Pasaron
unos días y todos prosiguieron con sus respectivas ocupaciones. Penélope estaba
contenta, su trabajo y el de su equipo iba muy bien. Nature parecía tener
incluso más facilidad que Bios para adquirir las propiedades típicas de un
mundo capaz de albergar vida humana. Se notaba de un modo casi imperceptible
pero continuo la subida del oxígeno en su atmósfera.
-Estas
mediciones son muy prometedoras.- Vamos a una subida promedio de un cero coma
cinco anual en la cantidad de oxígeno atmosférico.- Se dijo.
Eso significaba que, en unos
cuarenta años aproximadamente, Nature podría tener un porcentaje de este gas,
fundamental para la vida humana, similar al terrestre.
-Pero
con la vegetación que se está plantando por todo el planeta el promedio
aumentará. -Se dijo la muchacha con optimismo.-
Estaba deseando contactar con Bios,
las distancias entre ese mundo y Nature eran bastante menores a las terrestres
y podían enlazar casi a tiempo real, empleando el potente sistema sub espacial.
No obstante, aún no estaba instalado.
-Parece
que estuviéramos a principios de los años dos mil. Cuando se ponía la fibra
óptica para internet.- Se dijo algo fastidiada.-
También pensaba en los conflictos
acaecidos en su mundo natal debidos al cambio climático. Esos interminables
debates sobre las posibles soluciones y medidas a tomar que nunca se
materializaban. Quizás ahora, con los soberanos de la Tierra como inspiración,
todos aunasen esfuerzos de veras para actuar. Aunque la propia Penélope tenía
algunas dudas todavía sobre el grado de la influencia humana en dichos cambios.
Era curioso que, por ejemplo, el dióxido de carbono, el gas de efecto
invernadero al que más se culpaba de dichos problemas en la Tierra, fuese aquí
un elemento de vital importancia para
crear la atmósfera. De él podrían alimentarse las plantas para crecer de
un modo más rápido y vigoroso. Y de eso sabían mucho sus amigas de Bios.
-Bueno,
en cualquier caso, lo que estamos aprendiendo en Bios y Nature podría servir
para mejorar la calidad de vida en la Tierra, y arreglar un poco su maltrecho
medioambiente.- Se dijo tratando de ser optimista.-
El
caso es que quería ponerse en contacto con sus antiguas compañeras de la SSP-1.
Si había un grupo que llevaba la delantera en algo así, eran ellas. Bios estaba
bastante más avanzado en el desarrollo de su atmósfera y Penélope deseaba que
sus amigas le diesen algunos consejos.
-¡Ojalá
pudiera hablar con Sandy o con Amatista!- Pensó.- Deben de andar tan ocupadas
como yo, creo que Tist ya es madre y que Sandy estaba planeando casarse.
Y
es que de paso, además del interés profesional de seguro que se interesaría por
ellas a nivel personal.
-Tendré
que ir con cuidado, como empecemos a charlar de nuestras cosas, al final ni les
preguntaré por la atmósfera.- Se dijo divertida.-
La
científica estaba dándole vueltas a eso con gesto ensimismado cuando Mei Ling
se acercó. Lo cierto es que durante varios días no habían coincidido en el
mismo turno. Era el día libre de Emma y solamente estaban acompañadas por
Sharon. Y aprovechando que la rubia se encontraba algo apartada, pendiente de
un experimento, la oriental le comentó a la doctora Winters.
-Cuando
terminemos el turno, ¿tienes algo que hacer? Me gustaría charlar contigo.
Penélope la miró con simpatía y
convino en ello. Pero se extrañó al ver la expresión de su compañera. Parecía
seria, incluso preocupada por algo.
-¿Te
encuentras bien?- Quiso saber.-
-Luego
hablamos.- Repuso secamente Mei Ling en cuanto vio a Sharon aproximarse.-
Su jefa se encogió de hombros.
Supuso que la oriental no deseaba sacar el tema en presencia de la otra chica.
Así pues lo dejó estar. Por su parte Sharon, ajena a todo aquello, le preguntó,
coincidiendo con lo que había estado pensando antes.
-Doctora
Winters, acorde con los datos del último test, la atmósfera del planeta ha
ganado un dos por ciento de ozono a nivel estratosférico. Según este parámetro
en apenas un par de años seríamos capaces de vivir perfectamente fuera de las
cúpulas protectoras.
-Es
una noticia excelente.- Declaró Penélope con aprobación.- Si continuamos así,
muy pronto este mundo será un paraíso.
-Es
cierto. Dicen que están plantando bosques enteros en el sector austral. Y que
en la parte boreal, el océano ya es de color azul como los de la Tierra.-
Comentó la ilusionada chica.-
Penélope sonrió. Le bastaba mirar a
esa muchacha para darse cuenta de que disfrutaba con su trabajo y tenía tantas
esperanzas en contribuir a crear ese paraíso como ella misma.
-Debemos
seguir trabajando con denuedo para poder celebrarlo algún día.- Le comentó.-
Sharon sonrió animada a su vez y se
marchó para proseguir con sus tareas. La verdad, estaba contenta de haber
aceptado ese puesto. Echaba de menos a su familia pero sabía que podía
contribuir a un maravilloso proyecto. Además, sus padres posiblemente vendrían
a visitarla en breve.
-Seguro
que les va a encantar, sobre todo cuando les lleve a la visita turística.-
Pensó con orgullo.-
Y es que nada se dejaba a la
improvisación. Ian Masters, el principal inversor en el proyecto a nivel
privado, había obtenido permiso de las Naciones Unidas y la aquiescencia de las
autoridades de Kinmoku para ofertar a muchos terrestres un paquete vacacional
que incluía un viaje hasta Nature, y excursiones a las zonas más avanzadas del
planeta en lo que a soporte vital se refería. Algunas partes de la atmósfera
eran ya más densas en zonas próximas al ecuador y eso proporcionaba mayor
porcentaje de oxígeno y protección frente a las radiaciones solares. El negocio
estaba en marcha y aquel millonario evidentemente deseaba comenzar a recuperar
su cuantiosísima inversión. A Sharon le parecía muy bien, y por otra parte era
ese tipo quien le pagaba las facturas, de modo que, si a él le resultaba
rentable todo eso, mucho mejor para todos los que de dependían de su chequera.
-Cuanto
más prometedor vea esta inversión, más fondos nos proporcionará para seguir
mejorando Nature. Y eso que ya es muy hermoso. Estoy deseando que papá y mamá
vean esta maravilla de planeta. - Meditaba.-
De
modo que, deseando que llegase el momento de reunirse con sus padres, la joven
se encaminó hacia su parte del laboratorio, presta a proseguir con su trabajo.
Mei Ling entre tanto se afanaba a su vez en sus tareas. Siempre dando esa
impresión de pulcritud y eficiencia oriental. Sin embargo, no podía apartar de
su mente la conversación que sostuviera con Maggie.
-En
cuanto nos reunamos todos y recordemos los viejos tiempos, seguro que se sentirá
mejor. Lo que le ocurre debe de ser debido a lo duro que fue el parto. Está
traumatizada, no hay otra explicación. - Se decía a sí misma con insistencia.-
Al fin, tras un par de horas,
terminó el turno. Sharon se quedó un rato más para cerrar todo, en tanto
Penélope y Mei Ling se despedían de ella y salían.
-¿Qué
tal Tracer? Hace unos días que no le veo.- Preguntó la oriental a su jefa y
amiga para ir comenzando la conversación.-
-Está
de misión, patrullando los alrededores de Nature. Ya sabes cómo son los
militares, nunca se fían de nada, siempre alerta.- Comentó Penélope añadiendo
de seguido.- Y por desgracia muchas veces tienen razón.
-Pero
todo va bien entre vosotros, ¿verdad?- Inquirió Mei Ling.-
-Sí,
no te preocupes por eso. Estamos bien.- Le aseguró su interlocutora.- Ahora,
con todos los preparativos de la terraformación, ya sabes que hay mucho que
hacer. Y no únicamente desde la perspectiva científica. También las autoridades
civiles y militares están muy atareadas. Rick me dijo que los mandos están
pendientes de recibir instrucciones desde la Tierra.
-Espero
que pueda venir a la fiesta.- Le recordó su contertulia.-
-Sí,
yo también. Debe de estar a punto de volver.- Conjeturó Penélope interesándose
a su vez.-¿Estabas preocupada por eso?. ¡Tranquila!, ya le conoces. - rio para
señalar.- Con lo que le gustan las fiestas seguro que no faltará.
-No,
no era eso.- Le confesó Mei Ling mostrando más gravedad en su gesto ahora, para
desvelarle a su compañera.- Verás, creo que algo serio le está pasando a
Maggie.
Penélope le dedicó una mirada entre
sorprendida e incluso inquietada. No tardó en replicar.
-Pero,
la última vez que la vimos Rick y yo estaba perfectamente bien. ¿Sabes si ha
tenido alguna recaída? ¿Es por su hija?
-Físicamente
está bien, sí.- Concedió su interlocutora.- No es eso lo que me preocupa…
Pasó a contarle brevemente el
contenido de aquella conversación que sostuvo con su ex amante. La doctora
Winters escuchó con suma atención en tanto ambas llegaban a la parada del deslizador.
Al fin, expresó su opinión sobre eso.
-Coincido
contigo. Podría ser una depresión postparto. Quizás le convendría ir a ver a un
médico.
-No
sé. No me atreví ni tan siquiera a plantearle esa posibilidad. – Le contestó su
inquieta compañera.- He pensado que, cuando nos juntemos todos y celebremos,
eso la hará sentirse mejor.
-Seguro
que así será.- Convino animosamente Penélope, añadiendo.- Por lo que me han
comentado, se está preparando una fiesta a lo grande en su honor. Y la van a hacer en el local que Ginger y
Clarisa quieren inauguran en el planeta. Rick pudo hablar con Kiros para
preguntarle su parecer y él se mostró entusiasmado, agradeciendo el detalle.
Eso me contó mi novio hará unos días. El esposo de Maggie cree que ese detalle
le hará mucha ilusión.
Mei Ling escuchó con atención, eso
al menos era buena señal. Entre tanto, el deslizador llegó y las dos lo
abordaron. Dejaron ese tema tras confirmar que la fiesta se celebraría en
un par de días. Después se despidieron
dirigiéndose cada una a su casa. Entre tanto, en el local de Ginger como
siempre había mucha animación. El joven Martin parecía haberle tomado la medida
a sus obligaciones y servía con presteza todos los pedidos. También contribuyó
el retorno de Clarisa. Ahora eran dos para atender y se notaba. Su amiga además
le contó todo tipo de chismes sobre la boda a la que habían asistido.
-Esa
amiga de Scott es de verdad preciosa. -Le confesó, añadiendo entre divertida e
incluso realmente aliviada. - Me alegro que esté tan lejos. Y sobre todo,
casada con un hombre muy guapo.
-No
seas tonta, Scott solamente tiene ojos para ti.- Aseguró Ginger a la que le
hizo gracia aquello.-
-Sí,
¡me lo ha dicho unas cuantas veces!- Se rio Clarisa.- Sobre todo tras
presentarme a su amiga.
La joven rubia recordó aquel
momento. Ella estaba sentada en una de las mesas de invitados y su pareja se
había levantado yendo al encuentro de la agasajada. Desde luego, su novio casi
podría haber sido también el protagonista de aquel evento puesto que lucía un
smoking muy elegante que le favorecía mucho.
Clarisa misma llevaba un bonito vestido azul oscuro que resaltaba su
rubia cabellera. Entonces contempló a esa exuberante mujer de largo y sedoso
pelo moreno, con ese precioso vestido de novia. Realmente era muy hermosa. No
obstante, fue precisamente la anfitriona quien pareció quedar más impresionada
al verles. Sobre todo a Scott.
-
¡Estás de pie! - Exclamó la novia con un semblante atónito y lleno de alegría,
llevándose ambas manos a la boca.-¡Scott!
-Sí
- Sonrió levemente el joven para explicar. - No quise contártelo por holo
mensaje. Quería darte una sorpresa. Al fin diseñé un traje especial que
funciona.
-
¡Lo conseguiste! - Sonrió una llorosa Sandy abrazándose a él remachando -
Siempre supe que lo harías.
