Aquella
decisión entonces fue muy dura para Sabra, todavía la recordaba en muchos
momentos. Pero ahora, con la perspectiva del tiempo, y gran parte del dolor que
esa determinación le supuso difuminado, la juzgaba correcta.
-Lo
correcto no suele ser lo más sencillo, ni lo menos doloroso.- Suspiraba en
tanto bebía un poco de cerveza.-
Allí estaba en un bar en el que
solían quedar los miembros del grupo de los Guardianes. Hacía años que vivía en
la Tierra. Pasó incluso por su casa en Israel y se reencontró con su familia.
Al principio todo fue muy bien. Se alegraron mucho de verla viva y a salvo. Más
cuando les anunció a sus padres y hermanos que ya no era piloto de combate. Pero
nadie lo vio mal. La habían licenciado con honores y con el rango de segundo
teniente. Les contó que tuvo una muy buena oferta de trabajo en América.
-No
lo entiendo. Pilotar era tu pasión.- Dijo su madre, Esther, una mujer de
cabello oscuro ya canoso.-
-Mamá,
tras haber luchado y visto como caían muchos de mis compañeros, fui perdiendo
esa pasión.- Suspiró ella, siendo sincera al menos en eso.-
Sus padres y hermanos no dijeron
nada. Ellos también se hacía cargo de eso.
-Tuvo
que ser muy duro para ti.- Afirmó su hermano mayor Ezequiel.-
-Lo
fue.- Suspiró la muchacha, no deseando revivir aquello.-
-¿Y
a qué te vas a dedicar ahora, hermanita?- Inquirió su hermano menor, David, tratando
e cambiar de tema.-
-Seguridad.-
Les explicó.- Mi jefe es un economista
muy importante. Tiene mucho dinero y precisa protección.
-¿Lo
ves? Ya te dije que aprender Krav Maga conmigo te sería muy útil.- Declaró su padre, de nombre Isaac.-
Y es que la chica recordaba que su
padre fue quien comenzó a enseñarla. Como oficial retirado del ejército israelí
tuvo que aprenderlo a su vez. Sus hermanos también lo practicaban pero ella
siempre fue la discípula más aventajada. ¡Y pensar que eso estuvo a punto de
costarle la cárcel! De todos modos, sin querer pensar en eso, sí que comentó
con buen talante.
-Desde
luego, sirvió para impresionar a mi nuevo jefe. A juzgar por lo que me va a
pagar.
-¡Si
es tan rico como dices, podrías tratar de ligártelo y menudo partido sería!-
Comentó su hermano David.-
Sabra movió la cabeza, su familia
sabía de sobra cuál era su orientación a esas alturas. Aunque conociendo a ese
gamberro estaba claro que lo decía de broma. Ella quiso seguirle la corriente.
-Pues
diría que no es tan mala idea. Desafortunadamente no es judío y dudo mucho que quisiera convertirse.
-Si
sabe ganar dinero y es bueno en los negocios, algo de sangre judía tendrá.-
Afirmó Ezequiel, con una sonrisa. –
Aunque ella ahora se rio, igual que
el resto. Luego se preparó para la cena. De hecho fue a echarle una mano a su
madre. Para algunas cosas en su familia eran todavía muy tradicionales. Por
suerte, no en cuanto a los temas relativos a su orientación sexual. Por ello,
fue precisamente Esther quien le comentó, una vez estuvieron a solas.
-Hija,
te conozco bien. Sé que, además de eso, por terrible y duro que fuera, hay algo
más. Algo que te aflige.
-Sencillamente,
tenía muchas ganas de volver a veros, mamá.- Quiso rebatir ella, tratando de sonreír.-
Pero esa sonrisa nacía ya como un pálido
esbozo. Su madre la observó fijamente aunque nada contestó. Fue la propia Sabra
la que suspiró, moviendo ligeramente la cabeza y confesó.
-Había
alguien. Una persona que era muy importante para mí.
No ignoraba que las noticias de
aquel juicio contra ella había llegado a la Tierra y a oídos de su familia. Su
madre ahora sí que quiso saber, pensando en eso.
-¿Esa
chica?
Sabra apenas pudo replicar asintiendo
despacio. Tras unos instantes de silencio, sentenció con voz queda.
-Ella
quería a otra persona. Bueno, no podía corresponderme.- Matizó.-
-Ya.-
Entendió su madre, agregando con una mezcla de pesar y afecto.- Cariño, sabes
que aquí, en Israel, podríais haber vivido juntas. Aunque haya una importante
comunidad ultraortodoxa, existe libertad en ese aspecto. ¿Por qué no se lo propusiste?
-Mamá.
Ella no podía pensar únicamente en sí misma. Tenía una familia a la que quería
con toda su alma, y a la que no podía renunciar.
-Supongo
que su familia lo hubiese entendido.- Conjeturó su madre.-
Empero, la sardónica sonrisa de su
hija le hizo darse cuenta de lo que sucedía y Esther añadió.
-Ya
veo. Eran muy religiosos, ¿verdad?
-En
Nature mucha gente es así. Tanto que los ultraortodoxos de aquí casi parecen
laicos a su lado.- Suspiró la joven.-
Su madre posó una mano sobre las de
ella entonces y le susurró con cariño.
-Puedo
ver en tus ojos lo mucho que la amabas y cómo te ha dolido separarte de ella.
-Tuvo
que ser así.- Sentenció Sabra con voz queda y añadiendo con un tono que
pretendía ser animoso sin lograrlo, en tanto cambiaba de tema.- Pero ya estoy
mejor, y lo estaré aún más…anda, vamos a preparar este “jachnun” para desayunar
mañana. El hecho de que no seamos tan estrictos como los ultraortodoxos, no
significa que no hagamos honor al Sabbath.
Su madre asintió, dándose cuenta de que aquello
apenaba a su hija. Así pues la ayudó a meter el “jachnun” en el horno, a fin de
que estuviese listo para el día siguiente. Así, tras pasar unos días con la
familia, se despidió agradecida de haber compartido unos preciosos momentos en
su compañía. Voló por supuesto a Nueva York y allí se reunió con sus nuevos
compañeros. En una cosa no había mentido en absoluto a su familia desde luego.
El salario era muy bueno. Además, ese mismo día, su jefe Lance Rodney, junto
con Kyle, Debbie y Laurence, le mostraron algo de la ciudad acompañándola hasta
su nuevo apartamento. Sabra pensó que sería algún pequeño piso en la zona media
de la ciudad pero para su sorpresa y estupor, se encontró con un ático enorme
en plena zona de negocios.
-¿Qué
esta va a ser mi casa?- Exclamó perpleja viendo aquello.- ¿Cuántos vamos a
vivir aquí?- inquirió de seguido.-
Las risotadas del resto la
confundieron, y finalmente fue su jefe quien, tomando la palabra, divertido, le
explicó.
-Bueno,
esta humilde morada será tu refugio provisional. Y será para ti sola. Como
estarás la mayor parte del tiempo viajando con el grupo no vas a poder quedarte
demasiado, pero espero que puedas apañarte, cuando te veas obligada a pernoctar
aquí.
-Haré
lo que pueda.- Se sonrió ampliamente ella al ver semejante mansión.-
-Todos
vivimos en sitios parecidos.- Comentó Deborah.- En lo que podemos, nos gusta tener
algo de vida privada y divertirnos con unas pocas comodidades.
-¿Unas
pocas?- Se rio la israelí en tanto recorrían aquel lugar.-
Y es que esa pedazo de casa tenía al
menos cinco habitaciones, dos baños con yacusi, vestidor enorme, gran terraza
con estupendas vistas de la ciudad, cocina americana completa con
electrodomésticos de lo más avanzados y un mobiliario realmente exquisito, amén
de ordenadores y un gran holo televisor de al menos cincuenta pulgadas, por
citar solo algunas de esas “ pocas comodidades”…
-Creo
que llegaré a acostumbrarme a esto.- Afirmó la pasmada muchacha cuando
completaron el tour volviendo al salón.-
-Seguramente,
y eso me da una idea.- Terció Kyle quién, con gesto animado propuso.- ¿Y si
hacemos una fiesta para celebrar tu incorporación?
-Una
pena que Paul y Sam no hayan podido venir también.- Comentó Debbie.-
-Ya
sabes que tienen que ocuparse de sus negocios, además de esto.- Les recordó Lance,
añadiendo con una sonrisa.- Los Saint Join son una familia realmente atareada.
-Pues
ellos se lo pierden.- Afirmó Lawrence, eso sí, sin dejar pasar la oportunidad
de añadir a modo de puya.- Lástima. Esa tal Samantha, además de estar muy buena
y ser una belleza, es la única chica hetero del grupo.
-No
te preocupes por eso. – Contestó Deborah del mismo modo.- Tampoco te iba a
hacer ni caso, guapo.
Sabra se rio sin poder evitarlo,
aunque algo en la mirada de Lawrence la hizo cesar en sus carcajadas.
-Bueno,
dejaos ya de bobadas y vamos a lo que importa.- Tercio Kyle casi con
impaciencia infantil para preguntar a la recién llegada. -¿Qué opinas Sabra,
quieres inaugurar tu nueva casa con una fiestecita?
A la nueva inquilina le pareció genial.
Solamente una cosa le atormentaba, bueno, en realidad dos. Haber dejado a
Daphne y que esa zorra de Marla hubiera escapado. Al menos pudo suspirar
aliviada cuando el hermano de su ex novia estuvo a salvo. Así lo comentó.
-No
temas. Algún día la atraparemos.- Le aseguró Lance.-
-Sí,
cuenta con nosotros.- Convino Kyle.-
-Vas
a ser la nueva “Simon Wiesenthal”.
- Añadió Lawrence pareciendo algo rimbombante y ciertamente en tono de chanza.-
El chico se refería a un judío
superviviente de los campos de exterminio nazis que dedicó el resto de su vida
a perseguir y atrapar a cuanto nazi huido encontró para llevarlo ante la
justicia a fin de que fuera juzgado por esos horribles crímenes contra la
Humanidad. Conociendo perfectamente esa referencia, la israelí replicó con
seriedad y respeto.
-No
soy en absoluto digna de esa comparación, pero os juro que no descansaré hasta
que esa perra de Marla pague por todo lo que ha hecho.
-Me
parece muy bien.- Aprobó Lance, quién a renglón seguido, añadió con un tinte
más despreocupado.- Pero ya habrá tiempo. Ahora celebremos tu llegada.
Y así lo hicieron. La fiesta fue
cordial, lo pasaron bien con música y hasta canciones. Incluso se animó a
bailar con los chicos. Aunque estos desde luego no pudieran esperar nada más.
Sin embargo, la figura de su jefe le fascinó. Era un tipo realmente enigmático.
El mejor baile lo tuvo con él, danzando precisamente al compás de una canción
que era el himno oficioso del grupo y que les venía desde luego que ni pintada.
El resto dio unas divertidas palmas en tanto Lance y ella evolucionaban por el
salón…
Huye conmigo
Almas perdidas y ensimismadas
Corriendo salvajes, corriendo libres
Dos niños, tú y yo.
Almas perdidas y ensimismadas
Corriendo salvajes, corriendo libres
Dos niños, tú y yo.
