jueves, 31 de agosto de 2017

GWTN34. Pasando página


Martin no lo dudó, dejando a sus niños al cuidado de otros alumnos mayores, salió de la estancia que hacía de refugio.



-¿A dónde vas?- Gritó Daphne al verle correr.-



            El chico no respondió, perdiéndose por el corredor, la joven entonces no dudó en seguirle.



-¿Dap?- Pudo chillar a su vez Stephanie queriendo ir tras de ella.- ¡No vayas!

-No, ¡quieta! - Le pidió Trent, sujetándola.-

-¡Déjame, es mi hermana!- Insistió la chica tratando de zafarse.-



            Aunque su novio ahora no quiso dejarla marchar. Al fin pudo decirle con temor y apelando a la lógica.



-No tiene sentido que te pongas en peligro tú también. Tu hermana habrá ido a buscar al señor Martin. Tranquila, enseguida volverá con él. Debemos quedarnos aquí y cuidar de los pequeños.



            Eso hizo calmarse a la muchacha. Sí, a buen seguro que eso es lo que Dap intentaba.  Asintió relajándose y volviendo a sentarse en aquel sótano en el que estaban. De hecho tenía miedo, igual que el resto, las explosiones aunque lejanas todavía podían oírse con mucha claridad. Entre tanto Martin había subido llegando al edificio del colegio que ahora estaba a medio derruir.



-¡La libreta!- Se dijo.- Tengo que encontrarla…

-Martin.- Le llamó Daphne corriendo tras él.- ¿Por qué has salido corriendo?

-Vete de aquí, es peligroso.- Le pidió él al verla.-

-Por eso mismo ven conmigo. – Le respondió la preocupada muchacha.-



            Un estruendo cercano les hizo taparse los oídos y caer de rodillas al suelo. Uno de esos aparatos había aterrizado muy cerca. Entre pasmados y llenos de miedo vieron un robot enorme que se había posado, portaba un fusil enorme, aunque para su alivio resultó ser…



-Es de los nuestros.- Suspiró Martin.-

-¿Estás seguro?- Le preguntó Daphne.-

-Sí, mira los distintivos, es del UNISON.- le susurró el chico.-



            Por suerte, Martin estaba en lo cierto. Para salir de dudas incluso oyeron la familiar voz de Susan a través de un altavoz.



-¿Qué hacéis aquí?- quiso saber la mayor Hunter.- Volved inmediatamente al refugio.

-Sí, enseguida.- Repuso Daphne.-

-¿Habéis visto a mi hijo?- Quiso saber la oficial.-

-Estaba abajo, le metí en el refugio con los demás.- Afirmó Martin.- No te preocupes, está bien.



            Susan suspiró aliviada dentro de su carlinga. Aunque enseguida se centró, ordenándoles a esos dos.



-Sois civiles, dejad que nos ocupemos de esto. Meteos en el refugio. Poneos a salvo. - Insistió.-



            Daphne asintió y creyendo que la causa de esa salida de Martin era bien distinta se apresuró a intentar tranquilizarle.



-Todos los niños fueron puestos a salvo. No temas.

-Claro.- Musitó torpemente él.-





            No tenía más opción que seguir a la muchacha al interior. Sin embargo ninguno tuvieron la oportunidad de hacerlo, un disparo enemigo cayó muy cerca, demasiado, destruyendo una parte más del colegio que se derrumbó sobre la puerta de acceso al sótano. Los dos cayeron al suelo, heridos, aunque no de gravedad. La suciedad, los cortes y los moretones de algunos golpes eran por fortuna lo más que Martin sufrió.



-¿Estás bien, Daphne?- Quiso saber él en cuanto reaccionó.-



            Miró en derredor descubriendo a la joven, ésta seguía en el suelo. No se movía. Alarmado, el chico corrió hasta ella.



-¡Dios mío! ¡Daphne!- Exclamó.-



            Por suerte la muchacha estaba inconsciente pero vivía y no parecía estar herida de gravedad. Martin se apresuró a tomarla en brazos y alejarse de allí. No obstante, quiso pasar por los restos del instituto. Al menos la zona de la enfermería parecía mantenerse en pie aun. Corrió a dejar a la muchacha en la camilla y de ahí hasta su taquilla. Por suerte al abrirla encontró su libreta intacta, junto con aquel bolígrafo especial con el que siempre anotaba las cosas.



-Aún me queda un pequeño hueco.- Suspiró aliviado.-



            Susan devolvió el fuego al avión enemigo que había disparado cerca del colegio de su hijo. Furiosa, no paró hasta destruirlo. Aunque su propio aparato estaba dañado. Por fortuna Sabra llegó a su lado, deshaciéndose a su vez de otros dos adversarios.



-¿Está bien, mayor?

-Sí.- Pudo decir ella.- Pero no veo ni a Daphne, ni a Martin.

-¿Qué?- exclamó la israelí petrificada al oír sobre todo el nombre de la muchacha.-

-Estaban fuera del refugio. Les pedí que regresaran dentro pero justo entonces atacaron los Arcoily.- Replicó con evidente preocupación a  su vez.-

-¡No!- Chilló Sabra con horror.-

-No pierdas la calma, les buscaremos.- Repuso su superiora.-



            En la base, Marla corrió hasta encontrar un deslizador. No tardó en abordarlo y salir a toda velocidad hacia una zona poco concurrida.



-¡Maldita sea! - Pensaba frustrada.- Esa fórmula no era permanente.- ¿Qué voy a hacer ahora? Bueno, lo primero es ponerme a salvo, luego ya veremos…



            Era una superviviente. Lo había sido toda su vida. Siempre escapando o saliendo de situaciones que parecían imposibles. De un modo u otro se las había arreglado. Y ahora no iba a ser diferente. Así pues, lo más rápido posible enfiló el camino a la ciudad del sur. Quizás allí pudiera reunirse con otras de las suyas. Por esa misma ciudad, el panorama era tan terrible como en la capital. Aquí más incluso, dado que las tropas de Nature aún no había llegado. Ahora Ángela dirigía su robot haciendo fuego a placer contra todo blanco que se moviera entre sus antiguos compinches.



-¡Morid humanos miserables!- Aullaba con indescriptible sadismo.-



            Por suerte se fue alejando de la casa en la que había tenido su cuartel y la vivienda de su banda. Allí estaba Dean quien enseguida miró a los ordenadores que hasta hacía bien poco estuvo manipulando. El chico entonces se dio cuenta de algo.



-Esto son alarmas de los sistemas de seguridad de toda la ciudad de sur, no de los bancos. ¡Me hizo quitarlos para poder atacar sin que pudieran defenderse!



            Eso le indignó. Además de por ese traicionero ataque, sobre todo por la manera en la que esa chica había jugado con él.  A su pesar ese cerdo de Brund había tenido razón. Ángela era una traidora, es más, se trataba de un despiadado monstruo oculto bajo la apariencia de una chica realmente hermosa. Pero Dean ya no se dejaría engañar nunca más.



-En eso tenía razón. No puedes fiarte de las apariencias, ni de quien tengas cerca. Al menos cuando se trata de esta clase de gente. Pero esto no ha terminado. Igual que pude desconectar los sistemas, podré volverlos a activar.- Se dijo decidido.-



            En los cielos de la zona septentrional del planeta, las Fighter Ladies, junto con Tracer y otras escuadrillas, libraban por su parte un combate heroico pero muy desigual. Al menos había cinco o seis aparatos enemigos por cada uno de los suyos. Pero eso no les impedía seguir peleando e incluso hacer que muchos de sus atacantes se replegasen.



-Señor.- Informó Olivia.- Otra formación enemiga se aproxima a las siete.

-No seremos capaces de contenerles y menos si nos atrapan entre dos fuegos.- Repuso Tracer.-

-Solo hay una manera de alejarles de aquí, atacar su nodriza.- Terció Celia quien afirmó.- No tuvieron en cuenta que yo estuve allí y sé en donde la emplazaron.- Les comentó.-

-¿Podremos llegar con estos cazas?- Inquirió Elisa.-

-Claro que sí.- Afirmó la rubia.-

-Pues ¿a qué esperamos?- Añadió Rick, guíenos alférez.- Ordenó.



            Celia así lo hizo, el grupo alteró su rumbo siendo perseguidos de inmediato por un escuadrón de aparatos Arcoily. Éstos eran ya convencionales. Posiblemente todos los robots estarían destinados a la toma de las ciudades. Mejor así, esas otras naves no eran rivales para los cazas varitech, aunque su número era tan aplastantemente superior que, tarde o temprano, les derrotarían.



