lunes, 12 de junio de 2017

GWTN24 Atreverse a confiar


Todo estaba dispuesto. Sonia debía comparecer ante los medios de Nature. La joven modelo y actriz iba a protagonizar una película en la Tierra. Ya era oficial. Junto con el actor Ben Crew daría una rueda de prensa anunciando su marcha al planeta madre. Allí se rodaría el film. Aunque, eso sí, antes de salir, disfrutaba de sus últimos minutos junto a su pareja. Por su parte, Mei Ling la miraba con una mezcla de orgullo y de resignación. Por un lado, se alegraba del éxito de su novia y de ese espaldarazo a su carrera. Por otro, lamentaba e incluso le producía una amarga sensación tener que quedarse al margen. Aunque, tras ese juicio a esa joven piloto que la opinión pública había seguido con tanto interés, lo mejor sin duda era no llamar la atención.



-No me gustaría estar en el foco de toda esa gente.- Pensaba la oriental.-



            Y es que a Mei Ling siempre le gustó la discreción. Ya no solamente por querer preservar su orientación sexual, sino toda su vida privada en general. Además, ahora tenía otras cosas en qué pensar. El día antes, la doctora Winters había reunido al personal y les había comunicado una importante e incluso impactante noticia.



-Bueno, solo me queda desearle suerte.- Recordaba la científica.-



            Esa mañana habían llegado al completo. Mei Ling lo hizo en primer lugar junto con la propia Penélope. Después llegaron Sharon, Emma y finalmente Shania. Una vez estuvieron todas, su jefa tomó la palabra.



-Veréis chicas. Tengo algo importante que notificaros. Dentro de tres semanas me marcho a la Tierra.

-¿Vas a hacer un viaje de placer?- Se sonrió Emma.-

-No, me voy definitivamente. He pedido el traslado a la central de la Masters Corporation en América.- Le respondió Penélope con tono neutro.-



            No daba la impresión de haberse molestado por ese modo de hablar de su subordinada. Aunque Mei Ling la conocía ya y supuso que demasiada gracia no le hizo aquella forma tan poco amable que había usado Emma para hacer su pregunta.



-¿Vendrá alguien a sustituirte?- Quiso saber Shania con un tinte más agradable, pero frio al tiempo.-

-Sí, en breve estará aquí. Se hará cargo de la división.- Les desveló la doctora Winters.-

-Lamento muchísimo que te vayas, te vamos a echar de menos.- Terció Sharon en lo que parecía un tono sincero y más cercano.-



            Al fin Penélope se permitió sonreír para responder con mayor afabilidad.



-Gracias. Lo mismo digo, chicas.



            Se podía percibir que las palabras de esa muchacha eran sinceras. Hasta la propia Mei Ling se sintió avergonzada. Ni siquiera ella iba a extrañar demasiado a su jefa. En los últimos tiempos habían coincidido poco y no tenían demasiado en común.  Sin embargo, daba la impresión de que con Sharon, la doctora Winters sí que había hecho una buena amistad. Por su parte Emma y Shania estaban demasiado ocupadas dedicándose mutuas miradas de desconfianza como para fijarse en eso.



-Gracias.- Añadió la doctora dirigiéndose a la rubia con un leve toque de tristeza.- Y despídete de... ya sabes, de mi parte.

-Lo haré.- Le aseguró afectuosamente la chica.-



            Y tras un momento de silencio, algo tenso quizás para alguna de las allí presentes, fue Emma quien tomó la palabra para preguntar.



-¿Podemos saber de quién se trata? Me refiero a la persona que se hará cargo de las Fairy Five.

-Sí, por supuesto.- Concedió Penélope, respondiendo.- La doctora Melissa Prentis, bueno, ahora es Adams.- Se corrigió.- Una antigua compañera y amiga. Actualmente estaba trabajando en la división biocibernética de este planeta.

-Es una magnífica científica y muy profesional.- Intervino la propia Mei Ling.-



            Y eso pensaba. Tuvo la ocasión de conocerla y de trabajar con ella en la SSP-2. Y se alegraba sinceramente de su vuelta. Y es que la oriental ahora incluso añoraba a Keiko. ¡Y eso que, por causa de Maggie, las dos no se llevaron entonces demasiado bien!



-Ese era un gran equipo.- Pensó.- Y también estaba Caroline. Esa mujer siempre desbordaba energía y optimismo. Solo le perdía ser tan beata. Pero, pese a eso, jamás se metió en la vida de nadie.



            Desde luego, nada que ver con sus compañeras actuales. Exceptuando a Sharon que era buena chica, aunque estaba muy ensimismada en su propio mundo. Pero las otras…



-Nunca me han gustado, ninguna de las dos.- Meditó con reprobación.-



            Lo cierto es que Emma era muy seca y bastante poco propensa a establecer lazos con nadie. Al menos en el trabajo. Además, tenía unas sólidas convicciones morales, por no llamarlas religiosas. Estaba claro que no apreciaba mucho a las personas con la orientación sexual de la propia Mei Ling. Aunque tenía una ventaja evidente, se la veía venir. No ocultaba para nada sus emociones. Sin embargo, Shania…



-Esa me parece todavía más inquietante.- Meditaba la oriental observando ahora a su compañera en tanto ésta esbozaba lo que parecía una sonrisa fingida.-  No sé nada de ella. Absolutamente nada. Ni nos ha hablado sobre su pasado, ni sobre su vida. Y tampoco suele opinar ni decantarse. En apariencia es mucho más amable que Emma, pero tiene algo que me da escalofríos.



            No obstante, en alguna contada ocasión la había oído decir alguna cosa. Y no parecía tener en muy buen concepto a los hombres. Pero tampoco daba la impresión de que le gustasen las mujeres.



-Agradecería ahora que Maggie me prestara ese “lesbo-radar” que decía tener. Supongo que, después de su conversión a la heterosexualidad, lo habrá perdido.- Se sonrió levemente ahora, celebrando su propio sarcasmo y reflexionado de seguido.- Bueno, o quizás es que ahora lo utiliza, pero contra nosotras.



            Sin embargo, eso ahora no le importaba demasiado. Lo que sí centraba sus pensamientos era el tener que perder a Sonia. Aunque fuera por unos meses. Se había acostumbrado a despertar a su lado durante muchas mañanas. A sus cenas románticas y a sus paseos. Y por supuesto, al modo que tenían de hacer el amor, las dos se complementaban a las mil maravillas.



-La confianza es la base de una relación.- Se repetía la oriental lamentando acto seguido.- Pero a mí es algo que me cuesta mucho otorgar. Más cuando ya me la defraudaron una vez…



            La herida de perder a Maggie le hizo mucho daño en su día. Cuando su entonces pareja se enamoró de Keiko Tomoe. Y ella se enteró por aquella nota que la propia enfermera le escribió a esa pelirroja.



-Y al final nada salió como parecía estar destinado a suceder.- Se dijo con aire meditabundo.-



Pero eso ocurrió hacía ya mucho tiempo. De modo que lo quiso apartar de su cabeza y se dispuso a focalizar su mente y esfuerzo en el trabajo. Así pudo pasar la jornada sin nada importante que reseñar. Por su parte, la modelo española se preparaba precisamente para esa rueda de prensa. Tendría lugar en un céntrico local de Sagan- City. Junto a ella estaría por supuesto, su coestrella y rumoreada pareja, Ben Crew.



-Vamos allá.- Se dijo Sonia tratando de animarse.-





            La muchacha ya sabía cómo era aquello. Muchas sonrisas impostadas entre ambos, tocarse las manos de modo que pareciera espontáneo. Incluso agárraselas alguna vez. Ella y Ben lo habían hablado antes. Tendrían que hacer una de sus mejores actuaciones.



-Supongo que a Percie no le importará.- Le dijo ella para romper el hielo, días antes, en privado.-

-Él es el primero que quiere que esto salga bien.- Respondió Ben.- De este modo podremos pasar más tiempo juntos y al abrigo de sospechas.



            Aunque fijándose en la expresión de Sonia, el actor se apresuró a añadir con visible apuro.



-Lo siento, no quise dar a entender que tú seas un mero camuflaje. Si te soy sincero, serías la chica con la que estaría dispuesto a tener una cita. Me refiero a una de verdad.

