miércoles, 2 de agosto de 2017

GWTN31 Un truco de la noche


La muchacha comenzó a tomar conciencia de su situación, su vista se aclaraba. Aún sentía ese penetrante olor, no estaba segura si de alcohol o cloro, en sus fosas nasales y ese desagradable sabor también, de las mismas sustancias, en su boca. Pero eso no era lo peor. Descubrió que estaba atada de pies y manos y colgada en una pared. Tenía las piernas separadas y asimismo sus brazos, era casi incapaz de moverse. Entonces oyó la voz entre melosa y burlona de aquella maldita mujer.



-Hola Steph. ¿Ya te has despertado? Menos mal, me tenías preocupada…

-¿Qué estás haciendo? ¡Suéltame! -Demandó la chica con una mezcla de temor y enfado.-

-Bueno, no te pongas así. Te aseguro que no quiero hacerte ningún daño.- Le sonrió Marla acercándose a ella.-



            Stephanie estaba algo más alta que esa mujer aunque eso no preocupó a su contertulia que acercó un banco y se subió a él. Ahora sus ojos estaban a la misma altura, y Marla la miraba con una mezcla de interés y deseo.



-¿Sabes que eres guapísima? Tu hermana es guapa, pero tú…. Tú lo eres mucho más. Créeme cariño, llegarás muy lejos si te lo propones. ¿Cuántos años tienes, quince?



            La aludida no contestó a esa pregunta, solamente quiso saber con tono inquieto.



-¿Dónde está Trent?

-¡Ah, Trent!- Suspiró Marla ahora, añadiendo con una fingida pena.- Tu pobrecito Trent. ¿Sabes? Creo que te gusta y que tú le gustabas a él. Pero lamentándolo mucho, me parece que Blise se lo ha quedado. Necesitaba…en fin, tomar algo.

-¿Dónde está? ¿Qué le habéis hecho?- Chilló la chica recordando el grito aquel.-

-Créeme preciosa.- Le siseó a la oreja ahora aquella terrible mujer.- No querrás saberlo.



            La atónita Stephanie oyó entonces una especie de gruñidos que provenía de una pared a su costado izquierdo, no podía mover apenas la cabeza que estaba asimismo sujeta con una especie de tiras de cuero.



-Calma Emma.- Susurró Marla dirigiéndose hacia ese lugar.- Primero es mía, luego te la dejaré a ti, te lo prometo…

-Con ¿Con quién estás hablando?- Musitó la chica con la voz entrecortada, incapaz ya de reprimir unos sollozos de terror.-

-Con una amiga mía, que está muy impaciente por poder estar a solas contigo. Pero no te preocupes. Yo voy primero.- Le respondió su interlocutora acariciando descuidadamente la barbilla de Steph a la par que su mano descendía hasta meterse entre la blusa del colegio de la chica.

-¿Qué estás haciendo?- Pudo preguntar la estupefacta y hasta avergonzada chica.-

-Lo que tenía ganas de hacer desde el primer momento que te vi, preciosa. – Se relamió Marla sentenciando con tono lascivo.- Ya no puedo aguantar más. Tienes que ser mía.



            Sin dar tiempo a la chica a replicar la reportera de morena cabellera se aupó a ese taburete y tomando la cara de la muchacha entre sus manos la estampó un beso en los labios. Steph trató de zafarse pero era incapaz apenas de moverse. Esa mujer tanteó su boca con la lengua intentando metérsela. Como ella se lo negaba, incluso la golpeó en el estómago lo bastante como para que abriera la boca por el dolor y tratando de respirar, entonces fue cuando Marla metió la lengua sin pudor, jugueteando con la de la chica.



-Seguro que va a ser tu primera vez.- Jadeó la acosadora tras separarse de aquel beso.- Verás cómo te gusta. Igual que a tu hermanita. ¡Estas cosas suelen ser de familia! - Se rio.-

-¡Basta, por favor! - Gemía la chiquilla tratando de sacudirse con vehemencia en un inútil intento por romper esas ataduras que la inmovilizaban.-





            Sin embargo, la risa burlona de su captora resonó en tanto replicaba mientras comenzaba a quitarse la ropa.



-Amor mío, acabo de empezar…



            No tardó en comenzar a desabotonar la blusa de Stephanie, luego le quitó la falda. La chica se moría de vergüenza. Esa pervertida estaba acariciándola por todo el cuerpo, y sobre todo en sus partes más íntimas, incluso arrancándola algún jadeo a su pesar.



-¿Lo ves? Después de probar con una mujer, no querrás volver a saber nada de los hombres.



            Y luego fue peor, tras desnudarla del todo, comenzó a lamerla desde los tobillos hasta arriba. Volvió a besarla una vez más en los labios, lo hizo después en los pechos. Stephanie solo podía llorar suplicando entre gemidos entrecortados.



-¡Basta, por favor!…



            Pero su agresora respiraba entrecortadamente, llena de deseo.  Stephanie solamente pudo cerrar los ojos deseando que aquel martirio terminara cuanto antes. Sin embargo, su torturadora tenía otros planes. Tras satisfacerse de otros modos realmente obscenos, pasó a lamer y chupar aquella anatomía íntima de la joven. Hundiendo su boca con deleite en aquellas partes, respirando su aroma y abriéndolas con los dedos para meter su lengua. Steph comenzó a gemir y jadear incluso contra su voluntad. Marla sonrió, tras unos momentos casi interminables se detuvo susurrándole a la chica que respiraba ahora de un modo entrecortado, visiblemente agitada.



-Esto es lo que tanto le gusta a tu hermanita. Ahora seguro que la podrás comprender. – Remachó metiéndole a la chica dos dedos por aquel lugar, lo cual la hizo gritar y jadear nuevamente.- ¿Ves, cariño? Esto no hay hombre que sepa hacerlo bien. Te estoy descubriendo la verdad. Un mundo lleno de placeres femeninos. Los tíos no hacen ninguna falta. Ya lo verás, al cabo del tiempo me darás las gracias.



A pesar de todo, Steph no replicó, ahora solo sollozaba, las lágrimas le caían por las mejillas mojando el suelo. Entonces la puerta se abrió. Entre visión velada por el llanto pudo ver entrar a esa rubia, junto con Trent, que avanzaba a trompicones.



-¡Trent, ayúdame por favor! - Pudo musitar entre gemidos de angustia.-



            Sin embargo, el muchacho pareció no escucharla, de hecho, a los dos pasos cayó al suelo como un fardo. Fue Blise quien, con una sonrisa divertida, declaró.



-Hora de alimentar a la mascota. Anda Marla, deja de divertirte. Y apártate. Podría ir a por ti.



            La morena no se lo hizo repetir, ahora Steph sintió un nudo en el estómago ¿Qué iban a  hacer que fuese tan espantoso que hasta esa pervertida se quitaba de en medio ansiosa por evitar estar ahí? Fue la tal Blise quien le dio la respuesta, pareció estar soltando unas cadenas a la izquierda de la muchacha. Después esos gruñidos y jadeos guturales volvieron a escucharse. Temblando de miedo Steph no quería ni mirar. Por fortuna la rubia se puso delante de ella.



-No quiero que venga a por ti, todavía…- Se sonrió esa individua mirándola con una rictus de sadismo tal que la hizo estremecer.- Tiene otra fuente de la que alimentarse.



            Entonces pudo verla, esa chica de pelo castaño se abalanzó sobre el cuerpo de Trent y comenzó a morderle en el cuello con un ansia brutal.



-¿Qué le está haciendo?- Chilló Stephanie totalmente dominada por el terror.-

-Se está alimentando, la pobre tiene hambre atrasada.- Se rio Marla.-





            Steph quedó en shock, al cabo de unos momentos, esa mujer se levantó más calmada, y al acercarse hacia la rubia mostró su rostro. Estaba deformado por unos colmillos alargados, sus ojos lucían de color ámbar y tenía la boca manchada de sangre. La chica gritó horrorizada. Aquello sencillamente no podía ser real. Fue Marla quien le tapó la boca con una mano y le susurró al oído, incluso con tinte de regocijo.



-¿Ves? Tú has tenido suerte, te dije que yo no te haría daño.  Ahora dime ¿Qué prefieres? ¿Acostarte conmigo o quedarte a solas con nuestra amiga? Vamos, es una oferta generosa que solamente te haré una vez…



            Entre sollozos y llorando sin poder parar, la muchacha apenas pudo tomar aire para balbucear.



-A .. acosta.. me con…tigo…

-¿Lo ves, mi amor?- Se burló Marla siseando ahora de forma lapidaria.- Así nos sentimos nosotras cuando tenemos que complacer a la fuerza a un hombre. Pregúntaselo a tu hermanita.

-Ya es suficiente. - Intervino Blise.- Tú ya la has tenido. Deja que nuestra nueva hermana se ocupe de ella.

-¡Por favor! - Gritó Stephanie, dominada por el pavor más absoluto.- Hare, ¡haré lo que quieras! Seré tu amante o lo que sea. Pero, te lo ruego, no me dejes con ese monstruo.



            Aunque ahora Marla suspiró, y hasta se diría que con genuino pesar, para responder a la chiquilla con tinte entre resignado y lastimero.



