Una vez dentro de la casa, los recién
llegados no tardaron en ir a comprobar el estado de Mei Ling. Deborah sobre
todo la miraba con inquietud, viendo como esa pobre desgraciada sudaba
copiosamente. Trató de encontrarle el pulso pero apenas sí era capaz de
hacerlo.
-Se está debatiendo entre la vida y la
muerte.- Les comentó a los demás con manifiesto temor.-
-¿Y si le diéramos una alubia?- Quiso
saber Giaal que había traído algunas consigo.-
-No sé si podrá comerlas o si su
organismo sería capaz de asimilarlas en su actual estado.- Declaró Debbie.-
El
alien intentó incluso pasarle algo de su energía, pero no dio la impresión de
surtir efecto.
-Quizás la parte de ella que todavía es
humana pueda absorber algo y eso le permita tener mayor fortaleza para
resistir.- Elucubró Giaal.-
-¿Qué más podemos hacer?- Inquirió Sabra,
compadecida de aquella infeliz.-
-Esperar, únicamente eso.- Repuso su
interlocutora.-
En
su casa, Sonia era incapaz de dormir. No sabía que hacer. Pensó en llamar a Ben
y hablar con él pero era muy tarde. Suspiró. Se tumbó sobre la cama tratando de
decidir. Aquella era una encrucijada en su vida. Si se quedaba perdería todo
aquello por lo que había estado trabajando durante años. Sin embargo, si se marchaba,
su conciencia no la dejaría estar tranquila, pensando en que había abandonado a
su pareja en una situación tan terrible. Por otro lado, esas mujeres le habían
asegurado antes de marcharse que harían cuanto estuviera en su mano para ayudar
a Mei Ling. Y ella misma le suplicaba que se fuese.
-Tengo que intentar dormir.- Se dijo.-
Mañana, en cuanto me levante llamaré a Ben y le diré que me ayude.
Al
menos si algo la reconfortaba eran las palabras de aquellas mujeres que la
visitaron. Sin ir más lejos. Esa individua de larga cabellera azulada que le
aseguró con tono animoso.
-No tema, la encontraremos y la curarán.
-¿Quiénes son ustedes?- Quiso saber la
modelo observándolas entonces con gesto de estupor. Como si tras el miedo
inicial por Mei Ling volviera ahora a centrarse.- ¿No son periodistas, verdad?
-Pues claro que lo somos. Aquí tiene mi
tarjeta.- Le ofreció su interlocutora presentándose.- Me llamo Reiko Aya. Del
Canal Galaxia.
-Pero tenemos buenos contactos.-
Intervino entonces la otra mujer de largos cabellos rojizos.- Y les
informaremos de todo cuanto hemos visto aquí. Eso ayudará a localizar a su…
amiga…
-Es mi novia.- Admitió Sonia con una
media sonrisa ahora, para afirmar.- Y ahora más que nunca me he dado cuenta de
lo mucho que la amo.
-¿Podría citar esas palabras?- Quiso
saber esa individua bajita, vestida con un traje masculino de rayas blancas
sobre fondo negro.-
La
española suspiró bajando la mirada. Si ella misma lo acababa de confesar no
veía por qué no. No obstante, le pidió a esa mujer una vez más, con tono de
ruego.
-Si por mi fuera no habría
inconveniente, pero, ¡por favor!, eso pondría en aprietos a otras personas.
-No se preocupe.- Sonrió amablemente
Tania para aseverar, más dirigiéndose a esa tal Nezu que a la modelo.- No sería
ético tomar ventaja de una situación así.
-Por supuesto que no.- Agregó la mujer
que se había presentado como Akane Karasuma que sin elevar la voz, dijo con
tinte aparentemente afable.- Y a nuestra jefa, la señorita Galaxia, eso no iba
a gustarle nada. Me gustaría ver cómo, quien fuera capaz de filtrar esta noticia,
se lo iba a explicar.
-Claro, por eso no lo haré. No estaría
nada bien.- Se apresuró a contestar Chuuko, dirigiéndose sobre todo a sus
compañeras, con tono conciliador.-
-Su intimidad estará a salvo. Por lo
demás, trate de descansar, señorita Calderón.- Le pidió la tal Reiko en tanto
se despedía remachando.- Todo saldrá bien.
Sus
compañera Karasuma salió tras ella de la casa tras dedicarle a la española una
animosa sonrisa. Lo mismo hizo Nezu quien se limitó a encogerse de hombros con
cara de circunstancias. Al fin esa muchacha pelirroja, Tania creyó recordar que
se llamaba, iba a irse también. Sonia le
sonrió dándole las gracias.
-Si vas a la Tierra y nos vemos allí, te
prometo una entrevista. Eres una buena chica. Espero que también llegarás a ser
una gran periodista. Y.. si puedo ayudarte a conseguirlo, estaré muy contenta.
-Muchas gracias, eso espero yo también.
Y tenga ánimo, señorita Calderón. Todo se arreglará. - Repuso esa joven antes
de salir.-
Sonia
cerró la puerta tras ella, ahora, al fin a solas, fue incapaz de evitar romper
a llorar de nuevo. Estaba angustiada y muy asustada. Y tras unas horas seguía
dándole vueltas, acostada e incapaz de poder dormir..
-Mañana se lo diré. Lo siento en el alma
Ben, pero no puedo seguir adelante con esto. ¡No puedo!- Musitó …
Por
otro lado, y ajenos por completo a estas situaciones, los Adams recibieron la
visita de sus amigos Scott, Clarisa y su pequeño Franklin. Wina enseguida
saludó al crío con el que se llevaba muy bien. El niño miraba con curiosidad
por todas partes de la casa.
-Ven, te enseñaré mi cuarto.- Le propuso
jovialmente la hija de los anfitriones.-
Los
adultos sonrieron, era una imagen muy tierna, Wina llevando al crío de la manita,
como si de su hermana mayor se tratara. Cuando finalmente los dos se fueron de
la entrada Melisa hizo pasar a sus invitados al salón.
-Me alegra veros, chicos. Últimamente no
hemos podido apenas coincidir.
-Sí, os pasáis muy poco por el Clargin.-
Repuso Clarisa casi sonando algo reprobatoriamente.-
-¡Ojalá pudiéramos ir todos los días!-
Suspiró Clyde.-
Scott quien, con su
traje mejorado, podía andar y moverse perfectamente, declaró entonces con un
tono entre resignado y hasta evocador…
-Te entiendo muy bien, cada día tenemos más trabajo. A mí
también me gustaría tomarme unas vacaciones. ¡Y yo que pensaba que durante mi
etapa de estudiante trabajaba mucho!
-¡No lo entiendo!- Se rio ahora
Clarisa.- Con todo lo que habéis inventado para hacer la vida más cómoda y
sencilla para la gente y sois precisamente vosotros los que parece que no
tenéis un respiro.
-Es lo que pasa con la ciencia.- Terció
una divertida Melisa.- Es adictiva. Y precisamente hablando de eso, la próxima
semana voy a hacerme cargo oficialmente de las Fairy Five.
-Felicidades.- Le dijo Scott.-
-Gracias. Tendré que ponerme al día
rápidamente, de hecho, he estado estudiando algunos de sus proyectos. Uno en
particular me llamó la atención.- Les desveló ella.- Tanto Clyde como yo
estamos algo sorprendidos, quizás si luego te los muestro, podrías darnos tu
opinión.
-¿De qué se trata?- Quiso saber su
interlocutor.-
-En realidad es algo más relacionado con
la biología, que con la mecánica o la robótica. No es nuestro campo pero aun
así nos pareció curioso.- Declaró la científica.-
-Pues en ese caso, estoy igual que
vosotros. Yo soy informático.- Les recordó el joven.-
-Sí, pero quizás como conoces bien a la
doctora Wallance, que es muy amiga tuya, le podrías comentar un poco en qué
consiste. Pudiera ser que ella nos ayudase.- Le propuso el doctor Adams.-
Su
contertulio asintió, no veía porqué no. Y a Sandy le encantaban ese tipo de
cosas. Dejando a un lado ese tema se dispusieron a sentarse a la mesa. Melisa
fue a avisar a su hija para que viniera con Franklin.
-Cariño, trae a nuestro invitado.- Le
pidió en tanto iba hacia el cuarto de Wina.-
Melisa
pasó y nada más verles sonrió. Ahí estaba su hija tratando de contarle un
cuento a ese niño. Aunque era la chica quien tenía cara de asombro.
-¿Y porqué se convirtió en príncipe
cuando la princesa le besó?- Preguntaba el extrañado crío, alegando no sin una
madurez impropia de su corta edad.- Siendo una rana no se podía convertir en
una persona, sus células no son iguales.
-Bueno, no.- Pudo musitar la perpleja
Wina que apenas pudo argüir a su vez.- Es que es un cuento. Lo que sucede no
tiene que ser verdad, es solo, una historia…
-¡Ah! como Santa Klaus.- Exclamó el
niño.-
Ahí
sí que la muchacha no supo que responder a eso. No quería confirmar las
palabras de su pequeño interlocutor por si acaso. Afortunadamente, su madre
cortó aquello llamándoles.
-Vamos a la mesa.- Les indicó Melisa tan
sorprendida como su propia hija.-
Los
dos obedecieron de buena gana porque tenían hambre. Wina ayudó al pequeño a
sentarse encima de un almohadón para acercarle a la mesa. No pudo reprimir una
sonrisa. Tan pequeñajo que era y tan serio, escrutando el plato y los
cubiertos.