Y yo digo
Hey, hey, hey, hey
Viviendo como si fuéramos dos renegados
Hey, hey, hey
Hey, hey, hey
Hey, hey, hey, hey
Viviendo como si fuéramos dos renegados
Hey, hey, hey
Hey, hey, hey
Viviendo como si fuéramos dos renegados
Viviendo como dos renegados, renegados
A
Sabra le pareció, que en efecto, tanto ella como sus nuevos amigos y compañeros
cumplían eso a la perfección. Y es que, pese a haber sido militar, no le
gustaba tanto estar sometida a la disciplina.
Larga vida a los pioneros
Rebeldes y amotinados
Sigue adelante y no tengas miedo
Acércate, el fin está próximo
Rebeldes y amotinados
Sigue adelante y no tengas miedo
Acércate, el fin está próximo
Hey, hey, hey
Hey, hey, hey
Viviendo como dos renegados
Viviendo como dos renegados,
somos dos renegados
Todos
saludan a los desvalidos
Todos saludan a los nuevos niños
Todos saludan a los fuera de la ley
Spielberg's and Kubrick's
Todos saludan a los fuera de la ley
Spielberg's and Kubrick's
Es nuestro momento de hacer una película
Es nuestra hora de arreglar las cosas
Es nuestra hora de romper las reglas
Vamos a empezar
Es nuestra hora de arreglar las cosas
Es nuestra hora de romper las reglas
Vamos a empezar
Y
esta parte de romper las reglas, al menos las malas, y de ayudar a los débiles
le encantaba. Es más, se sentía plenamente identificada con ella. Eso le gustaría
hacer.
-Encauzar mi vida hacia algo que merezca
la pena. -Se decía en tanto no dejaba de danzar con Lance al ritmo de la música.-
Y yo digo
Hey, hey, hey, hey
Viviendo como si fuéramos dos renegados
Hey, hey, hey, hey
Viviendo como si fuéramos dos renegados
Hey, hey, hey
Viviendo como si fuéramos dos renegados
Hey, hey, hey
Hey, hey, hey
Renegados
Renegados
(Renegades X- Ambassadors, credit to the artista)
Y tras la fiesta pasaron unos días, Sabra se
fue acoplando y poco a poco. Lance la fue poniendo al corriente auxiliado por
el resto. Comenzó con aquellas misiones realmente alucinantes. Jamás hubiera
creído nada de no haberlo visto con sus propios ojos. Tuvo que enfrentarse a
seres a cual más extraño. Muchos hostiles, otros en cambio víctimas, a las que,
haciendo honor a esa canción, ayudaron. Y pese a todo el ajetreo de su nueva
actividad durante los meses y años que pasaron, trató de informarse sobre la
vida de su ex pareja. Supo que, al fin se había casado con Martin, luego que
fue madre.
-Al
menos tienes una vida tranquila y seguramente feliz. Ese chico te adoraba.-
Pensaba siempre para tratar de aliviar el dolor que todavía sentía al recordar
a su antiguo amor sonriendo débilmente para decirse.- Eso me hace estar
contenta por ti. Bueno, yo también tengo buenos compañero y una estupenda
amiga, con cierto derecho a roce…
De hecho, al principio, tanto ella
como Debbie parecieron congeniar. Alguna vez incluso las dos cedieron a la tentación,
terminando por acostarse juntas. Fue un choque de pasiones encendidas aunque,
paradójicamente ninguna fue más allá. No hubo autentico amor, simplemente
deseo. En una de esas ocasiones, tras concluir el intercambio de placer que
mutuamente se profesaron, Sabra quedó tendida boca arriba, con su cuerpo
desnudo siendo recorrido por las caricias de Deborah quién la observaba con
gesto reflexivo. Al fin, la menor de las
Hunter le dijo con tono suave y casi hasta maternal.
-Estás
lejos, muy lejos de aquí, tanto que, si en vez de acariciarte te estuviera
pinchando con un cuchillo, no creo que pudieras percibir la diferencia.
-¿Por
qué dices eso?- Quiso saber la israelí, devolviéndole una sorprendida mirada
ahora.-
Debbie sonrió para acariciar el rostro
de su amante y añadir con tono seguro.
-La
sigues amando ¿verdad? Y la echas mucho de menos…
-Sí.-
Admitió su interlocutora.- Lo siento, no quise dar la impresión de ignorarte.
-No
te preocupes, cuando hacemos el amor eso es lo último que pensaría.- Se rio
ahora Debbie quién no obstante agregó algo más seriamente.- Me sucede lo mismo muchas
veces, cuando pienso en Kerria. Han pasado muchos años y me he relacionado con
bastantes mujeres, pero nunca ha sido igual. Por eso puedo comprenderte.
-Es
solo que…- Suspiró la israelí incorporándose de la cama ahora.- Ya sabes. Esta
vida no es lo que me gustaría ofrecerle a nadie. Tanta incertidumbre y riesgo,
el peligro que conlleva. Si antes, cuando era piloto de combate, creí que eso
era riesgo...-Suspiró con una leve sonrisa de ácida tristeza para remachar.-
Aquello era como ir de paseo por el parque en comparación con lo de ahora.
-Por
eso siempre estamos solos. Y me refiero a todo el grupo. En eso somos iguales.-
Declaró su pareja.-
-Algunos
como Kyle lo pasan incluso peor.- Comentó Sabra mirando a su contertulia ahora
para afirmar.- Sé que ese pobre chico está colado por ti. Le encantaría estar
en mi lugar ahora.
-Eso
no es posible.- Musitó Debbie.- Y él lo sabe desde siempre.
-Seguro
que sí, pero eso no le impide desearlo.- Añadió Sabra para alegar.- No puedes
ordenar a tu corazón que ame a alguien de la misma manera que es imposible
ordenarle que deje de hacerlo. Confía en mí. Sé muy bien de lo que hablo.
Deborah asintió, tras incorporarse
del lecho se sentó a su amante. Sabra le pasó un brazo tras los hombros, pero
esta vez como una amiga haría con otra. Entonces la ex piloto añadió.
-No
lo tomes a mal, pero es un buen chico y no quisiera hacerle sufrir. Me doy
cuenta cuando nos mira y sabe que tú y yo tenemos algo más que una camaradería
de grupo.
-¿Y
qué podemos hacer?- Suspiró Debbie.- Somos personas adultas y tenemos derecho a
vivir nuestras vidas, ¿no crees?
-Sí,
pero tampoco quiero que tenga la cabeza en otra parte, como a veces me sucede a
mí, si veo a alguna hermosa chica rubia de ojos verdes.- Sonrió Sabra con un
deje de amargura.- Eso no es bueno para el trabajo.
-Lo
comprendo.- Se resignó Debbie.- No es lo mismo que me vea intimar con alguna
muchacha ajena a lo que hacemos. Esas van y vienen. Aunque realmente no tiene
motivo para sentirse celoso de ti. No eres mi novia.
-Ya
lo sé, soy solamente soy un entretenimiento, para las tardes aburridas. - Se
sonrió Sabra con algo de humor.-
-¿Qué
insinúas, que en vez de acostarnos juntas juguemos al ajedrez?- Se rio Debbie
ahora.-
-No
me atrevería a sugerir algo tan íntimo, pero quizás, a las damas no estaría
mal.- Rio también su interlocutora.-
Y tras mirarse divertidas, reír
juntas y darse unos besos, Deborah asintió para declarar ya más seriamente.
-También
me he fijado en cómo te mira a ti, Lawrence. No sé, es raro que no haya
intentado propasarse.
-Ya
le advertí que puedo resistir su sugestión.- Sonrió la ex militar.-
-Si
él quisiera no podrías, créeme.- Afirmó su compañera dejándola perpleja.-
-¿Estás
intentando decirme que…?- Se asombró su pareja.-
-No
podría estar segura, menos con él. Pero quizás a su modo, se haya enamorado de
ti.- Especuló Deborah.-
-¿Enamorarse
de mí? ¿Lawrence?- Se rio Sabra afirmando en un intento por parecer divertida.-
Yo nunca podría competir contra el amor que se tiene a sí mismo.
-De
cualquier modo.- Sentenció Debbie ahora con un tinte de tristeza en su voz.- Tú
y yo no nos amamos, solo buscamos refugio la una en la otra.
-Y
es una suerte.- Convino Sabra.- Porque es difícil encontrar ese refugio en otra
parte. Aunque quizás…este tipo de relación sea un pobre sustituto de la que
ambas hubiésemos deseado tener, con las chicas a las que queríamos y todavía
amamos.
-Bueno,
dejémoslo en un bálsamo para cuando alguna necesite una fuerte dosis de afecto,
después de un duro día de oficina.- Repuso su compañera.-
-Lo
malo es que, pese a todo lo buena amante que eres, no lo siento real.- Suspiró
Sabra.- Y perdóname Debbie, pero no quiero engañarme a mí misma más. Puede que
algún día vuelva a enamorarme de otra mujer. Sin embargo, ahora no quiero
crearme falsas ilusiones.
-Lo
entiendo. Y me parece bien. No te preocupes. Y recuerda. Siempre tendrás en mí
a una amiga con la que hablar. Eso sí podemos hacerlo sin crearnos falsas
esperanzas. -Sentenció la menor de las Hunter.-
La
israelí asintió y las dos acordaron finalmente ser sencillamente eso, buenas
compañeras e incluso amigas, pero sin volver a repetir aquello. Y en cuanto a
su otro objetivo, al fin pudo conseguirlo. Atrapar a Marla fue lo mejor que
hizo durante esos años…
-Ahora
pagarás al fin por todo lo que has hecho.- Sonrió, cuando se la llevaron esposada.-
Y aquello originó un juicio
realmente duro y difícil en el que volvió a coincidir con una vieja amiga.
-Seguro
que ella logrará que se haga justifica.- Pensaba Sabra con total seguridad.-…
Por su parte Tracer y Sharon también
decidieron cambiar de aires. Tras tanta lucha y peligro en Nature la joven se
lo pensó mejor, solicitando regresar a la Tierra. Pero ella no quería dejar a
Rick. El chico entonces lo meditó. No deseaba repetir la historia que le costó
perder a Pennie. Sharon era una chica buena y le quería. Además, él iba
cumpliendo años y comenzaba a desear estabilidad. Quizás no la amase como amó a
su antigua novia, que ahora estaba casada y era madre de dos chicos. Él lo
sabía desde que Penélope le enviara aquella invitación a su boda que ni tan
siquiera contestó. Y es que Rick no quería verla en brazos de otro, y menos con
la familia que ya tenía. La única manera de consolarse en lo posible quizás
fuese fundando la suya propia. Por ello, tuvo que vencerse incluso a sí mismo y
sus propias convicciones de años y llamar a sus padres. Al principio fue duro
pero el ahora senador Jensen aceptó ayudarle en un par de cosas importantes. Y
por si fuera poco, siendo un héroe todo era más fácil. Además, le ascendieron a
comandante incluso tras su readmisión durante la crisis en Nature. Ahora podía
definitivamente dejar el ejército y presentarse por el Estado de su progenitor
que le confesó que ya estaba mayor y cansado cuando, tanto él como Sharon,
fueron de visita a la Tierra. Así, durante una comida que fue mucho más cordial
y tranquila que las de años precedentes, su padre le aseguraba.
-Hijo,
si tu ocupases mi lugar nadie lo discutiría. Tendrías mi ayuda, mi consejo y el
respaldo de todos lo que me han apoyado a mí durante tantos años.
-Quizás
no sea mala idea, pero te advierto que no sé ni por dónde empezar en ese
mundo.- Confesó Rick.-
Su padre sonrió levemente, que su
hijo acogiera su enésima propuesta para que se dedicase a la vida política no
dejaba de sorprenderle. De modo que pudo replicar con tono despreocupado y
bastante más afable del que solía.
