Ajena por completo a lo que estaba
sucediendo en Sagan City, Susan estaba llegando a la base. Tenía una reunión
con Jane. Al parecer, tanto ella como la capitana Simmons, dijeron tener
pruebas de la existencia de una conspiración. Y los indicios apuntaban
claramente a alguien. La mayor Hunter se resistía a creerlo pero las evidencias
que le presentaron no le dejaban más opción. Llegó finalmente siendo recibida
por Jane.
-Te esperaba.- La saludó la mayor Gray
nada más verla llegar.-
-Vine lo antes que pude.- Repuso su
compañera.-
-Entonces vamos.- Le indicó Jane.-
Las
dos se dirigieron hacia su destino. El despacho de la capitana Simmons. Al
llegar pidieron permiso y cuando les fue concedido saludaron tras entrar.
-Muy bien, señoras.- Comentó su oficial
superior.- Ha llegado el momento, muévanse con rapidez…
-A la orden.- Replicaron, saliendo de
allí al instante.-
Ya
tarde, con el sol poniéndose, terminó el turno del laboratorio. Ante la
ausencia de Mei Ling, Sharon tuvo que ocuparse de coordinar aquel día a sus
compañeras. Tanto Emma como Shania habían trabajado sin hablar mucho. De hecho
nunca se habían llevado bien. Por eso sorprendió que Shania se dirigiera a
ambas con talante bastante más abierto del habitual, proponiéndolas.
-Creo que hemos trabajado mucho. No sé
que habrá sucedido con Mei Ling, pero sin ella, ni Penélope nos hemos
desempeñado muy bien. Deberíamos celebrarlo. Os invito a tomar algo.
Tanto
Emma como Sharon se miraron perplejas. Fue la primera quien rehusó con tono
educado pero frío.
-Lo lamento, tengo otros compromisos.
Shania
suspiró, aproximándose a su compañera le dijo con tono incluso amable.
-Sé que hemos tenido diferencias. Pero
cree que deseo que, de ahora en adelante, seamos buenas compañeras. No te digo
amigas. Pero seguro que podríamos charlar un rato. Te explicaré algunos de mis
motivos.
-Quizás en otro momento.- Eludió su
interlocutora. –
-Puede que sea buena idea. Si es poco
tiempo.- Comentó Sharon, añadiendo esperanzada.- Sería estupendo que pudiéramos
llevarnos mejor todas.
-¡Claro!- Afirmó con entusiasmo Shania.-
Emma
suspiró, al fin cedió diciendo con cierta desgana
-Está bien. Pero solo un momento.
-Descuida, no nos llevará mucho.- Sonrió
su interlocutora.-
Sharon
entre tanto conectó su teléfono. Enseguida vio esa llamada perdida de Tracer.
Sonrió. Al menos su novio se preocupaba por ella. ¡Pobre! Había intentado
llamar más de una vez. De todos modos no era muy propio de él. ¿Qué querría
decirle que fuera tan urgente?
-Ahora voy, enseguida os alcanzo.- Les
dijo a sus compañeras.- Tengo un mensaje de voz que escuchar.
-Muy bien.- Convino Shania dirigiéndose
animosamente a su otra colega.- Vamos Emma. Ya verás cómo nos vamos a entender
muy bien a partir de ahora.
La aludida le dedicó
una mirada escéptica pero la siguió. Caminaron fuera del laboratorio saliendo a la
calle. Ya era de noche y Emma comentó, algo incómoda con esa situación.
-Espero que Sharon no tarde.
-Mujer, será algún mensaje privado de su
novio.- Se sonrió su interlocutora.-
-Sí, al menos en eso es una chica muy
formal.- Declaró Emma.-
-Eso seguro, se casará con ese novio
suyo, que se convertirá en su maridito y luego tendrán algunos niños para
perpetuar la especie.- Se burló Shania.-
-No veo que hay de malo en ello.- Objetó
su contertulia.-
Ahora
Shania se detuvo junto a la carretera y mirando fijamente a su colega le dijo
con tinte más serio.
-¿Lo ves? Ese es el problema. Tú eres
una mujer que vale mucho, pero no te das cuenta. Lo mismo que Sharon. Solamente
pensáis en conocer a algún hombre algún día y en ataros a él.
-No te confundas.- Le dijo Emma.- Una
cosa es que quiera encontrar pareja algún día y otra que tenga que atarme.
-Yo nunca me ataré a un hombre, solo son
unos cerdos que buscan satisfacer sus deseos con nosotras. Y luego cargarnos
con todo. Ellos no tiene que soportar ni el embarazo, ni dar a luz y sobre
todo, se desentienden de la educación de los hijos.- Expuso Shania.- Por ello,
si lo consideras desde este punto de vista, únicamente tienen una utilidad, la
de fecundarnos.
Emma
se rio ahora. Para encararse con su compañera y replicar.
-¿No me digas que también eres una de
esas tortilleras que no soporta tener a un hombre cerca? ¿Te pasa como a Mei
Ling? ¡Vamos! Esa al menos no lo oculta y tampoco la he escuchado meterse con
ellos. Pero te diré una cosa, si estás tratando de insinuarte conmigo no
pierdas el tiempo. Eso no me va.
Ahora
fue Shania la que rio, dejando perpleja a su interlocutora, cuando contestó
entre desdeñosa y divertida.
-Cariño, no te des tantos aires. No
estoy interesada en ti, ni en ninguna otra mujer. Por lo menos en ese aspecto.
Pero mis amigas sí que te valorarían como una buena adquisición.
Un
deslizador se aproximaba despacio a ellas. Había estado aparcado a pocos
metros. Emma no lo había advertido hasta ese momento. Aunque no se fijó
demasiado en él, estaba más atónita escuchando a su compañera de trabajo.
-¿Qué amigas?- Quiso saber.-
El
vehículo se detuvo junto a las dos, y de él bajaron dos mujeres altas, esbeltas
y con unas miradas hipnóticas. Emma no pudo dejar de perderse en aquellos ojos
ambarinos tan extraños. Incapaz de reaccionar oyó a Shania decir entre risas.
-Estas amigas mías van a convencerte de
que te unas a su movimiento…Ya lo verás.
Y
sin que pudiera resistirse una de ellas la hizo entrar en el deslizador. La
otra se quedó con Shania cuando el vehículo arrancó perdiéndose en la carretera.
Al fin, esa mujer rubia, le preguntó a la científica.
-¿Y la otra chica? Vinimos las dos para
ocuparnos de ellas.
-Se entretuvo.- Suspiró ésta.- Pero
podemos esperarla, estará a punto de salir.
-No.- Negó su contertulia que parecía
haber percibido algo.- Tenemos que irnos. Viene alguien…
-Muy bien.- Repuso Shania girándose para
mirar hacia el laboratorio.- Pero es una lástima, no creo que tarde…
No
obstante, al mirar de nuevo hacia su interlocutora, ésta ya no estaba allí.
-¡Odio cuando hacen eso! - Suspiró.-
Sin embargo, el ruido de pasos la alertó. Al
poco vio llegar a un grupo de varias personas. Dos hombres y dos mujeres. Uno
de ellos era ese idiota, el novio de su compañera la rubita.
-Hola.- La saludó.- ¿Has visto a Sharon?
-Acabamos de salir del trabajo. Se quedó
un momento dentro.- Le contó ella con tono neutro.-
Con
un agradecido asentimiento Rick corrió hacia allá. Sabra, Deborah y Kyle
miraron a aquella joven como si sospechasen algo. Sin embargo, sus botellitas
de agua bendita ahora no reaccionaron. No obstante, habrían jurado que, según
se aproximaban, habían estado brillando en un leve tonillo azulado.
-Vamos.- Le indicó Sabra a su
compañero.-
Los
dos se fueron tras sus amigos. Shania suspiró aliviada.
-Menos mal que no han sospechado de mí.
Será mejor no tentar la suerte.
Y aprovechó para
pedir un taxi deslizador. Tenía una cita, una en la que seguro iba a disfrutar.
Los demás no tardaron en llegar al laboratorio. Allí, obedientemente aguardaba
Sharon. Tracer fue el primero que corrió hasta la joven abrazándola de
inmediato.
-¿Estás bien?- Quiso saber con
preocupación.-
-Sí, no ha pasado nada raro. De hecho,
iba con mis compañeras a tomar algo. ¿Qué ocurre?- Inquirió con gesto entre
curioso y preocupado.-
-Bueno, puede que te suene increíble, pero
te aseguro que es la verdad.- Intervino Deborah llegándose ahora hasta esa
muchacha.-
Y
le resumieron con brevedad la situación. En cuanto el relato acabó y para
sorpresa de todos, la chica asintió, como si hubiera escuchado lo más normal
del mundo.
-Os creo.- Aseveró ella desvelando a su
vez a sus atónitos oyentes.- Siendo niña vi con mis propios ojos a esos seres.
Eran demonios o algo así. Tuve la suerte de que las luchadoras justicieras me
protegiesen a mí y a mis compañeros. También de que el guerrero dorado trajera
de vuelta a mis padres del más allá.
