Las
perplejas humanas las miraban con una mezcla de temor y asombro. Violette
suspiró. Aunque no tuviera que respirar le gustaba hacerlo. Quizás eran viejos
recuerdos de cuando fue mortal y lo hacía. Movió la cabeza dirigiendo a Sabra
una mirada de reprobación. La israelí se dio cuenta y enseguida se justificó.
-Sé
que podemos confiar en ellas. Y las cosas son diferentes ahora. – Le dijo a su
compañera.-
-¿Qué
te ha ocurrido?- Quiso saber Daphne, saliendo al fin de su perplejidad.-
Ahora fue la morena ex militar quien
miró a su antigua novia y suspiró. Dando una vuelta alrededor del salón comenzó
a relatar.
-Es
una historia larga. Tras separarnos tú y yo, me uní al grupo de Deborah Hunter.
Bueno, entonces el líder era Lance Rodney. Sin embargo, él nos dijo que, tarde
o temprano, tendría que dejarlo. Cuando se marchó, todos elegimos a Debbie como
la nueva líder y seguimos luchando contra los seres de las sombras que habitan
en este mundo…
-Como
yo. Por ejemplo.- Intervino Violette quien se presentó corroborando lo que Mei
Ling ya había adivinado.- Soy un vampiro. Tengo más de cuatrocientos años. Y me
convertí en la madre de Sabra.
-¿Qué
quiere eso decir?- Inquirió Dap.-
-Que
fue ella quien me convirtió.- Le explicó la israelí.-
Recordó entonces como, yendo con
Debbie, Lawrence y Kyle, acertaron a encontrar un nido de esas criaturas.
Aunque los mismos vampiros estaban enfrentados entre sí. Había una facción, la
realmente peligrosa, que atacaba a los humanos hasta matarles y a veces
convirtiendo a los que juzgaban unas buenas adquisiciones para su bando. Otros,
más moderados, abogaban por pasar inadvertidos, alimentándose sin causar
víctimas, y menos aún, convertir a nadie más. Los defensores del autocontrol
eran cada vez menos, y por si fuera poco, esos cazadores les estaban haciendo
daño. Dado que no solían discriminar un tipo de vampiro de otro.
-
Lo malo es que los humanos, con su estúpida ceguera, nos debilitan. Y somos los
únicos capaces de frenar a nuestros, digamos más impulsivos hermanos, que son
cada vez más abundantes.- Intervino Violette.-
-El
grupo hizo una batida, localizamos un nido. Pero cuando entramos eran
demasiados.- Comentó Sabra, dándole la razón a su compañera.- Tantos que, ni
tan siquiera con los poderes de Lawrence, que es medio demonio, y con las
destrezas que poseíamos los demás, tuvimos oportunidad.
De hecho, se vieron forzados a
retirarse tras terminar apenas con algunos de esos seres. Por desgracia para
Sabra ella fue herida. Los vampiros, además de atacar mordiendo, tenían también
armas emponzoñadas. Más diseñadas para atacar a seres como Lawrence que a
humanos. No obstante, la alcanzaron a ella.
-¿Estás
bien?- Le preguntó Deborah viendo como se dolía tras recibir un disparo de una
flecha que alcanzó a la israelí en una pierna.-
-Sí,
vámonos de aquí!- La instó su interlocutora.-
Fue Kyle quien la ayudó, colocándola
sobre uno de sus hombros dado que Sabra estaba cada vez más débil y mareada.
-Necesitamos
un antídoto.- Afirmó el joven.-
-No
sé si lo tendremos.- Repuso Debbie con visible inquietud.-
-¡Vamos,
daos prisa!- Exclamó Lawrence quien, pese a su fuerza y velocidad, estaba cada
vez más arrinconado.- Son demasiados incluso para mí. No podré contenerles a
todos.
Y es que estaban bajo una red de
alcantarillado, donde esos tipos se escondían. La mayor parte de las veces eran
capaces de ocultarse a la perfección durante el día y sólo salir por la noche
en grupos pequeños, para no llamar la atención. Ahora, sin embargo, venían por
docenas. Los cazadores seguían retrocediendo con Lawrence cubriéndoles las
espaldas, pero entonces sufrieron otro ataque proveniente de un ramal adyacente de las alcantarillas. Algunas
manos agarraron a Kyle arrebatándole el cuerpo de Sabra. El chico se giró pero
ya era tarde.
-¡Maldita
sea! Me la han quitado.- Exclamó con impotencia y frustración.-
-¡Vamos
por ella! - Instó Debbie preparando su ballesta.-
-Es
imposible.- Desestimó Lawrence.- Si vamos, acabarán con todos nosotros.
¡Tenemos que retirarnos!
Sabra escuchó eso, en efecto, sentía
como, en medio de la oscuridad, algunos pares de ojos ambarinos la miraban con
expresión de odio y morboso deseo. También notaba el tacto de varias manos
arrastrándola hacia la cada vez más densa oscuridad. Con sus últimas fuerzas
gritó.
-¡Idos
de aquí!...
Ya no supo más, al poco sintió un
dolor agudo en el cuello, en los brazos y en la pierna que no estaba herida.
Eran mordiscos. Esos vampiros la estaban desangrando…cerró los ojos aceptando
la muerte…
-Entonces
moriste así.- Musitó la horrorizada Mei Ling.-
-No,
de haber muerto así no estaría aquí ahora.- Rebatió Sabra quien prosiguió.-
Pensé que iba a morir, sí y perdí el sentido. Aunque luego desperté. De todos
modos, apenas me quedaba un hilo de vida… y fue cuando…
Respirando con dificultad y
sintiéndose cada vez más débil, la israelí abrió los ojos. Veía borroso por la
pérdida de sangre, pero todavía fue capaz de escuchar una voz femenina que le
hablaba.
-¿Todavía
vives?. Vaya, eres muy resistente…
-¿Quien…eres?-
Pudo susurrar.-
-Soy
tu última oportunidad. Puedo ayudarte.- Le dijo aquella voz.-
Esforzándose por ver algo más
claramente Sabra entornó los ojos. Pudo observar a una preciosa mujer de tez
pálida y larga cabellera rizada
pelirroja, sus ojos eran color ámbar y unos colmillos sobresalían de su
boca.
-Supongo…
que vas a terminar de beberte mi sangre.- Elucubró con resignación.-
-No
me gustan las sobras.- Repuso su interlocutora con tono entre desdeñoso y
divertido, para presentarse acto seguido.- Me llamo Violette.
-Es…
un detalle presentarte… antes de matarme.- Quiso sonreír Sabra con estoicismo.-
-No
voy a matarte, tú ya estás muerta. Te queda muy poco de vida.- Declaró su
contertulia, explicándole.- Entre la sangre que te han chupado y el veneno que recibiste
con esa flecha, tu corazón se detendrá en pocos instantes. Pero puedo hacer que
renazcas…
-¿Cómo
un vampiro?- Musitó su interlocutora, moviendo levemente la cabeza.- ¡Ni
hablar! No mataré… inocentes para… beber su sangre.
-Yo
soy un vampiro y no he matado a nadie desde hace siglos.-Repuso Violette,
alegando.- No es bueno dejar un reguero de cadáveres para que nos rastreen. Por
eso, mi facción lucha contra esos descontrolados. Suelen ser individuos que
fueron convertidos sin ningún tipo de cuidado. Y me vendría bien una aliada en
ese batalla.
-¿Entonces,
no… bebes sangre…?- Musitó Sabra que notaba como, poco a poco, perdía el
conocimiento, esta vez de forma definitiva.-
-Por
supuesto que lo hago, soy un vampiro, no una girl scout.- Se sonrió su contertulia,
matizando, eso sí.- Pero jamás mato, ni convierto a nadie, salvo en casos muy
especiales, como el tuyo. Y tampoco me vendría mal una amiga…
-No…
quiero ser… un… monstruo.- Se negó con su último aliento Sabra.-
-Me
temo que eso ya no está en tus manos, querida.- Replicó Violette.-
Y ahí se detuvo la historia, fue la
propia pelirroja quien les contó a las dos espantadas humanas.
-Entonces
me herí en el brazo y lo puse sobre la boca de Sabra. Ella tuvo que beber mi
sangre pese a no querer hacerlo. Después murió y al poco retornó del mundo de
las sombras eternas…
-Sí,
y te maldije por ello. Todavía lo hago. - Repuso amargamente su compañera
retomando la narración.-
Despertó con una extrañísima
sensación. Estaba bien, no le dolía nada. Pero sentía una especie de hambre
atroz. Miró alrededor, estaba acostada en una cama bastante elegante, en un
apartamento.
-¿Qué
tal?- la saludó aquella individua. –
-¡Tú!-
exclamó la israelí saltando de la cama con tal fuerza y rapidez que hasta ella misma
se asombró.-
Se había agarrado literalmente al
techo y su interlocutora le comentó con tono jocoso.
-Oye,
ten mucho cuidado, ¿Sabes lo que me cuesta pagar el alquiler de este sitio?
-¿Qué
me has hecho?- Quiso saber Sabra bajando al suelo y encarándose con ella.-
-Darte
la oportunidad de tener otra existencia.- Replicó Violette.-
-Tengo
mucha sed.- Siseó la israelí.-
-Lo
sé.- Convino su contertulia que, abriendo un pequeño armarito oculto en un
mueble, extrajo una bolsa.-
Sabra observó aquello, esa especie
de paquete de plástico contenía un líquido rojo en su interior. Tenía a su vez
un pequeño tubito conectado a él. Violette le explicó.
-Es
como un envase de zumo. Solamente tienes que perforar con ese tubito y chupar.
Te sentirás mucho mejor…
-¡Quiero
salir de aquí!- Replicó La israelí con tono gutural.-
-Ahora
no sería nada prudente.- Rebatió su compañera, desvelándole.- Matarías al
primer humano que vieras y te beberías toda su sangre. Pero, con la que tienes
en ese paquete y alguno más que guardo, podrás saciarte. Después te enseñaré a
controlarte.
Sabra no lo dudó. Siguiendo las
instrucciones de su anfitriona apuró todo el contenido de ese paquete. El sabor
amargo de la sangre ahora le resultaba delicioso, era un manjar. Enseguida dio
buena cuenta de dos paquetes más, en tanto su contertulia comentaba divertida.
-¡Eh!,
no seas tan glotona. Eran B negativo, de la mejor calidad.
Ignorando ese comentario y tras unos
instantes en los que su organismo pareció asimilar ese aporte de nutrientes,
Sabra suspiró por inercia mirando a esa mujer y gimiendo.
-¿Esto
es lo que soy ahora?
-Al
principio es duro. Pero créeme. No es tan malo como parece.- La animó su
interlocutora.-
-¿No?-
Estalló su interlocutora reprochándole con amargura.- ¿En qué me has
convertido, eh? ¿En un monstruo que no podrá volver a ver jamás la luz del sol?
-No
tenía otra alternativa. Hubieras muerto.- Replicó calmadamente Violette.-
-¡Hubiera
preferido estar muerta antes que ser esto! - Sentenció Sabra que, pese a todo,
era todavía capaz de llorar.-
Ahora era Daphne quien lloraba
escuchando aquella desgarradora historia. Su antigua novia la miró con afecto y
tristeza para afirmar.
-Por
eso, entre otras cosas, lo nuestro jamás será posible. Ahora soy un
muerto-viviente. Debo beber la sangre de los vivos, o en su defecto,
alimentarme de bolsas de plasma.
-Eso
no me importa. Si esa es la única razón… yo… podría ser como tú. - Se apresuró
a replicar la maestra.-
-¡Daphne!-
Intervino una atónita Mei Ling.- No sabes lo que dices.
-Tu
amiga tiene razón.- Convino Violette, sentenciando casi más a modo de amenaza
que advertencia.- Ten mucho cuidado con
lo que deseas…
-Mi
vida ha ido de una decepción a otra, de un duro golpe a otro.- Musitó la
maestra.- ¿Qué más da ya? Al menos así podría estar para siempre contigo.
-¡No!
- Exclamó la israelí.- Jamás lo consentiré. Tienes una familia, unos hijos que
te necesitan.
-Querida humana ignorante.- Suspiró la
pelirroja, para exponer.- Lo peor que podrías hacer si tienes hijos, es querer
convertirte. Créeme, tarde o temprano acabaríais mordiéndoles el cuello sin
poderlo evitar. ¿Querrías eso para ellos?
-¡A
mis hijo ya nos no puedo volver a ver!- Sollozó Daphne añadiendo.- Y menos
ahora que han cortado todo tráfico hacia Nature.
Sabra y Violette se miraron con
extrañeza al escuchar eso. Algo habían escuchado pero no tuvieron ocasión de
confirmarlo. Desde luego, Debbie y los demás no les habían dicho nada. Aunque
teniendo en cuenta como eran ahora sus relaciones con ellos, no era de
sorprender.
-¿Estáis
seguras de eso?- Preguntó la israelí.-
-Sí,
incluso tratamos de conseguir ayuda. Pero ni tan siquiera un senador ha podido
hacer nada.- Les refirió Daphne añadiendo con amargura.- Por eso, si ya ni tan
siquiera voy a poder ver a mis hijos…no sería tan terrible después de todo
convertirme en un vampiro. Y quizás si me arrepiento luego puede que el obispo
me sane, como hizo con Emma.
