi eran una de las familias más notables de nuestro mundo.- Aseveró
el príncipe.- su padre fue también un
leal servidor. Ellas tuvieron una esmerada educación en la Corte y en su casa,
antes de eso. En el caso de Bertierite destacaba por su inteligencia.
-Ella
valoraba mucho a Ami, igual que Connie lo hacía con Rei.- Les explicó Roy.- Las
estaban muy agradecidas.
Los hermanos y el resto asintieron.
Todos conocían de primera mano la forma de ser de sus antiguas enemigas. Su
naturaleza generosa y llena de bondad. Su compañero entonces prosiguió.
-Yo
deseo más que nada poder volver, librar al mundo de la amenaza que pende sobre
él y estar con Bertie. Quiero compartir mi vida con ella y con todos mis
amigos. Por eso, pienso en ellos y en que mi esfuerzo cada vez que entrenamos.
Estoy mentalizado en que cada movimiento, golpe o flexión, me acerca más a esa
meta…
Los demás guardaron ahora un breve
silencio tras las palabras de Roy. Parecía costar mucho ser el siguiente. Al
fin, se decidió Nephrite.
-Os
conté como llegué hasta aquí, pero no quién era. Fui uno de los cuatro
Shitennou o generales que protegían al rey Endimión en su encarnación anterior.
Pero fui poseído por el mal en la forma del demonio Metalia y junto a mis
camaradas pasé a servirla. A ella y a la reina Beryl. Fui enviado a la Tierra para robar energía y
hacerme con el Cristal de Plata.
-¿Cristal
de Plata?- Inquirió Roy al que le sonaba haber escuchado algo sobre esa joya.-
-Sí,
la fuente de poder del Milenario de Plata y de la reina Serenity.- Le explicó
Zafiro.-
Y una vez aclarado esto, Nephrite
prosiguió.
-En
mis investigaciones quise descubrir la identidad secreta de la Guerrera Luna.
Ella y sus amigas siempre frustraban mis planes, como habían hecho antes con mi
camarada Jadeite. Por eso quise cambiar de estrategia. Decidí centrarme en una
chica, Naru Osaka, que parecía estar ligada a ella. Intenté utilizarla para mis
fines. Al principio solo era para mí una vulgar humana que podría emplear de
señuelo. Hasta que los secuaces de otro de mis compañeros, Zoisite, creyeron que
estábamos enamorados. A decir verdad, ella sí que se enamoró de mí y yo usé
eso.- Se lamentó ahora agregando con pesar.- Fui un estúpido.
-¿Y
qué ocurrió para que cambiases?- Quiso saber Diamante con visible interés.-
-La
secuestraron y me pidieron a cambio un cristal negro que había desarrollado
para localizar el Cristal de Plata. Antes de eso, esa joven se interpuso entre
un ataque de la Guerrera Luna que iba a golpearme. ¡Arriesgó su vida por tratar
de salvar la mía! No lo comprendí en un principio. Pero no pude dejar de darle
vueltas. Solo podía preguntarme, ¿por qué?...A sabiendas de que yo era un
malvado. ¿Por qué quiso salvarme?
-En
efecto, eso es amor, amigo.- Asintió Roy, afirmando.- Bertie hizo lo mismo por
mí. Cuando creí que estaba muerta por tratar de protegerme fue cuando reaccioné
y me transformé en un súper guerrero.
-Lo
mío no fue tan espectacular, pero cuando esos miserables me pidieron el cristal
oscuro a cambio de liberarla fui a por ellos. Me resistía a pensar que fuese
por salvarla. Me decía a mí mismo que no me importaba nada de lo que pudiera
pasarla. Que simplemente les iba a dar una lección por atreverse a desafiarme.
Sin embargo, la rescaté y no maté a ninguno de ellos. Era como si no desease
que ella asistiera a esa brutalidad. La lleve en brazos y la saqué de allí. Pero me hirieron.
Recuerdo que me llevó a un parque y allí se arrancó parte de su propio pijama
para vendarme la herida. Hablamos y entonces me di cuenta. Su bondad, su inocencia
y su alegría me hicieron sentirme humano por primera vez en muchísimo tiempo…-
Pudo decir con visible emoción.-
Los demás le miraron con simpatía
animándole a proseguir. Nephrite pudo rehacerse lo suficiente como para
rematar.