-Esa historia sí que me gustaría oírla
con detalles.- Declaró Kyle.-
-Ahora no hay tiempo para eso.- Instó
Sabra cayendo en la cuenta de algo al comentarle a Sharon.- Vimos a una de tus
compañeras, pero estaba sola.
-Supongo que es normal, las dos no se
llevan precisamente bien. Shania intentó que las tres tomásemos algo, nos iba a
enseñar un sitio. Pero lo más seguro es que Emma haya preferido irse a su casa.
- Les contó.-
-¿Shania?- Replicó Tracer, que no
recordaba demasiado bien.- ¿Es esa chica hindú? ¿La que nos hemos encontrado?
-Sí.- Asintió su novia.-
Los
tres se miraron, fue la israelí quien comentó.
-No sé, pero creo que aquí hay algo que
no encaja. Es una intuición.
-Vamos a buscar a Shania, quizás esté en
peligro.- Propuso Tracer.-
Así,
los cuatro salieron a la calle, a donde había estado esa científica. Pero ya no
encontraron a nadie.
-Posiblemente se habrá cansado de
esperarme y se habrá ido.- Conjeturó Sharon.-
-Pues nosotros nos vamos también.- Le
dijo Rick pasándole un protector brazo tras los hombros.- Pediré un deslizador.
-¿Queréis que os acompañemos? – Se
ofreció Kyle.-
-Será más seguro, al menos hasta que
estemos en un lugar más concurrido.- Comentó Tracer viendo que los alrededores
de esa parte de la ciudad estaban ya desiertos a esas horas.-
Así,
los cuatro aguardaron al taxi deslizador, al llegar lo abordaron y continuaron
charlando mientras llegaban. Sharon les fue narrando aquella experiencia de su
niñez. Y tanto Sabra como Kyle, cada uno por su parte, tuvieron mucho en que
pensar. La israelí sonrió cuando, esa joven rubia fue hilando para declarar.
-Una de mis maestras, la señorita
Bertie, curiosamente es la madre de un antiguo compañero de Rick.
-Sí, el teniente Leval Malden.- Afirmó
éste.-
-Y su padre, por lo que he averiguado
hace poco, era el guerrero dorado.- Declaró Sharon con admiración.-
-No me sorprende, su hijo podía hacer lo
mismo.- Afirmó Tracer, añadiendo entre jocoso como solía pero también
agradecido.- Él y su primo Mazoui nos salvaron el culo en más de una ocasión,
en los tiempos de la SSP-1.
-¿Malden?- Intervino Sabra, recordando.-
Me suena mucho ese nombre. La abogada que me defendió en el juicio se
apellidaba así. De nombre se llamaba Kerria…
-Es la hermana pequeña de Leval.- Afirmó
Tracer de inmediato.-
-Ahora entiendo el porqué se la veía de
ese modo.- Sonrió Sabra aclarando.- Una luchadora incansable, nunca se quería
dar por vencida.
-En eso es como su hermano.- Sonrió
Rick.-
-Y como su madre también.- Añadió Sharon
suspirando.- ¡Ojalá estuvieran aquí para poder ayudarnos!, ¿no creéis?
-Sí, desde luego, no nos vendrían nada
mal.- Comentó Kyle desvelando al hilo de aquello.- Por cierto, creo que Debbie
conoció a Kerria muy bien. Si no recuerdo mal, salieron juntas.
-¡Es verdad!- Recordó Sabra en ese
instante.- Algo de eso me comentó la mayor Hunter. Su hermana pequeña y Kerria
salieron en el instituto. Desde luego a mí me encantaría intimar con cualquiera
de las dos.- Sonrió ahora con algo más de picardía, sentenciando con tinte
incluso algo meloso.- ¡Están muy buenas!
Tracer se sonrió a su vez, Kyle asintió mostrándose
de acuerdo con eso y Sharon se puso algo colorada. Observó a la israelí que le
devolvió una mirada algo incitadora para rematar con tono más afable y mesurado.
-Bueno, mejorando lo presente, claro. Tú
eres realmente muy bonita.
-¡Ey!, para el carro.- Se sonrió Tracer
recordándole a su interlocutora.- Que Sharon ya tiene novio.
-Ya lo veo. - Admitió Sabra sonando
conciliatoriamente jovial para asegurar.- No temas, estás a salvo de mi
competencia. Tengo la impresión de que a tu novia no le interesan las mujeres.
Al menos no de ese modo.
-¡Pues menos mal!- Suspiró Kyle sonando
fingidamente (o quizás no tanto) fastidiado.- Cada vez que recluto a alguna
para el grupo resulta que, en lugar de tener la oportunidad de salir con ella,
tengo que hacerle la competencia para ligar en los bares con las chicas…
Aquello
hizo reír a Rick, e incluso a Sharon y a la propia Sabra, que le dio un
afectuoso empujón en un brazo al chico.
-Bueno, pese a tu mala suerte con ellas en
el terreno amoroso, debo decir que por lo demás tuviste muy buen ojo. Tanto
Deborah como Sabra son dos mujeres de excepcional valía. Es más, tengo la
impresión de que juntos, haremos un buen equipo.- Aseveró Tracer con tono más
optimista.- ¡Esos chupasangres pueden irse preparando!...
Los demás convinieron
en ello. Por su parte, Kyle también retuvo en la mente eso de que los padres de
esa abogada y del compañero de Tracer lucharon contra los demonios. Aquello
quizás no le fuera a gustar a…
-Será cuando se digne aparecer.- Se
sonrió pensando en ello.- Siempre hace lo mismo. Va y viene cuando le da la
gana. A ver cuando me avisa de su llegada.
Entre tanto, Shania
había abordado el taxi deslizador que acudió a su llamada. Sin prisa pero sin
pausa subió indicándole la dirección. No le tomó más de veinte minutos el
llegar. Bajó tranquila dirigiéndose hasta un local que estaba aparentemente
abandonado, cerrado a cal y canto. Sin embargo, ella tecleó un código en un
panel numérico que estaba fijado a una de las paredes. La puerta se abrió
entonces y pudo pasar. Dentro la aguardaban algunas otras mujeres. Y atada en
una silla y amordazada convenientemente estaba su compañera Emma, con expresión
de terror.
-Llegas tarde. Nos has hecho esperar
bastante.- La recriminó esa mujer rubia que había hablado con ella unos minutos
antes.-
-Lo sé, lo siento, pero tuve que
despistar a esos cazadores.- Le respondió con tono tranquilo e incluso molesto.
-
-Sí, has hecho bien en asegurarte, son
peligrosos.- Reflexionó su interlocutora.-
-Espero que no te hayan seguido, -
intervino una mujer de larga cabellera morena. –
-No, creo que no sospecharon nada
extraño de mí. Se fueron a buscar a mi otra compañera.- Replicó Shania
añadiendo con fastidio.- Es una pena. Habríamos podido tenerlas a las dos, pero
habrá que conformarse con Emma por ahora.- Sonrió.-
-Bueno.- Asintió su interlocutora de
pelo azabache que no era otra sino Marla.- Al menos tenemos a esta…
Y
señaló a la aterrada prisionera que no comprendía nada. Su memoria apenas
recordaba cómo había llegado hasta allí. Aunque no tuvo mucho tiempo como para
preguntarse por eso, dado que esa mujer rubia se aproximó a su lado,
indicándole mientras a otra morena de largo cabello negro y ojos ámbar que
estaba próxima.
-Luka. Trae a esa estúpida.
Su
contertulia asintió, dando largas zancadas tomó del brazo a una mujer que
estaba encadenada a una pared cercana, se retorcía y gemía. La asombrada Emma
vio cómo, una vez le quitaron aquel
enmarañado y sucio pelo que tenía de la cara, lucía unos ojos del mismo tono
que esas dos y además tenía dos colmillos sobresaliéndole de la boca. Su horror
fue en aumento cuando esa rubia se dirigió a ella y tras agarrarle el mentón
para obligarla a mirar, le siseó.
-Ahora vas a ver lo que les sucede a las
que no saben controlarse. Tenlo en cuenta antes de tu bautismo.- Le advirtió a
la atemorizada Emma.-
Tras
soltar a esa otra chica esa mujer de larga cabellera morena la golpeó
derribándola. Su víctima gimió apenas siendo capaz de balbucear.
-¡Lo, lo siento!, no lo puedo evitar.
-¡Estúpida! Nos has expuesto a todas con
tu glotonería.- Le recriminó con voz rasgada y dura aquella individua
golpeándola de nuevo.- Esa víctima tuya se ha estado paseando por toda la
ciudad. Si la atrapan y la examinan nos descubrirán… ¡Y todo por tu culpa!
Maldita zorra ansiosa.
-¡Por favor!- Sollozaba esa
desgraciada.- No pude controlarme… ¡Lo intenté!
Emma
abría los ojos con expresión de horror y conmiseración por esa muchacha. Era
guapa ciertamente y joven, pero aquellos rasgos animalescos casi la hacían
aparecer como un ser grotesco. Lo que jamás pudo imaginar es que esa rubia que
estaba a su lado hiciera lo que hizo. De hecho, Blise se alejó un momento para
tomar algo de una mesa cercana. Era un palo afilado. Tras hacerse con él y en
tanto su compañera levantaba a aquella chica y la sujetaba con fuerza, declaró.