Y tras unos emotivos instantes en
los que lloraron un poco los dos, el chico le dijo.
-Pero
eso no es todo, quiero darte otra sorpresa. Ven, tengo que presentarte a
alguien…
Su interlocutora, entre atónita y
curiosa, asintió. De lejos y sin perder detalle de ambos, Clarisa les vio
aproximarse. El muchacho la condujo hasta una mesa cercana. Cuando les vio
llegar se levantó dedicándoles una atenta mirada con sus azules ojos mientras
Scott la presentaba.
-Ésta
es Clarisa. Nos conocimos en la SSP-2.
-Hola,
me alegro de volverla a ver.- Sonrió tímidamente la muchacha que ahora creyó
reconocer a esa individua.-
-Creo
que te recuerdo. ¿Trabajabas con Ginger, verdad? – Inquirió la morena
científica. –
-Así
es. – Admitió la interpelada que pasó a alabar a la novia.- Está usted
guapísima.
-No
me llames de usted. - Sonrió Sandy - Si estás con mi amigo Scott puedes
considerarte amiga mía.
-Gracias,
sí, estamos juntos.- Confirmó la sonrojada chica.- Y te agradezco que me hayas
permitido asistir a tu boda.
-Pasó
algo raro entonces.- Le comentó Clarisa a Ginger, interrumpiendo el relato por
un instante.-
-¿El
qué?- Quiso saber su amiga.-
-No
sé, fue como si , de repente, se hubiera olvidado de lo que acabábamos de
hablar. Y a mí me pasó lo mismo.- Trató de explicarle Clarisa quien prosiguió
con su narración.-
La novia la observó entonces con
cierta perplejidad. Comentando.
-¿No
nos conocemos? Juraría que nos hemos visto antes.
-Pues
no sé, no recuerdo.- Afirmó una desconcertada Clarisa.-
Scott también les dedicó una mirada
de extrañeza. Sandy entonces preguntó a su interlocutora.
-¿No
trabajabas con Ginger en la SSP-1?
-Sí,
- asintió Clarisa.-
-
¡Ojalá hubiera podido venir también Gin!- Suspiró Sandy.-
-Tenía
que quedarse con Dean y organizar muchas cosas en el planeta. Está preparando
la apertura de un local allí.- Le informó ahora Scott.- Pero te envía muchos
besos, y felicitaciones. Por cierto, la tarta que lleva tu nombre es el postre
estrella del negocio. ¡Quizás tengas que pedirle royalties! - Bromeó el chico.- La ayudaste a
crear una receta inmejorable.
-Lo
hice con sumo gusto. - Afirmó la recién casada.- Y solo deseo que todos seáis
muy felices en Nature. Me gustaría que pudierais contarme qué tal van allí las
cosas.
-No
nos podemos quejar. Como sabes mejor que nadie, un planeta en proceso de
terraformación es un reto.
-Es
cierto. Igual sucede aquí, en Bios. Pero merece la pena. Estamos creando el
futuro, no solamente para nosotros, sino para quienes vendrán detrás.-
Sentenció la morena científica añadiendo jovial.- Algún día me gustaría que mis
hijos y los hijos de ellos, disfrutasen de este planeta. Como supongo que
vosotros, si os animáis a tenerlos, querréis también en Nature.
Clarisa no pudo evitar sonrojarse. Y
su pareja pasó por idéntico trance. Al poco los tres se rieron.
-Por
ahora, tenemos un negocio que levantar.- Pudo decir la propia Clarisa.-
-Pero
nunca se sabe lo que el destino nos deparará.- Remató Scott.-
-Algo
bueno tendrá que ser, lo merecéis.- Les dijo Sandy con una amplia sonrisa
agregando con afecto en su voz dirigiéndose más a la propia Clarisa.- A Scott
le conozco bien y sé cómo es y a ti,
puedo sentir que también eres una buena persona.
-Muchas
gracias.- Pudo musitar algo vergonzosamente la aludida.-
Y aprovechando que Scott saludaba al
novio, que también se acercó, la radiante novia se aproximó a ella y le susurró
con complicidad.
-Estoy
segura de que Scott te quiere. Y es un muchacho realmente estupendo. ¡Ojalá que
pronto os animéis a dar el paso!
-Bueno,
no sé. Es algo que debe de meditarse muy bien.- Repuso Clarisa sintiéndose algo
avergonzada, aunque enseguida añadió con mejor talante.- Si alguna vez lo
hiciéramos espero que vendréis tu marido y tú como invitados.
-Por
supuesto, cuenta con ello.- Afirmó su afable interlocutora.-
Entonces ese guapo chico, que era ya
el esposo de Sandy, se aproximó. Con una planta imponente, alto y fornido. No
tardó en presentarse con amabilidad.
-Soy
Coraíon Lassart, os agradezco que hayáis asistido. Sandy os tiene en mucha
estima. Espero que lo estéis pasando bien.
-Claro
que sí. Eres muy amable.- Le agradeció Clarisa.-
Apenas sí pudieron conversar más
dado que los novios estaban muy solicitados y debían ir de mesa en mesa
saludando a sus invitados. Así pues se despidieron y aquella escultural morena
antes de alejarse, le insistió.
-Creo
que no tardaréis. Y seréis muy felices…
Ahora Clarisa sonreía, en tanto su
amiga y socia le comentaba quitándole hierro a esos olvidos.
-Ten
en cuenta que tendría muchos invitados y que apenas si os conocisteis en la
SSP-1. Es normal que no estuvierais seguras. Además, Sandy es una mujer
estupenda. Al principio parece más seria y reservada de lo que realmente es. Le
pasa como a Penélope, cuesta ganarse su confianza. Pero presiento que tú lo
lograste nada más conocerla.
-No
creo que sea para tanto el socializar con ella. Al menos a mí me pareció muy
agradable de principio.- Dijo Clarisa.-
-Siendo
su boda y estando tan contenta es normal. No me interpretas mal.- Repuso
Ginger.- Es muy buena persona. Recuerdo muy bien cuando estuve herida tras el
ataque en la nave y me recuperaba. Vino a interesarse por mi estado y hasta nos
pusimos a cocinar juntas. De ahí surgió la tarta que lleva su nombre.- Sonrió
con nostalgia al recordar aquello.-
Miraron hacia su local, vieron a ese
chico afanándose en atender a la gente que iba llegando.
-Parece
que se defiende bien.- Comentó Clarisa.-
-Es
un buen chico. Y Daphne, su compañera de clase, tampoco lo hace mal. Vendrá
luego.- Le comentó Ginger.-
-Al
fin se las arreglaron para irse repartiendo los turnos.- Dijo su
interlocutora.-
-Sí,
hay dos días por semana que se reparten. Martin de mañana y ella de tarde. Y
otros dos que pueden estar juntos, cuando no tienen clases, en los que libramos
tú o yo.- Le comentó Ginger.-
-Así
al menos siempre somos tres en el local.- Convino Clarisa.-
-Creo
que Martin podrá venir a Nature para ayudar en la fiesta. Pero me parece que
Daphne me dijo que no podría. Tiene que cuidar a sus hermanos.- Le refirió
Gin.-
Su
compañera asintió. Esa jovencita también daba la impresión de ser muy buena
chica, formal y bastante cumplidora. Clarisa de hecho tenía curiosidad por
saber algo más de esos dos muchachos. Incluyendo la crónica rosa, es decir, si
había algo entre ellos. Ginger pensaba que quizás sí. Empero, tuvieron que
dejar la conversación puesto que llegaban más clientes. Entre ellos el doctor
Ginga y Susan. Tras ser saludados por Clarisa pidieron algo de tomar. La
camarera enseguida se alejó a traérselo.
-Bueno,
entonces. ¿El viaje fue bien?- Se interesó Giaal.-
-Sí.
Esas tres son algo estiradas y no socializaron mucho, pero todo fue conforme a
lo previsto.- Le contó su pareja.-
Susan recordó que, tras escoltar a
las Starlight y llegar a Nature, las guardianas de la princesa Kakyuu se
despidieron con unas lacónicas gracias y partieron en un deslizador que las
aguardaba hacia un rumbo desconocido. Así, tras ver como se alejaban, fue Elisa
quien comentó.
-Vaya
pues, ¡qué minas más levantadas de raja nos han resultado esas tres!
Tanto la teniente Hunter como las
demás pilotos dedicaron a la chilena una mirada de estupor. Incluso Olivia, que
hablaba español también como lengua materna, pareció igual de desconcertada que
las demás.
-¡Híjole!
¿Qué fue lo que dijiste, manita?- Le inquirió en el mismo idioma a su
compañera.-
Ahora sí que Susan y el resto no se
enteraban de nada, al fin la teniente Hunter les pidió.
-¿Seríais
tan amables de traducir, por favor?
-Claro,
disculpe señora.- Sonrió una divertida Elisa, para explicar ya en inglés.- Me
refería a que son muy estiradas. Ni
adiós nos dijeron. Además, no sé qué estarán haciendo aquí con tanto
secretismo. Estoy más perdida que el teniente Bello.-Remachó casi de forma
reflexiva.-
-¿Qué
quién?- Quiso saber su rusa compañera.-
-Un
oficial que hace más de cien años se perdió en mi país cuando trataba de
sacarse su licencia de vuelo. Nunca se le encontró.- Repuso la interpelada
añadiendo no sin sorna.- Pero éstas señoritingas parecen todavía más
misteriosas que su desaparición.
-Son
altas representantes de Kinmoku, no debemos entrar a valorar temas como ese.-
Replicó su interlocutora con aparente seriedad.-
Sus subordinadas asintieron
rebajando aquel tono de humor, aunque enseguida fue Susan la que, sonriendo
levemente y con tintes más desenfadados, admitió.
-Pero
tenéis razón… ¡Vaya una panda de estiradas!
Eso provocó al fin las risas de
todas. Una vez sofocadas se despidieron para gozar de un merecido descanso. De
hecho, tras esa misión, Susan recibió con alegría la noticia de que un permiso
de varios días les había sido concedido. Por ello podría quedar con su pareja
más tiempo, el propio Giaal solicitó unos días libres a los que tenía derecho.
-Aunque
no sé nada del mayor Jensen.- Le comentó ella a su novio.- La última vez que le
vi fue precisamente tras retornar de ese planeta Kinmoku. Me parece que también
tenía una misión.
-¿Y
no pudo decirte cual, verdad?- Supuso su interlocutor.-
La joven negó con la cabeza. La
verdad, el mayor no había estado muy comunicativo últimamente. Quizás tuviera
problemas en el ámbito personal, pero eso no era asunto suyo. Decidió que sería
mejor cambiar de tema y preguntó a Giaal.
-Entonces
¿es cierto que tus padres van a venir a vernos?
-Eso
me dijeron la última vez que pude hablar con ellos.- Declaró el muchacho para
informar a su contertulia.- Querían
visitar primero a mi hermana y a su novio.
-Tengo
ganas de volver a verles, me caen genial.- Afirmó Susan.-
-A
ellos también les gustas mucho.- Repuso su novio de modo cordial.-
Al fin Clarisa vino con los tés y
las porciones de tarta que habían solicitado. La camarera, antes de dejarlas e
irse a atender más mesas, les comentó.
-No
olvidéis que la fiesta para Maggie y su hija será pasado mañana.
-Descuida,
no faltaremos.- Aseguró Giaal, agregando.- Ella también se reincorporará pronto
al hospital. Al menos, cuando la llamé para ver cómo estaba, me expresó ese
deseo.
-¿No
tiene más tiempo de baja por maternidad?- Inquirió una sorprendida Susan.-
-Sí,
lo tiene pero ha decidido que, pudiendo dejar a Gloria en una sala guardería
que tenemos en el centro, ella podría ayudar a las personas mientras cuida de
su hija. Al menos eso comentó cuando charlamos la última vez.- Contestó Giaal.-
El muchacho se mostró ahora con un
gesto más serio de lo que sería normal tratándose de esa clase de conversación.
Aguardó no obstante a que Clarisa se fuera, entonces le susurró a su novia.
-No
sé. Algo raro le pasa. Ya sabes lo que ocurrió durante su embarazo. De hecho,
estuvo clínicamente muerta. No comprendo cómo fue posible que reviviese.
