sábado, 10 de febrero de 2018

GWTN51. Posponiendo lo inevitable


Las perplejas humanas las miraban con una mezcla de temor y asombro. Violette suspiró. Aunque no tuviera que respirar le gustaba hacerlo. Quizás eran viejos recuerdos de cuando fue mortal y lo hacía. Movió la cabeza dirigiendo a Sabra una mirada de reprobación. La israelí se dio cuenta y enseguida se justificó.



-Sé que podemos confiar en ellas. Y las cosas son diferentes ahora. – Le dijo a su compañera.-

-¿Qué te ha ocurrido?- Quiso saber Daphne, saliendo al fin de su perplejidad.-



            Ahora fue la morena ex militar quien miró a su antigua novia y suspiró. Dando una vuelta alrededor del salón comenzó a relatar.



-Es una historia larga. Tras separarnos tú y yo, me uní al grupo de Deborah Hunter. Bueno, entonces el líder era Lance Rodney. Sin embargo, él nos dijo que, tarde o temprano, tendría que dejarlo. Cuando se marchó, todos elegimos a Debbie como la nueva líder y seguimos luchando contra los seres de las sombras que habitan en este mundo…

-Como yo. Por ejemplo.- Intervino Violette quien se presentó corroborando lo que Mei Ling ya había adivinado.- Soy un vampiro. Tengo más de cuatrocientos años. Y me convertí en la madre de Sabra.

-¿Qué quiere eso decir?- Inquirió Dap.-

-Que fue ella quien me convirtió.- Le explicó la israelí.-



            Recordó entonces como, yendo con Debbie, Lawrence y Kyle, acertaron a encontrar un nido de esas criaturas. Aunque los mismos vampiros estaban enfrentados entre sí. Había una facción, la realmente peligrosa, que atacaba a los humanos hasta matarles y a veces convirtiendo a los que juzgaban unas buenas adquisiciones para su bando. Otros, más moderados, abogaban por pasar inadvertidos, alimentándose sin causar víctimas, y menos aún, convertir a nadie más. Los defensores del autocontrol eran cada vez menos, y por si fuera poco, esos cazadores les estaban haciendo daño. Dado que no solían discriminar un tipo de vampiro de otro.



- Lo malo es que los humanos, con su estúpida ceguera, nos debilitan. Y somos los únicos capaces de frenar a nuestros, digamos más impulsivos hermanos, que son cada vez más abundantes.- Intervino Violette.-

-El grupo hizo una batida, localizamos un nido. Pero cuando entramos eran demasiados.- Comentó Sabra, dándole la razón a su compañera.- Tantos que, ni tan siquiera con los poderes de Lawrence, que es medio demonio, y con las destrezas que poseíamos los demás, tuvimos oportunidad.



            De hecho, se vieron forzados a retirarse tras terminar apenas con algunos de esos seres. Por desgracia para Sabra ella fue herida. Los vampiros, además de atacar mordiendo, tenían también armas emponzoñadas. Más diseñadas para atacar a seres como Lawrence que a humanos. No obstante, la alcanzaron a ella.



-¿Estás bien?- Le preguntó Deborah viendo como se dolía tras recibir un disparo de una flecha que alcanzó a la israelí en una pierna.-

-Sí, vámonos de aquí!- La instó su interlocutora.-



            Fue Kyle quien la ayudó, colocándola sobre uno de sus hombros dado que Sabra estaba cada vez más débil y mareada.



-Necesitamos un antídoto.- Afirmó el joven.-

-No sé si lo tendremos.- Repuso Debbie con visible inquietud.-

-¡Vamos, daos prisa!- Exclamó Lawrence quien, pese a su fuerza y velocidad, estaba cada vez más arrinconado.- Son demasiados incluso para mí. No podré contenerles a todos.



            Y es que estaban bajo una red de alcantarillado, donde esos tipos se escondían. La mayor parte de las veces eran capaces de ocultarse a la perfección durante el día y sólo salir por la noche en grupos pequeños, para no llamar la atención. Ahora, sin embargo, venían por docenas. Los cazadores seguían retrocediendo con Lawrence cubriéndoles las espaldas, pero entonces sufrieron otro ataque proveniente de un  ramal adyacente de las alcantarillas. Algunas manos agarraron a Kyle arrebatándole el cuerpo de Sabra. El chico se giró pero ya era tarde.



-¡Maldita sea! Me la han quitado.- Exclamó con impotencia y frustración.-

-¡Vamos por ella! - Instó Debbie preparando su ballesta.-

-Es imposible.- Desestimó Lawrence.- Si vamos, acabarán con todos nosotros. ¡Tenemos que retirarnos!



            Sabra escuchó eso, en efecto, sentía como, en medio de la oscuridad, algunos pares de ojos ambarinos la miraban con expresión de odio y morboso deseo. También notaba el tacto de varias manos arrastrándola hacia la cada vez más densa oscuridad. Con sus últimas fuerzas gritó.



-¡Idos de aquí!...



            Ya no supo más, al poco sintió un dolor agudo en el cuello, en los brazos y en la pierna que no estaba herida. Eran mordiscos. Esos vampiros la estaban desangrando…cerró los ojos aceptando la muerte…



-Entonces moriste así.- Musitó la horrorizada Mei Ling.-

-No, de haber muerto así no estaría aquí ahora.- Rebatió Sabra quien prosiguió.- Pensé que iba a morir, sí y perdí el sentido. Aunque luego desperté. De todos modos, apenas me quedaba un hilo de vida… y fue cuando…



            Respirando con dificultad y sintiéndose cada vez más débil, la israelí abrió los ojos. Veía borroso por la pérdida de sangre, pero todavía fue capaz de escuchar una voz femenina que le hablaba.



-¿Todavía vives?. Vaya, eres muy resistente…

-¿Quien…eres?- Pudo susurrar.-

-Soy tu última oportunidad. Puedo ayudarte.- Le dijo aquella voz.-



            Esforzándose por ver algo más claramente Sabra entornó los ojos. Pudo observar a una preciosa mujer de tez pálida y larga cabellera rizada  pelirroja, sus ojos eran color ámbar y unos colmillos sobresalían de su boca.



-Supongo… que vas a terminar de beberte mi sangre.- Elucubró con resignación.-

-No me gustan las sobras.- Repuso su interlocutora con tono entre desdeñoso y divertido, para presentarse acto seguido.- Me llamo Violette.

-Es… un detalle presentarte… antes de matarme.- Quiso sonreír Sabra con estoicismo.-

-No voy a matarte, tú ya estás muerta. Te queda muy poco de vida.- Declaró su contertulia, explicándole.- Entre la sangre que te han chupado y el veneno que recibiste con esa flecha, tu corazón se detendrá en pocos instantes. Pero puedo hacer que renazcas…

-¿Cómo un vampiro?- Musitó su interlocutora, moviendo levemente la cabeza.- ¡Ni hablar! No mataré… inocentes para… beber su sangre.

-Yo soy un vampiro y no he matado a nadie desde hace siglos.-Repuso Violette, alegando.- No es bueno dejar un reguero de cadáveres para que nos rastreen. Por eso, mi facción lucha contra esos descontrolados. Suelen ser individuos que fueron convertidos sin ningún tipo de cuidado. Y me vendría bien una aliada en ese batalla.

-¿Entonces, no… bebes sangre…?- Musitó Sabra que notaba como, poco a poco, perdía el conocimiento, esta vez de forma definitiva.-

-Por supuesto que lo hago, soy un vampiro, no una girl scout.- Se sonrió su contertulia, matizando, eso sí.- Pero jamás mato, ni convierto a nadie, salvo en casos muy especiales, como el tuyo. Y tampoco me vendría mal una amiga…

-No… quiero ser… un… monstruo.- Se negó con su último aliento Sabra.-

-Me temo que eso ya no está en tus manos, querida.- Replicó Violette.-



            Y ahí se detuvo la historia, fue la propia pelirroja quien les contó a las dos espantadas humanas.



-Entonces me herí en el brazo y lo puse sobre la boca de Sabra. Ella tuvo que beber mi sangre pese a no querer hacerlo. Después murió y al poco retornó del mundo de las sombras eternas…

-Sí, y te maldije por ello. Todavía lo hago. - Repuso amargamente su compañera retomando la narración.-



            Despertó con una extrañísima sensación. Estaba bien, no le dolía nada. Pero sentía una especie de hambre atroz. Miró alrededor, estaba acostada en una cama bastante elegante, en un apartamento.



-¿Qué tal?- la saludó aquella individua. –

-¡Tú!- exclamó la israelí saltando de la cama con tal fuerza y rapidez que hasta ella misma se asombró.-



            Se había agarrado literalmente al techo y su interlocutora le comentó con tono jocoso.



-Oye, ten mucho cuidado, ¿Sabes lo que me cuesta pagar el alquiler de este sitio?

-¿Qué me has hecho?- Quiso saber Sabra bajando al suelo y encarándose con ella.-

-Darte la oportunidad de tener otra existencia.- Replicó Violette.-

-Tengo mucha sed.- Siseó la israelí.-

-Lo sé.- Convino su contertulia que, abriendo un pequeño armarito oculto en un mueble, extrajo una bolsa.-



            Sabra observó aquello, esa especie de paquete de plástico contenía un líquido rojo en su interior. Tenía a su vez un pequeño tubito conectado a él. Violette le explicó.



-Es como un envase de zumo. Solamente tienes que perforar con ese tubito y chupar. Te sentirás mucho mejor…

-¡Quiero salir de aquí!- Replicó La israelí con tono gutural.-

-Ahora no sería nada prudente.- Rebatió su compañera, desvelándole.- Matarías al primer humano que vieras y te beberías toda su sangre. Pero, con la que tienes en ese paquete y alguno más que guardo, podrás saciarte. Después te enseñaré a controlarte.



            Sabra no lo dudó. Siguiendo las instrucciones de su anfitriona apuró todo el contenido de ese paquete. El sabor amargo de la sangre ahora le resultaba delicioso, era un manjar. Enseguida dio buena cuenta de dos paquetes más, en tanto su contertulia comentaba divertida.



-¡Eh!, no seas tan glotona. Eran B negativo, de la mejor calidad.



            Ignorando ese comentario y tras unos instantes en los que su organismo pareció asimilar ese aporte de nutrientes, Sabra suspiró por inercia mirando a esa mujer y gimiendo.



-¿Esto es lo que soy ahora?

-Al principio es duro. Pero créeme. No es tan malo como parece.- La animó su interlocutora.-

-¿No?- Estalló su interlocutora reprochándole con amargura.- ¿En qué me has convertido, eh? ¿En un monstruo que no podrá volver a ver jamás la luz del sol?

-No tenía otra alternativa. Hubieras muerto.- Replicó calmadamente Violette.-

-¡Hubiera preferido estar muerta antes que ser esto! - Sentenció Sabra que, pese a todo, era todavía capaz de llorar.-



            Ahora era Daphne quien lloraba escuchando aquella desgarradora historia. Su antigua novia la miró con afecto y tristeza para afirmar.



-Por eso, entre otras cosas, lo nuestro jamás será posible. Ahora soy un muerto-viviente. Debo beber la sangre de los vivos, o en su defecto, alimentarme de bolsas de plasma.

-Eso no me importa. Si esa es la única razón… yo… podría ser como tú. - Se apresuró a replicar la maestra.-

-¡Daphne!- Intervino una atónita Mei Ling.- No sabes lo que dices.

-Tu amiga tiene razón.- Convino Violette, sentenciando casi más a modo de amenaza que  advertencia.- Ten mucho cuidado con lo que deseas…

-Mi vida ha ido de una decepción a otra, de un duro golpe a otro.- Musitó la maestra.- ¿Qué más da ya? Al menos así podría estar para siempre contigo.

-¡No! - Exclamó la israelí.- Jamás lo consentiré. Tienes una familia, unos hijos que te necesitan.

 -Querida humana ignorante.- Suspiró la pelirroja, para exponer.- Lo peor que podrías hacer si tienes hijos, es querer convertirte. Créeme, tarde o temprano acabaríais mordiéndoles el cuello sin poderlo evitar. ¿Querrías eso para ellos?

-¡A mis hijo ya nos no puedo volver a ver!- Sollozó Daphne añadiendo.- Y menos ahora que han cortado todo tráfico hacia Nature.



            Sabra y Violette se miraron con extrañeza al escuchar eso. Algo habían escuchado pero no tuvieron ocasión de confirmarlo. Desde luego, Debbie y los demás no les habían dicho nada. Aunque teniendo en cuenta como eran ahora sus relaciones con ellos, no era de sorprender.



-¿Estáis seguras de eso?- Preguntó la israelí.-

-Sí, incluso tratamos de conseguir ayuda. Pero ni tan siquiera un senador ha podido hacer nada.- Les refirió Daphne añadiendo con amargura.- Por eso, si ya ni tan siquiera voy a poder ver a mis hijos…no sería tan terrible después de todo convertirme en un vampiro. Y quizás si me arrepiento luego puede que el obispo me sane, como hizo con Emma.