-¿Lo has pasado bien con Wina?- Quiso
saber su madre, mirándole a su vez con una sonrisa.-
-Sí.- Asintió el crío, comentando de
seguido con tono algo crítico.- Pero se cree muchas cosas sin base científica,
como dice papá.
El
resto se quedaron perplejos, sobre todo Melissa y Clyde. ¡Un niño tan pequeño y
diciendo esas cosas!
-Siempre está igual.- Se sonrió Scott
con cara de circunstancias.-
-¿Qué quieres ser de mayor?- Le preguntó
Melissa con tono jovial.-
-Pues científico, como papá.- Repuso él
de inmediato, sentenciando.- Él dice que
todavía queda mucho por descubrir, pero me quiero dar prisa o lo descubrirá él
antes.
El
resto rio ciertamente divertido por aquella ocurrencia. Wina asintió
solidariamente para convenir con el niño.
-Yo también quiero ser científica como
mis padres.
-Pero no puedes creer en hadas y esas
cosas si eres científica.- Opuso el crío.-
-¿Porqué no?- Inquirió la muchacha a su
vez.-
-No sabes si existen.- Respondió él.-
-Tampoco sabemos que no existan.- Sonrió
ella.-
-Es verdad.- Concedió Franklin ante las
atentas y atónitas miradas de los mayores.- Bueno, cuando sea un poco más mayor
haré algún experimento a ver si las encuentro.- Remachó haciendo reír a todos
una vez más.-
-Pues ya te puedo adelantar que sí
existen. Y que tengo la prueba.- Sonrió Melisa al fin, para contarle.- ¡Estás
las Hadas Cinco, que son todas científicas y yo soy una de ellas!
El
crío observó a la doctora Adams con los ojos muy abiertos, provocando una vez
más la hilaridad de los adultos. Así, una vez pasado aquello, todos hablaron de sus cosas. En uno de esos
momentos, Clarisa comentó una de tantas veces en las que cambiaban de tema.
-La que suele venir mucho con Wina es su
amiga Nelly. Es una muchacha muy buena. Siempre trata de animar a Ginger.
-Sí, ella fue la última en ver a Dean
según parece.- Añadió Scott.-
-Su pobre madre debe de estar pasando un
calvario.- Comentó ahora Clyde.- Ese chico desapareció y lleva mucho tiempo sin
dar señales.
-Aunque, al parecer, llama de vez en
cuando a Nelly y ella enseguida va a contarle a Ginger lo que él le escribe.-
Afirmó Clarisa.-
Wina
guardó un incómodo silencio. No podía decirles a sus padres, ni a sus invitados
cual era la verdad.
-Pues Nelly podría hablar con él y
persuadirle para que regresara. ¿Verdad, Wina?- Preguntó Scott sorprendiendo a
la muchacha que dio un respingo.-
-Perdón, estaba distraída.- Se disculpó
ella de inmediato, arreglándoselas para contestar.- Sí, sí claro, creo que lo está intentando
según me dijo, pero que Dean le ha pedido un poco de tiempo…
Los demás asintieron, por suerte pasaron
después a abordar otros temas y tras una velada muy entretenida Clarisa, Scott
y su hijo se fueron. Wina se quedó con gesto reflexivo tras verles alejarse.
-¿Qué piensas, hija?- Quiso saber
Melissa.- Te noto muy callada.-
-Bueno, pensaba en Nelly.- Confesó la
joven.-
-¿Has sabido algo de ella?- Se interesó
su interlocutora.-
-No últimamente. Esta tarde no se pasó
por el Clargin. - Le explicó su hija confesando con tono inquieto.- Me tiene
algo preocupada. No sé. Ya te conté que no es como antes…
-Dale tiempo, cariño.- Suspiró Melissa.-
Ha pasado por mucho. Y eso, a veces cambia a las personas.
Desde
luego, ella lo sabía por propia experiencia. Aunque en su caso fue un cambio
para bien. No obstante, desconocía la situación por la que estaba atravesando
nelly, algo le decía que Wina no le contaba todo. Empero, decidió no trata de
sonsacarle. Confiaría en su hija y si esta deseaba hacerle partícipe de algo
más, estaría ahí para escucharla.
-Bueno, espero que esté bien.- Deseó la
muchacha.-
Melisa
asintió, en tanto le decía con tinte más jovial.
-Bueno, ahora vamos a recoger un poco la
mesa.
Y
así lo hicieron ayudando a Clyde que ya estaba en ello. Al poco se fueron a
acostar, era tarde ya. Sin embargo, Wina se durmió pensando en su amiga.
-¡Ojalá que no cambies, siempre fuiste una
buena persona!- Deseó.-
El objeto de sus preocupaciones
estaba en la cama también, aunque ahora en la suya propia. Su padre y su,
digamos futura madrastra, compartían el lecho y Orix dormía en el cuarto de al
lado. De momento ya le había dado a Edgar más que suficiente por esa semana. Y desde
luego Kassandra tuvo razón, funcionó. Tanto que ese tipo le había dado permiso
para entrar y salir cuando quisiera. Durante algunos días ella lo tomó al pie
de la letra, estando ya preparada salió de puntillas, iba ataviada con un
sugerente vestido que dejaba ver parte de sus encantos, amén de llevar una
falda realmente corta. Tras ponerse unas sedosas medias tomó un par de zapatos
negros de tacón que Edgar se había apresurado a comprarle. Después de
asegurarse de que su hermano y el resto dormían, salió. No tardó en tomar un
deslizador taxi que había llamado minutos antes y dirigirse hacia una de las
zonas más animadas de la ciudad a esas horas. Esta vez no tuvo complejos, ni
dificultades, entró en un bar de alterne y tomando asiento cerca de la barra se
fijó en el primer tipo medianamente potable que vio. Sonriendo de modo lascivo
se aproximó a él susurrándole al oído.
-¿Me invitas a una copa?
Aquel
individuo, de pelo castaño y alrededor de los cuarenta, la miró gratamente
sorprendido para asentir de inmediato y replicar.
-Claro, lo que quieras, preciosa…
Nelly
sonrió. Kassandra la había enseñado bien, y volvió a pensar en cuanta razón
tenía. Los hombres eran fáciles, muy fáciles…y la chica iba bien provista, dado
que en el bolso que llevaba no faltaban preservativos. Los mismos que Edgar empleaba
con ella. Y ahora haría un buen uso de ellos. Quizás, si cada noche lograba un
objetivo, su cuenta en créditos podría aumentar de modo espectacular. Sí, todos
esos tipos tenían una gran debilidad por una jovencita tan sexy y atractiva
como ella, pero que lucía una carita de ángel por contraste.
-Y pienso explotar eso al por mayor, ¿para
que centrarme solo en ese idiota de Edgar?- se dijo con ambiciosa malicia.-
Al
día siguiente las cosas parecieron más tranquilas y Sonia se despertó. Había dormido poco y al
mirar en el espejo suspiró con desaprobación. Tendría que maquillarse muy bien
para la cita de esa mañana. Al fin anunciaban su partida. Sin embargo, todo lo
sucedido ayer le vino de golpe a la memoria.
-Tengo que hablar con Ben. Es el único
que puede comprenderme.- Se dijo.-
Se
preparó lo mejor que pudo tras darse una ducha y desayunar ligero. Luego esperó
al vehículo de la productora. Por suerte los paparazis se mantenían tras un
cordón de guardaespaldas y agentes de seguridad. Oculta tras unas gafas de sol
pudo abordar el vehículo.
-A los estudios, por favor.- Le pidió al
conductor.-
- Como usted mande, señorita.- Replicó
éste con tono algo siniestro en tanto observaba el reflejo de sus rojizos ojos
en el espejo retrovisor.-
De
mañana Edgar se levantó tras haber dormido bien. Desde luego esas tardes a
solas con Nelly le relajaban bastante. Y Kassandra tampoco se quedaba corta.
Sin embargo, esa noche estuvo tan agotado que ni tuvo ganas de aquello. Ahora,
tras ponerse en pie e ir a la cocina encendió
como siempre el móvil y miró el correo. Sorprendido, vio que tenía un
ingreso de dos mil créditos en su cuenta del banco.
-Vaya, no recuerdo haber ganado nada. Ya
preguntaré.- Se dijo tan atónito como encantado.-
Kassandra
se levantó enseguida y él la hizo partícipe de aquello.
-A lo mejor es que tienes un benefactor
misterioso.- Se sonrió ella.-
-No sé. Lo mejor será comprobarlo, que
luego puede ser un error del banco y encima me cargarían a mí una multa.-
Comentó desconfiadamente su interlocutor.-
Aunque
su pareja pensaba no sin equivocarse demasiado que su joven aprendiza podría
tener algo que ver en eso…
-Al parecer la chica es lista. Mucho más
de lo que yo pensaba.- Reflexionó.- Puede que ya esté preparada…
Al
poco Orix se despertó. Enseguida fue a ponerse su desayuno.
-Buenos días.- Saludó a su padre y a
Kassandra.-
-Buenos días.- Respondieron los dos de
buen humor.-
-¿No se ha levantado todavía tu
hermana?- Quiso saber esa mujer.-
-No que yo sepa.- Pudo responder el
chico.-
Aunque
le sorprendió gratamente oír a su padre intervenir con tono jovial.
-Déjala. Estará cansada. La pobre ha
estado trabajando mucho últimamente y ayudando en casa.
-Llegará tarde al colegio.- Opuso
Kassandra con tono algo preocupado.-
-Pues la disculparé y se acabó.- Sonrió
afablemente Edgar.-
El
niño sonrió contento. Se alegraba mucho de que su padre y su hermana hubieran
hecho las paces. Desde hacía unos días desde luego estaban muy cambiados. Esas
caras largas y de desprecio mutuo y aquellos incomodísimos silencios habían
dado paso a sonrisas entre ambos e incluso conversaciones distendidas. Y la
prueba la tuvo cuando vio entrar a Nelly en la cocina, la chica tenía cara de
cansada y hasta ojeras.