-¿Con
Emma?- Se sorprendió Sabra.-¿Qué quieres decir?
-¿No
era esa mujer que se estaba tratando con aquel suero?- Preguntó Violette a su
vez, rematando en alusión a su pareja.- Al menos eso es lo que me contaste.
-Sí,
debía tomarlo para siempre, a fin de controlar sus ansias de sangre.- Le
recordó su compañera.-
Aquello llegó a sus oídos hacía
tiempo, por Nature aun quedaban tanto vampiros como algún cazador. Y la
historia de esa desdichada corrió como la pólvora. Muchos lo habían adoptado
como una especie de mito, una promesa de salvación, que les sacase de su
maldición eterna.
-Pues
ya no.- Intervino Mei Ling dejándolas asombradas.- Ese obispo hizo un milagro,
la convirtió nuevamente en humana.
-¿Qué?-
Exclamó la pelirroja sin dar muestras de creerse aquello.- ¡Eso es imposible!
-Eso
pensaba yo, pero soy científica y, como tú bien dijiste, a punto estuvieron de
convertirme. Sin embargo, no lo hicieron y desde entonces, cada vez que hay
algún vampiro cerca, noto esa conexión. Por eso antes, cuando estábamos solas,
te miré así, y tú adivinaste que yo lo sabía.
-Es
cierto.- Admitió Violette.-
-Pues
eso mismo me sucedía con Emma. Hasta que la sanaron. Después ese vínculo
desapareció por completo. Ahora es humana, os lo aseguro, sale sin problemas a
plena luz del sol.
-El
sol de Nature no es como el terrestre.- Matizó Sabra.-
-Aun
así. Para cualquiera afectado por el vampirismo es muy molesto.- Le recordó Mei
Ling.- Y Emma sale a la calle a cualquier hora, come, duerme y respira… sí, es
humana al cien por cien.
-Eso
es muy interesante.- Afirmó la israelí, declarando con resolución.- Un motivo
para ir a Nature.
-Sería
un suicidio tan siquiera intentarlo.- Objetó la oriental.- Al menos por lo que
nos han dicho. - Al margen claro está, de que nadie en su sano juicio iría. Es
un mundo condenado.- Añadió Violette.-
-Podríamos
persuadir a alguien.- Afirmó Sabra.- Los vampiros somos capaces de hacernos con
la voluntad de la mayoría de las personas.
-Pero
por un corto espacio de tiempo y para morderles.- Objetó su compañera,
agregando con poco deseo desde luego de que así fuera.- E ir a un mundo tan
limitado y tan peligroso. Sin contar con ese tema de los meteoritos, Nature es
una ratonera. Hay muy pocos humanos para mantener una población significativa
de vampiros. Hasta para uno de los nuestros sería un riesgo inútil.
Hubo un breve silencio, Daphne y Mei
Ling se observaron pensativas y luego intercambiaron la mirada con Sabra. Las
tres tenían interés en ir allí. Así lo constató la maestra.
-Yo
quiero salvar a mi familia, Mei Ling a la suya. Y tú intentar que ese fanático
te vuelva a convertir en humana otra vez. Quizás, uniendo nuestras fuerzas.
-Estáis
locas, conmigo no contéis.- Desestimó Violette.-
-¡Por
favor! - Le rogó Sabra tomándola de las manos.-
Necesitamos tu ayuda. Tus poderes y destrezas son muy superiores a los
míos.
-Ni
hablar.- Sentenció su contertulia, apartándose.-
-¡Me
lo debes!- Estalló entonces su interlocutora dejándolas a todas perplejas.-
¡Maldita sea! Yo no pedí ser así.
-Ni
yo tampoco.- Contestó su mentora bajando la mirada. – No pude elegir. Sigue mi
consejo y no sueñes con un imposible.
Y sin más la pelirroja se dio media
vuelta y salió de la casa. Sabra la miró con gesto apurado, al poco fue tras de
ella.
-¡Espera!-
Le pidió Daphne sujetándola de un brazo.- Déjala, nosotras tres lo
intentaremos.
-No,
tú no lo entiendes.- Repuso su apenada contertulia moviendo la cabeza.- Ella
conoce formas de controlar a la gente y
tiene influencias que yo no puedo ni imaginar. Para empezar. En un viaje tan
largo y confinados en una nave pequeña, ¿de dónde íbamos a sacar la sangre?
Tendría que atacar a los pasajeros.
-Pídele
ayuda a Deborah.- Le sugirió su interlocutora.-
-¿A
Deborah?- Sonrió Sabra con amargo sarcasmo, desvelándolas para horror de
ambas.- Bastante me ayudó que no acabó conmigo con una de sus estacas. En
cuanto me vio volver convertida en esto, tanto ella como los demás, me trataron
como a una enemiga. Tuve suerte de que, en ese momento, Violette les
sorprendiera pidiendo una tregua. Nos ofrecimos a colaborar para vigilar y
acabar con otros vampiros peligrosos.
La israelí les contó que, esa
facción descontrolada estaba convirtiendo cada vez a más cantidades de humanos
en seres de la noche. Es como si desearan formar un gran ejército. Y únicamente
colaborando los que eran como ella y Violette, con los guardianes, podrían
mantenerles a raya.
-Entonces,
eso lo solucionó, ¿verdad?- Repuso Daphne con tinte esperanzado.-
-Sólo
nos compró algo de tiempo. No se fían de nosotras.- Le confesó Sabra, rematando
con pesar.- Y no les puedo culpar.
Y dicho esto salió tras su
compañera, Daphne se quedó viéndola marchar, con expresión triste y llena de
desánimo. Mei Ling se aproximó posando una mano sobre el hombro derecho de la
maestra y tratando de animarla.
-Vamos,
no podemos rendirnos, tenemos que luchar hasta el final. Estoy convencida de
que, de un modo u otro, y cueste lo que cueste, lograremos volver. Y lo haremos
por todos a los que amamos…
Y aunque ellas no lo supieran en
Nature las cosas cada vez pintaban peor. Tal y como Sonia le contase a su
esposa, Rafael se había ido llevándose al crío. Una tarde y tras el incidente
con la modelo, él se pasó por la guardería. Como otras veces alegó que venía a
recoger al pequeño Ricardo en lugar de su madre. Por supuesto que no le
pusieron ninguna objeción acostumbrados como estaban a su presencia.
-Muy
bien, campeón. Ahora vamos.- Le sonrió él al niño.-
-¿Vamos
con mamá?- Quiso saber el pequeño mirándole con expresión feliz.-
-Primero
vamos a ir a dar una vuelta en nave espacial, ¿te gustaría?- Le propuso
desenfadadamente su padre.-
-¡Sí!-
Exclamó el alborozado pequeño.-
Rafael le montó en su deslizador y
condujo hasta uno de los astro puertos privados que se habían construido en
Sagan City en esos últimos años. Ya estaba muy difícil el poder embarcarse en
alguna de las pocas naves que todavía quedaban en el planeta. Sin embargo, él tenía
un pasaje para un vuelo chárter. Tal y como el obispo Corbin le indicó, una
lanzadera aguardaba para despegar. Es más, casi daban la impresión de esperarle
a él. En cuanto llegó y tomó en brazos al niño de su asiento caminó
resueltamente hacia la zona de abordaje. Allí, un par de individuos vestidos
con mono de pilotos, le comentaron.
-Le
esperábamos señor Noriega. El obispo nos dijo que vendría.
-Sí.
Lo que no sé es como supo cuando.- Replicó él con visible gesto de sorpresa.-
Esos dos tipos no contestaron a
aquello, Rafa se encogió de hombros y les siguió, abordando esa lanzadera. Tras
sentar al niño y ajustarle un cinturón de seguridad a su medida, le susurró con
afecto.
-Ahora
duerme un poquito si quieres, pronto estaremos en marcha.
-¿Va
a venir mamá?- Inquirió Richard, quien con una mirada curiosa, estaba
escrutando esa nave.-
-Dentro
de muy poco.- Le aseguró su padre sentándose a su lado para añadir
animosamente.- Ahora ya verás que divertido es el despegue…
En efecto, el niño abrió mucho los
ojos y se sorprendió cuando esa nave comenzó a elevarse. A los pocos minutos ya
surcaban los cielos y él admiraba el paisaje desde la ventanilla. La azulada
atmósfera se ennegreció enseguida y el pequeño exclamó divertido.
-¡Papa,
se ha hecho de noche de repente!
-Sí,
¿a qué es muy bonito?- Sonrió Rafa.-
El crío asintió fascinado. La
lanzadera viajó durante unos minutos más alejándose de Nature. Rafael suspiró.
En cuanto llegase a la Tierra le enviaría un holo mensaje a Sonia disculpándose
y explicándole todo. Al hilo de esas
reflexiones vio a un tipo que estaba sentado unos cuantos asientos más
adelante. Junto a él se hallaban esos dos individuos con monos de pilotos que
le había acompañado. Le pareció extraño que ninguno estuviera pilotando aunque
enseguida creyó comprender que, a buen seguro, esa parte del trayecto se haría
con piloto automático. De modo que, dejando a Ricardo, que ya estaba medio
dormido en su asiento, él se levantó dirigiéndose a esos tipos.
-¿Llegaremos
pronto a la nave principal?- Quiso saber.-
-No
faltan más que unos pocos minutos.- Le respondió uno de esos pilotos.-
-Espero
que lleguemos a la Tierra sin ningún problema.- Suspiró Rafa.- Y que mi ex
pueda venir pronto. En cuanto estemos en esa nave me gustaría enviarla un
mensaje, en cuanto sepa que estoy con Ricardo, no dudará en seguirnos…
Aunque lo que no esperaba fue la
reacción de esos individuos, se sonreían con gesto entre sarcástico y burlón..
-¿He
dicho algo gracioso?- Quiso saber sin tomarse bien aquello.-
Fue ese otro individuo, de tez
oscura, pelo cano y sonrisa inquietante, quién le replicó.
-¿Quién
le ha dicho que vamos a la Tierra, señor Noriega?
-Yo
bueno, lo supuse, se está evacuando Nature. Al menos hay muchas personas
saliendo de ese planeta por el peligro que se avecina. La mayor parte van a la
Tierra. Aunque si vamos a Kinmoku o a Bios, tampoco me importa. – Contestó él.-
Quizás fuese culpa suya, el obispo
le habló de abandonar Nature pero no le precisó el destino. Él tampoco
preguntó, dando por sentado que irían a la Tierra. No obstante, comenzó a
preocuparle que esos tipos intercambiasen miradas una vez más y guardasen
silencio…
-¿Dónde
vamos?- Quiso saber él.-
-¿De
veras no lo sabe?- Replicó aquel hombre con tinte pleno de ironía.-
-Si
lo supiera no se lo estaría preguntando. ¿No cree?- Contestó Rafa que empezaba
a estar molesto con esa situación.-
Y ese tipo, tras levantarse de su
asiento y mirarle a los ojos, declaró con tono de suficiencia e incluso de regocijo.
-Vamos
al planeta Némesis.
-¿Némesis?-
¿Qué planeta es ese?- Inquirió Rafa sin comprender nada.-
-El
mundo que es la última esperanza de aquellos que resisten a los sucios manejos
de los soberanos de la Tierra y a princesa de Kinmoku.- Respondió aquel
individuo presentándose.- Me llamo Basalto y pertenezco a la Luna Negra.
-¿Luna
Negra? ¿De qué demonios me está hablando?- Le increpó Rafa.- Esto no es lo que
estaba previsto. El obispo…
-Corbin
solamente hace lo que nosotros le decimos. No pinta nada, ni es nadie.- Replicó
secamente ese tipo.-
Eso alarmó a Rafael, creía que fue
Corbin quien le ayudó desde el principio o que, al menos, era alguien muy
importante dentro del organigrama de su organización. Desde luego le facilitó
contactos y apoyo cuando llegó a Nature. Durante el mismo juicio su ayuda fue
inestimable. De hecho, el juez pertenecía a su congregación. Por ello comentó.
-Llamaré
a su Ilustrísima y él aclarará esto.- Repuso casi con tono de amenaza.-
Aunque las risas de ese tipo y los
otros le volvieron a dejar atónito. Más cuando el tal Basalto afirmó.
-Corbin
es simplemente un pelele. Uno al que hinchamos y dimos poder. Adora al mismo
Supremo Hacedor que nosotros. Al Fantasma de la Muerte…Aquel que devolverá el
equilibrio al Cosmos y nos permitirá seguir disfrutando de la existencia en
tanto le sirvamos con fidelidad. Nada quedará para aquellos que le nieguen
pleitesía.
Eso acabó por decantar a Rafa, ahora
se arrepentía de haberse llevado con él a Ricardo, de haber estado sólo allí,
ya le hubiera roto la cara a ese imbécil. De modo que optó por responder con
tono airado aunque bajo control.
-¡Están
ustedes locos! No voy a tolerar esto ni un minuto más. Mire amigo, ahora mismo
van a dar la vuelta a este cacharro. Volveremos a Nature y….
Sin embargo, Rafa no pudo decir más,
tras ver como ese tipo hacía un leve gesto con su cabeza a los individuos que
estaban detrás suyo sintió un duro golpe en la cabeza que le hizo sumirse en la
más profunda oscuridad. Basalto miró con indiferencia el cuerpo de aquel idiota
tendido en el suelo y les ordenó a sus hombres.