-Ojalá pudiera, cielo. Créeme, me gustas muchísimo. Creo que podría hacer una muy buena amante de ti, pero eso ya no está en mi mano. Tienes que ser sacrificada por un futuro mejor para todas las mujeres. Seguro que lo comprendes.

-¡No, noo! ¡Por favor!- Suplicaba entre gemidos cada vez más débiles la pobre muchacha.-



            Marla se apartó encogiéndose de hombros. Una pena.  Pero tras lo que esa mocosa había visto no podía seguir viva. Quizás si la convertían. Lo cierto es que tenía curiosidad. ¿Cómo sería hacérselo con una vampira? Aunque ya se insinuó anteriormente con Luka y Blise esas dos no le habían hecho el menor caso. Puede que Emma, pero no. Esa, aunque despreciase a los hombres, era heterosexual…bueno, ahora ya no sabía lo que era…



-¡Una pena! - Suspiró.-



            Blise estaba ya desatando a la muchachita. Por su parte, Emma la miraba relamiéndose, deseosa de seguir saboreando sangre fresca. Aunque unos fuertes golpes hicieron entonces que las tres mirasen hacia la entrada.



-¿Qué pasa?- Quiso saber Marla.-

-No lo sé. No esperábamos a nadie. ¿Verdad? - Inquirió Blise.-

-No.-Repuso la morena.- No que yo sepa.



            La puerta que cerraba esa sala saltó entonces por los aires. Allí, antes ellas, apareció un tipo alto, de pelo rubio ceniza, que las miraba con dos ojos rojos como carbunclos. La atónita vampira apenas sí pudo espetar.



-¡Un demonio!- Pero. ¿Qué está haciendo aquí?...



            No pudo decir más, ese individuo levantó una mano y de ella partió un rayo de energía que la lanzó a varios metros, empotrándola contra una pared. Marla, entre atónita y asustada, salió a todo correr. Ese tipo se apartó dejándola escapar. O al menos eso creyó la reportera, dado que ante ella apareció la figura de su examante quien, mirándola con odio, le preguntó.



-¿A dónde crees que vas, zorra?





            Marla intentó rehuirla pero su ahora rival fue más rápida y la derribó de un certero puñetazo. La reportera sangraba ahora por la nariz y el labio. Y lo que era peor, la israelí la apuntaba con una ballesta cargada.



-Si te mueves un milímetro juro por Dios que te atravieso, ¡maldita puta! - Exclamó con verdadera ira.- Ahora vamos a ajustar las cuentas. Contigo y con esa zorra vampiresa.



            Marla ni se movió, tampoco se atrevió a pronunciar palabra. No le pareció juicioso desafiar a esa mujer que realmente la observaba con el odio más profundo reflejado en la mirada.



-¡Vamos Lawrence acaba con ella!- Le pidió Sabra a su acompañante.-



            Y es que el aludido no tuvo muchos problemas para dejar fuera de combate a Emma que, nada más verle, quiso lanzarse sobre él para morderle. No obstante, el demonio, mucho más fuerte y rápido, la roció con agua bendita y aquella pobre desgraciada cayó al suelo entre alaridos, quemándose y aullando  de dolor. Entonces el joven pasó a ocuparse de Blise quien ya había salido del boquete en el que ese rayo la había incrustado. Su oponente no se anduvo con ceremonias, agarrándola del cuello la elevó unos centímetros sobre el suelo y le preguntó desapasionadamente.



-¿Dónde está vuestra reina, jefa o lo que sea? ¡Canta, chupasangres!

-¿Por qué ayudas a unos miserables humanos?- Fue la contestación que recibió.-

-Pagan bien.- Se sonrió él, insistiendo.- Responde.

-¿Si te lo digo me dejarás ir?- Quiso saber la rubia.-

-Ni de broma.- Se sonrió Lawrence, agregando.- Si me lo dices te remato rápido. Sino, te hago beber un poco de agua bendita y te pongo a secar al sol. Tú decides.



            Blise no parecía tener demasiadas dudas y enseguida contestó.



-Están en la sede de Modas Deveraux, la jefa ha llegado ya. Planean empezar el ataque en cuestión de horas…

-¿Quién es la jefa?- La interrogó Lawrence.-

-No lo sé. Ha permanecido oculta a nosotras.- Afirmó la vampira que enseguida añadió casi con lo que parecía temor reverencial ante alguien superior a ella.- No te miento.

-Si tú lo dices, guapa.- Sonrió él guiñándole uno de sus ojos color sangre.-



            Blise sintió como algo agudo se clavaba en su corazón. Era un largo palo de madera que el demonio había estado escondiendo a su vista. La vampira sonrió, en tanto comenzaba a resecarse y arrugarse. Apenas pudo musitar con voz ronca…antes de  disolverse en polvo.



-Gracias…

-Ahora a por la otra.- Dijo Lawrence agarrando del cabello y levantando del suelo a pulso a la todavía doliente Emma.-

-¡Espera un momento!- Le pidió Sabra quien había reparado en aquella pobre muchacha rubia, desnuda y arrinconada en una esquina en posición fetal.- ¡Dios mío, Stephanie! - Pudo musitar horrorizada. -



            La chica estaba en estado casi catatónico. La israelí se hizo con algo de ropa cercana y la envolvió enseguida en ella.



-¿Cómo estás? ¿Estás herida?

-Les... lesbiana asquerosa.- Musitó ella sin mirarla.- ¡Lesbiana asquerosa! - Repitió entre gemidos y lágrimas.-



            Eso no molestó a Sabra, dadas las circunstancias aquella pobre cría no sabía lo que decía. Aunque enseguida se percató de que no se estaba refiriendo a ella, sino a Marla que se había levantado. Steph la vio a través de la puerta abierta intentando escapar. La israelí maldijo su descuido. Se había olvidado por completo de esa zorra. Quiso ir tras ella pero ésta ya se había perdido por las calles. No lo pensó dos veces, acudió de inmediato junto a esa pobre niña. Stephanie balbuceaba, llorando y gimiendo. Apenas podía susurrar.



-Ha abusado de mí y su amiga le ha hecho daño a Trent. ¿Dónde está Trent?- Quiso saber intentando mirar en derredor.-

-No, ¡no por favor!, no mires, Stephanie.- Le pidió Sabra abrazando a la muchacha en tanto ella sí que podía contemplar el cuerpo de ese pobre chico tendido en el suelo. De modo que se apresuró a decirle a la niña, con el tono más amable que pudo. - Todo se arreglará. De verdad…



            Lawrence seguía sujetando a esa otra vampira, Aunque Emma, algo más recuperada, pareció recobrar un poco de consciencia de sí misma y pudo susurrar con voz quebrada y seca.



-Lo siento…¡Dios mío perdóname!, no quise hacerle eso a ese pobre chico…Pero tenía que beber…

-Sí, es lo malo de convertirse en chupasangres.- Le dijo Lawrence con ninguna simpatía, agregando eso sí, con tinte neutro.- Pero tranquila, te voy a librar de tu miseria. Como hice con tu amiga.

-Espera, por favor.- Le pidió Sabra.- Átala y quizás podamos ayudarla.

-Imposible. Ya ha bebido. Y además, está muerta.- Le explicó él.- Al menos para lo que es ser humana.



            Al oír eso, paradójicamente Emma comenzó a derramar lágrimas. La israelí lloró también. Esa pobre mujer estaba condenada y además ahora, en esos escasos momentos de lucidez, se daba cuenta de ello. Posiblemente sería mejor hacer lo que ese muchacho proponía. Aun así la piloto insistió.



-Necesitamos la prueba, quizás si la analizamos…podríamos sacar algo. ¡Por favor!, tú puedes controlarla.- Insistió Sabra.-



            Su compañero se encogió de hombros suspirando con expresión cansina. Al fin y utilizando una de las cadenas que allí había, rodeó con ella a Emma asegurándose de que no pudiera moverse. Hecho esto, la israelí quiso llamarle aparte, en tanto no dejaba de mirar a la destrozada Stephanie.



-Haz algo por ella, hazla olvidar, igual que hiciste con Sonia Calderón.

-¿Y podré beneficiarme a ésta? ¡Está como un tren la niña!- Se sonrió él, observando el desnudo cuerpo de Stephanie con lascivia.-



            Esta vez Sabra no se contuvo y le dio una sonora bofetada para estallar llena de indignación y rabia, a duras penas sobreponiéndose a los sollozos que quebraban su voz.



-¿Qué clase de monstruo eres? ¿Es que no tienes sentimientos? ¡Mírala! La pobre no es más que una cría y está traumatizada. Solamente te pido que demuestres un poco de compasión por un ser humano. ¿Es mucho pedir acaso?



            Tras frotarse la marca del golpe Lawrence pudo replicar entre escéptico y sarcástico.



-Esa chica te ha insultado y te desprecia. ¿Y tú las quieres ayudar? – Inquirió con incredulidad.- Eres más estúpida de lo que pensaba. Después te seguirá odiando igual.

-Es solamente una niña y ha estado engañada.- Suspiró la consternada Sabra volviendo junto a la apenas consciente Steph y abrazándola ahora con ternura para suplicar consternada.- Y sé que su hermana no podría soportar verla así. Eso la mataría de pena. ¡Te lo ruego! Por una vez haz algo bueno por alguien, sin ironía y sin dobles intenciones.