           

            Eso la hizo sonreír. La joven tenía claro que Ben lo decía de veras. Y que no pretendía lanzarle ninguna clase de indirecta sino hacer que se sintiera mejor.



-Gracias.- Contestó finalmente.- Yo también estoy muy a gusto contigo. Será un papel fácil de interpretar.



Y ahora llegaba el momento del debut en ese rol. La modelo llegó a la sede de la entrevista. Lo hizo un rato antes de que aparecieran los medios de comunicación. Ya le aguardaban Ben y el representante de la productora. También Percie estaba allí. Tras saludarse entre ellos, el tipo de la productora se fue para ir preparando la sala de prensa y recibir a los primeros periodistas. Así, los tres restantes pudieron aprovechar para conversar en privado.



-Allá vamos.- Suspiró Ben.-

-Todo saldrá bien.- Le alentó Sonia.-

-Te agradezco mucho toda tu comprensión.- Repuso el actor.-

-Yo también salgo ganando con ello.- Sonrió la chica quién, dirigiéndose ahora a la pareja de su compañero de reparto, preguntó con amabilidad.- ¿Tú qué tal lo llevas?

-No hay problema. Sé que las cosas serán algo difíciles al principio pero estoy seguro de que todo marchará bien.- Afirmó Percie, añadiendo, eso sí, con una sonrisa.- Aunque debo confesar que estoy un poco celoso, eres muy guapa.-La halagó con sinceridad.-

-No tienes nada que temer de  mí. Y menos de Ben, eso te lo aseguro. - Sentenció la interpelada devolviéndole la sonrisa.-



            Para subrayar las palabras de su compañera, el actor le dio un beso a su novio. Y sin más los tres estuvieron dispuestos. A los pocos minutos les llamaron. Saliendo de la habitación en la que habían aguardado se dirigieron a la sala de conferencias. Una larga mesa y dos  cómodas sillas estaban preparadas para los actores. Tanto Sonia (a la que Ben caballerosamente le apartó la suya antes) como el galán, tomaron asiento. Las tomas de alguna Holo fotografía se sucedieron hasta que, al fin, el responsable de la productora intervino saludando a los medios allí congregados.



-Damas y caballeros, buenos días. Tendremos una breve sesión de fotos y después podrán hacer algunas preguntas.- Declaró aquel tipo.-



             En efecto. Después de posar estoicamente, siempre con sendas sonrisas, para más instantáneas, comenzó la rueda de prensa. Hubo varios periodistas que elevaron sus manos. Uno de ellos, un joven, fue el primer escogido.



-Jim Tahn, de la Holo gaceta de Nature. Díganme, ¿partirán pronto hacia la Tierra para comenzar el rodaje?

-Sí, dentro de una semana.- Respondió Ben.-





            Otra periodista fue elegida, esta vez una muchacha pelirroja que daba la impresión de ser muy jovencita.



-Tania Spencer. De la Tierra magazine.- Pudo decir atropelladamente dado que, mirando de reojo, vio aproximarse hasta donde estaba a dos tipos de seguridad con cara de pocos amigos, aun así tuvo tiempo de lanzar su pregunta.- Señorita Calderón ¿No le planteará esto un conflicto de intereses siendo a la vez modelo de la firma Deveraux?



            Sonriente, la modelo tomó la palabra para contestar.



-No, no hay ningún problema… la Señora Deveraux…



            Tuvo que interrumpir su réplica dado que dos miembros de la seguridad habían llegado hasta donde estaba esa muchacha y hacían ademanes de querer sacarla de allí… Tania dijo entonces.



-Por favor, sean tan amables de dejar que la señorita Calderón termine de responderme…



            Otro tipo de la seguridad se acercó discretamente al organizador del evento y le cuchicheó algo al oído. Este asintió y tomando la palabra desveló algo envarado.



-Disculpen, damas y caballeros, lamento este incidente. Al parecer esta señorita no está acreditada por ningún medio.



Y esos dos fornidos tipos iban a sacarla de allí cuando Sonia intervino pidiéndoles con un gesto de amabilidad hacia la muchacha.



-Esperen por favor. Esté acreditada o no, me gustaría terminar de contestar a la pregunta.



            El resto de periodistas se miraron con expresión entre atónita y divertida. Ben también sonrió. Aunque el encargado de la rueda de prensa exhibió un semblante apurado. Al verle, la modelo añadió.



-Será solo un momento, y me gustan las personas decididas que luchan por lo que desean, como esta señorita.



            El responsable de aquello asintió, sus dos empleados se apartaron momentáneamente de esa joven, y Sonia, sonriendo una vez más, se dirigió a ella.



-Voy a responder y lo haré con sinceridad, pero antes desearía obtener lo mismo por su parte, señorita. ¿Quién es usted en realidad y para quién trabaja?

-Bueno, mi nombre es real pero soy estudiante de periodismo. Estoy en mi último año y vine de vacaciones a Nature. Al saber que ustedes daban esta rueda de prensa quise hacer una práctica. Como algunos profesores dicen, es bueno presentar trabajos voluntarios.- Confesó la muchacha con desparpajo.-



            La española se rio lo mismo que su compañero. Incluso algún que otro periodista aplaudió espontáneamente a la joven. Alguno hasta llegó a sentenciar divertido.



-¡Aquí tenemos a otra Kathy O´ Brian!…

-Lo tomaré como un cumplido. La admiro mucho.- Replicó la joven que, volviendo hacia la modelo, insistió.- Por favor. ¿Podría responderme ahora?

-Claro.- Asintió Sonia que añadió.- Verás. La señora Deveraux nunca fuerza a nadie a hacer nada. Es más, nos anima a todas a que persigamos nuestros sueños y a que dirijamos nuestras vidas. Y cuando la informé de esta situación, no solamente no me puso ninguna traba sino que, además, me ofreció la posibilidad de compatibilizar el rodaje con cualquier desfile de modas en el que deba participar. Como ella dice siempre. Todo es cuestión de esfuerzo y trabajo duro.





            La chica asintió, realmente contenta de obtener su respuesta. Aunque su alegría fue efímera. Los dos componentes de la seguridad se aproximaron nuevamente. Sin embargo, en esta ocasión fue la propia Tania quien, dócilmente, se fue a su encuentro afirmando.



-Ya me marcho…



            Y estaba a punto de salir cuando Ben intervino.



-Por favor, señorita, no se vaya usted. Dejen que se quede, aunque sea como asistente entre el público.- Pidió al organizador.-



            Éste asintió de inmediato, tenía orden de acatar cualquier capricho de la estrella. Además, ese tipo de cosas gustaban mucho a sus fans. Lo verían como una gentileza más de ese galán yendo en auxilio de una animosa jovencita. De modo que, una encantada Tania se sentó una vez más, incluso sin abandonar la zona de prensa, junto a una atractiva mujer de largo pelo azabache. Fue precisamente ésta quien, zanjado el incidente con aquella aspirante a periodista, levantó la mano a su vez. Al poco le fue concedida la palabra.



-Gracias, hola, buenos días. Soy Marla Sorel, periodista independiente. Dígame señor Crew. ¿Cómo lleva usted ser el icono del hetero patriarcado?

-¿Perdón?- Pudo replicar el aludido con gesto perplejo.- No he comprendido esa pregunta.- Añadió visiblemente confuso.-



            De hecho, la mayor parte de los allí presentes miraron a esa individua con estupor. Pese a todo Marla no se amilanó y pasó a aclarar.



-Hay muchos niños que le ven a usted como modelo. El super hombre que siempre salva a la chica en apuros. Y muchas niñas que están enamoradas de usted. Deseando ser rescatadas en lugar de procurar ser libres por sus propios medios, en este mundo tan lleno todavía de estereotipos y discriminación. ¿No cree que esa es una gran responsabilidad y que, al mismo tiempo, produce la consolidación de los roles de género que esta sociedad tan machista nos impone?



            El anonadado actor apenas sí pudo asimilar aquello. Daba la impresión de no saber qué decir. La propia Sonia miraba a esa individua como si estuviera loca. Al fin, mostrándose amable como solía, Ben contestó.



-Mis películas no están hechas con ánimo de fomentar ningún estereotipo machista. También hay muchas mujeres protagonistas que son retratadas como independientes y valientes, capaces de dirigir sus vidas y de salvarse ellas solas y a los demás. Mi compañera de rodaje interpretará a uno de esos personajes. Y para mí, sí, es una gran responsabilidad transmitir valores a los niños. Pero siempre desde el respeto y la igualdad.

