martes, 21 de febrero de 2017

GWTN 01 Comenzando de nuevo (Maggie y Kiros)

Ya habían pasado casi seis meses desde que se llevó a cabo el proceso de Terraformación. Apenas era posible creerlo pero las cosas avanzaban a un ritmo realmente vertiginoso. Tan bien estaban el medioambiente y la atmósfera de Nature que ya se habían comenzado a poner los cimientos de algunas construcciones. Pese a todo se había erigido una gran cúpula que concentraba el todavía escaso oxígeno y protegía de los rayos ultravioletas e infrarrojos de aquella enana roja en torno a la que orbitaba el planeta. Una base militar había sido, junto con una estación científica, de las primeras edificaciones de ese mundo. Se había aprovechado la experiencia adquirida en Bios para ser todavía más ágil en las obras. Además contaban con  el trabajo de los droidas e incluso de los varitech en modo androide, que contribuyó con mucho a esa rapidez y eficiencia. Lo siguiente en levantarse fue un complejo sanitario de primer nivel.  Allí fue destinada Maggie. La joven enfermera llevaba bien su embarazo, casi de ocho meses ya. Entre los síntomas, como ella humorísticamente decía, se contaban la tripita prominente y cada vez mayor pesadez y cansancio. Sin embargo, eso no le impedía seguir atendiendo a sus obligaciones. Ahora más que nunca, era, junto con el doctor Ginga, de los pocos técnicos sanitarios veteranos que quedaban por allí. La muchacha siempre trataba de mantenerse activa y animosa, aunque echaba de menos a Keiko, y por supuesto a Kiros. El guerrero del espacio tuvo que ir a su planeta a informar, pero no llegó a hacerlo. Volvió antes de lo previsto y al enterarse del estado de la chica no pudo ser más feliz. Sin embargo, tras la sorpresiva aparición que hicieron sus soberanos en la mismísima Tierra para pronunciar un histórico discurso, tuvo que volver con ellos. Por lo que ella sabía estaba a punto de retornar y eso la alegraba.



-Espero que pueda llegar a tiempo para ver nacer a su hija.- Pensaba la esperanzada enfermera.-



            Se acordaba de aquello. Al volver de Nuevo Vegeta, lo primero que hizo Kiros fue ir a verla. Maggie estaba en la nave aún. Tras su turno el saiyajin la esperaba a la salida.



-¡Kiros!- Exclamó la chica corriendo a abrazarle.-



            Él no tardó en ir a su encuentro también. Tras unirse los dos en ese abrazo se besaron largamente en los labios. Al fin, el guerrero del espacio le comentó.



-Ya informé a mis soberanos, pero no en Nuevo Vegeta. Resultó que ellos venían hacia la Tierra. Me fue más fácil encontrarles allí. ¡Hasta pude conocer a los soberanos Serenity y Endimión! Son realmente impresionantes.- Remachó con admiración.-

-Pues para que lo digas tú, todo un saiyajin.- Sonrió ella con ternura.- Deben realmente de serlo.

-Bueno, ya te lo contaré todo con más detalle. ¿Y qué tal tú por aquí?- Quiso saber él.-

-Pues engordando un poco.- Se sonrió divertida ahora.-

-¿Acaso has aumentado tu cantidad de comidas? O es que tienes más apetito.- Quiso conjeturar él.-

-Digamos que no es eso precisamente. Antes hacía mucho ejercicio, ya me comprendes. ¡Con mis novias! - Se rio.-

-¿Y no has vuelto a estar con ninguna otra mujer desde que me fui?- Inquirió él, añadiendo con alegría.- Si no lo has hecho por mí, me siento realmente halagado.



            Y como Maggie se riera de forma que él quedase desconcertado, el muchacho inquirió.



-¿Quieres que vayamos a copular?...

-No, ¡ahora no!- Pudo decir Maggie casi entre carcajadas, totalmente tomada por sorpresa al escuchar semejante propuesta. -



Y es que por mucho que llevase viviendo ya entre humanos, su pareja tenía esas ideas tan peregrinas. Al principio ella pensaba que era una especie de chalado, después, que le gustaban las bromas como al mayor Jensen. Aunque al final vio que las costumbres del pueblo de Kiros eran realmente distintas en muchas cosas. El joven no decía nada de eso por maldad, todo lo contrario. Mostraba su preocupación por ella y deseaba complacerla. De modo que, tras dejar de reír, esbozó un gesto de emoción y orgullo, tomó una de las poderosas manos del saiyajin y suavemente se la posó sobre su vientre para preguntarle.



-¿Puedes sentir algo? Supongo que sí, usando esas percepciones que tienes.



            El ahora sorprendido joven trató de aguzar sus sentidos. Al poco sí notó algo, una tibia energía que no provenía de Maggie. Al fin lo entendió, poco a poco su sonrisa se fue ensanchando cuando quiso saber entre perplejo y esperanzado.



-¿Es?... ¿Estás?...

-Sí, de unos cuantos meses ya.- Asintió ella sonriendo ampliamente a su vez.-

-¿Y es mío?- Pudo preguntar él.-



            Esa era otra de las preguntas inconvenientes de las que a veces el chico hacía gala. Si se la hubiese hecho un hombre normal ella le habría abofeteado sin duda. No obstante, se rio nuevamente para asegurarle.



-Cuando me acostaba con mujeres te aseguro que jamás corrí el riesgo de quedarme embarazada. Y tú eres el único hombre con el que he hecho el amor. Supongo que algo habrás tenido que ver.

-¡Un hijo! – Exclamó Kiros tomando a la encantada muchacha de la cintura y elevándola como si fuera una pluma para dar vueltas con ella.- ¡Mi hijo!



            Así eran los saiyajin, o quizás fuera el caso exclusivo de Kiros. Apenas sabía hablar sin decir lo que pensaba, eran directo y rudo en ocasiones, pero transparente en sus sentimientos. Y ahora estaba demostrando su felicidad de una forma tal que los que pasaban por allí se les quedaron mirando, atónitos unos, divertidos otros. Maggie se sentía volar girando de un lado a otro aunque curiosamente no se mareaba, era como si su bebé la estabilizara. Solamente podía reír divertida y encantada por la alegría que tenía su pareja. Aunque el muchacho enseguida dejó a su novia en el suelo, apresurándose a disculparse.



-Perdón, no quisiera hacerte daño, las humanas no sois como las saiyajin.

-No temas. No me has hecho daño. Tu hija me da fuerzas.- Le aseguró ella.-

-¿Hija?- Repitió él con extrañeza.-



            Turno de Maggie de mostrarse desconcertada, le dedicó una mirada de cierta inquietud al preguntar.



-¿Acaso no te alegra igual saber que es una niña?

-¡Por supuesto que sí!- Se apresuró a contestar él.- Solo que no tenía ni idea de que ya supieras el sexo del bebé.

-Algo dentro de mí me dijo que era una niña. En cuanto pasaron algunas semanas más el doctor Ginga me lo confirmó.- Le explicó la joven.-

-Perdona si te he dado otra impresión. Los saiyajin únicamente deseamos que nuestra descendencia venga al mundo de forma sana y que sean fuertes. Tanto niños como niñas. Lo importante es educarles bien.

-No sé lo fuerte que pueda ser, recuerda que yo solo soy humana.- Suspiró Maggie esperando que no se decepcionase por ello.-



            Aunque para su sorpresa, el chico sonrió moviendo la cabeza para replicar con jovialidad.



-Precisamente por eso, siempre se ha dicho que la mezcla entre humanos y saiyajin produce descendientes muy poderosos. Y es cierto. Algunos de nuestros antepasados más ilustres eran híbridos de ambas razas.



            Maggie se tranquilizó al escuchar aquello. Pero, para ella, si había una cosa que le diera absolutamente igual era que su hija pudiera levantar un coche. Al contrario, hubiese preferido una niña normal. Sin embargo, la iba a querer fuera como fuera y estaba contenta de ver que su pareja también. Formarían una familia, poco convencional, pero familia al fin y al cabo. Volvió a reírse para desconcierto del saiyajin.



-¿Qué te hace tanta gracia ahora?- Quiso saber él.-

-Es que pensaba que vamos a ser una familia muy particular.- Pudo decir entre risas.- ¡Y yo que pensé qué si alguna vez sentaba la cabeza sería con otra mujer! ¡Y creía que eso iba a parecerles raro a mis padres! Aunque lo cierto es que nunca pensé en la posibilidad de hacerles abuelos.

-Es verdad.- Afirmó Kiros como si reparase ahora en ello.- Tendríamos que visitarles para darles la noticia, y luego me gustaría que vinieras a mi mundo. Para que pudieras conocerlo. Mi padre es el canciller, el puesto más importante de Nuevo Vegeta tras los reyes. Y mi madre una de las mejores guerreras saiyajin.



            Maggie agitó una mano. ¡Eso del miedo escénico a la suegra en su caso iba a estar más que justificado! ¿Cómo reaccionaría una mujer de ese pueblo ante ella? Desgraciadamente el precedente que tuvo con Zura no fue muy gratificante que digamos. Aunque no todas tendrían porqué ser igual. O eso esperaba desde luego.



-Espero que tu madre no quiera pelear conmigo para ver si soy digna de ti o algo así.- Suspiró preocupada.-

-¡No, no seas tonta! - Se rio ahora Kiros aseverando de modo tajante.- Jamás se le ocurriría…



            La muchacha sonrió aliviada aunque esa mueca se le quedó congelada en los labios cuando su interlocutor agregó, mesándose la barbilla con tono serio.



-Las madres no hacen eso, no es su misión. Pero alguna otra mujer que quisiera desposarme, sí. Tendré que entrenarte un poco para que lo afrontes...



            Y viendo el gesto de su pareja, el saiyajin rio una vez más para añadir con tinte entre tranquilizador y divertido.



-¡Era una broma! Si tú quieres nos… ¿aquí decís casaros, verdad?



            La joven asintió, con visible emoción en el semblante, cuando su novio añadió



-Pues eso, nos casamos aquí…o en la Tierra si quieres que tus padres asistan. Luego ya tendremos una boda saiyajin. Y una evz desposada conmigo al modo terrestre, ninguna mujer te amenazará.