-Mucho me temo, Renata, que debemos
decirte adiós. Pero no te preocupes, tu puesto será cubierto pronto.
-¡Os lo suplico! - Gimió esa joven.- ¡Pietá!...-Imploró
en su idioma natal.- No lo volveré a hacer, lo juro…
-Piedad es lo que estamos demostrando
hacia ti, cuando hacemos esto.- Susurró esa rubia con un tono que no parecía
ser burlesco en esta ocasión, más al añadir incluso con tintes de tristeza.-
Puedes creerlo, si te sirve de consuelo. Te liberamos ahora.
Y
sin ningún aviso clavó aquella especie de estaca en el pecho de su víctima que
apenas si pudo ahogar un alarido de dolor. Su captora la soltó entonces dejando
que el cuerpo cayera como un fardo. Emma no podía más que llorar de horror,
realmente en shock tras haber visto aquello. Sin embargo, esa otra mujer de
pelo moreno y ojos azules, se aproximó sonriéndola para decir con tinte burlón.
-No te preocupes, cariño. Ella ya estaba
muerta…
Sin más ceremonias le
arrancó la cinta que tapaba su boca, Emma solo pudo gritar muy agitada y
espantada.
-¡Por favor! ¡Por favor!... yo, no…
-¡Chiss! - Le siseó Marla llevándose un
dedo a sus rojos labios en tanto sonreía de forma pérfida.- No tengas miedo, nos lo vas a agradecer. A
decir verdad, te envidio la suerte que tienes. ¿Sabes? Eres toda una
privilegiada, guapa.
Y
tomándola de la cara con ambas manos esa morena la besó en la boca intentando meterle
la lengua. Emma trató de apartarse, además de asustada, asqueada y atónita,
pero esa individua era insistente. Luego comenzó a besarla en el cuello y a
acariciarla los pechos y otras partes del cuerpo.
-Estás muy buena, es una lástima.-
Jadeaba Marla tratando de agacharse incluso para besarle las partes íntimas.- Ojalá
pudiera tenerte una noche entera para mí.
Aquello
era una tortura, Emma jadeaba también, pero presa del temor, y del asco que eso
le daba. Al fin esa mujer rubia apartó a aquella acosadora moviendo la cabeza
para decir con tono paciente y hasta resignado.
-¿Lo ves, Marla? Esa es una de las
razones por las que no te convertimos. Serías mucho peor que Renata. Tú no eres
capaz de contenerte ni siendo humana.
Y
se dispuso a morder en el cuello a la prisionera, aunque tuvo que apartarse,
otra vez sucedía lo mismo, esa chica lucía una cruz.
-¡Estos malditos símbolos!- Protestó
contrariada. - ¿Es que todas las hembras humanas tienen que llevar alguno?
-No te inquietes, precisamente la
ventaja de ser humana todavía es que a mí no me afectan. Y ahora no cometeré
dos veces el mismo error. - Se sonrió Marla quien, sin perder ni un segundo, le
arrancó el colgante con esa cruz que la infortunada víctima llevaba al cuello.-
Blise
sonrió. Ese era el único impedimento que quedaba… Ahora, abriendo su boca,
mostró sus terribles colmillos sin ningún pudor.
-¡Por el amor de Dios!- Gritó una
aterrorizada Emma al ver aquello. - ¡Noo, noo! ¡Por favor!...
Aunque
fue Luka quien, abalanzándose sobre ella la mordió en el cuello, sorbiendo su
sangre con avidez. La chica gritó de dolor aunque al poco tiempo ese chillido se
desvaneció en un leve gemido a medida que perdía esencia vital.
-¡Oye!- Protestó Blise recriminando a su
compañera.- ¿Qué te has creído? Ésta era para mí.
-Lo siento.- Se disculpó su compañera
una vez terminó, dejando a su víctima con la cabeza caída sobre el pecho.- Pero
a mí me tocó eliminar a Renata. Compréndelo. Me había quedado con mal sabor de
boca.- Se sonrió con burlona perfidia celebrando su propia ocurrencia.- ¿Lo
captas?
-Bien, pues ahora, ya que te has
aprovechado, vas a ser tú quien la bautice.- Le respondió su rubia compañera
sin ocultar su malestar.-
Y
en tanto Blise se giraba cruzándose de brazos contrariada, su interlocutora
asintió con indolencia, alargando uno de sus brazos se hirió en él con una
larga uña. Abrió un corte del que manó algo de sangre. Puso aquella herida
sobre la boca de Emma quien no pudo evitar ingerir una pequeña parte. Al
principio, pese a su debilidad, la joven intentó rechazar aquello, después poco
a poco, fue succionando cada vez con mayor avidez. Al separarse al fin, sin
pensárselo dos veces, Marla acudió a darle un nuevo beso a la muchacha que
seguía atada, intentando robarle algo de la sangre de Luka de sus labios.
-¡Eres una pervertida!- Se rio la
vampira morena moviendo la cabeza.- Es que no me lo puedo creer..
-Es verdad, ¡estás enferma! - Convino
Blise añadiendo más bien con reprobación.- Jamás vi nada igual, ni siquiera
entre los nuestros.
Aunque
tras separarse de ese beso la humana en cuestión las miró con cierto aire
recriminatorio y replicó entre molesta y consternada.
-Para vosotras es fácil decirlo. Sois
diosas inmortales, siempre seréis jóvenes y hermosas. Pero yo iré envejeciendo
y perderé mi belleza. Llegaré a ser una anciana que tenga que arrastrarse
mendigando ayuda. Y antes de eso prefiero morir.
-Bueno, eso es fácil para un humano.-
Sentenció Luka con tono indiferente, casi pareciendo que alentándola a ello al
agregar.- Puedes matarte de muchas maneras diferentes si lo deseas…
Shania
escuchaba observando aquella dantesca escena sin intervenir, por un lado le
daba cierta lástima Emma. Desde luego que no le caía nada bien, era una de esas
neo religiosas de la secta que perpetuaba el dominio de los machos. Pero en
esto la compadecía, de una esclavitud iba a pasar a otra. Esa muchacha iba
entrar a formar parte de aquellos seres de tinieblas. Y no por elección propia.
No comprendía porque esas dos en cambio se lo negaban a la pesada de Marla. Y
menos aún porqué ésta lo deseaba tan ardientemente.
-Emma jamás podrá regresar a la rueda de
la vida.- Pensaba con horror.- Quedará maldita por toda la eternidad y esta otra
estúpida quiere tener ese destino.
Y
es que ella se había aliado con aquellos dos monstruos únicamente porque las
ayudaban con sus poderes a luchar por su causa. Cualquier hombre que cayera en
sus manos se convertía en mero ganado para su deleite, sirviéndoles de alimento
o todo lo más de esclavo. Eso estaba bien, pero era lo único. Las encontraba
útiles como armas, pero nada más. Quitando aquello, no quería tener nada que
ver con ellas y temía que, quizás un día, le hicieran seguir la misma suerte
que a su desdichada compañera de trabajo.
-Menos mal que nuestra líder me
protege.- Pensó con más alivio.- Ni siquiera estas dos se atreverían a
desobedecerla.
Ajenas
a esos pensamientos de su aliada, las dos vampiras se miraron tras dedicar una
ojeada a su víctima.
-Bueno, ahora podemos soltarla, solo
debemos dejar que muera como humana y despierte renacida.- Declaró Blise.-
Fue
la propia Shania quien la desató. Emma cayó al suelo en agonía, con lágrimas en
los ojos y apenas balbuciendo…
-No quiero…morir así…por favor…
-A veces las cosas no son como queremos,
cariño. ¡Dímelo a mí! - Remachó Marla con desdén teñido de decepción.-
-Encomiéndate a tu Dios.- Le susurró la
hindú, pero no de forma burlona sino más bien compasiva.- Que Él te perdone
todo lo que hayas hecho y sobre todo, lo que harás a partir de ahora.
Emma
no era capaz ya de contestar, apenas sí pudo mirarla con la vista borrosa por
la debilidad y las lágrimas, notando como iba sumiéndose progresivamente en la
oscuridad…
-Vamos, tenemos que reunirnos con
nuestra jefa.- Les dijo Luka a las demás, añadiendo.- Pero antes hay que
encontrar a esa chica que deambula por ahí. Espero que podamos controlarla o de
lo contrario tendremos que eliminarla como a Renata. No nos podemos permitir llamar
la atención más todavía.
-Después vendremos a ver cómo va el
proceso con esta otra.- Les indicó Blise.-
-Me ofrezco voluntaria.- Afirmó Marla
declarando con retintín.- Cuando despierte tendrá hambre la pobre.
-Ni lo sueñes, además, no es que vaya a
tener hambre es que despertará poseída por un ansia incontrolable de beber
sangre, te mataría sin convertirte, idiota.- Le rebatió Luka.-
-Quizás podríamos enviar a esa estúpida
de Brenda.- Comentó una divertida Shania, más tratando de dar la impresión de
no estar tan afectada por lo que había visto que otra cosa.-
-¡Una idea excelente! Me revienta esa
cursi. Pero la jefa no nos lo perdonaría.- Replicó la vampira morena, agregando.-
Y por ahora no conviene desafiarla.
