lunes, 19 de diciembre de 2016

GWDN 09 Duelo de certezas


Pese a sus insistentes alegaciones de inocencia, Jane tuvo que dormir en aquella celda. La muchacha apenas concilió un sueño intranquilo. Dándole vueltas al porqué la habría denunciado esa individua.



-Tiene que estar con ellos. No encuentro otra explicación.- Se decía con creciente inquietud y enfado.- Puede que la red haya penetrado más de lo que pensábamos…



Empero, tuvo que aguardar hasta la mañana siguiente, cuando el comandante Enset se personó allí junto con la comandante Simmons.



-Abran.- Ordenó a los guardias que obedecieron de inmediato.-



La joven se levantó de su camastro. Enseguida se puso firme. Esperó con una apenas disimulada ansiedad a ver que tenían sus superiores que decirle.



-Muy bien, teniente. Espero que pueda darnos usted una buena explicación de esto.- Comentó Enset.-

-Señor, no sé de qué me acusan, pero le aseguro que no tengo nada que ver con la explosión de la sala de comunicaciones.- Replicó ella.-

-Al menos un testigo nos dijo que usted le preguntó hacia dónde quedaba esa sala.- Replicó Simmons.-

-Con el debido respeto, mi comandante.- Contestó ella con evidente enfado.- Yo no pregunté nada a nadie. Y sabe que estuve con usted durante todo ese tiempo. No comprendo a qué viene que me hayan encerrado aquí, soy inocente.



            Lo que no se esperaba ella era que su superiora asintiera sin dudarlo. Ahora sí que estaba perpleja. Fue Enset quien intervino para decirle con tono casi de complicidad y en forma de susurro.



-Lo sabemos, teniente. Y por eso no nos cuadra. Porque la oficial que la inculpó goza de mi total confianza. Sirvió con honor en la SSP-1. Yo mismo le ordené que abriera bien los ojos en su escuadrilla.

-Entonces quizás no sea tan de fiar como usted creía.- Replicó Jane sin ocultar su enojo.- Es más, me gustaría tener unas palabras con ella.

-No hay inconveniente en ello.- Afirmó Simmons ordenando a su subalterna.- Síganos.



            La joven no se hizo de rogar, estaba deseosa de salir de allí. Sus superiores la condujeron hasta una sala de interrogatorios. Allí la estaba aguardando esa teniente en cuestión. Y es que Susan había concluido su guardia y pudo dormir unas pocas horas antes de ser llamada al despacho de Enset. No tardó en despertarse, lavarse, vestirse e ir para allá. En cuanto llegó le fue autorizado el paso, entró, se cuadró y saludo.



-La teniente segunda Susan Hunter presentándose como le ha sido ordenado, señor.- Aseveró.-

-Muy bien, descanse.- Le pidió su superior. - Verá, iré derecho al grano. Tenemos un grave problema. Es debido a su identificación de ayer.

-Señor. Si puedo preguntar. ¿Cuál es ese problema?- Quiso saber ella.-



            Enset se levantó y tras tomar una tablet y abrir un archivo, le mostró a su subordinada fotos de la detenida para preguntar con patente interés.



-¿Está usted absolutamente segura que fue esta oficial quién le preguntó por el camino hacia la sala de comunicaciones?



            Y sin tomarse ni un segundo para reflexionar, Susan respondió con contundente seguridad.



-Así es, mi comandante.

-¿Y lo refrendaría usted delante de ella? - Inquirió su superior.-

-Por supuesto, señor.- Asintió la joven.-



            De modo que allí estaba, aguardando a que sus superiores volvieran con la sospechosa. No tardaron en llegar. La teniente morena que les acompañaba le dedicó una mirada hosca. Susan se la sostuvo sin vacilación. Sin embargo, ninguna habló. Fue el comandante Enset quién se dirigió a la testigo interrogándola una vez más.



-Teniente Hunter, ¿es ésta la oficial que le preguntó a usted?



            Y sin titubear ni por un instante como ya antes hiciera, Susan asintió reforzando ese gesto con dos palabras.



-Sí, señor.



Jane hizo un amago de lanzarse contra ella pero se contuvo. Lo que sí sacó de dentro fue su indignación.



-¡Maldita perra mentirosa!

-Es suficiente, teniente.- Le ordenó Simmons.-

-Muy bien, - terció Enset tratando de calmar los ánimos.- Teniente Gray, ¿mantiene usted todavía que no había hablado con la segunda teniente Hunter?

-Por supuesto que lo mantengo. Y desde luego que, cuando todo esto se aclare, si me la encuentro  otra vez no voy a hablar con ella precisamente.- Escupió la interpelada.-

-¿Es una amenaza, señora?- Replicó Susan incapaz de contenerse  en esta ocasión, para remachar.- ¿Me va a poner una bomba igual que al centro de comunicaciones?

           

Ahora sí que entre Enset y Simmons tuvieron que sujetar a la ofuscada Jane. O eso o se hubiera lanzado contra su delatora.



-Ya basta. ¡Es una orden!- Le recalcó Simmons a la aguerrida Gray.-

-No me hace falta ninguna bomba para partirte la cara. ¡Maldita mentirosa!- Escupió ésta.-

-Eso habría que verlo.- Le respondió Susan manteniendo una dura mirada de desafío.-



            Enset se interpuso entre ambas y se hizo con la palabra indicando a las dos que tomaran asiento tras una mesa que presidía esa habitación.