            Ese alegato convenció a Lawrence. Miró pues  a los ojos de aquella chiquilla, empañados por las lágrimas y con las pupilas dilatadas producto de aquel trauma tan atroz. No hablaba, apenas parecía estar presente, aunque pese a todo el horror y pesar que sentía al verla así, la israelí adoptó el tono más suave que pudo para susurrarle a esa desgraciada.



-Ahora Steph, escucha a este hombre y cree lo que te diga…solo quiere ayudarte, todo va a ir bien…





            Lawrence se acercó más todavía mirando a esa chica fijamente. Desde luego Sabra no mentía, podía percibir el enorme grado de terror y de trauma que la inundaba. Incluso a él le pareció algo sobrecogedor. Al fin, le dijo al oído con todo su poder de convicción y lo más potente de su sugestión.



-Has tenido una terrible pesadilla, el accidente de tu amigo ha sido una tragedia, no debió cruzar la calle sin mirar, ni tampoco tú. Ese deslizador conducido por esa loca de pelo moreno se os echó encima y tras el golpe que os dio quedaste inconsciente. Entonces mezclaste tu pasión por ser modelo con el accidente, con Trent y los recuerdos de esa mujer tan odiosa.  Pero no hay vampiros, ni monstruos. Ni nadie te ha hecho daño abusando de ti. Únicamente fue tu imaginación. No te preocupes, cuando despiertes todo será mejor.  Olvidarás todo lo malo y seguirás queriendo ser modelo, y seguro que lo lograrás. Ahora duerme…y no tengas malos sueños.- Terminó por musitar el joven.-



            Stephanie obedeció de inmediato, cerró los ojos cayendo en un dulce sopor. Al fin, Sabra la tomó en brazos, Lawrence cargó con Emma y ambos salieron rumbo al deslizador. No sin que antes el joven medio demonio avisara a alguien…



-¿Hola?- Dijo Lawrence a través de su teléfono aguardando una respuesta, tras la que comentó.- Las cosas se han complicado más de lo que pensábamos. ¿Qué hago? Muy bien. ¿Qué ya lo sabes? ¿Pero cómo puedes saberlo?... ¿Estás aquí? Pero… ¿cómo has?...En fin, no preguntaré. ¿Te ocuparás de esa niña? ¿Primero vas a dónde? Vale. Tú sabrás lo que haces, a estas alturas no voy a dudar…Adiós.



            Por su parte, Martin recibió un mensaje en el teléfono, Acababa de llegar al astropuerto y sacó su libreta. Leyó algo que no había escrito él y que, no obstante, le pareció terrible.  Tenía además esa llamada perdida con aquel mensaje de voz. Al oírlo quedó perplejo. Sin embargo, se aprestó a anotar algo en su cuadernito tan especial. Después quiso ir a buscar a Daphne.



-Esto no estaba previsto. ¿Qué puedo poner aquí ahora?- Se dijo con evidente nerviosismo.-

           

            No estaba seguro de como hacerlo, pero lo redactaría para quedar del mejor modo posible. Después, llamó a su prometida.



-Daphne...cariño. Sí, sí he vuelto antes. Tenemos que vernos enseguida. Quedamos en un par de horas. Sí, es muy importante, confía en mí.



            Por su parte, Kiros estaba aguardando hasta que al fin vio llegar a Deborah. La muchacha se le aproximó para decirle.



-Vamos allá…

-¿Qué prefieres? - quiso saber el saiyajin.- Sigilo o acción rápida.-

-Mucho me temo que no tenemos tiempo para andarnos con sutilezas.- Comentó la joven.-

-En ese caso.- Repuso él tomándola en brazos.-

-¡Oye! ¿Qué haces?...Estás casado y yo…- Pudo remarcar Debbie.-

-Calla y sujétate bien.- Le ordenó Kiros.- Vamos a entrar…



            Entendiendo al fin la idea de su interlocutor, la joven asintió. El guerrero del espacio salió volando raudo y con una mano lanzó un rayo que hizo saltar la puerta por los aires, así accedió a un largo corredor a toda velocidad…Aquello desde luego no pasó inadvertido. La misma Shania, que había llegado al despacho donde su jefa la aguardaba, se dio cuenta. Había entrado en esa habitación momentos antes y  Brenda, esbozando una cínica sonrisa, la saludó.



-Buenas noches. Creía que no ibas a venir…



            Fue en ese mismo momento, cuando se oyeron los ecos de una explosión.



-¿Qué está pasando?- Inquirió la científica.-

-No es nada que deba preocuparte.- Repuso su interlocutora levantándose del sillón que ocupaba para indicarle con un ademán de una de sus manos.- Sígueme.



            Y la llevó hacia una pared. Sin embargo, tras tocar en una palanca oculta un panel se deslizó dejando a la vista la entrada de un túnel. Las dos lo recorrieron para escapar, entre tanto la individua al mando le comentó a Shania.



-Ya he llamado, el operativo está en marcha. En breve nos haremos con este planeta. Pero antes de irnos vamos a las mazmorras, tengo que recoger a mi familia.- Se sonrió divertida.-



            A su vez Luka escuchó aquello, no le sonó nada bien. No quiso salir por el otro lado, pese a tener el deslizador aguardando. Quizás fuera una trampa y la esperasen fuera. De modo que soltó a su presa que cayó al suelo como un fardo y se ocultó. Pudieran ser unos simples  humanos. Si les tomaba por sorpresa los podría ir matando de uno en uno y beber más sangre. Quizás hasta controlarles.



-Venid hacia mí.- Se sonrió haciendo que sus colmillos aflorasen una vez más.-



            Kiros caminó despacio seguido por Deborah. La botellita de agua que la chica llevaba en la mano a modo de brújula comenzó a iluminarse tenuemente en un tono azulado. El saiyajin miró atónito a su acompañante quien le explicó.



-Reacciona así cuando uno de ellos está cerca.

-¿Podrías detectar su posición exacta?- Quiso saber él.-

-Claro.- Afirmó su interlocutora.-

-Entonces se me ha ocurrido una idea, lo malo es que tendrás que arriesgarte un poco.- Le contó Kiros.-

-No hay problema, riesgo es mi segundo nombre.- Sonrió la muchacha.-



            Por su parte, Luka estaba al acecho, deseosa de clavar sus colmillos en el cuello de quien quiera que fuese el que se aproximaba. Al poco vio a una joven de cabellos morenos recogidos en una coleta. Utilizaba una especie de botellita que no dejaba de mirar para guiarse. Y de ella partía un destello azulado.



-¡Maldita cazadora!- Pensó con evidente odio, aunque enseguida sonrió aviesamente.- Pero ahora serás tú la que será cazada.



            Esperó hasta tenerla a su alcance. Esa humana iba a internarse en el pasillo en el que ella estaba. Cuando lo hizo Luka saltó sobre ella. En cuestión de centésimas de segundo pudo ver el rictus de sorpresa y de temor de esa joven, aunque algo no iba bien. La vampira chocó contra una especie de mancha borrosa que se movía demasiado deprisa incluso para sus aguzadísimos sentidos. Cuando quiso percatarse de lo que sucedía, un individuo fornido y alto la sujetaba contra la pared.



-Vaya, así que tú eres una de esas vampiras.- Se sonrió Kiros.- No pareces demasiado peligrosa.

-¿Eso crees?- Se sonrió sin embargo ella, mirándole directamente a los ojos.-

-No Kiros, ¡no la mires! - Pudo decir Debbie con visible alarma.-



            Pero ya era tarde, la mujer parecía tenerle controlado y le ordenó.



-Ahora quiero que atrapes a la chica…quitándole esa botellita.



            El saiyajin soltó a la vampira sujetando en cambio a Debbie tras arrebatarle el agua bendita que llevaba. Lo hizo tan rápido que la joven ni pudo abrir la boca para protestar.



-Muy bien, querido esclavo.- Le dijo Luka con evidente regocijo.- Sujétala, voy a saludarla como es debido.

-No, Kiros, tienes que resistirte.- Le pidió la muchacha que no podía moverse debido a la fuerza del saiyajin.-





            Ajena a ese trance sufrido por su esposo y su acompañante, Maggie comprobaba los signos vitales de Mei Ling. La muchacha apenas si tenía pulsaciones, estaba en unas increíblemente bajas veinte por minuto. Casi daba la impresión de que su cuerpo se preparase para hibernar.



-No sé que le sucederá.- Se dijo con inquietud.-



            Alguien hizo acto de presencia en la habitación. En un principio Maggie tomó a esa persona por alguno de los propietarios de esa casa.



-¿Quién es?- Quiso saber sin obtener respuesta.-



            Se percató de que era un hombre el que había entrado, la enfermera no le reconoció. Hasta se asustó temiendo que fuera uno de esos seres de la noche. Luego le pareció familiar, le había visto antes, en algún sitio. No obstante, el individuo de pelo moreno la miró con sus ojos violetas para decirle tranquilizador.



-Acabo de llegar, soy el jefe de Debbie y de Kyle entre otros. Me llamo Lance Rodney. No tema señora Derail. Esto ayudará a su amiga.



            Y sin más le alargó un pequeño frasco de cristal que tenía una especie de líquido dorado en su interior.



-¿Qué es esto?