De
este modo se marcharon tras volver a atar a su víctima con unas cadenas y
cerrar la puerta. Ajenas a todo esto, tanto Sailor Lead Crow como Sailor
Aluminum Siren, fueron a buscar a su compañera. Las dos habían adoptado sus
identidades civiles. Al llegar a la redacción la encontraron charlando
animadamente con una chica pelirroja.
-De modo que estudias periodismo en la
Tierra, ¿eh? ¿Y dices que estás tras una tal Marla? No, no sé quién es.- Le
comentaba Nezu a aquella muchacha.-
-Hola.- Saludó Akane dirigiéndose a su
compañera con poca cortesía, al menos de cara a su interlocutora.- Tenemos que
hablar contigo, es urgente.
-Sí, buenas tardes.- Saludó por el
contrario su compañera Siren, aunque casi era ya de noche cerrada cuando
llegaron.-
-Buenas, señoritas.- Replicó esa
muchacha que se presentó.- Soy Tania Spencer.
-Yo Reiko Aya.- Sonrió ésta presentándose
al modo occidental, con su nombre por delante,
y entregándole una de sus inefables tarjetas de visita.- Periodista…
-Estamos entre colegas.- Sonrió su
interlocutora, matizando eso sí.- Bueno, al menos yo quiero llegar a serlo.
-La señorita Spencer vino buscando
información sobre una mujer que dice es bastante peligrosa y que ha venido a
Nature.- Les contó Nezu.-
-Siento ser maleducada, pero eso puede
esperar, tenemos un problema más importante.- Terció Akane con rotundidad.-
-Necesitamos información sobre Sonia
Calderón.- Intervino Reiko.-
-¿La modelo?- Inquirió su compañera,
aseverando.- Creo que se iba a la Tierra mañana con ese Ben Crew a rodar una
película. Quiero entrevistarla antes de su partida, a ella y al actor, para ver
si dicen algo de su presunto romance. Pero ya os he dicho que me huele a
tapadera…
-Por eso mismo, según tú tenía una
relación con una chica. ¿No?- Afirmó Reiko.- Queremos saber dónde vive esa Sonia.
-Esa información es exclusivamente mía.-
Les comentó su interlocutora.- Igual que el reportaje y la entrevista.
Reiko
y Akane se miraron, ¡ya se habían imaginado algo así! Nezu siempre quería algo
a cambio de hacer cualquier cosa.
-Puedo darte algunas galletas que tengo
guardadas en la oficina.-Le ofreció cándidamente Reiko.-
-¡No me hagas reír! – Despreció su
compañera.- No quiero tus insípidas galletas.
-¿Qué quieres entonces?- Inquirió más
rudamente Akane.-
-Bueno, dejadme pensar…- Les pidió un
momento su interlocutora.-
-¡Vamos!, la vida de esa chica podría
estar en juego.- La urgió Karasuma.-
Y
como Nezu no terminaba por decidirse fue Tania quién, interviniendo en aquel asunto,
que pese a todo no era de su competencia, le ofreció.
-Tengo un artículo buenísimo sobre esa
tal Marla. Te juro que te va a encantar. Te lo cedo si les dices a ellas donde
vive Sonia y si no publicas nada sobre ella y Ben.- Declaró.-
Aunque
la interpelada le dedicó una mirada escéptica para replicar poco convencida.
-No me fio. Tú dices que ese artículo
será la bomba, pero no tengo pruebas de que así sea…
-Te las daré, te lo prometo.- Se
apresuró a decir Tania.-
-¡Ya vale!, Nezu.- Intervino una más que
harta Akane, pasando directamente a la amenaza.- Tú veras lo que haces, pienso
informar a Galaxia - sama de esto y le diré que te llame directamente a ti, si
hay que pedir responsabilidades en el caso de que a esa mujer le suceda algo…
Fue
oír el nombre de su jefa y la expresión de su compañera mudó al temor más
absoluto…
-Vale, vale…no hay que ponerse así,
Karasuma.- Contestó de un modo mucho más conciliador, mirando ahora a Tania
para asentir, inquiriendo con prevención.- ¿Tengo tu palabra?
-Sí, y ante tus compañeras como
testigos.- Aseguró la joven.-
-Muy bien, os llevaré hasta allí.-
Ofreció Nezu al fin.-
Por
fortuna se pusieron rápidamente en marcha tras llamar a un taxi deslizador.
Aunque, para su desgracia, Mei Ling les llevaba ventaja. Ahora la joven estaba
mirando el piso en el que vivía su novia desde la calle. No le supuso ningún
esfuerzo comenzar a trepar por la fachada. No sabía cómo era capaz de hacerlo
pero sus manos parecían pegarse sin problemas a la pared.
-Sonia, mi amor…¡te necesito! .-
Suspiraba en tanto, poco a poco, llegaba hasta el piso de su amada.-
No
le costó demasiado entrar en la terraza, la puerta no estaba cerrada, mejor
así… la deslizó despacio tratando de pasar con sigilo. Al fondo pudo oír el ruido
de agua caer. Su novia se estaría dando una ducha. Por un instante quiso ir al
cuarto de baño, entrar desnuda y unirse a ella como a veces hacía. Eso le
gustaba a la modelo, las dos comenzaban entonces a amarse bajo los chorros de
agua. Con aquellos gratos recuerdos en mente llegó incluso a caminar de modo
dubitativo, aumentando su deseo. Sin embargo, poco a poco notaba una vez más
que aquella otra terrible ansia crecía.
-¡Oh no!- Se dijo con temor.-
Se
detuvo entonces mirándose en un espejo que había en el pasillo. Horrorizada
retrocedió. Su imagen comenzaba a transparentarse y, lo que era peor, su rostro
lucía dos largos colmillos… Además, aquel ser extraño que vislumbraba en el
reflejo le devolvía una aterrada e inquisitiva mirada, con esos ojos color
ámbar…
-No dejaré que me vea así. Le aterraría.
Y no quiero hacerle daño…No…- Suspiró con gran tristeza y temor.- Tengo que
apartarme de ella, antes de que sea tarde…Noto que esto es más fuerte que yo y
me controla cada vez más…
Se
alejó despacio, entonces el sonido del agua cesó. Sonia saldría enseguida. Mei Ling
apenas sí tuvo tiempo de tomar el teléfono que la chica tenía sobre una mesita
de la entrada y buscar algo, una canción que le gustaba mucho y que juzgó muy
apropiada…Tras darle al botón de grabación de mensajes, dijo…
-Te quiero…nunca lo olvides, mi amor…vete,
vete a la Tierra y sé feliz allí. ¡Vete, te lo suplico! Yo estaré siempre
contigo…como en esta canción, en la luz o en las tinieblas.
Después
guardó esa melodía en la memoria del teléfono…y salió a toda prisa de allí
mientras su voluntad todavía le permitiera hacerlo…
-¡Hola! ¿Hay alguien ahí?- Se escuchó
entonces la voz de Sonia.-
La
joven estaba cansada, tras otra dura jornada de promoción llegó tarde a casa.
Cada vez era más agotador rendir cuentas a la prensa y atender los compromisos.
-Nunca se sacian, siempre quieren saber
más. Y preguntan continuamente por Ben y por mí. Ya no sé qué decir.- pensaba
realmente agobiada.-
En ocasiones pensaba
que quizás aquello no mereciera la pena. Podría haber estado feliz en Nature,
haciendo desfiles y pequeños papeles y disfrutando con Mei Ling de su vida
privada.
-Ahora, apenas sí puedo dar un paso por
Sagan City sin que alguien me señale.- Suspiró, sentenciando para sí.- La fama
no es tan bonita como a primera vista parece.
Y eso que aún no
había viajado a la Tierra. ¡Ojalá pudiera volverse atrás! Pero ya era tarde. No
podía dejar en la estacada a Ben y a Percie. Eso por no hablar de la
productora. En fin, el día señalado era mañana. Y no podía comprender porqué
Mei Ling no daba señales. Quizá es que ella misma la tenía muy olvidada.
Conociendo a su novia se habría enfadado. Sin embargo, Sonia quería verla y
despedirse antes de partir. Ahora, tras cerrar el agua y salir para secarse, le
dio la impresión de haber escuchado algo dentro de casa. Por un instante se
asustó. ¿Y si algún fan medio loco hubiera entrado? ¿O quizás un ladrón?... Con
mucho cuidado y prevención entreabrió la puerta del cuarto de baño dejando que
se escapase el vapor. Tras aguardar unos instantes y no oír nada, salió. Quizá
hubiera sido cosa de su imaginación. No obstante, vio algo de suciedad, y de
barro en el pasillo.
-¡Qué raro! No creo haber sido yo.- Se
dijo. –
Bueno,
quizás con tanto ajetreo en esos días hubiese manchado algo antes al llegar a
casa y ni se habría dado cuenta. Eso al menos quiso creer. Miró hacia el salón,
y después a la terraza. Las cortinas estaban corridas, aunque ella hubiera
jurado que las dejó echadas.