-Sí, puede que usted así lo crea. - Concedió la periodista de un modo bastante ambiguo para añadir.- Espero que una actriz joven y hermosa como la señorita Calderón pueda mostrar toda su valía con un personaje que no sea el mero ornamento del héroe o el descanso del guerrero con escenitas subidas de tono. Ya me comprende. Hay muchos hombres que consideran que las mujeres solamente servimos para esas cosas. - Se sonrió para formular otra incómoda cuestión.- Por cierto. ¿Hay algo entre ustedes dos al margen de lo meramente profesional? Mis lectores están deseosos de saberlo.

-Somos muy buenos amigos y compañeros.- Intervino Sonia de modo tajante.- No quiera ver usted más de eso.

-Claro, si usted lo dice.- Sonrió pérfidamente su interlocutora.- Tendré que creerlo.



            La española fulminó a esa mujer con la mirada. Afortunadamente ésta se sentó tras concluir su turno y otro periodista pasó a formular su pregunta. Al cabo de unos minutos y tras la intervención del responsable de la productora agradeciendo a todos los presentes su asistencia, la rueda de prensa terminó. Sonia vio con alivio como aquella individua morena se marchaba.



-¡Vaya una gilipollas! - Pensó en su idioma natal.-





            Sin embargo, miró con simpatía a esa chica pelirroja que también estaba a punto de marcharse y la llamó.



-Disculpa.- Le pidió.- ¿Tienes un momento, por favor?



            La incrédula Tania se giró asintiendo.



-Por supuesto.- Sonrió visiblemente sorprendida y animada.-



            La modelo se aproximó a ella y le preguntó.



-¿Sabes quién era esa tía?

-¿La que estaba a mi lado?- Inquirió a su vez la joven.- No, ni idea. Debe de ser de aquí. Yo vine de la Tierra, ya le dije, por vacaciones…



            Ahora Tania no estaba siendo sincera. A decir verdad tenía alguna pista sobre la identidad de esa mujer. Todo formaba parte de una noticia que estaba persiguiendo. Algo que era realmente serio. Y en esta ocasión se había adelantado a su admirada Katherine O´ Brian. Aunque por lo que había leído últimamente de ella, quizás esa reportera estuviera tras algo similar en la Tierra.



-Ese grupo podría ser realmente muy peligroso.- Pensaba en tanto le sonreía a la actriz.-



            Y eso que aquella conferencia de prensa fue una estupenda y muy bienvenida casualidad. Tania no había previsto asistir, sin embargo, cuando vio que su objetivo acudiría pensó que sería una forma magnífica de tenerla controlada. Le costó burlar a la seguridad y colarse. Estaba claro que la iban a pillar enseguida. Por fortuna, los actores intercedieron por ella. Ahora se alegró de haber ido, los entrevistados eran sin duda buena gente. Lo cual no podía decirse de esa tal Marla, al menos por lo que llevaba investigado sobre ella.  Por su parte, Sonia le dijo para despedirse…



-Te deseo mucha suerte, creo que tienes madera de buena periodista, trata de no parecerte a esa otra mujer.

-Descuide, nada más lejos de mi intención.- Sentenció la interpelada.- ¡Y muchas gracias, señor Crew! Me encantan sus películas. Y es usted todo un caballero. - Añadió agitando una mano hacia el actor.-



            Ben sonrió saludando a su vez. Sonia se despidió también de esa muchacha que se marchó. Al fin ella se reunió con su compañero. Éste enseguida le dijo con aprobación.



-Que negaras tan categóricamente cualquier cosa entre nosotros ha estado muy bien. Por principio no lo creerán. Basta que digas eso para que piensen que ocultamos algo.

-Además, es la verdad, no podría haber dicho otra cosa.- Repuso honestamente ella.-

-Eso está mejor todavía.- Intervino Percie llegándose hasta ellos para remachar.- Así nadie podrá acusaros nunca de mentir.



            Sonia asintió, al poco se despidió de los dos hombres y volvió a su casa. Esperaba poder hablar con Mei Ling.



-A ver qué opina cuando vea la rueda de prensa por Holo visión.- Se dijo.-



            Las que sí la estaban viendo en casa eran Daphne y su hermana Stephanie. La menor de las Kensington enseguida manifestó su desagrado cuando esa morena hizo aquellas preguntas tan poco amables.



-¡Esa tía es una estúpida! - Desdeñó.- Decirle eso a Ben Crew.

-Bueno, no a todo el mundo le van a gustar sus películas.- Comentó indiferentemente Daphne.-





            Aunque al fijarse más en la pantalla, la mayor de las hermanas se quedó de piedra al reconocer a esa mujer. ¡Era la del juicio! Con quién tuvo esa visión. La que estaba con Sabra. Ahora, una alocada idea le cruzó la mente. Si pudiera encontrarla y hablar con ella. Quizás podría saber si su ensoñación era cierta o no.



-¡Tengo que saberlo, lo necesito! - Pensaba llena de zozobra.-



Y es que Daphne seguía debatiéndose entre aquel mar de dudas. Sus sentimientos casi amenazaban con ahogarla. Cada día que pasaba le era más insoportable. No podía dejar de pensar en Sabra. Ahora se arrepentía amargamente de aquella decisión.



-Si lo analizo con calma no sucedió nada en realidad. Fui yo quien lo imaginó todo.- Pensaba consternada.- La culpé de algo que solo había ocurrido en mi mente. Y le hice aquello en el juicio. Me sentía furiosa contra ella. Todavía no comprendo qué me sucedió…

-¿Dap? ¿Estás bien? - Le preguntó Stephanie sacándola de aquellas meditaciones.-

-Sí, perdona, pensaba en mis cosas.- Sonrió débilmente la aludida.- Creo que voy a dar una vuelta. Tengo ganas de caminar.

-Voy contigo.- Se ofreció su hermana.- Aquí me aburro y By estará con sus holo juegos.



            Daphne deseaba estar sola, sobre todo para poder pensar en eso que tanto la agobiaba. Sin embargo, le faltó valor para decirle a Steph que no. Así pues, asintió. Al poco, ambas hermanas salieron a dar una vuelta y recorrieron el parque.



-Hermanita sexy, invítame a un poco de tarta.- Le pidió Steph con una notable dosis de audacia.-

-¡No tienes tu cara! - Se rio ahora su interlocutora.-



            Al menos su hermana pequeña la había animado sin darse cuenta. Aquellos momentos tan cotidianos y divertidos entre ambas le eran muy preciados. Y ese era un buen motivo para dejar las cosas como estaban. Y sin embargo, ella seguía sin poder evitar sentir aquella angustia y pesar…



-Te deberé una.- Replicó Stephanie poniendo expresión lastimosa.- ¡Anda!

-Está bien.- Sonrió Daphne, matizando con humor.- Te refieres a una más, claro…

-¡Qué quisquillosa eres!- rio su hermana pequeña.-

-Y tú qué cara tan dura tienes, Steph.- Pudo reír también la mayor de las Kensington.-



            Al menos, y en medio de esa zozobra, tenía el cariño y el consuelo de Stephanie. Empero, paradójicamente eso era un factor más de su desasosiego. Con evocar esas visiones que tuvo y ver la reacción de su hermanita, el temor se adueñaba de ella una vez más.



-Quizás, esa no es la realidad. Podrían ser mis propios miedos. Mis fantasmas. Imagino la reacción que podría tener Steph. Pero no tiene porqué ser así.- Se decía, en un intento de autoconvencerse de eso.-



Aunque, claro. Debería tener el valor de comprobarlo. Esa era la clave. Y en tanto meditaba sobre ello las dos caminaron directas hacia su cafetería preferida. Stephanie comenzó a soltar una perorata acerca de los próximos exámenes y de que pronto tendría que ponerse a estudiar… De vez en cuando miraba a su hermana y ésta asentía, incluso sonriendo levemente. No obstante, Daphne no estaba allí, al menos en espíritu. Su mente continuaba haciéndose la misma y culpable pregunta una y otra vez.



-¿Por qué reaccioné así? ¿Por qué le dije eso?- reflexionaba arrepentida.-  En el fondo sé que me ama, y yo a ella también…debí escuchar a mi corazón y no lo hice…tampoco confié en ella.