-Debe administrárselo vía oral.- Le explicó el tipo aquel indicándole.- Cuando mi cuñada llegue dígaselo.

-¿Su cuñada? ¿Se refiere a Naya? – Ese tipo asintió, sin embargo la enfermera repuso con desconfianza.- No sé quién es usted. O por lo menos, no tengo certeza de que sea quién afirma. ¿Quién no me dice que esto no la convertirá en vampiro definitivamente? ¿O que no la matará?



            Ante aquellos recelos, el chico aquel guardó silencio por unos instantes. Finalmente repuso.



-Le daré la prueba que quiere de que soy sincero. Llame ahora mismo a su esposo. Le aseguro que esa llamada le ayudará. Es más, ayudará a su amiga Mei Ling también.- Remató mirando a la convaleciente.-



            La enfermera le miró sin parecer creerse aquello, no obstante, guiada por una especie de intuición, tomó su teléfono y marcó…



-¡Por favor, Kiros!- Gritó Deborah, viendo impotente como esa vampiro iba aproximando una boca abierta de la que sobresalían dos largos y agudos colmillos, hacia su cuello.- ¡Reacciona!



            El aludido no se movía, parecía estar congelado, con la mirada perdida. Por fortuna en ese momento sonó el teléfono que llevaba. Al oír esa melodía algo en Kiros reaccionó, posiblemente al asociarla con su esposa, el amor que tenía a ésta y a su familia, hizo de revulsivo. De pronto miró con estupor la escena. Cuando la vampira quiso a su vez centrarse en él ya era tarde. El saiyajin soltó a Deborah quien, acostumbrada a este tipo de situaciones, se apartó con celeridad.



-¿Qué está pasando aquí?- Quiso saber el embajador.-



            Luka se abrazó a él tratando de morderle. Si no podía sugestionarle le convertiría en uno de los suyos. Aunque, para su asombro, aquel tipo la sujetó del cuello con una mano impidiendo que los colmillos de ella acertaran en el blanco.



-¡No te soltaré!- Amenazó la vampira.-

-¿Ah no?- Repuso finalmente él, recobrándose poco a poco de aquello, en tanto el móvil no cesaba de sonar.- Me parece bien. No lo hagas.- Afirmó agarrándola de la cintura a su vez con su otra mano.



            Luka sonrió, ese tipo no era corriente desde luego. Jamás ningún humano hubiera podido enfrentarse así a ella. Pero sería cuestión de tiempo el que pudiera debilitarle o volverle a sugestionar para acertar en su garganta con un mordisco. Al menos eso creía. Entonces, Debbie se aproximó empuñando una estaca y pidiéndole a Kiros.



-Así no puedo acertarla en el corazón, tienes que apartarte.

-No te preocupes.- Sonrió ahora él cerrando los ojos.- Tengo mis propios métodos. A ver como soportan estos bichos una buena descarga de energía. Por favor.- Le pidió en cambio algo más inquietado.- Contesta el teléfono, o Maggie se preocupará.



            Y la atónita chica asintió, metiendo la mano en el bolsillo del pantalón del saiyajin palpó dentro de él un objeto duro y alargado. (Para su alivio era el teléfono) con trabajoso cuidado lo sacó contestando al fin.



-¿Sí?, hola Maggie.

-¿Qué está pasando? ¿Está mi marido bien?- Inquirió ésta por toda respuesta.-

-Sí, no te preocupes.- Pudo decir ella apurada en tanto le observaba ejecutar esa especie de danza macabra con la vampira, dado que ambos se sujetaban mutuamente moviéndose de un lado a otro, chocando con las paredes en las que iban dejando grietas e incluso boquetes.- Enseguida se pone. Es que está algo ocupado.

-Verás.- Le desveló entonces la enfermera.- Un hombre ha venido aquí. Dice ser vuestro jefe. Me ha dado un frasquito…



            Le contó aquello en tanto Deborah atendía casi más al forcejeo entre Kiros y su oponente que a ese relato. Al fin, el saiyajin se apartó un poco de su amiga para decirle a su adversaria mirándola ahora tras abrir los ojos.



-Voy a darte un poco de luz para que abandones las tinieblas.

-No creo que puedas predicarme nada, ¡no tienes fe!- Se rio Luka.- Intentando hipnotizarle una vez más

-Te equivocas.- Contestó él sonriendo triunfal para sentenciar.- Tengo mucha fe, pero en mí mismo. Y lamento decirte que ese truco no te funcionará dos veces contra un saiyajin.



            Y concentrando energía se transformó en un guerrero dorado. Eso dejó perpleja a su enemiga.



-¿Pero qué es esto?- Pudo exclamar ella con una mezcla de asombro y temor.- ¿Qué eres tú?



 Al instante Luka comenzó a sentir mucho calor. La energía liberada por aquel individuo era increíble. Ahora era ella quien luchaba frenéticamente por liberarse sin conseguirlo.



-Eso es. ¿No querías agarrarme? Pues ahora no me sueltes nunca, ¡nunca! – Exclamó el saiyajin aumentando su poder.-



            Deborah se apartó más aun dado que hasta las paredes comenzaban a temblar.



-Bueno, Maggie. ¿Te ha dicho cómo se llama?- Quiso saber volviendo en cambio a la conversación que mantenía con la enfermera.-

-Sí.- Contestó la interpelada.- Se llama Lance y me ha encargado que te diga que ya ha traído el remedio.



El tipo aquel que estaba al lado de la enfermera le pidió entonces el teléfono. La atónita Maggie se lo dejó y él se dirigió a Debbie declarando.



-La doctora Wallance y Mazoui ya me han dado una muestra del suero que ellos utilizan. Hablad con Tracer y que se lo entregue a su novia. Y dile a Naya que venga a ayudar a la señora Derail, la va a necesitar.

-Vale. Pero ¿Cómo has llegado aquí tan rápido?- Quiso saber la perpleja muchacha.-

-Tú ocúpate de lo que te he dicho.- Replicó el joven devolviendo el teléfono a Maggie.-



            Deborah entonces oyó a la enfermera quién le preguntó.



-¿Qué hago? ¿Conoces tú a este tipo?

-Sí, le conozco, y sí, es mi jefe.- Admitió ella, indicándole a su interlocutora.- Confía en él aunque te parezca raro y haz lo que te diga.



            En ese instante la caza vampiros vio como Kiros emitía literalmente llamas. Se apartó aún más dado que ese calor se hacía insoportable.  Lenguas de fuego envolvieron al saiyajin y un terrible grito de agonía pudo escucharse.



-Espero que disfrutes.- Remachó Kiros en tanto su enemiga ardía ahora sin ser capaz de soltarse de él.-



            Luka chilló sintiendo como se calcinaba. A los pocos segundos el fuego prendió totalmente en ella y al fin, cuando este se extinguió, solo Kiros permanecía allí en pie y totalmente desnudo. Nada quedaba de la vampira salvo cenizas. La estupefacta Debbie le dedicó una mirada de asombro.



-Es una técnica que aprendí de joven.- Le explicó él.- Concentrando nuestra mente podemos focalizar energía en un punto  y quemar casi cualquier objeto sin dificultad manteniéndonos ilesos. Lo malo es que también se nos quema la ropa.



            La joven asintió, dedicando una mirada furtiva a ese tipo.



-¡Menos mal que los hombres no me interesan! - Se dijo, pese a todo volviendo la cabeza por un elemental pudor.-



            El teléfono eso sí, seguía en comunicación…



-¿Hola?- quiso saber Maggie.- ¿Va todo bien?



            Kiros tomó el aparato de las manos de su atónita acompañante y respondió.



-Hola cariño, sí, todo bien…Enseguida voy para allá. No te preocupes. Por cierto, sácame algo de ropa. ¿Quieres?

-¿Qué?- Inquirió su mujer sin comprender.-

-He tenido algunos problemas, ya sabes, como cuando entreno a veces. La ropa no resiste tanto como yo.

-Está bien.- Convino suavemente ella acostumbrada a eso, pidiéndole sin embargo con inquietud.- Ten cuidado, por favor.



            La comunicación terminó, Lance sonrió a la enfermera diciéndole con tono más animoso.



-Todo irá bien y vuestra hija volverá. No temas. Aprenderá a controlarse y será una pieza clave en el devenir de los acontecimientos.



            Maggie le dedicó una mirada de estupor, siendo apenas capaz de preguntar.



-Pero ¿cómo sabe?...



            No obstante, su interlocutor no la dejó seguir, añadiendo.



-Por cierto, creo que tu amiga está mejor.





            La enfermera le miró con incredulidad, pero tras comprobarlo vio que era cierto. Las constantes de Mei Ling habían mejorado, su pulso subía, ahora estaba en las cincuenta pulsaciones por minuto, después ascendió aún más, a sesenta…Ya podía percibirse en ella una tímida respiración…Lance declaró entonces.



-Han debido exterminar a la vampira vector o jefe. La que convirtió a quien la mordiera. Eso ha roto el vínculo telepático. Se pondrá bien. Aun así, administradle el suero una vez puedan sintetizarlo.- Le indicó señalando esa botellita de líquido dorado.-

-Sí,- pudo musitar una emocionada Maggie.- Muchas gracias…

-Ahora escúchame bien.- Le pidió él.-



            Su interlocutora estaba muy contenta al ver que su amiga se iba a recobrar. Y confiando al fin en ese individuo asintió, éste le comentó.