-Buenos días.- Pudo decir entre
bostezos.-
-¡Hola cariño! - Replicó de inmediato su
padre con tono algo extraño, que enseguida se cuidó de disimular inquiriendo
con lo que parecía preocupación.- ¿Te encuentras bien? Tienes mala cara.
-Apenas si pude dormir.- Confesó ella.-
-Pues no se hable más. Hoy quédate en
casa si quieres. Ya llamaré yo al instituto.- Se ofreció él.-
-¿De veras?- Sonrió tímidamente la
muchacha.-
-Claro, desayuna bien y luego
descansas.- Le comentó Edgar.-
Y
una vez dicho esto, tanto él como Kassandra salieron de la cocina listos para
ir al trabajo. Nelly se ocupó de poner a calentar la leche en tanto Orix se
dirigía a ella declarando con alegría.
-¡Es estupendo que papá y tú os llevéis
tan bien ahora! Mamá estaría muy contenta.
-Sí claro. - Musitó la joven a quien la
sonrisa que lucía pareció congelársele en ese instante.-
Su
hermano, ajeno a eso, enseguida terminó su desayuno para despedirse con tinte
jovial.
-Hasta la tarde, ¡suertuda! Yo sí que tengo
que ir al colegio.
-Adiós Orix. Que tengas un buen día. -
Musitó ella, intentando pese a todo, volver a sonreír.-
Al
cabo de un rato la muchacha terminó su propio desayuno. Ahora estaba sola en
casa. Despacio entró en su cuarto y no pudo evitar tomar la foto de su madre y
su hermano, esa que tanto quería, al estar los dos posando junto a ella con una expresión alegre. Tuvo que
dejarla enseguida sobre la mesita de su habitación puesto que no pudo evitar
las lágrimas. El sentimiento de culpabilidad y el desprecio hacia sí misma la
llenaban ahora. Quizás antes no fuera un ser humano por nacimiento. Ahora ya
pensaba que ni siquiera lo era moralmente. Lo único que la consolaba era saber
que su pobre madre no podía verla y que Orix ignoraba eso completamente.
-Todo lo haré por ti, hermanito.-
Suspiró enjugándose aquellas lágrimas.- Eres al único al que de verdad quiero.
¡Ganaré dinero, ganaré mucho para ti y para mí! Quizás así podamos irnos pronto
de aquí.
Recordaba
la noche pasada. Como fue con aquel tipo, sin titubear esa vez, a los
reservados de aquel local, el modo en el que hicieron el amor. Ella le
complació de muchas maneras y se llevó diez mil créditos. Y es que ese hombre
terminó encantado. Incluso no se privó de decir que la recomendaría. De modo
que era incluso bienvenida. Ningún portero le hacía preguntas al verla llegar. Es
más, ahora podría ir allí a ejercer casi todas las noches. El dueño del local habló
con ella, le cobraría una comisión y de paso le cedería alguna habitación. Así,
su fama se iría extendiendo y clientes a buen seguro que no le iban a faltar. Eso
pensó al iniciarse, unos días antes. Y las cosas daban la impresión de ir
viento en popa. De hecho, la joven atesoraba ya unas cuantas decenas de miles
de créditos en sus cuentas en apenas una semana.
-Me volveré rica, muy rica. Entre estos
trabajos y el fondo de mamá. - Se decía tratando de darse un pretexto, alguna
meta noble que la sostuviera.- Entonces apartaré a Orix de este desgraciado y
de esa fulana. Y…eso es… le daré buenos estudios y una vida en la que no le
faltará de nada. Estoy dispuesta a hacer cualquier cosa por él y por mi
venganza…
La
que también estaba dispuesta, pero para algo menos cuestionable, era Stephanie.
La chica aguardaba con impaciencia que terminase la jornada escolar. Entonces
llevaría a cabo su plan. Esta vez iría sola. No quería que su pobre hermana
pudiera encontrarse con esas dementes de nuevo.
-Le ahorraré esa humillación y ese mal
trago.- Se dijo.-
En
eso que, al término de una de las clases, su compañero Trent se acercó. Era
alto, moreno y de unos ojos azules profundos y seductores. Tenía además una
sonrisa realmente maravillosa. Y lo mejor de todo, parecía haberse fijado en
ella al fin.
-Hola Steph.- La saludó jovial.-
-Hola.- Sonrió ella sintiéndose
azorada.-
-Vaya rollo de clases. Tengo ganas de
terminar. - Suspiró él acercándose peligrosamente, al tiempo que añadía.-
Disculpa, espero no molestarte con tonterías.
En
realidad a Stephanie no le importaba en absoluto que se aproximara a ella. Más
al contrario, estaba encantada. Le sonrió una vez más con rubor. El chico
entonces le propuso con tono desenfadado.
-¿Te apetecería pasear un poco cuando
terminemos?...Creo que en el parque han puesto un quiosco que hace helados muy
buenos.
-Me encantaría.- Se apresuró a replicar
ella, tratando de matizar.- Me encantan los helados, claro.
Aunque
enseguida recordó su idea. Y además, Daphne siempre le había aconsejado no
parecer demasiado fácil de convencer, cuando de chicos se tratara. Al menos a su
hermana mayor le había funcionado. ¡Mira que le costó a Martin conquistarla!
Aunque Steph creía que, en el fondo, Dap se moría de ganas por aceptar! En fin,
luego pasó todo aquello tan desagradable. Pensando en eso añadió, con un
estudiado tono de pesar.
-Lo siento, olvidaba que hoy tenía una
prueba en la Casa Deveraux.
-¿La casa Deveraux?- Se sorprendió el
muchacho queriendo saber de inmediato.- ¿Para qué es la prueba.-
-Bueno.- Pudo responder la muchacha más
colorada aún.- Es para modelo.
-¿De veras, puedo acompañarte?- Le pidió
él con evidente interés.-
-Si quieres…- Repuso la muchacha.-
Eso
sí que era perfecto, Daphne tenía razón, la jugada le salió a las mil
maravillas. Ahora Trent parecía estar mucho más interesado. Aunque la parte
mala era que allí había un montón de modelos preciosas. Y posiblemente el chico
quedase prendado de alguna de ellas. Pero tampoco había que ser tan pesimista. Esas
chicas eran profesionales y seguramente tendrían muchos pretendientes ya como
para fijarse en Trent. En fin, fuera como fuese. Ya no había vuelta atrás. La
música de vuelta a las clases sonó y ambos quedaron a la salida.
-Ahora sí que la tarde será
maravillosa.- Suspiró la chica entrando en su aula, sin importarle siquiera que
tocase matemáticas.-
Y
al fin llegó el ansiado momento. La pobre ni se enteró de las explicaciones
acerca de ecuaciones, matrices y demás. Pero ya lo repasaría después. De modo
que, tras la música, salió y al poco ese chico se unió a ella. Iba hacia la
salida cuando la familiar voz de su hermana la llamó.
-Steph. Estoy aquí.- Se anunció la
maestra.-
Algo
azorada la chica le susurró a Trent.
-No le digas nada de a dónde vamos…
El jovencito asintió.
Y en cuanto Daphne se llegó hasta ellos, algo azorado, saludó.
-Hola señorita Kensington.
-Vaya, hola Trent.- Sonrió ella mirándole
divertida.- Bueno Steph. ¿Nos vamos?- Le preguntó a la azorada muchacha.-
-Bueno, es que verás. Trent y yo íbamos
a dar un paseo… si no te importa irte a casa tú sola.- Casi pudo ser capaz de
musitar, roja de vergüenza.-
Daphne
sonrió con ternura e incluso algo divertida. Asintió despacio para replicar.
-Pues claro. Que disfrutéis del paseo.
Su
hermanita ni se atrevió a devolverle la mirada. Parecía que al fin, estaba con
ese chico que tanto le gustaba. No sería ella la que le estropease ese plan.
Así pues, se despidió alejándose de allí, salió del colegio rumbo al
deslizador. Tras esperar un poco y abordarlo al fin, se sentó. Pensaba en sus
cosas. Justo en ese instante un mensaje le llegó al teléfono…
-Vaya.- Se dijo al leerlo.- Por un lado me
alegro. A ver si ya acabamos de una vez con esta situación…
Era
Martin, el chico le avisaba que iba a llegar pronto. De hecho se adelantaba,
supuestamente iba a haber estado en la Tierra una semana más.
-Estoy deseando verte.- Le escribió ella
con un emoticón sonriente para subrayar sus palabras.-
Y
así era, Dap le quería mucho. Quizás no en la forma en la que debería,
tratándose de su prometido. Sin embargo, tras tantos vaivenes en sus
sentimientos, había decidido que era mejor abrazar a ese chico que nunca la
había dejado sola, demostrándole ser una magnifica persona y preocuparse por
ella, que arrostrar la vida con incertidumbre. A buen seguro aprendería a
quererle también de esa otra forma. Y además, viendo el entusiasmo de su
hermanita por aquel otro muchacho, pensó que sería fácil al menos tratar de
imitarla.
-¡Como pasa el tiempo, la renacuaja ya
es toda una mujer! - Se sonrió con nostalgia.-
Hacía
memoria recordando a esa pequeña de apenas cuatro años que la escuchaba absorta
cuando le contaba historias de princesas y de piratas. La propia Daphne tendría
entonces la edad con la que Stephanie contaba ahora. Tampoco se olvidaba de su hermano, tan alto
ya. También le leía cuentos y hasta jugaba con él, cuando sus padres la dejaban
de canguro.