-¿Con Emma?- Se sorprendió Sabra.-¿Qué quieres decir?

-¿No era esa mujer que se estaba tratando con aquel suero?- Preguntó Violette a su vez, rematando en alusión a su pareja.- Al menos eso es lo que me contaste.

-Sí, debía tomarlo para siempre, a fin de controlar sus ansias de sangre.- Le recordó su compañera.-



            Aquello llegó a sus oídos hacía tiempo, por Nature aun quedaban tanto vampiros como algún cazador. Y la historia de esa desdichada corrió como la pólvora. Muchos lo habían adoptado como una especie de mito, una promesa de salvación, que les sacase de su maldición eterna.



-Pues ya no.- Intervino Mei Ling dejándolas asombradas.- Ese obispo hizo un milagro, la convirtió nuevamente en humana.

-¿Qué?- Exclamó la pelirroja sin dar muestras de creerse aquello.- ¡Eso es imposible!

-Eso pensaba yo, pero soy científica y, como tú bien dijiste, a punto estuvieron de convertirme. Sin embargo, no lo hicieron y desde entonces, cada vez que hay algún vampiro cerca, noto esa conexión. Por eso antes, cuando estábamos solas, te miré así, y tú adivinaste que yo lo sabía.

-Es cierto.- Admitió Violette.-

-Pues eso mismo me sucedía con Emma. Hasta que la sanaron. Después ese vínculo desapareció por completo. Ahora es humana, os lo aseguro, sale sin problemas a plena luz del sol.

-El sol de Nature no es como el terrestre.- Matizó Sabra.-

-Aun así. Para cualquiera afectado por el vampirismo es muy molesto.- Le recordó Mei Ling.- Y Emma sale a la calle a cualquier hora, come, duerme y respira… sí, es humana al cien por cien.

-Eso es muy interesante.- Afirmó la israelí, declarando con resolución.- Un motivo para ir a Nature.

-Sería un suicidio tan siquiera intentarlo.- Objetó la oriental.- Al menos por lo que nos han dicho. - Al margen claro está, de que nadie en su sano juicio iría. Es un mundo condenado.- Añadió Violette.-

-Podríamos persuadir a alguien.- Afirmó Sabra.- Los vampiros somos capaces de hacernos con la voluntad de la mayoría de las personas.

-Pero por un corto espacio de tiempo y para morderles.- Objetó su compañera, agregando con poco deseo desde luego de que así fuera.- E ir a un mundo tan limitado y tan peligroso. Sin contar con ese tema de los meteoritos, Nature es una ratonera. Hay muy pocos humanos para mantener una población significativa de vampiros. Hasta para uno de los nuestros sería un riesgo inútil.



            Hubo un breve silencio, Daphne y Mei Ling se observaron pensativas y luego intercambiaron la mirada con Sabra. Las tres tenían interés en ir allí. Así lo constató la maestra.



-Yo quiero salvar a mi familia, Mei Ling a la suya. Y tú intentar que ese fanático te vuelva a convertir en humana otra vez. Quizás, uniendo nuestras fuerzas.

-Estáis locas, conmigo no contéis.- Desestimó Violette.-

-¡Por favor! - Le rogó Sabra tomándola de las manos.-  Necesitamos tu ayuda. Tus poderes y destrezas son muy superiores a los míos.

-Ni hablar.- Sentenció su contertulia, apartándose.-

-¡Me lo debes!- Estalló entonces su interlocutora dejándolas a todas perplejas.- ¡Maldita sea! Yo no pedí ser así.

-Ni yo tampoco.- Contestó su mentora bajando la mirada. – No pude elegir. Sigue mi consejo y no sueñes con un imposible.



            Y sin más la pelirroja se dio media vuelta y salió de la casa. Sabra la miró con gesto apurado, al poco fue tras de ella.



-¡Espera!- Le pidió Daphne sujetándola de un brazo.- Déjala, nosotras tres lo intentaremos.

-No, tú no lo entiendes.- Repuso su apenada contertulia moviendo la cabeza.- Ella conoce formas  de controlar a la gente y tiene influencias que yo no puedo ni imaginar. Para empezar. En un viaje tan largo y confinados en una nave pequeña, ¿de dónde íbamos a sacar la sangre? Tendría que atacar a los pasajeros.

-Pídele ayuda a Deborah.- Le sugirió su interlocutora.-

-¿A Deborah?- Sonrió Sabra con amargo sarcasmo, desvelándolas para horror de ambas.- Bastante me ayudó que no acabó conmigo con una de sus estacas. En cuanto me vio volver convertida en esto, tanto ella como los demás, me trataron como a una enemiga. Tuve suerte de que, en ese momento, Violette les sorprendiera pidiendo una tregua. Nos ofrecimos a colaborar para vigilar y acabar con otros vampiros peligrosos.



            La israelí les contó que, esa facción descontrolada estaba convirtiendo cada vez a más cantidades de humanos en seres de la noche. Es como si desearan formar un gran ejército. Y únicamente colaborando los que eran como ella y Violette, con los guardianes, podrían mantenerles a raya.



-Entonces, eso lo solucionó, ¿verdad?- Repuso Daphne con tinte esperanzado.-

-Sólo nos compró algo de tiempo. No se fían de nosotras.- Le confesó Sabra, rematando con pesar.- Y no les puedo culpar.



            Y dicho esto salió tras su compañera, Daphne se quedó viéndola marchar, con expresión triste y llena de desánimo. Mei Ling se aproximó posando una mano sobre el hombro derecho de la maestra y tratando de animarla.



-Vamos, no podemos rendirnos, tenemos que luchar hasta el final. Estoy convencida de que, de un modo u otro, y cueste lo que cueste, lograremos volver. Y lo haremos por todos a los que amamos…



            Y aunque ellas no lo supieran en Nature las cosas cada vez pintaban peor. Tal y como Sonia le contase a su esposa, Rafael se había ido llevándose al crío. Una tarde y tras el incidente con la modelo, él se pasó por la guardería. Como otras veces alegó que venía a recoger al pequeño Ricardo en lugar de su madre. Por supuesto que no le pusieron ninguna objeción acostumbrados como estaban a su presencia.



-Muy bien, campeón. Ahora vamos.- Le sonrió él al niño.-

-¿Vamos con mamá?- Quiso saber el pequeño mirándole con expresión feliz.-

-Primero vamos a ir a dar una vuelta en nave espacial, ¿te gustaría?- Le propuso desenfadadamente su padre.-

-¡Sí!- Exclamó el alborozado pequeño.-



            Rafael le montó en su deslizador y condujo hasta uno de los astro puertos privados que se habían construido en Sagan City en esos últimos años. Ya estaba muy difícil el poder embarcarse en alguna de las pocas naves que todavía quedaban en el planeta. Sin embargo, él tenía un pasaje para un vuelo chárter. Tal y como el obispo Corbin le indicó, una lanzadera aguardaba para despegar. Es más, casi daban la impresión de esperarle a él. En cuanto llegó y tomó en brazos al niño de su asiento caminó resueltamente hacia la zona de abordaje. Allí, un par de individuos vestidos con mono de pilotos, le comentaron.



-Le esperábamos señor Noriega. El obispo nos dijo que vendría.

-Sí. Lo que no sé es como supo cuando.- Replicó él con visible gesto de sorpresa.-



            Esos dos tipos no contestaron a aquello, Rafa se encogió de hombros y les siguió, abordando esa lanzadera. Tras sentar al niño y ajustarle un cinturón de seguridad a su medida, le susurró con afecto.



-Ahora duerme un poquito si quieres, pronto estaremos en marcha.

-¿Va a venir mamá?- Inquirió Richard, quien con una mirada curiosa, estaba escrutando esa nave.-

-Dentro de muy poco.- Le aseguró su padre sentándose a su lado para añadir animosamente.- Ahora ya verás que divertido es el despegue…



            En efecto, el niño abrió mucho los ojos y se sorprendió cuando esa nave comenzó a elevarse. A los pocos minutos ya surcaban los cielos y él admiraba el paisaje desde la ventanilla. La azulada atmósfera se ennegreció enseguida y el pequeño exclamó divertido.



-¡Papa, se ha hecho de noche de repente!

-Sí, ¿a qué es muy bonito?- Sonrió Rafa.-



            El crío asintió fascinado. La lanzadera viajó durante unos minutos más alejándose de Nature. Rafael suspiró. En cuanto llegase a la Tierra le enviaría un holo mensaje a Sonia disculpándose y explicándole todo.  Al hilo de esas reflexiones vio a un tipo que estaba sentado unos cuantos asientos más adelante. Junto a él se hallaban esos dos individuos con monos de pilotos que le había acompañado. Le pareció extraño que ninguno estuviera pilotando aunque enseguida creyó comprender que, a buen seguro, esa parte del trayecto se haría con piloto automático. De modo que, dejando a Ricardo, que ya estaba medio dormido en su asiento, él se levantó dirigiéndose a esos tipos.



-¿Llegaremos pronto a la nave principal?- Quiso saber.-

-No faltan más que unos pocos minutos.- Le respondió uno de esos pilotos.-

-Espero que lleguemos a la Tierra sin ningún problema.- Suspiró Rafa.- Y que mi ex pueda venir pronto. En cuanto estemos en esa nave me gustaría enviarla un mensaje, en cuanto sepa que estoy con Ricardo, no dudará en seguirnos…



            Aunque lo que no esperaba fue la reacción de esos individuos, se sonreían con gesto entre sarcástico y burlón..



-¿He dicho algo gracioso?- Quiso saber sin tomarse bien aquello.-



            Fue ese otro individuo, de tez oscura, pelo cano y sonrisa inquietante, quién le replicó.



-¿Quién le ha dicho que vamos a la Tierra, señor Noriega?

-Yo bueno, lo supuse, se está evacuando Nature. Al menos hay muchas personas saliendo de ese planeta por el peligro que se avecina. La mayor parte van a la Tierra. Aunque si vamos a Kinmoku o a Bios, tampoco me importa. – Contestó él.-



            Quizás fuese culpa suya, el obispo le habló de abandonar Nature pero no le precisó el destino. Él tampoco preguntó, dando por sentado que irían a la Tierra. No obstante, comenzó a preocuparle que esos tipos intercambiasen miradas una vez más y guardasen silencio…



-¿Dónde vamos?- Quiso saber él.-

-¿De veras no lo sabe?- Replicó aquel hombre con tinte pleno de ironía.-

-Si lo supiera no se lo estaría preguntando. ¿No cree?- Contestó Rafa que empezaba a estar molesto con esa situación.-



            Y ese tipo, tras levantarse de su asiento y mirarle a los ojos, declaró con tono de suficiencia e incluso de regocijo.



-Vamos al planeta Némesis.

-¿Némesis?- ¿Qué planeta es ese?- Inquirió Rafa sin comprender nada.-

-El mundo que es la última esperanza de aquellos que resisten a los sucios manejos de los soberanos de la Tierra y a princesa de Kinmoku.- Respondió aquel individuo presentándose.- Me llamo Basalto y pertenezco a la Luna Negra.

-¿Luna Negra? ¿De qué demonios me está hablando?- Le increpó Rafa.- Esto no es lo que estaba previsto. El obispo…

-Corbin solamente hace lo que nosotros le decimos. No pinta nada, ni es nadie.- Replicó secamente ese tipo.-



            Eso alarmó a Rafael, creía que fue Corbin quien le ayudó desde el principio o que, al menos, era alguien muy importante dentro del organigrama de su organización. Desde luego le facilitó contactos y apoyo cuando llegó a Nature. Durante el mismo juicio su ayuda fue inestimable. De hecho, el juez pertenecía a su congregación. Por ello comentó.



-Llamaré a su Ilustrísima y él aclarará esto.- Repuso casi con tono de amenaza.-



            Aunque las risas de ese tipo y los otros le volvieron a dejar atónito. Más cuando el tal Basalto afirmó.



-Corbin es simplemente un pelele. Uno al que hinchamos y dimos poder. Adora al mismo Supremo Hacedor que nosotros. Al Fantasma de la Muerte…Aquel que devolverá el equilibrio al Cosmos y nos permitirá seguir disfrutando de la existencia en tanto le sirvamos con fidelidad. Nada quedará para aquellos que le nieguen pleitesía.



            Eso acabó por decantar a Rafa, ahora se arrepentía de haberse llevado con él a Ricardo, de haber estado sólo allí, ya le hubiera roto la cara a ese imbécil. De modo que optó por responder con tono airado aunque bajo control.



-¡Están ustedes locos! No voy a tolerar esto ni un minuto más. Mire amigo, ahora mismo van a dar la vuelta a este cacharro. Volveremos a Nature y….