-Tú
sigue mis consejos y todo irá sobre ruedas.
-¿Y
tú querida?- Quiso saber la madre del joven candidato en ciernes.- ¿Qué
piensas?
-Bueno,
en cualquier cosa que Rick desee hacer tendrá todo mi apoyo.- Sonrió la
muchacha.- Y creo honestamente que si él pudiera influir desde un puesto en tal
alta magistratura ayudaría a que el mundo fuera un lugar mejor. Luego ¿quién
sabe? Quizás pueda llegar incluso más alto.
El propio Tracer la miró perplejo.
Sharon nunca había evidenciado ese pensamiento. Aunque el senador desde luego
quedó encantado con esa réplica y asintió, afirmando con un entusiasmo que su
hijo pocas veces había escuchado en él.
-¿Lo
ves?. Sharon es una mujer realmente inteligente y con la mente centrada. Con
alguien así a tu lado arrasarás en las primarias y seguramente que vencerás en
el Estado. - Y añadió complacido y hasta con sentido del humor, mirando a la muchacha.-
La verdad. No sé si presentarla a ella o a ti.
-Touché.-
Suspiró Rick.-
-Por
el momento con estar a su lado me es suficiente.- Sonrió apuradamente la
joven.-
-En
ese caso, un brindis.- Propuso John.- ¡Por mi sucesor y a buen seguro nuevo
senador! ¡Mi hijo Rick! Y por su encantadora esposa…
Se produjo un breve e incómodo silencio. Sharon
algo envarada tuvo que negar con tono apurado.
-Bueno,
no estamos casados, señor Jensen…
-Pero
eso no es nada que no se pueda arreglar.- Terció Rick, quién, sin que la chica
se hubiera apercibido, se había levantado y aproximado hasta su silla.- ¿Verdad
papá, mamá?- Agregó con tono de complicidad.-
-Desde
luego hijo.- Sonrió Sophie.-
Y para sorpresa y visible emoción de
Sharon, el chico le ofrendó una cajita azul afelpada añadiendo con tono entre
afectuoso, divertido y emotivo.
-Señorita
Templeton. ¿Quiere usted casarse conmigo? Y que conste que no lo digo por la
campaña electoral. Si me dices que sí, habré ganado el puesto más importante de
mi vida, no importa lo que vote la gente. Tendré el cargo de ser tu esposo.
Ella abrió esa pequeña caja para
descubrir un anillo de oro con un diamante engastado en él. Apenas pudo
contener las lágrimas cuando asintió para ser capaz de musitar un emocionado.
-Sí…
Por una vez pudo romperse el
protocolo en el salón de los Jensen. Rick se levantó tomando en brazos a su
ahora prometida y la besó en los labios con los aplausos de fondo de sus padres
quienes habían sido sus cómplices para preparar aquello desde el mismo momento
en que su hijo se lo comentó. Tras aquello hicieron muchos planes y Sharon,
entre otras cosas, le pidió que en la lista de invitados figurasen unas
personas muy especiales para ella.
-Me
encantaría que mis señoritas de la guardería, las que me salvaron de esos
demonios, pudieran asistir a la boda.
-Por
supuesto cariño.- Sonrió él, recordándole además a su ya prometida.- Y por si
fuera poco una de ellas es la madre de
mi viejo amigo Leval. A él y a su familia también les invitaremos. Y a Mazoui,
que está casado con la hija de Ian Masters. ¡Imagina que regalo nos podrían
hacer!
Sharon se rio de lo que sabía era
una broma más de su novio. ¡Cómo si la familia de él no tuviera dinero! Asintió
desde luego, añadiendo a su vez.
-¿Y
qué hay de ese amigo tuyo, Mullins?
-Por
supuesto que invitaré al viejo Tim y a su marido, ¡ja, ja! - Se rio Tracer
añadiendo con humor.- A lo mejor hasta le encargo el discurso. No dudo que sería
genialmente conciso. A buen seguro que diría, ¡felicidades!, y ya está.
Y ambos se rieron abrazados. Los
meses pasaron y la boda se celebró. Afortunadamente los invitados pudieron
asistir todos. Tras saludar a amigos entrañables como Leval, Amatista, Mazoui,
Satory y sus hijos, Mullins y su esposo, los recién casados fueron recorriendo
las mesas de los invitados para agradecerles su presencia. Por su lado, Sharon
se reencontró muy feliz con esas dos antiguas maestras suyas a quienes abrazó
muy emocionada. Todo fue realmente bien. Allí estaban en el salón del banquete,
charlando con animación y nostalgia.
-¡Señorita
Connie, señorita Bertie!- Exclamó la chica ante esas dos perplejas mujeres.-
-Vaya.-
Sonrió Bertie, dedicándole una cariñosa mirada para declarar.- Cuando nos llegó
tu invitación al principio no supimos quien eras. Mi marido hasta llegó a decir
que debía tratarse de un error. Pero luego, tras ver el video que enviaste con
las invitaciones nos acordamos enseguida.
Sharon las escuchaba con interés,
mirándolas con auténtica ternura y devoción. Sus antiguas señoritas de
guardería estaban algo mayores pero conservaban buena parte de su belleza.
También vio al guerrero dorado, un hombre asimismo de edad madura ya, más
corpulento de lo que ella recordaba. Y al esposo de la señorita Connie, que era
el señor Rodney. Se acordaba bien de como él, espada en mano, luchó también
contra esos malvados demonios. Ahora su pelo era entre cano y gris en vez de
moreno, pero sus ojos azules seguían siendo inquisitivos y llenos de bondad.
Aunque parecía estar algo desconcertado. También les dio un sentido abrazo a
ambos.
-¡Vaya
con la pequeña Sharon!- Sonrió Roy Malden acariciando el mentón de la joven.- Acabo
de saludar a tus padres. Celebro que sigan bien.
-Gracias
a usted que los trajo de vuelta. Cambió mi vida. Todos ustedes lo hicieron.- Se
emocionó la chica.-
-Todo
eso tenía que suceder, por así decirlo estaba escrito.- Comentó enigmáticamente
el señor Rodney.-
-Tú
siempre tan existencial, ¡paleto de Kansas! - Se rio su amigo Roy palmeándole
la espalda.- Anda, dejemos a la chica que disfrute de su boda y vayamos
nosotros a disfrutar de los canapés.
Y dicho esto, ambos la saludaron una
vez más con mucha gentileza dejándola con Beruche y Cooan.
-Estás
preciosa, cariño.- Sonrió Bertie mirándola detenidamente y musitar con añoranza.-
La pequeña Sharon…¡cómo pasa el tiempo!
-Sí,
recuerdo cómo te diste cuenta de quienes éramos y como me quitaste el antifaz.-
Sonrió Cooan.-
-
Todavía no puedo creerlo. Ustedes eran las justicieras.- Sonrió la muchacha no
sin sentirse aun algo azorada.-
-Ese
honor ha pasado a otra generación ya.- Repuso Bertie.- Para nosotras llegó la
hora de descansar y disfrutar de nuestros nietos.
-Mi
hermana tiene razón, ya hicimos todo lo que debíamos. Aunque siempre estaremos
aquí para echar una mano a nuestras familias cuando lo necesiten.- Añadió
Cooan.-
-Ustedes
fueron como ángeles de la guarda para mí. ¡Me salvaron y me devolvieron a mis
padres! ¡No sé cómo podría agradecérselo! - Sollozó la emocionada chica.-
-No,
cielo, no nos debes nada. Hicimos lo que debíamos hacer.- Sonrió cálidamente
Beruche para sentenciar.- Ahora procura ser muy feliz. Porque el tiempo pasa
muy rápido, querida.
-Sí.
Lo sabemos muy bien.- Convino Cooan con igual simpatía.-
Por su parte, Rick había estado escuchando aquella
conversación, fue saludado por esas dos mujeres y con mucho respeto, e incluso
admiración, comentó.
-Siendo
ustedes las madres de Leval, Kerria, Alan, Lance e Idina, cualquier cosa que
nos digan irá a misa para nosotros. Ahora comprendo cómo sus hijos son todos tan
magníficos. Es natural. Al haber sido educados por ustedes.
-Muchas
gracias, muchacho.- Sonrió Beruche.- Tú pareces ser fantástico también.
-Y
ahora tienes lo más hermoso que se pueda tener, una familia propia e ilusión
por el futuro. Trata de mantenerla siempre.- Le aconsejó afablemente Cooan.-
El aludido asintió, besando las manos de ambas
señoras con gran deferencia, después se acercó entonces para, con un tono de
respeto y admiración poco habituales en él, dirigirse a esos dos hombres que
eran los esposos de aquellas insignes invitadas.
-Es
para nosotros un gran honor que haya aceptado la invitación a nuestra boda. Señor Rodney,
señor Malden. Mi esposa hablaba maravillas de ustedes.
-Gracias
muchacho, pero habiendo comida gratis vamos a donde nos inviten. ¿Verdad
Tommy?- Se rio Roy guiñándole un ojo a sus interlocutores.-
-Eso
es verdad.- Se sonrió su amigo con tono divertido.-
Rick se rio también. Desde luego el
padre de Roy era como él mismo. Un bromista impenitente. Aunque el joven siguió
hablando con tono serio para decirle precisamente a sus invitados.
-Señor
Malden. Su hijo es alguien realmente sobresaliente. Su sobrino Mazoui también.
Y ambos me contaron que todo se lo deben a usted por su entrenamiento, y a
usted, señor Rodney por sus enseñanzas. También conozco a sus dos hijos, Alan y
Lance, son también personas fuera de lo común. No les llego ni a la suela de
los zapatos a ninguno.
-Tú
eres un buen muchacho también. Ellos te aprecian mucho.- Afirmó Tom
devolviéndole la cortesía y agregando con visible aprobación.- Y no te hagas de
menos, sé que eres un tipo formidable, valiente y honrado.
-Y
hasta tienes sentido del humor. Eso me lo ha dicho mi hijo Leval.- Intervino
Roy añadiendo con más afecto, a modo de recomendación paternal.- Ahora tienes también
una esposa preciosa. Y si quieres un
consejo, de quienes sabemos lo que es el ajetreo, como tú mismo lo has
experimentado, trata de vivir una vida tranquila y sin más sobresaltos.
-Sí,
algo me dice que ya has cumplido con creces tu papel.- Agregó Tom con ese tinte
de misterio que Rick recordaba también en Lance.- Ahora disfruta de tu
recompensa.
El joven no llegaba a comprender del
todo esas palabras aunque asintió. Esos dos hombres debían de ser muy sabios
además de importantes. Sobre todo el señor Rodney quien, habiendo sido maestro
de Mazoui, y padre de Lance, a buen seguro sabría muy bien de lo que hablaba.
Por lo que decidió hacerles caso.
-Lo
hice y fue una magnífica decisión.- Se decía ahora Rick, algunos años más
tarde, siendo ya senador electo y con su esposa esperando su primer hijo.-
Hubo otros que también retornaron a
la Tierra. Al menos al poco tiempo de tener lugar aquella sangrienta batalla, y
para su desgracia lo hicieron en peores circunstancias. Algunos siguieron en
Nature tratando de superar aquello sin lograrlo. Por ejemplo, Brenda estaba
rota. No podía decirles a sus padres lo sucedido. ¿Qué sentido tendría?. Si al
menos Celia hubiese vuelto con ella… Pero no iba a hacer que sus padres
volvieran a experimentar el terrible sufrimiento de perder a su hija de nuevo.