-Esto me está pasando factura. Tengo que
descansar.- Comentó ahora en voz alta como si deseara que un invisible
acechador creyera que no estaba sola.- Se lo diré a Mei Ling.
Entonces
su corazón casi le da un vuelco. Sobresaltada, lanzó una exclamación. Era el
timbre de la puerta. Tras suspirar aliviando la tensión y llamándose a sí misma
tonta por darse ese susto, enseguida se aproximó preguntando.
-¿Quién es?
- Señorita Calderón.- Respondieron desde
el otro lado.- ¿Se encuentra usted bien?- Quiso saber una voz femenina.-
-¿Qué ocurre? ¿Quién es usted?- Insistió
la modelo.-
-Me llamo Akane Karasuma, vengo con mis
compañeras Reiko Aya y Chuuko Nezu. ¡Ah!, y la señorita...- En ese momento y
con tono más bajo le preguntó a esa joven reportera.- ¿Cómo te llamabas?
-Tania Spencer.- Replicó ésta elevando
su voz para ser escuchada por la modelo.-
-Miren, es muy tarde y estoy muy
cansada.- Afirmó Sonia tratando pese a todo de sonar amable.- No tengo tiempo
ni ganas para atender ni a fans ni a periodistas, y esta es mi casa, mi vida
privada. Entiendan que tengo derecho a descansar.
-No es eso.- Replicó otra voz de mujer
que se identificó como Reiko.- Estamos preocupadas por usted y por la señorita
Mei Ling Chang. ¿La conoce, verdad? Le ha pasado algo. Algo terrible.
Eso
hizo que Sonia lanzase otra exclamación de sorpresa y temor. Sin pensar abrió
de inmediato la puerta viendo en efecto a cuatro mujeres jóvenes. No pudo evitar
preguntarles de inmediato.
-¿Qué le ha pasado?
Nezu
se sonrió, esa era la prueba que estaba buscando. No se recató pese a todo en
preguntar.
-¿Son ustedes muy amigas, verdad?-
Inquirió mirando hacia arriba a esa modelo, dada la enorme diferencia de
estatura entre ellas.- ¿Amigas íntimas, quizás?
Sonia
observó a su vez a esa chica que era realmente muy bajita y no supo que decir.
Tenía que morderse la lengua pese a todo para no traicionarse. Por suerte, otra
de esas muchachas acudió en su ayuda.
-Deja eso.- Le ordenó Akane a su
compañera sentenciando.- No es el momento.- Y sí.- Admitió dirigiéndose ahora
hacia la modelo.- Algo muy malo le ha sucedido y pensamos que pudiera haber
venido aquí. Por eso temíamos por usted.
-¿Qué le ha pasado? ¿Qué?- Quiso saber
la angustiada Sonia entre chillidos.-
Aunque
sus interlocutoras guardaron silencio, Tania y Nezu porque en verdad no lo
sabían y las otras dos porque no juzgaban conveniente decirlo. Al fin, fue Akane
quien respondió con pesar improvisando como pudo, siendo sincera de algún modo.
-Sufrió un… accidente. Se ha infectado
de una peligrosa enfermedad… por eso, si viene a verla, será mejor que no entre
en contacto con ella.
-Escapó del hospital.- Añadió Reiko con
el mismo tinte de pesar.-
Sonia
corrió a buscar el teléfono, quizás pudiera llamarla para tratar de contactar
con ella. Ahora se sentía muy culpable, apenas si la había visto o llamado en
los últimos días. ¡Esa maldita promoción de la película! Aunque su sorpresa fue
grande cuando, con las demás, escuchó la grabación que la propia Mei Ling había
hecho, y después esa canción…
Te prometo que…
Por toda mi vida
Estaré siempre a tu lado
En la sombra y en la luz
Te seguiré adonde la vida vaya
Pero estaré siempre a tu lado
En la sombra y en la luz
Pero si no entendemos
El Infierno es alegre,
El Cielo es triste
Y ese es el resultado de nuestro cerebro
Locura
Sonia
no pudo evitar romper a llorar escuchando aquella canción que tanto significaba
para ella y su pareja, y tanto Reiko como Akane se miraron entre atónitas y
preocupadas.
Caravana de la vida
Por el día y por la noche
Cada teja es parte de la vida
Si es sombra o si es luz
Te prometo que…
Por toda mi vida
Estaré siempre a tu lado
En la sombra y en la luz
Estaré siempre a tu lado
En la sombra y en la luz
Te prometo que,
Incluso cuando la marea sea alta
Estaré contigo
En la sombra, en la luz
Te prometo que…
Por toda mi vida
Estaré siempre a tu lado
En la sombra y en la luz
Estaré siempre a tu lado
En la sombra y en la luz
En la sombra y en la luz
En la sombra y en la luz
Te lo prometo
Te lo prometo
En la sombra y en la luz
En la sombra y en la luz
(In the shadows in the Light. ENIGMA, crédito al
autor)
Ahora
la modelo solamente podía gemir tapándose la cara y sentándose en un sofá. En
tanto las sailors intercambiaban preocupadas miradas, Tania corrió a tratar de
confortarla dándole un abrazo. No entendía nada pero aquello era muy grave al
parecer.
-Tranquila, seguro que la encontrarán y
la curarán.- Quiso animarla la joven aspirante a reportera.-
-Debí estar más tiempo con ella. Yo… ¡yo
la quiero! - Sollozó la destrozada Sonia derrumbándose para finalmente
confesarle a Tania.- Ella es mi auténtica pareja, no tengo nada con Ben, pero…
-Claro, deben guardar las apariencias.-
Comprendió su interlocutora, prometiéndole.- No se preocupe, eso estará a salvo
aquí.
-Bueno.- Sonrió Nezu.- Habla por ti,
mona.
-Lo has prometido.- Le recordó Reiko
poniéndole mala cara a la par que exhibía amenazadoramente un teléfono.-
Chuuko
se encogió de hombros, así era. Y si su jefa se enteraba que había roto su
palabra…¡En fin! No habría más remedio que callarse. Entre tanto, su compañera
Akane comentó.
-Tenemos que contactar con Tin
Nyanko. Ahora está de enlace en Kinmoku.
Le diremos que avise a las Star Light.- Le susurró a Nezu que asintió.-
A
su vez Mei Ling había huido de la escena justo a tiempo. Bajó casi a plomo
cayendo al vacío, pero esos reflejos felinos que había adquirido la hicieron
caer de pie. Estaba totalmente ilesa de
una caída de varios metros que habría matado a cualquier persona normal. Sin
embargo, ni se preocupó de eso, lo que sí la angustiaba era que ya casi no era
capaz de soportar su ansia de sangre. Se debatió deambulando sin rumbo por
alguna estrecha callejuela hasta que, a lo lejos, divisó a un hombre caminando
a solas.
-Lo siento por ti, amigo.- Pensó
mirándole con deseo y compasión a la vez.- Pero tengo que beber…Mejor tú que
Sonia.
Se
fue aproximando, era un tipo alto y bien parecido, si es que eso le hubiese
importado. Su pelo a la escasa luz del alumbrado nocturno parecía ser entre
claro y rojizo. Sus ojos no eran visibles. Mejor, Mei Ling no quería ver la
expresión de terror de ese hombre justo antes de matarle para chupar su sangre.
Ya estaba muy cerca, dejándose llevar al
fin por su instinto depredador saltó sobre él…
-¿Qué se supone que crees que haces, chupasangre
asqueroso?- Oyó entonces en tanto la mano de aquel individuo, más rápida de lo
que incluso ella pudo seguir, la atrapó del cuello.-
Mei
Ling estaba atónita, ese tipo tenía más fuerza que ella y era más veloz.
Además, en cuanto la joven mostró sus colmillos mirándole con aquellos ojos
amarillentos él se rio, moviendo la cabeza para replicar hasta diríase que
divertido.
-¡Malditos imitadores! ¡Observa cómo se
hace!
Y
fue él quien exhibió unos colmillos terroríficos ahora, tornando sus ojos de un
color rojo sangre.
-¿Quién eres tú?- Pudo musitar la
perpleja chica.-
-Ahora mismo te lo dijo.- Contestó el
interpelado con tono gutural.- Pero antes… vamos a arreglar este tema.
Con
la otra mano extrajo un pequeño botecito de agua, suspirando rezongó.
-¡Que yo tenga que estar utilizando
esto!
Y
apretando el cuello de Mei Ling la obligó a abrir la boca, después, destapó esa
botellita y le introdujo un líquido transparente por ella, rociándole un poco
también el cuello. La muchacha soltó un terrible alarido, todo su cuerpo
quemaba ahora, su garganta y la piel. Era algo tan insoportable que perdió el
conocimiento. Aquel hombre entonces, tomándola en brazos, se apartó. Dejando a
su presa sobre un banco cercano sacó un teléfono y envió un mensaje.
-Bueno, misión cumplida. Ya hice lo que
Lance me pidió. Al menos con ésta.- Pensó.- Ahora, a ver cuándo puedo reunirme
con Kyle y su grupo.