-Enseguida lo vamos a aclarar.- Aseguró.- Ahora mismo…



            Y tocó un botón del intercomunicador que tenía a mano. Al poco dos oficiales acudieron, eran los mayores Jensen y Derail. Los dos habían estado cumpliendo con sus cometidos en un día rutinario. A eso del mediodía informaron  a Tracer de lo sucedido en el cuartel. El joven oficial se dirigió para allá sin tardanza, sin aceptar la oferta de Kiros de acompañarle. Más al poco rato, el saiyajin recibió a su vez un llamado.



-Mayor Derail, preséntese inmediatamente en la base, seccionó cuatro, sala de reuniones.

-A la orden.- Respondió.-



            Y se vistió de uniforme partiendo de inmediato. Logró incluso alcanzar a su compañero de piso cuando este estaba aguardando un deslizador.



-¿Tú por aquí?- Le preguntó Rick entre atónito e incluso algo molesto.- ¿Es que no sabes lo que significa la palabra no?

-Lo sé perfectamente, pero me han ordenado acudir a la base a mí también.- Replicó el saiyajin sin inmutar su gesto.-



            Tracer movió levemente la cabeza y enseguida bajó su tono.



-Disculpa, no estoy de muy buen humor que digamos. Entre lo de ese atentado y esto de ahora.

-¿Qué ha pasado ahora?- Preguntó su contertulio.-

-No sé si estoy autorizado a hablar de ello.- Respondió Rick.-

-Comprendo.- Afirmó Kiros.-



Y no cruzaron más palabras hasta llegar a la base y acceder a ella. Una vez dentro tuvieron eso sí, que aguardar un poco en la sala de espera. Allí al menos Tracer trató de mantener una conversación por aquello de romper ese ambiente algo frío que había surgido entre ambos.



-Y esta vez por culpa mía.- Se dijo con reproche.- Para una vez que el tipo intenta charlar…



 Y tratando e enmendar su comportamiento, le hizo algunos comentarios triviales, pero como el guerrero del espacio parecía encerrado en un mutismo impenetrable, se decidió a declarar con toda la ironía que sabía expresar para romper el hielo.



-Bueno, estoy intrigado, mayor. Dígame. ¿Ustedes los saiyajin son todos tan parlanchines?

-¿Qué quiere decir?- Inquirió éste a su vez, sin saber por dónde tomar eso.- Hablamos cuando es necesario.

-Al menos con las chicas guapas, sí.- Se sonrió Rick que, ante la mirada de su contertulio, se apresuró a añadir.- ¡No, no! Si está bien visto. Si es mejor…

-¿Por qué le gusta tanto hablar?- Se interesó finalmente el saiyajin que seguía sin tutearle.-

-No sé. ¿Para comunicarme con otras personas, quizás?- Sonrió Rick, agregando con un tinte más afable.- Escucha amigo. No hay que ser tan hermético.

-No somos amigos.- Le recordó abruptamente Kiros para precisar.- Aliados es un término que nos define a la perfección.



            Tracer se encogió de hombros, ese tipo desde luego no era el mejor de los conversadores. Al menos en el apartamento era ordenado. Quiso tirar por ahí, para ver si abría un poco esa lata.



-Eso sí, eres de lo más pulcro y disciplinado. Como Leval.



            Y dio en el blanco, al parecer, cada vez que mentaba a su antiguo compañero, ese chico mostraba un mayor interés.



-¿Se refiere al hijo del príncipe Asthel?

-Sí, claro.- Comentó su contertulio relatando.- Era un individuo realmente ordenado. Y por lo que su primo me contó, ya era así incluso antes de entrar en la academia militar.

-Es un gran honor conocer al hijo del hermano de nuestro soberano.- Declaró Kiros.-



            Aunque Tracer, esta vez de un modo más serio, le precisó.



-Es un honor, sí. Pero no porque sea el hijo del hermano de vuestro rey y todo eso que seguramente es muy rimbombante. Aunque para mí, lo realmente valioso de él,  es su forma de ser como persona. Leval es un gran tipo. Y lo que me enorgullece más no es que sea príncipe o cosas como esas. Lo verdaderamente importante es que puedo llamarle amigo mío.

-¿La amistad es muy importante para los humanos, verdad?- Preguntó su contertulio que ahora sí que parecía bastante más interesado en esa conversación.-



            Y Tracer guardó unos instantes de silencio antes de sentenciar.



-Lo es. Al igual que el amor. Cree que si alguien te llama amigo, y lo hace de verdad, no hay título más importante.



            Eso movió a reflexionar a Kiros. Recordaba alguna conversación con su primo Doran. En una de ellas le comentó que había conocido al príncipe Leval y algunas cosas más sobre los comportamientos de los humanos y sus sentimientos.



-Es un saiyajin realmente fuerte. Noté su energía y está al nivel de la familia real, de eso no hay ninguna duda.

-Una pena que no pudieras luchar contra él para medir tus fuerzas.- Le dijo Kiros.-

-No era el momento adecuado. – Replicó Doran que esbozó una tenue sonrisa para añadir.- Y casi me alegro de ello. Tenía una misión que no debía demorarse.

-¿Pudiste entonces entablar conversaciones con la soberana de la Luna? –Le inquirió.-



            Su primo asintió. Y hasta parecía que su expresión estaba ausente, aunque de inmediato le dijo.



-Más que eso. La reina es realmente una mujer excepcional.