Al poco tiempo la joven se dio a la bebida aún más que antes. Se sentía abrumada
por el pesar y la culpa y había ido despreciándose cada vez más a sí misma. De
hecho, ya nada le importaba. Al menos Bai Chen, que sí estaba plenamente
recobrada de su amarga experiencia, se ocupaba de todo. Pese a su altanería del
pasado, Bai, apenada y muy preocupada por Brenda, sobre todo cuando esta
presentó su renuncia, avisó a la señora Deveraux. La propia Esmeralda acudió
una vez más a Nature para ver a esa desgraciada. Ahora, esos informes que había
olvidado, curiosamente retornaron a su memoria. Tuvo que ir a la sede de modas Deveraux
aunque Brenda no estaba allí. En su lugar fue Bai Chen quien la recibió. Una
vez en el despacho de la encargada, la directora en funciones de la sede de
Nature, explicó a su jefa.
-Verá,
señora Deveraux. Brenda me tiene muy preocupada. Está destrozada. ¡Pobre mujer!
-¿Qué
le ha pasado?- Quiso saber Esmeralda.-
Su contertulia le contó lo poco que
sabía, al parecer su hermana gemela no había muerto, estuvo capturada por los
Arcoily, la raza de invasores que atacó el planeta. Sin embargo, logró liberarse
y esta vez sí dio su vida para ayudar a defender Nature.
-Al
poco de eso, Brenda vino un día y me entregó un pendrive con documentos y
pruebas de parte del dinero que había desviado. Fue cuando me entregó su
renuncia, esa que le envié a usted. - Remachó la muchacha.-
-Entiendo.-
Suspiró su jefa con gesto pensativo.-
Eso confirmó todas sus sospechas y
las pruebas que tenía. Aunque Bai Chen añadió, en defensa de su ex encargada.
-Vendió
su casa y me dio un cheque para cubrir lo que había tomado.- Le contó.- Aun
así, quedan cientos de miles de créditos por devolver.
-¿Dónde
está esa chica ahora?- Quiso saber Esmeralda.-
-No
tengo ni idea, creo que vagaba de albergue en albergue.- Repuso con tono
profundamente apenado la oriental, añadiendo llena de tristeza.- Le ofrecí al
menos poder quedarse aquí a dormir, pero se negó.
-Eso
no puede continuar.- Repuso Esmeralda afirmando con franqueza.- Mira, al
principio había estado pensando en denunciarla y que la procesaran por estafa y
robo. Pero… creo que ya ha sufrido demasiado castigo. En el fondo nunca fue una
mala chica. Únicamente no fue capaz de discernir el camino adecuado y fue
demasiado impaciente. Era buena modelo pero no tenía el suficiente nivel como
para ser de las mejores. Creo que en su corazón lo supo siempre y eso la amargó.
Después pasó lo de su hermana. Entonces cometí un grave error. Quise enviarla a
Nature en parte para que pudiera despedirse de ella y sus recuerdos. Pero, en
vez de eso, se desvió, perdió el rumbo, y quedó expuesta a tentaciones fáciles.
Bueno, aquello ya pasó. No puede cambiarse pero te diré lo que vamos a hacer
ahora. Si estás conmigo, la buscaremos, la encontraremos y….
Bai Chen asintió, incluso con alguna
lágrima de emoción al oír la idea de su jefa. Así pues ambas se pusieron manos
a la obra. Esmeralda tenía buenos contactos e influencias, le fue sencillo
averiguar el paradero de esa chica. Así, la señora Deveraux se puso en camino
junto con su nueva encargada para ver a esa infeliz. Tras recorrer algunas
zonas complicadas de la parte más precaria de la ciudad, llegaron a un pequeño
albergue. Las personas que se ocupaban del mismo quedaron sorprendidas al ver
la holo foto que Bai les mostró.
-Pues
sí. - Admitió una mujer algo mayor ya, al ver la imagen de Brenda, tan elegante
y arreglada en aquella proyección.- Es ella, aunque desde luego la pobre chica
no está así de bien ahora.
-¿Podría
indicarnos donde se encuentra? Por favor.- Solicitó Esmeralda.-
Su interlocutora asintió,
llevándolas al interior de una sala con algunas camas y sofás. La mayoría
viejos, desgastados e incómodos. El olor tampoco era agradable. Aunque dejaron
eso a un lado al ver a la joven. Hasta la propia Esmeralda quedó impactada.
Brenda estaba mal vestida con una ropa ya sucia y rota, su pelo despeinado y
lacio le tapaba media cara y aferraba una botella que parecía ser de vino, en
su mano derecha. En un primer momento la muchacha ni reparó en ellas. Tenía una
mirada perdida hacia ninguna parte. Fue su jefa quien quiso llamar su atención
acercándose para ponerse en su campo visual.
-Brenda.
Soy yo, Esmeralda.
Al principio la interpelada no
respondió, luego finalmente musitó con voz cansada y llena de amargura.
-No
puedo darle nada más, no me queda nada…
-No
he venido a eso.- Contestó la señora Deveraux con el tono más amable que pudo,
anunciándole.- Quiero sacarte de aquí.
-Estoy
donde debo estar.- Suspiró la joven dando otro trago a lo poco que le quedaba
en esa botella al tiempo que sentenciaba.- La basura debe quedarse en el
vertedero…
Bai Chen y Esmeralda se miraron con
evidente preocupación. Esa chica no estaba nada bien. La veterana propietaria
había vivido muchas cosas y tenía una gran experiencia para saber detectar los
engaños y podía percibir de inmediato que el tono de esa muchacha, que ahora
rayaba en la auto condena y el total desespero, nada tenía que ver con su
pasada arrogancia. De modo que, suave pero enérgicamente a la vez, le ordenó.
-Brenda,
mírame…
Aunque la joven sollozaba ahora con
apenas un murmullo, gimiendo desolada.
-¡No
soy capaz de mirarla a la cara, señora Deveraux!
Bai Chen tuvo que alejarse un poco
para que sus lágrimas no fueran vistas por su ex jefa. Entre tanto, Esmeralda
insistió con voz serena.
-Nada
de lo que has hecho, por malo que hayas creído que fuera, justifica que estés
así. Y no lo digo porque me des pena, sabes que siempre soy sincera. Descubrí
tus actividades y estaba dispuesta a castigarte pero…también sé que has
devuelto todo lo que has podido. Y ahora me preocupas más tú que ninguna otra
cosa. No puedes terminar tu vida así.
Al fin la muchacha se atrevió a elevar
un poco la vista y pudo susurrar entre lágrimas de dolor.
-Volví
a perder a Celia. Pero al menos ella se arrepintió de sus errores y estuvo
dispuesta a pagar por ellos. No seré menos que mi hermana. Merezco vivir en el
Infierno y espero que, dentro de poco, al menos, pueda reunirme con ella, donde
quiera que esté. Usted no puede comprenderlo, señora Deveraux…no tiene idea de
lo que es vivir en una constante agonía, llena de dolor y de remordimiento.
Esmeralda movió la cabeza y acarició
las mejillas de esa muchacha, tratando de enjugarle las lágrimas con un pañuelo
al tiempo que respondía con suavidad.
-Te
equivocas, niña. Sé muy bien lo que es estar en el Infierno. Te lo puedo
asegurar. Creer que tus crímenes han sido tan terribles que no mereces ni el
perdón, ni el amor de nadie. No saber cómo pagar por tus culpas. Pero créeme.
La solución no está en morir en vida. Está en intentar levantarse y comenzar de
nuevo. Brenda. Tienes unos padres que te quieren, y podrías tener amigos y
personas que estuvieran a tu lado para ayudarte a superar esto si las dejases.
Aunque la joven parecía no oír
aquellas palabras de consuelo, o al menos entenderlas en otro sentido cuando
replicó.
-Solo
le pido que no me envíe a la cárcel para que mis padres no se enteren. No quiero
que sufran más. - Gimió la destrozada chica.- Se lo suplico, ¡déjeme aquí!
Esmeralda la miró con una profunda conmiseración
reflejada en sus pupilas. Movió levemente la cabeza. Se daba cuenta que tendría
que ser más enérgica o perdería a esa desgraciada.
-¡Óyeme
bien! También soy madre y no desearía ver a mi propia hija en este estado. No
temas. No te voy a enviar a la cárcel.- Le aseguró su jefa llena de compasión
hacia ella, aunque agregando con más determinación.- Pero sí a una clínica. ¿Quieres
evitar que tus padres vuelvan a sufrir? Pues entonces que no pierdan a la hija
que les queda. Tienes que eliminar esa dependencia del alcohol. Será duro pero
eres joven, fuerte y debes ser una luchadora. En modas Deveraux subvencionamos terapias para tratar
adicciones y luego programas de rehabilitación. Te prometo que, si eres capaz
de someterte a eso, cuando estés totalmente reestablecida no te faltará un
puesto en mi empresa. Olvidaré todo lo pasado y no me deberás ningún dinero. ¿Me
oyes, niña?
La chica no daba la impresión de
haber escuchado nada. Quizás perdida en sus propios y dolorosos pensamientos
como estaba. Al fin, Esmeralda añadió, incluso con tono más severo.
-¿Acaso
crees que si tu hermana pudiera verte estaría feliz de encontrarte así? ¿Piensas
que hubiera deseado esto para ti? Seguro que se sacrificó para que tú y otras
muchas personas tuvierais la oportunidad de otro comienzo y de una vida feliz.
¿Vas a hacer que su muerte haya sido inútil?... Si es así, no me gustaría estar
en tu lugar cuando te llegue la hora y vuelvas a verla en el Más Allá. Y te lo
aseguro, hijita, eso pasará. Tarde o temprano todos tendremos que rendir
cuentas.
Esas contundentes palabras sí que
hicieron mella en Brenda quien miró a su jefa ahora con incredulidad e incluso
temor, para balbucear casi dando la impresión de que había perdido del todo su
razón.
-No,
no quiero que ella me desprecie…¡Por favor! No le diga nada…
-Se
fuerte.- La animó su interlocutora.- Sal de aquí y sal de esto. Te ayudaré,
tienes mi palabra. Y después serás tú quien ayudarás a otras. ¿Qué me dices?
¿Puedo contar contigo? ¿Puedo confiar en ti?
Y finalmente Brenda asintió,
llorando y suspirando, para replicar.
-Sí,
ahora sí, se lo juro…
-Te
creo, niña. Ahora sí que te creo. - Le sonrió Esmeralda quién hizo una seña a
Bai Chen para que la ayudase a incorporar a la debilitada joven.- Anda, vámonos
de aquí.
Entre ambas pudieron a duras penas
prestar apoyo a Brenda para levantarse y caminar hasta la calle. Antes de irse
Esmeralda tomó nota de aquel lugar para dar orden a su banco de que enviase una
donación de varios miles de créditos. Quizá así los pobres desgraciados que
allí se refugiaban tuvieran unas mejores condiciones de vida. Desgraciadamente
no podría auxiliar a todos, sin embargo esperaba tener éxito al menos con esa
pobre desdichada. Al fin llegaron hasta el taxi deslizador que las aguardaba y
la diseñadora le indicó a Bai en cuanto subieron a Brenda en él.
-Iremos
a un apartamento de la Casa Deveraux aquí. Después de bañar a esta chica
llamaremos a un médico para que la examine. Contrataré a alguna enfermera y
personal cualificado para que velen por ella hasta que esté lo bastante
reestablecida como para viajar a la Tierra. Por mi parte debo volver ya allí.