-Deberás dar unos recados a los miembros de mi equipo…



            Entre tanto, Kiros se colocó algunos cortinajes alrededor de su cintura para taparse un poco. Mientras miraba educadamente hacia otro lado Debbie se percató de la presencia de alguien. Era una chica, estaba tendida en el suelo. Con suma precaución se aproximó. Podría ser otra vampira. Por fortuna no parecía ese el caso. La joven estaba inconsciente eso sí, y había perdido mucha sangre. Deborah enseguida recobró su botellita de agua bendita vertiendo un poco en los labios y las marcas de mordeduras que esa desgraciada presentaba en el cuello.



-Debemos llevarla con nosotros.- Le indicó al saiyajin.-



            Éste asintió sujetando a cada mujer por la cintura repuso.



-Iré volando y deprisa, cierra los ojos para no marearte…



            A su vez, Lawrence y Sabra habían metido a Trent, Steph y a Emma, en un deslizador. No tardaron en llegar con ellos a la casa segura. Ahora las víctimas descansaban más inconscientes que dormidas. Al entrar, Maggie les recibió conduciéndoles a una habitación contigua a la de Mei Ling, con un par de camas libres.



-Dios mío, ¡Steph!- Pudo exclamar entre atónita y horrorizada al reconocer a la menor de las hermanas Kensington en ese estado, en brazos de la israelí.-

-Ha sufrido mucho, le han hecho cosas terribles. ¡Maldita Marla, fue ella!- Espetó Sabra con visible rabia e impotencia.-

-Te dije que era malvada.- Le recordó la enferma, quién no obstante, suavizado sus rasgos ahora para sonreír, añadió con más deferencia.- Y también dije que tú parecías no ser mala persona. En esto último al menos celebro haber acertado para bien.

-Gracias. Te aseguro que yo jamás quise…nunca pretendí que ni Daphne, ni esta chiquilla sufrieran daño. - Musitó su interlocutora al tiempo con alivio, agradecimiento e incluso algo de emoción.-



            Lawrence, que llevaba colgados a los hombros a Trent y Emma, carraspeó para atraer la atención de ambas mujeres. La enfermera enseguida observó a los dos heridos.



-Este chico está peor.- Les indicó Maggie una vez trató de tomar el pulso a Trent.- Apenas si está vivo todavía. Tenemos que ponerle plasma. Habría que ir al hospital.

-Por eso no te preocupes.- Intervino Lawrence agregando.- En la “cocina” tenemos todo lo necesario. Esta casa se proveyó bien para casos parecidos.



Y dicho esto depositó  también el cuerpo de Emma, rodeado aun por una cadena, en el suelo.



-¿Qué hacemos con ésta chupasangres? – Quiso saber.-

-Lo primero quítale esa cadena, después pongámosla en una cama.- Le indicó la enfermera mirándole con expresión severa al reprender a ese tipo.- Y seguro que tendrá un nombre. Además, es una víctima, igual que Stephanie o que ese pobre chico. No hables de ella así.

-Vale, vale. Pero no nos contó cómo se llamaba.- Se encogió de hombros el muchacho.-



            Al poco y en efecto, Sabra retornó con algunas bolsas que parecían tener sangre y plasma.



-Esto está muy bien abastecido.- Se sorprendió la piloto explicando a Maggie.- Había una nevera llena de cosas como estas.

-Tendré que injertarles una sonda.- Comentó la enfermera.-



            Por fortuna, mientras lo estaba preparando todo llegaron Deborah y Kiros con Naya. La doctora entró tras serle abierta la puerta por Sabra. Había salido rauda hacia allí en cuanto recibió una llamada. Más bien fue Tracer quien atendió su teléfono mientras estaban junto con Giaal, Sharon y Melisa, en el laboratorio de las Fairy Five.



-Es para ti, Naya.- Le indicó Rick a la doctora Rodney tras escuchar algunas instrucciones que Debbie a su vez le había transmitido.-

-¿Sí? Naya Rodney al aparato… ¿Maggie me necesita? Muy bien, ¿Cuál es la dirección? Iré de inmediato para allá. Sí, me uniré a vosotros. Hasta ahora.



            En breves instantes, el saiyajin apareció llevando a esa joven oriental que estaba inconsciente y a Debbie, una bajo cada brazo. Tras ponerse al corriente de sus mutuas peripecias, Tracer le dijo al embajador una vez le prestaron algo de ropa.



-Tomad el deslizador que tenemos aparcado fuera. No creo que puedas llevarte a las tres al mismo tiempo.

-Muy bien.- Asintió el aludido.-



            Giaal por su parte comentó, tras reconocer rápidamente a esa muchacha sin sentido.



-Esta chica ha perdido mucha sangre, tiene que recibir una transfusión inmediata.

-En nuestra casa refugio hay lo necesario.- Declaró Debbie.-



            Así pues, sin un instante que perder, tomaron ese vehículo dirigiéndose enseguida a la casa. Llegaron en tan solo veinte minutos. Con una Bai Chen en estado muy precario. Kiros la entró en brazos y Naya se ocupó de ayudar a Maggie, entre ambas no tardaron en estabilizar a los pacientes. Una vez charlaron Maggie les explicó.



-Cuando fui un momento a comprobar el estado de Mei Ling ese tipo se largó. Desapareció sin que me diera cuenta.-Remachó aludiendo a su visitante.-

-Muy propio de Lance. No sabemos cómo lo hace, pero lo hace.- Sentenció Deborah.-

-Incluso a mí me pone los pelos de punta a veces.- Admitió Lawrence.-

-Bueno, me dio algunas cosas, incluido un disco de información en el que me dijo que había una canción que Sabra debía escuchar.- Les comentó Maggie.-



            Y sin querer esperar conectaron aquello a un ordenador cercano que tenía altavoces y escucharon…



Cuando el día termina

Y el trabajo está hecho

Bien, es una historia diferente

Y la oscuridad viene y nos envuelve

Intenté hacerte saber

Que ibas por el camino equivocado

Y las calles que tú pensabas

Que estarían pavimentadas con oro
pero cuando el viento corta
Tú tratarías incluso de vender tu alma

A cualquier sitio que vas
Es el largo camino

Ahora, no eres más

Solo el chico de la puerta de al lado



Cuando nos enamoramos
con esa limpia sonrisa cortante
cambio de estilo
solo durante un momento…

¿Qué vas a hacer, hey qué vas a hacer?
Caminando hacia el peligro
No puedes ver lo erróneo o lo correcto

¿Qué vas a hacer, dime, qué vas  a hacer?
Puede ser un extraño

Debe ser un truco de la noche



            Sabra escuchaba atentamente como si en la letra de aquella canción se encerrase un mensaje para ella.


Bien, es una risa, un minuto

Y no puedes decidir

Entre una ardiente pregunta

Y la fortuna en sus ojos


Tú nunca dejarás mostrar
O tomar el camino equivocado

A veces te preguntas

Para que viniste aquí…



            Y en otro lugar de Nature, en un concurrido club de alterne, vestida con un corto vestido de cuero rojo que marcaba sus encantos y altas botas de fino tacón de aguja del mismo material y color, en tanto aguardaba a algún cliente, Nelly escuchaba esa misma canción por el sonido de ambiente. De pronto,  sin saber por qué, creyó que iba dirigida a ella.

-Sí, para qué vine aquí.- Pensaba tratando de apartar de su cabeza esa sensación de tristeza y reflexión.- Esa es la gran pregunta. Quizás nunca debí venir al mundo. Nelly debió morir en su momento y nunca haber regresado…

¡Oh!, ellos podrían destrozarte
Con esas mentiras de rostro desnudo

No se puede disfrazar

Todo el dolor que estás sintiendo dentro



Sabra también meditaba sobre algunas estrofas. Era cierto que sentía aún mucho dolor. A pesar de todo lo vivido en los últimos meses o quizás debido precisamente a ello, no podía apartar a Daphne de su pensamiento y, sin embargo, ahora sabía que tenía que ser de esa manera. Pese a todo se cuestionaba a sí misma sobre lo que debería hacer. La siguiente parte de esa tonada le daba la respuesta precisamente a esa pregunta.


¿Qué vas a hacer, hey qué vas  a hacer?
Caminando hacia el peligro
No puedes ver lo erróneo o lo correcto

¿Qué vas a hacer, dime qué vas  a hacer?
Puede ser un extraño

Debe ser un truco de la noche



¿Qué vas a hacer, hey dime qué vas  a hacer?
Caminando hacia el peligro
No puedes ver lo erróneo o lo correcto



Igualmente Nelly no pudo por menos que meditar sobre esa estrofa. ¿Qué iba a hacer? ¿Qué estaba haciendo? Su plan era arriesgado cuando menos, peligroso a buen seguro y sin vuelta atrás. Quizás ya no la había. Se había convertido en algo que su madre hubiese despreciado, que su propio hermano rechazaría. Desde luego que Orix no podría entender aquello. Al menos no ahora. Y ella así lo aceptaba.

-¿Qué voy a hacer?- Suspiró en tanto se repetía aquel estribillo.- ¡Ojalá lo supiera! - Pensó con amargura y tristeza.- Lo único que me queda es velar por él. Solamente eso.