En
su base, Susan se dirigió deprisa a su objetivo. Tanto ella como Jane entraron
en el despacho del comandante Enset. Éste se sorprendió al verlas.
-¡Pero!- Pudo decir entre perplejo e
incluso algo molesto.- ¿Se puede saber que sucede? ¿Es que se les ha olvidado
llamar?
-Comandante Enset, tenemos orden de la
capitán Simmons para que nos acompañe bajo custodia.- Declaró Jane.-
-¿Qué?- Exclamó éste sin comprender nada
-¿Se puede saber de qué va esto? Mayor Hunter.- Inquirió a Susan quien, pese a
no gustarle nada, tuvo que dar la razón a su compañera.-
-Así es señor, le ruego que nos
acompañe. Por favor.- Le pidió con tono consternado.-
El
interpelado se levantó de su sillón y aceptó. Las dos se colocaron a los lados,
tras ellas entraron un par de policías militares.
-¿Alguna de ustedes me va a explicar qué
demonios significa esto?- Quiso saber el comandante.-
-Verá señor, se le acusa a usted de
varios cargos de corrupción y traición.- Le explicó la mayor Gray.- Estará
confinado en una celda hasta nuevo aviso. Esas son nuestras órdenes.
-Al menos tendré derecho a llamar y a un
abogado.- Replicó el atónito oficial.-
-Por supuesto.- Convino Susan.- Y si
necesita que llame a alguien de fuera de la base, estaré encantada de hacerlo.-
Se ofreció ella.-
-Si le es posible dígales a mi familia
que estoy bien, pero no por qué estoy retenido, al menos hasta que todo se
aclare.- Le pidió él con inquietud.-
-Sí señor.- Asintió ella.- Descuide.
-Esto es absurdo, tiene que ser un
error.- Se defendió él.- Le aseguro que yo no he hecho nada de eso.
-Espero que así sea, señor.- Intervino
la mayor Gray.-
-Usted me cree. ¿Verdad, mayor?- replicó
él mirando a Susan.-
La
muchacha se sintió realmente incómoda, había servido bajo Enset durante años y
siempre le pareció un buen oficial. A veces tuvo sus desacuerdos con él, pero
eso no significaba que no le apreciase. Por ello respondió con tono amable y
esperanzado.
-Quiero creerle, de veras. Espero que
todo se aclare pronto, mi comandante.
El
hombre pareció más tranquilo al oír eso. Al fin llegaron a la celda y el
oficial entró dócilmente en ella. Así, tras dejar al prisionero bajo custodia,
ambas se presentaron en el despacho de Simmons, ésta fue puntualmente informada
de como se había desarrollado el arresto.
-Muy bien.- Dijo la capitana,
declarando.- Desde hoy, mayor Hunter, queda usted al mando de la escuadrilla
Granate al completo.-
-Señora, pero ¿y el mayor Francis Trevor?-
Se sorprendió la joven alegando.- Es más antiguo que yo.
-Ha sido trasladado.- Le contó su
superiora.- Su puesto lo ocupará la mayor Gray. Una cosa más, esto es
confidencial. Asuntos internos del ejército. Está prohibido comentarlo fuera de
aquí. Ahora pueden retirarse.
Las
dos saludaron saliendo de allí. Susan por su parte le dijo a Jane con un tinte
agridulce.
-¡Ojalá hubiera sido por un ascenso!, no
por estas circunstancias. Pero me alegro de tenerte aquí de nuevo.
-Sí, yo también estoy contenta.- Asintió
su interlocutora que no parecía en cambio mostrar demasiado optimismo.-
-De todos modos, esto es muy extraño, a
pesar de esas pruebas. En fin, espero que sea un error. Conozco a Enset desde
hace mucho tiempo y…
-Si quieres un consejo de amiga.- La
cortó Gray con más contundencia de lo que se podía esperar, más cuando agregó.-
Yo de ti, no haría demasiadas preguntas.
Susan
la miró con cara de sorpresa. Aunque Jane enseguida sonrió para decirle.
-Bueno, luego nos vemos. Anda, será
mejor que vuelvas a casa y descanses un poco con la familia.
-Sí, será lo mejor. Tengo ganas de ver a
mi hijo. Espero que mi marido haya tenido un día más tranquilo. - Suspiró la
mayor Hunter despidiéndose a su vez.-
Por
suerte, Giaal llegó a casa encontrando allí a su hermana y a su cuñado. Tanto
Fiora como Alex dormían juntos, dado que el matrimonio Rodney llevó al niño
allí tras recogerle del colegio junto con su propia hija. Preocupados, decidieron
quedarse aguardando la vuelta de Giaal. Más si cabía tras lo que la espantada Naya
le contó a su esposo. Por suerte Alan también dominaba alguno de esos temas. Al
fin llegó el dueño de la casa acompañado por su cuñada Debbie.
-Mi padre nos contó algunas de sus
aventuras contra seres sobrenaturales.- Respondió Alan, tras saludar a su
recién llegado cuñado.- Sin embargo, él
siempre habló de demonios, pero nunca de vampiros.
-Pues así podrás ser tú quien le cuente
algo a él.- Comentó Giaal.- Y por desgracia te puedo asegurar que es cierto.
-Sí.- Suspiró una todavía asustada
Naya.- Lo he podido comprobar con mis propios ojos. ¡Pobre chica!
-Mi hermano Lance sabe más de estas
cosas. Anda metido en no sé qué líos. Aunque él siempre dice que se dedica a
las finanzas. Claro.- Añadió incluso con un toque de humor.- ¿Dónde iban a
estar los vampiros sino? Hacienda.
-Eso quiere decir entonces…que tú
trabajas para Lance, y no precisamente en hacer auditorías, ¿verdad Debbie?
supuso rápidamente Giaal.-
-Así es.- Admitió la joven que decidió
contarle la verdad.- Me envió a Nature porque teníamos la sospecha de que
algunos vampiros estaban emigrando a este planeta, tratando de establecerse.
Tramaban algo, eso seguro. Lance creía que incluso podría tratarse de algo más
complejo y peligroso que un mero anidamiento. Al parecer están confabulados con
algunos humanos que les ayudan. Y viendo a esa individua.- Añadió recordando a
Marla.- He confirmado esa sospecha.
-Espero que mi esposa llegue pronto.
Ahora tengo miedo de que cualquiera de esos monstruos esté fuera agazapado y esperando
a capturar a alguien.- Afirmó el alien.-
Por
suerte en esa ocasión ese temor fue infundado. Susan llegó a las pocas horas
encontrándose esa reunión familiar. Para su asombro tanto Giaal como Naya le
contaron lo ocurrido. La propia Deborah tuvo que admitir que ella estaba al
tanto y que vino con la misión de investigar eso. Sin embargo, su hermana no lo
tomó nada bien, obsequiándola con una sonora bofetada seguida de una indignada
recriminación.
-¿Cómo se te ocurrió venir a casa? Has
puesto a mi esposo y a mi hijo en peligro.
-Lo siento mucho, por eso me fui al
hotel. En cuanto confirmé mis peores sospechas.- Musitó la joven añadiendo en
tanto se levantaba del sillón que ocupaba.- Quizás sea mejor que vuelva allí.
-No, - Intervino Giaal.- Ya es
suficiente. Susan, tu hermana no tuvo otra opción. Y yo estoy bien. Además,
Alex jamás corrió peligro.
- Tendrían que matarme a mí antes de que
les permitiera tocar a mi sobrino.- Aseguró Debbie, sentenciando.- Y eso no les iba a ser nada sencillo.
Susan
suspiró tratando de calmarse. Se dio cuenta de que se había pasado. Conocía
bien a su hermana y sabía que jamás habría pretendido ponerles en peligro. Al
fin se disculpó con tono arrepentido.
-Perdóname, Debbie. Tampoco tuve un día
fácil.
-¿Qué ha pasado?- se interesó su
esposo.-
-No puedo decirlo, es confidencial.
-Mi misión también lo era.- Le explicó
su hermana menor.- Por eso no podía contarte nada. ¿Lo comprendes?- Quiso saber
con tono casi de súplica.-
Lentamente
Susan asintió, durante unos momentos nadie dijo nada. Al fin fue Naya quien
comentó.
-Es tarde, deberíamos dejaros a solas
para que descanséis.
-No, de eso nada.- Replicó Susan.- Tal y
como están las cosas no quiero que salgáis de noche. Aquí tenemos cuarto de
invitados. Podéis quedaros.
La
hermana de Giaal y su esposo se miraron con apuro. Tampoco tenían nada allí para
pasar la noche. Aunque por suerte, una llamada hecha a Debbie terminó con ese
problema.
-Hola Kyle. Dime. ¿Qué ha venido
quién?... ¡Maldita sea!, debí imaginarlo…- Suspiró resignada para admitir.- Sí,
reconozco que como refuerzo nos viene estupendamente, pero no le soporto. ¡No!
No es por eso…-Añadió con algo de irritación para decir después más calmada. –
Vale, ¿ir para allá? Quizás sería mejor.. un momento, deja que lo consulte con
mi cuñado y con mi hermana. Ahora te llamo.