-¿Es muy poderosa?-Quiso saber su primo.-

-A su manera lo es.- Convino Doran.- No se trata de simple fuerza o poder energético. Tiene una determinación y una mirada que…bueno. No sé cómo explicarlo. Cuando estoy a su lado mi pulso se acelera.

-¿Quizás es que su ki es tan elevado que te produce ese efecto?- Conjeturó un ahora atónito Kiros.-

-No siento un ki demasiado fuerte en ella.- Negó por el contrario su contertulio.-

-Antes se decía que, en los tiempos antiguos, nuestros ancestros más poderosos llegaron a rivalizar con los dioses. Y que el ki de éstos era imperceptible para los meros mortales.- Comentó Kiros.-

-No sé si es una diosa, pero si así me lo asegurara ella,  la creería.- Aseveró Doran suspirando para sentenciar.- Sin dudarlo ni por un instante.



            Su primo le observó no sin incredulidad. ¿Qué clase de mujer sería esa? Desde luego, conocía bien a  su pariente y sabía que no se dejaba impresionar con facilidad. Quizás fuera ducha en el control mental, de ser así convendría que Doran se anduviese con cuidado. Así lo expresó.



-La reina Meioh no me previno sobre ese particular. Y no me parece que sea ese el caso. Aunque no pienso que lo necesite, sus otras cualidades te hacen quedar impresionado.

-La admiras mucho por lo que veo.- Pudo decir Kiros.-

-Es más que eso. Incluso creí que estaba enfermo.- Le confesó su interlocutor.- Entonces se lo comenté a los soberanos de la Tierra. Y...bueno, se rieron bastante.- Remachó algo azorado ahora.-

-¿Se rieron? ¿Cómo se atrevieron a burlarse de un noble saiyajin?- Se escandalizó Kiros.- Pensaba que eran nuestros aliados…

-No se burlaron. No sucedió de ese modo. - Le aclaró Doran.- Al contrario, solamente les hizo gracia y me explicaron lo que me sucedía. Fue la propia reina Serenity quién me desveló que lo que yo sentía en presencia de la reina Neherenia era amor.

-¿Amor? ¿Eso de lo que siempre habla su Majestad la reina Meioh? - Se sorprendió su contertulio.-

-Sí, eso creo.- Asintió su primo.- Y ahora comprendo muchas de las cosas que mis padres nos contaron a mi hermana Aiona y a mí siendo niños.  Y lo que la reina Meioh siempre dice. El amor es la fuerza más poderosa del cosmos.

-¿Y es eso verdad? ¿Te notas más fuerte?- Quiso saber Kiros con visible interés.-

-Es raro de explicar. Mi fuerza de combate sigue siendo la misma, pero en ciertos aspectos creo que sí soy mucho más fuerte cuando ella está a mi lado.- Admitió con un tono entre reflexivo y quedo.-



            Kiros no llegaba a entender eso. Al menos hasta hacía poco. Quizás estuviera experimentando algo similar en presencia de esa jovencita pelirroja que cantaba tan maravillosamente. Por ello, aprovechando que su locuaz compañero parecía tener ganas de hablar, le preguntó.



-¿Y los humanos, como sabéis si estáis enamorados?



            Ahora fue turno de Tracer para mirarle con incredulidad. Aunque fiel a  su carácter jovial y bromista se rehízo de inmediato…



-Bueno, tú ves a alguien y tu corazón te avisa.- Se rio.-  Aunque el de mi novia estaba algo dormido. ¡Ja, ja!...lo tuve que despertar con mucha insistencia por mi parte.

-¿Cómo?- Inquirió su contertulio.-

-Bueno, recurriendo a mi encanto natural.- Afirmó el risueño Rick quien, en tono de complicidad, le dijo a su colega.- Mira, uno de estos días vamos a tener una charla sobre la materia. Tienes muchas cosas que aprender acerca de las mujeres, al menos de las humanas.



            En eso su compañero de piso llevaba razón. El saiyajin le miraba ahora con expresión desconcertada. Iba a preguntarle algo cuando al fin les avisaron. La comandante Simmons entró en la estancia y ambos se pusieron en pie y firmes.



-Buenas tardes, caballeros. Hagan el favor de acudir a la sala dos, el comandante Enset les está aguardando.- Les indicó.-



Los dos saludaron y obedecieron, pasaron al fin y se cuadraron ante su superior. Enset esperaba sentado en un despacho junto con dos mujeres oficiales que se ubicaban la una frente a la otra mirándose con cara de pocos amigos. El comandante se dirigió a Rick para preguntarle.



-Mayor, ¿le suena la teniente Gray?

-Sí, señor.- Afirmó él mirándola para añadir.- Es mi segunda al mando.

-Muy bien.- Asintió su jefe para volver a preguntar.- ¿Y la segunda teniente Hunter?

-Sí, mi comandante, la conozco igual que usted. Servimos juntos en la SSP-1. –Declaró el joven con el asentimiento de la chica.-

-Excelente. – Dijo Enset quien pasó a explicarles. - Les he llamado a ustedes por una razón.- Y entonces se dirigió a las oficiales.- Hagan el favor de salir un momento y reúnanse con la comandante Simmons. ¡Ah! y... teniente Hunter, teniente Gray. Les ordeno que mantengan la compostura que se espera de dos oficiales.



            Ambas asintieron, se levantaron y saludaron tras ponerse firmes, después salieron. Acorde al protocolo militar Susan permitió el paso a su oficial superior. Sin cruzarse eso sí, ni una palabra, ni siquiera una mirada. Una vez que los tres varones quedaron a solas, el comandante tomó la palabra.