-Es un alivio.- Suspiró Maggie con una mezcla de sarcasmo y estupor.-

Te aseguro que se come muy bien.- Le recalcó su interlocutor.-

-Sí, eso suele ser común en todas las bodas.- Sonrió débilmente la chica.-



            Aquellas palabras le daban vértigo ahora, ¿boda? ¿Ella? ¿Con un hombre? De haber escuchado a alguien augurarle eso hacía apenas un año le habría dado un ataque de risa. Y, sin embargo, ahí estaba ahora, deseando llevarlo a cabo.



-Sí, me gustaría mucho presentarte a mi familia.- Afirmó la enfermera tomándole de la mano.-

-Bueno, y la niña ¿Cómo quieres llamarla?- Le preguntó él.- He pensado que, a mi madre le complacería mucho si llevase su nombre.

-Yo quería llamarla Gloria.- Musitó Maggie.-



            Y ante la atenta mirada de su pareja, ella le recordó brevemente quién fue esa mujer. Y lo que sintió hacia ella, y todo el remordimiento y la tristeza cuando Erika le reveló lo que le ocurrió. Kiros asintió despacio.



-Te entiendo, es una cuestión de reparación moral. Si es tan importante para ti, que se llame Gloria.

-Nadie dice que no pueda tener un nombre compuesto.- Declaró Maggie tratando de sonar más abierta y conciliadora.- ¿Cómo se llama tu madre?

-Elua.- Respondió él.-

-Pues Gloria Elua no queda mal.- Aseveró la enfermera.-

-Me gusta.- Convino él.- Gloria Elua, hija de Kiros Derail y de Maggie Kendall



            Y zanjado el tema del nombre después llegó ese momento. Maggie pidió permiso para ir  a la Tierra, quería ver a su familia. Pese a que desde muy joven quiso ser independiente y vivir a su aire, quizás ahora con su próxima maternidad, estaba comenzando a replantearse esa circunstancia. Al menos sus padres tenían derecho a saber lo que pasaba. Y ella no les podía culpar de nada. La apoyaron y la respetaron cuando les dijo que era gay. Aunque precisamente por ello ahora iba a ser más complicado todavía explicarles esto. Pero tenía su parte divertida, de modo que se limitó a ponerse en contacto con ellos y comunicarles que iría a verles con su pareja. También estaba ese “pequeño asunto” de que ella se marchó en esa misión sin ponerles al corriente. Sabía que, posiblemente, estuvieran disgustados. Por suerte lo solucionó un par de meses antes, al volver. Tuvo que pedir perdón y sincerarse con ellos sobre sus sentimientos. Pero no quiso contarles nada en concreto de sus experiencias. Lo hizo a través de una video conferencia desde la SSP-2.



-Gracias a que Tracer movió algunos hilos con unos contactos suyos, pudieron avisar a mis padres de que yo estaba bien.- Suspiró la joven.-



            También les notificaron que su hija les llamaría, los atónitos Kendall incluso fueron conducidos a la sede de la UNISON en Nueva York. Allí tenían los equipos de comunicación más modernos, capaces de usar un canal subespacial por el que la comunicación se producía apenas con un retardo de escasos segundos. Así las cosas, llenos de expectación y muy emocionados, pudieron ver a su hija en una gran pantalla, ubicada en un cuarto donde les dejaron a solas, para poder mantener esa conversación en privado.



-Hola, papá., mamá. - Suspiró la asimismo emocionada Maggie.-

-¡Margaret, hija.- Exclamó su madre, rompiendo a llorar.-



            Fue difícil que las dos pudieran controlarse, también su padre echó algunas lágrimas, antes de poder decir con un tinte de voz en el que no ocultaba su enfado.



-¿Por qué, Margaret?...

-Lo siento muchísimo.- Se disculpó la muchacha.-

-Hija mía, ¡por Dios! ¿Sabes lo mal que lo hemos pasado sin tener ni idea de lo que te podría haber sucedido?- Se sumó su madre.-



            La Maggie de antaño hubiese tratado de defenderse e incluso de polemizar con sus progenitores, intentando descargarse de culpas. Empero, la joven asintió y pudo sollozar.



-Lo siento mucho, sé que lo que hice no estuvo bien. Pero, tenía que escapar...de mí misma, del mundo, no sé. Me embarqué en este viaje y luego...bueno, han pasado muchas cosas y ante todo quiero deciros que he llegado a comprenderos mejor y a darme cuenta de lo mucho que os quiero.



            Sus padres se miraron perplejos. ¡Eso sí que no lo esperaban! Pese a ello, su padre volvió nuevamente a usar un tono admonitorio para replicar.



-Te hemos defendido siempre, pasara o que pasara. Y nos ha costado perder a parte de nuestra familia.

-Lo sé, y os lo agradezco. Lamento muchísimo haber sido tan estúpida y tan egoísta.- Alegó la muchacha.- Pero os aseguro que ya no soy así. Escuchad, por favor. Todavía es pronto, pero quiero ir a veros y contároslo todo en persona. Si es que aún queréis verme.- Fue capaz de concluir con evidente zozobra.-

-Pues claro que queremos verte. ¡Eres nuestra hija!- Terció su madre, visiblemente emocionada a su vez.-

-¿Cuando podrás venir?- Se interesó su padre.-

-Os avisaré. Estoy muy lejos de la Tierra. Y no iré sola. Tengo una pareja que me acompañará. -Y anticipándose a la más que lógica pregunta de sus padres a esa última afirmación, les solicitó.- Por favor, aguardad a que estemos juntos para que pueda explicároslo.  Solo tened un poco más de paciencia conmigo. Sé que es mucho pedir, pero no os arrepentiréis. Os lo prometo. Es vez, no.

-Está bien.- Contestó su padre.- El hecho de saber que estás viva y bien es suficiente por ahora.

-Cariño, intenta venir lo antes posible.- Le rogó su madre.-



            La chica asintió, sonriendo entre lágrimas. Así cuando estableció nuevamente contacto para quedar en cuando irían a verles, su padre se ofreció.



-¿Quieres que vayamos a buscaros?

-No papá. No hará falta, vendremos en un taxi.- Le aseguró la chica añadiendo con jovialidad.- He ganado mucho dinero en mi último trabajo.



Sus padres no le insistieron más, sabiendo lo terca que podría llegar a ser. La joven le contó a Kiros que estaban viviendo en un pueblo de Ohio y ahora se dedicaban a las patatas. ¡En fin! Por eso, además de por lo de Gloria, ella quiso ir de vuelta a Nueva York. Le gustaban más los ambientes sofisticados y llenos de luz y bullicio. Pero ahora, una vez más, con su embarazo eso parecía modificarse. La tranquila naturaleza y los interminables campos sembrados de aquel sitio ya no le parecían tan aburridos y sí apacibles. Además de haber aprendido a amar la calma y la paz, tras tantas duras experiencias a bordo de la SSP-2. Al llegar, una vez bajó del taxi junto a su prometido se encaminó andando con las maletas (que evidentemente Kiros portaba) hacia la casa.



-Vamos a hacer lo que acordamos, te escondes detrás.- Le susurró ella con expresión entre divertida y algo traviesa.-



            El chico asintió dejando que fuera la muchacha quién llamase a la puerta, con las dos maletas en el suelo y a su lado. Al poco fue su madre, una mujer de mediana edad y estatura normal, rubia, con alguna cana y ligeras arrugas, la que le abrió.



-¡Hija mía!- La abrazó de inmediato.- ¡Qué ganas teníamos de volver a verte!

-¡Y yo a vosotros! Os he echado muchísimo de menos. - Admitió Maggie que ahora no pudo evitar llorar.-



            Tras unos instantes llegó el padre. Aquel hombre de pelo castaño, también algo encanecido ya y con bigote. Un poco más alto que su hija.



-Cariño. ¿Qué tal el viaje?- Preguntó.-



            Maggie se abrazó a él también y tras sollozar otro poco pudo responder.



-Bien papá. Muy bien.

-Bueno.- Terció su madre con evidente expectación.- ¿Dónde está tu pareja? Me dijiste que vendría contigo.

-Se ha entretenido comprando algunas cosas.- Se excusó la joven.-

-Vaya ¿Y dices que vais muy en serio?- Se interesó su padre para remachar entre atónito y divertido.- Me gustaría conocer a la chica que ha logrado ese compromiso de ti.

-Bueno. Lo cierto es que sí…- Suspiró la muchacha tomando aire despacio para decir, a modo de noticia bomba.- ¡Nos vamos a casar!

-¡Hija, que buena noticia!- Exclamó su madre.-

-Pero ¿viene luego, no? – Quiso saber el padre.- Espero que sepa llegar. Tengo ganas de conocerla, seguro que será una preciosidad, tú siempre tuviste buen gusto.

-Bueno, sí. No está nada mal, la verdad. - Musitó la chica tapándose la boca ahora para no reír.-



            Miró entonces detrás de ella e hizo una señal. Al momento, para sorpresa de los señores Kendall, un chico alto, fornido y con pelo negro un poco largo, vestido con ropa normal, una chaqueta y un pantalón vaquero, se aproximó caminando despacio.



-¿Quién será?- Se preguntó la madre de Maggie.-

-Disculpe.- Le dijo el atónito padre de la enfermera cuando llegó ante ellos.- ¿Buscaba algún sitio?..

-No, papá.- Sonrió entonces la chica, desvelando aquella situación.- Éste es mi prometido, el mayor Kiros Derail.



            A la enfermera le habría gustado tener el móvil a mano para grabar las caras de sus padres. No podrían haber abierto más sus bocas y sus ojos. De hecho, transcurrieron unos segundos en los que nadie dijo nada, hasta que fue el propio Kiros quien inclinó ligeramente la cabeza para saludar educadamente.



-Un placer y un honor conocerles, señor y señora Kendall.

-Lo. Lo mismo digo.- Pudo responder el perplejo padre de la joven, para presentarse a su vez en tanto le ofrecía una dubitativa mano.- Maxwell Kendall, encantado.

-Glenda, llámame Glenda. Es un placer.- Sonrió ahora la madre de Maggie.- Pasa, por favor. Perdona que te tutee.

