martes, 12 de septiembre de 2017

GWTN36 Lo que fue de algunos


Aquella decisión entonces fue muy dura para Sabra, todavía la recordaba en muchos momentos. Pero ahora, con la perspectiva del tiempo, y gran parte del dolor que esa determinación le supuso difuminado, la juzgaba correcta.



-Lo correcto no suele ser lo más sencillo, ni lo menos doloroso.- Suspiraba en tanto bebía un poco de cerveza.-



            Allí estaba en un bar en el que solían quedar los miembros del grupo de los Guardianes. Hacía años que vivía en la Tierra. Pasó incluso por su casa en Israel y se reencontró con su familia. Al principio todo fue muy bien. Se alegraron mucho de verla viva y a salvo. Más cuando les anunció a sus padres y hermanos que ya no era piloto de combate. Pero nadie lo vio mal. La habían licenciado con honores y con el rango de segundo teniente. Les contó que tuvo una muy buena oferta de trabajo en América.



-No lo entiendo. Pilotar era tu pasión.- Dijo su madre, Esther, una mujer de cabello oscuro ya canoso.-

-Mamá, tras haber luchado y visto como caían muchos de mis compañeros, fui perdiendo esa pasión.- Suspiró ella, siendo sincera al menos en eso.-



            Sus padres y hermanos no dijeron nada. Ellos también se hacía cargo de eso.



-Tuvo que ser muy duro para ti.- Afirmó su hermano mayor Ezequiel.-

-Lo fue.- Suspiró la muchacha, no deseando revivir aquello.-

-¿Y a qué te vas a dedicar ahora, hermanita?- Inquirió su hermano menor, David, tratando e cambiar de tema.-

-Seguridad.- Les explicó.-  Mi jefe es un economista muy importante. Tiene mucho dinero y precisa protección.

-¿Lo ves? Ya te dije que aprender Krav Maga conmigo te sería muy útil.- Declaró  su padre, de nombre Isaac.-

           

            Y es que la chica recordaba que su padre fue quien comenzó a enseñarla. Como oficial retirado del ejército israelí tuvo que aprenderlo a su vez. Sus hermanos también lo practicaban pero ella siempre fue la discípula más aventajada. ¡Y pensar que eso estuvo a punto de costarle la cárcel! De todos modos, sin querer pensar en eso, sí que comentó con buen talante.



-Desde luego, sirvió para impresionar a mi nuevo jefe. A juzgar por lo que me va a pagar.

-¡Si es tan rico como dices, podrías tratar de ligártelo y menudo partido sería!- Comentó su hermano David.-



            Sabra movió la cabeza, su familia sabía de sobra cuál era su orientación a esas alturas. Aunque conociendo a ese gamberro estaba claro que lo decía de broma. Ella quiso seguirle la corriente.



-Pues diría que no es tan mala idea. Desafortunadamente no es judío  y dudo mucho que quisiera convertirse.

-Si sabe ganar dinero y es bueno en los negocios, algo de sangre judía tendrá.- Afirmó Ezequiel, con una sonrisa. –



            Aunque ella ahora se rio, igual que el resto. Luego se preparó para la cena. De hecho fue a echarle una mano a su madre. Para algunas cosas en su familia eran todavía muy tradicionales. Por suerte, no en cuanto a los temas relativos a su orientación sexual. Por ello, fue precisamente Esther quien le comentó, una vez estuvieron a  solas.



-Hija, te conozco bien. Sé que, además de eso, por terrible y duro que fuera, hay algo más. Algo que te aflige.

-Sencillamente, tenía muchas ganas de volver a veros, mamá.- Quiso rebatir ella, tratando de sonreír.-



            Pero esa sonrisa nacía ya como un pálido esbozo. Su madre la observó fijamente aunque nada contestó. Fue la propia Sabra la que suspiró, moviendo ligeramente la cabeza y confesó.



-Había alguien. Una persona que era muy importante para mí.



            No ignoraba que las noticias de aquel juicio contra ella había llegado a la Tierra y a oídos de su familia. Su madre ahora sí que quiso saber, pensando en eso.



-¿Esa chica?



            Sabra apenas pudo replicar asintiendo despacio. Tras unos instantes de silencio, sentenció con voz queda.



-Ella quería a otra persona. Bueno, no podía corresponderme.- Matizó.-

-Ya.- Entendió su madre, agregando con una mezcla de pesar y afecto.- Cariño, sabes que aquí, en Israel, podríais haber vivido juntas. Aunque haya una importante comunidad ultraortodoxa, existe libertad en ese aspecto. ¿Por qué no se lo propusiste?

-Mamá. Ella no podía pensar únicamente en sí misma. Tenía una familia a la que quería con toda su alma, y a la que no podía renunciar.

-Supongo que su familia lo hubiese entendido.- Conjeturó su madre.-

           

            Empero, la sardónica sonrisa de su hija le hizo darse cuenta de lo que sucedía y Esther añadió.



-Ya veo. Eran muy religiosos, ¿verdad?

-En Nature mucha gente es así. Tanto que los ultraortodoxos de aquí casi parecen laicos a su lado.- Suspiró la joven.-



            Su madre posó una mano sobre las de ella entonces y le susurró con cariño.



-Puedo ver en tus ojos lo mucho que la amabas y cómo te ha dolido separarte de ella.

-Tuvo que ser así.- Sentenció Sabra con voz queda y añadiendo con un tono que pretendía ser animoso sin lograrlo, en tanto cambiaba de tema.- Pero ya estoy mejor, y lo estaré aún más…anda, vamos a preparar este “jachnun” para desayunar mañana. El hecho de que no seamos tan estrictos como los ultraortodoxos, no significa que no hagamos honor al Sabbath.  



Su madre asintió, dándose cuenta de que aquello apenaba a su hija. Así pues la ayudó a meter el “jachnun” en el horno, a fin de que estuviese listo para el día siguiente. Así, tras pasar unos días con la familia, se despidió agradecida de haber compartido unos preciosos momentos en su compañía. Voló por supuesto a Nueva York y allí se reunió con sus nuevos compañeros. En una cosa no había mentido en absoluto a su familia desde luego. El salario era muy bueno. Además, ese mismo día, su jefe Lance Rodney, junto con Kyle, Debbie y Laurence, le mostraron algo de la ciudad acompañándola hasta su nuevo apartamento. Sabra pensó que sería algún pequeño piso en la zona media de la ciudad pero para su sorpresa y estupor, se encontró con un ático enorme en plena zona de negocios.



-¿Qué esta va a ser mi casa?- Exclamó perpleja viendo aquello.- ¿Cuántos vamos a vivir aquí?- inquirió de seguido.-



            Las risotadas del resto la confundieron, y finalmente fue su jefe quien, tomando la palabra, divertido, le explicó.



-Bueno, esta humilde morada será tu refugio provisional. Y será para ti sola. Como estarás la mayor parte del tiempo viajando con el grupo no vas a poder quedarte demasiado, pero espero que puedas apañarte, cuando te veas obligada a pernoctar aquí.

-Haré lo que pueda.- Se sonrió ampliamente ella al ver semejante mansión.-

-Todos vivimos en sitios parecidos.- Comentó Deborah.- En lo que podemos, nos gusta tener algo de vida privada y divertirnos con unas pocas comodidades.

-¿Unas pocas?- Se rio la israelí en tanto recorrían aquel lugar.-



            Y es que esa pedazo de casa tenía al menos cinco habitaciones, dos baños con yacusi, vestidor enorme, gran terraza con estupendas vistas de la ciudad, cocina americana completa con electrodomésticos de lo más avanzados y un mobiliario realmente exquisito, amén de ordenadores y un gran holo televisor de al menos cincuenta pulgadas, por citar solo algunas de esas “ pocas comodidades”…



-Creo que llegaré a acostumbrarme a esto.- Afirmó la pasmada muchacha cuando completaron el tour volviendo al salón.-

-Seguramente, y eso me da una idea.- Terció Kyle quién, con gesto animado propuso.- ¿Y si hacemos una fiesta para celebrar tu incorporación?

-Una pena que Paul y Sam no hayan podido venir también.- Comentó Debbie.-

-Ya sabes que tienen que ocuparse de sus negocios, además de esto.- Les recordó Lance, añadiendo con una sonrisa.- Los Saint Join son una familia realmente atareada.

-Pues ellos se lo pierden.- Afirmó Lawrence, eso sí, sin dejar pasar la oportunidad de añadir a modo de puya.- Lástima. Esa tal Samantha, además de estar muy buena y ser una belleza, es la única chica hetero del grupo.

-No te preocupes por eso. – Contestó Deborah del mismo modo.- Tampoco te iba a hacer ni caso, guapo.



            Sabra se rio sin poder evitarlo, aunque algo en la mirada de Lawrence la hizo cesar en sus carcajadas.



-Bueno, dejaos ya de bobadas y vamos a lo que importa.- Tercio Kyle casi con impaciencia infantil para preguntar a la recién llegada. -¿Qué opinas Sabra, quieres inaugurar tu nueva casa con una fiestecita?



            A la nueva inquilina le pareció genial. Solamente una cosa le atormentaba, bueno, en realidad dos. Haber dejado a Daphne y que esa zorra de Marla hubiera escapado. Al menos pudo suspirar aliviada cuando el hermano de su ex novia estuvo a salvo. Así lo comentó.



-No temas. Algún día la atraparemos.- Le aseguró Lance.-

-Sí, cuenta con nosotros.- Convino Kyle.-

-Vas a ser la nueva “Simon Wiesenthal”. - Añadió Lawrence pareciendo algo rimbombante y ciertamente en tono de chanza.-



            El chico se refería a un judío superviviente de los campos de exterminio nazis que dedicó el resto de su vida a perseguir y atrapar a cuanto nazi huido encontró para llevarlo ante la justicia a fin de que fuera juzgado por esos horribles crímenes contra la Humanidad. Conociendo perfectamente esa referencia, la israelí replicó con seriedad y respeto.



-No soy en absoluto digna de esa comparación, pero os juro que no descansaré hasta que esa perra de Marla pague por todo lo que ha hecho. 

-Me parece muy bien.- Aprobó Lance, quién a renglón seguido, añadió con un tinte más despreocupado.- Pero ya habrá tiempo. Ahora celebremos tu llegada.



            Y así lo hicieron. La fiesta fue cordial, lo pasaron bien con música y hasta canciones. Incluso se animó a bailar con los chicos. Aunque estos desde luego no pudieran esperar nada más. Sin embargo, la figura de su jefe le fascinó. Era un tipo realmente enigmático. El mejor baile lo tuvo con él, danzando precisamente al compás de una canción que era el himno oficioso del grupo y que les venía desde luego que ni pintada. El resto dio unas divertidas palmas en tanto Lance y ella evolucionaban por el salón…



Huye conmigo
Almas perdidas y ensimismadas
Corriendo salvajes, corriendo libres
Dos niños, tú y yo.