-Muy bien, caballeros. Escuchen con atención…-Les ordenó Enset.-



            Y pasó a explicarles lo que quería que hicieran. Los dos oficiales asintieron entre perplejos, y hasta interesados. Kiros incluso pareció divertido. Aunque, eso sí, Tracer suspiró agitando una mano en cuanto los dos salieron del despacho de su superior.



-Ésta va a ser buena.- Sentenció Rick.-

-Al menos me resultará interesante.- Replicó Kiros.- Es una hermosa costumbre, como en mi planeta.

-Dudo mucho que esto sea muy frecuente aquí. Y no pienso que vaya a terminar en nada bueno. - Le contradijo su interlocutor.-



Los dos fueron hacia el lugar indicado por su superior, una sala de reuniones contigua. Allí estaba la comandante Simmons y a su lado sentadas en asientos enfrentados y sin mirarse  las dos jóvenes oficiales. Una vez vio entrar a Kiros y a Jensen, Simmons observó entonces a los presentes y declaró.



-Muy bien, señoritas. Hay una manera en la que ambas pueden resolver sus diferencias. Cuando lo hagan regresarán aquí. Ustedes, mayor Jensen y mayor Derail, se ocuparán de escoltarlas a ambas hasta la zona de entrenamiento.

-Sí, señora.- Saludó Kiros.-



            Aunque las dos mujeres miraron a su superior sin comprender. La comandante se ocupó de decirles a ambas.



-No terminarán hasta que no diriman sus desacuerdos o yo se lo ordene.





            Las dos jóvenes oficiales se levantaron a la vez, saludaron a su oficial superior y se encaminaron hasta allí seguidas por los dos mayores. Una vez accedieron a ese gran cuarto vieron un ring. Jane fue la primera en decir con una amplia sonrisa de desafío.



-Creo que esto me va a gustar…



            Aunque fue Susan quién objetó con un tinte de inquietud.



-No puedo golpear a una oficial superior, va contra el reglamento.

-Una vez suban a ese cuadrilátero no habrá rangos militares.- Les indicó Kiros.-

-Si es que las dos están de acuerdo en que así sea.- Añadió Tracer.-

-Sí, no se preocupe por eso, señor.- Añadió Jane que centrándose en su rival, agregó.- Y usted tampoco. Lo que pase en el ring, allí se quedará.

-No hay problema entonces.- Replicó Susan devolviéndole una mirada llena de determinación.- Estoy conforme.



            Así que las dos subieron. Cerca tenían una taquilla con guantes de entrenamiento y cascos protectores. Kiros ofreció sendas equipaciones a cada una. Jane eligió unos de color rojo, Susan otros azules. No mediaron más palabras, cada una se puso en una esquina y a una señal de Tracer  ambas adoptaron una pose de guardia. El incombustible Rick le susurró a modo de chanza a su colega



-Estoy por decirles que la que gane podrá salir conmigo, ¡ja, ja! Mejor no o será Pennie la que me noquee a mí.



            No obstante, Kiros no se rio. Estaba cruzado de brazos observando atentamente a las polemistas.



-Desde luego, este tipo era un sieso.- Pensó Tracer. –



Sin embargo, pronto se centró en lo que estaba sucediendo en el ring. Esas dos chicas se movían una alrededor de la otra con cautela. Al menos hasta que Jane encadenó una serie de ataques entre puñetazos y patadas de full contact que Susan paraba como podía. Por su parte la teniente Hunter no tardó en contratacar del mismo modo. A su vez Gray alcanzó la cabeza de su contrincante de un puñetazo a lo que ésta replicó con una patada en el estómago de su rival haciendo que esta se doblase. Pese a todo, Jane se rehízo de un modo sorprendentemente rápido para lanzar unas tijeras a su adversaria, atrapando sus piernas entre las de ella y logrando derribarla. Con celeridad las dos mujeres volvieron a levantarse. Ahora fue la teniente Gray la que blocó un puñetazo de su contrincante y le asestó otro a  su vez haciendo saltar sangre de los labios de Susan. La así herida se giró sobre sí misma soltando su propio puño que contactó en la nariz de su oponente. Así ahora también Jane manaba el rojo líquido que le caía sobre la mejilla derecha y la boca.



-No pelean mal, para ser humanas.- Valoró Kiros que seguía con sus brazos cruzados sobre el pecho en tanto no perdía detalle del combate.- Pero son demasiado lentas.

-Pues yo creo que no lo hacen nada mal.- Repuso Rick atónito a su vez ante semejante duelo, aunque haciendo gala de su sentido del humor algo burdo para según que ocasiones remachó.-Aunque me gustarían más en una piscina de barro.



            Ahora sí que el saiyajin le miró atónito. Apenas pudo preguntar.



-¿Barro? ¿Por qué una piscina de barro? ¿Es mejor para el entrenamiento?

-Lo dicho. ¡Un día de estos tendremos que mantener una importante conversación sobre mujeres! - Se rio Rick.- Palmeando divertido en la espalda del desconcertado Kiros.-

-En esto al menos se asemejan a las hembras de mi raza.- Valoró éste.- Si han de luchar por cualquier motivo, lo hacen como los varones.

-Pues estas dos son de armas tomar. Eso desde luego.- Convino Rick.- Está claro que no conviene hacerlas enfadar. ¿No crees?