-Cuando
conectemos con la nave nodriza arrojadlo al espacio. Yo me llevaré al niño.
Y dicho esto fue hasta el asiento en
el que el pequeño Richard dormía y mirándole se sonrió levemente para musitar.
-Dentro
de poco estarás en casa…Grafito del clan Gneis… desde ahora ese será tu nombre.
En cuanto estemos allí te llevaré a presencia de Karst.
Todo había salido perfectamente. Ese
fanático religioso cuyo odio hacia los soberanos y lealtad hacia ellos mismos
habían sabido cultivar a partes iguales, les dejó eso en bandeja. Aquel niño
era una pieza importante para sus planes. Siempre fue así.
-El
Fantasma de la Muerte triunfará. Sus emisarios ya están llegando. Pronto, muy
pronto, estos planetas llenos de depravación y falsa vida serán aniquilados.
Solo Némesis resistirá y cuando llegue el día, dominará la Tierra y la Luna.
Después, nuestro amo se extenderá por toda la Galaxia. ¡Ja, ja, ja!…
Ajena por completo a esto, Sonia terminó
su jornada de trabajo y acudió a la guardería. Llegó sonriente, esta vez no se
había retrasado. Al entrar saludó a la profesora que cuidaba de su hijo, pero
ésta le devolvió una mirada atónita informándola.
-Su
marido ya estuvo aquí. Hace bastante que se ha llevado a Richard.
Sonia se sorprendió. No porque esa
mujer no pensase que era la mujer de Rafa. De hecho, ella no había aclarado ese
malentendido dadas las circunstancias en Nature. Pero lo que no comprendía es
como su ex había ido a recoger al crío tan temprano. Supuso que querría llevarle
a alguna parte.
-Bien,
gracias.- Contestó educadamente despidiéndose de esa mujer.-
No tardó en marcar el número de
Rafa. Quizás el otro día las cosas se desbocaron. Ahora que parecía que los dos
compartían el vínculo del pequeño Richard no deseaba que todo se estropease,
sobre todo por el niño quién, desde luego, adoraba a su padre.
-En
eso no puedo culparle. Hasta ahora se ha estado comportando como un padre
ejemplar. Y no sería justo privar a mi hijo de eso. Y también estaba asustado.
Lo que me advirtió de este planeta, me temo que pueda ser cierto. - Se dijo con
inquietud.-
Pensó
que podrían charlar de lo sucedido civilizadamente y dejar las cosas claras de
una vez llegando a algún tipo de acuerdo. Sin embargo, el móvil de Rafa estaba
fuera de cobertura. Al cabo de tres intentos fallidos Sonia comenzó a
preocuparse.
-¿Dónde
se habrá metido? – Se decía cada vez más dominada por la preocupación. –
Las horas pasaron y no lograba
contactar con él. Cada vez más asustada fue hasta el apartamento donde su ex
vivía. Sin embargo, no estaba allí. Por más lugares a los que llamó donde su ex
acostumbraba a ir con el crío, no pudo encontrarle. Incluso se pasó por los
parques que solían frecuentar. Ya tornando su inquietud en angustia intentó
contactar con alguien que pudiera ayudarla. Pensó en que Rafa siempre hablaba
muy bien del Colegio de la fe a donde Sonia y Mei Ling habían llevado a Richard hasta hacía
relativamente poco. Tras el despido de Daphne al fin lo sacaron de ese lugar.
-Seguro
que Rafa conocía al padre Michael. Puede que, si llamo a su despacho, sepa
decirme algo.- Pensó en un desesperado intento por localizar a su ex.-
Para su desgracia nadie respondía.
Ya era tarde. Lo más probable era que ese hombre ya no estuviera en el trabajo.
Entonces pensó en Martin, el esposo de Daphne y en Stephanie. Su compañera de
trabajo quizás pudiera ayudarla. Por suerte tenía su número privado. La llamó.
-¿Diga?-
Respondió su compañera que enseguida añadió con un tono más animado al
reconocer la llamada.- Hola Sonia. ¿Qué tal?
-Perdona
por molestarte a estas horas, Steph.- Se disculpó pese a que todavía eran las
ocho de la tarde apenas.- Es que no sé dónde está mi ex. Y como él…
Puso al corriente a su amiga de lo
que pasaba. Esta respondió con tono dubitativo.
-No
sé. Le preguntaré a Martin, pero me sorprendería que tu ex novio hubiese estado
por el colegio. A decir verdad, tras la muerte de mi hermano, ni yo misma me he
acercado. Y están haciendo cambios. Creo que el director se jubila en apenas un
par de semanas. Espera un momento si no te importa. Voy a hablar con mi cuñado.
Ahora te llamo.
Sonia convino en eso y cortó al
comunicación. Al rato, tal y como le
había prometido. Stephanie llamó. La española contestó con avidez, sin embargo
su amiga no tenía buenas noticias.
-Lo
lamento. Martin dice que no sabe nada. Pero me ha dicho que podrías tratar de
hablar con Maggie.
-¡Sí,
es verdad!- Recordó entonces Sonia.- Con ella o con Claire, que últimamente se
ha hecho una seguidora fiel de esa Congregación. Ya te conté que tuve que
reconvenirla por estar lanzando esas diatribas en la casa Deveraux.
-Lo
recuerdo.- Admitió Steph.- Espero que puedan ayudarte.
Y una vez escuchó esos buenos
deseos, Sonia se despidió. No tardó en ir en busca de Claire. La joven estaría
ya en su residencia.
-Claire,
soy Sonia. ¿Podemos hablar?- Le pidió llamando a su puerta.-
La muchacha abrió a los pocos
segundos, iba vestida con un largo camisón y observó entre perpleja y algo
inquieta a su jefa.
-No
temas, no volveré a hablar de mis creencias en el trabajo.- Le dijo la joven.-
-No
se trata de eso ahora.- Repuso Sonia con tinte entre preocupado y conciliador.-
Verás. Necesito preguntarte algo…
-Bien,
tú dirás. Pero pasa, por favor.- Le pidió Claire.-
Entrando despacio tras esa chica,
Sonia aceptó sentarse en una silla del salón en dónde ahora estaban y le
comentó resumidamente lo que sucedía.
-Pues
no sé.- Repuso dubitativamente la joven.- No conozco a ese ex tuyo. Quizás
Maggie sí sepa algo. A estas hora estará en la Congregación. Yo misma iba a
acudir al sermón que ella va a dar
dentro de una hora. Puedes venirte conmigo si lo deseas, esperar a que concluya
y preguntárselo tú misma.
-Gracias,
pero si me haces el favor, y pudieras preguntárselo tú. Yo quiero cubrir más
terreno.- Replicó Sonia, añadiendo con tinte más amable e incluso teñido de
disculpa.- Oye, no quise enfadarme contigo, de veras…
-No
te preocupes por eso.- Sonrió Claire que trató a su vez de alentarla.- Ya verás
como tu hijo estará bien y a salvo. Debe de tratarse de algún malentendido.
Tranquila, se lo preguntaré a Maggie.
-Muchísimas
gracias.- Suspiró Sonia.-
Entre tanto, en el Clargin, Dean
había llamado a Nelly. Tras comentarle que había llegado el momento, pidió a la
chica una respuesta.
-¿Vendrás?
-No
sé que decir.- Suspiró ella.-
-Nada
te retiene aquí.- Argumentó Dean.-
Su interlocutora no dijo nada
durante unos instantes, después respondió con voz queda.
-Puede
ser, pero a veces siento que no merezco salvarme.
-¡Qué
tontería!- Repuso el muchacho.- No puedes decir eso en serio, Nelly.
Algunas lágrimas asomaron por el
rostro de la joven que musitó.
-La
auténtica Nelly murió, en este mismo planeta. Descansa aquí, lo mismo que su
madre, Aurora.- Afirmó ella con voz entrecortada.- Y a veces me siento una
usurpadora. Un ser que no debería haber existido nunca. Y, además, he mancillado
la memoria de las dos por la vida que decidí vivir…
-¡Eso
jamás fue culpa tuya!- La animó el chico tomándola de ambas manos con
suavidad.- No tuviste otra opción, ni lo elegiste realmente.
La mujer desvió la mirada bajando la
cabeza, como si se arrepintiera del mismo hecho de existir. Dean entonces la
acercó hacia sí con un brazo en tanto con la mano del otro, tomaba el mentón de
su interlocutora y le decía.
-Tú
fuiste una hija estupenda para Aurora, le alegraste lo que le quedó de vida. Y
no creo que fuera muy feliz si pudiera oírte hablar así…
-Yo…-
Acertó a balbucir ella.-
Dean no la dejó continuar, selló sus
labios con un beso. Al principio lánguido y suave, después apretó con más
fuerza. Nelly se resistió, aunque después de unos segundos de pugna
sencillamente se dejó llevar. Al separarse ambos, el joven le susurró.
-Vendrás
con nosotros, es más, me ayudarás a convencer a mi madre y seremos una familia.
Al fin Nelly reaccionó, primero
derramando algunas lágrimas, después sonriendo con emoción. De modo que fueron
al encuentro de Ginger que estaba en su local. Al entrar, la dueña estaba
sirviendo algunas tartas ayudada por Hipatia.
-¿Tienes
un momento, mamá?- Le pidió Dean.-
-Sí
claro.- Asintió ella.-
Y cuando Ginger vio a esos dos entrar
tomados de la mano no pudo evitar sonreír ligeramente. No obstante, su sonrisa
desapareció cuando su hijo y Nelly la pusieron al corriente de sus planes.
-¿Irnos
de aquí?- Se asombró la mujer.-
-Este
planeta va a ser destruido.- Le desveló Dean.- Tenemos que irnos.
-Este
mundo se ha convertido en mi hogar. No quiero abandonarlo.- Rehusó ella.-
-Ginger,
Dean tiene razón. Hay que irse de aquí.- Intervino Nelly preocupada por esa
buena mujer.-
-Vosotros
sois jóvenes y tenéis toda la vida por delante. Yo no quiero huir más.- Suspiró
ella declarando.- Durante muchos años estuve vagando de un lugar a otro. Ahora,
solo deseo seguir con mi negocio y descansar. Cualquier cosa que me suceda,
deseo que me ocurra aquí.
-¡Pero,
mamá! - Exclamó el joven sin poder creer lo que escuchaba.- No podría irme de
aquí abandonándote de esa manera. Sobre todo tras haberte dejado sola tantos
años.
Ginger acarició una mejilla de su
hijo y sonrió, moviendo la cabeza para replicar con tono lleno de ternura.
-Volver
a tenerte junto a mí ha sido a lo máximo a lo que podía aspirar en mi vida. Ya
soy completamente feliz. Además, viéndote con Nelly… sé que los dos seréis muy
dichosos. No penséis en mí, hacedlo en vosotros.
-No
podría ser feliz con nadie si tú no estás
a salvo, mamá.- Afirmó el emocionado chico.-
-Es
verdad, Ginger.- Convino Nelly agregando con un tono de súplica sincera.- ¡Por
favor!
-Sois
muy amables, y os quiero mucho a los dos. Pero a pesar de lo que se dice que va a pasar,
tengo la esperanza de que todo irá bien.- Aseveró la propietaria del Clargin.-
En otro lugar, la sede de la
Congregación para la fe, tras el sermón de Maggie, inspirado en el amor
fraternal y en la continua vigilancia contra las tentaciones, todos se
despidieron. En cuanto pudo Claire se acercó a la diácono.
-Hola,
¿Tendrías un momento, por favor?- Le pidió la joven modelo.-
-Claro
que sí.- Sonrió su interlocutora.- Dime.
Y
Claire le comentó lo que Sonia le había contado. La enfermera se quedó
pensativa unos instantes y repuso.
-No
he visto a ese hombre aquí hoy.
-¿Podrías
preguntarle a su Ilustrísima?.- Quiso saber la joven modelo.-
-Hoy
no ha asistido a mi sermón. Tenía cosas que hacer.- Contestó la enfermera,
añadiendo animosamente.- En cuanto le vea se lo comentaré. Creo que él sí que
le conoce.
-Muchas
gracias Maggie, si averiguas algo llámame, ¿vale?. Sonia es una buena mujer, a
pesar de todo quiere mucho a su hijo.
-Por
supuesto, es una madre, eso no entiende de orientaciones. Ya conoces las
palabras de Jesús, “ Y si vosotros aun siendo malos, sabéis darles cosas buenas
a vuestros hijos”… pues pueden aplicarse aquí. Claro que te llamaré si me
entero de algo.
Con una sonrisa de agradecimiento
Claire se despidió. Maggie se quedó recogiendo sus cosas. Estaba ya sola y a
punto de marcharse cuando precisamente llegó el obispo quien la saludó.
-He
visto a algún feligrés saliendo de aquí y me han comentado que tu sermón fue
realmente hermoso. Dicen que cada día te expresas mejor, querida.- La
congratuló.-
-Muchas
gracias, Ilustrísima.- Repuso ella.-
-No
me las des. Cuando decida irme de vacaciones y te deje al cargo de dar mis
sermones, no te alegrarás tanto.- Bromeó Corbin.-
Maggie se rio, aunque enseguida repuso
con total humildad.