-Incluso
esa tontería del postre de chocolate. Me preguntó si me gustaba y le dije que
sí. ¡En mi vida lo había probado! Ella se dio cuenta de que mentía. Y es que ni
yo mismo podía evitarlo. En mi mundo oscuro todos lo hacían. Nadie era honesto
o bondadoso. Y si daba muestras de algo similar era tachado de débil y de presa
fácil. Pero con Naru aquello no era así. Llegó a darse cuenta y a decir que
mentía, pero por amabilidad y con elegancia. Pese a todo quería que los dos
fuéramos a tomar uno. Yo acepté y por vez primera dije la verdad.
-Amigo.
El ser sinceros con nosotros mismos siempre es el primer paso.- Aseveró Ail.-
También yo lo descubrí.
-Tienes
razón.- Repuso su interlocutor, prosiguiendo.- Pero cuando me preguntó si en mi
mundo teníamos vacaciones. Fue casi como con el chiste de Pinocho.- Rio ahora y
todos le secundaron.- Bueno.- Continuó una vez extinguidas las risas.- ¡Me hizo
reír! Fue cuando paradójicamente más vivo y más feliz me sentí.
Desgraciadamente ese mal nacido de Zoisite y sus secuaces se aprovecharon de
eso para atacarnos a traición. Pude proteger a Naru, pero me costó la vida. Sin
embargo fui afortunado, ella me salvó en todos los sentidos. Solo lamenté el
perderla al morir. Ahora tengo la esperanza de poder volver junto a ella.
Todos asintieron si bien Ail tornó
su gesto en una expresión algo grave. No obstante enseguida sonrió declarando.
-Conozco
a esa chica. Iba al instituto donde Annie y yo estábamos cuando nos infiltramos
como humanos. Estaba en la clase de mi pareja. Bueno, allí Ann se hacía pasar por mi hermana. Cuando
regresábamos a la base que teníamos en un apartamento hablábamos. Alguna vez de
Naru. Mi pareja siempre me dijo que era una muchacha muy simpática y agradable.
Muy buena chica.
Nephrite sonrió asintiendo. Ahora
fue precisamente el alien quién se animó a proseguir al hilo de lo dicho
anteriormente.
-Lo
cierto es que llegamos a la Tierra tras vagar por el Universo. Éramos los
últimos supervivientes de nuestra especie. Nacimos del Makaiyu, al que llamamos
después el árbol de la maldad. Al estar solos creíamos que el resto de las
criaturas eran o enemigos o fuente de energía para alimentarnos. Al poco de llegar al planeta nuestro árbol
comenzó a marchitarse. Tratamos de brindarle energía robada a los humanos. Sin
embargo eso le reportaba una mejoría pasajera. Durante ese tiempo, como ya os
dije, nos hicimos pasar por chicos corrientes, dos hermanos. Conocimos a Usagi,
Mamoru y sus amigos. Quizás fuera por nuestra vida tan solitaria con la única
compañía del otro, pero el caso es que, tanto Annie como yo nos sentimos atraídos
respectivamente por Mamoru y Usagi. Es difícil de explicar, llegamos a
enamorarnos o a pensar que lo estábamos. Aunque ellos no nos correspondieron.
Se querían mucho.
-¿Y
qué sucedió? - Quiso saber Zafiro.-
-Que
no comprendimos. Pensábamos que nuestro árbol moría por falta de energía y todo
era a consecuencia de que carecía de amor. Nuestros sentimientos eran egoístas.
Amábamos sí. Pero solo pensando en nuestro propio interés y en nuestros deseos.
Cuando, en un momento dado, vi la expresión de crueldad, odio y rabia en los
ojos de Annie al verse despechada, me horroricé y al final lo entendí. No
podíamos obtener el corazón de nadie por la fuerza.