-No hay problema.- Repuso amablemente el joven.-



            Tras entrar en la casa, Maggie descubrió a sus padres mirándose con estupor, eso la hizo reír una vez más y al fin dijo.



-Sabía que esto no lo ibais a esperar. Y por eso, me hacía ilusión poder decíroslo en persona. Para seros sincera tampoco yo lo esperaba. Pero ha ocurrido. Me he enamorado de un hombre.

-Desde luego es algo realmente inesperado.- Pudo decir Maxwell quien se apresuró a añadir.- Pero nos parece bien. Sabes que nunca te hemos dicho nada por eso.

-Quizás más bien al contrario. Te pedimos muchas veces que te asentaras, hija.- Añadió Glenda con un ligero tono de amonestación que varió por otro de alivio al agregar.-Y nos alegra ver que al fin, nos has hecho un poco de caso.



            La muchacha encajó eso bien, ahora que era más adulta comenzaba a comprender el porqué de la preocupación de sus padres. Que ella fuera de pareja en pareja les daba igual por lo que al sexo de esas personas respectaba. Lo que les inquietaba era precisamente eso, que su hija no tuviera a nadie estable. Aunque entonces la propia Glenda añadió con preocupación mirando a ese hombretón.



-Espero no haber dicho nada que…

-No se preocupe.- Intervino Kiros relatando a su vez.- Sé perfectamente como es Maggie. Me gusta así. De hecho, los dos nos conocimos cuando estábamos interesados en otra mujer. ¡Ambos en la misma!



            Los atónitos padres de la muchacha les miraron evidenciando su extrañeza. Fue una azorada Maggie quien corrió a aclarar aquello.



-Bueno, eso hay que explicarlo un poco mejor. No os imaginéis nada raro. Nada de los tres juntos o esas cosas.

-¡No, hija, no! No queremos decir nada. Sois adultos. – Repuso su atónita madre.- Solo que es algo extraño… - Pudo decir tratando de elegir sus palabras.-



            Maggie les contó entones un resumen de lo ocurrido. Hubo partes en las que se emocionó, llorando al recordar a los muertos. Sus padres lo hicieron con ella y después volvieron a sorprenderse cuando les reveló.



-Kiros pertenece al pueblo de los saiyajin.

-¿Los quién?- Inquirió su sorprendido padre.-

-Los guerreros que ayudaron a  la reina Serenity y al rey Endimión.- Les aclaró su hija.-

-Y eso significa...- Pudo añadir la madre de Maggie con algo de temerosa prevención.-

-Sí, significa que él no es terrestre.- Admitió Maggie.-



            Tras esa declaración los Kendall adornaron sus facciones con dos sonrisas algo tontas, y durante unos instantes nadie dijo nada.



-¡Ah, esos reyes que dices!- Comentó finalmente Maxwell con tono escéptico, pasando de puntillas por la otra cuestión.- Según ellos salvaron al mundo de la destrucción. Aunque yo no vi más que unos agujeros por televisión que eran negros y estaban aparentemente en el cielo. Ya hay muchos que dicen que todo era un truco de publicidad. O que nos quieren colar una especie de gobierno encubierto.

-Te aseguro que fue bien real.- Aseveró la muchacha.- Me conocéis, sabéis que jamás fui religiosa, ni nada que se le parezca. Y que no creía en estas cosas que me contabais de niña.

-Es que eran historias.- Afirmó su madre.- Solamente eso, cuentos para que te durmieras.

-Pues no lo son, mamá.- Se ratificó la muchacha.- Yo he visto de lo que son capaces los saiyajin, para lo bueno y lo malo. Por fortuna, Kiros está del lado del bien. Salvó a muchos en la nave.



            El muchacho intervino entonces declarando con admiración y respeto hacia su pareja.



-Su hija sí que salvó a muchas personas. Es de las mujeres más valientes que jamás he conocido, saiyajin o humana.

-Y tú eres alguien muy especial.- Sonrió ella agradeciendo aquellas palabras.- Papá, mamá, no podéis imaginaros cuánto.

-Yo no tengo tanto mérito como tú.- Añadió Kiros abrazando por detrás a su novia.-



            Eso dejó gratamente sorprendidos a los Kendall. Se alegraban de ver tan compenetrada a su hija con su prometido. En efecto, veían como la muchacha le miraba con amor en sus ojos, y el correspondía del mismo modo. Maggie tuvo una idea entonces y le pidió a sus padres.



-¿Por qué no salimos a pasear? ¿Qué os parece? Por cierto, papá. ¿Tienes ese tractor tan viejo todavía?

-Sí, hija.- Dijo su padre, añadiendo no sin fastidio ahora.- Pero he de cambiarle una rueda y el gato está estropeado…

-Eso no será problema. - Sonrió Kiros.- Si me permite.



            Y ante el desconcierto de los padres de Maggie, ella, que seguramente había pensado lo mismo que su prometido, les comentó.



-Así veréis de lo que es capaz un saiyajin. Y más uno del nivel de Kiros. Su padre es el canciller de su pueblo, está únicamente por debajo de sus reyes en categoría.

-Así que vamos a emparentar con la nobleza.- Comentó una escéptica Glenda añadiendo divertida.- Teniendo en cuenta que mis padres eran hippies nunca tuve mucho sentido del vestuario de Estado. ¡Tendré que comprarme un vestido elegante!



            Su hija no pudo evitar reírse. ¡Si viera ella como eran los trajes ceremoniales de los guerreros de aquel pueblo! En fin. La muchacha entonces añadió insistiendo en lo anterior.



-Salgamos fuera, a ver ese cacharro.

-Bueno, si eso queréis, por favor, sígame.- Le pidió Maxwell a ese tipo.-



            Y fueron todos juntos hasta el campo en donde estaba aparcado ese gran vehículo. Maxwell caminaba junto a Kiros, y al parecer le iba comentando algo, dado que el joven simplemente guardaba silencio escuchando. Por su parte, Glenda, algo retrasada respecto de ellos, iba con su hija. Y aprovechando esa prudencial distancia le dijo a la muchacha.



-Cariño, sabes que siempre te hemos apoyado en estas cosas. Quiero decir, que cuando nos dijiste que eras lesbiana con tan solo catorce años, nos pareció algo natural. Yo misma fui una mujer liberada de los noventa. Después, cuando nos has presentado a tu novio, vale, se puede ser bisexual…

-No soy bisexual, mamá.- Rebatió la chica, sentenciando para sorpresa de su progenitora.- Me siguen gustando las mujeres.

-Ya, supongo que lo habrás notado antes que yo, pero ese hombretón que camina junto a tu padre…-Aunque guardó silencio para agregar algo desconcertada.- ¿Es que es transgénero? A lo mejor es que le conociste siendo una chica y te enamoraste y luego…ella, o él…- Pudo rematar Glenda con apurada duda.-



            Maggie se echó a reír sin poder evitarlo, tras unos instantes movió la cabeza con seguridad afirmando.



-Siempre ha sido todo un hombre, me refiero a su aspecto físico de nacimiento. Y desde luego que le conocí siendo un hombre. – Y tras esas palabras agregó de modo más serio ya.- Mamá, podría decirte que ahora me gustan también los hombres, pero mentiría. Me gusta solamente él. Y no es solo que me atraiga, ya sabes, físicamente, ¡es que le quiero! Y no me pidas que te lo explique porque ni yo misma lo entiendo.

-Lo sé tesoro, el amor no se puede explicar, se siente y nada más.- Convino su madre, aunque ahora sí, añadiendo algo preocupada.- Pero bueno, podemos entender todo esto, pero lo que ya nos deja muy asombrados es que digas que ni siquiera es de la Tierra. ¿No será una broma?

-Ahora comprobaréis que no.- Sonrió levemente la interpelada.-



Y  entonces llegaron junto a ese vehículo. Sus enormes ruedas evidenciaban desgaste, sobre todo en una de ellas. Había otra nueva en el suelo, lista para ser cambiada. De hecho, pesaba mucho y ese era el motivo por el que el padre de Maggie todavía no había tenido la oportunidad de hacerlo.



-Estoy esperando a que me envíen una grúa para poder levantar este armatoste.- Comentó Maxwell.- Pese más de una tonelada.



Aunque quizás esa estimación fuera algo exagerada. No obstante, eso no pareció importarle demasiado a Kiros, dado que, nada más verla se dispuso a levantarla, pero Maggie antes le avisó con tono que rayaba en lo maternal.



-¡Quítate la chaqueta o la pondrás perdida!

-¿La chaqueta?- Terció Maxwell observando a ese chico con preocupación.- ¡Se va a deslomar si trata de mover eso!



            Pero Maggie sencillamente sonrió divertida. El joven entre tanto obedeció sin ceremonias, mostrando una ligera camiseta de manga corta que evidenciaba su impresionante musculatura.



-Desde luego, fuerte parece que es.- Le susurró Glenda a su hija.- ¡Ahora entiendo qué viste en él! Hasta a las lesbianas os tiene que gustar un tío así de cachas…

-Mamá. No digas tonterías. A las lesbianas no nos gustan los tíos, estén cachas o no - Suspiró la chica, moviendo la cabeza con paciente resignación para repetir una vez más. - No tiene nada que ver con eso…



            Y ese chico volvió a dejar pasmados a sus futuros suegros una vez más, puso en pie aquella enorme rueda usando una sola mano y, con gran facilidad, sujetó con la otra la parte baja del tractor y levantó aquel enorme vehículo como si fuera una pluma.



-Aproveche ahora, señor Kendall.- Le ofreció amablemente.- Se lo sujetaré.

-Gracias...- Musitó el asombrado padre de Maggie que no dejaba de mirar a ese individuo con la boca abierta..-



            Pero se espabiló pronto y de inmediato intentó ajustar la rueda, aunque no veía demasiado bien.



-Está un poco oscuro.- Comentó Maxwell.-

-¿Por qué no brillas un poco, Kiros?- Le pidió entonces la enfermera con tono jovial.-

-¿Seguro?- Inquirió él.-

-Claro, con cuidado. Recuerdo como te iluminaste cuando fuimos a buscar a esos niños.- Comentó ella.-

-Muy bien.- Convino él.-



            Y para mayor pasmo de los Kendall ese chico tornó su oscuro pelo en un tono dorado  en tanto se le ponía elevado hacia el cielo y comenzaba a emitir un resplandor de ese mismo tono amarillo trigueño.