-Tenemos que darnos prisa.- Comentó Celia.- Pronto agotaremos combustible y munición…



            En el camino a Sagan City, Nelly trataba desesperadamente de persuadir a Kassandra, alegando.



-No es justo. Orix ni siquiera es humano tampoco. Tú has convivido con él, sabes que no es malo.

-No es asunto nuestro.- Replicó secamente ésta.-

-¡Te lo suplico! Es la única persona a la que quiero. Sin él la vida para mí ya no tendría sentido. Se lo prometí a mi madre…

-Esa mujer no era tu madre.- Sentenció Kassandra.-



            Empero tras oír eso la muchacha se arrojó contra ella agarrándola del cuello para sorpresa de su interlocutora. Las lágrimas caían por las mejillas de la chica cuando espetó llena de rabia y tristeza.



-¡Claro que era mi madre! Me crió, me quiso. A su lado fui feliz. Con ella y con Orix…Y con mis amigos. ¿Es que no puedes comprenderlo?



            Aunque su contertulia se soltó con facilidad pasado ese momento de sorpresa. Sin embargo, miró a Nelly con gesto más inquieto para admitir.



-Sé que tú has estado obligada a vivir con ellos mucho tiempo. Pero a pesar de todo no son de tu especie.

-Ahora sí, genéticamente soy humana, y tú también. O, al menos, ya no podremos cambiar jamás. ¿Verdad? Es eso lo que me explicaste, ¿no?



            Eso hizo dudar a su interlocutora. Técnicamente era así. Aunque eso fue algo inevitable para poder llevar a cabo su plan. Sin embargo, habían estado tan centradas sus hermanas y ella, planeando esa venganza, que nunca pensaron en lo que vendría después.



-Sí, eso es cierto.- Admitió.-

-¿Y luego qué?- Quiso saber Nelly.- ¿A dónde iréis?

-No lo sé.- Pudo contestar su contertulia sintiéndose confusa.-

-Pues entonces, por favor, ayúdame a encontrar a Orix. Al menos si él está bien podremos ser una familia. Ya no me importaría nada más. Incluso vivir con Edgar.

-No creo que le tengas demasiada simpatía a ese humano miserable. Yo le desprecio.- Alegó Kassandra.- Y seguro que tenías un plan para librarte de él.

-Sí, lo tenía.. y aun lo tengo.- Musitó la chica.-

-Bien, en tal caso, podría funcionar. Si eliminamos a ese tipo.- Comentó su interlocutora.-



            Así lo acordaron, Kassandra entonces le indicó a Nelly que subiera al deslizador, no sin antes advertirla.



-Aguardaremos hasta que el bombardeo termine. Podrían matarnos y eso no ayudaría en nada a Orix.



            Y en esa ocasión la muchacha tuvo que transigir, era verdad. La ruta a la capital se había puesto casi intransitable.



-Lo único que espero es que él esté bien.- Suspiró.-



            De hecho Orix, junto con Wina y Franklin, estaban en el colegio. Aquel instituto- escuela laico de Sagan City. Todos metidos en su correspondiente refugio.  El muchacho pensaba en su hermana y se sentía preocupado, lo mismo que Wina respecto a sus padres. El pequeño Franklin pese a su gran inteligencia, no dejaba de ser aún demasiado pequeño y pensaba que aquello era una especie de aventura.



-Me gustaría ver de cerca a esos robots.- Comentó incluso con patente interés.-



            Wina suspiró. Tenía mucho miedo y un mal presentimiento, pero no quiso decir nada.



-Ojalá mis padres estén bien, pero esto traerá mucho dolor a todos.- Pensó.-



            Y es que sus padres, coordinados con Scott e incluso con el propio Alan, quien, vía SSP-2 había logrado establecer contacto, estaban logrando reactivar uno por uno todos los sistemas defensivos del planeta. Solamente el cuadrante sur se les resistía. Aunque para su asombro, éste empezó asimismo a reactivarse sin intervención alguna por su parte.



-Alguien más debe de estar ayudándonos.- Comentó Clyde.-

-Sí.- Convino su esposa.- Eso espero…



            Entre tanto, en la casa segura, las cosas empezaban a complicarse, el enemigo, alejado hasta el momento, estaba aproximándose peligrosamente. Los disparos y los misiles caían muy próximos ya.



-No vamos a tener más remedio que salir de aquí.- Valoró Kyle con preocupación.-

-No sé si podremos mover a Emma.- Dijo Naya inquieta a su vez.-

-Quizás, si pudiéramos llevar el plasma y el suero en bolsas.- Propuso Paul.-

-Al menos habrá que salir de aquí.- Convino Debbie.- Si hay algún túnel cerca o una zona subterránea podremos refugiarnos hasta que pase este ataque.

-No tenemos más remedio.- Suspiró Mei Ling que las había oído mientras ayudaba a su compatriota Bai Cheng a levantarse.



            Las dos habían llegado a salir de esa casa pero ninguna se atrevió a ir al hospital, volvieron a aquel sitio dado que pensaban que era el más seguro. Al menos para poder seguir con su tratamiento. Por fortuna, ambas parecían estar totalmente reestablecidas y el mismo suero elaborado a partir de muestras de Mei Ling había demostrado ser muy eficaz. Ahora fue la propia científica quien comentó amablemente aproximándose a su colega.



-Entre todos cuidaremos de ti, Emma.

-Gracias.- Musitó ésta añadiendo con pesar.- Y perdóname. Te juzgue muy mal.

-Eso no tiene importancia. Ahora debemos unirnos y apoyarnos para sobrevivir.- Declaró su compañera.-





            Salieron lo antes posible sujetando a la convaleciente entre Kyle y Paul. Samantha y Debbie iban por delante. Naya con Bai Chen y Mei Ling. La última de ellas cerraba la comitiva.



-Tendría que ir al hospital. Haré falta allí.- Dijo la doctora Rodney no sin inquietud y ansiedad.-

-Tal y como están las cosas, no sería prudente.- Repuso Paul tratando de disuadirla.-



            Naya asintió. Eso era cierto. El riesgo era demasiado alto, lo mismo que en otras partes del planeta. Al menos ahora, tras ser capaces de reconectar los sistemas de defensa, algunos antiaéreos atacaron a las naves enemigas tomándolas por sorpresa y destruyendo unas cuantas antes de que pudieran replegarse. En la ciudad del Sur, Ángela se percató pronto de ello, revolviéndose hacia la casa con un único pensamiento.



-¡Maldito mocoso! ¡Has sido tú!



            No tardó en llegar hasta ese lugar y disparar contra él para reducirlo a escombros.



-Lo dicho, una pena, eras el único que tenía algo de valor de entre toda esa escoria.- Pensó moviendo la cabeza.-



            Y su robot se alejó una vez más presto para volver a la batalla. Por fortuna, Dean había salido unos minutos antes  y desde un bosque cercano presenció cómo esa zorra destruía todo el lugar.



-Aunque me tome la vida entera me acabaré vengando de ti. - Se prometió, pensando ahora no sin tristeza.- Espero que estés bien, mamá…



            Y el objeto de sus pensamientos había corrido a meterse en el sótano de su local junto con Clarisa. Tuvieron suerte, el ataque había comenzado cuando todavía no habían abierto el local.



-Otra vez. - Dijo Ginger entre lágrimas.- Creí que jamás tendríamos que pasar por esto de nuevo.

-Solamente espero que nuestros hijos estén a salvo.- Suspiró su compañera.-

-¡Ya estoy harta!- Balbuceó la destrozada Gin exclamando a la par que sollozaba.- ¿Qué he hecho que sea tan terrible para que me castiguen así?

-Por favor, cálmate.- Le pidió su compañera y amiga, mirándola con pesar y conmiseración.-

-No sé dónde está Dean, tampoco dónde está Gus…- Pudo decir apenas siendo capaz de hablar por la tristeza y el llanto.-



            Clarisa la abrazó, ella estaba asimismo asustada por su esposo y su hijo. Solo podía confiar en que estuvieran bien.



-Tranquila Gin, todo se resolverá. Ya lo verás.- Afirmó con voz débil y quizás no todo lo convencida que hubiera deseado en su tono.-

-¡Perdóname! - Sollozó su amiga, admitiendo.- Tú también estarás asustada por los tuyos. No tengo derecho a ser tan egoísta.