-Puede
que su cerebro todavía estuviera con vida y sintiera el estímulo de su hija.-
Conjeturó Susan con poca seguridad.-
-El
cerebro puede sobrevivir muy poco sin oxígeno o, en el mejor de los casos,
sufrir secuelas por su falta.- Objetó Giaal, afirmando, eso sí.- Aunque quizás
no estuviera muerta del todo, pese a las lecturas de los aparatos de soporte
vital. Pero no es eso lo que me inquieta. Verás, Penélope me llamó para
comentarme que su compañera de trabajo, Mei Ling, había hablado con Maggie y
que se preocupó mucho…la notó muy extraña, muy cambiada…no quiso darme
detalles, dijo que ya lo veríamos por nosotros mismos.
Su contertulia escuchaba eso con
gesto atónito, pero se limitó a encogerse de hombros y contestar.
-Bueno,
Maggie ha sufrido mucho. Ha pasado por un terrible shock. Es normal que tenga
algunas secuelas. Confió que, con el tiempo, todo vuelva a estar normal.
-Por
eso, entre otras cosas, hemos decidido montarle esta fiesta.- Le confesó
Giaal.-
-Es
justo lo que le hace falta, a ella y a todos nosotros.- Convino Susan.-
Su pareja asintió. Tras un rato se
marcharon conversando sobre sus propios asuntos de familia. Los demás también anduvieron atendiendo a sus
obligaciones. Martin había acabado su
turno cuando llegó Daphne. La apurada chica no tardó en disculparse.
-¡Lo
siento mucho! Me retrasé. Tuve que ir a recoger a mis hermanos del colegio.
-No
te preocupes.- Sonrió él, restándole importancia.- Solamente han sido diez
minutos.
-Te
lo compensaré.-Aseguró ella.-
-Bueno,
mañana entramos los dos en el turno matutino. Con que me invites a un trozo de
tarta será suficiente.- Bromeó él.-
Aunque para su sorpresa, la joven
asintió.
-Claro.-
Dijo ella, algo ruborizada incluso, sentenciando.- Estaré encantada.
Martin sí que no esperaba eso.
Sonrió respondiendo en tanto se dirigía a la trastienda para quitarse el
delantal y marcharse.
-Vale,
pues nos vemos mañana.
Se alejó y Daphne le vio irse con
alivio. Era un buen muchacho y sobre todo, desde que plantó cara a Sven, y lo
hizo tan bien que este no se había vuelto a acercar a ella.
-Debió
de preguntar por él y se ha acobardado.- Supuso la chica.- Yo lo hice, y es
cierto. A Martin le dieron una medalla por enfrentarse a una de esos saiyajin.
Desde luego que es un chico muy valiente. Me dijeron que es amigo del mismísimo
embajador de Nuevo Vegeta.
Aunque,
dándose cuenta de que ya era lo bastante tarde corrió a ponerse el delantal y
entró al fin en su turno. A su vez, el mentado embajador saiyajin había visto a
su primo Doran, que hizo escala en Nature, aprovechando que volvía de Nuevo
Vegeta. Le recibió con alegría tras el correspondiente agasajo que le dieron
las autoridades. Luego, todos se reunieron con las enviadas de la princesa
Kakyuu y los jefes militares y civiles del planeta. El grupo se sentaba
alrededor de una gran y sólida mesa de roble, rodeada por cómodos asientos forrados de tela roja. Tras
unos murmullos entre los distintos asistentes al fin alguien se levantó
haciéndose el silencio.
-Les
doy las gracias a todos por asistir.- Declaró el gobernador Rollins, que se
hacía cargo de la parcela civil.- Esperamos que de aquí surja una postura común
para el problema más urgente que nos acucia.
-Con
el permiso del señor gobernador.- Intervino Kiros.- Mi primo, duque de Nuevo
Vegeta y soberano consorte de la Luna, Doran Derail, acaba de retornar de nuestro
mundo madre. Tiene algo importante que
decir.
-Gracias.-
Terció el aludido tomando la palabra ante el interés general.- Verán, señoras y
caballeros, pude hablar con los reyes de mi mundo y me advirtieron de la
escalada de agresividad de los Arcoily.
-Sí-
convino la capitana Simmons, que se hallaba presente también.- Hemos enviado un
par de escuadrillas para que patrullen
el sector gamma ocho. Allí se ubican algunos asteroides con mucha riqueza en
minerales sobre los que, acorde con nuestras informaciones, han puesto los ojos
esos individuos.
-Y
que son propiedad del planeta Kinmoku, si me permite recordarlo.- Intervino
Sailor Star Maker.-
Tanto ella como sus compañeras,
lejos de mostrar sus llamativos uniformes, vestían camisas y pantalones largos.
Daban casi la impresión de ser tres muchachos jóvenes pues sus espaldas se
veían más anchas y sus tonos de voz sonaban graves. El resto de los presentes
escucharon aquello con criterios encontrados. Star Healer y Star Fighter,
asintieron con aprobación. La capitana Simmons y el gobernador Rollins
parecieron recibirlo con malestar y tanto Kiros como Doran, sencillamente no se
sentían afectados por aquel comentario.
-Como
usted puede recordar, parte del acuerdo con su mundo fue el permiso concedido
por su princesa y el gobierno que ella representa para que nuestros mineros
exploten algunos de esos asteroides.- Respondió Rollins.-
-Por
supuesto.- Afirmó Star Fighter.- Nadie ha dicho lo contrario.
-Pero
la afirmación de mi colega sigue siendo correcta.- Añadió Star Healer,
sentenciando.- Esa zona está en espacio de nuestro mundo. Por ello, nos
preocupa sobremanera la posibilidad de que exista una amenaza de tal magnitud.
-A
todos nos debe preocupar eso.- Intervino Kiros.- Por ello tenemos que alcanzar
una postura común. Los Arcoily son un pueblo peligroso. Nosotros, los saiyajin,
no les tomamos a la ligera. Menos aún deberían hacerlo los humanos.
-Así
es.- Secundó su primo para agregar.- Hasta ahora eran unos simples sicarios de
ese tal Gralas. Como mercenarios que solían ser, luchaban por el botín y la
paga y se limitaban a recibir los despojos del tirano. Ahora ya no tienen a
nadie a quién seguir y tras el vacío de poder que ese criminal dejó han
decidido ser ellos mismos los que comiencen una política expansiva. Normalmente
son un pueblo desorganizado, tienen muchos líderes que pugnan por la
supremacía, pero ha llegado a oídos de mis reyes que uno de esos líderes, al
parecer, ha logrado imponerse al resto.
-Pues
eso es lo peor que nos podría pasar, que esos tipos se unificasen actuando de
modo coordinado.- Afirmó Maker.-
Otro espeso silencio se hizo entre
los miembros de esa reunión. Todos estaban de acuerdo en eso. Era pues
imprescindible dejarse de discusiones vanas por pequeños detalles y sumar
esfuerzos. Entonces fue Fighter quien intervino.
-Tal
y como lo veo, mientras demos muestras de coherencia y cooperemos, los Arcoily
se lo pensarán dos veces antes de atacarnos abiertamente. La clave está en
mantenernos vigilantes.
-Y
a la mínima señal de peligro para uno de nuestros planetas, los demás acudirán
rápidamente en su ayuda.- Remachó Simmons.-
-Tenemos
un problema. - Declaró Doran.- Y es la distancia. Estamos muy lejos los unos de
los otros. Por ejemplo, la Tierra y la Luna están a considerable distancia de
aquí, incluso vía agujero de gusano.
-Eso
podría ser aprovechado por los Arcoily. – Indicó Kiros.- Al menos Bios no está
lejos de aquí. Kinmoku tampoco y mi planeta asimismo está a una distancia
fácilmente salvable. No nos resultaría demasiado difícil darnos mutuo apoyo.
-Mi
mundo y la Tierra pueden sostenerse y protegerse mutuamente. – Valoró Doran.-
Durante años mi esposa, la reina Neherenia, ha hecho muchos preparativos para
reforzar nuestras defensas.
-También
la flota espacial terrestre se ha incrementado en los últimos años. – Añadió la
capitana Simmons.- Ahora, gracias a la mediación de los soberanos, Serenity y
Endimión, el planeta está unido. Al menos ante las amenazas que puedan provenir
del exterior.
-No
obstante, en el interior siguen teniendo algunos problemas.- Comentó el
gobernador de Nature.- Asuntos
políticos, sociales y religiosos. Más con la aparición de los reyes y el
descubrimiento oficial de que no están solos en el universo. Al parecer, la
vertiente espiritual y los asuntos de fe, han experimentado un nuevo
florecimiento.
-Eso
ya pertenece a sus temas de índole particular.- Aseveró Healer, sentenciando.-
Mientras podamos contar con la ONU y el UNISON, respaldando a Serenity y
Endimión, no habrá nada de qué preocuparse.
Fighter miró a su ahora compañero
con una expresión entre apenada y resignada, pareció querer preguntarle algo a
Doran, sin embargo guardó silencio. De este modo, fue el propio Rollins, quién,
ejerciendo de anfitrión, tomó la palabra.
-Entonces
¿podemos proceder a la firma del tratado de mutua intervención y ayuda en caso
de ataque?
El resto asintió. El mismo
gobernador tomó unas carpetas de lomos forrados de cuero y las distribuyó por
la mesa. Los presentes las ojearon para confirmar una serie de cláusulas que ya
habían sido acordadas de antemano. Al fin, tomando lumi bolis, fueron
firmándolas. Todas las Starlight lo hicieron en representación de su princesa y
su planeta. Doran firmó por la Luna, en nombre de la reina Neherenia. Kiros lo
hizo por Nuevo Vegeta, como apoderado de los reyes Lornd y Setsuna y entonces
el propio Gobernador Rollins volvió a firmar como representante de la propia
Tierra.
-Muy
bien, - afirmó el anfitrión levantándose de su silla.- Éste ha sido un día
histórico. Hemos cerrado el acuerdo de defensa interplanetario más ambicioso
que jamás se haya llevado a cabo hasta la fecha.
-Con
Nature como baluarte.- Aseveró Simmons, explicando aquello.- Somos los más
próximos al enemigo. Seremos los primeros en interponernos en sus planes si
deciden mostrar cualquier hostilidad.
-Y
podrán contar con nuestro apoyo inmediato.- Repuso Healer.-
-Sí,
lo mismo digo.- Convino Kiros.-
Doran asintió a su vez. Al fin se
levantó la reunión y tras despedirse de sus interlocutores ambos primos
pudieron charlar ya de sus familias, lejos del boato y del protocolo que tan
poco les gustaba.
-¿Qué
tal están tu mujer y tu hija?- Quiso saber Doran.-
-Bien,
por suerte. Maggie se recobró por entero y Gloria está sana y fuerte. Solo con
estar cerca de ella noto su tremenda energía potencial. Pero lo pasé muy mal,
llegué a tener mucho miedo.- Confesó a su contertulio con voz queda.-
Doran le observó con sorpresa, que
un saiyajin de ese nivel admitiera eso, significaba que la situación tuvo que
ser muy grave. Su interlocutor percibió esa expresión y le hizo un breve
resumen que, no obstante, bastó para dejar perplejo a su familiar.
-¡Por
el gran rey Vegeta!- Pudo exclamar.- ¿Estás seguro de eso?...
-Sé
lo que vi, y más todavía lo que sentí.- Afirmó Kiros.- Y supe que ella estaba
muerta. Lo que todavía no puedo
comprender es como volvió a la vida. Salvo…
-¿Salvo
qué?- Quiso saber su primo con evidente curiosidad.-
-Que
fuera por nuestra hija.- Completó su contertulio al fin con tono turbado.- Que
su amor por ella fuera tal que incluso le permitiera regresar del mundo de los
muertos. O que Gloria la trajera de algún modo. Por eso, quiero estar a su lado
y cuidarlas muy bien. A las dos.
-Lo
comprendo.- Asintió Doran, alegando.- Si a Neherenia le sucediera algo… no
podría soportarlo. Ella es valiente e inteligente, nada tiene que envidiar a
ninguna mujer saiyajin.
-Por
eso, voy a ayudar a nuestros amigos. Le estamos preparando una fiesta. Para
pasado mañana. En la superficie de Nature. Hay una zona que está bajo las
cúpulas. La primera ciudad del planeta, Sagan City, será la capital y allí, una
amiga tiene un local en el que va a inaugurar un negocio de cafetería. Voy a
persuadir a mi mujer de ir a verlo, haciéndola creer que es para que dé su
opinión sobre el lugar que está en obras. - Le confió a su primo para
ofrecerle.- Estaría bien que asistieras.