-¡Es como los que salían en la televisión!- Se asombró Glenda.-

-Ya os lo dije.- Sonrió Maggie divertida.-



            Y tras el asombro al fin se pudo arreglar la rueda del tractor. Una vez se apartó de ahí el padre de su novia, Kiros lo dejó suavemente en el suelo y  apartó la rueda vieja.



-Será mejor que volvamos dentro.- Comentó apuradamente Maxwell por si alguien en la distancia hubiese visto aquella luz.-



            El saiyajin recobró su aspecto normal y siguió a la familia. Glenda no pudo por menos que cuchichearle a su hija.



-¡Es un extraterrestre!

-Sí, eso es lo que te había dicho.- Repuso la impertérrita chica.-

-Hija… no sé.- Pudo añadir la pasmada madre.- Tu padre y yo somos muy abiertos, pero... ¡Un novio de otro planeta!

-No es tan raro hoy en día.- Comentó Maggie afirmando hasta divertida.- Cuando le conozcas mejor verás cómo te encantará. Esto es como salir de otro armario, ¡pero galáctico!



Su contertulia asintió con cara de asombro y una vez dentro de la casa no pudo por menos que admitir.



-¡Esto es increíble!

-Pues todavía no os hemos contado lo mejor de todo.- Suspiró Maggie esbozando ahora una tierna sonrisa.-



            Tanto ella como Kiros se dieron la mano ahora, y así, la chica les anunció.



-Estoy esperando una hija.

-¡Una niña!- Exclamó Glenda llena de alegría.-

-La llamaremos Gloria.- Musitó la muchacha ahora, ante la atónita mirada de sus padres.-

-¿Cómo esa mujer?- Inquirió Maxwell que no parecía demasiado contento por la idea, más cuando afirmó con tinte indignado.- Aun recuerdo lo mal que te lo hizo pasar y como se aprovechó de ti.

-No fue culpa suya.- Se apresuró a alegar la muchacha.-

-Todo fue por su culpa. Tú eras una cría.- Insistió su padre.-

-No, os lo dije entonces y lo repito ahora. Las dos nos queríamos y ella..., ella sufrió por eso y tuvo que pagar por algo que fue injusto.- Dijo Maggie entre lágrimas.-

-Eras menor, eso que hizo contigo fue un delito.- Argumentó su madre con paciente condescendencia.-

           

            Aunque la joven, tras secarse las lágrimas les miró para responder.



-Lo que no sabéis es lo que ocurrió en la nave. Allí pude conocer a su hermana, era mi compañera en el centro médico. Me culpaba a mí de todo.



            Tardó apenas unos pocos minutos en contarles aquello. Ahora sus padres se miraban horrorizados.



-Comprendo que algo así te haya afectado, hija.- Suspiró Maxwell.- Lo haría con cualquiera pero esa mujer no tiene razón.

-¡Ni tampoco vosotros! - Insistió la joven casi con desesperación.- ¿Es que no lo entendéis? No fue culpa de nadie, sencillamente nos queríamos. La única desgracia fue que yo era menor de edad. ¡Por solamente dos años!



            Kiros asistió a esa discusión familiar algo a distancia, no era cuestión suya. Aunque finalmente fue requerido por la madre de Maggie que le preguntó.



-¿Y también sabias esto?

-Sí, lo sabía.- Admitió el joven, agregando con pesar.- Y sé lo que le duele a Maggie el pensar todavía en ello. La comprendo, cuando pierdes a alguien a quien no puedes salvar es terrible. Pero si además amabas a esa persona, como ella quería a esa mujer…no lo puedo imaginar. Por eso, entre otras cosas, quiero a su hija, señores Kendall, porque es una mujer muy fuerte, capaz de levantarse y seguir después de un golpe así. Y no únicamente eso, sino siendo capaz de ayudar a otros.



            Su emocionada novia le agradeció el apoyo abrazándose a él y el chico la sostuvo, al fin Glenda sonrió encantada para reconocer.



-Al menos veo que de verdad quieres a mi hija y la aceptas por como es. Y lo que es incluso más importante para mí, está claro que ella te corresponde.  No me importa de dónde seas. Aquí serás siempre bienvenido.

-Gracias.- Repuso el joven.- Espero que un día puedan venir a vernos a Nature. O visitar mi planeta

-¡No sé yo si estamos para viajes tan largos! - Suspiró Maxwell añadiendo no sin humor.- Ya es un lío cuando queremos irnos de vacaciones a otro Estado…



            Después de que su esposa y su hija se rieran de aquella ocurrencia ante el desconcierto de Kiros la conversación se reorientó hacia otros temas más cotidianos y uno que les interesaba particularmente. Fue Maggie la que comentó.



-Kiros y yo queremos casarnos en unos días y aprovechando que estamos aquí, en la Tierra os invitamos a venir a Nature para la boda.

-Bueno, nos parece estupendo, hija .- Dijo su padre oponiendo eso sí.- Tendremos que reservar pasajes y tú tendrás que llamar a la familia…bueno, a la que puedas llamar.



            Aunque eso hizo que tanto Maggie como su madre guardasen un incómodo silencio, desde luego por parte de la hermana de su padre nadie iba a acudir. El resto de familiares y amigos de la Tierra pudiera ser que aceptasen. De todos modos, la joven, intentando sonar animada una vez más, declaró.



-Sí, lo sé. Aunque va a ser algo muy modesto, vendrán unos amigos de la SSP-2. No queremos nada ostentoso, ya me conoces. Esos eventos no son lo mío.

-Pues ya verás cuando tengamos que casarnos en mi mundo al estilo saiyajin.- Intervino Kiros.-



Ahora todos le miraron sin comprender, ella por su parte afirmó.



-Bueno, cuando llegue el momento seguro que será una estupenda experiencia. Tengo muchas ganas de conocer tu mundo y a tus parientes.



Kiros sonrió, alegre con esa respuesta. Todos celebraron juntos todas aquellas estupendas noticias y el saiyajin volvió a  asombrar a los padres de su prometida de nuevo. Esta vez con su forma de devorar la comida. La propia enfermera se reía de eso cuando su madre, con un cómplice susurro, le comentó.



-Si es capaz de comer así, no quiero ni pensar qué hará en otras facetas. Ya me entiendes…Parece tener muchas energías.

-Te puedo asegurar que sí.- Afirmó la chica.- Aunque no podría compararlo con ningún otro hombre.

-¡Eso está claro!- Suspiró Glenda sin dejar de posar su mirada en su futuro yerno.- Con esos poderes que tiene…

-No, a parte de eso, que también, me refería a que nunca me había acostado con un hombre antes, mamá.- Puntualizó su azorada hija.-



Y después de eso, y de pasar un par de días más con la familia, se despidieron para retornar a Nature. Ahora, recordando aquello le pareció increíble. ¡Ella ruborizada y queriendo aparcar los temas sexuales! Desde luego había cambiado muchísimo. Evidentemente estaba su embarazo que le había restado la mayor parte de esas ganas de contactos íntimos que siempre había tenido. Aquello, unido a que se había enamorado de un hombre, aunque fuera un saiyajin, hacía que últimamente casi ni prestase atención a ninguna mujer, por hermosa y exuberante que fuera, pese a que, según le dijo a su propia madre y era cierto, le seguían gustando.



-¡Ja, ja! Ahora aunque quisiera ligar no me comería ni un rosco. Pero ya no lo necesito, la única mujer a la que espero con gran deseo es a mi hija.- Meditaba.- Además, Kiros y yo ya somos marido y mujer y quiero serle fiel.



            Y es que la boda se celebró apenas un par de semanas más tarde de la visita a la casa de sus padres. Empero, la cosa no fue del todo tal y como Maggie quería. Lo que en un principio  no iba a ser nada complicado, al menos en la organización, sin embargo se fue haciendo más complejo. Para empezar acudieron más invitados de los que ella hubiera esperado. Lo que sí se ajustó a sus expectativas es que fue muy emotivo. Además de los señores Kendall, que por supuesto se animaron a ir a Nature para no perderse el enlace de su hija, Maggie pudo conseguir que Giaal y Susan, Penélope, Tracer y hasta Mei Ling con su primo Zhao, asistieran. Y para mayor alegría de los entonces futuros esposos, incluso la propia Keiko asistió. No fue fácil localizarla, tanto Melissa y el doctor Adams que sí acudieron rápidamente a la invitación de esa boda con Wina, avisados por Scott, Clarisa y Ginger, contactaron con la muchacha y la convencieron. También Caroline y su sempiterno Ernest. Maggie estaba realmente emocionada, quizás el embarazo la afectase en aquello, tanto psicológica como hasta físicamente. En cualquier caso, ese vestido blanco que llevaba disimulaba bien su ya entonces incipiente barriguita. Kiros lucía el uniforme blanco de gala del UNISON. Tanto Tracer, como Susan estaban igualmente vestidos y, junto a otros compañeros como Zhao o incluso el comandante Enset, Jane, que retornó para esa boda, Olivia, Mullins y Marcus, les hicieron el consabido pasillo de sables. Y pese a que los padres de él no pudieron asistir, al menos eso dijeron, otros invitados no menos importantes de su raza fueron el primo del novio, Doran, hijo de Calix y Seira, e incluso la mismísima princesa Seren Deveget, la hija de los soberanos de Nuevo Vegeta. Aquello convirtió la ceremonia casi en un acto institucional, dado que la identidad de esa joven ya estaba revelada al mundo. No hubo más remedio que invitar a algunas autoridades. Ya estando de regreso en Nature, descansando juntos tumbados en la cama unos días antes del enlace, el joven novio se excusó con su prometida cuando supo de todo esto.



-Siento que esto se haya ido de las manos. Sé que hubieras preferido algo más sencillo.

-No pasa nada, al contrario. Me alegra ver que eres tan apreciado que hasta envían a una princesa a nuestra boda.- Sonrió.-



            El aludido sonrió diríase que incluso azorado, y eso era difícil tratándose de un saiyajin. Aunque sí admitió a renglón seguido.