Y yo digo
Hey, hey, hey, hey
Viviendo como si fuéramos dos renegados
Hey, hey, hey
Hey, hey, hey



Viviendo como si fuéramos dos renegados

Viviendo como dos renegados, renegados



            A Sabra le pareció, que en efecto, tanto ella como sus nuevos amigos y compañeros cumplían eso a la perfección. Y es que, pese a haber sido militar, no le gustaba tanto estar sometida a la disciplina.



Larga vida a los pioneros
Rebeldes y amotinados
Sigue adelante y no tengas miedo
Acércate, el fin está próximo



Hey, hey, hey
Hey, hey, hey


Viviendo como dos renegados

Viviendo como dos renegados,

somos dos renegados



Todos saludan a los desvalidos

Todos saludan a los nuevos niños
Todos saludan a los fuera de la ley

Spielberg's and Kubrick's

Es nuestro momento de hacer una película
Es nuestra hora de arreglar las cosas
Es nuestra hora de romper las reglas
Vamos a empezar



            Y esta parte de romper las reglas, al menos las malas, y de ayudar a los débiles le encantaba. Es más, se sentía plenamente identificada con ella. Eso le gustaría hacer.



-Encauzar mi vida hacia algo que merezca la pena. -Se decía en tanto no dejaba de danzar con Lance al ritmo de la música.-



Y yo digo
Hey, hey, hey, hey
Viviendo como si fuéramos dos renegados


Hey, hey, hey

Viviendo como si fuéramos dos renegados
Hey, hey, hey



Renegados

Renegados


(Renegades X- Ambassadors, credit to the artista)


Y tras la fiesta pasaron unos días, Sabra se fue acoplando y poco a poco. Lance la fue poniendo al corriente auxiliado por el resto. Comenzó con aquellas misiones realmente alucinantes. Jamás hubiera creído nada de no haberlo visto con sus propios ojos. Tuvo que enfrentarse a seres a cual más extraño. Muchos hostiles, otros en cambio víctimas, a las que, haciendo honor a esa canción, ayudaron. Y pese a todo el ajetreo de su nueva actividad durante los meses y años que pasaron, trató de informarse sobre la vida de su ex pareja. Supo que, al fin se había casado con Martin, luego que fue madre.



-Al menos tienes una vida tranquila y seguramente feliz. Ese chico te adoraba.- Pensaba siempre para tratar de aliviar el dolor que todavía sentía al recordar a su antiguo amor sonriendo débilmente para decirse.- Eso me hace estar contenta por ti. Bueno, yo también tengo buenos compañero y una estupenda amiga, con cierto derecho a roce…



            De hecho, al principio, tanto ella como Debbie parecieron congeniar. Alguna vez incluso las dos cedieron a la tentación, terminando por acostarse juntas. Fue un choque de pasiones encendidas aunque, paradójicamente ninguna fue más allá. No hubo autentico amor, simplemente deseo. En una de esas ocasiones, tras concluir el intercambio de placer que mutuamente se profesaron, Sabra quedó tendida boca arriba, con su cuerpo desnudo siendo recorrido por las caricias de Deborah quién la observaba con gesto reflexivo.  Al fin, la menor de las Hunter le dijo con tono suave y casi hasta maternal.



-Estás lejos, muy lejos de aquí, tanto que, si en vez de acariciarte te estuviera pinchando con un cuchillo, no creo que pudieras percibir la diferencia.

-¿Por qué dices eso?- Quiso saber la israelí, devolviéndole una sorprendida mirada ahora.-



            Debbie sonrió para acariciar el rostro de su amante y añadir con tono seguro.



-La sigues amando ¿verdad? Y la echas mucho de menos…

-Sí.- Admitió su interlocutora.- Lo siento, no quise dar la impresión de ignorarte.

-No te preocupes, cuando hacemos el amor eso es lo último que pensaría.- Se rio ahora Debbie quién no obstante agregó algo más seriamente.- Me sucede lo mismo muchas veces, cuando pienso en Kerria. Han pasado muchos años y me he relacionado con bastantes mujeres, pero nunca ha sido igual. Por eso puedo comprenderte.

-Es solo que…- Suspiró la israelí incorporándose de la cama ahora.- Ya sabes. Esta vida no es lo que me gustaría ofrecerle a nadie. Tanta incertidumbre y riesgo, el peligro que conlleva. Si antes, cuando era piloto de combate, creí que eso era riesgo...-Suspiró con una leve sonrisa de ácida tristeza para remachar.- Aquello era como ir de paseo por el parque en comparación con lo de ahora.

-Por eso siempre estamos solos. Y me refiero a todo el grupo. En eso somos iguales.- Declaró su pareja.-

-Algunos como Kyle lo pasan incluso peor.- Comentó Sabra mirando a su contertulia ahora para afirmar.- Sé que ese pobre chico está colado por ti. Le encantaría estar en mi lugar ahora.

-Eso no es posible.- Musitó Debbie.- Y él lo sabe desde siempre.

-Seguro que sí, pero eso no le impide desearlo.- Añadió Sabra para alegar.- No puedes ordenar a tu corazón que ame a alguien de la misma manera que es imposible ordenarle que deje de hacerlo. Confía en mí. Sé muy bien de lo que hablo.



            Deborah asintió, tras incorporarse del lecho se sentó a su amante. Sabra le pasó un brazo tras los hombros, pero esta vez como una amiga haría con otra. Entonces la ex piloto añadió.



-No lo tomes a mal, pero es un buen chico y no quisiera hacerle sufrir. Me doy cuenta cuando nos mira y sabe que tú y yo tenemos algo más que una camaradería de grupo.

-¿Y qué podemos hacer?- Suspiró Debbie.- Somos personas adultas y tenemos derecho a vivir nuestras vidas, ¿no crees?

-Sí, pero tampoco quiero que tenga la cabeza en otra parte, como a veces me sucede a mí, si veo a alguna hermosa chica rubia de ojos verdes.- Sonrió Sabra con un deje de amargura.- Eso no es bueno para el trabajo.

-Lo comprendo.- Se resignó Debbie.- No es lo mismo que me vea intimar con alguna muchacha ajena a lo que hacemos. Esas van y vienen. Aunque realmente no tiene motivo para sentirse celoso de ti. No eres mi novia.

-Ya lo sé, soy solamente soy un entretenimiento, para las tardes aburridas. - Se sonrió Sabra con algo de humor.-

-¿Qué insinúas, que en vez de acostarnos juntas juguemos al ajedrez?- Se rio Debbie ahora.-

-No me atrevería a sugerir algo tan íntimo, pero quizás, a las damas no estaría mal.- Rio también su interlocutora.-



            Y tras mirarse divertidas, reír juntas y darse unos besos, Deborah asintió para declarar ya más seriamente.



-También me he fijado en cómo te mira a ti, Lawrence. No sé, es raro que no haya intentado propasarse.

-Ya le advertí que puedo resistir su sugestión.- Sonrió la ex militar.-

-Si él quisiera no podrías, créeme.- Afirmó su compañera dejándola perpleja.-

-¿Estás intentando decirme que…?- Se asombró su pareja.-

-No podría estar segura, menos con él. Pero quizás a su modo, se haya enamorado de ti.- Especuló Deborah.-

-¿Enamorarse de mí? ¿Lawrence?- Se rio Sabra afirmando en un intento por parecer divertida.- Yo nunca podría competir contra el amor que se tiene a sí mismo.

-De cualquier modo.- Sentenció Debbie ahora con un tinte de tristeza en su voz.- Tú y yo no nos amamos, solo buscamos refugio la una en la otra.

-Y es una suerte.- Convino Sabra.- Porque es difícil encontrar ese refugio en otra parte. Aunque quizás…este tipo de relación sea un pobre sustituto de la que ambas hubiésemos deseado tener, con las chicas a las que queríamos y todavía amamos.

-Bueno, dejémoslo en un bálsamo para cuando alguna necesite una fuerte dosis de afecto, después de un duro día de oficina.- Repuso su compañera.-

-Lo malo es que, pese a todo lo buena amante que eres, no lo siento real.- Suspiró Sabra.- Y perdóname Debbie, pero no quiero engañarme a mí misma más. Puede que algún día vuelva a enamorarme de otra mujer. Sin embargo, ahora no quiero crearme falsas ilusiones.

-Lo entiendo. Y me parece bien. No te preocupes. Y recuerda. Siempre tendrás en mí a una amiga con la que hablar. Eso sí podemos hacerlo sin crearnos falsas esperanzas. -Sentenció la menor de las Hunter.-



            La israelí asintió y las dos acordaron finalmente ser sencillamente eso, buenas compañeras e incluso amigas, pero sin volver a repetir aquello. Y en cuanto a su otro objetivo, al fin pudo conseguirlo. Atrapar a Marla fue lo mejor que hizo durante esos años…



-Ahora pagarás al fin por todo lo que has hecho.- Sonrió, cuando se la llevaron esposada.-



            Y aquello originó un juicio realmente duro y difícil en el que volvió a coincidir con una vieja amiga.



-Seguro que ella logrará que se haga justifica.- Pensaba Sabra con total seguridad.-…



            Por su parte Tracer y Sharon también decidieron cambiar de aires. Tras tanta lucha y peligro en Nature la joven se lo pensó mejor, solicitando regresar a la Tierra. Pero ella no quería dejar a Rick. El chico entonces lo meditó. No deseaba repetir la historia que le costó perder a Pennie. Sharon era una chica buena y le quería. Además, él iba cumpliendo años y comenzaba a desear estabilidad. Quizás no la amase como amó a su antigua novia, que ahora estaba casada y era madre de dos chicos. Él lo sabía desde que Penélope le enviara aquella invitación a su boda que ni tan siquiera contestó. Y es que Rick no quería verla en brazos de otro, y menos con la familia que ya tenía. La única manera de consolarse en lo posible quizás fuese fundando la suya propia. Por ello, tuvo que vencerse incluso a sí mismo y sus propias convicciones de años y llamar a sus padres. Al principio fue duro pero el ahora senador Jensen aceptó ayudarle en un par de cosas importantes. Y por si fuera poco, siendo un héroe todo era más fácil. Además, le ascendieron a comandante incluso tras su readmisión durante la crisis en Nature. Ahora podía definitivamente dejar el ejército y presentarse por el Estado de su progenitor que le confesó que ya estaba mayor y cansado cuando, tanto él como Sharon, fueron de visita a la Tierra. Así, durante una comida que fue mucho más cordial y tranquila que las de años precedentes, su padre le aseguraba.



-Hijo, si tu ocupases mi lugar nadie lo discutiría. Tendrías mi ayuda, mi consejo y el respaldo de todos lo que me han apoyado a mí durante tantos años.

-Quizás no sea mala idea, pero te advierto que no sé ni por dónde empezar en ese mundo.- Confesó Rick.-



            Su padre sonrió levemente, que su hijo acogiera su enésima propuesta para que se dedicase a la vida política no dejaba de sorprenderle. De modo que pudo replicar con tono despreocupado y bastante más afable del que solía.



-Tú sigue mis consejos y todo irá sobre ruedas.

-¿Y tú querida?- Quiso saber la madre del joven candidato en ciernes.- ¿Qué piensas?