-Una
valiosa lección. Me di cuenta de lo mismo.- Sentenció Diamante con pesar.-
-Annie
se dio cuenta también cuando el propio árbol se cansó de nuestro inicuo
proceder. El Makaiju me atacó con una de sus ramas y ella se interpuso para
salvarme. Murió…-Pudo decir con los ojos llenos de lágrimas.-
-Pero,
entonces. ¿Cómo es que luego estaba contigo?- Inquirió Roy, tan sorprendido
como el resto.-
-El
árbol lo hizo adrede. Él nos dio la vida y podía tanto quitárnosla como
devolvérnosla. Nos explicó que, en tiempos remotos él había nacido en un bello
mundo lleno de flores y plantas pero que por causas que ni recordaba acabó
vagando por el espacio. Para no sentirse solo creó a nuestra especie. Al
principio los nuestros eran ingenuos y bondadosos. Desgraciadamente, poco a
poco, la envidia y el rencor anidaron en ellos. Se autodestruyeron y solo
quedamos Annie y yo. Los dos solos
sobrevivimos a duras penas perdiendo la confianza y el respeto hacia los demás.
Solo nos queríamos a nosotros mismos. Por eso, el Makaiju se aseguró de que comprendiéramos
el significado del amor altruista. Ya sabéis, pensar más en el bienestar de la persona
amada que en el propio. Fue cuando revivió a Annie utilizando la energía que le
quedaba. Después la Guerrera Luna lo purificó con su Cristal de Plata,
dejándolo listo para volver a germinar en forma de un pequeño tallo que
llevamos con nosotros.
-Todo
terminó bien.-Afirmó Nephrite.-
-Hasta
que llegamos a ese nuevo planeta. Veréis amigos, estábamos llenos de ilusión. Por
el camino Annie y yo descubrimos el amor al estilo humano, y fruto de él nació
nuestro hijo Giaal. Queríamos educarle y cuidarle formando una familia. Plantamos
el árbol allí. Él nos había sugerido que debíamos tener nuestros propios hijos
como los terrícolas para poder valorar plenamente lo que era amar a alguien que
te necesita por entero. Ese el tipo de amor más generoso y entregado. El de
unos padres por sus hijos. Pero llegaron esos extraños y el resto, ya lo sabéis.
-
Te sacrificaste para proteger a tu esposa y a tu hijo. Es una triste y bonita
historia.- Valoró Roy.- Desde luego que aprendiste esa lección. Ahora amigo, de
todos depende que tenga un epílogo feliz…
-Por
eso, sabiendo que Annie y Giaal están a salvo ahora en la Tierra lucharé con
todas mis fuerzas por ellos y por el resto de las personas que viven en ella.-
Concluyó el alien.-
Ahora fue el turno de Zafiro. El
joven, que se había dejado una apreciable barba, sonrió comenzando…
-Es
difícil. Más de lo que creía…
-Adelante
compañero.- Le animó Roy.-
-En
mi caso siempre tuve por modelo a mi padre y a mi hermano.- Sonrió algo
azorado.-
Diamante sonrió a su vez, pero
orgulloso de que Zafiro fuera capaz de decir aquello delante de él. Su hermano
continuó.
-También
quería muchísimo a mi madre, siempre fue una mujer maravillosa… Quise ser digno
de la familia y me gustaba mucho la ingeniería. Cuando era crío Diamante era
todo lo que yo quería ser. Y no lo digo porque fueras el heredero.- Se apresuró
a aclarar dirigiéndose a éste.-
-Lo
sé, hermano.- Sonrió levemente el aludido.-
El narrador entonces prosiguió su
relato. Ahora con tinte más consternado.
-Todo
cambió cuando ese ente llamado hombre Sabio llegó. Comenzó lentamente a
envenenarnos y a fomentar nuestros defectos y ambiciones. Me di cuenta
demasiado tarde de ello. Perdimos a nuestros padres por su culpa y nos engañó
llevándonos a una absurda venganza contra la Tierra.- Se lamentó añadiendo sin
embargo con mejor ánimo.- Pero cuando
todo parecía perdido y tuve que huir malherido fue cuando curiosamente
comprendí que había ganado algo muy valioso.
-Fue
cuando viste a Petz.- Aventuró Roy.-
-Sí,
cuando ella y sus hermanas me recogieron y cuidaron. Ellas se habían separado
de nosotros y las creímos unas traidoras. Incluso llegó a suplicarme piedad
para las demás. No para ella misma. Ahora que me doy cuenta todavía valoro más lo
que hicieron. Creyendo que podría venir a castigarlas ¡Y me habían rescatado y
curado las heridas! Petz me metió en su dormitorio y me trajo comida. Yo sentí
curiosidad y entonces me lo contó todo. Pude sentir que me confirmaba lo que yo
mismo había averiguado cuando escuche a ese maldito invocar a su verdadero amo.