-No te preocupes por eso. Te comprendo perfectamente. Yo también tengo miedo por ellos, sí. Pero debemos tener esperanza en que estarán bien.- Le sonrió Clarisa.-



            Ginger asintió, tratando de ser fuerte. De hecho siempre lo fue y no iba a derrumbarse ahora. Únicamente le quedaba rezar por todos sus seres queridos. Entre tanto, en el espacio, los varitech estaban tomando ligera ventaja. Al fin, las defensas del planeta se habían activado ayudándoles a combatir al enemigo. Los Arcoily debía de preocuparse ahora de anularlas cuando habían creído que sus agentes ya las habían inutilizado. Por ello tuvieron que enviar más naves a la superficie, hecho que aprovecharon las Fighter Ladies, guiadas por Celia quién, viendo en pantalla una gran nave, les informó.



-Esa es la nodriza principal. El resto ha partido de ahí.-Indicó.-





            Y era una nave enorme desde luego. Quizás de más de un kilómetro de longitud y medio de anchura.



-Nos será imposible acercarnos y menos entrar ahí.- Estimó Tracer.-

-No hay problema, tengo los códigos de aproximación.- Repuso Celia.-



            Y así era, la escuadrilla al completo pudo penetrar por aquella, en apariencia inexpugnable nodriza, una vez Celia dio sus códigos. Al parecer, los Arcoily allí destacados ignoraban su cambio de bando. De modo que, por canal seguro, la chica le explicó a Rick.



-Es muy importante actuar rápidamente. En cuanto comencemos el ataque se nos echarán encima. Por lo poco que pude ver estando aquí esta nave tiene muy buenas defensas. Debemos ser rápidos y muy selectivos. Asestar un golpe mortal a la primera o no tendremos otra oportunidad. Lo fundamental es destruir las zonas de propulsión y armamento.

-Dividámonos entonces.- Sugirió el muchacho.-



            Así lo acordaron, Elisa, Ludmila y Olivia se dirigieron a las zonas que Celia les indicó, de donde podría provenir la respuesta Arcoily. Tracer se ocupó de ir a por las zonas con armamento pesado que pudieran disparar contra el planeta y la rubia ex militar quiso hacerse cargo de la planta de propulsión. A una señal acordada todos comenzaron a disparar destruyendo cuanto de esa enorme nave pudieron. La réplica en efecto no se hizo esperar. Las Figther Ladies contenían a duras penas una creciente llegada de naves enemigas. Tracer por su parte tuvo éxito desmantelando los cañones de plasma y energía más potentes de esa nave.



-Salgan de inmediato de aquí.- Les dijo Celia.- Esto explotará en poco tiempo.



            La joven había provocado un aumento de la masa crítica de aquel reactor conectando su aparato al sistema. Indicó a sus compañeros la orden de evacuar aunque enseguida fue Tracer quien repuso.



-Vamos Celia. - Tenemos que irnos todos de aquí.-



            Entre el creciente intercambio de disparos el aparato de Ludmila fue alcanzado. La rusa chilló desesperada cuando su cabina de dañó.



-¡Dios mío!- Gritó Elisa quién fue impotente para acercarse a ayudar a su compañera.-



            Olivia estaba más próxima y cubrió la retirada. Vio con horror como la cabina de su compañera había sido destruida. La rusa no indicaba signos vitales en sus lecturas. Por desgracia ya era tarde para ella.  Aunque la mejicana no estaba mucho mejor.  Su avión había sufrido impactos y uno de los motores no respondía. Además, sus municiones y energía estaban a un nivel realmente bajo. Entonces les dijo al resto.



-Yo les contendré. Salid de aquí rápido.

-Eso es un suicidio.- Objetó Tracer.-

-No hay otra solución.- Repuso su interlocutora.-

-Basta teniente, ¡salga de ahí!, es una orden.- Replicó él.-



            Aunque Olivia se sonrió para mover la cabeza diciendo.



-Ya voy a ser juzgada por insubordinación y traición, señor. No pasará nada si añaden desobediencia a los cargos. Pero así, al menos, limpiaré mi nombre. Es lo mismo que Celia piensa.



            Rick se quedó perplejo, entonces comprendió, comunicando con la rubia piloto.



-Alférez Walsh. Salga de ahí de inmediato.

-Demasiado tarde, señor.- Repuso ésta a su vez.- He conectado mis sistemas a los de la nave. Ahora  voy a detonar y todo esto saltará por los aires. No hay tiempo. Voy a comenzar la cuenta atrás. Salgan de aquí…

-¡Estáis locas!- Pudo protestar Tracer.- ¡Vais a volar en pedazos!

-Sí, seguramente.- Convino Celia con tono apenado.- Pero yo ya estaba muerta desde hacía mucho tiempo. Únicamente le pedimos que…sencillamente que al menos nuestros nombres queden rehabilitados, señor. Y dígale a todas las demás, y sobre todo a mi hermana…bueno. Deben salir deprisa de aquí…-Fue capaz de concluir tratando a duras penas de no emocionarse.-

-Se lo diré.- Pudo responder el consternado muchacho, dándose cuenta de que aquello de insistir era inútil y ordenando a Elisa.- Alférez, salgamos de aquí…

-Aléjense en dirección al espacio exterior. Cuando la nave explote se propagará la onda expansiva sobre todo hacia la atmósfera y allí están todas las naves enemigas ahora.- Les contó Celia.-

-Así lo haremos. Suerte y gracias.- Repuso Tracer, afirmando con reconocimiento en su emocionado tono de voz.- Nunca las olvidaremos. Se lo aseguro. Tendremos un gran recuerdo de ustedes. Al final, su valor y su vocación de servicio es lo que quedará, les doy mi palabra.



            Ese pequeño y emotivo discurso alegró a las dos pilotos, ayudándolas a afrontar el final con mayor dignidad y entereza si cabía.



-¡Olivia! - Sollozó Elisa.- No nos dejéis solas, por favor. La escuadrilla de las Figther Ladies desaparecerá.

-No.- Replicó la mejicana con buen ánimo pese a todo.- Siempre vendrán más pilotos. Otras chicas nos reemplazarán. Ahora sois vosotras quienes tenéis que mantener el honor de la escuadrilla…Y sé que lo haréis…



            Las explosiones se sucedían por aquella enorme nave al mismo tiempo que el enemigo se acercaba. El aparato de Olivia fue alcanzado una vez más, interrumpiéndose la transmisión. La mejicana apenas pudo decir antes de responder al adversario con sus últimas ráfagas de energía que le quedaban.



-¡Adiós, amigas!. - Sentenció en español. –



            Tanto Rick como Elisa solamente pudieron percibir como desaparecía la conexión con su compañera, momentos antes de que su avión estallara tras ser bombardeado por rayos de energía enemigos. Los dos salieron de allí a toda prisa. Impactados. Tracer moviendo la cabeza con pesar y Elisa sin poder dejar de llorar. Celia suspiró, aliviada al menos de ver como esos dos salían sanos y salvos. Ella, casi en el centro de la zona de propulsión, declaró con una mezcla de determinación y emotiva tristeza.



-Ahora vamos a ajustar cuentas vosotros y yo… Y esto va por todos los humanos, hombres y mujeres… Y sobre todo por mis padres y por ti, hermana, te quiero, Brenda…ojalá que seas muy feliz.



            Elisa y Tracer pudieron salir y alejarse rumbo al espacio abierto justo a tiempo. Una colosal explosión destruyó esa enorme nave provocando muchos daños a otras próximas. Durante unos instantes el silencio les envolvió, inundándoles con tristeza y rabia. Al fin, fue Rick quien le indicó a la abatida Elisa.



-Volvamos al planeta. Seguro que nos necesitarán.

-Sí…señor.- Suspiró la afectada piloto, tratando de reunir su entereza y valor para lo que todavía les aguardaba.-



            Y en Nature, esa enorme explosión pudo ser vista en los cielos del planeta. Aquello obró un cambio radical en la batalla. Los hasta ese instante seguros y victoriosos Arcoily vieron peligrar su posición. Las defensas estaban siendo cada vez más eficaces. Eso, unido a los esfuerzos de Kiros y Giaal para aniquilar al enemigo y permitir que más aviones despegasen para hacerles frente. Entre tanto, en el colegio, algunos de los invasores supervivientes se habían concentrado en las proximidades, disparando contra todo lo que veían. Susan y Sabra se hallaban casi impotentes para rechazarles a todos. El avión de la israelí fue alcanzado en varios puntos comenzando a arder.



-¡Sal de ahí!- le ordenó Susan a su subordinada.- ¡Rápido!