            Su contertulio se encogió de hombros en tanto seguía el desarrollo de esa pelea. La verdad, las hembras humanas no podían compararse en poder a las mujeres de su pueblo. Cualquier fémina saiyajin liquidaría a esas dos juntas en apenas unos instantes. Con todo, recordaba eso que siempre le decía su tutora y tía Seira. A veces la fuerza física no era lo principal. Y al menos esas dos chicas estaban adornadas por buenas cualidades a los ojos de cualquier guerrero del espacio. A saber, las dos eran duras, tenaces y no daban muestras de querer ceder. Eso sí, al cabo de unos minutos jadeaban por la intensidad de la pelea y el desgaste. Fue en ese instante cuando se concedieron una mutua tregua. La comandante Simmons llegó en ese momento y tras unos segundos para que ambas recobrasen mínimamente el aliento les ordenó.



-Es suficiente, ahora vengan conmigo.



            Tras unos segundos de vacilación y sin quitarse la vista de encima ambas muchachas obedecieron. Les costaba andar erguidas y sus semblantes reflejaban el dolor que sentían tras haberse castigado de un modo tan duro. Junto con los mayores Kiros y Jensen iban a entrar en una gran habitación cuando el comandante Enset apareció ordenando a Tracer en tanto el saiyajin se disponía a pasar a la sala de conferencias.



-Jensen, venga conmigo.

-A la orden.- Repuso éste siguiéndole.-



            El jefe de la escuadra le hizo pasar a un despacho anexo y allí le comentó.



-Mayor, necesito que avise al doctor Ginga. Tiene que venir aquí lo más rápido que pueda. Salga de la base, no tendrá cobertura ahora. Hemos conectado los inhibidores de frecuencia.

-Sí, mi comandante.- Repuso éste.-



Rick no tardó en obedecer. Salió del recinto y llamó a Giaal. Seguro que el doctor Ginga podría ayudar. Además, una de las implicadas en aquello era de su propia novia.



-¡Verás cuando se lo diga a Ail!. Esa es otra. ¿Cómo se lo digo?- Se preguntaba Rick entre apurado y divertido.-



Ya era tarde y seguramente el médico estaría terminando su turno. Tanto mejor. Podría ir de inmediato. Una vez que marcó el número aguardó. El alien no tardó en contestar.



-Sí, hola Giaal. No, me temo que ahora no me va a ser posible. Es más, el comandante Enset me ha pedido que te llame para que vengas a la base. Se trata de Susan, sí… ha tenido una pelea de las buenas con otra oficial….sí, otra teniente, mi segunda al mando en realidad. Creo que Sue va a necesitar a su novio y a un médico….Sí, tú reúnes ambos requisitos. Gracias, enseguida nos vemos…hasta ahora.



            Y regresó al despacho en donde estaba su superior. Tras tocar a la puerta y serle permitido el paso el comandante Enset le indicó.



-Venga conmigo. Nos esperan.



                Tracer obedeció, los dos entraron ya en la sala de reuniones donde el resto esperaba sentado. Todos frente a una pantalla plana de televisión. Cuando los recién llegados se acomodaron fue la comandante Simmons quién se levantó para dirigirse a los allí presentes.

-Ahora quiero que vean estas grabaciones de las  cámaras de seguridad.- Les dijo.-

            Con la atención de todos en aquella pantalla, Simmons conectó un ordenador que se encontraba al lado. Al instante aparecieron unas imágenes. Era la teniente Hunter caminando por el pasillo. Entonces y para sorpresa, sobre todo de la sospechosa, se vio a la teniente Gray aproximarse y preguntarle por la sala de comunicaciones.

-¡No puede ser!- Exclamó Jane que estaba con la boca abierta en tanto observaba de reojo a la teniente Hunter, sin parar de insistir. - Yo jamás hablé con esta mujer.





            Susan se sonrió dedicándole una mirada de triunfo. Estaba claro que no era ella quien mentía. Sin embargo, Enset se percató de eso y enseguida intervino para sentenciar.



-Será mejor que no se precipiten en sus juicios. Observen esto…



            Su colega la comandante Simmons paró la imagen y comentó.



-En efecto, esta prueba parecía concluyente de no ser porque es verdad que la teniente Gray estaba conmigo en ese mismo momento. De hecho, estas imágenes fueron tomadas por otra cámara de seguridad a la misma hora.



            Y conectó una vez más el vídeo. Para asombro ahora de Susan podía verse perfectamente a la teniente Gray junto a la comandante. Iban caminando y parecían conversar.



-Estábamos hablando sobre los recientes ataques en la nave.- Recordó en voz alta Jane.-



            Hubo un momento de silencio dado que nadie respondió a sus palabras, al final fue Tracer quien comentó entre reflexivo y con algo de humor como era su costumbre.



-Pues una de dos, o la teniente Gray tiene una hermana gemela, o bien ha aprendido a estar en dos sitios a la vez o…



            Y ahí se detuvo porque ni él mismo estaba seguro de lo que iba a añadir, aunque fue Kiros quién se anticipó sentenciando.



-O hay alguien a bordo de esta nave que se le parece demasiado o que es capaz de adoptar su apariencia.



            Ahora todos se miraron los unos a los otros sin poder creerse aquella afirmación. Sin embargo, Enset tomó la palabra añadiendo.



-Es por eso que hice llamar a uno de los más prestigiosos doctores que tenemos a bordo. Le conozco del primer viaje en la SSP-1. Y si hay alguien que pueda ilustrarnos a ese respecto es él. De paso, podrá examinar sus heridas y contusiones, señoritas.