-Os quiero muchísimo, Steph, By.-
Suspiró ahora pensando decidida.- No deseo que nada os haga daño y mucho menos
hacéroslo yo. Os prometo que siempre vais a estar orgullosos de vuestra hermana
mayor. Como yo lo estoy de vosotros.
En
otra parte del planeta y de un modo mucho más dramático, Mei Ling se debatía
aun en una lucha frenética para rechazar aquella infección. Giaal había corrido
al hospital y retornado, traía un compuesto que esperaba pudiera ayudarla.
-Es un purificador sanguíneo.- Le
explicó a Debbie quién a esas horas, montaba guardia junto Kyle y a la convaleciente.- Espero que la ayude a vencer en esta batalla.
-¡Ojalá sirviera!- Suspiró su
interlocutora que, sin embargo, comentó con poco optimismo.- Pero hasta ahora
ninguno de nuestros esfuerzos para traer de vuelta a alguien totalmente
convertido han tenido éxito. Quizás en el caso de esta mujer todavía haya
esperanza. Si no llegó a alimentarse de otro humano, ni a morir…
Giaal
escuchó aquella explicación con gesto perplejo. Esperaba que esa pobre chica
pudiera salvarse. No se atrevía a preguntarle a Deborah que pasaría en caso
contrario. O más bien ya lo imaginaba. Fue Kyle quien, como si pudiera leer su
pensamiento, le confirmó sus sospechas empuñando una estaca.
-Sintiéndolo mucho.- Declaró el joven.-
Tendríamos que usar esto en su corazón. Sería lo más misericordioso que
podríamos hacer por ella.
Entre
tanto, Sonia se había visto sorprendida. Ahora viajaba en la nave rumbo a la
Tierra deseando haberse podido despedir de Mei Ling. Y es que apenas recordaba
lo sucedido en las últimas horas. Aquel chofer extraño se limitó a parar cerca
de los estudios, o eso recordaba, para llevarla junto a Ben a dar la rueda de
prensa inmediatamente anterior a su partida. Le dijo algo, pero la joven modelo
no podía recordarlo. También la miró fijamente a los ojos y Sonia creyó que
estos eran rojos, aunque no pudo estar segura. Al principio se asustó pero,
poco a poco, fue sintiéndose tranquila y confiada. Las palabras de ese
individuo misterioso resonaron en su mente.
-Todo va bien, Mei Ling estaba
acatarrada y te deseó buena suerte, está deseando que llegues a la Tierra y te
labres una magnífica carrera como actriz. Luego irá a verte, seguro. Tuviste
esa pesadilla en la que creíste que estaba muy enferma. Pero solamente son tus
propios nervios. No la pongas a ella como excusa para no atreverte a triunfar.
Eres guapa, tienes talento. Serás un éxito…ella quiere que así sea.
-Seré un éxito, Mei Ling quiere que así
sea.- Pudo musitar entre aturdida y en un estado casi de ensoñación.-
De
modo casi robótico volvió a meterse en el vehículo. El chofer hizo lo propio sentándose
junto a ella para susurrarla.
-Una cosa más, estás deseosa de tener un
encuentro íntimo conmigo…
El
extraño le susurró algo más al oído y la modelo comenzó entonces a besarle
despacio, sin saber qué estaba haciendo, pero ese imperioso deseo le era
irresistible. A punto estaba ya de bajar la cremallera del pantalón de ese tipo
para ocuparse de satisfacerle en sus demandas cuando el claxon de otro vehículo
les interrumpió. Aquel hombre, suspirando con mala gana, le dijo entonces.
-Bien, deja esto y piensa ahora en ser
una estrella. Solamente en eso. Te sentirás lista para la rueda de prensa y
después, subirás a la nave y te dormirás para descansar…cuando despiertes
apenas recordarás nada salvo lo que te voy a decir. Mei Ling quiere que
triunfes en la Tierra y tú también. Lo demás fue un mal sueño, únicamente eso.
Y
Sonia abría los ojos ahora mirando en derredor. Era como si despertase de un
sueño.
-¿Qué estoy haciendo aquí?- Musitó.-
Poco a poco iba
volviendo a la realidad. Estaba en un camarote privado. A bordo de aquella nave
interestelar que viajaba rumbo a la Tierra. Ni recordaba el haber embarcado ahí
siquiera. Se dio cuenta que estaba en camisón y acostada en la cama de esa
lujosa estancia.
-Sí, seré una estrella por ti, Mei Ling.
Verás cómo estarás muy orgullosa de mí.- Sonrió ahora sintiéndose algo rara.-
Y es que era como si
su mente quisiera advertirla de algo pero no supiese de lo que se trataba. Fue
haciendo memoria lentamente. Pensó en esa rueda de prensa que celebraron antes
de partir. Estaba satisfecha. Atendió con mucha soltura y sonrisas a los
periodistas y después, junto a Ben y a Percie, abordaron el cohete que les
llevaría primero a Bios y de allí al planeta madre en esta lujosa nave.
-No sé. Hay algo más, algo que no soy
capaz de recordar.- Pensaba dándole vueltas
a la cabeza.- No creo que sea importante…
Después precisamente de esa rueda de prensa,
el actor y en su pareja, aquel manager suyo, dedicaron miradas de extrañeza a
la chica. Fue Percie quien le comentó a su novio, aprovechando un instante en
el que estaban a solas.
-¿No te parece que Sonia está algo rara?
Parecía un autómata.
-Serán los nervios. -Valoró Ben,
afirmando.- Durante la entrevista se ha comportado de modo muy profesional.
Pero ahora que lo dices, sonreía muy mecánicamente, sí. Menos mal que los
reporteros estaban ansiosos por sonsacarnos algo de la película o de nuestra,
ya sabes.- Se sonrió comentando con sorna.- Presunta relación.
-Sí, aunque espero que no se repita.
Alguien podría empezar a sospechar. Sobre todo porque parecía tener la sonrisa
congelada.- Insistió Percie.-
-No sé, intenta ponerte en su lugar y ten
en cuenta que ella está renunciando a la persona a la que ama. Tendrá que
hacerlo durante un buen periodo de tiempo, todo por mantener nuestra tapadera.-
Suspiró Ben que parecía sentirse culpable al añadir.- Al menos tú y yo podemos
estar juntos, aunque sea a escondidas, lejos de las cámaras. Eso se lo tenemos
que agradecer a Sonia.
Percie
asintió, los dos salieron al fin del baño de caballeros. Ahora no cabían otras actitudes
que no fueran la mera conversación entre los dos. Ya tendrían intimidad en el
hotel. Así las cosas se reunieron con la modelo en la zona de abordaje de la
terminal. Nada más verla esa impresión que tenían volvió. La chica miraba
ensimismada a través de la gran cristalera que dejaba ver las zonas de tránsito
de pasajeros que llegaban o estaban prestos a partir.
-¿Te encuentras bien?- Quiso saber un
inquieto Percie con sus ojos color café fijos en ella.-
-Sí, sí estoy bien.- Le dijo la
muchacha.-
-Has estado estupenda.- Se apresuró a añadir
Ben con una sonrisa.-
Y
es que sabía que algún fotógrafo o paparazi estaría por ahí, oculto. A buen
seguro listo para robar alguna holo foto. De modo que tomó una mano de la chica
entre las suyas y la besó con delicadeza. Ella sonrió.
-¿Y esto?.- Pudo preguntar Sonia.-
-Te estamos muy agradecidos, ya lo
sabes.- Le susurró su compañero.- Y cualquier cosa que podamos hacer por ti,
solo tienes que decirla.
La
española asintió aunque entonces vio a alguien que captó su atención. Desde
luego no hubiera esperado verla por allí. La mujer se aproximó caminando con
seguridad y sin dar muestras de haberla visto a su vez.
-¡Hola Brenda!- Saludó tímidamente la
joven.-
La
aludida se detuvo, la observó con gesto de sorpresa. Quizás no hubiera esperado
verla allí.
-Hola.- Replicó con sequedad.-
-¿Cómo tú por aquí?¿Vas a la Tierra?-
Quiso saber Sonia.-
-No, voy a la casa de modas. Tengo que
solucionar unas cosas allí. - Replicó la interpelada.-
Ahora
fue la modelo quien la observó algo sorprendida. Su jefa llevaba gafas de sol,
aunque allí no eran ni mucho menos necesarias. Es más, eran tan grandes que
casi le cubrían media cara. Pero bueno, como era una “fashion victim”, supuso
que aquella sería la última tendencia. De modo que se limitó a pedirle.
-Despídeme de las chicas, por favor.
-Lo haré… buen viaje.- Replicó
adustamente esa mujer, alejándose de allí.-
-¿La conoces?- Quiso saber Percie.-
-Sí, es mi jefa, bueno la encargada de
aquí. Brenda Walsh.- Repuso Sonia, añadiendo con patente extrañeza.- Pero la he
notado rara. No sé, no suele comportarse así.
Y
mira que ella y Brenda habían tenido momentos bastante tirantes, pero su jefa
ahora, lejos de dedicarle algún sarcástico comentario o de menospreciarla de
algún modo, había actuado casi como si no tuviera idea de quién era.
-Hasta para su forma de ser está rara.