-Que su alteza la princesa Seren asista, es un gran honor, desde luego. Nos conocemos desde niños. Entrenamos juntos.- Afirmó comentando no sin resignación.- Lo malo será que tendrán que acudir dignatarios, personalidades importantes de los dos mundos…

-Me parece bien, no te preocupes por eso.- Sonrió su novia, añadiendo divertida.- Al final va a haber mucha gente. Mi madre que quería venir una semana antes para ayudar con la planificación se va a encontrar todo diseñado al milímetro.

-Por lo menos, como no es una boda estrictamente religiosa, será el propio contralmirante Hazzar quien la oficie. Tiene esa potestad acorde con las leyes terrestres.- Le informó él.- Al menos quisiera pedírselo, si te parece bien.

-Me gusta la idea.- Convino Maggie que añadió incluso ilusionada.- Las bodas por la Iglesia suelen tener más boato y vistosidad, pero como en mi familia nunca fuimos religiosos sería una hipocresía querer simularlo ahora. Eso es algo que debo agradecer a mis padres.- Reflexionó.- Siempre me animaron a ser sincera con lo que creo y con lo que siento. Cuando les dije que era homosexual me apoyaron de forma incondicional. Nunca trataron de hacerme ser normal, ya sabes, entre comillas.- Matizó.- Tampoco ellos fueron nunca muy convencionales en según qué cosas. Lo único que nos desunió fue lo de Gloria.

-Sí, ya vi sus caras cuando les contaste que ese iba a ser el nombre de nuestra hija.- Asintió Kiros quien quiso quitarle hierro a ese tema y pasar a otro más animado para que su chica no volviera a entristecerse, de modo que afirmó casi jocosamente.- ¡Y también vi sus caras al aparecer yo en la puerta! Eso seguro que no lo esperaban.

-¡No, desde luego!- Rio Maggie, diciendo con jovialidad.- Casi me parecía más difícil confesarles que al final me había enamorado de un hombre que cuando les dije que era gay.



            Se rieron los dos y él la besó con suavidad. No quería hacerle ningún daño, aunque fuese sin darse cuenta, debido a su estado. Para Maggie aquello era algo nuevo también. Cada vez que había tenido relaciones sexuales aquello solía ser una especie de tormenta desatada de pasiones. Ahora disfrutaba más acurrucada a su futuro esposo, sintiéndose protegida y amada.



-Jamás lo hubiera ni llegado a imaginar.-Pensaba la chica en tanto se dejaba rodear por aquellos brazos tan poderosos, que sin embargo, la trataban con aquel tremendo cuidado.- No, nunca lo hubiese creído…



            Y la boda en efecto fue bastante sonada. Un visiblemente orgulloso Maxwell llevó del brazo a su hija hasta la zona donde se oficiaría el enlace. Kiros fue llevado por la mismísima princesa que, además, representaba a los reyes Serenity y Endimión, en calidad de ser la heredera también del puesto de su madre, la antigua Guerrera Plutón. Tras sonar la tradicional marcha nupcial, los novios estuvieron al fin listos para que Hazzar comenzase.



-Damas y caballeros, estamos aquí reunidos para celebrar la unión en matrimonio de este hombre y de esta mujer. Si alguno de los presentes conoce algún impedimento por el que esta ceremonia no pueda celebrarse que hable ahora.



            Un tenso silencio se extendió por la sala. Maggie casi sonrió imaginándose a alguna de sus ex llegando a todo correr para frenar eso. Pero ahí estaban Keiko y Mei Ling por ejemplo, tan expectantes como el resto, sin atreverse casi a respirar.



-Quizás Kerria, o tú, Gloria, seríais las únicas que podríais detenerme ahora.- Reflexionaba en tanto expulsaba aire con un suspiro.-



            Y es que estaba muy nerviosa. Aquel era un momento realmente importante en su vida. El dar el sí a otra persona, el comprometerse a estar solamente con ella. Y todo eso, importante sin duda para cualquier chica, lo era aún más para ella, dado que esa persona a la que iba a dar el sí, no era otra mujer, como siempre había imaginado que sería, sino un hombre. Y llegó el momento. Hazzar se dirigió primero al saiyajin y le preguntó.



-Mayor Kiros Derail. Quiere tomar por esposa a Margaret Kendall en matrimonio para amarla, honrarla y protegerla.

-Sí señor, eso quiero.- Repuso el aludido.- Por eso estoy aquí.



Aunque aportó eso último de su cosecha a esos tradicionales votos, produciendo la hilaridad de algunos presentes y enseguida una espontánea ovación. Maggie se sonrió poniéndose algo colorada, él miró con algo de desconcierto a su  prometida. Afortunadamente Hazzar se limitó a sonreír y continuó, en esta ocasión centrándose en la novia.



-Margaret Kendall. Quiere tomar por esposo a Kiros Derail en matrimonio para amarle, honrarle y protegerle.



            Aquello último casi sonaba a broma, teniendo en cuenta lo poderoso que era aquel chico. Aunque ella sí sentía que, a veces, necesitaba protección, no en el terreno físico pero quizás sí en el sentimental. Eso meditó durante un par de segundos que debieron resultar eternos al resto de los espectadores dado que algunos comenzaron a mirarse entre ellos. Sin embargo, la muchacha rompió enseguida con aquella incipiente zozobra al responder segura y sonriente.



-Sí, quiero…

-Los anillos, por favor.- Indicó el contralmirante.-



            Fue el doctor Ginga quien, ejerciendo de padrino, le entregó el que era para Kiros de parte de Maggie. Y a su vez, la madrina, la propia princesa Seren, hizo los honores con el que el chico iba a ofrendar a su futura esposa. Una vez que se los colocaron mutuamente, y recitaron aquello de “con este anillo te desposo”, los contrayentes escucharon una vez más al oficiante.



-En tal caso. Una vez puestos los anillos como prueba del deseo de compartir vuestras vidas. Y no existiendo causa alguna que lo impida. Por la autoridad que me ha sido conferida por el UNISON, las Naciones Unidas y la voluntad de los contrayentes y ante todos estos testigos de vuestro mutuo amor, os declaro marido y mujer, esposo y esposa. Podéis besaros.



            Y no tardaron en hacerlo entre los aplausos de todos los presentes. Al fin se retiraron tomados del brazo entre parabienes y la ovación generalizada. Cruzando una vez más bajo el protocolario palio de sables desenvainados y entrecruzados de los compañeros de armas de él. Cuando al fin salieron, los demás les siguieron. En otra sala estaba preparado un gran banquete.



-Ahora la mejor parte.- Declaró él mirándola divertido.-



            Al principio Maggie se quedó perpleja, pero luego no pudo evitar reírse. Por algo su ya esposo era un saiyajin. Ocuparon ambos el lugar de honor y fueron saludando a todos los invitados. Ella le explicó que en las bodas humanas era costumbre que los recién casados fuesen de mesa en mesa para cumplimentar a los presentes y darles las gracias por asistir. Así lo hicieron, siendo muy afectuosos, sobre todo con sus amigos del viaje en la SSP-2.



-Muchas felicidades, de veras. Os lo digo de corazón.- Pudo declarar Keiko cuando ambos se aproximaron junto a ella, Mei Ling y Zhao.-



            Tanto Maggie como Kiros la abrazaron con verdadero cariño. La enfermera incluso le aseguró.



-Estoy convencida de que encontrarás la felicidad, te lo mereces. Ahí fuera hay alguien que te amará y te valorará por la maravillosa chica que eres.

-Ojalá, aunque pudiera ser que fuera yo la que no le valorase, a él o a ella.- Suspiró la pelirroja.-

-No pierdas la fe en el amor.- Le pidió Kiros, remachando.- Mi soberana siempre lo dice, y ahora sé por qué.

-Mi madre me ha contado que tu soberana y ella se conocían.- Les desveló la joven.- Y que la ayudó mucho cuando regresó al mundo, para reunirse con mi padre. Sí, tendré fe.- Sonrió Keiko.-

-Os deseo toda la felicidad.- Intervino Mei Ling.-

-Gracias y perdóname tú también.- Suspiró una emocionada Maggie.-

-No pidas perdón por lo que siente tu corazón.- Sonrió la oriental.-



            Su contertulia agradeció mucho esas palabras, pasando a interesarse a su vez.



-Por cierto. ¿Qué tal tú?... ya sabes...¿viste a tu familia?

-Sí. Todo está bien, las cosas se han solucionado.- Repuso la muchacha.-

-Me alegro mucho por ti.- Sonrió Maggie.-



            Aunque tanto Mei Ling como Zhao no parecían querer dar muchos detalles, de modo que los recién casados se limitaron a recibir más felicitaciones. El teniente Tang fue quien ahora dijo.



-Que sean ustedes muy dichosos. Señorita Kendall, bueno, perdón,- rectificó añadiendo.- Ahora ya señora Derail…y por supuesto usted, mayor.

-Muchas gracias.- Replico Kiros dándole la mano al oficial antes de dejarles disfrutar de  la comida.-



            Un poco más tarde saludaron a Ginger y juguetearon un poco con el pequeño Dean que estaba monísimo con un trajecito y una pequeña pajarita.



-Gracias por la tarta, Gin. - Sonrió Maggie.- Ha estado deliciosa y te habrá costado mucho hacerla.

-No es nada.- Afirmó la joven en tanto añadía mirando agradecida  a sus amigos.- Después de todo lo que hicisteis por mí y por mi hijo durante el viaje, es lo menos que podía hacer. Y estabais geniales cuando os hicieron la Holo foto cortándola con el sable de Kiros.- Sonrió recordando esa escena de la pareja de recién casados sujetando el arma de protocolo del mayor.-

-Muchas gracias, Ginger.- Convino Kiros mirando al pequeño Dean y afirmando divertido.- Cuando quieras darte cuenta tu hijo se estará casando también.



De hecho el objeto de esas palabras estaba divirtiéndose mucho con su nueva amiguita. Y es que hacía una pareja muy graciosa con Wina, que iba ataviada con un precioso vestidito de color rosa y aparecía en forma humana, con un cabello rubio y ojos azules casi aguamarina. Dean le daba la mano y la niña se reía. Cuando les miraban, saludando entre tanto a los respectivos padres adoptivos, Maggie comentó divertida elevando las flores blancas y rojas que llevaba en forma de ramo nupcial.