            Susan palideció, ¡seguro que estaban hablando de Giaal! Paradójicamente fue la teniente Gray la que se interesó por ella.



-¿Está usted bien, teniente? Espero no haberle dado demasiado fuerte.

-No se preocupe, señora. Espero que usted también se encuentre bien.- Repuso ésta con mucha más cortesía ahora.-

-Sí, aunque reconozco que pega usted muy bien.- Concedió Jane.-



            La verdad, el aspecto que ambas ofrecían era deplorable. Ensangrentadas todavía en boca y nariz, con los golpes en el rostro que empezaban a amoratarse. Sin contar con los recibidos en otras partes de sus cuerpos. Ahora que la adrenalina y el esfuerzo físico habían decaído, las dos comenzaban a notar dolor cada vez que se movían.

-Al menos el doctor Ginga os dejará como nuevas.- Se sonrió Tracer, pensando en el doble sentido de aquello, sobre todo en el caso de la teniente Hunter.- No os inquietéis.

            Las dos bajaron la cabeza, avergonzadas ahora. Fue Susan la primera en decir.

-Lo lamento, la acusé injustamente, señora, le pido perdón.

-No, ahora que he visto las imágenes yo misma habría actuado igual que usted.- Reconoció ella a su vez, añadiendo.- De no saber que estaba en otra parte hubiera afirmado sin lugar a la duda que esa mujer era yo.





            Kiros meditaba al margen de aquella conversación. Él recordaba su visita al capitán Harris, el oficial al mando que resultó herido en aquella explosión de la tobera. El herido estaba vendado en gran parte de su cuerpo y parte de la cara. Con los brazos sujetos en sendos cabestrillos, aun así, una de sus manos podía moverse con cierta soltura. El mayor Derail llegó a la habitación tras pedir permiso a las enfermeras que atendían a su superior. Se cuadró y saludo.



-¿Quién es?- Pudo preguntar el capitán con tono apagado.-

-El mayor Kiros Derail, señor.- Replicó éste.-

-Acérquese un poco más.- Susurró aquel hombre a duras penas.-



            El saiyajin así lo hizo y en cuanto le tuvo al alcance el capitán aferró una de sus manos con las pocas fuerzas de las que disponía, pidiéndole con premura y hasta desesperación.



-Atrape a quien haya hecho esto.

-Ya le dije que lo haría.- Le aseguró el muchacho.- Y créame, los de mi pueblo cumplimos nuestra palabra. Es una cuestión de honor.



            Harris trataba de recobrar el aliento y finalmente pudo responder.



-No le será fácil. Yo tenía algunas sospechas, pero es muy complicado probarlas…

-¿Qué sospechas? ¿A qué se refiere, señor?- Quiso saber el chico.-



            El capitán le dio a entender que debía aproximarse más. Al fin, en cuanto lo hizo, Harris le susurró unas cuantas palabras aparentemente inconexas. Ahora Kiros rememoraba aquello pensando.



-Quinta columna, infiltración…en las alturas…nada es lo que parece…



Y ese pobre desgraciado no pudo decirle más. Al poco entró en coma. En eso reflexionaba ahora. El resto también se mantuvo bastante centrado en sus respectivos pensamientos. No dijeron mucho más de interés durante un rato. Por fortuna, Giaal no tardó en llegar, Susan esbozó una leve sonrisa al verle, aunque él no la correspondió. Al contrario, habló con tono neutro y de interés profesional.



-¿Puedo ver a las accidentadas?- Comentó recalcando la última palabra con evidente tinte de ironía.-

-Por supuesto.- Concedió Enset que enseguida añadió con amabilidad.- Muchas gracias por venir, doctor.



            Y de modo serio y hasta protocolario, Giaal se hizo con un botiquín y pasó a revisar el estado de ambas, para diagnosticar.



-Hematomas por contusiones, marcas de golpes. Sí, nada grave. Pero doloroso.



            Con bastante cuidado procedió a curar a Jane aplicando un poco de desinfectante en las heridas. La joven aguantó el escozor. Después se tornó hacia Susan, ella sonrió esperanzada pero el gesto de su novio estaba muy serio. Además, no fue muy delicado precisamente.



-¡Ay!- Pudo exclamar la chica.-

-No se mueva.- Le pidió monocordemente Giaal.-



            Ahora sí que Susan le observaba atónita. Quizás se comportase así porque los otros estaban delante. Sí, eso debía ser. Tendrían que guardar las apariencias.



-Muy bien, con esto están ustedes curadas y en unos días como nuevas.- Dictaminó.-

-Eso es todo, teniente Gray, segunda teniente Hunter, mayor Jensen, pueden retirarse.- Afirmó Enset.-

-¡A la orden! –Replicaron casi a la vez tras cuadrarse y saludar.-





            Salieron los tres y tras caminar en silencio durante unos metros fue Rick, como de costumbre, quien quiso romper el hielo.



-Ha sido un magnífico combate. La próxima vez permitidme vender entradas antes del comienzo.

-Señor, ¡por favor!- Suspiró Susan con resignación.- No me siento orgullosa de cómo me he comportado.

-Yo tampoco.- Pudo convenir Jane.- Perdí los nervios.