-Bueno, en cualquier cosa que Rick desee hacer tendrá todo mi apoyo.- Sonrió la muchacha.- Y creo honestamente que si él pudiera influir desde un puesto en tal alta magistratura ayudaría a que el mundo fuera un lugar mejor. Luego ¿quién sabe? Quizás pueda llegar incluso más alto.



            El propio Tracer la miró perplejo. Sharon nunca había evidenciado ese pensamiento. Aunque el senador desde luego quedó encantado con esa réplica y asintió, afirmando con un entusiasmo que su hijo pocas veces había escuchado en él.



-¿Lo ves?. Sharon es una mujer realmente inteligente y con la mente centrada. Con alguien así a tu lado arrasarás en las primarias y seguramente que vencerás en el Estado. - Y añadió complacido y hasta con sentido del humor, mirando a la muchacha.- La verdad. No sé si presentarla a ella o a ti.

-Touché.- Suspiró Rick.-

-Por el momento con estar a su lado me es suficiente.- Sonrió apuradamente la joven.-

-En ese caso, un brindis.- Propuso John.- ¡Por mi sucesor y a buen seguro nuevo senador! ¡Mi hijo Rick! Y por su encantadora esposa…



Se produjo un breve e incómodo silencio. Sharon algo envarada tuvo que negar con tono apurado.



-Bueno, no estamos casados, señor Jensen…

-Pero eso no es nada que no se pueda arreglar.- Terció Rick, quién, sin que la chica se hubiera apercibido, se había levantado y aproximado hasta su silla.- ¿Verdad papá, mamá?- Agregó con tono de complicidad.-

-Desde luego hijo.- Sonrió Sophie.-



            Y para sorpresa y visible emoción de Sharon, el chico le ofrendó una cajita azul afelpada añadiendo con tono entre afectuoso, divertido y emotivo.



-Señorita Templeton. ¿Quiere usted casarse conmigo? Y que conste que no lo digo por la campaña electoral. Si me dices que sí, habré ganado el puesto más importante de mi vida, no importa lo que vote la gente. Tendré el cargo de ser tu esposo.



            Ella abrió esa pequeña caja para descubrir un anillo de oro con un diamante engastado en él. Apenas pudo contener las lágrimas cuando asintió para ser capaz de musitar un emocionado.



-Sí…



            Por una vez pudo romperse el protocolo en el salón de los Jensen. Rick se levantó tomando en brazos a su ahora prometida y la besó en los labios con los aplausos de fondo de sus padres quienes habían sido sus cómplices para preparar aquello desde el mismo momento en que su hijo se lo comentó. Tras aquello hicieron muchos planes y Sharon, entre otras cosas, le pidió que en la lista de invitados figurasen unas personas muy especiales para ella.



-Me encantaría que mis señoritas de la guardería, las que me salvaron de esos demonios, pudieran asistir a la boda.

-Por supuesto cariño.- Sonrió él, recordándole además a su ya prometida.- Y por si fuera poco  una de ellas es la madre de mi viejo amigo Leval. A él y a su familia también les invitaremos. Y a Mazoui, que está casado con la hija de Ian Masters. ¡Imagina que regalo nos podrían hacer!



            Sharon se rio de lo que sabía era una broma más de su novio. ¡Cómo si la familia de él no tuviera dinero! Asintió desde luego, añadiendo a su vez.



-¿Y qué hay de ese amigo tuyo, Mullins?

-Por supuesto que invitaré al viejo Tim y a su marido, ¡ja, ja! - Se rio Tracer añadiendo con humor.- A lo mejor hasta le encargo el discurso. No dudo que sería genialmente conciso. A buen seguro que diría, ¡felicidades!, y ya está.



            Y ambos se rieron abrazados. Los meses pasaron y la boda se celebró. Afortunadamente los invitados pudieron asistir todos. Tras saludar a amigos entrañables como Leval, Amatista, Mazoui, Satory y sus hijos, Mullins y su esposo, los recién casados fueron recorriendo las mesas de los invitados para agradecerles su presencia. Por su lado, Sharon se reencontró muy feliz con esas dos antiguas maestras suyas a quienes abrazó muy emocionada. Todo fue realmente bien. Allí estaban en el salón del banquete, charlando con animación y nostalgia.



-¡Señorita Connie, señorita Bertie!- Exclamó la chica ante esas dos perplejas mujeres.-

-Vaya.- Sonrió Bertie, dedicándole una cariñosa mirada para declarar.- Cuando nos llegó tu invitación al principio no supimos quien eras. Mi marido hasta llegó a decir que debía tratarse de un error. Pero luego, tras ver el video que enviaste con las invitaciones nos acordamos enseguida.



            Sharon las escuchaba con interés, mirándolas con auténtica ternura y devoción. Sus antiguas señoritas de guardería estaban algo mayores pero conservaban buena parte de su belleza. También vio al guerrero dorado, un hombre asimismo de edad madura ya, más corpulento de lo que ella recordaba. Y al esposo de la señorita Connie, que era el señor Rodney. Se acordaba bien de como él, espada en mano, luchó también contra esos malvados demonios. Ahora su pelo era entre cano y gris en vez de moreno, pero sus ojos azules seguían siendo inquisitivos y llenos de bondad. Aunque parecía estar algo desconcertado. También les dio un sentido abrazo a ambos.



-¡Vaya con la pequeña Sharon!- Sonrió Roy Malden acariciando el mentón de la joven.- Acabo de saludar a tus padres. Celebro que sigan bien.

-Gracias a usted que los trajo de vuelta. Cambió mi vida. Todos ustedes lo hicieron.- Se emocionó la chica.-

-Todo eso tenía que suceder, por así decirlo estaba escrito.- Comentó enigmáticamente el señor Rodney.-

-Tú siempre tan existencial, ¡paleto de Kansas! - Se rio su amigo Roy palmeándole la espalda.- Anda, dejemos a la chica que disfrute de su boda y vayamos nosotros a disfrutar de los canapés.



            Y dicho esto, ambos la saludaron una vez más con mucha gentileza dejándola con Beruche y Cooan.



-Estás preciosa, cariño.- Sonrió Bertie mirándola detenidamente y musitar con añoranza.- La pequeña Sharon…¡cómo pasa el tiempo!

-Sí, recuerdo cómo te diste cuenta de quienes éramos y como me quitaste el antifaz.- Sonrió Cooan.-

- Todavía no puedo creerlo. Ustedes eran las justicieras.- Sonrió la muchacha no sin sentirse aun algo azorada.-

-Ese honor ha pasado a otra generación ya.- Repuso Bertie.- Para nosotras llegó la hora de descansar y disfrutar de nuestros nietos.

-Mi hermana tiene razón, ya hicimos todo lo que debíamos. Aunque siempre estaremos aquí para echar una mano a nuestras familias cuando lo necesiten.- Añadió Cooan.-

-Ustedes fueron como ángeles de la guarda para mí. ¡Me salvaron y me devolvieron a mis padres! ¡No sé cómo podría agradecérselo! - Sollozó la emocionada chica.-

-No, cielo, no nos debes nada. Hicimos lo que debíamos hacer.- Sonrió cálidamente Beruche para sentenciar.- Ahora procura ser muy feliz. Porque el tiempo pasa muy rápido, querida.

-Sí. Lo sabemos muy bien.- Convino Cooan con igual simpatía.-



Por su parte, Rick había estado escuchando aquella conversación, fue saludado por esas dos mujeres y con mucho respeto, e incluso admiración, comentó.



-Siendo ustedes las madres de Leval, Kerria, Alan, Lance e Idina, cualquier cosa que nos digan irá a misa para nosotros. Ahora comprendo cómo sus hijos son todos tan magníficos. Es natural. Al haber sido educados por ustedes.

-Muchas gracias, muchacho.- Sonrió Beruche.- Tú pareces ser fantástico también.

-Y ahora tienes lo más hermoso que se pueda tener, una familia propia e ilusión por el futuro. Trata de mantenerla siempre.- Le aconsejó afablemente Cooan.-



El aludido asintió, besando las manos de ambas señoras con gran deferencia, después se acercó entonces para, con un tono de respeto y admiración poco habituales en él, dirigirse a esos dos hombres que eran los esposos de aquellas insignes invitadas.



-Es para nosotros un gran honor que haya aceptado  la invitación a nuestra boda. Señor Rodney, señor Malden. Mi esposa hablaba maravillas de ustedes.

-Gracias muchacho, pero habiendo comida gratis vamos a donde nos inviten. ¿Verdad Tommy?- Se rio Roy guiñándole un ojo a sus interlocutores.-

-Eso es verdad.- Se sonrió su amigo con tono divertido.-



            Rick se rio también. Desde luego el padre de Roy era como él mismo. Un bromista impenitente. Aunque el joven siguió hablando con tono serio para decirle precisamente a sus invitados.



-Señor Malden. Su hijo es alguien realmente sobresaliente. Su sobrino Mazoui también. Y ambos me contaron que todo se lo deben a usted por su entrenamiento, y a usted, señor Rodney por sus enseñanzas. También conozco a sus dos hijos, Alan y Lance, son también personas fuera de lo común. No les llego ni a la suela de los zapatos a ninguno.

-Tú eres un buen muchacho también. Ellos te aprecian mucho.- Afirmó Tom devolviéndole la cortesía y agregando con visible aprobación.- Y no te hagas de menos, sé que eres un tipo formidable, valiente y honrado.

-Y hasta tienes sentido del humor. Eso me lo ha dicho mi hijo Leval.- Intervino Roy añadiendo con más afecto, a modo de recomendación paternal.- Ahora tienes también una esposa preciosa. Y  si quieres un consejo, de quienes sabemos lo que es el ajetreo, como tú mismo lo has experimentado, trata de vivir una vida tranquila y sin más sobresaltos.

-Sí, algo me dice que ya has cumplido con creces tu papel.- Agregó Tom con ese tinte de misterio que Rick recordaba también en Lance.- Ahora disfruta de tu recompensa.



            El joven no llegaba a comprender del todo esas palabras aunque asintió. Esos dos hombres debían de ser muy sabios además de importantes. Sobre todo el señor Rodney quien, habiendo sido maestro de Mazoui, y padre de Lance, a buen seguro sabría muy bien de lo que hablaba. Por lo que decidió hacerles caso.



-Lo hice y fue una magnífica decisión.- Se decía ahora Rick, algunos años más tarde, siendo ya senador electo y con su esposa esperando su primer hijo.-



            Hubo otros que también retornaron a la Tierra. Al menos al poco tiempo de tener lugar aquella sangrienta batalla, y para su desgracia lo hicieron en peores circunstancias. Algunos siguieron en Nature tratando de superar aquello sin lograrlo. Por ejemplo, Brenda estaba rota. No podía decirles a sus padres lo sucedido. ¿Qué sentido tendría?. Si al menos Celia hubiese vuelto con ella… Pero no iba a hacer que sus padres volvieran a experimentar el terrible sufrimiento de perder a su hija de nuevo. Al poco tiempo la joven se dio a la bebida aún más que antes. Se sentía abrumada por el pesar y la culpa y había ido despreciándose cada vez más a sí misma. De hecho, ya nada le importaba. Al menos Bai Chen, que sí estaba plenamente recobrada de su amarga experiencia, se ocupaba de todo. Pese a su altanería del pasado, Bai, apenada y muy preocupada por Brenda, sobre todo cuando esta presentó su renuncia, avisó a la señora Deveraux. La propia Esmeralda acudió una vez más a Nature para ver a esa desgraciada. Ahora, esos informes que había olvidado, curiosamente retornaron a su memoria. Tuvo que ir a la sede de modas Deveraux aunque Brenda no estaba allí. En su lugar fue Bai Chen quien la recibió. Una vez en el despacho de la encargada, la directora en funciones de la sede de Nature, explicó a su jefa.