Te encomiendo su cuidado y te confirmo como nueva responsable de Modas Deveraux
en Nature, con el puesto de directora. ¿Aceptas?
-Por
supuesto, señora. Es para mí un gran honor. - Asintió la modelo entre
agradecida y llena de responsabilidad.-
-Sé
que te gustaría desfilar en la Tierra y ten por seguro que, en cuanto pueda
enviarte un reemplazo, te llamaré de vuelta allí. Te lo has ganado Bai Chen.
Has sido digna de toda la confianza que deposité en ti. Ahora te ruego que
tengas un poco más de paciencia, quizás en un año más eso sea posible.
-Señora,
normalmente la paciencia es algo que en mi cultura estamos acostumbrados a
cultivar. Se debe dar tiempo a la cosecha para que germine y de frutos. Ahora
estoy más preocupada por Brenda que por otra cosa.- Afirmó la joven, observando
a su ex encargada con visible y genuina piedad.-
Esmeralda sonrió posando una de sus
manos sobre las de esa chica. Sabía que podía contar con ella. De ese modo
llevaron a Brenda a una de las casas de modelos que estaba libre. Y todo fue
tal y como la diseñadora le comentó a Bai. Al fin, tras un año y medio, llegó
de la Tierra un reemplazo tan capaz con la oriental. Y no vino sola.
-Sí.-
Pensaba la sustituta de Bai Chen, justo antes de verse con ella para recibir el
testigo.- Me pasa lo mismo que a la pobre Brenda, pero haciendo el camino inverso.
Vengo a Nature para alejarme de lo que pasó en la Tierra.
Y es que la modelo y actriz volvió
deseando instalarse en su antiguo hogar. Olvidar aquellas traumáticas
experiencias y rehacer su vida con la persona a la que amaba. Ahora, con la
perspectiva del tiempo, recordaba casi todo lo vivido con un sentimiento
agridulce. Exceptuando los últimos meses que fueron realmente terribles. De
algunas cosas no se había atrevido a hablar con Mei Ling. Y en parte eso la
hacía sentir culpable dado que su pareja sí le puso al corriente de todas sus
increíbles peripecias. En cuanto a ella, ¿qué podía decir? Al menos logró ser muy
famosa y cotizada sí, pero ¡a qué precio!... Durante su viaje de regreso junto
a su novia ambas lo rememoraron. Sonia de vez en cuando miraba con tristeza por
la ventanilla de la nave. Mei Ling enseguida lo notaba y le daba una afectuosa
mano que la actriz estrechaba entre las suyas.
-No
pudiste hacer nada.- La animaba la oriental dando por supuesta la causa del
pesar de su novia.- Y pese a todo lo intentaste.
-Lo
sé, pero eso no hace que me sienta mejor.- Suspiró la española.-
Y es que todo estaba relacionado.
Las cosas se fueron preparando años antes incluso. Al poco de llegar a la
Tierra, Ben y ella siguieron promocionando esa película que iban a protagonizar
y de paso, dando pie a que todo el mundo pensara que vivían un idilio. Siempre
sonrientes, juntos, muchas veces abrazados. Posando para los fotógrafos y
saliendo en televisión. Luego el rodaje y los viajes por varios países para
publicitar el estreno. Aquello casi fue lo menos duro. Una película con guion
flojo que no tuvo la acogida esperada. Aunque ella se salvó de la crítica. Estando junto con Percie, en la casa del
actor, aquel agente y novio de Ben, leía los comentarios sobre ella.
-Sonia
Calderón firma una interpretación creíble y con matices.- Afirmó con tono
amable.-
-Sí.-
Suspiró Ben quien añadió, al hilo de ese mismo artículo.- Y continúa. En un
mediocre film con trama previsible en donde Crew vuelve a hacer de sí mismo.
Otro producto más de la factoría para uso y consumo de sus jóvenes fans.
-No
te ponen mal.- Le animó Sonia.- Hacer de ti mismo es un papel magnífico.
-En
la Tierra siempre han sido mucho más exigentes.- Intervino Percie acariciando
el rostro de su pareja.- No lo tomes como algo personal.
-Quizás
debí quedarme en Nature.- Sonrió levemente Ben.- Firmando holo autógrafos para
las jovencitas.
-No
digas eso. Eres un estupendo actor.- Afirmó Sonia.-
Al tiempo que la chica declaraba
aquello Percie besó los labios de su pareja y Ben le devolvió un beso algo más
apasionado. La joven se sonrió, aunque su mirada translucía tristeza.
-Perdón.-
Se excusó de inmediato el actor.-
-No,
no tienes porqué disculparte.- Repuso ella.-
-¿Has
sabido algo de Mei Ling?- Se interesó Percie.-
-No.
No sé nada.- Suspiró Sonia.- Supongo que estará bien. Quizás algo dolida por mi
marcha.
-Llámala.
Trata de conectar con ella enviando un holo mensaje.- Sugirió Ben.-
-Le
he mandado un par de ellos, pero no me ha respondido.- Musitó la muchacha con
evidente pesar en su tono.-
Tanto Ben como Percie se miraron
apenados por su amiga. De hecho, ambos parecían apreciarla mucho. Eran además
conscientes del sacrificio que ella hacía.
-Por
lo menos volviste a estar conmigo.- Le dijo Sonia a su pareja saliendo de esos
recuerdos.-
-Y
eso me hizo muy feliz. Fui afortunada de tener a personas tan formidables
luchando por traerme de vuelta a la vida. Pero fue una verdadera desgracia lo
que le ocurrió luego a Ben.- Afirmó la oriental.- No merecía algo así.
Su
interlocutora no respondió, pasó un rato y las dos muchachas iban conversando
ahora sobre temas triviales cuando Sonia se sintió indispuesta.
-Quizás sea que esta nave
se mueve un poco.- Conjeturó Mei Ling añadiendo no obstante, sin dejar de mirar
a su pareja. - ¿Quieres que te acompañe?
-No te preocupes, no es
tan terrible.- Sonrió al muchacha.- Discúlpame un momento. Ahora vuelvo.
Su novia asintió, Sonia se encaminó al baño. Allí sufrió
arcadas. Vomitó un poco y tras respirar hondo y lavarse, se encontró mejor.
-Bueno, nunca me gustaron
estos viajes, siempre lo he pasado mal.- Pensó en tanto regresaba a su asiento.
-
-No queda mucho ya para
llegar a Nature.- La animó Mei Ling.-
Sonia
asintió y tras disculparse con su novia quiso dormir un poco. Durante su sueño
recordó aquello. Sobre todo una cosa que sería fundamental para su vida y la de
Mei Ling. Ocurrió al poco de la muerte de Ben. La joven quedó muy sorprendida cuando
Percie, aun sin recobrarse de aquella tragedia, le ofreció.
-Yo no creo que pueda
cumplir mi sueño, pero, si te sirve, él dejo congelado algo.
-¿Algo de qué?- Quiso
saber ella sin comprender.-
-Su esperma.- Suspiró el
pobre hombre, con ojos llorosos, para desvelar.- Era por si algún día, los dos,
ya sabes. Hubiéramos podido formar una familia. A veces lo hablábamos, cuando
se retirase, poder subrogar a una mujer...
-¿Un vientre de alquiler?-
Se sorprendió ella, mirándole atónita.-
-Puede que algún día, tu
novia y tú queráis tener un hijo.- Especuló Percie.- Si eso fuera así, ojalá
que utilizaseis el semen que Ben donó.
Sonia le miró emocionada, no sabía qué decir. Al fin
abrazó a ese desdichado y ambos lloraron. La joven modelo, tras separarse de él,
sonrió animosa asintiendo para rematar.
-Si algún día me decidiese
a tener un bebé, no podría imaginar un mejor padre que él. Muchas gracias
Percie, sí, me gustaría. De hecho, deseo irme cuanto antes de aquí, volver a
Nature. Allí también hay paparazis y periodistas sin escrúpulos. Así como cada
vez más intolerantes. Pero al menos es tranquilo y mi pareja podría trabajar
más cómodamente con sus compañeras de antes.
-Hacedlo, sed felices y
huid de este mundo tan cruel.- Sollozó su interlocutor.-
-Lo haré, pero antes
convocaré una rueda de prensa. Ya tengo muchas ganas de decir a todos esos
hipócritas lo que pienso de ellos.- Repuso la chica, ahora con más tono de
indignación. –
-Ten mucho cuidado, por favor.-
Le pidió Percie.-
-Ya no debes temer, no
dañaré la memoria de ben.- Le aseguró ella.-
Aunque un amigo movió la cabeza y todavía entre lágrimas,
le avisó.
-No me refiero a él, sino
a ti. Por favor, ten cuidado. Hay gentes a las que no conviene tener por
enemigos.
-Diré la verdad. Eso nadie
me lo podrá reprochar.- Sentenció ella.-
Y a fe que no se recató en hacerlo. Tildando de crueles y
falsos a todos los que habían atacado a Ben desde que aquellas imágenes se
hicieran públicas. Acusando a esos malvados sectarios ante la opinión pública.
Levantó mucho revuelo sí. Pero la mayor parte de la gente no la creyó o no
quiso hacerlo. Todo comenzó cuando su ex novio Rafa la chantajeó. Sonia lloró
mucho cuando aquello pasó. Se culpaba en parte de lo sucedido. Ese individuo
tan machista como posesivo, jamás admitió que ella le dejase. Esa pesadilla empezó
un par de meses antes de la muerte de Ben. Entonces nada hacía presagiar aquello.
Estaban en el momento álgido de su fama como pareja. Sonia había terminado una
sesión de fotos con su compañero de rodaje y salía tras firmar algunos
autógrafos. Estaban en el país natal de la joven promocionando la película. Los
dos se disponían a salir de un cine cuando, entre el nutrido público, la
muchacha escuchó una voz familiar que la llamaba en su idioma materno.
-Sonia, soy yo... Rafa.-
Escuchó viendo a un tipo de pelo moreno, bronceado y alto que agitaba las
manos.-
La chica no supo que hacer, aunque llevada por el deseo
de arreglar la turbia forma de despedirse que tuvieron, se aproximó a él.
-No esperaba verte por
aquí.
-Sí, ya me lo imaginaba,
pero recuerda que soy tu mayor fan.- Se sonrió él.-
Ella se aproximó algo más, lo justo como para que ese
cerdo entonces le susurrase.
-Y tengo algunas fotos y
videos nuestros. Ya sabes, de cuando tú y yo lo pasábamos bien en mi casa. Me
pregunto cuanto valdrán ahora que eres tan popular, sobre todo con los niños y
adolescentes.
La aludida se quedó tan pálida que el propio Ben se
aproximó mirándola con inquietud. Los miembros de seguridad apartaban a los
fans y curiosos. El actor pese a todo firmó algunos autógrafos a su paso y en
cuanto al fin pudo, le susurró a la chica.
-¿Te encuentras bien?
-Sí.- Musitó ésta,
indicándole entonces.- Estaba saludando a un viejo conocido.
-Su ex, para ser exactos,
amigo.- Se presentó ese individuo hablando un aceptable inglés.- Rafael Noriega.
Estábamos quedando para vernos un día, e intercambiar algunos recuerdos. Cosas
que ella se dejó por casa. ¿Verdad Sonia?