-Me
gustaría hacerlo, pero parto mañana mismo para la Luna.- Repuso su
interlocutor.- Tengo muchas cosas que hacer allí, y hace mucho que no veo a mi
esposa.
-Lo
comprendo muy bien.- Asintió Kiros que ya se despidió de su primo estrechándole
la mano al modo saiyajin, casi agarrándose el brazo entero a la altura del
codo, para remachar.- Y perdona mi estupidez, cuando me burlé de ti y del amor
que sentías hacia la reina de la Luna. Ahora veo cuan equivocado estaba.
-No
te preocupes por eso. Es algo que no puede entenderse hasta que se ha
experimentado. Ahora también lo conoces.- Declaró Doran.-
Así se dijeron adiós esperando
volver a verse lo antes posible. Kiros retornó a su hogar para compartir todo
el tiempo que pudiera con su familia. Así, los dos días que faltaban pasaron
sin mayor novedad. Tal y como le desveló a su primo, como parte de la sorpresa,
el saiyajin debía llevar a Maggie y a su hija a la cafetería. Al volver del
trabajo el embajador de Nuevo Vegeta llegó a casa encontrando a su esposa tumbada en el sofá. Había acostado a la
pequeña y estaba leyendo algo en su tablet.
-Sí,
esto tiene mucho sentido.- Musitaba Maggie.-
-Hola,
cariño. ¿Qué estás leyendo?- Inquirió él.-
-La
Biblia.- Repuso jovialmente su esposa.- Cuanto más la leo, más atraída por ella
me siento. Dice cosas realmente ciertas y muy profundas.
Kiros no pareció comprender. Debía
de ser uno de esos libros terrestres importantes. De modo que pasó de largo
sobre aquello y le comentó a su mujer, tal y como tenía planeado.
-El
otro día, Tracer me dijo que Ginger va a inaugurar el local que ha comprado en
Nature.
-¿Tan
pronto?- Sonrió Maggie dejando por un momento la Tablet.- ¡Vaya! Pues sí que le
está yendo bien.
-El
caso es que…verás.- Comenzó su esposo con tono pretendidamente dubitativo.-
Quería que alguien le diera opinión. Todavía están finalizando las obras.
Tracer no puede y le dijo a ella que quizás nosotros si tendríamos tiempo. Como
tú estás todavía de baja parcial y yo ahora he terminado mis asuntos más
urgentes…
Su interlocutora le dedicó una
mirada de extrañeza, era verdad que solicitó permiso para reincorporarse pero
con la niña, lo matizó. Trabajaba apenas cuatro horas en el centro de salud de
la nave y así podía cuidar de su pequeña, recordó eso en tanto su marido agregaba
con tono más decidido para proponer.
-¿Te
gustaría que bajásemos con Gloria a Nature a verlo? A Ginger le haría mucha
ilusión.
-¿Con
nuestra hija? No sé, no creo que sea buena idea, es muy pequeña todavía para
viajar. Y menos a un planeta que no cuenta aún con una atmósfera adecuada.-
Opuso su esposa.-
-Ella
es medio saiyajin, confía en mí, no tendrá ningún problema. Es una chica muy
fuerte.- Sonrió él aproximándose a la cuna en la que la involuntaria
protagonista de la conversación dormía, mientras su padre afirmaba.- Nuestra
raza y los híbridos de la misma, somos capaces de tolerar condiciones muchísimo
más difíciles. Además, iríamos a la parte protegida bajo cúpula. Cualquier
humano corriente puede ir allí sin ningún inconveniente.
Su mujer le escuchaba en silencio y
con suma atención. Por un momento Kiros temió no ser capaz de convencerla
aunque, al poco, ella sonrió asintiendo para decir.
-En
ese caso no veo por qué no. Será el primer viaje de Gloria a un planeta. A su
futuro hogar.
-Y
aprovecharemos también y podremos ver cómo van las obras del distrito en el que
se alzará nuestra casa.- La animó Kiros.-
Aquello terminó por decantar a la
joven a favor de aquella idea. Así pues solamente restaba prepararse para ello.
Al poco la cría despertó llorando, deseosa de desayunar. Eso concluyó la
conversación. Las cosas siguieron tranquilas en esos dos días hasta que llegó
el momento. Tras reunirse en la terminal de vuelos del asteroide, Mei Ling
junto con Penélope y Tracer, que acababa de regresar de su misión, se
dirigieron al local de Ginger y Clarisa tras tomar una nave lanzadera.
-Bueno,
allá vamos.- Comentó Penélope que, en esta ocasión, era de largo la más
dicharachera de los tres.-
Su novio asintió despacio ante el
mutismo de Mei Ling. Cada uno iba pensando en sus propios asuntos. Tracer
recordaba aquella patrulla que dirigió hacia el sector de las piedras, como lo
llamaban él y sus compañeros. Lo cierto es que fueron dos escuadrillas
completas, lo que no dejaba de ser un número de aviones más que apreciable,
exagerado incluso, para una misión rutinaria. Por ello estuvo inquieto y alerta
desde el primer momento.
-Muy
bien.- Declaró dirigiéndose al resto de los pilotos.- El sector gamma ocho no es una zona extensa,
pero tiene mucha concentración de asteroides de tamaños variados, los hay
enormes como el Everest, de esos no tenemos que preocuparnos.
-¿De
cuáles debemos preocuparnos entonces, señor?- Quiso saber un inexperto
alférez.-
-Precisamente
de aquellos que sean lo bastante pequeños como para no poder ser detectados a
tiempo y que pueden dañar nuestros cazas.- Le respondió el mayor Mullins quien
también iba al mando de su propia escuadrilla.-
-Así
es.- Convino Rick.- Por eso, no se separen de la formación y procuren no
aproximarse demasiado a la zona más densa.- Les indicó a los demás.-
El mayor Jensen tenía que armarse de
paciencia. La verdad, no le hacía ninguna gracia llevar a varios alféreces
recién salidos de la zona de instrucción de la SSP-2, pero el mando le ordenó
que debía salir con todos los efectivos disponibles. Además de llevar armas.
Cuando fue al despacho de su superior, el comandante Enset, éste le ratificó la
orden.
-Así
es, mayor. La capitana Simmons me ha ordenado que la escuadrilla Granate y la
Azul salgan con todos sus efectivos.
-Tenemos
a muchos chicos aquí que solamente han volado en prácticas alrededor de nuestra
nave, señor. No me parece demasiado oportuno llevarles a una zona repleta de
pedruscos en su primera misión real. - Opuso Tracer.-
-Lo
sé perfectamente y me gusta tan poco como a usted, mayor. Pero son las
órdenes.- Replicó Enset con cara de circunstancias.-
-Sí
señor.- Asintió Rick.-
Se retiró con la venia de su
superior y no tardó en disponerse para el despegue. Ahora, en tanto volaba en
aproximación hacia la zona encomendada, solo podía pedir porque no hubiera
ninguna novedad en ese sector.
-Detectando
asteroides, nos acercamos.- Informó el teniente Marcus.-
-Dividámonos
por escuadrillas.- Ordenó Rick.- La Granate al subsector uno, la Azul al dos.
-Recibido.-
Acordó Mullins.-
Eso de estar al mando tampoco le
hacía sentir demasiado cómodo, tenía toda la responsabilidad. Y es que a veces
ser el más antiguo no le entusiasmaba dado que por un par de meses superaba a
su amigo y compañero Tim.
-Cuanto
antes podamos volver, mucho mejor.- Pensaba.-
Su primera escuadrilla se ocupó de
dar una pasada sin acercarse demasiado a los peligrosos montones de rocas que
flotaban allí, aparentemente inertes. Sin embargo, esa apreciación era muy
engañosa y podía llegar a ser realmente peligrosa puesto que orbitaban
alrededor de la estrella que alumbraba Nature a una tremenda velocidad.
-No
parece que haya nada fuera de lo normal.- Le comentó un teniente primero que
era su segundo al mando en la escuadrilla Granate. -
No obstante, las cosas no eran como
aparentaban. Al poco tiempo llegó un aviso de la escuadrilla de Mullins.
-Hemos
detectado muchos puntos móviles en el radar. No parecen ser asteroides, se
mueven en formación.
-Preparados
para scramble.- Ordenó Tracer.-
Efectivamente, un grupo de al menos
veinte aparatos que él pudo reconocer de inmediato, con forma entre ovalada y
discoidal, se hicieron presentes. Algunos hasta disparando descargas de energía
contra sus aviones. Por fortuna, no alcanzaron a ninguno.
-Escuadrilla
Granate dos, modo varitech.- Ordenó el mayor Jensen llegando en apoyo de su
compañero Mullins y sus pilotos.-
Al momento los cazas de esa
escuadrilla se transformaron en robots que, equipados con sendos escudos de
energía en sus brazos derechos, protegieron al resto, en tanto los demás
aparatos devolvían el fuego al enemigo. En esta ocasión sí que pudieron
destruirse dos ingenios del adversario. El resto, al aparecer también la
escuadrilla Granate Uno, se dio a la fuga.
-¡Les
hemos dado una lección! - Exclamó un entusiasmado alférez.-
-Pues
se terminó la clase por hoy.- Respondió más comedidamente Marcus.-
-Y
que lo diga, teniente.- Convino Rick dando la orden.- Volvemos a la base. Hay
que informar.
Así lo hicieron, afortunadamente no
hubo más contratiempos y tras aterrizar a salvo en la SSP-2, y presentar su
informe, Tracer recibió permiso para tomarse unos días. Volvió a casa y fue en
busca de su novia. Ésta le confirmó que el plan que habían trazado de
sorprender a Maggie se había puesto en marcha. Ahora estaban llegando ya a su
destino…
-Esto
es mucho más agradable por lo menos.- Meditaba él.- Solamente habrá que tener
cuidado de no mancharse con el café y la tarta.
Mei Ling pensaba lo mismo. Aunque
ella tuvo la ocasión de vivir unos días menos ajetreados. Eso sí, volvió a ver
a esa tal Brenda. Se la encontró cuando una tarde, estando sola, había salido
de tiendas.
-¡Hola!-
Escuchó a sus espaldas cuando estaba contemplando un escaparate.-
Al girarse vio ante si a esa hermosa
rubia de largas piernas resaltadas incluso más por esos zapatos de tacón rojos.
Iba vestida con un bonito y sugerente modelo, bastante escotado de tonos
pastel. Desde luego la ropa le sentaba de maravilla, no en vano era modelo.
-Vaya,
¿qué tal?- Pudo responder Mei Ling casi con un susurro.-
-Bien,
salí a dar un paseo. -Le contó esa joven.-
-¿Pudiste
ver a las personas a quienes buscabas?- Se interesó su interlocutora.-
-Sí,
al fin vi a esa teniente Hunter. Se sorprendió mucho cuando me miró. Era de
suponer. Hasta se le escapó alguna lágrima. Por un instante creyó que yo era mi
hermana Celia.- Suspiró con aire entristecido, aunque enseguida animó su tono
para añadir.- Estaba claro que la apreciaba, igual que las otras. Eso me hace
feliz. Y después estuve preguntando por
un buen local para instalar una sucursal de la casa de modas en donde trabajo.
La Deveraux.
-Seguro
que te habrás interesado por la parte nueva de la ciudad en construcción.-
Comentó Mei Ling.- Allí hay muy buenos
sitios. O eso tengo entendido.- Agregó con menos seguridad.-
-Sí,
creo que tengo localizado un lugar que está muy bien.- Declaró la interpelada.-
Pero debo moverme rápido. Por lo que he podido averiguar, otros muchos negocios
están interesados en ubicarse en Nature a la mayor brevedad.
Así fue. Brenda bajó al planeta, eso
sí, provista de un traje especial y hasta una escafandra. Levantó no pocos
comentarios y algunas risitas incluso.
-Bien,
¡qué se rían!- Se dijo manteniéndose digna.- No voy a arriesgarme a que me den
de lleno las radiaciones, podría costarme una enfermedad o que se me secase la
piel.