            Pero el miedo, e incluso los celos infundados, pudieron más que su corazón entonces. Se arrepentía profundamente de eso. Ahora suspiraba mientras proseguían directas al Clargin. Después de todo, su hermana no había tenido una mala idea. Quizás tomando algo se sintiera mejor. De este modo llegaron a la cafetería. Entraron las dos y para su sorpresa y alegría vieron a Ginger. Hacía mucho que no se pasaba por allí.



-¡Hola Gin! –La saludó cariñosamente Daphne.- Me alegra mucho verte.

- Lo mismo digo.- Repuso la interpelada, invitándolas con afabilidad.- Sentaos, por favor. Ahora mismo voy.



            Ambas lo hicieron. Stephanie le cuchicheó a su hermana mayor con su mejor tono de cotilleo.



-Hacía muchísimo que no la veía por aquí. La pobre lo ha debido pasar muy mal desde que Dean desapareció.

-Es su hijo. Es normal.- Repuso su interlocutora.-

-La que ha vuelto también es Nelly.- Le contó Steph.- Pero está un poco rara. Al menos, eso dicen las chicas de su clase. No sé por dónde habrá estado. Algunas hasta rumorean que se ha hecho puta…para poder sobrevivir todo el tiempo que estuvo fuera de su casa.

-¡Stephanie! ¡Por el amor de Dios!- Exclamó Daphne mirándola con reprobación.- ¿Cómo se te ocurre decir eso?



            Su hermana enrojeció visiblemente a medio camino entre el envaramiento y la concienciación de que había ido demasiado lejos, se apresuró a matizar.



-No lo digo yo, lo dicen por ahí. Solamente te comento lo que se habla.

-Pues esa chicas son unas chismosas.- Repuso Daphne con enojo ahora, sentenciando.- ¿Es que no ven que con comentarios como esos le pueden destrozar la vida? ¿Qué sabrán ellas de sus problemas? ¿Acaso saben por qué se fue de casa? Para empezar, su madre acababa de morir. Por eso no se debe juzgar a nadie de ese modo. Se pasa muy mal.- Fue capaz de terminar dominando a duras penas su propia tristeza y frustración.- Y es muy injusto.

-Lo siento mucho, Dap. Tienes razón. - Contestó su apurada hermana.- Perdóname, ¿vale?- Le pidió avergonzada de su anterior comentario.-



            Daphne suspiró, casi con lágrimas en los ojos, aunque pudo controlarse para añadir ya más calmadamente.



-Todos cometemos errores. Nadie es perfecto. Y a mí no me gustaría que se me juzgase sin conocer todos los hechos, ni ponerse en mi lugar.



            Y ante la mirada atónita de su hermana, Daphne enseguida quiso aclarar…



-Me refiero al caso de Nelly. No sé por qué habrá actuado así. Pero estoy segura de que tendría sus razones. Al menos yo no quisiera pasar por lo que ella…

-Es verdad. Pobre chica.- Convino Stephanie disculpándose avergonzada.- Lo siento mucho.



            Aunque si algo sorprendió más a la muchacha, fue que su hermana mayor tomase sus manos entre las suyas y con emoción le pidiera en tono suave y lleno de tristeza.



-Prométeme que nunca, ¡nunca prejuzgarás a otras personas! Seguro que muchas están librando unas batallas terribles en su interior, incluso contra ellas mismas. Y puede que sufran mucho dolor, miedo y angustia. ¡Por favor, te ruego que seas comprensiva!…



            La impresionada Stephanie tan solo pudo asentir. Atreviéndose al fin a musitar.



-Claro, te lo prometo…



            Daphne sonrió maternalmente ahora dándole a su hermanita un cálido beso en la frente. Al separarse la niña afirmó, tras ser capaz de sonreír también.



-Menos mal que tú sí que eres la chica más buena y más comprensiva que he conocido. Siempre piensas bien de todo el mundo y nunca haces nada malo. ¡Jo! Lo tengo difícil con una hermana así. ¡Tan sexy y perfecta!





            La aludida incluso se ruborizó un poco moviendo la cabeza, para añadir con un tono más relajado e incluso afable ya.



-No seas tonta, no soy perfecta. Ni mucho menos.

-Sí que lo eres, ¡hasta me invitas a tarta! - Se sonrió pícaramente su interlocutora.-



            Daphne movió la cabeza pero ahora con alivio y sintiéndose mejor. Al menos podía desahogar parte de su zozobra y de paso intentar encaminar a su hermana por el camino de la tolerancia y del respeto a los demás. Aunque Step tuvo que añadir.



-En una cosa no serás tan perfecta, te he pillado.

-¿En qué?- Quiso saber su interlocutora genuinamente interesada.-

-¡En que si comes tanta tarta vas a engordar antes de la boda!- Se rio para sentenciar.- Lo mismo Martin se asusta al verte. O no te cabe el vestido ¡ja, ja!



            Y tras el primer instante de perplejidad, la aludida abrió cómicamente la boca y sujetó a su hermana del cuello con suavidad pretendiendo estrangularla para declarar entre divertida y con falsa indignación.



-Pero, ¿cómo te atreves, renacuaja?



            Stephanie se rio y su hermana mayor hizo lo propio. Enseguida la soltó juntando su cabeza con la de ella. La menor de las Kensington dijo entonces, todavía entre risas.



-¡De renacuaja, nada! Ya soy casi igual de alta que tú. He crecido por si no te habías dado cuenta.

-Nada de eso, todavía te saco media cabeza.- Negó Daphne.-

-Ya mido metro setenta.- Se jactó la muchachita sentenciando.- Únicamente me superas por un centímetro, lo que pasa es que llevas tacones y yo deportivas.

-Mi hermanita la futura modelo.- Comentó jocosamente Daphne para agregar.- ¡O mejor, jugadora de baloncesto!



            Ahora fue Stephanie la que le sacó la lengua y fingió estrangularla. Justo entonces llegaba Ginger, la camarera sonrió al ver a esas chicas tan bien avenidas. Estaba claro que Daphne quería mucho a su hermana pequeña y que eso era recíproco. Suspiró. Esas dos tenían una buena familia. Eran dos jovencitas estupendas. ¡Ojala que ella pudiera estar así con su hijo! No podía evitar pensar en Dean. ¿Dónde estaría ahora? ¿Con quién?... Intento dejar eso a un lado en tanto se aproximaba para decir a sus clientas…



-Así me gusta. Pasando una tarde de hermanas.

-Sí, es genial salir por ahí con Dap.- Afirmó Stephanie.-  Aunque cada vez es más difícil, entre lo ocupada que está y su novio…

-Bueno, échate tú uno.- Le sugirió Gin sonriendo divertida.-



            La cría enrojeció ahora de modo marcado. Hasta que su hermana mayor la interrogó a su vez.



-¿Qué pasa? ¿Es que tienes a alguno en el punto de mira?

-Bueno.- Pudo musitar con evidente vergüenza.- Algo parecido…

-Oye, ¡lo mismo tenéis que celebrar dos bodas! - Rio Ginger.-



            Y mientras Steph se tapaba la cara roja de vergüenza, la camarera les preguntó.



-¿Qué deseáis tomar?

-Enseguida lo pensamos y te lo decimos. - Replicó Daphne mirando a su hermana y esbozando una leve sonrisa.-

-Tarta Sandy.- Se atrevió a decir la niña.- Y un té verde…

-Lo mismo para mí.- Afirmó su hermana mayor que se levantó para acompañar a Ginger afirmando.- Ahora vengo, voy al baño…





            Justo iba hacia allí, una canción se pudo escuchar en la cafetería. Era la música ambiental que hasta entonces les había pasado desapercibida. Sin embargo, este tema llamó la atención de Daphne. Era una versión de una vieja canción, interpretada, como no,  por Kerria Malden. Un antiguo clásico lleno de romanticismo. Al escucharla la maestra quedó fascinada, notando como  su pulso se aceleraba. Era como si aquella mujer le estuviera enviando un mensaje, directo a su corazón e incluso a su alma. Aquella letra es lo que ella querría tener el valor de decirle a Sabra…



¿Podemos hablar un momento?

Porque te necesito

Señor, echo de menos tu sonrisa

Dije que te necesito



Sé que no soy la misma, ya ves

Si nosotras pudiéramos ser,

lo que una vez fuimos

Entonces, nunca más te dejaría ir.