            Sin embargo, Rafa no pudo decir más, tras ver como ese tipo hacía un leve gesto con su cabeza a los individuos que estaban detrás suyo sintió un duro golpe en la cabeza que le hizo sumirse en la más profunda oscuridad. Basalto miró con indiferencia el cuerpo de aquel idiota tendido en el suelo y les ordenó a sus hombres.



-Cuando conectemos con la nave nodriza arrojadlo al espacio. Yo me llevaré al niño.



            Y dicho esto fue hasta el asiento en el que el pequeño Richard dormía y mirándole se sonrió levemente para musitar.



-Dentro de poco estarás en casa…Grafito del clan Gneis… desde ahora ese será tu nombre. En cuanto estemos allí te llevaré a presencia de Karst.



            Todo había salido perfectamente. Ese fanático religioso cuyo odio hacia los soberanos y lealtad hacia ellos mismos habían sabido cultivar a partes iguales, les dejó eso en bandeja. Aquel niño era una pieza importante para sus planes. Siempre fue así.



-El Fantasma de la Muerte triunfará. Sus emisarios ya están llegando. Pronto, muy pronto, estos planetas llenos de depravación y falsa vida serán aniquilados. Solo Némesis resistirá y cuando llegue el día, dominará la Tierra y la Luna. Después, nuestro amo se extenderá por toda la Galaxia. ¡Ja, ja, ja!…



            Ajena por completo a esto, Sonia terminó su jornada de trabajo y acudió a la guardería. Llegó sonriente, esta vez no se había retrasado. Al entrar saludó a la profesora que cuidaba de su hijo, pero ésta le devolvió una mirada atónita informándola.



-Su marido ya estuvo aquí. Hace bastante que se ha llevado a Richard.





            Sonia se sorprendió. No porque esa mujer no pensase que era la mujer de Rafa. De hecho, ella no había aclarado ese malentendido dadas las circunstancias en Nature. Pero lo que no comprendía es como su ex había ido a recoger al crío tan temprano. Supuso que querría llevarle a alguna parte.



-Bien, gracias.- Contestó educadamente despidiéndose de esa mujer.-



            No tardó en marcar el número de Rafa. Quizás el otro día las cosas se desbocaron. Ahora que parecía que los dos compartían el vínculo del pequeño Richard no deseaba que todo se estropease, sobre todo por el niño quién, desde luego, adoraba a su padre.



-En eso no puedo culparle. Hasta ahora se ha estado comportando como un padre ejemplar. Y no sería justo privar a mi hijo de eso. Y también estaba asustado. Lo que me advirtió de este planeta, me temo que pueda ser cierto. - Se dijo con inquietud.-



Pensó que podrían charlar de lo sucedido civilizadamente y dejar las cosas claras de una vez llegando a algún tipo de acuerdo. Sin embargo, el móvil de Rafa estaba fuera de cobertura. Al cabo de tres intentos fallidos Sonia comenzó a preocuparse.



-¿Dónde se habrá metido? – Se decía cada vez más dominada por la preocupación. –



            Las horas pasaron y no lograba contactar con él. Cada vez más asustada fue hasta el apartamento donde su ex vivía. Sin embargo, no estaba allí. Por más lugares a los que llamó donde su ex acostumbraba a ir con el crío, no pudo encontrarle. Incluso se pasó por los parques que solían frecuentar. Ya tornando su inquietud en angustia intentó contactar con alguien que pudiera ayudarla. Pensó en que Rafa siempre hablaba muy bien del Colegio de la fe a donde Sonia y Mei Ling  habían llevado a Richard hasta hacía relativamente poco. Tras el despido de Daphne al fin lo sacaron de ese lugar.



-Seguro que Rafa conocía al padre Michael. Puede que, si llamo a su despacho, sepa decirme algo.- Pensó en un desesperado intento por localizar a su ex.-



            Para su desgracia nadie respondía. Ya era tarde. Lo más probable era que ese hombre ya no estuviera en el trabajo. Entonces pensó en Martin, el esposo de Daphne y en Stephanie. Su compañera de trabajo quizás pudiera ayudarla. Por suerte tenía su número privado. La llamó.



-¿Diga?- Respondió su compañera que enseguida añadió con un tono más animado al reconocer la llamada.- Hola Sonia. ¿Qué tal?

-Perdona por molestarte a estas horas, Steph.- Se disculpó pese a que todavía eran las ocho de la tarde apenas.- Es que no sé dónde está mi ex. Y como él…



            Puso al corriente a su amiga de lo que pasaba. Esta respondió con tono dubitativo.



-No sé. Le preguntaré a Martin, pero me sorprendería que tu ex novio hubiese estado por el colegio. A decir verdad, tras la muerte de mi hermano, ni yo misma me he acercado. Y están haciendo cambios. Creo que el director se jubila en apenas un par de semanas. Espera un momento si no te importa. Voy a hablar con mi cuñado. Ahora te llamo.



            Sonia convino en eso y cortó al comunicación.  Al rato, tal y como le había prometido. Stephanie llamó. La española contestó con avidez, sin embargo su amiga no tenía buenas noticias.



-Lo lamento. Martin dice que no sabe nada. Pero me ha dicho que podrías tratar de hablar con Maggie.

-¡Sí, es verdad!- Recordó entonces Sonia.- Con ella o con Claire, que últimamente se ha hecho una seguidora fiel de esa Congregación. Ya te conté que tuve que reconvenirla por estar lanzando esas diatribas en la casa Deveraux.

-Lo recuerdo.- Admitió Steph.- Espero que puedan ayudarte.





            Y una vez escuchó esos buenos deseos, Sonia se despidió. No tardó en ir en busca de Claire. La joven estaría ya en su residencia.



-Claire, soy Sonia. ¿Podemos hablar?- Le pidió llamando a su puerta.-



            La muchacha abrió a los pocos segundos, iba vestida con un largo camisón y observó entre perpleja y algo inquieta a su jefa.



-No temas, no volveré a hablar de mis creencias en el trabajo.- Le dijo la joven.-

-No se trata de eso ahora.- Repuso Sonia con tinte entre preocupado y conciliador.- Verás. Necesito preguntarte algo…

-Bien, tú dirás. Pero pasa, por favor.- Le pidió Claire.-



            Entrando despacio tras esa chica, Sonia aceptó sentarse en una silla del salón en dónde ahora estaban y le comentó resumidamente lo que sucedía.



-Pues no sé.- Repuso dubitativamente la joven.- No conozco a ese ex tuyo. Quizás Maggie sí sepa algo. A estas hora estará en la Congregación. Yo misma iba a acudir al sermón que  ella va a dar dentro de una hora. Puedes venirte conmigo si lo deseas, esperar a que concluya y preguntárselo tú misma.

-Gracias, pero si me haces el favor, y pudieras preguntárselo tú. Yo quiero cubrir más terreno.- Replicó Sonia, añadiendo con tinte más amable e incluso teñido de disculpa.- Oye, no quise enfadarme contigo, de veras…

-No te preocupes por eso.- Sonrió Claire que trató a su vez de alentarla.- Ya verás como tu hijo estará bien y a salvo. Debe de tratarse de algún malentendido. Tranquila, se lo preguntaré a Maggie.

-Muchísimas gracias.- Suspiró Sonia.-



            Entre tanto, en el Clargin, Dean había llamado a Nelly. Tras comentarle que había llegado el momento, pidió a la chica una respuesta.



-¿Vendrás?

-No sé que decir.- Suspiró ella.-

-Nada te retiene aquí.- Argumentó Dean.-



            Su interlocutora no dijo nada durante unos instantes, después respondió con voz queda.



-Puede ser, pero a veces siento que no merezco salvarme.

-¡Qué tontería!- Repuso el muchacho.- No puedes decir eso en serio, Nelly.



            Algunas lágrimas asomaron por el rostro de la joven que musitó.



-La auténtica Nelly murió, en este mismo planeta. Descansa aquí, lo mismo que su madre, Aurora.- Afirmó ella con voz entrecortada.- Y a veces me siento una usurpadora. Un ser que no debería haber existido nunca. Y, además, he mancillado la memoria de las dos por la vida que decidí vivir…

-¡Eso jamás fue culpa tuya!- La animó el chico tomándola de ambas manos con suavidad.- No tuviste otra opción, ni lo elegiste realmente.



            La mujer desvió la mirada bajando la cabeza, como si se arrepintiera del mismo hecho de existir. Dean entonces la acercó hacia sí con un brazo en tanto con la mano del otro, tomaba el mentón de su interlocutora y le decía.



-Tú fuiste una hija estupenda para Aurora, le alegraste lo que le quedó de vida. Y no creo que fuera muy feliz si pudiera oírte hablar así…

-Yo…- Acertó a balbucir ella.-



            Dean no la dejó continuar, selló sus labios con un beso. Al principio lánguido y suave, después apretó con más fuerza. Nelly se resistió, aunque después de unos segundos de pugna sencillamente se dejó llevar. Al separarse ambos, el joven le susurró.



-Vendrás con nosotros, es más, me ayudarás a convencer a mi madre y seremos una familia.



            Al fin Nelly reaccionó, primero derramando algunas lágrimas, después sonriendo con emoción. De modo que fueron al encuentro de Ginger que estaba en su local. Al entrar, la dueña estaba sirviendo algunas tartas ayudada por Hipatia.



-¿Tienes un momento, mamá?- Le pidió Dean.-

-Sí claro.- Asintió ella.-



            Y cuando Ginger vio a esos dos entrar tomados de la mano no pudo evitar sonreír ligeramente. No obstante, su sonrisa desapareció cuando su hijo y Nelly la pusieron al corriente de sus planes.



-¿Irnos de aquí?- Se asombró la mujer.-

-Este planeta va a ser destruido.- Le desveló Dean.- Tenemos que irnos.

-Este mundo se ha convertido en mi hogar. No quiero abandonarlo.- Rehusó ella.-

-Ginger, Dean tiene razón. Hay que irse de aquí.- Intervino Nelly preocupada por esa buena mujer.-

-Vosotros sois jóvenes y tenéis toda la vida por delante. Yo no quiero huir más.- Suspiró ella declarando.- Durante muchos años estuve vagando de un lugar a otro. Ahora, solo deseo seguir con mi negocio y descansar. Cualquier cosa que me suceda, deseo que me ocurra aquí.

-¡Pero, mamá! - Exclamó el joven sin poder creer lo que escuchaba.- No podría irme de aquí abandonándote de esa manera. Sobre todo tras haberte dejado sola tantos años.



            Ginger acarició una mejilla de su hijo y sonrió, moviendo la cabeza para replicar con tono lleno de ternura.



-Volver a tenerte junto a mí ha sido a lo máximo a lo que podía aspirar en mi vida. Ya soy completamente feliz. Además, viéndote con Nelly… sé que los dos seréis muy dichosos. No penséis en mí, hacedlo en vosotros.

-No podría ser feliz con nadie si tú no estás  a salvo, mamá.- Afirmó el emocionado chico.-

-Es verdad, Ginger.- Convino Nelly agregando con un tono de súplica sincera.- ¡Por favor!

-Sois muy amables, y os quiero mucho a los dos. Pero  a pesar de lo que se dice que va a pasar, tengo la esperanza de que todo irá bien.- Aseveró la propietaria del Clargin.-



            En otro lugar, la sede de la Congregación para la fe, tras el sermón de Maggie, inspirado en el amor fraternal y en la continua vigilancia contra las tentaciones, todos se despidieron. En cuanto pudo Claire se acercó a la diácono.



-Hola, ¿Tendrías un momento, por favor?- Le pidió la joven modelo.-

-Claro que sí.- Sonrió su interlocutora.- Dime.



Y Claire le comentó lo que Sonia le había contado. La enfermera se quedó pensativa unos instantes y repuso.



-No he visto a ese hombre aquí hoy.

-¿Podrías preguntarle a su Ilustrísima?.- Quiso saber la joven modelo.-

-Hoy no ha asistido a mi sermón. Tenía cosas que hacer.- Contestó la enfermera, añadiendo animosamente.- En cuanto le vea se lo comentaré. Creo que él sí que le conoce.

-Muchas gracias Maggie, si averiguas algo llámame, ¿vale?. Sonia es una buena mujer, a pesar de todo quiere mucho a su hijo.

-Por supuesto, es una madre, eso no entiende de orientaciones. Ya conoces las palabras de Jesús, “ Y si vosotros aun siendo malos, sabéis darles cosas buenas a vuestros hijos”… pues pueden aplicarse aquí. Claro que te llamaré si me entero de algo.



            Con una sonrisa de agradecimiento Claire se despidió. Maggie se quedó recogiendo sus cosas. Estaba ya sola y a punto de marcharse cuando precisamente llegó el obispo quien la saludó.