Al llegar a la superficie fue junto
con otros posibles inversores y también visitantes. Le mostraron la parte que
estaba siendo edificada y más rápidamente terraformada. Le gustó el sitio, la
verdad sea dicha. Y ya tenía pensando en dónde podría invertir.
-Nos
contaron que eso de convertir Nature en una especie de Tierra, o como lo
llamasen, iba muy avanzado ya. Que será cuestión de meses poder bajar al
planeta sin apenas riesgo.- Le dijo a su contertulia.-
-Sí,
la terraformación marcha muy bien.- Admitió Mei Ling.-
Sonrió un poco ante la falta de
lenguaje técnico de su interlocutora. Pero a fin de cuentas no tenía por qué
estar puesta en eso. Y la modelo precisamente tomó la palabra al hilo de
aquello.
-
Tú me dijiste que eras científica. ¿No es así?- Inquirió la rubia para
preguntar con evidente interés. - ¿Crees que podremos vivir pronto en ese
planeta?
-Tal
y como te han dicho, con la cúpula ya es posible. Sin embargo, fuera de ella, y
con total seguridad, posiblemente sea cuestión de años aun.- Conjeturó la
oriental matizando esas optimistas explicaciones que había recibido su
contertulia.- Aunque con crema protectora y bien cubiertos de la radiación
solar, quizás pueda hacerse en pocos meses.
-¡Que
interesante! - Declaró Brenda añadiendo casi para sí.- Entonces, aquí todavía
falta mucho tiempo como para que se pongan en marcha las cosas.
-Bueno.-
Repuso Mei Ling.- Aunque únicamente venga a instalarse gente bajo la protección
del domo, la población será importante. Y se están diseñado edificios para la
parte de fuera que tendrán a su vez cristales especiales que filtren la
radiación. También he oído que proyectan hacer túneles y paseos subterráneos.
-Ojalá
que sea enseguida. Este sitio está bien, pero no deseo quedarme indefinidamente
aquí.- Le confesó su rubia interlocutora.-
-Supongo
que te gusta más la Tierra.- Comentó la oriental haciéndose cargo.-
-Desde
luego. Y para mí, además de vivir en mi mundo, es importante avanzar en mi
carrera. No te ofendas, pero, perdida en un pedrusco en medio del espacio, no
tengo muchas perspectivas.
Mei Ling la miró algo desconcertada,
pero pudo añadir más animosamente.
-Bueno,
si tu jefa te ha encomendado esta tarea será porque confía mucho en ti. Es como
si estuvieras abriendo una nueva frontera.
Brenda pareció detenerse por unos
instantes a sopesar aquellas palabras. Al parecer no lo habría visto de ese
modo. Al fin asintió despacio, replicando con tinte reflexivo.
-Sí,
eso debe ser. – Y al poco agregó con un tono más animado, e incluso cordial
volviendo su atención al escaparate.- ¿No te apetece entrar a probarte alguno?
-¿Alguno?-
Repitió su interlocutora que al principio no pareció comprender.- ¡Ah, sí!-
Sonrió levemente.-
-Soy
modelo profesional y mi jefa es la mejor diseñadora de la Tierra y de cualquier
otro planeta conocido. Podré aconsejarte bien si quieres comprarte un vestido.-
Aseguró Brenda.-
La verdad, Mei Ling no tenía
intención de eso. Sencillamente se detuvo a mirar los escaparates pensando
mientras tanto en su futuro. El recuerdo de sus padres por un lado, su trabajo
por otro, y para rematar, la preocupación que tenía por Maggie, habían estado
más presentes en su cabeza que nada relacionado con el atuendo. Pero ya que esa
chica tan guapa se lo proponía… En fin. Le ardían las mejillas solamente con
recordar lo que su ex novia le confesara, relativo a lo que había llegado a
hacer en los probadores con algunas de sus clientas. Sin embargo, al pensar
ahora en Maggie, esa excitación se apagó. Una vez más acudió a su mente la
última conversación que mantuvo con ella. Era otra mujer totalmente distinta.
-¿Entonces
vamos?- Le ofreció Brenda con tono cordial.-
-Claro.-
Convino de inmediato la oriental, saliendo de esos pensamientos.-
Entraron
en ese comercio y la modelo pasó a saludar a la dependienta. Una chica no muy
alta y de pelo castaño rizado, que no debería de tener más de veinte años.
-Veníamos
a ver unos vestidos.
-Claro
señorita. ¿Cuál le gustaría?- Quiso saber con tono amable.-
-¡No,
no para mí!- Rechazó Brenda como si aquella mera idea le resultase un
disparate.- Para mi amiga.
-¡Oh,
claro! Disculpe.- Se apresuró a
responder esa muchacha.- Por favor acompáñeme a verlos.- Le indicó a Mei
Ling.-
Lo cierto es que la oriental se
sintió algo cohibida. Esa forma de responder de su acompañante no le pareció
muy adecuada. De hecho, la observó cuando la solícita dependienta las dirigió
hacia un larga fila de perchas donde reposaban colgados algunos vestidos y
Brenda parecía mirar despectivamente la mayor parte de la ropa que allí se
exponía. Su impresión se confirmó, cuando la modelo preguntó a la chica que las
atendía.
-¿No
tienen nada de la firma Deveraux?
-No,
no señorita. Trabajamos Goldpier y Sutchy...- Repuso la interpelada.-
La modelo no respondió, pero el
gesto de su cara lo decía todo. Tanto que, a los pocos segundos, le comentó a
la atónita Mei Ling.
-¿Sabes
qué?... ¿por qué no vamos a tomar algo? A esa cafetería que me mostraste la
otra vez.
Mirando con apuro a la dependienta,
y luego a su acompañante, la aludida no supo que responder. Por un lado aquello
era un desaire hacia esa pobre chica que las estaba atendiendo, aunque de otro,
no quería que Brenda se marchase o se molestase con ella. Y tampoco había
estado muy interesada en probarse nada en realidad. Entonces, dio con una
solución de compromiso.
-¿Complementos
no tendrá, verdad?- Un pañuelo, ya sabe, un foulard…
-Sí,
tenemos de eso.- Asintió la muchacha que también parecía estar algo cohibida.-
-Me
he acordado que vamos a darle una fiesta a una amiga, y que no le he comprado
nada.- Aseveró Mei Ling forzando una sonrisa para exclamar apurada.- ¡Es que
soy muy despistada!
Brenda asintió. Al menos pudieron
dar un vistazo a algunos elegantes pañuelos de señora y la oriental eligió y
compró uno. La aliviada vendedora lo envolvió para regalo. Así, tras despedirse
de esa muchacha, las dos pasearon en dirección a la cafetería de Ginger y
Clarisa.
-No
me interpretes mal.- Comentó descuidadamente Brenda, alegando.- Pero esas
marcas son de la competencia, Sobre todo Goldpier. ¡Mi jefa no le soporta! No
me gustaría nada que alguien me viera en una tienda que vende sus productos y
se lo contara. Para ella, odiar a ese miserable es como una religión.
-Claro.
Lo siento mucho.- Asintió Mei Ling esbozando una sonrisa de compromiso.- No
deseo causarte problemas.
-Ninguna
nos dimos cuenta de eso. Tranquila.- Respondió indiferentemente Brenda.-
Anduvieron un poco más y tomaron asiento
al llegar al local. En esta ocasión la modelo solamente pidió un té. Dijo no
tener muchas ganas de comer. Mei Ling la acompañó con otro y no deseando dar la
impresión de ser una glotona, se contentó con un par de pastas de cortesía. Las
atendió Martin, ese chaval tan agradable que había estado colado por Maggie.
Aunque ahora el chico se quedó mirando con admiración a Brenda. Tras traerles los tés se alejó y la
muchacha comentó entre realmente aburrida e incluso resignada.
-Todos
los críos de esta nave se me quedan mirando como idiotas.
-Eres
una mujer muy guapa y con un cuerpo envidiable.- Pudo confesarle Mei Ling,
alegre en parte por tener esa oportunidad de expresar abiertamente lo que
pensaba sin comprometerse, más al agregar con despreocupación. - Es normal que
un chico joven como él te mire.
-Gracias,
pero eso ya lo sé desde siempre y lejos de alegrarme muchas veces me molesta.-
Declaró su interlocutora.- La mayor parte de los tíos me ven como un objeto
sexual. Y muchas mujeres también, no te creas. Siempre hay degeneradas.-
Subrayó con evidente disgusto dejando helada a su contertulia. Más cuando
añadió.- No creas que no te envidio. Eres una mujer normal, guapa incluso, y
nadie te mira así.
-Gracias.-
Pudo replicar la oriental no sin cierta ironía, al sentenciar.- Debe de ser una
carga muy dura para ti.
-No
te puedes ni imaginar.- Suspiró su contertulia dándole un sorbo a su taza de
té, para afirmar.- El mundo en el que me muevo es casi todo apariencia. Sin
embargo, también hay mucho trabajo y sacrificio, es muy duro. Pero un profano
eso no lo ve. Únicamente nos contempla luciendo modelitos y estando siempre
perfectas y sonrientes…
Y en tanto más la oía Mei Ling más
se hastiaba. Desde luego, una cosa era verla y otra escucharla. Tuvo que admitirlo.
Como mujer era un bombón, pero más allá de eso percibía un toque de egoísmo y
superficialidad cada vez más evidente en su contertulia. Al parecer Brenda
tenía un concepto muy bueno de sí misma y casi parecía pensar que estaba
sufriendo una especie de penitencia inmerecida por tener que estar en la
SSP-2. Al fin, tras un rato más de
conversación intrascendente, se despidieron.
-No
era para nada como yo pensaba. En fin, mejor voy preparándome para bajar a
Nature. No quedará mucho para que comience la fiesta- Se decía la oriental
ahora, en tanto miraba ese paquete que envolvía su regalo para Maggie y que
cuidadosamente llevaba en las manos.-
Entre
tanto, la familia de la homenajeada en ciernes estaba lista para partir. Tras
haber salido de casa y de camino hacia el astro puerto de la nave conversaban.
Maggie le contaba a su marido que estaba deseosa de retornar plenamente a su
trabajo.
-¿No
será demasiado pronto?- Inquirió él, con algo de inquietud.-
-No,
estoy perfectamente y con muchas ganas de volver.- Le aseguró la joven.-
-En
tal caso, si es lo que tú quieres, me parece muy bien.- Afirmó Kiros. -
-Gracias,
significa mucho para mí que me apoyes.- Comentó ella empujando el cochecito de
su bebé.-
-Claro,
¿Cómo no iba a hacerlo? Eres mi pareja. - Repuso su esposo de modo natural.-
-No
quiero que pienses que no voy a cuidar bien de nuestra hija.- Musitó Maggie con
cierto reparo.-
Su marido le dedicó una mirada de
estupor, apresurándose a replicar
-¿Por
qué habría de pensar eso? Eres una
magnífica madre.
-Gracias,
significa mucho para mí que digas eso.- Sonrió ella.-
Aunque para mayor asombro del
saiyajin, su mujer agregó recitando de memoria.
-La
Biblia dice. El ser una madre es un papel muy importante que el Señor elige
otorgar a muchas mujeres. Se dice que las madres deben amar a sus hijos.
En Tito 2:4-5 leemos, “… que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a
sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa,
buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.”
En Isaías 49:15a la Biblia dice, “¿Se olvidará la mujer de lo que dio
a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre?” ¿Cuándo comienza la
maternidad?...
Y es que Maggie recordó esa
conversación que mantuviera con el reverendo Waters. Aquel religioso que
conoció vía web. En su Tablet, que mostró orgullosa a su perplejo esposo, podía
leerse.