Solo una oportunidad más

Sé que estaba equivocada

No renunciemos tan fácilmente

¿No sabes que esto me está matando?



Solo una oportunidad más,

para cantarte esta canción

Nunca más te decepcionaré, no,…

solo una oportunidad más



-Así es. ¡Ojalá pudiera tener otra oportunidad.- Pensaba embebida en escuchar.-



Sé que te herí

¿No te das cuenta?

Sé que te he hecho daño

Confusa, pensé que lo habíamos superado



¿Puedo decirte que nunca me había sentido así?

Este dolor que no puedo ignorar

Quiero que vuelvas y nunca te dejaré ir



Solo una oportunidad más

Sé que estaba equivocada

No renuncies tan fácilmente

¿No sabes que esto me está matando?



Solo una oportunidad más

para cantar esta canción

Nunca te dejaré, no…

 solo una oportunidad más…



Y llevada por ese momento, se aproximó a Ginger y le preguntó con tinte entre nostálgico y esperanzado.



-Oye Gin. ¿Crees que si sabemos que nos hemos equivocado con alguien y lo admitimos de corazón, esa persona podría perdonarnos?



            La atónita dueña la miró sin comprender, aunque meditando acerca de sus propias circunstancias, repuso.



-Eso quisiera creer. Eso desearía pensar….- Musitó la interpelada.-



Nunca me había sentido así

Este dolor que no puedo ignorar

Dije

Oh sí

Oh sí



Solo dame otra oportunidad

Sé que estaba equivocada



No renuncies tan fácilmente

¿No sabes que me está matando?

Solo una oportunidad más

Para cantar esta canción



Nunca te abandonaré

No, no, no…



            Daphne asintió, sin decir más fue al baño. Todavía oía de fondo aquella canción. Sin poder evitarlo rompió a llorar en silencio.



¿Puedo decirte que nunca me había sentido así?

Este dolor que no puedo ignorar

Si,



Solo una oportunidad más para cantarla

No renuncies tan fácilmente

¿No sabes qué?

¿No sabes qué?

Me está matando. Sí



Solo una oportunidad más,

Para cantar esta canción

Nunca te dejaré, no,

Solo una oportunidad más

No, no, no, noo…



Por fortuna estaba sola. Se decidió pues y sacó su teléfono móvil, buscó compulsivamente, por suerte no lo había borrado. Al fin lo encontró. ¡Ahí estaba el número de su amada!…y entonces se detuvo contemplándolo fijamente entre lágrimas. Sin atreverse a pulsar…era como estar mirando hacia el vacío, subida en la azotea de un rascacielos y pensar qué podría ocurrir si se tiraba desde allí…



Solo una oportunidad más

Dije que solo una oportunidad más



Para mí

Mi amor

Mi amor

Solo una oportunidad más.



(One more chance. Anastacia. Crédito a la artista)



-¡Dios mío, Dios mío! - Musitó entre sollozos tras concluir esa canción. -¿Qué debo hacer?...



            No se veía capaz de llamarla y hablar con ella. Tenía mucho miedo a recibir reproches y escuchar un tono cargado de odio y de rabia. No podría soportarlo. Quizás, si escribía un mensaje sencillo….



-¿Qué podría poner?- Se preguntaba sintiéndose insegura y hasta atemorizada.-





            Y con dedos temblorosos finalmente se decidió a escribir un  “lo siento”. Suspiró. Ya estaba hecho. ¿Qué pasaría si Sabra le mostraba eso a alguien?- Bueno, siempre se podría decir que lo había escrito lamentando la situación de esa joven. Pero no, eso le parecía ser una hipócrita. Movió la cabeza, se lavó la cara y, tras asegurarse de que no se notase que había estado llorando, compuso un gesto más animado para regresar con su hermana. Stephanie pareció no percatarse de su tardanza. De hecho, ya estaba comiendo a dos carrillos. Daphne sonrió. Eso le alegraba.



-¡Has empezado sin mí!- La regañó cariñosamente.-



            La niña asintió y tras tragar pudo decir en su defensa.



-Es que esta tarta está muy buena.



            Así era, la maestra comenzó a comer su ración también. Durante unos minutos ninguna habló, absortas en la degustación de aquello. Daphne agradecía mucho esos momentos. Era como volver a sentirse una niña otra vez, sin  más preocupaciones que aprobar los exámenes y comer dulces. De tanto en tanto miraba de reojo a su hermana menor que empezaba ya  a hacerse una mujer.



-Es una chica preciosa. Pero eso no son todo ventajas. Tendrás que afrontar muchos inconvenientes también. Te encasillarán, puede que intenten forzarte a ser no que no eres.- Meditaba con amargura, más pensando en ella misma que en Stephanie.-



Y también tendría que comenzar a enfrentarse a sus propios sentimientos en relación a los demás. Eso le recordó aquellas palabras que dijo antes de ir al baño, hablando de ese hipotético chico en el que Steph estaba interesada.



-Dime. -Quiso saber Daphne con tono afectuoso.- ¿Cómo es?

-¿Cómo es quién? - Inquirió a su vez Stephanie, que no dio la impresión de entender esa cuestión.-

-El chico que te gusta.- Sonrió su hermana.-



            El rubor volvió a apoderarse de las mejillas de la muchachita. Aunque pareció estar deseosa de hablar de eso. Al fin, tras sonreír con entusiasmo, pudo susurrar.



-Metro ochenta, pelo castaño, ojos verdes...Es muy guapo y muy buen deportista. Tampoco es mal estudiante.- Remachó.- 

-¿De tu clase?- Se interesó su hermana.-

-No, es de un curso más.- Le aclaró Steph.-

-¿Y has intentado que se fije en ti?- Preguntó Daphne.-

-Pues, bueno, es que me da vergüenza. Las chicas no debemos ir llamando la atención de un chico, eso se ve mal.- Pudo argumentar su apurada hermana ahora.-

-Bueno, eso no es del todo cierto.- Sonrió Daphne pasando a explicarle a su inexperta hermanita.- Verás. A las mujeres nos gusta que los hombres tomen a veces el control y nos sorprendan. Incluso que traten de conquistarnos. Aunque en ocasiones también tenemos que dar un paso cuando alguien nos gusta. Se puede hacer de muchas formas sin ponerse en evidencia…

-¿Eso hizo Martin contigo? - Quiso saber la muchacha.-

-Un día me citó aquí y me sacó un enorme ramo de flores.- Sonrió débilmente Daphne.- Debo confesar que eso me dejó asombrada.- Remachó en esta ocasión con total sinceridad agregando.- Cuando alguien quiere conquistarte y demuestra ser una persona decidida, capaz de encender algo en tu interior y hacer que tu corazón lata más fuerte…entonces no lo dudes. ¡Eso es amor!



            Stephanie la escuchaba ahora ensimismada. Quizás estuviera pensando en ese chico. La propia Daphne se sorprendió a sí misma diciendo aquello. Y lo más importante de todo es que ahora pensaba en Sabra. Sin embargo, su hermana pequeña dijo, ajena por completo a eso…



-Eso es lo que os ha pasado a Martin y a ti. ¡Es realmente muy bonito! Todavía recuerdo ese video, de cuando se te declaró. Si Trent hiciera eso por mí, yo me derretiría.- Suspiró ahora.-

-¿Se llama así?- Sonrió Daphne mirando a su interlocutora con gesto divertido e inquisitivo al tiempo.-

-Sí,- musitó la cría, poniéndose colorada una vez más, para pedirle encarecidamente a su hermana.- Pero, por favor, ¡no se lo digas a nadie! ¡No les he dicho nada ni a mis mejores amigas!

-¡Tranquila! - Se rio su contertulia, agregando con dulzura.- Tu secreto está a salvo conmigo.



            Aquello no dejaba de ser una ironía, si su ahora azorada hermanita supiera lo que ella sentía… ¡lo que ella era! Y aquello era una tortura que la carcomía sin cesar. ¡Ojalá pudiera confiarse a Steph del mismo modo!



-Lo sabrá, un día u otro.- Pensaba entristecida ,en tanto mantenía aquella sonrisa de ánimo frente a la muchacha.-



            Al fin, las dos terminaron la merienda y regresaron a casa. Tras darle a su hermanita un par más de consejos, Daphne se metió en su habitación. Consultó su móvil. Quizás… Y entonces el corazón le dio un vuelco. ¡Tenía respuesta! Apenas siendo capaz de dominar su incertidumbre y emoción, leyó.