¿Qué vas a hacer, dime qué vas  a hacer?
Puede ser un extraño

Debe ser un truco de la noche

De la noche, de la noche

Debe ser un truco de la noche



Cuando el día termina

Y el trabajo está hecho

Bien, es una historia diferente

Y la oscuridad viene y nos envuelve

Intenté hacerte saber

Que ibas por el camino equivocado

            Maggie escuchaba con mucho interés a su vez. De nuevo tenía esa característica impresión de estar recibiendo una señal. Un mensaje. Eso de ir por el camino equivocado, y la oscuridad que les envolvía no podía ser interpretado más que de ese modo.

-Está muy claro, es otra señal que Dios nos envía en su infinita misericordia. Para que no erremos en nuestro camino.- Dedujo en tanto seguía disfrutando de esa canción hermosa y triste a un tiempo.-

Y las calles tú que pensabas

Que estarían pavimentadas con oro
pero cuando el viento corta
Tú tratarías incluso de vender tu alma



-Mi alma ya la he vendido. Si es que la tuve alguna vez.- Pensó Nelly cuando al fin posó su vista sobre un tipo regordete que la miraba de forma furtiva. Ya no hubo tiempo para más introspección y, sin dudarlo, le sonrió diciéndose a sí misma sin contemplaciones.- ¡Vamos a trabajar!…

Cuando el día termina

Y el trabajo está hecho

Bien, es una historia diferente

Y la oscuridad viene y nos envuelve

¿Qué vas a hacer, hey dime qué vas  a hacer?


De la noche, de la noche

Debe ser un truco de la noche

¿Qué vas a hacer, hey dime qué vas  a hacer?


(A Trick of the Night. Bananarama, crédito al autor)



            Y al concluir esa canción, la israelí miró perpleja a quienes la rodeaban. Al fin, fue Debbie quien quiso intervenir, segura de poder darle una pista para la solución de aquel extraño acertijo...



-Es la forma que nuestro jefe tiene de proponerte que te unas a nosotros. Tú decides.

-¿Unirme a vosotros?- Repitió la interpelada, mirando a su interlocutora con una mezcla de sorpresa y duda.-

-Sí.- Respondió Deborah.- Para venir a la Tierra y luchar contra el mal. Te aseguro que falta mucho por hacer y que si Lance te ha hecho esta propuesta es porque ha visto mucho bueno en ti.

-Y supongo que aceptar significaría renunciar a mi carrera militar.- Suspiró Sabra.-

-Eso sería lo más seguro.- Admitió su contertulia.-

-Tendría que pensarlo. Me ha costado mucho llegar hasta aquí. - Contestó sinceramente la piloto.-



En ese momento Naya intervino con su tono amable y dulce habitual para decirles a todos.



-Lo importante ahora es que las víctimas se recuperen. Debemos velar por ellos, son inocentes.

-Por eso tenemos que llevar el suero de Lance al laboratorio lo antes posible. Con suerte podrán desarrollar un antídoto a partir de él y de las muestras que Maggie ha sacado de la sangre de Mei Ling.

-Sí, tenemos que darnos prisa.- Convino Debbie ofreciéndose.- Yo lo haré.

-Bien, yo me quedaré con ellas vigilando su estado, por si tuvieran complicaciones.- Se ofreció la doctora Rodney.-



            Y es que tanto la mencionada oriental como Emma parecían estar ahora estacionarias, lo mismo que ese chico. Aunque ambas mujeres por si acaso estaban amarradas con resistentes tiras de metal que sujetaban sus muñecas. Al preguntar el motivo, Lawrence le respondió a la atónita Naya.



-No querrás que se levanten con hambre y servirles de desayuno. ¿Verdad que no, preciosa? Podrían hipnotizarte, morderte y convertirte en una de ellas sin que te dieses cuenta, más si te quedas sola.



            Para demostrarlo miró fijamente a Naya con sus ojos rojos ahora. La chica quedó inmóvil, él se aproximó sonriente.



-Ya vale.- Le pidió Sabra.-

-Es para demostrarle lo que digo.- Musitó él acercándose para besarla.-



            En ese instante Lawrence se dobló sobre sí mismo echándose una mano a sus partes. Naya, tras sonreír, bajó la rodilla declarando no sin ironía.



-Lo siento, se me olvidó comentarlo. Mis padres nos enseñaron a mi hermano y a mí desde que éramos niños a evitar ese tipo de sugestiones. Es más, también somos capaces de hacerlas. Pero no las usamos de no ser realmente necesario. Es de muy mala educación.



            Al principio todos presenciaron esa escena, atónitos, fue Debbie quien primero comenzó a reír. Tanto que tuvo que apoyarse en la pared. Sabra rio a su vez, luego Maggie y hasta Kiros. Al final incluso el propio Lawrence sonrió para admitir.



-Me gusta tu estilo… me gusta. ¿Y dices que estás casada?

-Con un hombre que sabe bien como exorcizar demonios.- Replicó ella con naturalidad, pero remarcando las últimas dos palabras.-

-A lo mejor te suena su apellido.- Se sonrió Deborah dirigiéndose a todavía dolido compañero y desvelando divertida.- Es Rodney, y su nombre es Alan, el hermano mayor de nuestro jefe.

-Vale, he captado el mensaje. Disculpe usted, señora Rodney.- Se excusó Lawrence, mientras el resto no dejaba de reírse.-



            Tras un rato de carcajadas, que todos agradecieron para aliviar la tensión del día, Maggie les comentó ya con seriedad, mirando ahora a la dormida Stephanie.



-Steph es la que está en mejores condiciones. Aunque su amigo no. De todos modos, sería bueno que los ingresarais en el hospital y llamaseis a sus padres.

-Es cierto, a ella si que la pude sugestionar. Le hice creer que los dos tuvieron un accidente, que esa tipa de pelo moreno que escapó las atropelló.- Afirmó Lawrence.-

-Es una buena idea. El muchacho debe recibir transfusiones y un poco del antídoto pero, que yo sepa, no mordió a su vez a nadie.- Estimó Deborah.- Sin embargo, pese a las transfusiones de sangre universal que le hemos hecho hay que llevarle al hospital y que alguien de nosotros que sepa cómo tratarlo esté a su lado. Tampoco le vendría mal que le quitásemos algunos recuerdos de la mente.

-De eso podremos encargarnos nosotros. Mi hermano y yo.- Comentó Naya.-

-Yo iré al hospital también, me ocuparé de Stephanie y de ese chico.- Repuso Maggie.-

-Quisiera ir contigo.- Solicitó Sabra.- Podrías necesitar ayuda.



            La enfermera asintió. Su esposo también se ofreció a llevarla, esta vez en el deslizador. Tras unas horas en las que todos descansaron, Kiros llamó  a la embajada pidiendo un vehículo. Como  gozaba de inmunidad diplomática nadie les pararía y eso era muy conveniente para evitar que hicieran preguntas indeseadas. Al llegar el deslizador lo abordaron. No tardaron mucho en llegar e ingresar a la chica. Maggie en persona lo hizo. Entre tanto, siguiendo instrucciones de Lance, llamó a Martin. Acorde con lo que ese tipo le dijera el chico había acabado de regresar de la Tierra. Sin embargo, no respondía al móvil y tuvo que dejarle un mensaje en el buzón de voz.



-Hola Martin. - Le saludó. -Espero que hayas tenido un buen viaje. Lamento tener que avisarte de esto pero ha ocurrido algo grave. Se trata de Stephanie. Ha tenido un accidente. Ahora está bien, a salvo en el hospital. Confío en que puedas alertar a Daphne sin asustarla. Gracias, nos veremos en cuanto lleguéis.



            Pasaron un par de horas. Kiros se marchó siendo relevado por Lawrence. Necesitaban a alguien poderoso cerca en caso de que ese muchacho se transformase. Maggie se ocupó de velar por ese chico y por Steph. Habían llamado también a los padres de Trent. Sabra a su vez, estaba mirando a la jovencita rubia, que ahora dormía, aparentemente en calma.



-Es muy guapa, me recuerda mucho a Daphne, cuando la miraba dormir así.- Suspiró con melancolía.- Yo siempre me despertaba primero.- Sonrió débilmente.-

-La has salvado, debes de estar orgullosa.- La animó Margaret entrando en la habitación.-

-Bueno, era lo que debía hacer.- Suspiró su interlocutora, añadiendo con un tono de pesar en su voz queda.- Solo lamento que ella piense esas cosas tan horribles sobre mí. Ojalá que pudiera comprender. No solamente a mí, sino a su hermana.

-Eso es algo difícil. –Suspiró su contertulia.- Yo he estado en los dos lados y finalmente…

-Sé que lo que vas a decirme.- La interrumpió la israelí.- Que este tipo de relaciones son pecado. Lo siento, no lo creo así.

-Yo vi en persona el Infierno.- Le contó la enfermera.- Y allí estaba mi primer amor, una mujer que fue mi profesora del instituto y que se parecía muchísimo a Daphne. ¿Sabes? Era dulce, hermosa, rubia y con unos ojos azules preciosos…

-Daphne los tiene verdes.- Le recordó Sabra, que sin embargo, añadió.- Aunque en lo demás si que la estás describiendo a ella también.