Los
hijos son un regalo del Señor (Salmo 127:3-5). En Tito 2:4, aparece la
palabra griega “phileoteknos”. Esta palabra representa una clase especial de
“amor materno.” La idea que se desprende de esta palabra es la de “preferir” a
nuestros hijos, “cuidar” de ellos, “alimentarlos”, “abrazarlos con amor”,
“cubrir sus necesidades”, “entablar una tierna relación” a cada uno como si
fuera el único salido de la mano de Dios. Se nos manda en la Escritura el ver
el “amor materno” como nuestra responsabilidad. En la Palabra de Dios se les
ordena tanto a las madres como a los padres, llevar a cabo varias cosas en la
vida de sus hijos:
Estando disponibles – mañana, tarde y noche (Deuteronomio 6:6-7)
Involucrándose - interactuando, acordando, pensando y procesando la vida juntos (Efesios 6:4)
Enseñándoles – con las Escrituras, el punto de vista bíblico del mundo (Salmo 78:5-6, Deuteronomio 4:10; Efesios 6:4)
Entrenándoles – ayudando al niño a desarrollar sus habilidades y descubrir su potencial (Proverbios 22:6)
Disciplinándoles – Enseñándoles en el temor de Dios, señalándoles sus límites en forma consistente, amorosa y firme (Efesios 6:4; Hebreos 12:5-11, Proverbios 13:24, 19:18, 22:15, 23:13-14; 29:15-17)
Nutriéndoles – Proveyendo un ambiente de constante soporte verbal, libertad de fallar, aceptación, afecto y amor incondicional (Tito 2:4; 2 Timoteo 1:7; Efesios 4:29-32, 5:1-2; Gálatas 5:22; 1 Pedro 3:8-9)
Moldeándolos con integridad – Viviendo lo que enseñes, siendo un modelo mediante el cual un niño pueda aprender, “captando” la esencia de una vida piadosa (Deuteronomio 4:9, 15, 23; Proverbios 10:9, 11:3; Salmo 37:18, 37).
Estando disponibles – mañana, tarde y noche (Deuteronomio 6:6-7)
Involucrándose - interactuando, acordando, pensando y procesando la vida juntos (Efesios 6:4)
Enseñándoles – con las Escrituras, el punto de vista bíblico del mundo (Salmo 78:5-6, Deuteronomio 4:10; Efesios 6:4)
Entrenándoles – ayudando al niño a desarrollar sus habilidades y descubrir su potencial (Proverbios 22:6)
Disciplinándoles – Enseñándoles en el temor de Dios, señalándoles sus límites en forma consistente, amorosa y firme (Efesios 6:4; Hebreos 12:5-11, Proverbios 13:24, 19:18, 22:15, 23:13-14; 29:15-17)
Nutriéndoles – Proveyendo un ambiente de constante soporte verbal, libertad de fallar, aceptación, afecto y amor incondicional (Tito 2:4; 2 Timoteo 1:7; Efesios 4:29-32, 5:1-2; Gálatas 5:22; 1 Pedro 3:8-9)
Moldeándolos con integridad – Viviendo lo que enseñes, siendo un modelo mediante el cual un niño pueda aprender, “captando” la esencia de una vida piadosa (Deuteronomio 4:9, 15, 23; Proverbios 10:9, 11:3; Salmo 37:18, 37).
La
Biblia nunca ordena que todas las mujeres deban ser madres. Sin embargo, dice
que aquellas que son bendecidas para ser madres, deben tomar seriamente esa
responsabilidad. Las madres deben tener un único y crucialmente importante
papel en la vida de sus hijos. La maternidad no es un trabajo o tarea
desagradable. Al igual que una madre lleva a su bebé durante el embarazo, y
alimenta y cuida de niño durante su infancia, así también las madres juegan un
constante papel en las vidas de sus niños, adolescentes y jóvenes adultos, y aun
cuando llegan a la edad madura. Mientras que el papel de la maternidad debe
cambiar y desarrollarse, el amor, el cuidado, la educación y el ánimo que da
una madre, nunca debe terminar.
-El
reverendo fue muy amable cuando le pedí consejo sobre mi situación. Me remitió
muchas de estas citas para que hallara consuelo e inspiración en ellas.- Le
explicó la joven a su atónito marido.-
-Bueno,
si eso te ha venido bien. Yo… pues no tengo nada que oponer.- Fue capaz de
decir el desconcertado Kiros.-
Realmente su esposa parecía estar
ahora muy serena, entregada en cuerpo y alma a la hija de ambos y realmente
cariñosa y atenta con él. Sin embargo, el chico echaba en falta ese carácter
suyo tan indomable y sarcástico a veces. Por eso mismo, se reforzó en él el deseo
de sorprenderla con esa fiesta.
-Se
lo merece, tiene que ver hasta qué punto la queremos.- Pensaba el saiyajin.-
Que esté segura de lo mucho que significa para todos, especialmente para mí.
Y
entre estas disquisiciones llegaron al fin a Nature. Al desembarcar lo hicieron
directamente a un vehículo especialmente protegido de las inclemencias externas
y se encaminaron hacia la cúpula que protegía esa primera fase de la ciudad en
construcción. Tras sacarla de su cochecito, Maggie acunaba en brazos a su
pequeña en tanto miraba con asombro aquella enorme estructura.
-Las
obras han progresado mucho.- Valoró.- No creí que llevasen construido tanto.
-Pues
esto no es nada. Con la ayuda de los varitech y las inversiones que se están
realizando, los trabajos aún se acelerarán más.- Le comentó él, añadiendo con
tono divertido.- Eso me han dicho por conducto diplomático. Así que no lo
cuentes, ¿eh?
Al menos logró que su mujer se riera
para convenir con él.
-¡Estará
tan seguro como si fuera secreto de confesión!
Su marido asintió sin saber a
ciencia cierta que quería decir eso, aunque no le dio más importancia. Ahora
bajaron ya del vehículo que les había transportado. Ya en una amplia avenida,
Maggie depositó a su hija en el cochecito que habían traído consigo y la
familia recorrió los metros que les separaban de aquel local.
-Aquí
es.- Le indicó Kiros a su esposa, tan pronto vio el lugar.-
Maggie se fijó en esa fachada tapada
aún por telas y lonas. Luego dedicó su atención a unos amplios ventanales
cubiertos, eso sí, con gruesos cortinajes. Nada podía verse del interior.
-Creo
que puedes abrir la puerta. Ginger me dijo que estaba sin cerradura. Los
obreros tienen que entrar y salir de continuo.- Le explicó Kiros, haciéndose
cargo del cochecito del bebé.-
Su mujer así lo hizo, tomó un
picaporte que giró. Al principio no se veía nada, todo estaba a oscuras. De
pronto, unas luces se encendieron y para su sorpresa se encontró con todos sus
amigos allí, que la recibieron con la exclamación de.
-¡Sorpresa!
– Gritaron todos al unísono.-
Ahora la estupefacta y azorada chica
pudo ver que ese local estaba totalmente lleno de personas y que lejos de
seguir a medio reformar ya había sido terminado. Era grande, luminoso (una vez
que Ginger y Clarisa, ayudadas por Scott y Tracer, descorrieron esos gruesos
cortinajes) y decorado con muy buen estilo, entre tradicional y alegre. Con
mesitas de madera, sillas cómodas de plástico y lamparitas realmente monas.
Además, la enfermera pudo leer un gran rótulo, colocado en una pared frente a
la entrada que rezaba. “Bienvenidas Maggie y Gloria”. Aquello la hizo sonreír
y, llevándose las manos a la boca, incluso emocionarse.
-Pero…
pero… Esto, ¿es por mí…y por mi hija?
-Claro,
¿por quienes iba a ser sino?- Replicó una sonriente Ginger.-
-Estamos
muy contentos de teneros aquí, a las dos. Madre e hija.- Añadió Penélope con
tono jovial.-
-Eso,
pero no vuelvas a darnos otro susto como ese.- Afirmó Tracer con fingida
seriedad, que pronto disipó al sonreír.- O te haremos invitarnos a todos a unas
rondas.
La homenajeada solo pudo dejar caer
algunas lágrimas. Pronto su esposo estuvo a su lado pasándole un brazo tras los
hombros.
-No
sé qué decir.- Musitó la emocionada enfermera.- Muchísimas gracias a todos.
Dios me ha bendecido con unos amigos maravillosos.
Y si bien esas palabras
sorprendieron a algunos, en especial a
Penélope y a Mei Ling, que confirmaban esa preocupación por aquel cambio en su
amiga, el resto no le concedió mayor importancia, achacándolas a ese momento
tan especial y a una simple forma de hablar.
-Bueno,
vamos a comenzar la fiesta.- Propuso Clarisa.-
Su novio Scott, a su lado, asintió a
la muchacha y se dirigió entonces al saiyajin para comentarle.
-Todo
listo. Tal y como nos pediste.
-Gracias
amigos.- Sonrió éste que se adelantó ante la sorprendida mirada de su esposa.-
De veras, no sabéis cuánto significa esto para mí y para mi familia. Pero os
daré una muestra ahora mismo.
Con
toda la concurrencia muy pendiente de ellos, Kiros subió a la tarima donde
solía estar el karaoke en el local de la nave, aunque aquí era un grupo de
músicos los que aguardaban para comenzar. El saiyajin les saludó y declaró tras
tomar un micrófono que estos le ofrecieron.
-Quiero
dedicarles esta canción a mi esposa y a mi hija. Porque ellas valen más que el
oro para mí.
Y tras unos rápidos aplausos y el
comienzo de la música, que ascendía con trepidante ritmo, el joven comenzó a
cantar…
Gracias
por volver a casa
Siento
que las sillas estén tan desgastadas
Las
dejé aquí, podría haberlo jurado
Estos
son mis días de juventud
Poco
a poco siendo devorados
Solo
otro juego para hoy
Pero
estoy orgulloso de ti
Estoy
orgulloso de ti
No
queda nada que me haga sentir tan pequeño
La
suerte me ha permitido mantenerme alto
Oro,
oro,
Siempre
cree en tu alma
Tienes
el poder de saber
Que
eres indestructible
Maggie escuchaba encantada y muy
emocionada. Además, su marido le estaba dando un claro mensaje con esa letra.
Quizás no lo hubiera pretendido así, pero, aparte de constatar su amor por ella
y por Gloria, le hablaba de su alma y de lo importante que ésta era….
-Sí.-
Pensaba la muchacha.- Es tal como el reverendo me dijo. El Señor nos da claves
de muchas formas distintas. Quien tenga oídos para oír, que oiga.
Y ajeno a esas reflexiones, Kiros
continuaba desgranando aquel tema con su grave y potente voz, para deleite de
todos…
Siempre
cree que eres
Oro,
oro
Me
alegro que estés obligada a regresar
Hay
algo que podría haber aprendido
Que
eres indestructible
Cree
siempre en ello
Después
de que la prisa se ha ido
Espero
que encuentres un poco más de tiempo
Recuerda
que fuimos socios en el crimen
Hace
solo dos años
El
hombre con el traje y la cara
Sabías
que estaba allí en el caso
Ahora
él está enamorado de ti, enamorado de ti
Y
el amor es como el alto muro de una prisión
Pero
tú podrías dejarme permanecer tan alto
Y
el amor es como el alto muro de una prisión
Pero
tú podrías dejarme permanecer tan alto
Oro,
oro,
Siempre
cree en tu alma
Tienes
el poder de saber
Que
eres indestructible
Siempre
cree que eres
Oro,
oro
Me
alegro que estés obligada a regresar
Hay
algo que podría haber aprendido
Que
eres indestructible
Cree
siempre en ello
Y
el amor es como el alto muro de una prisión
Pero
tú podrías dejarme permanecer tan alto
Oro,
oro,
Siempre
cree en tu alma
Tienes
el poder de saber
Que
eres indestructible
Oro,
oro
Me
alegro que estés obligada a regresar
Hay
algo que podría haber aprendido
Que
eres indestructible
Cree
siempre en ello…
(Gold,
Spandau Ballet, crédito al autor)
Al
terminar obtuvo una gran ovación y, tras recibir asimismo las felicitaciones de
todos, Ginger se acercó a la mesa que ocupó la familia del saiyajin con una
gran tarta Sandy, que lucía una vela en ella.
-Anda
Maggie, sóplala.- Le pidió la propietaria con gesto risueño, ante las
afectuosas miradas de los demás.-
-¿Yo?
Pero ¿Por qué? Si no es mi cumpleaños.- Objetó la atónita aludida.-
-Es
el aniversario del día de tu regreso.- Le contó Kiros.- Por eso planificamos la
fiesta hoy. Gloria cumple un mes de vida y también hace treinta días que tú
retornaste al mundo de los vivos.
Su esposa asintió despacio. Así era.
Sonriendo emocionada besó a su marido en una mejilla y sopló apagando enseguida
esa solitaria vela. Nada más hacerlo, los aplausos de todos la envolvieron.