-Yo también lo lamento. Quisiera aclarar las cosas. Demostrarte lo que de verdad siento. Si quieres, esta noche nos vemos. Donde tú sabes…a las nueve.



            Daphne temblaba ahora. Y nuevamente el miedo y la zozobra la controlaban. Aunque se forzó a calmarse.



-Es ahora o nunca. Tengo que hacerlo. ¡Debo ir!…



            Quedaba todavía hora y media. La joven se dio una ducha para tratar de relajarse y se vistió con una falda blanca elegante aunque no demasiado corta, zapatos de tacón negros y una blusa azul celeste. Al verla así sus padres supusieron que tenía una cita con su novio. Lo mismo que sus hermanos. Stephanie incluso le sonrió con complicidad para decir.



-Espero que cuando sea algo mayor quién tú sabes y yo quedemos también.

-Claro que sí.- Repuso Daphne con un tono trémulo para sentenciar.- Recuérdalo siempre Steph, a veces debes ser tú la que dé el primer paso.



            Y así salió de casa, tomando un deslizador. A medida que avanzaba el trayecto sus dudas, sus miedos e incluso sus esperanzas, aumentaban. Llegó a aquel lugar, ese bar de ambiente donde las dos dieron rienda suelta a su pasión. Donde tuvo que repetir aquello con Martin. Y ahora extrañamente algunas dudas empezaron a aflorarle. ¿De dónde salió ese video que las comprometía? Después no volvió a verlo nunca. Incluso comenzaba a pensar que… ¡No!, no podía creer que eso fuera cierto, pero… ¿Y si hubiera sido el propio Martin quién las grabó? No sabía el motivo pero hasta ese mismo instante jamás lo había pensado. Sin embargo, ahora le cuadraba. Ese chico posiblemente habría estado en ese bar antes. De hecho, conocía perfectamente el lugar. Incluso la llevó al mismo sillón en el que estuvo con Sabra. Y todo eso era casi imposible de verse en esas imágenes tan confusas que solamente hacían un primer plano de las dos besándose y entregándose mutuamente. ¿Acaso su novia lo descubrió y atacó a Martin por eso?



-Sí, podría ser.- Se dijo entre asombrada y cada vez más convencida.- Eso explicaría muchas cosas…



            Caminó con decisión. Ahora quizás podría abordar a Sabra y contarle todo eso. Su pareja lo comprendería. Seguro que le perdonaría todo. Y en ese instante, en ese preciso momento, cuando sus esperanzas y su convicción de renunciar a todo por ella habían por fin vencido, la vio…sentada en aquel mismo lugar, apenas alumbrada por la tenue luz de los focos.



-Sabra. Yo…- Pudo decir entre emocionada y llena de esperanza.-





            Su otrora novia le devolvió una mirada al principio atónita, pero luego tornó a incrédula e incluso despectiva. Y sin más se acercó a una mujer que estaba sentada junto a su lado en aquel preciso sillón, le giró la cabeza hacia ella y le estampó un profundo y pasional beso en los labios en tanto la acariciaba en lugares comprometidos. Aquella chica no se resistió, al contrario, la abrazó y ambas prosiguieron con aquella demostración de lascivia dejando a la recién llegada paralizada. La rubia maestra era incapaz de articular palabra. Tan sorprendida y devastada estaba que ni se movió cuando la israelí al fin se separó de los labios de esa individua que, para horror de Daphne, era esa misma muchacha morena. La mujer de sus visiones.  La que había visto en esa rueda de prensa. ¡Luego entonces era cierto! Así, en apenas unas décimas de segundo, todas esas elucubraciones que había estado haciendo de camino se desvanecieron. Se maldijo una y otra vez por su estupidez. Y para colmo Sabra se encaró con ella mirándola con desdén desde unos pocos metros y replicando con tono lleno de sarcasmo y desprecio.



-¿Querías algo? Como ves estamos ocupadas…



            La otra mujer se levantó también, cuchicheándole algo al oído y la israelí entonces añadió con un tono que parecía más conciliador.



-Si has venido con tu novio, te agradecería que me informases. Tendría que irme de aquí para no violar la orden de alejamiento. Nada más lejos de mi intención que molestar a dos tortolitos enamorados. De verdad que lo comprendo, yo también estoy muy feliz con mi nueva pareja. Una a la que no le importa mostrarme su amor… ¡Una que no es una furcia hipócrita, mentirosa y traidora!- Remachó ahora escupiendo sus palabras con manifiesto odio.- Así que confío en que te haya quedado claro de una vez. Eso es lo que siento por ti. No vuelvas a tratar de hablar conmigo jamás.



            Incapaz ni tan siquiera de pronunciar ni una sílaba para intentar justificarse Daphne movió la cabeza entre lágrimas y se dio la vuelta. Corrió sin parar hasta salir de ese lugar. Luego, exhausta por esa carrera, redujo el ritmo, respiró agitada y caminó llorando desconsoladamente. ¡Quería salir lo antes posible de allí!



-Me lo merezco. – Se castigó entre sollozos.- Es lo que me merezco…- Repetía una y otra vez.-



            Llena de angustia y dolor sacó el móvil. Entonces buscó el número de Sabra. Ahora, sin embargo, un nuevo sentimiento volvía a invadirla, la ira. Furiosa y sin pensarlo dos veces borró ese número ¡Ojalá pudiera hacerlo también de su propia memoria! Y después recorrió la lista llegando hasta el de su prometido.



-Lo siento. ¿Cómo pude dudar de ti?- Se censuró sintiéndose culpable e incluso indigna.-



            Entonces, guiada por la desesperación, marcó su número. Al principio sonó varias veces sin que nadie contestara. Al fin la voz de Martin se oyó, con ese tinte afable e ilusionado.



-¡Daphne! Dime cariño, es tarde ¿sucede algo?

-No, solamente quería, solo quería oír tu voz.- Fue capaz de replicar ahogando sus sollozos.-

-¿Te encuentras bien?- Insistió él con tono preocupado.-

-Sí.- Mintió ella tratando de sonar animada al contarle.- Es que hoy estuve hablando con Steph y parece que está coladita por un chico. No puedo decir quien.- Se rio ahora de modo algo forzado, añadiendo.- Es un secreto, pero la estuve aconsejando y hablamos de ti.

-Espero no ser yo, ¡ya estoy comprometido! - Se rio también su interlocutor.- Con la chica más guapa del colegio.

-¡No, tonto! - Suspiró la muchacha afirmando con creciente emoción.- Solo le dije que… bueno, que…tuviste el más hermoso detalle que nadie ha tenido nunca conmigo y que te quiero, ¡te quiero con todo mi corazón! - Declaró ahora sin poder evitar los sollozos, tratando de convencerse a sí misma con esas rotundas palabras.- Y que soy muy afortunada de que un chico tan maravilloso como tú se haya fijado en mí…





            No hubo respuesta inmediata, durante unos segundos Martin no supo que replicar. No sabía que estaba sucediendo. De hecho, esa libreta de notas que tenía no había sido usada de nuevo. Por ello volvía preguntar, ahora con preocupación.



-¿Te ha pasado algo, cariño?.. ¿Quieres que vaya? ¿Estás en casa?

-Estoy bien, de verdad.- Replicó ella soslayando la respuesta a esa última cuestión.- Es que estoy un poco sensible últimamente, perdóname por molestarte con estas tonterías.

-Tú jamás me molestarías.- Se apresuró a contestar él, sentenciando.- Sea lo que sea y cuando sea, puedes contar conmigo. Eres mi prometida y dentro de poco, si Dios quiere, serás mi mujer. ¡Y te juro que lucharé por ti y que te amaré siempre! Eres lo más importante de mi vida.