Quizás le haya sucedido algo.- Supuso la española en voz alta. -
Tanto el manager como
el actor se miraron encogiéndose de hombros. Aunque no tuvieron más tiempo para
centrarse en ese particular, tampoco era algo que les preocupase demasiado. No
era asunto suyo. Y ya tenían muchas cosas en las que pensar. En ese momento, unos
empleados de la compañía vinieron a
buscarles para, vía túnel privado, llevarles al cohete. Desde allí
partieron, fue cuando Sonia recordó haber viajado rumbo a la gran nave. Al
llegar y trasvasar a ésta, dijo estar agotada. Enseguida la guiaron a su camarote
donde se acostó. Entonces tuvo un sueño, o eso pensó, con ese extraño chofer
que la había llevado al astropuerto…
-Vaya un sueño raro que he
tenido…-Suspiró ahora que se incorporaba de la cama.- Mei Ling, Brenda, ese
chófer…en fin, será toda la tensión que he soportado. Mejor será que me
adecente un poco y vaya a tomar algo…- Se dijo aprestándose a ello.-
Y a su vez, ese
conductor que la llevase, se reunió con Sabra que le había aguardado unas
calles más al sur. Al aparcar el coche junto a la israelí, ésta le preguntó no
sin cierto pesar.
-¿Lo has hecho ya… Lawrence?
-Claro.- Sonrió él replicando no sin
satisfacción.- Fue fácil. Cuando las Sailor Animamates nos llamaron,
poniéndonos al corriente de lo que pasó anoche en casa de la tal Sonia, la cosa
estaba clara. Esa chica tenía que salir del planeta. Fue muy sencillo sugestionarla
para que olvidase lo sucedido ayer. La hipnoticé para que pensara sencillamente
en la rueda de prensa y su promoción. Y
de paso, ¡ya sabes!...- Se rio comentando para horror y asco de su
interlocutora.- Que me hiciera una rápida… Bueno, dentro el coche, solamente
tenía que agacharse y abrir la boca… yo me ocupaba de poner dentro lo otro..
-¡Eres un cerdo y un rastrero! ¿Cómo te
puedes aprovechar así de una chica indefensa…?- Estalló su contertulia
mirándole con desprecio, aunque enseguida las risotadas de aquel tipo
burlándose de ella la hicieron suspirar tratando de reunir paciencia.-
-¡Ja, ja, ja. ja! ¡Era una broma! No
hice nada de eso. A un tipo tan apuesto como yo no le hacen falta esas
triquiñuelas, cariño. Bueno…- Añadió con regocijo.- Quizás contigo o con Debbie,
sí. Yo puedo curaros con mi método y en nada estaréis disfrutando con un hombre
como si tal cosa.
-Eso ni en tus sueños, ¡cretino! ¿Me oyes?
- Espetó la airada israelí.-
-¡Ey!, o puedo haceros creer que estáis
con una mujer, todo lo guapa que os podáis imaginar.- Se rio él.- ¿Las
prefieres rubias, no? ¿O ahora eran más bien las morenas las que te ponían?.-Se
sonrió con malicia.-
Tentada
estuvo Sabra de darle un buen puñetazo a ese imbécil. Sin embargo, decidió
ignorarlo. Ya le habían advertido sobre él. Lawrence disfruta así, provocando. Si
ella respondía y más aún, si lo hacía enfadada, aquel idiota se sentiría
encantado.
-Anda, vámonos. Tenemos que ir a
investigar ese antro.- Le cortó con tono de pocos amigos.-
-¿La casa Deveraux, no?- Inquirió él
dejando ya el otro asunto, remachando con aparente entusiasmo.- Muy bien,
siempre quise ligar con preciosas modelos.
Y
su compañera asintió, obviando una vez más esos comentarios, subieron al
deslizador y tomaron rumbo hacia allí. Primero fueron en busca de refuerzos. El
propio Kiros se les unió tras solucionar unos asuntos. Maggie a su vez, una vez
terminó su turno, fue a ayudar a Giaal en el cuidado de Mei Ling. Kyle y Debbie
les comentaron que, en cuanto descansaran un poco, irían también a ese centro
de modas. Para cuando al fin pusieron rumbo hacia allí se les había hecho ya
tarde, pero confiaban en llegar antes de que oscureciera. No obstante, cuando
aparcaron ante el local, que ya estaba cerrado, el sol se había puesto haría
unos minutos. Entonces Lawrence, con tono más serio y cuidadoso, le indicó a su
acompañante.
-Andaros con cuidado, presiento que aquí
hay unos cuantos de ellos.
-Desintegraré al primero que vea.-
Sentenció Kiros.-
-Quizás todavía tengan oportunidad de
ser salvados. Al menos algunos. Eso me comentó Deborah. - Le dijo la israelí.- Será
mejor no precipitarse.
Por
su parte, Tania estaba a punto de marcharse. Suspirando con resignación, sus
días de estancia en Nature así como su escaso presupuesto, se habían evaporado.
Ya en el astropuerto junto a su equipaje aguardaba para que llegase el
deslizador que la transportaría hacia la nave lanzadera. De allí a la nave regular
que hacía el trayecto directo a la Tierra.
-Espero que al menos puedan ayudar a esa
chica.- Se dijo.-
Recordó
cómo, al despedirse, la modelo pudo pese a todo sonreír diciéndole agradecida.
-Si vas a la Tierra y nos vemos allí, te
prometo una entrevista. Eres una buena chica. Espero que también llegarás a ser
una gran periodista. Y.. si puedo ayudarte a conseguirlo, estaré muy contenta.
-Muchas gracias.- Pudo responder ella,
sintiendo sin embargo pesar por esa pobre mujer.-
El
sentido de reportera que poseía le decía que esa oferta era genuina. Sonia no
trataba de comprarla de esa forma para que no desvelase al mundo su orientación
sexual. Y además, una de las cosas más importantes en las que Tania creía era
en la integridad. ¿Anunciar al público que Sonia Calderón estaba involucrada
sentimentalmente con otra mujer?. Sería un bombazo, claro. Pero el modo en el
que había obtenido esa información era del todo cuestionable.
-Si hay algo en lo que creo es que,
antes de una noticia, está el bienestar de las personas. Es lo mismo que Kathy O
´Brian hace. Sé que ha archivado algunos documentos muy interesantes que
podrían haberle reportado premios, por no dañar a inocentes. Yo quiero ser
así.- Se prometió.-
Lo malo era que no
todos sus colegas pensaban del mismo modo. Esa tal Nezu, por ejemplo, no parecía
tener ese problema de conciencia. Afortunadamente, sus compañeras le hicieron
ver que eso no le gustaría a su jefa, esa tal Galaxia. Y realmente esa
individua debía de ser de temer, dado que aquella chismosa se apresuró a
prometer que nada diría.
-Bueno, volveré a casa y allí llamaré a
Peter, espero que con su cámara me ayude a hacer algún buen reportaje.- Se dijo
arengándose. - ¡Qué remedio!...Tania, te toca volver a empezar….
Vio
entonces a la modelo que iba junto a ese actor y otro acompañante. Por
desgracia estaban lejos y tras una pared de cristal. Seguramente embarcarían en
una lanzadera Vip.
-Espero volver a veros, fuisteis muy
amables, no lo olvidaré.- Se sonrió deseándoles a todos, sobre todo a la
modelo, muy buen suerte.- Seguro que triunfaréis…
Caminando
por el parque, tanto Trent como Steph se sentían algo envarados. Iban cerca el
uno del otro pero sin tocarse. Tras unos minutos de silencio, fue el chico
quien se atrevió a sacar tema de conversación aludiendo a su lugar de destino.
-¡Es impresionante!, que te presentes a
un casting en la casa Deveraux.
-Bueno.- Se sonrió vergonzosamente
ella.- No es para tanto, muchas chica lo hacen. Eso no significa nada sino te
seleccionan.
-Pero seguro que a ti sí que te eligen.-
Sonrió animosamente el joven.-
-Ojalá.- Pudo musitar ella.- Es muy
complicado…
-Eres guapa, alta y muy elegante.- La
cumplimentó Trent con sinceridad.- Sino te eligen es que están mal de la vista.
A
Stephanie aquello le sonó a música celestial. El chico que le gustaba la
acababa de piropear de un modo realmente hermoso. Estaba tan azorada que únicamente
pudo sonreír como una tonta, creyó. Siguieron andando y llegaron al fin, era
tarde ya, todavía quedaba luz pero pronto se pondría el sol. Entraron con
prevención como si fueran a llamarles la atención en cualquier momento. La
muchacha se acercó de forma tímida a la recepción. Una mujer de rasgos
asiáticos y muy guapa la atendía.
-Dime. ¿Querías alguna cosa?- Quiso
saber esta.-
-Pues, sí, vera usted. Venía para los castings,
el otro día no pude quedarme.- Comentó Steph.-
-Lo siento, ahora no hacemos castings,
es tarde.- Remachó la mujer.-
Stephanie
bajó la cabeza, aunque esa individua, al ver su palpable gesto de decepción, le
sonrió entregándole una tarjeta.
-Mira, este es mi número, soy Bai Chen… Relaciones
públicas de esta sucursal. Llámame y te informaré de cuando se harán las
pruebas.
-Muchas gracias.- Pudo sonreír más
ampliamente la jovencita.- Es usted muy amable.
-No hay de qué. -Repuso aquella joven quien
enseguida le dijo ahora con un gesto más serio e inquieto de lo que
correspondía.- Ya es tarde, será mejor que vuelvas rápido a casa. El sol se va
a poner enseguida. No dejes que te oscurezca por aquí
-Claro.- Repuso Stephanie sin comprender
eso del todo.-
Tampoco
era para tanto, esa mujer parecía querer meterle prisa para que se fuera.