-Estoy por dárselo en lugar de arrojarlo. ¡Aquí tenemos a los siguientes!

- ¿No deberían ser algo mayores para eso?- Cuestionó Kiros con total e ingenua sinceridad.-



            Eso hizo que Clay, Melissa y Ginger se rieran con ganas. Y tras charlar un poco con ellos y recibir la enhorabuena, se aproximaron a  Susan y a Giaal, Pennie y Tracer que estaban junto a Jane.



-Muchas gracias por todo.- Les dijo la muchacha que realmente se sentía muy reconocida.-

-No hay porqué darlas.- Repuso el doctor.- Y me siento muy honrado de que quisierais que fuera vuestro padrino.

-La que está honrada de que aceptase serlo soy yo, claro que debo agradecérselo. Usted me apoyó siempre, supo escucharme. Nunca me juzgó. A pesar de ser extraterrestre ha demostrado tener mucha más humanidad que la mayor parte de los humanos que conozco. Y  a ti, Susan, también muchísimas gracias, estuviste ahí cuando más lo necesitaba.

-Fue un placer.- Sonrió la aludida.- Y me alegro mucho por vosotros. – Dijo ahora mostrando más respeto protocolario al dirigirse a su superior.- Enhorabuena, señor.

-Enhorabuena. -Intervino a su vez Jane. -

-Me alegro mucho de verla.- Sonrió Kiros preguntando con interés.- ¿Qué tal todo en la Tierra?

-Muy bien, me han destinado al servicio de inteligencia.- Les comentó la interpelada.-

-¿Usted era piloto, verdad?- Inquirió Maggie.-

-Sí, pero después de estar en todas esas batallas creo que para mí es mejor tener un tiempo de descanso.- Afirmó la joven admitiendo eso sí, con algo de pesar.- Cuando me trasladaron al principio me sentí muy apenada por tener que dejar la escuadrilla de las Fighter Ladies. Sin embargo, he visto que también puedo hacer una  labor muy valiosa en mi puesto actual.

-Mucha suerte mayor Gray. -Le deseó entonces Kiros. -

-Muchas gracias, lo mismo les digo a ustedes.- Sonrió ella.-



            Kiros y su esposa agradecieron aquello y tras despedirse se aproximaron a otros invitados. Allí estaba la familia de Nelly. Y junto a  ellos, otro muchacho que no fue olvidado por la enfermera, se trataba de Martin que estaba acompañado de una bonita muchachita de su edad, cabello rubio y ojos castaños.



-Me alegro mucho por usted.- Se apresuró a decir Martin.-Muchas gracias por invitarme, les deseo que sean muy felices.

-A ti por venir. Y por cierto, muy bien acompañado.- Sonrió Maggie mirando a esa linda chica.-



            La parejita de adolescentes se ruborizó,  el chico enseguida presentó a la aludida.



-Se llama Grechen Urban. Viajó en la nave con nosotros.

-Encantada.- Musitó la aludida.- Felicidades.



            El chico les refirió brevemente que Grechen era compañera de instituto y que, ahora que estaban a punto de terminar e ir a la universidad, la joven posiblemente iría a estudiar a la Tierra. Ambos esperaban verse de cuando en cuando y proseguir esa incipiente relación. Tras asentir complacidos, los recién casados fueron felicitados también por Aurora, su esposo y como no, por Nelly y Orix, aquel niño de la raza de Giaal que fue adoptado por ese matrimonio. Sin embargo, ahora mostraba la apariencia de un crío humano de pelo castaño rizado y ojos verdes.



-Cuando tu niña nazca podré jugar con ella.- Declaró la ilusionada cría.-

-Claro.- Asintió una radiante Maggie.-

-Será una chica muy especial.- Auguró la pequeña.-

-Como tú, tesoro.- Sonrió ampliamente la novia acariciándole el pelo con afecto.-

-Gracias por invitarnos, han sido muy amables, les deseamos todo lo mejor.- Declaró Edgar añadiendo muy reconocido.- Lo merecen sin duda, después de todo lo que han hecho por nosotros y el resto de la gente.

-Sí, querida.- Convino Aurora, llena de alegría a su vez.- Si necesita cualquier cosa, no dude nunca en avisarnos.

-Se lo agradecemos mucho.- Terció Kiros dándoles la mano.-



            Dejaron a esa familia  y se alejaron, de camino recibieron los parabienes de Caroline y Ernie.



-¡Que sea Enhorabuena, ahora  a poblar Nature con muchas criaturitas!- Exclamó la tejana.-



            Los dos se rieron. Maggie fue quien antes pudo responder.



-Muchas gracias.

-Que el Señor os bendiga.- Les deseó Ernie.-

-Ya lo ha hecho.- Aseguró Kiros llevando del brazo a su esposa.-



Y tras decir adiós a esa pareja deseándole que se divirtiesen se fueron rumbo a la zona donde estaban los saiyajin junto a los padres de la novia. De camino comentaron en voz baja.



-Aurora es otra mujer, totalmente distinta, ha recuperado la alegría de vivir. - Afirmó Maggie visiblemente contenta por eso.-

-Y lo debe en gran parte a ti.- Le recordó su marido animándola cuando sentenció.- ¿Lo ves? Has traído la felicidad a mucha gente, entre la que me incluyo.



            Maggie sonrió radiante. Todavía, antes de llegar ante las autoridades y sus propios padres, la enfermera saludó a Clarisa y Scott. El chico lucía un smoking que le hacía estar muy elegante y bajo el que ocultaba su traje mejorado. Por ello se puso en pie junto a la camarera para saludar.



-Muchas felicidades a los dos…

-Eres muy amable, gracias.- Respondió Maggie.-

-¿Qué tal os va? - Se interesó Kiros.-

-Muy bien, - afirmó Clarisa.- Gin ya está pensando en poner una cafetería en Nature, y me ha ofrecido ser su socia. En cuanto podamos, con lo que ella ganó en la nave y mis ahorros, hemos decidido comprar un buen local y establecernos.

-Será una tarea ardua al principio, muchísimo trabajo.- Sopesó Maggie.-

-Sí, lo sabemos, pero Scott nos ha prometido ayudarnos. Con sus conocimientos en informática y robótica.- Declaró la chica.-

-Así es. Y estoy convencido de que tendrán un gran éxito.- Corroboró el aludido.-



            Clarisa le dio un beso en los labios muy afectuoso  para recompensar esas palabras y el chico se puso colorado. Sonriendo, afirmó con visible contento.



-Y por si fuera poco el doctor Adams y Melissa preguntaron por mi amiga Sandy. Está en Bios y también a punto de casarse. Me puse en contacto con ella y nos contamos lo ocurrido en nuestros respectivos viajes. ¡Nos ha invitado a Clarissa y a mí a ir a su boda!

-Estoy aliviada.- Se rio la camarera afirmando sin pudor ante el apuro de su novio -¡Menos mal que esa chica tiene ya novio, con lo guapa que es!

-Ella siempre será mi amiga pero la chica con la que quiero estar eres tú.- Le aseguró el colorado Scott.-



            Ahora fue turno de Clarisa de enrojecer, tras lo cual, volvió a regalarle otro beso al joven. Maggie y Kiros sonrieron, se despidieron de esa joven pareja y prosiguieron su recorrido. Al fin estuvieron ante la mesa de autoridades y los señores Kendall, con Hazzar, la princesa Seren, el primo de Kiros, Doran y un par de mujeres que no conocían.



-Muchas felicidades.- Les deseó el contralmirante.-

-Gracias, señor.- Saludó el chico cuadrándose de inmediato.-

-Por favor, eso no es necesario aquí. Es el día de su boda.- Sonrió el veterano militar para añadir de un modo algo enigmático.- Y desde este momento tampoco tendrá que hacerlo más.

-Usted siempre será mi oficial superior, contralmirante.- Declaró el chico con manifiesto respeto.-



            Dicho lo cual, enseguida hizo una reverencia a la princesa comentando.



-Alteza, es para nosotros un gran honor que os hayáis dignado asistir a nuestros esponsales.

-Muchas gracias, pero el honor es mío.- Repuso Seren.-



            Maggie la recorrió con la vista quedando realmente impresionada. Se había levantado para saludarles y  ahora comprobaba lo mismo que durante la ceremonia, cuando ejerció como madrina. Y es que eran tan alta como su marido. Quizás llevase unos zapatos con tacón bastante alto bajo la falda larga de ese bonito vestido color bermellón, que hacía juego con sus grandes y profundos ojos. El pelo, largo y castaño oscuro, rematado por una tiara de diamantes,  le caía grácilmente sobre el hombro derecho. La enfermera trató de ensayar una torpe reverencia a su vez, sin embargo la princesa, sonriente y afable, la detuvo con un gesto.



-Por favor, solo soy una invitada más.

-Y nuestra madrina, además de ser de la realeza.- Pudo recordar Maggie, que admitió.- No sé cómo comportarme ante alguien de tanta categoría, le pido perdón.

-No es necesario que haga nada especial.- Respondió Seren, agregando una vez más con tono cordial.- Y estoy segura que vendrá a conocer nuestro planeta. Por mi parte, en mi nombre y el de mis padres, le invito formalmente a que lo haga. Como muestra de amistad y en agradecimiento a su amable invitación.



            Maggie sonrió ligeramente, ¡cómo si hubiera podido elegir! Estaba claro que, siendo la princesa del mundo de Kiros y teniendo en cuenta las relaciones diplomáticas, no hubo otra opción. Aunque eso no le molestaba, al contrario, esa chica era muy natural y amable. ¡Y estaba como un tren!. No obstante, dejo de lado eso enseguida. No era momento ni debía ya centrarse en esas cosas. Así pues contestó, afirmando incluso con cierto reparo.



-Será un gran honor. Me siento muy halagada, Alteza. Pero solamente soy una simple humana…

-No se menosprecie por eso. Los humanos son realmente maravillosos. Mi madre también lo es.- Sonrió la princesa declarando con rotundidad, eso sí, teñida de tono jovial.- Y es la reina. Y yo…bueno…- suspiró, dando la impresión de guardarse algo y entonces añadió.-  Cuando vaya usted a visitarnos lo hará con un alto cargo. Pues un día será por matrimonio  duquesa de Nuevo Vegeta. El título que su esposo heredará.