            Daphne escuchó reconfortada, emocionada incluso. Una vez más había estado a punto de arruinar su vida y la de ese pobre chico. Ella tendría que quererle, ¡aprendería a amarle! Le recompensaría por aquel amor incondicional que él le profesaba. Ahora eran la vergüenza y el arrepentimiento los que la dominaban. Si él supiese lo que había intentado esa noche…



 - Te quiero.- Pudo musitar.- Y te lo demostraré.  Dame tiempo y ya lo verás. - Afirmó ella con todo el sentimiento que pudo plasmar en esas palabras.-

-Ya lo haces, cariño. Solo quiero que seas feliz. Anda, descansa y nos vemos mañana.- Le pidió afectuosamente él.-



            Así colgaron, ella tomó el deslizador de vuelta a casa. Se había hecho tarde. Afortunadamente los demás ya estaban durmiendo. Entró silenciosamente y fue directa a su habitación. Se cambió y no tardó en acostarse. Ahora experimentaba una extraña sensación de paz. Como si una duda terrible se hubiera despejado al fin.



-Desde este mismo momento, no miraré atrás nunca más. Y haré todo lo que haga falta para hacerle feliz.- Se juró antes de que el sueño la venciera.-



            En aquel local, al marcharse Daphne, Sabra se había quedado mirando durante unos instantes hacia aquel lugar que esa joven ocupara. Así permaneció, incapaz de moverse, después de que su ex novia se perdiera entre la gente. La israelí tuvo que hacer un gran esfuerzo mientras la tuvo delante pero finalmente ahora fue incapaz de contenerse y las lágrimas cayeron por sus mejillas. Marla entonces la abrazó por detrás susurrándola con tono afectuoso y casi maternal.



-¿Estás bien?

-No.- Admitió su interlocutora.-

-Es normal, cariño, pero lo estarás. Yo me ocuparé.



            La periodista se sonrió satisfecha. Desde esa misma mañana, nada más salir de esa rueda de prensa estuvo muy activa. Al principio recibió un mensaje. Era de su contacto. En él se le informaba de algunas cosas muy interesantes.



-Muy bien.- Se dijo.- La llamaré.-



            Y enseguida contactó con Sabra. La piloto estaba en su base, tras haber terminado un vuelo rutinario. Había vuelto a sus ocupaciones y eso la animó. Además, ya se ocupaba la propia Marla de tenerla contenta en la cama. Era una pieza valiosa y a juzgar por las instrucciones que había recibido, debería hacer todo lo necesario para asegurarse su lealtad. De modo que le propuso que se vieran en Sagan City.



-Pero, tengo una orden de alejamiento.- Pretextó la israelí tras escuchar aquella idea. -

-Es muy difícil que vayas a coincidir con él.- Le aseguró su interlocutora.- Y yo te echo mucho de menos, cariño. ¡Anda! Hazlo por mí…

-No sé, después de lo que nos dijeron en la reunión.- Opuso Sabra recordando aquella junta de mujeres pertenecientes a ese movimiento tan extremo. -No quiero tener más problemas.

-No habrá ningún problema. Es más. Verás cómo te sientes liberada.- Le prometió Marla.-

-Está bien. Iré lo antes que pueda.- Cedió la piloto.-





            Por fortuna tenía permiso tras su vuelo. Sin dudar más se dirigió a Sagan City, quizás ese idiota se hubiera ido de la ciudad por unos días.



-Puede que con su prometida.- Pensó la israelí no sin retintín e incluso dolor que, en vano trataba de ocultarse incluso a sí misma.-



            Se vio con Marla en efecto. Fueron al apartamento de ésta. Y tras otra tarde más de sexo realmente increíble, la piloto se levantó al oír el sonido de su teléfono. Entonces vio no sin asombro un mensaje de Daphne.



-¡No puedo creerlo! – Se dijo con perplejidad.-



            No obstante, Marla estaba a su lado y pudo leer aquello también. Enseguida comentó.



-Me huele a otro truco de esa zorra. No me sorprendería que quisiera tenderte otra trampa.

-¿Para qué?- Preguntó la israelí.- Eso no tendría sentido.

-Sí, si pretende comprometerte. Imagina que está con su novio y que es él quien le ha dictado esas palabras.

-No lo creo.- Negó Sabra.-

-¿Cómo tampoco creías posible lo que dijo en el estrado?...Vamos, tú misma lo admitiste. Me dijiste que habló de ti con odio, no con miedo.

-Es verdad.- Tuvo que reconocer la israelí.- No estaba asustada por tener que declarar, al contrario. Parecía hacerlo con gusto. Pero eso ya pasó. Y lograron lo que querían. ¿Para qué iban a molestarse en hacer esto?-Preguntó con perspicacia.-

-Porque ese novio suyo y su familia son unos fanáticos que odian a las mujeres como nosotras.- Le explicó Marla.- Si por ellos fuera todas las lesbianas estaríamos o encerradas o casadas a la fuerza con tíos. Y como no pueden lograrlo por sí mismos deben de estar tratando de que seas tú misma quien se ponga la soga al cuello.

-Pero ese tipo pudo haber conseguido que yo fuera a la cárcel y retiró los cargos, a condición de que me alejase de él.- Objetó la confundida israelí.-

-Sí, precisamente, ¿es que no lo ves?- Le contestó la periodista aseverando.- Está muy claro. Así quedaba como el bueno, el magnánimo chico frente a la acosadora. Después del teatro que hicieron su prometida y él.- Y remarcó la palabra prometida, sabiendo que eso le dolía a su interlocutora para añadir casi con un deje de admiración.- Es tan retorcido que llega a ser brillante. Si vas a esa cita  y está con ella, estarías quebrantando la orden de alejamiento de él ante testigos. ¡Irías directa a la cárcel!

-Pero todo el mundo vería que ese mensaje vino de ella.- Opuso Sabra.-

-Un mensaje en el que dice únicamente  “lo siento”. ¡Bah! - Desestimó su pareja, afirmando.- Eso no quiere decir nada.  Podrían alegar que ella te tenía lástima y te lo envió para consolarte.

-En ese caso no responderé.- Sentenció la israelí herida en su orgullo. -

-Todo lo contrario, cielo. – Se sonrió Marla que, sin que su amante pudiera reaccionar, la arrebató el teléfono y tecleó algo.-

-¿Te has vuelto loca?- Exclamó Sabra al leer lo que había puesto.-

-Confía en mí. Me aseguraré de que ese tipo no esté. Llegaré primero y reconoceré el lugar. Luego iremos las dos juntas y le mostraremos a esa estúpida lo mucho que nos amamos. Porque tú me quieres, ¿verdad?- Le susurró con tono meloso al oído.-

-Sí, sí claro.- Repuso su interlocutora con no demasiada convicción pese a todo.-



De ese modo la periodista la persuadió de ir a aquel bar. Incluso se sentaron en un sitio que Sabra recordaba bien.



-De modo que fue aquí donde esa zorra mentirosa y tú os conocisteis…a fondo.- Sonrió la reportera, asegurando.- Conmigo lo vas a pasar muchísimo mejor…



            Marla sabía cómo cumplir con su palabra. Al menos en eso. Ayudó también el tónico afrodisiaco que vertió en la copa de su pareja. Sabra estaba realmente excitada y durante unos minutos disfrutó plenamente del intercambio de besos y caricias en lugares más que comprometidos. Por suerte había más parejas haciendo lo mismo en ese cuarto y nadie les prestaba atención. Fue entonces cuando, saliendo a duras penas de aquellos momentos de pasión, oyó la voz de Daphne…



-Sabra… Yo…



            Y la encaró entre sorprendida y agitada. Todavía ardiendo de excitación por los intercambios de besos con Marla. Su amante no dejaba de tocarla entre tanto a sus espaldas. Y ahora, además, con Daphne observándolas a ambas con esa expresión de desconcierto e incluso aparente incredulidad, su excitación no hacía sino aumentar, acompañadas de un gran deseo de revancha. Sin pensar, tomó la cabeza de la periodista y buscó sus labios para propinarla un profundo y lascivo beso. La israelí no supo con qué disfrutó más, si con ese juego de su lengua con la de Marla o con la cara de su ex novia. Al fin, tras separarse de su nueva amante, miró con desafío a Daphne y preguntó con sorna.



-¿Querías algo? Como ves estamos ocupadas…



            Después le soltó todo lo que había estado reprimiendo en su corazón. Su enfado, impotencia y amargura por aquella traición. Fue tal y como Marla le dijo. Al ver cómo le plantaba cara esa farsante huyó.  Y no obstante, pasado ese momento de euforia, la israelí no pudo evitar llorar. Se maldecía a sí misma por estar todavía enamorada de esa mentirosa. Pero lo superaría. Ahora tenía una magnífica pareja. Sí, una que no temía mostrase al mundo tal y como era.