-He visto a algún feligrés saliendo de aquí y me han comentado que tu sermón fue realmente hermoso. Dicen que cada día te expresas mejor, querida.- La congratuló.-

-Muchas gracias, Ilustrísima.- Repuso ella.-

-No me las des. Cuando decida irme de vacaciones y te deje al cargo de dar mis sermones, no te alegrarás tanto.- Bromeó Corbin.-



            Maggie se rio, aunque enseguida repuso con total humildad.



-Jamás podría estará su altura, Ilustrísima.

-No te infravalores, eres una mujer realmente especial. Muy especial. - Le sonrió él dejándola perpleja, al menos por la forma en que se lo dijo.-



Desde luego, si no fuera porque ese hombre era un auténtico santo, aquello casi habría parecido una insinuación. ¡Pero no!. Ya era tarde, estaban solos y ella se sentía cansada. Deseaba volver a casa.



-Bueno, será mejor que me vaya ya.- Pudo decir ella.-

-Por supuesto, hermana. - Convino él.- Debes ocuparte de tu familia. Pasa tiempo con los tuyos, aprovecha cada minuto, son el don más preciado que nos da el Señor y nunca se sabe cuánto tiempo nos concederá.



Margaret asintió, aunque le extrañó el oír esa aseveración última y el tono lúgubre de Corbin. Sin embargo, lo tomó por una cita más de los evangelios y se alejó, dirigiéndose a la salida. Por su parte, el obispo se  fue rumbo a su despacho. La enfermera no le dio más importancia a aquello. Pero cuando ya estaba casi a punto de salir del local de culto se acordó de lo que le había dicho Claire. Volvió sobre sus pasos para preguntarle a Corbin por ese hombre.



-¿Ilustrísima?- Inquirió en voz alta.-



            Aunque nadie le respondió. Caminando una vez más al interior del local miró por algunas dependencias, pero nada. A punto estaba ya de irse cuando oyó una voz. Dirigiéndose hacia la fuente de la misma llegó ante una puerta entreabierta de una habitación que no le sonaba. Quizás fuera una estancia reservada a almacén. El caso es que reconoció a Corbin que daba la impresión de estar orando. Juzgando descortés interrumpirle se limitó a  escuchar…



-Mi Señor y Maestro, todo se ha desarrollado conforme a lo que me pronosticaste. Pronto, tus ángeles de la Muerte estarán aquí, pero no tocarán a los justos. Al igual que hicieron con el pueblo de Israel, pasarán de largo al ver la sangre de los mártires. El padre Byron por ejemplo. Su sacrificio fue duro pero necesario.



            Perpleja y horrorizada por lo que estaba escuchando, Maggie pudo tomar su móvil y pulsar el botón para grabar las siguientes palabras…



-A Byron le ofrecimos a tu gloria. Tuve que informar a esos pervertidos de su paradero, pero fue un mal necesario. Nunca sabrán que fui yo, de este modo han quedado retratados. El padre Kensington pagó ese amargo precio. Y muchos más le seguirán para salvar a la Humanidad de la iniquidad que la asedia. Nuestros hermanos de la Luna Negra harán lo mismo en la Tierra y esos otros mundos que se han apartado del camino de Dios. El Fantasma de la Muerte les purgará terminando con esa blasfemia impía de la falsa Vida Eterna que esos pecadores de Endimión y Serenity han propagado. Tanto ellos, como la reina de la Luna Nueva, y la princesa de Kinmoku, junto a esas guerreras Star light, hijas de la abominación, arderán por siempre en las llamas del Infierno. Así como todos los que les siguen por el camino de la depravación. Sin embargo nosotros, la Congregación, estaremos a salvo y protegidos por tu misericordia. Y una vez que la Nada se extienda eliminando todo rastro de la malsana vida de esos pecadores, nosotros repoblaremos el universo con la rectitud…ya no me queda sitio para escribir, por eso, lo dejo todo en tus manos…





            Maggie escuchó sin poder creer lo que oía. ¿Qué significaba eso de que habían ofrecido a Byron? ¿Quién era ese Fantasma de la Muerte?. Desde luego que no le sonó nada bien. Agitada y llena de temor, salió de allí sin ser vista.



-Tengo que averiguar qué está pasando…-Se dijo.- Esto no puede ser verdad…



            Por fortuna ella gozaba de toda la confianza del obispo, y su reciente nombramiento como diácono le abría todas las puertas. Aprovechando que no había nadie fue al despacho de Corbin. Tampoco era la primera vez que entraba cuando su Ilustrísima se hallaba ausente. Sin perder ni un segundo, para evitar ser sorprendida por su líder, Maggie registró algunos archivos que estaban ocultos a la mayoría de los fieles y de los que nunca tuvo demasiado interés por consultar. Lo poco que tuvo tiempo de ver le heló la sangre en las venas.



-¡Oh Dios mío!... esto no puede ser verdad. Kerria… tenías razón, yo…



            Encontró una especie de agenda negra de tacto similar al cuero. Con las prisas del nerviosismo apenas sí leyó algunos fragmentos, pero el nombre de Daphne , así como el de la propia Kerria e incluso el suyo, aparecían al principio.



-Lista de las desviadas más importantes que he combatido.- Leyó musitando las palabras con incredulidad y horror.- A una la he convertido, a otra la he sojuzgado. ¡Sólo Kerria Malden ha escapado a su justo castigo!” Y esas otras, Mei Ling, la científica y la modelo llamada Sonia, están comenzando a pagar, con el mayor sacrificio posible, la pérdida de su propio hijo. ¡Por el amor de Dios!, ¿qué significa esto?- Se preguntó tan asustada como desconcertada.-



Deseaba poder leer más, pero era cuestión de tiempo que ese hombre terminase aquella extraña oración. Podría descubrirla allí. De modo que, a toda prisa, tomó fotografías de esos archivos. Sobre todo de algunas páginas de esa misteriosa agenda que le llamaron la atención. Ya lo leería en la seguridad de su domicilio. Después dejó aquello en su lugar. Sin casi atreverse a respirar para no ser escuchada por Corbin, la espantada mujer salió corriendo retornando a su casa. Una vez allí, aguardó impaciente la llegada de su esposo. Kiros estaba atendiendo algunos asuntos, entre los que estaban el prepararse para cuando aquellos meteoritos llegasen. Tras ensayar las posiciones que él y sus guerreros deberían tomar, volvió encontrándose a su esposa con el rostro desencajado por el horror.



-¿Qué te sucede, cariño?- Se interesó de inmediato nada más verla.-

-¡Algo espantoso!  – Le respondió ella que no dudó en contarle lo que había visto, para preguntar ante la expresión perpleja de su esposo.- ¿Qué debo hacer? ¿Crees que debería hablar con el obispo para que me lo explicase?

-No, ni se te ocurra.- La disuadió Kiros.- Mejor que no sepa que has descubierto eso. Todo lo contrario. Ahora más que nunca tienes que mostrarte como la más leal de sus colaboradores.



            Era muy paradójico que su marido, como saiyajin que era, le estuviera aconsejado eso. En lugar de enfrentarse directamente a ese tipo. Aunque él mismo le explicó, cuando Maggie se lo comentó.



-Tras tantos años, todavía no conoces a los saiyajin. Somos guerreros, pero también estrategas. En la mejor tradición del rey Vegeta, somos capaces de hacer creer a nuestro enemigo, que cooperamos con él.

-Me alegra que eso no se aplique a los humanos. Al menos, eso espero.- Musitó ella.-

-No temas por eso.- Sonrió levemente Kiros, para puntualizar.- Los humanos jamás han sido enemigos nuestros. Bueno, salvo algunos, como tipejos del estilo de Corbin. Es muy peligroso, por ello, no debes permitirle que sospeche nada de ti.

-Comprendo, si ha sido capaz de cosas tan terribles yo simplemente iba a ser otra pieza más a sacrificar.- Musitó Maggie.- Pero es que es algo tan terrible que…

-Lo sé, y lo lamento cariño. En este momento no puedo hacer nada sobre eso. Pero si somos capaces de salir con bien de lo que nos espera, no te preocupes, me encargaré de él.- Le prometió su marido.-

-Tienes razón. Además, así podré ir reuniendo más información.- Convino ella. -





            Justo en ese instante Gloria retornaba a casa. Sus padres dejaron inmediatamente ese tema. Maggie supo componer una sonrisa para recibir a su hija que volvía de entrenar con Thalia. Así lo comentó.



-¿Qué tal se desenvuelve esa niña?- Quiso saber Kiros.-

-No lo hace del todo mal. Aunque no tenga gran fuerza potencial está mejorando mucho.- Afirmó Gloria.-

-Seguro que harás de ella una magnífica guerrera.- Afirmó su padre con aprobación, remachando con orgullo.- Lo mismo que lo eres tú.

-Muchas gracias padre, pero todavía no he demostrado nada.- Contestó modestamente la chica.-

-Estoy convencido de que un día lo harás.- Asintió él mirándola con complicidad.-



            Gloria asintió despacio, su progenitor se fue del salón para ir a cambiarse. Cuando ella iba a hacer lo propio, su madre la llamó.



-Hija, tienes un momento.

-Claro.- Replicó la joven.-



            Maggie suspiró largamente y, mirándola con afecto y algo de apuro, declaró.



-Quizás no te lo he dicho las veces que debiera, pero estoy realmente muy orgullosa de ti, cariño.

-Gracias madre, eso es muy importante para mí…

-No soy una saiyajin y no entiendo eso de la lucha.- Añadió Maggie sin embargo, con tono apenado.- Pero tú eres muchísimo más que una guerrera, ¡eres mi hija!, lo más importante de mi vida.



            Gloria le dedicó una mirada de sorpresa, su madre daba la impresión de estar a punto de llorar. A pesar de que sabía que los humanos era más sentimentales que los saiyajin, al menos a la hora de expresar sus emociones, hacerlo de esta manera era poco frecuente, incluso para ellos. Y sobre todo, no comprendía el porqué.



-¿Te encuentras bien?- Quiso saber con algo de inquietud.-

-Sí, estoy mejor que nunca, no te preocupes.- Sonrió su interlocutora sentenciando.- Y veo las cosas claras por primera vez en muchos años. Por eso quiero darte un consejo, hija. Nunca dejes que te cieguen con promesas vanas y confía siempre en tus seres queridos. Solamente buscarán tu bienestar. No prejuzgues a nadie. Fíjate en cómo es esa persona por encima de sus ideas o forma de vivir… Yo he tardado demasiado en darme cuenta.

-Sí madre, así lo haré.- Le prometió Gloria.-



            Tras darle un cariñoso beso en una mejilla, Maggie se marchó a su vez, dejando a su hija pensativa.



-Supongo que estará preocupada por lo que se cierne sobre Nature. -Pensó la joven saiyajin.-



            En  otro lugar del planeta, las Animamates estaban reunidas. Lead Crow les comentó.



-La Señora Galaxia ha enviado un mensaje. Acorde con sus cálculos, esos meteoritos estarán a punto de llegar, es cuestión de días.

-¿Qué ordena que hagamos?- Quiso saber Tin Nyanko. –

-Nada, simplemente ayudar a mantener el orden todo lo que sea posible.- Le respondió Crow.-



            Todas bajaron la mirada llenas de consternación, Iron Mouse fue la primera en afirmar con  frustración.



-¡Me niego a quedarme cruzada de brazos!

-Por desgracia es lo único que podemos hacer hasta que llegue la hora.- Contestó Aluminum Siren con tinte pesimista, que intentó corregir añadiendo.- Ayudar a mantener la calma no es poco.

-No, no lo es.- Convino su pelirroja compañera.- Que las personas que habitan aquí vean al menos que las sailors encargadas de su defensa están a su lado y no las abandonan en estos terribles momentos. Y ¿Quién sabe? Tenemos unos poderosos aliados en los saiyajin. No perdamos la esperanza.

- Es lo que nos queda.- Sentenció Tin Nyanko.-

-¿Y la Señora Galaxia no podría venir en nuestra ayuda?- Inquirió entonces Iron Mouse.-

-Bastante ocupada está ya con sus propios problemas.- Le comentó Lead Crow.- Le es imposible venir. Solo podremos contar con nosotras mismas.

-Pues hagamos que Lady Galaxia se sienta orgullosa de nosotras.- Las arengó Aluminum Siren.-



            Todas asintieron, para bien o para mal les tocaría enfrentar aquella terrible amenaza contando únicamente con sus propios medios, y lo harían sin vacilar. Demostrarían que eran unas auténticas sailors. A decir verdad, estaban deseosas de ganarse ese título. Por otra parte, en Kinmoku, conversaciones similares se sucedían. Las Star Light  veían las trayectorias de aquellos cuerpos celestes con enorme preocupación.