-Sí, claro.- Musitó ella
ante la atónita mirada de Ben.-
-Mi dirección.- Le informó
Rafa pasándole una tarjeta.- Nos veremos allí, cariño. Un placer conocerle,
amigo. Hacen ustedes muy buena pareja...-remató con una sorna que pasó
desapercibida a su interlocutor.-
Y es que, ajeno a lo que realmente sucedía, Ben asintió
dándole las gracias, aunque con su atención más enfocada a otros fans que
pugnaban por acercarse a él y a su compañera de reparto. Ésta sin embargo se
había quedado clavada en el sitio. Al final reaccionó y tanto ella como el
actor se fueron a su camerino una vez que ese tipo se alejó perdiéndose entre
el gentío.
-¿Qué te pasa, Sonia?- Te
veo pálida.- Inquirió el muchacho con inquietud.-
-Estoy bien, será el
cansancio.- Repuso ella tratando de restarle importancia.- Llevamos mucho
tiempo de giras.
-Espero que te recobres
enseguida.- Asintió el joven, dándole la razón.- Este ritmo es excesivo, pero
al menos verás a tu novia pronto.- Sonrió más animoso intentando recordar.- Eso
me comentaste hace poco, ¿verdad?
-Sí, Mei Ling pidió una
excedencia para venir a la Tierra.- Respondió Sonia alegrando su expresión.- Al
fin pudo contactar conmigo. Han pasado muchas cosas en Nature, dijo que no
quería contármelas por video conferencia. Llegará en unos pocos días. Estoy muy
ilusionada de volverla a ver.
-Me alegro mucho por ti, y
bueno, por las dos.- Afirmó Ben.- Merecéis estar juntas y disfrutar de vuestra
relación. Y además, ya me sentía culpable.
-¿Tú, por qué?- Se
sorprendió la chica.-
-Porque por mi causa has
estado apartada de ella.- Repuso el actor, añadiendo.- En cambio, Percie y yo
hemos estado juntos. Aunque sea a escondidas, manteniendo las apariencias. Pero
al menos nos hemos tenido el uno al otro.
-No tienes nada de que
culparte.- Le sonrió amablemente ella.- Al contrario, Percie y tú sois como
unos hermanos mayores. Me habéis ayudado y protegido en este mundo que es nuevo
para mí.- Remachó la modelo con visible agradecimiento. -
-Ha sido un placer,
hermanita.- Sonrió Ben posando una mano sobre el hombro izquierdo de la chica.
- Anda, ahora vámonos.
Sonia asintió sonriendo a su vez, ese hombre siempre
sabía cómo hacer que se sintiera mejor. Era cierto que, tras tanto tiempo
juntos, entre rodajes, viajes y actividades en común, habían desarrollado una
afinidad fraternal. Ninguno desde luego hubiera pensado en nada más. Aunque
claro, de vez en cuando y delante de la prensa o los fans se daban la mano o se
miraban con exageradas dosis de afecto. Quizás hasta un furtivo beso en los
labios. Sin embargo, era parte de su actuación. Si bien nunca admitían
abiertamente esa presunta relación. Fue lo más inteligente, sin siquiera
preguntar todo el mundo asumía que ambos eran pareja o que mantenían un romance
¡Si la gente supiera la verdad! Por ello, Sonia se alegraba de poder contar con
alguien que no solamente la comprendía bien, sino que estaba en su misma
situación. Y ahora, cuando Mei Ling llegara, todo sería aún mejor. Podrían
salir los cuatro y fingir como en Nature, que Percie era el novio de la
oriental y que ambos les acompañaban en alguna salida de parejas. Lo único que
le preocupaba ahora era la repentina aparición de su exnovio. Por propia
experiencia sabía lo rastrero y canalla que podía llegar a ser.
-Solo espero que no tenga
nada, o que lo que sea que quiera se lo pueda pagar.- Suspiró la chica.-
Y aunque no le apetecía en absoluto miró aquella tarjeta
encontrando un número de teléfono. Tras mantener una breve lucha interna al fin
se decidió a llamar. Tras algunos tonos escuchó la voz de Rafa.
-Me alegra que hayas
llamado tan pronto.- Saludó él con tinte jovial.-
-Dime cuando podemos vernos
para arreglar las cosas.- Le pidió abruptamente Sonia.-
-Eso suena bien, ¿ya te
has cansado de ese guaperas?- Se burló él.-
-Ya sabes a lo que me
refiero.- Replicó la chica con un tono más molesto ahora.-
-En la siguiente
dirección.- Le indicó él, ya sin ese tono de chanza anterior.-
Sonia tomó buena nota mental de eso y colgó. Estando en
Barcelona, su ciudad natal, conocía bien las comunicaciones. Algo desarreglada
y con gafas de sol, podía viajar en el metro o el bus sin ser reconocida. Así
lo hizo llegando a un apartamento en la Diagonal. Allí subió al piso que le
indicara su ex novio. Con el corazón palpitándole deprisa llamó a la puerta. Al
cabo de unos instantes Rafa abrió. Vestía un simple pantalón corto y en su
torso desnudo solo colgaba una cadenita de oro que sujetó con una mano mostrándola
a su interlocutora.
-¿Te acuerdas?- Le
preguntó a la muchacha.- Me la regalaste tú.
Cuando ella asintió, el individuo se apartó haciéndole
una indicación para que entrase, Sonia lo hizo. Pasaron a un salón que tenía
apenas un sofá y dos sillas con una desvencijada mesa.
-¿Quieres tomar algo?-
Ofreció Rafa con tono afable.-
-No, gracias.- Replicó
secamente ella.- Dime, ¿qué es lo que quieres?- Agregó de modo contundente. -
Su contertulio se paseó un poco por el salón, dejando que
ella le observase ir de un lado a otro, en tanto respondía.
-Esa es una buena
pregunta. Verás, cariño. Hace no mucho tiempo, hubiera deseado simplemente que
volvieses a mi lado. Me dejaste muy jodido. ¿Sabes?
-Lo siento.- Repuso la
aludida, esgrimiendo a su vez.- Pero tú querías tenerme como si de una esclava
se tratara, Y yo quería poder vivir mi vida.
-Ya, ya.- La cortó él.-
Mira, éramos muy jóvenes y nos queríamos. Eso seguro. Pero tuviste que
presentarte a ese concurso ridículo de modas Deveraux.
-Por favor, Rafa.- Le
pidió ella tratando de ser paciente.- Eso ya es agua pasada.
-Es verdad.- Admitió él
quién, a renglón seguido añadió, casi con regocijo.- Y el agua pasada no mueve
molino. Pero esto que tenemos ahora sí que lo hará. Mira...
Y sin dejar de sonreír, sacó un teléfono móvil en donde
le mostraba algunas fotografías suyas. Siendo ella casi una adolescente. En
ellas Sonia aparecía muy ligera de ropa. Para su vergüenza recordaba aquello.
Cuando los dos empezaron a salir. Esas fiestas
con borrachera y sexo. Al menos él siempre usaba protección. Pero ella aparecía
mostrando sus pechos y casi todo lo demás.
-Es una foto muy
artística, seguro que iban a darme muchos likes.- Se sonrió Rafael.-
Suspirando resignada, Sonia hizo ademán de sacar su
teléfono en tanto le preguntaba.
-¿Cuánto quieres por esa
foto?
Sin embargo, no esperaba que Rafa se echara a reír.
Aquello la inquieto aún más si cabía. El tipo, con expresión divertida, movió
la cabeza y entonces declaró.
-Sonia, cariño, esa foto
te la regalo. Es una muestra de mi buena voluntad. Solamente a cambio de un
beso como los que me dabas antes. ¿Te acuerdas?
La chica le miró perpleja, aunque si solo deseaba eso. Se
aproximó a él para darle un leve beso impersonal en los labios. Pero el joven,
lejos de quedar satisfecho, replicó, una vez lo hubo recibido.
-Así no. Cariño. ¿Eres una
buena actriz o no?- Inquirió con sorna.- Tendrás que hacerlo mucho mejor.- Le
pidió él, agregando.- Imagínate que estás rodando una escena de pasión con tu
novio, el señor guaperas.
Y pese a disgustarle aquello la joven no tuvo otra
opción. Se acercó a él, aunque Rafa la mantuvo todavía algo separada limitándose
a acariciarla el pelo y la cara. Después la tomó de los hombros acercándola
hacia sí. En esta ocasión la modelo sí obsequió a su ex novio con un beso
apasionado que él supo acompañar en tanto la tocaba ciertas zonas indecorosas.
Al fin, harta, Sonia se apartó.
-¡Ya tuviste lo que
querías!- Espetó ella.-
-¡Vamos!- se rio el
chico.- Por esa foto el precio era bajo. Aunque, por esta otra.- Añadió
mostrándole la siguiente instantánea a la chica que se horrorizó al verla.-
Era una foto de él sobre ella, desnudos, durante una de
esas fiestas. Esa sí que no la recordaba. Supuso que debió de haber bebido bastante
aquella vez.
-¿Qué dirían todos esos
adolescentes si te vieran de esta guisa?- Se burló él remachando con agudeza.-
Y no digamos tu productora. ¡O tu noviete Ben!
-Muy bien, te pagaré lo
que me pidas.- Ofreció la muchacha con un tinte desesperado que apenas sí podía
ocultar.-
-Sigues sin enterarte.- Se
sonrió él que, con presteza se despojó de aquel pantalón, exhibiéndose desnudo
ante la perpleja y azorada chica.- Cariño, quiero que me hagas una degustación.
Ya sabes.
Sonia lo sabía demasiado bien, usaban aquella palabra en
su particular argot para... Apenas pudo contener un sollozo pero se daba cuenta
de que suplicar todavía excitaría más a su ex novio. Era mejor tomarse aquello
como algo totalmente mecánico y exento de emoción y concluirlo cuanto antes. Sin
dudarlo pues, se arrodilló ante él tomando aquello y aplicándose de la mejor
manera que recordaba.
-¡Uf!.- Jadeó él.- No has
perdido tu habilidad. Apuesto a que a ese Ben se la limpias mucho entre toma y
toma. Nunca mejor dicho, ¡ja, ja, ja!
Ignorando esas palabras, ella no se detuvo, por lo menos
hasta que él descargó. Por si eso fuera poco, Rafa la había sujetado tras la
nuca obligándola incluso a acelerar en sus embates. No tuvo más opción que
tragarse aquello en parte cuando él ya no pudo aguantar más. Al concluir, el
tipo la ayudó a levantarse y le dijo con regocijo.
-Nena, sigues siendo
maravillosa. Anda, tienes un baño a la derecha del pasillo. No creo que quieras
salir pringosa. ¡Ja, ja!...
La muchacha no replicó, enseguida fue al cuarto de baño
en donde vomitó incluso. Después, llorosa, se lavó la cara tratando de
adecentarse lo que pudo. Pese a todo aquello pudo haber sido peor. Quizás ese
cerdo había decidido humillarla para resarcirse. Si era eso todo lo que quería
la cosa había merecido la pena. Pero desgraciadamente él la aguardaba , y
cuando Sonia salió.
-Ahora cariño, espero que
nos sigamos viendo.
-No.- Se negó ella con
determinación.- Esto es lo que querías. ¿Te he dado lo que me has pedido,
verdad? Pues ahora cumple tu palabra. Borra esas fotos.
-¡Claro! - Se rio él,
añadiendo divertido.- Aunque me dará pena. Tienen mucho valor sentimental para
mí. Sobre todo la segunda, no veas las cosas que hace el Photoshop y lo que me
costó hacerla, ja, ja. Bueno, la hizo algún colega al que se le dan bien estas
cosas, claro.