-Pues la vi en el Infierno, purgando sus culpas.- Suspiró Maggie ahora.- Aunque años más tarde supe que al fin se había liberado, pero créeme, no os desearía que fuerais allí ni por un instante. Yo recuerdo haber pasado tan solo unos momentos y me pareció una horrible eternidad.

-No puedo creer eso.- Contestó la piloto moviendo la cabeza.-

-¿Acaso no has visto a esos monstruos tú misma?- Le preguntó la enfermera.- ¿O a Lawrence? ¿No son una prueba de que el Infierno existe? ¿De que el mal está ahí?

-No digo que no crea eso.- Matizó Sabra alegando.- Digo que no puedo llegar a imaginar que, por amar a alguien, tu alma se condene. Dime ¿Como murió esa profesora tuya?

-Cuando la condenaron por haber estado conmigo. Yo era menor.- Le aclaró Maggie.- Fue a la cárcel, después, al salir estaba tan hundida que se suicidó.

-Entonces eso es lo que pasó.- Replicó la israelí, sentenciando.- El suicidio sí que se considera un pecado mortal a los ojos de Dios.

-Y también las relaciones con personas de tu mismo sexo. No lo olvides, la Biblia lo dice.- Le recordó Maggie.-

-La Biblia no dice claramente eso.- Refutó la israelí.- Y en cualquier caso, no creo en un libro que presuntamente haya sido escrito por Dios, pero que muestre tan claramente la mano del hombre en él. Y me refiero al ser humano en general, no únicamente a los hombres.- Agregó, afirmando.- Un Dios que es Amor no puede condenarnos por eso. ¿Acaso es malo que Daphne y yo nos amásemos? – Se preguntó en voz alta, conjeturando de seguido. -Aunque no logro entender porqué hizo eso en el juicio. Quizás tuviera miedo.- Suspiró una vez más mirando a Stephanie y sentenciando en alusión a la chica.- Ella es lo que más quiere en este mundo, más que a mí, o a cualquiera.

-Es su hermana, es natural.- Afirmó Maggie.-

           

            Sabra asintió, cruzándose de brazos, acarició con suavidad una mejilla de Stephanie y suspiró para decir con voz queda y triste.



-A veces, cuando Daphne y yo hablábamos de lo nuestro, ella me confesaba sus miedos. Y el mayor de todos no era el ser apartada de su trabajo o señalada por la sociedad de este planeta. Estaba aterrada de perder el cariño de su familia, sobre todo el de sus hermanos. Adora a Stephanie, es casi más una hija que una hermana para ella. Por eso siempre me opuse a que declarase en ese juicio.



            Maggie escuchaba con una mezcla de pesar y perplejidad. Más cuando la israelí afirmó.



-Y entonces ella declaró y mintió. Me traicionó. Al principio la odie por ello. Pero he tenido tiempo de meditar. Era eso o perder a su hermana. Posiblemente yo hubiese hecho lo mismo en su caso. Si pudiera hacerle entender a esta niña que el amor entre personas es hermoso, sin importar el sexo que estas tengan.

-¿Qué vas a hacer? ¿Intentarás hablar con Daphne? Viene hacia aquí con Martin.- Le informó entonces Margaret.- Me llamó hará una hora para contestar el mensaje que le envié. Le he contado lo que me dijiste que ese tal Lawrence la hizo creer. Que la chica fue atropellada.

-Tendré que irme. Hay una orden de alejamiento dictada contra mí. No puedo estar a menos de trescientos kilómetros de ese chico. Y sabe Dios que no le culpo a él. Quizás, no sé. Puede que Marla tuviera que ver en todo esto. Ahora empiezo a atar cabos y a comprender muchas cosas. Creo que quiso separarme de Daphne para atraerme a la oscuridad. Y lo hubiera logrado de no haber logrado escaparme de ella y de ese monstruo. – Dijo ahora con tono entre asustado y lleno de consternación.-

-Eres buena persona. Lo repito.- Sonrió Margaret.- Pero Gloria también lo era…al menos eso pensé. Por favor, no repitas sus errores…

-¿Gloria? Así se llamaba esa novia tuya, ¿no?- Preguntó Sabra.-

-Sí.- Asintió despacio Margaret para añadir con nostalgia.- Y así se llama mi hija. Le puse su nombre entre otras cosas porque fue al darla a luz cuando morí clínicamente y sufrí esa visión… fue un aviso de Dios.

-O quizás una alucinación, Maggie.- Repuso suavemente Sabra para sentenciar.- Y a pesar de todo, si amar a Daphne me hace merecer el Infierno, que así sea. Porque nunca podré dejar de quererla. Aunque sé bien que, cuando se ama a alguien de veras, se deben hacer los mayores sacrificios.

-Si te sirve de consuelo.- Musitó la enfermera, confesando a su vez.- Daphne vino a hablar conmigo porque no sabía cómo apartarte de su corazón. Le dije que fuera fuerte…

-Y lo ha sido.- Sonrió amargamente la israelí, añadiendo.- Ahora es mi turno…



            Tras esas palabras, la piloto se aproximó a Stephanie que dormía, con suavidad se inclinó besando la frente de la muchacha. Después sonrió musitando como si ésta pudiera oírla.



-Te deseo que seas muy feliz con la persona a la que ames y que jamás tengas que enfrentarte a un dilema tan terrible como el de tu hermana y el mío. Adiós Steph…¡cuídate y cuida de Dap…por mí!



            Salió de allí. Maggie también. Al fin dejaron sola a la muchacha. A los pocos segundos, Stephanie abrió uno de sus ojos del que cayeron lágrimas…Hacía un rato que despertó. Pudo escuchar casi toda esa conversación fingiendo seguir dormida. Ahora sollozaba en silencio. No estaba segura de qué le había sucedido, su mente decía una cosa, sus recuerdos otra, pero su corazón estaba encogido.



-Dap…- Pudo musitar.- Tú…entonces, todo era verdad…



Entre tanto Lawrence  aguardaba  a Sabra abajo. La israelí se enjugó alguna lágrima en tanto salía del hospital seguido por ese individuo.



-¿Ya te vas?- Quiso saber él.-

-Estoy muy cansada.- Suspiró la chica.-



            Aunque no se esperaba en absoluto toparse justo a la salida con Daphne y con Martin. Apenas sí pudo abrir la boca. La hermana mayor de Stephanie se acercó hasta ella como un huracán golpeándola en la cara, dos bofetadas terribles en tanto la abroncaba.



-¡Malditas seáis tú y esa zorra novia tuya! ¡Malditas!

-Tranquila, Daphne.- Se apresuró a pedirle Martin sujetándola como pudo.-

-¡Eh, eh! - Intervino también el perplejo Lawrence colocándose en medio de las dos mujeres.- Ya vale, chica.



            Sin embargo, Sabra no hizo ni el menor gesto por devolver los golpes o ni tan siquiera por defenderse. Tuvo que oír los reproches entre llantos de Daphne que le chillaba.



-¡Esa amante tuya ha atropellado a mi hermana! Espero que estés satisfecha. Te juro por Dios que si sufre algún daño… yo…

-Por favor. ¡Basta Daphne! - Insistió Martin sonando conciliador.- Steph está bien, solo tuvo unas contusiones.



            Y es que, unas horas antes los dos se reencontraron finalmente. Daphne le saludó jovial dándole un beso en los labios nada más abrazarle, aunque venía algo inquieta por el mensaje.



-¿Qué pasa? Dijiste que era muy urgente.

-Tenemos que ir al hospital a ver a alguien, te lo explico por el camino. Ante todo que sepas que está bien, solo la ingresaron para hacer comprobaciones. Al menos eso me ha contado Maggie.- Repuso él con gesto serio.-

-¿Ingresado?- ¿A quién han ingresado?- Quiso saber la chica cada vez más ansiosa, sintiendo un pálpito terrible.-



            Martin la miró a los ojos antes de abordar un taxi deslizador. Suspiró diciéndole con su mejor tono de afecto y comprensión.



-Se trata de Steph. Ha sufrido un accidente, tras salir de clase, iba con un amigo suyo y un vehículo la atropelló…

-¿Qué? ¡Steph!- Gritó la joven atrayendo la atención de la gente de los alrededores, debido a ese ataque de ansiedad que sufrió cuando no pudo parar de preguntar.- ¿Cómo está? ¿Cómo está mi hermana?

-Cálmate, mi amor. Cálmate.- La abrazó él.- Está a salvo, está bien. Ya te lo he dicho. Un deslizador la arrolló pero solamente la golpeó de forma leve, la peor parte se la llevó su amigo, que quiso apartarla de la trayectoria de ese vehículo. Según algunos testigos, bueno. Conducía una mujer de pelo moreno largo…

-¿Una mujer de pelo moreno?- Repitió la llorosa Daphne apretando ahora los dientes.-



            No quería ni imaginar que fuera quien ella estaba pensando, pero su novio se lo confirmó.



-Según la descripción que Maggie me ha comentado cuando la llamé, creo que era la novia de esa tal Sabra. La que decía que eras su pareja. Pero Sabra…



            Su novia no le dejó concluir la frase…



-¡Malditas sean las dos!- Espetó la joven con una mirada de odio ahora.- Han querido vengarse con mi hermana. ¡Jamás las perdonaré! Pero es culpa mía.- Sollozó hundiéndose en el llanto ahora.- Me lo advirtieron…me lo advirtieron, debí escuchar… ¡yo tengo la culpa!