-Muy bien.- La animó Marla cuando esa rubia estúpida se perdió entre el gentío.- Así aprenderá que no puede manipularte.

-No, no lo hará nunca más.- Sentenció la piloto tras enjugarse las lágrimas.- Ni ella, ni nadie.



            Marla sonrió satisfecha. Su contacto había acertado. No llegaba a comprender cómo lo hacía pero parecía prever los movimientos de la gente.



-Y eso que ni tan siquiera se molestó en asistir a la reunión.- Pensó entre fascinada y curiosa.- Aunque tras el favor que me hizo no seré yo quien cuestione sus métodos. Pese a que no me gusta que una de las nuestras tenga que resignarse a estar con un hombre. Pero, como la jefa dijo, a veces hay que sacrificar un peón para poder hacer un movimiento ventajoso.- Pensó Marla esbozando una sonrisa de satisfacción.- Por un peón, ganamos un alfil. -Reflexionó mientras se abrazaba a Sabra besándola nuevamente del modo más apasionado que pudo.- Es una jugada muy buena…y dejamos al enemigo que se confíe.



            Su jefa desde luego había demostrado ser una gran estratega. Incluso Marla, poco habituada a seguir órdenes de nadie, obedecía a rajatabla sus instrucciones. Y motivos tenía. Recordaba cómo, haría unos pocos meses atrás, su situación en la Tierra se había tornado muy comprometida. Cuando una de las mujeres a las que iba a chantajear se rebeló confesando a su esposo aquella infidelidad. Acto seguido la denunciaron a ella.



-¡Maldita sea! - Se dijo entonces pensando incluso con sarcástico enfado.- Las familias tradicionales ya no son lo que eran…¿dónde está el miedo a ser descubiertos? Teniendo dos hijos pequeños va y se lo cuenta a su marido. ¿Será estúpida?...



            Pero eso era lo peor que podría haberle sucedido. Si sacaba algún video incriminatorio o alguna grabación ahora, lejos de reportarle ningún beneficio económico o servirle como armas de chantaje o represalia hacia esa mujer, se convertirían en evidencias contra ella en un juicio. La policía le pisaba los talones y sabía que, de atraparla, otras muchas podrían animarse a denunciar. Y ya estaba reclamada en varios estados.



-No me seduce mucho la posibilidad de ir a la cárcel. Menos todavía teniendo en cuenta lo que algunas podrían hacerme allí.- Meditó.-



            Y fue entonces, cuando a modo de tabla de salvación, le llegó un mensaje a su teléfono móvil.



-Olvida eso y haz lo que yo te diga.- Rezaba el lacónico párrafo.-

-¿Quién es?- Tecleó a modo de contestación.-



            A modo de réplica una dirección. Sin mucho que perder y llena de curiosidad, Marla fue allí. Estaba cerca. Para su sorpresa se trataba de una agencia de viajes del Estado. Allí se regulaban también idas a los planetas recién colonizados. La periodista se sonrió. Aunque al instante recibió otro mensaje que le indicaba.



-Recoge un pasaje para Nature.

-¿Nature?- Repuso.- No pedí ninguno y para eso se precisan meses de trámites.- Objetó.-

-Dile tu nombre al encargado.- Fue la respuesta.-



            La periodista, con estupor y desconfianza, se aproximó a un tipo alto y de pelo castaño que estaba en pie, cerca de un mostrador. Sin dejar de sonreír, le comentó.



-Buenos días, Me llamo Marla Sorel, venía a por un pasaje  para Nature.

-Un segundo. - Le pidió aquel tipo.-



            La reportera supuso que le dirían que su nombre no constaba, o peor, que estaba marcado como persona acusada de algún delito y no podía recibir ningún pasaje. No obstante, para su sorpresa, ese tipo asintió.



-Sí señorita. Aquí lo tiene, se lo envío a su teléfono. La salida del cohete enlace con la lanzadera está prevista para mañana por la mañana.



            Sin saber que decir, ella se limitó a preguntar.



-¿Cuánto es?

-Ya lo tenía usted pagado.- Le contestó ese tipo detallando.- Primera clase. Módulo cuatro A.

-Gracias, lo olvidé.- Susurró entre atónita y encantada.-



            Y se marchó, al día siguiente en efecto pudo embarcarse sin problemas. Durante el viaje su misterioso benefactor o deseó que benefactora, le fue dando una serie de instrucciones. Al mismo tiempo le comentó que un grupo especial de mujeres estaba muy interesado en que ella se les uniera. Nada le gustó más que esa idea.



-Esto es perfecto. Justo lo que andaba buscando.- Pensó.-



            Y es que su vida nunca fue fácil. Siempre hubo algún hombre listo para arruinársela. Ahora se lo iba a hacer pagar. Hasta la fecha sin embargo había tenido que ir de amante en amante para poder chantajearlas. Podría haber mantenido también relaciones con hombres pero no soportaba tenerles cerca.  No obstante, aquello no le impedía forzar una sonrisa para encandilar a más de un iluso. O divertirse con ellos calentándoles para dejarles plantados después.



-Ahora será algo mucho más serio.- Se dijo alentada por esa perspectiva.- Pasaremos a la acción dentro de poco. Lástima que Kerria Malden se me haya escapado. Me habría encantado que esa estúpida presenciase lo que tenemos preparado…



            Y de este modo se marchó junto con Sabra, lista para pasar otro buen rato. Y ambas no estaban solas en aquella misteriosa asociación, otra de sus componentes viajaba ahora en el deslizador, poco después de salir del trabajo. Aunque aquel día lo estaba pasando muy mal. El vehículo estaba anormalmente repleto de gente. Sobre todo había muchos hombres que, por mor de la falta de sitio, amenazaban cada vez más su espacio. Notaba como su pulso se aceleraba, su corazón latía más fuerte y comenzaba a sudar. Aquella sensación de angustia era irreprimible. No pudo más y se bajó en la siguiente parada. Al fin, sola y liberada de aquello, lloró. Su memoria volvía al mismo momento una y otra vez. Siendo una niña de apenas quince años, yendo a estudiar a su instituto en Nueva Delhi en uno de esos autobuses abarrotados. Los tocamientos, las miradas lascivas de aquellos hombres. Trató de escapar bajándose como ahora, unas paradas antes de llegar a su destino. Sin embargo, algunos de esos tipos la siguieron. Pese a que corrió la dieron alcance, sujetándola, manoseándola, atacándola y violándola. Sus gritos fueron ahogados por los jadeos excitados de sus agresores que la llevaron hasta un sucio y desértico callejón. Casi la mataron cuando la penetraron por todos los lugares posibles. Y allí la dejaron tendida en el suelo, sangrando y balbuciendo. Por fortuna alguien la descubrió allí y la llevaron a un hospital. Tardó un mes en poder ser dada de alta. Y lo peor llegó después. Su propia familia y su novio le volvieron la espalda. ¿Quién iba a querer casarse con una muchacha que había sido ultrajada y ensuciada de esa forma? Lo único que la salvó entonces fueron su determinación, su gran inteligencia y sobre todo, su odio. La aversión que comenzó a experimentar hacia los hombres en general. Gracias a todo eso se licenció brillantemente y obtuvo una beca para el extranjero. Hasta el grupo de las Fairy Five se fijó en ella. Y eso le llegó llovido del cielo. ¡Un equipo de investigación de altísimo nivel compuesto solamente por mujeres! Cuando le comunicaron además que había una plaza para Nature no lo dudó. Al mismo tiempo también hubo otra persona que la reclutó, y lo hizo para algo que le interesaba incluso más que investigar. Fue quién la orientó, dándole  a conocer la posibilidad que tendría de resarcirse. Ahora seguía sus indicaciones sin vacilar.



-Bien.- Se dijo Shania caminando despacio por la avenida del parque.- Al fin ha llegado nuestra hora.



            Se enjugó aquellas lágrimas rehaciéndose de ese mal momento. Sin perder ni un instante más se dirigió hacia el punto convenido. En esta ocasión llamó a un taxi deslizador automático. Sacando su móvil se dispuso a comunicarse.



-Hola.- Comentó cuando atendieron su llamada.- Llegaré en unos minutos. Sí, todo está dispuesto…



 

                                     anterior                                                 siguiente
           






No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)