            Sabra pudo hacerlo a  duras penas. Pulsando el botón de escape de su carlinga, ésta se abrió lanzándola a varios metros de distancia. Por suerte las protecciones inflables amortiguaron el golpe que se dio al caer al suelo. Pese a esto, la muchacha estaba malherida. Algunas leves quemaduras, rozamientos y una pierna que posiblemente estaría rota. Como pudo se soltó de su asiento y se arrastró lo más lejos que fue capaz. Si algún enemigo la descubría podía darse por muerta.



-¿Dónde estás?- Quiso saber Susan buscándola sin suerte.- ¡Sabra! Responde…



            Y es que la mayor Hunter la había perdido de vista tras algunas explosiones. Su avión estaba dañado también y, para males mayores, dos o tres robots Arcoily se aproximaban a ella. Por su parte la israelí si que pudo distinguir el avión de su superiora pero optó por no responder. Si Susan se distraía tratando de ayudarla el enemigo la mataría.



-Al menos que tenga la oportunidad de defenderse.- Musitó ella, tratando de soportar el dolor.-



            La vista casi se le nublaba, había perdido algo de sangre también. Pudo percibir no obstante como alguien se aproximaba hasta ella. Un hombre, que le decía con tono inquieto.



-Tranquila, te ayudaré…



            Martin había salido un momento de ese improvisado refugio en el que estaba con Daphne. La joven seguía desmayada y con algunas heridas. Él la vendó y curó del mejor modo que supo. Después oyó ruidos de explosiones y se asomó con cuidado. Fue testigo de cómo aquella cápsula salió eyectada de ese robot poco antes de que estallase. Atónito, vio a esa piloto salir como pudo. No lo dudó. Aprovechando que la atención de los atacantes estaba puesta en otra parte corrió a ayudarla. Su asombro fue mayor al reconocer a esa chica. Aunque eso no le importó. Quería sacarla de ahí como fuera. Nadie merecía acabar así.



-Tengo la pierna derecha rota.- Pudo musitar Sabra con un evidente gesto de dolor.-

-Aguanta hasta que te meta dentro.- Le pidió Martin, pasando un brazo de la chica por sus hombros tratando de animarla.-¡Vamos!



            Ella pudo reconocerle al fin, eso incluso la hizo sonreír más allá del dolor que experimentaba. Hasta dijo con un ácido sentido del humor, tras ahogar un grito, una vez tuvo que moverse.



-Buen plan. Ahora me denunciarás por no mantener la distancia legal contigo…

-Sí, eso haré en cuanto entremos en la enfermería. Es mi plan maestro. - Replicó él del mismo modo, eso sí, tratando de sonar conciliador y hasta divertido.-



            Y en parte lo logró, Sabra incluso sonrió ahora, reconocida a ese muchacho. Al fin, tras no poca dificultad, ambos se las arreglaron para entrar. La piloto vio entonces a Daphne allí tumbada y enseguida interrogó al chico con la angustia de su expresión.



-No tengas miedo, solo está inconsciente.- La calmó él ofreciéndole con amabilidad. - ¡Quédate a su lado!



            El muchacho la ayudó a tumbarse en tanto utilizaba las primeras maderas planas o lo bastante adecuadas que encontró entre los escombros para entablillarle la pierna, uniéndolas con fragmentos de cables que enrolló como pudo a modo de sujeción.



-¿Porqué haces esto?- Quiso saber la israelí, tratando de no perder la consciencia a su vez.-

-Porque hay que sujetarte la pierna rota.- Replicó él con naturalidad.- Lo aprendí en un curso de primeros auxilios.

-No seas tonto. Sabes a lo que me refiero.- Pudo decir ella con tono más suave y hasta cordial.-





            Martin se acercó y tras suspirar, finalmente fue capaz de confesar.



-Daphne te quiere, siempre te quiso a ti. No permitiré que te pierda. Ahora descansa. Voy a ver si hay alguien más ahí fuera.

-No salgas.- Le pidió la atónita israelí al límite de sus fuerzas.- Está plagado de Arcoily.

-¿Esos quiénes son?- Sonrió levemente el chico.-



            Aunque su interlocutora ya no pudo responder, se había desmayado al igual que lo estaba Daphne. El muchacho entonces hizo algo inesperado en él. Tras acomodar a Sabra lo mejor que pudo, tomó la mano de su prometida y la acercó hasta entrelazarla con la de esa piloto.



-Al menos, nadie dirá ya que conspiro para manteneros separadas.



            Y las dejó así, tras mirarlas una vez más, saliendo a toda prisa…Al menos en el exterior las cosas parecían más tranquilas ahora. Por fortuna Susan recibió refuerzos. Tanto Tracer como Elisa llegaron haciendo fuego con todo lo que les quedaba contra el enemigo. Lograron destruir a varios de ellos. Creyendo a buen seguro que más aviones varitech se aproximaban en un número importante, los restantes invasores se replegaron. La mayor Hunter suspiró agradeciendo la ayuda, aunque enseguida quiso saber.



-¿Dónde están los demás?

-Somos todo lo que queda, Susan.- Tuvo que decirle el entristecido Rick.-



            Entre tanto, en el hospital, las cosas parecían ir también a mejor. Ambos saiyajin mantuvieron su palabra aniquilando a bastantes aparatos enemigos, aunque Xeflix estaba malherido a consecuencia de unas descargas y Renia agotada.



-Moriremos con honor.- Pudo decir él.-

-No tengo prisa en morir con honor hoy, si es posible vamos a dejarlo para otro día.- Repuso la joven con manifiesto sarcasmo.-

-No tengo nada que oponer a eso.- Se sonrió su exhausto compañero.-



            Al poco, desde la lejanía, percibieron una gran fuerza aproximarse, seguida de otra menor pero también apreciable. Para su tranquilidad descubrieron al embajador Derail, también con sus ropas desgarradas y algunas heridas, pero bastante entero. A su lado un alíen, que nada más aterrizar junto a ellos, les preguntó presentándose.



-Soy el doctor Giaal Ginga. ¿Están todos bien?

-La esposa del embajador está segura en el hospital.- Repuso Renia, mirando ahora a Kiros para asegurar al tiempo que tratando de disculparse.- Excelencia, ella se negó a irse de aquí. Nos pidió que protegiéramos todo el edificio.

-Muy propio de ella. No os preocupéis, lo habéis hecho muy bien. -Asintió él con aprobación.- Habéis cumplido mis órdenes y además luchado con honor. Sois dignos de ser grandes guerreros de nuestro pueblo.



            Xeflix cayó de rodillas sujetándose un brazo que tenía bastante mal aspecto. Giaal enseguida se centró en emitir energía curativa para intentar ayudarle.



-Alguna alubia debo tener en mi despacho.- Comentó.- Kiros, ve y tráelas. Por favor.

-Ven conmigo, Renia. - Le ordenó a la muchacha que asintió de inmediato.-



            Por fortuna Maggie y el resto del personal habían logrado atender a muchísima gente y pocas muertes hubieron de ser lamentadas entre aquellos que fueron ingresados. Sin embargo, la enfermera estaba también al cabo de sus fuerzas. Aunque fue ver a su esposo y resurgir. Corrió a abrazarse a él.



-¡Gracias a Dios!- Suspiró entre agotada y llorosa.-



            Kiros la levantó en brazos y hasta se preocupó al verla en ese estado de agotamiento.



-Debes descansar.- Le dijo de forma tajante.-

-Tengo mucho que hacer. – Musitó ella.-

-Ha llegado el doctor Ginga, él te relevará.- Insistió su esposo.-

-Sigue habiendo mucho trabajo, me necesitan.- Alegó Maggie.-

-Ya está bien.- Sentenció un más que preocupado Kiros.- Vas a descansar ya…



            Aunque su esposa se bajó de sus brazos recuperando la verticalidad y se separó un poco de su lado, dirigiéndole una de sus clásicas miradas a medio camino entre molesta y desafiante, para preguntar a su vez.



-¿Te has creído que soy uno de tus soldaditos saiyajin? No puedes darme órdenes, embajador. Además, tú tampoco dejarías de cumplir con tu deber si estuvieras cansado. ¿A que no?



            Kiros suspiró largamente, esa mujer a veces agotaba su paciencia, pero ese era una parte importante de su encanto. Hasta debió admitirse que había llegado a echar eso de menos. Tras el nacimiento de su hija, Maggie se había vuelto mucho más dócil en ese sentido. Ahora, con Gloria tan lejos y en esa situación crítica, su espíritu rebelde parecía resurgir. Así pues, él movió la cabeza para afirmar entre resignado y hasta orgulloso de ella.