-Ni que no hubiese luces por las calles.-
Pensó sorprendida por esas palabras.-
Y desde luego que
ella sabía volver a casa. Aunque quizás esa chica quisiera ir cerrando ya. De
todos modos tampoco tenía nada que hacer allí. Se giró buscando a Trent aunque
en un principio no pudo verle. De hecho parecía estar hablando con alguien.
Salió incluso fuera del local puesto que el chico estaba en el exterior, con
dos mujeres.
-¡Vaya! Lo que me faltaba, que venga
cualquiera de estas y me lo robe.- Pensó algo molesta.-
Sin
embargo, se le encogió el corazón cuando reconoció a una de ellas, era esa
mujer morena de zapatos de tacón de aguja, aquella individua tan grosera que
estaba con la acosadora de Daphne. Ahora acompañaba a otra chica rubia, alta y
delgada, de tez pálida que parecía no intervenir en la conversación. Stephanie
se dio prisa en avanzar a grandes zancadas y tomar del brazo a Trent para decir
de modo cortante, sin querer ni mirar a esa mujer.
-¡Vámonos!
-¡Pero Steph! ¿Qué pasa?- Se sorprendió
el muchacho.-
-Luego te lo cuento…- Insistió ella.-
-Por favor, Stephanie.- Terció aquella
mujer morena, con tono conciliador.- Solo estábamos hablando con tu novio.
-No es mi novio. - Tuvo que admitir
ella, matizando.- Es un buen amigo…
-Ya, bueno.- Se sonrió Marla llevando
aquello a donde le convenía para agregar con un sentido tinte de pesar.- Me
alegro de verte, es más, quería pedirte perdón. Fui muy grosera contigo y con
tu hermana. De veras, no sé cómo pude portarme así. Te pido mil disculpas.
Eso
tomó de sorpresa a la chica que asintió, tomándose unos instantes para
responder, ya más calmada.
-Bueno, está bien…
-Y quisiera poder compensarte, por eso,
al verte entrar abordamos a tu amigo.- Sonrió Marla señalando ahora a esa
rubia.- Ésta es Blise. Es una modelo muy cotizada por aquí. Y estábamos
charlando con Trent. Dice que quieres ser modelo, y creo que podríamos
ayudarte.
-Es cierto, son muy amables, han dicho
incluso que iban a hacer ahora una
sesión fotográfica. Que podrías ir con ellas y participar si lo deseabas.-
Terció el muchacho.-
-Te garantizo que eso te ayudaría mucho
en tu carrera.- Afirmó esa mujer rubia con un tono entre algo grave e
insinuante que casi parecía hasta hipnótico por momentos.
Steph
les miró a los tres con una mezcla de sorpresa, prevención e interés. Esa mujer
morena no le gustaba nada. Pero quizás quisiera de veras pedirle perdón y
compensarla. Y si esa otra era modelo y le daba aquella oportunidad. Teniendo
en cuenta que había llegado tarde a los castings.
-Es que…no puedo tardar mucho en volver
a casa.- Pretextó con poco convencimiento.-
-No será más que un momento. Es aquí
cerca.- Afirmó Marla.-
-Claro, ni te darás cuenta de lo rápido
que va a ser.- Le prometió esa tal Blise.-
La
jovencita miró a Trent que le sonrió animoso, entonces asintió. En realidad
estaba deseosa de aceptar. Además, Marla agregó oportunamente.
-A tu amigo le va a encantar verte
posando para la sesión, ya lo verás. Ninguno podréis olvidar esta experiencia…
-Vale.- Asintió Stephanie queriendo saber
con algo de temor.- Pero. ¿No tengo que prepararme ni nada?
-Queda tranquila a ese respecto. Allí tenemos
todo lo necesario para transformarte.- Sonrió Blise con gesto algo siniestro
que, sin embargo, pasó desapercibido a su interlocutora.-
Y
la modelo y Marla guiaron a esos dos muchachos a un deslizador cercano. Trent
no podía dejar de mirar a esa rubia tan monumental, descalza debería ser tan
alta como él, con esos tacones que llevaba casi le sacaba media cabeza. Sin
embargo, caminaba como si flotase en vez
de pisar el suelo. Y esos ojos de color extraño, entre ámbar y amarillos, le
hacía estar a punto de marearse cuando ella le miraba. La otra mujer, aunque
notablemente más baja pese a sus altos tacones, estaba bastante bien a su vez,
y parecía dedicarle mucha atención a Stephanie. Debían de conocerse de antes, y
quizás no haber estado en demasiados buenos términos. En cualquier caso eso
parecía haberse arreglado ahora. De modo que el chico no le dio mayor
importancia. Subieron a ese vehículo y no tardaron mucho en llegar a una
especie de nave industrial.
-¿Aquí hacéis las fotos?- Preguntó una
sorprendida y algo incrédula Steph.-
-¡Oh sí!, es un lugar apartado, lejos de
periodistas y de molestas interrupciones.- Replicó Marla.- Anda pasa.- Ofreció
con amabilidad. –
La
muchacha entró abriendo una puerta que daba paso a ese local. No estaba
cerrada. Quizás tuvieran seguridad y no lo necesitasen. Tras ella pasaron los
demás. Estaba oscuro y la morena dijo divertida.
-Ahora
pondremos algo de luz en esto…
Y
tocó una especie de interruptor cercano. Stephanie no pudo por menos que mirar
con la boca abierta en tanto la puerta se cerraba tras de ellos. Una larga fila
de vestidos y complementos se sucedían colgados en muchas perchas o puestos
sobre estanterías…
-Te dije que no te faltaría de nada.-
Sonrió Blise.- Ahora, si quieres ir con Marla, ella te mostrará donde puedes
cambiarte…No te apures por Trent, yo le haré compañía.
La
entusiasmada muchacha asintió. Trent comentó entonces con tono algo envarado.
-Bueno, te aguardo aquí…
Stephanie
asintió, aunque no le acababa de hacer mucha gracia que el chico se quedara a
solas con esa atractiva modelo. Pero ¡qué se le iba a hacer! No sería por mucho
tiempo.
-Pasa.- Le pidió amablemente Marla,
abriendo una puerta que daba a una sala contigua.-
Aunque
aquí las cosas no eran tan agradables, la chica apenas pudo abrir la boca
cuando vio a una mujer encadenada a la pared. Bueno, tras el primer susto y la
impresión inicial intentó calmarse. Quizás fuera parte del atrezo para la
sesión. Entonces, la sangre se le heló en las venas al oír un grito terrible
que venía de fuera, ¡era Trent!
-Pero ¿qué está pasando aquí? Hummm
Sintió
la mano de Marla tapándole la boca y la nariz con un pañuelo, olía raro, no
pudo ni resistirse, todo se volvió oscuro a su alrededor…
-Ahora cielo, que empiece la diversión.-
Sonrió la reportera sosteniendo el ya exánime cuerpo de la muchacha en tanto
jadeaba con creciente excitación.- Ya tenía ganas de tenerte para mí sola…
Afortunadamente,
Sabra y Lawrence no fueron ajenos a lo sucedido. Ambos habían llegado justo a
tiempo. La israelí detuvo a su acompañante a unos metros de la sede de Modas
Deveraux en tanto Kiros revisaba los alrededores.
-¿Qué pasa ahora? ¿Te me vas a
declarar?- Se burló él.-
-Esa chica, la rubia. La conozco.- Le
explicó ella obviando una vez más ese tipo de comentarios.-
-¿Uno de tus ligues?- Se rio el
muchacho.-
-¡Cállate ya, imbécil!- Se irritó Sabra,
explicándole.- Es la hermana pequeña de mi ex novia.- Suspiró ahora recordando
aquello con pesar, para añadir con tono preocupado ahora.- Y está hablando con
Marla. Esto no me gusta nada.
Aunque
lo que la infundió auténtico pavor fue el ver a esa alta y delgada rubia a la
que desgraciadamente no podía olvidar.
-¡Maldita sea!. Es una de ellos. ¡La que
trató de morderme! Tenemos que impedir
que hagan daño a esa chica.
-¿Y a ti que más te da?.¿Acaso no
quieres vengarte de esa ex tuya?- Se sonrió Lawrence.-
La
mirada de pocos amigos que su interlocutora le dedicó tuvo que ser muy evidente
y amenazadora hasta para el medio demonio quién, enseguida añadió, con tinte
más conciliador.
-Vale. No he dicho nada.
Aunque
era tarde, el grupo de esas dos junto con Stephanie y el muchacho que las
acompañaba subieron a un deslizador.
-Sigámosles. ¿Podrás rastrearles?- Quiso
saber Sabra.-
-Nada más sencillo.- Replicó Lawrence.-
Aguardaron
un momento sin embargo hasta que llegó Kiros, pusieron al tanto al saiyajin quién
se ofreció.
-Puedo llevaros volando, será más
rápido.
En
ese instante su teléfono sonó.
-Perdonad.- Les pidió atendiendo la
llamada.- Maggie, ¿eres tú? ¿Qué Deborah va a ir dónde?. Está bien, me uniré a
ella. Ahora se lo cuento a mis compañeros. Sí descuida, tú también. Y yo a ti,
cariño.
Tras
colgar y ante el gesto curioso de sus interlocutores les explicó.
-Mi esposa me ha llamado. Deborah viene
hacia aquí. Quizás necesite refuerzos, no puedo acompañaros. Lo lamento.
-Tranquilo. Me basto yo solo contra una
o dos chupa sangres.- Se sonrió Lawrence con total seguridad.-
Y
convenido esto se separaron, Kiros aguardaría la llegada de su aliada y por su
parte tanto Sabra como Lawrence no tardaron en tomar un deslizador para ir en
persecución de aquellas individuas.