-Verá, señora Deveraux. Brenda me tiene muy preocupada. Está destrozada. ¡Pobre mujer!

-¿Qué le ha pasado?- Quiso saber Esmeralda.-



            Su contertulia le contó lo poco que sabía, al parecer su hermana gemela no había muerto, estuvo capturada por los Arcoily, la raza de invasores que atacó el planeta. Sin embargo, logró liberarse y esta vez sí dio su vida para ayudar a defender Nature.



-Al poco de eso, Brenda vino un día y me entregó un pendrive con documentos y pruebas de parte del dinero que había desviado. Fue cuando me entregó su renuncia, esa que le envié a usted. - Remachó la muchacha.-

-Entiendo.- Suspiró su jefa con gesto pensativo.-



            Eso confirmó todas sus sospechas y las pruebas que tenía. Aunque Bai Chen añadió, en defensa de su ex encargada.



-Vendió su casa y me dio un cheque para cubrir lo que había tomado.- Le contó.- Aun así, quedan cientos de miles de créditos por devolver.

-¿Dónde está esa chica ahora?- Quiso saber Esmeralda.-

-No tengo ni idea, creo que vagaba de albergue en albergue.- Repuso con tono profundamente apenado la oriental, añadiendo llena de tristeza.- Le ofrecí al menos poder quedarse aquí a dormir, pero se negó.

-Eso no puede continuar.- Repuso Esmeralda afirmando con franqueza.- Mira, al principio había estado pensando en denunciarla y que la procesaran por estafa y robo. Pero… creo que ya ha sufrido demasiado castigo. En el fondo nunca fue una mala chica. Únicamente no fue capaz de discernir el camino adecuado y fue demasiado impaciente. Era buena modelo pero no tenía el suficiente nivel como para ser de las mejores. Creo que en su corazón lo supo siempre y eso la amargó. Después pasó lo de su hermana. Entonces cometí un grave error. Quise enviarla a Nature en parte para que pudiera despedirse de ella y sus recuerdos. Pero, en vez de eso, se desvió, perdió el rumbo, y quedó expuesta a tentaciones fáciles. Bueno, aquello ya pasó. No puede cambiarse pero te diré lo que vamos a hacer ahora. Si estás conmigo, la buscaremos, la encontraremos y….



            Bai Chen asintió, incluso con alguna lágrima de emoción al oír la idea de su jefa. Así pues ambas se pusieron manos a la obra. Esmeralda tenía buenos contactos e influencias, le fue sencillo averiguar el paradero de esa chica. Así, la señora Deveraux se puso en camino junto con su nueva encargada para ver a esa infeliz. Tras recorrer algunas zonas complicadas de la parte más precaria de la ciudad, llegaron a un pequeño albergue. Las personas que se ocupaban del mismo quedaron sorprendidas al ver la holo foto que Bai les mostró.



-Pues sí. - Admitió una mujer algo mayor ya, al ver la imagen de Brenda, tan elegante y arreglada en aquella proyección.- Es ella, aunque desde luego la pobre chica no está así de bien ahora.

-¿Podría indicarnos donde se encuentra? Por favor.- Solicitó Esmeralda.-



            Su interlocutora asintió, llevándolas al interior de una sala con algunas camas y sofás. La mayoría viejos, desgastados e incómodos. El olor tampoco era agradable. Aunque dejaron eso a un lado al ver a la joven. Hasta la propia Esmeralda quedó impactada. Brenda estaba mal vestida con una ropa ya sucia y rota, su pelo despeinado y lacio le tapaba media cara y aferraba una botella que parecía ser de vino, en su mano derecha. En un primer momento la muchacha ni reparó en ellas. Tenía una mirada perdida hacia ninguna parte. Fue su jefa quien quiso llamar su atención acercándose para ponerse en su campo visual.



-Brenda. Soy yo, Esmeralda.



            Al principio la interpelada no respondió, luego finalmente musitó con voz cansada y llena de amargura.



-No puedo darle nada más, no me queda nada…

-No he venido a eso.- Contestó la señora Deveraux con el tono más amable que pudo, anunciándole.- Quiero sacarte de aquí.

-Estoy donde debo estar.- Suspiró la joven dando otro trago a lo poco que le quedaba en esa botella al tiempo que sentenciaba.- La basura debe quedarse en el vertedero…



            Bai Chen y Esmeralda se miraron con evidente preocupación. Esa chica no estaba nada bien. La veterana propietaria había vivido muchas cosas y tenía una gran experiencia para saber detectar los engaños y podía percibir de inmediato que el tono de esa muchacha, que ahora rayaba en la auto condena y el total desespero, nada tenía que ver con su pasada arrogancia. De modo que, suave pero enérgicamente a la vez, le ordenó.



-Brenda, mírame…



            Aunque la joven sollozaba ahora con apenas un murmullo, gimiendo desolada.



-¡No soy capaz de mirarla a la cara, señora Deveraux!



            Bai Chen tuvo que alejarse un poco para que sus lágrimas no fueran vistas por su ex jefa. Entre tanto, Esmeralda insistió con voz serena.



-Nada de lo que has hecho, por malo que hayas creído que fuera, justifica que estés así. Y no lo digo porque me des pena, sabes que siempre soy sincera. Descubrí tus actividades y estaba dispuesta a castigarte pero…también sé que has devuelto todo lo que has podido. Y ahora me preocupas más tú que ninguna otra cosa. No puedes terminar tu vida así.



            Al fin la muchacha se atrevió a elevar un poco la vista y pudo susurrar entre lágrimas de dolor.



-Volví a perder a Celia. Pero al menos ella se arrepintió de sus errores y estuvo dispuesta a pagar por ellos. No seré menos que mi hermana. Merezco vivir en el Infierno y espero que, dentro de poco, al menos, pueda reunirme con ella, donde quiera que esté. Usted no puede comprenderlo, señora Deveraux…no tiene idea de lo que es vivir en una constante agonía, llena de dolor y de remordimiento.



            Esmeralda movió la cabeza y acarició las mejillas de esa muchacha, tratando de enjugarle las lágrimas con un pañuelo al tiempo que respondía con suavidad.



-Te equivocas, niña. Sé muy bien lo que es estar en el Infierno. Te lo puedo asegurar. Creer que tus crímenes han sido tan terribles que no mereces ni el perdón, ni el amor de nadie. No saber cómo pagar por tus culpas. Pero créeme. La solución no está en morir en vida. Está en intentar levantarse y comenzar de nuevo. Brenda. Tienes unos padres que te quieren, y podrías tener amigos y personas que estuvieran a tu lado para ayudarte a superar esto si las dejases.



            Aunque la joven parecía no oír aquellas palabras de consuelo, o al menos entenderlas en otro sentido cuando replicó.



-Solo le pido que no me envíe a la cárcel para que mis padres no se enteren. No quiero que sufran más. - Gimió la destrozada chica.- Se lo suplico, ¡déjeme aquí!



            Esmeralda la miró con una profunda conmiseración reflejada en sus pupilas. Movió levemente la cabeza. Se daba cuenta que tendría que ser más enérgica o perdería a esa desgraciada.



-¡Óyeme bien! También soy madre y no desearía ver a mi propia hija en este estado. No temas. No te voy a enviar a la cárcel.- Le aseguró su jefa llena de compasión hacia ella, aunque agregando con más determinación.- Pero sí a una clínica. ¿Quieres evitar que tus padres vuelvan a sufrir? Pues entonces que no pierdan a la hija que les queda. Tienes que eliminar esa dependencia del alcohol. Será duro pero eres joven, fuerte y debes ser una luchadora. En modas Deveraux  subvencionamos terapias para tratar adicciones y luego programas de rehabilitación. Te prometo que, si eres capaz de someterte a eso, cuando estés totalmente reestablecida no te faltará un puesto en mi empresa. Olvidaré todo lo pasado y no me deberás ningún dinero. ¿Me oyes, niña?



            La chica no daba la impresión de haber escuchado nada. Quizás perdida en sus propios y dolorosos pensamientos como estaba. Al fin, Esmeralda añadió, incluso con tono más severo.



-¿Acaso crees que si tu hermana pudiera verte estaría feliz de encontrarte así? ¿Piensas que hubiera deseado esto para ti? Seguro que se sacrificó para que tú y otras muchas personas tuvierais la oportunidad de otro comienzo y de una vida feliz. ¿Vas a hacer que su muerte haya sido inútil?... Si es así, no me gustaría estar en tu lugar cuando te llegue la hora y vuelvas a verla en el Más Allá. Y te lo aseguro, hijita, eso pasará. Tarde o temprano todos tendremos que rendir cuentas.



            Esas contundentes palabras sí que hicieron mella en Brenda quien miró a su jefa ahora con incredulidad e incluso temor, para balbucear casi dando la impresión de que había perdido del todo su razón.



-No, no quiero que ella me desprecie…¡Por favor! No le diga nada…

-Se fuerte.- La animó su interlocutora.- Sal de aquí y sal de esto. Te ayudaré, tienes mi palabra. Y después serás tú quien ayudarás a otras. ¿Qué me dices? ¿Puedo contar contigo? ¿Puedo confiar en ti?



            Y finalmente Brenda asintió, llorando y suspirando, para replicar.



-Sí, ahora sí, se lo juro…

-Te creo, niña. Ahora sí que te creo. - Le sonrió Esmeralda quién hizo una seña a Bai Chen para que la ayudase a incorporar a la debilitada joven.- Anda, vámonos de aquí.



            Entre ambas pudieron a duras penas prestar apoyo a Brenda para levantarse y caminar hasta la calle. Antes de irse Esmeralda tomó nota de aquel lugar para dar orden a su banco de que enviase una donación de varios miles de créditos. Quizá así los pobres desgraciados que allí se refugiaban tuvieran unas mejores condiciones de vida. Desgraciadamente no podría auxiliar a todos, sin embargo esperaba tener éxito al menos con esa pobre desdichada. Al fin llegaron hasta el taxi deslizador que las aguardaba y la diseñadora le indicó a Bai en cuanto subieron a Brenda en él.



-Iremos a un apartamento de la Casa Deveraux aquí. Después de bañar a esta chica llamaremos a un médico para que la examine. Contrataré a alguna enfermera y personal cualificado para que velen por ella hasta que esté lo bastante reestablecida como para viajar a la Tierra. Por mi parte debo volver ya allí. Te encomiendo su cuidado y te confirmo como nueva responsable de Modas Deveraux en Nature, con el puesto de directora. ¿Aceptas?