-Luego dicen que los saiyajin somos cabezotas. Pues no he conocido a ninguno que se te pueda comparar.



            Al fin Maggie pudo sonreír, asintiendo despacio y contestando con mejor disposición.



-Sabías donde te metías al casarte conmigo, Kiros Derail. Puedo ser muy tenaz.

-Esa es una de las cosas que más me gustan de ti, Margaret Kendall…, señora Derail.- Confesó él dándole un beso en los labios.-



            Su esposa lo encajó al fin con mejor humor y tras despedirse de él volvió a atender a sus pacientes. Giaal entre tanto pudo bajar con Xeflix al que pusieron en una camilla de las que quedaban disponibles. El saiyajin sin embargo quiso levantarse aunque el alíen lo impidió.



-Es un insulto para nosotros el dejarnos cuidar como bebés, mientras la lucha está ahí fuera.- Pudo decir el malherido guerrero.-

-Y es una estupidez perder a buenos combatientes.- Le recriminó el doctor.- Deje que le cure un poco y luego vuelva a pelear si así lo desea.



            Kiros se aproximó asintiendo, su subordinado entonces se resignó a ser vendado y atendido. En ese instante el móvil del doctor sonó y tuvo que alejarse para atenderlo. Por su parte la mujer saiyajin se dirigió a su superior.



-Excelencia. Xeflix tiene razón. Al menos yo debo regresar a la lucha.- Solicitó Renia.-

-En cuanto descanses así será.- Convino el embajador.-



            De hecho había encontrado un frasquito con algunas alubias mágicas en el despacho de Giaal, pero no quiso dárselas a sus oficiales tan pronto. Mejor que se tomaran un descanso en tanto pudieran. Afortunadamente cerca del hospital las cosas comenzaban a aclararse y eso les permitiría tomarse unos momentos de respiro. Por su parte, el grupo de Naya y los demás soportaron un gran estruendo dado que la lucha se aproximó a sus posiciones. Al menos pudieron guarecerse bajo algunos túneles que comunicaban con antiguos refugios.



-Lo único que espero es que esto pase pronto.- Suspiró Debbie.- Tenemos mucho que hacer aun.  Y estamos sin noticias del resto.

-Intentaré avisar a mi hermano.- Propuso Naya que sacó su teléfono.-



            Al menos quedaba algo de cobertura aun, el enemigo no había debido destruir todos los satélites, por suerte Giaal pudo contestar.



-¡Naya!¿estáis todos bien?





            La joven le puso al corriente de lo que había sucedido, él correspondió haciendo un rápido resumen.



-Estamos preocupados por el resto.- Terminó por decir, más apurada ahora.- Y por nuestros hijos.

-No temáis, a buen seguro estarán en los refugios de los colegios. Le diré a Kiros que vaya a echar un vistazo.- Ofreció él.-



            No tardó en despedirse de su hermana prometiendo que se ocuparía de ir localizando a todos. De hecho, en cuanto se lo comentó a Kiros, éste asintió.



-Muy bien, declaró el guerrero. Iré de inmediato. Sé que mi mujer estará a salvo aquí.



            Y tras quedarse un par de alubias salió a la calle. Además de él, algunos deslizadores militares de gran velocidad habían traído a Lawrence quién, por supuesto, no había perdido el tiempo, intentando sugestionar a alguna atractiva chica. Desgraciadamente para sus fines no pudo llevar a cabo sus propósitos dado que llegó enseguida al hospital. Allí, ayudó a entrar a algunos heridos pero, cuando se las prometía muy felices al descubrir a alguna atractiva muchacha sola, escuchó la voz de Kiros llamándole.



-Ven conmigo. Necesitaré apoyo. Tú tienes una fuerza muy elevada para un humano.

-Es que sólo soy medio humano.- Le recordó el muchacho algo fastidiado.-



            Pero naturalmente por fuerte que fuese no se podía comparar a un saiyajin, de modo que asintió para no tener que vérselas con uno. Así pues, sin más ceremonias, Kiros le agarró de la cintura y salió volando a gran velocidad. Lawrence no pudo sin embargo evitar decir con tono sarcástico.



-No me agarres muy fuerte, los tíos no me van…



            Con paciencia Kiros ignoró ese comentario. Al poco llegaban a las inmediaciones del colegio. Allí, Susan y el resto de su escuadrilla, todavía peleaban contra algunos robots Arcoily. El saiyajin le indicó a su acompañante.



-Les ayudaré, tú busca por si encontraras a alguien que estuviese herido entre las ruinas del colegio. ¡Protégeles! Si  hiciera falta dales un trozo de esto, siendo humanos corrientes bastará.- Añadió partiendo una alubia en tres fragmentos.-

-Oye amigo, no soy un enfermero…-Quiso oponer Lawrence.-



            La expresión y la mirada de su interlocutor le hicieron callarse de inmediato. Simplemente asintió. Kiros le dejó en el suelo y partió raudo a atacar al enemigo.



-Cualquier le dice que no a ese tipo.- Suspiró el muchacho.-



Sabra fue abriendo los ojos poco a poco. La pierna le dolía y eso lo notaba ahora que había vuelto de estado inconsciente. Al fin se percató de que estaba junto a su rubia ex pareja y aferrándose a su mano.



-¡Oh Dios mío!. Daphne. ¿Estás bien?- Pudo musitar.-



            Como pudo se incorporó pese a las molestias. Entonces oyó pasos. Prevenida, quiso echar mano a su arma pero no la tenía.



-Martin debió quitármela. Ese estúpido se arriesga a que lo maten. No puedo permitirlo. Si Daphne…



            Aunque no eran ni Martin, ni un enemigo. Ese tipo, Lawrence la vio cuando estaba entrando por un agujero entre los escombros y fue hacia ella.



-Toma, esto te curará.- Le comentó a la joven entregándole un fragmento de esa alubia.-

-¡No estoy para bromas ahora! - Se enfadó la israelí.-

-No es una broma.- Replicó su contertulio sorprendido en esa ocasión por la reacción de la muchacha.- Ahora lo verás…



            Para demostrarlo y antes que  ella pudiera impedírselo la sujetó la boca metiéndole ese fragmento de judía para ordenarle con tono irritado.



-¡Mastica y trágatela!



            Aquello le sonaba al joven, pero solía decirlo en otras circunstancias y con otras connotaciones bien distintas. Por su parte, viendo que era inútil tratar de resistirse, Sabra finalmente obedeció y a los pocos segundos, en efecto, se sintió inexplicablemente bien. Incluso su pierna había dejado de dolerle. Cuál sería su asombro al darse cuenta de que ya no estaba rota.



-¡Es increíble!- Exclamó al ponerse en pie.-

-Ya te lo dije. Ahora despierta a tu amiguita .- Le indicó Lawrence.-



Aunque ese tipo, antes de que ella lo hiciera, se permitió acercase a Daphne y deleitarse besándola en la boca. Sabra se enfureció tanto que le cruzó la cara de un bofetón.



-¡Jamás te atrevas a hacerle eso nunca más!-Le gritó entre rabiosa y llena de celos.-

-¡Ey! - Repuso él tapándose la cara todavía con la marca de la mano. - ¿Qué pasa?. ¿Es que te gusta esta chica?



            La cara de la israelí debió de expresar muy claramente lo que sentía, hasta el mismo Lawrence entonces comprendió y pareció envarado al musitar.



-Ya entiendo. Lo siento.

-Ella no debe sufrir.- Le dijo Sabra derramando lágrimas ahora.- Y ya… ya tiene a alguien…

-No me has respondido, ¿La quieres o no?- Insistió su contertulio con más consideración.-

-Lo bastante como para renunciar a ella, como creo que ha querido hacer él.- Musitó la muchacha recobrando su entereza para querer saber con genuina preocupación. -¿Viste a algún chico cerca de aquí?

-¿Chico? No, no vi a nadie.- Se encogió de hombros Lawrence.-



            En pocas palabras Sabra le resumió lo sucedido. Su contertulio asintió afirmando con una seriedad y pesar poco habituales en él.



-Sé lo que es destrozar la vida de una persona. Ese error me perseguirá siempre. Por muy lejos que vaya. Aunque al menos ella es feliz ahora. Eso me han dicho. Por eso, no hagas tú lo mismo con esta chica.