-¿Advertirte de qué?- Quiso saber él.-



            Pero la chica no respondió a eso, estaba ansiosa por abordar el taxi. Martin lo dejó estar, subió con ella y se pusieron en camino. Al llegar, bajar y encaminarse hacia el hospital, la suerte quiso que se topasen con la israelí y un tipo que la acompañaba. Ahora Martin intentaba sujetar a su prometida con un evidente esfuerzo hasta que logró calmarla.



-Vamos, será mejor que vayamos a ver a tu hermana.

-Sí, será mejor.- Sentenció la furiosa maestra.-

-A eso le llamo yo ser agradecida.- Comentó un sarcástico Lawrence mirando hacia la israelí.- Y pensar que tú…

-¡Cállate!- Le interrumpió la propia Sabra refrenando a duras penas su tristeza y su deseo de llorar, añadiendo ya más entera. - No digas nada y vámonos. Tengo una orden de alejamiento de ese chico, no quiero que me detengan…

           

            Así vio cómo su amor se alejaba asimismo de ella, y esa muchacha se giró para mirarla por última vez, pero era una expresión cargada de odio y de reproche. Sabra bajó sus ojos suspirando con gran dolor siendo apenas capaz de musitar.



-Adiós, Daphne…Adiós.



            No dudó en salir a la carrera entre sollozos. Lawrence fue tras ella y al poco la alcanzó.



-Ya basta. Dile a esa idiota la verdad.- Le propuso casi hasta pareciendo preocupado por ella.-

-No…- Se negó la piloto moviendo la cabeza para añadir.- Pero le diré que sí a vuestro jefe. Acepto su oferta. Quiero irme de aquí. Presentaré mi renuncia antes de partir. No quiero que encima me acusen de deserción. Ya he tenido bastante.

-Muy bien.- Convino su interlocutor, quién sin embargo, quiso saber.- ¿Por qué actúas así? Tú estás colada por esa rubita tonta.

-Es lo mejor para ellas.- Repuso débilmente Sabra quien añadió.- Amo a Daphne, es verdad. Y precisamente porque estoy muy enamorada de ella no quiero que sufra, ni que corra peligro a mi lado. El mejor testimonio de mi amor es el renunciar. Solo así podré demostrarle que de veras la quiero más que a nada.



            En esta ocasión hasta Lawrence le dedicó una mirada llena de respeto. El chico parecía impresionado. Y pudo decir, con tono serio y hasta de admiración.



-Comprendo porque Lance te ha elegido. Ese tipo sabe muy bien dónde encontrar gente con almas nobles. Y no me refiero a mí. Yo soy la excepción a la regla. Anda, será mejor que nos vayamos.



            Y le pasó un brazo tras los hombros a Sabra, aunque sin ningún tipo de connotación sexual. Era sin embargo una muestra de apoyo de un camarada a otro. Ella así lo presintió y se dejó hacer.



-Vamos, hermana.- Quiso alentarla Lawrence.- Te aseguro que esto que has vivido no es nada comparado con otras batallitas que hemos librado.

-Llámame loca, pero estoy deseando patear a unos cuantos más de esos vampiros.- Pudo replicar su contertulia, tratando de esbozar una leve sonrisa, pese a sentirse hundida.-



A su vez, Daphne, acompañada por su novio, corrió hacia la habitación donde estaba su hermana. Al entrar se arrodilló a su lado tomándola de una mano, sin poder parar de llorar.



-Steph. ¡Dios mío!…Lo siento…



            Martin las contempló con pesar, aunque aprovechó a su vez para ojear el hueco que aún le quedaba por ocupar de esa libreta.



-Quizás deba terminar de usarlo si quiero que ella sea mía.- Pensó ahora con culpabilidad.- Aunque no sé si quiero que lo sea a este precio. ¿Y si la hago desgraciada? Ya ha sufrido mucho.



            Volvió a mirar ese cuadernillo y decidió guardárselo en el bolsillo, luego salió un momento para dejar a su novia a solas con Stephanie…Ajena a esto, Daphne únicamente podía llorar viendo a su hermana en ese estado. Aunque entonces abrió la boca con sorpresa, al escuchar la débil voz de Steph.



-¡Dap! - Musitó la niña.-

-¡Oh, Steph, cielo, estoy aquí! - Se apresuró sonreír apretándole la mano. - He venido con Martin. Todo se va a arreglar, tesoro. Te pondrás bien enseguida.



            Aunque la réplica de su hermana la sorprendió, no comprendiendo al principio a qué se refería cuando la muchachita inquirió.



-La…la quieres… ¿verdad?

-¿La quiero?- Repitió la joven maestra tomando aquello por otra cosa, cuando agregó.- Sí, he venido con Martin, claro que le quiero.



            A la cría le costó un poco reunir fuerzas para añadir a su vez…



-Sabra. Quieres a Sabra... ¿verdad?

-¿A Sabra?- Repitió Daphne entre atónita y más tarde furiosa para sentenciar.- No, ¡la odio, la odio por haberte hecho esto a ti! Ella y esa malvada de su novia son las responsables…Cuando entré la he visto y se lo he dicho.



            Le sorprendió entonces ver como su hermana pequeña movía la cabeza y, dejando correr algunas lágrimas, suspiraba para susurrar.



-No…Dap…

-¿No qué, cariño?- Pudo preguntar la perpleja maestra.- Estas llorando, lo siento mucho, no debí recordártelo. Ha debido de ser terrible para ti. Pero no la volveremos a ver más, te lo prometo. Haré cualquier cosa para que la echen de aquí…y me refiero a que la expulsen de este planeta si es necesario.



            Su hermana sujetó con toda la fuerza que pudo una de sus manos para musitar entre entristecida y emocionada.



-No…ella…. Ella me salvó. Fue esa otra la que quiso hacerme daño. No recuerdo bien, en mi cabeza hay…estoy hecha un lio, creo que me hizo cosas terribles, pero Sabra vino a rescatarme...

-Por favor, no te agotes hablando.- Le pidió la estupefacta Daphne.- Debes de estar muy débil.



            Aunque tras tomar un poco de aire y sonreír débilmente, Stephanie le desveló dejándola helada.



-Lo sé todo, Dap, lo sé…y lo siento. ¡Perdóname!…no fui una buena hermana, debí entenderte.

-¿Qué?- Apenas pudo gemir la aludida abriendo los ojos con incredulidad.- ¿Qué es lo que sabes? ¿A qué te refieres?



            No creía que Steph estuviera refiriéndose a… seguramente se tratase de otra cosa, tenía que disimular, aunque para su mayor asombro e incluso shock, su hermanita fue muy clara en su siguiente declaración.



-Tú la querías a ella y ella te sigue queriendo a ti. Sabra no es mala persona. Yo la juzgue mal. Quizás no todo ese tipo de amor sea pecado. Si de veras quieres a alguien, aunque sea de tu mismo sexo. Y ella, pese a todo lo que le dije y le hice, cuidó de mí, me trajo aquí. Decía que si me pasaba algo tú no podrías soportarlo. Te quiere demasiado para hacerte sufrir así.



            Daphne fue incapaz de articular palabra, estaba llorando, con la boca y los ojos muy abiertos. Si su propia hermana le decía aquello… ¡y ella ignorándolo todo, y habiendo insultado de aquel modo tan terrible a su ex pareja! Habiéndola traicionado incluso cometiendo perjurio. Tardó unos interminables instantes en mirar a los ojos de Steph y asentir despacio. Para entre gemidos, admitir en tanto se derrumbaba.



-Sí, Steph…yo…todavía la quiero, es verdad. ¡Siempre la he amado! Pero jamás quise que, ni tú, ni papá y mamá, ni By, os avergonzaseis de mí…perdóname, pero es como soy

-Soy yo quién tiene miedo de que te avergüences de mí.- Sollozó a su vez la cría.- Te quiero Dap, perdóname tú a mí. Siento mucho el haberte hecho sufrir con todas las horribles cosas que dije.



            Su emocionada hermana mayor se abrazó a la chiquilla sin poder dejar de llorar. Al fin, la muchachita, con esa débil voz de convaleciente, le susurró.



-No la dejes escapar…yo estaré bien. ¡Ve con ella!- La animó.-

-¡Gracias, Steph! - Sonrió ahora ampliamente en cuanto se separó de su abrazo, rematando.- Te quiero más que a mi vida, hermanita. No lo olvides jamás. Llamaré a papá y mamá para que vengan a estar contigo. Pero yo…

-Ve.- Susurró la niña, esbozando una alentadora sonrisa.-



            Así, la joven maestra asintió saliendo a la carrera, Martin la vio alejarse bajando la cabeza y sin tratar de detenerla. Sabía que ya no hubiese podido. O, mejor dicho, no se sentía con fuerzas ni físicas, ni morales, para intentarlo.



-¿Merece la pena?- Se decía él, sosteniendo esa libreta en sus manos.- ¿Hacer esto a semejante coste? ¿Jugar así con la vida y el destino de alguien?...Quizás me equivoqué.



Entre tanto, lejos de haber pasado el peligro para el planeta, otras muchas cosas estaban sucediendo en Nature…




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