-Por supuesto, señora. Es para mí un gran honor. - Asintió la modelo entre agradecida y llena de responsabilidad.-

-Sé que te gustaría desfilar en la Tierra y ten por seguro que, en cuanto pueda enviarte un reemplazo, te llamaré de vuelta allí. Te lo has ganado Bai Chen. Has sido digna de toda la confianza que deposité en ti. Ahora te ruego que tengas un poco más de paciencia, quizás en un año más eso sea posible.

-Señora, normalmente la paciencia es algo que en mi cultura estamos acostumbrados a cultivar. Se debe dar tiempo a la cosecha para que germine y de frutos. Ahora estoy más preocupada por Brenda que por otra cosa.- Afirmó la joven, observando a su ex encargada con visible y genuina piedad.-



            Esmeralda sonrió posando una de sus manos sobre las de esa chica. Sabía que podía contar con ella. De ese modo llevaron a Brenda a una de las casas de modelos que estaba libre. Y todo fue tal y como la diseñadora le comentó a Bai. Al fin, tras un año y medio, llegó de la Tierra un reemplazo tan capaz con la oriental. Y no vino sola.



-Sí.- Pensaba la sustituta de Bai Chen, justo antes de verse con ella para recibir el testigo.- Me pasa lo mismo que a la pobre Brenda, pero haciendo el camino inverso. Vengo a Nature para alejarme de lo que pasó en la Tierra.



            Y es que la modelo y actriz volvió deseando instalarse en su antiguo hogar. Olvidar aquellas traumáticas experiencias y rehacer su vida con la persona a la que amaba. Ahora, con la perspectiva del tiempo, recordaba casi todo lo vivido con un sentimiento agridulce. Exceptuando los últimos meses que fueron realmente terribles. De algunas cosas no se había atrevido a hablar con Mei Ling. Y en parte eso la hacía sentir culpable dado que su pareja sí le puso al corriente de todas sus increíbles peripecias. En cuanto a ella, ¿qué podía decir? Al menos logró ser muy famosa y cotizada sí, pero ¡a qué precio!... Durante su viaje de regreso junto a su novia ambas lo rememoraron. Sonia de vez en cuando miraba con tristeza por la ventanilla de la nave. Mei Ling enseguida lo notaba y le daba una afectuosa mano que la actriz estrechaba entre las suyas.



-No pudiste hacer nada.- La animaba la oriental dando por supuesta la causa del pesar de su novia.- Y pese a todo lo intentaste.

-Lo sé, pero eso no hace que me sienta mejor.- Suspiró la española.-



            Y es que todo estaba relacionado. Las cosas se fueron preparando años antes incluso. Al poco de llegar a la Tierra, Ben y ella siguieron promocionando esa película que iban a protagonizar y de paso, dando pie a que todo el mundo pensara que vivían un idilio. Siempre sonrientes, juntos, muchas veces abrazados. Posando para los fotógrafos y saliendo en televisión. Luego el rodaje y los viajes por varios países para publicitar el estreno. Aquello casi fue lo menos duro. Una película con guion flojo que no tuvo la acogida esperada. Aunque ella se salvó de la crítica.  Estando junto con Percie, en la casa del actor, aquel agente y novio de Ben, leía los comentarios sobre ella.



-Sonia Calderón firma una interpretación creíble y con matices.- Afirmó con tono amable.-

-Sí.- Suspiró Ben quien añadió, al hilo de ese mismo artículo.- Y continúa. En un mediocre film con trama previsible en donde Crew vuelve a hacer de sí mismo. Otro producto más de la factoría para uso y consumo de sus jóvenes fans.

-No te ponen mal.- Le animó Sonia.- Hacer de ti mismo es un papel magnífico.

-En la Tierra siempre han sido mucho más exigentes.- Intervino Percie acariciando el rostro de su pareja.- No lo tomes como algo personal.

-Quizás debí quedarme en Nature.- Sonrió levemente Ben.- Firmando holo autógrafos para las jovencitas.

-No digas eso. Eres un estupendo actor.- Afirmó Sonia.-



            Al tiempo que la chica declaraba aquello Percie besó los labios de su pareja y Ben le devolvió un beso algo más apasionado. La joven se sonrió, aunque su mirada translucía tristeza.



-Perdón.- Se excusó de inmediato el actor.-

-No, no tienes porqué disculparte.- Repuso ella.-

-¿Has sabido algo de Mei Ling?- Se interesó Percie.-

-No. No sé nada.- Suspiró Sonia.- Supongo que estará bien. Quizás algo dolida por mi marcha.

-Llámala. Trata de conectar con ella enviando un holo mensaje.- Sugirió Ben.-

-Le he mandado un par de ellos, pero no me ha respondido.- Musitó la muchacha con evidente pesar en su tono.-



            Tanto Ben como Percie se miraron apenados por su amiga. De hecho, ambos parecían apreciarla mucho. Eran además conscientes del sacrificio que ella hacía.



-Por lo menos volviste a estar conmigo.- Le dijo Sonia a su pareja saliendo de esos recuerdos.-

-Y eso me hizo muy feliz. Fui afortunada de tener a personas tan formidables luchando por traerme de vuelta a la vida. Pero fue una verdadera desgracia lo que le ocurrió luego a Ben.- Afirmó la oriental.- No merecía algo así.



Su interlocutora no respondió, pasó un rato y las dos muchachas iban conversando ahora sobre temas triviales cuando Sonia se sintió indispuesta.



-Quizás sea que esta nave se mueve un poco.- Conjeturó Mei Ling añadiendo no obstante, sin dejar de mirar a su pareja. - ¿Quieres que te acompañe?

-No te preocupes, no es tan terrible.- Sonrió al muchacha.- Discúlpame un momento. Ahora vuelvo.



            Su novia asintió, Sonia se encaminó al baño. Allí sufrió arcadas. Vomitó un poco y tras respirar hondo y lavarse, se encontró mejor.



-Bueno, nunca me gustaron estos viajes, siempre lo he pasado mal.- Pensó en tanto regresaba a su asiento. -

-No queda mucho ya para llegar a Nature.- La animó Mei Ling.-



Sonia asintió y tras disculparse con su novia quiso dormir un poco. Durante su sueño recordó aquello. Sobre todo una cosa que sería fundamental para su vida y la de Mei Ling. Ocurrió al poco de la muerte de Ben. La joven quedó muy sorprendida cuando Percie, aun sin recobrarse de aquella tragedia, le ofreció.



-Yo no creo que pueda cumplir mi sueño, pero, si te sirve, él dejo congelado algo.

-¿Algo de qué?- Quiso saber ella sin comprender.-

-Su esperma.- Suspiró el pobre hombre, con ojos llorosos, para desvelar.- Era por si algún día, los dos, ya sabes. Hubiéramos podido formar una familia. A veces lo hablábamos, cuando se retirase, poder subrogar a una mujer...

-¿Un vientre de alquiler?- Se sorprendió ella, mirándole atónita.-

-Puede que algún día, tu novia y tú queráis tener un hijo.- Especuló Percie.- Si eso fuera así, ojalá que utilizaseis el semen que Ben donó.



            Sonia le miró emocionada, no sabía qué decir. Al fin abrazó a ese desdichado y ambos lloraron. La joven modelo, tras separarse de él, sonrió animosa asintiendo para rematar.



-Si algún día me decidiese a tener un bebé, no podría imaginar un mejor padre que él. Muchas gracias Percie, sí, me gustaría. De hecho, deseo irme cuanto antes de aquí, volver a Nature. Allí también hay paparazis y periodistas sin escrúpulos. Así como cada vez más intolerantes. Pero al menos es tranquilo y mi pareja podría trabajar más cómodamente con sus compañeras de antes.

-Hacedlo, sed felices y huid de este mundo tan cruel.- Sollozó su interlocutor.-

-Lo haré, pero antes convocaré una rueda de prensa. Ya tengo muchas ganas de decir a todos esos hipócritas lo que pienso de ellos.- Repuso la chica, ahora con más tono de indignación. –

-Ten mucho cuidado, por favor.- Le pidió Percie.-

-Ya no debes temer, no dañaré la memoria de ben.- Le aseguró ella.-



            Aunque un amigo movió la cabeza y todavía entre lágrimas, le avisó.



-No me refiero a él, sino a ti. Por favor, ten cuidado. Hay gentes a las que no conviene tener por enemigos.

-Diré la verdad. Eso nadie me lo podrá reprochar.- Sentenció ella.-



            Y a fe que no se recató en hacerlo. Tildando de crueles y falsos a todos los que habían atacado a Ben desde que aquellas imágenes se hicieran públicas. Acusando a esos malvados sectarios ante la opinión pública. Levantó mucho revuelo sí. Pero la mayor parte de la gente no la creyó o no quiso hacerlo. Todo comenzó cuando su ex novio Rafa la chantajeó. Sonia lloró mucho cuando aquello pasó. Se culpaba en parte de lo sucedido. Ese individuo tan machista como posesivo, jamás admitió que ella le dejase. Esa pesadilla empezó un par de meses antes de la muerte de Ben. Entonces nada hacía presagiar aquello. Estaban en el momento álgido de su fama como pareja. Sonia había terminado una sesión de fotos con su compañero de rodaje y salía tras firmar algunos autógrafos. Estaban en el país natal de la joven promocionando la película. Los dos se disponían a salir de un cine cuando, entre el nutrido público, la muchacha escuchó una voz familiar que la llamaba en su idioma materno.



-Sonia, soy yo... Rafa.- Escuchó viendo a un tipo de pelo moreno, bronceado y alto que agitaba las manos.-



            La chica no supo que hacer, aunque llevada por el deseo de arreglar la turbia forma de despedirse que tuvieron, se aproximó a él.



-No esperaba verte por aquí.

-Sí, ya me lo imaginaba, pero recuerda que soy tu mayor fan.- Se sonrió él.-



            Ella se aproximó algo más, lo justo como para que ese cerdo entonces le susurrase.



-Y tengo algunas fotos y videos nuestros. Ya sabes, de cuando tú y yo lo pasábamos bien en mi casa. Me pregunto cuanto valdrán ahora que eres tan popular, sobre todo con los niños y adolescentes.



            La aludida se quedó tan pálida que el propio Ben se aproximó mirándola con inquietud. Los miembros de seguridad apartaban a los fans y curiosos. El actor pese a todo firmó algunos autógrafos a su paso y en cuanto al fin pudo, le susurró a la chica.



-¿Te encuentras bien?

-Sí.- Musitó ésta, indicándole entonces.- Estaba saludando a un viejo conocido.

-Su ex, para ser exactos, amigo.- Se presentó ese individuo hablando un aceptable inglés.- Rafael Noriega. Estábamos quedando para vernos un día, e intercambiar algunos recuerdos. Cosas que ella se dejó por casa. ¿Verdad Sonia?