-Supongo que me dirás que la deje.- Suspiró la piloto.-

-No he dicho eso. Tú sabrás de qué modo podría ser ella más feliz. – Replicó él, metiendo con cuidado un fragmento de esa alubia en la boca de Daphne.-



            Entre los dos la incorporaron. La chica tenía heridas y golpes que parecían aparentemente poco serios, pero un oído le sangraba. Eso podía ser síntoma de algo grave a nivel de la cabeza. Por fortuna, pudieron hacerla tragar esa parte de la alubia e incluso moverle la mandíbula con sumo cuidado para que masticase algo. Pese a seguir dormida, Lawrence dictaminó.



-Creo que está mucho mejor. Ahora…



            Martin por su parte deambulaba a la búsqueda de algún modo de sacar a los que se habían quedado encerrados en el sótano. Esperaba que los filtros de aire y otras aperturas evitaran que se ahogasen pero tendría que avisar a alguien para que les sacaran de allí. Estaba expuesto y, para su desgracia, los combates seguían próximos de su posición. Sin darse cuenta una descarga de energía cayó muy cerca de él, demasiado cerca…



-Adiós, Daphne.- Fue lo único que le pasó por la mente antes de quedar en completa oscuridad.-



            Shania intentaba escapar de esa condenada base, acabando con todos los que trataban de oponérsele a su paso. Al fin, se vio rodeada por una patrulla al mando de la mayor Gray que había regresado de dirigir una de las escuadrillas.



-¡Ríndase! - Le espetó ésta mientras todos la apuntaban con varias armas de diversos calibres.-

-¿Y ser prisionera de los humanos?- Aulló desafiante.- ¡Jamás!



            Quiso atacar al que tenía más próximo pero una ráfaga de disparos se lo impidieron. Cayó al suelo, muerta incluso antes de golpearse contra él.



-Ahora vamos a reorganizar todo esto.- Suspiró Jane, sin dedicar ni un instante más a esa individua. –



            La mayor Gray había peleado en la zona del espacio aéreo septentrional y vio como una gran nave enemiga estallaba. Después el enemigo comenzó a retirarse. Pudo volver a la base y ocuparse, junto con el comandante Enset, de poner un poco de orden. Descubrieron a esa invasora tratando de escapar y fueron a interceptarla. No quería haberla matado pero no le dejó otra opción. De todos modos no le apenaba la suerte de esa traidora en absoluto.



-Solo falta encontrar a la otra.- Se dijo.-



            Y mientras todo eso sucedía, en otro lugar del castigado planeta, Marla huía sin detenerse, llegando incluso a las cercanías del astropuerto. Allí, muchos pasajeros estaban retenidos y refugiados en la terminal. El miedo y el desconcierto adornaban los semblantes de la mayoría. Byron Kensington estaba allí también. El chico, que había acudido a visitar a su familia en unos días de descanso de sus estudios en Bios, se encontró, al igual que el resto, con ese terrible panorama.



-¡Qué horror! ¿qué habrá pasado aquí?- Pensaba perplejo.-



            Curiosamente esa zona había sido poco afectada por los ataques. Posiblemente los Arcoily habían pensado en servirse de esas instalaciones para facilitar un desembarco de sus naves. El caso es que, en cuanto bajaron del transporte que les traía desde Bios, comenzaron a sonar alarmas. Justo en ese instante el enemigo había atacado y desde la megafonía del astropuerto se pidió a  todos los que por allí anduvieran que corrieran a buscar refugio.  Ahora Marla entró allí, con sus ropas rotas y herida. La gente asumió que era una víctima más del ataque. Ella solamente tuvo que lloriquear un poco y fingirse histérica.



-Tranquilícese señorita. Todo saldrá bien.- Quiso animarla una voz de chico joven.-



            Mirando hacia él, en tanto se enjugaba esas lágrimas fingidas, Marla le sonrió.



-Gracias…



            Byron asintió. Esa pobre chica parecía estar en shock. Enseguida la ayudó a sentarse a su lado.



-Llevamos unas horas retenidos aquí, le explicó. ¿Qué está pasando en Nature?

-Un ataque de seres extraterrestres.- Le contó Marla, regocijándose ante la idea de no estar mintiendo por una vez.-

-Espero que mi familia esté bien.- Suspiró él.- Mis padres y mis hermanas.



            Aquello llamó la atención de la mujer. Enseguida le preguntó.



-¿Cómo te llamas? De hecho tu cara me resulta familiar.- Admitió al fijarse más en él.-

-Byron Kensington.- Le dijo el interpelado.-

-Vaya, vaya.- Sonrió ella, casi sin poder ocultar su deleite, cuando añadió.- ¿Sabes que conozco a tus hermanas? A Daphne y a Steph. Sí, con Steph lo pasé muy bien el otro día.- remachó, disfrutando de decir la verdad, al menos a su particular estilo.-

-Me alegro, ¿sabe si están bien?- Pudo preguntar el chico con visible preocupación.-

-Seguro que lo están.- Repuso animosamente ella, que mirándole fijamente le musitó al oído, ahora con un tono más meloso.- ¿Sabes que eres muy guapo?. Será que os viene de familia. Por eso tu cara me resultaba conocida.



            Byron enrojeció, lo cierto es que no esperaba un piropo así, dicho por una mujer que era bastante mayor que él. Pero bueno.



-Usted también es muy atractiva.- Pudo responder no sin algo de rubor.-



            La mujer se sonrió aviesamente. Si no estuvieran en esa situación sería muy fácil tomarse venganza de esas estúpidas. No es que las hermanas de ese chico le hubiesen hecho nada. Es más, tal y como le dijo a él, se lo pasó muy bien con la pequeña. Pero sí deseaba vengarse de Sabra y, si ese muchacho sufría, su hermana mayor sufriría, por ende eso haría daño a su ex pareja.



-¿Sabes?- le comentó con tono aparentemente nervioso.- Creo que saldré a ver si hay algún vuelo disponible para salir de este planeta.

-Eso es muy peligroso.- Replicó Byron.- Podrían atacar de nuevo.

-Lo sé, pero.- Sollozó ella interpretando muy bien su papel de damisela en apuros.- Es que mis hijos partieron en una lanzadera hará un rato y…¡Dios mío! Espero que estén bien… Si al menos pudiera ir a la pista y averiguar que ha pasado…

-Tranquila, preguntaremos a alguien. Algún miembro del personal.- Quiso animarla el chico.-

-No sabrán nada, seguro. Yo voy a mirar.- Dijo Marla entre fingidas lágrimas.-



            Byron no podía permitir que esa pobre mujer se arriesgara, al menos que no fuera sola. Era peligroso, ahora se escuchaban ruidos en los cielos, podrían ser naves de las fuerzas de Nature o de los invasores. Aunque aquella individua ya estaba caminando hacia la zona de salida y entrada de naves que quedaba expuesta en una gran zona llana de atraque…



-Espere.- Le pidió Byron.-



            Marla iba cojeando, al menos en eso no tenía que fingir mucho, los dolores y las agujetas que tenía aun de su reciente pelea eran muy reales y le seguían pasando factura. Mejor así, su interpretación quedaría muchísimo más convincente. Se tocó en un compartimento de una chaqueta que llevaba. Todavía tenía una dosis de aquello. Sonrió…dejó que el muchacho la alcanzase casi en mitad de esa pista cuando el ruido de aviones se acercaba.



-Aquí no hay nadie ya.- Le comentó él.- Será mejor que volvamos.

-Tengo una dirección.- Pudo decir la mujer con voz entrecortada sacando un pequeño papelito.- pero no la veo bien…¡Malditas lágrimas!- Gimió.-



            Por inercia Byron se acercó a tratar de leer lo que fuera, Marla entonces sopló con suavidad y un pequeño polvillo se levantó. El chico inhaló parte sin pretenderlo, no fue mucho, aunque a los pocos segundos aquello le hizo efecto. Era la cantidad suficiente como para dejarle paralizado, casi sin capacidad de decidir. Su interlocutora entonces, con un tono meloso y suave, le susurró al oído.



-No le he dicho esto nunca a un hombre, pero eres buena persona, chico. Créeme, es una lástima. Has tenido mala suerte. No es nada personal. Pero tú, siendo tan galante no podrás evitar acercarte hacia esa lanzadera que está aparcada en el centro de la pista. Quizás mis niños estén ahí y puedas salvarles. ¿Lo harás por ellos y por mí, verdad?



            Y es que una nave que había sido alcanzada por un ataque anterior estaba allí, ardiendo. El peligro de que explotase era inminente. Sin embargo, Byron no parecía percatarse de ello. Asintió y se fue caminando hacia allí. Marla le vio alejarse y no tardó en sacar su móvil y grabar la escena para marcar acto seguido un número que conocía bien.