El Fantasma de la Muerte.
-Ese
es el cabrón que acabó con vosotros, ¿no es así?- Intervino Roy.-
-Sí,
así es- escupió Diamante cruzando los brazos con visible rabia.- Solo quisiera
tener la oportunidad de ponerle la mano encima otra vez…
Pero Zafiro prosiguió ahora con una
media sonrisa para rememorar…
-Petz
demostró estar muy cambiada. Recuerdo que al principio era una chica laboriosa,
callada y que apreciaba mucho a mi madre. Incluso tímida. Luego, por culpa de
ese malvado, le pasó como al resto. Se corrompió por el deseo de poder y la
ambición. Cuando partió al pasado para cumplir con su misión ya era seca,
arrogante y severa. Solo ansiando triunfar y ascender. Pero tras ser sanada por
la Guerrera Luna había vuelto a ser la que fue cuando la conocí. Al final pude
entender lo que sentía por mí cuando trató de detenerme. En ese último intento
que hice por avisarte, hermano.
-¡Ojalá
lo hubiese logrado! Debiste quedarte con ella. - Suspiró Diamante afirmando.-
Me siento culpable por eso. Pienso que ahora podrías ser feliz a su lado. Si te
hubiese escuchado antes…
-No,
esto es lo que debía ocurrir. Y me permitió darme cuenta a mí también de que la
quería. Por primera vez en mucho tiempo, sentí una gran calidez. De hecho me
gustaba en Némesis, cuando ella era así. Pero no me atreví a tratar de
acercarme. No estaba seguro de si ella sentía lo mismo. Después ya fue
tarde…-Remachó resignadamente.-
-Pero
ahora. En cuanto triunfemos, porque lo haremos. Podrás ir a ella y decirle lo
que sientes.- Le animó Ail.-
-No
deseo otra cosa. Por eso me he jurado que, hasta que no logre reunirme con ella
no me afeitaré esta barba.- Sentenció el aludido.-
-¡Esperemos
no tardar mucho más o te la pisarás! - Rio Roy.-
Y los demás, incluido el blanco de
la broma, rieron con él…Tardaron bastante esta vez en extinguirse las risas. Y
finalmente, tras un breve silencio, fue Diamante quién se adelantó.
-Ahora
me toca a mí.- Declaró.- Y mi hermano tiene razón. No es nada fácil. Nunca lo
ha sido para mí reconocer que estaba totalmente equivocado.- Añadió con pesar
en su tono.- Siempre he sido muy orgulloso. Soberbio incluso. Y eso hizo que
arrastrase a todos mis súbditos a la ruina…
Zafiro quiso decir algo para rebatir
aquello, sin embargo Roy posó una mano sobre el hombro derecho del chico para
que no lo hiciera. Éste comprendió. Su hermano debía sacar todo eso fuera…Así
Diamante prosiguió.
-No
pasa ni un solo instante sin que deje de lamentarlo. Y lo que es peor. Y
coincido con Ail. Traté de robarle el corazón a Serenity por la fuerza. Intenté
incluso abusar de ella, bueno, de la Guerrera Luna, cuando la capturé en mi
palacio.
Todos se quedaron boquiabiertos.
Pero no dijeron nada. El príncipe prosiguió.
-Afortunadamente
alguien me lo impidió…No sé quién sería pero ojalá pudiera darle las gracias.
-Yo
sé quién fue.- Afirmó Zafiro
interviniendo esta vez.-
-¿Fuiste
tú?- Se asombró Diamante.-
-No
hermano. Fue ella. Esmeralda…
-¿Esmeralda?-
Repitió su interlocutor con mayor sorpresa todavía.- Pero, ¿cómo? ¡Claro!, esa
energía oscura que me cegó.- Musitó atónito.-
-Ella
te amaba. Te quiso siempre. Y aunque corrompido, su amor todavía era lo
bastante fuerte como para no quererte ver en brazos de otra mujer.- Le comentó
Zafiro confesando a su vez.- Yo le dije que también odiaba a la Guerrera Luna,
porque pensaba entonces que, por culpa de tu obsesión hacia ella, nuestros
planes se habían malogrado. De haberla matado en el pasado habríamos triunfado
de inmediato. Sin embargo, Esmeralda estaba celosa de tu amor hacia la reina
Serenity.