-Sí, claro.- Musitó ella ante la atónita mirada de Ben.-

-Mi dirección.- Le informó Rafa pasándole una tarjeta.- Nos veremos allí, cariño. Un placer conocerle, amigo. Hacen ustedes muy buena pareja...-remató con una sorna que pasó desapercibida a su interlocutor.-



            Y es que, ajeno a lo que realmente sucedía, Ben asintió dándole las gracias, aunque con su atención más enfocada a otros fans que pugnaban por acercarse a él y a su compañera de reparto. Ésta sin embargo se había quedado clavada en el sitio. Al final reaccionó y tanto ella como el actor se fueron a su camerino una vez que ese tipo se alejó perdiéndose entre el gentío.



-¿Qué te pasa, Sonia?- Te veo pálida.- Inquirió el muchacho con inquietud.-

-Estoy bien, será el cansancio.- Repuso ella tratando de restarle importancia.- Llevamos mucho tiempo de giras.

-Espero que te recobres enseguida.- Asintió el joven, dándole la razón.- Este ritmo es excesivo, pero al menos verás a tu novia pronto.- Sonrió más animoso intentando recordar.- Eso me comentaste hace poco, ¿verdad?

-Sí, Mei Ling pidió una excedencia para venir a la Tierra.- Respondió Sonia alegrando su expresión.- Al fin pudo contactar conmigo. Han pasado muchas cosas en Nature, dijo que no quería contármelas por video conferencia. Llegará en unos pocos días. Estoy muy ilusionada de volverla a ver.

-Me alegro mucho por ti, y bueno, por las dos.- Afirmó Ben.- Merecéis estar juntas y disfrutar de vuestra relación. Y además, ya me sentía culpable.

-¿Tú, por qué?- Se sorprendió la chica.-

-Porque por mi causa has estado apartada de ella.- Repuso el actor, añadiendo.- En cambio, Percie y yo hemos estado juntos. Aunque sea a escondidas, manteniendo las apariencias. Pero al menos nos hemos tenido el uno al otro.

-No tienes nada de que culparte.- Le sonrió amablemente ella.- Al contrario, Percie y tú sois como unos hermanos mayores. Me habéis ayudado y protegido en este mundo que es nuevo para mí.- Remachó la modelo con visible agradecimiento. -

-Ha sido un placer, hermanita.- Sonrió Ben posando una mano sobre el hombro izquierdo de la chica. - Anda, ahora vámonos.



            Sonia asintió sonriendo a su vez, ese hombre siempre sabía cómo hacer que se sintiera mejor. Era cierto que, tras tanto tiempo juntos, entre rodajes, viajes y actividades en común, habían desarrollado una afinidad fraternal. Ninguno desde luego hubiera pensado en nada más. Aunque claro, de vez en cuando y delante de la prensa o los fans se daban la mano o se miraban con exageradas dosis de afecto. Quizás hasta un furtivo beso en los labios. Sin embargo, era parte de su actuación. Si bien nunca admitían abiertamente esa presunta relación. Fue lo más inteligente, sin siquiera preguntar todo el mundo asumía que ambos eran pareja o que mantenían un romance ¡Si la gente supiera la verdad! Por ello, Sonia se alegraba de poder contar con alguien que no solamente la comprendía bien, sino que estaba en su misma situación. Y ahora, cuando Mei Ling llegara, todo sería aún mejor. Podrían salir los cuatro y fingir como en Nature, que Percie era el novio de la oriental y que ambos les acompañaban en alguna salida de parejas. Lo único que le preocupaba ahora era la repentina aparición de su exnovio. Por propia experiencia sabía lo rastrero y canalla que podía llegar a ser.



-Solo espero que no tenga nada, o que lo que sea que quiera se lo pueda pagar.- Suspiró la chica.-



            Y aunque no le apetecía en absoluto miró aquella tarjeta encontrando un número de teléfono. Tras mantener una breve lucha interna al fin se decidió a llamar. Tras algunos tonos escuchó la voz de Rafa.



-Me alegra que hayas llamado tan pronto.- Saludó él con tinte jovial.-

-Dime cuando podemos vernos para arreglar las cosas.- Le pidió abruptamente Sonia.-

-Eso suena bien, ¿ya te has cansado de ese guaperas?- Se burló él.-

-Ya sabes a lo que me refiero.- Replicó la chica con un tono más molesto ahora.-

-En la siguiente dirección.- Le indicó él, ya sin ese tono de chanza anterior.-



            Sonia tomó buena nota mental de eso y colgó. Estando en Barcelona, su ciudad natal, conocía bien las comunicaciones. Algo desarreglada y con gafas de sol, podía viajar en el metro o el bus sin ser reconocida. Así lo hizo llegando a un apartamento en la Diagonal. Allí subió al piso que le indicara su ex novio. Con el corazón palpitándole deprisa llamó a la puerta. Al cabo de unos instantes Rafa abrió. Vestía un simple pantalón corto y en su torso desnudo solo colgaba una cadenita de oro que sujetó con una mano mostrándola a su interlocutora.



-¿Te acuerdas?- Le preguntó a la muchacha.- Me la regalaste tú.



            Cuando ella asintió, el individuo se apartó haciéndole una indicación para que entrase, Sonia lo hizo. Pasaron a un salón que tenía apenas un sofá y dos sillas con una desvencijada mesa.



-¿Quieres tomar algo?- Ofreció Rafa con tono afable.-

-No, gracias.- Replicó secamente ella.- Dime, ¿qué es lo que quieres?- Agregó de modo contundente. -



            Su contertulio se paseó un poco por el salón, dejando que ella le observase ir de un lado a otro, en tanto respondía.



-Esa es una buena pregunta. Verás, cariño. Hace no mucho tiempo, hubiera deseado simplemente que volvieses a mi lado. Me dejaste muy jodido. ¿Sabes?

-Lo siento.- Repuso la aludida, esgrimiendo a su vez.- Pero tú querías tenerme como si de una esclava se tratara, Y yo quería poder vivir mi vida.

-Ya, ya.- La cortó él.- Mira, éramos muy jóvenes y nos queríamos. Eso seguro. Pero tuviste que presentarte a ese concurso ridículo de modas Deveraux.

-Por favor, Rafa.- Le pidió ella tratando de ser paciente.- Eso ya es agua pasada.

-Es verdad.- Admitió él quién, a renglón seguido añadió, casi con regocijo.- Y el agua pasada no mueve molino. Pero esto que tenemos ahora sí que lo hará. Mira...



            Y sin dejar de sonreír, sacó un teléfono móvil en donde le mostraba algunas fotografías suyas. Siendo ella casi una adolescente. En ellas Sonia aparecía muy ligera de ropa. Para su vergüenza recordaba aquello. Cuando los dos  empezaron a salir. Esas fiestas con borrachera y sexo. Al menos él siempre usaba protección. Pero ella aparecía mostrando sus pechos y casi todo lo demás.



-Es una foto muy artística, seguro que iban a darme muchos likes.- Se sonrió Rafael.-



            Suspirando resignada, Sonia hizo ademán de sacar su teléfono en tanto le preguntaba.



-¿Cuánto quieres por esa foto?



            Sin embargo, no esperaba que Rafa se echara a reír. Aquello la inquieto aún más si cabía. El tipo, con expresión divertida, movió la cabeza y entonces declaró.



-Sonia, cariño, esa foto te la regalo. Es una muestra de mi buena voluntad. Solamente a cambio de un beso como los que me dabas antes. ¿Te acuerdas?



            La chica le miró perpleja, aunque si solo deseaba eso. Se aproximó a él para darle un leve beso impersonal en los labios. Pero el joven, lejos de quedar satisfecho, replicó, una vez lo hubo recibido.



-Así no. Cariño. ¿Eres una buena actriz o no?- Inquirió con sorna.- Tendrás que hacerlo mucho mejor.- Le pidió él, agregando.- Imagínate que estás rodando una escena de pasión con tu novio, el señor guaperas.



            Y pese a disgustarle aquello la joven no tuvo otra opción. Se acercó a él, aunque Rafa la mantuvo todavía algo separada limitándose a acariciarla el pelo y la cara. Después la tomó de los hombros acercándola hacia sí. En esta ocasión la modelo sí obsequió a su ex novio con un beso apasionado que él supo acompañar en tanto la tocaba ciertas zonas indecorosas. Al fin, harta, Sonia se apartó.



-¡Ya tuviste lo que querías!- Espetó ella.-

-¡Vamos!- se rio el chico.- Por esa foto el precio era bajo. Aunque, por esta otra.- Añadió mostrándole la siguiente instantánea a la chica que se horrorizó al verla.-

           

            Era una foto de él sobre ella, desnudos, durante una de esas fiestas. Esa sí que no la recordaba. Supuso que debió de haber bebido bastante aquella vez.



-¿Qué dirían todos esos adolescentes si te vieran de esta guisa?- Se burló él remachando con agudeza.- Y no digamos tu productora. ¡O tu noviete Ben!

-Muy bien, te pagaré lo que me pidas.- Ofreció la muchacha con un tinte desesperado que apenas sí podía ocultar.-

-Sigues sin enterarte.- Se sonrió él que, con presteza se despojó de aquel pantalón, exhibiéndose desnudo ante la perpleja y azorada chica.- Cariño, quiero que me hagas una degustación. Ya sabes.



            Sonia lo sabía demasiado bien, usaban aquella palabra en su particular argot para... Apenas pudo contener un sollozo pero se daba cuenta de que suplicar todavía excitaría más a su ex novio. Era mejor tomarse aquello como algo totalmente mecánico y exento de emoción y concluirlo cuanto antes. Sin dudarlo pues, se arrodilló ante él tomando aquello y aplicándose de la mejor manera que recordaba.



-¡Uf!.- Jadeó él.- No has perdido tu habilidad. Apuesto a que a ese Ben se la limpias mucho entre toma y toma. Nunca mejor dicho, ¡ja, ja, ja!



            Ignorando esas palabras, ella no se detuvo, por lo menos hasta que él descargó. Por si eso fuera poco, Rafa la había sujetado tras la nuca obligándola incluso a acelerar en sus embates. No tuvo más opción que tragarse aquello en parte cuando él ya no pudo aguantar más. Al concluir, el tipo la ayudó a levantarse y le dijo con regocijo.



-Nena, sigues siendo maravillosa. Anda, tienes un baño a la derecha del pasillo. No creo que quieras salir pringosa. ¡Ja, ja!...



            La muchacha no replicó, enseguida fue al cuarto de baño en donde vomitó incluso. Después, llorosa, se lavó la cara tratando de adecentarse lo que pudo. Pese a todo aquello pudo haber sido peor. Quizás ese cerdo había decidido humillarla para resarcirse. Si era eso todo lo que quería la cosa había merecido la pena. Pero desgraciadamente él la aguardaba , y cuando Sonia salió.



-Ahora cariño, espero que nos sigamos viendo.

-No.- Se negó ella con determinación.- Esto es lo que querías. ¿Te he dado lo que me has pedido, verdad? Pues ahora cumple tu palabra. Borra esas fotos.

-¡Claro! - Se rio él, añadiendo divertido.- Aunque me dará pena. Tienen mucho valor sentimental para mí. Sobre todo la segunda, no veas las cosas que hace el Photoshop y lo que me costó hacerla, ja, ja. Bueno, la hizo algún colega al que se le dan bien estas cosas, claro.