Ahora, la estupefacta Sonia se dio cuenta de que esa foto
era un burdo montaje. Un “fake” elaborado por algún aficionado. Eso no le era
desconocido, en la red circulaban muchas fotos de ella o de otras famosas con
su cara superpuesta en cuerpos ajenos, que estaban entregados a acciones
pornográficas. Se maldijo por estúpida. Ese cabrón la había engañado bien.
Usando la primera foto que sí era suya para influenciarla.
-¡Eres un canalla! - Le
espetó.-
-Venga, cielo. Si te ha
encantado comérmela.- Se rio él.- Como en los viejos tiempos, ¿a que sí?...
-Escucha.- Le ordenó
prácticamente ella reuniendo dignidad a la par que indignación.- No quiero
volver a verte más. Déjame en paz o te denunciaré. Y no me importa esa otra
foto. Siendo yo menor entonces, podría acusarte de difusor de pornografía
infantil.
-¿Esa es tu decisión? Me
partes el corazón.- Se burló él.- Bueno, supongo que tienes razón. De todos
modos sería un detalle por tu parte el darme algunos créditos por mi tiempo y
por el manjar que has degustado, nena. Digamos diez mil.- Remató dándole un
número de cuenta en tanto a la vista de ella, borraba las fotografías.- Y así,
ese capítulo del pasado quedará cerrado para siempre. Tampoco haces tan mal
negocio, ¿no crees?
La chica ni quiso molestarse en replicar, no le miró,
sacó el móvil, tecleó la cantidad demandada, la envió a ese sinvergüenza y se dio media vuelta saliendo de allí. La
puerta de la casa no estaba cerrada con llave de modo que fue capaz de irse sin
problemas. Al menos en eso suspiró aliviada. Había pensado en algún tipo de
emboscada pero al parecer su ex no tenía, afortunadamente, experiencia en cómo
chantajear a la gente.
-Es un cabrón pero
bastante ingenuo en estas cosas, ¡menos mal!- Se dijo tratando de ver la parte
positiva de aquello.-
Y todo pareció ir bien durante los siguientes días. En
tanto ella viajaba a los Estados Unidos, Mei Ling llegó desde Nature. Sonia no
fue a esperarla al astropuerto debido a la repercusión mediática que tendría.
En lugar de eso, su novia acudió directamente a la dirección privada de la
actriz. Protegida tras unas grandes rejas y un enorme terreno con jardín, Sonia
vivía en una gran casa en Los Ángeles. Su pareja fue conducida hasta allí y,
una vez llegó ante la puerta, la propia modelo abrió. Las caras de ambas
reflejaron mucha alegría y emoción.
-Hola.- Fue lo único que
pudo decir Mei Ling.-
-Hola.- Sonrió a su vez
Sonia indicándole que pasara.-
Su interlocutora lo hizo y una vez dentro y con la puerta
cerrada, a salvo de cualquier mirada, las dos se besaron hasta desfallecer,
desnudándose de inmediato y alcanzando a duras penas el salón, donde, sobre el sofá,
comenzaron a dar rienda suelta a su pasión tan largamente contenida. Luego,
Sonia la guió al dormitorio para que llevasen a término la tortura que les
supuso el haber estado ayunas la una de la otra durante tanto tiempo. Una vez
se saciaron, la cabeza de la actriz reposó sobre el vientre de su amante y la
española pudo decir.
-¡Como te echaba de menos!
-Yo también a ti.- Suspiró
Mei Ling.- Y no puedes ni imaginar cómo te
añore y lo que he sufrido.
Rompió a llorar sin poder evitarlo, Sonia la miró con preocupación,
se levantó acercando su rostro al de su desconsolada pareja y le susurró con
dulzura.
-Ya estamos juntas. Y te
prometo que así permaneceremos pase lo que pase. Te quiero.- Añadió en tanto la
besaba en las mejillas y los labios.-
La oriental se calmó un poco y pudo musitar.
-Creía que no viviría para
oírtelo decir otra vez.
Y con la asombrada e incluso aterrada expresión de su
amante de fondo, Mei Ling desgranó un resumen de todos los acontecimientos que
había padecido desde que Sonia se marchase. Al fin, a modo de prueba, le mostró
esas diminutas marcas que aún eran visibles en su cuello.
-¡Es increíble! ¡Por
Dios!- Exclamó la modelo que se había quedado lívida.- ¡Lo siento, lo siento
mucho! - Lloraba a su vez abrazándose a su pareja y rememorando.- Entonces,
aquella vez, cuando grabaste ese mensaje...
-Sí, fui yo.- Musitó la
oriental.- Y lo único que me mantuvo con deseos de luchar contra esa maldición
fue mi amor por ti. No quería hacerte daño.- Le confesó.-
-¡Dios mío!- Pudo exclamar
la actriz con voz entrecortada, abrazando a su pareja, con tono entre perplejo
y horrorizado.- Ahora lo recuerdo, no sé, es como si algo me hubiese sucedido,
olvidé todo eso.
-Muchos murieron y tras
los vampiros llegó ese ataque enemigo. Fue terrible.- Afirmó Mei Ling.-
-Sí, aquí se oyó algo,
pero se dijo en los medios que fueron unos terroristas.- Comentó Sonia.-
-¡Mentirosos! - Espetó la
oriental llena de rabia.- Fue mucho más que eso. Fue una conspiración que
todavía no ha terminado, estoy convencida.
-De todos modos, fue
horrible pero para nosotras se acabó. Tú estás a salvo y conmigo.- La animó la
actriz estrechándola más entre sus brazos.-
Su amante asintió, ya no quería volver a pensar en eso.
De modo que tras permanecer un rato más acostadas se levantaron y se ducharon.
Luego cenaron algo. Al día siguiente Sonia tenía que rodar y Mei Ling dirigirse
a la sede la Masters Corporation. A tramitar su excedencia. Sin embargo, cuando
la española llegó a los estudios se encontró con el gesto grave de Ben, así
como el del productor. No le dijeron nada hasta que concluyeron de rodar las
escenas, después, una vez se duchó y se cambió, fue requerida al despacho de la
productora.
-Sí, dígame señor Ridley.-
Saludó ella.-
Ben estaba ya allí y la observaba con un rictus de incredulidad.
La chica se percató de ello y enseguida preguntó.
-¿Qué pasa?
-Que, ¿qué pasa?- Espetó
el productor enseñándole un video en su móvil con ademán acusador para
sentenciar.- ¡Esto es lo que pasa!
Sonia se llevó las manos a la boca ahogando una exclamación.
¡Era el vídeo de ella arrodillada delante de Rafa cuando tuvo que practicarle
sexo oral! El productor estaba realmente indignado aunque todavía parecía más
asustado al contarle a la horrorizada muchacha.
-¡Nos han pedido diez
millones de dólares en bitcoin, diez! por no subir esto a las redes sociales.
¿Se puede saber en qué demonios estabas pensando? Has podido terminar con tu
carrera y con la productora.
-Yo, verá… lo puedo
explicar.- Balbució la atorada y angustiada joven.- Ese hombre era un ex novio
que…
-¿Qué te pidió recordar
viejos tiempos?- La cortó el furioso productor con tintes de reprobación y
sarcasmo.-
-Por favor, deja que Sonia
se explique.- Le pidió un sereno Ben a ese tipo, intercediendo por ella.-
Tras el incómodo silencio que se hizo, entre sollozos y
balbuceos, la modelo les contó lo sucedido. Ben estaba furioso, pero no por el
futuro de la película, sino por el chantaje al que su compañera había sido
sometida. Ella en su ingenuidad se había puesto a merced de ese tipo sin
escrúpulos.
-Debiste habérmelo dicho.-
Suspiró el actor.-
-¡Yo creí que con algo de
dinero todo se arreglaría! - Gimió la desesperada Sonia.-
Ben la abrazó tratando de confortarla. El joven no tardó
en usar un tono más afectuoso para tratar de consolarla.
-Tranquilízate. Vamos a
hacer lo posible por resolver esto. Te lo prometo.
-Si Mei Ling viera eso,
¡Oh Dios! Pensaría que la he estado engañando...
-Claro que no.- Se
apresuró a rebatir Ben.- Todo ha sido un chantaje. Lo entenderá. No tuviste
otra opción, en cuanto fuiste a ver a ese tipejo te tuvo en su poder.
-¡Lo siento, he sido una
estúpida! - Sollozaba Sonia.-
-Eso ahora ya no importa.-
Intervino el productor resoplando con enfado y preocupación.- Nos pondremos en
contacto con quien quiera que sea.
-¡Se quién es! - Espetó la
chica.- Puedo daros nombre y apellidos.
-No es tan simple. Los
chantajistas no suelen trabajar solos. Si vamos a por ese individuo podría ser
otro quien subiera las imágenes. Y él podría alegar haber sido filmado sin su
consentimiento.
-Pero, él me citó con un
chantaje, me dijo que guardaba unas fotos mías y...- Quiso explicarse ella una
vez más.-
-Tu palabra contra la de
él.- Repuso un abatido Ben moviendo la cabeza.- En esas imágenes se os ve a los
dos.. y perdona que lo exprese de esta manera pero, tú no pareces muy remisa a mantener esa clase de relación que digamos.
Sonia se sentó llevándose las manos a la cara y llorando
sin cesar. ¿Qué iba a hacer? Estaba a merced de ese canalla, y lo estaba más
que nunca. Y ahora no solamente ella. Toda la producción, la película, la
reputación del estudio y la de Ben, así como la suya propia, se derrumbarían si
eso salía a la luz pública. Pensó también que, irónicamente, no debía preocuparse
de que los defensores de la moralidad la acusaran de ser homosexual.
-No, solamente me acusarán
de ser una cualquiera.- Pensaba con amargura y desolación.- Una viciosa mala
influencia para la juventud.
Tras calmarse un poco al fin volvió a casa. Su pareja la
aguardaba deseosa de estar a solas y en la intimidad. No obstante, al verla
venir con esa expresión desencajada no pudo por menos que preguntar inquieta.
-¿Ha pasado algo?
Sonia se echó a llorar en sus brazos y Mei Ling la
confortó como pudo. Tuvo que pasar un rato para que la española se sosegara lo
suficiente y se armase de valor para contarle aquello a su pareja.
-No quiero secretos entre
nosotras. Tú me dijiste cuando nos conocimos que sufriste una decepción.
-Sollozaba Sonia, alegando tras su impactante historia.- Y yo no quiero que
pienses lo mismo de mí. ¡Lo siento!, me equivoqué, pero creí que no tenía otra
salida.
-Está bien, ven aquí.-
Repuso suavemente su interlocutora abrazándola una vez más.- Ben tiene razón,
te creo. Sé que jamás te habrías prestado a hacer algo así de no haberte visto
forzada. Lo arreglaremos, todo se solucionará. Ya lo verás.
-No sé dónde estará metido
ahora ese canalla.- Pudo contestar la llorosa Sonia.-
-También le doy la razón a
Ben y a tu productor en eso que te han dicho.- Comentó su contertulia, con un
tono más analítico para conjeturar.- No creo que alguien así trabaje solo. Y
tras todo lo que he visto y vivido me temo que esto podría ser solamente la
punta del iceberg de algo muchísimo más grande.