A
su vez, en aquella casa franca, Maggie
recordó lo sucedido anteriormente que le había llevado a llamar a su marido.
Una media hora antes le tomaba las constantes a la inconsciente Mei Ling.
Estaba acompañada de Deborah para mayor seguridad.
-No tiene apenas pulso, me cuesta mucho
encontrarlo.- Decía la enfermera con manifiesta preocupación.-
-Mientras no lo pierda del todo habrá
esperanza. -Afirmó su acompañante.-
-¿Y si muriera?- Quiso saber la inquieta
Maggie.-
-En ese caso tendríamos que clavarle una
estaca.- Suspiró Debbie moviendo la cabeza para explicar.- Porque te aseguro
que, cuando volviera a abrir los ojos, no sería ya Mei Ling.
Solo
de oír aquello la enfermera tuvo escalofríos. Ella conocía a esa mujer,
habían sido incluso pareja. Y ¿a qué no
admitirlo? Aún se sentía culpable por el modo en que la dejó.
-Eso no estaba bien, pero aún así. La
engañé y ella, pese a que lo nuestro era antinatural, si fue fiel y demostró
que me quería. Mei Ling. Haré lo posible por salvar tu vida o al menos tu alma.-
Musitó, añadiendo ahora en voz alta.- No puedo creerlo, aunque lo esté viendo.
-Lo malo de esto es que no importa las
veces que lo hayas visto, no estás preparada para ello nunca.- Replicó Debbie
contando con pesar a su espantada interlocutora.- ¿Sabes lo que es tener que
clavar una estaca en el cuerpo de un niño que ha sido convertido?. Llegas a
quedar paralizada por el horror. Y además, porque tu mente se niega a creer que
lo que tienes delante ya no es un ser humano. Sobre todo cuando te lloran y te
suplican. A pesar de saber que está
muerto, aunque te digas que es un monstruo, tener que hacer algo tan horrible,
observando el rostro de un niño, muchas veces
no te deja dormir. Por eso deseo con todo mi corazón que tu amiga pueda
salvarse.
Entre
tanto Giaal y Kyle estaban aguardando la llegada de Tracer. El chico les llamó
comentando que él y Sharon habían estado hablando y que su novia se había
puesto a mirar algunos de los experimentos que sus compañeras llevaban a cabo.
Y es que ese mismo día la doctora Adams se presentó en la sede del Fairy Five. La
pareja de Rick no tuvo más remedio que contactarla, sin Mei Ling, ni Emma, ni
Shania, que tampoco había acudido al trabajo, la muchacha estaba sola. De modo
que Melisa no tardó en acudir.
-¿Qué ocurre?- Quiso saber con patente
extrañeza.- ¿Qué pasa con tus compañeras?
-No lo sé con seguridad.- Suspiró Sharon
quien no se atrevía a contarle aquello con detalle a su jefa en ciernes, aunque
sí le confió.- Creo que está sucediendo algo, algo muy grave.
-¿El qué?- Insistió Melisa.-
-Creerá que estoy loca.- Pudo pretextar
la muchacha para obstinarse en su silencio.-
-Querida, no pienses eso. He visto muchas
cosas increíbles en mi vida. – La tranquilizó su contertulia.-
Sharon
guardó silencio durante unos instantes de duda, finalmente decidió confiar en
esa mujer, iba a ser su superiora directa y de hecho, la doctora Adams la
miraba como si no se sorprendiera demasiado de lo que le estaba contando. Al
fin, se atrevió a confiarle algunas cosas.
-¿Y dices que el doctor Ginga os está
ayudando?- Remarcó Melisa.-
-Así es, y hasta el embajador Derail.-
Le repitió la joven.-
-Bien, eso significa que la cosa es realmente
seria. Te diré qué haremos. Llama a tu novio, que hable con Giaal. Es un buen amigo.
Si nos coordinamos seguramente que algo más podremos aclarar.
Sharon
no perdió ni un instante, logró localizar a Tracer quién, a su vez, llamó al
doctor Ginga. Quedaron en que el doctor acudiría al laboratorio de las Fairy
Five. Una vez allí acompañado por Kyle, Giaal pudo hablar en persona con Melisa
y comentarle.
-Mi hermana Naya está al corriente
también. Creo que su ayuda nos sería muy útil, es médico graduada en la Tierra
y además doctora interplanetaria, como yo.
-Sí, por supuesto.- Convino al doctora
Adams, añadiendo.- Puede considerarse una Fairy Five honorífica. - Remachó con
total disposición a que así fuera.- Su ayuda nos será muy útil.
Pese a que Naya tenía
turno, su hermano contactó con ella y le pidió que fuese. La pobre doctora
Rodney no tuvo fácil el explicar su ausencia, aunque pretextó problemas
familiares para tomarse unas horas. Por su parte, Scott también fue avisado por
Melisa quién, al saber ya todo lo que estaba sucediendo, le comentó a su colega
y amigo.
-El doctor Ginga me ha puesto al
corriente de algo realmente terrible. Y creo que tú podrías contactar con
alguien que nos brindaría una ayuda muy importante.
Y
tras poner en antecedentes al perplejo científico, la doctora quiso saber.
- ¿Crees que podría echarnos una mano?
-Lo que me dices es increíble. Si no
fuera porque Giaal y Naya lo han visto y les tengo por totalmente serios, no lo
creería.- Suspiro Scott para finalmente admitir.- Sí, mi amiga la doctora
Wallance, podría ayudar. Su padre sintetizó un suero especial para ella. No es
una vampiro, pero quizás siguiendo un proceso similar seríamos capaces de
desarrollar algo que pudiera ser eficaz para curar eso…
-Debemos verlo como una enfermedad. No
como una maldición mágica. - Declaró Melisa.- Así seremos capaces de pensar en
desarrollar una cura.
-Coincido contigo, ese mismo
planteamiento es el que el padre de Sandy hizo. Intentaré contactar con ella lo
antes posible. - Le prometió Scott.-
Y
de hecho, tanto Melisa como Sharon se sorprendieron al encontrar en uno de los
archivos unas anotaciones de Shania. Esa joven daba la impresión de haber
estado trabajando en un proyecto secreto. Paradójicamente no se había molestado
en ocultarlo. La información estaba ahí, como si de otro experimento rutinario
se tratase. ¡Claro! Que mejor forma de esconderlo de cualquiera dejándolo a
plena vista. Con la cantidad de pruebas y ensayos que llevaban a cabo a ninguna se le hubiese ocurrido nunca
dedicarse a curiosear en las de sus compañeras. ¡Bastante tenían con las suyas
propias!
-¡Esto no lo habríamos visto nunca, a no
ser que lo hubiésemos estado buscando a propósito, como ahora! - Exclamó una perpleja
Sharon.-
Y
al mirarlo con más detenimiento, la asombrada doctora Adams pudo comentar.
-Da la impresión de ser un experimento
para foto fortalecer las células.
-Sí.- Añadió el atónito Giaal, a su
vez.- Cualquiera diría que es una clase de pócima para que los vampiros
pudieran salir a la calle a plena luz del día.
-Esto es muy avanzado.- Comentó Sharon
tras haber hecho un análisis más pormenorizado.- Y he detectado algunos
compuestos que no creo que tengamos en Nature, ni tan siquiera en la Tierra.
Al
fin llegaron Naya y Tracer, quién había ido a buscar a la doctora Rodney. La
asombrada médico enseguida coincidió con su hermano en aquella apreciación.
-Si pudiéramos comunicar con Mazoui,
creo que también tenía un suero similar. Su padre era médico y lo preparó para
él. Al menos eso me contó hace ya mucho tiempo.- Comentó Giaal.-
-Yo me ocupo de contactarle.- Afirmó
Rick.-
-Bien, no hay tiempo que perder. - Les
urgió Kyle.- Cada minuto que pasa juega en nuestra contra y a su favor. Si
estas científicas estaban trabajando o relacionadas con esto, podrían haber
sido víctimas de los vampiros…
-O peor aún.- Sentenció entonces Giaal,
atrayendo la atención de los demás y su temor al afirmar.- Podrían ser sus
cómplices y trabajar para ellos.
De
hecho, Shania no había acudido al trabajo esa mañana porque tenía una
importante reunión. Su jefa al fin había llegado y estaba dispuesta a
mostrarse. La científica había quedado en verse con ella en la Casa Deveraux.
Aunque allí, una preocupada Bai Chen, estaba intentando contactar con Deborah.
-Espero que sepan lo que están
haciendo.- Pensaba con creciente temor.-
Ya
desde que su compañera Renata desapareció la oriental comenzó a preocuparse. La
italiana comenzó a comportarse de un modo muy extraño justo al poco de que esas
dos chicas tan raras, Blise y Luka, aparecieran, traídas por Brenda. Bai había
acordado con la señora Deveraux que permanecería allí ese año vigilando a la
encargada. De hecho, Esmeralda no se fiaba de ella. La jefa le comentó a Bai
que tenía la impresión de que Brenda estaba engañándola con las cuentas. Pero
carecía de pruebas suficientes. Le encomendó a la modelo oriental el hacerse
con ellas. Ahora, no obstante, a la modelo china le parecía que las cosas iban
muchísimo más allá, y eran bastante más graves. Después supieron de la terrible
tragedia. Renata había aparecido muerta en un local abandonado de la ciudad. Oficialmente
se achacó a sobredosis de Loten. Sin embargo, Bai no se lo creyó. Su compañera
nunca había consumido drogas. Y lo sabía puesto que ambas había estado viviendo
juntas en algunos apartamentos para modelos de la casa Deveraux. No, allí
pasaba algo. Quizás Renata descubrió alguna cosa. Y ahora, además esas dos,
Blise y esa individua morena tan siniestra, habían abordado a esa muchachita
para irse luego con ella y aquel chico que la acompañaba. Sin entender por qué,
Bai sintió escalofríos. No supo a quién más llamar, salvo a esa auditora.