-Quedan muy pocos días para que esos meteoritos impacten en Nature, si nada lo impide.- Afirmó Star Maker que estaba al cargo de las observaciones astronómicas.-

-¿Qué podemos hacer? Hay mucha gente inocente en ese planeta que morirá sin remedio.- Intervino una angustiada Star Fighter.-

-No podemos hacer nada, y lo sabes muy bien.- Suspiró Star Healer, añadiendo con idéntica zozobra.- Además, debemos prepararnos para nuestros propios problemas.

-Así es, el ataque de Galaxia será una broma comparado con lo que nos espera. Somos los primeros en la línea de avance de la Nada.- Comentó Maker.-

-¿Y la misión de los Nueve?- Quiso saber Fighter.-



            Aunque ninguna de sus compañeras sabía nada sobre cómo iba eso. Fue la princesa Kakyuu quien, apareciendo sin ser advertida, le respondió.



-Ahora mismo están luchando por llevarla a cabo con éxito. He hablado con Serenity y me ha dicho que, al menos, han superado la primera etapa. Nos han dado algún tiempo. Sin embargo, debemos proteger Kinmoku. La Nada ya ha comenzado a envolver el espacio a nuestro alrededor, pese a que los Nueve la han rechazado provisionalmente de la mayor parte del Universo, nuestro planeta está muy cerca de su fuente. Pese a que tarde años en alcanzarnos sus primeros efectos se empiezan a  notar.

-¿Entonces no podremos hacer nada para ayudar a los habitantes de Nature, Alteza?- Inquirió Seiya presa de la impotencia y la frustración.-

-Fighter, nuestro cometido no es intervenir directamente.- Replicó la interpelada que, no obstante, declaró con tono algo enigmático.- Pero sí hay algo que podremos hacer, cuando llegue el momento.

-¿El qué, princesa?- Quiso saber Healer con expresión perpleja, señalando.- ¿Qué podríamos hacer desde tan lejos?

-No os preocupéis, cuando llegue el momento lo descubriréis.- Les prometió su soberana con una confortadora sonrisa, agregando.- Recordad a esa joven muchacha saiyajin. Siendo un bebé sus padres nos visitaron trayéndola. Vosotras mismas sentisteis su fuerza. Lo mismo que yo…

-Sí, es cierto.- Admitió Maker, aseverando.- Ella tiene una misión fundamental que cumplir.

-Y no dudéis que lo hará. Les aseguró su princesa, remachando.- Ya queda poco para que llegue su momento…



Y así, pasadas un par de semanas en Nature del último terremoto, se decretó el estado de alerta. Toda la población fue conminada a evacuar y dirigirse a los refugios. Tratando de que no cundiera el pánico. Las autoridades, deseando dar la apariencia de tener controlada la situación, divulgaron que, pese a que una amenaza iba a llegar desde el espacio, la gente estaría a salvo en los subterráneos que se habían estado construyendo y habilitando precisamente a tal propósito. Martin fue con sus hijos y acompañado por Steph. La modelo no pudo reunirse con Trent quien al parecer fue evacuado a otro refugio.



-¿Cuándo podremos salir, tía Steph?- Preguntó David con una mezcla de miedo, impaciencia y curiosidad.-

-Seguro que pronto, cariño. Cuando acaben con esa amenaza.

-Dicen que son meteoritos.- Comentó el crío con tono lleno de temor.- Y que se van a estrellar.

-Pero aquí no nos harán nada y además, con lo poderosos que son lo saiyajin y lo buenos que son nuestros aviones, ni siquiera podrán llegar.- Le sonrió animosamente su tía.-



            El crio asintió con gesto más aliviado en tanto Stephanie le acariciaba una mejilla. Por su parte Martin acomodó a la pequeña Leah en el cuartito que les habían concedido. Los padres del chico estaban en otro cercano. Así como los de Steph, que tampoco estaban lejos. Por lo menos la familia estaría reunida. Bueno, faltaban dos de sus miembros. Uno murió trágicamente y todos le nombraban con afecto pidiéndole que, desde el Cielo, velase por ellos. En cambio nadie se atrevía a mentar a la gran ausente.



-Ahora es mejor que Dap no esté aquí. - Pensaba su esposo.- Al menos ella estará segura en la Tierra…



            Por su parte el alto mando estaba haciendo los preparativos. Las Fairy Five y los mejores científicos del planeta estaban congregados en el centro estratégico, protegidos a varias decenas de metros bajo tierra entre paredes blindadas. Desde allí hacían cálculos y daban los datos precisos.



-¡Tenemos que acelerar! - Arengaba el doctor Adams.-

-Sí, ya he enviado mis estimaciones de velocidad, dirección y posible trayectoria de impacto.- Le respondió  Scott.-

-La escuadrilla está lista para salir.- Notificó Keiko que estaba como enlace de comunicaciones con el mando militar.-

-¡Qué Dios les acompañe! - Afirmó Emma con ferviente devoción.-

-El primero de los asteroides está en curso de colisión con el hemisferio norte del planeta. Impactará en apenas ocho horas si no se le detiene o desvía.- Comentó Franklin.-

-El segundo llegará en apenas diez, su punto de impacto está situado algo más al sur, cerca de la zona ecuatorial.- Les indicó Wina quien, con tono entrecortado y lleno de consternación, agregó.- Y después… viene eso…

-Sí. Aunque por ahora vamos a tratar de centrarnos en sus dos acompañantes.- Afirmó la madre de la joven científica.- He estado repasando las últimas actualizaciones y los varitech están listos.

-¿De verdad van a usar misiles nucleares a tan corta distancia?- Inquirió Keiko, objetando con temor.- Eso llenará de radiación gran parte de la atmósfera.

-No hay otra alternativa. Los cazas atacarán al segundo de los asteroides en tanto los saiyajin se centrarán en el primero. La SSP-2 ya está en posición para disparar todas sus baterías contra ambos, a medida que se vayan acercando.

-Sí.- Suspiró Clyde comentando con pesar.- Y eso no tendrá importancia cuando llegue la estrella. De por sí tiene mucha más radiación y emite muchísimos más rayos gamma que cualquier bomba que podamos tirar nosotros.

-Ojalá resulte, al menos en tanto tengamos una mínima esperanza merece la pena resistir. Quizás esa estrella pase cerca y no nos alcance.- Musitó Wina, dado que ni ella misma lo creía.-



            Los demás le dedicaron unas apenadas miradas. Todos eran conscientes de que, dada la enorme fuerza gravitatoria de esa estrella, unida a la del propio planeta, eso era imposible. Pero allí estaban, quizás si que hubiera un milagro y la estrella de neutrones atravesara Nature sin destruirlo. Posiblemente muchas personas fueran capaces de sobrevivir. Eso en el mejor de los casos. Luego estaba el peligro de esa enorme fuente de radiación que sin duda atravesaría las paredes de cualquier refugio por impenetrable que fuera, matando toda forma de vida en el planeta. Y todos los científicos que allí estaban lo sabían. Sin embargo, nadie era capaz de expresarlo en voz alta. Al menos muchos de los habitantes de Nature fueron evacuados a la SSP-2. Se hizo por sorteo, alegando que parte de la población no cabía en los refugios y que, sencillamente, tenían que distribuirles. Por supuesto, no se dijo la verdad. Aquellos afortunados podrían ser los únicos supervivientes. Y pese a que sus padres se lo rogaron e insistieron, Wina no quiso apartarse de su lado.



-Sois lo más preciado que tengo. Me adoptasteis y me habéis amado como a vuestra hija. Y yo os quiero de la misma forma. No sería capaz de irme dejándoos aquí, pase lo que pase, quiero estar a vuestro lado.- Reflexionó la chica haciendo que ambos se emocionaran.-



            En otro refugio estaban Giaal y Naya con Maggie y gran parte del personal sanitario juntos con los pacientes. Era una zona subterránea acondicionada como hospital. Se podía acceder a ella desde otros lugares de aquella densa red de corredores y búnkeres. Con todo el instrumental, camas y los mejores aparatos médicos que pudieron reunir, aguardaban con tensión y temor.



-Hubiese preferido estar fuera disparando contra esos meteoritos.- Comentó Giaal.-

-Eres más necesario aquí.- Le consoló su hermana.-  Fuera ya hay potencia de fuego más que suficiente.

-Mi esposo y mi hija están ahí fuera.- Intervino una preocupada Maggie, que no obstante, comentó.- No dejo de rezar a Dios para que proteja sus vidas y las de todos nosotros.

-Entre todos triunfarán. Son de los guerreros más poderosos que jamás haya visto.- Le comentó Giaal queriendo ser más positivo ahora.- Y no están solos.



            Eso pareció animar a la jefa de enfermeras. Quién estaba a su vez preocupado era Trent. Le tocó junto con Nelly y Dean, que cuidaba a su vez de su madre y de Clarisa, ésta última estaba con su hija Hipatia, tan asustada y preocupada, como el abogado por su novia  y el resto de las personas a quienes conocía. Y, sobre todo, y pese a que le fuera difícil de admitir, el joven letrado se inquietaba por su antigua defendida. Esa Arcoily a la que pudo saludar un par de veces tras el juicio.



-Sé que lo más probable es que no te vuelva a ver.- Meditó con amargura.- Y lo lamento…



            La aludida estaba por su parte lista, como el resto de los pilotos, para salir en su misión. Tras entrenar por un par de semanas había conseguido en efecto dominar muy bien ese tipo de aeronave. Ya vestida con su mono de piloto y llevando el casco en sus manos, vio acercarse a la capitana Hunter quien iba igualmente ataviada con los distintivos de piloto de la escuadrilla de las Fighter Ladies.



-Llegó la hora de la verdad. ¿Estás preparada?

-Lo estoy.- Convino la Arcoily.-

-Vamos entonces.- Le indicó Susan quien llamó al resto de la dotación para que se reunieran en una gran sala antes de despegar.-



            Hacia allí fueron todos. Entre otras, la ya teniente mayor Elisa, junto con las nuevas miembros de la escuadrilla que Susan y otras pioneras fundase hacía ya tantos años. Todos en silencio aguardaban sus palabras.



-Compañeros. -Comenzó aclarándose la garganta.- Seré breve, porque el tiempo apremia. Vamos a acometer la misión más importante de nuestras vidas. Nos jugamos la supervivencia de un planeta entero. Solamente puedo decir que, en un momento tan trascendental como este, no podría estar más feliz de verme rodeada por todos vosotros. Todos sabéis que hacer. Así pues, salgamos ahí fuera y hagamos lo que sabemos.- Remachó, obteniendo unos vítores entusiastas como réplica.-



            Ángela escuchó con aparente desinterés, pero notaba que esos humanos se motivaban con aquellas palabras. Ella y los suyos tenían rituales similares en Arcoily.



-La capitana Hunter es una líder nato.- Admitió.- Es un honor combatir a su lado.



            Y los saiyajin esperaban por su parte en la legación de su mundo. Kiros, junto con su hija y Jalix, serían los que iban a dirigir el ataque. Otros, como los padres de Thalia y la propia joven alumna de Gloria, estarían de apoyo.



-Ya lo sabéis. Además de la vida y la supervivencia de muchos familiares, amigos, conocidos y aliados, nuestro honor y reputación están en juego.- Les dijo el embajador.-  Vamos a probar una vez más de lo que son capaces los miembros de nuestro pueblo.



            Meditando sobre eso, Kiros no comprendía porqué nadie había contestado a la petición de ayuda que hicieran. Ni desde Kinmoku, ni desde Nuevo Vegeta. Su mundo natal estaba más lejos, es posible que no pudieran llegar a tiempo, pero el planeta de la princesa Kakyuu no distaba tanto. Pese a ello, algo que tanto a él como a la Capitana Hunter sorprendió, fue que ese mundo parecía haber desaparecido de sus lecturas. Como si parte del espacio que les separaba simplemente ya no estuviera allí.



-Seguramente la influencia de esa maldita estrella es la que nos ha impedido contactar.- Pensaba el embajador.-

           

            Entre tanto, tras la arenga de su capitana, los cazas estaban prestos a despegar. Todos tenían que actuar en perfecta sincronía. Los saiyajin concentraban energía listos para desplegarse en sus posiciones, aquellas que habían sido calculadas acorde con la trayectoria de aproximación de ese asteroide. A medida que iban dando la señal desde la torre de control los varitech se remontaron en el aire. Uno de los primeros en hacerlo fue el de Ángela, seguida muy de cerca por la capitana Hunter.



-Atención escuadrón.- Indicó Susan.- En formación rombo uno. Preparen armas y listos para sincronizar el ataque.