-Jamás
podría estará su altura, Ilustrísima.
-No
te infravalores, eres una mujer realmente especial. Muy especial. - Le sonrió
él dejándola perpleja, al menos por la forma en que se lo dijo.-
Desde
luego, si no fuera porque ese hombre era un auténtico santo, aquello casi
habría parecido una insinuación. ¡Pero no!. Ya era tarde, estaban solos y ella
se sentía cansada. Deseaba volver a casa.
-Bueno,
será mejor que me vaya ya.- Pudo decir ella.-
-Por
supuesto, hermana. - Convino él.- Debes ocuparte de tu familia. Pasa tiempo con
los tuyos, aprovecha cada minuto, son el don más preciado que nos da el Señor y
nunca se sabe cuánto tiempo nos concederá.
Margaret
asintió, aunque le extrañó el oír esa aseveración última y el tono lúgubre de
Corbin. Sin embargo, lo tomó por una cita más de los evangelios y se alejó,
dirigiéndose a la salida. Por su parte, el obispo se fue rumbo a su despacho. La enfermera no le
dio más importancia a aquello. Pero cuando ya estaba casi a punto de salir del
local de culto se acordó de lo que le había dicho Claire. Volvió sobre sus pasos
para preguntarle a Corbin por ese hombre.
-¿Ilustrísima?-
Inquirió en voz alta.-
Aunque nadie le respondió. Caminando
una vez más al interior del local miró por algunas dependencias, pero nada. A
punto estaba ya de irse cuando oyó una voz. Dirigiéndose hacia la fuente de la
misma llegó ante una puerta entreabierta de una habitación que no le sonaba.
Quizás fuera una estancia reservada a almacén. El caso es que reconoció a Corbin
que daba la impresión de estar orando. Juzgando descortés interrumpirle se
limitó a escuchar…
-Mi
Señor y Maestro, todo se ha desarrollado conforme a lo que me pronosticaste.
Pronto, tus ángeles de la Muerte estarán aquí, pero no tocarán a los justos. Al
igual que hicieron con el pueblo de Israel, pasarán de largo al ver la sangre
de los mártires. El padre Byron por ejemplo. Su sacrificio fue duro pero
necesario.
Perpleja y horrorizada por lo que
estaba escuchando, Maggie pudo tomar su móvil y pulsar el botón para grabar las
siguientes palabras…
-A
Byron le ofrecimos a tu gloria. Tuve que informar a esos pervertidos de su
paradero, pero fue un mal necesario. Nunca sabrán que fui yo, de este modo han
quedado retratados. El padre Kensington pagó ese amargo precio. Y muchos más le
seguirán para salvar a la Humanidad de la iniquidad que la asedia. Nuestros
hermanos de la Luna Negra harán lo mismo en la Tierra y esos otros mundos que
se han apartado del camino de Dios. El Fantasma de la Muerte les purgará
terminando con esa blasfemia impía de la falsa Vida Eterna que esos pecadores
de Endimión y Serenity han propagado. Tanto ellos, como la reina de la Luna
Nueva, y la princesa de Kinmoku, junto a esas guerreras Star light, hijas de la
abominación, arderán por siempre en las llamas del Infierno. Así como todos los
que les siguen por el camino de la depravación. Sin embargo nosotros, la
Congregación, estaremos a salvo y protegidos por tu misericordia. Y una vez que
la Nada se extienda eliminando todo rastro de la malsana vida de esos
pecadores, nosotros repoblaremos el universo con la rectitud…ya no me queda
sitio para escribir, por eso, lo dejo todo en tus manos…
Maggie escuchó sin poder creer lo
que oía. ¿Qué significaba eso de que habían ofrecido a Byron? ¿Quién era ese
Fantasma de la Muerte?. Desde luego que no le sonó nada bien. Agitada y llena
de temor, salió de allí sin ser vista.
-Tengo
que averiguar qué está pasando…-Se dijo.- Esto no puede ser verdad…
Por fortuna ella gozaba de toda la
confianza del obispo, y su reciente nombramiento como diácono le abría todas
las puertas. Aprovechando que no había nadie fue al despacho de Corbin. Tampoco
era la primera vez que entraba cuando su Ilustrísima se hallaba ausente. Sin
perder ni un segundo, para evitar ser sorprendida por su líder, Maggie registró
algunos archivos que estaban ocultos a la mayoría de los fieles y de los que
nunca tuvo demasiado interés por consultar. Lo poco que tuvo tiempo de ver le
heló la sangre en las venas.
-¡Oh
Dios mío!... esto no puede ser verdad. Kerria… tenías razón, yo…
Encontró una especie de agenda negra
de tacto similar al cuero. Con las prisas del nerviosismo apenas sí leyó algunos
fragmentos, pero el nombre de Daphne , así como el de la propia Kerria e
incluso el suyo, aparecían al principio.
-Lista
de las desviadas más importantes que he combatido.- Leyó musitando las palabras
con incredulidad y horror.- A una la he convertido, a otra la he sojuzgado.
¡Sólo Kerria Malden ha escapado a su justo castigo!” Y esas otras, Mei Ling, la
científica y la modelo llamada Sonia, están comenzando a pagar, con el mayor
sacrificio posible, la pérdida de su propio hijo. ¡Por el amor de Dios!, ¿qué
significa esto?- Se preguntó tan asustada como desconcertada.-
Deseaba
poder leer más, pero era cuestión de tiempo que ese hombre terminase aquella
extraña oración. Podría descubrirla allí. De modo que, a toda prisa, tomó
fotografías de esos archivos. Sobre todo de algunas páginas de esa misteriosa
agenda que le llamaron la atención. Ya lo leería en la seguridad de su
domicilio. Después dejó aquello en su lugar. Sin casi atreverse a respirar para
no ser escuchada por Corbin, la espantada mujer salió corriendo retornando a su
casa. Una vez allí, aguardó impaciente la llegada de su esposo. Kiros estaba
atendiendo algunos asuntos, entre los que estaban el prepararse para cuando
aquellos meteoritos llegasen. Tras ensayar las posiciones que él y sus guerreros
deberían tomar, volvió encontrándose a su esposa con el rostro desencajado por
el horror.
-¿Qué
te sucede, cariño?- Se interesó de inmediato nada más verla.-
-¡Algo
espantoso! – Le respondió ella que no
dudó en contarle lo que había visto, para preguntar ante la expresión perpleja
de su esposo.- ¿Qué debo hacer? ¿Crees que debería hablar con el obispo para
que me lo explicase?
-No,
ni se te ocurra.- La disuadió Kiros.- Mejor que no sepa que has descubierto
eso. Todo lo contrario. Ahora más que nunca tienes que mostrarte como la más
leal de sus colaboradores.
Era muy paradójico que su marido,
como saiyajin que era, le estuviera aconsejado eso. En lugar de enfrentarse
directamente a ese tipo. Aunque él mismo le explicó, cuando Maggie se lo comentó.
-Tras
tantos años, todavía no conoces a los saiyajin. Somos guerreros, pero también
estrategas. En la mejor tradición del rey Vegeta, somos capaces de hacer creer
a nuestro enemigo, que cooperamos con él.
-Me
alegra que eso no se aplique a los humanos. Al menos, eso espero.- Musitó
ella.-
-No
temas por eso.- Sonrió levemente Kiros, para puntualizar.- Los humanos jamás
han sido enemigos nuestros. Bueno, salvo algunos, como tipejos del estilo de
Corbin. Es muy peligroso, por ello, no debes permitirle que sospeche nada de
ti.
-Comprendo,
si ha sido capaz de cosas tan terribles yo simplemente iba a ser otra pieza más
a sacrificar.- Musitó Maggie.- Pero es que es algo tan terrible que…
-Lo
sé, y lo lamento cariño. En este momento no puedo hacer nada sobre eso. Pero si
somos capaces de salir con bien de lo que nos espera, no te preocupes, me
encargaré de él.- Le prometió su marido.-
-Tienes
razón. Además, así podré ir reuniendo más información.- Convino ella. -
Justo en ese instante Gloria
retornaba a casa. Sus padres dejaron inmediatamente ese tema. Maggie supo
componer una sonrisa para recibir a su hija que volvía de entrenar con Thalia.
Así lo comentó.
-¿Qué
tal se desenvuelve esa niña?- Quiso saber Kiros.-
-No
lo hace del todo mal. Aunque no tenga gran fuerza potencial está mejorando
mucho.- Afirmó Gloria.-
-Seguro
que harás de ella una magnífica guerrera.- Afirmó su padre con aprobación,
remachando con orgullo.- Lo mismo que lo eres tú.
-Muchas
gracias padre, pero todavía no he demostrado nada.- Contestó modestamente la
chica.-
-Estoy
convencido de que un día lo harás.- Asintió él mirándola con complicidad.-
Gloria asintió despacio, su
progenitor se fue del salón para ir a cambiarse. Cuando ella iba a hacer lo
propio, su madre la llamó.
-Hija,
tienes un momento.
-Claro.-
Replicó la joven.-
Maggie suspiró largamente y,
mirándola con afecto y algo de apuro, declaró.
-Quizás
no te lo he dicho las veces que debiera, pero estoy realmente muy orgullosa de
ti, cariño.
-Gracias
madre, eso es muy importante para mí…
-No
soy una saiyajin y no entiendo eso de la lucha.- Añadió Maggie sin embargo, con
tono apenado.- Pero tú eres muchísimo más que una guerrera, ¡eres mi hija!, lo
más importante de mi vida.
Gloria le dedicó una mirada de
sorpresa, su madre daba la impresión de estar a punto de llorar. A pesar de que
sabía que los humanos era más sentimentales que los saiyajin, al menos a la
hora de expresar sus emociones, hacerlo de esta manera era poco frecuente,
incluso para ellos. Y sobre todo, no comprendía el porqué.
-¿Te
encuentras bien?- Quiso saber con algo de inquietud.-
-Sí,
estoy mejor que nunca, no te preocupes.- Sonrió su interlocutora sentenciando.-
Y veo las cosas claras por primera vez en muchos años. Por eso quiero darte un
consejo, hija. Nunca dejes que te cieguen con promesas vanas y confía siempre
en tus seres queridos. Solamente buscarán tu bienestar. No prejuzgues a nadie.
Fíjate en cómo es esa persona por encima de sus ideas o forma de vivir… Yo he
tardado demasiado en darme cuenta.
-Sí
madre, así lo haré.- Le prometió Gloria.-
Tras darle un cariñoso beso en una
mejilla, Maggie se marchó a su vez, dejando a su hija pensativa.
-Supongo
que estará preocupada por lo que se cierne sobre Nature. -Pensó la joven
saiyajin.-
En
otro lugar del planeta, las Animamates estaban reunidas. Lead Crow les
comentó.
-La
Señora Galaxia ha enviado un mensaje. Acorde con sus cálculos, esos meteoritos
estarán a punto de llegar, es cuestión de días.
-¿Qué
ordena que hagamos?- Quiso saber Tin Nyanko. –
-Nada,
simplemente ayudar a mantener el orden todo lo que sea posible.- Le respondió
Crow.-
Todas bajaron la mirada llenas de
consternación, Iron Mouse fue la primera en afirmar con frustración.
-¡Me
niego a quedarme cruzada de brazos!
-Por
desgracia es lo único que podemos hacer hasta que llegue la hora.- Contestó
Aluminum Siren con tinte pesimista, que intentó corregir añadiendo.- Ayudar a
mantener la calma no es poco.
-No,
no lo es.- Convino su pelirroja compañera.- Que las personas que habitan aquí
vean al menos que las sailors encargadas de su defensa están a su lado y no las
abandonan en estos terribles momentos. Y ¿Quién sabe? Tenemos unos poderosos
aliados en los saiyajin. No perdamos la esperanza.
-
Es lo que nos queda.- Sentenció Tin Nyanko.-
-¿Y
la Señora Galaxia no podría venir en nuestra ayuda?- Inquirió entonces Iron
Mouse.-
-Bastante
ocupada está ya con sus propios problemas.- Le comentó Lead Crow.- Le es
imposible venir. Solo podremos contar con nosotras mismas.
-Pues
hagamos que Lady Galaxia se sienta orgullosa de nosotras.- Las arengó Aluminum
Siren.-
Todas asintieron, para bien o para
mal les tocaría enfrentar aquella terrible amenaza contando únicamente con sus
propios medios, y lo harían sin vacilar. Demostrarían que eran unas auténticas
sailors. A decir verdad, estaban deseosas de ganarse ese título. Por otra
parte, en Kinmoku, conversaciones similares se sucedían. Las Star Light veían las trayectorias de aquellos cuerpos
celestes con enorme preocupación.
-Quedan
muy pocos días para que esos meteoritos impacten en Nature, si nada lo impide.-
Afirmó Star Maker que estaba al cargo de las observaciones astronómicas.-
-¿Qué
podemos hacer? Hay mucha gente inocente en ese planeta que morirá sin remedio.-
Intervino una angustiada Star Fighter.-
-No
podemos hacer nada, y lo sabes muy bien.- Suspiró Star Healer, añadiendo con
idéntica zozobra.- Además, debemos prepararnos para nuestros propios problemas.