-Es normal. Si la acusan de ser una traidora y una asesina.- Terció Tracer ahora de un modo serio.-

-Lo lamento mucho.- Se excusó la apuradísima Susan una vez más, en tanto bajaba la mirada.- No sé qué decir…

-Usted hizo lo que creía su deber. Y a la vista de las imágenes no puedo reprochárselo. Esa mujer era idéntica a mí.- Admitió una vez más la teniente Gray.-

-La verdad, esto me recuerda a aquella vez que ese bastardo de Logan quiso inculpar a Leval y Mazoui.- Recordó Rick.- Siempre creí que era una especie de maniobra.

-¿Leval?- Repitió Jane con cara de sorpresa.-

-Sí, el teniente Primero Leval Malden. Un gran oficial.- Le detalló Susan.- Tuve el honor de servir con él y con el mayor Mazoui O´ Brian, en el viaje de la SSP-1.



            Ahora fue Tracer quién se fijó en la expresión de esa oficial. De modo perspicaz le preguntó.



-No sé si me dijiste que conocías a Leval…

-Yo…bueno, fuimos compañeros en la academia. Antes de que me trasladaran a Los Ángeles.-Repuso ella con tono trémulo.-



            Rick asintió aunque le daba la impresión por la forma en la que esa chica hablaba y su gesto apurado de que quizás su amigo Leval y ella hubiesen sido más que compañeros. Se acordó de cuando fueron a la cafetería de Ginger y su subordinada vio las fotos que había allí de los amigos de la dueña en la SSP-1. De todos modos eso no era asunto suyo. Además, quería ver a Penélope.



-Bueno, debo dejarlas. - Se excusó.- Que pasen buena tarde.



            Las dos oficiales saludaron viendo alejarse al mayor. Fue Jane quien entonces le preguntó a Susan con tono lleno de interés.



-¿Conoció bien al teniente Malden?

-Sí, señora.- Afirmó la interpelada.- Era un magnífico oficial, muy valiente e hizo grandes cosas.

-Ya veo.- Pudo sonreír su contertulia.- No ha cambiado entonces. Siempre pareció estar destinado para algo grande. En fin, ha sido un placer, teniente. Lamento que nos hayamos conocido en estas circunstancias. Ahora si me disculpa, debo irme.

-Gracias señora, lo mismo digo.- Saludó Susan.-



            Jane le devolvió el saludo y se alejó. La teniente Hunter decidió volver a su apartamento. Después trataría de llamar a Giaal y le preguntaría el porqué de su actitud. Por su parte, el  susodicho estaba reunido con los comandantes Simmons y Enset y con el mayor Kiros. Tras la marcha de sus subordinados los oficiales pusieron en antecedentes al Alien de lo ocurrido.



-Entonces.- Comentó Giaal.- Quieren saber si tengo alguna información al respecto.

-Así es, doctor.- Repuso Enset.- Usted, en su calidad de médico interestelar y siendo de origen extraterrestre, quizás conozca la identidad de ese infiltrado, o infiltrada…

-Vamos a ver.- Contestó éste no sin lucir una fugaz sonrisa para afirmar.- Entiendo que me hayan hecho llamar y supongo el porqué de su actitud. Ustedes querían que las dos sospechosas se golpeasen.

-Sí.- Admitió Enset.- Era necesario…

-Debíamos de estar seguros.- Agregó la comandante Simmons.-

-Porque, si no me equivoco, de ser una raza extraterrestre que pueda duplicar la apariencia de otros seres, es más que posible que solamente pueda hacerlo de modo externo.- Remató Kiros, uniéndose a la reflexión.-

-Así es.- Asintió Giaal.- Si son los miembros de la raza que yo creo, la única que conozco capaz de hacer eso tiene que ser de los Dumarf. Esa especie de mutante simbionte no hubiera podido replicar la sangre humana si nunca la ha visto o entrado en contacto con ella para obtener su ADN. Quizás ni de ese modo. Y sometido al estrés de una lucha no podría haber dispuesto de suficiente energía como para lograrlo.

-De modo que nos vimos obligados a montar toda esta representación, las dos tenientes tenían que herirse de este modo. Para que sí, alguna de ellas fuera el enemigo, no sospechase que sabíamos de su existencia y fuéramos capaces de ver sus reacciones. - Remachó Elisabeth.-



            Kiros estaba escuchando con mucha atención y mantenía un gesto reflexivo. Entonces, cuando el doctor Ginga terminó de exponer lo que sabía sobre esos seres, comentó.



-Eso me da una idea. Pero tendremos que esperar a ver si hay suerte…



            Y ante las miradas del resto evidenciando su interés el saiyajin pasó a exponerles lo que había pensado. Por su parte, Susan había llegado a su apartamento. Estaba cansada y dolorida. Pese a todo, lo que más le preocupaba era saber el motivo de la actitud de su novio. Aunque enseguida dejó eso de lado. Una agitada Olivia fue a su encuentro en cuanto la oyó entrar.



-Señora, por favor, ¡tiene que hacer algo!

-¿Hacer qué?- Preguntó ella, al ver en ese estado a su compañera de cuarto.-¿Qué ocurre?

-¡Dios mío! ¿Qué le ha pasado?- Inquirió a su vez la mejicana al verla.-

-Nada, he estado entrenando.- Repuso restándole importancia.- Anda, dime que pasa.



            La interpelada asintió. Enseguida le contó entre llena de pesar y azorada.



-Se trata de Celia, ha tenido…bueno. Creo que será mejor que vaya a verla cuanto antes, ¡por favor!