-Comprendo.-
Musitó su contertulio bajando la mirada.- Era una muchacha alegre y tímida
cuando llegó a la corte. Mamá la quería como a una hija y ella adoraba a nuestra
madre. Yo fui lo bastante estúpido como para no llegar a darme cuenta. Mamá siempre me hablaba muy bien de Esmeralda.
Ella sí que lo sabía. Incluso me regaló las semillas de mis flores favoritas.
Antes de mi viaje a la Tierra.- Remató con voz queda.- Luego todo cambió.
-Cuando
triunfemos podrás darle las gracias y enmendar aquello.- Quiso animarle Roy.-
Nunca es tarde. Seguro que te sigue queriendo.
No obstante su compañero movió la
cabeza con tristeza en la mirada y repuso.
-Por
desgracia para mí eso es imposible. Ella murió. –Suspiró tratando de continuar,
en tanto confesaba.- Vosotros me dais envidia amigos. Vuestras chicas están
ahí, aguardándoos. Pero yo solo podré lamentar mi ceguera. Y no la que me
apartó de la Serenity del pasado. Fui un canalla entonces. Un fatuo totalmente
lleno de mí mismo. Y por supuesto empeñado únicamente en cumplir con mi
ridícula venganza. Tan estúpida como injusta.
-No
seas tan duro contigo hermano. Por favor.- Le pidió Zafiro sintiendo lástima
por él.-
Ahora su interlocutor le sonrió
débilmente posando una mano sobre la barba de su contertulio y diciendo con
consternación.
-Siempre
fuiste la voz de la razón. Nunca te tomé lo suficientemente en serio. Me creía
infalible y cargado de verdad en todo lo que hacía. Y ya ves… a dónde nos he
conducido.
-Escucha
hermano.- Le respondió su interlocutor con tono firme y decidido ahora.- Puede
que quizás esto no haga regresar a Esmeralda. Ni a nadie de nuestra familia.
Pero podrás compensar con creces todos tus errores. Por lo que dijiste una vez,
te sacrificaste por salvar a la Guerrera Luna. Ahora volverás con nosotros y salvaremos
la misma Tierra que un día quisimos destruir. El hogar de nuestros antepasados.
-Si.-
Convino Diamante.- Y yo me he dejado esta perilla como símbolo de una madurez
que he tardado en alcanzar. Tanto que no pude salvar a los nuestros. Que
imbécil fui…Por dejarme engañar. ¡Qué imbécil!- Sollozó de pronto tapándose los ojos con una mano,
tratando de detener las lágrimas sin lograrlo.-
Los demás le brindaron miradas de
apoyo y tristeza. En esta ocasión fue Nephrite quien le puso una mano sobre el
hombro para tratar de alentarle.
-Todos
lo fuimos. Cada uno de una forma. No te castigues más, amigo.
-Te
comprendemos muy bien.- Añadió Ail.-
-Somos
un equipo, somos compañeros.- Intervino asimismo Roy.- Y nos hemos ganado la
redención.
-Aun
no.- Pudo decir el príncipe ya recobrado.- Todavía tenemos que patearles el
culo a esos desgraciados…
Eso hizo sonreír a Roy quién no
tardó en replicar.
-Así
me gusta. Ya empiezas a hablar como una persona normal. Y no como un principito
estirado.
Diamante le miró y sonrió
sintiéndose agradecido. Lo mismo hizo después hacia el resto de sus amigos. No tardó en
extender su brazo con la palma de la mano abierta y hacia abajo. Enseguida Roy
puso la suya encima, y después lo hicieron Nephrite, Ail y Zafiro.