-Así
es, el ataque de Galaxia será una broma comparado con lo que nos espera. Somos
los primeros en la línea de avance de la Nada.- Comentó Maker.-
-¿Y
la misión de los Nueve?- Quiso saber Fighter.-
Aunque ninguna de sus compañeras
sabía nada sobre cómo iba eso. Fue la princesa Kakyuu quien, apareciendo sin
ser advertida, le respondió.
-Ahora
mismo están luchando por llevarla a cabo con éxito. He hablado con Serenity y
me ha dicho que, al menos, han superado la primera etapa. Nos han dado algún
tiempo. Sin embargo, debemos proteger Kinmoku. La Nada ya ha comenzado a
envolver el espacio a nuestro alrededor, pese a que los Nueve la han rechazado
provisionalmente de la mayor parte del Universo, nuestro planeta está muy cerca
de su fuente. Pese a que tarde años en alcanzarnos sus primeros efectos se
empiezan a notar.
-¿Entonces
no podremos hacer nada para ayudar a los habitantes de Nature, Alteza?-
Inquirió Seiya presa de la impotencia y la frustración.-
-Fighter,
nuestro cometido no es intervenir directamente.- Replicó la interpelada que, no
obstante, declaró con tono algo enigmático.- Pero sí hay algo que podremos
hacer, cuando llegue el momento.
-¿El
qué, princesa?- Quiso saber Healer con expresión perpleja, señalando.- ¿Qué
podríamos hacer desde tan lejos?
-No
os preocupéis, cuando llegue el momento lo descubriréis.- Les prometió su
soberana con una confortadora sonrisa, agregando.- Recordad a esa joven
muchacha saiyajin. Siendo un bebé sus padres nos visitaron trayéndola. Vosotras
mismas sentisteis su fuerza. Lo mismo que yo…
-Sí,
es cierto.- Admitió Maker, aseverando.- Ella tiene una misión fundamental que
cumplir.
-Y
no dudéis que lo hará. Les aseguró su princesa, remachando.- Ya queda poco para
que llegue su momento…
Y
así, pasadas un par de semanas en Nature del último terremoto, se decretó el
estado de alerta. Toda la población fue conminada a evacuar y dirigirse a los
refugios. Tratando de que no cundiera el pánico. Las autoridades, deseando dar
la apariencia de tener controlada la situación, divulgaron que, pese a que una
amenaza iba a llegar desde el espacio, la gente estaría a salvo en los
subterráneos que se habían estado construyendo y habilitando precisamente a tal
propósito. Martin fue con sus hijos y acompañado por Steph. La modelo no pudo
reunirse con Trent quien al parecer fue evacuado a otro refugio.
-¿Cuándo
podremos salir, tía Steph?- Preguntó David con una mezcla de miedo, impaciencia
y curiosidad.-
-Seguro
que pronto, cariño. Cuando acaben con esa amenaza.
-Dicen
que son meteoritos.- Comentó el crío con tono lleno de temor.- Y que se van a
estrellar.
-Pero
aquí no nos harán nada y además, con lo poderosos que son lo saiyajin y lo
buenos que son nuestros aviones, ni siquiera podrán llegar.- Le sonrió
animosamente su tía.-
El crio asintió con gesto más
aliviado en tanto Stephanie le acariciaba una mejilla. Por su parte Martin
acomodó a la pequeña Leah en el cuartito que les habían concedido. Los padres
del chico estaban en otro cercano. Así como los de Steph, que tampoco estaban
lejos. Por lo menos la familia estaría reunida. Bueno, faltaban dos de sus
miembros. Uno murió trágicamente y todos le nombraban con afecto pidiéndole
que, desde el Cielo, velase por ellos. En cambio nadie se atrevía a mentar a la
gran ausente.
-Ahora
es mejor que Dap no esté aquí. - Pensaba su esposo.- Al menos ella estará
segura en la Tierra…
Por su parte el alto mando estaba
haciendo los preparativos. Las Fairy Five y los mejores científicos del planeta
estaban congregados en el centro estratégico, protegidos a varias decenas de
metros bajo tierra entre paredes blindadas. Desde allí hacían cálculos y daban
los datos precisos.
-¡Tenemos
que acelerar! - Arengaba el doctor Adams.-
-Sí,
ya he enviado mis estimaciones de velocidad, dirección y posible trayectoria de
impacto.- Le respondió Scott.-
-La
escuadrilla está lista para salir.- Notificó Keiko que estaba como enlace de
comunicaciones con el mando militar.-
-¡Qué
Dios les acompañe! - Afirmó Emma con ferviente devoción.-
-El
primero de los asteroides está en curso de colisión con el hemisferio norte del
planeta. Impactará en apenas ocho horas si no se le detiene o desvía.- Comentó
Franklin.-
-El
segundo llegará en apenas diez, su punto de impacto está situado algo más al
sur, cerca de la zona ecuatorial.- Les indicó Wina quien, con tono entrecortado
y lleno de consternación, agregó.- Y después… viene eso…
-Sí.
Aunque por ahora vamos a tratar de centrarnos en sus dos acompañantes.- Afirmó
la madre de la joven científica.- He estado repasando las últimas
actualizaciones y los varitech están listos.
-¿De
verdad van a usar misiles nucleares a tan corta distancia?- Inquirió Keiko,
objetando con temor.- Eso llenará de radiación gran parte de la atmósfera.
-No
hay otra alternativa. Los cazas atacarán al segundo de los asteroides en tanto
los saiyajin se centrarán en el primero. La SSP-2 ya está en posición para
disparar todas sus baterías contra ambos, a medida que se vayan acercando.
-Sí.-
Suspiró Clyde comentando con pesar.- Y eso no tendrá importancia cuando llegue
la estrella. De por sí tiene mucha más radiación y emite muchísimos más rayos
gamma que cualquier bomba que podamos tirar nosotros.
-Ojalá
resulte, al menos en tanto tengamos una mínima esperanza merece la pena
resistir. Quizás esa estrella pase cerca y no nos alcance.- Musitó Wina, dado
que ni ella misma lo creía.-
Los demás le dedicaron unas apenadas
miradas. Todos eran conscientes de que, dada la enorme fuerza gravitatoria de
esa estrella, unida a la del propio planeta, eso era imposible. Pero allí
estaban, quizás si que hubiera un milagro y la estrella de neutrones atravesara
Nature sin destruirlo. Posiblemente muchas personas fueran capaces de sobrevivir.
Eso en el mejor de los casos. Luego estaba el peligro de esa enorme fuente de
radiación que sin duda atravesaría las paredes de cualquier refugio por
impenetrable que fuera, matando toda forma de vida en el planeta. Y todos los
científicos que allí estaban lo sabían. Sin embargo, nadie era capaz de
expresarlo en voz alta. Al menos muchos de los habitantes de Nature fueron
evacuados a la SSP-2. Se hizo por sorteo, alegando que parte de la población no
cabía en los refugios y que, sencillamente, tenían que distribuirles. Por
supuesto, no se dijo la verdad. Aquellos afortunados podrían ser los únicos
supervivientes. Y pese a que sus padres se lo rogaron e insistieron, Wina no
quiso apartarse de su lado.
-Sois
lo más preciado que tengo. Me adoptasteis y me habéis amado como a vuestra
hija. Y yo os quiero de la misma forma. No sería capaz de irme dejándoos aquí,
pase lo que pase, quiero estar a vuestro lado.- Reflexionó la chica haciendo
que ambos se emocionaran.-
En otro refugio estaban Giaal y Naya
con Maggie y gran parte del personal sanitario juntos con los pacientes. Era
una zona subterránea acondicionada como hospital. Se podía acceder a ella desde
otros lugares de aquella densa red de corredores y búnkeres. Con todo el
instrumental, camas y los mejores aparatos médicos que pudieron reunir,
aguardaban con tensión y temor.
-Hubiese
preferido estar fuera disparando contra esos meteoritos.- Comentó Giaal.-
-Eres
más necesario aquí.- Le consoló su hermana.-
Fuera ya hay potencia de fuego más que suficiente.
-Mi
esposo y mi hija están ahí fuera.- Intervino una preocupada Maggie, que no
obstante, comentó.- No dejo de rezar a Dios para que proteja sus vidas y las de
todos nosotros.
-Entre
todos triunfarán. Son de los guerreros más poderosos que jamás haya visto.- Le
comentó Giaal queriendo ser más positivo ahora.- Y no están solos.
Eso pareció animar a la jefa de
enfermeras. Quién estaba a su vez preocupado era Trent. Le tocó junto con Nelly
y Dean, que cuidaba a su vez de su madre y de Clarisa, ésta última estaba con
su hija Hipatia, tan asustada y preocupada, como el abogado por su novia y el resto de las personas a quienes conocía.
Y, sobre todo, y pese a que le fuera difícil de admitir, el joven letrado se
inquietaba por su antigua defendida. Esa Arcoily a la que pudo saludar un par
de veces tras el juicio.
-Sé
que lo más probable es que no te vuelva a ver.- Meditó con amargura.- Y lo
lamento…
La aludida estaba por su parte
lista, como el resto de los pilotos, para salir en su misión. Tras entrenar por
un par de semanas había conseguido en efecto dominar muy bien ese tipo de
aeronave. Ya vestida con su mono de piloto y llevando el casco en sus manos,
vio acercarse a la capitana Hunter quien iba igualmente ataviada con los
distintivos de piloto de la escuadrilla de las Fighter Ladies.
-Llegó
la hora de la verdad. ¿Estás preparada?
-Lo
estoy.- Convino la Arcoily.-
-Vamos
entonces.- Le indicó Susan quien llamó al resto de la dotación para que se
reunieran en una gran sala antes de despegar.-
Hacia allí fueron todos. Entre
otras, la ya teniente mayor Elisa, junto con las nuevas miembros de la
escuadrilla que Susan y otras pioneras fundase hacía ya tantos años. Todos en
silencio aguardaban sus palabras.
-Compañeros.
-Comenzó aclarándose la garganta.- Seré breve, porque el tiempo apremia. Vamos
a acometer la misión más importante de nuestras vidas. Nos jugamos la
supervivencia de un planeta entero. Solamente puedo decir que, en un momento
tan trascendental como este, no podría estar más feliz de verme rodeada por
todos vosotros. Todos sabéis que hacer. Así pues, salgamos ahí fuera y hagamos
lo que sabemos.- Remachó, obteniendo unos vítores entusiastas como réplica.-
Ángela escuchó con aparente
desinterés, pero notaba que esos humanos se motivaban con aquellas palabras.
Ella y los suyos tenían rituales similares en Arcoily.
-La
capitana Hunter es una líder nato.- Admitió.- Es un honor combatir a su lado.
Y los saiyajin esperaban por su
parte en la legación de su mundo. Kiros, junto con su hija y Jalix, serían los
que iban a dirigir el ataque. Otros, como los padres de Thalia y la propia
joven alumna de Gloria, estarían de apoyo.
-Ya
lo sabéis. Además de la vida y la supervivencia de muchos familiares, amigos,
conocidos y aliados, nuestro honor y reputación están en juego.- Les dijo el
embajador.- Vamos a probar una vez más
de lo que son capaces los miembros de nuestro pueblo.
Meditando sobre eso, Kiros no
comprendía porqué nadie había contestado a la petición de ayuda que hicieran.
Ni desde Kinmoku, ni desde Nuevo Vegeta. Su mundo natal estaba más lejos, es
posible que no pudieran llegar a tiempo, pero el planeta de la princesa Kakyuu
no distaba tanto. Pese a ello, algo que tanto a él como a la Capitana Hunter
sorprendió, fue que ese mundo parecía haber desaparecido de sus lecturas. Como
si parte del espacio que les separaba simplemente ya no estuviera allí.
-Seguramente
la influencia de esa maldita estrella es la que nos ha impedido contactar.-
Pensaba el embajador.-
Entre tanto, tras la arenga de su
capitana, los cazas estaban prestos a despegar. Todos tenían que actuar en
perfecta sincronía. Los saiyajin concentraban energía listos para desplegarse
en sus posiciones, aquellas que habían sido calculadas acorde con la
trayectoria de aproximación de ese asteroide. A medida que iban dando la señal
desde la torre de control los varitech se remontaron en el aire. Uno de los
primeros en hacerlo fue el de Ángela, seguida muy de cerca por la capitana
Hunter.
-Atención
escuadrón.- Indicó Susan.- En formación rombo uno. Preparen armas y listos para
sincronizar el ataque.
-Recibido.-
Respondieron casi al unísono los distintos líderes de las escuadrillas en las
que esa agrupación se dividía.-
El gran asteroide fue bien visible a
los pocos minutos del vuelo. Aprestando sus misiles los aparatos comenzaron un
ataque coordinado. Al principio los impactos que ese enorme peñasco recibió
parecían pequeñas explosiones que apenas si provocaban un tenue y fugaz
resplandor…
-Las
armas convencionales no le hacen mella, tal y como imaginábamos.- Comentó un
líder de escuadrilla.-
-No
tendremos más remedio que pasar al plan B.-
Declaró con resignación la capitana Hunter.-
-Es
mi turno entonces.- Intervino Ángela.-
Sin embargo, algunos cazas
comenzaban a tener fallos. Eran arrastrados lejos de la trayectoria del
asteroide y del planeta. Además de indicar unas cada vez más peligrosas
lecturas de radioactividad.