-Recibido.- Respondieron casi al unísono los distintos líderes de las escuadrillas en las que esa agrupación se dividía.-



            El gran asteroide fue bien visible a los pocos minutos del vuelo. Aprestando sus misiles los aparatos comenzaron un ataque coordinado. Al principio los impactos que ese enorme peñasco recibió parecían pequeñas explosiones que apenas si provocaban un tenue y fugaz resplandor…



-Las armas convencionales no le hacen mella, tal y como imaginábamos.- Comentó un líder de escuadrilla.-

-No tendremos más remedio que pasar al plan B.-  Declaró con resignación la capitana Hunter.-

-Es mi turno entonces.- Intervino Ángela.-



            Sin embargo, algunos cazas comenzaban a tener fallos. Eran arrastrados lejos de la trayectoria del asteroide y del planeta. Además de indicar unas cada vez más peligrosas lecturas de radioactividad.



-Un cuerpo enormemente masivo nos atrae, y no es este asteroide.- Dijo otro piloto.- Es también la fuente de una tremenda radiación gamma.

-Regresen a la base de inmediato.- Les ordenó la capitana Hunter afirmando convencida.- Esa es la fuerza de atracción de la estrella de neutrones.

-No podemos dejarlas solas, capitán.- Replicó uno de los oficiales al mando, precisamente Elisa.-

-Es una orden, mayor.- Le repitió categóricamente Susan.- Necesitaremos a todos los varitech disponibles para lo que todavía está por venir. ¡Repliéguense!



            Tras estas palabras sus pilotos obedecieron dejándolas a ella y a Ángela ante ese enorme pedrusco. La Arcoily se sonrió, comentando por el intercomunicador.



-Lo que siempre soñé. La gloria y el protagonismo para mí sola. Bueno, para las dos.

-Ahora es el momento que estabas esperando para demostrar lo que vales.- Convino la capitana Hunter. -        



            Su interlocutora no se lo hizo repetir, haciendo unas maniobras realmente increíbles, con las que fue capaz de controlar su avión, se puso a distancia de disparo.  Su acompañante la imitó como buenamente pudo, y siendo Susan una excelente piloto, aún así le costó mucho dominar su varitech para no verse lanzada fuera por la marea gravitacional.  Logrado esto, le indicó a Ángela.



-¡Fuego y retirada! ¡Ya!



            Y con total sincronía las dos lanzaron sus misiles con cabeza nuclear. Inmediatamente viraron a máxima velocidad poniendo toda la distancia que les fue posible. A los pocos segundos una gran explosión sacudió la parte superior de la atmósfera.  Con precisión quirúrgica, ese enorme meteorito se partió por la mitad, siendo ambos fragmentos empujados lejos de Nature por la misma marea gravitacional que les había impulsado. El grito de júbilo de los pilotos que, pese a haber obedecido la orden su superior, estaban observando aquello en la distancia, casi las ensordeció.



-¡Los cálculos de sus científicos eran correctos!- Exclamó Ángela.- Debo admitir que son unos humanos realmente muy preparados.

-Tenemos a las Fairy Five y al grupo del doctor Adams trabajando codo con codo. No podía salir mal. - Sonrió Susan ahora, aunque enseguida borró esa expresión, consciente de que aquello, por meritorio e increíble que hubiese sido, solamente suponía un triunfo parcial y así lo admitió al añadir.- Ahora es el turno de los saiyajin.



            Y es que el otro asteroide se aproximaba incluso a más velocidad y estaba ya mucho más cerca del planeta. Aquí no hubiesen servido los misiles nucleares porque no habría dado tiempo a que los pedazos de ese coloso de piedra y metal se apartaran lo bastante de Nature. Por eso mismo, y situados en sus posiciones, todos los saiyajin dirigidos por Kiros estaban concentrando energía…



-A mi señal en tres, dos, uno.- Ordenó el embajador vía intercomunicadores.-



            Aquel enorme objeto cubría casi una cuarta parte del cielo más próximo cuando la cuenta atrás de Kiros llegó a cero. Justo en ese instante él y los demás dispararon ondas de energía poderosísimas que impactaron en ese asteroide.



-¡Reducidlo a cenizas! - Exclamó él tornándose en super saiyajin de nivel dos.-



            Todos incluida Gloria mantuvieron la energía que comenzaba a minar aquella gigantesca  masa de billones de toneladas. Pero era insuficiente. La mayor parte recurrió a comer las alubias que tenían para recobrar energías. Kiros lo hizo también. Al fin, agotados como estaban, vieron como sus esfuerzos se coronaron por el éxito cuando esa enorme bola estalló en millones de pequeños fragmentos.



-¡Proteged Nature!- Ordenó Kiros quien, sin tiempo para celebrar aquello lo mismo que los demás, proyectó una barrera de energía para evitar que la onda expansiva de la explosión arrasara el planeta.-



            Hasta Gloria tuvo que comer un par de alubias para elevar su energía. La muchacha se percató entonces de que ya no le quedaban más.



-¡Maldita sea! Y ahora viene mi parte.- Se dijo con preocupación.-



Sabía perfectamente que tendría que moverse a otro sitio para ocuparse de la última y definitiva amenaza. Sus compatriotas y su propio padre habían logrado destruir ese enorme asteroide  junto con ella, y todos fueron capaces de proteger el planeta con su escudo de energía. De este modo salvaguardaron la integridad de los bosques, lagos y ciudades. Y deberían seguir concentrándose en eso si querían frenar algo de esa mortífera radioactividad que poco a poco aumentaba al aproximarse su fuente de emisión al planeta.



-Lo que ahora vendrá no será tan sencillo. Franklin me lo advirtió.- Meditaba con pesar.- Y demandará que lo dé todo. Incluida mi vida. Tal y como le prometí a Maray.



            Pensaba en la conversación que mantuvo con ese muchacho, quien se ruborizaba todavía al tenerla cerca. Sonrió al recordarlo. Él, pese a todo, y tratando de controlar sus nervios, le contó cuando estaban reunidos apenas un día antes.



-Gloria, debes saber que es muy peligroso. Para empezar, primero tendréis que destruir ese asteroide que está compuesto de un material muy denso. Eso os desgastará

-Tenemos alubias. Podremos recobrarnos.- Afirmó ella con seguridad.-

-A pesar de eso, y contando con que tengáis éxito, después tendréis que enfrentaros a esa estrella.

-¿Qué tipo de estrella es?.- Inquirió la muchacha con evidente interés.-

-Es una estrella de neutrones super masiva.- Le explicó el científico detallando. – “Una estrella de neutrones es un tipo de remanente estelar resultante del colapso gravitacional de una estrella supergigante masiva después de agotar el combustible en su núcleo y explotar como una supernova tipo II, tipo Ib o tipo Ic. Como su nombre indica, estas estrellas están compuestas principalmente de neutrones, más otro tipo de partículas tanto en su corteza sólida de hierro, como en su interior, que puede contener tanto protones y electrones, como piones y kaones. Las estrellas de neutrones son muy calientes y se apoyan en contra de un mayor colapso mediante presión de degeneración cuántica, debido al fenómeno descrito por el principio de exclusión de Pauli. Este principio establece que dos neutrones (o cualquier otra partícula fermiónica) no pueden ocupar el mismo espacio y estado cuántico simultáneamente”.(Citado de la Wikipedia)



            La risa de la chica interrumpió esa completa exposición. Franklin estaba ahora turbado y visiblemente colorado…



-¡Lo siento!- Se disculpó Gloria con un tono entre divertido y jovial que él nunca le había escuchado.- Es que no me he enterado de nada.

-Perdona.- Musitó él con apuro.- Desde que trabajo con mi padre y el resto, tiendo a ser demasiado técnico…

-Me recuerda las veces en las que me explicabas algún examen de ciencias.- Repuso ella dedicándole una mirada afectuosa para añadir.- No te preocupes. Imagino que será peligroso.

-No es simplemente eso.- Afirmó él, ya con un tinte más concernido y serio.- Esa estrella es altamente radioactiva. Y su fuente de radiación es letal. Hasta para un saiyajin. Ésta por suerte no es un pulsar, pero aun así… debes tener cuidado, por favor.- Le suplicó él.- No te acerques demasiado o no sobrevivirás. No importa lo fuerte que seas. Además, esa estrella es tan densa que apenas un mínimo fragmento pesaría cientos de miles de toneladas. Es virtualmente indestructible. Quizás no merezca la pena ni intentarlo…



            Aquellas últimas palabras podrían dar la impresión de haber sido pronunciadas por un cobarde. Empero, ella sabía que no era ese el caso. A fin de cuentas si esa estrella impactaba en el planeta todos iban a morir y Franklin nunca se quejó por eso. Y es que mirándole a los ojos, Gloria al fin entendió lo importante que ella era para ese muchacho. Aquello la conmovió como pocas cosas en su vida. A pesar de su rígida educación en Nuevo Vegeta, o quizás precisamente por ella, la joven lo comprendió. Él la quería tanto que no deseaba perderla, aun a costa de todo lo demás. Sin embargo, no podía ser tan egoísta. Aunque fuera por amor. Más bien al contrario. Pensaba en las palabras de su abuela, pero también en las de la noble Seira e incluso en las de la reina Aiona acerca del amor y el afecto hacia los demás y de cómo eso le darían mucha más fuerza y determinación. Y, por supuesto, recordó lo que Maray le dijera.



-Lo empiezo a comprender.- Musitó.-

-Sabía que lo harías.- Sonrió débilmente el chico creyendo que se refería a su advertencia.-



            Sin embargo, ella le devolvió la sonrisa y para sorpresa e incluso vergüenza del muchacho, la saiyajin le abrazó dándole un torpe aunque contundente beso en los labios. Al separarse le miró todavía sonriendo y le susurró con lo más próximo que ella entendía por ternura.



-Gracias por todo, Franklin. Sé que no soy como las mujeres terrestres, ni que jamás podremos ser una pareja del tipo de la que te gustaría, pero quiero que sepas que me importas.

-Yo…- Acertó a balbucir el joven, sin ser capaz de articular palabra.-

-Déjalo así.- Le pidió la chica.- Y recuérdame de este modo…yo haré lo que tengo que hacer. Para eso vine a este mundo…



Y dicho esto se marchó dejando al anonadado chico sin palabras. Ahora Gloria había llegado al lugar donde, según los cálculos efectuados por Franklin, tendría mejores posibilidades de reunir energía. Las perspectivas no eran demasiado buenas. Estaba algo cansada tras haber ayudado a destruir esos meteoritos y había cometido ese error de agotar prematuramente sus alubias. Quizás se precipitó por falta de experiencia. Aunque su caso en eso era el mismo que el resto de los saiyajin, incluyendo a su propio padre, Kiros. Y es que, realmente, destruir aquel asteroide tan enorme resultó una tarea harto complicada y exigente. Empero, el reto que tenía por delante era todavía mucho más difícil, y debería afrontarlo sola.



-Aun así puedo ejecutar la Genkidama. Es lo único que puede tener alguna probabilidad de éxito.- Se dijo confiadamente pensando en su progenitor.- Padre, no te fallaré, ni a ti, ni a nadie de este mundo, podrás sentirte orgulloso de tu hija ahora…y tú, madre,… espero que sepas que te quiero. Pese a que no haya sabido demostrártelo al estilo humano siempre te quise. Lamento mucho no poder decírtelo ya. Pero esto estaba destinado a suceder.



            A unos kilómetros de allí y tras vaciarse en desintegrar literalmente ese meteorito de varios kilómetros de diámetro, Kiros quedó agotado. Al no poder recobrar sus fuerzas por la falta de alubias  le evacuaron al refugio de la embajada para protegerle de la creciente radiación que estaba empezando a bañar la superficie del planeta. A través de la red de túneles pudo reunirse con su esposa en el hospital subterráneo. Gloria les dijo vía mensaje de teléfono móvil que volvería enseguida tras hacer una última ronda en busca de rezagados. Y que, una vez se recobrasen con más alubias de las que tuvieran almacenadas en los refugios, ayudaría a destruir esa estrella. Aunque la verdad es que ya no quedaban más alubias y ella lo sabía.



-Perdonadme. No quería mentiros, sé que no es honorable pero en este caso no podía hacer otra cosa.- Pensó la joven. -No quiero que tenga que sacrificarse nadie más.



El suelo se iba agrietando, la enorme fuerza gravitatoria de esa estrella de neutrones se sentía ya muy cercana. ¡Ojalá que toda la gente hubiera ido a los refugios! Pero no podía preocuparse de eso ya.



-Necesito concentra toda mi energía vital.- Se dijo Gloria.-



            Una vez más le vino a la memoria aquella conversación con Maray, más bien la disputa que mantuvieron. Aunque reconocía que fue ella misma quien, en su inconsciencia la inició, desafiando a esa jovencita y lanzando contra ella algunas ráfagas de energía que la derribaron. Aunque su rival, una vez se puso en pie sacudiéndose la tierra, mantuvo su mirada fija en ella sin parpadear, limitándose a sentenciar.