-Muy bien…-Pensó.- Esto les va a encantar a esas zorras…



            Daphne recobró poco a poco la consciencia. Como pudo se incorporó ante las miradas de alivio de Lawrence y Sabra. La israelí corrió a abrazarla.



-¿Te encuentras bien?...-Quiso saber entre preocupada y llena de emoción.-

-Sí, gracias.- Le sonrió débilmente su contertulia que, al percatarse de la presencia de ese tipo, desechó por pudor otro tipo de muestra de afecto y simplemente añadió.- ¿Y Martin?

-No lo sé, él me ayudó cuando destruyeron mi avión, me dejó aquí tendida y al despertar ya no estaba.- Le confesó la piloto con inquietud, admitiendo.- Es un buen chico. Posiblemente me salvó la vida.



            Daphne la miró perpleja, y Sabra decidió entonces que era hora ya de hacer su elección. Y es que al ver acercarse a Lawrence…



-Será mejor que busquemos un sitio más seguro.- Fue a decir aquel individuo.-



            Cuál no sería su sorpresa cuando inopinadamente Sabra le rodeó el cuello con los brazos y le besó en la boca con deleite. Eso también dejó perpleja y decepcionada a Daphne que no sabía que hacer, ni siquiera que cara poner. Tras concluir esa ostentosa muestra de afecto, la israelí le  “confesó” a su rubia contertulia.



-Conocí a Lawrence tras el desengaño que tuve con Marla. Fue muy amable conmigo y me salvó. Lo cierto es que, sin saber cómo, me he enamorado de él. No creía que fuera posible, pero al final la esposa del embajador tenía razón. Se puede cambiar. Lo siento Daphne.

-No, no pasa nada. - Suspiró la chica, tomada totalmente por sorpresa. No supo que replicar, al fin, sonriendo animosamente fue capaz de declarar intentando sonar sincera.- Te deseo lo mejor, bueno, a los dos.

-Lo mismo digo, tú trata de ser muy feliz con Martin, quiérele porque se lo merece.- Sonrió Sabra.-



            Desde luego que a la israelí le estaba costando poner en juego todo su autocontrol para no romper a llorar. Incluso Lawrence la observaba pasmado. La rubia entonces se levantó de la camilla y abrazó a la piloto. Aunque en esta ocasión fue un gesto cariñoso, como el que tendrían dos amigas.



-¿Qué ha pasado aquí? Yo no le he hecho nada.- Se decía el perplejo Lawrence.-



            ¡Para una vez que no sugestionaba a una mujer se encontraba con esto! Fue entonces cuando Martin entró a duras penas, arrastrándose trabajosamente. Estaba muy malherido, sangraba profusamente, y en cuanto Daphne lo vio dio un grito de horror.



-¡Dios mío!- Exclamó Sabra pidiéndole a su compañero.- ¿Tienes otra de esas ahí?. Lo que nos has dado.

-Sí, tranquila.- Asintió él que corrió al lado del chico diciéndole en tanto sacaba un trozo más.- Comete esto, rápido.



            El joven había quedado inconsciente tras recibir la onda expansiva de aquel disparo. Entonces pudo ver una figura cubierta con un sayal negro que iba encapuchada. Sostenía un gran libro, le recordó a ese tipo que le ayudase hacía ya tiempo.



-Supongo que ahora pagaré por todo lo que he hecho.- Suspiró él.-

-Todavía no es tu momento.- Replicó ese ser, aunque con tono pesaroso, añadió.- Es más, deberás estar muy próximo a Daphne y su familia. Ella necesitará tu apoyo, más que nunca.



            Despertó sin saber cuánto tiempo había estado así. Notaba dolor y sangraba por varias heridas abiertas. Por suerte la entrada a la enfermería estaba próxima. No pudiendo ponerse en pie se arrastró dejando un reguero de su propia sangre por el camino. Entonces oyó el grito de Daphne y vio a ese tipo que le pidió que comiera esa especie de pastilla o lo que fuera. Martin obedeció, no tenía nada que perder. Al comer y masticar, tragó y en apenas unos segundos sucedió algo asombroso. De pronto se notó perfectamente recobrado. Incluso pudo levantarse. Su prometida le abrazó llorando sin parar, desahogando su tensión. Entre tanto, y aparte de ellos, Lawrence le susurró a Sabra, entre atónito y socarrón.



-Perdona que te lo diga pero actúas fatal…



            La israelí esbozó una débil y amarga sonrisa para susurrar a su vez.



-Mientras Daphne lo haya creído está bien. No pienso ser candidata a un Óscar.

-Vaya, entonces, eso que dijiste de que tú y yo..- Añadió él casi pareciendo esperanzado.-….

-Quizás en tus sueños.- Replicó ella ahora recobrando un poco de su sarcasmo.-



            Lawrence se encogió de hombros. ¡Qué lástima! Pero no le dio tiempo a decir nada, el teléfono de Sabra sonó en ese instante. La muchacha creyó que serían algunos de sus compañeros. Cuál sería su sorpresa al ver a…



-¡Marla! ¡Maldita zorra! - Espetó.- ¿Te atreves a llamarme después de todo lo que has hecho?

-Bueno, tranquila, solamente he llamado para advertiros. – Contestó ésta como si esos reproches e insultos no fueran con ella.-

-No me dan miedo tus amenazas.- Replicó su interlocutora.-



            Al escuchar esa conversación, Daphne y Martin se aproximaron a la israelí, al igual que Lawrence. Pudiendo oír…



-¿Estás por ahí con esa ricura? Ya sabes, con tu amorcito la rubia.- Le preguntó su contertulia.-

-¡Vete al infierno! - Espetó Sabra dispuesta a cortar la comunicación.-



            No obstante, lo pensó mejor. Si podían localizar a esa malvada podrían capturarla, de modo que inquirió, aunque todavía de malos modos.



-¿Qué es lo que quieres? ¿Es otra de tus macabras bromas?

-No quiero nada, sencillamente estoy preocupada por ese chico, creo que es el hermano de tu ex.- Comentó la periodista enfocando con la cámara de su móvil. -¿No lo es?...Me dijo que se llamaba Byron.



            La anonadada Sabra pudo ver a ese jovencito, lo mismo que Daphne que se había acercado al teléfono y observaba a su vez la pantalla.



-¡Dios mío! ¡Es mi hermano!- Exclamó la maestra.-



            El chico caminaba sin prisa pero sin pausa, con ademan impasible, hacia una lanzadera en llamas. Cerca se escuchaban atronadoras descargas de energía.



-Detenlo, ¡por favor! - Gritó Daphne horrorizada, llevándose las manos a la boca.-¡Te lo suplico, que no se acerque más!

-Marla. Escúchame.- Añadió Sabra tratando de sonar más conciliatoriamente ahora.- Ese muchacho no tiene nada que ver con esto.

-Oye, ¿y por qué crees que te he llamado, eh?- Replicó su contertulia con un bien fingido tono de indignación al agregar.- Ya se lo he dicho. Pero me ignora, observa…



            Y acto seguido voceó dirigiéndose a Byron.



-Chico. ¡Vuelve aquí! ¡Te van a matar! ¿Es que has perdido el juicio?

-¡Por favor!- Gimió Daphne llena de terror y de angustia, incapaz de hilvanar más palabras.-

-¡Está en el astropuerto de la ciudad! - Dijo Martin, entre atónito y muy preocupado a su vez.-

-Jamás llegaríamos a tiempo.- Comentó Lawrence quien, sin embargo, sacó su teléfono para marcar un número en tanto añadía.- Pero quizás el saiyajin ese, sí.



Y entre tanto Kiros, que ya había destruido al último de sus enemigos, se percató de  que le llamaban a su móvil.



-¿Sí, quién es?- Quiso saber.



            Nada más oír la voz del embajador Derail, Sabra arrebató el aparato a Lawrence y tratando de sonar calmada y ser concisa le explicó lo que pasaba, añadiendo.



-Por favor, informe a la mayor Hunter. ¡Saquen a ese chico de ahí!

-Haremos lo posible.- Convino el saiyajin.-



            Más ruidos estruendosos venían de su propio teléfono, fue Marla quien, con un estudiado gesto de pesar, les comentó.



-Ya es tarde. Pobre chico…Mira que le grité y que le pedí que volviera…¡ha sido horrible! - Llegó incluso a lloriquear.-



            Daphne solo podía chillar histérica, Martin trataba de abrazarla pero era inútil. Sabra no sabía que decir… Tuvo que oír además a su interlocutora lanzar un exagerado suspiro y sentenciar fingiendo horror.