-Un
cuerpo enormemente masivo nos atrae, y no es este asteroide.- Dijo otro
piloto.- Es también la fuente de una tremenda radiación gamma.
-Regresen
a la base de inmediato.- Les ordenó la capitana Hunter afirmando convencida.-
Esa es la fuerza de atracción de la estrella de neutrones.
-No
podemos dejarlas solas, capitán.- Replicó uno de los oficiales al mando,
precisamente Elisa.-
-Es
una orden, mayor.- Le repitió categóricamente Susan.- Necesitaremos a todos los
varitech disponibles para lo que todavía está por venir. ¡Repliéguense!
Tras estas palabras sus pilotos
obedecieron dejándolas a ella y a Ángela ante ese enorme pedrusco. La Arcoily
se sonrió, comentando por el intercomunicador.
-Lo
que siempre soñé. La gloria y el protagonismo para mí sola. Bueno, para las
dos.
-Ahora
es el momento que estabas esperando para demostrar lo que vales.- Convino la
capitana Hunter. -
Su interlocutora no se lo hizo
repetir, haciendo unas maniobras realmente increíbles, con las que fue capaz de
controlar su avión, se puso a distancia de disparo. Su acompañante la imitó como buenamente pudo,
y siendo Susan una excelente piloto, aún así le costó mucho dominar su varitech
para no verse lanzada fuera por la marea gravitacional. Logrado esto, le indicó a Ángela.
-¡Fuego
y retirada! ¡Ya!
Y con total sincronía las dos
lanzaron sus misiles con cabeza nuclear. Inmediatamente viraron a máxima
velocidad poniendo toda la distancia que les fue posible. A los pocos segundos
una gran explosión sacudió la parte superior de la atmósfera. Con precisión quirúrgica, ese enorme
meteorito se partió por la mitad, siendo ambos fragmentos empujados lejos de
Nature por la misma marea gravitacional que les había impulsado. El grito de
júbilo de los pilotos que, pese a haber obedecido la orden su superior, estaban
observando aquello en la distancia, casi las ensordeció.
-¡Los
cálculos de sus científicos eran correctos!- Exclamó Ángela.- Debo admitir que
son unos humanos realmente muy preparados.
-Tenemos
a las Fairy Five y al grupo del doctor Adams trabajando codo con codo. No podía
salir mal. - Sonrió Susan ahora, aunque enseguida borró esa expresión,
consciente de que aquello, por meritorio e increíble que hubiese sido,
solamente suponía un triunfo parcial y así lo admitió al añadir.- Ahora es el
turno de los saiyajin.
Y es que el otro asteroide se
aproximaba incluso a más velocidad y estaba ya mucho más cerca del planeta.
Aquí no hubiesen servido los misiles nucleares porque no habría dado tiempo a
que los pedazos de ese coloso de piedra y metal se apartaran lo bastante de
Nature. Por eso mismo, y situados en sus posiciones, todos los saiyajin
dirigidos por Kiros estaban concentrando energía…
-A
mi señal en tres, dos, uno.- Ordenó el embajador vía intercomunicadores.-
Aquel enorme objeto cubría casi una
cuarta parte del cielo más próximo cuando la cuenta atrás de Kiros llegó a
cero. Justo en ese instante él y los demás dispararon ondas de energía
poderosísimas que impactaron en ese asteroide.
-¡Reducidlo
a cenizas! - Exclamó él tornándose en super saiyajin de nivel dos.-
Todos incluida Gloria mantuvieron la
energía que comenzaba a minar aquella gigantesca masa de billones de toneladas. Pero era
insuficiente. La mayor parte recurrió a comer las alubias que tenían para
recobrar energías. Kiros lo hizo también. Al fin, agotados como estaban, vieron
como sus esfuerzos se coronaron por el éxito cuando esa enorme bola estalló en
millones de pequeños fragmentos.
-¡Proteged
Nature!- Ordenó Kiros quien, sin tiempo para celebrar aquello lo mismo que los
demás, proyectó una barrera de energía para evitar que la onda expansiva de la
explosión arrasara el planeta.-
Hasta Gloria tuvo que comer un par
de alubias para elevar su energía. La muchacha se percató entonces de que ya no
le quedaban más.
-¡Maldita
sea! Y ahora viene mi parte.- Se dijo con preocupación.-
Sabía
perfectamente que tendría que moverse a otro sitio para ocuparse de la última y
definitiva amenaza. Sus compatriotas y su propio padre habían logrado destruir
ese enorme asteroide junto con ella, y
todos fueron capaces de proteger el planeta con su escudo de energía. De este
modo salvaguardaron la integridad de los bosques, lagos y ciudades. Y deberían
seguir concentrándose en eso si querían frenar algo de esa mortífera
radioactividad que poco a poco aumentaba al aproximarse su fuente de emisión al
planeta.
-Lo
que ahora vendrá no será tan sencillo. Franklin me lo advirtió.- Meditaba con
pesar.- Y demandará que lo dé todo. Incluida mi vida. Tal y como le prometí a
Maray.
Pensaba en la conversación que
mantuvo con ese muchacho, quien se ruborizaba todavía al tenerla cerca. Sonrió
al recordarlo. Él, pese a todo, y tratando de controlar sus nervios, le contó
cuando estaban reunidos apenas un día antes.
-Gloria,
debes saber que es muy peligroso. Para empezar, primero tendréis que destruir
ese asteroide que está compuesto de un material muy denso. Eso os desgastará
-Tenemos
alubias. Podremos recobrarnos.- Afirmó ella con seguridad.-
-A
pesar de eso, y contando con que tengáis éxito, después tendréis que
enfrentaros a esa estrella.
-¿Qué
tipo de estrella es?.- Inquirió la muchacha con evidente interés.-
-Es
una estrella de neutrones super masiva.- Le explicó el científico detallando. –
“Una estrella de neutrones es un tipo de remanente
estelar resultante del colapso gravitacional de una estrella supergigante
masiva después de agotar el combustible en su núcleo y explotar como
una supernova tipo II, tipo Ib o tipo Ic. Como su nombre indica,
estas estrellas están compuestas principalmente de neutrones, más otro
tipo de partículas tanto en su corteza sólida de hierro, como en su interior,
que puede contener tanto protones y electrones,
como piones y kaones. Las estrellas de neutrones son muy
calientes y se apoyan en contra de un mayor colapso mediante presión de
degeneración cuántica, debido al fenómeno descrito por el principio de
exclusión de Pauli. Este principio establece que dos neutrones (o cualquier
otra partícula fermiónica) no pueden ocupar el mismo espacio y estado
cuántico simultáneamente”.(Citado de la Wikipedia)
La risa de la chica interrumpió esa
completa exposición. Franklin estaba ahora turbado y visiblemente colorado…
-¡Lo
siento!- Se disculpó Gloria con un tono entre divertido y jovial que él nunca
le había escuchado.- Es que no me he enterado de nada.
-Perdona.-
Musitó él con apuro.- Desde que trabajo con mi padre y el resto, tiendo a ser
demasiado técnico…
-Me
recuerda las veces en las que me explicabas algún examen de ciencias.- Repuso
ella dedicándole una mirada afectuosa para añadir.- No te preocupes. Imagino
que será peligroso.
-No
es simplemente eso.- Afirmó él, ya con un tinte más concernido y serio.- Esa
estrella es altamente radioactiva. Y su fuente de radiación es letal. Hasta
para un saiyajin. Ésta por suerte no es un pulsar, pero aun así… debes tener
cuidado, por favor.- Le suplicó él.- No te acerques demasiado o no
sobrevivirás. No importa lo fuerte que seas. Además, esa estrella es tan densa
que apenas un mínimo fragmento pesaría cientos de miles de toneladas. Es
virtualmente indestructible. Quizás no merezca la pena ni intentarlo…
Aquellas últimas palabras podrían
dar la impresión de haber sido pronunciadas por un cobarde. Empero, ella sabía
que no era ese el caso. A fin de cuentas si esa estrella impactaba en el
planeta todos iban a morir y Franklin nunca se quejó por eso. Y es que
mirándole a los ojos, Gloria al fin entendió lo importante que ella era para
ese muchacho. Aquello la conmovió como pocas cosas en su vida. A pesar de su
rígida educación en Nuevo Vegeta, o quizás precisamente por ella, la joven lo
comprendió. Él la quería tanto que no deseaba perderla, aun a costa de todo lo
demás. Sin embargo, no podía ser tan egoísta. Aunque fuera por amor. Más bien
al contrario. Pensaba en las palabras de su abuela, pero también en las de la
noble Seira e incluso en las de la reina Aiona acerca del amor y el afecto
hacia los demás y de cómo eso le darían mucha más fuerza y determinación. Y,
por supuesto, recordó lo que Maray le dijera.
-Lo
empiezo a comprender.- Musitó.-
-Sabía
que lo harías.- Sonrió débilmente el chico creyendo que se refería a su
advertencia.-
Sin embargo, ella le devolvió la
sonrisa y para sorpresa e incluso vergüenza del muchacho, la saiyajin le abrazó
dándole un torpe aunque contundente beso en los labios. Al separarse le miró todavía
sonriendo y le susurró con lo más próximo que ella entendía por ternura.
-Gracias
por todo, Franklin. Sé que no soy como las mujeres terrestres, ni que jamás
podremos ser una pareja del tipo de la que te gustaría, pero quiero que sepas
que me importas.
-Yo…-
Acertó a balbucir el joven, sin ser capaz de articular palabra.-
-Déjalo
así.- Le pidió la chica.- Y recuérdame de este modo…yo haré lo que tengo que
hacer. Para eso vine a este mundo…
Y
dicho esto se marchó dejando al anonadado chico sin palabras. Ahora Gloria
había llegado al lugar donde, según los cálculos efectuados por Franklin,
tendría mejores posibilidades de reunir energía. Las perspectivas no eran
demasiado buenas. Estaba algo cansada tras haber ayudado a destruir esos
meteoritos y había cometido ese error de agotar prematuramente sus alubias.
Quizás se precipitó por falta de experiencia. Aunque su caso en eso era el
mismo que el resto de los saiyajin, incluyendo a su propio padre, Kiros. Y es
que, realmente, destruir aquel asteroide tan enorme resultó una tarea harto
complicada y exigente. Empero, el reto que tenía por delante era todavía mucho
más difícil, y debería afrontarlo sola.
-Aun
así puedo ejecutar la Genkidama. Es lo único que puede tener alguna
probabilidad de éxito.- Se dijo confiadamente pensando en su progenitor.-
Padre, no te fallaré, ni a ti, ni a nadie de este mundo, podrás sentirte
orgulloso de tu hija ahora…y tú, madre,… espero que sepas que te quiero. Pese a
que no haya sabido demostrártelo al estilo humano siempre te quise. Lamento
mucho no poder decírtelo ya. Pero esto estaba destinado a suceder.
A unos kilómetros de allí y tras
vaciarse en desintegrar literalmente ese meteorito de varios kilómetros de
diámetro, Kiros quedó agotado. Al no poder recobrar sus fuerzas por la falta de
alubias le evacuaron al refugio de la
embajada para protegerle de la creciente radiación que estaba empezando a bañar
la superficie del planeta. A través de la red de túneles pudo reunirse con su
esposa en el hospital subterráneo. Gloria les dijo vía mensaje de teléfono
móvil que volvería enseguida tras hacer una última ronda en busca de rezagados.
Y que, una vez se recobrasen con más alubias de las que tuvieran almacenadas en
los refugios, ayudaría a destruir esa estrella. Aunque la verdad es que ya no
quedaban más alubias y ella lo sabía.
-Perdonadme.
No quería mentiros, sé que no es honorable pero en este caso no podía hacer
otra cosa.- Pensó la joven. -No quiero que tenga que sacrificarse nadie más.
El
suelo se iba agrietando, la enorme fuerza gravitatoria de esa estrella de
neutrones se sentía ya muy cercana. ¡Ojalá que toda la gente hubiera ido a los
refugios! Pero no podía preocuparse de eso ya.
-Necesito
concentra toda mi energía vital.- Se dijo Gloria.-
Una vez más le vino a la memoria
aquella conversación con Maray, más bien la disputa que mantuvieron. Aunque reconocía
que fue ella misma quien, en su inconsciencia la inició, desafiando a esa
jovencita y lanzando contra ella algunas ráfagas de energía que la derribaron.
Aunque su rival, una vez se puso en pie sacudiéndose la tierra, mantuvo su
mirada fija en ella sin parpadear, limitándose a sentenciar.
-Puede
que no me conozcas tanto como crees. Está bien. Cantaré algo más acorde a tus
gustos, solo para ti…
-¿Más
canciones? ¿Acaso no vas a defenderte?- Se burló Gloria añadiendo con
sarcasmo.- ¿Quieres hacer que me sangren los oídos o que tu melosidad me
desquicie? ¿Es ese es tu plan? Pues oye, puede que te funcione.
Y lanzó otro rayo contra esa
presuntuosa aunque ahora, para su sorpresa , aquella chica lo recibió
manteniéndose en pie pese a todo. Al tiempo que una música salida de ningún
sitio resonaba.
-¿Pero
qué?- Se sorprendió Gloria, inquiriendo con una mezcla de estupor y ligera
burla.- ¿Acaso te has traído el equipo estéreo aquí?