-¿Hola?- Musitó nerviosa cuando aquella
chica respondió.- ¿Señorita Hunter? Sí, soy Bai Chen. Verá, estoy muy
preocupada, están sucediendo cosas muy raras aquí…no, no me refiero únicamente
a las cuentas. Sé que quizás no sea competencia suya, pero es que no sabía a quien
más recurrir…-Sentenció nerviosa.-
Deborah
escuchaba con atención. Esa chica daba la impresión de estar asustada. Y en
cuanto le contó lo que acababa de ver, ella también se inquietó.
-No se preocupe, enseguida iré para
allá… ¡Hola!..-Dijo con énfasis porque de pronto, nadie respondía…
Bai
Chen contuvo la respiración, sin saber de dónde, esa tal Luka había aparecido
detrás suya, rodeando la barrera de la recepción y susurrándole al oído con un
tinte entre meloso y sensual.
-¿Sucede algo?...Pareces nerviosa.
-No, no pasa nada.- Se esforzó por
responder la china que temblaba de miedo sin saber a ciencia cierta el porqué.-
-¿De veras?¿Y con quién estabas
hablando?- Se interesó la modelo acariciando el cuello de la chica.-
-Con una mujer que vino a hacer la
auditoría el otro día.- Respondió Bai con sinceridad.- Me estaba preguntando
algunas cosas…
-Vaya, seguro que eso querrá saberlo
Brenda.- Sonrió Luka.- Ven, vamos a decírselo.
La
joven no tuvo opción para tratar de negarse, con aparente suavidad pero una
fuerza realmente increíble, su interlocutora tiró de ella.
-Estará muy ocupada.- Pretextó Bai.- Quizás
luego …
Aunque
esa chica no le hizo el menor caso haciéndole caminar hasta el despacho de la
encargada. Tocaron a la puerta y se oyó la voz de Brenda decir.
-Adelante…
Luka
abrió casi empujando a Bai Chen dentro, allí, la modelo le comentó a su jefa en
un tono bastante amable e incluso sumiso.
-Perdona que te molestemos…Brenda. Pero
esta chica estaba hablando con alguien, con alguien con quien no debía…
-Vaya. ¿De veras?- Se sonrió la
encargada levantándose para acercarse hasta su empleada queriendo saber.- ¿Y
con quién hablabas?
Bai
llevaba notando rara a su jefa durante todo el día. Había llegado haría un par
de horas y seguía con esas gafas de sol puestas. Aunque más que unas lentes
daban la impresión de ser una especie de máscara dado que casi le tapaban media
cara. De modo que, tratando de eludir esa pregunta, quiso saber a su vez.
-¿Qué te ha pasado?. Bueno, quiero
decir. ¿Estás bien?
-Tengo un poco de alergia.- Repuso su
interlocutora insistiendo de un modo más rudo.- Vamos, ¡habla!
-Yo...- Musitó la chica china sin saber
que poder decir, finalmente optó por ser sincera, al menos en parte.- Llamé a
la auditora. Me pidió que la avisara para cuando pudieras concertar otra cita.
-Ya veo.- Se sonrió aviesamente Brenda
para agregar.- Muy bien. Luka, ocúpate tú. Pero no aquí.
-Muy bien.- Asintió la aludida agarrando
de un brazo a Bai para sacarla de allí.-
-Un momento. ¡Suéltame!- Le pidió la
chica añadiendo con un tono entre el miedo, la sorpresa e incluso la
indignación.-¿Qué está pasando aquí?¿Por qué os comportáis de un modo tan raro?
Luka
tiró de ella casi arrastrándola, pero Bai entonces se revolvió sin que su
captora lo esperase, no en vano sabía algo de kun fu y de una patada al vientre
de su atacante hizo que ésta la soltara. Aunque con el impulso la propia Bai
golpeó a Brenda haciendo que esas gafas se le cayeran.
-Lo siento.- Pudo decir antes de mirar a
su jefa.-
La
oriental gritó entonces. Ahora podía ver el rostro de esa mujer y aquello era
algo que no estaba preparada para contemplar.
-¡Oh Dios! ¿Qué te ha pasado?- Pudo
chillar horrorizada.-
La interpelada recogió sus gafas sin prisa y se
las colocó una vez más, sonriendo con expresión siniestra y en tanto Luka
atrapaba a la aterrada joven entre sus brazos, replicó.
-Nada, al menos, nada comparado a lo que
va a pasarte a ti…
Y
asintió. Bai entonces sintió un terrible dolor en el cuello. Algo se le había
clavado. Apenas pudo darse cuenta de que eran los colmillos de Luka que comenzó
a sorber su sangre con avidez.
-No la mates aquí, pondrás el suelo
perdido de sangre, ¡idiota! Llévatela y termina donde tú sabes.- Le ordenó
Brenda.-
La
vampiro asintió tomando a su ahora inconsciente víctima en brazos con celeridad
y sin esfuerzo. Sin mediar más palabra salió del despacho. Su jefa entonces
sonrió una vez más para musitar.
-Ha llegado el momento, haré unas llamadas…comienza
la fase final…
Luka
salió con su presa caminando hacia la parte trasera. Allí abordaría un
deslizador. Caminando por un estrecho pasillo se topó entonces con Shania.
-Hola Luka, que ¿te llevas el almuerzo a
casa?- Se burló la científica-
La
vampiro le dedicó una mirada de hosca desaprobación aunque su interlocutora, ya
más seria, le preguntó.
-¿Está la jefa en el despacho?
-Sí, te aguarda.- Sentenció
lapidariamente su contertulia.-
-¿Y la otra?- Se sonrió la científica.-
-Encerrada. La jefa nos ordenó que no la
tocásemos. – Suspiró resignada Luka, añadiendo.- Aunque es una irritante
estúpida. Si por mi fuera la hubiera desangrado como a un cerdo.
-Si la jefa dice una cosa..- Comentó con
evidente resquemor Shania.-
-Sí, lo sé. No podemos desafiarla. Por
cierto. ¿Qué tal llevas las pruebas?- Quiso saber la vampiro.-
-Bastante bien, de eso voy a hablar con ella.- Repuso Shania.-
Su contertulia
asintió. Sin más palabras se separaron para ir a sus respectivos lugares de destino.
Entre tanto, en la casa segura y tras perder la comunicación telefónica con Bai
Chen, Deborah le comentó a Maggie que debía irse.
-Algo le ha pasado a esa chica. Lo presiento. Tengo que ir a modas
Deveraux.
-Podría ser muy peligroso para ti ir sola.-
Le advirtió Maggie no sin temor en su voz para proponerle.- Aguarda a que mi
esposo, o Giaal, o alguno de tus amigos puedan acompañarte.
-No puedo esperar.- Rebatió su
interlocutora, alegando.- Podría ser cuestión de vida o muerte para esa chica.-
Y
armándose con algún botecito de agua bendita, estacas y otros instrumentos, la
joven salió apresuradamente no sin antes recomendar a la enfermera.
-Mantén a Mei Ling atada, por mucho que
te ruegue o que parezca que está normal, no la sueltes. Y si es preciso usa un
bote de agua bendita. Échasela en la boca o en las marcas del cuello.
Maggie
asintió, observando a la ahora inconsciente Mei Ling que daba la impresión de
estar totalmente dormida.
-Buena suerte, y ten mucho cuidado.- Le
pidió a Deborah, afirmando.- Rezaré por ti, bueno, por todos.
-Buena falta nos hará.- Replicó
rápidamente su contertulia antes de salir a la carrera de allí.-
Al
verla irse Margaret enseguida tomó el teléfono, sin perder ni un instante llamó
a su marido. Al ponerse enseguida le saludó.
-Hola Kiros, Debbie ha ido a la casa
Deveraux. Cree que está sucediendo algo serio allí. Necesitará ayuda. Tengo
miedo de que pueda pasarle algo si va sola. Claro… lo haré, te quiero. - Pudo
decir con emoción antes de colgar.-
Así
era, pese a todo lo sucedido con el rapto de Gloria ella seguía amando a su
esposo. Kiros era noble y valiente, siempre se preocupó por ella y la protegió.
Ahora esperaba que su ayuda pudiera salvar a muchos inocentes, como otras
tantas veces hizo.
-Señor, te ruego que les protejas a
todos. Te confieso que últimamente he estado tentada de perder la fe. Será que
habrás estado probándome, pero te lo suplico. No dejes que el mal venza.-
Remató besando la cruz que llevaba colgada al cuello.-
En
ese momento, pudo ver como Mei Ling se debatía como si tuviera una pesadilla.
Bajos sus párpados los globos oculares se movían muy deprisa, quizás estuviera
en la fase REM. Eso no era malo. Si soñaba es que seguía siendo humana. Al
menos eso deseaba la enfermera que se aprestó a velar ese inquieto sueño de su
amiga y antigua pareja.
-Dios mío, ayuda a Mei.- Pidió posando
una mano sobre las de su hacía tanto tiempo ex novia. – A pesar de todos sus
pecados es una buena mujer. Te ruego que le des la opción de redimirse como
hiciste conmigo.
La que a su vez
despertó fue Stephanie, y ella sí que deseó con todas sus fuerzas estar
sufriendo una simple pesadilla. Pero, para su desgracia, todo aquello era real,
muy real…
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