-Gracias,
muchas gracias, de verdad. Soy muy feliz por tener tantos y tan buenos amigos,
un esposo tan atento y una hija tan maravillosa. La vida se ha portado muy bien
conmigo. Más de lo que realmente merezco.- Remachó casi a punto de llorar.-
-La
vida te ha recompensado por ser tan buena persona.- Declaró Penélope.-
-Sí,
es cierto.- Convino Mei Ling.-
-Has
hecho mucho por ayudar a otros.- Aseveró Scott.-
-Así
es. Y hay bastante gente que realmente te debe mucho. - Añadió Giaal.-
-Y
deseo hacer mucho más.- Convino ella con una amplia sonrisa.-
-Mi
mujer va a volver al trabajo enseguida a jornada completa. Ese es su mayor
deseo.- Comentó Kiros.- Echa de menos el hospital y a sus pacientes.
No obstante, Maggie le dejó atónito
y logró asimismo sorprender a sus amigos cuando movió la cabeza para rebatir.
-Lo
he pensado mejor. Todavía creo que no es el momento adecuado. Quiero pasar más
tiempo con mi hija. Además, estoy leyendo mucho la Biblia y me conforta de una
manera que no había llegado a imaginar. Deseo extender la palabra de Dios a más
personas…para que puedan beneficiarse de ello también.
-Bueno,
si eso es lo que quieres.- Pudo decir una perpleja Susan.-
-Sí,
amiga mía.- Afirmó Maggie, quien de paso recordó.- Y está pendiente el viaje a
Nuevo Vegeta. Tengo mucho interés en conocer a mi familia de allá.
-Claro,
en cuanto quieras partiremos.- Declaró su esposo, contento de oír aquello para
agregar.- También tienen deseos de conoceros, a ti y a Gloria Elua.
Mei Ling miró entonces a la atónita
Penélope y tras apartarse un poco del grupo, le susurró con preocupación.
-Ya
te lo dije.
Aunque su compañera se limitó a
encogerse de hombros para declarar tratando de restarle importancia.
-Mujer,
no me parece tan grave. Su vida ha cambiado mucho, tiene otras prioridades, su
hija…
-No
me refiero a eso.- La cortó la oriental.- Está, no sé... Como abducida...- Fue
capaz de describir con visible desconcierto.-
-Dale
tiempo. Ha pasado por una experiencia muy traumática.- Le pidió la doctora
Winters quien añadió con despreocupación.- Seguro que en unos meses volverá a
ser la de siempre.
Su contertulia asintió despacio
aunque no estaba nada convencida de eso. Ella conocía bien a Maggie. Al menos a
esa mujer que había sido su pareja. Fue por poco tiempo pero llegaron a tener
mucha intimidad. Y no únicamente en lo que al sexo se refería. Paradójicamente
fue Mei Ling la que siempre se mostró más hermética. Para bien o para mal, su
cultura y educación eran en gran parte así. Sin embargo, recordaba bien las
cosas que la enfermera le contaba. Una
vez, tras consumar uno de esos ardientes encuentros amorosos entre ambas, las
dos descansaban en la cama. Maggie apoyaba su cabeza en el vientre de la oriental
y le susurraba.
-Me
gustaría que no se terminase nunca.
-¿El
qué?- Quiso saber su interlocutora.-
-Esto.-
Sonrió su amante.- Tú, yo, aquí juntas.
-Me
temo que todo tiene su final.- Se sonrió a su vez la oriental.-
-Siempre
tan filosófica. ¿Es que los de tu cultura sois siempre así?- Se rio la
enfermera.-
-No
todos y el resto no siempre. Somos personas como cualquiera.- Aseveró Mei Ling
agregando incluso divertida.- Yo soy demasiado “occidental” para los usos de
mis padres, por ejemplo.
-Perdona,
debe de ser un cliché, pero en todas las películas los orientales tienen fama
de ser sabios y hablar poco…
-Sí,
y de saber artes marciales.- Añadió su interlocutora, no sin humor.- O si no,
de ser estupendos masajistas.
-¿Y
tú sabes de algo de eso?- Sonrió Maggie elevándose hasta la altura de los ojos
de su pareja.- Al menos de lo segundo sé que sí.
-Para
que te veo venir. ¡No pienso darte un masaje! - Rio la interpelada.-
-Anda.-
Musitó la enfermera con tono entre meloso, infantil y suplicante.- Me
apetecería mucho que me dieras uno.
-¡No
tienes tú cara!- Sonrió benevolentemente Mei Ling.-
Por supuesto que, ante los
insistentes ruegos de su novia, accedió. Le dio uno de esos masajes que ella
sabía practicar. Maggie gimió nuevamente de placer y, suspirando largamente,
añadió.
-No
sé qué me gusta más, esto o cuando estamos haciendo el amor.
-Seguro
que esto, perezosa. ¡Aquí no tienes que hacer nada más que dejarte tocar! - Se
rio su pareja.-
Eso hizo reír a su novia también.
Las dos lo hicieron de hecho durante un buen rato. Saliendo de aquellos
recuerdos Mei Ling la observaba ahora desde la distancia, con ese vestido tan
recatado y esa mirada casi ausente. Su expresión y su forma de comportarse
desde luego nada tenían que ver con las que ella conoció.
-Creo
que es cierto que algo terrible te sucedió. Y que la mujer que amé ya no está
aquí.- Meditó no sin una buena dosis de pesar, sentenciando para sí.- En su
lugar otra nueva nació aquel día.
Ajena a las reflexiones de su
expareja, Maggie se centraba ahora en su hija. La pequeña Gloria estaba
despierta y agitaba sus bracitos. Sin dudar la tomó en brazos. La cría comenzó
a llorar lo que llamó la atención de Martin que andaba cerca.
-¡Qué
buenos pulmones tiene!- Comentó el chico.-
-Sí,
es una niña muy fuerte.- Sonrió su orgullosa madre en tanto la mecía.-
Aunque pronto la causa de ese llanto
estuvo clara. Maggie se disculpó levantándose con la pequeña y diciendo.
-Tengo
que cambiarla.
-Ven
conmigo a la trastienda.- Le ofreció Martin alegando.- Hay mucho jaleo aquí.
La mujer asintió, levantándose con
la niña en brazos. Kiros estaba charlando en ese instante con Tracer y Giaal.
No queriendo molestarle acompañó al chico. Una vez en la trastienda, pudo poner
a la pequeña Gloria sobre una mesita y cambiarla el pañal.
-¡Vaya!
– Se sonrió.- Se ha hecho mucho la pobre.
-Aquí
tienes una pila.- Le indicó Martin.-
-
Ahora que dices eso. Pronto tendremos que bautizarla oficialmente.- Afirmó su
interlocutora remachando.- Así será parte de la familia de Dios.
El muchacho asintió sin conceder a
eso demasiada trascendencia. Su familia era también creyente y lo entendió como
algo normal. Entre tanto abrió un grifo que había sobre aquel fregadero y la
madre pudo lavarse un poco tras limpiar a su hija con toallitas de bebé. Tras
ponerla pañales nuevos la cría hizo algún que otro gorgorito mirando a su mamá
con esos grandes ojos violetas oscuros muy abiertos.
-Es
una monada.- Afirmó el joven, sonriente también.-
La pequeña hizo una leve mueca cuando
el chico se aproximó, semejaba una pequeña sonrisita.
-
¡Parece que le gustas de veras! - Rio Maggie al ver aquello.-
-Bueno,
es demasiado joven para mí.- Comentó el divertido aludido.-
-No
suele sonreírle así a cualquiera.- Declaró su interlocutora que afirmó
convencida.- Estoy segura que mi hija tiene una especie de don, sabe ver en el
corazón de las personas. Y ve que eres bueno.
Martin se ruborizó ligeramente. Su
contertulia al percatarse añadió con tono afable e incluso cariñoso.
-Eres
un gran chico. Solo aguarda, la muchacha adecuada no ha llegado todavía. Pero
sé que lo hará.
-Quizás
la adecuada hubieras sido tú.- Se atrevió a confesar tímidamente aunque
enseguida agregó al ver el gesto de su interlocutora.- Eso es lo que creía
antes, pero luego vi que no.
-Soy
demasiado mayor para ti, y Dios no lo quiso así.- Aseveró Maggie.-
Ahora fue Martin el que la miró con
extrañeza para decir no sin prevención.
-¿Puedo
preguntarte algo personal? Solamente si te parece bien, no quiero ofenderte ni
que te molestes. Si no quieres contestar lo entenderé.
-Bueno,
dime de qué se trata y ya veremos.- Contestó cautamente la aludida.-
Y tras unos instantes de silencio en
los que el chico daba la impresión de meditar sobre cómo decirlo, finalmente inquirió.
-¿Cómo
has cambiado tanto?... quiero decir…
-Sí,
comprendo que me hagas esa pregunta.- Le cortó la enfermera creyendo saber a
dónde iba encaminado el muchacho.- Pero verás, cuando te dije que era lesbiana,
lo era. Al menos eso pensaba. Siempre lo fui…no fue ningún pretexto fácil para
darte una negativa.
Aunque en esta ocasión fue el turno
de Martin de interrumpir aquello y mover la cabeza para convenir.
-No,
eso lo sé. Me refería a otra cosa…
-Dime.-
Le pidió una ahora intrigada Maggie.-
-Es,
ese cambio que has tenido. No sé…Ahora eres muy creyente.- Pudo decir el
muchacho tratando de sonar políticamente correcto.-
Aunque su contertulia no se lo tomó
a mal, al contrario, tras envolver a su hija en la mantita de bebé que llevaba
le miró animosa y contestó cordial.
-Verás,
es comprensible. ¿Cómo has cambiado tanto?- Se preguntó a sí misma para responder ahora con un tono más
reflexivo e incluso consternado.-
Realmente sucedió durante el parto de Gloria. Lo pasé muy mal. Llegue a
morir, Martin.- Le contó ante la expresión anonadada del chico.- Y estuve en el
Infierno. Y no me refiero a una licencia poética, ni a una metáfora. Quiero
decir el Infierno de verdad….
Y tras unos minutos en los que
relató aquella tremenda historia el gesto del chico pasó de la estupefacción al
horror, incluso a la compasión cuando su interlocutora le relató también su
historia con aquella maestra que fuera su primer amor. Aunque, tras concluir,
Maggie le dijo con tono de nuevo afable y feliz.
-No,
no debes tener miedo. Al contrario. Al principio pensé lo mismo que tú. ¡Qué
horror! Estar destinada a eso. Ahora creo que Dios quiso que viera lo que iba a
ser de mí de seguir viviendo de modo pecaminoso. Incluso la pobre Gloria me lo
advirtió. Para ella era ya tarde. Pero aun así no he perdido la esperanza. Rezo
todos los días por su redención. Una oración para que su alma sea libre y pueda
ver la luz. Y luego está mi niña.- Agregó meciendo a su bebé con mucho
cuidado.- Sé que gracias a ella pude volver. El Señor en persona envió a uno de
sus ángeles para decirme que debía de hacer muchas cosas aún. Entre ellas,
cuidar de mi pequeña. Por eso, temo por otros que son como era yo. El reverendo
Waters me lo explicó.
-¿El
reverendo Waters? ¿Quién es ese?- Inquirió el chico.-
-Un
hombre realmente bondadoso, un pastor religioso que sabe mucho de estas cosas.
Gracias a Caroline y a su esposo Ernie,
pude ponerme en contacto con él. Aproveché a charlar por la web y atender a
algunas de sus homilías. ¡Me abrió los ojos, Martin!- Exclamó ahora llena de
animación.-
El chico asintió despacio aunque
estaba aturdido. Aquella mujer no era ni mucho menos la misma. Era difícil de
explicar, su cara, sus ojos aparentemente eran iguales pero su mirada y su tono
estaban transformados. Seguía pareciéndole una chica realmente atractiva y
simpática, buena persona igual que antes. No supo que responder. Entonces
Maggie le dijo con tono jovial.
-Volvamos
con los demás. A ver que cuentan…
Sin saber qué otra cosa hacer el
muchacho asintió. De hecho, durante esa conversación, Giaal y Kiros habían
estado charlando a su vez. El saiyajin le comentó.