Quizás fuera un sonido proveniente
del holo teléfono de esa muchacha, el caso es que la música se elevó y ella
comenzó a cantar. Pero su voz y su estilo no tenía nada de aquel cursi
engolamiento de antes. Al contrario, transmitían mucha fuerza e incluso poder.
Lo
gritaste bien alto,
pero no puedo oír una palabra de lo que dices.
Estoy hablando en voz alta, sin decir mucho.
pero no puedo oír una palabra de lo que dices.
Estoy hablando en voz alta, sin decir mucho.
Soy criticada, pero todas tus balas rebotan (ricochet)
me derribas, pero me levanto (shoot down).
La incrédula Gloria disparó en efecto dos andanadas
más de energía, y esta vez más potentes, aunque tras impactar en esa joven se
disiparon inocuamente. Maray no parecía verse afectada y en cambio su volumen y
energía iban en aumento.
Soy
antibalas, nada que perder, dispara, dispara (fire away).
Rebotan, tienes la mira puesta, dispara, dispara.
Rebotan, tienes la mira puesta, dispara, dispara.
Me derribas, pero no me caeré, soy de titanio.
Me derribas, pero no me caeré, soy de titanio…
En ese instante una
tremenda luz surgió de esa intérprete, sus cabellos se tornaron de un blanco
inmaculado elevándose hacia el cielo. A la par que una especie de zumbido eléctrico
hacía temblar todo a su alrededor. Gloria quedó con la boca abierta, aunque no
se achantó, convirtiéndose ella misma en super saiyajin….con su cabello
refulgiendo en tono rojizo…
Liquídame, pero eres tú
la que tendrá más que perder,
ciudad fantasma y amor encantado.
Levantas la voz…
(sólo) palos y piedras pueden romper mis huesos,
estoy hablando en voz alta, sin decir mucho.
ciudad fantasma y amor encantado.
Levantas la voz…
(sólo) palos y piedras pueden romper mis huesos,
estoy hablando en voz alta, sin decir mucho.
-¿Quién eres?- Exclamó la saiyajin que atónita, comprobó que
ninguno de sus ataques afectaban a esa chica. Al igual que su propia energía
que era barrida por ese inmaculado resplandor.- ¿Qué es lo que eres en
realidad?
Soy antibalas, nada que
perder, dispara, dispara.
Rebotan, tienes la mira puesta, dispara, dispara.
Rebotan, tienes la mira puesta, dispara, dispara.
Me derribas, pero no me caeré, soy de titanio.
Me derribas, pero no me caeré, soy de titanio,
soy de titanio, soy de titanio.
Aunque esa muchacha
elevó incluso su poder lanzándola contra el suelo. Gloria estaba anonadada,
tapándose a duras penas la cara con ambos brazos. Jamás en su vida había sentido un aura de poder
tan enorme. Ni tan siquiera entre los saiyajin. Y se dio cuenta también de que
los ojos de esa chica había tornado su color de azules a dorados…
-¿Qué
nivel de super saiyajin es este?- Se dijo asombrada.- Supera al mío y yo he
logrado el legendario nivel dios.
Ese era su secreto
mejor guardado. Ni tan siquiera su padre lo sabía y ella jamás quiso
descubrirlo por no humillarle. Ahora, estaba perpleja ante la exhibición de
Maray. Tuvo que cubrirse de esas ráfagas de blanca energía, llena de pureza, levantándose
trabajosamente….aquel era un poder tal que ya más que asustarla la admiraba…
-Es
algo maravilloso.- Pudo musitar totalmente sobrepasada por aquello.-
Piedra dura,
la ametralladora disparando a los que corren,
piedra dura, como cristal antibalas.
la ametralladora disparando a los que corren,
piedra dura, como cristal antibalas.
Me derribas, pero no me
caeré, soy de titanio,
me derribas, pero no me caeré, soy de titanio,
me derribas, pero no me caeré, soy de titanio,
me derribas, pero no me caeré, soy de titanio.
me derribas, pero no me caeré, soy de titanio,
me derribas, pero no me caeré, soy de titanio,
me derribas, pero no me caeré, soy de titanio.
Soy de titanioooooooo
Aaaaahh
Soy de
titanioooooooo
(David Guetta -ft. Sia - Titanium – Titanio, crédito al autor)
Al
fin cuando la canción aquella concluyó, Maray volvió de nuevo a su estado
normal. Había estado flotando como si fuera etérea ante el asombro de su rival.
Ahora, todo ese tremendo poder cesó como si jamás hubiera sido desatado. La
saiyajin no podía creerlo. Por su parte, la modelo la observaba en silencio con
gesto sereno y grave…
-¿Quién
eres tú?- Insistió Gloria con voz entrecortada por el asombro e incluso el
temor reverencial.-
-No
soy tu enemiga.- Repuso la interpelada al fin con tono serio aunque suave.-
Tras unos momentos para asimilar
esas palabras la saiyajin asintió, para declarar doblando la rodilla.
-Te
pido perdón, te juzgué mal, eres inmensamente poderosa, comprendo que Alex te
prefiera a ti. Comparada contigo no soy nada. - Admitió Gloria bajando la
mirada con pesar y humildad ante la que consideraba su vencedora.-
Aunque, para su sorpresa, Maray se
aproximó a ella y la tomó gentilmente de las manos haciéndola levantarse y
mirarla. Esa extraña joven movió la cabeza y negó con un suspiro de tristeza.
-Nada
tiene eso que ver. Alex y yo no estamos destinados a estar juntos. Al menos en
esta realidad. Nuestros caminos se separarán porque los dos tenemos unas
misiones trascendentales que cumplir. Para eso nacimos. Lo mismo que tú,
Gloria. Tienes una misión fundamental que llevar a cabo.
-No
te comprendo.- Pudo decir la perpleja interpelada.-
Maray le sonrió maternalmente, como
si la saiyajin fuera una niña pequeña a la que hubiera que explicar algo
complicado y respondió con dulzura y pesar a la vez.
-Sí,
sí que lo haces. Hace mucho, mucho tiempo, el destino lo dispuso. Todos
debíamos de nacer para llevar a cabo tareas de gran importancia. La mía, junto
a otros compañeros, será partir a un lugar muy lejano, una misión de la que el
Cosmos entero dependerá. Tú Gloria, eres la adelantada. Deberás darnos a todos
el tiempo suficiente. Tienes que frenar el caos y la destrucción que se acercan
a este planeta. Escribirás unas páginas gloriosas, como tu propio nombre. Tendrás que ser como la canción, titanio. Y
resistir incluso lo imposible. Será un enorme sacrificio, de hecho será el
sacrificio supremo para ti. Y en el fondo, tú siempre lo has sabido. Tu
nacimiento y tu vida fueron marcadas así desde el principio. Eron, y Galaxia en
persona vinieron para comprobarlo…
-Sí,
es cierto.- Admitió su interlocutora con tintes reflexivos. - Desde que era muy
niña tuve la impresión de haber venido a este mundo para cumplir un
propósito…Mi madre lo intuyó y mi abuela Elua lo supo siempre.
-La
batalla final comenzará a darse aquí, en Nature.- Le desveló Maray.- Y de tu
capacidad para resistir y proteger a este mundo y a todos a quienes amas,
dependerá en buena parte el éxito de nuestra misión.
-No
te decepcionaré. Te doy mi palabra. - Prometió solemnemente Gloria.-
Maray le sonrió, ahora con mucha más
amplitud, cuando la saiyajin quiso mirarla de nuevo sencillamente ya no la vio.
Esa joven, o quien realmente fuera, había desaparecido. Ahora, concentrando su
energía ante la cada vez más inminente aproximación de esa terrible estrella de
neutrones, recordó también cuando fue ella quien acudió a visitar a la modelo.
Estando en la terraza de su casa y tras el concierto que Maray y algunas de sus
amigas y familiares dieron, incluyendo a Keiko Tomoe.
-¿Te
ha gustado el concierto, Gloria?- Le preguntó con suavidad en tanto la saiyajin
flotaba en el aire aproximándose a ella.-
Enseguida
se posó a su lado, tras mirarla fijamente a los ojos asintió para replicar con
voz queda.
-Al
fin lo he comprendido. Y sé lo que debo hacer.
-Nunca
dudé de que así sería.- Le sonrió afablemente Maray.- Ahora puedo irme
tranquila. Sé qué harás todo lo que puedas.
-Quizás
no baste.- Musitó la saiyajin.-
-Eso
no está ni en tus manos, ni en las mías. También yo tendré que partir en breve.
Hacia una misión que no sé cómo acabará.- Le reveló la joven.-
-¿Esa
trascendental misión?- Inquirió su interlocutora.-
-Sí,
recuerda que te hable de que tendría unos compañeros, seremos nueve en total.-
Le contó Maray.-
-Incluyendo
a esa sosa de Fiora.- Sonrió Gloria, pero ahora con un gesto más jovial.-
-Sí,
incluyéndola a ella también.- Admitió su divertida contertulia.-
-Buena
suerte.- Le deseó su interlocutora tendiéndole la mano.- Todos dependeremos de
ello, lo presiento. Y no te preocupes, os daré todo el tiempo que pueda y
salvaré este mundo. Aun a costa de mi
vida.
Maray se la estrechó, Gloria no dijo
más y se elevó en el aire. Aunque antes de partir la saiyajin se dirigió a ella una vez más y, con una leve sonrisa, le
preguntó.
-¿Así
que titanio, eh?
-Así
es.- Confirmó Maray.- Recuérdalo cuando llegue el momento.
-Lo
haré. En eso me convertiré. - Le prometió Gloria para, acto seguido, alejarse a
gran velocidad de allí. – Y nada me impedirá llevar a cabo mi misión.
Así era, una saiyajin cumplía su
palabra. Y ella más que ninguna. Ahora comprendía el porqué de esas dos
canciones. La primera, titanio, le había mostrado que tenía que ser fuerte para
cumplir con su cometido. La segunda, en cambio, le enseñó que esa fuerza
debería obtenerla del amor que sentía por todos sus seres queridos y por el
planeta.
-Sí.
Ya lo he comprendido. Padre, madre, amigos, Alex, Maray…abuela Elua, Franklin.-
Suspiró elevando sus brazos hacia el cielo con las palmas abiertas en tanto
ella misma ascendía hacia el cielo.- Ahora más que nunca necesito vuestra
fuerza.
Y entonces pudo escucharse aquella
canción… la que oyó en ese concierto. Toda la megafonía del planeta la
transmitía desde los búnkeres y era la voz de Keiko quien la interpretaba, con toda
la fuerza que quedaba en su alma…
Ooohh ooooooohhhh oooh
oooh
“¡Qué milagro es la vida!
Los campos son altos
Los campos son altos
y la fruta está madura
Así que saca tus manos
Sí, saca tus manos
Y tú eres igual que yo
respiras el aire que respiro
Y nosotros no lo entendemos
Y nosotros no lo
entendemos “
-Sí, ahora lo entiendo. Es el amor por
todo lo que nos rodea, es el sacrificio que va más allá de uno mismo. La noble
Seira tenía razón. - Repitió Gloria pidiendo a todos los habitantes del
planeta.- ¡Por favor, dadme vuestra energía…dadme vuestro amor por la vida!…
E
increíblemente su súplica llegaba al corazón de la gente. La mayor parte
enseguida supieron lo que debían hacer, de algún modo se había instaurado un
vínculo telepático. Giaal fue el primero en percibirlo y elevó su brazo…
-Susan. ¡Hazlo! - le pidió a su esposa.-
Ordena a todas las fuerzas de Nature que hagan lo mismo.
La
capitana obedeció a ese requerimiento. Lo mismo que el resto de las tropas que
andaban diseminadas por los refugios, protegiendo a la población. Todos,
incluyendo la Congregación del obispo Corbin, quien dirigiéndose a sus fieles
adeptos, les ordenó.
-El
Señor nos envía una salvadora. Elevad vuestros brazos y plegarias hacia ella.
También Sonia lo hizo. Y Martin con
su hijo. Stephanie y Claire junto con las demás modelos les imitaron. Y una
emocionada Maggie levantó su brazos deseando darle a su hija toda la energía y
el amor que tuviera. Mientras todos podían oír maravillados esa música y su
letra…
“Sí, nosotros no entendemos
Y si no hacen preguntas no sabrás porque
Así que decir una oración por el momento, mientras todavía hay tiempo
Así rezar por lo bueno y rezar por el amor
Reza por la paz y reza que sea
suficiente
Reza por la salvación…”
Reza por la salvación…”
Entre
terribles rayos y truenos e incontables piedras y todo tipo de materiales que
se elevaban hacia el aire, Gloria resistió comenzando a formar una enorme
esfera sobre su cabeza con todo el poder que estaba recibiendo…
-¡Vamos!
- Pedía con tono entre suplicante y animoso transformándose en saiyajin nivel
dios para poder controlar esa gran bola y resistir la creciente radiación que
llegaba desde aquella colosal estrella.-
Dadme vuestra fuerza…- Exclamó con sus cabellos ahora de color bermellón
elevándose desafiantemente en el cielo.- ¡Necesito vuestra fuerza!