-Ese es un gran honor.- Le confió Kiros a su esposa.-  Podremos estar junto a los propios soberanos.



Seren asintió con gesto complacido y declaró entonces mirando alternativamente a la pareja, para centrarse al fin en el muchacho.



- Es verdad. Y además, desde este mismo instante y por designación de mis augustos padres, Kiros Derail, tengo el placer de comunicarte que podrás usar hoy mismo el título de conde de Nuevo Vegeta. Distinción que acompañará a tu nuevo cargo de embajador y representante plenipotenciario de nuestro mundo en Nature. Luego querida.- Sonrió jovialmente hablando con la perpleja Maggie una vez más y ya con mayor familiaridad en el trato.- Has pasado a ser condesa y esposa del embajador de nuestro planeta.



            Los recién casados todavía se miraban con asombro cuando Hazzar añadió, sonriente a su vez.



-Y esta boda y el banquete corren a cuenta del UNISON, que compartirá gastos con su planeta natal. Al menos, eso me ha comentado su Alteza.

-Es demasiado, no podemos aceptar tantos honores.- Repuso un abrumado Kiros.-

-Pues no he terminado aún.- Afirmó su superior, agregando.- Desde este momento, considere su ascenso a comandante como mi regalo particular de bodas. Cursé los informes pertinentes hace unos días y obtuve la aprobación del Estado Mayor. Asimismo, usted y otros muchos oficiales serán condecorados por su valor y su entrega. Y la señora Derail.- Añadió ahora centrándose en la estupefacta enfermera.- También recibirá una medalla al mérito civil.

-¿Quién, yo?- Se señaló Maggie apuntándose con un dedos sobre su propio pecho.-

-Así es.- Sonrió Hazzar.-

-¡Eso es maravilloso, hija!- Exclamó un entusiasmado Maxwell.-

-Bueno, sí, claro. – Pudo decir la asombrada e incrédula chica para aseverar.- Pero no creo que lo merezca.

- Después de los informes que algunos oficiales me han hecho llegar y las declaraciones de testigos, muchos aquí presentes.- Comentó el contralmirante.- Las autoridades civiles han llegado a la misma conclusión que nosotros. Lo merece y sobradamente.

-No sé qué decir.- Musitó la emocionada Maggie.-

-Estamos muy orgullosos de ti, hija.- Afirmó Glenda abrazando a la ahora llorosa joven.-

-Y una cosa más, señora Derail.- Sonrió Seren añadiendo con mayor jovialidad y confianza.- Si tiene la amabilidad de concederme unos momentos.



            Maggie asintió y dejó a su esposo departiendo con el resto. En cuanto se alejó un poco del ruido y las conversaciones junto con la princesa, ésta comentó.



-Kiros tuvo ocasión de hablar conmigo cuando fue a la Tierra. Realmente te ama mucho. Y le comprendo bien. Yo misma soy hija de una humana, y mentiría si no admitiera que mi corazón está atrapado por un miembro de tu especie.

-¿Ah sí? No lo sabía.- Afirmó genuinamente la enfermera.-

-Trabajamos juntos en la Masters Corporation, eso fue antes de que las princesas planetarias, mi padre, mi tío y el resto, ayudasen a salvar la Tierra.- Le contó Seren prosiguiendo su relato.- Me gusta mucho tu mundo, y me encanta la gente de tu pueblo. Y además, tengo familiares viviendo allí. Sin ir más lejos, una prima. Y pude hablar con ella brevemente e informarle de tu boda con Kiros. Me envió un mensaje para ti.- Remachó sacando una pequeña tablet de entre su vestido.-



            En un principio Maggie no comprendió nada. ¿Qué le podría importar a una prima de la princesa de los saiyajin que ella se casara? No obstante, cuando la pantalla se iluminó y comenzó el mensaje, abrió la boca entre atónita y emocionada.



-¡Kerria!- Exclamó con incredulidad, mirando alternativamente a la sonriente Seren y a la imagen de su ex novia.-

-Sí, es mi prima.- Le confesó su interlocutora.- Es la hija del hermano de mi padre. Lo que también la convierte en princesa de los saiyajin.



            Maggie estaba impactada y llena de asombro. ¡Ahora lo entendía todo! Su novia de entonces que tanto creía en todas esas leyendas. ¡Y ella riéndose siempre de eso! Estaba incluso avergonzada y le caían algunas lágrimas, y eso que no había empezado todavía a oír el mensaje. Al fin, Seren lo conectó. Kerria salía en primer plano, con ese pelo castaño claro peinado en esa forma tan característica suya de trenza, esos ojazos verdes tan bonitos y expresión alegre en tanto declaraba.



-Hola Maggie, ha pasado mucho tiempo ya. Celebro que hayas encontrado la felicidad. Yo lo hice también, aunque hubo momentos difíciles. Mi prima me ha resumido un poco tu viaje y todo lo que has tenido que enfrentar. Me alegra mucho que las cosas hayan terminado tan bien.  Te mando un gran abrazo y un beso. Te deseo que seas muy feliz y que hagas dichoso a ese muchacho al que has elegido.



            Y tras eso, terminaba la reproducción. La enfermera apenas pudo musitar visiblemente reconocida y entre lágrimas.



-Gracias, Alteza, de verdad. Esto significa mucho para mí.



            Seren no dijo nada, asintió esbozando una sonrisa y las dos se reintegraron con el grupo. Allí fue abordada por Doran.



-Enhorabuena. Veo que mi primo es un hombre con mucha suerte.

-Doran tampoco puede quejarse, él está en muy buenos términos en la Luna.- Sonrió el aludido.-



            El saiyajin no tuvo ocasión de decir nada a ese respecto, porque una joven de larga melena casi azulada y vestida con un  elegante conjunto de color azul celeste les saludó casi con entusiasmo infantil acercándose junto con otra mujer, de largo pelo castaño rojizo y piel tono canela que llevaba un asimismo interesante vestido escotado rojo. Lo cierto es que Maggie no pudo evitar dedicarles un buen vistazo a ambas cuando la de azul se presentó.



-Muchas felicidades, me llamo  Reiko Aya. – Declaró entregando una pequeña tarjeta de visita a los atónitos esposos.- Y ésta es mi amiga y compañera, la señorita Akane Karasuma.

-Encantada. Mi enhorabuena.- Pudo decir la citada con algo de apuro.-

-Muchas gracias.- Sonrió levemente Maggie que no tenía ni idea de quienes podrían ser esas dos.

-Bueno.- Intervino entonces Seren para explicar.- La presencia de estas dos señoritas obedece a que son representantes del planeta Kinmoku.  Como saben, es el mundo del que dependerá administrativamente Nature al estar en su espacio jurisdiccional.



            A decir verdad, Maggie no tenía ni idea de esas cosas pero asintió.



-Sí. La princesa Kakyuu y las  Starlight no han podido venir.- Terció la tal Reiko con un tono algo raro. Sonaba algo parecido al que emplearía una niña rica y mimada quizás.- Les hubiera gustado…les pedimos excusas en su nombre.

-Reiko.- Le pidió su compañera con visible envaramiento.- No hace falta que te expliques tanto…



            Su interlocutora la miró algo extrañada, aunque no le dio mucha importancia para añadir.



-Bueno, pues eso, muchísimas felicidades.- Sonrió.-

-Nos instalaremos en Nature.- Les comentó ahora la tal Akane.- Si necesitan cualquier cosa.

-Muchas gracias, lo mismo digo.- Afirmó Kiros.-



            Y esas dos se despidieron, en tanto Reiko atacaba una bandeja de canapés, Akane le recriminaba algo, aunque Maggie no pudo escuchar mucho más. Ahora atendía a Doran que le comentaba.



-Muchas felicidades de parte de su Majestad la reina Neherenia de la Luna Nueva. Os invita cordialmente a visitar su reino cuando os venga bien.

-Dale las gracias de nuestra parte.- Asintió Kiros, alegando para dirigirse a su esposa.- Aunque me temo que por ahora no nos será posible, ¿verdad, cariño?

-Claro, pero estamos muy agradecidos por esa invitación.- Convino ella.-



Después siguieron departiendo con otros invitados y casi para remate de fiesta, sonó una canción que era muy importante para los recién casados.



-Casi podría decir que con esta música y esta letra empezó todo.- Suspiró la muchacha, admitiéndose a sí misma.- Aunque en ese momento ni yo misma lo sabía.



No estoy orgulloso, estaba equivocado

Y la verdad es difícil de asumir

Me sentía seguro de que teníamos bastante



Pero el amor se fue por la borda

Como los botes salvavidas yacen perdidos en el mar

He estado intentando alcanzar tu orilla

Las olas de la duda continúan ahogándome



            Tanto ella como iros bailaron los primeros, como era tradicional, y aunque ella no podía moverse tan bien como antes por el embarazo, evolucionaron con bastante gracilidad...



Todos los sueños que estuvimos construyendo

Nunca los cumplimos

Pudo ser mejor, debió ser mejor

Para lecciones en amor



Para ojos sin descanso

los egos se queman

Y el molde es difícil de romper



Ahora hemos vadeado muy profundo

Y el amor está por la borda

Corazones pesados, palabras simbólicas



Todas las esperanzas que tuve alguna vez

Desvanecidas como huellas en la arena



            Luego algunos más les acompañaron, como Tracer y Penélope, Giaal y Susan, Ernie y Caroline...



Todos los hogares que estuvimos construyendo

Nunca vivimos en ellos

Pudo ser mejor, debió ser mejor

Lecciones en amor



Si perdemos el tiempo ante nosotros

El futuro nos ignorará



Podríamos usarlas

Deberíamos usarlas


Lecciones en amor



            También se animaron Clyde y Melissa, e incluso Mei Ling, que bailó con su primo Zhao. O la mismísima princesa Seren con Dorán quienes tampoco lo hacían nada mal.



Lecciones en amor

Cuando no queda mucho tiempo



Lecciones en amor

No dejes que tu espíritu se vaya



Lecciones en amor

El tiempo no espera por ti



Todos los sueños que estuvimos construyendo

Sí, siii

Nunca los vivimos



Pudo ser mejor, debió ser mejor

Lecciones en amor



            Y luego, Kiros y Maggie  junto a algunos de sus compañeros de viaje, cantaron algo del estribillo...