            Ahora, la estupefacta Sonia se dio cuenta de que esa foto era un burdo montaje. Un “fake” elaborado por algún aficionado. Eso no le era desconocido, en la red circulaban muchas fotos de ella o de otras famosas con su cara superpuesta en cuerpos ajenos, que estaban entregados a acciones pornográficas. Se maldijo por estúpida. Ese cabrón la había engañado bien. Usando la primera foto que sí era suya para influenciarla.



-¡Eres un canalla! - Le espetó.-

-Venga, cielo. Si te ha encantado comérmela.- Se rio él.- Como en los viejos tiempos, ¿a que sí?...

-Escucha.- Le ordenó prácticamente ella reuniendo dignidad a la par que indignación.- No quiero volver a verte más. Déjame en paz o te denunciaré. Y no me importa esa otra foto. Siendo yo menor entonces, podría acusarte de difusor de pornografía infantil.

-¿Esa es tu decisión? Me partes el corazón.- Se burló él.- Bueno, supongo que tienes razón. De todos modos sería un detalle por tu parte el darme algunos créditos por mi tiempo y por el manjar que has degustado, nena. Digamos diez mil.- Remató dándole un número de cuenta en tanto a la vista de ella, borraba las fotografías.- Y así, ese capítulo del pasado quedará cerrado para siempre. Tampoco haces tan mal negocio, ¿no crees?



            La chica ni quiso molestarse en replicar, no le miró, sacó el móvil, tecleó la cantidad demandada, la envió a ese sinvergüenza  y se dio media vuelta saliendo de allí. La puerta de la casa no estaba cerrada con llave de modo que fue capaz de irse sin problemas. Al menos en eso suspiró aliviada. Había pensado en algún tipo de emboscada pero al parecer su ex no tenía, afortunadamente, experiencia en cómo chantajear a la gente.



-Es un cabrón pero bastante ingenuo en estas cosas, ¡menos mal!- Se dijo tratando de ver la parte positiva de aquello.-



            Y todo pareció ir bien durante los siguientes días. En tanto ella viajaba a los Estados Unidos, Mei Ling llegó desde Nature. Sonia no fue a esperarla al astropuerto debido a la repercusión mediática que tendría. En lugar de eso, su novia acudió directamente a la dirección privada de la actriz. Protegida tras unas grandes rejas y un enorme terreno con jardín, Sonia vivía en una gran casa en Los Ángeles. Su pareja fue conducida hasta allí y, una vez llegó ante la puerta, la propia modelo abrió. Las caras de ambas reflejaron mucha alegría y emoción.



-Hola.- Fue lo único que pudo decir Mei Ling.-

-Hola.- Sonrió a su vez Sonia indicándole que pasara.-



            Su interlocutora lo hizo y una vez dentro y con la puerta cerrada, a salvo de cualquier mirada, las dos se besaron hasta desfallecer, desnudándose de inmediato y alcanzando a duras penas el salón, donde, sobre el sofá, comenzaron a dar rienda suelta a su pasión tan largamente contenida. Luego, Sonia la guió al dormitorio para que llevasen a término la tortura que les supuso el haber estado ayunas la una de la otra durante tanto tiempo. Una vez se saciaron, la cabeza de la actriz reposó sobre el vientre de su amante y la española pudo decir.



-¡Como te echaba de menos!

-Yo también a ti.- Suspiró Mei Ling.- Y no puedes ni imaginar cómo te  añore y lo que he sufrido.



            Rompió a llorar sin poder evitarlo, Sonia la miró con preocupación, se levantó acercando su rostro al de su desconsolada pareja y le susurró con dulzura.



-Ya estamos juntas. Y te prometo que así permaneceremos pase lo que pase. Te quiero.- Añadió en tanto la besaba en las mejillas y los labios.-



            La oriental se calmó un poco y pudo musitar.



-Creía que no viviría para oírtelo decir otra vez.



            Y con la asombrada e incluso aterrada expresión de su amante de fondo, Mei Ling desgranó un resumen de todos los acontecimientos que había padecido desde que Sonia se marchase. Al fin, a modo de prueba, le mostró esas diminutas marcas que aún eran visibles en su cuello.



-¡Es increíble! ¡Por Dios!- Exclamó la modelo que se había quedado lívida.- ¡Lo siento, lo siento mucho! - Lloraba a su vez abrazándose a su pareja y rememorando.- Entonces, aquella vez, cuando grabaste ese mensaje...

-Sí, fui yo.- Musitó la oriental.- Y lo único que me mantuvo con deseos de luchar contra esa maldición fue mi amor por ti. No quería hacerte daño.- Le confesó.-

-¡Dios mío!- Pudo exclamar la actriz con voz entrecortada, abrazando a su pareja, con tono entre perplejo y horrorizado.- Ahora lo recuerdo, no sé, es como si algo me hubiese sucedido, olvidé todo eso.

-Muchos murieron y tras los vampiros llegó ese ataque enemigo. Fue terrible.- Afirmó Mei Ling.-

-Sí, aquí se oyó algo, pero se dijo en los medios que fueron unos terroristas.- Comentó Sonia.-

-¡Mentirosos! - Espetó la oriental llena de rabia.- Fue mucho más que eso. Fue una conspiración que todavía no ha terminado, estoy convencida.

-De todos modos, fue horrible pero para nosotras se acabó. Tú estás a salvo y conmigo.- La animó la actriz estrechándola más entre sus brazos.-



            Su amante asintió, ya no quería volver a pensar en eso. De modo que tras permanecer un rato más acostadas se levantaron y se ducharon. Luego cenaron algo. Al día siguiente Sonia tenía que rodar y Mei Ling dirigirse a la sede la Masters Corporation. A tramitar su excedencia. Sin embargo, cuando la española llegó a los estudios se encontró con el gesto grave de Ben, así como el del productor. No le dijeron nada hasta que concluyeron de rodar las escenas, después, una vez se duchó y se cambió, fue requerida al despacho de la productora.



-Sí, dígame señor Ridley.- Saludó ella.-



            Ben estaba ya allí y la observaba con un rictus de incredulidad. La chica se percató de ello y enseguida preguntó.



-¿Qué pasa?

-Que, ¿qué pasa?- Espetó el productor enseñándole un video en su móvil con ademán acusador para sentenciar.- ¡Esto es lo que pasa!



            Sonia se llevó las manos a la boca ahogando una exclamación. ¡Era el vídeo de ella arrodillada delante de Rafa cuando tuvo que practicarle sexo oral! El productor estaba realmente indignado aunque todavía parecía más asustado al contarle a la horrorizada muchacha.



-¡Nos han pedido diez millones de dólares en bitcoin, diez! por no subir esto a las redes sociales. ¿Se puede saber en qué demonios estabas pensando? Has podido terminar con tu carrera y con la productora.

-Yo, verá… lo puedo explicar.- Balbució la atorada y angustiada joven.- Ese hombre era un ex novio que…

-¿Qué te pidió recordar viejos tiempos?- La cortó el furioso productor con tintes de reprobación y sarcasmo.-

-Por favor, deja que Sonia se explique.- Le pidió un sereno Ben a ese tipo, intercediendo por ella.-



            Tras el incómodo silencio que se hizo, entre sollozos y balbuceos, la modelo les contó lo sucedido. Ben estaba furioso, pero no por el futuro de la película, sino por el chantaje al que su compañera había sido sometida. Ella en su ingenuidad se había puesto a merced de ese tipo sin escrúpulos.



-Debiste habérmelo dicho.- Suspiró el actor.-

-¡Yo creí que con algo de dinero todo se arreglaría! - Gimió la desesperada Sonia.-



            Ben la abrazó tratando de confortarla. El joven no tardó en usar un tono más afectuoso para tratar de consolarla.



-Tranquilízate. Vamos a hacer lo posible por resolver esto. Te lo prometo.

-Si Mei Ling viera eso, ¡Oh Dios! Pensaría que la he estado engañando...

-Claro que no.- Se apresuró a rebatir Ben.- Todo ha sido un chantaje. Lo entenderá. No tuviste otra opción, en cuanto fuiste a ver a ese tipejo te tuvo en su poder. 

-¡Lo siento, he sido una estúpida! - Sollozaba Sonia.-

-Eso ahora ya no importa.- Intervino el productor resoplando con enfado y preocupación.- Nos pondremos en contacto con quien quiera que sea.

-¡Se quién es! - Espetó la chica.- Puedo daros nombre y apellidos.

-No es tan simple. Los chantajistas no suelen trabajar solos. Si vamos a por ese individuo podría ser otro quien subiera las imágenes. Y él podría alegar haber sido filmado sin su consentimiento.

-Pero, él me citó con un chantaje, me dijo que guardaba unas fotos mías y...- Quiso explicarse ella una vez más.-

-Tu palabra contra la de él.- Repuso un abatido Ben moviendo la cabeza.- En esas imágenes se os ve a los dos.. y perdona que lo exprese de esta manera pero, tú no pareces muy remisa  a mantener esa clase de relación que digamos.



            Sonia se sentó llevándose las manos a la cara y llorando sin cesar. ¿Qué iba a hacer? Estaba a merced de ese canalla, y lo estaba más que nunca. Y ahora no solamente ella. Toda la producción, la película, la reputación del estudio y la de Ben, así como la suya propia, se derrumbarían si eso salía a la luz pública. Pensó también que, irónicamente, no debía preocuparse de que los defensores de la moralidad la acusaran de ser homosexual.



-No, solamente me acusarán de ser una cualquiera.- Pensaba con amargura y desolación.- Una viciosa mala influencia para la juventud.



            Tras calmarse un poco al fin volvió a casa. Su pareja la aguardaba deseosa de estar a solas y en la intimidad. No obstante, al verla venir con esa expresión desencajada no pudo por menos que preguntar inquieta.



-¿Ha pasado algo?

           

            Sonia se echó a llorar en sus brazos y Mei Ling la confortó como pudo. Tuvo que pasar un rato para que la española se sosegara lo suficiente y se armase de valor para contarle aquello a su pareja.



-No quiero secretos entre nosotras. Tú me dijiste cuando nos conocimos que sufriste una decepción. -Sollozaba Sonia, alegando tras su impactante historia.- Y yo no quiero que pienses lo mismo de mí. ¡Lo siento!, me equivoqué, pero creí que no tenía otra salida.

-Está bien, ven aquí.- Repuso suavemente su interlocutora abrazándola una vez más.- Ben tiene razón, te creo. Sé que jamás te habrías prestado a hacer algo así de no haberte visto forzada. Lo arreglaremos, todo se solucionará. Ya lo verás.

-No sé dónde estará metido ahora ese canalla.- Pudo contestar la llorosa Sonia.-

-También le doy la razón a Ben y a tu productor en eso que te han dicho.- Comentó su contertulia, con un tono más analítico para conjeturar.- No creo que alguien así trabaje solo. Y tras todo lo que he visto y vivido me temo que esto podría ser solamente la punta del iceberg de algo muchísimo más grande.