Y
tanto Ginger, como su hijo Dean, Nelly e Hipatia, Scott y Clarissa, imitaron a
los demás. Tampoco Sailor Lead Crow, ni Sailor Aluminum Siren quisieron
quedarse atrás. Convenciendo incluso a Ti Nyanko y a Iron Mouse para que las
secundaran, elevando sus brazos…
-Vamos.-
Démosle todas nuestras fuerzas.- Las animó Akane.-
-¡Animo!-
Musitó Hipatia mirando hacia el techo de su refugio.-
Sus
esperanzas era compartidas por el resto de los habitantes del planeta. Poco a
poco Gloria iba obteniendo toda la energía posible de las formas vivas no
inteligentes y hasta de los objetos inanimados…
-Necesito
más fuerza.- Pedía ella haciendo crecer esa enorme bola más y más.- Por favor, dadme más…
Su propio padre, aun estando débil,
quiso elevar su brazo hacia arriba y transmitirle todo el poder que pudiera. Lo
mismo que Thalia y el resto de los saiyajin. Eso incrementó sensiblemente el
tamaño de la esfera que ya tenía un tono azulado eléctrico. Era muy similar a
ese color blanquecino de la masa de estrella de neutrones que seguía
aproximándose a Nature…
-Debo
salir al espacio. Debo ser de titanio. Alejar esto lo más posible de aquí.
Tengo que parar esa radiación…Ser como el titanio, como ella me enseñó. - Se
arengó una ya cansada Gloria que notaba la dificultad que tenía para respirar
mientras se alejaba del planeta saliendo progresivamente de la atmósfera.- Y sobre todo, debo rezar por todos vosotros,
y que todos recéis por mí…
Reza para que estamos en lo correcto
Reza para que un día abramos los ojos, y
Reza por ellos y reza por nosotros
Reza para que un día podamos vivir como uno
Reza por los niños cuyo tiempo está por venir
Sólo ruego que nos perdone por las cosas estúpidas que hemos hecho…
-Os lo ruego, enviadme vuestra fuerza,
enviadme vuestro amor….- Suplicaba soportando aquel tremendo dolor que la
radiación le infligía.-
Vemos todos el mismo sol
Cada día una oración dorada se canta
A la maravilla del hombre
Sí, a la maravilla del hombre
Y cuando miramos no podemos ver
Todas las riquezas que son libres
¡Oh, no comprendemos!
¡Sí, no comprendemos!
Y
Keiko cantaba pese a las lágrimas y el agotamiento, tratando de transmitir a su
vez todo su ánimo y todo su afecto a esa chica, que estaba dándolo todo por salvar
al planeta.
Y
si no nos hacemos las preguntas, no sabremos porqué
Así que decir una
oración por el moribundo, mientras todavía hay tiempo
Así rezar por lo bueno y rezar por el amor
Reza por la paz y reza que sea suficiente
Reza por la salvación”
El cuerpo de Gloria se rebelaba
contra aquel masivo castigo, hemorragias terribles la sofocaban cuando su
sangre comenzó a manar de sus fosas nasales y oídos. Pese a todo, siguió
apretando los dientes y repitiendo sin cesar…
-¡Vuestra
fuerza!¡Necesito vuestra energía y más que nada vuestro amor!
Incluso
en Nuevo Vegeta, los asombrados saiyajin sintieron aquellos ruegos y elevaron
todos los brazos al cielo, mandando su energía. Sobre todo Elua. Lo mismo
sucedía en Kinmoku, con lágrimas en los ojos, Kakyuu y las Star Light enviaron
sus fuerzas…
“Reza para que estamos
en lo correcto
Reza para que un día abramos los ojos, y
reza por ellos y reza por nosotros
Reza para que un día abramos los ojos, y
reza por ellos y reza por nosotros
-Madre, padre…os quiero… ahora sé que
para este momento vine al mundo. - Musitó sonriendo en tanto reunía al fin todo
su poder combinando con el de esa esfera y gritaba lo más fuerte que podía…-
¡Bola Genkidama, ahora!
Esa gigantesca esfera de energía se
dirigió con una enorme velocidad hacia ese cuerpo celeste provocando una
increíble explosión que sacudió el planeta y redujo a la estrella de neutrones
a fragmentos milimétricos. Cientos de ellos cayeron no obstante hacia Nature
atravesando en su camino todo lo que encontraban, incluyendo el ya exhausto y
destrozado cuerpo de Gloria de por sí muy dañado por la tremenda cantidad de
radioactividad absorbida. Con sus últimas trazas de energía la joven se
interpuso como barrera viviente, de este modo logró evitar que esa letal oleada
de rayos gamma atravesara Nature. Así, agotada por aquel supremo esfuerzo,
perdió su condición de super saiyajin nivel dios retornando a su estado normal.
Sentía como toda la escasa energía que quedaba en su cuerpo se desvanecía.
Aunque entre lágrimas sonrió de la forma más amplia y hermosa en que jamás lo
había hecho escuchando de fondo la hermosa canción que Keiko interpretaba sin
descanso…
Reza para que un día podamos vivir como uno
reza por los niños cuyo tiempo está por venir
Sólo ruego que nos perdone por las cosas estúpidas que hemos hecho
Reza para que un día
podamos vivir como uno
reza por los niños cuyo tiempo está por venir
Sólo ruego que nos perdone por las cosas estúpidas que hemos hecho
reza por los niños cuyo tiempo está por venir
Sólo ruego que nos perdone por las cosas estúpidas que hemos hecho
(Tina Cousins. Pray.
Crédito al artista)
-Gracias…
a todos… os quiero…- Fue lo último que Gloria pudo susurrar.-
Y antes del final, sintió que Maray
y su grupo se habían unido en otra dimensión haciendo retroceder a la nada, al
menos durante un instante. Eso podría significar años y la vida entera para
otras generaciones. Fuera lo que fuera, todos la habían ayudado a salvar
Nature, al menos durante un largo periodo de tiempo…sus padres y todas las
personas a las que había llegado a querer podrían vivir en paz. Y fue en ese
preciso momento cuando vio a un encapuchado que sostenía un enorme libro que
parecía estar ya en sus últimas páginas, sobre las que escribía algo usando una
rara pluma.
-Lo
has hecho muy bien, Gloria. Ya poco falta para el final. - Creyó entender que
aquel extraño ser le decía.- Pero tú ya puedes descansar… tu papel ha
concluido.
Aquel
fue su último pensamiento, antes de disolverse en la oscuridad. Y su dañado
cuerpo, ya sin vida, cayó a plomo sobre la superficie del planeta creando un
enorme cráter al impactar, desintegrándose. Fue entonces cuando, incluso en
Nuevo Vegeta, Elua abrió los ojos mirando hacia el cielo…la saiyajin estaba
junto con su esposo, los mismísimos
soberanos y con Seira, en el salón de audiencias del palacio. Todos habían
sentido ese inmenso poder y asimismo su desaparición...
-Mi
nieta…- Musitó.- Ha cumplido su misión.
-Se
ha extinguido al igual que esa estrella del cielo. Ella se ha sacrificado por
su planeta de origen. Ha sido algo increíblemente valeroso.- Declaró el rey
Bralen en tanto él mismo se levantaba del trono y se inclinaba en reverencia,
lo mismo que el resto.- Siempre será recordaba como una de las heroínas más
grandes de Nuevo Vegeta.
Aunque Elua no prestó atención a
eso, cayó de rodillas sin poder evitar que las lágrimas le resbalasen por el
rostro.
-Lo
lamento, amiga mía.- Repuso una apenada Seira posando una afectuosa mano sobre
un hombro de la guerrera.-
-No
hay nadie que se sienta más orgullosa que yo, y más triste al mismo tiempo.-
Pudo decir la interpelada con voz entrecortada por el dolor apretando los puños
y apenas siendo capaz de gemir. - Mi niña…has dado lo mejor de ti. Por amor a
todos. ¡Perdóname!, fui yo quien no supe entenderlo. Jamás te dije… lo mucho
que te quería…
Y ya nadie habló en el salón del
trono, guardando un respetuoso silencio en memoria de aquella heroica joven de
su pueblo. Mientras tanto, en Kinmoku, la princesa Kakyuu estaba tan asombrada
como sus guardianas. De hecho todas estaban asimismo agotadas tras haber
levantado sus brazos al cielo para enviar su poder a aquella valerosa joven.
-Alteza,
Sailor Star Power ha cumplido con su misión.- Declaró Star Fighter con tono
admirado y consternado a un tiempo. – Desde luego ha hecho honor al nombre que
le pusisteis. Su poder ha superado al de una estrella.
-Esa
muchacha ha efectuado el mayor sacrificio que alguien puede hacer.- Convino
Maker con asombro.-
-Ha
salvado a su mundo.- Afirmó Healer, con
visible emoción a su vez.- A costa de su vida. Y dando todo su amor.
-Sí,
así es.- Suspiró la princesa, afirmando con tristeza.- Ahora comprendo a
Serenity y a Endimión. Es muy dura esta tarea. Tras tiempos de zozobra, al fin
Gloria se encaminó hacia la Luz, pero eso le ha costado perecer. Era un dilema
sin solución. A esto estaba destinada
desde su nacimiento…
Y en su zona de observación la
propia Galaxia musitó, sentada en su trono.
-Esa
muchacha lo ha conseguido. Su enorme poder ha desaparecido pero logró cumplir
su cometido. Ahora les toca a los demás…
En
Nature, Kiros tampoco pudo evitar llorar devastado. Sintiéndose impotente al no
haber sido capaz de ayudar a su hija, pero orgulloso de ella al mismo tiempo.
Maggie enseguida corrió hacia él, no tuvo que preguntarle nada. Ambos se
abrazaron entre lágrimas compartiendo ese enorme orgullo y dolor. Y todos
supieron que el planeta se había salvado. Al menos de esa terrible amenaza.
Quizás el fin se hubiera postergado tan solo por unos años, o pudiera que ser
por siglos. Eso ya no lo sabían y de momento no les importaba…
-De
algún modo siempre supe que ella se iría para siempre.- Se lamentó él.-
-Ahora
está con Dios.- Quiso alentarle Maggie, quién curiosamente parecía estar más
entera que su esposo. Sobre todo al sentenciar. - Nuestra hija gozará de la
vida eterna a su lado. Irá al Cielo puesto que generosamente ha dado su vida
por todos nosotros. Y no hay amor mayor que el de quien da la vida por sus
amigos.
-Quisiera
estar con ella y decidle lo mucho que la quiero y lo orgulloso que estoy de ser
su padre.- Gimió el saiyajin, desbordado por el dolor.-
-Lo
sabe.- Sollozó su mujer también sin dejar de abrazarle.- Siempre lo ha sabido.
En otro búnker, Keiko lloraba
también. Meditando sobre las palabras que Maray le dijera
-Querida
Gloria, todo ha sucedido tal y como ella me advirtió. Solo una estrella puede
contrarrestar otra. Solamente el amor puro e incondicional es más grande que la
mayor de las estrellas del firmamento…
Y es que aquella vez en que la joven
modelo fue a verla, tras proponerle cantar en ese concierto, le contó.
-Interpretaremos
una canción muy especial, que un día tendrá mucho significado. Tanto que valdrá por un mundo entero. Y serás tú
quien deberá cantarla para que todos la escuchen y abran sus corazones.
-No
te comprendo.- Repuso la perpleja Keiko entonces.-
-Lo
harás. Cuando llegue la hora, serás capaz de cantar y conectarás a todos con tu
hermosa voz. Nature te escuchará y
gracias a eso podrán unirse y darle fuerzas a Gloria.
-¿Gloria?
¿La hija de Maggie y Kiros?- Quiso asegurarse la perpleja pelirroja.-
-Sí.-
Asintió Maray afirmando con un tono teñido de tristeza.- Ella será la clave de todo esto…pero para
ello deberá contar con tu ayuda.
Y ahora Keiko se secaba algunas
lágrimas tras rememorar esas palabras proféticas.
-Gracias
Gloria.- Pensó entre reconocida y consternada.- Te has sacrificado por todos
nosotros y lo hiciste porque amabas la vida y a los tuyos. Nunca lo olvidaré.
Así fue, la radiación de esa
estrella letal fue absorbida o contrarrestada por esa enorme y poderosísima
bola Genkidama, y el resto bloqueada o desviada al espacio por el campo
energético de los saiyajin y el de la propia Gloria. Thalia mirando ahora al
cielo, totalmente exhausta, únicamente pudo sonreír entre lágrimas de
reconocimiento y admiración.
-Gracias
noble Gloria, muchas gracias por todo lo que me has enseñado y el ejemplo que
me has dado. Eres una heroína de nuestro pueblo. Te juro que no te defraudaré.
Me esforzaré con todas mis energías en ser una digna discípula tuya. Y en
mantener y propagar tu legado.
Y cumplió su promesa. Tanto ella
como el resto del planeta tuvieron que irse recobrando poco a poco. Tras la
devastación, una vez más, los supervivientes comenzaron de nuevo,
reconstruyendo lo dañado y llorando a los caídos, que fueron muchos, además de
la propia Gloria. De este modo cada uno rehízo sus respectivas vidas. Así
pasaron los años…esos años que el valeroso sacrificio de la saiyajin les había
comprado, posponiendo por unos breves instantes en el devenir cósmico, el final
definitivo de todo…
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