-Mejor será que no enfoque, el estado del… chico… no es nada agradable. Le han dado de lleno con una descarga y esa nave ha estallado.

-¡Dios mío!- Musitó la israelí. Mirando horrorizada y llena de pesar a la rubia maestra que volvió a perder el sentido al instante de escuchar aquello.-

-Así es la vida.- Remachó Marla.- Espero que tu amiga lo superará. Ya te tiene a ti para animarla…chao…



            Antes de que Sabra pudiera comenzar a maldecirla esa mujer desconectó. Al fin, Martin tomó en brazos a Daphne con todo el cuidado que pudo musitando consternado.



-¡Oh Dios! Ojalá que esto no sea por mi culpa. Esa figura me advirtió. No se debe jugar con el destino o habrá consecuencias…Cada vez que lo alteré…Daphne, te juro que te lo compensaré…Si pudiera hacer cualquier cosa para evitar que…



            Ninguno de los demás hablaba tampoco. Hasta Lawrence estaba impactado, más cuando le susurró a Sabra.



-¡Esa mujer es un monstruo! Te lo digo yo. Incluso desde el otro lado de la línea telefónica se podía captar su sarcasmo y su crueldad. Y pensar que luego somos los demonios los que tenemos mala fama.



            El medio demonio tenía la capacidad de sentir algunas veces el aura de las personas. Y la de esa mujer era oscura, muy oscura. Jamás había percibido una cosa igual en un humano. Era como si el mal habitase en ella. Así se lo comentó a la israelí, que temblaba de furia y de impotencia, combinados con la tristeza al ver el estado de la pobre Daphne.



-No pararé hasta hacerle pagar todo lo que ha hecho. ¡Eso te lo juro! - Espetó la joven piloto entre lágrimas de impotencia y rabia.- Ha destrozado a Daphne y a buen seguro también a su familia. Y ellos jamás le hicieron nada. Esa pécora ha actuado así sólo para vengarse de mí. Ahora más que nunca la atraparé, donde quiera que se esconda.



            Por su parte, la periodista se sonrió, hasta soltando una carcajada. De hecho, no podía ver nada, mucho humo y fuego. Supuso que aquel desgraciado estaría ya reducido a cenizas.



-Bueno, es hora de irse.- Se dijo canturreando.-



            Y para mayor suerte, el enemigo se había retirado. Al parecer, fuerzas aliadas llegaron y estaban evacuando a los aterrados civiles en lanzaderas. Por supuesto que ella abordó una, interpretando a la perfección ese papel de mujer desvalida y horrorizada…



-¡Ah sido terrible!- Repetía entre lágrimas, dejando que una solícita azafata la atendiera.- Gracias señorita, es usted tan amable como hermosa.



Pudo suspirar, sin recatarse en observar los pechos y las piernas de aquella chica de pelo castaño corto que le sonrió, tomando aquello por un sincero cumplido.



-Y ahora, de vuelta a la Tierra.- Se dijo en cuanto vio con regocijo que se dirigían a una nave mayor que partiría en breve hacia allí.- Hogar, dulce hogar…



            Empero, tenía unas cuantas órdenes de busca y captura en el planeta madre. Pero eso ahora era lo de menos. Ya vería cómo se las apañaba.



-Siempre he tenido suerte. Algo o alguien me protege. Será mi buena estrella.- Se dijo con regocijo, para indicarse a sí misma con tinte animoso.- Lo único que tendré que hacer es mantener un perfil muy bajo durante algún tiempo. Y tratar de encontrar a más vampiras que sean más razonables que las idiotas que tuve que padecer aquí… de un modo u otro llegaré a ser eternamente joven y hermosa…



Y de ese modo salió de Nature, eludiendo a aquellos que deseaban ajustar cuentas con ella allí. Entre tanto, Kiros llegó al astropuerto. El enemigo  había sido rechazado y para mayor alivio algunas naves procedentes de Kinmoku llegaron uniéndose a las fuerzas de Nature para  rematar al invasor. Las propias Star Light había tomado tierra en aquel lugar.



-Esto es un desastre.- Pudo decir Healer, mirando con horror por los contornos.-

-Por desgracia, no pudimos llegar antes.- Comentó una a su vez consternada Maker.-

-Al menos las sailors que defendían este planeta han sido capaces de ayudar a los militares, de lo contrario lamentaríamos una desgracia incluso mayor.- Suspiró Fighter.-



            Habían logrado establecer una conexión de urgencia con las Animamates. Red Crow les informó telegráficamente de la situación.



-Las cosas están mejor. Pudimos rechazar al enemigo en casi todos los frentes.- Declaró la sailor.-

-Aunque no podemos más.- Intervino Aluminum Siren.- Intentar llegar lo antes posible, por favor…

-Sí, eso.- Convino Iron Mouse.-



Las Star Light así lo prometieron y ya estaban allí, listas para actuar. No obstante, era poco lo que podían hacer ya. Al menos en ese devastado astropuerto. Seiya miraba a su alrededor con ira y amargura. Apretó los dientes para espetar.



-¡Esos malditos Arcoily!...Lo pagarán. Eso puedo asegurarlo.- Sentenció con el sentimiento de sus compañeras.-

-Tenemos que mantener la cabeza fría.- Respondió Maker.- Recordad que hemos recibido instrucciones precisas de su alteza la princesa Kakyuu.

-Me niego a creer que ese comunicado que ha recibido sea cierto.- Contestó una airada Seiya.- Es otra mentira más de esos asesinos.

-Puede ser.- Replicó Healer, quién no obstante suspiró para decir a desgana.- Sin embargo, hasta que lo comprobemos, no podemos arriesgarnos a una guerra.



            Sus compañeras asintieron, así era. Fue entonces cuando vieron que algo se movía tras unos hierros retorcidos….



-Parece que ahí hay alguien.- Observó Maker.-



            Sus interlocutoras lo vieron igualmente. Entre tanto Kiros se aproximó descendiendo al suelo y observando a su vez…



-¡No puede ser!- Comentó el saiyajin con perplejidad.-



            En los demás lugares del planeta las cosas iban retornando también a la normalidad. El enemigo era derrotado, bien siendo capturado o destruido. Algunos se rendían, la mayor parte prefirieron morir luchando. Pero, entre las fuerzas de defensa del planeta y sus aliados, al fin pusieron punto final a la gran batalla. Los heridos seguían llegando. Maggie y Giaal, posteriormente reforzados por Naya y otros facultativos más, se esforzaban al cabo de sus energías para atenderles. Xeflix y Renia, una vez concluyeron las hostilidades en su zona, se sentaron observando aquello.



-Los humanos son mucho más valerosos y resistentes de lo que pensaba.- Admitió el joven saiyajin.-

-Sí, la noble Elua les juzgaba muy severamente.- Convino Renia.-

-Quizás quedarnos aquí una temporada no fuera una mala idea.- Propuso su compañero.-



            La joven saiyajin asintió, también tenía curiosidad. En otro lugar del planeta, Tracer y Elisa pudieron regresar a la base e informar a Enset, el comandante les felicitó por su labor, declarando.



-Les prometo que los nombres de la alférez Walsh, la alférez Petrova y la teniente Aguirre, jamás serán olvidados. Servirán de ejemplo y de inspiración para todos los pilotos que están por llegar.

-Gracias, señor. Con su permiso, informaré a la hermana de la alférez Walsh.- Replicó un consternado Tracer.-

-No tiene porqué hacerlo. Terminada la batalla vuelve a ser civil.- Le recordó su superior.-

-La batalla no habrá terminado hasta que no acabemos con todos esos canallas.- Sentenció Rick.- Además, yo estaba al mando de la escuadrilla cuando la alférez Walsh sacrificó su vida para contribuir de modo decisivo a la victoria. Su hermana merece saberlo por mí.



            Enset asintió. Era lo justo y no privaría al mayor Jensen de ese deber.



-Es usted un magnífico oficial. Si lo desea siempre tendrá un puesto en el UNISON.- Le dijo con reconocimiento.-

-Con el debido respeto, señor. No quiero luchar más.- Suspiró el chico, alejándose de allí .-



Y es que habían vencido sí, pero fue una victoria muy amarga. Con una heridas que tardarían muchos años en sanar. Pero a todos les tocaría de un modo u otro pasar página y comenzar de nuevo en ese prometedor mundo llamado Nature.



 


                          anterior                                                               siguiente
     


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)