La actriz asintió. Bien pudiera ser así, Rafa siempre fue
un hombre muy posesivo, celoso y bastante machista, pero pasional. No llegó a
pegarla pero sí que la intimidaba a veces con sus gritos y amenazas. Por eso
entre otras cosas, le dejó. Ahora en cambio parecía ser mucho más astuto y
contenido. Quizás hubiera ido aprendiendo con los años o pudiera ser que
estuviese lisa y llanamente ciñéndose a un plan predeterminado. Desde luego, le
extrañaba que él sólo hubiera sido capaz de pergeñar tal cosa.
-Entonces ¿Quién podría
estar ayudándole?- Quiso saber con un susurro casi inaudible.-
Mei Ling la miró tratando de comprender esas palabras y
la española se las repitió, junto con parte de sus reflexiones.
-No lo sé.- Repuso
finalmente la asiática, sentenciando.- Y eso es lo que más me preocupa.
Luego supo que el propio Ben fue a ver a su ex pareja.
Con la tarjeta de ese tipo que ella les mostró el actor contrató a un servicio
de detectives que les guió hasta aquel hombre. Con sumo cuidado, eso sí, para no
verse envuelto en ningún tipo de polémica, Ben fue acompañado de Percie y de un
abogado. Por supuesto, Rafa negó cualquier tipo de implicación denunciando en
efecto que había sido grabado contra su voluntad. El novio de Ben se lo contó
poco tiempo después, pudo escuchar a ese individuo replicar.
-Sí, amigo.- Sonrió
mirando al actor con un gesto pleno de desafío y sorna.- Yo no soy un profesional
como usted, aunque no he quedado tan mal. Pero si agarro al que me ha filmado
en ese momento de intimidad con mi exnovia. Pues que se vaya preparando. ¿Usted
no sabrá quién ha sido, verdad?
-Mire, sólo quiero que
deje usted a la señorita Calderón en paz.- Le pidió Crew mostrándose paciente.-
-Solamente la saludé en
plan de buen rollo. Ya sabe, como viejos amigos. ¡Qué culpa tengo yo!- Rio
agregando divertido para remachar. - Si todavía quedaba algo de llama entre
nosotros. Ella se limitó a recordar los viejos tiempos conmigo. Supongo que con
usted ya habrá ejercitado sus más que notables técnicas…Siendo su
coestrella…¡ja, ja! Seguro que debió de pasar el casting así.
Percie tuvo que sujetar de un brazo a su pareja. Ben
desde luego miró a ese tipejo con expresión casi asesina. Si no fuera porque su
fama y su imagen estaban en juego le hubiera dado un buen puñetazo.
Desgraciadamente no tenían pruebas de que esa grabación, o el vídeo enviado a
modo de chantaje con esas imágenes fuera obra de ese sinvergüenza. El mismo
abogado de la productora que les acompañaba se interpuso haciendo un
llamamiento a la calma.
-Será mejor que
dialoguemos para establecer las bases de una querella común contra quien quiera
que haya sido el autor de esa grabación y ese chantaje.- Dijo el letrado.-
-Por mí hagan ustedes lo
que quieran.- Afirmó Rafa sin sentirse aparentemente afectado por aquello.- Y dele recuerdos a Sonia de mi parte. Cuando
quiera repetir la experiencia, ya sabe dónde encontrarme, pero esta vez sin
cámaras. ¡Ja, ja, ja!
Tanto Ben, como Percie y el abogado se marcharon sin
pronunciar palabra. El actor estaba visiblemente furioso. Su pareja le observó
con inquietud. No era normal que perdiera la calma así. Una vez se despidieron
de su representante legal y a solas en una suite de hotel en aquella ciudad
española. La estrella estalló.
-¡Ese miserable! Estoy
seguro que ha sido él.
-Por desgracia no lo
podemos demostrar.-Replicó Percie tratando de calmarle.-
-Lo sé, lo sé.- Suspiró
Ben.- Pero me indigna lo que le ha hecho a la pobre Sonia.
-Mi caballero andante.- Le
susurró Percie acariciándole el cuello en tanto se sentaba junto a él en la
cama.-
Su pareja sonrió más reconfortado. Girándose hacia su
interlocutor le premió con un beso en los labios que éste correspondió. Al poco
ya estaban desnudándose entre más besos y caricias hasta completar uno de sus
encuentros sexuales. Tras acabar, tumbados ya en la cama uno junto al otro, el
actor declaró.
-Tendremos que volver para
acabar la promoción. Después de esta película hay que rodar otra. Y luego algún
episodio de la nueva serie. También tengo mis visitas a hospitales y los actos
benéficos.
-No descansas nunca.- Le
dijo Percie con un leve tinte de inquietud ahora.-
-Es el precio de la fama.-
Sonrió su amante.-
-No todos los famosos son
tan entregados como tú.- Afirmó su contertulio abrazándose a él.-
-Bueno, me gusta pensar
que puedo ayudar a la gente de verdad, no solo en la pantalla.- Declaró él.-
-Y más ahora, con tanto
conflicto en la Tierra.- Agregó Percie lamentándose.- Parece mentira, con los
soberanos haciendo todo el bien que pueden, que existan personas que les vean
casi como si fuesen unos monstruos.
-No entiendo de eso, a mí
me parecen buenas personas.- Opinó Ben, agregando con un tono de mayor inquietud
ahora.- Pero esos fanáticos religiosos… no sé. Estoy algo preocupado.
-¿Preocupado?- Le preguntó
su novio añadiendo.- ¿Qué ha pasado? ¿Acaso has recibido más de esos anónimos?
-El otro día vi unos
cuantos mensajes. Los borré enseguida, la mayoría eran peticiones de fans alocadas
que querían casarse conmigo. Ya sabes, lo de siempre. Sin embargo, hubo uno que
me asustó.- Confesó el actor, para referirle a su pareja.- Decía. Te vamos a
desenmascarar…sabemos lo que en verdad eres. Ha llegado la hora de que tus fan
sepan cuanto le has engañado.
-Bueno.- Opinó Percie
tratando de restarle importancia.- Puede ser otro loco y podrían referirse a
muchas cosas. Ha habido alguno que hasta te acusaba de liarte con su mujer…
-Esperémoslo así.- Suspiró
él.-
Esas palabras, pronunciadas por un lloroso Percie tras el
funeral, todavía estaban marcadas en la mente de Sonia. Recordaba asimismo que
ese pobre hombre, entre sollozos, le explicó.
-¡No sé cómo pudieron
hacerlo!. Debieron de introducir cámaras en la habitación. Quizás aprovechando
que salimos. O puede que el conserje o quien fuera, estuviera a sueldo de esos
tipos. Sin embargo, obtuvieron esas imágenes. ¡Ben y yo en la cama!
-¡Dios mío!- Lloraba Sonia
abrazándole con todo el afecto que podía.-
La modelo estaba hundida. Aquello fue realmente terrible.
A los pocos días de la estancia de Ben y de Percie en Barcelona, una vez
regresaron para que el actor filmase sus compromisos pendientes, algunas
escenas en mala calidad se filtraron a los medios de internet. ¿Es éste el
verdadero Ben Crew? Se preguntaban algunas páginas web que las difundieron. A
las pocas horas la prensa era un clamor. Muchas voces se elevaban exigiendo una
explicación o que , al menos, la estrella lo desmintiera. Incluso los mismos
promotores de actos benéficos o los que organizaban las visitas a los hospitales
para niños enfermos le pidieron que aclarase aquello y que, por el momento, no
fuera a esos eventos.
-Recibió esa llamada
entonces.- Gimió Pierce en los brazos de Sonia.- Y su cara se quedó pálida. No
sé lo que le dijeron, no me lo quiso contar. Pero, a las pocas horas. ¡Le
encontré en la habitación! Se había tomado unas pastillas, mezcladas con
alcohol. No pudieron reanimarle…
La joven estaba tan rota como su amigo. La propia Mei
Ling lloraba en un aparte del grupo. La autopsia del actor fue rotunda. Muerte
por suicidio, envenenado con un compuesto químico para fines medicinales, que,
tomado en grandes dosis y mezclado con alcohol, era prácticamente letal. El desafortunado
Crew terminó así con su vida. Quizás prefirió morir siendo todavía popular.
-¡No pararé hasta
averiguar quién le hizo esto!- Sollozaba Sonia, abrazándose ahora a Mei Ling.-
-Ten mucho cuidado, por
favor.- Le Pidió Percie llorando a su vez.- Esa gente es malvada y cruel. Si
intentas enfrentarte a ellos…
-Es cierto, Sonia.-
Convino Mei Ling, que llena de pesar, añadió.- No podemos hacer nada por Ben
ya.
La chica asintió pero no podía apartar aquellos
pensamientos de su cabeza. Pasó algunos días entre el duelo y esquivando a la
prensa. En ese tiempo hizo algunas preguntas. Lamentablemente solo tenía una
pista que seguir, y a espaldas de Mei Ling, esa le obligó a viajar de nuevo a
su país natal con la excusa de asistir a un acto de la productora que pretendía
lavar la imagen de Ben y una vez allí llamar a…
-Sí, ¿Rafa?- Le preguntó
llamando al número del móvil que todavía tenía de él.- Quisiera hablar contigo.
Muy bien…Quiero que me digas la verdad…. De acuerdo, acepto.
Y colgó con el corazón latiéndole muy fuerte en el pecho.
Estaba asustada y temerosa de cometer el peor error de su vida. No obstante,
ansiaba esas respuestas y por una vez, le dio la impresión de que su novio no
mentía.
-Te puedo contar algo muy
interesante, pero con un alto precio.- Repitió mentalmente aquellas palabras de
Rafa.-
Y conviniendo en verse una vez más en un lugar discreto,
él le dio una dirección, a las afueras de la ciudad. Una vez allí, y a salvo en
una casa rural, ella fue directamente al grano.
-Dijiste que sería interesante.
¿Cómo de interesante?- Quiso saber ella.-
Su contertulio esbozó una fugaz y malévola sonrisita y se
tomó unos instantes en silencio para deleitarse con esa expresión, entre
ansiosa, llena de curiosidad y de malestar de su ex. Al fin, le dijo.
-Te puedo asegurar que
comprenderás por qué tu amiguito se ha quitado la vida. Y otras muchas cosas.
Eso sí, debo decirte que una información tan importante requiere un pago muy
elevado.
-Ya deberías saber que el
dinero no me supone ningún problema.- Se reivindicó ella.-
Lo que volvió a confundirla e incluso a asustarla fue la
reacción de su ex novio. Rafa se estaba literalmente cayendo de risa.
-¿Qué es lo que te resulta
tan gracioso?- Le gritó ella, perdiendo la paciencia.-
Y como no, tuvo que aguardar unos instantes que se le hicieron
eternos, para que ese canalla se dignase replicar todavía entre risas.
-¡Tú, tú me resultas de lo
más graciosa! Querida Sonia, a pesar de los años y de todo lo que has vivido,
sigues siendo esa chica ingenua que tanto me gustaba. Verás, mi amor. Voy a ser
claro contigo para que no te confundas. Cuando hablo de un alto precio, no me
estoy refiriendo a dinero. De eso también tengo. Pero hay algo tuyo que sí me
gustaría volver a poseer. Y ya puedes
Imaginarte lo que es…
Un escalofrío recorrió la espalda de la joven. Ya suponía
desde luego cual podría ser aquel precio. Empero, en esta ocasión estaría bien dispuesta
a pagarlo. Aunque fuera uno tan alto, a cambio de la verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, si sois tan amables y no os es molestia, comentar vuestras impresiones sobre lo que habéis leído. Me vendría muy bien para mejorar y conocer vuestras opiniones sobre mis historias. Muchas gracias. ;)