Y
con las miradas de todos puestas en ella, la chica les contó.
-Hay buenas noticias, uno de los
nuestros que ha llegado de refuerzo, ha conseguido atrapar a esa chica. Mei…
-Mei Ling.- Le recordó Susan.-
-Sí, la tiene bajo custodia. Ha llamado
a Kyle, van a reunirse. Tengo que ir con ellos.
-No, ¡ni hablar!, tú sola no vas a
ninguna parte.- Intervino su hermana mayor.-
-Estaré bien, de veras.- Le aseguró
Deborah.-
-Escucha. No empieces como cuando éramos
pequeñas, a veces te morías de miedo pero no lo querías reconocer. Nada de
estar bien, yo iré contigo. – Se empeñó Susan.-
-Tienes un hijo y un esposo del que
ocuparte.- Le recordó su interlocutora ahora con tono más duro.- Y te aseguro que he cambiado mucho desde que
éramos pequeñas, Sue. Además, este es mi trabajo. Yo no me subo contigo a tu
caza de combate. ¡Por favor!, - Le suplicó.- Ten confianza en mí.
Susan
miró hacia otra parte y dio un largo suspiro, no quería ponerse a discutir con su
hermana en esas circunstancias. Debbie podía llegar a ser muy terca, bueno,
tanto como ella misma, esa era la verdad.
-Debe de haber algún modo de que no
vayas sola.- Dijo al fin de modo más conciliador.-
-Yo puedo acompañarte.- Se ofreció su
cuñado.-
-Pero eso haría que Sue se preocupara.-
Rebatió Debbie, usando incluso el apelativo cariñoso que empleaba con su
hermana desde que eran niñas.- Y no quiero crearos más problemas.
-Somos familia.- Afirmó Giaal, quien
entonces recordó.- Podría llamar a Kiros, él seguro que nos ayudaría.
-Eso es, será perfecto. Contra un
saiyajin esos monstruos estarán perdidos.- Afirmó Alan con patente optimismo.-
-No deberías subestimar a esas
criaturas. – Le advirtió Deborah ahora con tono incluso más preocupado.- Pueden
sugestionar a sus víctimas. Hay que estar muy preparado mentalmente y aun así,
es bastante complicado escapar a sus poderes hipnóticos.
-Le llamaré en cualquier caso, yendo
juntos será muy difícil que puedan controlarnos.- Afirmó el alien.-
Al
rato el teléfono sonó en la casa de los Derail. Fue el propio Kiros quien lo
atendió.
-¿Sí?. Hola Giaal. Claro, por supuesto.
Iré, dadme una media hora.- Aseguró.- Se
lo diré.
Se
despidió acercándose a su esposa. Maggie estaba tumbada en el sofá del salón,
sin deseos de hacer nada. Sumida en la tristeza y pensando en su hija. También
lamentaba lo sucedido con la pobre Mei Ling. Pero, poco a poco, algo le había
ido rondando por la cabeza. Tras su reflexión en el hospital. Algunas palabras
que leyó en la Biblia y que muchas veces repetía algún sacerdote.
-Los caminos del Señor son inescrutables
para nosotros.- Musitó.-
Y
es que al hilo del secuestro de Gloria se había producido toda aquella
situación. Esos monstruos habían aparecido en Nature, quizás esto fuera algo
similar al caso de Moisés cuando escapó de la matanza de los primogénitos. Su
hija había abandonado un mundo invadido por el mal y el peligro. ¿Podría ser
esta una señal? Posiblemente Dios estuviera protegiendo a la niña haciéndola
alejarse de allí, por mediación de Elua. Esa era la respuesta que ella deseaba
ver en lo sucedido y no la imagen de su inocente pequeña convirtiéndose en esa
especie de monstruo.
-Maggie.- La llamó afectuosamente su
esposo.- Tengo buenas noticias, al menos eso creo, respecto de tu amiga…
Aquellas
palabras la hicieron reaccionar. ¡Ahí estaba la confirmación de que tenía que
mantener la fe! Se levantó como un resorte pareciendo motivarse y enseguida
quiso saber.
-¿Qué ha pasado?
-La han encontrado, la tienen en un
sitio seguro. La hermana de Susan va a ir con unos amigos expertos en esos
temas. Giaal les acompañará. Me han pedido que vaya también para escoltarles.
Esperan poder hacer algo por ella.
-Ve, por favor. Ayúdales. - Le dijo su
esposa que ahora parecía estar sorprendentemente más cariñosa.-
Kiros
se alegró por ello. Sabía lo mal que su mujer lo estaba pasando. Sonrió
tratando de alentarla para asegurar.
-Haremos cuanto podamos para que Mei
Ling vuelva a estar bien, y después, tú y yo viajaremos a Nuevo Vegeta para
recobrar a Gloria. Hablaré con mi madre.
Sin
embargo, y para su sorpresa, su esposa le interrumpió con tono reflexivo y
quedo para mover la cabeza y replicar.
-Lo he estado pensado. Y quizás mi amor
por nuestra hija no me ha dejado ver el cuadro entero. Puede que Dios la esté
protegiendo al mantenerla alejada de aquí.
-No debieron enseñarte esas imágenes. - Se
lamentó su esposo.-
Lo
cierto es que cuando retornó a su domicilio encontró a los dos saiyajin allí,
junto con Maggie, una vez que ella concluyó su turno y volvió a casa. Al
enterarse de lo sucedido Kiros se enfadó con los dos escoltas, aunque fue Renia
quién, doblando una rodilla ante él, pidió perdón. Dijo ser la responsable de
eso.
-¿Es que no te das cuenta que has podido
traumatizar a mi esposa?- Le chilló él realmente enojado.- ¡Maldita estúpida!
-Os suplico perdón, embajador, lo hice
porque ella estaba sufriendo.- Se apresuró a disculparse la joven.-
Y
paradójicamente fue entonces Maggie quien salió en defensa de esa mujer,
alegando.
-Para una madre es una tortura no saber
de su hija. Esta muchacha al menos quiso darme una respuesta. Prefiero haber
visto eso, y así… al menos tratar de entender porqué la habéis apartado de mi
lado.
Kiros
no dijo nada a eso y Renia se alejó discretamente. Atreviéndose a decir.
-Estaré fuera con Xeflix, por si nos necesitan…
No
obtuvo respuesta y salió de allí. Al fin, el embajador se dirigió a su esposa
con tono más suave, posando sus manos en los brazos de ella.
-Lo siento mucho, esos dos no entienden
bien a los humanos. Quizás ninguno de nosotros los saiyajin lo hagamos. Pero
jamás quise ocasionarte dolor intencionadamente, yo solo hice…
-Si, lo que como padre creíste mejor. Yo
tampoco podría soportar que a nuestra hija la rechazaran, temiéndola como si
fuese un monstruo.- Suspiró una llorosa Maggie.-
Ahora,
tras reflexionar una vez más sobre eso, su mujer le insistía.
-Le daremos a tu madre un tiempo para
que sea capaz de adiestrar a Gloria, que la enseñe a controlarse, y mientras
tanto, confío en que terminaréis con la amenaza que tenemos aquí.
-Te doy mi palabra. En lo que de mí
dependa, así será.- Pudo sonreír él, dándole un cariñoso beso en la frente.-
Ahora descansa. Por favor.
Maggie
asintió mientras él se marchaba. Fuera, y apenas iluminados por la luz de los
focos exteriores, montaban guardia los saiyajin. Kiros les ordenó.
-Entrad y aseguraos de que nada ni nadie,
moleste a mi esposa.
-Como mande, embajador.- Asintió Xeflix.
Renia
iba a seguirle cuando Kiros la detuvo con un gesto para decirle.
-Disculpa mi reacción anterior. Tú solamente
quisiste ayudar a mi mujer.
-Soy yo quien debe pediros perdón, señor.
Me metí en asuntos que no me correspondían.- Repuso ella.-
Su
contertulio se limitó a asentir levemente, dando por zanjado aquello y,
cambiando de tema, les indicó a ambos guardianes.
-Ahora os pido que no la perdáis de
vista. Manteneos vigilantes. Y mucho cuidado, esos seres están muertos, no
emiten aura de energía.- Les previno Kiros.-
-Muy bien, señor.- Convino Xeflix.-
Los
dos guerreros pasaron dentro y el embajador suspiró aliviado, al menos con
ellos allí se sentía tranquilo por lo que a su mujer se refería.
-Bueno, ahora vamos con Giaal.- Se dijo.
-
Y
salió volando raudo hacia la zona pactada para el encuentro. Los que también
corrieron, aunque a reunirse con el
recién llegado, fueron Kyle y Sabra. No tardaron en hacer acto de presencia.
Aquel tipo les esperaba en una casa que tenían como piso franco. El propio Kyle
se sorprendió. Era un chalet de dimensiones apreciables. Se encontró la puerta
entreabierta y le comentó a su asimismo atónita acompañante.
-Hubiera estado bien que Lance me
comentase este pequeño detalle. Una casa enorme para usar como centro de
operaciones.