-Maggie
está dispuesta a ir a mi planeta y conocer a los míos. Eso me alegra. Estoy
convencido de que hasta mi propia madre la recibirá bien.
-Me
alegro. También mis padres tienen previsto venir a visitarnos a mí y a Susan en
breve.- Le contó el alíen.-
-Espero
que pronto hagáis como Maggie y yo. Casaros y tener hijos. Os deseo lo mejor.-
Afirmó su interlocutor.-
-Sí,
sería bonito. Pero mi novia tiene su carrera y no deseo que eso le suponga
ninguna dificultad.- Repuso Giaal.-
-No
sé por qué habría de suponérsela.- Declaró Kiros.- Al contrario. Al menos entre
mi pueblo, una mujer de tal valía que tenga descendencia, es una bendición,
como diría mi esposa.
-Tu
mujer se ha vuelto muy religiosa últimamente.- Observó entonces su
interlocutor.-
-Sí,
supongo que sí. No estoy demasiado familiarizado con las creencias humanas.-
Contestó el joven saiyajin.-
Por su parte, Susan estaba charlando
con Penélope y Mei Ling. Las tres comentaban los últimos avances en la
superficie del planeta.
-Dentro
de nada se podrá vivir aquí tan cómodamente como en la nave.- Opinaba la
oficial.-
-Y
con mucho más espacio.- Añadió Penélope.- La zona habitable crece por días.
-Es
verdad.- Convino Mei Ling, recordando la hablado con Brenda.- En pocos años se
habrá multiplicado la superficie cultivable y la atmósfera nos protegerá casi
al cien por cien de la radiación.
Al poco vieron llegar a la familia
de Nelly. La niña sonrió ligeramente, en tanto su madre, Aurora, saludaba.
-¿Qué
tal?- Menos mal que pudimos encontrar una lanzadera. – Comentó en tanto llevaba
de la mano al pequeño Orix.- Espero que
no lleguemos demasiado tarde.
-Claro
que no.- Sonrió Penélope al verles.-
-Nos
alegró mucho recibir su llamada, doctora. –Afirmó Aurora.- Le tenemos mucho
aprecio a Maggie ¿verdad, Edgar?
-Sí,
la enfermera Kendall es una mujer realmente estupenda. Tenemos mucho que
agradecerle.- Remachó el aludido.-
-Bueno,
ahora es la señora Derail.- Sonrió levemente Susan.-
-¿Dónde
está Maggie?- Pudo decir Nelly escrutando el lugar con sus ojos azul cielo.-
-Debe
de andar por allá.- Señaló la teniente Hunter apuntando con su dedo hacia la
zona más concurrida del local.-
La cría dirigió su mirada hacia allá
y, en efecto, pudo descubrir a la enfermera quien, acompañada de Martin el
camarero, salía de la trastienda. Él la dejó dado que enseguida debía llevar
más bebidas y tartas a las mesas. De modo que Maggie se aproximó al grupo de amigos
que departían y no tardó en ver a la cría.
-Hola
tesoro. - Sonrió saludando a Nelly.-
-Hola.-
Musitó la pequeña observando a su interlocutora con los ojos muy abiertos.-
-Nos
alegramos mucho de haber podido venir.- Terció Aurora.- Y también de que tanto
usted, como su hija, estén en perfectas condiciones.
-Tuve
un parto difícil, sí. Pero gracias a Dios todo salió bien.- Repuso suavemente
Maggie.-
-Es
usted una buena mujer, Dios no la iba a desamparar.- Aseveró su interlocutora
casi con el mismo tono de certeza.-
Maggie sonrió levemente y tras hacer
una carantoña a la pequeña Nelly y una caricia en la mejilla a Orix, mostró a
Gloria que ahora dormía.
-¡Es
una preciosidad! - Alabó Aurora.-
Aunque ocurrió algo curioso, tanto
Nelly como Orix se miraron con gesto de sorpresa pero no dijeron nada. Al poco
pasó Ginger con una bandeja llena de tartas y se dirigió a los críos.
-¿Os
apetece merendar, niños?
Los dos asintieron con entusiasmo,
tras mirar a su madre que asintió sonriente, la dueña del local les emplazó en
una cercana mesa. De modo que ambos se deleitaron ya degustando las tartas acompañadas
de sendos vasos de leche mientras el pequeño Dean se unía a ellos.
-Tienen
buen apetito. - Comentó una divertida Clarisa que llegaba junto al grupo
acompañada de Scott.-
-Es
natural, están en la edad.- Afirmó Aurora.-
-Crecen
muy deprisa.- Añadió Edgar, que agregó con un tono que no se sabía si era de
orgullo o de inquietud.- Sobre todo Nelly.
Y es que la cría iba a cumplir los
diez años pero ya había comenzado a estirar. Quizás tuviera un desarrollo
precoz. Su padre no dejaba de observarla de una manera extraña. Sin embargo,
dejó enseguida de hacerlo cuando el doctor Ginga, junto con el embajador de
Nuevo Vegeta y un oficial, se unieron a ellos.
-Ha
sido realmente magnífico.- Declaró Kiros, quien de modo amable, remachó.-
Muchas gracias a todos por hacer esto posible.
-Somos
nosotros quienes tenemos mucho que agradecerle a ustedes.- Dijo Aurora.- Es un
orgullo conocer a alguien tan importante y valiente.
-Me
sobreestima usted.- Sonrió el saiyajin.- Solamente trato de cumplir con mi
deber de la mejor forma que puedo.
-Pues
lo has logrado, amigo.- Intervino Tracer.- Gran parte de esto te lo debemos a
ti.
-Todos
hemos trabajado duro y luchado mucho.- Repuso el interpelado.-
-Así
es.- Acordó Giaal.- Ahora por suerte, tenemos la oportunidad de comenzar a
disfrutar de todo lo que se ha conseguido. Pero queda todavía mucho por hacer.
El resto asintió, pasaron algunas
horas más y tras intercambiar charlas entre los diversos grupos se fueron
despidiendo. A Maggie le dieron varios regalos, entre ellos el pañuelo que Mei
Ling le compró. La oriental, sonriendo con algo de prevención, como si se
disculpase por ello, le dijo cuándo se lo entregó.
-No
sabía que regalarte…
-Es
precioso.- Alabó Maggie.- Lo llevaré con mucho cariño. No debiste molestarte.
-No
fue ninguna molestia.- Añadió su contertulia.-
-Para
mí, solo el detalle que habéis tenido ya era más que suficiente. Os agradezco
a todos vuestra amistad y apoyo. Por
eso, si necesitas hablar con alguien en cualquier momento, cuenta conmigo.- Le
ofreció con afecto.-
Mei Ling asintió, aunque algo en el
tono de Maggie la sorprendía. De hecho, le hablaba como si de una hermana se
tratara. Ya estaba resignada desde luego a que lo suyo terminó hacía tiempo,
sin embargo seguía sin ser fácil para ella verla y no sentir algo especial.
-Gracias.-
Repuso la oriental animosa pese a todo. - Claro que charlaremos.
Se despidió marchándose de allí,
junto con la mayoría de los asistentes. También Kiros y su esposa se fueron
finalmente, llevando dormida a su pequeña en el cochecito. Solamente quedaron
Clarisa, Scott, Ginger y Martin. Gracias a unos droidas ayudantes recogieron
eso en muy poco tiempo. También algunos invitados les habían echado una mano
antes de irse. Por fin, terminaron.
-Estoy
cansada, ha sido un día largo pero estupendo.- Declaró Ginger que observaba a
su hijo dormido en un cómodo sofá cercano.-
-Bueno,
con esto hemos inaugurado extraoficialmente el nuevo local.- Afirmó una también
satisfecha Clarisa, recordando eso sí.- Aunque hayamos tenido que cerrar el de
la nave por “ descanso del personal”
-Hubiese
sido demasiado para la pobre Daphne el apañarse allí sola. Y eso que lo
propuso.- Intervino Ginger.-
Así fue, la joven no pudo unirse a
ellos en esa fiesta. Tenía que estar pendiente de recoger a sus hermanos del
colegio. Pero se ofreció a estar en el otro local atendiendo en su turno. Sin
embargo, era mucho trabajo para una persona sola, más si no era la repostera
del lugar.
-Ya
trabajará mañana por mí.- Dijo Martin.-
-Desde
luego, todo va estupendamente ahora.- Afirmó Clarisa con optimismo.- Nature
está avanzando a pasos agigantados. ¿Verdad Scott?
-Así
es. Sin ir más lejos, nuestro centro de investigación y desarrollo está a punto
de ser terminado.- Les contó Scott.- Y no queda lejos. Podré venir a desayunar
aquí todas las mañanas.- Remachó con alegría.-
-Y
mi facultad también avanza a buen ritmo, estamos dando clases en la nave
todavía, pero será estupendo poder venir aquí a estudiar.- Sonrió Martin.-
-Bien,
pues vámonos ya a casa. De vuelta a la nave, que todavía es nuestro hogar.- Les
indicó Ginger quien no tuvo más remedio que despertar a su hijo.- Hala Dean,
volvemos a casita.
Y así lo hicieron. Daphne por su
parte, suspiró aliviada. ¡Menos mal que no le tomaron la palabra! Hubiera sido
imposible el hacerse cargo de todo aquello. Y eso que una amiga de su facultad,
Laura, le ofreció ayuda.
-Por
mí estaría encantada.- Le comentó Daphne.- Pero no creo estar autorizada para
llevar a nadie a trabajar sin el permiso de Ginger o de Clarisa.
-Podríamos
ir y echarte una mano.- Intervino un tal Greg, otro compañero suyo y de
Martin.-
-Ya
sé dónde querría este echarle una mano.- Le susurró Rob.- Un amiga de Laura , a
esta chica.-
La joven se rio. Daphne les miró sin
comprender aunque obviamente no le explicaron de qué iba la broma. De lo que
conversaron un poco más en serio fue de otro asunto.
-¿Ese
idiota sigue acosándote?- Le preguntó Laura.-
-No,
bueno.- Pudo decir su apurada interlocutora.- Desde que Martin le paró los
pies, no ha vuelto a decirme nada.- Admitió aliviada.-
-Es
increíble. Ahí dónde le veis el tío tuvo las narices de enfrentarse a uno de
esos guerreros del espacio.- Comentó un admirado Rob.-
-Después
de eso, un chulillo universitario es pan comido.- Convino Greg.-
Por un lado, el tal Greg lamentaba
aquello. Únicamente había que fijarse en como hablaba Daphne de aquel muchacho.
Martin era un tipo con suerte, ¡la tenía en el bote! Ojalá fuera lo bastante
tonto como para dejarla escapar, y, de ser así. Ya estaría él pendiente.
-Nunca
se sabe. Quizás tenga alguna oportunidad.- Se decía tratando de animarse.-
Aunque lo que menos le interesaba en
ese momento a Daphne era salir en serio con ningún chico. Bastantes cosas tenía
ya de las que ocuparse y preocuparse. Comenzando por sus hermanos y sobre todo,
por ella misma. De este modo todos continuaron con sus vidas y sus trabajos. El
tiempo fue pasando, muchas cosas sucedieron en Nature. Las semanas dieron paso
a los meses y estos a los años. Casi parecía que el tiempo volase. El planeta
fue poco a poco adquiriendo un aspecto realmente hermoso. Miles de árboles se
fueron plantando junto con otro tipo de vegetación traída de diversas partes de
la Tierra. Los bosques pronto cubrieron gran parte del planeta. Lagos, ríos e
incluso mares de aguas cristalinas iban surgiendo merced al denodado esfuerzo
de los científicos, ingenieros y demás trabajadores. Más personas fueron
llegando a su vez. Algunas eran conocidas e incluso familia de muchos de los que allí residían. Otras llegaban por vez
primera persiguiendo anhelos de una vida mejor en un mundo nuevo. Por otro
lado, las previsiones se iban cumpliendo y la atmósfera llegó a ser lo
suficientemente densa y protectora como para sustentar la vida sin tener que
recurrir a protecciones ni filtros especiales. Al menos en los puntos no
demasiado elevados del planeta o en las zonas intertropicales. Sin embargo, no
todo eran alegrías en aquel paraíso, los problemas y las posibles amenazas
persistían, y era labor para muchos de los allí presentes el tratar de poner
remedio a las mismas, cada uno en sus propios ámbitos y circunstancias…
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)