-Sea
lo que sea lo que nos deba suceder, pase lo que pase. Siempre unidos.-
Sentenció el alien.-
-Y
si alguno no lograse sobrevivir el resto continuará y realizará sus sueños y
los de los camaradas caídos. – Añadió Zafiro.-
-Así
sea.- Convino su hermano.-
-Mantened
la fe. ¡Ya lo sabéis!- Les recordó Roy aportando algo de desenfado a ese
emotivo momento.- ¡Vamos a vencer! Unbend, unbreakable, unbroken, o como el
cabo Jones decía, los elegidos, los orgullosos, los capullos.
-No
lo dudes compañero.- Repuso Nephrite con una sonrisa y el asentimiento de
todos.-
Aquella velada fue realmente
inolvidable para todos, reforzó aún más su determinación. Los siguientes días
entrenaron incluso de manera más intensa. Roy peleaba contra todos y ya tenía
que convertirse en súper guerrero para poder frenarles. Sus mentores estaban
orgullosos de sus progresos. Finalmente
las puertas del cuarto se abrieron permitiéndoles salir. Allí fuera les
aguardaban Goku, Piccolo y el mago Landar y éste último fue quién sentenció con
solemnidad.
-
Ha llegado el momento. La hora de la batalla final.
-
Antes de nada, tomad. Esto os ayudará en el combate. - Intervino Goku
ofreciéndoles unos nuevos trajes de cota de malla azul oscura con unos petos
blancos. Cada uno estaba adornado con los símbolos que ellos tenían en sus
otras vidas. Además entregó una bolsita con alubias mágicas a cada luchador.
Todos se pusieron esos atuendos y comieron una de esas judías para recobrar
plenamente sus fuerzas.
-
Muchas gracias,- le dijo Zafiro con una sonrisa y los otros asintieron también
reconocidos. -
El mago llamó su atención y la del
resto que escucharon atentos sus últimas indicaciones.
-
Los sectarios han creado todo el caos que les ha sido posible, afortunadamente
gracias a las intervenciones de las justicieras y su valerosa oposición no han
conseguido hacerlo como querían. Las guerreras han partido ya para reforzarlas.
La temida hora de la invocación de todos los demonios ha llegado. Las piedras
Yalmutud están listas para abrir un pasillo entre la dimensión del Infierno y
la terrestre. Vuestra misión, ya lo sabéis, es derrotar a la avanzada del
averno y lograr cerrar ese pasillo para evitar la llegada de su maestro.
¿Alguna pregunta?
Silencio sepulcral, todo estaba
dicho y comprendido. Sólo quedaba vencer o morir se decían los cinco como una
sola mente.
-¡Buena
suerte amigos!,- les deseó Goku levantando el puño. - ¡Sé que podréis
conseguirlo! Estoy seguro.
Los muchachos gritaron al unísono.
-¡Por
el futuro del mundo venceremos!
Roy miró afectuosamente a Goku y le
estrechó la mano muy reconocido. Sobre todo en alusión a una técnica secreta
que éste le había desvelado en las pocas
veces que le visitase en el Rincón. En tan poco tiempo era difícil de aprender
y sólo él demostró tener la suficiente preparación para ello.
-
Muchas gracias por todo lo que me has enseñado, amigo. Nunca te lo podré
pagar.- Afirmó el chico con una profunda mirada de respeto. -
-
Ha sido un placer, ahora. ¡Dales una buena zurra de mi parte!,- sonrió Goku
guiñando un ojo y agitando su brazo con el puño cerrado para lamentarse con
teatralidad. - ¡Cómo te envidio por poder ir allí abajo!
-¡Dadles
una buena lección! - Arengó Piccolo al resto que asintió con vivo deseo de
cumplir esa consigna.-
-
Es la hora - avisó Landar -, debéis partir ya. Yo os enviaré a la Tierra,
apareceréis entre las nubes, así que cuando os sintáis libres, volad.
-
Bien - asintió Nephrite -.
-¿Preparados?
- Inquirió Roy al grupo. -
Por toda respuesta los chicos fueron
emitiendo sus poderosas auras de energía uno a uno y por fin, Roy rubricó
aquello convirtiéndose en súper guerrero. Entonces todos se desvanecieron por
el conjuro de transporte del mago. Reaparecieron sobre el cielo de la región
cercana a la ciudad volando en formación. Listos para la lucha, decididos a
cumplir con su misión y recuperar sus vidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)