Ella
asintió, desde luego ese sitio era casi un palacio. El tal Lance no carecía precisamente
de recursos al parecer. Entraron sin más ceremonias aunque aquello parecía
desierto. Con sumo cuidado avanzaron casi espalda contra espalda para
protegerse.
-¿Crees que tu compañero haya podido
sufrir un ataque imprevisto?- Le comentó la israelí a su interlocutor.-
-Lo veo difícil- Replicó él.- Aunque
nunca se sabe…
La
respuesta les llegó en forma de voz masculina gutural que les sorprendió
sentenciando.
-Llegáis tarde…
Se
giraron como un resorte hacia la fuente del sonido, Sabra entonces se puso en
guardia sacando un cuchillo con el que se había provisto antes de partir.
Aunque a la vista de aquel ser eso seguramente no le serviría de nada. Tenía
ante sí a un tipo alto, de pelo rojizo , con ojos color fuego y que sonreía
divertido mostrando unos grandes colmillos.
-¡Maldito vampiro!- Exclamó ella , eso sí,
asustada ante tal aparición.-
Se
preparó para encajar un posible ataque pero, en lugar de eso, aquel monstruo se
rio moviendo la cabeza para decir divertido.
-Por favor, sin insultar, humana.
Fue
entonces cuando Sabra se dio cuenta que Kyle no se había puesto en guardia, en
lugar de eso movía la cabeza entre resignado y desaprobador para sentenciar.
-Tú siempre tienes que hacer alguna de
tus gracias, Lawrence.
Ante el asombro de la israelí el interpelado fue
mudando su apariencia, su pelo y ojos tomaron otro color, ahora el chico lucía
un cabello rubio ceniza oscuro y unos ojos entre azules y grises.
-Lawrence
Nash.- Se presentó con un rapidísimo gesto, en el que tomó una mano de la
perpleja muchacha besándola con
delicadeza.- Es un placer, señorita…
-Sabra
Leví.- Replicó ella soltándose despacio de ese embarazoso besamanos.-
-Lamento
si la he asustado, pero me gusta mostrarme tal cual soy para que no haya
engaño.- Declaró él.-
-No
entiendo como un vampiro está de nuestro lado.- Musió la chica que todavía no
se fiaba de aquel individuo.
-Y
hace bien, no soy un vampiro. ¡Por favor! No nos parecemos en nada. Un vulgar
chupa sangres. Son unos ordinarios y unos imitadores baratos.- Se sonrió con un
tinte de superioridad.-
-Lawrence
es un demonio.- La informó tranquilamente Kyle como quien daba los buenos
días.-
Ahora sí que la piloto abrió la boca
con una mezcla de estupefacción y horror. ¡Eso sonaba todavía peor!
-No
tengas miedo. Está de nuestro lado, y es hijo de un humano también.- Le explicó
su compañero.-
-Así
es, nadie es perfecto. Lo admito. - Suspiró el aludido con tinte irónico.-
-No
entiendo nada.- Pudo decir la todavía alucinada Sabra.-
-Es
una larga historia, ahora no tenemos tiempo para que te la cuente, pero..
estaré encantado de hacerlo si tú y yo cenamos un día de estos.- Le propuso ese
tal Lawrence con mucha más familiaridad ahora.-
La israelí le miraba sin dar crédito
a lo que oía. Al fin se rehízo lo suficiente como para esbozar una media
sonrisa y rehusar.
-Lo
siento, amigo. Decididamente no eres mi tipo.
-Soy
el tipo de cualquier chica. Eso te lo puedo asegurar.- Se sonrió lascivamente
él.-
-Vamos
al grano. Y deja de intentar ligar.- Le urgió Kyle.-
Aquel individuo asintió como si le
fastidiase abandonar aquella especie de juego de seducción que tenía en mente.
No obstante y consciente de la situación, les dijo, eso sí, con algo de
retintín.
-La
tengo en la “habitación de invitados” Parece que se ha estabilizado. Por
fortuna no había completado su transformación.
-Vamos
a verla. Por cierto, he avisado a Deborah, y ella habrá llamado a los
refuerzos.- Le informó Kyle.-
-Muy
bien.- Asintió Lawrence.- Seguidme.
Los tres se dirigieron hacia un
cuarto provisto de barrotes en las ventanas y de una cama en la que, atada con
gruesas correas, Mei Ling se debatía en lo que parecía un sueño intranquilo.
-Le
di un poco de agua especial.- Comentó Lawrence.- Eso la dejó fuera de combate.
Ahora supongo que su organismo está batallando para repeler la infección.
-Si
tuviéramos suero.- Se lamentó Kyle.-
-Una
lástima haber perdido contacto con Sandy.- Comentó su interlocutor, ella podría
hacer uno. -O al menos sintetizarlo a partir del que hizo su padre para ella.- Matizó
Kyle.-
-Puede
que ya no le haga falta. A medida que cumplimos años nos vamos estabilizando.-
Repuso Lawrence, queriendo saber con visible interés.- ¿Tenéis alguna novedad
de ella?
-Sigue
en Bios, y casada.- Le recordó Kyle.- Acaba de ser madre hace poco.
-Lástima,
era una mujer realmente increíble. – Admitió el chico declarando incluso con
humor.- Aunque no me tiene demasiada simpatía, y lo entiendo. Ya le arruiné un
compromiso de matrimonio.
-Mejor
será que te olvides de ella de una vez.- Le aconsejó pacientemente su
compañero.-
Dejando a esos dos con su particular
conversación, que ni entendía ni le interesaba, Sabra se aproximó hasta aquella
pobre chica. Estaba claro que sufría mucho. Ese terrible mal que hacía presa en
ella se negaba a liberarla.
-¿Y
no hay nada más que se pueda hacer?- Quiso saber dirigiéndose hacia sus
acompañantes.-
-No,
solo rezar por ella y esperar que sea lo bastante fuerte. Ayudará también que
amanezca.- Le explicó Kyle.- Los rayos del sol, o en este caso, de la estrella
de Nature, pueden servir a modo de esterilizador. Si es capaz de soportarlos
sin quemarse sería buena señal.
-Esta
estrella anaranjada no es el sol terrestre.- Le recordó Lawrence, con tono más
preocupado y serio ahora, para remachar.- No creo que podamos aplicar los
mismos criterios.
Su compañero asintió, eso era
cierto. Al poco oyeron un ruido. Había dejado la puerta cerrada y alguien
llamaba.
-Voy
a ver.- Les comentó su anfitrión.-
Pero Kyle le sujetó un momento de un
brazo y le avisó con tinte preocupado.
-Ten
cuidado, no hagas ninguna tontería. Puede que hayan venido dos tipos muy
fuertes, uno es un saiyajin. Te aconsejo que no te pongas a hacer caras
demoniacas o te desintegrará antes de que podemos explicarle que en lugar de un
vampiro, solamente eres un idiota con pretensiones.
-Agradezco
tu amable advertencia en lo que vale.- Replicó el aludido no sin sarcasmo.-
Y Lawrence fue a abrir. Pensaba en
la forma en la que Lance le había persuadido para unirse a su grupo. Desde
luego que no era su estilo tener que seguir instrucciones, y menos de un humano.
Sin embargo, ese tipo era alguien excepcional. Y se juntaba con gente muy
interesante. Además, desde que le sacó del error en el que estaba, con aquel
odio desmedido hacia los seres humanos, Lawrence se sentía más libre. Había
vivido con rencor durante demasiado tiempo y tras lo que le hizo a la pobre
Sandy, tanto él como algunos de los suyos, abrieron los ojos.
-Reconozco
que me pasé bastante entonces. Bueno, lo compensaré. - Meditaba en tanto al fin
llegaba hasta la puerta y miraba.-
Allí estaban Deborah y dos tipos
altos, quizás un poco más que él y que tenían una energía realmente grande. Su
instinto le advertía claramente. Kyle tenía razón, no convenía tratar de jugar
con ellos.
-Bueno,
con estos dos de nuestro lado no habrá ningún problema.- Pensó en tanto abría
saludando a su compañera en primer lugar.- Hola preciosa. ¿Nos presentas?
Debbie suspiró armándose de
paciencia. Ese chico era realmente un creído. Aunque con ese poder de sugestión
que tenía debido a su naturaleza en parte demoniaca, mejor no replicar con
malos modos o podría encontrase a sí misma besándole sin que se diese cuenta.
Claro, después le daría una buena bofetada. Pero eso, lejos de desanimar a Lawrence,
le gustaba. Desde luego, en opinión de Deborah, era una especie de narcisista sadomasoquista
y algo cretino. Pero con poderes. De modo que asintió.
-Estos
caballeros son el doctor Giaal Ginga, mi cuñado, y el embajador saiyajin, Kiros
Derail.- Declaró incluso con amabilidad para dirigirse ahora a sus
acompañantes.- Éste es Lawrence Nash. Un colaborador nuestro.
-Estoy
realmente encantado de conocerles. Por favor, sean bienvenidos y pasen a mi
humilde morada. - Sonrió Lawrence en tanto con un ademán invitaba a pasar a los
recién llegados.-
Estos le siguieron tras corresponder a sus palabras
y la puerta de la casa se cerró tras ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)