-¡Vamos! – Convino Susan dejándose guiar.-



            Salió tras su subordinada deseosa de saber qué estaba pasando. Entre tanto, Melissa  y Keiko habían llegado a la cafetería. Allí, como de costumbre, la gente llenaba el local. Más tras lo sucedido el día anterior. Los hechos le habían dado la razón a  la doctora Winters. Pese a todo Ginger y Clarisa habían abierto y trabajaban a pleno rendimiento. Caroline estaba allí a su vez con un hombre negro de pelo algo rizado y bigote.



-Vaya, hola.- Saludó Melissa.-

-¿Qué tal, chicas? Ya creía que no ibais a venir.- Replicó jovialmente su compañera que pasó a presentar.- Éste es Ernest, mi Ernie. Cariño, ellas son dos compañeras mías, la doctora Melissa Prentis y Keiko Tomoe.

-Encantado.- Sonrió afablemente él tras estrechar la mano de ambas.-

-¡Ya pensábamos que eras producto de la imaginación de Carol!- Se rio Melissa.-

-Sí, me tiene muy escondido. ¡Ja, ja!- Se rio él a su vez.- Lo cierto es que no salgo mucho por esta parte de la nave. Mi parroquia está en la otra punta de la ciudad.

-¿Parroquia?- Se sorprendió Keiko.-

-Además de mi trabajo como técnico de sistemas soy predicador protestante.- Les aclaró.-  Y tengo muchos clientes, hay bastantes personas en esta gran nave que quieren tener cerca al Señor.

-No nos abandona ni aquí.- Convino Caroline.-

-Bueno, aquí podríamos decir que estamos en los cielos, que son sus dominios.- Convino Melissa con humor.-

-Él siempre está velando por todos nosotros.- Sentenció el predicador.-

-Bueno, nosotras somos científicas.- Pudo decir Keiko.- La verdad. No solemos ir a la iglesia.

-También yo soy científica, no está reñido en absoluto.- Afirmó Caroline.- Y vosotras dos sois buenas chicas. Sí señor, buenas y decentes, que de eso no abunda, ja, ja…





            Las dos interpeladas se miraron. Si su compañera llegase siquiera a sospechar de lo que habían estado hablando…por supuesto no se lo iban a decir. Así que compusieron dos sonrisas de compromiso y aguardaron a que la ocupada Clarisa se pasara a atenderlas. Al fin ésta llegó y les tomó nota.



-¿Otro día atareado, verdad?- La saludó Melissa.-

-Sí, Ginger está dentro horneando unas tartas.- Afirmó la joven.- No damos abasto.

-¿Habéis pensado en contratar a alguien? - Le sugirió Ernie.-

-No sería mala idea.- Convino la camarera.-

-Quizás pueda ayudaros, hay algunos feligreses en mi parroquia a quienes les vendría bien trabajar. Ya sabéis, chicos y chicas en edades muy jóvenes que están lejos de la Tierra en un lugar extraño. Con pocos amigos de su edad. Mejor ocuparse en algo útil que vagabundear sin nada que hacer.

-Lo consultaré con Gin, reverendo, ella es la jefa.- Afirmó Clarisa que no tardó en recibir otra llamada de una mesa cercana.- Lo siento, debo irme.- Se disculpó.-



            La vieron alejarse y Ernie afirmó.



-Otra buena muchacha. A veces se pasa por la iglesia.

-Sí, y ayer desde luego que ayudó en lo que pudo, igual que Ginger.- Comentó Melissa.-

-¡Fue espantoso!- Terció una consternada Caroline que añadió con alivio.- Menos mal que todas estáis bien.

-No sé quién pudo ser capaz de hacer algo así de terrible.- Apuntó Keiko horrorizada aun en tanto recordaba.- ¡En un parque lleno de niños!

-Gracias a Dios supimos que ninguno estaba jugando justo allí en el momento de la explosión.- Dijo Carol que escupió indignada.- ¡El autor de eso es un canalla!

-Está claro que es alguien con un alma oscura, llena de pecados y desviaciones morales.- Convino su esposo con un tono desaprobatorio que chocaba con su hasta entonces jovial disposición al sentenciar.- Hay demasiados que se creen que pueden subvertir el orden moral y hacer lo que les venga en gana. Éste es un ejemplo extremo de hasta donde llevan esos tipos de comportamientos. Gentes sin dignidad y sin valores que pervierten la naturaleza y su orden.

-Desde luego. Espero que esto no sea como la Tierra. Cada día llena de mayor inmoralidad.- Convino Caroline.-



            Y ahora Keiko y Melissa se miraron atónitas. Desde luego que ese tipo y su propia compañera estaban resultando ser bastante cerrados en sus posicionamientos. No obstante, lo dejaron estar. No iban a enredarse en ningún tipo de discusión. Posiblemente hablasen de aquel modo afectados por lo sucedido y en lo tocante al autor o autores de semejante barbaridad tenían que darles la razón. Cambiaron pronto de tema tras desear que todo se resolviera y que las autoridades capturasen pronto a ese peligroso criminal. Fue entonces cuando vieron llegar a Penélope y a Tracer. Aunque la pareja no entró en la cafetería, ambos pasaron de largo. Iban conversando y no parecía que de modo relajado. Al cabo de un rato fue Keiko quien dijo.



-Estoy cansada, ha sido un día largo y ayer apenas si dormí. Si me disculpáis.

-Claro, yo también me iré ya.- Acordó Melissa.-



            Se despidieron del matrimonio y cada una retornó a sus apartamentos. Tenían que dormir para afrontar los siguientes días…




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