            La actriz asintió. Bien pudiera ser así, Rafa siempre fue un hombre muy posesivo, celoso y bastante machista, pero pasional. No llegó a pegarla pero sí que la intimidaba a veces con sus gritos y amenazas. Por eso entre otras cosas, le dejó. Ahora en cambio parecía ser mucho más astuto y contenido. Quizás hubiera ido aprendiendo con los años o pudiera ser que estuviese lisa y llanamente ciñéndose a un plan predeterminado. Desde luego, le extrañaba que él sólo hubiera sido capaz de pergeñar tal cosa.



-Entonces ¿Quién podría estar ayudándole?- Quiso saber con un susurro casi inaudible.-



            Mei Ling la miró tratando de comprender esas palabras y la española se las repitió, junto con parte de sus reflexiones.



-No lo sé.- Repuso finalmente la asiática, sentenciando.- Y eso es lo que más me preocupa.



            Luego supo que el propio Ben fue a ver a su ex pareja. Con la tarjeta de ese tipo que ella les mostró el actor contrató a un servicio de detectives que les guió hasta aquel hombre. Con sumo cuidado, eso sí, para no verse envuelto en ningún tipo de polémica, Ben fue acompañado de Percie y de un abogado. Por supuesto, Rafa negó cualquier tipo de implicación denunciando en efecto que había sido grabado contra su voluntad. El novio de Ben se lo contó poco tiempo después, pudo escuchar a ese individuo replicar.



-Sí, amigo.- Sonrió mirando al actor con un gesto pleno de desafío y sorna.- Yo no soy un profesional como usted, aunque no he quedado tan mal. Pero si agarro al que me ha filmado en ese momento de intimidad con mi exnovia. Pues que se vaya preparando. ¿Usted no sabrá quién ha sido, verdad?

-Mire, sólo quiero que deje usted a la señorita Calderón en paz.- Le pidió Crew mostrándose paciente.-

-Solamente la saludé en plan de buen rollo. Ya sabe, como viejos amigos. ¡Qué culpa tengo yo!- Rio agregando divertido para remachar. - Si todavía quedaba algo de llama entre nosotros. Ella se limitó a recordar los viejos tiempos conmigo. Supongo que con usted ya habrá ejercitado sus más que notables técnicas…Siendo su coestrella…¡ja, ja! Seguro que debió de pasar el casting así.



            Percie tuvo que sujetar de un brazo a su pareja. Ben desde luego miró a ese tipejo con expresión casi asesina. Si no fuera porque su fama y su imagen estaban en juego le hubiera dado un buen puñetazo. Desgraciadamente no tenían pruebas de que esa grabación, o el vídeo enviado a modo de chantaje con esas imágenes fuera obra de ese sinvergüenza. El mismo abogado de la productora que les acompañaba se interpuso haciendo un llamamiento a la calma.



-Será mejor que dialoguemos para establecer las bases de una querella común contra quien quiera que haya sido el autor de esa grabación y ese chantaje.- Dijo el letrado.-

-Por mí hagan ustedes lo que quieran.- Afirmó Rafa sin sentirse aparentemente afectado por aquello.-  Y dele recuerdos a Sonia de mi parte. Cuando quiera repetir la experiencia, ya sabe dónde encontrarme, pero esta vez sin cámaras. ¡Ja, ja, ja!



            Tanto Ben, como Percie y el abogado se marcharon sin pronunciar palabra. El actor estaba visiblemente furioso. Su pareja le observó con inquietud. No era normal que perdiera la calma así. Una vez se despidieron de su representante legal y a solas en una suite de hotel en aquella ciudad española. La estrella estalló.



-¡Ese miserable! Estoy seguro que ha sido él.

-Por desgracia no lo podemos demostrar.-Replicó Percie tratando de calmarle.-

-Lo sé, lo sé.- Suspiró Ben.- Pero me indigna lo que le ha hecho a la pobre Sonia.

-Mi caballero andante.- Le susurró Percie acariciándole el cuello en tanto se sentaba junto a él en la cama.-



            Su pareja sonrió más reconfortado. Girándose hacia su interlocutor le premió con un beso en los labios que éste correspondió. Al poco ya estaban desnudándose entre más besos y caricias hasta completar uno de sus encuentros sexuales. Tras acabar, tumbados ya en la cama uno junto al otro, el actor declaró.



-Tendremos que volver para acabar la promoción. Después de esta película hay que rodar otra. Y luego algún episodio de la nueva serie. También tengo mis visitas a hospitales y los actos benéficos.

-No descansas nunca.- Le dijo Percie con un leve tinte de inquietud ahora.-

-Es el precio de la fama.- Sonrió su amante.-

-No todos los famosos son tan entregados como tú.- Afirmó su contertulio abrazándose a él.-

-Bueno, me gusta pensar que puedo ayudar a la gente de verdad, no solo en la pantalla.- Declaró él.-

-Y más ahora, con tanto conflicto en la Tierra.- Agregó Percie lamentándose.- Parece mentira, con los soberanos haciendo todo el bien que pueden, que existan personas que les vean casi como si fuesen unos monstruos.

-No entiendo de eso, a mí me parecen buenas personas.- Opinó Ben, agregando con un tono de mayor inquietud ahora.- Pero esos fanáticos religiosos… no sé. Estoy algo preocupado.

-¿Preocupado?- Le preguntó su novio añadiendo.- ¿Qué ha pasado? ¿Acaso has recibido más de esos anónimos?

-El otro día vi unos cuantos mensajes. Los borré enseguida, la mayoría eran peticiones de fans alocadas que querían casarse conmigo. Ya sabes, lo de siempre. Sin embargo, hubo uno que me asustó.- Confesó el actor, para referirle a su pareja.- Decía. Te vamos a desenmascarar…sabemos lo que en verdad eres. Ha llegado la hora de que tus fan sepan cuanto le has engañado.

-Bueno.- Opinó Percie tratando de restarle importancia.- Puede ser otro loco y podrían referirse a muchas cosas. Ha habido alguno que hasta te acusaba de liarte con su mujer…

-Esperémoslo así.- Suspiró él.-



            Esas palabras, pronunciadas por un lloroso Percie tras el funeral, todavía estaban marcadas en la mente de Sonia. Recordaba asimismo que ese pobre hombre, entre sollozos, le explicó.



-¡No sé cómo pudieron hacerlo!. Debieron de introducir cámaras en la habitación. Quizás aprovechando que salimos. O puede que el conserje o quien fuera, estuviera a sueldo de esos tipos. Sin embargo, obtuvieron esas imágenes. ¡Ben y yo en la cama!

-¡Dios mío!- Lloraba Sonia abrazándole con todo el afecto que podía.-



            La modelo estaba hundida. Aquello fue realmente terrible. A los pocos días de la estancia de Ben y de Percie en Barcelona, una vez regresaron para que el actor filmase sus compromisos pendientes, algunas escenas en mala calidad se filtraron a los medios de internet. ¿Es éste el verdadero Ben Crew? Se preguntaban algunas páginas web que las difundieron. A las pocas horas la prensa era un clamor. Muchas voces se elevaban exigiendo una explicación o que , al menos, la estrella lo desmintiera. Incluso los mismos promotores de actos benéficos o los que organizaban las visitas a los hospitales para niños enfermos le pidieron que aclarase aquello y que, por el momento, no fuera a esos eventos.



-Recibió esa llamada entonces.- Gimió Pierce en los brazos de Sonia.- Y su cara se quedó pálida. No sé lo que le dijeron, no me lo quiso contar. Pero, a las pocas horas. ¡Le encontré en la habitación! Se había tomado unas pastillas, mezcladas con alcohol. No pudieron reanimarle…



            La joven estaba tan rota como su amigo. La propia Mei Ling lloraba en un aparte del grupo. La autopsia del actor fue rotunda. Muerte por suicidio, envenenado con un compuesto químico para fines medicinales, que, tomado en grandes dosis y mezclado con alcohol, era prácticamente letal. El desafortunado Crew terminó así con su vida. Quizás prefirió morir siendo todavía popular.



-¡No pararé hasta averiguar quién le hizo esto!- Sollozaba Sonia, abrazándose  ahora a Mei Ling.-

-Ten mucho cuidado, por favor.- Le Pidió Percie llorando a su vez.- Esa gente es malvada y cruel. Si intentas enfrentarte a ellos…

-Es cierto, Sonia.- Convino Mei Ling, que llena de pesar, añadió.- No podemos hacer nada por Ben ya.



            La chica asintió pero no podía apartar aquellos pensamientos de su cabeza. Pasó algunos días entre el duelo y esquivando a la prensa. En ese tiempo hizo algunas preguntas. Lamentablemente solo tenía una pista que seguir, y a espaldas de Mei Ling, esa le obligó a viajar de nuevo a su país natal con la excusa de asistir a un acto de la productora que pretendía lavar la imagen de Ben y una vez allí llamar a…



-Sí, ¿Rafa?- Le preguntó llamando al número del móvil que todavía tenía de él.- Quisiera hablar contigo. Muy bien…Quiero que me digas la verdad…. De acuerdo, acepto.



            Y colgó con el corazón latiéndole muy fuerte en el pecho. Estaba asustada y temerosa de cometer el peor error de su vida. No obstante, ansiaba esas respuestas y por una vez, le dio la impresión de que su novio no mentía.



-Te puedo contar algo muy interesante, pero con un alto precio.- Repitió mentalmente aquellas palabras de Rafa.-



            Y conviniendo en verse una vez más en un lugar discreto, él le dio una dirección, a las afueras de la ciudad. Una vez allí, y a salvo en una casa rural, ella fue directamente al grano.



-Dijiste que sería interesante. ¿Cómo de interesante?- Quiso saber ella.-



            Su contertulio esbozó una fugaz y malévola sonrisita y se tomó unos instantes en silencio para deleitarse con esa expresión, entre ansiosa, llena de curiosidad y de malestar de su ex. Al fin, le dijo.



-Te puedo asegurar que comprenderás por qué tu amiguito se ha quitado la vida. Y otras muchas cosas. Eso sí, debo decirte que una información tan importante requiere un pago muy elevado.

-Ya deberías saber que el dinero no me supone ningún problema.- Se reivindicó ella.-



            Lo que volvió a confundirla e incluso a asustarla fue la reacción de su ex novio. Rafa se estaba literalmente cayendo de risa.



-¿Qué es lo que te resulta tan gracioso?- Le gritó ella, perdiendo la paciencia.-

           

            Y como no, tuvo que aguardar unos instantes que se le hicieron eternos, para que ese canalla se dignase replicar todavía entre risas.



-¡Tú, tú me resultas de lo más graciosa! Querida Sonia, a pesar de los años y de todo lo que has vivido, sigues siendo esa chica ingenua que tanto me gustaba. Verás, mi amor. Voy a ser claro contigo para que no te confundas. Cuando hablo de un alto precio, no me estoy refiriendo a dinero. De eso también tengo. Pero hay algo tuyo que sí me gustaría volver a poseer. Y ya puedes

Imaginarte lo que es…



            Un escalofrío recorrió la espalda de la joven. Ya suponía desde luego cual podría ser aquel precio. Empero, en esta ocasión estaría bien dispuesta a pagarlo. Aunque fuera uno tan alto, a cambio de la verdad.




                                anterior                                                       siguiente

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)