Todos los amigos que estuvimos haciendo

Todavía los tengo



Pudo ser mejor, debió ser mejor

Lecciones en amor

Lecciones en amor



Todos los hogares que construimos

Nunca vivimos en ellos



Pudo ser mejor, debió ser mejor

Lecciones en amor



Si perdemos el tiempo ante nosotros

Aa eeee yy ee y ee

El futuro nos ignorará



Podríamos usarlo, deberíamos usarlo

Buen Dios

Lecciones en amor



            Algunos reían o miraban a las cámaras que pasaban por aquí y allá grabando la alegría de esa celebración...



Lecciones en amor

Cuando has amado alguna vez

Lecciones en amor

¡Oh!, necesitamos tiempo



Lecciones en amor

Lecciones en amor

Lecciones en amor



Perdidos sin amor

Lecciones en amor

Cuando será…



(Lessons in love. Extended versión 1986. Level 42, crédito al autor)



            Y tras cantar juntos y pasarlo realmente bien la fiesta al fin concluyó. Después de esa celebración la mayoría pudieron estar unos días recordando los viejos tiempos y luego retornar a sus respectivos quehaceres en Nature. Otros volvieron al planeta madre y algunos tomaron otros caminos.



-Espero que todos, amigos, podáis llegar a ser muy felices. En especial aquellos y aquellas que no estáis aquí, en Nature, y a los que espero poder volver a ver algún día. - Deseó Maggie con nostalgia.-



            Pero ni ella, ni Kiros, pudieron ir de Luna de Miel. No aún. Tenían muchas cosas que preparar y el estado de ella era cada vez más próximo a salir de cuentas. De modo que decidieron posponer eso hasta que naciera la niña.



-Así fue, unos días realmente moviditos.- Se decía, retornando de esos pensamientos, ya en su trabajo, en el flamante nuevo hospital de Nature -



            En ese instante vio llegar a Susan que venía de paisano. Quizás esa muchacha hubiera terminado su turno.



-¡Hola Maggie! - La saludó con jovialidad.- ¿Qué tal lo llevas?

-Muy bien, gracias. Con menos movilidad. Pero no me puedo quejar.- Le contó la enfermera.-

-¿Cuándo vas a tomarte la baja?- Le preguntó la atónita oficial.-

-Aquí hago falta. Ya sabes que apenas disponemos de personal sanitario. Tras Erika, también Lester volvió a la Tierra. Creo que le habían llamado de un prestigioso hospital.

-Ese tipo era muy competente aunque también muy estirado.- Declaró Susan.-

-Por eso me alegro de que el doctor Ginga sea ahora el responsable máximo.- Sonrió la enfermera, guiñándole un ojo a su contertulia.-



            Esta se rio, y afirmó afectuosamente.



-Pues le diré que te vaya dando permiso. Tienes que pensar en tu niña. Y está pendiente vuestra Luna de Miel. – Le recordó al hilo de lo que la propia Maggie había estado pensando.- Si es que ese marido tuyo vuelve pronto.

-Sí, quizás tengas razón.- Suspiró ésta declarando con voz queda.- ¿Sabes? hemos acordado esperar a que Gloria nazca. Quiero ser la mejor madre posible para ella. Y una buena esposa para Kiros. Tengo mucho por reparar en mi vida. Y a mucha gente a la que me habría gustado compensar, aunque desgraciadamente ya no podré hacerlo.- Remachó con tinte entristecido.- Por eso, por una vez quiero ser una buena influencia para al menos una chica.



            Y pensaba en su antigua maestra Gloria, en Erika, la hermana de su infortunada primer amor, también en Mei Ling y hasta en Keiko. Podría pasar lista desde luego y no terminaría en todo el día. Kerria también  sufrió por su culpa, aunque al menos supo que esa muchacha era feliz tras rehacer su vida amorosa con una pareja que era realmente estupenda. O eso creía haber entendido por lo poco que indagó tras el mensaje. Al menos, pudo constatar con alivio que ninguna, salvo quizás Erika, le guardaba rencor o la culpaba de nada.



-No digas eso.- Le pidió Susan entre tanto.- No es cierto. Tú eres una gran persona y has ayudado y ayudas a mucha gente.

-Bueno.- Pudo decir la enfermera tratando de evitar que la emotividad se apoderase de ella y cambiando enseguida de tema.- ¿Qué tal tú? ¿No has ido todavía a la Tierra para ver a tu familia?

-No, espero poder hacerlo muy pronto.- Declaró la oficial.- Echo muchísimo de menos a mis padres y a mi hermana Debbie. Sobre todo después de lo que sucedió en todo el universo.



            Maggie asintió. Todos recordaban lo acontecido con esos extraños agujeros oscuros. Por suerte desaparecieron tras ese prodigio. Aquella voz milagrosa que cantaba como surgida de los Cielos. Después, esa terrible amenaza desapareció como si jamás hubiese existido. Fue el principio de algo totalmente nuevo.



-Y ahora la Tierra tiene oficialmente soberanos. Los reyes Serenity y Endimión.- Afirmó la enfermera.-

-Sí, hicieron muy buenos discursos.- Convino la teniente Hunter.-

-Y Kiros asistió entre los miembros del cortejo real de sus reyes.- Subrayó la enfermera.-

-Es verdad.- Intervino Giaal que llegaba en ese momento.-



            Enseguida se abrazó a su novia y la obsequió con un beso, luego saludó a Maggie y Susan no perdió ocasión de recordarle entre divertida y fingiendo reprobación.



-¿A qué esperas para firmarle la baja a esta pobre chica? ¡Tiene que descansar!

-Si ya se lo he dicho.- Se defendió el aludido, remachando con humor.- Pero es que es muy cabezota y quiere estar trabajando hasta el último momento.

-Así, cuando me ponga de parto, me llevas directamente a maternidad.- Sonrió Maggie.-

-De eso ya me encargaré yo.- Sonó entonces una más que conocida voz a sus espaldas.-



            La muchacha se giró atónita y sonriendo con gran alegría.



-¡Kiros! ¡Has vuelto!- Exclamó.-



            El chico enseguida la abrazó, con cuidado para no lastimar esa abultada tripa. Tras darse unos besos y ante las sonrisas de sus amigos, explicó.



-He regresado hace un par de horas, llamé a Giaal porque quería darte una sorpresa. Me dijo que, para no perder la costumbre, ya estabas aquí.

-Es lo mejor que puedo hacer y lo que más me gusta.- Confesó ella.-

-Pues ahora debes descansar, en apenas dos semanas saldrás de cuentas.- Le aconsejó afectuosamente el doctor Ginga.-

-Sí, es verdad.- Admitió la aludida.-

-Bueno, y como tengo unos días libres hasta que oficialmente se instale la embajada de mi mundo en Nature, podremos pasarlos juntos.- Le dijo su esposo.-



            A Maggie aquello le pareció desde luego una estupenda idea.  Asintió desde luego con el deseo de que así fuera. Al fin, relevada oficialmente por Giaal, se fue junto a  su marido. El cuadrante en el que les estaban construyendo la casa era uno de los que más avanzado iba en su proceso de terraformación. Abordando una nave lanzadera descendieron hasta la zona.



-Esto va a quedar precioso cuando esté terminado.- Declaró la joven.-

-Estoy convencido de que así será.- Convino él añadiendo en tanto abrazaba por detrás a su esposa.- Pero lo principal es que tanto tú, como la pequeña Gloria, estéis bien.



            Eso deseaba también Maggie, el embarazo había ido muy bien aunque ahora es cuando comenzaba tener un poco de miedo. Pasaron los días y ya estaba a punto de salir de cuentas. Sus temores aumentaban pese a no querer admitirlo. Ella no le decía nada a su marido dado que no deseaba preocuparle, pero estaba inquieta por la niña. Siendo un híbrido entre humana y saiyajin no estaba segura de como nacería.



-No sé si todo irá bien, si seré lo bastante fuerte para alumbrarla o si precisará de cuidados especiales. Quiero ser una buena madre para ella. - Le confiaba a su médico.-



Sin embargo, Giaal la había tranquilizado a ese respecto. Le hizo recordar a la mamá en ciernes que, tanto su ex novia Kerria como Leval, eran asimismo mezcla de ambas razas. Eso lo supo Maggie cuando recibió el holo mensaje que le mostró la princesa saiyajin.



-¿Lo ves? Sus padres hicieron un excelente trabajo con ellos. Igual que haréis vosotros.- La animaba el doctor Ginga.-



Y al poco, Maggie recibió una continuación de aquel que Seren le mostrara en la boda. Estaba grabado dado que, desde la distancia a la que estaban, era imposible establecer una comunicación en directo sin usar tecnología realmente avanzada que todavía no tenían disponible en Nature. Aunque se emocionó mucho cuando vio a su antigua amante y novia aparecer sonriente en la pantalla confirmándole lo que Seren le contase.



-Hola Maggie. ¿Cómo estás? Imagino que te resultará extraño verme aquí ahora. El caso es que Giaal contactó con mi hermano y él me llamó. Ante todo muchas felicidades por tu embarazo. Te deseo lo mejor. Y no temas por nada. Todo saldrá bien. Tanto Leval como yo llevamos sangre saiyajin. Nunca te lo dije porque eso sí que era salir de un armario que entonces no podía arriesgarme a abandonar.  Pero eso no es importante. Quiero que sepas que Giaal me ha contado algunas cosas y que ahora puedo entenderte mejor. Lamento la manera que tuvimos de despedirnos. Aunque ya somos felices las dos con nuestras respectivas parejas. Y seguro que podremos ser buenas amigas si algún día nos volvemos a ver. ¿Y sabes una cosa? A mí también me gustaría tener un hijo. Quizás podamos reunirnos en el futuro con nuestros niños y hablar de los viejos tiempos. Un beso muy grande y cuídate.



            El mensaje terminó y Maggie se enjugó algunas lágrimas en tanto sonreía.



-Gracias Kerria, gracias…Lo haré…



            Y a eso aspiraba con todo su corazón…



 

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