-Puede que no me conozcas tanto como crees. Está bien. Cantaré algo más acorde a tus gustos, solo para ti…

-¿Más canciones? ¿Acaso no vas a defenderte?- Se burló Gloria añadiendo con sarcasmo.- ¿Quieres hacer que me sangren los oídos o que tu melosidad me desquicie? ¿Es ese es tu plan? Pues oye, puede que te funcione.



            Y lanzó otro rayo contra esa presuntuosa aunque ahora, para su sorpresa , aquella chica lo recibió manteniéndose en pie pese a todo. Al tiempo que una música salida de ningún sitio resonaba.



-¿Pero qué?- Se sorprendió Gloria, inquiriendo con una mezcla de estupor y ligera burla.- ¿Acaso te has traído el equipo estéreo aquí?



            Quizás fuera un sonido proveniente del holo teléfono de esa muchacha, el caso es que la música se elevó y ella comenzó a cantar. Pero su voz y su estilo no tenía nada de aquel cursi engolamiento de antes. Al contrario, transmitían mucha fuerza e incluso poder.



Lo gritaste bien alto,
pero no puedo oír una palabra de lo que dices.
Estoy hablando en voz alta, sin decir mucho.


Soy criticada, pero todas tus balas rebotan (ricochet)
me derribas, pero me levanto (shoot down).



La incrédula Gloria disparó en efecto dos andanadas más de energía, y esta vez más potentes, aunque tras impactar en esa joven se disiparon inocuamente. Maray no parecía verse afectada y en cambio su volumen y energía iban en aumento.



Soy antibalas, nada que perder, dispara, dispara (fire away).
Rebotan, tienes la mira puesta, dispara, dispara.


Me derribas, pero no me caeré, soy de titanio.
Me derribas, pero no me caeré, soy de titanio…



           En ese instante una tremenda luz surgió de esa intérprete, sus cabellos se tornaron de un blanco inmaculado elevándose hacia el cielo. A la par que una especie de zumbido eléctrico hacía temblar todo a su alrededor. Gloria quedó con la boca abierta, aunque no se achantó, convirtiéndose ella misma en super saiyajin….con su cabello refulgiendo en tono rojizo…



Liquídame, pero eres tú la que tendrá más que perder,
ciudad fantasma y amor encantado.
Levantas la voz…
(sólo) palos y piedras pueden romper mis huesos,
estoy hablando en voz alta, sin decir mucho.



-¿Quién eres?- Exclamó la saiyajin que atónita, comprobó que ninguno de sus ataques afectaban a esa chica. Al igual que su propia energía que era barrida por ese inmaculado resplandor.- ¿Qué es lo que eres en realidad?



Soy antibalas, nada que perder, dispara, dispara.
Rebotan, tienes la mira puesta, dispara, dispara.


Me derribas, pero no me caeré, soy de titanio.
Me derribas, pero no me caeré, soy de titanio,
soy de titanio, soy de titanio.



           Aunque esa muchacha elevó incluso su poder lanzándola contra el suelo. Gloria estaba anonadada, tapándose a duras penas la cara con ambos brazos.  Jamás en su vida había sentido un aura de poder tan enorme. Ni tan siquiera entre los saiyajin. Y se dio cuenta también de que los ojos de esa chica había tornado su color de azules a dorados…



-¿Qué nivel de super saiyajin es este?- Se dijo asombrada.- Supera al mío y yo he logrado el legendario nivel dios.



           Ese era su secreto mejor guardado. Ni tan siquiera su padre lo sabía y ella jamás quiso descubrirlo por no humillarle. Ahora, estaba perpleja ante la exhibición de Maray. Tuvo que cubrirse de esas ráfagas de blanca energía, llena de pureza, levantándose trabajosamente….aquel era un poder tal que ya más que asustarla la admiraba…



-Es algo maravilloso.- Pudo musitar totalmente sobrepasada por aquello.-



Piedra dura,
la ametralladora disparando a los que corren,
piedra dura, como cristal antibalas.



Me derribas, pero no me caeré, soy de titanio,
me derribas, pero no me caeré, soy de titanio,
me derribas, pero no me caeré, soy de titanio,
me derribas, pero no me caeré, soy de titanio.

Soy de titanioooooooo

Aaaaahh

Soy de titanioooooooo



(David Guetta -ft. Sia - Titanium – Titanio, crédito al autor)



Al fin cuando la canción aquella concluyó, Maray volvió de nuevo a su estado normal. Había estado flotando como si fuera etérea ante el asombro de su rival. Ahora, todo ese tremendo poder cesó como si jamás hubiera sido desatado. La saiyajin no podía creerlo. Por su parte, la modelo la observaba en silencio con gesto sereno y grave…



-¿Quién eres tú?- Insistió Gloria con voz entrecortada por el asombro e incluso el temor reverencial.-

-No soy tu enemiga.- Repuso la interpelada al fin con tono serio aunque suave.-



            Tras unos momentos para asimilar esas palabras la saiyajin asintió, para declarar doblando la rodilla.



-Te pido perdón, te juzgué mal, eres inmensamente poderosa, comprendo que Alex te prefiera a ti. Comparada contigo no soy nada. - Admitió Gloria bajando la mirada con pesar y humildad ante la que consideraba su vencedora.-



            Aunque, para su sorpresa, Maray se aproximó a ella y la tomó gentilmente de las manos haciéndola levantarse y mirarla. Esa extraña joven movió la cabeza y negó con un suspiro de tristeza.



-Nada tiene eso que ver. Alex y yo no estamos destinados a estar juntos. Al menos en esta realidad. Nuestros caminos se separarán porque los dos tenemos unas misiones trascendentales que cumplir. Para eso nacimos. Lo mismo que tú, Gloria. Tienes una misión fundamental que llevar a cabo.

-No te comprendo.- Pudo decir la perpleja interpelada.-



            Maray le sonrió maternalmente, como si la saiyajin fuera una niña pequeña a la que hubiera que explicar algo complicado y respondió con dulzura y pesar a la vez.



-Sí, sí que lo haces. Hace mucho, mucho tiempo, el destino lo dispuso. Todos debíamos de nacer para llevar a cabo tareas de gran importancia. La mía, junto a otros compañeros, será partir a un lugar muy lejano, una misión de la que el Cosmos entero dependerá. Tú Gloria, eres la adelantada. Deberás darnos a todos el tiempo suficiente. Tienes que frenar el caos y la destrucción que se acercan a este planeta. Escribirás unas páginas gloriosas, como tu propio nombre.  Tendrás que ser como la canción, titanio. Y resistir incluso lo imposible. Será un enorme sacrificio, de hecho será el sacrificio supremo para ti. Y en el fondo, tú siempre lo has sabido. Tu nacimiento y tu vida fueron marcadas así desde el principio. Eron, y Galaxia en persona vinieron para comprobarlo…

-Sí, es cierto.- Admitió su interlocutora con tintes reflexivos. - Desde que era muy niña tuve la impresión de haber venido a este mundo para cumplir un propósito…Mi madre lo intuyó y mi abuela Elua lo supo siempre.

-La batalla final comenzará a darse aquí, en Nature.- Le desveló Maray.- Y de tu capacidad para resistir y proteger a este mundo y a todos a quienes amas, dependerá en buena parte el éxito de nuestra misión.

-No te decepcionaré. Te doy mi palabra. - Prometió solemnemente Gloria.-



            Maray le sonrió, ahora con mucha más amplitud, cuando la saiyajin quiso mirarla de nuevo sencillamente ya no la vio. Esa joven, o quien realmente fuera, había desaparecido. Ahora, concentrando su energía ante la cada vez más inminente aproximación de esa terrible estrella de neutrones, recordó también cuando fue ella quien acudió a visitar a la modelo. Estando en la terraza de su casa y tras el concierto que Maray y algunas de sus amigas y familiares dieron, incluyendo a Keiko Tomoe.



-¿Te ha gustado el concierto, Gloria?- Le preguntó con suavidad en tanto la saiyajin flotaba en el aire aproximándose a ella.-



Enseguida se posó a su lado, tras mirarla fijamente a los ojos asintió para replicar con voz queda.



-Al fin lo he comprendido. Y sé lo que debo hacer.

-Nunca dudé de que así sería.- Le sonrió afablemente Maray.- Ahora puedo irme tranquila. Sé qué harás todo lo que puedas.

-Quizás no baste.- Musitó la saiyajin.-

-Eso no está ni en tus manos, ni en las mías. También yo tendré que partir en breve. Hacia una misión que no sé cómo acabará.- Le reveló la joven.-

-¿Esa trascendental misión?- Inquirió su interlocutora.-

-Sí, recuerda que te hable de que tendría unos compañeros, seremos nueve en total.- Le contó Maray.-

-Incluyendo a esa sosa de Fiora.- Sonrió Gloria, pero ahora con un gesto más jovial.-

-Sí, incluyéndola a ella también.- Admitió su divertida contertulia.-

-Buena suerte.- Le deseó su interlocutora tendiéndole la mano.- Todos dependeremos de ello, lo presiento. Y no te preocupes, os daré todo el tiempo que pueda y salvaré este mundo. Aun a  costa de mi vida.



            Maray se la estrechó, Gloria no dijo más y se elevó en el aire. Aunque antes de partir la saiyajin se dirigió a  ella una vez más y, con una leve sonrisa, le preguntó.



-¿Así que titanio, eh?

-Así es.- Confirmó Maray.- Recuérdalo cuando llegue el momento.

-Lo haré. En eso me convertiré. - Le prometió Gloria para, acto seguido, alejarse a gran velocidad de allí. – Y nada me impedirá llevar a cabo mi misión.



            Así era, una saiyajin cumplía su palabra. Y ella más que ninguna. Ahora comprendía el porqué de esas dos canciones. La primera, titanio, le había mostrado que tenía que ser fuerte para cumplir con su cometido. La segunda, en cambio, le enseñó que esa fuerza debería obtenerla del amor que sentía por todos sus seres queridos y por el planeta.



-Sí. Ya lo he comprendido. Padre, madre, amigos, Alex, Maray…abuela Elua, Franklin.- Suspiró elevando sus brazos hacia el cielo con las palmas abiertas en tanto ella misma ascendía hacia el cielo.- Ahora más que nunca necesito vuestra fuerza.



            Y entonces pudo escucharse aquella canción… la que oyó en ese concierto. Toda la megafonía del planeta la transmitía desde los búnkeres y era la voz de Keiko quien la interpretaba, con toda la fuerza que quedaba en su alma…



Ooohh ooooooohhhh oooh oooh

“¡Qué milagro es la vida!
Los campos son altos

y la fruta está madura 


Así que saca tus manos
Sí, saca tus manos 


Y tú eres igual que yo
respiras el aire que respiro
Y nosotros no lo entendemos 

Y nosotros no lo entendemos “



-Sí, ahora lo entiendo. Es el amor por todo lo que nos rodea, es el sacrificio que va más allá de uno mismo. La noble Seira tenía razón. - Repitió Gloria pidiendo a todos los habitantes del planeta.- ¡Por favor, dadme vuestra energía…dadme vuestro amor por la vida!…


E increíblemente su súplica llegaba al corazón de la gente. La mayor parte enseguida supieron lo que debían hacer, de algún modo se había instaurado un vínculo telepático. Giaal fue el primero en percibirlo y elevó su brazo…



-Susan. ¡Hazlo! - le pidió a su esposa.- Ordena a todas las fuerzas de Nature que hagan lo mismo.



La capitana obedeció a ese requerimiento. Lo mismo que el resto de las tropas que andaban diseminadas por los refugios, protegiendo a la población. Todos, incluyendo la Congregación del obispo Corbin, quien dirigiéndose a sus fieles adeptos, les ordenó.



-El Señor nos envía una salvadora. Elevad vuestros brazos y plegarias hacia ella.



            También Sonia lo hizo. Y Martin con su hijo. Stephanie y Claire junto con las demás modelos les imitaron. Y una emocionada Maggie levantó su brazos deseando darle a su hija toda la energía y el amor que tuviera. Mientras todos podían oír maravillados esa música y su letra…


“Sí, nosotros no entendemos

Y si no hacen preguntas no sabrás porque
Así que decir una oración por el momento, mientras todavía hay tiempo 


Así rezar por lo bueno y rezar por el amor 

Reza por la paz y reza que sea suficiente
Reza por la salvación…”



Entre terribles rayos y truenos e incontables piedras y todo tipo de materiales que se elevaban hacia el aire, Gloria resistió comenzando a formar una enorme esfera sobre su cabeza con todo el poder que estaba recibiendo…



-¡Vamos! - Pedía con tono entre suplicante y animoso transformándose en saiyajin nivel dios para poder controlar esa gran bola y resistir la creciente radiación que llegaba desde aquella colosal estrella.-  Dadme vuestra fuerza…- Exclamó con sus cabellos ahora de color bermellón elevándose desafiantemente en el cielo.- ¡Necesito vuestra fuerza!



Y tanto Ginger, como su hijo Dean, Nelly e Hipatia, Scott y Clarissa, imitaron a los demás. Tampoco Sailor Lead Crow, ni Sailor Aluminum Siren quisieron quedarse atrás. Convenciendo incluso a Ti Nyanko y a Iron Mouse para que las secundaran, elevando sus brazos…



-Vamos.- Démosle todas nuestras fuerzas.- Las animó Akane.-

-¡Animo!- Musitó Hipatia mirando hacia el techo de su refugio.-



Sus esperanzas era compartidas por el resto de los habitantes del planeta. Poco a poco Gloria iba obteniendo toda la energía posible de las formas vivas no inteligentes y hasta de los objetos inanimados…



-Necesito más fuerza.- Pedía ella haciendo crecer esa enorme bola más y más.-  Por favor, dadme más…



            Su propio padre, aun estando débil, quiso elevar su brazo hacia arriba y transmitirle todo el poder que pudiera. Lo mismo que Thalia y el resto de los saiyajin. Eso incrementó sensiblemente el tamaño de la esfera que ya tenía un tono azulado eléctrico. Era muy similar a ese color blanquecino de la masa de estrella de neutrones que seguía aproximándose a Nature…



-Debo salir al espacio. Debo ser de titanio. Alejar esto lo más posible de aquí. Tengo que parar esa radiación…Ser como el titanio, como ella me enseñó. - Se arengó una ya cansada Gloria que notaba la dificultad que tenía para respirar mientras se alejaba del planeta saliendo progresivamente de la atmósfera.-  Y sobre todo, debo rezar por todos vosotros, y que todos recéis por mí…


Reza para que estamos en lo correcto
Reza para que un día abramos los ojos, y
Reza por ellos y reza por nosotros 


Reza para que un día podamos vivir como uno
Reza por los niños cuyo tiempo está por venir
Sólo ruego que nos perdone por las cosas estúpidas que hemos hecho… 


-Os lo ruego, enviadme vuestra fuerza, enviadme vuestro amor….- Suplicaba soportando aquel tremendo dolor que la radiación le infligía.-



Vemos todos el mismo sol

Cada día una oración dorada se canta

A la maravilla del hombre

Sí, a la maravilla del hombre



Y cuando miramos no podemos ver

Todas las riquezas que son libres

¡Oh, no comprendemos!

¡Sí, no comprendemos!



            Y Keiko cantaba pese a las lágrimas y el agotamiento, tratando de transmitir a su vez todo su ánimo y todo su afecto a esa chica, que estaba dándolo todo por salvar al planeta.



Y si no nos hacemos las preguntas, no sabremos porqué

Así que decir una oración por el moribundo, mientras todavía hay tiempo 


Así rezar por lo bueno y rezar por el amor
Reza por la paz y reza que sea suficiente
Reza por la salvación”



            El cuerpo de Gloria se rebelaba contra aquel masivo castigo, hemorragias terribles la sofocaban cuando su sangre comenzó a manar de sus fosas nasales y oídos. Pese a todo, siguió apretando los dientes y repitiendo sin cesar…



-¡Vuestra fuerza!¡Necesito vuestra energía y más que nada vuestro amor!



Incluso en Nuevo Vegeta, los asombrados saiyajin sintieron aquellos ruegos y elevaron todos los brazos al cielo, mandando su energía. Sobre todo Elua. Lo mismo sucedía en Kinmoku, con lágrimas en los ojos, Kakyuu y las Star Light enviaron sus fuerzas…




“Reza para que estamos en lo correcto
Reza para que un día abramos los ojos, y
reza por ellos y reza por nosotros 



-Madre, padre…os quiero… ahora sé que para este momento vine al mundo. - Musitó sonriendo en tanto reunía al fin todo su poder combinando con el de esa esfera y gritaba lo más fuerte que podía…- ¡Bola Genkidama, ahora!        



            Esa gigantesca esfera de energía se dirigió con una enorme velocidad hacia ese cuerpo celeste provocando una increíble explosión que sacudió el planeta y redujo a la estrella de neutrones a fragmentos milimétricos. Cientos de ellos cayeron no obstante hacia Nature atravesando en su camino todo lo que encontraban, incluyendo el ya exhausto y destrozado cuerpo de Gloria de por sí muy dañado por la tremenda cantidad de radioactividad absorbida. Con sus últimas trazas de energía la joven se interpuso como barrera viviente, de este modo logró evitar que esa letal oleada de rayos gamma atravesara Nature. Así, agotada por aquel supremo esfuerzo, perdió su condición de super saiyajin nivel dios retornando a su estado normal. Sentía como toda la escasa energía que quedaba en su cuerpo se desvanecía. Aunque entre lágrimas sonrió de la forma más amplia y hermosa en que jamás lo había hecho escuchando de fondo la hermosa canción que Keiko interpretaba sin descanso…


Reza para que un día podamos vivir como uno
reza por los niños cuyo tiempo está por venir
Sólo ruego que nos perdone por las cosas estúpidas que hemos hecho 



Reza para que un día podamos vivir como uno
reza por los niños cuyo tiempo está por venir
Sólo ruego que nos perdone por las cosas estúpidas que hemos hecho 



(Tina Cousins. Pray. Crédito al artista)



-Gracias… a todos… os quiero…- Fue lo último que Gloria pudo susurrar.-



            Y antes del final, sintió que Maray y su grupo se habían unido en otra dimensión haciendo retroceder a la nada, al menos durante un instante. Eso podría significar años y la vida entera para otras generaciones. Fuera lo que fuera, todos la habían ayudado a salvar Nature, al menos durante un largo periodo de tiempo…sus padres y todas las personas a las que había llegado a querer podrían vivir en paz. Y fue en ese preciso momento cuando vio a un encapuchado que sostenía un enorme libro que parecía estar ya en sus últimas páginas, sobre las que escribía algo usando una rara pluma.



-Lo has hecho muy bien, Gloria. Ya poco falta para el final. - Creyó entender que aquel extraño ser le decía.- Pero tú ya puedes descansar… tu papel ha concluido.



Aquel fue su último pensamiento, antes de disolverse en la oscuridad. Y su dañado cuerpo, ya sin vida, cayó a plomo sobre la superficie del planeta creando un enorme cráter al impactar, desintegrándose. Fue entonces cuando, incluso en Nuevo Vegeta, Elua abrió los ojos mirando hacia el cielo…la saiyajin estaba junto con su esposo,  los mismísimos soberanos y con Seira, en el salón de audiencias del palacio. Todos habían sentido ese inmenso poder y asimismo su desaparición...



-Mi nieta…- Musitó.- Ha cumplido su misión.

-Se ha extinguido al igual que esa estrella del cielo. Ella se ha sacrificado por su planeta de origen. Ha sido algo increíblemente valeroso.- Declaró el rey Bralen en tanto él mismo se levantaba del trono y se inclinaba en reverencia, lo mismo que el resto.- Siempre será recordaba como una de las heroínas más grandes de Nuevo Vegeta.



            Aunque Elua no prestó atención a eso, cayó de rodillas sin poder evitar que las lágrimas le resbalasen por el rostro.



-Lo lamento, amiga mía.- Repuso una apenada Seira posando una afectuosa mano sobre un hombro de la guerrera.-

-No hay nadie que se sienta más orgullosa que yo, y más triste al mismo tiempo.- Pudo decir la interpelada con voz entrecortada por el dolor apretando los puños y apenas siendo capaz de gemir. - Mi niña…has dado lo mejor de ti. Por amor a todos. ¡Perdóname!, fui yo quien no supe entenderlo. Jamás te dije… lo mucho que te quería…



            Y ya nadie habló en el salón del trono, guardando un respetuoso silencio en memoria de aquella heroica joven de su pueblo. Mientras tanto, en Kinmoku, la princesa Kakyuu estaba tan asombrada como sus guardianas. De hecho todas estaban asimismo agotadas tras haber levantado sus brazos al cielo para enviar su poder a aquella valerosa joven.



-Alteza, Sailor Star Power ha cumplido con su misión.- Declaró Star Fighter con tono admirado y consternado a un tiempo. – Desde luego ha hecho honor al nombre que le pusisteis. Su poder ha superado al de una estrella.

-Esa muchacha ha efectuado el mayor sacrificio que alguien puede hacer.- Convino Maker con asombro.-

-Ha salvado a  su mundo.- Afirmó Healer, con visible emoción a su vez.- A costa de su vida. Y dando todo su amor.

-Sí, así es.- Suspiró la princesa, afirmando con tristeza.- Ahora comprendo a Serenity y a Endimión. Es muy dura esta tarea. Tras tiempos de zozobra, al fin Gloria se encaminó hacia la Luz, pero eso le ha costado perecer. Era un dilema sin solución.  A esto estaba destinada desde su nacimiento…



            Y en su zona de observación la propia Galaxia musitó, sentada en su trono.



-Esa muchacha lo ha conseguido. Su enorme poder ha desaparecido pero logró cumplir su cometido. Ahora les toca a los demás…



En Nature, Kiros tampoco pudo evitar llorar devastado. Sintiéndose impotente al no haber sido capaz de ayudar a su hija, pero orgulloso de ella al mismo tiempo. Maggie enseguida corrió hacia él, no tuvo que preguntarle nada. Ambos se abrazaron entre lágrimas compartiendo ese enorme orgullo y dolor. Y todos supieron que el planeta se había salvado. Al menos de esa terrible amenaza. Quizás el fin se hubiera postergado tan solo por unos años, o pudiera que ser por siglos. Eso ya no lo sabían y de momento no les importaba…



-De algún modo siempre supe que ella se iría para siempre.- Se lamentó él.-

-Ahora está con Dios.- Quiso alentarle Maggie, quién curiosamente parecía estar más entera que su esposo. Sobre todo al sentenciar. - Nuestra hija gozará de la vida eterna a su lado. Irá al Cielo puesto que generosamente ha dado su vida por todos nosotros. Y no hay amor mayor que el de quien da la vida por sus amigos.

-Quisiera estar con ella y decidle lo mucho que la quiero y lo orgulloso que estoy de ser su padre.- Gimió el saiyajin, desbordado por el dolor.-

-Lo sabe.- Sollozó su mujer también sin dejar de abrazarle.- Siempre lo ha sabido.



            En otro búnker, Keiko lloraba también. Meditando sobre las palabras que Maray le dijera



-Querida Gloria, todo ha sucedido tal y como ella me advirtió. Solo una estrella puede contrarrestar otra. Solamente el amor puro e incondicional es más grande que la mayor de las estrellas del firmamento…



            Y es que aquella vez en que la joven modelo fue a verla, tras proponerle cantar en ese concierto, le contó.



-Interpretaremos una canción muy especial, que un día tendrá mucho significado. Tanto  que valdrá por un mundo entero. Y serás tú quien deberá cantarla para que todos la escuchen y abran sus corazones.

-No te comprendo.- Repuso la perpleja Keiko entonces.-

-Lo harás. Cuando llegue la hora, serás capaz de cantar y conectarás a todos con tu hermosa  voz. Nature te escuchará y gracias a eso podrán unirse y darle fuerzas a Gloria.

-¿Gloria? ¿La hija de Maggie y Kiros?- Quiso asegurarse la perpleja pelirroja.-

-Sí.- Asintió Maray afirmando con un tono teñido de tristeza.-  Ella será la clave de todo esto…pero para ello deberá contar con tu ayuda.



            Y ahora Keiko se secaba algunas lágrimas tras rememorar esas palabras proféticas.



-Gracias Gloria.- Pensó entre reconocida y consternada.- Te has sacrificado por todos nosotros y lo hiciste porque amabas la vida y a los tuyos. Nunca lo olvidaré.



            Así fue, la radiación de esa estrella letal fue absorbida o contrarrestada por esa enorme y poderosísima bola Genkidama, y el resto bloqueada o desviada al espacio por el campo energético de los saiyajin y el de la propia Gloria. Thalia mirando ahora al cielo, totalmente exhausta, únicamente pudo sonreír entre lágrimas de reconocimiento y admiración.



-Gracias noble Gloria, muchas gracias por todo lo que me has enseñado y el ejemplo que me has dado. Eres una heroína de nuestro pueblo. Te juro que no te defraudaré. Me esforzaré con todas mis energías en ser una digna discípula tuya. Y en mantener y propagar tu legado.



            Y cumplió su promesa. Tanto ella como el resto del planeta tuvieron que irse recobrando poco a poco. Tras la devastación, una vez más, los supervivientes comenzaron de nuevo, reconstruyendo lo dañado y llorando a los caídos, que fueron muchos, además de la propia Gloria. De este modo cada uno rehízo sus respectivas vidas. Así pasaron los años…esos años que el valeroso sacrificio de la saiyajin les había comprado, posponiendo por unos breves instantes en el devenir cósmico, el final definitivo de todo…

 

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